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Hokuou Kizoku To Moukinzuma No Yukiguni Karigurashi Volumen 1
Hokuou Kizoku To Moukinzuma No Yukiguni Karigurashi Volumen 1
El baile en el país extranjero al que soy invitado una vez al año, es un lugar donde
hombres y mujeres buscan candidatos para contraer matrimonio.
La atmósfera del salón se encontraba lleno de vida. No se podía evitar. No había
muchas ocasiones en las que hombres y mujeres podían socializar.
Apoyando mi espalda contra la pared junto a mi amigo, hice contacto visual con la
señorita en frente de mí.
Su cabello rubio estaba apropiadamente peinado y la piel que se podía ver entre su
vestido rosa pastel brillaba intensamente. Asumí como quise que estaría en medio de
su adolescencia debido a su ineptitud en el baile.
Todavía era joven, pero su cuerpo ya era lo suficiente voluptuoso. Inconscientemente
posé mis ojos sobre sus pechos; no obstante, cuando subí la mirada para contemplar su
rostro y le sonreí, sus mejillas de inmediato se ruborizaron de un profundo rojo.
¡¡Puedo hacerlo!!
No tiene sentido presumir, pero confío totalmente en mi apariencia.
Mi largo cabello blanco-plateado, insólito en todo el mundo, se encontraba trenzado
y colgando sobre mi hombro izquierdo. Asimismo, los ojos azul profundo que
únicamente aparecían en nuestra raza, recibieron en repetidas ocasiones halagos sobre
que eran los más hermosos incluso entre nuestra gente; aunque mi personalidad era
algo cuestionable.
Por consiguiente, mi apariencia era muy notable en el baile, con solo una sonrisa mía
las mujeres se acercaban. Junto a mí, escuché a mi amigo decir «Es suficiente», pero no
podría importarme menos. Se trataba de una oportunidad que venía solo una vez al año.
No puedo darme el lujo de dejarla pasar.
Sin embargo, nada en el mundo resulta como uno quiere.
La dama de compañía detrás de ella le susurró algo. Luego, la señorita que sujetaba
sus mejillas avergonzadamente se fue de inmediato.
—Ah~.
—Nada de «Ah~».
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1 N. de la T. Yukiotoko: literalmente significa hombre de las nieves. Aquí Sieg se confunde y cree que ese es
el nombre de Ritz, ya que todas las chicas comienzan a ll amarlo por su apodo “Yukiotoko” (hombre de las
nieves o Yeti).
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Sieg-sama, que sea tan amable con alguien que ensució el vestido de una dama, estoy
conmovido.
No obstante, solo palabras frías salieron de su boca.
—Charlemos en otro lugar…
—¡!
…Eh, oh, no me está considerando seriamente, esto se siente más como, ¡¿no es más
parecido al trato que recibiría un soldado de reserva que cometió un crimen?!
Fulminándome con la mirada con esos ojos penetrantes, seguí en silencio a Sieglinde
como una vaca siendo llevado el matadero.
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CAPÍTULO 02
%
INTERROGATORIO E INFORME DE SITUACIÓN
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Mientras miraba sus piernas, a sus grandes muslos, ella formuló una pregunta de la
nada así que terminé sobresaltándome. Cuando levanté la mirada, mis ojos se
encontraron con los de ella.
—¿Por qué comentaste que querías casarte conmigo?
—P-pues.
Su mirada era sagaz, como si censurara a un criminal.
Entonces, se trataba de un interrogatorio después de todo… Gotas de sudor se
formaron en mi frente.
—Cómo puedes ver, mi apariencia está lejos de verse femenina. Además, no conozco
la etiqueta que las esposas de los nobles deben tener.
Ciertamente, sus hombros eran anchos y fuertes para una mujer. También era alta,
de modo que era difícil definir su género a primera vista.
No obstante, a decir verdad no puedo explicar por qué me sentí atraído hacia ella de
inmediato. Sé cómo se llama este sentimiento, pero es muy vergonzoso decirlo en voz
alta.
Por encima de eso, ni siquiera consideré la aristocracia de aquí. Ya que nuestros
ciudadanos son una raza de personas que cazan en un medio ambiente inhóspito.
Sobrevivir es mucho más importante, no nos podemos dar el lujo de ser elegantes.
—Sin mencionar que no soy joven.
—¿?
—…Mamá dio a luz a diez niños y comenzó desde los dieciocho años.
¿Cuál es la relación entre la edad y tener muchos hermanos?
—Considerando mi edad, no podría tener tantos hijos.
—¡!
—¿Qué?
—No, no es necesario que tengas tantos. Incluso con un niño, la aldea tendría un
ambiente festivo.
Sieglinde dijo que era la menor de diez hermanos. Puesto que se crio en una familia
de soldados, no recibió ninguna educación para ser una mujer noble.
Qué difícil es ser una mujer de la nobleza. Son despreciadas si no se han casado a la
edad de veinte.
Por una mirada rápida, al principio creí que tendría más o menos mi edad o un poco
más joven. Por supuesto, en la alta sociedad, donde se espera que las mujeres
contraigan matrimonio, no es tan joven para una mujer soltera.
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—…
—Te acompañaré si te parece bien.
—¡¿Eh?!
Sorprendentemente, Sieglinde vendrá a las tierras fronterizas.
—¿E-en serio?
—¿Acaso parece que te estoy mintiendo?
—¿Por qué?
—Es conveniente para mí, lo admito.
Ella también tiene sus pormenores.
Sieglinde Von Wattin se enlistó en la armada cuando tenía trece años. De tal forma,
juró lealtad al monarca y se lanzó a la guerra como le dijeron; sin embargo, ahora que
había paz, las personas sugirieron que debía casarse y la enviaron al baile.
—No sabía cómo debía vivir de ahora en adelante… Mi inútil dignidad no me
permitiría simplemente vivir en paz dependiendo de mi esposo.
—…
—Sin embargo, si es en tu país, creo que puedo encontrar un nuevo yo.
Estaba emocionado por este repentino desarrollo; pero, luego Sieglinde impuso una
condición.
—Tengo una petición.
—¿Sí?
—Me gustaría que fuéramos marido y mujer temporalmente por un año.
—¿A qué te refieres?...
—Quiero vivir juntos por un año, entonces, si no estás en contra, me convertiría en
tu esposa oficial.
—¿Por qué sugerirías eso?
—Tengo que organizar mis ideas. Estoy segura que lo mismo se aplica a ti. También
podría haber ciertos aspectos que solo veamos una vez que vivamos juntos. Solo
después de que conozcamos todos los altibajos de cada uno, ¿no podríamos llamarnos
marido y mujer?
—…Eso es…cierto.
De modo que, por último, acepté su condición.
Estoy agradecido de que venga a la frontera. Además, mencionó que pospondríamos
hacer niños, así que seré paciente.
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CAPÍTULO 03
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UN PLACENTERO VIAJE DE COMPRAS Y EL PRIMER DÍA
Ya que tuvimos un firme apretón de manos entre hombres (¿?), pensé que las
negociaciones habían terminado; pero, me detuvieron en una posición incómoda
cuando traté de levantarme. La charla aún no había terminado.
Me dijo «Siéntate», así que lo hice como un perro obediente.
—¿Hay algo más?
—No, solo me preguntaba cuando Revontulet -kyou regresará a casa.
—Dentro de cinco días.
Debido a que era una oportunidad de pasar el tiempo libre una vez al año, me
encargaba del trabajo por adelantado y perdía el tiempo aquí.
Otras personas piensan que soy un adicto al trabajo ya que trabajo todos los días;
pero, eso no es cierto. Estoy ocupado todos los días con el fin de sobrevivir.
El dinero que el estado proporciona desaparece rápidamente entre las reparaciones
de la fortaleza y las exterminaciones de plagas, así que para reponer la falta de fondos,
tengo que cazar animales por su preciada piel o elaborar figuras tradicionales.
Así que el baile es la única oportunidad que tengo de expandir mis alas. Sin embargo,
ya que encontré una esposa, planeaba relajarme el resto del tiempo.
Tras escuchar mi agenda, Sieglinde descansó la cabeza so bre su mano e hizo una
expresión seria. Luego de un rato, me volteó a ver llena de determinación y me mostró
una sonrisa celestial.
—¿Podrías venir a mi casa pasado mañana? Me gustaría presentarte a mis padres.
—¡!
Es verdad. Los nobles requieren la bendición de sus padres si van a casarse, sin
importar su edad. Además, voy a llevarla a otro país. Tengo que explicarlo
apropiadamente y hacerlos comprender.
—¿Puedes?
—…Sí, desde luego.
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❄❄❄
Al día siguiente.
Recibí una carta en el hotel. Era de Sieg-sama, preguntándome si tenía algo de
tiempo. Por supuesto que contesté «¡Sin duda alguna!».
Afuera, la nieve se había apilado, pero era lindo comparado con las tormentas de
nieve en mi país. Me preparé con antelación para no llegar tarde.
Luego de rasurarme, me coloqué una banda para el cabello como de costumbre y
rápidamente me puse pantalones. A continuación tomé un abrigo mullido hecho de piel
de alpaca y lo usé.
También até mi largo cabello, el cual llegaba hasta la cintura.
Para los hombres de este país, lo normal era tener el cabello corto, así que sería
considerado raro si tuviera mi largo cabello trenzado como el de una mujer.
Durante los bailes, donde personas de diferentes nacionalidades se reúnen, no es tan
malo, pero no sucede igual en las calles.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Cuando eché un vistazo al reloj, ya casi era hora, de modo que me dirigí hacia nuestro
punto de encuentro.
Ubicado a unos cuantos minutos de distancia, la plaza del reloj se encontraba
atestada de personas. Aparentemente, este lugar, desde donde se podía ver la catedral,
era popular entre los jóvenes como un punto de encuentro.
Encontré a la mujer alta con inusual tono de cabello sin muchos problemas. La saludé
con las manos y me acerqué.
—Lo siento, ¿te hice esperar mucho?
—No, acabo de llegar.
Sieg le dijo a la señorita junto a ella «Tengo compañía». Para atraer a una mujer en
tan poco tiempo, me sentí un poco envidioso.
Una parte de mí ya lo sabía y ciertamente las ropas de civil de Sieg eran masculinas.
Era algo decepcionante que no hubiera ni un rastro de algo femenino.
Cuando me preguntó qué íbamos a comprar, respondí que adquiriríamos
suministros básicos para mudarse al norte.
—Ah~, pero no creo que encontremos ropa de invierno aquí.
—En serio.
Es mejor conseguir ropa hecha de pieles; no obstante, la que venden aquí es por
moda. Dudo mucho que vendan cosas para mantener el calor.
—Debí haber preguntado de antemano. Viniste hasta aquí.
—No es verdad. Me alegra que me hayas invitado.
La expresión apenada de Sieg fue sorprendentemente linda, así que terminé
mirándola fijamente, a lo cual ella desvió la mirada. Qué mal.
—Entonces, echemos un vistazo alrededor y-
—¡Cuchillos! ¡Vayamos a comprar cuchillos!
—¿Cuchillos?
—Así es. Para despellejar y destripar.
Charlamos mientras caminábamos ya que el tiempo era preciado.
Considerando que había muchas personas, sujeté la mano de Sieg para que no nos
perderíamos entre la multitud. Su mano estaba fría, así que la puse dentro del bolsillo
de mi abrigo y empecé a caminar.
Las hojas de este país tienen una gran fama por su filo, de modo que siempre
compraba algo en cada ocasión.
A medida que platicábamos, maniobramos entre la muchedumbre.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Luego de esa perturbadora compra, paseamos por las calles por un rato. De camino,
Sieg me detuvo para entrar a una tienda de juguetes.
—¿Qué vamos a comprar aquí?
—Algo así como un juego.
—¿?
Al seguirla, llegué a un lugar donde vendían cartas y otros juegos de mesa.
—Mi conde, ¿ve algo que le agrade?
—Um, nada en particular.
—En serio, milord.
Jugando maestro y sirviente por alguna razón, Sieg me explicó cada juego
seriamente.
—Realmente no sabes nada.
—Um. Bueno, no tenía un compañero de juegos o quizá debería decir que no tenía
tiempo para eso.
—…
En ese momento, en la tienda de juguetes, me percaté que apenas tengo algún
recuerdo de haber jugado.
—No había ningún niño de mi edad y tuve que trabajar desde muy joven.
Cuando murmuré eso, me sentí un poco vacío. Mi primer amigo también fue un
extranjero que conocí en la alta sociedad.
—Ritzhard Salonen Revontulet.
—¿?
Por algún motivo, Sieg hizo una reverencia con la cabeza y extendió la mano.
Mientras ladeaba la cabeza, confundido, la onee-san con ropa de hombre sonrió
ampliamente. En ese estado, lo que salió de su boca no fue nada más que especial.
—¿Me darías el honor de ser tu primera compañera de juegos?...
—¡!
Se trataba sobre nuestra relación.
Finalmente, me percaté de que estaba preocupada sobre la brecha cultural y de
costumbres entre personas de diferentes países. Quizá por eso, sugirió que fuéramos
“esposos temporales”.
Está bien, solo ser compañeros de juegos en una atmosfera relajada. Podemos
progresar a partir de ahí.
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Tomé su mano extendida y la apreté con fuerzas una vez más antes de soltarla.
Mis ojos se pusieron llorosos como anoche, pero lo descarté solo como dolor de
huesos.
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CAPÍTULO 04
%
UN TENSO VIAJE EN CARRUAJE Y LA CASA WATTIN
Han pasado tres días desde que conocí a Sieg. El día de hoy iré a visitar la casa de su
familia.
Ya que toda esta dura prueba fue decidida de prisa, no tengo nada más que una
escultura de madera de un oso polar; pero, ya que no había otra cosa, opté por llevarlo
como regalo. Originariamente estaba en la tienda de la aldea, sin emb argo, como no se
vendió lo recogí. Planeaba dárselo a mi amigo o algo así.
En la estación un excepcional y excelente carruaje tirado por cuatro caballos
aguardaba allí. Había escuchado que el escudo de armas de la Casa Wattin tenía franjas
amarillas y negras con tiras en forma de corona, estaba seguro de que el carruaje frente
a mí era el transporte de hoy.
Después, el conductor del carruaje vio a este campesino, descendió de su asiento y
declaró:
—Lo esperábamos, señor.
Debido a que abrió la puerta muy cortésmente, dije sin pensar una disculpa.
—Buenos días.
—¡B-buenos días, Miladi!
Sentada con las piernas cruzadas, Sieg me saludó de manera concisa. Ya que mi
corazón no estaba preparado por alguna razón hablé respetuosamente.
Es la segunda vez que estoy con una mujer más grande que yo, pero todavía no me
acostumbro. Me senté junto a ella con una expresión tensa en mi rostro.
Agonizaba sobre cómo debería pasar las próximas tres horas; no obstante, parece
que olvide que tengo una personalidad bastante simple. Tan pronto como el carruaje
comenzó a moverse, también lo hizo nuestra conversación.
El tema era sobre la frontera en la que íbamos a vivir, Laponia.
Había algo de historia y costumbres que necesitábamos repasar.
En ese ambiente hostil, las personas rinden culto al Espíritu desde hace mucho
tiempo. Sin embargo, hoy en día no muchos creen en él. Aunque los jóvenes todavía
ofrecen sus respetos, tratan de no aprender malos hábitos.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Ese mal hábito es “No ayudar a los demás a fin de que uno pueda sobrevivir en este
ambiente hostil”. Debido a este mandamiento del Espíritu, los aldeanos solo confían en
sí mismos y en sus familias, rara vez interactúan con el resto.
Aunque exista dicha costumbre, los aldeanos festejan cuando nace un niño. Se dice
que una nueva vida es una preciosa bendición del Espíritu.
Cuando dan luz a un bebé, los aldeanos llevan buena comida a esa casa como ofrenda
para que el niño crezca saludable.
Hay muchos jóvenes que piensan «¿Estas dos enseñanzas del Espíritu no se
contradicen?», pero no se puede hacer nada al respecto ya que es una tradición antigua.
Además, hay otra cosa sorprendente en relación al Espíritu.
Se trata de la familia de una raza de guerreros que mis padres trajeron hace diez
años. Ni siquiera sé de donde son. No me puedo comunicar muy bien con ellos; a pesar
de eso, trabajan como sirvientes en mi casa.
Aparentemente, perdieron su tierra natal por lo que fueron al exilio; sin embargo,
mis padres los convencieron para que vinieran a la frontera.
Ellos también rinden culto al Espíritu. Aunque, desde luego, se trata de un Espíritu
diferente.
En su momento me esforcé por aprender su idioma y cultura, pero sin resultados.
Ellos no usan mucho el lenguaje verbal para comunicarse.
Se comunican entre ellos por medio de gestos. Golpeando sus pechos, levantando los
dedos, etc. Me llevó algunos años entender esos gestos. No obstante, solo transmiten
ideas sencillas, así que no puedo formar oraciones complejas.
Continúe hablando sobre esas historias durante el viaje. Afortunadamente, Sieg
escuchó detenidamente y no parecía descontenta.
De repente, clavó su mirada en mí, de modo que pregunté qué sucedía.
—Ah, simplemente tenía curiosidad sobre si tú mismo trenzabas tu cabello.
Cuando lo afirmé, recibí un alago.
—Bueno, debo de admitir que esto también es parte del culto al Espíritu.
Desde tiempos antiguos, dicen que hay un poder misterioso en el cabello. Al
mantenerlo largo, supuestamente protege a las personas de los desastres.
Bueno, existe esa creencia, pero es inesperadamente cálido cuando lo envuelves
alrededor de tu cuello.
—¿Has tratado de dejar tu cabello largo?
—Ahora que lo pienso, nunca lo he intentado.
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Menos mal que había una alfombra suave en el piso, así que no creo que el impacto
haya sido tan malo; pero, Sieg procedió a inmovilizar al chico con una rodilla y torció su
brazo hacia arriba.
—¡¡Auch, se está rompiendo, se va a romper, auch, auch!!
—Todavía no se rompe.
—¡¡Auch, se va a romper!!
—…
Escuchando las suplicas del chico, Sieg lo dejó ir. Todavía boca abajo, masculló.
—E-estúpida anciana…
—Hablamos en una habitación privada, Claus.
—No…
—Solo sígueme —afirmó Sieg mientras se llevaba a la fuerza al chico.
Unos minutos después.
—Hola… Encantado de conocerte. Claus Von Wattin a su servicio.
—H-hola…
—Hablé imprudentemente antes. Me disculpo.
—No hay problema…
El chico fue reeducado en cuestión de minutos.
Claus es el hijo del hermano mayor de Sieg. Al parecer, está visitando la casa de sus
abuelos porque está de vacaciones.
Mientras tenía una breve charla con Claus, fui notificado de que los padres de Sieg
arribarían dentro de poco.
Cuando se marchaba, Claus me miró un poco incómodo.
—Um, Revontulet -san.
—¿Sí?
—Fui muy grosero. Lo siento.
—Está bien. No te preocupes.
—…
El chico hizo una profunda reverencia y salió de la habitación. Durante la
conversación, parecía algo asustado de Sieg, así que me preocupé sobre qué tipo de
educación recibió en el cuarto privado.
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Mi tiempo en la mansión de los Wattin transcurrió rápidamente.
—En ese caso, nos veremos dentro de dos meses.
Despidiéndonos, Sieg me ofreció su mano para un apretón.
Ya que se trataba de la tercera vez, fui más precavido.
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CAPÍTULO 05
%
BIENVENIDA, ESPOSA MÍA
La primera cosa que hice luego de regresar fue limpiar la habitación que mamá usaba
para que Sieg pudiera vivir allí.
Debido a que mi madre tiene una complexión pequeña, pensé que Sieg no podría usar
las ropas de ella, de modo que las moví a otra habitación.
Aunque no podría vivir una vida lujosa al casarse con un conde tan pobre, por lo
menos preparé todos los enseres necesarios.
Compré del carpintero de la aldea un escritorio, una silla, un tocador y una cama,
todas en tonos de rojo. Porque me sentía intranquilo con la habitación de un brillante
rojo, coloqué un mantel blanco encima del escritorio y piel de conejo blanco en la silla.
Hice lo mismo para los otros muebles, equilibrándola con objetos blancos.
Sobre el piso extendí una alfombra tejida en un país extranjero. Se trataba de un
artículo con finos círculos bordados sobre una base gris.
Luego, terminé de preparar la habitación al cambiar las cortinas y comencé a
preparar las ropas.
Para el abrigo usaré pelo de reno, tomé el que tenía en casa y se lo encargué al sastre.
Para los zapatos, yo mismo los hice usando piel de reno blanco. Alisté tres pares por el
momento.
Generalmente visto ropas tradicionales hechas con telas reforzadas con lana. La tela
se tiñe de un colorido azul como base y bordo con hilos rojos y amarillos varios patrones
alrededor de las mangas, pecho, cadera y dobladillo. Alrededor del pecho lo alineo con
un material mullido y los aseguro con broches plateados, creando una prenda para
prevenir el frío.
En el caso de las mujeres llegan a la altura de las rodillas, mientras que los hombres
hasta las caderas, y se sujetan con un cinturón. Algo que es idéntico,
independientemente del género, es que usamos pantalones abajo.
Dudé sobre el largo para Sieg; no obstante, decidí una altura intermedia entre la de
los hombres y las mujeres.
Mientras preparaba las cosas para ella, llegaron sus cartas varias veces.
Escribía inesperadamente bien. Recibí cartas atentas sobre su estado actual una vez
por semana. Cuando le envíe sus ropas y zapatos terminados, me envió cartas de
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Miruporon era más alta que Sieg y yo. Hasta podría crecer más, ya que continuaba en
su adolescencia. Me di cuenta de que fui capaz de ver a Sieg como mujer debido a que
me encontraba rodeado por una familia tan alta.
—Miruporon, ella es Sieglinde.
—…
En lugar de presentarse ella misma, golpeó su pecho con el puño. Este gesto es el que
más usan. Su significado abarca consentimiento, respuesta y gratitud.
—Mi esposa.
—…
Levanté mi dedo índice y señalé a Sieg. Empezando por el pulgar, significa padre,
madre, hijo.
—¿Meronmeron, madau? (¿Mamá de Gran Rey?)
—No, no madau (mamá)…
No pudimos comunicarnos con claridad otra vez.
Sólo sé que Meronmeron se refiere a mí.
Me rendí en explicar la relación entre Sieg y yo, y proseguí a describir la agenda a
partir de ahora.
—Entiendo que estás cansada del largo viaje, pero partiremos de aquí pronto.
—Ah, no me importa particularmente.
Sieg dijo que estaba bien incluso si nos marchábamos enseguida.
El motivo por el que tengo tanta prisa, es que se necesitan cinco horas para llegar a
la aldea y si salimos en la tarde el frío feroz nos atacará. Le expliqué que esperaba
terminar el viaje antes de que se hiciera tarde.
Le mostré la ruta con un mapa mientras le contaba sobre el resto del horario y nos
marchábamos del puerto.
A las afueras de la ciudad, recogí el reno que cuidaba una cabaña por una cuota.
Parecía haber descansado mucho y tenía bastante energía.
—Entonces, ¿esto es un reno?
—¿Es la primera vez que ves uno?
—Sí. Sorprendente. Es muy grande y lindo.
En todo el mundo los renos blancos son raros y no viven en ninguno otro lado. Al ver
que el reno tenía pelaje blanco por todas partes, los ojos de Sieg brillaron.
—Si algo sucede mientras estés sobre el trine, sopla esto y el reno se detendrá.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
❄❄❄
El escenario era de un blanco puro.
Los árboles a un costado del camino disminuían a medida que procedíamos a las
llanuras.
Tras una hora de viaje, detuvimos el trineo para tomar un descanso.
Frente a nosotros se encontraba una de las cabañas que se podían encontrar a lo
largo de esta región, las cuales proveían de un lugar de descanso para los comerciantes.
Luego de verificarlo con Sieg, conduje al reno a las caballerizas.
También le agradecí a Miruporon por proteger a Sieg osadamente y comenté sobre
descansar en la cabaña.
—Disculpe, señor, me gustaría comida para tres personas.
—…
Sin decir una palabra, el hombre de la cabaña desapareció en la parte trasera de la
habitación. Debido a que las personas de este país son muy cautelosas y tímidas de los
extraños, ese tipo de respuesta es normal. Charlando sobre cosas como esa, nos
sentamos en unas sillas frente a la chimenea.
—Montar un trineo fue muy sorprendente, ¿cierto?
—No, fue muy divertido.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
—¿En serio?
En el país de Sieg, el medio de transporte convencional son carruajes techados.
Cuando le pregunté preocupado si no le molestaba moverse en un vehículo expuesto,
obtuve una respuesta favorable.
Luego de que conversamos por un rato, la comida llegó. Desde luego, se trataba de
comida casera hecha por el señor, aun así tenía que pagar.
Tras saldar la cuenta, comenzamos a comer.
Frente a nuestros ojos había una comida sencilla de sopa de reno, pan de centeno y
algo de queso.
Ya que nuestro cuerpo trata de calentarse a sí mismo en este clima frío, empleamos
muchas calorías. Si no las reponemos, nos agotaremos muy pronto.
La sopa de reno es bastante audaz.
Viendo a Sieg probar la sopa, pregunté por si acaso.
—¿Está bien? ¿Puedes comerla?
Sin embargo, Sieg dijo que estaba sabrosa.
Fue en ese momento donde me sentí aliviado de haber elegido a una esposa tan
confiable.
- 37 -
CAPÍTULO 06
%
EL ÁGUILA CARMESÍ
Nuestro viaje procedió sin problemas, algo muy inesperado. Incluso cuando pasamos
tres cabañas en el bosque, Sieg no mostró ni una sola señal de cansancio. Sentí
admiración. Realmente era una persona de la milicia.
En la tercera parada, almorzamos. Aunque solo íbamos sentados, se usa una gran
cantidad de energía. Incluso si no sentíamos hambre, comíamos bastante bien.
Ordenamos comida (※pagamos) del viejito que trabajaba allí; sin embargo, nos
entregaron seis rebanadas gruesas de pan de trigo y seis cortes delgados de queso ( ※
para tres personas). También nos sirvieron bebidas, pero estaban frías, así que tuve un
sentimiento indescriptible. De las tres cabañas donde nos detuvimos, era la más cara,
pero la comida fue la más sencilla, a eso me refiero.
Aceptando la realidad, pensé en formas de volver la comida tan sabrosa co mo fuera
posible. Ensarté el queso en los asadores que estaban sobre la mesa y los asé a la parrilla
con la chimenea. Tras unos cuantos segundos, el queso se derritió y la superficie quedó
brillante. Después lo coloqué sobre el pan y se lo entregué a Miruporon. Hice otro para
Sieg. La segunda vez, Sieg derritió el queso. Cuando le comenté que sabía mejor porque
una chica lo hizo por mí, sonrió con amargura. Estaba diciendo la verdad, a lo mejor no
me creyó porque lo mencioné casualmente.
Luego que terminamos de comer, extendí el mapa y comencé a explicar la ruta a
partir de aquí.
—Dentro de dos horas, el sol se pondrá así que tal vez quieras usar otra capa de ropa
abajo.
—El sol se pone así de pronto.
—¿Te sorprenderías?
En verano, el sol se oculta un poco después del mediodía. Además, se trata de una
región tenebrosa donde el sol no se eleva por dos meses seguidos. Los ojos grises de
Sieg se abrieron de par en par con sorpresa, mientras hacía una expresión seria.
—De modo que, cuando salgamos del bosque, la temperatura bajará del punto de
congelación. Por lo tanto, nos detendremos cada quince minutos para revisar.
—¿Revisar qué?
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
—Hipotermia.
La hipotermia. Es un síntoma que aparece cuando las personas no logran mantener
su temperatura normal en ambientes fríos. El calor corporal continúa bajando,
provocando un descenso en las actividades vitales hasta que se detienen por completo.
Las personas llaman a esto: muerte por exposición.
—Cuando viajamos en renos por la aldea, a veces las personas mueren de esa forma…
Conforme explicaba, no pude continuar. Sieg me observó preocupada; pero, no podía
encontrar las palabras para describir las emociones que sentía.
—Lo siento, Sieg…
—¿Por qué te disculpas?
—Morir mientras viajas, apenas me di cuenta de que eso no es normal.
—…
Me críe en una aldea pensando únicamente en la familia y, cuando ellos se fueron,
viví en un entorno donde solamente me preocupaba de mí mismo. Al percatarme que
era la primera vez que estaba a cargo de la vida de alguien más, noté una ve z más la
gravedad del asunto.
Debido a mi decisión arbitraria, podría haber expuesto la vida de alguien más al
peligro.
—Estaba tan emocionado por el matrimonio que ignoré los peligros a los que estaría
expuesta tu vida, Sieg.
—Estoy bien. No te preocupes por mí.
—…
Sieg lo dice, pero no hay ninguna garantía de ello.
La última vez que traje a una prometida, fue de primavera a verano y solo tomó cerca
de una hora a reno desde un puerto cercano.
Ese puerto actualmente se encuentra cerrado ya que el mar se congeló.
—Debí haberte traído en una temporada más cálida.
—Te contaré una historia…
—¿Eh?
—Fue hace once años. Cuando todavía era una adolescente.
—¿?
Al parecer ignorando mi ansiedad, contempló a lo lejos y comenzó su relato sobre el
pasado.
- 39 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
❄❄❄
Después de cinco años desde que se enlistó, fue asignada a un cuerpo militar de élite
que sería enviado a la vanguardia. Ellos entrenaron estrictamente todos los días,
templándose cada día.
Mientras lo hacía, arribó la temporada para el entrenamiento de montañismo que se
hacía una vez al año. Iban a pasar una semana en la cima de una montaña que todavía
tuviera una delgada capa de nieve. Con solo las raciones suficientes para una semana y
el mínimo equipo, Sieg comentó que era el entrenamiento más odia do.
—Subimos en silencio las pronunciadas pendientes; sin embargo, luego de cinco
horas algo sucedió.
Una repentina tormenta, con un viento lo suficientemente fuerte que impedía a las
personas ponerse de pie, atacó el pelotón de Sieg. Expuestos al clima e incapaces de
moverse, el comandante del pelotón decidió abandonar el equipaje.
Luego de escalar un poco, encontraron una cabaña en la ladera de la montaña y se
dirigieron allí.
—Tarde o temprano la lluvia y el viento se detendrán. Eso fue lo que todos pensamos.
Sin embargo, la tormenta no cedió por cuatro días.
—La comida se acabó al igual que la leña. Al cuarto día, la lluvia se volvió granizo y
comenzó a perforar el techo.
En esa trágica escena, algunas personas fueron incapaces de mantenerse
conscientes.
—En retrospectiva, quizá fue hipotermia.
—…
La ayuda no llegó en el cuarto día.
Al quinto, el clima se despejó pero solo Sieg y otra persona podían moverse para
entonces.
—Un compañero sugirió que buscáramos comida afuera. En aquel momento, debido
al hambre, no podía pensar claramente, cosas como permanecer en la cabaña o esperar
a que la ayuda viniera poniendo una bandera blanca en algún lugar visible del exterior.
La nieve se había apilado afuera de la cabaña. Sin embargo, no era muy difícil
moverse así que decidieron deambular por los campos cubiertos de nieve.
Aun cuando buscaron por la montaña, el invierno apenas terminaba así que no había
nada que comer. Mientras no sabían qué hacer, descubrieron algo.
—Se trataba de un gran ciervo. Mi camarada rápidamente apuntó y disparó una bala.
- 40 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Con movimientos bien entrenados, la bala dio en el blanco y el ciervo colapsó. Como
si la fatiga que sentía fuera una mentira, el camarada de Sieg corrió alegremente hacia
el ciervo en línea recta.
—Pero, el ciervo no estaba muerto. Cuando se acercó, de inmediato arremetió contra
su estómago.
El ciervo solo cayó por la sorpresa. Sieg contraatacó con un cuchillo.
Ya que realmente quería conseguir ese ciervo, fue una fortuna que tuviera ese
cuchillo largo y resistente para herir mortalmente al ciervo en el cuello y el abdomen.
—Cuando el ciervo finalmente sucumbió, yo estaba cubierta de sangre. Pero, había
un problema más grande.
El compañero que fue atacado por el ciervo sangraba de la nariz y se encontraba
inconsciente.
—Estaba sufriendo sobre si traer de regreso al ciervo o a mi camarada. Ahora, sin
dudar traería al ciervo, pero en aquel entonces todavía no era completamente
despiadada…
A final de cuentas, llevó de regreso a su camarada y le suministró primeros auxilios.
—No tenía el valor para salir sola, así que espere a que la ayuda viniera mientras
estábamos expuestos al viento y la nieve en la precaria cabaña.
La unidad de rescate llegó medio día después.
—Tras verme cubierta de sangre, pensaron por un momento que había asesinado a
un compañero por equivocación.
Gracias a que Sieg habló con sus camaradas y trató adecuadamente a los heridos,
todos lograron regresar a casa con vida.
Por ello, Sieg recibió una condecoración por parte del país.
“La Medalla Adler 3”
El águila representa el valor y la fuerza; por lo tanto, la medalla es una distinción
para las personas con desempeños sobresalientes.
—La historia de cómo terminé cubierta de sangre de venado y la medalla del águila
se mezclaron, de tal forma que, cuando volví a salir ya tenía el infundado sobrenombre
del “Águila Carmesí”.
Tenía curiosidad sobre el origen de ese apodo: “El Águila Carmesí”; sin embargo, ya
que pensé que sería descortés preguntar, no lo había hecho. Me sentí satisfecho de
poder escuchar la historia ahora.
3 N. de la T. Adler: palabra del alemán que significa “águila”; así que se traduciría como “La Medalla Águi la”.
- 41 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
—En fin, la historia se alargó; pero, ¿por quién se está preocupando el conde
exactamente?...
—¿Eh?
—¿Quién crees que está en peligro de morir?
—¡¡!!... Que Sieg muera de hipotermia.
—¿Acaso luzco como si fuera a morir?
—No… ni un poco…
Ella permaneció consciente en una montaña cubierta de nieve a principios de la
primavera, mientras que todos los hombres colapsaron, hasta luchó contra un ciervo.
Realmente no podía imaginarme a Sieg desmayándose mientras viajaba en trineo.
—¿No te lo dije? Estaré bien.
—…
Ante sus muy convincentes palabras, no pude evitar asentir.
Por cierto, esa fue la historia de “su incidente más terrible durante sus prácticas
militares”. Cuando imaginé que podría haber más historias horribles, en serio, no puedo
describir cómo me sentí en ese momento.
- 42 -
CAPÍTULO 07
%
RELIQUIA FAMILIAR Y PROMESA
Nada sucedió durante el viaje de cinco horas y todos llegamos sanos y salvos a la
aldea, así que me sentí aliviado.
Había una enorme estructura frente a nosotros: una antigua fortaleza.
La aldea estaba rodeada por una elevada pared de piedras. Según los registros, se
construyó hace tres siglos con el presupuesto nacional, debido a los graves dañados
causados por las pestes. El motivo por el que contamos con una fortaleza tan estupenda
no se registró; sin embargo, uno podía darse cuenta de que el Lord de aquel tiempo era
un hombre de confianza. No obstante, luego de trescientos años, la edificación se había
deteriorado bastante, a tal grado de que la mayoría de los fondos de la aldea eran
destinados para su conservación.
Luego de agradecer al reno por su trabajo, confirmé el estado de las mujeres
sentadas atrás.
—Hemos llegado. ¿Cómo se sienten?
Sieg afirmó que se encontraba bien con mucha confianza. Miruporon se golpeó el
pecho, gesticulando que estaba bien.
—Ahora bien, hay un problema.
—¿Qué pasa?
—El guardia no está aquí.
Frente a la puerta principal, hay un puesto para los guardias; sin embargo, las luces
del edificio no estaban encendidas, por lo tanto, sin duda alguna no había nadie en su
interior.
Otra vez… Suspirando de esa forma, coloqué mis manos sobre el portón de metal. Les
ordené que siempre mantuvieran la puerta cerrada, pero la abrí sin necesidad de hacer
algo… qué dolor de cabeza.
Jalando al reno junto con nosotros, entramos. Pasando el portón, había un corredor
estrecho que conducía a un pasillo; pero, incluso allí, las barras de metal que ordené
estuvieran abajo todo el tiempo se encontraban levantadas.
- 43 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Mientras me encontraba consternado, salí del estrecho pasillo y llegué a un lugar que
tenía un mostrador y un vestíbulo con rejas. Y, desde luego, nadie estaba allí. En la
habitación detrás del mostrador, voces enérgicas emergían.
Toqué el timbre en el mostrador, pero nadie salió. Ya que no apareció ninguna
persona aun cuando esperé pacientemente, terminé gritándoles para que salieran.
La puerta detrás del mostrador se abrió con gran vigor, revelando el alegre banquete
en su interior.
—Lo siento~ Ya cerramos~.
—¡¡Qué quieres decir con que ya cerraron, tonto!!
—Oh vaya, pero si es milord.
—…
—Oh, ¿traes un invitado?
—…Es mi esposa.
—¡Caramba!
El hombre anunció que el Lord había conseguido una nueva esposa, a lo cual un
montón de hombres con los rostros rojos se giraron para ver.
—¿Qué? ¡¿Esposa?! ¿¡Cuál es?!
—La grande es la muchacha de la raza marcial, ¿eh?
—No, ambas son bastante grandes.
—No puedes saber que es una mujer a primera vista.
—Ni aunque mires de cerca.
—…
Estas personas que hablaban demás eran soldados enviados a la aldea desde la
ciudad. Su trabajo habitual dado por el país es proteger la entrada y buscar pestes desde
la torre de vigía.
No obstante, estos soldados nunca trabajan seriamente. Ya que solo esta clase de
personas son enviadas aquí desde la generación de mi abuelo se dice que «nosotros
perdemos si dejamos que eso nos moleste». Para ellos, ser ordenados a proteger esta
aldea de ladrones y lobos quizá sea equivalente a que les digan que están excluidos de
las peleas reales. En otras palabras, para ellos este lugar es un como un destierro.
—Milord~ no encontró más damas, ¿eh?
—Hey, detente. ¿No te da lástima?
—Como sea~, parece una mujer fuerte.
- 44 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
—Frías y desposeídas, todas las mujeres de esta aldea son fuertes. Aaah, no hay nada
bueno aquí.
Estaban hablando en el idioma de este país. Por lo cual, era una fortuna que Sieg no
entendiera el significado.
Las barras de metal seguían abajo. Ya que esta puerta se abría desde el interior del
mostrador, les dije que lo hicieran muchas, muchas veces y aun así me igno raron.
Tras perder el interés, todos los ebrios se fueron salvo uno.
El reno estornudó detrás de mí. Oh, sí, hace bastante frío aquí.
—Ah, milord, ¿podría prestarme un cuchillo? Quiero cortar un poco de queso pero el
mío esta oxidado.
—…
El hombre vestido de manera inapropiada me mostró su cuchillo inservible.
—Ves, está así. Ni siquiera puede cortar queso.
—Está bien, entiendo, pero levanta las barras primero. Todos estamos cansados.
—Primero el cuchillo~
El hombre dio un golpecito sobre el mostrador, demandando el cuchillo.
Ya que no se podía evitar, saqué el cuchillo más grande de mi cinturón y rápidamente
apuñalé el mostrador con él, justo en medio de su dedo índice y el medio.
—¡¡Hii!!
Miró el filoso cuchillo clavado justo en medio del pequeño hueco entre sus dedos y
que incluso atravesó el mostrador. El hombre con el rostro rojizo de súbito se quedó
callado, como si al instante regresara a estar sobrio.
—Entonces, ¿qué tal ahora?
—¡Espere, la puerta, la abriré, de inmediato!
—Por favor.
Poco después, la puerta se abrió y procedimos por el pasillo que conducía hasta la
aldea.
Avancé mientras jalaba al reno que exhalaba nubes blancas como si tuviera frío.
Desde hace un momento, Sieg me había estado siguiendo sin decir nada. Me siento mal
por mostrarle esos soldados descuidados.
—Aah, lo lamento. Son bastantes canallas.
—No, en realidad no me importa; pero, ¿quiénes eran?
—Soldados marginados.
- 45 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
—…
Hasta ahora, mi impresión de un soldado no era buena; pero, al conocer a Sieg
cambió. Aun así, es un problema bastante serio si le muestro eso y me siento
avergonzado.
Para dejar de pensar en cosas deprimentes, traje temas más alegres para hablar
sobre eso.
—Por cierto, ¿qué le paso a tu uniforme? ¿Lo dejaste en casa?
—No, lo regresé a la milicia, ¿por qué?
—¡¿?!
Palidecí por la sorpresa cuando me enteré de que ya no podría ver a Sieg en uniforme.
Aparentemente, son administrados con mucho cuidado para que nadie abuse de ellos.
—¿Hay algo malo con mi uniforme militar?
—No, simplemente quería volver a verte con él.
—¿A qué te refieres con verme en mi uniforme?
—Te veías guapa con él, así que deseaba verte otra vez pero ahora con más calma.
—…
Sieg me observó muy penetrantemente. Contemplar sus ojos precavidos luego de
mucho tiempo, provocó que me estremeciera de alguna forma.
—Perdón por decir algo estúpido. Hace frío, sigamos.
Cuando salimos de la fortaleza, fuimos recibidos por un árbol pequeño que crecía en
los campos nevados. Los cristales de hielo que lucían como flores reflejaban débilmen te
la luz aun en la oscuridad.
Caminando entre la nieve, se podía ver casas de ladrillos rojos alineadas. De algunas
de las casas, una luz cálida se filtraba, creando una atmósfera como de ensueño en la
aldea.
En este lugar, hay setenta casas y aproximadamente cuatrocientas personas. Las
principales industrias son las artesanías tradicionales y la cacería de dónde se obtiene
carne y pieles. También atraemos turistas, pero en esta temporada el puerto cercano
está cerrado así que no ganamos mucho.
Los turistas que vienen son personas del país de Sieg o de una isla-país al este. De
modo que, en esta aldea, además de nuestro idioma, aprendemos los idiomas de esos
dos países desde que somos niños.
—¡Ah, Sieg, mira allí!
—¿?
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
—Prometo hacer todo lo que esté a mi alcance para que seas feliz, Sieglinde —
declaré.
Ese era el mayor juramento que podía hacerle.
Ya que no había ninguna casa alrededor, no pude ver la expresión de Sieg en la
oscuridad; pero tengo la sensación de que estaba sonriendo .
Luego, regresé a la realidad con el estornudo de un reno.
No hay tiempo para contemplar la aurora. Le dije que deberíamos apresurarnos ya
que hacía frío y llegamos a casa.
- 48 -
CAPÍTULO 08
%
UN HOGAR CÁLIDO
El nombre Laponia se trata de un término despectivo que significa “La tierra de los
exiliados”, menospreciando a las personas que vivían aquí. La gente mayor odia dicho
término y aborrece a los extranjeros por arrebatarles su estilo de vida nómada. Luego,
nos comenzaron a llamar “Sami”.
Tras robarles su única propiedad, los renos, fueron forzados a salir de esa tierra para
cuidar de esos renos, de modo que los aldeanos no permitían que se acercaran extraños
y vivían confiando únicamente en su propia fuerza.
Habiéndose establecido hace unos siglos, se dice que la gente Sami comenzó a vivir
en base a las enseñanzas del Espíritu.
No obstante, hace dos generaciones, mi abuelo se percató de que esta sociedad
aislada no estaba bien, al punto de luchar por un nuevo estilo de vida y conduciéndonos
a nuestra actual forma de vida. A los ancianos no les agradó este cambio, pero había
varios en la aldea cansados de las viejas costumbres.
Mi abuelo declaró que si continuábamos con esta vida recluida, eventualmente
enfrentaríamos la extinción.
4N. de la T. La piedra del Espíritu se le conoce como Seita en Finlandia y Siedi en Sami. Ya que, Ritz se
declara como Sami, decidí usar Siedi.
- 49 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
- 50 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Teoporon se dedica a cuidar las armas de la casa, así como a limpiar y cazar. No
podría cazar animales grandes sin su ayuda.
—Teoporon, ella es Sieglinde. Mi esposa, no madre.
—¿?
—Mujer querida.
—¿?
Era inútil tratar de transmitir que era mi esposa usando solo acciones. Pensé en
abrazarla y besarla en la mejilla, pero ya que podría haber diferencias básicas en las
muestras de afecto, decidí no hacerlo.
Mientras tanto, Sieg se presentó y golpeó su pecho con un puño. Teoporon hizo lo
mismo.
Tal y como esperaba de Sieg, debo admitir. Es una escena interesante. Incluso con
Teoporon frente a ella, no parecía desconcertada.
Luego, Teoporon me miró y dijo:
— Great king. I am happy that you returned safely.
(Gran Rey. Me alegro que haya regresado a salvo 5).
—Sí… Gracias.
No entendí lo que dijo, pero imaginando que son palabras de bienvenida, respondí
sin mucho entusiasmo y golpeé mi pecho con un puño. Teoporon asintió satisfecho.
—And Sieglinde. I give you my welcome as the warrior protecting the great king!!
(Sieglinde. ¡¡Te doy la bienvenida como el guerrero que protege al Gran Rey!!)
—…
—…
Siento que está diciendo lo que se le antoja; pero, ya que no conozco el lenguaje,
simplemente sonreí dócilmente y entré.
Frente al portón, nos quitamos la nieve de encima y abrí las puertas para Sieg y
Miruporon. Luego, les di pantuflas para que se las pusieran.
En la habitación alfombrada, sentí como la tranquilidad me rodeaba gracias a la
cálida atmósfera. Guíe a Sieg hacia la sala de estar y le ofrecí una silla.
Cuando me senté, suspiré aliviado.
5N. de la T. Se supone que en esta parte Teoporon habla en su lengua nativa, tomando en cuenta que él es
de América, pensé dejar el dialogo en inglés y poner la traducción entre paréntesis
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
En la sala había una mesa y sillas para cuatro personas, una gran chimenea, la piel de
un enorme ciervo blanco y sobre la pared trofeos con la cabeza de los ciervos cazados.
Sieg pasó el tiempo en silencio, parecía cansada.
Al cabo de un rato, nos sirvieron bebidas calientes. Dentro de las tazas de cerámica
había un líquido rojo conocido como glögi, una especie de jugo de bayas con especies.
Se trata de una bebida exótica, pero caliente el cuerpo rápidamente.
De igual forma, presenté a la persona que nos sirvió el glögi.
—Sieg, ella es Ruruporon. La esposa de Teoporon y la madre de Miruporon.
Cuando se la presenté, Ruruporon mostraba una sonrisa maternal. Ella se encarga de
la cocina, es decir de suministrarnos con deliciosa comida todos los días.
Aunque, es más alta que yo. Aun con esos enormes brazos, ella realiza la comida más
fina de la aldea.
—Ruruporon, Sieg es mi esposa…
—A special woman.
(Una mujer especial)
—Um. Creo que lo entendió.
Ruruporon golpeó su pecho y levantó un dedo, indicándonos que la comida estaría
lista pronto.
—Son una familia feliz y animada.
—Así es.
Fue una serie de dificultades interactuar con una familia cuyo estilo de vida era
totalmente diferente al mío. No obstante, todos son muy trabajadores y aunque es algo
difícil de sentir, se puede percibir un sentimiento de calidez.
No me gustaría que Sieg sufriera mucho por la diferencia de cultura. Ya que pensé en
eso, le entregué dos libros que había preparado de antemano.
—¿Qué son?
—Este libro tiene información sobre las costumbres y forma de vida en esta aldea. El
otro libro es para que escribas lo que piensas.
Le comenté que escribiera cosas que sean difíciles de decir cara a cara o de las que
tuviera curiosidad.
Aunque mi interacción con ella fue breve, pude confirmar que ella es del tipo callada,
con una personalidad que no le permite decir sus ideas en voz alta.
—Un diario de intercambio, eh.
—Si tienes alguna duda, por favor no te contengas.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
—Está bien.
Mientras hablábamos, Ruruporon regresó con comida. Ella tiene un aspecto salvaje,
como si pudiera servir carne cruda, pero su sazón es exquisito. Además, preparó la
comida tradicional de la aldea.
Un par de cuencos de madera tallados se encontraban dispuestos sobre la mesa. El
platillo era una sopa espesa de leche de reno con salmón ahumado y muchas especias.
Se podría decir que era una comida excéntrica para esta época donde no podemos
conseguir leche de reno y tenemos que adquirirla de los comerciantes a precios
exorbitantes.
También había brochetas de reno en salsa agria hecha de fresas recolectadas durante
el verano. Las patatas cocidas fueron servidas sin pelar y el duro pan de centeno estaba
cortado en rebanadas delgadas. Lo comimos con hígado de un ave amasado con
especies. El queso derretido se estiraba y sabía delicioso. La carne también iba bien con
los vegetales.
—Sieg, ¿qué te parece? —Le pregunté a Sieg, quien estaba comiendo un poco de la
carne de reno, ya que a muchos de los turistas que vienen no les gusta la carne de reno.
—Muy rico.
Lentamente masticó la carne y se limpió la boca elegantemente con una servilleta.
Luego, me dijo su opinión.
La primera noche pasó amenamente y feliz.
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CAPÍTULO 09
%
EL PRIMER DÍA EN EL PAÍS DE LA NIEVE
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
pequeñas pecas. No sería capaz de apreciarlas sino miraba de cerca y eso me hizo
extrañamente feliz.
—…Entonces, sobre las marcas de propiedad sobre los renos.
—…
—¿Sucede algo?
—¡!
Ya que estaba distraído contemplando sus pulcros lóbulo s de la oreja, reaccioné
tarde. Para disimular eso, desvíe la mirada hacia la habitación. Sieg no señaló mi
sospechoso comportamiento y volvió a preguntar.
—Ah, lo siento. ¿Decías?
—Me gustaría saber más sobre las marcas en los renos.
—Ah~ la marca de las orejas.
Para protegerlos de los animales dañinos, los renos son criados en una gran área
cercada. Ya que todos los renos de la aldea están allí, marcamos sus orejas para mostrar
el derecho de propiedad. Tallamos las marcas con nuestros propios cuchillos y cada
familia tiene su propio patrón distintivo, de ese modo todos pueden saber de quién es
cada reno.
—¿Todos los renos?
—Sí. En caso de que alguien encontrara uno sin marca, entonces puede marcarlo y
quedárselo.
—Ya veo.
Prestando atención a mi explicación, Sieg escribió notas impecablemente. Mientras
charlábamos así, el desayuno fue servido: tortitas de papa; una sopa sencilla con
tubérculos, especias y carne de venado; sopa de leche servida en pan de centeno y jabalí
rostizado con especias. Una comida pesada para comenzar el día. Esto era lo normal
para mí, así que me sorprendí bastante cuando solo recibí pan y café en el desayuno
durante mi estadía en el país de Sieg.
Las otras mujeres que traje mostraron su descontento de que no necesitaban tanta
comida en la mañana; sin embargo, Sieg no se quejó e incluso dijo: «Luce delicioso»,
antes de empezar a comer.
Sin lugar a dudas una mujer militar. Viendo lo bien que comía, me enamoré de ella
una vez más.
Luego del desayuno, tuvimos un pequeño descanso y aproveché para contarle a Sieg
sobre la agenda de hoy.
—El día de hoy te llevaré a conocer la aldea, luego iremos a cazar al bosque.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Iba a ser un plan bastante ajetreado para el primer día; no obstante, en este lugar
tenemos que trabajar como esclavos todos los días.
Después de un rato, salimos. Para empezar, nos dirigimos a la aldea, la cual ahora
iluminada con la luz del sol se veía muy diferente al día de ayer que era de noche.
En la plaza de la aldea había niños jugando. Era un juego dónde una pe rsona se
agachaba y se ponía una cornamenta de reno sobre la cabeza, mientras que los otros
trataban de atraparlo usando cuerdas.
Sieg parecía perpleja cuando vio eso. Bueno, no la culpo. En realidad es un ejercicio
para atrapar renos y no un juego normal.
—¡¡Ah, es el Lord~!!
—¿Qué pasa? ¡¿Vino a jugar con nosotros otra vez?!
Cuando nos vieron, corrieron hacia nosotros. Los abracé y levanté muy en alto para
revisar cómo habían crecido. Cuando les mencioné que no jugaría con ellos el día de
hoy, parecían decepcionados.
—Eh~ hay una persona que no había visto antes~
—Oh, es verdad~
Tras notar a Sieg, los niños se mostraron fascinados.
—Ella es mi esposa. Traten de hablar con ella en el idioma extranjero que
aprendieron.
Los niños tan adorables como unas hadas vacilaron mientras veían a Sieg, así que
ella se agachó y dijo:
—Hola, ¿no tienen frío?
—¡H-hola!
—¡No hace frío!
—Menos mal.
Todos hablaron y lucieron felices de poder comunicarse con ella.
Más tarde, la guíe a la única tienda de la aldea y le presenté a la dueña, quién también
provenía del mismo país que Sieg. Le dije que podía confiar en la dueña si tenía
problemas con algo. También hay una posada y un restaurante; sin embargo, ya que los
turistas no vienen en esta época se encuentran cerrados.
Después, traje un trineo de perros, coloqué un cuchillo en mi cinturón, conseguí unas
cuantas sogas y un rifle de caza, y salimos.
La nieve suele acumularse mucho en el bosque, así que puse unas tablas de madera
bajo mis pies y me deslicé sobre la nieve usando bastones. Luego de viajar un rato por
el bosque, llegamos a una cerca de madera.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
El conejo no era blanco, sino marrón, pero tenía manchas blancas sobre su estómago.
Los conejos tienen mejor sabor en invierno. Además, su piel es suave, así que los usamos
para gorros y guantes.
Guardé al conejo muerto en mi bolsa de piel. Dura alrededor de cuatro días para que
se fermente y si no tengo cuidado, el gas podría acumularse en su interior, arruinando
el sabor.
Después buscamos un poco más por el bosque; pero, ya que el sol comenzó a poner se,
decidimos regresar a casa.
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CAPÍTULO 10
%
EL PRIMER TRABAJO EN EQUIPO DE LA PAREJA
Cuando llegamos a casa, el sol ya se había puesto y daba la sensación de que era
noche; aunque la hora del reloj todavía marcaba que era la tarde.
Llevé al perro a la cabaña y le entregué las herramientas a Teoporon que estaba allí
por casualidad. Luego tomé al conejo de la mano de Sieg y lo coloqué en un tazón seco.
Después salí y recogí algo de nieve, usando la bolsa de piel, para ponerla sobre el vientre
del conejo.
El conejo se dejará así por otros tres días, tras los cuales finalmente lo procesaremos.
—¿No le extraerás la sangre?
—Así es. En invierno, la sangre de conejo es muy buena.
En esta temporada, la sangre de conejo huele especialmente bien. Ya que la u samos
al cocinar, no drenamos forzosamente la sangre. No obstante, si no se remueve la
sangre, el gas se acumula adentro, así que usamos nieve para mantener una
temperatura adecuada para el primer estado de preservación.
Cuando Sieg dijo que entraría a la casa, finalmente pude ir a la bodega.
Dentro de la cabaña almacenamos animales sin procesar. Necesito destripar hoy al
conejo que cacé antier. Ese día, pude cazar hasta cinco animales.
Dentro de poco, llegaran los días en el que sol no sale. Debido al peligro de cazar en
la oscuridad, tenemos que hacerlo ahora tanto como sea posible para elaborar más
comida preservada y ganar más dinero, así que las cosas se pondrán más ajetreadas de
ahora en adelante.
La caza del día de hoy no fue buena; no obstante, a veces hay días en lo que no se
puede cazar nada, por eso no le di mucha importancia.
Cuando regresé, Sieg todavía me esperaba, afirmando que no podría estar solo ella
en un sitio cálido. De verdad es caballerosa.
Tras entrar a la casa, Ruruporon parecía que ya nos estaba esperando y sirvió la
comida.
También para el almuerzo hubo una gran porción.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Estofado de conejo con especias sobre una cama de puré de papa. Había albóndigas
en salsa de mora servidas en una tazón hondo de madera. El pan era de centeno como
de costumbre. Quizá porque ahora estaba tostado, las rebanadas eran más gruesos de
lo normal. La tarta de sopa de champiñón, horneada hasta conseguir un hermoso tono
marrón, te llenaba de felicidad cuando masticabas la crujiente superficie y la espesa
crema. El pescado blanco gratinado se derretía deliciosamente en la boca.
Sieg elogió enormemente la comida, al punto de afirmar que era más deliciosa que
en su país. Tomando en cuenta que la comida en mi casa era la única fuente de orgullo,
una sonrisa se formó en mi rostro.
Aunque son elaboradas con ingredientes caros que conseguimos de los mercantes,
decidí que no escatimaría en dinero para tener comidas deliciosas.
—¿Qué haremos en la tarde?
—Estaba pensando en procesar al conejo que cacé hace tres días.
Ya que me sentiría mal si le enseño cómo se destripa cuando apenas llegó ayer, le
dije que podía hacer lo que quisiera.
—En ese caso, me gustaría ver como lo procesas.
—Ah, ¿te parece bien?
—El tiempo libre no me sienta muy bien. Si hay algo más que necesites hacer, no
dudes en decírmelo.
—No-no, nada más.
Miruporon se encarga de cortar la leña, cepillar y limpiar a los animales, mientras
que Teoporon hace el mantenimiento de las herramientas y las bodegas. Además, ya
que la cocina es el santuario de Ruruporon, ni siquiera yo, el dueño de la casa, puede
entrar. Aun si me pide otra tarea, en realidad no hay ningún trabajo que pueda hacer.
A final de cuentas, me acompañó.
Una vez que digerimos la comida, partimos.
Llevé al conejo que había estado fermentándose por tres días en la bodega hasta la
carnicería.
—El día de hoy procesaré al conejo que atrapé antier.
—Entendido.
Pensé que sería nauseabundo para ella ver cómo destripaba a un animal de cuatro
patas de repente; sin embargo, puesto que no había otro animal apropiado, opté por
respetar sinceramente su deseo.
Sobre la pared hay casi unos cien cuchillos. La mayoría de ellos son de la colección
de mi abuelo y gracias a que Teoporon los limpia regularmente, todos tienen un brillo
intenso.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
—Así es.
Tras observarme procesar tres conejos, Sieg dijo que quería tratar de hacer el último;
de modo que nos encargamos del último juntos.
Cuando me percaté de que nuestro primer trabajo en equipo fue de stripar, me
arrepentí de no haber hecho algo más impresionante.
❄❄❄
Por la noche, lentamente me sumergí en el baño que Miruporon preparó.
Antes creía que comer y tomar un baño eran las únicas dichas en la vida.
Sin embargo, ahora es diferente. No podía esperar a charlar con Sieg. Había estado
comiendo solo hasta el día de hoy. Es extraño cómo la comida sabe mejor cuando hay
alguien con quien compartirla.
Luego de que terminara de bañarme, cenamos y Sieg me invitó a jugar. Por supuesto
que acepté, además no tenía nada que hacer.
Sobre la mesa de la sala estaba el artículo que compramos en la tienda de juguetes.
El juego se componía de piezas blancas y negras sobre un tablero con cuadros. Los
jugadores tomaban turnos para colocar las piezas blancas y negras sobre el tablero
hasta rodear el color del oponente y al final la persona con más piezas de su color
ganaba6.
Jugué varias rondas con Sieg, pero no pude ganar ni una sola vez.
—¡Una vez más!
Comencé relajado, pero en poco tiempo me puse serio. Aun así, no pude ganar.
—Otra vez perdí…
—Bueno, yo llevó más tiempo jugándolo.
El juego es del país de Sieg y ya que lo juega desde que era niña conocía todas las
tácticas.
Cuando vi que Sieg comenzó a bostezar, decidí detenerme por ahora.
—Ganaré mañana…
—Acepto el reto.
Sieg no cedía hasta en los juegos.
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CAPÍTULO 11
%
INFORME DE ACTIVIDADES #1
~SIEGLINDE~
Tras dieciocho años de servicio militar, quién habría dicho que me casaría algún día.
Fui forzada a tomar esta fatídica decisión hace un par de meses.
❄❄❄
Luego de que terminara la prolongada guerra, pasé el tiempo siendo perseguida por
el trabajo hasta que un día mi superior me llamó.
Albert Von Hertling, el hombre que también era mi tío y el hermano menor de mi
madre, me esperaba con una expresión misteriosa.
A pesar de que fue él quien pidió que viniera, parecía indeciso. Conforme cavilaba
que podría querer de mí, dijo algo inesperado.
Me preguntó que si había considerado el matrimonio.
Quedé anonadada ante esas palabras. Después de todo, el matrimonio significaba la
jubilación para las mujeres en la milicia.
La mayoría de las mujeres militares en mi país se retiraban a mediados de sus veinte,
gran parte de ellas habiendo encontrado a sus parejas en poco tiempo y dejando el
ejército.
Cuando cuestioné su motivo, me contestó que deseaba que conociera la felicidad de
las mujeres. No obstante, insistí en que me diera más detalles y logré con éxito que me
contara todo.
Murmuró que la razón fue que sus dos hijas estaban enamoradas de mí.
Mis primas Hildegart y Anna-María eran apegadas emocionalmente a mí desde que
eran niñas. Hildegart ya tenía veintiún años. Una edad que superaba la apropiada para
contraer matrimonio en la alta sociedad. Anna-María todavía tenía quince años; pero,
al parecer insistía en casarse conmigo.
Portando el rostro de un padre viejo, mi superior hizo una reverencia. Suplicándome
que contrajera matrimonio y viviera una vida pacífica, que siguiera el camino al que sus
hijas parecían haberse rendido.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Los hombres son criaturas orgullosas. Para ellos es una desgracia ponerse de rodillas
ante alguien con más condecoraciones que ellos mismos.
Rara vez me arreglaba el cabello; pero, ya que asistía a un baile luego de mucho
tiempo, corté mi cabello y peiné mi flequillo de costado.
Estaba perfecta y ningún hombre se atrevería a cortejarme.
No obstante… a final de cuentas, fallé miserablemente.
Fui rodeada por muchas personas en el instante en que puse un pie en el salón. La
mayoría eran mujeres pidiendo mi mano en matrimonio.
Aunque, en realidad todo eso fue culpa mía.
Estaba rodeada y no sabía qué hacer. Quería huir de la realidad, así que desvié mi
mirada de las señoritas y, por coincidencia, hice contacto visual con alguien un poco
más lejos.
Esa persona tenía una apariencia etérea.
Bajo la luz del candelabro, su cabello blanco resplandecía con un hermoso plateado
y sus ojos de un azul cristalino eran como zafiros. Su largo cabello había sido trenzado.
Era como la ilustración del “hada de la nieve de la felicidad” que vi en un cuento de
hadas.
Cuando mi prima tiró de mi ropa, bajé la mirada por un momento. Cuando volví a ver
ese lugar, esa persona ya se había ido.
Pensé que había visto una ilusión.
No obstante, no se trató de un sueño.
El hada de las nieves por algún motivo se acercó a mí e incluso me propuso
matrimonio.
Las señoritas que me rodeaban gritaban que era “Yukiotoko”.
Mi mente en blanco no pudo procesar el significado. Viendo más detenidamen te al
pretendiente que poseía una apariencia de fantasía, noté que era un hombre. Estaba
vistiendo apropiadamente el atuendo de noche de este país para los caballeros; sin
embargo, debido a la atmósfera no me había dado cuenta antes.
Era un Conde de otro país.
Y su nombre era Ritzhard Salonen Revontulet.
Para escapar de esta desafortunada conmoción, opté por usar a Ritzhard.
❄❄❄
Después de entrar a una habitación privada, Ritzhard se comportó realmente dócil.
También tenía curiosidad sobre el motivo de su apodo “Yeti”; pero, ya que su apariencia
no iba acorde a ese nombre, terminé clavando la mirada en él.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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CAPÍTULO 12
%
INFORME DE ACTIVIDADES #2
~SIEGLINDE~
En cuanto al motivo por el que sugerí que fuéramos esposos temporales por un año,
lo hice pensando que incluso Ritzhard se daría cuenta.
Mi cuerpo, personalidad e incluso mi apariencia es muy diferente al de una mujer
normal. Una vez que comencemos a vivir juntos como marido y mujer, esperaba que se
percatara de que “algo no está bien”.
No le di importancia a lo que él dijo; pero, por el momento necesito un lugar para
esconderme hasta que mis primas se casen. Además, si me agrada el lugar puedo
quedarme a vivir allí.
Aunque no pueda convertirme en una buena esposa, podría volverme una habitante
de confianza.
Pero, antes de eso, nos despedimos por el momento ya que necesitaba hablar con
mis padres primero para discutir sobre el itinerario.
Luego de que regresara a casa, pensé que los problemas que tenía se habían resuelto;
no obstante, por algún motivo no podía tranquilizarme.
Aunque se trataba de un contrato temporal, no quitaba el hecho de que decidiera
casarme de manera precipitada.
Me di cuenta que hasta yo era sensible en ciertos aspectos.
Sabía que existían muchos matrimonios sin amor en el mundo. También que había
varias parejas que mantenían una relación amistosa incluso sin llegar a amarse, pero
no estaba segura de que yo pudiera lograr tal hazaña.
Continúe cuestionándome si en verdad todo iría bien solo porque nuestros intereses
coincidían.
Sin mencionar que nos criamos en países diferentes con distintos climas. El
conocimiento que adquirí mientras servía en el ejército tal vez no me serviría de nada
en el país de la nieve.
Cuando cavilé sobre eso, me sentí mal por él.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
¿Dónde está esa “ojou-san” de la que habla? Era la primera vez que me decían de esa
forma.
No podía creer lo que escuchaba. Entretanto, mi mano extendida fue envuelta por las
suyas y desvié mi atención hacia esas manos cálidas, acto siguiente forzó algo sobre mi
mejilla.
Créanlo o no, Ritzhard me había besado en la mejilla.
…
Sin duda alguna tendría una expresión de un niño que exitosamente consiguió hacer
una broma. ¡Qué descarado! Cuando lo miré pensando en eso, tenía el rostro teñido con
un ligero matiz de rojo y sonreía tímidamente.
Me quedé sin palabras.
Ritzhard entró corriendo al carruaje y movió las manos a modo de despedida
mientras se marchaba.
Lo volveré a ver dentro de dos meses. Ahora daba inicio los largos días de espera.
❄❄❄
Ya que estaba decidido mi matrimonio, mamá empezó a realizar preparaciones
innecesarias y llamó a la esposa de mi segundo hermano mayor, la cual era estricta
sobre el decoro.
Les comenté que no era necesario preparar nada, pues eran cazadores, pero na die
me escuchó.
A partir de ese día, fui sometida a un entrenamiento infernal: bordado, modales para
el té y la mesa, hornear postres para los invitados y usar vestidos. Hasta que no lograra
hacer todo eso a la perfección, el estudio no terminó.
Inesperadamente tenía bastante talento para las manualidades. Todos los pañuelos
que bordé, uno al día, fueron aprobados. Hice aproximadamente treinta de ellos. Me
dijeron que debería darlos como regalos a sus parientes como muestra de gratitud. Los
pañuelos que hice se convirtieron en parte de mis regalos de boda.
El día que me liberaron de las clases con mi cuñada, mi sobrino Claus vino de nuevo
durante sus vacaciones.
Tan pronto como me vio dijo: «la abuela travestida de hombre», como de costumbre.
Hace solo un mes, le advertí que hiciera algo sobre esa forma de hablar; pero, tan
pronto le quité los ojos de encima, regresó a cómo era antes.
Sin embargo, ya que realmente sentía que era travestí, no dije nada.
Al día siguiente. Tomando en cuenta que estaba próxima a casarme, papá me
recomendó que dejara de vestirme como un hombre, así que decidí ponerme el vestido
que mamá me dio.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Cuando le pregunté a mis padres cómo me veía, mamá contestó: «Hiciste lo que
pudiste», mientras desviaba la vista. En cambio, papá dijo: «Reconozco el esfuerzo que
has hecho», mientras desviaba también la vista. En serio, qué padres tan groseros. Mi
hermano y su esposa tuvieron las mismas reacciones. Ya sabía que los vestidos no se
veían bien en mí, a pesar de eso, mi familia tuvo el cuidado de no herir mis sentimientos.
No obstante, me dolía aún más ese comportamiento tan fácil de leer.
Luego, Claus, mi sobrino mal hablado, fue lo gota que derramo el vaso.
Me llamó: «la abuela travestida de mujer».
No me importaba “la abuela travestida de hombre», después de todo tenía sentido.
Sin embargo, “la abuela travestida de mujer” no tenía sentido. En lo absoluto.
Sujeté a Claus por el cuello y lo sermoneé por más de una hora.
Poco después, regresé a ser “la abuela travestida de hombre”.
❄❄❄
Durante el mes siguiente, me sentí intranquila. Aun cuando iba de compras con
mamá y mi cuñada o salía a tomar el té con otras señoritas, nada de eso me hacía sentir
algo.
Mi única alegría eran las cartas que recibía de Ritzhard. Lo que escribía era insípido,
pero envió las ropas que hizo e incluso zapatos de piel.
Mientras tanto, mi antiguo colega del ejército me propuso matrimonio y mis primas
me suplicaron que no fuera; a pesar de eso no tenía intenciones de cambiar mis planes.
Hice los preparativos para que mi equipaje llegara antes que yo, así que salí con solo
una maleta.
Dos días después de marcharme de mi tierra natal, finalmente llegué al lugar de mi
esposo.
Tal y como escuché de las historias, se trataba de un lugar muy frío. Ya que había
muchas personas en el muelle bloqueando la salida, me tomé el tiempo para cambiarme
en el abrigo de piel que Ritzhard me envió. La piel de los animales era inesperadamente
cálido. Me sorprendió la diferencia.
Ritzhard, a quién veía después de mucho tiempo, todavía lucía como un hada sin
ninguna preocupación. Tras verlo darme la bienvenida, de alguna forma me sentí feliz.
El frío en el país de la nieve, que se rumoreaba hasta podría matarte, fue más benigno
de lo que imaginé que sería. Cuando el viento soplaba, mi rostro expuesto dolía un poco,
pero no era insoportable.
De esa forma, mi vida en el país de la nieve comenzó. Contrario a lo que temía, los
días eran bastante placenteros.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Me sentía extraña cada vez que Ritzhard me llamaba “esposa”, pero pasaba mis días
felizmente.
Aunque la vida como pareja temporal apenas iniciaba, me emocionaba saber qué
nuevas experiencias tendría.
Todos los días transcurrían suavemente y cada día estaba repleto de nuevas pruebas.
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CAPÍTULO 13
%
RITZHARD ENTRA EN PÁNICO
Han pasado un par de días desde que comencé a vivir con Sieg. A excepción de la
familia de raza marcial, ha pasado una década desde que cohabité con alguien; así que
estaba tratando de no dejarme llevar. Todos los días estaba relajado, así que,
evidentemente cometí algunos errores.
Una mañana, me desperté más temprano por alguna razón, pensé en esperar a Sieg
en la sala de estar. Seguía oscuro afuera, pues el sol aún no salía. En medio de las
penumbras, partí de mi habitación todavía con mi ropa de dormir.
—¿Eh?-
Por algún motivo, la puerta a la habitación de Sieg se encontraba ligeramente abierta.
Siempre estaba cerrada por completo; pero, ¡¿cómo sucedió esto?!
—Sieg, Sieglinde.
La llamé varias veces, pero no obtuve respuesta. Solo pude sentir un mal
presentimiento. El ruido de mi corazón latiendo hizo eco en mi cabeza.
—Disculpa, Sieg.
Sabía que era algo que no debería de hacer; pero, entré a la habitación de Sieg.
—¡¿?!
Desde luego, la habitación estaba a oscuras. No obstante, cuando entré, no había
nadie allí.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
una presencia en el bosque cerca de la mansión, así que corrí hacia allí; pero terminé
sobresaltado.
Era Teoporon.
—¡U-uwa!-
—…
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Una vez que terminé con el reconocimiento general, sentí que la fatiga inundaba mi
cuerpo. Corrí a toda velocidad hasta aquí, así que mi corazón estaba latiendo con fuerza.
Me duele el pecho.
Probablemente no solo era porque estaba cansado. Había otro motivo. Inhalé y
exhalé un par de veces, luego procedí por el corredor para regresar a casa.
—¡!
—…
—¿Qué sucedió para contar con su presencia a tan tempranas horas de la mañana?
—No.
—Eh~ En serio~.
—…
Incluso si hablaba con él, solo me deprimiría, por eso le dije que tenía asuntos por
atender y me despedí de él.
Quizá porque había nevado anoche, el camino que recorrí apenas y tenía alguna
huella. Miré con cuidado alrededor de la aldea, pero no pude encontrar a Sieg.
—Ah, hola.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
—Pues… Pensé que no sería mala idea patrullar por la mañana de vez en cuando.
—En serio, se me hizo muy extraño, por eso creí que algo había pasado.
—¡¿?!
Eso fue inesperado. Sieg tomaba un paseo por la aldea todos los días por la mañana.
Le agradecí a la señora de la tienda y corrí de regreso a casa tan rápido como pude. Corrí
por el bosque y las pequeñas colinas. El cielo poco a poco se iluminaba, volviendo más
fácil ver los alrededores. Cuando pasé por el portón y corrí hasta la puerta principal, vi
una silueta alta y pelirroja allí de pie.
—¡Sieglinde!
Cuando grité su nombre, la mujer que deseaba ver dio media vuelta. Me acerqué
rápidamente a ella y la sujeté por los brazos.
—¡¿Qué pasa?!
Aun cuando me preguntó, no pude responderle. Estaba teniendo problemas para
respirar por segunda vez en el día. Jamás había corrido tanto en mi vida, así que no sabía
cómo respirar y solo jadeaba sacando resoplidos blancos.
—¿Estás bien?
—S-sí.
Mientras sujetaba a Sieg del brazo, agaché mi cabeza. Estaba cansado de correr tanto
desde la mañana y, al mismo tiempo, un sentimiento indescriptible de alivio me dominó,
así que me sentía muy exhausto. Luego de calmarme, sugerí que habláramos adentro.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
—No, mi cuerpo estaba caliente por haber tomado un paseo, así que no hay
problema.
—¿En serio?
Ahora que lo pienso, todavía tenía puesta mi ropa de dormir. Reflexioné sobre mis
acciones.
—Sí.
—Sinceramente, pensé que podrías haber huido así que salí corriendo en pánico.
—No, pensándolo tranquilamente, sé que Sieg no sería capaz de irse sin decir nada…
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
—…Sí…
—Gracias, gracias.
Su declaración me hizo tan feliz que mis ojos se pusieron muy llorosos debido a eso.
Tal vez me aterraba la idea de que las personas desaparecieran sin que me diera cuenta.
Lo más seguro es que haya sido marcado por el abandono de mis prometidas. Cuando
le expliqué la situación, Sieg sugirió unas cuantas cosas.
—A partir de hoy, cuando salgamos en silencio, deberíamos dejar una nota sobre la
mesa del comedor.
Esa fue la historia del día que hice una promesa con Sieg.
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CAPÍTULO 14
%
CACERÍA DE RENOS
Me encontraba deambulando por las blancas llanuras cubiertas de nieve con mi reno.
Hoy había un mal clima con vientos desfavorables, los cuales eran especialmente más
lacerantes que otras veces.
Tirando del trineo, mi reno estaba persiguiendo a uno salvaje. Un mercante que
visitó la aldea me contó al respecto, así que salí de cacería.
En total había tres renos, cuando se percataron de nuestra presencia, comenzaron a
correr por los llanuras cubiertas de nieve.
Sin perder tiempo, urgí a mi reno para que fuera más rápido. Luego de acelerar por
un rato, finalmente fuimos a la misma velocidad que los renos salvajes. Apoyándome
sobre el trineo, apunté a la cabeza del reno salvaje con mi rifle.
No obstante, a causa del frío, no pude sujetarlo apropiadamente. La mano que
sostenía el cañón temblaba y el dedo del gatillo también titiritaba de frío.
A fin de evitar que el rifle se tambaleara, me acerqué más al arma y me concentré en
el objetivo. La primera bala atravesó la espalda de un reno. Inconscientemente
chasqueé la lengua cuando extraje el cartucho vacío para recargar la pistola.
Sorprendido por el disparo, los renos salvajes aceleraron el paso y nosotros
igualamos su ritmo para seguir a la misma velocidad; sin embargo, en esta ocasión
cambié mi objetivo de la cabeza del reno a su abdomen.
Apunté una vez más con la intención de perforar su corazón. A pesar de que me
concentré más que la última vez, el segundo disparo falló.
Desesperado, di un tercer disparo, pero solo atravesó el aire. De modo que los renos
escaparon a máxima velocidad.
—¡Maldita sea!
Tenía confianza en las piernas de mi orgulloso reno; aun así, perdía contra la
resistencia física y fuerza de los animales salvajes. No obstante, si trataba de
aproximarme a ellos disparándoles desde el principio, los renos cautelosos huirían a
toda velocidad sin vacilar. Tampoco había garantía de que ninguno tratara de
contraatacar.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
❄❄❄
Aun cuando regresé a casa, me sentía deprimido. Durante este periodo del año,
fácilmente me pongo ansioso por obtener resultados.
Esto se debía a que la época en que el sol no aparece se estaba ace rcando. Dicho
tiempo dura aproximadamente dos meses; sin embargo, el año pasado fue de setenta y
dos días. El anterior a ese fueron cincuenta y siete días, uno antes de ese: cuarenta días.
Variaba cada año.
Al fenómeno cuando no aparece el sol, lo llamamos Noche Polar. Durante dichas
noches, todos los días está oscuro, así que no podemos cazar. Las únicas fuentes de
alimentos en las que podemos confiar son los mercantes y la comida preservada que
hacemos durante la temporada de sol.
De allí que los aldeanos pasen las horas de luz asegurando comida para pasar las
noches polares. De igual forma, yo no era la excepción, por eso me sentía ansioso de que
no pudiera cazar lo suficiente el día de hoy.
Mientras limpiaba mi arma, Sieg de súbito murmuró algo.
—Entonces, ¿dejarás de perseguir renos?
—¿Eh?
Hoy fue la primera vez del año que traté de cazar a un reno salvaje. Supongo que la
manada migratoria seguirá adelante pasado mañana; antes de que Sieg mencionara
algo, esperaba que mañana fuera el último día.
—¿Por qué?
—Es peligroso cazar mientras te mueves sobre el trineo.
—No, estaré bien. He usado ese método para cazar desde hace diez años
completamente solo. Además, no es la primera vez que caigo.
—…
Durante todo el año, solo había una oportunidad para cazar renos y esa era cuando
salían a comer el musgo oculto bajo la nieve. Lo intentaba cada año, pero nunca lograba
cazar un reno.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Este tipo de cacería era el júbilo y orgullo de mi abuelo. Yo mismo presencié cómo
controlaba su reno con maestría y derribaba a renos salvajes con una sola bala en la
cabeza incontables veces cuando era niño.
Después de que mi abuelo falleciera, salí a cazar renos con papá; pero, ni siquiera él
podía matar a un reno de un tiro desde un trineo en movimiento.
Mi abuelo era un tirador experto, por eso se trataba de una hazaña que no cualquiera
podía realizar. A pesar de eso, ya que recordaba esos momentos, traté de realizar esos
actos temerarios por curiosidad.
Sin mencionar que los renos salvajes son deliciosos.
Debido a que recorren grandes distancias en busca de comida, los renos salvajes
tienen una buena complexión. Además, a diferencia de los renos domésticos, poseen un
sabor concentrado gracias a la amplia variedad de alimentos que consiguen del bosque.
Por lo general, dicen que la carne adquiere un mal sabor si el animal es asesinado
mientras está sufriendo; aun así, la carne de los renos salvajes es apetitosa.
Prediqué apasionadamente sobre la grandeza de la carne de reno salvaje, pero Sieg
estaba inexpresiva como si no le interesara. Quizá se encontraba insatisfecha de que no
pudiera cazar nada, ya que sus ojos se estrecharon más.
—Mañana será la última oportunidad.
—¿Vale la pena arriesgar tu vida?
—Pues, en realidad no.
—…
Lo mejor sería ir a lo seguro y cazar aves o conejos. Después de todo, Sieg estará
conmigo este año. Aunque pensé que sería implacable con mis deseos egoístas, mi
esposa que se encontraba cruzada de brazos y mirándome con el ceño fruncido, dijo
algo esplendido.
—Si realmente lo quieres.
—¿?
—Te daré un consejo.
—¡¿Eh?!
—Sobre cómo manejar las armas de fuego.
—¡!
De estar encorvado, de inmediato enderecé la espalda.
—¡Eh, ¿de qué se trata?! ¡¿Hay un secreto?! ¡Cuéntame!
—¡¿?!
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
❄❄❄
Al día siguiente.
El segundo día de la cacería de renos comenzó bajo un claro cielo azul.
En poco tiempo nos encontramos con los renos salvajes. Al principio, me acerqué
lentamente y una vez me encontré dentro del rango, aceleré. A unos cuantos metros de
distancia, Sieg conducía un trineo de perros. Tenía un papel esencial en este plan.
Mi reno rápidamente rebasó al reno salvaje y usando el conocimiento que adquiría
de Sieg anoche, apunté a donde se movería el reno. Para el primer disparo, reuní mi
fuerza y jalé el gatillo. El resultado, la bala pasó rozando un asta.
Tranquilízate. Mi reno y yo todavía tenemos energía. Con una mano vacilante,
presioné el gatillo.
La bala golpeó el muslo de un reno. Herido y tras perder el equilibrio, el reno colapsó
sobre el suelo.
Detuve el trineo y corrí hacia el reno caído. Sieg me siguió por detrás.
Luché con el reno caído, conseguí doblegarlo y expuse su estómago.
—¡Sieg!
Le di la señal, luego ella levantó el cuchillo por encima de su cabeza y lo apuñaló en
el pecho, apuntando a su corazón.
En ese momento, evacuamos rápidamente el área alrededor del reno.
Al cabo de un rato, el reno finalmente dejó de moverse.
—¡!
Experimenté un sentimiento indescriptible de placer.
—¡Sieg, lo hicimos!
Estaba tan feliz que la tomé de las manos y besé su mejilla en agradecimiento. Quería
abrazarla en ese instante; pero, ya que el cuchillo seguía dentro del reno, nos separamos
para encargarnos de él.
De esa forma, nuestra cacería de renos terminó.
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CAPÍTULO 15
%
LA VIDA DE CAZA CONTINÚA INCLUSO AL DÍA DE HOY
Ha pasado un mes desde que Sieg llegó. Nuestro matrimonio temporal no era de
ninguna forma dulce; sin embargo, el tiempo con ella era lo bastante placentero por el
simple hecho de que tenía alguien con quien hablar.
En esa vida, sabía que Sieg se estaba esforzando en un nuevo ambiente. Estaba
aprendiendo el lenguaje de este país, socializaba con los aldeanos y estudiaba técnicas
de caza. A duras penas tenía algo de tiempo libre.
Me sentía mal por hacer que luchara tanto; no obstante, la apariencia que tenía
cuando daba todo de sí era hermosa, así que simplemente la veía desde un lado.
Acostumbrados a la vida diaria, cazábamos todos los días sin presionarnos, a fin de
prepararnos para las noches polares. Aunque era una cazadora novata, tal y como se
esperaba de una mujer del ejército, su puntería era excelente. El tiempo que tardaba en
calcular el impacto de la bala así como el tiempo que tardaba en recargar su a rma,
ambos eran rápidos.
Como de costumbre, salimos de cacería el día de hoy.
El trabajo de los perros de caza era buscar la presa dentro del bosque nevado y
conducirlas hacia el rango de la pistola. Para que recuerden el olor, les damos orejas de
animales recién cazados. Así es como los hemos criado por generaciones.
De camino, mientras seguíamos los rastros de los perros en el bosque, nos
encontramos con un animal pequeño de pelaje marrón y blanco por debajo de su cara.
—Ritz, ¿qué es eso?
—Una marta negra.
Las pieles de marta negra son apreciadas como bienes de lujo por las mujeres de la
nobleza; sin embargo, debido a que sus números descendieron por la cacería excesiva,
el país prohibió cazar a esos animales.
Incluso en esta aldea de cazadores, ya que estaba regida por nobles, también aplicaba
la ley aquí. Aunque, en realidad las martas nunca fueron cazadas mucho ni por su carne
ni por su piel. El motivo de ello es que tenían un mal olor. Hay un método para remover
la peste, sin embargo, para crear una pieza se necesitarían de muchas martas, así que
era molesto procesarlas también.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Tras percatarse de nuestra presencia, dio un saltito y escapó sano y salvo. Me despedí
de semejante criatura encantadora y seguimos.
—Ah, no podemos ir por aquí.
—¿?
Conforme caminábamos por el bosque, encontré algo. Frente a nosotros, había un
árbol abierto de un corte y su interior estaba ligeramente mordisqueado.
Soplé el silbato para perros y di media vuelta.
—¿Qué era eso?
—La marca de las garras de un oso. Estamos en el territorio de uno.
—¡!
Le comenté a Sieg que recordara la marca. Luego de confirmar que los perros habían
regresado, rápidamente salimos de ese lugar.
Los osos son las criaturas más peligrosas del bosque. Muchas personas en la aldea
han perdido la vida a causa de ellos. Hace trescientos años un oso que probó la carne
humana provocó una catástrofe cuando atacó la aldea, creando decenas de víctimas.
¿Creo que fue hace cinco años? La primera vez que me encontré con un oso fue
cuando estaba de cacería con Teoporon, quien usa sus instintos salvajes para encontrar
presas. En aquel entonces, pensé que era interesante, así que lo seguí varias veces
durante su cacería.
Caminando a una corta distancia detrás de Teoporon, siempre encontrábamos
animales: conejos, ciervos, jabalís y zorros. Pese a que él no usaba una pistola, sino una
lanza, en aquella época creía que podría aprender mucho con solo mirar.
No obstante, finalmente nos topamos con el peor oponente posible: un oso blanco.
El oso arremetió contra nosotros. Sin perder el tiempo levanté mi arma; sin embargo,
debido a que Teoporon gritó de repente, perdí la oportunidad de disparar.
Como se esperaba, el oso cambió su curso hacia Teoporon, quién había dado el
alarido.
El oso tiró al suelo a Teoporon en un abrir y cerrar de ojos. El oso era incluso más
grande que ese enorme hombre. Pensé que había perdido toda esperanza.
Mientras consideraba si debía disparar al oso o no, la gigante bestia blanca fue
atacada por él. Había empelado profundamente en su pecho una lanza.
Solo después de que el oso muriera, me di cuenta que había caído a propósito. Aun
así, tal y como lo pensé, se trataba de un método de cacería imposible para mí. Al mismo
tiempo, decidí que no debería seguir a una persona mientras caza cu ando ni siquiera lo
entiendo.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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CAPÍTULO 16
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CONVIVENCIA
A medida que las noches polares se acercaban, la duración de la luz del sol también
se acortaba. Durante esa época, paso el tiempo vendiendo la carne procesada y las
pieles a los mercantes o haciendo más comida preservada.
Usualmente conservo la comida en botellas. El proceso lo realizo en la mesa de
trabajo exterior que se encuentra en la parte trasera de la casa. Se trata de un lugar
donde puedo procesar a los animales salvajes resueltamente y con libertad gracias a
que no es parte del santuario de Ruruporon.
El curso de hoy será una botella de paté de hígado de perdiz blanca, el cual es un
platillo de temporada. Limpié con cuidado la sangre y grasa de varios hígados, luego los
mariné en leche para deshacerme del olor. A la mañana siguiente, puse en baño María
los hígados con vegetales y salsa de soya; añadí especias, alcohol y huesos de ave en
polvo para sazonarlo. Luego, dejé hervir la pasta hasta que toda la humedad se
evaporara, después agregué mantequilla. Finalmente la coloqué en una bolsa de piel y
lo machaqué con todas mis fuerzas. Una vez completado el paté de hígado de perdiz
blanca se puede acompañar con pan o galletitas. Tras ponerlo en una botella
esterilizada, lo sellé al vacío para hacer posible almacenarlo por largos periodos de
tiempo.
En cuanto terminé de elaborar el paté de hígado bajo el clima helado, Sieg regresó de
ayudar a Miruporon en el bosque y se acercó para ver que estaba haciendo.
—¿Qué hiciste?
—Estaba procesando a las perdices blancas para que se conserven. ¿Te gusta el
hígado?
Escuché que a muchas mujeres no les agrada; no obstante, Sieg dijo que le
encantaban. Así que recogí un poco del paté de hígado que acababa de hacer y lo coloqué
sobre el dorso de la mano de mi esposa.
Luego, Sieg lo llevó a su boca y lo probó. Acto seguido, dijo una sola palabra.
—Delicioso.
—¿En serio?
—Ajá. Cocinas muy rico.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
❄❄❄
Al día siguiente.
A fin de patrullar la aldea, salimos a primera hora de la mañana. Detrás de mí, Sieg
me seguía de cerca.
¿Debería ir primero a una casa que me odia? O, en lugar de perder la moral desde el
principio, ¿debería ir a una casa relativamente amistosa?
Consideré una y otra vez qué hacer; sin embargo, a final de cuentas terminé por ir a
la primera casa que vi.
La primera vez.
—Ah, es verdad~. Sobre las preparaciones para las noches polares.
Me cerraron la puerta en la cara. Eso significa que no tienen problemas y que debería
irme. Giré y me encogí de hombros, a lo cual Sieg me dio pequeñas palmaditas en la
espalda sin decir una palabra.
La segunda vez.
—¡Aaah, no tenemos ni un solo pequeño problema, así que vete de una vez!
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—Ah, sí.
—…
De nueva cuenta, cerraron la puerta con frialdad. Lo mismo sucedió la tercera y la
cuarta vez.
Hay alrededor de setenta casas en total. Ya que son demasiadas para recorrerlas en
un solo día, terminé por el día de hoy.
—Sieg, lo siento.
—…No…
Hubo algunas personas que lanzaron insultos a Sieg. Por esa razón no quería que me
acompañara; a pesar de eso, dijo que iría otra vez conmigo mañana.
—Te lo suplico, ¿no te quedarías en casa mañana?
—…
Aunque le rogué que no lo hiciera, ella no respondió.
Hablaba en serio, pero Sieg simplemente se cruzó de brazos y no movió ni un solo
músculo de su cara.
Pensé en actuar lindo para convencerla; sin embargo, solo de imaginarme haciendo
eso, me sentí asqueado, de modo que no lo hice. Ya casi tengo treinta, estoy a pun to de
convertirme en un oji-san. Debo ser más consciente de cómo actúo o hablo.
—Está bien, Sieg, no te puedo ganar.
—¡!
Esa noche, no jugamos juntos como de costumbre y nos fuimos a dormir temprano.
No es que estuviera molesto con Sieg, sino exhausto de escuchar insultos todo el día.
Cuando me sumergí en la cama, mi consciencia rápidamente fue arrastrada por el
sueño.
A la mañana siguiente.
Ya que me había levantado temprano, fui a la sala; sin embargo Sieg, que siempre
despertaba antes que yo, no estaba allí.
Mientras pensaba que era un suceso extraño, vi el diario de intercambio sobre la
mesa.
De nueva cuenta, esperaba el «Nada fuera de lo normal» de costumbre; sin embargo,
cuando abrí la última página estaba repleta con oraciones.
Aunque Sieg estaba sorprendida por la actitud de los aldeanos que visitamos ayer,
no se sentía incomoda. A pesar de eso, escribió que sintió algo indescriptible cuando me
vio a mí, el Lord, siendo reprendido y la subsecuente depresión por ello. Sin embargo,
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estaba aliviada al ver que regresaba a la vida cuando hablaba conmigo. Luego, anotó
con palabras corteses que le gustaría acompañarme otra vez el día de mañana.
«Todavía no tengo la experiencia para ayudarte con la aldea; sin embargo, al menos
quisiera apoyarte a ti desde las sombras»
Eso me conmovió hasta el punto de llorar.
Mientras leía el diario una y otra vez, Sieg despertó. Sus ojos parecían cansados,
puede que se haya quedado despierta hasta tarde para escribir esto. Ante esa idea, mi
corazón se tranquilizó y se llenó de calidez.
—Sieg, gracias.
Cuando le expresé mi gratitud todavía sujetando el diario, mi concisa esposa solo
respondió brevemente.
Esa mañana, deseé abrazarla.
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CAPÍTULO 17
%
MÁS VALE PREVENIR QUE LAMENTAR
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Ahora que la grasa tenía una forma semisólida, se colgaban las mechas hechas tras
retorcer unos cuantos hilos de un largo palo de madera. Luego se zambullen en la grasa
y se sacan por un rato hasta secarse. Tras repetir eso una par de veces más, se consigue
una vela. Hacer solo una requiere de una gran cantidad de tiempo y esfuerzo; sin
embargo, ya que es la única fuente de luz además de la chimenea durante las noches
polares, no puedo escatimar esfuerzos.
Concerniente al agua, la extraemos del bosque que está detrás de la aldea. Por alguna
extraña razón, el manantial no se congela aun en invierno. Dicen que es gracias al poder
del Espíritu. Tomando en cuenta que el río en el bosque estaba congelado, hasta Sieg se
sorprendió.
A fin de prepararnos para las noches polares, llenamos unos contenedores y los
llevamos de regreso a casa. Por supuesto, ya que no se pueden mantener por mucho
tiempo, tenemos que salir aunque este oscuro de vez en cuando. No obstante, alrededor
de esa zona, no aparecen animales salvajes así que es seguro. Solo se necesita de una
lámpara.
Como fuentes alternativas, y otros propósitos que no sean ser consumidas,
utilizamos aguas freáticas o nieve derretida. Hay suficiente agua, así que no tenemos
problemas con eso.
Finalmente, saldremos a buscar materiales para hacer artesanías. Los obtendremos
para trabajar durante las largas noches polares.
Un producto tradicional icónico de nuestra aldea es una taza de madera llamada
Kuksa, se fabrica a partir de los nudos del abedul, los cuales se forman en los árboles
para cubrir la corteza luego de que un animal la daña.
Esos trozos se dejan secar lentamente por dos meses antes de trabajar con ellos.
Aunque ya tengo algunos preparados, necesito aprovechar y salir por más antes de que
lleguen las noches polares y no podamos entrar a los bosques.
Además de las tazas de madera, hacemos bolsas y brazaletes de piel de reno , canastas
con raíces tiernas de árboles, fundas de astas de reno, entre otros artículos. Ya que todos
son hechos a mano, generalmente son muy caros; sin embargo, después de las noches
polares se venden a un precio relativamente accesible en las ciudades. No se puede
evitar, considerando que todos los aldeanos tienen una gran cantidad de los mismos
bienes, el valor cae.
Una vez que las noches polares terminan, un rompehielos viene al puerto cercano y
abre paso sobre el mar congelado.
Durante esa temporada, el puerto se llena de personas y un mercado de pulgas abre
todos los días. Así que las noches polares son un periodo adecuado para elaborar las
artesanías tradicionales.
❄❄❄
—…Y, pues, ¡eso es todo!
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CAPÍTULO 18
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KAAMOS7
En medio de una tormenta de nieve, Sieg y yo alimentamos a los perros. Los renos se
encontraban en el área cercada del bosque. Si el viento aminora, podemos sacarlos a
dar un paseo, sin embargo, debido al clima de hoy, los enviamos de regreso y les
ordenamos que permanecieran allí.
Me gustaría decir que entonces me relajé junto a Sieg; sin embargo, un noble pobre
no puede darse el lujo de tal elegancia.
Había una montaña de trabajo esperándonos en casa. Cuando le comenté eso, Sieg
dijo que ayudaría tanto como pudiera. Realmente es una esposa confiable. Me conmoví
tanto que casi lloro.
Primeramente, comenzaremos a procesar las pieles que hemos estado rezagando. La
piel no se debe lavar en agua; en cambio, se limpia usando un jabón especial en polvo
con hierbas.
—Primero rociamos este polvo especial sobre las pieles.
El día de hoy trabajaré con una estudiante. Sieg, quien modelaba un delantal, era una
aprendiz ardiente que anotaba cada paso del proceso en su libreta.
Rocié el polvo sobre toda la piel y lo froté con mucho cuidado.
—Hasta que el color del polvo cambie, seguiremos frotando. Aunque es difícil de
apreciar a primera vista, la piel se ensucia fácilmente —murmuré conforme seguía
cepillando la piel, asegurándome de remover cualquier mancha—. Si el color del polvo
deja de cambiar, lo retiramos.
Con movimientos ágiles removí los granos con el cepillo. Para dar el toque final, una
tela empapada de agua con jabón se utiliza para limpiar la piel.
Ahora que terminé con la explicación, es el turno de Sieg. Para asegurarme de que no
hubiera errores, la supervisé.
—Así es, lo estás haciendo muy bien.
Gracias a que tenía una buena percepción, limpió la piel con una agilidad inesperada
de un novato. Cuando le pregunté al respecto, me dijo que era similar al mantenimiento
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que le daban a los equipos de cuero cuando estaba en el ejército. Siendo a sí, tenía
sentido.
Abrigos, zapatos, sombreros y guantes. Debido a que ambos trabajamos, solo nos
tomó un rato terminar con todo.
—Qué suerte tengo de que Sieg esté conmigo esta vez, antes yo solo lo hacía cada
año.
Hay el doble de artículos debido a Sieg, pero fue divertido trabajar mientras
charlábamos. Soy del tipo que trabaja más lento cuando estoy solo, así que es realmente
agradable contar con la compañía de Sieg.
A continuación, limpiamos la casa.
Si bien era la preciada hija de una familia de nobles poderosa, también era una mujer
del ejército. Por lo que hizo la limpieza perfectamente.
—Teníamos que limpiar nosotros mismos.
—Ya veo.
—Ah, ya que a nadie le gustaba limpiar, jugábamos durante nuestros recesos y los
perdedores se encargaban de eso…
Cuando recién se enlistó en la armada, a la edad de trece, Sieg perdía tanto que se
volvió buena limpiando. Sin embargo, siendo de la clase que odia perder, compró libros
y estudió estrategias para ganar.
—Ahora entiendo porque no puedo ganar.
—Pero tienes potencial.
—¿Eh, de verdad? Me pregunto si pronto podré empezar a ganar~
—¿Quién sabe?
—Entonces, ¿me dejarías ganar una vez?
Mientras charlábamos alegremente, llegó la hora del almuerzo. Para comer, calenté
el resto de la sopa y rosticé carne de reno con hierbas en una brocheta junto a la
chimenea.
El reno de hoy fue el que recientemente me ayudó Sieg a cazar. Incapaz de seguir
resistiéndome, le di un mordisco. La textura era asombrosa y el delicioso jugo de la
carne se esparció por mi boca. Las hierbas no interfirieron con la carne y se mezclaron
con el jugo.
Hasta Sieg mostró una expresión sorprendida por la gran diferencia de sabor de la
carne de reno de costumbre.
—Es extraordinario.
—¿Verdad?
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—Realmente delicioso.
—Me alegro. Quería que lo probaras. Mejor dicho, es gracias a ti que podemos comer
esto.
Tras decir eso, Sieg no hizo ni una cara modesta ni afirmativa; simplemente mostró
una sonrisa cálida.
Cuando vi esa expresión tan preciosa, inconscientemente me enamoré de ella.
Lamentablemente, esa sonrisa desapareció rápidamente y fue reemplaza por una
mirada estricta.
—Es peligroso cazar renos solo.
—…Sí.
Gracias a que presencié la inusual sonrisa de Sieg, me encontraba deredere8, aunque
enseguida regresó a ser una capitana. Recordé fuertemente que no todo en el mundo es
dulce.
—Pero.
—¿?
La charla todavía no había terminado. Me paralicé mientras sujetaba una cucharada
de sopa a mitad del aire y observé a mi esposa.
—El próximo año podría ayudarte. Cuando llegué el momento, vayamos a cazar
juntos.
—…¡¿Eh?! ¡Auch, auch, está caliente!
Por lo que dijo, terminé derramando la sopa sobre el dorso de mi mano que estaba
descansando sobre la mesa. Mientras seguía confundido por sus palabras, Sieg limpió
con una servilleta la sopa de mi mano. Luego, abrió las ventanas para conseguir algo de
nieve, la envolvió en una tela y la colocó sobre el dorso de mi mano.
—¿Qué estabas haciendo?...
—L-lo siento~
No puedo decirle que fue porque mencionó algo sobre el próximo año. Si lucía
expectante sobre esto, creo que podría agobiarla.
Por ahora, Sieg permanecerá a mi lado por un año. Eso es más que suficiente, pensé
convenciéndome a mí mismo.
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importara medicina, sin embargo, ya que los aldeanos todavía creen en los viejos
métodos siempre hay medicina de sobra en el almacén.
Desde luego, si sufrimos de una herida severa o una enfermedad seria, llamamos a
los doctores. Todo esto se logró porque mi abuelo abogó que las enseñanzas del Espíritu
se encontraban en gran parte equivocadas.
Cuando le comenté sobre ese tipo de cosas, Sieg también comprendió.
Ya que más trabajo me esperaba, suspiré tras tomar un sorbo de vino especiado
caliente.
El cuarto pedazo todavía no se encontraba en un punto donde podía ser labrado
limpiamente.
—Una vez hecho esto, las enterramos bajo la nieve.
Aún estaba la tormenta de nieve; a pesar de eso, salí de todas formas. Enterré los que
acabábamos de hacer y saqué la madera de abedul que enterré ayer.
—Este todavía no está listo.
Después de que repose en la nieve por un día, la madera entonces se hierve en agua
con sal, siendo su concentración la misma que el agua de mar. Si hacemos eso, la madera
apenas tiene grietas.
—Tras hervirlo, tenemos que secarlo para dejarlo limpio. Bueno, esto también toma
tiempo.
Y requiere incluso más tiempo darle forma a la taza.
Luego de que se hierve, requiere aproximadamente siete días en secarse. Esculpí un
poco la madera seca de hace una semana y tras considerar que era suficiente por un día,
limpié y salimos del taller.
Este fue el comienzo de las largas noches polares.
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CAPÍTULO 19
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TEMPORADA DE CAMBIOS
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La comida de reno es un grano sólido que compramos de un mercante. Su forma es
redonda y las mezclo con bayas, corteza y musgo. Debido a eso, tenemos la comida
almacenada en la bodega de la aldea. Tomamos todo esto hasta la zona cercada.
La comida se encuentra fuertemente comprimida así que es muy pesada. El tamaño
también es bastante grande, solo un poco más alto que un niño de siete años, por eso
tenemos que llevarlo rodando hasta el bosque.
Les ordené a los perros que permanecieran afuera de la cer ca para que jugaran;
mientras que Sieg y yo rodamos la comida hasta adentro.
Hay cuatro cajas de alimento, de modo que hicimos dos viajes redondos. Aun así, eso
no es todo el trabajo. Si bien se encontraba almacenado en un lugar techado, ya que la
bodega no contaba con un calefactor, el trozo de alimento estaba totalmente congelado.
Tuvimos que romperlo en pedacitos con un hacha.
—No podemos solo golpearlo, tenemos que asegurarnos que la cuchilla atraviese
todo.
Le pasé un poco de alimento a Sieg. Mientras gotas de sudor se formaban en nuestras
frentes, terminamos de poner el alimento en las cajas. Después limpiamos sus
excrementos y regresamos a casa tras llamar a los perros con el silbato.
Cuando volvimos a casa, me quité la ropa y limpié mi cuerpo con una toalla
empapada con agua medicinal. Si no tengo cuidado, podría pescar un resfriado.
Al terminar, fui a la sala de estar y Sieg estaba hirviendo un poco de agua.
—¿Eso es café?
—Recordé que traje un poco de casa.
—¡Ooh!
En este país el café también es una bebida muy querida. Incluso, puede que nosotros,
las personas del norte, tengamos los más altos niveles de consumo de café. A pesar de
esto, en esta aldea preferimos beber cosas que calienten nuestros cuerpos. De modo
que bebemos jugo de fresa condimentado, vino especiado o té de hierbas del bosque.
Todas son bebidas hechas a partir de ingredientes cosechados de la madre naturaleza
desde la primavera, al inicio del deshielo, hasta el otoño.
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—¿No quieres?
—N-no, no se trata de eso, no es que no quiera hacerlo.
—Entonces, me enseñarías, por favor.
—Sí, encantado.
Después de eso, pasó el tiempo en silencio y tomando su café.
El silencio por alguna razón se sintió agradable.
❄❄❄
Los días ajetreados continuaron. Fermentando, destripando, procesando la piel y
haciendo artesanías.
Mientras trabajaba, también le enseñaba a Sieg el idioma de este país. Ya que tenía
una estudiante lista, no fue tan difícil.
Ya ha pasado un mes desde que los días en que el sol no sale comenzaron. Estaba
preocupado porque fue la primera vez que Sieg vivía algo así, sin embargo, no tuvo
ningún cambio.
La oscuridad provoca que las personas se depriman. Yo también sufrí de eso en el
pasado. No tenía fuerzas para despertar por la mañana, pasaba mucho tiempo haciendo
solo una taza, a veces incluso no quería comer. Mi padre, quien es una persona culta,
dijo que las personas comienzan a comportarse extraño si no reciben suficiente luz del
sol.
No obstante, este año, no me sentí para nada deprimido. Todo fue gracias a Sieg.
En ese momento, llegó una carta, del correo que entregaban una vez a la semana,
dirigida a Sieg.
Tras ver el sobre, los ojos grises de Sieg se abrieron sorprendidos. Quería
preguntarle qué pasaba; pero, no me gustaría meter mi nariz donde no me llaman así
que me quedé quieto.
Luego de un rato en silencio, Sieg me habló.
—Ritz.
—¿Si?
—Una persona que solía estar conmigo en el ejército desea venir aquí de paseo…
—¡Eh, ¿de verdad?!
Al parecer en la carta le informaba sobre su programa. Ya que no presagiaba nada
malo, suspiré aliviado y terminé murmurando:
—En serio, a las personas del país de Sieg realmente les gustan las auroras.
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—Dice que el viaje será dentro de un mes. También que la ruta será la misma que yo
tomé.
—En ese caso, tendré que salir.
Desde el puerto libre de hielo en el que Sieg desembarcó, no hay transporte hasta mi
aldea. Así que tengo que salir con un trineo de renos.
—Lo siento…
—No te preocupes, los turistas siempre son bienvenidos.
—Pero, ¿los hoteles no están cerrados en esta época del año?
—Está bien. Se puede quedar en nuestra casa, ¿no? Tenemos unas cuantas
habitaciones vacías para compartir.
—Lo siento… No sé qué decir.
—No hay problema. A mí también me gustaría conocer a la amistad de Sieg.
—No, no tengo ese tipo de relación con él…
—¿Um?
….¿Eh? Su camarada es un hombre.
¡¿Y a qué te refieres con “ese tipo de relación”?! ¡¡Hey, Sieg!!
Aunque era imposible que dijera eso; así que solo respondí:
—Qué curioso.
Y me fui.
Les digo algo: no tengo agallas.
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CAPÍTULO 20
%
UN REGALO ESPECIAL Y PREPARACIONES
PARA EL INVITADO
—¿Por qué?
—Porque también comprendo lo difícil que es elaborar una kuksa.
Ah, tal vez no debería haberle dicho eso.
Me arrepentí de inmediato, maldita lengua suelta mía.
Al final, no sabía cómo responder, así que mi rostro continúo pálido.
Quizá se trató de un lamentable intento por cubrir mi expresión miserable; aun así,
le dije lo que siempre había estado pensando.
—Quiero hacer todo lo posible para que seas feliz, así que un pequeño trabajo como
este no es nada.
—…
Sieg hizo esa expresión rara: la preocupada. No era mi intención que se pusiera así,
pensé.
No me agradan las atmósferas deprimentes, así que sugerí algo a fin de cambiarla.
—Vamos a escribirle una carta a tus padres, Sieg.
—Ah, tienes razón.
Envolvimos nuestros kuksa con una tela suave y colocamos las cartas en ellos.
❄❄❄
Poco a poco el momento en que había una luz leve se extendió. Las noches polares
casi llegaban a su fin. Al mismo tiempo, la fecha para que el colega de Sieg viniera de
visita se acercaba.
—Sieg, Teoporon y yo iremos por él.
—¿No hay problema?
—No te preocupes. Los perros y los renos no pueden correr a la misma velocidad.
Para ir a recogerlo pedí prestado un reno de un vecino con el que soy cercano. Si hay
tres hombres adultos, se requiere de un reno más.
Sieg puede conducir un trineo de perros, pero todavía no sabe cómo dirigir un trineo
de renos. Además los perros y los renos corren a diferentes velocidades, sin mencionar
que tienen distinta resistencia. Por lo tanto, no era práctico que Sieg y yo fuéramos
juntos.
—Está bien. En ese caso, le mandaré un mensaje diciéndole que busque a un lindo
oso blanco.
—Vaya, ¿no se desmayara con eso?
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—Si se desmaya con solo ver la cabeza del jefe de la familia Rango, tendrá una dura
estadía aquí.
—¿De verdad?
—Así es como es —dijo Sieg sonriendo traviesamente.
Me reí de qué su excompañero recibiera un trato tan malo; sin embargo, al mismo
tiempo sentí envidia por lo cercanos que parecían.
Una vez que las noches polares finalizan, la vida de caza comienza de nueva cuenta.
Dentro de poco arribara un visitante; así que me esforzaré más durante la cacería.
Tendremos un invitado luego de mucho tiempo. Sin mencionar que esta vez es un
conocido de Sieg.
El objetivo del día es un alce, muy probablemente la especie más grande de los
animales de pezuña alrededor de esta área. No tienen mal olor, así que son una
atracción popular para los extranjeros que visitan la zona. Debido a la temporada, hay
poca comida por lo que son más delgados de lo normal. A pesar de eso, a fin de
prepararle algo delicioso, Sieg y yo nos esforzaremos.
Dicen que la carne sabe mejor cuando se atrapa a la presa antes de que su sangre se
caliente. Por eso, coloqué varias trampas por el bosque, pero no tuvimos suerte con eso.
Mientras acariciaba a un perro, le comenté a Sieg, que llegados a este punto, ahora
teníamos que cazarlos.
Les di la orden a los perros mientras que los dos nos escondíamos en las sombras.
De cualquier modo, la temperatura desciende cuando tratas de no moverte de tu
lugar. Sieg también comprendía que no podía moverse porque tenía que permanecer
en silencio, por lo que ni siquiera podía frotarse la espalda.
Incapaz de soportar el frío, tomé un sorbo de una botellita de alcohol que tenía en el
bolsillo del pecho. La fuerte bebida lastimó mis encías y lengua, también sentí un calor
abrasador en mi garganta. Este alcohol lo compré de un mercante que me dijo tenía el
efecto de subir la temperatura, por lo visto fue todo un fraude. Más que sentirme cálido,
estaba más incómodo por el dolor. A pesar de que permanecí en silencio por un motivo,
terminé tosiendo violentamente. A ese patético yo, Sieg dio suaves golpecitos en la
espalda.
Le dije a Sieg que era una bebida fuerte. Tras recibirla, vaciló por un momento antes
de tomar un sorbo. Sin toser ni una vez, lo bebió. Murmuró que en verdad se trataba de
una bebida fuerte y me regresó la botella.
Una hora más tarde. Desde algún lugar muy lejos, escuchamos a los perros ladrar. Al
parecer estaban persiguiendo a un ciervo.
Le pedí a Sieg que retrocediera un poco y luego esperé por los perros, mientras
sujetaba mi pistola en alto. Tras permanecer así un rato, aparecieron dos perros
persiguiendo a un ciervo.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Soplé el silbato para dar la siguiente orden. Acto seguido, un perro rodeó al ciervo y
lo detuvo.
Ahora era la oportunidad para disparar. Sieglinde fue la primera en reaccionar.
Un disparo.
La bala atravesó el cuello del ciervo, también fue en un sitio donde mató al animal de
un solo tiro. En el instante en que el ciervo colapsó, les ordené a los perros que se
dispersaran, después me acerqué a la presa caída.
—Sieg lo hiciste.
—Sí.
Me aproximé más para confirmar su muerte. El ciervo que cazamos era una hembra
de cerca de un año. La carne más sabrosa se consigue de las hembras más pequeñas.
Los machos tienen cúmulos disparejos de grasa insípida.
No teníamos tiempo de solo contemplar a la presa en admiración, es mejor drenar la
sangre y procesar a la cierva rápido. Aprovechando la pendiente del bosque, dejamos
que se desangrara del cuello mientras la llevábamos a casa.
Una vez que arribamos a casa, la transportamos hasta la cabaña y le pedimos ayuda
a Teoporon. Atamos sus patas traseras y la colgamos de cabeza de un gancho del techo.
La piel de la cierva brilló hermosamente. Para usarlo después, comencé a
despellejarla desde las patas. Gracias a Sieg, fui capaz de hacerlo en la mitad de tiempo
que de costumbre.
Luego de que la despellejamos juntos, cortamos su estómago con un gran cuchillo y
la destripamos. Durante el proceso, revisé si había algún parásito en el hígado y el
conducto de la bilis, después los tiré. Limpiamos la carne con un pañuelo húmedo. A
continuación, una bolsa llena de nieve se colocó adentro y se dejó reposar por una
noche.
Al día siguiente, corté la carne por partes. A grosso modo por su tronco, espalda,
piernas y cuello. Entonces, se deja madurar alrededor de diez días y se corta en más
partes. Generalmente, necesita reposar por un mes para que esté en su punto; sin
embargo, lamentablemente nuestro invitado llega dentro de dos semanas.
—Bueno, con esto no tendremos que preocuparnos por la carne.
—Sí.
Además de eso, cazamos conejos y aves que congelamos bajo la nieve. Sugerí cazar
otro reno, pero Sieg me detuvo.
Ya han pasado dos semanas, así que saldré para recoger al conocido de Sieg.
Tardamos cinco horas hasta el puerto antes de que llegara, luego pasé una noche
incómoda con Teoporon.
Al día siguiente.
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Faltaba poco para que el ferri arribara, así que esperé en el muelle. Puesto que él ya
sabía a quién buscar, le dije a Teoporon que se acercaría a nosotros y seguimos
esperando.
Unos minutos más tarde.
Finalmente se acercó un hombre y nos preguntó.
—…Eh, um, ¿usted es, el Conde, Revontulet?
La persona que habló en nuestro lenguaje, aunque muy pobremente, era un hombre
alto de cabello rubio y ojos azules con una actitud refrescante.
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CAPÍTULO 21
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INFORME DE ACTIVIDADES
~EMMERICH DAVID~
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Sieglinde es mayor que yo. Además, pertenece a una buena familia. Aunque rehusó
su ascenso y permaneció en el mismo rango que yo, a final de cuentas, ella tenía más
condecoraciones que yo.
Había renunciado a la idea de proponerme a una mujer como ella.
Sin embargo, incluso a un hombre como yo se le presentó una o portunidad. Escuché
de su tío y superior que Sieglinde participaría en un baile para encontrar con quien
casarse.
—Nadie me propondrá matrimonio de todas formas —dijo ella, así que estaba
apostando mis cartas a eso. Sin mencionar que, sería difícil propon érsele con su
uniforme militar; pero si la veía con un vestido, tenía la confianza de que hallaría el
valor para pedir su mano.
El día del baile llegó y me encontré con la peor situación posible.
Sieglinde apareció en su uniforme militar portando las condecoraciones que
usualmente nunca vestía.
…
Sieglinde resplandecía magníficamente. De verdad, sentí que era una persona a la
que alguien como yo no debería acercarse.
No estoy seguro de si fue el brillo de sus medallas o su propio resplandor lo que me
cegó en ese entonces.
Sieglinde de inmediato fue aislada de los demás tras ser rodeada por mujeres.
Cuando salí para respirar algo de aire fresco y regresé, ella no se veía por ningún lado.
Luego, escuché que “El Yeti de las fronteras (Laponia)” le propuso matrimonio a
Sieglinde y que ella había aceptado.
Demandé saber qué clase de hombre era él y resultó ser un Conde de otro país.
Provenía de una Casa antigua y su estatus era apropiado para ella.
Sentí una gran pérdida. Ni siquiera me había mirado y ya me la habían arrebatado.
De modo que fui asaltado por esta ansiedad arbitraria.
Aun así, era demasiado tarde. No conozco mucho sobre este Yeti que se escuchaba
como un oso, pero tengo la impresión de que Sieglinde pasará una vida incivilizada en
las fronteras.
Con todo y eso, fui sorprendentemente persistente.
Pensando en la tierra a la que iría, creí que sería la peor elección posible y me
preocupé por ella.
También estaba el hecho de que no sería capaz de verla dentro de poco. Hasta que,
por fin, fui a su casa y le propuse matrimonio.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Tal y como esperaba, su respuesta comenzó con un «Estoy feliz de que me veas de
esa forma» y terminó trágicamente con un «pero, tengo un prometido».
Así fue como me despedí de ella.
Unos cuantos meses después de ese trauma, desembarqué en una tierra exótica.
Se trataba del país al que Sieglinde se casó. Vine aquí con el objetivo de averiguar si
vivía felizmente.
Ya lo había esperado hasta cierto punto cuando salí del camarote del barco, pero
hacía bastante frío. Mejor dicho, helaba. ¿Me pregunto si a esto se refieren cuando dicen
“sentir dolor de los ventarrones”?... No, no creo que ese sea el caso. Pensé a medida que
desembarcaba.
En la carta de Sieglinde, me dijo que buscara un oso blanco, que su esposo y sirviente
vendrían por mí.
Sin embargo, me equivoqué con el método de transporte. Quién habría pensado que
los trineos de renos serían todavía importantes en una época donde los carros a vapor
fueron inventados.
¡A qué te refieres con un oso blanco, quiero más detalles Sieglinde! Pensé mientras
deambulaba por allí.
Luego, me percaté. El apodo de su esposo sin lugar a dudas es “El Oso de las
fronteras”.
El esposo de Sieglinde debe ser tan grande como un oso y con músculos voluminosos.
Supongo que debe haberse enamorado de un hombre más fuerte que ella.
Yo tengo una altura apropiada, pero soy delgado para un hombre del ejército. Cuando
escuché de mi abuelo que nuestros genes no facilitaban obtener músculos, sentí la
desesperación.
No era de su tipo y por eso fui rechazado. Así fue como me consolé a mí mismo
mientras caminaba en tierras extranjeras. A medida que cruzaba lenta y
laboriosamente a través de la multitud, divisé algo.
…Era un oso blanco.
Por un instante, realmente creí que era un oso y dejé caer mi male ta al suelo. Sin
embargo, viéndolo detenidamente, se trataba de un gigante vistiendo piel de oso.
¡¿E-ese es el esposo de Sieglinde?!
Brazos gruesos, enormes pectorales y un abdomen tan definido que casi era
detestable de mirar. Esa apariencia poseía una fiereza que mi instinto suplicaba que no
me acercara a él.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
No traía ningún otro tipo de ropa, además de esa piel de oso (aunque sí usaba
pantalones). ¿Acaso esa fuerza era una prueba de su vida en estas tierras árticas?
…Q-qué miedo.
Patéticamente esas emociones se formaron.
Cuando desvíe la mirada del esposo osezno de Sieglinde, me topé con un hombre que
tenía apariencia de sirviente así que fui con él para que me auxiliara. A diferencia del
hombre oso que tenía piel morena, ese hombre, como si carecier a de pigmentos, poseía
piel blanca, cabello blanco y ojos azules de un hermoso matiz como el de una gema.
Estaba seguro de que él se trataba del sirviente que Sieglinde mencionó en su carta.
Incapaz de mirar al feroz hombre oso a los ojos, hablé mientras veía al sirviente.
—¿Usted es, el Conde, Revontulet? —pregunté. Luego me presenté como Emmerich
David en el idioma de este país que aprendí antes de venir aquí.
—Ah, está bien. ¡Puedo hablar el idioma del país de David-san!
Ooh, gracias a Dios. El sirviente puede traducir, también tomó amablemente mis
maletas. Me relajé cuando vi a este amistoso sirviente.
Conforme charlábamos, sentí que ese hombre era bueno, así que le dije que no tenía
que hablar con formalidad.
—Él es Teoporon. No nos podemos comunicar muy bien con él, pero es un buen
hombre.
—…¿Disculpa?
Como estaba usando las orejeras que el sirviente me dio, no lo escuché claramente,
pero seguí caminando independientemente de eso.
Lo seguí, teniendo cuidado de no mirar al esposo osezno.
Afortunadamente, muy contrario a lo que temía, el trineo era más amplio de lo que
pensaba. Por supuesto, no había techo y el reno era demasiado grande. Además…
—Entonces, toma asiento entre las piernas de Teoporon.
—…
Este “Teoporon” que ha estado diciendo, ¿es alguna palabra en su idioma? Me
gustaría saber el significado, pero no podía hablar debido al frío.
El sirviente sonrió agradablemente y me pidió que me sentara entre las piernas del
esposo de Sieglinde que parecía un oso.
—El trineo es muy rápido.
—…
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
—Seguro.
—¡Ven a visitarnos otra vez!
Cuando escuchó la petición de Ritz-kun, Sieglinde hizo que se callara. Me reí por lo
cruel que era.
Ya no tenía ningún asunto pendiente en la aldea. O eso pensé; pero, tuve un
encuentro inesperado.
Me enamoré a primera vista de una mujer que conocí en mi camino de regreso y
decidí venir a la aldea de nuevo luego de que el hielo se derritiera.
Mientras viajaba de país en país junto a ella, eventualmente me jubilé del ejército y
me fui a vivir a la aldea; aunque, esa será una historia para otra ocasión.
- 122 -
CAPÍTULO 22
%
CULTO A LA DIOSA
Una vez que terminamos de recibir al invitado y conocido de Sieg, nuestra vida
regresó a su rutina habitual. Me preocupaba el tipo de relación que tenían, pero no eran
más que simples amigos.
Emmerich dijo que la comida de Ruruporon estuvo deliciosa e incluso la carne del
reno que cazamos logró satisfacer sus gustos así que me sentí aliviado.
También fue lindo ver el lado inesperado de mí siempre atractiva esposa. Incluso
Sieg a veces sale corriendo para atacar a una persona con mucha fuerza.
—Lamento haber hecho que te preocuparas.
—No, no, fue divertido. Aunque, me sorprendió escuchar que Emmerich te propuso
matrimonio una vez.
—…
El antiguo colega de Sieg, Emmerich David declaró que necesitaba hablar sobre algo
la noche que llegó y lo que confesó fue que…
Le propuso matrimonio a Sieg.
Comenzó a charlar en voz baja mientras comíamos los tres, así que no tenía idea de
cómo debía reaccionar.
Emmerich afirmó que luego de recibir esa patada, se dio cuenta que no era amor lo
que sentía por Sieg.
—No tenía que haberlo dicho durante nuestra hora de comida.
—¿De verdad? Pero, me siento aliviado.
—¿Por qué?
—Sinceramente, estaba preocupado. Nuestro invitado, tu antiguo colega era un
hombre pero no tu amigo, así que me preocupaba el tipo de relación que tenían.
—Solo tenemos un compañerismo desagradable.
—Así es, me alegro. Lo digo en serio.
—…
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Los sentimientos que Emmerich tenía por Sieg eran de admiración y al parecer se le
propuso cuando todavía no entendía muy bien esas emociones. Todo este tiempo me
estuvo molestando eso, por eso me sentí muy dichoso cuando él mismo contó la
historia.
Solo que, pienso que mi personalidad abierta no ayuda en estas ocasiones. Ya que
este tipo de problema sucedió, decidí preguntar cada vez que tuviera curiosidad sobre
algo.
Emmerich, el amigo de Sieg, es un gran hombre. Nos ayudó a trabajar durante su
estadía e incluso me contó a escondidas historias de los actos heroicos de Sieg.
—Es una persona interesante. ¿Me pregunto cuándo nos volverá a visitar?
—Pues, incluso lloró por culpa del frío, así que bien podría no volver más.
—Ya veo~.
—Es una persona delicada —dijo Sieg entre risas. Estaba celoso por lo cercanos que
eran; sin embargo, llegaron a ese punto luego de pasar juntos mucho tiempo. Espero
que yo también pueda ser rápidamente así con Sieg.
Emmerich y yo, de igual forma, acordamos realizar un intercambio cultural. Después
de todo, le interesó el folclore y las artesanías de esta tierra.
Mientras esperaba nuestra siguiente reunión, la recepción de nuestro invitado
terminó sin ningún problema serio.
—Pues bien, manos a la obra.
—Sí.
Otro día ajetreado nos estaba esperando hoy.
❄❄❄
Una vez que las noches polares finalizan, los aldeanos se inquietan debido a las
preparaciones para el mercado de pulgas. Allí, uno puede obtener mucho dinero.
En esta aldea, la riqueza se representa por la cantidad de renos que uno posee; sin
embargo, hoy en día, la plata es preferida para hacer alarde de su opulencia.
Generalmente empleada en accesorios para la ropa o decoraciones para los sombreros.
Gran parte del dinero que la gente gana en el mercado la usan para comprar plata.
—Qué interesante cultura.
—Bueno, supongo que es posible porque somos auto -suficientes.
—Tienes razón… por cierto, ¿qué es esto? —preguntó Sieg tocando el adorno en
forma de flor de su abrigo.
—Mi madre me dijo que le diera eso a mi esposa.
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—T-todavía no.
—Por favor, apresúrese.
—Sí.
Escondiéndose detrás de mí, Aina sujetaba mi brazo y permanecía en silencio.
Debido a sus abuelos, nunca había venido a esta tienda antes.
Como si me estuviera amenazando, apretó su puño contra mis costillas. Duele.
—Ah, lo siento. Eeh, ella quiere entrar a eso del club de Sieglinde.
—¡Ah, de verdad!
Adentro, con Sieg en el centro, había una extraña atmósfera. De un cajón debajo del
mostrador, sacó un brazalete de madera con patrones de flores.
—Son cinco markkas 9.
Los brazaletes normalmente cuestan alrededor de cuatro markkas; así que miré a la
dueña por una explicación.
—Es el pago extra por el riesgo si somos atrapadas.
—Ah, entiendo.
Si esta reunión secreta es descubierta por las personas de la tercera edad, parece que
la dueña de la tienda se hará totalmente responsable.
—Aina, son cinco markkas.
—…
Mientras me usaba como escudo, colocó un brazalete y un pequeño parche de piel
sobre el mostrador. Al parecer hará un trueque ya que no tiene dinero. Tras recibir el
brazalete con patrones de flores, finalmente mis costillas fueron liberadas de su puño.
La dueña estaba a punto de cerrar, así que entró para decirles que ya era hora de
marcharse. Estaba a punto de decirle a Aina «Qué mala suerte que no pudieras hablar
con Sieg el día de hoy»; sin embargo, estaba mirando el brazalete tan felizmente que
decidí no hacerlo.
—¡Ah, es verdad!
—¿Um?
Mientras veía a Sieg, quien estaba consolando a una chica que comenzó a llorar, Aina
me habló.
—¿Tuviste un invitado extranjero hace poco?
9N. de la T. Markkas: unidad monetaria de Finlandia que luego fue reemplazada por el euro tras unirse a la
Unión Europea.
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CAPÍTULO 23
%
NO ESTÁS SOLO
Una vez que llegamos a casa, le pregunté cómo logró ser tan cercana a las mujeres de
la aldea. Sieg contestó que se hicieron amigas mientras charlaban. A pesar de eso,
dejando de lado a las jovencitas que estaban acostumbradas a los extranjeros, no pude
evitar preguntarme cómo es que mujeres más grandes que la edad de su madre
confiaron en ella con tanta facilidad.
Además, hace solo un par de décadas que se comenzó a promover el turismo.
Era algo que no se podía evitar, así que dimos por finalizado el tema.
Al día siguiente, luego de que el barniz secara, fui a entregar las figuritas de osos
bebés terminados y la dueña me contó la historia de cómo el Sieglindeismo se formó.
El pasatiempo de Sieg es dar paseos cada mañana. En el transcurso parece que
sucedieron muchas cosas.
—La señora de la familia Holm, su esposo se lastimó la espalda.
En una ocasión en que la señora trataba de retirar la nieve del techo, Sieg iba pasando
por allí. Luego, ella misma se ofreció a quitar la nieve. Incluso lo siguió haciendo hasta
que la espalda de su esposo estuviera curada.
—Fue todos los días a retirar la nieve y cuando la señora le preguntó su nombre para
agradecerle, solo dijo «No soy alguien tan grandiosa como para dar mi nombre» y se
marchó valerosamente.
Además de eso, ayudó a la gente a cortar leña, acarrear agua e incluso sacó a pasear
los perros de los demás. Aunque Sieg estaba siendo humilde, en verdad apoyó a todas
las mujeres con sus labores durante sus caminatas.
—Ya veo. Por eso todas la admiran.
—Así fue como sucedió. Además, es apuesta.
—Aunque es una mujer.
—Todas lo saben, creo que simplemente sienten anhelo.
—Umm.
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❄❄❄
—Estaba pensando en ir a buscarte.
—Perdón.
Sieg esperaba a que regresara en el pórtico. Ya que usualmente volvía de inmediato
luego de entregar los bienes en la tienda, se preocupó de que tardara.
—Ha comenzado a nevar.
—Sí.
Sieg gentilmente se sacudió la nieve de los hombros.
—¿Qué tienes?...
—Nada, solo pensaba lo imposible que es desear ser feliz sin tomar en consideración
a todos los demás.
—No hay nada que se pueda hacer al respecto.
—…
Las personas mayores obstinadamente se niegan a cambiar su estilo de vida. Sin
embargo, los jóvenes desean un cambio.
Sieg afirmó que el tiempo lo resolvería.
—Si hay alguna familia teniendo problemas, me gustaría apoyarlos.
—Sí, es entendible; pero, no vayas a sobrecargarte.
—Gracias.
—No es un asunto que debas manejar tu solo.
—…Sí.
Luego de eso, Sieg preparó algo de café. Incluso mi corazón se calentó de nuevo, así
que le agradecí por darme las fuerzas para seguir trabajando.
❄❄❄
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
temporada y salmón fresco con abundante queso y especies. La sopa hervía a fuego
lento a medida que el vapor se elevaba. Compré lo suficiente para dos personas.
Debido a la comida que compré, tenía las dos manos llenas. Decidí ir después por las
bebidas y regresé por la ruta menos congestionada.
—Oh, ya se vendió todo.
—Se acabó hace poco.
Hasta las cucharas que no se vendían, se habían esfumado. Sobre la mesa, ahora
vacía, acomodé la comida que compré.
—Iré por algo de beber.
Sin esperar mi respuesta, Sieg se marchó. Unos minutos después, regresó con café
para los dos. El café servido en una botella estaba repleto de leche y azúcar, lo c ual
calentó el cuerpo reconfortantemente.
Toda la comida que compramos sabía deliciosa. Por un momento pensé que era muy
lindo salir con Sieg a comer; pero, tomando en cuenta que los turistas comenzaran a
llegar por las auroras, estaremos ocupados. No tendremos tiempo para relajarnos.
Tras descansar un rato, cuando me levanté, Sieg me sujetó de la muñeca.
—¿Qué pasa?
Sieg estaba buscando algo en su bolsillo. Mientras me preguntaba de qué se trataba,
enrolló algo en mi muñeca.
—¡Ah!
Se trataba de un accesorio tradicional hecho con piel de reno e incrustaciones de
estaño. La abrazadera se conformaba de cornamenta de reno.
—Sieg, ¿y esto?
—Es el primer producto que hice bien.
—¿Tu misma lo hiciste?
—Sí.
Sieg me regaló un brazalete que ella misma hizo.
Abrumado por la felicidad, solo pude quedarme ahí de pie sin poder decir nada. Al
verme así, Sieg explicó que todavía era mala en eso, así que negué con la cabeza.
—Sieg, muchísimas gracias. Estoy feliz.
—De verdad.
—…
—…
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CAPÍTULO 24
%
ACERCÁNDONOS
—Entonces, ¿regresamos?
Luego de preparar el trineo de renos, le dije a Sieg que las preparaciones para volver
ya estaban listas. Cuando llegamos aquí con equipaje, los dos trineo s estaban
conectados; sin embargo, durante las extensas noches polares hice un trineo con una
cama para que los dos pudiéramos viajar. Fui el primero en subir, luego le extendí una
mano a Sieg.
—¿Qué pasa?
—¿Eh? No, nada.
Debo haber levantado su sospecha cuando me giré inmediatamente después de que
verificará como estaba. Para no ver el rostro de mi esposa, miré hacia el frente.
A diferencia de los trineos anteriores, este tiene respaldos, así que no tenemos
contacto entre nuestros cuerpos; sin embargo, como las palabras de Sieg: «Está bien si
lo haces cuando regresemos a casa» no salían de mi mente, me moví torpemente.
—…
—Nos vamos.
—Estaré bajo tu cuidado.
—Sí.
…Oh, no. Estoy siendo demasiado consciente de eso.
Me arrepiento de haberlo terminado solo con un beso en la mejilla. Por supuesto, en
caso de que Sieg diga que sí, lo haría con mucho gusto. Aun así, el arrepentimiento se
debía a mi estado actual.
Cuando miré al cielo, había un despejado cielo azul. A fin de regresar antes de que se
ponga el sol, le ordené a los renos que se movieran.
Todavía había un escenario invernal con un bosque teñido de blanco.
—Ah, venados.
A unos cuantos metros de la ruta del trineo, había venados corriendo sobre las
llanuras cubiertas de nieve.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Teniendo el mismo color que la nieve, había una manada de siete venados.
Normalmente, los perseguiría alegremente; sin embargo, ya que en esta época no cazo,
me moví junto a ellos.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
En cuanto a ella, puede que solo este respetando su contrato como esposa te mporal.
Sin embargo, eso no me detenía a tener la esperanza de que se convirtiera en mi esposa
de verdad por sus esfuerzos.
Tenía muchas cosas pasando por mi mente; pero, lo que salió de mi boca fue algo
ridículo.
—Oye, Sieg… ¿recuerdas lo que dijiste en el mercado?
En el instante en que escuchó eso, la expresión de Sieg se paralizó. Solo podía pensar
en lo arrepentido que estaba; ansioso de que anunciara una violación del contrato.
No obstante, su respuesta fue totalmente inesperada.
—Claro que lo recuerdo.
—...¿Perdón?
—¿No me escuchaste?
—No.
¡¿A-acaso esto significa que besar está bien?!
Cuando extendí lentamente mi mano y toqué sus mejillas, las cuales se encontraban
suaves y exquisitas por haber salido recién del baño, fui observado por esos ojos
similares a los de un ave de rapiña. A pesar de eso, ahora, incluso esa mirada me
excitaba.
Bueno, si a ella no le agradaba, ¿no me alejaría de una patada como a Emmerich?
Como si mi débil estado hubiera sido una mentira, salté a la acción.
—Por favor cierra los ojos, Sieg.
—…
El día de hoy mi esposa actuaba obediente.
Tras confirmar que había cerrado los ojos, me acerqué. Ya que sería deprimente si
me odiaba por besarla en los labios, lo hice justo a un lado de ellos.
Cuando me alejé, Sieg abrió los ojos. Sus hermosos ojos grises estaban teñidos con
un misterioso matiz.
—Lo siento.
—No, no es necesario que te disculpes.
—…
—…
Ni siquiera podía restarle importancia a esta atmósfera embarazosa con una risa.
- 139 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
- 140 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Por supuesto, la savia no se puede usar así como está. Necesitamos filtrar las
impurezas con un fino trozo de tela.
Pasé todo un día filtrando la savia. Además, como no se conservan por mucho tiempo,
teníamos que trabajar rápido. La savia se puede usar como producto de belleza solo por
unos días. Por lo tanto, se combina para formar jabón, se bebe tal y como está, o se usa
para cocinar.
—¿Puedo tener un poco?
—Claro.
Le entregué una pequeña botella llena de savia de abedul.
—¿Lo vas a usar para lavarte la cara?
—Sí, pensé que podría hacer desaparecer mis pecas.
—¡¿Eh?! ¡¿Vas a deshacerte de tus pecas?! ¡¿Por qué?! ¡Son lindas!
—…
Sieg estrechó los ojos como si me estuviera condenando.
—Tus pecas… son tan sutiles que tienes que estar cerca para verlas; así que no creo
que sea necesario eliminarlas.
—…
—Dime, Sieg, ¿sabe rica la savia cuando la bebes?
—…
Sieg me seguía viendo con una mirada rígida. Jamás diré que una Sieg preocupada
por sus pecas era linda incluso si fueran a romperme la boca.
—¿Cuándo revisaste mi piel?
—Me pregunto cuándo~.
Lentamente fui retrocediendo, planeando mi escape.
—Bueno, ya me tengo que ir.
—¡Espera!
Di media vuelta y estaba a punto de salir cuando me atrapó por el cuello de la camisa.
Después, recibí un estricto interrogatorio de Sieg, la cual había regresado a ser un
soldado.
- 141 -
CAPÍTULO 25
%
TRABAJO DE PRIMAVERA
El día de hoy salí a primera hora de la mañana con Sieg, y viajamos en un trineo de
renos hasta un lago cercano.
El lago todavía se encontraba congelado y tenía una fina capa de nieve.
—¿Es seguro?
Sieg estaba preocupada de caminar sobre el lago. Aunque el hielo sí adelgazó cuando
aumentó la temperatura, todavía no era lo suficientemente delgado para que se
agrietara si una persona caminaba sobre él. Sin embargo, por si acaso, di un paso al
frente para revisar si era seguro. Como nos encontrábamos en la temporada del
deshielo, el hielo en la superficie estaba mojado. Se trataba de algo que experimentaba
cada año.
—Es seguro.
—…
Sujeté las manos de mi esposa aun preocupada y comencé a caminar sobre el lago
congelado.
—¿Qué hay del reno, Ritz?
—Es uno listo, así que no te preocupes.
—Si tú lo dices.
Separé al reno del trineo para que se moviera libremente. No irá muy lejos, además
le expliqué a Sieg que osos, linces y carcayúes no viven alrededor de esta área.
Al principio, Sieg estaba preocupada sobre el hielo; sin embargo, una vez que
comenzó a caminar sobre él, dio pasos con mucha confianza. A pesar de eso, no dejó de
sostener mi mano. Si bien era por encima de los guantes, mi rostro se relajó por el hecho
de que podía tocarla.
Como estaba viendo mi perfil interesadamente, sin perder el tiempo saqué un nuevo
tema de discusión.
—¿Alguna vez has hecho pesca en hielo?
—Es mi primera vez.
- 142 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
La pesca en hielo se realiza perforando un orificio a través del hielo y pescando allí.
Durante el invierno, el hielo es demasiado grueso para romperlo, así que lo hacemos a
principios de primavera.
—En la época de frío, las truchas árticas son las mejo ras.
Tienen un tono rosado y saben bien. Además, en esta temporada tienen más grasa
así que su sabor es más rico. Como también quisiera saltear y humear algunas, espero
pescar varias de ellas, pensé mientras perforaba un orificio en medio del lago.
Conformé sacaba las herramientas de la bolsa, Sieg limpió la nieve de la superficie.
Usando un pica-hielo, apunte la punta hacia el hielo y suavemente golpeé hacia abajo
hasta crear un orificio. Si lo hacía muy fuerte, existía la posibilidad de que todo el hielo
alrededor de esa zona colapsará, así que debo ser cuidadoso.
El hielo era más grueso de lo que pensé. Rotando turnos entre Sieg y yo, finalmente
hicimos un orificio redondo en el hielo. El hueco era lo suficientemente grande para que
una gran trucha pasará por allí, también hice otro agujero un poco más lejos.
Ahora que las preparaciones habían terminado, todo lo que restaba era pescar. Los
señuelos eran cebos falsos hechos a mano, los coloqué en un extremo de la cuerda y los
metí al agua.
—¿No sientes frío, Sieg?
—No, estoy bien.
—Entendido.
Aunque la temporada del frío extremo ya pasó, todavía nuestro aliento salía en
bocanadas blancas y el rostro expuesto dolía. Sin embargo, el cielo estaba despejado y
azul, así que no me sentía deprimido.
Sieg fue la primera en atrapar uno. La mejor pescadora en la aldea sin duda alguna,
la elogié en mi mente.
—¿Esto qué es?
—Una perca. Ten cuidado con las espinas en la aleta de la cola.
Sieg atrapó uno que tenía rayas negras. Ya que hay espinas puntiagudas en la aleta
de su cola, tenemos que cortarlas con tijeras. Aunque ya pasó su mejor temporada,
todavía sabe muy bien si se fríe a la parrilla con especias hasta que tenga una superficie
crujiente.
Después, por una hora, no atrapamos nada. Le ofrecí alcohol a Sieg, que yo no podía
soportar, para mantener su cuerpo caliente.
—No creo que podamos pescar más, Sieg~. ¿Regresamos?
—Quedémonos un poco más.
—¿De verdad? ¿Te parece bien eso?
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
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CAPÍTULO 26
%
EL AVE FEROZ Y EL FESTÍN DE INVIERNO
Una vez que las noches polares terminaron y la caza se reanudó. Como habíamos
comido varias cosas del almacén, pensé que sería bueno conseguir una presa grande.
—Quiero cazar un jabalí o un venado.
—Bien, pero no hay prisa.
Aunque Sieg comentó eso, me sentía intranquilo y quería cazar. A pesar de eso, tal y
como ella dijo, las cosas usualmente fracasaban si uno se apresuraba, así que debería
de tranquilizarme.
Hoy teníamos un cielo despejado. La luz del sol brillaba sobre la nieve, ocasionando
que la tierra resplandeciera.
—Es hermoso; pero, también me hace desear tener unos lentes que bloquean la luz.
—Eeeh, entonces existe algo así.
—Se trata de equipo militar. Desconozco si lo venden en otra parte.
A medida que decía eso, Sieg entrecerró los ojos, quizá debido a la luz que la nieva
reflejaba era demasiada fuerte. Esa expresión era tan apuesta que me distraje mientras
observaba su perfil.
—¿Qué pasa?
—N-nada~.
Sieg de inmediato notó que estaba actuando extraño. Hice un gesto con las manos
para engañarla y seguí caminando.
—¡Ritz!
—¿Uh?
En el instante en que me llamó, algo cayó de las ramas del árbol y aterrizó con un
golpe seco.
—¡!
Mis ojos se cruzaron con los ojos redondos que aparecieron de repente. Lo que había
caído era una gran ave negra cuya altura casi llegaba a la rodilla.
- 148 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
—¡Corre!
Con el grito de Sieg, el ave negra extendió sus alas de lado a lado con un grito.
—¡Kueee!
—¡Uwa!
El ave saltó elegantemente con sus afiladas garras apuntándome, al tiempo que
soltaba un chillido agudo. Logré esquivar el primer golpe; pero, terminé rodando por el
suelo.
Fracasando con su primer ataque, el ave agitó sus alas mientras me fulminaba con la
mirada. Sin perder el tiempo, traté de levantarme, pero mi pie se enterró en la nieve
profunda y perdí el equilibrio.
—¡Ritz!
Antes de que pudiera alcanzarme para atacar, Sieg corrió hacia aquí y bloqueó el
avance del ave hacia mí.
Sieg levantó en alto la culata del arma y arremetió con ella al ave. Tras recibir el
golpe, el ave rodó sobre el suelo.
—Retrocede, Sieg.
Sieg dio un salto hacia atrás con la orden. Comprobé que no había nada más en el
camino y jalé el gatillo.
Se escuchó un chasquido seco y la nieve cayó de los árboles con ruidos fuertes.
La bala había dado en el blanco.
—¿Estás bien?
—Sí, estoy bien.
Abrí el cargador del rifle y removí el casquillo vacío. Luego de confirmar que se
hubiera enfriado en la nieve, lo guardé en mi bolsillo. Acto seguido, fui al trineo y busqué
una bolsa de piel para guardar a la presa.
—¿Qué clase de ave es?
—Un urogallo.
La mayoría de las aves de la familia Phasianidae poseen plumas blancas para el
invierno; sin embargo, el urogallo las tiene de color negro. También es grande.
—¿Es un ave feroz?
—Ah~ Quizá sea la temporada de apareamiento~
Solo es una conjetura, pero creo que el urogallo se inquietó cuando pasamos
mientras estaba en celo, por eso atacó descuidadamente.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Una vez que los huevos, que se habían hundido en el agua, flotaron sobre la
superficie, estaba listo. Las sacamos del agua y las colocamos en un plato separado a
que se enfriaran.
En cuanto se cocinó todo, lo único que hacía falta era darle los toques finales. Sobre
la montañita de carne con vegetales, colocamos alrededor rebanadas delgadas de
patatas fritas y, al final, acomodamos hasta arriba los huevos de patatas.
—De verdad parece el nido de un ave.
—¿Verdad?
Esto fue algo que mamá hizo hace mucho tiempo. Recuerdo haber comido esto
cuando el abuelo atrapó un enorme urogallo. Además de eso, rosticé la carne del
urogallo en una brocheta. Todo acompañado por los platillos que Miruporo n había
hecho anoche: sopa de reno y champiñones, junto con pan para formar una comida
deliciosa.
—Uwa, se ve asombroso.
—¿Comemos?
Sieg se sirvió licor de baya en su taza, mientras que yo tomé jugo de baya. Luego
colocó un poco de la ensalada “Nido de urogallo” en mi plato.
—¡Gracias!
Le agradecí y recibí el plato de madera con carne de urogallo y vegetales. El sabor
libre del vinagre y las hierbas levantaron mi apetito. La carne tenía una buena textura
y gracias a su sabor limpio sabía bien con los vegetales. Además, las patatas fritas le
otorgaban una sazón diferente. También probé los huevos hechos de puré de patata.
—¡Uwa, está chicloso y delicioso!
El que mamá había hecho tenía el queso envuelto alrededor. Esta vez, traté de hacer
los huevos basándome en una receta extranjera que Sieg mencionó. Con una textura
chiclosa, el queso derretido se extendía desde el interior. Estaba condimentado con
hierbas, así que era bueno por sí solo, aunque iban muy bien con las patatas crujientes.
—¿Qué tal, Sieg?
—Grandioso. Me recuerda a la comida que tenía en casa.
—¿En serio? ¡Menos mal~!
Me sentí feliz por haber recibido los elogios de Sieg.
Para las brochetas rostizadas, sumergí la carne en la salsa de vino tinto. La carne de
urogallo era exótica o debería decir crujiente. Era un poco dura.
—La carne de urogallo tiene un sabor más fuerte comparada al de otras aves, ¿qué
te pareció?
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
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CAPÍTULO 27
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CON SABOR A CHOCOLATE
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
—¿Qué tienes?
—¿Eh?
—De repente te quedaste callado.
—…Solamente, me preguntaba dónde estaban mis padres.
Ya han pasado diez años desde que comenzaron su viaje. Mamá vende artesanías
tradicionales por todo el mundo mientras que papá hace trabajos durante el día, así es
como la pareja de mediana edad disfruta de sus viajes. Cada medio año recibo una carta
y, en ocasiones, quieren saber cómo me va.
Mientras estaba sumido en mis pensamientos, sentí la mirada de Sieg, así que le
afirmé que no había nada de qué preocuparse. Aunque, no lucía satisfecha con eso.
—Si no es mucha molestia para ti…
—¿Um?
Sieg parecía tener un conflicto. No había ninguna necesidad de insistir en el tema;
pero, mi curiosidad ganó.
—¿Dime, Sieg?
—No… no es nada.
—Nada de lo que haga Sieg podría molestarme.
Sin duda alguna. Hasta recibiría con gusto una patada giratoria… probablemente.
—En ese caso, lo diré.
—Adelante.
—Me gusta esta aldea.
—¡¿?!
—Así que planeo pasar el resto de mi vida aquí.
—¡¿No mientes?!
—No miento.
Entusiasmado por la respuesta de Sieg, el sentimiento sofocante que me invadió, al
instante salió volando. Independientemente de lo que suceda con el contrato de
matrimonio, Sieg se quedará aquí. Me sentí dichoso de que no fuera a desaparecer como
mis padres.
—Te ves mejor.
—¡Muchas gracias, Sieg!
—¿Acaso creíste que me iría a otro lado?
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
❄❄❄
Hoy, cuando estaba a punto de ir al restaurante para ayudarlos otra vez, fui
arrastrado a un callejón estrecho por alguien.
Al echar un vistazo para ver de quién se trataba, era alguien que conocía.
—¿E-eh?
—Por fin te atrapé.
—Sieglinde…
Sieglinde se apoyó contra la pared y suspiró. Ahora que lo pienso, me pregunto
cuándo fue la última vez que nos vimos cara a cara.
—No te ves bien.
—¿De verdad?
Bueno, no puedo negar que mi condición no es la de costumbre. Nuevamente el día
de hoy fue oso-san, oso-san, oso-san y, aunque no me quedé despierto toda la noche, si
me desvelé trabajando en las figuras de madera. Creo que mi cuerpo joven, que aún no
ha visto los treinta años, está gritando en agonía.
—¿Tú estás bien, Sieg?
—Bueno, tal y como puedes ver.
Era justo como ella dijo, emitía un aire que sugería que estaba cansada; sin embargo,
su complexión era buena, por lo que me sentí aliviado.
Pasamos un rato en silencio. Luego, recordando algo, Sieg me entregó un objeto que
sacó de su bolsillo.
—¿Qué es esto?
—Chocolate.
—¿Dónde lo conseguiste?
—Me lo regaló alguien que conozco.
—¿Ya probaste alguno?
—…
Lo que Sieg me entregó fue una pequeña caja con chocolates.
El contenido se encontraba dentro de una pequeña caja que cabía en la palma de mi
mano, así que no había muchas piezas. Como estaba hambriento, desenredé los listones
que envolvían la caja finamente. Después, saqué una pieza de chocolate que estaba
hermosamente decorada como una joya y lo sujeté frente a la boca de Sieg.
—Abre la boca, por favor.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
—…
Como accedió obedientemente, empujé una pieza de chocolate en su boca con mi
pulgar.
Después, también probé uno.
—Delicioso.
—…
—¿Quieres más?
—…No.
—¿De verdad me lo puedo quedar?
—Me dieron dos iguales.
—Ya veo. Gracias.
Por culpa de que mi cerebro y boca no estaban funcionando apropiadamente, traté
de sonreír en agradecimiento; aunque, desconozco si lo hice bien. Después de todo, Sieg
estaba inexpresiva.
Cuando le pregunté si tenía algo que discutir conmigo, dijo que estaba preocupada
porque me vio tambaleando a mitad de la aldea.
—No te presiones demasiado.
—Sí.
—Duerme cuando sea de noche.
—Por supuesto.
—No necesitamos más dinero, por eso, no aceptes trabajos innecesarios.
—Entendido.
—Además… ¡¿?!
Me di cuenta que no estaba en mi mejor condición porque me separé de Sieg durante
mucho tiempo, podía sentir como mi corazón sanaba mientras charlábamos. No
obstante, al pensar que este periodo ajetreado continuaría por un buen tiempo, se me
ocurrió que era necesario abastecerme para un par de días. A pesar de mí mismo,
presioné mis labios contra los de Sieg.
Empujé su cuerpo contra la pared, la mantuve ahí sujetando sus mejillas con mis
manos y aseguré mis labios con los de ella como si los deseara.
Mi mente estaba en blanco, no podía pensar. Lo único que sentía era placer.
Extrañamente, no había personas pasando por este estrecho callejón.
Poco después, sonó la campana que señalaba el mediodía. Con eso, me separé de ella.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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CAPÍTULO 28
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ENORME AUTO-REFLEXIÓN
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Si tuviera que darle un nombre a este fenómeno, sería “Deficiencia de Sieglinde”. Esto
ocurre por no obtener una dosis suficiente de Sieglinde.
Cuando le mencioné eso, me miró con la boca abierta.
—Qué estúpido.
—Es tal y como lo dices.
Sieg tenía razón, en verdad era una idea estúpida. No lo niego.
—Admito que lo hice en un impulso; pero, no fue algo superficial.
—…
A pesar de eso, un amor unilateral es molesto para la persona que lo recibe. Me
disculpé por eso.
—Oye, ¿puedo decirte algo que he estado pensando?
—Sería un problema si guardas todo ese tipo de cosas dentro de ti.
—Gracias, Sieg.
Si me detengo aquí, solo terminaré como un hombre frívolo; así que le conté lo que
pensaba.
—…
—…
Mi corazón latía como nunca lo había hecho antes. Inhalé y exhalé profundamente,
luego declaré:
—Por favor, te convertirías en mi esposa de verdad, Sieglinde-san.
—¡¿?!
Ah, ¿debería haber dicho que la amaba? No, en realidad, si agrego eso suena más
frívolo.
Arrepintiéndome de inmediato, sonreí tontamente. Sufrí amargamente porque quizá
fue aun peor que mi primera proposición.
Cuando lentamente dirigí mi vista hacia Sieg, descubrí que estaba haciendo una
expresión sorprendida.
—¿Por qué?...
—Lo siento, no pude esperar hasta la fecha estipulada.
El contrato acordaba que nos conoceríamos uno al otro durante un año y luego
pensaríamos sobre el matrimonio.
Encima de romper nuestra promesa, le propuse matrimonio.
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Estoy consciente del hecho que lo hice arbitrariamente. Han pasado unos cuantos
meses desde que Sieg llegó y me siento mal de que a veces no pudiera descansa r como
es debido.
Sin embargo, ya se ha convertido en una existencia con la cual no podría vivir sin ella.
Solo con estar separados por un tiempo, anhelo su presencia.
Si alguien me preguntara qué parte de ella me gusta, o cómo me enamoré de ella,
aunque hay tantas cosas, por algún motivo, no creo que pudiera responder.
Realmente te amo, Sieglinde. O al menos, eso me gustaría decir honestamente; pero,
tengo miedo de que si me rechazas, mi corazón se vaya a cerrar por completo.
Cuando miré nuevamente a Sieg, tenía una expresión preocupada. Era la misma cara
que hacía cuando le mostraba afecto.
—…Yo-
—¡Espera, Sieg!
—¡¿?!
La detuve, esperando oír su respuesta después.
—A diferencia del baile, me gustaría que pensaras esto a fondo.
—…
—Todavía quiero pasar lo que nos queda de tiempo amenamente.
La primavera que teñía todo de verde aun no arribaba. Tampoco el refrescante
verano, ni el corto otoño.
De ser posible, quisiera pasar esas temporadas felizmente con Sieg como una pareja
temporal.
Por eso, me gustaría oír su respuesta después.
—…Está bien.
—Gracias, y…
—¿Hay algo más?
—Sí, lo siento.
Le pedí que me golpeara con todas sus fuerzas si hacía algo que no le gustara.
Estoy tratando de ser tan caballeroso cómo es posible frente a ella; sin embargo,
viviendo con la persona que me gusta, no hay forma de decir que pueda suceder. No
puedo afirmar con seguridad que algo como lo de hoy no vaya a suceder.
Por fortuna, Sieg sabe cómo protegerse. Predigo que sería muy fácil para ella darle
una paliza a un hombre adulto.
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—Entendido.
—Perdón y, gracias.
—Aunque, no creo que vaya a levantar mis puños en algún momento.
…Así que, serán las piernas en lugar de los puños, Sieglinde-san.
Recordando su patada giratoria, temblé. Ya que Emmerich era un soldado, qu izá fue
capaz de reducir el impacto al tomar una acción defensiva; sin embargo, puede que yo
nunca sea capaz de volver a levantarme si recibo la patada de Sieg.
Ese día, decidí que crearía la atmósfera propicia antes de tocar a Sieg.
❄❄❄
De alguna forma, fuimos capaces de sobrevivir a la temporada de turistas. Como la
aurora tiene mayores probabilidades de aparecer durante ese periodo es cuando hay
más turistas.
Este año, gracias al efecto Sieglinde, vinieron más turistas así que los días eran
erráticos.
No obstante, eso no implicaba que los huéspedes no fueran a venir.
Y, el día de hoy, un invitado especial vino de visita.
—¡Cuánto tiempo sin vernos! O no ha pasado tanto, ¿verdad?
—…Así es.
—No pensé que regresarías tan pronto, qué felicidad, Emmerich.
El huésped es un antiguo colega de Sieg del ejército, Emmerich David. Dentro de
nuestro intercambio de cartas, hace como dos semanas llegó una dónde decía que
vendría pronto. Apenas ayer recibimos la carta informándonos que arribaría el día de
hoy. Fue a una velocidad asombrosa.
Le ofrecí una habitación en mi casa; pero, esta vez rechazó la oferta alegando que ya
había reservado un cuarto.
Además, como dijo en la carta que tenía algo que discutir con nosotros, nos reunimos
en mi casa para charlar.
Bueno, aunque no estoy seguro de lo que quiera hablar.
Pensé que se trataba de un asunto entre hombres; pero, tranquilamente permitió
que Sieg tomara asiento.
Emmerich parecía nervioso cuando Sieg y yo lo miramos.
—…Entonces, ¿de qué querías hablar?
—…
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—¿Algo más?
—...Es la cosita más linda.
Sieg miró nuevamente hacia mí… espera, ¡¿qué?! Le dije que yo no aplico porque no
soy lindo. A eso, Sieg frunció el ceño y murmuró: «Eso crees».
Sorprendentemente había poca información sobre la chica que le gustaba a
Emmerich.
—Qué mal, tendrás que rendirte.
—¡¿?!
—…
Tenía una idea de a quién buscaba Emmerich; pero, no estaba seguro de si era una
buena o mala idea contarle.
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CAPÍTULO 29
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LAS CIRCUNSTANCIAS DE AINA
Siendo reprendido por Sieg, los ojos de Emmerich se llenaron aún más de lágrimas.
Daba algo de lástima, así que decidí darle información sobre esa persona.
—Creo que sé quién es la persona que le gusta a Emmerich.
—¡¿?!
Luego de hurgar por mis recuerdos, les conté sobre la chica que tuvo un encuentro
con un extranjero (Emmerich).
—Se llama Aina.
—A-Aina-chan.
—Tiene una personalidad fuerte.
—No hay problema.
—…
Emmerich se volvió positivo en cuanto empecé a contarle sobre Aina. Qué tierno.
Sin embargo, si quiere que su amor dé frutos, hay una montaña de problemas que
tiene que resolver.
—¿Qué hizo que te enamoraras de Aina?
Se trataba de un tema delicado; pero, como era algo importante, tenía que saberlo. Si
no escucho una respuesta satisfactoria, no pienso ayudarlo.
Además, opino que debería escucharlo antes de tomar una decisión apresurada. Pese
a eso, a diferencia de su comportamiento previo, el joven Emmerich comenzó a declarar
sin una pizca de vacilación.
—Ese día… aunque había muchos aldeanos, solo la podía ver a ella. El motivo fue que
tenía una expresión muy triste.
Emmerich dijo que vio a Aina caminando con una expresión desesperada, así que se
preocupó. Trató de hablar con ella, pero fue rechazado contundentemente.
—Aun cuando regresé a mi país, no podía borrarla de mi mente. Fue entonces cuando
me di cuenta que me había enamorado de ella a primera vista.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
❄❄❄
En estos momentos, pondré en marcha mi plan para capturar a Aina.
Conforme caminaba por la aldea, vi una figura misteriosa andando sigilosamente.
Moviéndose de callejón a callejón con un arco y flechas, no podía verse más sospechosa.
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Tras observarla por un rato, aproveché el momento cuando no había nadie alrededor
y me acerqué a la chica que tenía su espalda indefensa.
—¿Qué estás haciendo, Aina?
—¡¿Aah?!
La chica se giró con una mirada sorprendida. Cuando vio que era yo, su sorpresa se
convirtió en furia.
—¡Q-qué! ¡¿Por qué siempre tienes que hablarme de la nada?! ¡¡Me asustaste!!
—Lo~ siento —Me disculpe evasivamente y fui directo al grano—. Oye, me gustaría
hablar contigo sobre algo, ¿puedes venir a mi casa?
—¿Uh?
—Quisiera oír tu historia, además necesito contarte algo.
—No.
—No digas eso.
—¡De ninguna forma, la abuela dijo que no siguiera a extraños!
—…
Un extraño…
Cuando era niña, incluso la abracé mientras le enseñaba cómo manejar las riendas
del reno; pero, un extraño. Oniichan está herido.
A pesar de eso, ya que ahora no podía dar marcha atrás, decidí utilizar mi último
recurso.
—Hace mucho tiempo, cuando estabas trepando árboles, rompiste el preciado árbol
de Horus-san, ¿cierto, Aina?
—…¡¿Qué?!
—Además, en una ocasión tiraste la canasta llena de bayas de la señora Meyer e
incluso arruinaste las agarraderas, ¿verdad?
—E-eso es…
—Ves, no somos extraños, ¿o sí?
—…
Todavía tengo más cartas bajo la manga. Ahora, ¿qué harás? Cuando estaba a punto
de preguntarle eso, la campana que señalaba el mediodía sonó.
—¡¿Eh?! ¡Oh, no! ¡¿Ya es hora?!
—¿Uh?
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Al día siguiente.
Proseguí con mi plan B para hablar con ella.
Esta vez, no cometeré el mismo error.
Gracias al incidente de ayer, estaba claro que respondería si la llamaba.
De nueva cuenta, detecté a Aina quien se estaba moviendo sospechosamente.
Acto seguido, alguien le habló. Se trataba de una persona que yo mismo dispuse.
—Hola, estás aquí de nuevo, ojou-san.
—¡!
Un colega bien parecido y pelirrojo bloqueó su camino.
Aina miró sorprendida mientras Sieg sonreía.
La mejor pescadora de la aldea, Sieglinde, fue desplegada para asegurar el éxito del
plan.
—¿Podemos charlar un poco?... En mi casa.
—…¡¡S-sí!!
No podía aceptar del todo el resultado; pero, el plan para capturar a Aina tuvo éxito.
Debí haberle pedido ayuda a Sieg desde el principio o, al menos, eso pensé frente a
la exitosa expedición de pesca.
Cuando Aina fue guiada a la Mansión del Conde, parecía sorprendida. Creo que no
estaba al tanto de que Sieg era mi esposa. Pese a eso, no podía decirle que ella tenía la
culpa por no interactuar mucho con los demás.
Me preguntaba si sería mejor que Aina y Sieg estuvieran a solas; pero, Aina dijo: «si
quieres, ¿te puedes quedar aquí?». De modo que, gustosamente me senté con ella.
Aina tomó asiento frente a Sieg y yo junto a Aina.
—¡Por qué te sientas junto a mí!
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—Quería agradecerte. Por lo de ese día… Gracias. Si no fuera por Sieglinde-san que
estaba pasando por allí, ese día… podría haber muerto.
—Ah… fue una coincidencia; pero, me alegra haber sido de ayuda.
Como lo pensé, la persona que Sieglinde ayudó fue Aina.
Sieg hizo la pregunta que flotaba por nuestra mente.
—Aunque, ¿qué hacías en lo profundo del bosque?
—…
Se supone que las personas que no saben utilizar pistolas no se adentran en las
partes más profundas del bosque. A pesar de eso, Aina solo tenía un arco y flechas
mientras deambulaba en las profundidades del bosque.
—¿Podrías decirme el motivo?
—…
—Te prometo que no le diré a nadie.
Luego de abrir y cerrar la boca repetidas veces por un rato, comenzó a contarnos.
Sobre la carga que llevaba en su pequeña espalda.
—…Hace cinco años, papá murió, así que no hay hombres en la plenitud de su vida
en mi casa.
Aunque no es tan joven, el abuelo de Aina es el mejor cazador de la aldea. Su abuela,
famosa por ser la xenófoba más grande de la aldea, se enfermó recientemente. Su
madre, de igual forma, se ha vuelto apática desde que perdió a su esposo.
Aina estaba siendo pesimista sobre el futuro.
—¡¡Si mi abuelo desaparece, estaremos en grandes problemas!! ¡¡Por eso, hasta que
llegué ese día, necesitamos ahorrar más dinero!!
—…
—…
Se requiere dinero para comprar la materia prima para las artesanías tradicionales.
Sin embargo, cazando se consigue dinero sin invertir demasiado.
Por lo tanto, Aina iba al bosque todos los días a cazar.
—…A pesar de eso, no he podido cazar nada hasta ahora. Mi abuelo tampoco me
enseña nada.
—Entonces, eso sucedió.
—Creí que la flecha daría en el blanco si la presa era más grande. Pero, ya he
reflexionado sobre mis acciones imprudentes.
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—Aina…
Consideraba que era algo temerario lo que hizo; pero, no tenía derecho a condenarla.
Además, ese problema se resolvería una vez que encontrara con quien casarse.
—Aina, sobre ese extranjero, es un hombre gentil y sincero llamado Emmerich.
También es bueno cazando. ¿Podrías tratar de considerarlo?
—…
—Emmerich es una de las personas en las que confío. Por favor, piensa en él de una
manera positiva.
—…
—Por favor.
—Está bien. Lo mantendré en una parte de mi mente.
De esa forma, el florecimiento del amor de Emmerich está un poco más cerca.
Una vez que la charla terminó y la atmósfera tensa desapareció, Sieg le dijo a Aina
con recelo.
—Por cierto.
—¿Qué pasa?
—Bueno, creo que Aina-jou ha estado sujetando el cabello de mi esposo desde hace
un rato.
—¿Eh? ¡Ah, NO!
—…
—…
Mientras hablaba, Aina jugó con mi cabello. Como sabía que lo hacía
inconscientemente y que estaba concentrada en la discusión, no lo señalé.
Ya que el azúcar para el café estaba en frente de Aina, me incliné por un momento y
cuando iba a regresar a mi asiento, sujetó mi cabello. Tomando en cuenta que hay varios
adornos en forma de cola de caballo sobre la mesa, probablemente pensó que era eso.
Tras percatarse de que estaba agarrando el cabello de alguien más, Aina soltó mi
cabello trenzado como si estuviera tocando algo sucio.
En serio, eso es demasiado cruel.
La plática concluyó con este tema.
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CAPÍTULO 30
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FESTÍN DE PRIMAVERA
❄❄❄
El matiz verde de la naturaleza que asimiló la nieve derretida anunció con dulzura
que era primavera.
Cuando toda la nieve sobre el suelo se disolvió, brotaron nuevas hojas.
Si bien en primavera no cazamos, seguimos teniendo toneladas de trabajo.
El día de hoy, nos dirigimos al bosque de los renos.
Los renos que criamos en los establos los movemos a los bosques desde primavera
hasta otoño.
—Entonces, una vez que sea otoño y comience a nevar, ¿se reanuda la caza?
—Así es. Otoño es la temporada de celo, así que los animales se vuelven broncos y
comienzan a aparearse.
—Entiendo.
Los renos se aparean en otoño y dan a luz a durante la primavera.
—Varias hembras se aparean con un solo reno macho.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Envolvimos las ubres del reno con las toallas hervidas que trajimos de casa. Incluso
es más fácil si la sangre tiene mejor circulación, así que le dimos suavemente un masaje.
Después de eso, limpiamos las ubres con las toallas hervidas. Esto era para
esterilizarlas.
Luego de limpiarlas, finalmente podemos ordeñarlas.
—Sostén gentilmente las ubres con tu palma y usando los tres dedos hasta el dedo
medio, aplica fuerza hacia abajo.
En ese momento, la leche saldrá.
Como la leche sale incluso si el reno hembra no hace nada, la cubeta se llenó
rápidamente. Hoy conseguimos cuatro cubetas y, para no derramarla, las tapamos antes
de llevarlas de regreso.
—Usualmente, tendría que llenar dos cubetas, dejarlas en el trineo y luego volver a
ordeñar~. Es genial que Sieg esté aquí~.
—Me alegra oír eso.
Cuando trabajaba con mi esposa, terminábamos más rápido.
Ya que teníamos que esterilizar la leche de reno, nos dirigimos a la cocina exterior
detrás de la mansión.
Primero comenzamos filtrando la leche a través de una tela fina para remover
cualquier impureza. Luego de eso, la hervimos para matar a los gérmenes.
Aunque es posible hervirla directamente al fuego, ésta se pega a la olla, por eso la
esterilización se realiza colocando una botella llena de leche de reno en agua hirviendo.
En una botella que fue esterilizada ayer, vertimos la leche. Acto seguido, ésta tiene
que ser esterilizada en agua hirviendo. Solo entonces la leche se podrá beber.
Ya que no se pueden preservar, tomé un tercio para que Ruruporon lo usará en la
cocina. Requirió algo de tiempo pero le transmití que podía llevarse la mitad a casa.
¡Buen trabajo!
Es lo que me gustaría decir, pero todavía queda más trabajo por hacer.
—Tienes energía para más trabajo, Sieg.
—Hasta ahora estoy bien.
—Voy a elaborar queso, ¿me podrías ayudar?
—Claro.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
No obstante, no era del tipo que se hacía seriamente para que se conservara por un
largo periodo de tiempo. Sino del sencillo que se preparaba solo con limón y leche de
reno.
En leche tibia, se mezcla jugo de limón y después se revuelve lentamente con un palo
de madera. Luego, unas cosas blancas se forman sobre el palo.
—La leche está comenzando a formar grumos. Ya está lista.
Tras colocar una tela limpia sobre un recipiente, la leche cuajada se vierte allí.
Después, las partes sólidas permanecen sobre la tela mientras que el líquido remanente
se queda en el recipiente.
—Ahora, solo tenemos que deshacernos de la humedad.
Luego, aplastamos la tela con una tabla hasta que dejé de escurrir líquido y el trabajo
está completo.
—Lo que hay dentro de la tela es queso.
—Eeeh, qué interesante.
—¿Verdad?
Ya que por sí solo está algo desabrido, le agregamos sal.
—Siendo sincero, Madam.
—¿Qué pasa?
—Hice esto en la mañana.
Le mostré a Sieg una canasta que estaba sobre la estufa y cubierta con una tela.
Adentro había panecillos que hice usando una receta especial. Como tenía algo de
tiempo mientras hervía las toallas, las preparé con centeno.
—Sorprendente.
—El queso y los panecillos saben bien juntos.
—Ciertamente.
Todavía hay luz en el cielo. Pero, de vez en cuando beber a esta hora también está
bien, así que dimos por finalizado el trabajo de hoy.
Le dije a Ruruporon que no necesitaba preparar la cena el día de hoy. Después,
busqué comida entre la alacena con el objetivo de hacer un festín y también para
acabarnos el resto de la comida preservada de las noches polares.
Había vino de frutas, carne ahumada, paté de hígado, mermelada, patatas y frutos
secos.
Como todavía hacía un poco de frío, encendí la chimenea. Luego, colgué una olla para
hervir algo de agua.
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—¿Qué hay de los ingredientes para la sopa de leche, Sieg? Puedo traer el pescado
que atrapamos ayer del almacén frío.
—No, hagámoslo con los ingredientes que tenemos aquí.
—En ese caso, usaremos carne ahumada y patatas.
En el caldo de reno puse carne ahumada en trozos y patatas.
Ya que estaba cocinando mientras bebía con Sieg, me volví un poco torpe.
—Ten cuidado de no quemarte.
—Sí.
También le puse el líquido que sobró al hacer el queso para darle sabor. En realidad,
este líquido conocido como suero tiene muchos nutrientes de la leche.
Sieg estaba preparando los panecillos con queso, paté, frutos secos y mermelada en
diferentes combinaciones. Todos ellos sabrán deliciosos.
Luego de agregar especias a la sopa para darle buen sabor, el festín inició.
El queso fresco y salado se lleva bien con el panecillo. Además, como estamos usando
leche fresca para la sopa sabe aún mejor.
—Qué feliz soy de estar casado.
—¡!
Murmuré como si estuviera desesperado. Antes nunca terminaba tan rápido de
trabajar y no recuerdo haber tenido muchas ocasiones donde me podía relajar así.
Trabajaba todos los días con indiferencia.
Fue gracias a Sieg que cambié. De verdad, el matrimonio es grandioso.
Sieg, en un raro momento de embriaguez, bebía con sus mejillas ligeramente
ruborizadas. La miré pensando que era linda.
—¿Le gustaría otro trago, Madam?
—Gracias, cariño.
—¡¿?!
Al escuchar la espléndida respuesta de Sieg, derramé el vino sobre la mesa en lugar
de la copa.
—¡U-uwah!
—…
Sieg limpió el vino que se tiró con un paño de cocina que estaba cerca.
—¿Qué estás haciendo?
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
—L-lo siento.
Me sorprendí por las palabras de una Sieg ebria; pero, era imposible que dijera eso.
Realmente es una historia patética.
De esa forma, nuestro pequeño festín procedió alegremente.
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CAPÍTULO 31
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UNA VISITA REPENTINA
Hoy daremos un paseo por el bosque… o, al menos eso me gustaría decir, pero
tenemos cosas que hacer.
Ahora que la primavera había llegado al bosque, la nieve se derritió y nuevas hojas
brotaron, por lo que todo se encontraba teñido de un brillante verde.
En un día como este, salimos a recolectar hierbas aromáticas y medicinales. Las
hierbas silvestres se utilizan como especias para cocinar o para elaborar productos
cotidianos.
Mientras le explicaba a Sieg la clase de hierbas que había, caminamos por el tranquilo
bosque.
Más o menos para la hora del almuerzo, la bolsa de piel estaba repleta de varios tipos
de hierbas.
—Deberíamos regresar pronto.
—Sí~. Ah, espera.
Ayer en el río, coloqué una trampa para peces. Como quería recogerla, nos dirigimos
allí.
La trampa fue hecha tejiendo hiedra cocida. Aunque se trata de un artículo muy
sencillo, se construyó de tal forma que es imposible escapar luego de entrar, además
tiene migajas adentro a modo de cebo.
Tras tomar la cuerda adjunta a la estaca, recuperé la trampa.
—Ah, hay bastantes.
—Fue una gran pesca.
Adentro de la trampa en forma de canasta había alrededor de veinte pescados
pequeños llamados “muikku” moviéndose alrededor. Luego de sacar el agua, los metí
en la bolsa.
Una vez en casa, tomamos algunas hierbas para secarlas al sol. Las puse sobre una
malla de alambre y las cubrí con una tapa de malla para sujetarlas.
En cuanto al resto, las procesaremos con diferentes métodos como calentándolas,
pulverizándolas e hirviéndolas, así que dejaremos el resto para después.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Le entregué los pescados “muikku” a Ruruporon para que los preparara para el
almuerzo. Por supuesto, ya que es imposible que los comamos todos solo nosotros dos,
le dije que estaba bien si llevaba el resto a su casa.
Ya que la mitad del día lo pasamos recolectando hierbas, las puntas de nuestros
dedos estaban teñidas de rojo. El color desaparecerá en unos tres días; por desgracia,
estaremos recogiendo hierbas todos los días, por lo que el color se irá justo an tes del
verano.
—Demasiado tiempo, ¿eh?
—Bueno, no tengo problemas con eso.
—Está bien. Aunque, también recogeremos bayas en verano.
Las bayas tiñen las puntas de los dedos con tonos muy coloridos, así que terminan
tomando un tono de color indescriptible.
Morado: mora azul.
Rosa: arándano agrio.
Rojo: arándano rojo y mora de los pantanos 10.
Hay muchas bayas alrededor de esta área y la gran mayoría se recolecta para hacer
salsas, mermeladas y jugos.
La recolección de las bayas forma parte del trabajo de las mujeres.
Hay un dicho en la aldea: “Busca una esposa que pueda recolectar buenas bayas”,
esto demuestra qué tan importante es el trabajo de recolectar bayas en esta zona.
Después de todo, las bendiciones del verano sustentan la mesa por todo un añ o.
No obstante, también hay mujeres que no les agrada recoger bayas. Ya que en
ocasiones son llamadas “inútiles” si no logran conseguir una cantidad satisfactoria.
Cada año había ido solo a recolectar bayas.
Durante el verano, mientras estamos concentrados en el trabajo, existe la posibilidad
de encontrarse con bestias, así que necesitamos ser cautelosos. Después de todo, las
bayas también son alimento para animales salvajes.
Conforme charlábamos sobre cosas como esa, llegó la hora del almuerzo. El menú de
hoy es pescado “muikku” frito con salsa tártara, patatas cocidas y una sopa sazonada
con hierbas acompañada de carne de reno y nabos de primavera.
El pescado “muikku” fue destripado apropiadamente y la cabeza amarga también fue
cortada. El crujiente empanizado y el pescado ligero sabían bien con la fuerte salsa que
tenía vegetales adentro. La carne de reno en la sopa se coció durante mucho tiempo y,
10N. de la T. Moras de los pantanos: también conocida en Suiza como Hjortron, el cual se podría traducir
como baya de venado.
- 181 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
al morderla, el sabor se extendió por toda mi boca. Los nabos de primavera tampoco
estaban duros y poseían un sutil sabor dulce.
Una vez más, la comida de hoy fue grandiosa. Le agradecí a Ruruporon cuando
regresó a recoger los platos.
Conforme discutíamos si deberíamos ir a los campos para quitar la mala hierba,
Miruporon se acercó y apuntó hacia la puerta principal.
—Vaya, ¿una visita?
Tomando en cuenta que casi no había visitantes además de los mercantes y el
cartero, me dirigí a la puerta principal mientras pensaba que era raro.
Cuando abrí la puerta, había un rostro conocido.
—¿Aina?
La visita era Aina.
Como parecía nerviosa, me pregunté si tenía algo de qué hablar con Sieg; pero,
gesticuló torpemente detrás de ella como si dijera “visitante”.
—…¿Eh?
Había alguien totalmente inesperado detrás de Aina.
—¡¿A-abuelo?!
La visita no era Aina sino mi abuelo paterno.
❄❄❄
¿Creo que fue a principios de las noches polares cuando le dije que me casé? Recibí
una respuesta diciéndome que fuera y presentara a Sieg; pero, últimamente le
contestaba con evasivas, argumentando que era la temporada cuando los renos daban
a luz, o que estábamos ocupados recogiendo hierbas. Aunque, también estaba ese
asuntito de que nuestro matrimonio se encontraba bajo un contrato tentativo.
Ostentando un impresionante bigote blanco, mi abuelo me fulminó con una mirada
gruñona. De alguna forma, supuse lo que iba a decir.
Luego, dijo la línea que tenía en mente.
—¡En serio, ya que no aceptaste mi petición, vine personalmente!
—U-uwaaah, qué felicidad.
—¡Por qué estás feliz! ¡En serio, después de obligar a un viejo frágil como yo a que
haga un duro viaje!
—L-lo siento.
Mi abuelo cumplió setenta y siete este año. Tiene la espalda recta y una buena
complexión. Como se encontraba lejos de ser frágil como dijo, me sentí aliviado.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
- 184 -
CAPÍTULO 32
%
¡CON EL ABUELO!
A la mañana siguiente.
Cuando fui a la sala-comedor, mi abuelo y Sieg estaban charlando alegremente.
Gracias a eso, me di cuenta que no había soñado que mi abuelo venía de visita.
Mi abuelo, feliz por haber charlado con una encantadora mujer desde temprano, dijo:
—¿Hoy me darán un paseo por la aldea?
—Sí, encantado —Decidió el plan de hoy. Aunque tenía muchas cosas por hacer, solo
pude contestar eso—. Ah, abuelo, Sieg no puede venir con nosotros.
—¡¿Qué has dicho?!
—El día de hoy las mujeres de la aldea se reunirán para teñir.
—Muu…
No, incluso si haces pucheros…. Quizá todavía no está del todo sobrio. Sieg también
parecía tener problemas.
—Eh, consuegro, regresaré por la tarde.
—Bueno, ya que. También los visité de manera muy repentina esta vez.
Sorprendentemente, mi abuelo lo aceptó con tranquilidad. Al parecer se interesó por
el proceso de teñido, así que estaba escuchando sobre eso de Sieg.
Las mujeres teñirán lino, el cual se produce a partir de las fibras de una planta
llamada lino que crece en el bosque.
El lino se reproduce en grandes cantidades justo antes del verano, así que salimos
para recolectarlos. Se retiran las flores y las hojas, por lo que solo los tallos se colocan
en un líquido especial por un mes para obtener la fibra. Luego de este paso, los tallos se
lavan y se dejan secar. Después se golpean con una vara y se forman hilos con una
herramienta que se asemeja a un peine de madera. Finalmente, se hacen girar hasta
conseguir los productos completos con máquinas.
Este año, usaran los hilos de lino del año pasado, los cuales hicieron las mujeres en
medio de las tareas del hogar.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Los materiales para teñir también son flores que conseguimos del bosque. En esta
temporada, hermosas flores color púrpura florecen, así que estas son reducidas por
cocción hasta conseguir el color y luego se emplean como tinte.
Al final, utilizan esos hilos para tejer varios productos que serán vendidos. Los
productos de lino se venden a precios elevados; aunque, se requiere de mucho trabajo
para hacerlo. Hasta podrías tardar todo un año elaborando algo.
Los años anteriores, hice trabajos manuales pesados a cambio de que una v ecina
hiciera un poco de tejidos de lino para mí; sin embargo, en esta ocasión se lo dejé a Sieg.
De modo que, luego del desayuno, mi esposa fue al taller de trabajo de la aldea.
—Pues bien, abuelo, ¿te gustaría descansar antes de salir?
—No, vayamos afuera enseguida.
—Sus deseos son órdenes, señor~
Ya que tanto mi abuelo como yo íbamos vestidos apropiadamente para salir, nos
fuimos tal y como estábamos. Los sirvientes nos siguieron un poco atrás de nosotros, lo
cual es reconfortante en caso de que algo suceda.
—Ah, ¿podrías esperar un momento, por favor?
—¿Qué pasa?
—Como iremos al bosque de los renos.
Tras decir eso, me dirigí a la cabaña. En esta época los animales salvajes tienen a sus
bebés, así que suelen ser violentos. Por si acaso, fui a recoger mi cuchillo y pistola.
Viéndome armado, mi abuelo abrió los ojos sorprendido.
—Hay osos con cachorros. Además, acaban de despertar de su hibernación, así que
también estarán muy hambrientos.
Aunque los misteriosos osos blancos no hibernan, los osos grises sí. Las madres osos
dan a luz durante su hibernación. Luego, en primavera entran en un estado muy salvaje
en busca de comida y para criar a sus cachorros.
Sus sentidos también se adormecen, por lo que en ocasiones incluso se acercan a la
aldea por comida. En esos casos, sucede un encuentro accidental. Tanto el oso como el
humano reaccionan igual: «¡Oh, no, toparnos en un lugar como este!»; aunque, por lo
general es el humano quien acaba muerto. Cuando los osos están junto a sus cachorros
es cuando mejor pelean en todo el año.
—Entonces, ¿no quieres ir al bosque?
—¡Como si un oso me hiciera cambiar de planes!
—Abuelo es peligroso si no ves al frente mientras caminas.
—Ya sé-
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Estaba hablando mientras miraba detrás de él con gran vigor; pero, cuando dirigió la
vista al frente, se encontró cara a cara con Teoporon.
No obstante, por fortuna, estaba fuera de servicio, así que no portaba su uniforme de
trabajo (¿?): la piel de oso blanco. Solo era un hombre semi-desnudo.
De haber traído puesto su piel de oso, el abuelo bien podría haberse desmayado del
trauma. Suspiré cuando noté que eso pudo haber sido peligroso.
—¿Quién es él?
—Alguien que trabaja aquí.
—¿Por qué no trae ropa en el torso?
—…¿Quién sabe?
Incluso mientras conversábamos sobre cosas como esa, comencé a guiarlo
alrededor.
Primero, nos dirigimos al bosque de los renos. Por si acaso, fui allí con tres perros.
—Pasando la cerca, sacamos a los renos a pastar…
Le expliqué al abuelo sobre el descomunal tamaño del mismo.
—Los renos protagonistas no se ven por ningún lado.
—Vendrán si los llamas.
No entramos al cercado. Después de todo sería un gran problema si es apuñalado por
un asta.
Cuando soplé el silbato, mi reno blanco se acercó. Hasta trajo consigo cuatro renos
hembras.
—Ooh, son muy hermosos. ¿Los renos blancos son raros?
—Bueno, son bastantes raros a nivel mundial; sin embargo, en este bosque hay
muchos. Aunque los venados y osos blancos quizá sean raros.
Preguntó mientras contemplaba el pelaje. Le pedí que solo tocara el pelaje de la
espalda, ya que los renos son animales sensibles. A pesar de que están domesticados,
no son mascotas así que no podemos tocarlos con toda confianza.
—Entonces, son diferentes a los caballos.
—Así es.
Ya que estaba satisfecho, dejé que los renos se fueran.
A continuación nos dirigimos a la fortaleza que protege la aldea.
—Está muy bien hecha. ¿Acaso fue alguna vez un punto estratégico importante?
—No, solo está allí para evitar que las bestias nos dañen.
- 187 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
—¡¿Uh?!
Como no hay documentos subsistentes sobre esta fortaleza, desconozco los detalles.
Lo único que sé es que hace mucho tiempo los daños de las bestias fueron tan grandes
que se construyó para proteger a los aldeanos. En aquel entonces, los osos y lobos eran
los principales causantes del daño. Hoy en día podemos exterminar fácilmente
cualquier carcayú o lobo que deambule hasta la aldea.
—Además, se rumorea que fue construido con fondos de la tesorería nacional.
—Así que el tonto rey de aquel entonces ordenó que construyeran esto. Inaudito.
Es uno de los siete misterios de la aldea.
Después lo guie por la aldea vacía.
Los niños estaban practicando atrapar renos con trampas, mientras que las mujeres
se encontraban ocupadas tiñendo. Los hombres hacían varias cosas, desde fabricar
artesanías tradicionales, pescar en los ríos y lagos hasta atender a los campos.
—Esta es la única tienda de regalos y de conveniencia de la aldea.
Mi abuelo parecía interesado así que entramos.
—Bienvenido. Oh, solo es milord.
—Buenos días.
—¿Quién es él?
—Mi abuelo.
—¡Oh, vaya!
Como ya había pasado la temporada alta, no había artículos en venta. Funcionaría si
entregáramos artesanías de vez en cuando en lugar de venderlas todas en el mercado
de pulgas luego de las noches polares; sin embargo, ya que el mercado de pulga s era lo
equivalente a un festival que sucedía una vez al año, todos lo esperaban con ansías.
Adentro había una gran cantidad de bienes en existencia. La dueña empleaba el
carruaje de su esposo para comprar vegetales y carne del puerto. Los cuales se vendían
a precios honestos, a diferencia de los comerciantes que nos estafaban cuando venían.
—Ah, me gustaría comprar dos pollos.
—Gracias como siempre.
Ambas eran gallinas. Las cuidaré por medio año para conseguir huevos. Compré dos,
una para Sieg y otra para mí.
—Las jaulas se venden por separado, ¿las quiere?
—No es necesario.
- 188 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Ya que las gallinas parecían dóciles, las sujeté bajo mis brazos en ambos lados.
Aunque no eran nada del otro mundo, mi abuelo las vio de manera extraña.
—¿Cuándo te las comerás?
—Antes de que venga el invierno.
Una vez que comienza a nevar es imposible criar animales, así que no se puede evitar.
Las gallinas cacaraquearon con eso.
Al final, llegamos al punto de referencia de la aldea.
—¿Esto qué es?
—El Espíritu Siedi.
—…
Mi abuelo observó a la piedra del Espíritu con una mirada curiosa.
—¿Crees en eso?
—¿En el Espíritu?
—Sí.
—…
Sin soltar a los pollos, me agaché sobre una rodilla y recé.
Te pido que la aldea permanezca en paz, que mi familia esté saludable y que podamos
seguir disfrutando de las bendiciones de la naturaleza.
No había forma de que escuchara la respuesta del Espíritu.
Por lo que cambié de tema.
—…Hace algunas décadas, mi abuelo, que en paz descanse, de repente retiró la
piedra del Espíritu causando una gran conmoción.
—Parece que tu abuelo materno era un hombre excéntrico.
—No lo sé…
El anterior Lord, Rikhard Salonen Revontulet rechazó la adoración al Espíritu y
sugirió una nueva forma de vida.
Lentamente comencé a relatar la historia sobre mi abuelo materno.
- 189 -
CAPÍTULO 33
%
LA HISTORIA DE LAS TIERRAS REMOTAS
Desde hace mucho tiempo, los nómadas de esta región vivían siguiendo a los renos.
Los renos comían brotes de plantas y champiñones durante primavera y verano,
mientras que en otoño e invierno se alimentaban de musgo y cortezas de abedul.
Los renos saben cómo moverse por la región por instinto; por lo que, los nómadas
pasaron muchas décadas siguiendo a los renos.
No obstante, esa pacífica vida fue arrebatada por los invasores. Las personas fueron
amenazadas para que trabajaran en las minas y se les obligó a pagar impuestos a
muchos países que reclamaron las tierras. Los renos fueron confiscados y el nomadismo
prohibido.
En esta situación desesperada, algunos incluso comenzaron a traicionarse entre
ellos.
Debido a esa opresión, los nómadas eventualmente fueron enviados a una tierra
extrema que parecía todo, menos habitable.
Tras haberlo perdido todo, crearon medidas para sobrevivir:
1. Nunca perdones a los forasteros.
2. No confíes en nadie, más que en tu familia.
3. Atesora a los niños.
Los únicos supervivientes fueron aquellos que siguieron eso.
Habiendo sobrevivido las hostiles condiciones de vida, estas palabras llegaron a ser
considerados como las enseñanzas del “Espíritu”.
En estas tierras donde no hay nada, el Espíritu se convirtió en un soporte para las
personas.
La fe mantiene a las personas felices y el Espíritu las guio a la abundancia.
Con el paso de los años, la gente comenzó a llamar al Espíritu “Siedi” y veneraron una
piedra como el lugar donde residía el Espíritu.
De esa forma, la vida sedentaria comenzó.
Llevando una existencia que no era nómada, las personas vivieron con el Espíritu.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
11 N. de la T. Yoik: también escrito como joik es el nombre de un canto especial utilizado por el pueblo sami
o lapón, usualmente no contiene letra ni principio ni fin. Pueden encontrar un ejemplo muy bonito en este
video: https://youtu.be/aPqKAuzo0tk
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
La campana señalando que era medio día repicó, así que decidimos regresar a casa.
❄❄❄
Una vez en casa, comimos. Dejé al abuelo con Miruporon mientras limpiaba el
precario gallinero y procesaba las hierbas de ayer.
Mientras suspiraba, mi abuelo me dijo que tomara un descanso así que regresé
adentro para hacerlo.
—¿Todos los días son así?
—¿A qué te refieres?
—Trabajas demasiado.
Aunque diga eso, solo trabajé por tres horas desde que llegué a casa. Estaba haciendo
mis labores a un ritmo bastante despreocupado.
—Más que un noble, pareces un aldeano.
—Bueno, en realidad no vivo elegantemente.
El título fue concedido para forzarnos a vivir en las regiones remotas y la reliquia
que recibimos del Rey solo es la aurora del cielo nocturno. Somos un montón de nobles
desdichados.
De modo que tenemos que apañárnosla.
—Esto es solo un “qué pasaría si”, pero…
—¿Dime?
—¿Qué harías si te dijera que vinieras a vivir al país donde creció tu padre?
—No lo sé.
La tierra natal de mi papá también es donde Sieg se crio.
La vida es mucho mejor allá que aquí, además Sieg no tendría que enfrentar
dificultades ajustándose a la cultura y al estilo de vida de aquí. Sin embargo, no sé cómo
vivir en el extranjero y, lo más importante, soy el Lord. No puedo abandonar esta tierra.
Evité responder la interrogante de mi abuelo con una risa débil. Como contesté una
pregunta hecha con seriedad a medias, mi abuelo se enfureció.
Poco después, Sieg regresó a casa y mi abuelo rápidamente dejo de estar
malhumorado, así que agradecí de todo corazón el descenso de la diosa juntando las
dos manos frente a mi cabeza.
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CAPÍTULO 34
%
PESCA
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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CAPÍTULO 35
%
EL ABUELO REGRESA A CASA
Mi abuelo regresara a su país mañana. Así que la cena del día de hoy será la última.
Una vez que terminamos, los tres pasamos el tiempo de manera amena; sin embargo,
anteriormente mi abuelo me dijo: «Tenemos que hablar». Tuve un mal presentimiento
sobre eso. Después de todo, preguntó si nos estábamos llevando bien. Lo más seguro es
que quiera oír los pormenores de la historia. Puede que se haya dado cuenta de que
somos una pareja temporal porque no tenemos una atmósfera acaramelada como los
recién casados.
La estábamos pasando bien luego de comer; pero, como mi abuelo lucía con sueño.
Decidí hablar ahora.
—Ah, Sieg.
—Dime.
—El abuelo quiere hablar un poco conmigo, solo nosotros dos.
Sieg contestó de modo conciso e hizo una reverencia hacia mi abuelo de que
descansaría primero.
A este ritmo, el hecho de que somos una pareja temporal sería descubierto. Entré en
pánico e hice algo que usualmente no haría.
Me levanté y escolté a Sieg hasta la puerta mientras sujetaba su mano. Luego, le di
las buenas noches.
—Dulces sueños, Sieg.
—¡¿?!
Después la abracé con gentileza y besé su mejilla. Me sentí aliviado de que
pasaríamos como una pareja real.
Cuando miré a Sieg para disculparme por la repentina acción, cuyo objetivo era
engañar al abuelo, por alguna razón estaba ruborizada.
—…¡¿Eh?! ¡¡Ah, p-perdón!!
—…
Una vez que hizo una reverencia hacia el abuelo, salió corriendo de la sala con pasos
rápidos.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
—…
Me avergoncé de solo imaginarlo. ¿Por qué hice algo así en frente de otr os?
—Como sea, si continuas reprimiéndote, ¡ella desaparecerá en un abrir y cerrar de
ojos!
—Sí, señor.
—¡¡Ahora me iré a dormir!!
—Buenas noches.
De esa forma, el interrogatorio del abuelo terminó. Aunque estaba preocupado de si
podría regresar a mi vida normal con Sieg.
❄❄❄
El barco que llevaría de regreso al abuelo partiría temprano por la mañana, así que
teníamos que salir incluso antes que el sol.
—Toma, abuelo, Ruruporon lo hizo para ti.
Ruruporon preparó comida para su viaje en el barco. Se lo entregué a los sirvientes
para que todos pudieran comerlo.
—Gracias por cuidar de mí, Ritzhard.
—No-no, no hice nada tan sofisticado.
—Me gustaría pedirte que cuidarás de mi inmodesto nieto, Sieglinde -san.
….Abuelo, estás molestando a Sieg otra vez. Cuando estaba a punto de decir algo
adecuado para relajar la situación, Sieg habló.
—Sí, no tiene de que preocuparse, consuegro.
Mi corazón fue cautivado por las palabras de Sieg que parecían una promesa para el
futuro. No hay duda alguna de que era la “Águila Carmesí”. Sieg apresaba los corazones
de las personas con sus garras y nunca las dejaba ir.
—¡Vendré otra vez, Ritzhard!
—Uwa, qué felicidad.
—…
Mi abuelo frunció el ceño una vez y luego se marchó. Quería acompañarlo al menos
hasta la puerta principal de la aldea; pero, él rechazó la oferta.
De esa forma, el huésped que llegó como una tormenta, volvió a su país.
—…
—…
- 202 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
❄❄❄
Cuando fuimos a la sala, Miruporon ya estaba encendiendo la chimenea. Hasta mi
helado corazón parecía derretirse.
Sieg fue a la cocina y trajo una olla. Después, sacó dos kuksas del estante y la lata con
los granos de café. Al parecer iba a preparar café.
Luego, sin hablar, pasamos el tiempo contemplando el fuego en la chimenea.
Únicamente el ruido de la leña quemándose y la vibración de la tapa de metal
retumbaban por la habitación.
Ahora que el agua estaba hirviendo, Sieg se levantó para traer la olla. Como la
agarradera estaba caliente, usó un guante de tela gruesa para sujetarla.
Cuando traté antes de ayudarla, me regañó diciendo que era peligroso, así que esta
vez la observé obedientemente preparar el café.
A Sieg le gustaba moler los granos de café tostados y pasar el agua a través del filtro.
También había azúcar y leche en la taza de madera. Sieg recordaba cómo me gustaba.
Cuando disfruté del aroma y tomé un sorbo, solo pude pensar que era el mejor café
del mundo.
—Delicioso.
—Ya veo.
Realizamos nuestro intercambio de costumbre y luego nos quedamos callados otra
vez.
Cuando me terminé la taza, Sieg se ofreció para prepararme otra.
—Por favor.
Estaba realmente sediento por algún motivo. Ya que lo bebí todo, sin tomar el tiempo
de gozar el sabor, acepté felizmente su oferta.
Sieg me sirvió más café.
Me gustaba verla preparar el café.
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CAPÍTULO 36
%
EL ABRUPTO CAMBIO DEL YETI DE LAS FRONTERAS
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Bueno, quizá los padres con hijos no actúan amorosos en frente de ellos.
Uno probablemente sea capaz de notar que parejas son realmente intimas solo con
la atmósfera. Lo cual ya era imposible para nosotros.
Los padres de Sieg tampoco parecían hacer nada en especial, lo cual hizo que se
paralizará.
—¿No hay nada, Sieg?
—Aah, nada… Me preguntaba cómo era la relación de mis padres.
—…
No, ellos tuvieron diez hijos, ¿acaso no son muy cariñosos? Aunque no era algo que
yo debería señalar.
—¿Cómo eran los padres de Ritz?
—…
Mis padres que siempre estaban “poyayan”, solo daban vueltas a las cosas; así que,
desafortunadamente no será de ayuda.
Mientras pensaba eso, de súbito se me ocurrió algo. Si digo lo que a mí me gustaría,
¿perdonaría mis acciones ya que es para hacernos pasar como una pareja real?
—No te obligaré si no quieres.
—No, está bien.
…Cierto. Mis padres eran tan apasionados al punto de ser desagradables. Siempre se
la pasaban juntos y cuando se tenían que separar, se besaban y se ponían tristes.
Siempre iban de la mano y dormían en el regazo del otro.
Le conté a Sieg mis salvajes fantasías.
—Ya veo. Tus padres eran muy íntimos.
—Bueno, sí.
Sieg se transformó en el Pensador por tercera vez consecutiva el día de hoy. Como le
mentí, me arrepentí en secreto.
—Está bien.
—¡¿?!
—Intentémoslo tanto como sea posible.
—¡¿En serio?!
—Sí. No miento.
¡¡¡Qué debería hacer!!! Engañé a Sieg. Fue una jugada sucia; pero, ¡¡estoy feliz!!
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Debo comprar pronto un sofá. Desgraciadamente solo hay sillas para una sola
persona en mi casa. Así no podré dormir en su regazo.
—¿Qué pasa?
—N-no, nada.
Me preocupé de que estuviera sonriendo abiertamente, así que oculté rápidamente
mi boca con la mano.
—Creo que será difícil hacerlo todo; pero, estaría bien que nos fuéramos
acostumbrando a ello poco a poco.
—…Sí.
¡¡En serio, de verdad, muchísimas gracias!! O, eso me gustaría decir pero me contuve.
Oh, no. Solo yo me estoy beneficiando de este plan.
Me sentí un poco culpable, así que lo confirmé una vez más.
—¿Estás realmente de acuerdo con esto, Sieg?
—¿A qué te refieres?
—Quiero decir, quizá algunas cosas sean poco placenteras, ¿no?
—…
Me preocupaba que mientras jugábamos a ser una pareja real, algún día me pudiera
patear con todas sus fuerzas. Asumo que no será capaz de contenerse.
Alejándome de una patada, arruinando tanto mi cuerpo y mente más allá de la
recuperación. Podía imaginarme muy vívidamente que me pasaría algo así.
—Bueno, puedes responderme luego de pensar un poco más.
—No, no hay ningún problema.
—¿Disculpa?
—No hay nada de qué preocuparse.
—…
Esta oneesan, debería saber lo que siento por ella; entonces, ¿no está al tanto de qué
clase de infortunios podría infligirle?
Por última vez, le pregunté a Sieg.
—¿Estás realmente de acuerdo con esto, Sieg?
—Te digo que sí.
—¿Me prometes que no huirás?
—Eres persistente. Como si fuera a huir.
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CAPÍTULO 37
%
OSO A DOMICILIO
No podía ver a Teoporon en sí, ya que el primer piso estaba construido más alto de
lo normal, solo la cabeza de un oso blanco que se asomaba. La nieve podría bloquear la
salida, así que las escaleras era lo primero que se construía. Lo mismo sucedía con las
ventanas, estaban situadas más alto a fin de que no se rompieran con la pesada niev e.
Cuando abrí la ventana, Teoporon estaba allí. Debido a la estructura de la casa, al
parecer no podía ver adentro.
Al preguntarle qué sucedía, Teoporon señaló al suelo.
—…¡¿Un oso?!
Esta vez uno de verdad. Teoporon cazó un oso.
—Mira eso, Sieg.
—…Qué.
Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que atraparon a uno. Había un oso, al
parecer un joven adulto, atado a un trineo.
Salté desde la ventana, pero un dolor similar a un hormigueo ascendió por mi pie.
Sieg se asomó por la ventana, así que crucé mis manos sobre la cabeza mientras
permanecía agachado para indicarle que era peligroso saltar desde la ventana.
Sieg dio media vuelta y salió por la puerta principal.
—¿Estás bien?
—Sí, estoy bien.
Tras revisar mi condición física, nuestros ojos se enfocaron en el bulto café. El oso en
el patio delantero era increíble.
—¿Qué es esto, Teoporon?
—A present for the great king.
(Un obsequio para el Gran Rey)
—…C-claro~.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Como de costumbre, no entendí. Le reste importancia con una sonrisa. Sieg de igual
forma negó con la cabeza.
—I was mistaken. I thought that she was a warrior. I heard from my wife. Warrior
Sieglinde, no, queen of the great king should I say……
(Me equivoque. Pensé que era una guerrera. Mi esposa me contó. Sieglinde no es
guerrera, sino Reina del Gran Rey).
El día de hoy, Teoporon estaba declarando algo con gran energía. Cuando Sieg y yo
asentimos, continúo.
—I wanted to hunt a white bear, but I could only find a brown one. However, this one
is good. You can see that from the fur. Now, please accept this!
(Quería cazar un oso blanco; pero, solo encontré uno café. A pesar de eso, este es uno
bueno. Puedes notarlo en su piel. ¡Ahora, por favor acéptenlo!)
Teoporon señaló al oso y luego a nosotros. Eso significa que me lo está dando.
—¡¿Eh?!
Apunté al oso y luego a mí. Infiriendo: “¿es para mí?”. Teoporon asintió.
—W-wa~. ¡Qué felicidad!
Teoporon cazó el oso como un obsequio, se golpeó el pecho e hizo una reverencia.
—¡Ah, espera, espera!
Detuve a Teoporon que estaba a punto de irse con su piel de oso blanco.
—¡Lo siento, pero nos podrías ayudar a procesarlo! ¡No puedo hacerlo solo con
nosotros dos!
El oso era tan grande como un hombre adulto promedio. Ya que tomaría mucho
tiempo destriparlo, le pedí que nos ayudara.
❄❄❄
Como el oso era demasiado grande para moverlo a la cabaña, lo hicimos en el patio
delantero.
—Iyaa, nunca imaginé que nos daría un oso.
—Pareces feliz.
—Quería que Sieg probara un poco.
—¿De verdad es tan rico?
—Es grandioso.
Han pasado cinco años desde que tuve carne de oso y provino del oso blanco que
Teoporon usa.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Los órganos del oso son utilizados como medicina; así que estos también se pueden
negociar a un precio elevado. Para que no se echen a perder, los puse en un saco lleno
de hielo.
Después lo cortamos por partes. Como los huesos son duros, se le extraen por
completo de la carne.
Luego de un rato, terminamos de procesar la carne. El oso, ahora reducido a trozos
de carne, se deja madurar por un mes. Como es grande, requiere de más tiempo.
La carne de oso es muy grasosa, aunque es roja, se vuelve negra luego de madurar.
Tampoco es muy suave que digamos. Dependiendo de cómo se cocine, puede ser tan
dura como el hule.
Si se cocina bien luego de madurar, es de máxima calidad. La grasa se vuelve blanda
gracias al calor y se derrite en la lengua.
—¡Gracias, Teoporon!
Incluso nos ayudó a mover la carne.
Estoy esperando con ansías comer la carne dentro de unos meses.
Aunque ya pasé toda la mañana procesando al oso, solo era el comienzo del trabajo
de hoy. Tengo labores que hacer.
Alrededor del mediodía, los dos nos estábamos durmiendo.
—Oh, no… Me cansé de procesar al oso esta mañana.
Tenía un codo sobre la mesa mientras descansaba la cabeza ahí. Sieg también lucía
exhausta, ya que miraba distraída un punto sobre la mesa.
—Hagamos tareas dentro de la casa por la tarde.
—Está bien.
Durante la primavera realmente se podía sentir los límites de la resiste ncia física de
uno. Sin lugar a dudas, el oso era un enemigo formidable.
❄❄❄
Han pasado un par de días desde que mi abuelo regresó a casa y tuvimos esa batalla
contra el oso. Todavía trabajábamos desde la mañana hasta el atardecer.
Fue entonces que llegó una carta del abuelo. En ella nos narraba sus recientes
eventos y también escribió que le gustaría ver las auroras en un futuro cercano.
Finalmente, dijo: «Te daré un regalo de bodas, así que dime que quieres».
No obstante, como no tenía un deseo en especial solo contesté: «No necesito nada,
siempre que el abuelo esté saludable».
Poco después llegó una respuesta: «¡Eso no era lo que quería oír!». Recibí una réplica
llena de su ira.
- 214 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
También comentó que entonces solo me daría una estatua enorme de un oso y parte
del vasto territorio del Marqués. Ambos eran regalos problemáticos .
Sin embargo, en ese momento recordé que había algo que quería. Cuando le
comuniqué eso, llegó pronto.
Lo que me gustaría como regalo de bodas era un sofá acojinado.
Los muebles, que se vendían en la aldea, todos eran hechos de madera; por eso, no
había muebles suaves. Pensé que sería bueno tener un sofá blando como el que vi en la
mansión del Marqués.
Instalé el sofá largo donde antes había dos sillas individuales. Ese lugar tenía la mejor
ubicación para tomar una siesta.
—¿Por qué un sofá?
—Para poder dormir en tu regazo.
—…
Sieg me miró y luego se sentó en el sofá. Después me volvió a ver y dio pequeños
golpecitos en su regazo.
—¡Eh, ¿de verdad?!
—Te diré esto de antemano. Mis muslos no son muy cómodos. Como entreno, tengo
músculos firmes.
—¿En serio? Bueno, no lo sabré a menos que lo intente.
Decidí acostarme sobre su regazo antes de que cambiara de opinión.
Sieg dijo que sería incómodo; pero, sus muslos no eran ni muy suaves ni muy duros,
simplemente perfectos.
Muchísimas gracias, Sieglinde-san. Estos son muslos muy buenos.
- 215 -
CAPÍTULO 38
%
CARNE DE OSO Y EL ESTOFADO DE UNA BUENA ESPOSA
Continuamos jugando a ser marido y mujer. Bajo la excusa de evitar que las personas
a nuestro alrededor nos descubrieran, ahora tengo más oportunidades de to carla. Quizá
porque me he sobrepasado algunas veces, ella ha estado actuando un poco fría
últimamente. Pero, pienso que tal vez solo pueda hacer esto ahora. Luego de que el
periodo del contrato termine, los dos nos convertiremos en extraños. De modo que,
seguía disculpándome con ella en mi mente.
La miré en silencio y la abracé por la cintura. Estando entre mis brazos, Sieg se
congeló. Acaricié su cabello y susurré:
—No haré nada que no quieras —Y espere a que se entregara a mí.
Después de un rato, Sieg se apoyó un poco sobre mí. La forma en cómo ella
torpemente me permitía hacer lo que quisiera era insoportable. Me pregunto si estaba
necesitado de calidez humana. A medida que abrazaba a Sieg con fuerza, sentí que me
relajaba.
Estaba intranquilo de que yo fuera el único en éxtasis. Como mi intención no era
ignorar los sentimientos de Sieg, le pregunté.
—Si te desagrada, Sieg, puedes empujarme.
—…
Sieg dijo «No» con una voz débil y luego se quedó quieta. Si eso implicaba un rechazo,
entonces ya estaría estampado contra la pared.
Se estaba esforzando por interpretar “el papel de la esposa”. Era desalentador pensar
así, pero el hecho de que ahora estábamos juntos era más importante. Satisfacía mis
deseos utilizando el esfuerzo de Sieg.
¿Permanecerá esto como un buen recuerdo? ¿O como una reminiscencia de un
pasado feliz?
—Sieglinde…
«Te amo», esas palabras tan pesadas serían demasiado para ella, así que las guardé
en mi corazón. Sabía que estas acciones serían en vano, pero no podía detenerme.
Mi vida como pareja temporal con Sieg continuó de esta forma.
- 216 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
❄❄❄
Llegó la hora de comer la carne de oso que recibimos de Teoporon. Ya que destripar
a un oso y madurar su carne era algo nuevo para mí, llevó algo de tiempo. La forma en
que madura también es diferente a otras piezas de caza.
Primeramente, la carne se divide en diferentes partes, después se envuelven con una
tela limpia, se colocan en una caja llena de hielo del invierno y se almacena en la bodega
subterránea que es fría por una semana. Luego de eso, la carne se saca de la caja de hielo
y se deja reposar por un mes en la bodega fría.
En este paso es importante tener cuidado con la humedad. Si hay presencia de agua,
la carne se pudre. Hay conductos conectados a la bodega subterránea para que tenga
ventilación. El hielo se trae de las montañas, por lo que no se derrite fácilmente; pese a
eso, durante el verano se forma un rocío, así que es necesario limpiarlo con frecuencia.
Además, colocamos carbón de la casa para remover el olor y la humedad.
El oso que Teoporon cazó se encontraba en un periodo donde comía
desenfrenadamente luego de haber despertado de su hibernación, así que la carne
estaba deliciosa. Encima de eso, era hembra. Había grasa como garantía de su delicioso
sabor. La carne que sacamos de la fría bodega subterránea terminó bien.
—Mira, Sieg, es carne de oso.
—…Ah…
Sieg frunció el ceño luego de ver el color de la carne, lo cual no me sorprende. La
grasa se estaba volviendo amarilla y la carne oscura. No obstante, este es el mejor
estado de una carne madura de oso.
De vez en cuando Teoporon me regalaba trozos de muslo de oso. Hasta el momento
desconozco cuantas veces fallé. En esta ocasión, tuve cuidado en no dejar que se
pudriera, así que fue un éxito rotundo. La carne de oso posee el olor más fuerte de entre
las piezas de caza, así que uno debe tener cuidado cuando lo cocina. Tiene que ser asado
a la parrilla con hierbas finamente picadas o hervido en vino tinto y retirar la espuma,
o simplemente rostizarlo y comerlo con salsa agridulce de cítricos para remover el olor.
El día de hoy, Ruruporon tenía el día libre, así que los dos comenzamos a trabajar en
la cocina detrás de la casa. Colocaríamos la carne en vino tinto y hierbas para eliminar
el olor. Lo sacamos de la bodega subterránea y luego de secarla, la cortamos en trozos
pequeños antes de sumergirla dentro de la cazuela. También cortamos otros vegetales
en tamaños adecuados. Usamos cebollas, zanahorias, champiñones y tomates junto con
muchas otras clases de hierbas.
Primero, hervimos la carne de oso con las hierbas y cáscaras o sobras de los
vegetales. Cuando la espuma comenzó a subir, la retiré con una cuchara. Una vez que
hirvió bien, solo sacamos la carne y tiramos el resto. Vertimos vino tinto y sopa en la
cazuela con una relación de uno a uno, luego agregamos el resto de los ingredien tes.
Acto seguido, la dejamos hervir a fuego lento. Una vez que los ingredientes estaban
cocinados, añadimos un frasco de tomates marinados que preparé como comida
- 217 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
- 218 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Sieg quitó los sedimentos del vino y lo sirvió en copas. Luego de brindar, dio inicio el
festín.
La carne de oso que estaba bien cocinada era muy suave. La grasa se derretía en la
lengua. El sabor agrio del tomate iba bien con la carne de oso. Tampoco se sentía el
sabor y olor fuerte típico de esa carne. Cuando eché un vistazo a Sieg, que estaba
sentada junto a mí, nuestros ojos se cruzaron por coincidencia. Por su expresión feliz,
me percaté cómo se sentía. Puedo afirmar que me esforcé solo por este momento.
El jefe de la aldea también elogió el sabor del estofado de oso. Había bastante así que
les ofrecí un segundo plato.
—Vaya, es la primera vez que pruebo un estofado de oso tan delicioso.
—Me alegra que pienses eso.
Su hijo estoico también asintió en silencio junto a él.
—Aun así es una lástima.
—¿?
Cuando inquirí qué era una lástima, el líder de la aldea dijo algo grandioso. Su hijo, a
un lado de él, parecía aturdido.
—Me hubiera gustado tener a una joven que cocine tan bien como la esposa de mi
hijo.
—…
—…
Los dos nos petrificamos por la sorpresa. No obstante, Sieg lo corrigió de inmediato.
—Eeh, mi esposo fue quien preparó el estofado.
—¡¿En serio?!
—…
El jefe de la aldea parecía sorprendido, mientras que su hijo claramente lucía
decepcionado. Pensé que la corrección era innecesaria, pero sería un problema si le
pidieran matrimonio a Sieg luego de que nuestro contrato temporal terminara. Por eso,
llegué a la conclusión de que fue una decisión acertada corregirlos.
Como el líder de la aldea me preguntó, le escribí la receta y luego nos despedimos.
No hubo ningún problema y tampoco sospecharon de mi relación con Sieg, así que me
sentí aliviado.
Así transcurrió el día en el que probé carne de oso con Sieg.
- 219 -
CAPÍTULO 39
%
PESCANDO Y SIEGLINDE CON ROPA DE PRIMAVERA
Cuando la primavera casi había pasado, gran parte de la nieve se había derretido y el
suelo estaba cubierto con una suave alfombra verde. Con las señales del verano
acercándose, los aldeanos también vibraban con alegría. A diferencia del invierno
sombrío, la primavera tranquilizaba el corazón de las personas.
El día de hoy fuimos a pescar.
El lago, donde hicimos pesca en hielo antes, ahora solo tenía pequeños trozos de
hielo flotando alrededor.
Una vez que la nieve se derretía, el método de transporte se convertía en caminar o
contratar caballos de un mercante. El lago no estaba muy lejos, así que jalé un pequeño
trineo para colocar el equipaje con un polín; también aprovechamos para sacar a pasear
a los perros.
Como iríamos a pescar después de mucho tiempo, mi cabeza estaba repleta con
imágenes de peces. Si hablamos de pescados en primavera, entonces estaba el lucio
europeo. Se trataba de un pescado de agua dulce con motas en su cuerpo y boca
cilíndrica.
—Los lucios son buenos en esta temporada~ Sería lindo si pudiéramos atrapar
algunos.
—Tienes razón. A veces extraño el pescado.
…Qué bien, Sieg está anhelando el pescado.
Mientras pensaba en cosas triviales, procedí por el bosque frondoso.
Aproximadamente una hora después, arribamos al lago más cercano a la aldea.
—Este lugar es diferente al que visitamos la última vez.
—Cuando llega la primavera todos visitan este lago.
—Este lago recibe más luz del sol, así que no es adecuado para la pesca en hielo.
—Ah, es verdad, este lugar no tiene nada de nieve.
—Así es. Solo en este lugar disfrutamos de una escena 100% de primavera.
Ya que estaríamos pescando, les quité las correas a los perros para que salieran a
jugar. Regresarán cuando sople el silbato, así que no hay porque preocuparse.
- 220 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Ahora que los perros se habían ido, reinó el silencio en el lago y lo contemplé junto a
Sieg.
—Qué lindo.
—¿En serio?
Un claro cielo azul con nubes blancas, acompañado de hojas tiernas, se veía reflejado
de manera preciosa sobre la superficie del lago. No obstante, se trataba de una escena
a la que estaba acostumbrado desde que era niño, así que no me distraje por esto.
Si miraba el perfil de Sieg ahora, me fulminaría con sus ojos raptores, por eso tomé
precauciones para que no me descubriera y retrocedí unos cuantos pasos.
Sobre lo que pensaba hacer, iba a disfrutar la apariencia de Sieglinde desde atrás.
…Sí. Bien. Maravilloso.
Para la ropa tradicional que se usaba a principios de primavera, encargué una con
un diseño más femenino. El que había hecho antes era más varonil, así que presioné
apasionadamente por una falda como la que usaban las mujeres de la aldea, creando
una hermosa línea desde la cintura hasta la cadera. La ropa es más ajustada que las
anteriores, así que también poseen cortes a lo largo para facilitar el movimiento. Cada
vez que Sieg se agachaba, revelaba sus muslos. A pesar de eso, había pantalones debajo
de eso, así que no puedo ver su piel desnuda, aun así era feliz.
Me imaginé abrazándola por la cintura y disfrutando del hermoso escenario juntos;
pero vi que sufría de su patada giratoria antes, por eso no actúe precipitadamente.
—¿Qué pasa?
—¡¿Eh?! ¡No, solo estaba pensando que la vista es hermosa!
—¿?
No puedo decirle que estaba mirando fijamente su cintura y cadera con ojos
pervertidos.
—¡Bien, bien! Vayamos a pescar… ¡Aaah!-
Cuando retrocedí un par de pasos, me tropecé con una roca.
Tuve mi merecido.
❄❄❄
—¡He aquí la carnada que estaremos usando!
Estaremos pescando con una carnada falsa hecha de cornamenta reno, la tallé en
forma de un pez pequeño.
—Eeeh, así que esto también funciona.
- 221 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Le enseñé apropiadamente a Sieg cómo usarla y luego a fui a prepararme para pescar
lucios.
—Los lucios también son conocidos como “el pez agresivo”.
—Es un nombre muy fuerte.
Aunque no se compara al de Sieg, “Águila Carmesí”. Sin darle voz a mis pensamientos,
proseguí explicando sobre el lucio.
—Sus dientes son como agujas y están muy afilados. Hasta puede cortar las redes de
pesca —Duele bastante si te llega a morder. Así que uno debe ser cuidadoso cuando los
pesca—. Tal vez deberías pescar algo más pequeño después de todo.
Le entregué pequeñas carnadas con forma de insectos. Como sería malo que saliera
lastimada por pescar lucios, le pedí que pescara algo más pequeño.
Luego de explicarle, comenzamos a pescar.
Atamos la carnada falsa a la cuerda y luego la arrojamos al lago. Después,
manipulábamos la caña para que pareciera un pez nadando. Todo lo que hacía falta era
aguardar a que el pescado pique el anzuelo.
Sieg atrapó el primer pez.
—Ah, una trucha.
Cuando Sieg jaló con fuerzas la caña, el pescado enloqueció en el agua. Una vez que
acercó el pescado a la orilla, lo atrapamos usando una red.
—Eres muy buena.
—Parece que el día de hoy estoy en buenas condiciones.
Luego de eso, Sieg pescó otros dos más. Tras un rato, llegó la hora del almuerzo, a
pesar de que todavía no podía pescar nada.
—Pues bien, por qué no comemos un poco.
Recogí ramas por la zona y encendí una fogata. Usando un cuchillo afilé unas cuantas
ramas y ensarté unas salchichas que traje de casa. Luego de preparar unas cuatro, le
pedí a Sieg que las vigilara. Mientras se rostizaban las salchichas, busqué la trucha que
Sieg pescó.
—¿También piensas asar eso?
—No, lo comeremos crudo.
Apliqué sal sobre los tres pescados para eliminar el olor, luego los lavé con agua que
traje de casa. Acto seguido, los sazoné con sal y pimienta, así como vinag re y hierbas.
Luego, las deje así por un rato. Tras lavarme las manos en el lago, saqué pan de una
bolsa.
—¿Qué es eso?
- 222 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
—Hapankorppu~
Sieg abrió los ojos de par en par ante el pan plano y largo. Por lo visto, era la primera
vez que lo veía.
Happankorppu es un pan seco conveniente para comer cuando sales fuera, ya que no
abarcaba mucho espacio.
Corté el pan en pedazos pequeños, luego agregué rebanadas delgadas de queso y el
pescado que recién había terminado de cocinarse.
—Las salchichas también parecen estar listas.
—En ese caso, ¡comamos!
Primero mordí una salchicha que Sieg cocinó, con un sonido crujiente la salchicha
explotó dentro de mi boca. El mercante había dicho que las especias que contenía eran
fuertes, por eso no era necesario sazonarlo y, fiel a su palabra, el jugo de la carne fluía
en abundancia. El perfecto sabor salado era insoportable. Sentí que iría muy bien con
alcohol. Tal vez deberíamos haberlo comido en casa.
A continuación, probé el pan con pescado.
—Qué interesante.
Sieg lo comió mientras decía que era interesante. El pan que era más duro que una
galleta, tenía trozos de bayas aplastadas. La textura era interesante y el sabor de las
bayas también era bueno.
De igual forma, el pescado fresco era delicioso.
Luego de almorzar, resumimos nuestra pesca.
Una hora más tarde…
—Aaah~….
No pudimos atrapar ni uno solo, así que me acosté sobre el césped. Respiré el
agradable aroma del pasto para tranquilizarme.
—¿Regresamos, Sieg?
—No, solo un poco más.
Sieg ya había atrapado más de diez pescados. Generalmente dice que deberíamos
regresar pronto cuando estamos cazando; sin embargo, extrañamente se queda más
tiempo cuando pescamos.
—¡Ritz!
—¿Umm? ¿Pescaste algo más, Sieg?
—¡No, Ritz, tu caña!
—¿Eh?
- 223 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
- 224 -
CAPÍTULO 40
%
AINA Y EMMERICH
El día de hoy las mujeres de la aldea harán lino. Sieg también fue desde muy
temprano para ayudar. Mientras tanto, voy a reunir a los niños de la aldea para quitar
las malas hierbas de los campos de cultivo. Ya que las mujeres no tendrán tiempo de
cuidar a los niños, me ofrecí como voluntario.
Como les dije que se reunieran en la piedra del Espíritu, me dirigí allí.
—Ah, milord~ Buenos días~
—¡Buenos, días!
—Buenos días.
Hay siete niños en total, su edad va desde los cinco hasta los ocho años, que no
pueden ayudar en fabricar lino. No obstante, había una niña que sobresalía. ¿Qué está
haciendo está niña grande?…
—Eh… ¿Qué haces aquí, Aina?
—Mamá fue a fabricar lino.
La sensación de disonancia venía de Aina, quien tenía dieciséis años. Me comentó
que su madre le dijo que fuera a los campos.
La madre de Aina, me pregunto si ya está mejor. Escuché que ni siquiera podía mover
bien su cuerpo luego de perder a su esposo.
—Pero, siendo franco, te lo agradezco. Pensé que estaría bien tener a otra persona
para que me ayudara con esto.
—No es que viniera por ti.
—Sí-sí.
Aunque actuaba de manera fría, seguía caminando mientras sujetaba la mano de un
niño pequeño. Parecía llevarse muy bien con ellos, ya que la siguieron sin resistirse.
Luego de hablar con los otros niños, nos dirigimos a los campos.
Sin embargo, en ese momento, me llamaron mientras iba de camino…
—¿También puedes llevarte a mi hijo, milord?
- 225 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
La señora que se acercó tenía un niño que apenas empezaba a caminar. El niño no
podría ayudar en los campos.
—L-lo siento, ambos padres están enfermos.
—Aah, es por eso.
En días ajetreados como este, las personas en casa se suponen que cuidan a los niños.
No obstante, si ambos no se sienten bien, no pueden hacer otra cosa más que dejárselo
a alguien más.
—Está bien. Por favor, prepare tres toallas, dos kuksa y una tela para cargar al niño
en mi espalda.
—¡Gracias!
Sujeté al niño mientras esperaba que ella trajera las cosas que le pedí. Este niño era
dócil y ni siquiera lloro cuando un extraño como yo lo abrazó. Cuando lo le vanté alto, se
rió felizmente.
Mientras cargaba al niño en la espalda, me dirigí a los campos. En el camino, nos
topamos con Teoporon. Tan pronto como vieron al enorme hombre con un oso por
sombrero, los niños se acercaron. El distante guerrero oso blanco era inesperadamente
popular con los niños.
Cuando pasé por el corredor de la fortaleza, obtuve un saludo enérgico desde el
mostrador en la recepción.
—¡¡Buenos días, milord!!
—…Buenos días.
Por extraño que parezca, los soldados en la fortaleza se encontraban en muy buena
forma estos días. Antes perdían el tiempo bebiendo; pero, últimamente no huelen a
alcohol. Además, hacen sus deberes de guardia con diligencia, también se comportan
como un soldado apropiado.
Hace como dos meses, un nuevo capitán llegó aquí luego de ser degradado. Quizá se
debía a la influencia de él; pero, no me consta. Caminé por el corredor mientras ladeaba
la cabeza con extrañeza.
—¡¡Qué tenga un buen viaje, milord!!
—Solo voy a los campos.
—¡Hacer el trabajo usted mismo, es increíble, señor!
—…
Tal vez este sea el comportamiento adecuado; sin embargo, como los conocí cuando
eran viciosos, se siente fuera de lugar. Bueno, era algo bueno. Así que, decidí dejarlos
en paz.
- 226 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
- 228 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
son mejores. Quién habría pensado que estaría dando cosas que no costaban ni un
centavo.
Emmerich no solo envió la flor prensada.
—Incluso envió una carta en un papel grueso con una pintura.
Creo haber visto a Aina mientras miraba seriamente la pintura de un hermoso
castillo blanco; pero, tal vez esa persona solo se parecía a ella.
Las tarjetas postales son raras aquí; sin embargo, en otros países son bastantes
comunes. Yo, de igual forma, cuando vi por primera vez que las vendían como
obsequios, recuerdo haber dicho «eeh~» embobado.
—¡Por encima de todo, incluso mandó una concha de mar que recogió en la playa,
¿sabes?!
En la muñeca de Aina había un brazalete hecho de una concha de mar rosa. Lo hizo a
partir de su regalo. Sin duda alguna parecía que le gustó.
Independientemente de lo que dijera, daba la impresión de que se gustaban
mutuamente; así que, terminé sintiéndome muy contento. Al darse cuenta de que
estaba siendo presuntuoso, Aina actuó de manera deshonesta para ocultar sus
sentimientos.
—¡Él es muy raro!
—Ya~ veo~.
—¡¿?!
Aunque declaró que Emmerich era raro, para los demás no sona ba así. Cuando le
contesté de modo desenfadado, me fulminó con la mirada.
—Por cierto, dijo que vendría pronto. ¿No te escribió eso en tu carta?
—¡¿Uuh?! ¡¿De qué hablas?!
—Eh, ¿no?
—…
—¿Aina?
—¡¡LA CARTA!!
—Está bien.
Como tenía la tela con la que estaba cargando al niño alrededor de mí, me llevó un
poco de tiempo alcanzar mi bolsillo interior. Frente a mí, Aina se estaba poniendo
visiblemente impaciente.
—…
—¿Qué dice?
- 229 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
—Dice que una perrita que está cuidando en su casa dio a luz.
—…
Qué decepción, Emmerich.
Terminé preocupándome por su futuro. Se trataba de una historia muy
decepcionante para ese día.
- 230 -
CAPÍTULO 41
%
UNA CHICA DECEPCIONANTE Y
UN JOVEN DECEPCIONANTE
- 231 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
—A-Aina.
—¡!
Sucede que la persona amada de Emmerich se encontraba delante de nosotros.
Cuando la llamé, Aina se giró. Parecía molesta al verme; pero, cuando notó la presencia
de Emmerich, actúo inquieta.
—Emmerich vino a verte, Aina.
—¡!
Aina lucía sorprendida y miró fijamente a Emmerich. Cuando sus ojos se encontraron
con los de él, desvió la mirada avergonzada. Emmerich solo sonrió con gran deleite. Por
lo tanto, a este jovenzuelo le di un codazo.
—…Eeh.
—¡!
—Aina-chan.
No imaginó que ese hombre tranquilo le hablaría, así que Aina se quedó con la boca
abierta. Mientras tanto, ya que nada se dijo luego de ese «Aina-chan», su tensión pareció
haber llegado a su límite y dijo algo inesperado.
—¡¡No seas tan amistoso conmigo!!
—…
—…
La persona que usó ese lenguaje ofensivo, Aina, fue quien lució más sorprendida por
alguna razón misteriosa. La chica, quizá incapaz de soportarlo por más tiempo, salió
corriendo sin decir una palabra.
—Eeh, ¿Emmerich?
Estaba preocupado por Emmerich; no obstante, él tenía… una expresión serena.
Qué alivio. No le dio importancia a sus palabras.
❄❄❄
Primero le dije a Emmerich que permaneciera tranquilo en casa. Luego, decidí ir yo
solo por Aina.
La chica que estaba buscando estaba comprando a la caravana que se había instalado
en la plaza de la aldea.
—Aina.
—¡!
- 232 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Como le hablé desde atrás, se sobresaltó un poco y tiró algunas cosas de su bolsa de
piel.
—Ah, lo siento.
Recogí los vegetales que salieron rodando y los coloqué otra vez en la bolsa. Seguía
petrificada de cuando le hablé por primera vez, así que lo volví a intentar.
—Emmerich no está aquí.
—¡¿Qué?! ¡Debiste haber dicho eso antes!
Aina miró alrededor con mucha energía. Tal parece que no creyó que Emmerich no
estaría aquí.
—¿Tienes algo de tiempo libre?
—Estoy ocupada.
—No digas eso.
Tomé su bolsa y me dirigí a su casa.
—¡Oye, devuélvemela!
—Te escoltaré a casa, princesa.
—¡A quién llamas princesa!
A esta hora, el temible abuelo no estaría allí. Su abuela estaba enferma; así que
tampoco saldría. Tomando en cuenta eso, decidí cargar las compras de Aina hasta que
llegara a casa.
—Hay muchas cosas. ¿Celebraran algo hoy?
En la otra bolsa había un pollo que cacaraqueaba con mucho vigor.
—No. La abuela y mamá no se sienten bien, así que el abuelo me dijo que hiciera algo
de sopa con sangre.
—…Entiendo.
Detrás de la casa de Aina había una olla vacía, otra llena de agua sobre la estufa y un
cuchillo. Creo que no ha pasado mucho tiempo, ya que el agua ni siquiera ha empezado
a hervir.
—¿Quieres que procese el pollo?
—…
No respondió, pero lo hice de todas formas.
Después de que deje al pollo inconsciente, até sus patas a una cuerda. Luego, hice un
corte alrededor de la zona de sus arterias y drené su sangre. La olla se llenó con la
sangre del pollo.
- 233 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
—Mañana tendremos una reunión durante el almuerzo en mi casa, ¿te gustaría venir,
Aina?
—¿Eh?
—Aunque dije reunión, solo seremos Sieg, Emmerich, Aina y yo, nosotros cuatro.
—…
La expresión de Aina se oscureció. Entonces, ni siquiera está bien con Sieg. Dejé caer
lo hombros.
—…ir.
—¿Eh?
—Estoy ocupada, así que no puedo ir.
—Sí. Está bien.
La abuela y madre de Aina están enfermas. Puede que esté haciendo todas las labores
de la casa ella sola.
El agua comenzó a hervir, así que fui por la olla y esperé a que la sangre del pollo
terminará de drenarse. Una vez que la sangre dejó de caer, puse el pollo en el agua y lo
dejé adentro como unos doce segundos. Enseguida, lo sumergí en agua fría y comencé
a desplumarlo. Para las partes delicadas, retiré las plumas al quemarlas con una varilla
de metal caliente.
—Entonces, ¿qué te parece una fiesta de té, Aina?
—¿Qué es eso?
—Emmerich nos trajo un poco de café delicioso y postres. ¿Por qué no lo comemos
entre los cuatro?
—Si es café, entonces no es una fiesta de té.
—En ese caso, ¿un banquete?
No, un banquete es diferente. Señalé mi propio error en mi mente.
—Solo un ratito estaría bien.
—…
Quizá fue porque insistí mucho; pero, Aina eventualmente accedió a venir.
Al día siguiente.
La fiesta de té que organizamos para el joven extranjero y la chica de la aldea fue,
bueno, desafortunadamente un fracaso.
- 234 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Había sido una buena idea sentar a Emmerich frente a Aina; no obstante, nunca se
vieron a los ojos, ni se dijeron nada.
De esa forma, su única conversación terminó con la declaración unilateral de Aina de
«No seas tan amistoso conmigo», y Emmerich se fue a casa. Por mí parte fue una triste
despedida sintiendo lástima por él.
Al día siguiente de eso, Aina llegó por la mañana.
—Eh, ¿qué es eso?
—…
Aina tenía una canasta en su mano. Aunque estaba cubierta con un trozo de tela,
podía ver algunos panecillos dentro.
—Estos son…
—¿Acaso son para Emmerich?
—…
Luego de vacilar por un rato, Aina asintió.
Uwa~, ¿qué debería hacer?
Olvidé contarle a Aina que Emmerich solo se quedaría por una noche.
Recibí la canasta con media sonrisa. Tras confirmar que la tomé, Aina dio media
vuelta para marcharse, así que sujeté su brazo y la arrastré adentro.
—¡Oye, Ritz, qué estás haciendo!
—¡Perdón!
—¡Déjame ir! ¡¡Estoy ocupada, así que no tengo tiempo de ver a esa persona!!
—¡No, Aina, lo siento! ¡Emmerich ya se fue!
—…¿Eh?
—Regresó a casa ayer por la tarde.
—¡Mientes!
—No miento. Lamento no habértelo dicho.
—…
La llevé a la sala y la senté en la silla junto a la ventana.
—…Emmerich está ocupado, por eso solo pudo quedarse por una noche.
—No lo sabía. No escribió eso en la carta.
—…
- 235 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
No sabía qué debería decir. De modo que el tiempo pasó sin que ningunos de los dos
hablara. Como era incómodo, traje a colación un tema.
—Ah, es verdad, dijo que se mudaría aquí.
—¿Quién?
—…Emmerich.
—Es la primera vez que escucho eso.
Cuando escuché el gruñido en su voz, casi suelto un gritito.
Mejor dicho, Emmerich. ¿Por qué nunca le cuentas las cosas importantes a Aina? Me
sentí molesto por el soldado extranjero.
Viendo el rostro de Aina, esta vez sí solté un gritito.
—¡Aaah!
Tenía una expresión furiosa como ninguna otra.
—Aina, Emmerich no tiene malas intenciones, solo está siendo considerado…
—No es eso. Estoy molesta conmigo misma.
—¿?
Aina dijo eso con una voz temblorosa. Ella quería darle las gracias por el marcador
con la flor prensada y quería preguntarle donde estaba el castillo de la tarjeta postal.
Deseaba mostrarle el brazalete que hizo con la concha de mar y tenía muchas otras
cosas que esperaba hablar con él.
Los dos se estaban conociendo por medio de las cartas. No obstante, era diferente
tener que hablar en persona a comunicarse a través de las palabras. Cuando realmente
se vieron cara a cara, se sintieron tímidos y no sabían qué hacer.
—Emmerich vendrá otra vez, Aina.
—Pero, dije algo muy cruel, necesito disculparme.
—No te preocupes, Emmerich no le dio importancia.
—…
—Volverá la próxima primavera.
—¡¿?!
Como el día de su reunión estaba muy lejos, Aina comenzó a llorar.
—¡Uwa, Aina, espera!
En ese momento, cuando las lágrimas comenzaron a descender por sus mejillas, la
puerta se abrió.
- 236 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
—……Qué.
La persona que entró fue Sieglinde, que
recién había terminado su paseo matutino. Al
verla, Aina corrió al pecho de Sieg.
—……¡¿?!
Mientras Sieg abrazaba a Aina, me preguntó
con sus ojos qué estaba sucediendo. De
inmediato, moví la cabeza hacia los lados y
negué cualquier acusación.
Sieg continuó dándole palmaditas en la
espalda a Aina, esperando a que se
tranquilizara. Yo, asimismo, me acerqué
furtivamente a ellas.
Aina estaba llorando como una niña
pequeña.
La conozco muy bien desde que era niña,
probablemente fue la niña más violenta de la
aldea. A medida que crecía, se volvió pesimista
sobre el futuro. No obstante, cuando comenzó a
intercambiar cartas con un joven, encontró el
amor y una forma de salvarse a sí misma.
En su dura vida cotidiana, esas cartas deben
haber sido su única alegría.
Aina estaba llorando porque se arrepentía de
no haber actuado como ella quería. Sentí pena
por ella, sentí lástima por ella. Varios
sentimientos emergieron. Es patético, pero, yo
también comencé a llorar.
Cuando miré a Sieg, ella gentilmente me
abrazó con su mano libre.
Sieglinde, qué mujer tan bondadosa.
Abrazados por Sieg, Aina y yo lentamente nos
tranquilizamos.
El problema de Emmerich y Aina parecía
estar lejos de resolverse. Su mayor problema no
era que Aina fuera incapaz de actuar honesta a
sus sentimientos. Sino su abuelo y abuela que
odiaban a los extranjeros.
- 237 -
CAPÍTULO 42
%
INFORME DE ACTIVIDADES
~HERMANN ARTONEN~
«La primavera ha llegado a nuestras tierras». Eso fue lo que estaba escrito en la carta
del Lord. La nieve en la ciudad se había derretido, así que pensé que el lugar a donde
sería asignado también se estaría volviendo más cálido.
No obstante, el puerto al que arribé todavía tenía un poco de nieve y el viento que
soplaba era de un frío mordaz. ¡Qué parte de esto es primavera! Le reclamé al Lord que
aún no conocía en mi mente.
Por si acaso, abrí la carta de asignación al puesto y revisé a dónde iría.
- 238 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Pasé muchos años trabajando sin parar, hasta perdí mi oportunidad de contraer
matrimonio, además este año cumpliría cincuenta y cinco por lo que entraría en mi
época de decadencia. Todo para terminar yendo a unas tierras remotas dónde el frío
extremo dominaba. Sin mencionar que mi período de servicio no fue establecido y los
soldados de allí eran un grupo de canallas problemáticos.
En todo caso mi vida terminaría pronto o, al menos casi me rendí.
Poco tiempo después, arribé a la aldea.
La rumoreada fortaleza era impresionante. Uno difícilmente pensaría que era para
una aldea de solo unas cien personas. Escuché que esta fortaleza fue construida hace un
par de siglos cuando la amante favorita del rey, quien provenía de esta aldea, se
preocupó por el daño que sufría su gente por culpa de los animales salvajes. Esta
instalación militar se sentía muy fuera de lugar en la aldea rodeada por bosques.
Cuando bajé de la carreta, había alguien de pie junto a las puertas de la fortaleza. Se
trataba de un hombre joven cuyo blanco cabello trenzado le llegaba hasta la cintura y
vestía la ropa tradicional de un brillante azul y rojo.
Poseía una atmósfera suave. Esa apariencia no encajaba con las sombrías paredes de
la fortaleza. En efecto. Daba la impresión de ser un hada. Se veía fantástico, fuera de este
mundo.
—Hermann Artonen-dono, ¿cierto?
—¡!
Por sus palabras, confirmé que era un ser de este mundo y, que este hombre, era el
gobernante de estas tierras, el Conde Revontulet.
Jamás creí que alguien me recibiría, así que estaba muy sorprendido y agradecido de
que el propio Lord viniera a darme la bienvenida. Sin embargo, era una persona amable
y me dio un recorrido por las instalaciones de la fortaleza; por ejemplo, mi habitación,
el comedor y los campos de entrenamiento.
Por último, visitamos la sala del personal donde los soldados se encontraban en
posición de espera. El Lord lucía apenado cuando dijo que no debería esperar mucho y
abrió la puerta.
—…
—…
Tenía un mal presentimiento incluso antes de que abriera las puertas, pero era
mucho peor que eso.
Había dos soldados fulminándose con la mirada entre sí, a punto de explotar contra
el otro. Mientras que el resto de los soldados se burlaban e incitaban a esos dos. Incluso
había uno dormido con una botella en su mano.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Cuando abrí los ojos con recelo, la Condesa se encontraba en una postura de batalla,
dando pequeños saltitos mientras se preparaba para enfrentar a su segundo oponente.
Escuché que ese tipo de pasos servían para aumentar las habilidades físicas de uno.
Me sentí aliviado de que no fuera la Condesa la que resultó herida; pero, estaba a
punto de atacar a su segundo oponente.
—Ah, b-basta.
Entretanto decía eso débilmente, dos sombras se moviero n al mismo tiempo.
La Condesa movió su puño; mientras que el soldado hábilmente esquivó el golpe bajo
y luego trató de alejar su puño con el codo; pero, recibió un golpe en la rodilla y colapsó.
La rodilla es uno de los puntos débiles del cuerpo humano, especialmente si es
golpeado por los costados. Ella comprendía eso muy bien. El primer puñetazo era una
finta para acercarse más.
Todavía furiosos, los soldados se abalanzaron contra la Condesa; no obstante, siendo
los ebrios desafortunados que eran, no podían ganar.
El semblante de la Condesa luego regresó a la normalidad y continúo limpiando la
habitación como si nada hubiera pasado.
En cuanto a los soldados que estaban inconscientes sobre el piso, los pateó a una
esquina mientras limpiaba.
Luego de tirar todo el alcohol de la habitación por la ventana, la Condesa se fue con
una expresión fría. Los soldados gimieron en la esquina, luciendo humillados.
A la mañana siguiente, la Condesa vino nuevamente. Esta vez, sin estar ebrios, los
soldados tenían una condición apropiada.
Les dije a todos ellos que se detuvieran pero nadie escuchó. El día de hoy, los
soldados estaban sobrios. Traté de pararlos argumentando que sería malo si algo le
sucedía a la esposa del Lord; pero, uno de los soldados me sujetó.
No obstante, mi preocupación fue en vano. La Condesa volvió a ganar.
Los soldados, sintiéndose aún más enfadados, comenzaron a entrenar.
Un par de días después, la Condesa vino y peleó, pero los resultados seguían siendo
los mismos. Los soldados, que solían estar ebrios y sin motivación, me preguntaron, a
mí su capitán, cómo volverse más fuertes.
Podía enseñarles las teorías básicas de las artes marciales, pero ponerlas en práctica
era una historia diferente. A decir verdad, no tenía una buena condición f ísica, de modo
que solo me encargaba del papeleo en el ejército.
En una ocasión, mientras entrenábamos, la Condesa vino a ver la situación. Los
soldados no se agitaron de inmediato. Así que agaché la cabeza y le pedí que nos
enseñara lo básico de las artes marciales.
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CAPÍTULO 43
%
RECOLECTANDO BAYAS
El setenta por ciento de este país estaba cubierto por bosques, de modo que las
personas vivían tranquilamente como parte de la naturaleza. Cuando el mundo ya no se
encontraba bajo el tono plateado del invierno, una suave brisa acariciaba gentilmente
las mejillas y daba lugar a un cálido mundo de verde.
Una vez que llegaba el verano, las mujeres de la aldea estaban ocupadas recolectando
bayas. Todas traían grandes canastas y salían a recoger estas preciadas bayas.
Existe una gran abundancia de bayas en el bosque. Se dice que hay docenas de
especies diferentes de ellas.
El día de hoy deambulé por el bosque con Sieg. Primero llegamos a un lugar que tenía
bayas color morado.
—Estas son famosas, así que debes conocerlas, ¿cierto?
—Mora azul, eh.
—Ajá.
De las bayas más famosas a nivel mundial, tenemos tres clases en nuestro bosque.
Los arbustos de mora azul estaban un poco más abajo que el nivel de nuestras
rodillas. Como prosperaban sobre el suelo, era un poco cansado recogerlos mientras
estábamos en cuclillas.
—¡Ahora bien, comencemos!
—Entendido.
De esa forma, iniciamos la recolección de bayas, aunque solo tomábamos las que
estaban maduras. A diferencia de otros frutos, las bayas no siguen madurando aun
después de que son cortadas. Tenemos que esperar hasta que maduran en el arbusto.
Por eso, somos cuidados al momento de elegir qué bayas recoger.
Al revisar el tallo es posible discernir si una mora azul está madura o no. Si estaba
morada, entonces ya había madurado. Si estaba roja, todavía le faltaba tiempo. Las
moras azules inmaduras poseen un sabor fuerte, amargo y agrio; de modo que no son
apropiadas para comer. Las personas que desconocen cuándo es adecuado cosecharlas,
a veces creen que las moras azules deben saber de esa forma. Las que e stán totalmente
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
maduras son muy dulces y sabrosas. Otra señal de que ya se encuentra madura es que
la mora azul fácilmente se separa de su tallo.
Aproximadamente treinta minutos después, una canasta ya se había llenado. Cuando
me levanté para estirarme, me sentí agotado. Todavía faltaba mucho por hacer; pero,
ya tenía esta condición. Miré a Sieg mientras masajeaba mi espalda; sin embargo, ella
lucía tranquila.
—…Recogedor de bayas, los hubiera comprado este año.
—¿Existen cosas como esa?
—Ah, ustedes no tienen eso en tu país.
Cada año recolecto bayas; pero, recordé que en otros países no suelen hacerlo.
El recogedor de bayas es una herramienta fantástica que se emplea para peinar la
planta y recoger las bayas. Aunque, también toma bayas inmaduras, así qu e no es
totalmente recomendable usarla.
—Entonces, ¿continuamos?
Sujeté la canasta llena de bayas y seguí adelante.
Mientras caminábamos por el bosque, debíamos ser cautelosos de nuestros
alrededores. Si entrabamos en territorios de animales carnívoros como osos, linces o
carcayúes, era necesario salir de inmediato. Vagué por allí mientras revisaba marcas de
rasguños sobre las cortezas de los árboles y rastros de animales.
—No hay muchos ilves 12 ahora. No puedo encontrar ninguno de ellos en estos
momentos.
—¿Ilves?
—Hubo cazadores furtivos que cazaron en exceso grandes felinos, así que en la
generación de mi abuelo movilizaron al ejército y aplicaron regulaciones más estrictas.
Ya que no se encontraban extintos, de vez en cuando podía ver algunos rastr os de
linces. Vi al animal en persona un par de veces cuando era joven. Son muy precavidos,
así que no aparecen cuando hay personas portando pistolas. No obstante, debido a que
son animales carnívoros, me mantengo en alerta de ellos. No hay forma de predec ir lo
que serían capaz de hacer si están hambrientos.
—En lugar de los linces, los carcayúes son más peligrosos.
El carcayú es un animal omnívoro de la familia de las comadrejas. Son muy feroces,
así que nosotros en la aldea somos cautelosos con ellos. Po seen garras y colmillos
afilados, aunado a una muy fuerte mandíbula. En ocasiones, incluso intentan cazar
animales más grandes cuando se encuentran desesperados; por eso son peligrosos.
- 245 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Mientras charlábamos sobre estas cosas, arribamos al sitio donde nues tras
siguientes bayas crecían. Se trataban de bayas rojas semi-transparentes que crecían en
un arbusto que llegaba casi a nuestra cintura.
—Estas son grosellas rojas.
—Las que se usan para la salsa.
—Exacto.
El sabor de las grosellas rojas es agrio. Generalmente se utilizan para hacer la salsa
que se sirve con la carne. Se hierven y se conservan, o se cocinan como mermeladas
para complacer nuestras papilas gustativas.
De nueva cuenta, las recolectamos en silencio. Como eran pequeñas, fue difícil llenar
una canasta.
—¡Ah, cierto! Hay algo que me gustaría mostrarte.
—¿?
Me estaba sintiendo cansado; pero, cuando pensé en eso, de inmediato me sentí
mucho mejor. Tomé la mano de Sieg y me adentré más en el bosque.
—…Esto es.
—Sorprendente, ¿verdad?
En un claro había flores blancas floreciendo. También conocidas como “la estrella del
bosque13”, una característica de esta flor son los siete pétalos puntiagudos que posee.
La flor en sí es pequeña y las hojas son más notorias; pero, se tratan de flores
encantadoras. Recuerdo que mamá se puso muy feliz cuando recogí unas y se las regalé.
Sieg se sentó y contempló a la flor. Yo, de igual forma, coloqué en el suelo las canastas
y me acosté sobre el césped.
—Es una flor frágil.
A Sieg pareció agradarle y asintió consigo misma.
Mientras procuraba tener a mi esposa en mi línea de visión, miré alrededor. Pude ver
a los árboles de abedul exuberantes de verde. Era vastamente diferente al escenario
congelado de invierno. También estábamos en una temporada donde todas las plantas
en la naturaleza resplandecían gracias a los rayos del sol. Las personas de aquí
llamábamos al bosque desde el verano hasta el otoño “el oro verde”. Las bendiciones de
la naturaleza se trataban de un tesoro nacional.
—…Por eso, es mi temporada favorita.
13N. de la T. La estrella del bosque: su nombre correcto sería Trientalis europea y habita gran parte de
Europa, especialmente en las zonas árticas o boreales.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
En el instante en que descubrí las preferencias de Sieg, el cielo se volvió raro. Estaba
perfectamente despejado hasta hace un momento. Casi quisiera quejarme.
—Hay que regresar pronto. Parece que comenzará a llover.
—Está bien.
Mientras cargaba las canastas llenas de bayas, salimos del bosque con pasos rápidos.
Luego de llegar a casa, le di algunas moras azules a Ruruporon y le pedí que horneará
algunos bocadillos con ellas.
Alrededor de la hora del almuerzo, empezaron a caer gotas de lluvia. Mientras
escuchaba la lluvia caer, me senté en la oficina e hice un poco de trabajo sencillo que
involucraba firmar documentos. De igual forma, Sieg estaba haciendo algo por su
cuenta.
Mientras transcurría esta tarde pacífica, Ruruporon nos trajo bocadillos.
—¡Uwa, luce fantástico!
Hizo una tarta especial de mora azul llamada “mustikkapiirakka” en nuestro idioma,
este postre tiene crema agria, azúcar, huevos y mezcla de moras azules como relleno. El
exterior es crujiente y el interior suave. El dulce sabor de la mora azul aña de un lindo
toque a todo el platillo.
Aunque, generalmente no solicito postres, en esta ocasión se lo pedí especialmente
a Ruruporon porque Sieg estaba aquí. Sin embargo, como sabía mucho mejor de lo que
esperaba, yo también me sentí muy satisfecho.
Esa fue la historia de una grata tarde.
- 248 -
CAPÍTULO 44
%
LOS PORMENORES DE LAS ARTESANÍAS
Recientemente decidí con Sieg que convertiremos la piel del oso que conseguimos
de Teoporon en un regalo para el abuelo.
Al abuelo le gustó muchísimo la piel de oso blanco de Teoporon, él también se dio
cuenta de eso y se la quitó; pero, el abuelo la rechazó diciendo «¡No quiero algo que fue
usado para cubrir tu ingle!». Desde luego, ese fue el requisito del abuelo; pero, me
gustaría replicar si no tenía una mejor forma de decirlo.
Luego de que despellejamos al oso y retiramos la grasa de la superficie, sumergimos
la piel en un brebaje medicinal de sal, cortezas de árbol y hojas para remover los bichos
y el olor. Hay que cambiar el agua varias veces y al mismo tiempo enjuagar y limpiar la
piel.
Tras repetir ese proceso, lo sacamos a secar en el viento por un par de horas.
Después, lo colocamos sobre la mesa de trabajo y quitamos cualquier trozo restante de
carne. Luego cubrimos toda la piel con rocas volcánicas trituradas y sal, lo dejamos así
un par de días. A continuación, removemos con un cepillo el polvo y aplicamos aceite
de oso antes de seguir adelante con el proceso de secado.
Para el proceso de secado, la piel se cuelga dentro de la casa en la pared. Si no
hacemos esto, la piel se enrolla luego de estar seca, haciendo difícil trabajar con ella.
Una vez seca, cepillamos la superficie para volverla suave. Al parecer hace mucho
tiempo las personas aplastaban cerebros de animales sobre la piel y la masticaban con
sus dientes para suavizarla; pero, no creo que pueda soportar dicho proceso.
Cuando terminamos con eso, lo moldeamos manualmente para que pueda usarse en
la cabeza. Teoporon utilizó el mismo método que las personas emplean cuando rellenan
animales; por lo tanto, el cráneo sigue allí. No obstante, desconozco cómo hacer eso, así
que solo cosí el cráneo después.
Sobre el cráneo limpio del oso, perforé algunos orificios. El hueso era duro, así que
fue un trabajo difícil. Una vez que terminé de taladrar los huecos, Sieg acomodó la piel
sobre el cráneo. En la cuenca del ojo coloqué cuarzo negro que estaba por ahí en el
cuarto de papá. Sobre las patas también perforé algunos orificios para las garras. De
igual forma, Sieg los cosió con mucho cuidado. Finalmente, agregamos unas cuantas
peinetas. De esta forma, el abrigo de oso fue finalizado.
—…Esto, eeh, ¿no hay algún lugar dónde se pueda usar esto en el país de Sieg?
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
—Pues, no lo hay.
—¿Crees que esté feliz?
Mientras charlábamos, coloqué gentilmente el abrigo sobre Sieg.
…….Sí. Se veía genial en ella.
Mientras llevaba puesto la piel de oso, Sieg continúo hablando.
—Dar un obsequio es transmitir los sentimientos de uno al otro. Lo importante no
es lo que se da, sino el sentimiento.
—Cierto. Tienes razón.
Gracias a las palabras de ánimo de Sieg, decidí enviar la piel de oso al abuelo.
Un par de días después, arribó una carta del abuelo.
—Parece que las personas molestaron al abuelo preguntándole dónde lo había
conseguido cuando lo usó en un baile de máscaras.
—¿De verdad?
Aunque, no sonaba nada molesto en la carta, parecía feliz, así que me sentí aliviado
de que mi trabajo valiera la pena.
❄❄❄
Asimismo, tengo que procesar las bayas antes de que se vuelva demasiado trabajo.
También necesito prepararme para las próximas temporadas.
Para fabricar licor de baya, preparé alcohol blanco a partir de granos.
Primero, los granos trillados se hierven en agua con cuidado. Luego, se esparcen
arriba granos tostados y se dejan en una cabaña donde la temperatura esté controla da.
Eso después se traslada a un gran barril y se mezcla con agua antes de dejarlo reposar
por un día. Acto seguido, se mezcla patatas al vapor allí dentro varias veces. Finalmente,
agrego savia de abedul y más agua. Tras un par de días, se forma espuma en la
superficie. Mientras se vigila de cerca la espuma, se agita la mezcla cada par de horas.
Una semana después del último paso. Ahora, la mezcla poseía el muy fuerte olor del
alcohol. También había un montón de espuma. No obstante, ésta pronto disminuyó
gradualmente.
No podemos beberla tal y como está, ya que debemos quitar las impurezas primero.
Ese proceso se le conoce como destilación.
En una gran olla de hierro, se vierte el líquido casi finalizado y un contenedor sellado
de madera con un tazón se coloca encima de eso. Las gotas que se forman a partir del
vapor es el alcohol esterilizado, las cuales se recolectan en el contenedor de madera y
éstas salen a través de una pipa.
De esta forma, se produce el alcohol.
- 250 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Utilizando ese alcohol, fabriqué el licor de baya. Cualquier baya está bien. En esta
ocasión, decidí hacerlo con la gran cantidad de moras azules y arándanos que
conseguimos.
Aunque dije fabricar, se trataba de un proceso bastante simple. En una botella
esterilizada se coloca el alcohol, hielo y bayas. Luego, se deja reposar en un lugar frío
durante tres meses. Durante el invierno, tomamos esa bebida para mantener nuestros
cuerpos calientes.
—Por cierto, una vez hice una bebida horrible.
Saqué una botella del estante. Se trataba del legendario licor de patata.
—¿Qué es?
—Akvavit14. Una bebida hecha a base de patatas y hierbas.
Encontré el método de producirlo en la librería del abuelo, así que lo hice por
curiosidad. Aunque su nombre significa “agua de la vida” en otro idioma, la bebida fue
desafortunadamente muy fuerte. Tenía un sabor como si masticara hierbas amargas
provocando una sensación de hormigueo. Me di cuenta que mi abuelo había escrito
«sabe a medicina 15», solo después de haberlo hecho.
—Escuché que en otros países se usa como antiséptico; es lo bastante fuerte para ser
considerado como medicina.
—Eeeh.
—…¿Te gustaría probar un poco?
—Claro.
Mientras pensaba que era una esposa intrépida, serví la bebida en su kuksa. Tras
darme las gracias, Sieg se lo tomó todo de un trago.
—¿Qué tal?
—No está mal.
—¿En serio?
—Sí. Creo que iría bien con arenques en escabeche.
Como quería que pensara que era un gran esposo, saqué un frasco de arenques en
escabeche y le serví unos cuantos a Sieg.
14 N. de la T. Akvavit: también conocida como Aquavit, su nombre proviene del latín “Aqua Vitae” y es una
bebida destilada escandinava con un grado de 40% de alcohol por volumen, el mismo grado que el brandy
promedio. En finés se escribe así “Akvaviitti”.
15 N. de la T. La frase en inglés decía “tastes like drugs”, lo cual se podría traducir como “sabe a droga” o
“sabe a medicina”, mi sexto sentido me dijo que era lo segundo, pero la primera opción me dio mucha risa
así que decidí dejarlo como nota.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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CAPÍTULO 45
%
DESPUÉS DEL FESTIVAL
El día de hoy, desde primera hora de la mañana, salí a la tienda para comprar
ingredientes para hornear. Debido a la tarta de mora azul de Ruruporon que comí
recientemente, en verdad tenía antojos de postres.
Compré harina, crema agria, mantequilla, leche y barras de chocolate. Tenía en casa
azúcar, huevos y bayas frescas, así que me ahorré eso. Aprendí cómo prepararlo de la
señora. Era bastante sencillo, solo mezclar los ingredientes y hornear. Solamente en
este periodo, de primavera a otoño, podía comprar varios de estos ingredientes. Por lo
tanto, no me contuve en utilizar ingredientes de lujo.
Luego de regresar a casa, tomé una canasta llena de bayas, fui por huevos al gallinero
y me dirigí a la cocina exterior detrás de la casa.
Las bayas que usaré esta vez son grosellas rojas y grosellas negras. Son de un tipo
bastante agria, también conocidas como “las uvas del norte”. La grosella negra, también
llamada como Cassis, se usa de igual forma como medicina. Dicen que es bueno comer
mermelada de grosella negra cuando tienes dolor de garganta. Asimismo, las hojas
poseen buenas propiedades, por lo que se secan, se pulverizan y se tuestan para hacer
té.
Decidí hacer el postre de hoy con esas bayas buenas para la salud.
Primeramente, a la leche le agregué enebro en polvo y azúcar mientras la calentaba
en una olla. A continuación, mezclé crema agria, leche, huevos y mantequilla en un tazón
y una vez que la mezcla estaba lista, la vertí en la olla. Unté mucha mantequilla en el
molde de la tarta, coloqué chocolate y bayas y luego vacié la masa allí. Mientras
observaba como se cocinaba en el horno, las bayas flotaron en la superficie. Más tarde,
inserté una varilla para revisar si ya estaba listo. Efectivamente, así era.
Se veía bastante bien para ser mi primera vez. El contraste de los colores rojo y negro
de las grosellas también era lindo. Desprendía un aroma dulce, provocándome un
sentimiento indescriptible. Quería comer la tarta recién hecha enseguida; pero, escuché
que sabe mejor si se humedece un poco, así que lo dejé en un lugar frío.
No obstante, la tarta no era lo más importante del día de hoy. Ya que saldría a un sitio
con Sieg después de mucho tiempo.
Estaba horneando desde la mañana para mitigar la ansiedad que tenía.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Bueno, aunque dije que saldría, no sería a un lugar demasiado sofisticado. Si vestía
algo especial, se darían cuenta las personas en el puerto dónde tenía varios conocidos;
por eso, traía puesta mi ropa usual.
Mientras esperaba sentado en una caja de madera, mi esposa salió.
—¡!
Por primera vez, usó la ropa tradicional de las mujeres. Siempre vestía una que era
para ambos sexos y llegaba hasta sus rodillas; o cuando tenía que moverse mucho, como
al salir de cacería, se ponía ropa de hombre.
La que traía puesta fue hecha hace poco. Mientras tejía las ropas de verano, hice
algunas largas por capricho.
—¡Uwa! ¡Muy linda! ¡Realmente te queda muy bien, Sieglinde!
—…
Su cabello lacio que llegaba a sus hombros estaba recogido y caí por su espalda.
También se maquilló con un ligero tono de rojo sobre sus mejillas y carmín en sus
labios.
La ropa tradicional se componía de una falda larga que llegaba solo un poco más alto
que los tobillos. Los dobladillos estaban decorados con franjas de tonos vivos,
otorgando una apariencia colorida.
—Bien, muy bien. Debería haber hecho estas antes.
—…
Caminé en círculos alrededor de Sieg, saboreando lentamente la vista.
—Hay que apresurarnos o llegaremos tarde al carruaje.
—Cierto. ¿Puedo tomarte de la mano?
—…
No respondió; pero, aun así sujeté su mano.
Aunque salí en un estado de emoción, solo íbamos al puerto donde el “Festival del
Wurst16 y la Cerveza” se llevaría a cabo. Este festival se celebraba una vez al año cuando
un buque mercante arribaba. Por coincidencia, este año podía disfrutar las
especialidades de la tierra natal de Sieg.
Incluso mientras viajábamos en el carruaje hacia el puerto, mi expresión relajada no
regresó a la normalidad.
Luego de un rato, llegamos al puerto.
16N. de la T. Wurst: salchicha en alemán. Preferí dejarlo en alemán porque en español me dio mucha risa el
nombre: “Festival de la Salchicha y la Cerveza”. Lo siento, todavía me falta madurar.
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Había una gran cantidad de cervezas diferentes. Fruncí el ceño ya que no conocía
ninguna de ellas.
—Hay tres formas de producir la cerveza.
Fabricadas a temperatura alta: “Ale”; a temperatura baja: “Lager”; y usando la
fermentación natural en el aire: “Lambic”. Los Ale saben mejor cuando están calientes,
mientras que las Lager y Lambic son mejores si se toman frías.
—Los Ale saben un poco frutales y son suaves. En cambios, las Lager tienen un sabor
más puro. No vendían mucho Lambic en casa, así que desconozco a qué saben; pero, oí
que son muy agrias.
Asentí a la explicación clara de Sieg.
Yo compré “weizenbier 17”, que era bueno para aquellos débiles al alcohol. Sieg optó
por una “schwarzbier” con un sabor fuerte.
Luego de esperar por un rato, nos sirvieron la cerveza en grandes tarros de madera.
Eran muy grandes, así que me sorprendí. Estaba asombrado de que esto fuera lo normal
en el país de Sieg.
La cerveza clara (weizenbier) que ordené no era nada clara. Por otro lado, la cerveza
oscura (schwarzbier) de Sieg era realmente oscura.
Luego de brindar por el trabajo duro de ambos, bebimos.
La cerveza estaba a temperatura ambiente, pero era sorprendentemente deliciosa.
Había pensado que la cerveza se tenía que mantener fría hasta ahora; pero, he cambiado
de opinión.
El Ale tenía un sabor cítrico y un sutil toqué agrio, además de una textura suave. Creo
que podría tomar esto en cualquier momento. También probé la cerveza oscura de Sieg;
pero, tenía un gusto adulto.
Al comer la salchicha con la cerveza trajo incluso momentos más felices.
La salchicha blanca que fue pelado era suave gracias a la clara de huevo y las especias
sabían bien con el sabor cítrico de la bebida. Las salchichas que fueron asadas a la
parrilla hasta quedar crujientes combinaban muy bien con las patatas fritas. Lo chicloso
y lo picante eran una buena mezcla, volviendo a la bebida muy fácil de tomar.
—Ah, ¿debería ir a comprar un poco más?
—No, no es necesario.
—Hay algo que me gustaría comprar, así que iré a traerlo.
17N. de la T. Weizenbier: cerveza clara en alemán. Mientras que “Schwarzbier” sería cerveza oscura. Hay
varias especificaciones para que se puedan catalogar con esos nombres, pero no entraré en detalles y por
eso preferí solo dar el nombre de su versión latina.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
—Espera, te acompaño.
—Estaré bien~.
Dije y me fui.
No sé cuánto bebí. Estaba caminando recto, pero puedo afirmar que estaba ebrio.
Incluso acaricié la mano de Sieg mientras decía «No está bien~, no está bien~». Era algo
inimaginable de hacer si estuviera sobrio. Sieg me miró con cara de preocupación; pero,
terminé diciéndole que su expresión era insoportable. El peor hábito posible al beber.
Mientras me dirigía al mercado de salchichas, un vendedor me habló.
—¡Disculpe, ¿no le gustaría algún accesorio de metal, señor?!
—…
Se dirigió a mí por la idea de que soy un lapón. Somos conocidos por tener un gusto
en accesorios de metal. Estaba a punto de irme, pero el vendedor dijo algo que atrajo
mi atención.
—Son accesorios raros de platino. ¿Qué tal si le regala uno a su esposa o novia?
Había un arete en forma de copo de nieve con una gema azul simulando una gota de
agua rodeada por decoraciones en platino. Era para una oreja y se vendía como pieza
única.
Tenía los colores que le gustaban a Sieg: blanco y azul, con una figura del invierno.
Pensé que había sido creada para ella.
Por supuesto, era cara. Después de todo, estaba hecha de platino. Cuando le dije que
no tenía suficiente efectivo conmigo, me comentó que podía pagar el resto después. Por
lo visto, pondría una tienda el día de mañana en nuestra aldea.
—En ese caso, me gustaría este.
Lo compré. Tenía algo de dinero de sobra gracias a las figuras de madera que hice
durante la temporada de turistas.
Sin haber comprado más salchichas, regresé a la carpa donde estaba Sieg, ella lucía
aliviada cuando me saludó.
Llamé a alguien y pagué. Luego, tomamos un carruaje que nos llevaría de regreso a
casa y volvimos tranquilamente.
❄❄❄
Una vez en casa, sugerí que descansáramos, no podía trabajar con el alcohol en mi
sistema. Estaba ebrio, así que era peligroso bañarme. Solo me limpié con agua
medicinal. También me lavé la cara, lo cual me ayudó a sentirme mejor.
Sieg se bañó con Miruporon. Existía la posibilidad de ahogarse en la bañera cuando
uno estaba ebrio, así que le pedí que entrara con Sieg.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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CAPÍTULO 46
%
BUSCANDO SETAS
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
algunas especias. Una vez que las setas estaban cocinadas, estaba listo. A continuación
lo coloqué sobre el pan de centeno con mantequilla y finalmente espolvoreé u n poco de
queso en polvo encima. Un platillo sencillo.
Cuando volví a entrar con el plato terminado, Sieg estaba esperando mientras
calentaba un poco de sopa que había sobrado del desayuno y preparaba café.
—¿Hubieras preferido un jugo de baya frío?
—No, de ninguna manera.
Tomé asiento y agradecí al Espíritu por las bendiciones de la naturaleza, luego
comencé a comer.
El pan seguía suave, las setas y la carne ahumada fritas en mantequillas sabían bien
juntas. Una sazón fluyó de las setas y la carne ahumada tenía un lindo sabor que se
esparcía por la boca. La mantequilla y el queso acentúo el aromático sabor del pan. En
general, tal vez era un poco fuerte, pero, aun así era estupendo.
—Es un sabor que provoca que quiera beber.
—Sin duda alguna.
Recordé la cerveza que probé antes. En un día tan caluroso, una cerveza fría estaría
bien. Pensé en la cerveza que no tenía ahora.
Me tranquilicé con el café y decidí que también trabajaría duro por la tarde.
❄❄❄
Por la tarde trabajaría por separado de Sieg. Por lo visto, ella haría labores de
bordado con una señora del vecindario.
La acompañé a mitad de camino y nos despedimos frente a la tienda.
—Buenas tardes.
—Oh, Milord.
—Traje los osos bebés.
Entregué algunos osos bebés que hice en mi tiempo libre. En esta temporada no hay
turistas; sin embargo, a veces nos visitan viajeros así que tenemos que estar
preparados.
Vislumbré un accesorio de plata sobre el estante.
—¿Qué es?
—¿Eso? Un vendedor de accesorios vino antes y me pidió que vendiera esto aquí.
—Ah…
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CAPÍTULO 47
%
VARIOS CAMBIOS
Ahora que la casa estaba llena de setas secándose, volvimos a recolectar bayas. Había
clases que solo maduraban durante esta temporada, así que las teníamos que recoger
antes de que se terminara.
Sieg y yo caminamos por el bosque en busca de bayas.
—¡Ahí están!
Lo que encontré era una baya semi-transparente de un verde claro.
—¿Estas también son bayas?
—Sí. Gooseberries 18, son primas de las grosellas.
Cómo era, escuché que “goose” significa “ganso” en un idioma extranjero. Se
nombraron así a las bayas porque la salsa hecha con las mismas sabe bien con platillos
de ganso. Las gooseberries son más grandes y dulces, así que son sabrosas incluso
cuando se hierven. Además, las hojas poseen propiedades medicinales y se utilizan para
tratar heridas.
—Las ramas tienen espinas, así que ten cuidado.
—Entendido.
La mayoría de los árboles de bayas eran arbustos. De modo que, otra vez,
recolectamos las bayas en una posición incómoda.
Luego, encontramos bayas amarillas.
—¡Uwa, hay muchas!
Frente a nosotros había bayas brillando como gemas por la luz del sol.
—Ritz, ¿estas son?
—Frambuesas.
18N. de la T. Gooseberry: en español sería grosella verde. Lo dejé en inglés para que tuviera sentido lo que
dice Ritz y para resaltar que son parientes de las grosellas, al menos en otro idioma. En inglés las grosellas
son “currant” y va precedido del color, por ejemplo: redcurrant = grosella roja, mientras que la gooseberry
sería baya de ganso (traducido literalmente). En español todas son grosellas seguidas de su color, sin
complicaciones.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
—Eeeh.
—Las que crecen por esta zona son principalmente las amarillas. Las rojas, moradas
o negras son más raras.
La representante de las bayas agridulces: la frambuesa. Cuestan un ojo de la cara en
el mercado y las bayas también son grandes. Casi siento que sufrirían pérdidas si las
encontraran creciendo en la naturaleza.
—Ahora que lo pienso, cuando la dueña de la tienda vio por primera vez las
frambuesas amarillas estaba sorprendida de que no fueran rojas.
—Para mí también es la primera vez que veo frambuesas amarillas.
—Ya veo~.
Al parecer las frambuesas amarillas son raras para los extranjeros.
Luego de llenar las canastas con bayas, regresamos a casa.
Tras almorzar, Sieg y yo trabajamos por separado. Primero me dirigí a una casa vacía
a las afueras de la aldea.
Esta casa estaba oculta de las demás ya que se construyó para la investigación de
papá. No obstante, a final de cuentas quedó desocupada porque cargar todo desde la
mansión del Conde era muy molesto. Por lo tanto, se podría llamar una pérdida de
dinero.
Le prometí a Emmerich que le prestaría una casa, así que vine a echar un vistazo.
Cuando abrí la puerta y entré, solo pude oler el polvo. Adentro había una mesa, sillas,
estantes y una cama; todo lo necesario para la vida diaria. Cada uno de los muebles era
de madera; por lo que deberían poder usarse luego de limpiarlos.
Con los artículos de limpieza que traje, limpié un poco y luego me marché. Ya que
tomaría todo un día limpiar apropiadamente la casa, decidí hacerlo poco a poco.
A continuación, fui a buscar a Aina. Siempre estaba en un callejón sombrío, oculta de
la vista de los demás.
—¡Aina!
—¡!
Cuando le hablé a Aina, que estaba cosiendo, dio un saltito por la sorpresa a pesar de
que estaba cerca. Por lo visto, se encontraba tan concentrada en su tarea que no prestó
atención a su alrededor.
—¡Q-qué!
—Nada, solo me preguntaba si tu abuelita y mamá se sienten mejor.
—Mamá esta mejor ahora. Gracias a tu medicina… tal vez.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Luego de murmurar eso, Sieg me dio palmaditas en la espalda. Después me aco nsejó.
—¿Qué tal si le pides asesoría a Hermann Artonen?
—¡!
Hermann Artonen era el capitán que recientemente fue asignado a la fortaleza de
aquí. Al parecer había hecho trabajo de oficina que involucraba las finanzas del ejército;
así que me recomendó que le pidiera ayuda.
—Tienes razón. Lo intentaré.
Sieg también me ayudó en hacer los osos. De modo que, de alguna forma fui capaz de
terminar veinticinco antes de la fecha límite.
Al ver eso, el mercante recibió los bienes con gran felicidad.
—Entonces… parece que estarás ocupado por el momento.
—Así es.
Antes de que me diera cuenta, el bosque se estaba tiñendo con los coloridos tonos
del otoño. Mientras permanecía encerrado haciendo osos, el verano se estaba
terminando.
—Eeh, si te parece bien, por favor, toma esto.
—¡!
Le entregué al mercante las instrucciones detalladas de cómo fabricar el oso de
madera.
—Un buen artesano debería ser capaz de tallar uno siguiendo las instrucciones.
—A-algo tan importante, ¿realmente está bien?
—Sí. No creo que pueda hacer más por un tiempo.
—¡¿No pondrá esto en peligro tu carrera como un maestro artesano?!
—No, está bien.
Porque no soy un maestro artesano de osos de madera…
Esta fue la última vez que intenté un método tan precipitado de conseguir dinero.
Gracias a las maravillosas habilidades financieras de Hermann hubo dinero de sobra en
el presupuesto de la aldea.
El origen de mis dolores de cabeza había sido resuelto y me sentía mucho mejor.
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CAPÍTULO 48
%
CHAMPIÑONES DELICIOSOS Y EL ESCENARIO DE VERANO
Una vez que llegaba el verano, incluso la aldea remota en el país de la nieve disfrutaba
de los brillantes rayos de sol. El bosque estaba teñido con un deslumbrante matiz verde
y las flores brotaban atractivamente.
El día de hoy recolectare champiñones con Sieg. Estaba lleno de energía desde la
mañana para hacer el almuerzo que llevaremos al bosque.
❄❄❄
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
La masa de la empanada lista para ser usada la coloqué sobre una tela. En un extremo
de la masa con forma cuadrada acomodé los ingredientes, luego lo doblé para formar
un triángulo. En cuanto a los bordes los uní con firmeza para que la crema no saliera.
Después, usé huevos batidos para cubrir la superficie y darle brillo.
Apliqué aceite sobre un plato de metal y luego acomodé las empanadas terminadas
para que se cocinaran unos minutos. Finalmente tenía empanadas de crema de salmón
listas para ser servidas.
Durante el invierno, las empanadas recién hechas y crujientes eran buenas; pero, en
esta temporada calurosa nadie deseaba comer empanadas calientes.
Cuando se enfriaron un poco, las guardé en una canasta. El almuerzo estaba
terminado.
—¿En serio?
El almuerzo estaba guardado en la canasta. Me pregunto si estará feliz Sieg. Mientras
pensaba eso, seguí recorriendo el camino.
—Suenan venenosos.
—Lo son.
—…
—Suena sospechoso.
—¡Está bien, está bien! Papá lo dijo, así que estoy seguro que no habrá problemas.
El Kantarelli tiene un aroma refrescante similar a los albaricoques. Le pedí a Sieg que
se acercara para que los oliera.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
—Ritz.
—¡¿P-presente?!
—¿Qué pasa?
—No, nada.
—¿?
Sieg se dirigió a mí sin verme, así que me sorprendí. Ella solo quería decir «Hace calor
hoy» y nada más.
—¿Hiciste algo?
- 274 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
—…
Recibí miradas de reprobatorias. Aun así, me gustaba cuando Sieg me miraba así, así
que me excité un poco. Sin embargo, no quiero que Sieg se moleste.
❄❄❄
¡Para el almuerzo teníamos las empanadas de crema de salmón que preparé en la
mañana! Esperaba que Sieg me elogiara, así que declaré que me había despertado
temprano y que me esforcé en prepararlas.
—Eso es asombroso.
Me preguntaba si acariciaría mi cabeza, así que coloqué las manos sobre las rodillas
y bajé mi postura; pero Sieg solo me dio una palmadita en el hombro. Qué lástima.
Como estaba hambriento, decidí seguir adelante. Las empanadas triangulares eran
un poco más grandes que nuestras palmas. Tomé una con ambas manos y mordí un
extremo.
El exterior de la empanada era crujiente, mientras que el interior suave gracias a la
crema. El salmón tenía un sabor ligeramente salado, así que sabía incluso más rico. El
sabor de la crema grumosa era consistente y los vegetales que se cocieron hasta quedar
blandos, también amenizaba la lengua. Cuando mastiqué el champiñón que recogimos
hace poco, el sabor me inundó.
Las empanadas hechas a partir de las bendiciones del verano fueron muy
satisfactorias.
—De nada~.
Los hongos venenosos, es decir, los kantarelli poseen una textura crujiente, saben
ligeramente a pimienta y tienen un aroma abundante.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Freírlos en mantequilla y comerlos sobre un pan es bueno, también saben bien si los
agregas a una sopa de leche. Se pueden usar como ingrediente para las tartas, o cocinar
con las albóndigas y van bien en la salsa para el pescado a la parrilla.
—Pues, los métodos de preparación son los mismos que los de un hongo normal.
—Entiendo.
Opté por reflexionar sobre mi tendencia a espiar del día de hoy y me esforcé por
servir las bebidas.
—¡¿Qué es eso?!
Había ingredientes en casa, así que Sieg dijo que ella lo haría y ofrecí mi ayuda.
—Está bien.
Mientras aplastaba las moras azules, Sieg hizo otra cosa. En un recipiente mezcló
yogurt, jarabe con limón y leche. Luego exprimió las moras azules aplastadas con una
tela para conseguir solo el jugo.
—Una vez que agregamos el jugo de las moras azules está listo.
- 276 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
—Eeeh~.
- 277 -
CAPÍTULO 49
%
DIARIO DE ACTIVIDADES
~SIEGLINDE~
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Estaba esperando una nueva vida. Se había vuelto tan grande que parecía difícil
hacer cualquier tarea del hogar.
—Está bastante grande ahora.
—Sí. Debería nacer pronto~ o al menos eso dice mi suegra.
Me ofrecí a llevar las cubetas de la mujer embarazada. Todos los aldeanos de aquí
son muy trabajadores. No puedo evitar sorprenderme de que puedan moverse sin
descanso incluso en este estado.
—¿Hay algo más que necesites?
—No, estoy bien. Gracias.
—Entiendo… Espero que tengas un niño saludable.
Cuando dije eso, ella le dio palmaditas a su estómago con un rostro sonriente. En
cuanto regresamos a su casa, su esposo salió corriendo con una expresión de pánico.
Por lo visto, ella fue a trabajar sin avisarle. Hice una reverencia a nuestro vecino y moví
la mano para indicarle que estaba bien antes de marcharme.
Luego de eso, pasé alrededor de varios lugares y regresé a casa después de una hora.
En el jardín delantero, el jefe de familia de los Rango estaba entrenando con una
lanza. Cuando nuestros ojos se encontraron, me lanzó una vara que yacía junto a él.
Ambos sujetamos una vara mientras intercambiábamos la mir ada. La campana de la
mañana era la señal para que la pelea comenzara. Mi oponente arremetió con su arma
desde su posición en la cintura como si realizara una penetrante apuñalada a una presa.
Ya que sería peligroso recibir ese golpe directamente, puse todo mi esfuerzo en
esquivarlo. Giré mi cuerpo y levante la vara desde su posición en mi cintura, después
apunté al dorso de su mano; no obstante, antes de que pudiera alcanzarlo, mi golpe fue
esquivado. La vara apenas había recibido un impacto fuerte; aun así, salió volando de
mi mano.
Nuevamente una estimulante derrota. Todavía no he podido vencer al guerrero oso
blanco.
Para mostrar mi respeto, golpeé mi pecho como lo hacían ellos.
Después de entrar, limpié mi cuerpo con el baño medicinal que la señora de la familia
Rango preparó y esperé hasta que fuera hora del desayuno en la sala de estar. No
entregaban periódicos en este lugar. Sin embargo, ahora que era auto -suficiente, no me
importaban mucho los eventos del mundo.
Tras esperar un rato, Ritzhard despertó.
—Buenos días, Sieg.
Cuando lo saludé de igual forma, parecía feliz y besó mis mejillas. Aparentemente así
se saludaban las parejas por la mañana. Hacía esto todos los días; pero, todavía no me
acostumbraba a ello, así que terminé desviando la mirada.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
El día de hoy fuimos al bosque para recoger hojas caídas. No es que fuéramos a
disfrutar del follaje otoñal; iríamos a recolectar hojas para usar como fertilizante. Cada
casa tenía esa misma responsabilidad y todos los adultos tenían que juntar tres sa cos
de hojas.
—Bueno, ese lugar está lleno de hojas, así que no tardaremos mucho.
Mientras decía eso, tomó un bocado de su pan con una cara somnolienta. Por lo visto,
no era bueno con las mañanas y no se despertaba del todo hasta que tomaba su café
después del desayuno. Hablaba con normalidad; pero, su expresión sugería que se
quedaría dormido en cualquier momento.
Una hora después de desayunar, preparamos varias herramientas y nos armamos ya
que no sabíamos que podría suceder en el bosque.
—Hoy hace un buen clima~.
—Tienes razón.
Ritzhard seguía actuando relajado. Aunque también ese era un punto fuerte que
tenía.
A diferencia de mí, que tenía una voz cortante y poco refinada, Ritzhard hablaba
prolongado y suavemente. Éramos polos opuestos; sin embargo , hace poco me di cuenta
que estábamos en una relación donde nos complementábamos entre sí.
Era mucho más feliz de lo que pensé al principio. La vida relajante de aquí me sentaba
bien.
El día que nos conocimos dijo que tal vez no podríamos tener hijos; p ero, eso no
importaba. Bueno, no es que fuera influenciada por esa pareja pacífica que me encontré
en la mañana, pero pensé que todo estaría bien siempre que continuáramos viviendo
nuestra vida en paz.
Mientras reflexionaba eso, algo diferente a lo usual sucedió.
—…¡¿Qué?! Esto es…
—¡¿?!
En el bosque, un árbol de abedul tenía su corteza desgarrada de manera horrible.
Otros árboles tenían marcas de cuchillos sobre ellos. Una vez que la corteza del árbol
de abedul se desprendía, no se regeneraba. Por lo tanto, las cortezas se recolectaban de
invierno a primavera para hacer leña.
Ritzhard prosiguió adelante en silencio.
—¡!
—…
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
En un claro había rastros de alguien que encendió una fogata y una montaña de
conejos despellejados. Había uno que también fue asado . Tal vez trataron de comerlo.
Un animal cazado sufre de rigor mortis, así que no sabrá delicioso.
Luego, Ritzhard dijo algo con una voz temblorosa.
—Hay cazadores furtivos en el bosque.
Enterró los conejos en un orificio y salió del claro. Ritzhard avanzó rápidamente en
silencio. Ni siquiera miró hacia atrás para cerciorarse de que lo estuviera siguiendo
como usualmente hace.
Al salir del bosque, fue con el capitán, Hermann Artonen, y le dijo las cosas que vio
allí.
—Aah, sucedió tal cosa.
—Es la primera vez que pasa desde que me convertí en Lord, así que yo también
estaba sorprendido.
Ritzhard explicaba pausadamente los detalles; pero, estaba totalmente enfurecido.
No me sorprendió que estuviera furioso. Ellos estaban viviendo en paz con las
bendiciones del bosque, pese a eso, un completo extraño vino y les arrebató eso.
—Entiendo. Saldremos a patrullar esta noche.
—Llévenme con ustedes.
—Por favor, permita que nosotros seamos los primeros en encargarnos de esto.
—…
Ritzhard aceptó renuentemente las palabras del capitán Artonen.
Luego de tres días, lograron seguir sus rastros pero fallaron en capturar a las
personas en sí. El capitán Artonen apuntó cuál sería aproximadamente la ubicación de
los culpables sobre el mapa.
—A este ritmo, la próxima vez que aparezcan sería por aquí.
Señaló la zona media del bosque. Los culpables probablemente se movían en grupos
pequeños para pasar desapercibidos.
—Hoy iré con ustedes.
—¡No, por favor!
—Esta noche habrá luna llena. Así que no llevaré linternas y los emboscaré en la
oscuridad.
Se llaman a sí mismos como “las personas del bosque (Salonen)” por lo que ven
mucho mejor en la oscuridad. Además, hoy habrá luna llena. Ritzhard dijo que la
brillante luz de la luna iluminaba el bosque de manera cegadora.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Por la noche.
Procedimos bajo la luz de la luna con Ritzhard a la cabeza. Comentó que la luna llena
nos iluminaría intensamente; pero, seguía estando muy oscuro.
Sujeté con fuerza la pistola que tenía sobre mi hombro. Sería imposible disparar con
precisión en esta oscuridad. Sentí que gotas de sudor se formaban sobre mis cejas; así
que las sequé pero no me ayudó a refrescarme en lo absoluto.
Porté una pistola en muchos campos de batallas; aun así, estaba experimentando
esta tensión. Me pregunté porque me encontraba tan nerviosa; pero, no surgió ninguna
respuesta.
Frente a mí, Ritzhard caminó sin titubear.
Cerca de tres horas después, llegamos a la entrada de la zona media del bosque. Nos
agachamos y caminamos con cautela, estando alerta por cualquier sonido.
Poco después, Ritzhard nos detuvo con un gesto de su mano. Los soldados que iban
detrás de él se prepararon y esperaron su próxima orden.
A lo lejos se podían escuchar voces y se veía una luz tenue. Ritzhard levantó sus
dedos para indicar cuántos había allí.
Eran dos personas. Tal y como el capitán Artonen dijo, se estaban moviendo en
grupos pequeños.
Pude darme cuenta que los cazadores furtivos se estaban acercando.
—Este lugar es un tesoro oculto —dijeron en voz alta.
Conforme la tensión aumentaba, Ritzhard colocó en silencio el arma atada sobre sus
hombros en el suelo. No estaba segura de que planeaba; pero, estábamos en sigilo, así
que no tenía el tiempo de preguntar.
Todavía no sabíamos qué clase de armas tenía el enemigo; de modo que no podía
actuar precipitadamente. Mientras pensaba eso, un poco más lejos, algo blanco salió de
entre los arbustos.
Los cazadores furtivos alzaron sus voces sorprendidos.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
—¡Un oso!
—¡¿No puede ser, el legendario, oso blanco?!
Entretanto los enemigos estaban confundidos, Ritzhard tomó una piedra del suelo,
la balanceó en su mano y luego la arrojó con todas sus fuerzas a la linterna de ellos.
—¡¿?!
La piedra que lanzó rompió el cristal de la linterna y extinguió la luz.
Ritzhard volvió a lanzar otra piedra a los cazadores furtivos que estaban aún más
confundidos. Tras confirmar un grito, salió corriendo por su cuenta.
Solo pude escuchar los ruidos de algo golpeando a algo y los gritos de los cazadores
furtivos. Como no podíamos ver apropiadamente en la oscuridad, no nos atrevimos a
movernos.
Unos minutos después, Ritzhard gritó que ya podíamos encender la luz; así que un
soldado encendió su linterna.
Cuando nos acercamos, vimos a los cazadores furtivos atados y retorciéndose en el
suelo. Ritzhard arrestó a los criminales que estaban arruinando el bosque por la noche.
Además, el oso que vieron se trataba de Teoporon. Al parecer salió a cazar cuando
los cazadores furtivos lo vieron.
❄❄❄
De esa forma, el caso fue cerrado. Los soldados se sorprendieron ante la inesperada
proeza de Ritzhard.
—El Lord puede lograrlo si lo intenta.
—Me pregunto porque normalmente actúa como si no matar ía ni a una mosca.
—Ni idea.
No pensé que Ritzhard podría hacer eso por sí solo, así que yo también estaba
asombrada.
—Su Señoría probablemente sabe cómo controlar su fuerza.
—…
Si en verdad lo sabe, desearía que hiciera lo mismo para protegerse a sí mismo.
Sin embargo, cambié de opinión el día de hoy.
Ese Ritzhard no era un hada suave viviendo en un mundo bonito; sino un Yeti
viviendo en un clima hostil. Sinceramente deseo que esta aldea continúe siendo pacífica,
para que él no tenga la necesidad de levantar la mano.
Esta fue la única vez que lo vi molesto en mi vida.
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CAPÍTULO 50
%
LOS SENTIMIENTOS QUE OCULTO DE TI
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
—¡!
—¿Qué deberíamos jugar?
Sieg dejó caer su cuchillo al suelo.
—¡Eh, Sieg, qué!-
¡¡Mientras charlaba con mi esposa, las aves llegaron!!
Eran cerca de veinte. Luego de comprobar que estaban concentradas comiendo, solté
el lazo que mantenía la trampa arriba.
La trampa cayó capturando a las aves en su interior.
Luego, coloqué las aves atrapadas en bolsas de piel. Después de todo, los mercantes
pagan un precio alto si están vivas. Conseguimos dieciocho en total, el resto escapó.
—Pues, eso es todo.
En el mismo lugar, esparcí más comida y nos fuimos. Las presas capturadas son
transportadas en un trineo con ruedas.
De regreso, caminamos mientras contemplábamos el follaje de otoño. Como estaba
mirando hacia arriba, tomé la dirección equivocada.
—¡Ah!
—¿?
Cuando estaba a punto de disculparme por haber tomado el camino erróneo,
encontré algo precioso allí.
En un sendero de animales, descubrí paraguayos, una fruta con forma aplastada.
Sabía que había de estos árboles en el bosque; pero, era la primera vez que veía la fruta
madura.
Rápidamente trepé al árbol para guardar las bendiciones de la naturaleza en una
bolsa de piel. La fruta en sí era pequeña, pero tenía una forma peculiar como si hubiera
sido presionada desde arriba. Una vez que subí, fui rodeado por el dulce aroma de la
fruta.
El paraguayo no tenía ni un solo rasguño, así que tomé uno.
Por si acaso, lo pelé un poco para probar si tenía veneno… Um, sorprendentemente
era dulce. No sentí ningún entumecimiento en la punta de mi lengua y también
recordaba el sabor. Era un paraguayo sin lugar a dudas. Se trataba de una buena fruta,
así que le lancé uno a Sieg quien estaba mirando hacia arriba. Sieg lo mordió sin pelarlo
siquiera.
—¿Qué tal?
—Delicioso.
- 286 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Por lo visto, vendían paraguayos en su tierra natal y ellos no les quitaban la cáscara.
—Llevemos algunos también para Teoporon y su familia.
—Entendido.
Dejé caer una bolsa llena de paraguayos para nosotros. Luego, Sieg me lanzó una
vacía. Me volví codicioso y pensé que tal vez un mercante podría comprarlos, así que
terminé recolectando tres sacos de paraguayos.
Tras vender las aves y frutas a los mercantes que visitaron la aldea, regresamos a
casa.
De entre las aves que capturamos hoy, solo llevé a casa un pato silvestre. También
llamado como “pato cabeciverde”, dejamos preservar al pato por tres días en un
depósito frío. Después, los bichos en las plumas mueren y sus poros se contraen; así que
resulta más fácil quitarle las plumas.
Tres días después.
Saqué el pato silvestre y lo limpié todo con una tela húmeda. Esto era para
asegurarme que no estuviera resbaloso. Luego, lo sujeté del cuello y le quité las plu mas.
También tuve que extraer las pequeñas plumas de la ingle. Si queda alguna pluma, la
carne no huele bien. Las gruesas plumas de la cola requieren de mucha fuerza para
sacarlas, así que me terminaron doliendo un poco los dedos. El resto de las plumas
cortas se queman. Una vez que terminamos con eso, lo lavé con agua y corté los trozos
chamuscados.
Mientras se enfriaba el cuerpo, le corté la cabeza y las alas. Tenía el buche lleno de
granos y arena, así que abrí el cuello hasta llegar al esófago. Lo destripé con
movimientos cuidadosos y coloqué un trozo de tela limpia adentro. Luego, lo até de las
patas y dejamos al pato colgado para que madure. Si son patos grandes se requieren de
unos cinco días; los pequeños no necesitan madurar.
—Bueno… así es como se procesan los patos.
Ya que el método era similar en las aves, no creí que era necesario explicarle a Sieg;
sin embargo, ya que ella insistió mucho, le enseñé cómo.
—Me pregunto si debería dejar que Sieg cace las aves este año.
A decir verdad, no me gustaba cazar aves. Le dije que tal vez sería mejor para
nosotros actuar por separado esta vez; de esa forma, podría ir a cazar animales de
tamaño mediano.
—Aunque, pensándolo bien, sigue siendo demasiado peligroso. Mejor hagámoslo
juntos.
Sieg estuvo de acuerdo.
- 287 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
❄❄❄
Por la noche.
Nos había llegado una carta del abuelo. Se trataba de una invitación al baile anual.
Desde luego había una para Sieg también. Además, había algo de parte de la familia de
Sieg.
—…
—¡Wow!
Dentro de una caja había un vestido de un azul profundo. Arriba de eso, había gemas
y accesorios para la cabeza, zapatos y adornos que hacían juego con el cabello de Sieg.
—Entonces, se supone que vista esto para el baile.
—Al parecer.
Sieg cerró gentilmente la caja sin sacar el vestido.
—¿No piensas probarte el vestido?
—No, en realidad no…
Mientras miraba al frente, pensando en el futuro, Sieg me contó que antes de venir
aquí su familia la miró con lástima cuando se puso un vestido.
—Qué debería decir…. Pero, de verdad me gustó el vestido azul que te pusiste antes.
—Esa es una opinión personal.
—Eso crees~
—…
Sieg colocó la caja de regalo sobre la mesa y tomó asiento en el sofá junto a la ventana.
Luego, con una mirada profundamente conmovida, murmuró:
—Ya casi ha pasado un año.
Cierto. Ya casi había pasado un año desde que conocí a Sieg. Pasó tan rápido. Creo
que este baile sería una buena oportunidad para que Sieg regresara a su casa.
—¿Estás feliz de regresar a tu casa?
—Bueno, sí. Como su hija, debo mostrarles a mis padres que esto y saludable.
—Ya veo.
Una vez que regrese a su casa, puede que nunca vuelva aquí. Dijo que viviría en estas
tierras remotas; pero, las emociones de las personas nunca son constantes.
Para agradecerle por todo lo que había hecho hasta ahora, me puse en cu clillas frente
a ella y la miré a los ojos.
- 288 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Abrí la boca, pero no me salían las palabras, ya que sentía que estaba despidiéndome
de ella.
Sacudí mi cabeza y me armé de valor.
—…Gracias por venir aquí, Sieglinde. Todavía no termina el año; pero, realmente me
divertí.
Cuando dije eso, Sieg también cambió su expresión. Me mostró una sonrisa
divinamente hermosa.
—Lamento haberte forzado a un estilo de vida inconveniente para ti.
—No, nada de eso. Seguiré contando contigo en el futuro, querido esposo.
—¡!
Gracias a las inesperadas palabras de Sieg, finalmente tuve el valor de contarle los
sentimientos que mantenía ocultos.
—Te amo.
- 289 -
CAPÍTULO 51
%
EL ESPOSO AMADO POR SU ESPOSA, LA AVE DE RAPIÑA
- 290 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
❄❄❄
- 292 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Aunque ahora Sieg y yo teníamos una relación apropiada de marido y mujer, nuestra
vida no cambió mucho.
—Buenos días, Sieglinde.
—Buenos días.
Como siempre, Sieg salió a dar su paseo matutino y estaba moliendo granos de café
antes de que yo despertara. Cuando me envolvía el aroma de los granos de café tostados,
antes de darme cuenta desaparecía mi somnolencia.
Le di su beso matutino a Sieg en la mejilla. Aunque, ya llevaba varios meses haciendo
esto, todavía hacía una expresión incómoda.
—¿No te gusta?
—… No, no me desagrada.
Al escuchar eso, reuní un poco más de valor y la besé en los labios. Estaba sentada y
tenía la mesa delante de ella, así que no pude hacer nada más que eso.
Mientras me escabullía alrededor de ella, llegó el desayuno.
—Saldré para ayudar con la remodelación de la casa.
—Entiendo.
El día de hoy trabajaremos por separado. En cuanto a mí, Emmerich vendrá mañana
así que estaba pensando en ir a ver la casa que le prestaría. Ha pasado un tiempo desde
que le entregué las llaves a Aina; pero, no creo que haya cambiado mucho. Además,
aunque Emmerich logró conseguir unas vacaciones, serán cuatro días de solo ir y venir,
por lo que se quedará solo un día. Un viaje extraño si debo decir.
Para darle la bienvenida, conseguí un par de zapatos y un sombrero hecho de piel de
conejo; así como ropa tradicional que le pedí al artesano que hiciera. También pensé en
obsequiarle una alfombra; pero, tras consultarlo con Sieg decidimos que lo haríamos
luego de saber que le gusta.
Coloqué los regalos envueltos en una bolsa de piel y me dirigí a la casa que se
encontraba a las afueras de la aldea.
La cortina color rojo sangre, la cual fue uno de los motivos para que la llamaran una
casa embrujada, ya no estaba. Fue reemplazada por una cortina azul con un encantador
diseño de flores blancas.
Entré con la llave de repuesto y quedé atónito por el cambio. Primeramente, el
florero sucio con flores marchitas ahora tenía la superficie resplandeciente y flores
frescas. También había una tela cuadrada con un patrón floral debajo del florero. Los
pasillos y cuartos llenos de polvo estaban limpios y habitables.
En el interior de la sala de estar había telas con lindos bordados, sobre la mesa había
telas para la cortina, un mantel y para los colchones de las sillas. La sala de estar
envuelta de azul y blanco parecía pertenecer a una casa de hadas en el bosque.
- 293 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Me sorprendió que todo esto fuera hecho por Aina. En un futuro, Emmerich vivirá
aquí. Él solo.
Cuando me acerqué a los cajones de la habitación principal, descubrí telas para las
cubiertas de las almohadas y para las sábanas, todos bordados bellamente.
En ese punto, me percaté de algo. No se trataba de una casa para hadas. Sino de la
casa de una pareja recién casada.
…Mejor regresemos.
Pretendí no haber visto nada y salí de la habitación. Cuando llegué a la entrada, noté
que el picaporte giró.
El rostro que vi fue uno totalmente inesperado.
—¡¡¿FUISTE TUUUUÚ?!!
—¡¿?!
Creí que sería Aina, pero había un anciano apuntándome con un arma.
Se trataba del abuelo de Aina y el mejor cazador de la aldea. Junto a él, Aina estaba
allí gritando para detenerlo.
…¿C-creo que hay un malentendido?
- 294 -
CAPÍTULO 52
%
INFORME DE ACTIVIDADES
~AINA~
Continúe rescribiendo la carta una y otra vez. «Cuando llegue la primavera podré ver
a Emmerich-san otra vez, así que usaré eso como estímulo para soportarlo». Cambié la
oración final con eso. Luego, coloqué la carta en un sobre y la sellé con cera de vela.
La caja de madera que papá hizo estaba repleta de cartas de ese hombre. Se trataba
de mi cofre del tesoro. Por mucho tiempo, solo había apreciado la caja así que solía no
tener nada.
Guardé la caja en un cajón. En estos momentos, estoy en la casa en la que él estará
viviendo. Ritzhard-oniichan me prestó las llaves y me permitió vivir aquí.
También revisé el mantel de la mesa, las cortinas y los cubre asientos.
Antes de darme cuenta, la habitación se estaba alejando cada vez más a cómo debería
lucir el hogar de un hombre; a pesar de eso, continúe de todos modos pensando que
podía quitarlas si no le gustaban.
Una vez que termino con mi trabajo secreto en las primeras horas de la mañana, voy
a casa y comienzo con mis tareas.
Retiro la nieve del techo antes de que salga el sol, preparo el desayuno, lavo la ropa
con agua fría, limpio la casa, preparo el almuerzo, fabrico artesanías, voy de compras si
no hay suficientes ingredientes y después preparo la cena.
- 295 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Luego de que papá falleciera y mamá enfermara, realizaba las mismas tareas todos
los días. No obstante, en esa rutina diaria, apareció un cambio.
Conocí a Emmerich David. Era un extranjero que no conocía la infamia de la familia
Bergholm.
Nuestra familia era terriblemente odiada. Todo se debía a esa actitud arrogante y
desprecio por los demás. Lleno de desdén, alejando las manos de quienes querían
ayudarnos. Solo nos manteníamos fieles a las enseñanzas del Espíritu, per o eso ganó la
ira de los aldeanos que intentaban abandonar las viejas ideas.
Sin embargo, él se acercó y me habló, sin saber que yo pertenecía a esa familia.
La primera vez que lo vi, pensé que era una persona extraña; sin embargo,
rápidamente descubrí su personalidad gracias a sus cartas.
El soldado Emmerich era, pues, una persona rara. Estaba viviendo en condiciones
difíciles; pese a eso, las cosas que escribía en sus cartas solo eran temas llenos de paz.
Me describía sobre los bocadillos que había tenido ese día, de su perrita, de la flor que
estaba cuidando.
No eran más que cartas así de triviales; sin embargo, antes de que me diera cuenta,
las estaba esperando con ansías. Me percaté de que eran las únicas cosas que decoraban
mi vida de lo contrario infructífera aquí.
Sus frecuentes cartas eran mi única fuente de alegría.
Mientras pasaba el tiempo de esa forma, llegaron noticias dignas de celebración. Él
vendría de visita durante sus vacaciones.
Leí la carta una y otra vez. Estaba tan feliz que decidí llevármela conmigo de regreso
a casa para volver a leerla. Jubilosa, olvidé revisar los alrededores y salí de la casa; no
obstante, de inmediato solté un grito de sorpresa cuando vi que el perro de caza de la
familia estaba allí.
Y sobra decir que mi abuelo salió de entre los arbustos.
—¡¡Tú!! ¡¡Últimamente estabas extrañamente llena de vida, así que este era el
motivo!!
Mi abuelo me tomó del brazo y arrebató la llave de mi mano. Luego, abrió la puerta;
pero, por supuesto, no había nadie adentro.
—¡¿Hay alguien viviendo aquí?!
—¡No, nadie está viviendo aquí todavía!
—¡Deja de mentir!
Afortunadamente, el abuelo no sabía que esta casa era de Ritz-oniichan. Si
permanezco en silencio y soporto todo, esto pasará sin ningún problema.
- 296 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Después de eso, por unos cuantos días, me mantuve callada a las interrogaciones del
abuelo. Me regañaba todos los días y en ocasiones incluso me abofeteaba; pero, yo
también era parte de la familia Bergholm. Como si fuera a contarle todo.
No obstante, el daño se presentó en otros lugares. La condición de mamá, que había
estado mejorando últimamente, de nuevo empeoró debido al humor del abuelo. La
abuela de igual forma, que escuchaba desde su habitación, no abría la boca.
Para ocultar los moretones sobre mi mejilla y bajo mi o jo, trabajaba con una tela
vendada alrededor de mi cabeza. Un niño en la aldea vio mi rostro mientras estaba de
compras; sin embargo, pretendió no haberme visto.
Eso era lo normal. Las únicas personas que hablaban conmigo eran Ritz-oniichan o
Sieglinde-san. A fin de que no me descubrieran estas dos personas amables, terminaré
de comprar rápidamente.
El ambiente en la casa era el peor. El abuelo ni siquiera salía a cazar con tal de
mantenerme vigilada.
Finalmente, un día, tras agotarse su paciencia, el abuelo salió de la casa con una
pistola, diciendo que emboscaría al hombre.
Emmerich llegaría mañana a la aldea. Si él esperaba cerca de la casa, lo descubriría.
Fui tras mi abuelo, que daba zancadas hacia esa casa, y le gritaba que se detuviera; pero,
desde luego, no me escuchó.
El abuelo me dijo que me acercara y abrió la puerta con la llave. Cuando lo hizo, por
coincidencia nos encontramos con la silueta de una persona.
—¡¡¿FUISTE TUUUUÚ?!!
Allí estaban mi enfurecido abuelo y un Ritz-oniichan sorprendido.
—¡Detente, abuelo! ¡El Lord no tiene nada que ver con esto!
—¡Hey, suelta el arma!
Estaba sujetando la culata del arma y con el forcejeo me golpeó en la mejilla, así que
caí al suelo.
—¡Aina!
Sin conmocionarse por el arma que apuntaba hacia él, Ritz-oniichan empujó a un
lado al abuelo y corrió hacia mí.
En ese momento, se escuchó un disparo.
La bala rozó el brazo de Ritz-oniichan y golpeó el suelo.
—¡Ritz-oniichan!
—…Ha pasado un tiempo desde que me llamaste así.
- 297 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
A pesar de que estaba sangrando, tuvo el tiempo para murmurar eso. Estaba siendo
tan despreocupado incluso en una situación tan terrible como esta, así que me quedé
atónita por un rato. Sin embargo, pronto me percaté de que había sido alcanzado por
una bala, por lo que me apresuré y le até un pañuelo sobre la herida para detener el
sangrado.
El abuelo estaba de pie distraído mientras seguía apuntando su arma hacia aquí.
Probablemente no tenía la intención de dispararle realmente a alguien. Tal vez parecía
inexpresivo para los demás, pero, siendo parte de mi familia, podía decir que estaba
conmocionado.
Ritz-oniichan miró mi rostro y frunció el ceño. Luego, recordé que tenía moretones
sobre la cara. Mi abuelo sujetaba una pistola y yo tenía moretones. Lo más seguro es
que dedujera lo que estaba sucediendo a partir de eso.
—¿Puedes escucharme, Bergholm-san?
—…
—Me llevaré a Aina por una noche.
—¡No permitiré que hagas eso!
—Mi esposa se encargara de ella, así que puedes estar tranquilo.
—¡¿?!
En ese momento, mi abuelo descubrió que el Lord se había casado.
Ritz-oniichan le comentó al abuelo que hablarían más al día siguiente, luego me llevó
con él.
Al día siguiente.
Era la mañana del día en que llegaría Emmerich. Pasé la noche en la mansión del Lord
llorando frente a Sieglinde-san.
Tenía moretones sobre mi cara, además de los ojos inflamados por las lágrimas.
—¿Qué debería hacer? Emmerich llegará hoy.
—No llores, se pondrá mejor con una toalla caliente.
—…
Sieglinde-sana se tomó su tiempo para limpiar mi rostro con una toalla caliente y me
puso maquillaje para ocultar los moretones tanto como fuera posible. También me
prestó ropa de la mamá de Ritz-oniichan. La falda estaba un poco corta, pero me dijo
que las jóvenes de hoy en día las usaban hasta la rodilla así que no habría proble ma.
Poco después, un huésped visitó la mansión. Se trataba de Emmerich.
En el momento en que lo vi, me lancé a sus brazos.
- 298 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Pensé que no podría volver a verlo. A pesar de que tenía maquillaje encima, lloré
tanto que mi rostro se volvió un desastre.
Emmerich me abrazó sin decir nada.
❄❄❄
Luego de tranquilizarme, todos nos sentamos juntos y le contamos a Emmerich todo.
—Esta vez, creo que deberías explicarle todo a tu familia.
Ritz-oniichan dijo eso, pero ambos, mi abuelo y abuela, son muy testarudos. N o lo
perdonarían.
—¿Qué quieres hacer, Aina?
—…
No tenía idea. Me estaba engañando a mí misma al solo querer olvidar todo y vivir
felizmente con Emmerich.
Sin embargo, no podría abandonar a mi familia.
—Si me veo obligada a elegir entre Emmerich o mi familia, elegiría a mi familia.
Las enseñanzas del Espíritu, aprecia a tu familia, se encontraban profundamente
arraigadas dentro de mí. No podía aceptarlo si solamente yo sería feliz.
Tras decir eso, volvieron a caer lágrimas por mi mejilla. Traté de secarlas, pensando
que no sería persuasiva a este ritmo; sin embargo, las lágrimas no se detenían.
—Está bien, Aina. Hablemos con ellos. Yo me encargaré de persuadir a tu abuelo.
Ritz-oniichan declaró eso, pero no podía vislumbrar cómo podría ir bien la cha rla.
Unas horas más tarde.
En el sitio donde conversaríamos se encontraba mi abuelo, mamá, qué lucía pálida,
Ritz-oniichan, Sieglinde-san y Emmerich. El abuelo no trajo la pistola con él; así que me
sentí aliviada por eso.
Ritz-oniichan actuó de mediador y le contó al abuelo sobre Emmerich; no obstante,
mi abuelo mantuvo su postura desaprobatoria.
—¡¡Así que fuiste instigada por un forastero!! ¡¡Estás siendo engañada!!
—No se trata de eso, Bergholm-san. Emmerich planea mudarse aquí.
—¡¡Como si un forastero pudiera sobrevivir siquiera en estas tierras!! ¡¡Ahí tienes a
tus padres que se marcharon de la aldea como ejemplo!!
Como lo atacaron en un sitio sensible, Ritz-oniichan se quedó sin palabras.
—¡¡Lárgate!!
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
- 300 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Con la voz de mi mamá como señal, Emmerich salió corriendo de la casa mientras
me cargaba. El abuelo trató de perseguirnos, pero Sieglinde-san lo sujetó. Ritz-oniichan
nos siguió de cerca.
—Ve a mi casa, Emmerich.
—Entendido.
Luego de eso, Ritz-oniichan se apresuró en regresar a mi casa.
Poco después de que huimos a la mansión del Lord, Ritz-oniichan y Sieglinde-san
regresaron.
Cuando nos reunimos en la sala de estar, había noticias sorprendentes .
—¿No te gustaría ir al país de Emmerich, Aina?
—¡¿?!
Frente a mí había un pasaporte y una maleta que mamá preparó.
—Sinceramente, hablé con la mamá de Aina hace tiempo.
—¡¿?!
Al parecer, Ritz-oniichan predijo que podría suceder esto.
—Tal y como has visto, tu abuelo no escuchó, ¿cierto, Aina?
—P-pero.
—¿Tienes miedo de vivir en el extranjero, Aina?
Sieglinde-sana preguntó; pero seguía confundida, así que no pude responder
enseguida.
—No puedo dejar a mi familia atrás.
—No hay problema. Solo confía en tu madre y trata de ir una vez, ¿o me equivoco,
Emmerich?
Emmerich me miró y asintió.
—Yo protegeré a Aina.
—¡!
Finalmente, hice caso al consejo de los adultos y me marché de la aldea.
❄❄❄
La vida en el extranjero, a la que de repente fui lanzada, estaba llena de sorpresas.
En cuanto al idioma, había estado estudiando en secreto con un libro que compré en la
tienda de recuerdos para impresionar a Emmerich, así que no me fue muy mal.
Además, aunque estaba en un país extranjero, mi rutina diaria permaneció igual.
- 301 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Cocinaba, limpiaba y lavaba la ropa. Vivir juntos fue embarazoso, era como una serie
de timidez y reserva; sin embargo, cada día había algo nuevo y divertido.
Luego de que Emmerich se retirara del ejército, nos mudamos al campo. Allí criamos
cabras y un gato que él trajo de la ciudad. Él trabajaba en la oficina del pueblo.
Se trataba de una vida modesta y tranquila, pero lo días llenos de felicidad
continuaron.
Luego de un año y medio de vivir de esa forma, Emmerich me dijo algo.
—Hay que regresar a la aldea, Aina-chan.
—¡!
No entendía. Mis ojos se abrieron de par en par por la sorpresa. Luego, una voz
sorprendentemente triste salió.
—Yo, ¿fue muy difícil?
—¿Eh?
Emmerich siempre decía que mi comida era deliciosa, que mi único trabajo era
limpiar y también me agradecía por hacer las tareas del hogar; así que pensé que era
feliz.
Sin embargo, puede que ese no haya sido el caso. Seguía preocupada por mi familia
en la aldea.
—Está bien.
—La idea es ir dentro de un mes.
—¿Me dejarás de vuelta en mi casa?
—¿Eh?
Emmerich parecía desconcertado.
—¿De qué estás hablando, Aina-chan?
—¡¿Qué quieres decir con «de qué estás hablando»?!
Pensé que me dejaría en la aldea; pero, Emmerich estaba sugiriendo que nos
mudáramos permanentemente en la aldea.
Qué gran malentendido.
—No, ¿hablas en serio? ¿Vivirás conmigo en la aldea?
Emmerich asintió con una sonrisa. De esa forma, regresamos a la aldea.
❄❄❄
- 302 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
- 303 -
CAPÍTULO 53
%
EL ALMUERZO DE MI AMADA ESPOSA
Y LA GRAN COSECHA DE OTOÑO
Otoño era la época para cosechar los vegetales que plantamos a principios de
primavera. Este año, la temperatura fue inestable, así que los cultivos no crecieron muy
bien. Bueno, sucedían cosas cada año, por eso generalmente cosechábamos sin esperar
mucho.
Los tubérculos, que eran relativamente fáciles de recoger, eran cosechados por los
niños. Era encantador ver a los niños jalar las zanahorias y excavar las patatas.
Cuando llegó la hora del almuerzo, todos comían los almuerzos que empacaron en
casa. El día de hoy, Sieg lo preparó por mí. Siempre lo hacía yo mismo, así que me
conmovió. Me pregunto que me habrá preparado Sieg. Abrí la canasta con mi corazón
latiendo.
Lo primer que vi fueron tres patatas enormes. Estaban cocinadas apropiadamente y
fueron sazonadas con sal y hierbas. Aparte de esas, había una larga salchicha a la
parrilla que sobresalía bastante. Las patatas y la salchicha fueron cosas que nos
enviaron la familia de Sieg. Alrededor de los bordes de la canasta también había
pequeñas botellas. Repollos encurtidos. ¿Me pregunto si fueron hechos por Sieg? Pensé
que era novedoso colocar botellas en la caja del almuerzo.
El platillo principal era carne bien frita y crujiente. Además de eso, había pequeñas
rebanadas de limón.
- 304 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Los vegetales maltratados o aquellos que eran pequeños, y por lo tanto no aptos para
vender, también se tenían que recaudar en lugar de impuestos. Me gustaría
compartirlos con todos, pero no tenía otra opción más que traerlos de vuelta a casa.
Este año hubo una mala cosecha de patatas. Para empezar nunca habían sido muy
grandes, pero esta vez solo crecieron del tamaño de un anillo hecho al unir el dedo
pulgar y el índice juntos. Había dos sacos de patatas que no se podían vender a los
mercantes.
❄❄❄
—Bienvenido.
—Ya regresé~.
—No hay problema, así que entra tú. Debes estar cansado.
—¿En serio?
¡Prefiero ir luego de Sieg! Pero si digo eso podría ser tratado como un pervertido, así
que opté por recibir su hospitalidad.
Limpié el sudor y barro de mi cuerpo, luego me dirigí a la sala de estar en un estado
pulcro. Mientras descansaba en la silla, Miruporon sirvió jugo de limón con miel.
—Gracias~.
Como de costumbre, Miruporon golpeó su pecho y después desapareció. Antes de
darme cuenta, me estaba despidiendo de una espalda más ancha que la mía.
Mientras me preguntaba que debería hacer sobre la pila de vegetales que recibí, Sieg
salió del baño.
- 305 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
—Entendido.
- 306 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Las patatas en el gratinado todavía tenían cáscara y como estaban recién cosechadas
poseían un sabor cálido y dulce. El queso que estaba en las hendiduras también estaba
tostados y sabroso.
La cena con los platillos rebosantes con las bendiciones de otoño fue grandiosa.
—Juguemos, Sieg~.
Hoy estaba muy cansado, así que solo quería hacer algo sencillo. Por eso, saqué las
cartas. Jugamos un juego donde volteábamos las cartas para recoger los pares de
números. Tanto Sieg como yo recordábamos las cartas, así que se convirtió en un juego
por ver quien las conseguía primero.
Cuando jugábamos, siempre era después de establecer un castigo para el perdedor.
Lavar los trastes, limpiar el piso, hornear, ese tipo de cosas.
—Veamos~.
—No, probablemente será doloroso ver a una mujer de treinta con dos coletas.
—…
Mientras charlábamos, deseé ver a Sieg con dos coletas, así que me subí las mangas
y me esforcé en el juego.
El resultado.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
—Uwa, perdí.
—No, se ve bien.
Es imposible que me vea bien, murmuré y escondí mi rostro con ambas manos
avergonzado.
❄❄❄
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CAPÍTULO 54
%
INSACIABLE
—Despierta, Ritzhard.
—……U~n.
—¡Hey, despierta!
—……Sí~.
Por la mañana Sieg me sacudió con fuerza y me despertó. No, seguía medio dormido.
—S-Sieg, sacúdeme un poco más suave~.
Dije mientras ella me sacudía con mucha violencia.
—Me levantaré pronto~………. Mejor dicho, pensé que estaría despierto antes de que
regresaras de tu paseo matutino~.
—¡Ya es muy tarde para eso!
—¿Eh?
Cuando medio abrí los ojos, vi dos suaves montículos formando una linda curva en
un rincón de mi vista. Solo para estar seguro, extendí una mano para comprobar la
suavidad; sin embargo, justo antes de que pudiera tocarlos, Sieg sujetó mi muñeca con
brusquedad y la regresó a su posición original.
—¡Qué crees que estás haciendo tan temprano en la mañana!
—Pues, estaban allí.
—…
Como estaba acostado boca abajo, Sieg me ayudó a levantarme, estando desnuda.
Generalmente estaría somnoliento incluso después de un buen rato; pero, al ver la
figura sensual de mi esposa, me desperté por completo.
—Qué linda vista…
—Entonces, levántate de una vez.
Cuando volví en mí, noté que ya había luz afuera. Siempre despierto antes del
amanecer; entonces, eso quiere decir que dormí bastante hoy.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
…Al final, cuando salimos a la sala de estar, ya era por la tarde; pero, estoy muy
agradecido que tanto Ruruporon como Miruporon actuaran normal.
Los dos reflexionamos que algo como eso no debería volver a pasar.
❄❄❄
Todavía teníamos trabajo que hacer por hoy.
Sacamos a los perros y fuimos al bosque, el cual ahora tenía una fina capa de nieve.
Cuando soplé el silbato y le ordené a los perros, salieron corriendo con mucha energía.
Sieg y yo nos apoyamos entre nosotros bajo la sombra y esperamos a que los perros
encontraran una presa.
Luego de un rato, se pudo escuchar a los perros ladrar. Sieg y yo nos dividimos para
cazar a la presa.
Los perros persiguieron dos liebres. Yo le disparé al primero, luego Sieg dispar ó al
siguiente.
Cazamos liebres polares de un blanco puro.
—Estas son buenas liebres.
—Tal vez deberíamos hacer brochetas a la parrilla.
—Suena bien.
Aun así, necesitaban reposar, por lo que será dentro de un par de días.
—Terminemos por hoy.
Cuando miré a Sieg, se estaba colocando la pistola sobre su hombro mientras decía
«Entendido». Dentro de la bolsa había faisanes y liebres. Cuando regresamos,
guardamos los faisanes en el depósito de hielo y las liebres las dejamos reposar en la
cabaña con un poco de hielo en sus estómagos. Como los animales que cazamos hace un
par de días ya estaban listos, sugerí que cenáramos eso el día de hoy cuando llegamos
a casa.
De esa forma, nuestra vida de caza en el país de la nieve continúo.
- 311 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Volumen 01
La Vida en el País de la Nieve del Noble del Norte
y su Esposa, la Ave de Rapiña.
FIN
- 312 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
- 313 -
CAPÍTULO EXTRA 01
%
INFORME DE ACTIVIDADES
~TEOPORON~
Durante toda nuestra vida no podíamos alejarnos de los horizontes infinitos que
representan las llanuras.
El verde fértil era prácticamente inexistente. Nuestra fuente de alimento se basaba
en los grandes bisontes que merodeaban las tierras. Montábamos nuestros caballos y
los perseguíamos hasta los acantilados para cazarlos.
Todos los días rezábamos por paz a los antiguos espíritus.
En nuestra aldea se vivía en tiendas hechas de madera y piel de bisonte. Teníamos
un estilo de vida nómada, solo protegiendo a nuestras ovejas y moviéndonos una vez
que la comida de ese lugar se agotara.
Cuando nos encontrábamos con otras tribus mientras nos trasladábamos, a veces
luchábamos con nuestros tesoros, las ovejas o los caballos, en juego.
Una aldea poseía alrededor de veinte familias. Allí, el Cacique, un “Gran Rey”
gobernaba el lugar. El “Gran Rey” tenía más de cien ovejas y cerca de veinte esposas.
Por culpa de los invasores que cazaban nuestra fuente principal de alimento, los
bisontes, éstos comenzaron a reducir sus números. Por eso, no había suficiente
alimento y en ocasiones teníamos que matar a nuestros tesoros, las ovejas.
Vivíamos en esa clase de medio ambiente.
Durante la mayor parte del año un viento frío y fuerte barría las tierras, además la
temporada de frío era breve. Algunos no podían sobrevivir el duro e stilo de vida
nómada; sin embargo, incluso en esos momentos, como una familia, nos apoyábamos
entre nosotros y subsistíamos.
No heredé mucho de mis padres y llevé una vida modesta; pero, pasaba todos los
días rodeado por mi amable esposa y mi linda hija.
Así fue hasta que un incidente sucedió. El Cacique demandó que le entregara a mi
esposa.
Mi esposa me aconsejó que me rindiera; después de todo, las órdenes del Gran Rey
eran absolutas. Incluso me propuso darme docenas de ovejas a cambio.
- 314 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Si tuviera tantos tesoros, podría criar a mi hija sin muchas preocupaciones y cuando
se casara podría irse con muchas ovejas.
Aun así, un futuro como ese no podía suceder. Sentí que solamente podía ser
extremadamente feliz en mi vida si estaba junto a mi esposa e hija.
Esa noche, le dije a mi esposa que nos marcharíamos. Ella estuvo de acuerdo con los
ojos llorosos, debe haber estado sufriendo y sintiéndose ansiosa. Me arrepentí de no
haber tomado esa decisión antes.
Cuando se lo mencioné a mis parientes, ellos me condenaron, argumentando que
salir corriendo era algo que un cobarde haría.
Que no tenía el derecho de ser llamado un orgulloso guerrero.
Sin embargo, incluso si eso significaba que podía estar con mi familia, no me sentí
avergonzado de que me llamaran un cobarde.
Consideré pelear contra el Rey; pero, si ganaba, su gran cantidad de tesoros y sus
veinte mujeres serían mías. Yo no quería eso. Y si perdía, mi hija tenía que trabajar como
la esclava de alguien más por el resto de su vida. Desde luego, la derrota significaría la
muerte, así que sería incapaz de ayudarla.
Marcharse era la mejor opción. Mi orgullo como guerrero no importaba.
Me llevé solo siete ovejas, más de esas solo me estorbarían. Luego, cargué mi
equipaje sobre el caballo e hice que mi esposa e hija lo cabalgaran. Yo jalaría las riendas
desde el frente.
Por último, rompí mi lanza, el símbolo de un guerrero. Ya no era más un guerrero.
Solo un hombre sencillo que apreciaba mucho a su familia.
De esa forma, nuestro largo viaje inició.
Vivía a base de la naturaleza. Cazaba animales con un cuchillo y pescaba cuando
llegaba a las riberas de los ríos.
No obstante, no pude cazar bien desde el principio. Tuve que recapacitar por
volverme arrogante cuando solo cazaba ganado grande.
En un inicio, ni siquiera podía atrapar a un pequeño conejo, así que mi familia tuvo
que pasar hambre algunos días. Sin embargo, mi esposa hizo un poco de sopa con algo
de carne seca, gracias a eso pudimos soportarlo.
El viaje sin fin prosiguió.
Después, ya que teníamos que cruzar las montañas, vendí el caballo en una aldea.
Ahora que no teníamos un caballo, estuvimos deambulando de verdad.
La tormenta de nieve siguió azotando. Pasamos las noches en oscuras y frías cuevas.
Pero, junto a mi esposa e hija, de alguna forma perseveré.
- 315 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Poco tiempo después, fui capaz de rastrear el movimiento de los animales salvajes.
Comprendí cuando se movían y cómo corrían. Una vez que entendí eso, no fue tan difícil
cazar.
Fui muy feliz de que pudiera llenar los estómagos de mi esposa e hija con carne.
Un día conocimos a cierta mujer extranjera. Ella estaba usando ropas que no
pertenecían a estas zonas.
Esa persona parecía estar pidiendo ayuda. No pude entender sus palabras, pero eso
fue lo que sentí.
Cuando la seguí, había un hombre sentado bajo la sombra de un árbol. Cuando lo vi
con más atención, estaba inconsciente y temblaba con el rostro pálido.
—……Rest easy. This is not a mortal disease.
(……Puedes estar tranquila. No es una enfermedad mortal).
—¡¿?!
Cuando negué con la cabeza, el rostro de la mujer se convirtió en una expresión de
desesperanza. Al parecer, mi mensaje no fue transmitido. Miré a mi esposa y le pedí que
tranquilizara a la mujer.
Lo que agotó la energía del hombre fue la altura de la montaña. Este lugar parecía
una colina con una pendiente suave; sin embargo, el oxígeno disminuía conforme uno
se adentraba más y más. Este tipo de paisaje es común por estas partes y ha provocado
que muchas personas, como ese hombre, sufran de falta de oxígeno.
Afortunadamente, estamos en el punto más alto; así que solo tenemos que esperar
hasta que sus síntomas cedan y luego bajarlo.
En cuanto su condición mejoró, lo cargué en mi espalda y descendimos la montaña.
Estaba un poco inseguro ya que no podía sujetar apropiadamente mi cuchillo; aun así,
mi esposa caminó al frente y estuvo alerta. Mi hija y la mujer extranjera también nos
seguían bien de cerca detrás de nosotros.
Luego de bajar, la conciencia del hombre regresó y su salud mejoró.
Después de eso, comenzamos a viajar con esa pareja.
El hombre poseía una buena educación y rápidamente comprendió nuestro idioma,
por lo que fue capaz de comunicarse con nosotros.
Se trataba de una pareja que viajaba desde un país nevado muy lejano. Teníamos
situaciones similares, de modo que encontramos espíritus afines entre nosotros.
Aunque, la diferencia era que su viaje sí tenía fin. Ellos tenían un hogar al cual regresar.
—Ah~ I see~
(Ah~ Ya veo~).
- 316 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
- 317 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Una noche encontré una enorme bestia que nunca había visto antes. Se trataba de
una criatura misteriosa que caminaba en cuatro patas, tenía pelaje marrón, orejas
redondas, pero afilados dientes y garras.
Luego de una larga pelea, de alguna forma conseguí salir victorioso.
Cuando regresé, el Cacique estaba boquiabierto. A lo mejor se debió a que estaba
cubierto de sangre. Aunque la mayoría de ella era de la bestia. Una vez que se dio cuenta
de eso, el Cacique lució tremendamente aliviado. Después, puso una expresión como si
hubiera tenido una idea y se fue hacia algún lado.
Al cabo de un rato, regresó con una lanza en su mano.
—Oye, sé que Teoporon es fuerte; pero, usa esto a partir de ahora.
—…
El Cacique dijo algo y extendió la lanza hacia mí.
Me deshice de mi orgullo como guerrero cuando abandoné la tribu. Así que no podía
aceptarla.
Como rechacé la lanza, el Cacique parecía preocupado.
Luego intentó comunicarme algo con gestos, como de costumbre.
Primero me apuntó a mí, luego flexionó sus músculos y asintió un par de ve ces. Me
pregunto si quiere decir que aprueba mis habilidades de caza.
Luego, me mostró su dedo índice, que significa esposa, y su dedo medio, que significa
hija, enseguida apretó el puño. Finalmente se golpeó su pecho con el puño.
—So, are you trying to tell me to protect my family?
(Entonces, ¿tratas de decirme que proteja a mi familia?)
El Cacique sonrió y extendió la lanza hacia mí nuevamente.
Fuerza para proteger a mi familia. Y fuerza para proteger a este amable joven.
Me está diciendo que use esa fuerza para ayudar.
En un instante me sentí decidido y acepté la lanza.
—Yes. Now, I acknowledge my master as the ‘great king’ and I shall set forth as a
warrior with my spear!
(Sí. ¡Ahora, reconozco a mi maestro como el “Gran Rey” y actuaré como un guerrero
con mi lanza!)
Con sentimientos de gratitud me di un golpe en el pecho, puse una rodilla en el piso
y recibí la lanza.
Aquí, en estas nuevas tierras, me convertí nuevamente en un guerrero sirviendo a
un nuevo rey.
- 318 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Aunque se dice que estas tierras son un lugar duro y remoto, para nosotros son un
paraíso.
Con mi esposa y mi hija continuamos viviendo con el Gran Rey.
Unos cuantos años después de eso, el Rey consiguió una esposa fuerte y valiente,
también se vio rodeado por muchos hijos; pero, esa es una historia para otra ocasión.
- 319 -
CAPÍTULO EXTRA 02
%
INFORME DE ACTIVIDADES
~MIRUPORON~
Nuestra familia vivía en una aldea donde nieve blanca y fría cae desde el cielo.
Mi rutina diaria de trabajo era proporcionar un entorno cómodo para el “Gran Rey”.
Mi padre se encargaba de las presas que el Rey capturaba y realizaba el mantenimiento
de las herramientas, mientras que mi madre cocinaba. Yo me encargaba de los animales
y de cortar la leña. Las tareas domésticas las dividíamos entre mi madre y yo.
En mis días libres, acostumbraba salir a cazar. Papá me ensenó como usar el arco.
Hoy atrapé a un conejo. Sabe bien cuando se hacen brochetas y se co cina. Como había
olvidado traer mi bolsa de piel, lo cargué por el cuello.
Caminé cuidadosamente por el camino congelado; mientras los transeúntes
pretendían no haberme visto. Esto era lo normal, así que no me importó en lo más
mínimo.
Según mamá, al parecer a las personas de esta aldea les desagradan los extranjeros.
La vieja tierra natal de mis padres también era una sociedad cerrada que no recibía a
los forasteros. Probablemente se trataba de la misma cosa.
No obstante, el “Gran Rey” y su Reina eran diferentes. Ellos nos saludaban con una
suave sonrisa todos los días.
Aun así, había excepciones en la aldea.
—¡Hey, gigantona, ¿solo uno hoy?!
Este hombre, del que ni siquiera sabía su nombre, me hablaba cada día. Tenía cabello
blanco que resplandecía como la nieve, ojos de un azul claro y una tez de un blanco
puro. A lo lejos no podía distinguirlo de los otros aldeanos. No obstante, su expresión
desdeñosa, su tono de voz malintencionado y sus ojos que señalaban como si
demostraran su naturaleza perversa, me decían que se trataba de él.
Era una cabeza más corta que yo, así que terminé mirándolo desde arriba. Se puso
rojo y me gritó.
—¡¡Solo eres innecesariamente alta porque comes osos!! ¡¡Mírame bien, seré mucho
más alto que tú en el futuro!!
Una vez más me gritó con una actitud altanera y se fue apresuradamente.
- 320 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Regresé a casa y preparé la cena. Ya que la carne de los animales recién cazados era
dura y difícil de comer, hice sopa y un platillo a la parrilla con la carne del oso que papá
atrapó.
La carne de oso poseía un fuerte aroma. Por lo tanto, teníamos que usar hierbas en
polvo para deshacernos del olor.
Luego del ocaso, mis padres regresaban. Los tres comíamos juntos, tomábamos un
baño y después dormíamos.
También llevaba una vida similar los días que trabajaba.
Al menos así era, pero surgió un cambio cuando conocí a una chica.
—Oye, tú.
—¿?
Una chica de baja estatura, desde mi perspectiva, me dirigió la palabra. No obstante,
ella era bastante alta para una chica de la aldea. No poseía ningún o tro rasgo en especial
y tenía el usual cabello blanco y ojos azules.
—Tú eres la persona que trabaja en la casa del Lord, ¿cierto?
—¿?
—¡¿No me digas que todavía no conoces el idioma?!
La chica me dijo algo; pero, no pude entender nada.
—¡¡Ven aquí!!
—¿?
Me llevó a una casa pequeña. Acercó una silla e hizo un gesto de que tomara asiento.
—Soy Aina.
—¿?
—¡Aina! ¡Nombre!
—¿Aina?
—¡Sí!
Ella se apuntó a sí misma y dijo: Aina. Puede que «Aina» sea su nombre. De manera
similar me apunté a mí y declaré:
—Miruporon.
—Umm, así que te llamas Miruporon.
—¿?...
—Oye, Miruporon. Estas tratando de aprender el idioma de aquí, ¿cierto?
- 321 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
—¿?
A partir de ese día, mi intercambio con «Aina» comenzó.
❄❄❄
Aina aparecía sigilosamente y me arrastraba hasta su casa. Par a mi sorpresa, me
estaba enseñando el idioma de la aldea.
—Oye, ¿qué harás de cenar?
—……Carne.
—¿Uh? ¡Sé más específica!
—¿?
Aprendí muchas palabras luego de un tiempo; aunque, todavía no podía conversar
bien. Cuando Aina parloteaba sin parar, se volvía imposible adquirir las palabras.
No le mencioné al Rey ni a la Reina que estaba aprendiendo el idioma. Deseaba
sorprenderlos.
—Gracias, Miruporon. Eres de gran ayuda.
—¡!
Ahora que podía entender sus palabras, comprendí que el “Gran Rey” era una
persona afectuosa y amable, tal y como sugería su apariencia.
—Ya es tarde, Miruporon, así que puedes regresar a casa.
También comprendí las atentas consideraciones de la Reina.
Como ahora podía entender el idioma, el número de veces que me sentía conmovida
por la palabra «gracias» continuaron en aumento.
Quería decir «gracias» pronto. Sin embargo, me avergonzaba mi pobre
pronunciación hasta el momento.
Comencé a visitar más la aldea para encontrarme con Aina.
—¡Hey, gigantona, porqué das saltitos felizmente!
—…….
Entender el idioma no era totalmente agradable. Ahora también comprendía las
duras palabras que el hombre me decía.
—¿Estas esperando que algún hombre coquetee contigo o qué? Bueno, después de
todo, ahora estamos en la temporada turística.
—…
—¡Desafortunadamente nadie quiere a una mujer tan grande como tú!
- 322 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
—…
Sabía muy bien que era inferior en comparación a otras mujeres. Todas las mujeres
en la aldea eran pequeñas y encantadoras. Siempre estaban sonriendo y verlas hacía
que tu corazón se tranquilizara. Los hombres tomaban a mujeres así como esposas.
Esperé a que ese hombre se fuera mientras sujetaba el dobladillo de mi falda. Aina
había hecho la falda que estaba usando de un colorido azul. Probablemente no se veía
bien en mí, pues no tenía tez blanca. Me sentí triste y fea, a un nivel más alto.
—¡Hey, ¿estás escuchando?!
—¡!
Me sobresalté cuando de repente sujetó mis hombros. Luego, me percaté de algo.
Que mis ojos estaban a la misma altura que los del hombre.
—¡Ah!
—¡¿Eh?!
Ya que de repente hablé en voz alta, los ojos del hombre se abrieron de par en par.
Ahora que lo pienso, puede que sea la primera vez que hablo frente a él.
—¡Qué fue eso, me asustaste porque de repente hablaste!
—Tú, altura, crecerá.
—¡¿Uh?!
—Alto, crecer.
—¡!
El hombre dio un par de pasos hacia atrás.
Han pasado unos cuantos años desde que lo conocí y su primera reacción fue muy
estimulante. También tenía un poco de frustración acumulada por haberme gritado.
—¿Por qué, tú, venir, hablar, yo?
—¡C-cierra el pico!
—Motivo, dime.
—¡Algo como eso, no es importante!
—Voz, alta, no.
—¡Eres tú quién está hablando en voz alta!
—No, tú. Miruporon.
—¡!
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
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CAPÍTULO EXTRA 03
%
LO QUE LUCA VIO
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CAPÍTULO EXTRA 04
%
LOS AÑOS SOLITARIOS DE RITZHARD
~PARTE 01~
El abuelo falleció.
Murió durante la temporada en que el sol no se pone, cuando el bosque brillaba más
que nunca, su época favorita.
El abuelo me enseñó cómo hacer artesanías tradicionales, cómo cazar, cómo
procesar animales y me instruyó en todo lo necesario para ser un Lord. Dijo que no
tenía arrepentimientos y, después, se fue de este mundo.
De verdad creo que dio lo mejor de sí durante mucho tiempo. Lo enterré junto a la
abuela, para que pudiera descansar en paz.
Luego de eso, todos los días fue una lucha. Aunque había actuado como un sustituto
cuando el abuelo cayó enfermo, eso no significaba que podía hacer todo a la perfección.
Después de que el trabajo me persiguiera unos meses, mis padres me llamaron. El mal
presentimiento que sentí fue acertado.
Papá dijo esto:
—Hace un poco de frío, así que me iré de viaje a un lugar más cálido.
No me sorprendió. Papá siempre había querido explorar el mundo desde hace mucho
tiempo. Finalmente se había librado del abuelo que no le permitía embarcarse en un
viaje donde dejaría atrás a su familia.
Aun así, lo que sí me sorprendió fue lo que mamá declaró a continuación:
—Me preocupa papá, así que mamá también irá con él.
Oh, no; será doblemente destructivo con ellos dos. ¿Cómo debería describir a mis
padres? Distantes o ajenos a este mundo.
No obstante, creí que para mis padres un ambiente más relajante era mejor que esta
aldea fría y sombría; así que no los detuve.
Papá se preparó para el viaje cuidadosamente, tomándose su tiempo. Mientras tanto,
mamá hizo otro tipo de preparaciones, como arreglar una sirvienta para la mansión.
De ese modo, llegó el día de su partida.
- 327 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
❄❄❄
Era mi primer año como el Lord y la primera cosa que deseaba hacer era regresar la
piedra del Espíritu Siedi, que el abuelo quitó, de regreso a la plaza de la aldea.
Sin embargo, la piedra era bastante grande, así que no podía cargarla yo s olo.
Consideré pedir la ayuda de alguien más, pero en esta época todos los aldeanos se
encontraban desesperados preparándose para las noches polares, por eso no podía
hablar con ellos.
Además, yo también estaba ocupado por el mismo motivo. Mamá hizo un po co de
comida preservada en botellas y dejó algo de carne conservándose en la nieve. Ya que
la sirvienta no vendrá durante las noches polares; tendré que depender de lo que
preparó mamá.
Después, una vez que llegamos a la época en la que el sol permanecía arriba menos
tiempo, fui por la aldea y revisé si todos tenían lo suficiente.
- 328 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Bueno, más o menos lo esperaba, pero las personas eran frías conmigo. Debido a las
reformas de mi abuelo, mi familia era odiada por los aldeanos. También estaba el tema
de que poseía sangre extranjera en mis venas. De cualquier modo, el sol se estaba
ocultando, así que terminé con eso por el día de hoy.
De regreso, mientras caminaba la calle llena de nieve, escuché un grito agudo de un
pollo detrás de mí. Cuando me giré, vi a un pollo huyendo desesperadamente.
También había una niña persiguiéndolo desesperadamente.
—¡¡D-detente!! ¡¡Te dije que, te detuvieras!!
—…
Solo pensando en la distancia más corta, el pollo corrió directamente hacia aquí.
Trató de pasar entre mis piernas; así que, cuando se acercó, lo atrapé por sus alas.
—¿Te encuentras bien, Aina?
—…
La niña respiraba rápidamente, sus hombros iban de arriba abajo.
—Oye, esto es, ¿la cena?
En la aldea, la gente se comía a los pollos antes de que hiciera demasiado frío p ara
criarlos en el exterior. Justo durante el invierno, los cacareos de los pollos desaparecían
de la aldea. El pollo que atrapé todavía tenía mucha energía y la niña parecía un poco
asustada.
—¿Acaso, escapó?
—…¡Policías y ladrones! Estábamos jugando a eso.
—Ya veo.
—…
Cuando coloqué al pollo en la bolsa que Aina traía en su mano, lucía un poco tensa
porque el pollo seguía saltando por todos lados.
—¿Te encuentras bien? ¿Quién lo va a matar?
—…
Aina actualmente tenía seis años. En esa edad, los niños comenzaban a ayudar
matando animales pequeños. Sus ojos se desviaron cuando pregunté; así que, tal vez le
ordenaron que matara al pollo.
—¿Quieres que lo hagamos juntos?
—¡¿Eh, en serio?!
—Seguro.
- 329 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
De esta forma, ayudé a matar al pollo y regresé cuando estaba totalmente oscuro.
Y por primera vez, recibí a Kaamos solo. Apenas el año pasado estábamos todos
reunidos en una habitación, fabricando artesanías tradicionales, cantando yoiks y
pasando los días oscuros felizmente.
No obstante, pasar las noches polares solo fue muy deprimente. También le había
dicho a la sirvienta que no viniera durante las mismas. Así que tenía que cocinar por mi
propia cuenta.
Los panes se encontraban enterrados en masa en la nieve. Así que comencé a cocinar
al excavar los panes de la nieve.
Era la primera vez que cocinaba. Mamá se encargaba de toda las comidas e incluso
cuando me asignaba tareas, solo eran cosas sencillas como cortar finamente los
ingredientes.
El día de hoy estaba haciendo sopa con carne de reno y tubérculos. Coloqué una olla
con agua sobre la chimenea-estufa y coloqué los ingredientes que corté allí. Recordando
lo que mamá hacía, también puse algunas especias del estante.
—¿?...
Por alguna extraña razón, una sopa pegajosa fue creada. Mientras me preguntaba
qué paso, serví un poco en un tazón de madera.
En cuanto al pan, lo envolví en papel y lo calenté con el vapor sobre la olla.
Pan caliente y sopa hirviendo. Me elogié a mí mismo de que podía hacerlo si me
aplicaba.
Tras dar una oración, agradeciendo las bendiciones de la naturaleza, tomé una
cucharada de sopa.
………..Um, ¡¡asqueroso!!
Mi primera sopa fue desafortunadamente no tan deliciosa como había esperado.
Vertí mi pasión y energía en mejorar mi cocina durante mis primeras noches polares.
Cuando las noches polares terminaron, me encontré con la sorprendente situación
de que mis padres regresaron. Solo habían venido de visita y a dejar una familia de una
raza marcial de algún lado, me contaron brevemente las circunstancias y luego se
volvieron a marchar.
—H-hola.
—…
—…
—…
- 330 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
- 331 -
CAPÍTULO EXTRA 05
%
LOS AÑOS SOLITARIOS DE RITZHARD
~PARTE 02~
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
- 334 -
La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
—Lo mejor que puedes hacer es tomar ventaja de tu rostro que se parece al de tu
madre.
—…Sí, señor.
Nunca pensé profundamente al respecto, pero de acuerdo a mi abuelo, por lo visto
soy apuesto. Todas las personas de las tierras remotas son así, por eso nunca tuve esa
opinión. Aprovecharé esto como algo reservado solo para las zonas restringidas.
El abuelo me presentó a una dama de una casa prestigiosa.
—…Entonces, tenemos estas noches polares donde el sol no sale por dos meses.
—…
Por algún motivo, fui rechazado ese día.
—Por supuesto. ¡Qué clase de mujer quisiera casarse con un noble pobre en el ártico!
—…
El abuelo dijo que aceptara en silencio los resultados. ¿De verdad estaba eso bien?
Ladee la cabeza. Ese año, mi búsqueda por una esposa terminó allí.
Fui de nueva cuenta al extranjero en el quinto año. La cuarta ocasión de las noches
polares fue realmente terrible, bastante deprimente. Así que seguí las órdenes de mi
abuelo de traer de regreso a una mujer que ya hubiera aceptado el matrimonio.
Bueno, cualquiera podría adivinar lo que sucedería si una mujer de repente fuera
llevada a una aldea auto-suficiente.
Poco tiempo después, recibí el infame apodo «El Yeti de las fronteras».
❄❄❄
—…Pues, fui esa clase de escoria.
—…
Conforme le contaba a Sieg sobre los últimos diez años como Lord, por alguna razón
estaba, en cierto modo, confesando mis pecados.
Las largas noches polares provocaban que las personas se deprimieran.
Probablemente se debía a que no salía el sol. Aunque me había quedado sin opciones;
en retrospectiva, de verdad fue algo que no debí haber hecho como persona.
Ahora, lo comprendía. La soledad conducía a la locura.
No obstante, como sentí que no debía de cometer los mismos errores, le conté todo
sobre la aldea a Sieg. Pese a eso, mi explicación en aquel entonces puede que haya sido
muy desordenada, es increíble que ella aceptara un matrimonio tan disparatado, a una
persona tan tramposa.
- 335 -
Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
Aun así, Sieg estaba aquí. Dijo que sería mi esposa. Esta era una historia milagrosa,
ni más ni menos.
—No lo sabía —murmuró de repente Sieg.
Debe haberse sentido incomoda. Estaba hablando sobre encontrar una mujer al azar
para casarme.
—Debí habértelo dicho antes, verdad. Eh, lo siento.
—Así es. ¿Por qué no me lo dijiste antes?
—…
Sentí que mi corazón se oprimió con sus palabras de reproche.
—Siento muchísimo haber sido insincero.
—¿Insincero? ¿De qué hablas?
—¿Eh?
—Quise decir que me hubiera gustado que me contaras antes tu historia de que te
deprimías durante las noches polares.
—¡¿?!
Sieg comentó que la historia sobre las mujeres no era interesante, también mencionó
que no le preocupaba mucho.
—Yo también me aproveché de este matrimonio. No estoy en posición de criticarte.
—Pero, Sieglinde-
—Ya dije que no te preocuparas… Aunque, pensar que fuiste acorralado a tal grado,
debí haberme convertido en tu verdadera esposa más pronto.
—Sí. Gracias.
—No tenía confianza como mujer. Creí que Ritz podría arrepentirse de haberme
elegido como pareja, por eso pensé que no debería aceptarlo tan rápido.
La verdad fue finalmente revelada.
Sin embargo, puede que eso haya sido algo bueno. Mientras pasaba tiempo con Sieg,
creo que lentamente me recuperé a mí mismo. Por fin era capaz de decirle adiós a mi
yo deprimido con el que había estado luchando por toda una década.
—Por eso, sabes, no te degrades a ti mismo.
—…
—Yo sé que Ritz es una persona sincera.
Aun así, los errores que cometí ayer no desaparecerán. Tengo que reflexionar al
respecto.
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
Tal vez para cambiar el ambiente sombrío, Sieg sonrió brevemente y puso una
expresión seria mientras declaraba.
—Cuando era niña leí cierto cuento de hadas.
—¿?
Por algún motivo, de repente comenzó a hablar sobre un cuento de hadas.
—El Hada de la Nieve de la Felicidad.
Hace mucho tiempo, en una tierra muy, muy lejana, había una aldea donde caía nieve
todo el año.
Pero no era una aldea común y corriente, pues allí vivía un hada.
El hada vivía junto con los aldeanos desde hace mucho tiempo.
Cuando había tormentas de nieve que impedían salir a los aldeanos, el hada repartía
comida entre los aldeanos.
La felicidad de los aldeanos era la felicidad del hada.
Un día, la ventisca no paró durante días.
Los aldeanos desearon al hada de la nieve que la luz del sol brillara sobre la aldea.
El hada de la nieve trajo fuertes rayos de sol para conceder los deseos de los aldeanos.
El sol derritió toda la nieve en la aldea y los aldeanos se regocijaron con su primera
primavera.
Realizaron un festival que duró tres días; pero, en el tercer día, los aldeanos notaron
algo.
—¿Dónde está el hada de la nieve?
Los aldeanos buscaron sin cesar, pero no pudieron encontrar al hada de la nieve.
La aldea se entristeció, entonces, algo sucedió.
Un día, los aldeanos encontraron las ropas que el hada de la nieve usaba.
Se trataba de algo que una mujer de la aldea había hecho. Eran pequeñas, hechas
solamente para el hada de la nieve.
En ese momento, los aldeanos se dieron cuenta.
El hada de la nieve desapareció junto con la nieve.
La aldea festiva se sumió en un silencio.
No podían recuperar algo que ya se había perdido.
El hada de la nieve ya se había ido, no podían desear que regresara.
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Volumen 01 Emoto Mashimesa / Akaneko
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La vida temporal en el País de la Nieve del Noble del Norte y su Esposa, la ave de rapiña
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D.D.
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TRADUCCIÓN AL INGLÉS
Kudarajin
TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL
Clixea
EDICIÓN
Clixea