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FEF & et C age. 2 Leche) p) py. Introduccion El sentido de la ética por Miguel Giusti ‘Auayomzan wninno quenos anuncia una incursién enlos debates principales delos que se ocupa actualmente la ética, debiéramos quizds preguntarnos en primer lugar por lo que ella es y representa, 2A qué experiencia humana nos estamos, refiriendo cuando hablamos de éti¢a y por qué se ha convenido en darle este nombre? Una introducci6n as{no esinusual edlostextos quenosexplicanelorigen, de la ética, Hs mas bien frecuente que se busque responder a esas preguntas mencionando'ua episodio de le Mada, al que se leatribuye ima fuerza simbélica ejemplar* El episodio se halla en los iltimos caintos del poem, Aquiles; dolido y enfurecido por la muerte de su amigo Patroclo, desaffa a Héctor ante ls puertas de la muralla:de Troya, y pelea en duelo peisonal con él hasta hacerlo mori. Sediento aiin de venganza, ata su cadaver a.un carro y lo arrastra repetias veces alrededor de Ia ciudad amurallada eh presencia de sus conciudadanos y sus "Flay schon texts introductorios qué tata de expicar eset los aleances de ice como expetieniayenmo dacplina, Menciano «eonszuacin solo algas ue pueden ee: parclazeate ties yrepesenativos Ale, Hans, ica y meted, Valenca: Teorene, 1978; Cems, Vietsia (cu Historia dee dca, Barcelona: Cie, 1988, 3 volimenes, Camps Vict Osaleo Guia Y Femaado Sulzer6a feds), Concepiones de Madd: Teota, 19% (cone sina Iulograte Cortina, Adel, Arica sx mora, Madd: Tecnos, 990; Hare, RN H lenge dela mora, Méico: CE, 1975; on Kuschers,X, Bandanas de dics, Vi Cétetrs, 1989, Macliyre, Alsénit, Historie de ladies, Barcelona: Paidés, 1982; Sige, Petes, Hie précis Cambzidges Cambeidge University Pres, 1995; Taylor, Chases, La ica de la auteniidad, Sarina: Pidés, 1954, Togendat, East, Problemas de ia, Barcona: Cites, 1964; Willams, Bernard Ethics and the Limits of Phisophy, Cambridge Mass; Harvard Univesity Pes, 1985; Wiliams Berar, roduc alain Madi lide, 1982. 2a muy Stl eden catteleno dl Diecnario de dice, eftado por Otied Hille, Barcelona: Citic, 1994, . “ . 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De un lado, llamamos ética manera que una persona ouna sociedad tienen de concebir susistema de creencias valorativas, es decir, ala reflexién conscienteo tedrica queellas poseen en relacion eonel tema. Pero, de otro lado, llamamos también ética a la manera en que una persona o una sociedad se comportan efectivamente en la vida, es decir, a la conducta que demuestran en la prictica. Decimos, asf, por ejemplo, que una persona tiene una ética utilitarista o altruista, dando a entender que la ética se refiere a la concepcién que posee, pero decimos también que determinadas conductas de una persona sono noson «éticas»,queriendodara entender quelo quemerece dicho califcativo noessu concepcién de lascosas sinosu vida practica. Enel primercaso, la palabra «ética» serefierea la manera de hablar odeconcebir lascosas,en el segundo a la manera de vivir. Esta peculiar ambivalencia que venimosconstatandolacompartela palabra «ética» con algunas otras palabras del castellano, por ejemplo con la palabra historia», Usamos, en efecto, este término tanto para referimosalasaccioneso a los hechos ocurridos en el pasado como para referirnos a su recuento 0 su narraci6n., Historia es ambas cosas, ello seve reflejado en el uso cotidiano que hacemos de la palabra. Para el caso especifico de la ética, la ambivalencia del término es algo que, en lugar de rechazar, deberiamos tomar con la maxima atencién yseriedad, porquede alli se deriva una serie de consecuencias importan- tes para sucaracterizaciOn, Retengamos, pues, por el momento, la constata delusoambivalente del término, y preguntémonos quéimplicancias trae consigo semejante peculiaridad. La primera de las consecuencias es, sin duda, la que nos es también Jamentablemente mas familiar, a saber: que puede producirse, uw observarse, en las personas yen las sociedades, una contradiecién entre los dossentidos dela palabra sética»: puede hablarse de ella de una manera y vivirse de otra, Desde muy temprano advirtieron los filésofos griegos sobre la particularidad de esta contra- diecién, y sostuvieron por eso que la ética no podia ensefiarse como se enseiian las ciencias, ya que muchas deestas son puramenteteGricas, mientras que la ética esté directarnente vinculada con la manera de vivir. Si la ética se ensefia solo como un curso te6rico, entonces puede agravarse esa contradiccién entre lo que se piensa y lo que se hace; su ensefianza deberia comprometer més bien los habitos de condueta. Una segunda consecuencia, menos evidente que la anterior, es que Ineoduccn: El xentide de In étci ‘todas las personas, si bien pueden no disponer de una concepcién ética, poseen, si, tuna condueta o una forma de vivir que puede merecer el calificatvo de wética». En tal sentido, todas las personas o todas las sociedades participan de la dimensién priictica o vital de la ética, Una tercera consecuencia de la mencionada ambivalen- ia, estrechamente ligada a la anterior, es que para tener competencia o calificacién en la ética, no se requiere poseer una concepcidn tedrica o una reflexién explicita sobreelia,Precisamente porque nosoloesunamanera dehablar sinosobretodouna ‘manera de vivir, puede ocurrir que haya personas o sociedades que merezcan un gran aprecio por su conducta, sin que posean una formacién te6rica capaz de articular conceptualmente su estilo de vida. No es dificil constatar, en efecto, que personas sin instruccién ni estudios especiales sean consideradas buenas, ni,al revés, «que personas muy instruidas muestren una conducta éticamente reprobable. En la ética, pues, a diferencia de lo que ocurre en la ciencia, todos somos competentes. Ahora bien, siguiendo la misma logica de esta argumentacién, tendriamos que extraer una cuarta consecuencia, a saber, que precisamente porque lo fundamental de la ética es la forma de vivir, esta misma nos bastarfa para inferir que todas las personas osociedades poseen una concepcién ética al menos implicita, Esto pensaba Kant, por ejemplo, cuando decfa que todas las personas se gufan en la préctica por pautas de conducta, por «méximase, que son la expresién conceptual implicita de Jas reglas que orientan su proceder en la vida‘. Como vemos, la simple constatacién de la ambivalencia del término ética» ‘nos ha dejado varias eeciones sobre nuestra comprensi6n implicita del problema, Resumiendo, hemos aprendido alli41) que puede haber una contradiccién entre la teoria y la conducta éticas{2) que todos poscemos una forma de vivir merecediora del calificativo de éticaf3) que todos somos competentes en ética; y (4) que todos tenemos una concepcién ética implicita en nuestra forma de vivir. No obstante, se podra haber advertido que, a través de estos comentarios, se ha ido produciendo un ligero desplazamiento del sentido inicial del término, En efecto, al comienzo deciamos que, en su uso cotidiano, la palabra «ética» se suele emplear en referencia tanto a las concepciones como a las conductas; pero si en elcaso de las concepciones esta claro que decimos que son xéticas» aun cuando puedan diferir entre ellas, en el caso de las conductas pareciera que lo que 4 Kant expone su conoepciin de fas mxinas tanso en la Crew dela rac pnitica como en a Endamertain de amet dees cones. pine xa Soe, Brora: Nl 6, P13. “popruntios epeimuuaiap un v aiuoUEUEY sosOTCA ap wuss Jp eaytUs GE sorpas‘«[eIoYY» “soqure ania emdaouos worSunsp vm tBD—IqEISD “ERLLOpEDY [EN [9p o1ouorsoiy fp uarqures k eon ap soyentieur soupnua ‘anLeasqo ONY “azuDsDud P 82 osnpur ‘uopepLERAP ns ap peprEDyRre vy sey o peynoyp vy voréxo (oso onb A ‘esoxp» eons 2zes vv soqure sopuiar ‘saxuayeambo ayuautesrBojoun Sounuaa ap wrexi as anb oypip som] “«[Bs0Ur» & «tony» soup so] ana Luonpefar F] auqos olretadoo Ja souatmLyqn anb auatALo9 ‘oy ap saire “Ox, “antagnfs oxmd Jp ua sourara anb soo ‘sopexour sorsin{ o ‘soon sori! so] ap peppyradso v] zeinuuaap & aquoueunemned yse opuEaroo SouBA SON! “HAA ap BroUEUE Jofaut KUN seI[eK| Bp PeprsasoU eT aIqGOS ‘souTE}SOp x09 ‘ugexayjax wun “elaueAIAtIO Yap tapzo Tap HorsasAstEN bap voxaa8 orn tun ours ‘s01j904 SO] ap epefsutrstp uorsuazdio9 wun ojos exombis rx ‘oprpaons 0] 9p onsiay un sasatuozduns so ou axanwiosd eon9 vy anb oj ‘pu9q [9 wo opeuuse ‘191409 [pp JP UD oWOD sopnby ap Jp UD OMI ‘sose> soquuD uD :to;DoNPON, 299 sounetutanb sy] oo seus sy SUIAPIONNY “(epra ap BUz0}w])sosquUMIsO9 ap euiowis opendape spur Jap O dima ap nuouput Zofou ¥| ap v91958 (tpradaou09 ‘mn orsayfou ean outo> oppozede von9 ¥|anb s0p soureyspod “exquyed v| ap osn fa uo eiouayBalquie vy opmeuautos sowzest9A anb sor uoo soututs93 $0] sourEUOIa: 15 “3[qisod apqvasop spur o 0 ‘solout p wxo wusaits oYDtp 18 sousMurx ap [9 UOD OUTS “eanyno exio n wun wo saiuaisIKa seanezOTeA SeIpUBRID ap SEUIBISIS So] 4¥gUursap 9p ou ‘ousodoad [a wos Baz uo offs «eong> epeurey euNdiostp By ‘oxDoya Wy “rape eounut opponb wey ou “exou ¥] 0 ‘eon9 vj anb of aiauzensnl so oso 4 “s0peA ap ont unum souopersaide sus uno gua,saiut s3084 Ow ap oxDyjdxo o3sandns Jp ofeq exmyMD eum ap «saxquMsD» sy] 2e1prasa tapand oy sod & “aquedroned jap eansadsrad ¥] apsap ou Ssopeasasqo pp vanoodsiad ej apsap wyaiwur can serpmsa axdurais uauodoxd as serousio se e1Boj0190s vo viojodonue w outo> fI908 MoU! wun ap aTzEd w asuOpUDIKD warpnd anb up opnuss ja ua ow omed ‘esaaquimsoo ap wuiaisis» ‘saouoHuD ‘so «sox ‘vane peplyeuosiad vac -peprjeuosiad wap solr ua sopsnsaAt0D wise sons opuamrey eq sonpraipur so] anb soxqey so] ap 4 sapnanze se] ap warioadssod ¥] apsop pique orsta 2s egpod sajezou seiousaro ap wurauss [a ‘Sofa soy wxed ‘onbaod so ‘exainpzeo» ye ‘spuiape ‘azayas as Ouran [9 1g "vondpad ua sejouod wed ainas ostoaxd so onb seamed se] ap & epta e] ap uo!DeIO[EA wf ap eaLADE seIoUDDID ‘9p wuuniss 0 “esaaquimisoo ap euraisise ‘amuaunEI2ex spur EDop axon «sOKp;> eon9 bj ap woul uopsdaouoo y ap sopyjaaas A oaneoytufs offe 89 ‘oonpen vaed sexqeyed sop seso aiuouesroard exes ueftey ant) “esmiopreD» £ «SAuqUITSO» ouNang oyDip ap saitonoay souoPONpeN sop ‘ouBIpAsED ua “Aepy {asOUrD» ‘offor ua “eons gnb? 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De acuerdo a ello, morales serfan las normas especificas que rigen la conducta de los miembros de un grupo; ética, en cambio, seria la perspectiva analitica que se adopta para examinar los alcances o para estudiar la naturaleza del fendmeno moral, Esta misma Introduccién serfa, pues, un ejemplo deuna reflexion decarscter ético, nomoral. Ahora bien, pormésacadémicamente respetable que sea, esta distinciGn esta lejos de aclarar las cosas. De un lado, es muy dificil trazar una frontera clara entre los rasgos morales inmanentes a una ‘comunidad y aquellos otros rasgos, éticos, que la trascienden; en efecto, la distinci6n trae consigo una relativizacién filoséfica de la moral, y es natural que Jascomunidadesmoralesasirelativizadasno compartan semejante punto de vista. Pero, ademés, de otro lado, no puede en modo alguno decirse que la historia de la filosofia (o dela disciplina moral) nos confirme la claridad de dicha distinci6 En las diferentes tradiciones filos6ficas, yen sus enguas respectivas, hallamos mas bien una historia muy compleja de rflexién sobre estas cuestiones, que no permite establecer una demarcacién suficientemente clara entre los términos «ética» y «moral», Baste citar aqut un ejemplo, de gran relevancia para la discusién de la ‘tica actual. A comienzos del siglo XIX, Hegel propuso, en su libro Filosofia del derecho, una diferenciacién entre dichos términos'.Su propuesta es especialmente interesante porque se apoya sobre la conviccién, expresada con toda claridad, de que los dos conceptos son etimolégicamente equivalentes y de que cualquier distincién entre ellos seria puramente convencional. Pero él propone hacerla porque considera que seria una convencién razonable diferenciar entre dos modelos globales de comprension de la ética: aquel que se asocia con la manera depensarde Kant yde a filosofia moderna, para el que sugiere reservar el nombre de «moral» («moralidad>), y aquel que se asocia con Ia manera de pensar de Aristételes y de la filosofia antigua, para el que propone emplear el nombre de sética («eticidad»), Esta diferenciacién conceptual de Hlege! ha tenido grandes repercusiones en lahistoria dela ética hasta nuestros dias, y ha servido incluso para dar nombre a uno de los debates filoséficos més importante llevados a cabo en la segunda mitad del siglo XX’. Pero, como vemos, la propuesta de Hegel no tiene 7 Adela Contna define, por exo ala ica com «florofa morale, Cs ya citado libro, Htc sn moral, pp dss OC Hegel, GW. Principio de a filo del derecho, radu de juan Ls Vecraly Buenos Aires: Sudamericana, 1975, § 33. nada que ver con la que hemos mencionado hace un momento en relacién con los manuales de introduccién a Ja ética,(Peor aun, lo que Hegel llama «ética» 0 «cticidad» no se refiere a la reflexién filoséfica sino, en todo caso, al sistema de -valofésinmanente a una comunidad, es decir,a lo que en|a mencionada distincién seentiende por «moral Sia alguna conclusién debiéramos llegar en relacién con esta materia, ¢s, por ast decir, que el habito no hace al monje: el empleo de cualquiera de estos dos términos no nos exime de la necesidad dedar explicaciones sobre las razones que nos conducen a ello, Teniendo ambos una rafz\ ‘comin, y una historia compleja, no ganamos mucho queriendo forzar una dstinciGn conceptual {que peca de imprecisa. Mas ganaremos si, empleéndolos indistintamente, nos ‘cupamos luego de diferenciar, en su interior, los problemas y los aspectos que convenga, entre los cuales se hallard, por cierto, la distincién entre los asuntos relativos a la inmanencia de los valores comunitarios y aquellos relativos a la reflexi6n filoséfica sobre su sentido mas general. 3. La peculiaridad del lenguaje moral Volvamosentoncesal hilo denuestra argumentacién, que nosestaba conduciendo 4 precisar paulatinamente cudl es la peculiaridad de los jucios éticos o morales. Alrespecto, Kantnosha dejado varios ejemplos didacticos, uno deloscuales puede semos aqui de mucha utilidad. Quien vaya a visitar los vestgios de culturas ‘antiguas, nos dice, por ejemplo las pirémides de Egipto (0, podrfamos agregar nosotros, la ciudadela de Machu Picchu), puede adoptar diferentes perspectivas en su viaje, Puede acudir interesado en indagar qué recursos tecnoldgicos utilizaron los egipcios para realizar aquellas construcciones, qué célculos hicieron Y qué conocimientos posejan para ello; en la medida en que dirige su atencién a examinar los avances en el campo de la explicacién tecnolégica de la realidad, diremos, con Kant, que el viajero esta adoptando una perspectiva cientffica. Pero kena dada del so XX too igre foun ampli caren ia qu eis por titulo «Moralidad verus ical, recogiendo la ini y la propuestasstersticas de Hegel ‘Macho autores partcpazon en dicha discus. Cf. al respozo: Kuhlmann, Wolfeang el), Moraitit ond Sitchket. Das Problem Hegls und die Disursethie, Frankfurt: Suikamnp, 1986; Habermas, Sige, rts sobre money eid Bao: Peds 1991; Gs, Mig, Mora ‘ticida. Una visa cispuia flowin, en: Als rcs. saya sobre cay moder rid Un vi rakes. Enc y modernidad Lim: PU ¥] trapisuos anb of argos eueuny peprumuod eidosd vj oqea v esaq] anb ‘worxoyas Bf uOD “epta BT ap UOPDEIO]¥A ¥] OD saa anb atiaN wong vy orsIA sowioy owroo ‘onbiod ‘souzapuasdios eyraqap ou olf “spurap se] axqos 10d von tprsuaKNp ¥] ap upIoeztz012d wun ap {Js “erEN as OxDg “w]s099]quIS9 Ie ‘uvojdura as anb sorza2129 so] 1 soitaRtHt20u09 so] ap pepsaA vy 1 UONSaND ua auod as ow anbrod ‘eaifgjowrastda viouaua/sazus eun ap ‘orsinsa oprauas Wa fe1en1 98 ON “ooppIsa [9 U9 anUBUITEMIUDAD O Ody FIHAID OduIED [9 Ua SILOS snoxadaz sezepp uotan 4 o2149 opeurey] soway anb onquiy Jap wapasoad sau -orsipap seas “onjozzesop ns ueaua}s0a3 aiuaurajdunss anb o souwumny saz9s 119 soapgtial sosanoas sounde ap oajdura ja waqsyoud o ‘se;ojousm se1sa19 ap uoreoyde oj uoSuinsoz anb seoqpyan{ 0 seanjjod sauoisisap opeuion uey as seuzapow sopeparsos sey 19 anb ‘orsaya wa ‘axsn9Q “orgy 2189 ap sojmydes uvotpap as anb so] x “e/Bojousar v] ap saouea[e So] axqos o seanIgUDB SoUOID -eStusaaur st] azqos sopenaoe souorsnosip se] sojduzala omo> sowauuo,, ‘eioueisu exountad uo uaoarede jnbe owioo sajdums wes 19s ap ueaspp sesoasey ‘armesqoou‘g “sepeuorouaurses9jsa se] ap eun epeap widoxd Pepreuores yap esurouome y enu0> eae anb axrersuos os8iyadunsa‘seuale tuosajanbseaned ap o:paur zod odureotmnap ugrseaur 0 ‘Soanenyeaa sorzans99p expurazaysonu e7 “aise ap ¥aqo wun ap ezajjaq [ap oLImnpuOD eUN ap pepuog yap Uugroeunuuzaiap Bj vo12adsax 403 ‘oxsandnszod ‘apea ont o1G “soduressop sono sojap saxrapaooxd sovsantz9 ap wpuazazrainy yj aszex9]o eqapanb us ‘saquaueurt twos 2] anb sousait9 so] uoo & aysiu} oduteo fap ZoLaIUL [9 Uo asre¢n! 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Esta misma convieciénse ha mantenido enlassociedades oen lasculturas ‘queposeen una cosmovisin compacta y unsistema decreencias de inspiracion religiosa. Ena sociedad occidental moderna, en cambio, el proceso de secula zacién ha traido consigo una pérdida deconfianzaen lasimagenesrreligiosas del mundo, ha instaurado una racionalidad consensual fragmentaria como la que hemos estado exponiendo y ha convertidola cuestién dela unidad dela realidad nun desafio para a raz6n humana. ¥ esenel intento de respuesta aese desatio que la ética adquiere una importancia especial, como aquella dimensién de la experiencia que parece masadecuada para replantear el sentido y a jerarquiade Jos valoresde la vida. 4, Definicién de la ética Sobrela base delo visto hasta aqui, ensayemos una definicién de laética que recoja los casgos principales que hemos venido exponiendo. Digamosentonces que la éticaes una concep cién valorativa delavida. Su peculiaridad resideenel hechode tratarse de una concepcién valorativa, que pretende decirnos cual deberfa serel orden de prioridades en la organizaci6n dela convivencia humana,es decir, que se propone establecer cuil es la mejor manera de vivir. No es, pues, una concepcién que se restrinja a describir el modo en el que los seres humanos ordenan el mundo; su punto de vista es el del participante en la interacci6n, no eldeun observador. Tampoco es, ensentido estricto, una concepcidnestética de Ja vida, que ponga la mirada en el goce contemplativo o en Ia representacién original de la experiencia, aunque més de uno podrfa pensar que esta seria acaso la mejor manera de vivir. Podeia serlo, por supuesto, pero serfa entonces una concepci6n simulténeamente estética y valorativa en sentido moral. Recordemos lo dicho sobre la ambivalencia del érmino «ética». Deacuerdo «uno de os sentidos del término, seguramente el principal, la ética es una manera ereduceson: El wenido de Ia éticn de vivir. Elo se recoge en la definicién, al decir precisamente que n0s las habemos con una concepcién de la vida. No importa aqui si dicha concepcién es explicita, en el sentido de que hemos logrado articularla tedricamente, 0 si es solamente implicita, en el sentido de que ella puede descifrarse si se presta atencidn a la jerarquia manifiesta en el obrar cotidiano. Lo decisivo es que la ética se refiere al ‘modo en que una persona o una sociedad ordenan su sistema de creencias morales cn la vida prctica. De acuerdo a la segunda acepci6n del técmino, la ética es una ‘manera de hablar o de concebi las cosas. También este aspecto es recogido en la definicién, pues ella nos informa que la ética es, efectivamente, una concepcién de |a vida. No es indispensable que quien la profesa, 0 quien la pone en préctica, sea consciente de su naturaleza o su estructura teGricas; la praxis misma es suficiente para dar a conocer el sistema de referencias ideales con el que una persona o una sociedad se identifican, De ningsin ser humano ni de ninguna sociedad podra decirse que no posean ‘una concepcién valorativa de la vida, lo cual equivale a decir que tampoco podra decirse de ellos que no posean una ética, Es, en ese sentido, muy dificil entender qué pueda ser una persona «amoral»; con dicha expresién probablemente queremos decir que aquella persona no comparte los crterios fundamentales de laconcepcién ética que nosotros defendemos, pero eso no puede querer decir que ella carezca de un crterio ordenador de su conducta, En principio, es de suponer que toca persona posee una ética en el sentido indicado, Quela ética sea una concepcién valorativa dela vida quiere decir también que ella ccupa un lugar primordial en nuestra reflexi6n y enniuestraconductacotidianas, pues es evidente que lo que nos sirve de pauta de orientacién de todas nuestras acciones va a estar permanentemente presente en nuestras vidas. Fécilmente podremos constatar esta aseveracién no solo si nos ponemos a pensar en la relevancia que puedan tener, por ejemplo, nuestros eriterios éticos para evaluar la justeza de las leyes, sino también cuando reflexionamos sobre la importancia relativa que tiene en nuestra vida cotidiana el uso del lenguaje moral. Si tatéramos de medir euantitativamente el espacio que los juicios morales ocupan en nuestro lenguaje por comparacién con el lenguaje cientifico o el lenguaje estétco, es probable que nos sorprenda la notoria preponderancia de los primeros, En el caso del episodio de la Miada se nos transmite precisamente que, de acuerdo a la ética defendida por los griegos, es decir, de acuerdo a su concepcidn valorativadela vida, la actitud de Aquiles es juzgada como una desmesura ocomo una transgresién de los limites que dicha ética considera infranqueables. Es la conducta de Aquiles, su accién concreta, la que es sometida a cuestionamiento, 38 soxquianat sns jena Jp woo & fpepiuituds eran v] sod edurs{o opesaprsuos ‘89 onb epta ap eu0y ap opppour un wuisap as eyo oD anbsod ‘saau9 soy ax TPuoripen uorseunuouap b] & worse i ‘umuoD uarg TiN BUIET 3] 9g ‘pepmumui0> doud v) ap saxoyon ap pias ap onnyno yok ojadsau 198 wyraqap TeD0S Kyeuostod ‘eaonpuod ¥] ap seanieunou sepuanyax ap uoned [3 ‘sol ered ‘onb ‘souressop ‘so aaso owoo oon ojppour un ap sazOstAFIp so] & eAlayftuOs anb yexUDD apr ey Uupwod aig jap wong e| ap ewBlpesed 13 °1°S “sourenroduaduso> 0 soadny>xa s98 uopand sojje opnuas gnb ua 4 ‘seutfipesed soiso ap oun wpeo arsiswo> gab ua zofsu souronbyydxo anb ‘oBtequia uis‘osrsaid sq “pepyjensuasuod vj o pepyjeraedcur ¥[ owioo sofises seomisop uasayard anb squo}reurtuouap sesi0 Key |p 9p ugiquies anbune ‘opusn! vy ap puiStpvarg [9 0 ywouomny v] ap voup v1 ap muiSrpping [P o109 so0u09 9] 8 oon O[PpOUI opunds ms9 y “Uo!ae ap sorduad 3p 0 spuuioM ap ose a1s9 uD sEIqeX YapUaALIOD ‘sa4oyon ap anb SEPA “|BuOIDEE eidomn vun ap uopemasoudas vj ua asrestuooua pspod ojos “sauoraypen se} ap ‘oon 12950 anb se jeapy un Sepuesa|ON B & ePENDOUINp v| ap eongUANTS eaITe | &‘sauorfiar ap ru seanyyno ap uprounsip ws ‘onpraspu epe> ap peszoqi ¥] 9p oradsoz |p vaonuioxd anb eouanyauo> ap oreureu jeapr un ua agzEasn aga epost] ap wuysxeur vy A seuoszad $e] ap wionpuED Bap zopeyLOHIO oareWLIOM uaa ja ‘ugredaouo> eso © opronse 9( “SouPuny $9198 sO] sopo} BiPd 24snl poparsos un sinsjsu09 so azn ap v4aupussolouu oj ans a>1p sow wR ep ‘aisPoap esunfoad vj x peqors easondisos epunos &7 “gnb 10d wpmfosua sox930,, ‘sorquiou sours soso ap saimeuea seno upiquim key anbune “poppia) 2] op puiStpoing [a 0 upwuo> uarg Jap v2H9 % ap muiposng Jo visondsox 9p ojppout sound aso & seuntuouap U9 oprudatoD ey 9 yexoK uD seyt(eIds9 SO], suit s24oyon ap “eon v] ua ey Guy ered openaape orxa}U09 J 9 2189 E|ApE sw sourarespoaid owo: ‘peprumuio9 e| ap soxquusiar soy w aunnye anb & wpiA EL ¥ opaiuas gp anb yesour jap ja vseljey 38 apwiop ye s9 uoroipens etdoxd ef 9p ‘ouos jo up aszeasnq aqap peparsos v] ap ryDIeU! vf k seuoszad se] 9p BisNpLIOD | seIway0 ap ey on yexiua9 oanesoyeA OLED jo ‘wang uo!sdaou0s vis 8 opronae ac ‘popnumuo> ordoud nap (soqye ja) so10poa ap Dunst 2 Ioan ‘avjadsos so aia ap nzoupwa sofoue vj an 2oxp sou eisondsz wiouitsd er] seisondsox ses2 u0s so[gno sourenumfiard 10d opuvzadura “worsenuuo> & sexyeue sowraqap anb oj s9 ons *s aniua saqadnpoxa s98 gnb sod we spuds Gu Bp #1 op epnuer 1a Sop ‘aquamnfisuoa sod ‘onb & sajeiour seuiaiqoxd soy ap onquiy un ¥ azayor os ‘sejja ap vun epea anb jse sapuaiua v opuep ‘earI9 EI ap spmiay OWLOD aIUITL -adunts seperen uos seasondsas sey ‘sose9 sosi0 wg ‘sazti9dny>xa aytratea0d “par osad sajuazayoo aquaureusoi ‘soqeqopf sealsesO]eA saUOIstA oTj9 30d opuarpuayua ‘eon ¥] ap smuipvsnd owos sepexaptsuod tos svisondsaz sop Seys9 ‘sose sounde wg “stata ap exaueut sofour e| 10d exunfazd vy v sopedioutsd ssewizoj sop ap sapuodsau & viouapun anyasisied 4 esorsn wun ‘soBses sopuet feuiorsit, e] uo TeeIsUOD axqisod $0 ‘pepIsroaIp mexf easo v asad ‘ounersqo ‘olf *{ “pepargos ¥] ua SoFeuOF njoAas SOIDaKoxd SOT E O EPIA ap seUIIO; SLI E *s0j080] 80] ap se1go se] easzeroose apand ‘sayeana]na sauors}aouts0> se] 030 sesorftjar souordaauo9 se] too ugPoe|NIUEA tO asrEpIoqe apand foanyULaIsIS wista ap ovund un apsap o oo1grsty wistA ap Ontnd un apsap aszezqToUE apand sseanjoadsiad sttas9yip apsop asseipmisa apand X sesauret seyanut ap vsoadxo 28 peprsioaip e°] “ory asa ap samamifis sojmydeo so] ua ugEsNyE aDey as an so] 8 Soon sareqap saquazay1p so] ap uproexasasd ¥] ta Sow |eY O] PEPISIOAIP 289 ap oprensamun 11 ‘Seong sauiorsdaation setjaniut “searseRu ap [199 89 oULOD fopiqeg ey ‘eimyyno P| ap EOIN w] ua anb pend pe “eng ¥] ap eLoNsHY wy UE ‘wong e| ap sewiBipesed “5 onund owxgad puasouresoqe vsourea oj y g2zaia ap pour 1olauey| so pmo? 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Gg identifican de manera explicita 0 implicita. Se trata de un conjunto de creencias morales compartidas, mantenidas porlatradici6n, transmitidas porla educacién, suubyacentes a la vida social y al orden legal, y permanentemente vivificadas por rituales de reconocimiento y celebracién, Se le llama también el Paradigma de la felicidad porquese quiere asi rendirtributo a Arist6teles, autor que constituye una de las fuentes filos6ficas principales de esta concepcién ética, quien sostuviera en sus libros que el fin tlkimo de la vida, al que todos siempre aspiramos, es precisamente la felicidad (la eudaimonta). Lanaturalidad con fa que Arist6teles sostiene en su Fitica a Niedmaco que todas las personas concordamos en considerar a la felicidad como la finalidad liltima de a vida, podrfa sorprendernos sino fuese porque, a pesar de los siglos transcurtidos, también nosotrossuscribirfamos seguramente esa tesis’.Elproble- ma,claro est, reside en que, tantoen tiemposde Arist6telescomoen losnuestros, no eatribuimos el mismo sentidos la palabra «felicidad» niasociamosconella ‘una misma manera de vivir Peroel queestemos ya todos deacuerdoen dentificar vverbalmente la meta final de nuestros empefios, no es una cosa de importancia menor. La diserepancia sobre su definicién hace precisamente de la felicidad el tema principal delaética, Para zanjar esa discrepancia, y para precisarel sentido dela felicidad, lo que propone Arist6teles es analizarlasaspiracionesque losseres hhumanos asociamos a nuestras acciones cotidianasy descifrarel ideal de vida que se expresa por medio deeellas. Buscamos todos, al parecer, la forma de vida mas plena posible, en donde lena quiere decir: aquella que realiza el bien mds preciado (clsumo bien) o a éltima raz6n de ser (el fin supremo) de nuestra existencia. Y el fin supremo, oelsumo bien, consisteen realizar permanentemente los idealesde cexcelencia que la propia comunidad ha establecido para el desempefio de todas ‘nuestras actividades, incluyendo la actividad comunitaria por excelencia, que es la actividad politica. I famosa sentencia de Aristételes, segiin la cual «el hombre es un animal politico», quiere decir, en efecto, que el hombre solo se realizara plenamente (solo alcanzaré la felicidad), si vive solidariamente con Jos otros los valores que los congregan y si contribuye activamente a instaurar y mantener un orden institucional que los preserve + Sobre ed nombre del bien supremo —eseibe Aristételes—~ cas todo el mundo est de acuerdo, pues tant el vlgo como los culos dicen quees la felicidad, y piensan que viv bien y obraz bien eslo mismo aque ser flan (Cf. Etica nicomdque, 1095a16-20, Madrid: Gredos, 1985, p. 132). Inwoduccn: El sentido de Ia tea La ética de Aristételes es un ejemplo particularmente ilustrativo de este paradigma porque nos ofrce una elaboracién teérica muy acabada, pero ella es solo uno entre muchos casos de autores, o de sociedades, que conciben explicita implfcitamente la vida moral en tomo al ideal del respeto y el cultivo del sistema devalores dela comunidad. Por vincularse la ética, en todos estos casos, ala forma ‘concreta en que la comunidad organiza sus relaciones 0 modela sus costumbres, suele decirse que uno de os rasgos distintivos del Paradigma es el sustancialismo. ‘También de origen griego, el término alude a la consistencia, la materialidad y {a uniformidad del ethos que sirve de punto de referencia para la articulacién de la concepcién ética. Este rasgo se comprenderd mejor cuando lo contrastemos censeguida con el que caracteriza al Paradigma de la autonomia, a saber, con el formalismo. Se dice, en todo caso, que una ética es sustancialista cuando define Ja mejor manera de vivir en relacién con el tramado especifico de costumbres ¢ “instituciones propio de la comunidad en cuesti6n. Ello explica que las éticas sustancialistas comprendan, por lo general, un conjunto vasto de preceptos y de ritos,ligados precisamente a los diferentes modos y précticas en los que se realiza cl ideal de vida comunitario: la vida familiar, el ejercicio profesional, la economifa, la actividad politica, la relacién con los dems, y asi sucesivamente, pues para cada uno de estos modos existe un perfil espectfico de cumplimiento de la excelencia moral Ha llegado el momento de explicar por qué es este el contexto al que pertenece, en sentido estricto, el lenguaje sobre losevalores>. Aunque el uso de este término es hoy muy impreciso y puede referirse a una variedad de aspectos de la valoracién moral, lo que originariamente designa es precisamente el Conjunto de conductas ejemplares concretas, aquellos perfiles de excelencia moral relativos al ideal de vida de una comunidad, pero estlizados en forma de un eatdlogo de conceptos normativos. La valentia, la honestidad, la generosidad son «valores», ene sentido en que expresan ideales de condueta reconocidos por nuestra comunidad, a los que asociamos situaciones y modos especificos de comportamiento, El lenguaje sobre los valores solo cobra sentido, en realidad, cuando lo remitimos al sistema normativo de una comunidad. Quien se refiere ‘una «crisis de valores», esta dando a entender ustamente que se han puesto en ccucsti6n los pardmetros normativos tradicionales, aquellos que sostenian la jerarqufa de as conductas en la sociedad. Y quien aboga a favor de una «educacion en valores», se esté imaginando que los nifios deben aprender a hacer suyos los ‘deales de conducta que la comunidad considera como sus pautas tradicionales de orientacién, "EL “E661 SEO >; sn! 2 ap sueso 507 TpENDAN “HER IO n ‘OF -£6 °Al ‘pepo & pepyiou auqas smo ta "fotos [PP soup wv pga aeey wap 3p sebOERIGD se UerNyy Ps “oRlaala Zod“) o>) spp Soquie ap typezzagese) y Suodesnuos eed oes ao ¥ acy sone sides] wally, ap seanenadia sns ap worpeaianejar eun seoqdiwr-gnb sod auon ou von vl ap eprenaxaquoo vf fo1s919 204 “agLosuY as anb [9 ua OIXaIOD fa UOS UOFDe|NOUA td aaduioss ‘eiouanygur op vag ns x Ouro wafiio ns e expadsax anb of uo ome ‘EI0t: uusono vy eared eutipereg pp anb voyrutis off “Dasyonixauos 0 jormxaquos Ypeunuousp opensope spur soared —sezauog ms asmpuedxa o upemuop ‘syuouue1s0y303 22380 apond Suosax Bun ap ‘en un ap ‘uo!DeE Eun ap 9szeIe1 2pand— wzapeamaen esraaip Antu ap 39s apand “earei0}eA UOrStADWISOD EI ‘SOqza fa ‘owos ox9q ‘soprireduioo sazoTeA So} ap uFouny ta “iozaNEH Ns wo Zapryea wuEIDAT anb 4 ‘soya opeunuzoiap tn 19 wuifzo a8 anb jexous uoradaouo9 vf axqurot 289 aqppoyl‘rysyomjxaju09 odn ap wong wun esazdxo as eusSipeseg aso 19 onb atn|uOD ostoard so ‘samuviounua sopepruntioo seypnur uaispxa anb opep & ferount o| ‘an pepramuos v vaxdusors oanejayezapemyeu sod ‘sa so.josoujoanb ope “OUST EILAWrEpUNY Jap UOPEILIA e] O Peprumuios Bap owtortreyse jo aivanuyens o8;su09 ren apand wipozad ‘woIsaype 9p Somuoxunuas sns opuanaworduroo ‘uno apr un w oWOI Ua sopEINIOAL So] ® seuorsayoo syutiad vy wIpENUTIUOD & soUIaIA OWOD “aA ¥| v OsAHad tm 4 vlewon wun ‘owowiyeamaeu eiuosardas wuosrod wound wap vandodsrod P] “80809 ¥] ap opnuss ja £ uoDoE ¥] ap seamed se] seIpey souepod an Jo Up soujosou ootun ja takranyst09 sep sand ‘Soxau0rstzd so] sopor sod sepnsediso> serouoax9 sey uoo pepuepros wa 4 ‘euxaaes vy ap ZoNANUE Jo uD ‘ord ns to ‘ssumusuoa pyoqap wong vf ‘(epta ¥] ap pepraa yap uorsuasdwo9 wun v) jos fap ‘ugisi bum v zapaooe exed seuapes se ap exogy| as anb osauossid ye sins op sein up sugie[g 30d eysondoad euzaae9 ap eysoBare w{ ap upDuaIM! 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Del contextualismo hay muchas variantes, como es facil de suponer, pero en todos los casos se trata de concepciones que cuestionan la posibilidad de desligarse de los contextos para plantear las cuestiones morales. Sinos preguntaramos, en fin, cuél es la fuente tltima de legitimacin de este Paradigma, es decir, por qué debiera considerarse vinculante el sistema de valores que proclama, habrfa que decir que ella reside en el propio ethos de la comunidad. Esta cuesti6n es conocida en la ética como el problema de la fundamentacién de las normas o de su justificacién epistemolégica. Es una cuestién de primera importancia, pues tiene consecuencias directas sobre el modo de concebir a validez del bien comin, asi como sobre el modo de entender la libertad del individuo, pero es también na cuestién de diffcl solucién. La forma en que este Paradigma la aborda muestra cierta circularidad, ya que la validex del ideal moral es hecha reposar sobreel ideal moral misms, pero lo hace con la certeza de que no hay otra posibilidad mas convincente de resolver dicha ‘cuestién, Para ilustrar esta manera de proceder, Michael Walzer se vale de dos metéforas, y de dos figuras, que son interesantes ¢ ilustrativas". La primera es la metéfora del «descubrimiento», a la que le corresponde la figura de Moisés. El deal moral se descubre (es descubierto) en el sentido en que, precediéndonos y poseyendo una autoridad indiscutible, nosotros simplemente lo hallamos o lo acogemos; un ejemplo de ello es precisamente Moisés, quien acude al Monte del Sinai a recibir de manos de Dios las Tablas de la Ley, y las transmite luego al pueblo, La segunda metéfora esla dela einterpretacién», ala que lecorresponde la figura del profeta. Fl ideal moral, en este caso, se interpreta en el sentido en ue, siempre precediéndonos, es materia decontinua revision y criticasel profeta es, en efecto, un lider religioso perteneciente ala comunidad de valores, pero es también un ceritico social que apela a la conciencia de sus miembros para actualizar valores tradicionales que estén siendo descuidados por la comunidad, Con ayuda de estas metéforas de Walzer podremos seguramente entender mejor el sentido de Ia circularidad en la fundamentacién del Paradigma. © Gf Walae, Michael, «Ties senders de a lsoffa moral, en: Iterpretaciny critica social, Buenos Aires: Nueva Visiba, 1993, pp. 7-36. Como india el titulo mismo de su teabajo, Walzer quiere CGferenciar entre tes no dos, maneras de concer la mmol, Pero, como vemos, hay buenas rezones para considerar que tanto cl ssendero del deseubimiento» como el de la sinerpretaciéne corresponds, con ratios disintos, al Paradigm dela tien del bien como. Intodvecén El sant de In tien Todos los rasgos que hemos venido enunciando hasta aqui, aun somera~ mente, nos permiten hacernos una idea de la naturaleza y los alcances del Paradigma de la ética del bien comin, Hemos visto, en primer lugar, por qué al ideal del respeto y el cultivo del sistema de valores de la comunidad se le da el nombre de bien comin o de felicidad, y hemos comentado brevemente el modo en que Aristételes concibe la aspiracién a una vida buena. Enumera- mos luego algunos rasgos que son constitutivos del Paradigma: el sustancia- lismo, la existencia en él de un sistema de valores, la correspondiente exigencia de un sistema de virtudes, el involucramiento de las emociones, la perspectiva de la primera persona, el contextualismo y la referencia al ethos como criterio ‘ilkimo de fundamentacién. El resultados un cuadro coherente enel que vemos dliseiado un ideal de consenso moral centrado en la vivificacién dela tradicién valorativa de a comunidad. Quizas podria por ello caracterizarse globalmen- te a esta visién como un consenso nostdlgico™, Nos toca ahora pasar a exponer el siguiente paradigma, aquel que hemos vinculado ala segunda respuesta ala pregunta por lamejormanera de vivir. Para facilitarla comprensi6n de este nuevo modelo,y para percibir mésclaramente sus relacionescon el primero, vamosa utilizar correlativamente la misma secuencia derasgos que hemos empleado en a caracterizacién del caso anterior. 5.2, El Paradigma de la ética de la autonomia La idea central que congrega a los defensores de este modelo es, como se recuerda, «que la mejor manera de vivie consiste en construir una sociedad justa para todos los seres humanos; este es, para el modelo, el patrén de referencias normativas de la conducta personal y social. See ha denominado el Paradigma de la autonomia, evocando el modo en que Kant caracterizara el principio central de esta interpretacién de a ética, que es el principio de la libertad del individuo, pero de una libertad que se afirma solo mediante el respeto de la libertad de todos. La autonomia es la capacidad que pose idealmente el individuo de pensar y decidir por s{ mismo (de «darse a s{ mismo su propia ley», como indica la etimologia de ¥ Me he permitido emplear la eontraposcién ene «consenso nostilgens y scansenso uitipico» para caracterzar el debate central de la ete eontempordies en una reciente publieacion: Gi, ‘Miguel, Tras el consenso. Entre la wtopia y la nostalgia, Madsid: Dykinson, 2006. ‘6861 ‘S091, PEPE ‘gory sns9f e207 eopy 2p worpoYsouguanson So ap wotyoxoue wy Sates HEY) (4gosrosp [9p 9 w]e Ug ue uy sop ap BUOLIDNGO NH REY?» adeRED OPED WKN NES sano anus */) acy oxi» 0 «7 oxdouny opeunt [230d souoRsa4 sepyp zermduias suodond ‘spt ns aod Secaogey usin ou wf 2p sopepss jeusos oxleexsd un 9p wpe ey aKEKaNt smonpesth: [spor aresu0> pp seHoM seus sey “RUS Mey od opyfasresp «fey opeatagor pp oxloud jp auyape spur soumzeuopuau “eoexysauD cata PP SPUDPY ‘sonido ap pruaqy vy :sojemawepuny sapersaqy se] ap o1zmrala Je auansos anb ordpuud jap jo s9 oanensnyr Anat ojdurala ong “opesyoseur osuast09 [p 30d epepredsoa asso op oxdroutzd Jo seradsax vrogap ‘eas visa anb exombjen> ‘onb ojos wea ows ‘eadope souraqap (oprayuos gnb wo>) uossi2ap an ‘sand “aoxp soit9s ou fsopezonjoaut so] ap esz04eus v| sod epepredsox sas pioqap axdope as arb Lupisioop sombyeno "ip v opzanoe ap toonprsourap wuiaasts[e ats anb ordiourad jo $9 ouusipouuso] 2x80 ap ojduzafa wong tp “sopor ap pexzaqq wap orsrazala aaqy| [9 OD s9]qe4!2UOD Uos 15 ¥ opzanoe ap ‘SopmamtoD so] anuD reUTUUDSIp wRULZOd sox nb O;uatuaps20ud sm 0 puso} wun s9 soura9ax}0 aqap anb of ‘sara ap vxoUENL ofa 3] 23908 somzot09 SoattezOTeA Sopmuoruos sourep anb sett “eon9 ¥] anb vsapisti0D ‘anbrod 's9 07 yonowapaso.d 0 pisyuso} exipexéd un org spur so-a89 ‘S101 -ojsns wxuipezed wn outoo sourezraisexes anb ye ‘iopaute Jap eIDUAZazIP V ‘saqeanjd sauonuido ap epuarspxao9 pj aavatensuastio> A sporaqiap sez9j01 uo asonsisuos anb opzonoe un reosnq & seon9 souordaouod S&] 9p peproezoa vy ap uonsano wy osuadsns ta selap vyuodoxd as SxDap so ez0U ‘ejgoad [op taunsip uoisuauup eun eipey LOU x] osEDe sEzE|ds9p o “eIsopoLL syur visu vim asiauodaxd jee ejpared rong & ‘pepa!sos ey ap onuap uaD9}qHIS9 a8 an souorpeyas ap pax endure v] ap ugrseinfos yw oxdrousdl oqpIp oxiteIado Lipiquues zoovy ap pepreu | HOD ,,(so1quanjso9 so ap voisyforayy v| Ua “OXDaiap IPP tuins0q ¥) oqaavap Jap nyosopy vim offon; groquja x «,,eauys0duisi¥e> 1 ua 4 vuzepou eyosoy ey ta saAqitOM Sond Sousnut Key Fy ap Oxod “OoLIpHAIM| onypuadua jp oxdisud aso ¥ gure] wey “Sopor ap praIdgy] B ap oPPIla pp autuuad anb yepzedun wapso Jp Yoo o1IytoD tia anua ou peLagy EnSaNU ap orppiola yo anb opuepino axdurays semi2e andiyqo sou anb ‘SeaneiO[ eA SUODEDL sensonu sepor op zopeinilas ezous# ordouud un ap vapr vj $9 UoRONStIOD ¥89 op yenuao ezard vy “Jeszaaqun osupsuoo un ap upPNaRSsKOD w jenpralput euogy vj ante LoeTDuED vf reMBUEpUNy ayqysod asary jen w ap orpaws 40d ‘erunouomne gap ordiputzd jap aseq e] azqos zonp eum oxauad oso z0d gXnusti0; “ewepour uopuonn vaso ‘ezanbu & pepyeta® ofeur e; uoD “Tez wh Hp oppuse ig SpprpeRy 11 108 ss6e81 ‘eyo soUE¥O[ ssuPHPT “yOMSSIOYY “A 9p LIP ‘sd aun aonb eorqdosoyiqd o4ed esi, H4gOH| 13 ‘910379] pe ORB “AAD 2g 4) ‘ugranos cee ® Opt uptge ap zquqantoo ap ousodoud fp woo & ‘owauoxtaxo ua anes ijape © opetinge cope wap ges eagony ass ap aed ap TIEN San wy oe onb agony eke on 2) sump jp ayj0s O34 "8 ¥ HOONPO. |», ¢ 000 YRVNIUNVIVAD OO hs HN INC BP HDHD wy wNL Y= voi eo ney op ad ong (8) AK eax eps 5 > SDP 2p kop a | sep op dad ean eee aspen | 9p PRIOWOH FT ‘ouflo] anb ojosoyy jo weyy “epnp uns ‘on, “eueLUNY UOPSEDOSE ap wULIO} saHNbpER ' asiopuoixo vypazed ‘sopo} nsq102 sopor ap visand w “epIA x ap seares0[eA souoradaouoa sey ana pepyeats wy sond ‘Sonprarpur so] anu oxtomnesasju |e tigtqures ours ‘souorsen se] aziu9 onrouTEIUAGLD [e Uy tod Bred oj0s OU “PERNA, {ps ¥Ig9p UOTINIos BT ‘MIMDIINP ONSLOW euN U9 sesOD se exeanne|das onb « ezout pap soanalqo soy erotuyapar anb torsdaouo9 wun woseUteU “uoFaNIos eu ap eouasne pj ayuouruontines eqemadiad ojos exon v] anb oraqo aytousyen3 opus & ‘sexi0 sey anb peproesas ap soysarop spur estan seyjo op wuunsunt anb aiuopras opuars *, [e20ur eapr oxdoxd ns ap pepros w] Js exed eqetue|pox sojEN se ‘ap eum epeo ‘sesoriiyas-oon9 souoradastoo sy axitia oxyyti09 j9 opronpuid> vEqeT, anb gy e sisi9 vf ap ozep spur mos jp oWoD epeaudonn ony wszaNd wyonbe ‘end v] ap soyoso]y soypnut exe g TTA ofS op souE eras ses. dIUVIMPseadosnD seaion sey epusyora X asflres ap guano anb ‘souorsyayy sey ap wazoNE) wpeLLET 99; eurfipozed op orqures anelaus ap oonpuLa|guD orsOMUTIETOD fy wINHOD Maiq jap v2u9 v] op ouiSipoan,yjop jeamanns9 UorsesRUN, BIN EqEIpISUOD 96 and 6] 8 uornyos ap eaneusaape un seoay ap ousodoud |p tos vUZapOYY PEP ¥] 9p sOPIu! 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Gua pongamos por caso, indica que todos los individuos tienen derecho a expresar su parecer a condicién de permitir el que otros hagan lo propio; no se nos dice, tampoco en este caso, qué opinién debemos defender, sino solo que ella debe ser compatible con el ejercicio dela libertad de todos @ opinar. Como se vel criterio la pauta que aqui se proponen tienen la forma de un examen, de un test. Asi concibié también Kant al imperativo categérico, pues este nos impele a examinar siempre silas acciones que queremos realizar, sean estas las que fueren, podrian ser compatibles con un sistema imparcial de reglas de convivencia en el que todos tienen derecho a actuar sin perjudicara los demés, Sinuestras decisiones o nuestras acciones aprueban este examen, entonces ellas seran buenas (en sentido moral) 0 justas (en sentido jurtdico), ya que en ambos casos habran respetado el principio (Vormal) ordenador del Paradigma, que es el de hacer respetar la autonomia en el marco de un orden regido por la justicia, Porlo dicho hasta aqui, se entenderd seguramente por qué el concepto de «valores» es,al menosen primera instancia, uncuerpo extraiio enel Paradigma dela éticade la autonomia, Los valoresesténasociados a una manera homogénea deinterpretarel sentido dela vida y expresan, como hemos visto, el aprecio por conductas reconocidas como ejemplares en un ethos determinado. Aqui, en cambio, dichas conductas pasan a ser relativizadas eigualadasa muchas otrasen el marco de un pluralismo de opiniones que es considerado como un hecho rotundo y basico, sobre cuyo reconocimiento debe recién iniciarse cualquier discusin moral, Son precisamente los valores los que son ahora sometidos a examen: si pasan la prueba del prineipio formal, entonces serdn juzgados como buenos 0 justos —lo cual equivale a sostener que se esté introduciendo un parémetro més abarcador, masabstracto, que lamaremos el concepto de «prin- jos» ode enormas», Estos tltimos términos expresan con mayor precision el tipodeexigencia moral quese hace valer ena concepcién moderna: a aceptacién voluntaria y consensuada de una regla deconducta general queexhibeneutralidad valorativa. Por lo mismo, no encontramos aqui, como en el caso anterior, una gran variedad de preceptos coneretos ligadosa las esferas distintas dela vida, sino tuna sola norma, un solo principio, que hace las veces de pauta continua de referencia para el enjuiciamiento de las situaciones concretas. Ahora bien, decfamos que el concepto de «valores» es solo en principio un cuerpo extraiio, porque [desde el Paradigma de la ética del bien comin suele hacerse la observacién que Ia norma general que ahora comentamos es, en realidad, igualmente un valor, solo que no debidamente reconocido como tal. ) Ineoeuesbn El sentido de In tien Un sistema de principios no exige tampoco que nos adhiramos a él con la conviccién el compromiso emocional que requerian los valores. Lo que aqui se exige es por sobre todo el acatamiento racional del gran pacto de imparcia- lidad, y, como existen fundadas reservas de que todos lo vayan a cumplir espontiineamente, el propio pacto dispone medidas especificas de fiscalizacién reciproca, Se trata, pues, de acatar la norma y de hacerlo racionalmente, es decir, de convencerse de su evidencia, su necesidad y su conveniencia, aunque no fuese sino por un céleulo decosto-beneficio, Es interesante, y reveladora, esta doble cara de la racionalidad politica moderna: ella puede significar el respeto deliberado de la igualdad de los seres humanos, pero ella puede ser también una estrategia de supervivencia con propésitos egofstas; para cada versiGn hay autores importantes que sirven de respaldo™, Esto no quiere decir, sin embargo, que no pueda existir una fe, una creencia firme, en la democracia 0 cn sus principios, sino solo que esa fe no es necesaria, en sentido estricto, para la legitimacién ni para el mantenimiento de la vigencia del principio general. El propio Kant nos ofrece las dos versiones comentadas de la racionalidad: el deber moral de todo ser humano es, nos dice, elegir deliberadamente un orden igualtario y tolerante, espetando la dignidad de las personas, pero, si esto no llegara a serle convincente, al menos debiera comprender que el respeto de la ley es lo que mas le conviene para vivir en paz y prosperidad, «Hasta un pucblo de demonios», dice Kant en un pasaje famoso”, se dejaria persuadir por la idea de que el contrato social es la forma més razonable de vivie, aun cuando lo que los demonios buscaran fuese satisfacer sus interescs egoistas. Ante los sentimientos y las emociones, el Paradigma de la ética de la autonomia expresa una cautelosa, pero firme, desconfianza. Una presencia excesiva de las emociones en la defensa de los valores puede conducir al fundamentalismo, al dogmatismo y hasta al fanatismo, como fue el caso en la ‘mencionada Guerra de as Religiones. Para sortear este peligro de intolcrancia que las emociones suelen llevar consigo, el modelo solicita precisamente que se tome tuna decisién racional, entendiendo por ello una decisién que sea fruto cle un razonamiento sobre las causas y las consecuencias del libre accionar de todos los * La versa altuisa la enco mente e , ntramos principalmente ex la obre de Kant, la versa caleuladora sp obra de Hobbes, De abs veins hay michas vas dele ees ® Cf Kani, mane, Hacia la paz perpetua, edeién de Jacobo Munoz, Madrid: Kibloteca Nueva, eae Perpe 7 . Wbliotsca Nueva, pu sofosed sown > & 607-902 “pBT-08T “ld ‘e661 ‘eKOUP EMERY spLPEY, ‘ang zanipoy Sop) ap voRype ‘syouoM soma 50] 3p NOD} WT “aIepy “aN p> P A owsimne p> a13u0 sey90 apond uorsoap wise anb openiouio> sowoy eA ‘etgisiop widoxd my o> opeuufay sey oj ower 93 anbuod :s9“egpes0u Lap20 5nso seadaov ogap amb od?» exuntiaad ve eysancisa sofa v ‘089 sod Ssopzson|ott so} 2p arqy uorspop wxdoxd v9 ofpoxt Jap rapea ap EUAN aN “tA 9p sesoueur sexisont a2g08 sopor ant aquauesoniadsay seSoqeIp ap pepyiqisod sont ap How nb outs uorxpuoo ¥| $9 anb ap soprouaxuioo soweIsa anbiod opsoey sounsqap ¢ ‘jeiD68 axed tm sega} ap UOIsEop ensanU ap oxpatt I0d -b[Pa 019984 # oprautozdzon soutiay sou somsr sonosou anbiod pepyyesredun ¥{ 9p odpund Jp smadsex sommqaq] Sopeionjoauy ayuaureuessoou soxre] et sox Sopot anb [9 uo ouvureun o¥opp un 9p 0 osoas¥o> un ap tigi LD JSP 5 6p anb sopuodsaz nb wnqey ‘smenoua o opiypaso pepreorectan yj ap oxdioued pp anb zedace soureyroqap ant zod ‘pap so “euiipereg aiso jp WOISeATIRGT op up ancony vf $9 ypno ouane oseo ja uD ow “uy tua ‘soureunfasd SOL *Jopoa wn ou ‘muuiow wun so eardse as anb Je opranze ja awtauiestoaid oso 40g “sewop sey uoo auaxteoy ed snsrxo09 v 89], wepand sep anb ta opour jp ojos ues ous ‘eyuouoane ns viadsar 98 sand ‘seroueas9 se] zezesroaqun apuarasd 48 ott anb wrouaroyp ns ous uo wea euro as ‘opresiuoD Je fexouu exia|gord fp a1Te atteaojaus vas soparo ap o seamayno ap pepisiaaip e| anb ‘owsondns sod “exapystio> 98 ON "ewRipese, ppp jesaual ordoutid jp zexdope ap peprsaoau vw o ePsUapIAd % ® ompuos and owuorureuozes un smsuOD ase WS aIqos ered ‘SB;S}085 Soutios sopor anb ap uorpeeisuoo xy eisey 0 ‘ofl ]pIP ap peprreded v| ‘eto De! 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Para ilustrar esta manera de concebir la moral, Michael Walzer emplea la metéfora de la sinvencién». En este modelo, la moral se imventa; son los seres humanos los que, reunidos imaginariamente en una convencién, deciden construir o acordar juntos cuales serén las reglas que les permitirén coexistir ejerciendo cada cual su libertad”. Nos toca hacer también en este caso una sintesis de los rasgos que caracterizan al Paradigma de (a ética de la autonomia, con la idea de resuimic lo que hemos aprendido sobre su naturaleza y sus alcances. Vimos, en primer lugar, en qué sentido se afirma que el ideal moral consiste en construiruna sociedad justa para todos los seres bumanos: lo que se quiere poner en el primer plano es la posibilidad de que la convivencia pacffica se funde en el respeto de la autonomia mediante la constitucién de un orden social de imparcialidad. Hemos ilustrado esta concepcién explicando el modo en que Kant concibe el principio del imperativo categérico, o Adam Smith el critero del eobservador imparcial». Y enumeramos igualmente los rasgos constitutivos del Paradigma: el formalismo, la existencia de un sistema de normas, la desconfianza frente a las emociones, la perspectiva dela tercera persona, el universalismo y la referencia al contrato y el didlogo como crterios tltimos de fundamentacin. El resultado es, también aqui, uncuadrocoherenteenel que vemos disefiado unideal de consensomoralcentrado ent la capacidad de los sees humanos de imaginar una forma racional de regular sus conflictos. Podriamos entonces caracterizar, correlativamente, a esta vision ‘como la aspiracidn a obtener un consenso utépico. 6. Reflexién final La existencia de dos grandes paradigmas en la historia de la ética ¢s un hecho importante y aleccionador. Alguna raz6n profunda debe existir para que los seres hhumanos vuelvan una y otra vera formular sus aspiraciones morales recurriendo a semejantes modelos. Cada uno de ellos expresa, como hemos visto, una forma coherente yconvincente de explicar cual deberfa ser la mejor manera de vivir. Gf. Wale, Michael, «Tres serderos de la filosofia moral, pp. 14s. la presentacién de sus posiciones, o de sus argumentos, hemos acentuado deliberadamente la lgica interna que los anima o articula, con plena conciencia de que podriamos asi estar extremando la oposicién al modelo alternativo. Por eso, precisamente, dijimos que los tratariamos como paradigmas, y no simple- mente como temas dela ética, Pero es obvio que podrian buscarse, y encontrarse, muchas formas de conciliar las pretensiones de ambos modelos. Esto ha ocurtido con frecuencia en la historia dela disciplina, y ocurried seguramente también entre loslectores de! presente libro, quehallarin mas de una forma de vincular los rasgos Gticos que aqui aparecen contrapuestos. Hasta podria decirse que en la ética contempordinea predominan las propuestas de conciliacién entre los paradigmas, pues se admite explfcitamente que hace falta reconocer la logitimidad de algunas de las reivindicaciones esgrimidas en ambos casos, a fin de buscar una nueva sintesis en el planteamiento de las cuestiones morales, No obstante, aun en las propuestas de reconciliacién, suele reiterarse la tendencia a privilegiar una de las perspectivas en disputa. Volvamos a los casos ejemplares con los que dimos inicio a esta reflexién. La impiedad de Aquiles frente a los reclamos de sus parientes y amigos puede interpretarse, naturalmente, como un modo de transgredir el sistema de valores de su comunidad; su desmesura es una falta de respeto del bien comiin y un alejamiento de la actitud virtuosa que se espera de un combaticnte, Pero su conducta podrfa entenderse asimismo como un modo de quebrar el orden equita parcial que aun en casos de guerra deberia reinar entre los individuos; Aquiles se esta dejando llevar por sus emociones y esté sobrepasando los limites del ejercicio de su libertad personal. Otro tanto cabria decir sobre los casos que nos transmite el Informe de la Comision dela Verdad y Reconciiacién, Las imagenes del sufrimiento de esos compatriotas nuestros sacuden nuestra sensibilidad moral y nos revelan el grado extremo de deteriozo de los valores que sostienen nuestra vida en comin; ellas despiertan en nosotros la urgencia del compromiso con la solidaridad, Ia justicia y la vida ciudadana. Pero es claro igualmente que en esas imagenes se pone de manifesto una flagrante ruptura del pacto que funda nuestra vida social; no se ha respetado la vida, ni la libertad, ni la autonomfa de las personas, y se ha pretendido echar por tierra el entero tejido institucional que reposaba sobre la democracia y el estado de derecho. Las dos formas de jurgar moralmente los hechos nos remiten a los criterios que emplea cada uno de los paradigmas analizados para valorar la mejor manera de vivir. A través de ellos se logra articular conceptualmente la experiencia limite que habfamos comentado al inicio con las expresiones «Basta ya» y «Nunca més» 8127 “8 “fp “uppooup ‘eno zo ofan asa w| nbune “opauas as uo sajmgisy ap uoseexdanut wm asodoad zomne bu uo “ggg a1} ‘BONING Nps wf FPA], SIC EPSETY ap aug fe JW OHA 5 ‘va1ta ¥389 © WorongENUOD wun Jas wxaIsmb sourewasard nb O34 TH - lina ap piaupus soloue vj sqauaqiauputtad 4028Nq Ho B}S1SU09 Ayata op DAoUDA solout x] eyosory vy wxed ‘anb os9 10d s199p soureszpod ‘wauysoduait09 peparvos vy varejd sou anb soras soy & seuajqoad so] ap zn] ¥# Hong woTsdaoto9 ns opus -ardronuy"epra ej ap varrezopea euetuny erouariadxo watsizap vasa opurenacatzadxa ‘ea anb soigute> so, arqos & seso9 se{ ap opntias yo asqos seaqrap ouu0d sow ey] anb ua epipour vj ua ‘guOar v] ve “eyosOTY UI pes axdurars eqEIso tara ap Dioupus soleus vj anb o8o148 oyoso]y JP wasuag “LoD ¥] ap 398 ap OTE x] ‘sojaoisizy unos ‘era oWoD ‘soloue aia ¥ Sopos ¥ souEpNce FoquDKITEANIE ‘gas azomnb wunyp peprreuy ns oxeg "von9 v] ap jomjdaouor o rouge) uosstioNNp {y zeure]] U9 opruaauos souoy anb o[ ap aired weuss0s SMDap sq “OOyOSOIY saipyzeo ap ‘Sepor “tos ‘Somn9 sapDgap SO| ¥ SopEoIPap oq Jap Some sj wa ‘upzingios anb sx] ooo jse ‘ugrsonponuy wiso ta sepenuosaid souOPKayjaI Se a

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