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Jorge Luis Borges «x Marla Teresa Gramuglio De wma escritura conjetural. — Fn la obra de Borges se ha se. finlado el pasaje de vw descuber, miento poético del arrabal a un om. vento del arrabel; de un ingreso en Tatura a partir de certs expe ia de apropiacién de un mun. la postulacién de un mundo » tir de los libros. Kvaristo Carrie £2 constituye un paso decisive en exa “marcha sobre el libro” que perm. te legitimar el acceso decde vn pe. raiso —la biblioteca— al otro dmb. lo, suerte de paraiso perdido, el mun do del coraje y del suburbio, cuya itificaciém fue un axpecto ecencel de esa forma particular de populis- mo que practicaron los martinfrerrie tas con eu criollismo urbane. Al mismo tic fox. mas la inquieicién temas literarios y metaficioos, en sus ensayos, pero también en re latos y en poemas. Borges escribe sobre ‘literatura, sobre la lecture y la escritura, sobre las treduccianes ‘operaciones que en eus textos apa. Fecen siempre fuertemente impli das—; escribe sobre libros y autores; escribe, ademas, sobre sus “perpleji- dades metafisicas”: sobre el temps, e la realidad del mundo, Ia iden- ad de la persona y el sentido del Es posible rastrear, como hizo Jai me Rest, la filiacién nominalista del Pensamiento de Borges, pero sist matiza ones literarias y fi losdfica n discurso tairico “unt. vooo se revela come tarea dificultosa, pues la lacénica rotundidad de las es permanentemente por reargumentaciones, preguntas y refutaciones, En ura de Tlin, donde los b- bros filosdficos huyen de la unive. cidad, “un libro que no encierra a contralibro 6s considerado incomple to”. En los textos de Borges, lacién entre los pro y los cont tre tosis y antitesis © entre di tes hipdtesis es permanente: se re eonocen como conformados por la 7 tabilidad, la misma inestabilidad ——— fORIAL” PROA: 2 AIRES. RAO primera edicién es ZER —"svir0) 0B ARES 1 rimera edicién que se traduce en la forma discursi- va de sus cuentos, en el caricter in- ventivo do sus ensayos. Asi, como ya se vio, el texto acabado, la pagina Perfecta en la que nada puede alte- arse, se cuestiona en “La supersti- ciosa’ética del lector” y se exalta ex “Una vindicacén de la Cébala”. “Nueva refutacién del tiempo”, in- cluido en Otras inquisiciones, practi- oa gi oxdilacién de modo sin mks ‘Yertiginoso: a la mimuciosa serie hipétesis que avalan la inexistencia del tiempo se oponen las ideas que Jo afirman, insimmindose on Jos res- quicios del texto, desde el titulo pe- radéjieo, “porque decir que es nueva (@ antigua) una refutacén del tiem Po es atribuirle un predicado de io- dole temporal, que instaura la no- cién que el sujeto quicre destruir”, hasta la insélita afirmacién del pa. sado que se lee en un parrafo donde se postula la sola existencia del pre- sente fugaz (“Ni la venganza ni el perdén ni las cérceles ni siquiera el olvido pueden modificar el invulne- rable pasado”) y, por ultimo, la fi nal declaracién dc que toda negacion del tiempo y del yo “son desespera- ciones aparentes y consuelos secre- tos”. Junto a la insistencia fn desarre- Mar preocupaciones de indole estéti. cas ¥ Blosblicas los textos de Bon. ges exhiben de mil modos la descon- ante cualquier certeza, ante cualquier respuesta que ponga un Gierre a la inquisicién. En ellos cir- cula permanentemente la conjetura, bajo la forma de la hipétesis, de la atenuacién, de la duda. En su libro La expresién de la irrealidad en la obra de Borges Ana Maria Barrene- chea describe algunas formas sintéc- ticas que configuran, dice, “un vasto campo que podriamos Hamar el es- tilo de la duda y de la conjetura”, y cita las palabras de Borges en Dis. cusién, al comparar su escritura con la de Francisco Luis Bernérdez: “No Pretenderé sustituir el buen funcio- namiento asertivo de su prosa con la mia dubitativa y conversada”. Se eden proponer otros ejemplos: Flite ex quish indice dete cen. ticismo esoncial", escribié en el epl- logo de Otras inguisiciones, ponien- do en duda lo que se califica ‘apenas de indicio. “Quizé la historia univer- sal es la historia de unas cuantas metiforas”, en “La esfera de Pas- cal”; “esta’inminencia de una reve. Jacién que no se produce es, quiz, €l hecho estético”; “Acaso la mura” Wa fue una metifora... Acaso la muralla fue un desafio...” en “La muralla y los libros”, y en un pa- rrafo que prodiga las conjeturas. Con su ‘nabitual procedimiento tau- tolégico, el diccionario define como conjetural a aquello que esta “fun- dado en conjeturas”, y la expresién se ajusta adecuadamente a cierta for ma constructiva de los textos de Bor- ges. En los relatos, el planteo de un problema (de un’ enigma) abre el espacio para un discurso que proce. de por conjetura: dilucidar una se rie de crimenes, resolver el misterio de Judas, averiguar quiénes inventa- ron_a Tin, descubrir el sistema de la Biblioteca, saber cémo murié Pe- dro Darién, desatan en los textos hipétesis, suposiciones y sospechas que desplazan en mayor o menor medida a la accién tradicional, y Ile- gan en algunos casos, como en “Tres versiones de Judas” a constituir el cuerpo mismo del relato. Enigma e hipétesis, funciones caracteristicas del relato policial, aparecen en es. tos textos dislocadas y desencajadas, sustraidas a las precisas leyes del g&. nero, qu? les exigen conducir a un lesenlace que es Ia solucién y que elimina las incertidumbres y el mis- terio. De la secuencia enigna-hipéte. sissolucion, los textos privilegian el término central, prodigando las con- jeturas hasta Iegar a proponer, mis que respuestas, verdaderos “‘escinda- Jos de la razén”, “Paso abora a las conjeturas”, dice el narrador de “La otra muerte”, después de haber expuesto el enigma (enigma que, cn otro trastocamien- to de funciones, surge a partir de una inwestigacién), “Ese. funcionamien. to silencioso, comparable al de Dive, proveca toda suerte de conjeturas™, dlice el narrador de “La loteria en Babilonia”. La multiplicacin de con. jeturas, en Tugar de resolver el enig: Jo complica y acrecienta: Ia Inr- e de conjeturas con que se cic. Fra “La Joteria en Babilonia” no re- suelve el misterio de la Compania, las conjeturas sobre la muerte de Pedro Damian terminan invadiendo | indole misma del relato: “Hacia 1951 creeré haber fabricado un cuen. to fantastico y habré historiado un hecho real". Una conjetura errénea ¢s el punto de partida de la inves. Ugacion de Lénnrot en “La ‘muerte Fela betiula™. Cuando el comisaris reviranus airibuye el primer cri. nen aun ladrén que hublera pene trado en el cuarto del rabine por equivocacién, Lénnrot arguye: “bo, sible, pero no interesante, Usted reo Plicaré que Ja realidad no tiene la menor obligacién de ser interesante, Yo le replicaré que la realidad pue. de prescindir de esa obligacién, pero no las hipétesis". Optar por las potesis interesantes tiene su. precio. 1s conjetura errénea se constituye en ¢! punto de partida de la trampa de Red Scharlach: “Comprendi que us. ted conjeturaba que los Hasidim ha. bian sacrificado al rabino; me dedi. qué a justificar esa conjetura”. La conjetura desplaza al enigma inicial ¥ genera un falso enigma, cuya s0- Iucién es una falsa solucin y aca. trea la muerte, Asi como pone en cuestién las con- venciones ‘narrativas y el -verosimil realista, el modo conjetural relativi- za la preocupacién filoséfica y opera en la misma direccién que todos aquellos pasajes que declaran Ja in. dole literaria, verbal, de las cons. ‘trucciones metafisicas. Al sefialar la contradiccién implicita en el titulo refutacién del tiempo”, ges escribié: “Lo dejo, sin em” bargo, para que su ligerisima burla Pruebe que no exagero la importan. Gia de estos juegos verbales". Y de Portada de la versién francesa de Ficciones Portada de una edicién italiana de curntos de Borges Borges sobre Borges Burgin: Me pregunio una cosa. Sé que s‘uned lo gustan el “Poca de lon ones” y “El otro tigre”. Tene otros. poemas favoritos? Borges: {Poemas mfos 0 poemas Ieldos? Burgin: No, poemas suyos, Borge: Poss" reo aorta efor pocma es uno lismado “El Golem”, Porque “E! Golem”, bueno, Bioy Casares moe dijo que ev un pooms donde a humor tiene su parte, ‘Y entonces el Pocma es més 0 menos un relato de c6mo evolucioné el Golem y hay una especie de paribola porque uno pleas em el Golem como ea algo torpe 00?, y el rabino csté Bastante ‘vergonzado de él, Y al final se sugkere aque fo que el Golem es para el mego, para el cabalisin, asf ex el hombre para Dios, gno? "Y que tal ver Dios se avergienze de Ta humanidad como el cabalista se avergiienza del Golem. Y¥ creo que en ese poema se puede cacontrar también ‘unm, pardbola sobre ta naturaleza del arte. Aunque el rabino intenta algo hermoso, 0 muy importante, In ereacién de un hombre, solo consigue crear un mufieco’ bastante torpe, 2007 Una expecie de perodia umans. Y entonces me gustan los ‘timos ‘versos: En Ia hora de angustia y de ta uz vags, En su Golem los ojos detenta 2Quién nos diré las cosas que sentia Dios. al mirar a su rabino en Praga? Greo que es uno de mis mejores poemas. Y otro poema que me gusts es “Limites”. Pero creo que puedo decir el motivo. El motivo es, supongo, que ct bastante fécil escribir ‘un poems original, digamos, con una idea original o vorprendente. En fin, at se plensa on Poco, ¢s0 fue lo que hicieron los, poctas metafisicos en Inglaterra, Zn0? Pero en el caso de “Limites” he tenido Ia fran suerte de escribir un poema sobre algo que todo ef mundo siente, 0 363 sobre Ia alegria de la primavera o Ia tristeza del toto. Burgin: Aun asi, es Ia misma idea de ona paribols suya: “El Testigo”, donde habla del infinito mémero de cosas gue mueren para el universo con Ia muerte de cadz bombre. Borges: zLo de aquel Saja? Burgin: Si, es Ia misma clase de idea, 2eusl escribi6 primero? Borges: Creo que escribi esa parébola, In historia de aquel Sajén, primero. Burgin: Entonces aquclla fue realmente ls primera vez que esribié sobre Borges: No, In primera vez que Ia cveribi, se a atribuf a un falso poeta pragaayo, Julio Hacolo; se ricontrar al final de Obra Pottica, Aquello fue una especie de borrador. oF ilosofia de Tién se dice: “Los mo- (oie Selon no. tuscan ver dad, ni siquiera In verosimilitud: buscan el asombro, Juzgan quo Ta metafisica es una rama de la litera- ura fantistica”, La conjetura quo no resuelve el enigma y remito a otro enigma; la metafisica como par- te de la literatura fantisticn 0 como ‘un juego verbal; Ia melancélica com- probacsén de que os sistemas ilo. Séficos que pretenden dar cuenta de eg aiaren a fo en un libro de Gilosofis. Al mis- so Uempo, se vuelve una y ote vex “ia nica justficacion de todos os temas”. Finalidad y pretexto, tesis Y_ antitesis, solucién y error, tam- bign aqui todo se jucga en In inde. terminacién, en la inestabilidad, en cl expacio que se recorre entre el pro y el contra, entre una hipétesis y otra hipétesis, en el espacio ‘de ia conjetura que es, en Borges, un la: gar privilegiado de In invencién. Escribir es citar. — Hay un re. curso constante en la obra de Bor- es que apuntala de modo engafioso Ta invencién con un aparato de c- tas y referencias que remedan In erudicién y remiten a nuevas inven- ciones: al libro inexistente, al autor supuesto, a la Gita falsa. Erudicién Y Gta son términos inseparabled cuando se habla de Borges. Se dria decir que su erudicién consiste en un repertorio de citas que se des- plazan a través de la obra. Las ci- tas impregnan por igual ensayos, poemas y relatos; se citan autores, se citan ‘libros, se citan pasajes de libros, Aqui también, como en el caso del discurso de ideas, Ia siste- matizacién se revela como dificulto- sa y atin poco productiva en si mis ma (salvo en un aspecto que alguna vez habré que desarrollar: esclare- cer, a partir de las citas, la particu- lr ‘seleccién que Borges practica en el conjunto de la tradiciém literaria, sus elecciones marginales y arcai- zantes, la significativa omisién de zo nas enteras de exa tradicién, y ol modo como esto 40 articuln con su Sdeologin literaria). 1 obstdculo més visible To constituye In variedad de} To citado, una variedad que bien mi. rada no'et tan amplin como parece basta. verificar In insistencin en! Giertos nombres, en ciertas frases que motivan los textos mis diver- for— y quo remulta, en defini tuna heterogeneidad: producto de seleceién inhabitual que tores poco frecuentados j bres ilustres, autores vivos y_mucr- tos, reales © inventados, amigos de} Borges junto a Homero, teilogos inexistentes junto a los Evangelios. El uso habitual quiere que In cita de un autor, de un pirrafo, se incor re a un texto para corroborar una ipétesis, para ejemplificar, para se fialar un criterio de autoridad; mentario bibliogrdfico, no analiza una novela inexistente, sus versiones, sus avatares, sus virtudes y sus fla quezas; se incluyen citas entre comi- las; se’comentan al final sus contac- tos con otros libros de los cuales ¢erivaria 0 que habrian influido en ella: con un tipico procedimiento de expresién deliberada de los limi- tes entre Jo existente y lo inventado, la inexistente novela de Babadur e3 relacionada con un libro remoto —testificado por una larga nota al pie de pagina— y con un autor fécil. En la fotografia aparecen, Arturo Jauretche (de pie, a la izquierda), Manuel Peyrou entre otros, Homero Mansi (sentado, a Ia Jorge Luis Borges y, a su EDITORIAL LOSADA: SA. de El Aleph ‘ae Luis Borges y Astor Piazzolla \ ot srk 6s |} Portada de ta primera eaicion able y caro a Borges: ae presenta m0, pe cos puntos de contacto. Como “Al- motasim”, como “Examen de la obr ©. El marrador declara una én del relato: In de rectifi car las inexactitudes “perpetradas por Mme. Henri Bachelier en un catilogo falaz". Para ello, da a co- nocer Ia lista” correcta de lo que Hama la obra visible de Pierre Me- nard. Este catilogo, también falaz, cs ademas sorprendente: Pierre M nard es autor, entre otras cosas, de un seneto simbolista que ha conocido varias versiones, de una defi de Ia condesa Bagnoregio, de un ci- lo de sonetos para la baronesa Bacourt; pero extraiiamente es autor, también, de escritos que tienen ov dentes “conexiones y afinidades” -on temas de Borges, como la obra que “discute en orden cronoligico las soluciones del_ilustre. problema de Agquiles y Ia Tortuga”, o ol articulo sobre el ajedrez, 0 la monogra sobre Descartes, Leibniz y John VW kins. i ‘su obra. se divide en la obra visible y en la obra invi Le; Ja obra visible, a su vez, revel critico, como las que Casares han practicade a como el discurso de Carlos Argentina Daneri en El Aleph. Pero hay en el bien que los hombres honrados sean verdugos de otros homb doles nada en ello”, La empresa de Pierre Menard, su obra invisible, inconclusa e imposi- ble, es escribir el Quijote. Para ello, como Borges en Evaristo Carriego, reflexiona sobre los medios disponic bles, descarta métodes_y acumula Gificultades. Logra escribir los capi. Temite también a Ja totalidad de la obra de Borges: como ella, no solo ie la literatura; enriquece aparece claramente “origen de la ficcién, cada uno con su pecado” y “no es eee JAIME REST El laberinto : da = universo Borges y el pensamiento nomi Tapa de la obra de Jaime Rest, EI Inberinto del universo, editai Fausto Genio y Figura de JORGE LUIS y Figura de Jorge Luis ia Jurado, editads por Anglo-American Cyclopacdia’ descubrimiente ot ya wn volumen CA de una speigopedia sobre un planeta, Tin. Finalmente, se ‘desculiren Tos Cuarenta volime- nes do la “Primera Enciclopedia de Tin”. A. su vez, se conjetura que esta enciclopedia seri Ia base de otra gnciclopedia futura redactada en una de las lenguas de Tlon. El segundo descubrimiento abre un nuevo enig. ma: qquiénes inventaron a Tién? Otro texto escrito, una carta hallada dentro de un libro, permite resolver Jo; Tian es el producto de la inven ciém de una sociedad secreta con tnencién de uno Seek fnticipada, como en un espejo tores Citados en la bibliowretey dct autores citados en primer do'su historia armoniosa ba dou la que presidié mi ai- en las memorias un pasado ecupa el sitio de otro...” Eso, en “Tlin". Deducir de alli que Para Borges el mundo que habitamos ¢s irreal supone por lo menos un ex- ceso de generalizacién que reduce 4 conclusiones un{vocas lo que es par. te do una trama textual articulada sobre desplazamientos y transforma. ciones de motivos que tematizan el erigen y los alcances de la ficcién. Si, por ejemplo, se conecta este cuen. to con “Pardbola de Cervantes y de Quijote”, de Zl hacedor, la direccién de lectura que aqu{ se propone se Yeré corroborada: la ficcién de Cer- vantes, se lee alli, acabé por tornar tan poéticos como los exéticos expa- ios de las novelas de caballeria a los por dl". En el planeta Tian, el idealismo ha Hegado a influir en'la realidad; apa- recen objetos ‘i Martin Fierro) oars aparente del libro, por el otro com. Porta una declinaci a marcada por paralelismos y repeti” Giones, se lee que los ejércitos de la independencia, las Por el tiranias padecidas imaginario de Borges (del que no hay que excluir, por cierto, sus com iclorias consideraciones sobre este desplazamiento, un triunfo icién: “los visibles cjércitos se fueron y queda un pobre duelo a cuchillo”. En muchos relatos de Borges, los li- bros, ademas de hacer posible el co mienzo de la invencién forman parte activa de las historias: leer, escribir, buscar, examinar y descifrar textos son acciones permanentes de la ma- yoria de los personajes. En otro nivel, la presencia de los libros re- sulta’ marcada por la recurrencia @ modelos literarios estructurados de acuerdo con un sistema de conven- ciones fuertemente codificado: el re- lato policial, cuyos procedimientos Y recursos més caracteristicos, ain wastrocados, atin parodiados, se uti- lizan permanentemente; son frecuen- tes el enigma, la biisqueda, la inves- tigacién, el suefio, el dislocamiento del tiempo, los desdoblamientos de la personalidad, como subrayando la pertenencia del texto a un conjunto Ya constituido, donde se provee de motivos y funciones. Como la elec- ién de Carriego, esta eleccién de pro- cedimientos provenientes de géneros literarios menos prestigiosos y su incorporacién a textos que se inser- tan en el sistema de la literatura cul- ta provoca un desajuste de jerarquias que, intensificado por los procedi- mientos parddicos, pone en evidencia la corrosién del recurso al libro. El recurso a la voz. — “Del cul- to de los libros”, ensayo incluido en Otras Inquisiciones, so inicia con una comparacién entre tn pasado del oc- tayo libro de La Odisea (‘los dioses tejen desdichas para que a Jas futuras generaciones no les falte algo que cantar”) y la tantas veces citada de- claracién ‘de Mallarmé (“El mundo existe para llegar a un libro”). Una, se dice, corresponde a la época de Ja palabra oral; la otra, a una época de la palabra escrita:’“En una se habla de cantar, en otra de libros”. Esta distincién recorre de otro modo la obra de Borges, pues en ella estin presentes las formas de la palabra oral y hay alli otro punto de partida. Los libros y las voces fundan por Jorge Luis Borges en Berlin, en 1964. En la fotografia aparecen ademés narrador brasiteno Guimaraes Rosa, Germén Arciniegas, Caballero Cald Augusto Roa Bastas, Eduardo Mallea y Gunther Grass Jorge Lis Borges firma ejemplares de una de sus obras. Editorial Crea Gentilesa de Borges sobre Borges desarrollo? Borges: Si. Ya lo he hecho. Burgin: {ComenzS trabajando de esa manera? Borges: No, no. Estoy volviendo » ello otra vez. No sé si ha visto Ia ditima edicién de El Aleph. Burgin: “La Intrusa”. Sf, ¢8 um cuento suyo nada tipico en algunos. aspectos. ‘Aunque ea otros aspectos Jo sea. Borges: Pero me parece/que “La Introsa” es un cuento diferente de los, otros. En fin, tengo varios argumicatos del mismo tipo y cuando regrese @ Buenos Aires me pondré a trabajar em ellos. Burgin: {Por qué supone que ha cambiado de direccién?, Borges: Bueno, puede jhaber. nrochas razones. Supongo que Ia verdadera cs que cuando pensé en “La Intrasa” estaba muy interesado en ella y me Mews escribirla muy poco tiempo.~ Puede que sea esa In raz6n. Y Ia otra razéa. puede ser el haberme’ dado cucnta que cl tipo de historia de El Aleph y de Ficciones se estin convirtiendo en algo bastante mecénico, y que Ia: gente espera ya de m{ ese tipo de cosa. Me siento como si fuera de alta fidelidad, una especie de méquina, ¢no? Como una fébrica de producir historias sobre confusin de identidades, sobre laberintos, sobre tigres, sobre espejos, sobre gente que no es tal gente, o sobre um hombre que resulta ser él mismo, o sobre un hombre’ que es. para. sf su propio enemigo mortal. Y raz6m que puede parecer maliciosa, es. que hay ya bastante gente por todo el mundo que escribe-este tipo de historias y no hay raz6n por Ja cual yo deba seguir con ella, Especialnente exando alganos lo hacen mucho mejor que yo, no? Burgin: Bueno, ellos han sido 372 Borges en la Sorbona. Paris. 1978, Gentileza Editorial Crea igual Ja escritura, en una relacién que los combina y acentia de diver- sas maneras. Coexisten en Evaristo Carriego, donde tanto los libros como las historias escuchadas proveen los materiales con los que se elabora el texto. Cocxisten también en Historia universal de la infamia, donde a los cuentos provenientes de libros se su- ma el cuento puesto en la voz del personaje. La alusién a formas de relato oral no esti ausente en los cuentos de EI Aleph. En “La forma ', la historia es contada narrador por su protagonista, En I hombre en el umbral"y la histo ria contada por otro es reconstruida el narrador con irdnicas protestas la fidelided. que prometen .eludir Jos libros. En “La otra muerte”, las versiones orales que recoge el na: rrador entran en un complejo contra... Punto con las conjeturas sugeridas por los libros. En,“Historia del gue- rrero y de la cautiva”. se declaran - los dos origenes: elrelato.del guerre- ro germinico proyiene de un-libro de Croce, y el de Ia- cautiva, de la - tradicién oral que ha recogido la me- moria del narrador: “era un relato que le of alguna vez a mi abuela inglesa, que ba muerto”. Si este guerrero, que se inscribe en el mundo de ln cultura (Croce, Europa, Italia, Ra- vena, la lengua latina) ¥y un origen ora] a la historia de la cautiva, que-« se inscribe en el mundo de la bar- * barie (la Argentina, indios, malones, sangre, degiello) por otro lado tien” sonajes como si formaran parte de tuna misma historia; un pasaje final insiste en esn hipdtesis: “Acaco las historias que he referido son una sola historia”. No es casual que “Historins de jine- tes” (incluido en Evaristo Carriego), otro texto que mezcla relatos perte: necientes a “la tradicién oral de-mi casa” y relatos provenientes de obras literarias, narra también historias de Givilizacién y barbaric, encarnadas ‘en una oposicin de neta filiacién sar- mientina entre el jinete —el el mogol, el centauro— y Ia ‘Como las del guerrero y Ia cautiva, estas historias son una sola histori, wansformaciones narrativas de a tema, de las “eternas especies del jinete y de la ciudad”. Curiosamen- te, entre los libros que se menrionan ‘en “Historias de jinetes” (Martin Fierro, El payador, Don Segundo Sombra) no figura Facundo. Quizh tue para Borges el argentino se ratfice con cl’ Gincte Sue que pierde al fin”. Quizé porque la + seleccién de estos tres textos permite leer en Ia historia de argentina el proceso que va desde la denuncia por la situacién del gaucho @ Ja elaboracién literaria de un ar- quetipo nacional, hervico © domesti- cade, "pero sempre a partir de “2 Persanaje extinguido; un proceso de mitificaciéy ligado alas transforma. clones sociales que provocs el aporte -inmigratorio, en el que Borges s¢ ins. qribe y al cual continiia, pero rem. plazando el mito del gaucho por el + mito del cuchillero de las orillas, En “El desafio”, de 1952, también + incorporado a Evaristo Carricgo, se + declara la existencia de un rejato de a fundirlos, acudiendo a la yuxta- - legendario “que prueba el culto det posicién, las simetrias y el entrecru amiento. Una historia es inversion le Ia otra; en cada wuna-de.ellas el-: ersonaje que proviene de otro Ambi- 0 se transforma: en un caso, el bar- aro es transformado por la civiliza- ién; en el otro, la mujer europea s conquistada por la barbarie, El tulo ambiguo aproxima a los’ per- * coraje”, del cual derivan las versio- + es escritas (Juan Moreira, Hormiga Negra) y las versiones orales que alli se consignan. De una de esas versiones orales se dice que derivan, 2 su vez, otros textos de Borges, “Hombres pelearon” y “Hombre de Ja esquina rosada”. En “El desafio" —como en “Leyenda pol seuldores suyos, y, ademés, mo creo que Jo hagan mejor, ni’ tan siquicen igual. ‘Aunque, desde ‘luego, algunos de ros eventos’ como “La forma de la Espada” ton més realistas, Borgcs: Ese es uno de los cuentos que menos me gusta, porque no es més que ‘un cuento con traco. Un amigo mio me dijo que se habia dado cuenta de ello ero que pensaba que el cuento deberia ser asi puesto que yo lo habla concebido con truco. Pensé que sl el lector se daba cuenta de que el bombre estaba simplemente contando una Historia de alguien que le habia treclonado ‘no seria més que un simple episodio. Pero si un traidor, porque slente verglienza, sabe que Ia Gnica forma de contar el ‘cuento es colocéndose fuera de ella 0, incluso uniéndose al central, Ia historia puede ser mejor y, ademés podriamos decir de le historia que...., en fin, supongamos que usted me hace una confesin Personal. Me dice algo que nadie sabe o que desea que permanczca en secreto y supongamos que en el momento en que lo esté contando, se sicnte fuera de todo el asunto porque el simple hecho de contarlo le convierte # usted en el que dice y no del que se dice. Burgin: Me parece que subestima esa hhistorla porque, aunque como usted dice termina en un truco, como pudiera ccurrir en ©. Henry, creo que... Borges: Bueno, por supuesto, cuando stor r excribf aquel O era muy y daba importancia a In habilidad, Pero ahora pienso que Ia habilided es tun impedimento, No creo que un escritor deba ser hébil al menos de una manera mecénica, {n0? Burgin: A mi me parece que el cuento € més profundo que Ia simple trama: Creo que teméticamente es muy interesante Y me parece de alguna manera similar & “Los Teélogos” porque. Borges: No. “Los Teélogos” es un vento mejor. Burgin: Sl. “Los Teélogos” es un cuento mejor, Borges: Pero tal vez, tal vez, “La forma de In Espada” sea de lectura mis ffeil. 373 4 t a Bargin: Si, pero Jo que esencialmente Ia persona que cocnta ef evento pudo haber sido cualquiera de los hombres. Igual que ea “Los Tedlogos” Jos dos hombres eran los mismos ante Dios. Borges: Si, os cierto. Nunca se me habla ‘ocurrido, a de El elogio de la sombra desafiante es “el que pierde al fin”, (Quizé, conjetura Borges, porque es tas fictiones condenan in provoca. cién; quizé porque “el hombre “es siempre artifice de su propia desdi- cha”) En “Hombre de Ia esquina rosada” el desafiante es derrotado, Pero no por el desafindo, que se niega a pelear; Ia historia se com. plejiza con la’ introduccién de un tercer personaje que desequil pareja inicial decafiantedveafiado + que asume la palabra narrativa, Otro Cuento construido a partir de una escena de relato oral, “Historia de Rosendo Juirez”, restituye su voz al Personaje vencido y apunta las razo- nes ocultas de su’ extrafia negativa ante el desafio. No faltan ademas los indices que vinculan este texto con Evaristo Carriego (la figura del caudillo Nicolis Paredes, la mencién de “un mocito de negro que compo- ‘nia versos, a lo que of, sobre conven. tilios y mugre, asuntos que no son del interés de un piiblico ilustrado™ Y on todas las historias de desafios Y¥ duelos, con las milongas (Para las seis cuerdas, 1965), con poemas oo. mo “Alusién a una sombra de mil ochocientos noventa y tantos” (El hacedor) © “El tango” (El otro, el mismo). La alusién al origen oral del relato predomina en los cucntos relaciona. dos con el culto del coraje, aunque Ro es privativo de ese conjunto que, Por cierto, constituye dentro de In ‘obra de Borges una zona especial, con elementos que vinculan fuerte” mente entre sia los textos que lo integran. En “Hombre de la esqui. nna rosada” se insintia la intencién de transcribir la “entonacién orillera”. Pero esta intencién es pronto aban. donada, y mas alli de ello los uni. fica en la escritura la elaboracién de un sistema de imagenes y de simbo. Jes —un dmbito, personajes, escenas, tuna escala de valores— que articu, lan “una religién, con su mitologia Y sus martires, la’dura y ciega reli. Gién del coraje, de estar listo a matar Ya morir”, En la obra de Borges, las versiones orales £0 liberan de la voluntad mi mética do la transeripeidn ture. lista y, transformadas ‘de ~ nifiesto por el trabajo de clabors textual, ingresan en un sistema lite. Fario que les imprime sus prop feyen, Esto es lo tue resulta De mente delatado en “El indi historia de delacién que rei idm los libros y Ia voz, Alli, el per. sonaje que narra su historia’ dice al narrador: “A lo mejor le sirve para un cuento, que usted, sin duda, sur. tiré de puiiales”. De nuevo un viejo conflicto. = “eSintié Borges alguna ver In discordia intima de su muerte?", se junta Borges en el epilogo de'sus Shree completa, En Treen He Ja discordia, bajo la forma do siste- mas de oposiciones que fundan In escritura en el interior de In obra de Borges es una comprobacién frecuen. te de la critica, aunque suelen variar los términos que se privilegian para expresarla y el alcance que se asigna a las dicotomins. Ast, para Emir No. driguez Monegal, “hay una duplici dad de origen que crea una configu. racién que atraviesa toda la obra de Borges”, y ello esti dada por In exis. tencia de’ dos idiomas, el ingli’s y el castellano, en el proceso de aprendi- zaje de la lengua materna. Para Noé Jitrik, el libro y el crimen f cionan come dos polos de atraccién en Ficciones, y esta dualidad tomi- tira resulta decisiva para la organi isn formal de los relatos (“se de un modo si se trata de crimen, de otro si se trata de libro”) expresiones de un contlicto te ie nal de Ja literatura argentina, quo igual Ja escritura, en una relacién que los combina y’ acentiia de diver- ER manerns,Coexisten en Eourivo Carriego, donde tanto los libros como las historias escuchadas proven los materiales con los que se elabora el texto, Coexisten también on Historia universal de la injamia, donde a tos cuentas provenientes de libros se su- ma el cuento puesto en la voz del personaje. La alusién a formas de relato oral no esti ausente en los cuentos de Ficciones y El Aleph. En “La forma de la espada”, 1a historia es contada al narrador por su protagonista, En “EL hombre en el umbral”, la histo. ria contada por otro es reconstruida Por el narrador con irénicas protestas @ la fidelidad que prometen cludir los libros, En “La otra muerte", Jas versiones crales que recoge el na. « rrador entran en un complejo contra.» , Punto con las conjeturas sugeridas Por los libros. En,"Historia del gue- rrero y de la cautiva” se declaran - los dos origenes:.eLrelato del guerre- ro germénico proyiene de un-libro - de Croce, y el ‘de la: eautiva, de Ia - twadicién oral que ha recogido la me- moria del narrador: “era un relato que le oi alguna vez a mi. abuela inglese, que ha muerto”. Si este cuento, separa por ‘su procedencia ambos relatos, adjudi- cando de modo previsible un origen literario a la historia del guerrero, que se inscribe en cultura (Croce, Europa, Italia, Ra. vena, la lengua latina) y un erigen oral a la historia de la cautiva, que ~ se inscribe en el mundo de la bar. * barie (la Argentina, indios, malones, sangre, degiello) por otro lado tien- - de a fundirlos, acudiendo a la yuxta -- Posicién, las simetrias y el enireeru. + zamiento. Una historia es inversion de la otra; en cada juna-de ellas el: ersonaje que proviene de otro Ambi to se tra 2 en un caso, el bar. baro es transformado por la ‘iviliza- ida; en el otro, la mujer europea es conquistada por la barbarie. EL titulo ambiguo aproxima a los per- el mundo de la... + incorporado a. sonajes como si formaran parte de una misma historia; un pasaje final insiste oni exn hipdiesie: “Acnso Ins historias que he referido son una sola historia”. No es casual que “Historias de jine. tea” (incluido en Evarisio Carricgo), otro texto que mezcla relatos perio: necientes a “la tradicién oral de mi casa” y relatos provenientes de obras literarias, narra también historins de Gvilizacién _y barbarie, encarnadas en una oposicin de neta filiacién sar- ie ele —e] gaucho, cl mogol, el centauro— y la ciudad. Como las del guerrero y Ia cautiva, estas historias son una sola historia, transformaciones narrativas de un tema, de las “eternas especies del jinete y de la ciudad”. Curiosamen. te, entre los libros que se mencionan en “Historias de jinetes” {tenn Fierro, El payador, Don Segundo Sombra) no figura acura. utes Porque para Borges el argentino define una eleccién que se resiels} en el relato (ir al Sur, aceptar duclo) y que a la vez lo resuely con-la muerte, “El criollismo del integramente criq Uo —dice Borges— es una fatalida el del mestizado una eleccién, un} conducta preferida y res mo Carricgo, como el Dahlmann practic un | Yoluntario”, producto parad dl una eleccién determinada por la mea ¢la de sangre, y que se encarna ef os mismos elementos que configura Ja simbologia de lo racional que Bo ges despliega en tantos textos: daguerrotipo, una vieja espada, cier tas miisicas, algunas e: tin Fierro. En “la discordia de sul dos Tinajes" Dahlmann opta por of antepasado criollo “de muerte el abuelo matern: {1ctor Basaldita, Oscar Bietti, Conrado Nalé Rorlo, Jorge Luis Borges, Susana Aguirre, Noemi Vergara de Bietti y Adolfo Bioy Casares strofas del Marf ¥ cuyo nombre, Fra disfraza apenas ol nomf cisco Flores, bre del otro abuelo, el cor: Frang gisco Borges. Esta clecciin sella si Portada de una edicién atch AEE 0. sen — seo a francesa de cuentos de Ro — Ee cuchillo, a cielo abierto, bubiera sido liberaciéa. ‘uma felicidad yume baste, Sinks ue dae entonces, hubiera podido 0 8 far su muerte, ésta es la muerte que hubiera elegido o sofiado”. La exaltacién jubilosa de Ia muerte en a pelea, pese al rebajamiento que implica ‘con respecto a la muerte épica del antepasado (“con el pa- tridtico sable / ya rebajado a cu- chillo”.) es propia del culto del co- raje desinteresado y forma parte de Ja mitologia del suburbio con la cual, segiin Borges, tienden a identificar. se los que se sienten auténticamen. te argentinos. “De mi confesaré —es- cribe en el capitulo IX de Evaristo Carriego— que no suelo ofr El Mar. neo Don Juan sin recordar con pre. cisién un pasado apécrifo, a la:vez estoico y orgiéstico, en el que he desafiado y peleado para caer al fin, silencioso, en un oscuro duelo a cu. chillo”. ese culto, al entrar en conflicto con el mundo de] coraje, puede conducir al error ya la muerte, En “El Sur", Dahimann, Pese a sentirse “hondamente argen. tino”, no visita sus campos y traba. ja en una biblioteca; el haliazgo de un libro, un ejemplar de una tra. duccién alemana de Las mil y una noches, desencadena la historia del accidente, que se abre con esta fra- se: “Ciego a las culpas, el destino puede ser despiadado con las mini. mas distracciones”. Distraerse de “lo real”, entusiasmarse con los libros: quizis alli radique el error. Dahl. mann se golpea, cae enfermo, lo lle. van en un coche al hospi de Dehimann al Sur, a ese mundo “mds antiguo y ms firme” que cone. tituye el escenario inexorable de su muerte y Ia cifra de su destino. Pro- Yocado ‘a pelear, no: tiene opcién: “era como si el Sur hubiera resuel- to que Dehimann aceptara el due. Como desafiando a “las frustradas fuerzas del mal”, Dablmann ha le- vado su libro, pero no lee durante el viaje. Recién en el almaoin, des- Puts de la provocaciin y antes de Yerse obligado a aceptar el desafio, “abrié el volumen de Las Mil y una Noches, como para tapar Ia reali. dad”. ‘También Lonnrot en “La muerte y la bnijula” quiere “tapar la realidad” con los libros y sus con- jeturas de siibito biblidfilo lo con. ducen al Sur, a ese espacio simbé- lico que en los textos de Borges es el opuesto de sus “lecturas septen. trionales”, Ia frontera, el lugar limi- te donde el destino se cumple como muerte. La oposicién entre los mundos del coraje y de la cultura se reformula_ ao conjetural”, un texto en el que es posible sefialar visibles co- Frespondencias con “El Sur", pero en el cual los téminos de la con. twradiccién aparecen desplazadosy modificados, Si en “El Sur” el mun do de la cultura esté representado Por la herencia europea y por los libros, en “Pocma conjetural” la ali sién a la Divina Comedia —un bro Tepresentativo del universo literario cccidental y motivo frecuente en le obra de Borges— se complementa con la mencién de los textos de la ley y del orden (‘"Yo, que estudié lag leyes y los cdnones") incapaces de tapar ‘la realidad de “estas crucles provincias”. Mientras la opcién de ann por su herencia criolla lo predestina de algin modo a una “muerte romantica”, la eleccién del sujeto postico es aqui inversa: “Yo Tapa de Oteas it | DE Lo ARG! Tapa de ta pime de los argenitinos Luis Borges y Maria Esther Vézquez, te la presentacién de un libro de ésta cia el Sur: “huyo hacia el Sur por arrabales iltimos”, dice. Luego, una sale a pelear; “Sin es. Peranza ni temor” dice el sujeto de conjetural” en el momento de la huida que te, El morir “a cielo abierto” de tos, ademés, esta iiltima imagen es. 4 asociada ‘a la felicidad de recone. cer en la muerte violenta la verdad esencial de un destino que se cum- ple: “pero me endiosa el'pecho inex. Plicable / wn jabilo secreto. Al fin Mme encuentro / con mi destino sud- americano”. “Poema conjetural” abunda en es. tructuras bi los caballos y las lanzas, opuestos & las leyes, alos dictimenes y a los libros, son los “‘modos y simbolos™, fan Ja barbarie. Asi es como i en este viejo confcs ie i tradiclsa de In esas y el pen. samiento argentinos, que ‘pasa ‘por Echeverria, por Sarmiento, por’ la fauchesca, por la literatura del Cem. tenario y por el martinfierrismo; un conflicte cuyos términes se reformu. lan y desplazan on sus textos de acuerdo, en primer } exigencias do au particu Jos “momentos. histéri dos: en 1829, In oscura muerte de Laprida asesinado por las lanzans de Jos montoneros; en 1939, la sofiada muerte de Dahimann en ‘un duclo a cuchillo, “Pero de acuerdo, fundo- como vive en per. ‘@una familia y a una cla se) y con su historia literaria; Algunas direcciones de la cri- tica, — La abundancia y Ia varie. dad de la bibliografia sobre Borges constituye un fenémeno poco contin en el dmbito de Ia literatura argen. tina, y ain Jatinoamericana. Los conspicuos representantes de la intelectualidad europea se: hnn ocu. Palo de su bra; umerosos eentros académicos y publicaciones especia lizadas le dedican simposios y voli menes especiales. De toda esta acti. Vidad, las bibliografias de H. J. Bec. © y de Nodier y Revello y las re. Gepilaciones de trabajos critics de fa Laisa Bastos y de Jaime Alaz. en cambio, dada la vastedad del mat terial existente, deslindar etapas las direeciones y perspects. Yas del trabajo critico que esta obra hha suscitado. En In Argentina, lot Feconocimientas y desconocimientos ‘que pueden sefialarse no solo tienen. Que ver con la propia evolucién de cobra o con sus momentos mas sig. nificativos, sino también, y muy es: ialmente, con las transformacio. ‘Bes, tensiones ¥ polémicas que reco. PS ee tren el dmbito literario, con la mo- dificacién de la problemitica del tras bajo .critico y con Ia renovacién de sus instrumentos tedricos. Cuando en el afio 1923 la revista Nosotros realiz5 su encuesta sobre Jas nuevas generaciones litereein Borges figuré entre len encuestados, Pero muy pocos de ellos lo -menere” Baron entre los nombres de los “jé. Yenes mas talentosos de su genede. cién y cuyo porvenir cree usted sake Seguro”, como rezaba la pregunte tre de Proa, la revista Las Pensads. de las Mercedes. Por lo menos no habia alli nadie que seve. nagloriara de haberle descubierto el agujero al mate, como acontece con cl payador Jorge Luis Borges, que Ro offa cosa quiere probamo: cts ‘espaciosida’ y “fal. siada’ para hacerse el criollo, 7 a lo mejor con tanto versito y tants san. cana, no sabe ni montar a caballo”, El criollismo inicial de Borges, con Sus neologismos y sus aspectos pin. torescos, hoy borrados de las verhio. ‘ses corregidas de los primeros poe. mas, fue un eje alrededor del cual gird toda la critica de la etapa mar- Unfierrista, y cuyas prolongaciones se extienden a periodos subsiguien tes, planteando el dilema del nacio. nalismo literario 0 el cosmopolitismo gue desde diversas posiciones se ad. judican a su escritura, Este criollis. mo, ridiculizado—o disputado— des. de Los Pensadores fue clogiado sin ambages en la revista Martin Fierro, Y considerado, en cambio, de modo Jorge Ve Ror Bes y Brnesto Sibato, Centilesa Fiitorial Crea catura de Borges por J. Ribeiro, wecida en La ‘973, Jorge L Borges Maria E, Vazquez LITERATURAS GERM, MEDIEVALES MOF FT Mane reom Tut toreneica cosmeis falbo fibrero editor de Literaturas germénicas ales Opinién ef 19 de agosto reticante desde Ins piginas de Nos. ‘otros; en esta. ultima publicacién, una ‘nota’ bibliogrifica ‘sobre Cua. derno San Martin firmada por Lé- Palmero compara los poemas de con los cundros de Figari por a de colorido particular de emecién histérica”, pero les nic- a condicién de verdadera poesia in. ‘orgade los principe de In estéica de Lessing. Las:posiciones divergen- ia oa Pee zan Jos puntos de una trama de en. frentamientos que va mis allé de la critica de los poemas y ensayos de ¥ que se enlaza con el de. date sobre el arte nacional que se mia Por esos afios en un Ambito literario modificado por la aparicién de escritores de distinto origen social. Continuando con esta problemitica, a su juinv! de poesia “la ine ipacion en ste". Sus poemas evocan persone, Jes histéricos que exhiben Ia aude ¥ el desdén por la muerte tipicamen. canes (Isidoro Susrez, vedo, Facundo Quiroga), Pero el sentimiento poético ee sheng & ellos. concluye Mura, describe en esos poemas los simboleg del sentimiento nacional pero no lo GxPerimenta. Es, en cambio verda. deramente argentino cn aquelios pox mas como “Insomnia” que omiteh el nacionalismo deliberads ANICAS Fuel, 86 stor face is que ver con las hipétecis 7 de Murena sobre In. situnciin ds 3 Como continente excluide, de Ja historia que con tna real oe” ‘ileracign de los textos; no abstante resultan ilustrativos para tender Ins ve Permiten poner «Borges en relacién con aquella busqueda ide una interpretacién nacional que des. pués del corte de 1930 emprendie- Ton Martinez Estrada y mas tarde sus seguidores, Fuera de los excelentes trabajos de Amado Alonso (1935) y de Adolfo Bioy Casares (1942) publicados en Ja revista Sur, que sefinlan con teligencia los ‘procedimientos eatilic ticos y la renovacién de las conven. Giones literarias que realiz ria universal de la infamia y jardin de senderos que se bifurca Puede afirmarse que hasta la décaa del cincuenta la critica argentina sobre Borges no fue sistemitien ni excedié las motivaciones ocasionales de Ia aparicién de los libros o los homenajes y polémicas que en torne de ellos ocurricron. En el aio 1959 publieé en In revista Cen. vote mentorio critica de Otras Inguisiciones, y atacé on A dura. | Mente lo que consideraba In actitid | cvasiva de Borges. En 1954 Adolfo ¥ Prieto publicé su or. mucia_generaciin, donde su discrepancia con lacs. ‘Utica y Ta idcologia literaria de Bor. ges. Aunque tal voz ninguno de ark Bos autores. suscribi mente estos trabajos, vidar que ese tra ia hoy plena no conviene of imo de Ia critica dle In rovicla Contormy {nauguraba en la Argentina uname, ‘¥a_modalidad-de la_criti que, apoyada en los ent vedi valores_culturales esta” ‘una. revisiGn_ vigorosa_y “En In década det Gincuenta so ini Go, Mmbién Ia aplicacién sistem. tiea de las tdcnicas de la critics wo Siistica a Ia obra de Borges, cuyo estudio ee i le ees Jos rasgos de estilo logra for- malicar una amplia descripsiin de Jos. procedimientos que definen Rieckige de los sigalficantes.itero- ios en los textos. Estos trabajos po- seen el mérito indiscutible de fijar in atencidn en los textos, en st ee ficidad lingiistia y en los arti- ficios de la construccién postica, aun- que puede sefalarse en ellos cierto desequilibrio entre lo exhaustive y pormenorizado de la descripeién, ri éa en hallazgos y apreciaciones afi- nadas, y la economia de las conclu- siones, a veces en exceso univocas 0 recortadas. ay A partir de la década del. sesenta inicia la verdadera .consagracién in- ternacional de Barges, cuyos hitos decisivos son el Premio Internacio- nal de Editores (1961) y la publica- cidn, en 1964, del volumen_especi de la revista L’Herne, que reine una impresionante cantidad_de_articulos criios, testimonios semblanzas, ex. tos inéditos y rej confor- oie ee do de opinién” acerca de Borges por esos afios. El volumen de L'Herne recoge algunos trabajos representati- vos de la nueva critica francesa, co- mo los articulos de Gérard Genette, Claude Ollier y Jean Ricardou, a los que habria que agregar los articu- Jos de Blanchot y de Macherey y las consideraciones de Foucault en Les mots et les choses, estos dos til- ‘timos de 1966. El comin denomina- dor de esta critica es la puntuali- zacién de las afinidades existentes entre los textos de Borges y las teo- rias sobre el nouveau roman, sobre Jas relaciones entre la escritura y Ja lectura, sobre la sintaxis del ro. lato y sobre la destruccién de la li- lessees gw cre earn tt SABE i St en er a Caricatura de Borges por Hermenegildo octubre de 1972 Sabat, aparecida en La Opiniss Emir Rodriguez Mon be wate) ido este sector de la critica en su articulo “Borges y la nouvelle critique”. El reconocimiento internacional de la obra de Borges se extiende a In critica anglosajona ya desde 1965, afio en que se publicd en los Estados Unidos el libro de Ana Marin Ba. rrenechea con el titulo Borges, the Labyrinth Maker; pero \n verdade. ra eclosién se produjo en Ia década del sotenta: en 1972 aparecié el nik. mero especial de TriQuaterly y a partir de alli se multiplicaron los ar. culos en revistas literarias acadé. micas y no académicas, como The New Yorker y The New York Ti. mes Review. “Un utilisimo panora ma sobre ese sector pucde hallarse en el libro de Jaime Alazraki Jor, Luis Borges. El escritor y la evition, que ofrece, ademés; una de las me. Jores selecciones de articulos criti. cos. Quind el més valioso de los trabajos Vinculados a ciertas lineas de inter. Pretacién propias de la critica inter. Racional que se han producido em le Argentina es © la ficcién la. petinton de cola RasaRosa ana. Filicade de ta obra de Borges es 4 Gteratura. EY reciente libs de St Gus Molloy Las letras de Borges puo. de considerarse afin a esa persppet, Ya em tanto considera esencial © Ia textunlidad borgeana la. perpetu inquisicién que se practica ‘sobre I letra; en este trabajo se indagan co acierto los desvios y enmascaramicr {0s que los toxtos ponen en jucgo, I inestabilidad y Ja fragmentacién 4 Jos constituye y en que se compl cen. En Ia critica argentina contemporé nea, la ruptura con el sociologism vulgar que durante tanto tiempo « ensaiié con la obra de Borges, y bitsqueda de una_perspectiva ideol fea ae dice Ricar leer a Borges en el inte “Tor de Ia literatura argentina”, pu de estimarse representada per’ lo ‘trabajos de Noé Jitrik y del mism Piglia, El primero analiza en * tructura y significacién en Kiccic nes" la funcién del enigma com micleo estructurador que. engendr en los relatos una forma particular la investigacién, cuya articulacién e1 relacién con los personajes y el na trador permite establecer una tipo logia para Jos cuentos de Ficciones La presencia del libro como “cami no de acceso a la forma misma de Ja realidad” determina también con. Secuencias estructurales en los rela. 1s, pero constituye sobre todo, se in Ji la respuesta tradicional argentina ‘a los complicados recla- mos dela realidad”. Por su parte, icardo Piglia ha expuesto on evticu los ¥ reportajes sus hipétecis baci. cas sobre Borges, a quien coloca en ‘Tuna ‘situacion de oposicién con ree ecto" a Roberto_Arlt-en de Ta literatura argentina conte Fénea, y de.con Fespecto“a ae ‘pro! ontempo- con emia ioe, Fla que se inicie con Sse cal gi En Ta construccién de armen d : dleraciones sobre las propiedades que cen posible el acceso a Ja escri- fura, que en el caso de Borges com, sisten on In-olaboreeieg det mito de Ja doble herencia de sus linajes, ma temo y paterno; estas dos lineas di. viden In ‘ficcién de Borges en fog Scacaee textos del culto_al_coraje y los del culto a los libros, que para. Piglia se oponen formalmente, ya que consi- Gera que unos estén trnbajados a partir de la transcripeién del habla ¥ de la voz, y los otros\a partir de la erudicién’ ¥ el montaje. El reba- jamiento de estas dos herencias, los antepasados heroicos desplazados por cuchilleros y la cultura minada por los procedimientos parddicos, es para Piglia el mecanismo fundamen- tal de Ia ficcién borgeana, A partir de este recorrido de la cxi- tica se ve que queda por resolver un aspecto capital: determinar cudl_e3, lo largo de més de cincuenta afios, la indole y el alcance de las modifi. caciones que Borges introduce en el sistema de la literatura argentina, 7,cim9, ademas de insertarse en una linea problemética cuya tradicién se remonta al siglo abre nuevas direcciones que redefinen todo el campo literario, en cuya articulacién su obra constituye un punto de re ferencia de excepcional. representa: tividad, Jorge Luis Borges, Foto Annemarie Heinrich

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