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Ensayo S
Ensayo S
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G868.808
B476
no.69 Biblioteca enciclopédica popular .
cop.2
TY
TEXOFCIVITATI4
UNIVERSI
AS S
E
AUSTIN
THE LIBRARY
OF
THE UNIVERSITY
OF TEXAS
AT
AUSTIN
6868.808
B976
Cop. 2
LATIN AMERICAN COLLECTION
-69-
MONTAIGNE
(ENSAYOS)
945
MEXICO
Biblioteca Enciclopédica Popular
- 69 .
MONTAIGNE
( ENSAYOS )
Introducción y selección
por
EVELYNE HASSIN
"
1945
EN ESTA COLECCION:
HERMAN O LA VUELTA
DEL CRUZADO
Por
FERNANDO CALDERON
Páginas preliminares
de
INTRODUCCION- -XIII
Evelyne Hassin
NOTAS
Libre-2
DE LA OCIOSIDAD
(Libro I. Cap. 8)
(Libro I. Cap. 9)
mía, sin hacer de ella una malicia y mucho menos una malicia tan
abiertamente enemiga de mi carácter.
Algo me sirve de consuelo en esta falta de memoria : primero,
el convencimiento de que es un mal del cual me valgo para corregir
otro peor, que fácilmente hubiera germinado en mí, y el cual es la
ambición, pues no puede soportar el carecer de memoria quien está
sumido en los negocios del mundo. Como enseñan muchos semeian-
tes ejemplos del progreso de la naturaleza , esta ausencia de me-
moria ha fortalecido en mí otras facultades a medida que ésta se
me iba debilitando : de tenerla buena fácilmente seguiría las huellas
ajenas, mi espíritu y mi juicio languidecerían por no ejercer sus
propias facultades, como suele hacer casi todo el mundo, pues ten-
dría presentes en la mente las opiniones extrañas ; mi discurso, por
la misma razón , tampoco es muy extenso, pues el almacén de la
memoria siempre es más rico y surtido que el del ingenio : si me
hallara favorecido por la memoria hubiera ensordecido a mis ami-
gos con mi charla ; los asuntos , al despertar en mí la facultad que
yo poseo de manejarlos y emplear'os , alargarían y calentarian en
demasía mis disertaciones. Es lástima, yo lo veo por algunos de
mis amigos privados : a medida que la memoria les representa el
caso de que hablan entero y presente, retroceden tanto en su narra-
ción, cargándola con tan inútiles detalles, que, si el cuento es bueno,
le ahogan toda la gracia ; y si no lo es, se pone uno a maldecir de
su feliz memoria o de su juicio desdichado. Es cosa harto difícil
cerrar una relación y cortarla una vez que se la ha puesto en camino.
Nada hay que mejor pruebe la fuerza de un caballo que el que se
pare neto y en seco. Aun entre las personas dotadas de tacto veo
muchas que quieren y no pueden apartarse de la carrera emprendida .
Mientras buscan el punto para cerrar el paso, marchan farama-
lleando y arrastrándose como hombres que sucumben de debilidad .'"
Sobre todo son peligrosos los viejos en quienes permanece vivo el
recuerdo de las cosas pasadas y muerta la memoria de sus repe-
ticiones. He visto relaciones muy amenas convertirse en aburridas en
la boca de un anciano habiéndola oído cien veces por lo menos
cada uno de los circunstantes. La segunda ventaja que en esta falta
22 -MONTAIGNE
para creer que la fortuna esta vez favoreció el espanto , pero que
en otras con mover el cuerpo más bien se recibe el disparo que se
evita. Yo no puedo remediarlo : si el estallido de un arcabuzazɔ
hiere de improviso mis oídos, me estremezco , lo cual he visto que
acontece a otros que son más valientes que yo.
Los estoicos no creen que el alma de sus filósofos pueda resis-
tir a las primeras visiones y fantasías que la asaltan ; sino que con-
sienten que, como ante una sujeción natural, se sobrecoja por ejem-
plo ante la tempestad del cielo , o de un edificio que se derrumba
hasta la palidez y la contracción ; y lo mismo ante las otras pasio-
nes, siempre y cuando que el juicio permanezca salvo y entero , y
que su razón permanezca intacta , sin alteración alguna , sin prestar
albergue al sufrimiento ni al espanto . Al que no es filósofo acontece
lo mismo en la primera parte, pero diversamente en la segunda , pues
la impresión que las pasiones procuran de ningún modo queda en
la superficie sino que va penetrando hasta el reducto mismo de la
razón infeccionándola y corrompiéndola ; juzga según las pasiones
y a ellas se conforma .
Mirad plena y terminantemente cuál es el estado del estoico :
A MORIR
(Libro I. Cap. XX )
agado por la multitud como lo fué éste a la entrada del papa Clemen-
To te, mi vecino, en Lyon ? ¿ No has visto sucumbir en un torneo a uno
e der de nuestros reyes? Y uno de sus antepasados, ¿ no murió de un en-
contrón con un cerdo? Amenazado Esquilo de que una casa se
dia de desplomaría sobre él, para nada le sirvió la precaución ni el estar
actual alerta, pues pereció del golpe de una tortuga que en el aire se había
pas desprendido de las garras de un águila ; otro halló la muerte con
bargo, el grano de una pasa ; un emperador con el arañazo de un peine ,
ocura estando en su tocador ; Emilio Lépido por haber tropezado en el
Todos umbral de la puerta de su casa ; Aufidio por haber chocado al
nin entrar contra la puerta de la cámara del Consejo; y entre los muslos
salén de las mujeres, Cornelio Galo, pretor ; Tigelino, capitán de la ronda
Pero de Roma : Ludovico , hijo de Guido de Gonzaga , marqués de Man-
so te tua. Más indigno es que acabaran del mismo modo Espeusipo, filó-
cassofo platónico, y uno de nuestros pontífices . El infeliz Bebos, juez,
mar mientras concedía el plazo de ocho días en una causa, falleció
xtra repentinamente, habiendo expirado su plazo de vivir; Cayo Julio,
Y médico, dando una untura en los ojos de un enfermo sintió a la
Ono muerte cerrar los suyos, y en fin, si bien se me consiente, citaré a
hos un hermano mío, el Capitán de San Martín, de veintitrés años de
no edad, que había dado ya testimonio de su valer : jugando a la pe-
esto lota recibió un gèlpe que le dió en la parte superior del oído derecho,
Coy como lo dejó sin apariencia alguna de contusión ni herida, no
de tomó precaución de ningún género, pero cinco o seis horas des-
nta pués murió a causa de una apoplejía que le ocasionó el accidente.
Con estos ejemplos tan ordinarios y frecuentes, que pasan a diario
en- ante nuestros ojos, ¿ cómo es posible que podamos desligarnos del
Libro.- 3
34- -MONTAIGNE
(1) Prefiero pasar por loco y necio, siempre que mis faltas al enga-
ñarme me sean gratas, mejor que ser docto y rabiar por eso . (Ho-
racio, Epist. II, 2, 126) .
(2) Persigue al que huve , y no perdona a los cobardes ni a la tímida
espalda de la temerosa juventud. ( Horacio, Od . III , 2 , 14 ) .
(3) Aunque el hombre se oculte cauto en el hierro y en el bronce , la
muerte sacará sin embargo su encerrada cabeza. (Propercio, IV,
18, 25) .
ENSAYOS- -35
(1) ¿Por qué en una existencia tan breve formar tan vastos proyectos?
(Horacio, Od. II,16,17) .
¡Ay infeliz de mí ! exclaman ; un solo día, un instante fatal, m
roba todas las recompensas de la vida. (Lucrecio, III, 911) .
Interrumpidas quedan mis obras, y esos muros amenazan gram
ruina. (Virgilio, Eneida IV, 88) .
ENSAYOS- -37
Una mujer que creía haber tragado un alfiler con el pan que
comía, gritaba y se atormentaba como si sintiera en la garganta
un dolor insoportable, donde, a su entender, teníalo detenido ; pero
como no había hinchazón ni alteración en la parte exterior, una
persona hábil que estaba junto a ella, consideró que la cosa no
era más que aprensión, que obedecía a algún pedacito de pan que
la habían arañado al pretender tragarlo. Hizo vomitar a la mujer
y puso a escondidas en lo que arrojó un alfiler torcido. La paciente,
creyendo en realidad haberlo expulsado, sintióse de pronto libre de
todo mal y dolor. Sé que un caballero que había dado un banquete
a varias personas de la buena sociedad , se vanaglorió tres o cuatro
días después, por pura broma (pues la cosa no era cierta ) de ha-
ber hecho comer a sus invitados un pastel de gato ; una señorita
de las convidadas se horrorizó tanto al saberlo que cayó enferma
con calenturas, perdió el estómago y fué imposible salvarla . Los
animales mismos vense como nosotros sujetos al influjo de la ima-
ginación ; acredítanlo los perros que se dejan morir de dolor a causa
de la muerte de sus amos ; vémoslos ladrar y agitarse en sueños y
a los caballos relinchar y desasosegarse.
Todo lo anterior puede explicarse por la estrecha unión del
cuerpo y del espíritu, que se comunican entre sí sus estados mutuos ;
'pero otra cosa es el que la imaginación actúe a veces , no ya contra
el propio cuerpo, sino también contra el ajeno. De la misma suerte
que un cuerpo comunica el mal a su vecino, como se ve en la peste,
en las bubas y en los males de los ojos, que pasan de unos en otros:
(
1) Si los ojos miran otros ojos enfermos, ellos mismos padecen; mu
chos males dañan pasando de un cuerpo a otro. (Ovidio, De te
medio amoris, 615) .
ENSAYOS- 45
y feo que en resumidas cuentas pierden más que ganan con este
procedimiento.
Dos filósofos de la antigüedad tenían bien distinta manera
de pensar y proceder en sus escritos : Crisipo incluía en sus obras,
no ya sólo pasajes, sino libros enteros de otros autores, y en una
incluyó la "Medea " de Eurípides : Apolodoro decía de este filó-
sofo que, suprimiendo lo prestado, en sus obras no quedaría más
que el papel en blanco. Epicuro, por el contrario, en trescientos
volúmenes que compuso jamás empleó citas ni juicios ajenos.
Libro.-4
50 -MONTAIGNE
sólo deseo que aquél fije su atención en lo que para él sea de mayor
provecho. A un hijo de familia que cultiva las Letras, no como
medio de vivir (pues éste es fin abyecto e indigno de las gracias
y favores de las Musas, tras de suponer además la dependencia
ajena) , ni tanto para gusto de ios extraños como para el de los
suyos, y para enriquecerse y adornarse con ellas, que se propone
antes ser hombre hábil que hombre sabio, yo desearía que se pu-
siera muy especial cuidado en encomendarle a un preceptor que
tenga la cabeza mejor hecha que bien llena, que se le requiera
juicio y ciencia , pero más entendimiento que conocimientos, y que
por fin cumpla el maestro con sus obligaciones.
No cesa de alborotarse en nuestros oídos, como quien ver-
tiera en un erabudo, y nuestro deber no se hace consistir más que
en repetir lo que se nos ha dicho . Quisiera yo que el maestro se
sirviera de otro procedimiento y que desde luego, según el alcance
del alma que tiene que formar, comenzase a experimentar la ca-
pacidad de su discípulo, haciéndole probar las cosas, elegirlas y
distinguirlas por sí mismo, ya preparándole el camino, ya deján-
dole en libertad de buscarlo. No quiero que el maestro invente
ni sea el único en hablar ; es menester que oiga a su educando
disertar a su vez . Sócrates y más tarde Arcesilao, hacían pri-
meramente expresarse a sus discípulos, y luego hablaban ellos.
"Obest plerumque iis qui discere volunt auctoritas eorum, qui
docent." (1 )
Bueno es que le deje correr ante su vista para juzgar de sus
bríos y ver hasta qué punto se debe rebajar para acomodarse a
sus fuerzas. Si de tales requisitos prescindimos, ningún fruto al-
canzaremos ; saberlos escoger y conducirlos con acierto y medida
es una de las labores más arduas que conozco, y es propio de un
alma superior y fuerte el saber condescender con los hábitos de.
la infancia al par que guiarlos. Yo camino con mayor seguridad
y planta más segura cuesta arriba que cuesta abajo.
(1) La autoridad de los que enseñan perjudica muchas veces a los que
quieren aprender. (Cicerón, De Naturae Deorum, I, 5).
ENSAYOS-
(1) Que no menos que saber, dudar me agrada . (Dante, Infierno, Cant,
XI, 93) .
(2) No estamos regidos por un rey ; que cada quien disponga de st
mismo. (Séneca, Epist. XXXIII).
ENSAYOS- -55
(1) Qué región está amortecida por el hielo o polvorienta por el calor,
qué vientos propicios empujan las naves & Italia. (Propercio, IV,
3, 39).
ENSAYOS- -Gil
*I
I ENSAYOS- -63
Et ipse
Notus in fratres animi paterni ( 1 ) .
i
ENSAYOS- -73
de sus acciones podría mostrárseme, sea cual sea el cariz que tu-
viera, de la cual yo no encontrara en seguida la causa . Tan uni-
das marcharon nuestras almas , con cariño tan ardiente se amaron
y con afección tan intensa se descubrieron hasta lo más hoɔndɔ de
las entrañas, que no sólo conocía yo su alma como la mía , sino
mejor hubiera fiado en él que en mí mismo .
Que no se incluyan en este rango esas otras amistades co-
rrientes ; yo he mantenido tantas como cualquiera otro , y de las
más perfectas en su género, pero no aconsejo que se confundan ,
pues se padecería un error lamentable . En estas otras uniones es
preciso proceder con prudencia y precaución ; el enlace no está
anudado de manera que no haya nada que desconfiar. "Amadle,
decía Quilón, como si algún día tuvierais que aborrecerle ; odiadle
como si algún día tuvierais que amarle". Este precepto , que es tan
abominable en la amistad primera de que hablo , es saludable en
las ordinarias y corrientes , a propósito de las cuales puede emplearse
una frase familiar a Aristóteles : " ¡ Oh amigos míos, no hay nin-
gún amigo ! "
En aquel noble comercio los servicios que se hacen o reciben,
sostenes de las otras relaciones, no merecen siquiera ser tomados en
consideración ; la entera compenetración de nuestras voluntades es
suficiente, pues del propio modo que la amistad que yo profeso
no aumenta por los beneficios que hago en caso de necesidad , di-
gan lo que quieran los estoicos, y como yo no considero como mé-
rito el servicio proporcionado, la unión de tales amistades siendo
verdaderamente perfecta hace que se pierda el sentimiento de se-
mejantes deberes, al par que se aleje y odie esas palabras de di-
visión y diferencia : acción buena, obligación, reconocimiento, rue-
go, agradecimiento, y otras análogas . Siendo todo común entre los
amigos : voluntades, pensamientos, juicios, bienes, mujeres, hijos,
honor y vida ; no siendo su voluntad sino una sola alma en dos
distintos cuerpos, según la definición tan acertada de Aristóteles,
nada pueden prestarse ni nada tampoco darse. He aquí la razón
de que los legisladores, para honrar al matrimonio con alguna ima-
ginaria semejanza de este divino enlace, prohiban las donaciones
76- MONTAIGNE
(1) ¡Día fatal que debo llorar, que debo honrar toda mi vida , puesto
que tal ha sido, Dioses inmortales, vuestra suprema voluntad !
(Virgilio, Eneida, V, 49) .
Yo creo que ningún placer debe serme lícito ahora que ya no
existe aquel con quien todo lo compartía. (Terencio, Heautontimo-
roumenos. Act. I, esc. 1, v. 97).
-MONTAIGNE
(1
) Se trata de un lugar del Brasil donde el capitán de Villegaignon
quiso establecer una colonia francesa. (N, de A) .
!
Libro.-6
82- -MONTAIGNE
Mas no hay probabilidad de que esta isla sea el mundo que aca-
bamos de descubrir, pues tocaba casi con España, y habría que
suponer que la inundación habria ccasionado un trastorno enorme
en el globo terráqueo, apartados como se encuentran los nuevos
países por más de mil doscientas leguas de nosotros.
Las navegaciones modernas, además, han demostrado que
no se trata de una isla sino de un continente o tierra firme con la
India Oriental de un lado y las tierras que están bajo los dos polos
de otro, o que, de estar separada, el estrecho es tan pequeño que
no merece por ello el nombre de Isla .
Parece que hay movimientos naturales y fuertes sacudidas ev
estos continentes y mares como en nuestro organismo.
1 (1) La hiedra crece mejor cuando crece por sí sola, el árbol crece
más bello y frondosc en los lugares solitarios, y el canto de las
aves es más dulce sin el concurso del arte. (Propercio, I, 11. 10.) .
86- -MONTAIGNE
Viven en un lugar del país pintoresco y tan sano que, según ates-
tiguan los que lo vieron, es muy raro encontrar un hombre enfer-
mo, legañoso, desdentado o encorvado por la vejez. Están situa-
dos a lo largo del Océano, defendidos del lado de la tierra por
grandes y elevadas montañas , que distan del mar unas cien leguas
aproximadamente. Tienen gran abundancia de carne y pescado,
que nada se asemejan a los nuestros, y que comen cocidos sin ali-
ño alguno. El primer hombre que vieron montado a caballo, aun-
(1) Hombres son éstos que acaban de salir de las manos de los dioses.
(Séneca, Epist., XC ) .
(2) Tales fueron las primitivas leyes de la naturaleza. (Virgilio, Georg..
I, 20).
ENSAYOS- -87
ron a sus maridos sus hermosas sirvientes. Livia secundó los deseos
de Augusto en perjuicio propio. Estratonicia, esposa del rey De-
jotaro, procuró a su marido no ya sólo una hermosísima camarera
que la servía , sino que además educó con diligencia suma los hijos
que nacieron de esta unión, y los ayudó a que heredaran el trono de
su marido.
Y para que no vaya a creerse que esta costumbre se practica
por obligación servil o por autoridad ciega del hombre, sin reflexión
ni juicio, y por tener el alma tan torpe que no pueden actuar de
otro modo, mostraré aquí algunos ejemplos de la inteligencia de
aquellas gentes. Además de la que prueba la canción guerrera
antes citada, tengo noticia de otra amorosa, que principia así:
"Detente, culebra ; detente , a fin de que mi hermana copie de tus
hermosos colores el modelo de un rico cordón que yo pueda ofrecer
a mi amada ; que tu belleza sea siempre preferida a la de todas
las demás serpientes ". Esta primera copla es el estribillo de la
canción, y yo creo haber mantenido suficiente comercio con los
poetas para juzgar de ella, que no sólo nada tiene de bárbara,
sino que se asemeja a las de Anacreonte .
El idioma de aquellos pueblos es dulce y agradable, y las
palabras terminan de un modo semejante a las de la lengua griega.
Tres hombres de aquellos países, desconociendo lo costoso
que sería un día a su tranquilidad y dicha el conocimiento de la
corrupción del nuestro, y que su comercio con nosotros engendraría
su ruina como supongo que habrá ya acontecido, por la locura de
haberse dejado engañar por el deseo de novedades, y por haber
abandonado la dulzura de su cielo para ver el nuestro, vinieron a
Ruán, cuando el rey Carlos IX residía en esta ciudad . El soberano
les habló largo tiempo ; mostráronseles nuestras maneras , nuestros
lujos, y cuantas cosas encierra una gran ciudad. Luego, alguien
quiso saber la opinión que formaran, y deseando conocer lo que
les había parecido más admirable, respondieron que tres cosas
( de ellas olvidé una y estoy por eso bien pesaroso, pero dos las
recuerdo bien) : dijeron que encontraban muy raro que tantos
94- -MONTAIGNE
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ESTE LIBRO, QUE CORRESPONDE AL
DE AGOSTO DE 1945
BIBLIOTECA ENCICLOPEDICA POPULAR
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