03/2022

Willow Point

Libro 3

Under the Wolf's Protection

Lynn Hagen

03/2022
 Agradecimientos

Esta traducción está hecha sin fines de lucro, es un trabajo de fans para fans con el fin de
compartir una buena lectura. Todo el crédito a los autores originales y no olviden comprar
sus libros en sus plataformas para demostrar su agradecimiento por su arduo trabajo.

¡Disfruten de la lectura!

Traducción
Santuario

Corrección
Cristina

Epuberización
Marapubs

03/2022
 Sinopsis

Todo lo que Triff quiere es una vida tranquila. Huyó de su ciudad natal después de
lidiar con un diputado corrupto, y ahora se instaló en Willow Point. Las cosas van
mejorando hasta que es testigo de un asesinato en el callejón fuera de su trabajo. Ahora
el asesino lo persigue y no tiene idea de qué hacer. Hasta que encuentra un lobo
inconsciente en su patio trasero y lo lleva al veterinario. Triff no está seguro de por qué
hace todo lo posible por el animal herido, solo sabe que debe salvar a la bestia salvaje.

Cisco no tiene idea de quién le disparó. Se despierta en el veterinario y descubre

que un humano lo arrastró allí. Eso no era necesario ya que Cisco puede curarse por sí
mismo, pero ahora quiere conocer a su salvador, solo para descubrir que Triff es su
compañero. Peor aún, Triff tiene un asesino detrás de él, y Cisco debe protegerlo
mientras intenta resolver su propio tiroteo.

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 Capítulo uno

No debería estar tan expuesto. No debería estar de pie al aire libre. Ahora mismo,
Triff era un blanco fácil para el asesino. Cerró las manos en puños y los apoyó contra su
pecho mientras miraba a su alrededor. Era tarde y él era el único en la gasolinera, pero
se sentía como si lo estuvieran observando.

Saliendo de su aturdimiento, Triff dejó la manija de la bomba y volvió a enroscar la

tapa de la gasolina. Su primera parada debería haber sido la comisaría. Debería haberle
dicho a alguien lo que había presenciado. Pero la forma brutal en que ese extraño había
muerto... Triff cerró los ojos por un momento y luego se subió a su auto.

Si hubiera tenido el dinero, se habría ido de la ciudad. Eso hubiera sido lo más
inteligente. Su interior se sentía tan frío como una ráfaga ártica cuando encendió el
motor y se alejó, en dirección a casa.

No había forma de evitar pasar por delante de la escena del crimen. Mientras lo
hacía, el corazón de Triff estaba en su garganta. Tres coches de policía estaban en la
entrada del callejón, sus luces girando, la furgoneta forense justo al lado de ellos.

Dos semanas. Triff había estado en Willow Point dos semanas y ya estaba en
problemas. Esta vez no fue su culpa. Esta vez no se había puesto en peligro a propósito.
Presenciar el asesinato había sido un accidente.

Triff aminoró la marcha, la culpa lo carcomía por haber visto al asesino y no

habérselo dicho a la policía. Por otra parte, había sido un policía corrupto quien casi

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acabó con la vida de Triff hace un mes. ¿Cómo podía confiar en alguien con una placa
después de eso?

Siguió adelante, mirando hacia adelante, ignorando el ácido que se agitaba en sus
entrañas. Se obligó a recordar al diputado Karson Stewart mientras el pánico intentaba
instalarse. Triff se había mudado. El diputado Stewart no tenía idea de dónde estaba.
No cuando Triff había desarraigado su vida a setecientas millas de distancia. No
cuando había encontrado un trabajo que pagaba por debajo de la mesa. No cuando su
casa de alquiler y las facturas ni siquiera estaban a su nombre.

Triff había cubierto sus huellas. Además, el tipo que había visto en el callejón
cometiendo el asesinato no era el diputado Stewart, no lo era. El extraño era demasiado
alto, demasiado musculoso y su cabello era oscuro, en comparación con los mechones
rubios de Stewart.

Tomó otro aliento purificador, lo que no ayudó, mientras estacionaba en su camino

de entrada. Tan pronto como abrió la puerta principal, Waffles, su preciosa pug1, vino
saltando hacia él, ladrando como una loca.

Después de huir de su ciudad natal, Triff encontró a Waffles rebuscando en un bote

de basura cerca del motel en el que había pagado para pasar una sola noche. Los dos se
unieron instantáneamente, y ahora ella era su mejor amiga.

Su única amiga.

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 "Hola corazón." Triff se quitó los zapatos y los calcetines antes de inclinarse y
rascarle detrás de las orejas. "¿Ya saliste a ir al baño?"

Waffles ladró, girando en círculos y luego corriendo hacia la cocina. De milagro, la

casa que había alquilado tenía una puerta para perros, pero a Waffles, por razones
desconocidas, le aterrorizaba. Triff pensó que si tenía que ir lo suficientemente mal,
aprendería a usarlo.

Hasta ahora, fue impredecible. No podía contar cuántas veces había limpiado sus
"accidentes" cuando llegaba a casa del trabajo. Después de quitarse la chaqueta, lo
siguió por detrás y abrió la puerta trasera, observándola mientras corría hacia el patio
cercado.

Mientras Triff estaba allí, miró cada sombra que podía ver. No se había ido
directamente a casa después de lo que había visto en ese callejón. Triff había conducido
durante al menos una hora y había terminado en la gasolinera.

No lo habían seguido hasta su casa. Al menos, él no lo creía así. No había mirado

su espejo para asegurarse de que nadie había estado detrás de él.

Triff se hundió en el suelo mientras Waffles entraba corriendo, meneando la cola.

Extendió la mano y cerró la puerta y luego miró a su perra. “¿En qué me he metido,
niña? Estaba tirando algo de basura del trabajo al contenedor de basura. ¿Por qué tenía
que ser yo quien viera el asesinato?”

Sabía que tenía que hacer lo correcto. La familia de la persona que había muerto
merecía respuestas. El occiso merecía justicia. Triff simplemente estaba aterrorizado de
ir a la policía. Tal vez podría encontrar una forma diferente de hacerles saber lo que
había visto sin tener que hablar con ellos.

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 Pero no tenía ni idea de cómo iba a hacer eso.

“Nos ocuparemos de esto mañana. Necesito una ducha y dormir un poco. Tal vez
una mente despejada me dará algunas respuestas”. Triff se levantó, Waffles lo seguía
mientras caminaba por el pasillo.

Luego se detuvo. ¿Había oído que se abría una ventana? Triff se quedó allí, sin
siquiera respirar mientras esperaba escuchar algo más. Si alguien estuviera entrando a
la fuerza, ¿Waffles no le ladraría? ¿No percibían los perros ese tipo de cosas?

Cuando Waffles gimió, Triff no estaba seguro de si era porque alguien estaba
entrando por la fuerza o si ella sentía su tensión. Había leído en alguna parte que los
perros podían sentir emociones.

"No vamos a salir corriendo al coche", dijo en voz baja. "Todavía no al menos".

Triff fue de puntillas a su dormitorio y miró más allá de la puerta. La habitación

estaba a oscuras, iluminada únicamente por la luna. No podía ver en las sombras, pero
no se sentía como si alguien estuviera listo para abalanzarse sobre él. Triff reprimió el
impulso de llamar y preguntar si había alguien allí. Como si un asesino realmente le
respondiera.

El pensamiento era ridículo.

“Tú vas primero”, le susurró a Waffles. “Ve a ver si un chico malo se esconde en el
armario”.

Waffles gimió y retrocedió.

“Eres un perro guardián” resopló Triff. "Tú eres el que tiene dientes mortales".

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 Triff frunció el ceño cuando Waffles le gruñó antes de alejarse. Sacudió la cabeza
cuando otro pensamiento ridículo vino a su mente. No había forma de que Waffles
pudiera haberlo entendido.

Había comenzado a entrar en su habitación cuando escuchó un ruido proveniente

de su patio trasero. Triff se apresuró por el pasillo y miró por la ventana de su puerta
trasera. Esta noche seguía poniéndose más y más espeluznante. Si no dejaba volar su
imaginación, Triff terminaría acampando en la comisaría.

Que era lo que debería haber hecho en primer lugar.

Entrecerró los ojos, tratando de ver qué había hecho el ruido. Por supuesto, Waffles
no se encontraba por ninguna parte. El maldito perro probablemente estaba escondido
debajo del sofá.

Donde Triff debería haber estado también.

Fue entonces cuando vio un bulto sombrío cerca de la cerca trasera. Era demasiado
pequeño para ser el tipo que Triff había visto en el callejón. El bulto era más del tamaño
de un coyote o un perro grande.

¿Había coyotes cerca de Willow Point? Definitivamente había montones y

montones de bosque. Era lógico pensar que los depredadores podrían estar al acecho en
ellos.

Arrojando el sentido común por la ventana, Triff abrió la puerta trasera y escuchó.
Oyó grillos, la ligera brisa entre las hojas y un perro ladrando unas casas más abajo. La
hierba todavía estaba un poco mojada por la lluvia anterior, haciéndole cosquillas en los
dedos de los pies mientras caminaba afuera.

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 Cuando miró por encima del hombro, Waffles estaba justo al otro lado de la puerta,
con la cabeza inclinada hacia un lado, mirándolo. Al menos uno de ellos tuvo el
suficiente sentido común para no aventurarse en el peligro.

"Eres un gran cobarde", le susurró.

La cola de Waffles se movió.

"Eso no fue un cumplido". Triff se dio la vuelta, entrecerrando los ojos mientras se
acercaba al bulto. Si era un animal, ¿cómo había pasado la cerca de privacidad de
madera de seis pies de altura? ¿Podrían los animales salvajes saltar tan alto? Diablos si
lo supiera.

Cuanto más se acercaba Triff, más fácil era distinguir el pelaje. El bulto era un
perro. Un perro muy grande. Su pelaje era negro con manchas grises y blancas, y estaba
enroscado sobre sí mismo. ¿Estaba muerto? Triff todavía estaba tratando de averiguar
cómo había saltado la cerca el perro en primer lugar.

Respiró hondo y se aventuró aún más cerca. Triff necesitaba que le examinaran la
cabeza. Estaba loco de miedo, pero en lugar de volver corriendo adentro, el muy idiota
estaba investigando.

“Mira, así es como mueren esas personas en las películas de terror. En lugar de
saltar a tu auto y salir corriendo, te quedas para encontrar al asesino”.

Pero no era un asesino. Era un perro.

“Hola, amigo” dijo Triff cuando estuvo a unos tres metros de distancia. "¿Estás
herido?"

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 Un gemido bajo hizo que todos los temores de Triff se desvanecieran. Oh. La pobre
cosita. "¿Qué te pasó?"

Finalmente llegó al perro y se puso de rodillas. Triff sintió pena por el animal, pero
no lo suficiente como para acariciarlo. La maldita cosa era enorme, y si atacaba, Triff
sería un bocadillo.

Se dio cuenta de la sangre que empapaba el pelaje del perro. "Ay Dios mío. ¿Cómo
te lastimaste?” Rodó los ojos. "No es como si estuviera esperando que me respondas".

Corriendo un riesgo peligroso, Triff apartó el suave pelaje para encontrar un

agujero. Se quedó boquiabierto mientras apartaba aún más pelo. "¡Te han disparado!"

Triff no tenía idea de qué hacer. No era como si pudiera levantar al perro por su
cuenta. La cosa tenía que pesar más de cuarenta y cinco kilos. Pero había una puerta de
entrada en su cerca. Podría traer su auto y llevar al perro al veterinario.

¿Estaba abierto el veterinario a esta hora? Triff se puso de pie de un salto y corrió
adentro, agarrando su teléfono para buscar al veterinario de la ciudad. Necesitaba saber
a qué hora abrían.

En la parte inferior del sitio web había un número de teléfono para emergencias.
Triff lo llamó mientras paseaba por su sala de estar. De nada servía meter al perro en su
coche si no podía llevarlo a ninguna parte.

"Dr. Freeman”, dijo el tipo cuando contestó. Sonaba como si Triff lo hubiera
despertado.

“Hola, soy Triff Cardea. Soy nuevo en la ciudad y acabo de encontrar un perro
herido en mi patio trasero. Su pelaje está ensangrentado y hay un agujero en su costado.
Creo que le han disparado”.

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 "¿Sabes dónde está mi oficina?" El Dr. Freeman sonaba completamente despierto
ahora.

"Realmente no. Usaré mi GPS para encontrarte. ¿Cuánto tardarás en encontrarte

conmigo allí?”

“Vivo arriba de mi clínica”, dijo el Dr. Freeman. "Estaré listo cuando llegues aquí".

Ahora Triff solo tenía que descubrir cómo meter al perro de gran tamaño en su
auto. "Está bien, enseguida voy".

Después de colgar, usó su GPS para ubicarse, luego metió su teléfono en el bolsillo,
se puso los zapatos y agarró las llaves y la billetera antes de correr hacia la entrada de
su casa, olvidándose por completo de que podría tener un asesino en la vida real detrás
de él.

Triff entró en el callejón que discurría por la parte trasera de su casa y se detuvo en
la puerta. La abrió con cuidado, diciéndose a sí mismo que la cerrara con llave cuando
metiera al perro en el coche.

“Oye, chico. Te llevaré a buscar ayuda, así que no me comas”. Triff miró hacia la
puerta trasera. Parecía que Waffles no tenía miedo de la puerta para perros esta vez,
porque estaba parada en el patio trasero, ladrando.

“Entra”, la llamó. "Papá estará en casa después de que le consiga algo de ayuda a
este pobre muchacho". Triff frunció el ceño y miró al perro, sintiéndose como un
asqueroso por mirar entre sus piernas. "Sí, un macho".

En cuclillas y usando sus piernas, hizo todo lo posible para levantar a la pesada
bestia y apenas lo levantó del suelo. Triff gruñó todo el tiempo mientras llevaba al perro
a su auto, maldiciendo cuando se dio cuenta de que no había abierto la puerta trasera.

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 En el momento en que equilibró al perro y abrió la puerta, estaba jadeando. “Pesas
una tonelada”, gruñó mientras depositaba al animal en el asiento. "Haré que el
veterinario te lleve adentro antes de que me rompa la espalda".

Después de saltar al asiento del conductor, pero no antes de cerrar la puerta, Triff
se fue. ¿Qué decía sobre él que saldría corriendo de una escena de un crimen pero
correría por la ciudad para conseguir la ayuda de un perro callejero? Dios, su vida era
del revés.

Encontró la clínica veterinaria sin problema. Triff se detuvo en el lugar de

estacionamiento más cercano y corrió adentro. Se sorprendió de que la puerta principal
estuviera abierta. "¿Dr. Freeman?" llamó al vestíbulo vacío.

El tipo que venía por el pasillo era simpático, con la cabeza llena de cabello sedoso,
nariz aguileña y labios perfectos. Triff tuvo que recordarse a sí mismo que estaba allí
para una emergencia y no para coquetear con el atractivo doctor. El tipo también vestía
una bata blanca de laboratorio, lo que lo hacía lucir muy profesional.

“Está en mi coche. Lo habría llevado adentro, pero es muy pesado”.

"Lo agarraré". El médico salió y Triff lo siguió.

“Lo noté en mi patio trasero. Ni siquiera sé cómo llegó allí, ya que mi cerca mide
dos metros de altura”.

El médico miró al perro desmayado en el asiento trasero de Triff con el ceño

fruncido. "Sr. Cardea, esto no es un perro”.

"¿No lo es?" Triff miró con más atención, pero aún le parecía un perro. "¿Entonces
qué es?"

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 "Un lobo."

El Dr. Freeman metió la mano y levantó al lobo como si pesara menos que una
pluma. Triff quedó impresionado con la fuerza del tipo.

"¿Estás diciendo que rescaté a un lobo?" Triff iba a desmayarse. Si lo hubiera

sabido, ¿le habría ayudado de todos modos? "¿Cómo demonios entró un lobo en mi
patio trasero y quién le disparó?"

"No tengo idea de ninguna pregunta, pero necesito llevarlo adentro". El médico se
apresuró a regresar a la entrada y, después de cerrar la puerta de su automóvil, Triff
corrió a abrirle la puerta de la clínica al Dr. Freeman.

Debería irse. Ahora que el lobo (Dios, ¿era realmente un maldito lobo?) estaba en
buenas manos, a Triff no le quedaba nada por hacer.

Excepto que no podía hacer que sus pies retrocedieran hacia el estacionamiento.
Tanto si el animal era un lobo como si no, Triff necesitaba asegurarse de que el pobre
animal estaría bien. Tomó asiento en la sala de espera, con la pierna rebotando,
mientras el médico entraba en una de las salas de examen.

Se sintió como una eternidad antes de que finalmente apareciera el Dr. Freeman.
“Va a estar bien, Sr. Cardea”.

“Llámame Triff”.

"Está bien, Triff". El médico sonrió. “Llámame Reese. Solo quería agradecerte por
traerlo. No muchas personas habrían hecho eso, especialmente considerando que era un
lobo”.

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 “No sabía que era un lobo”. Triff se sintió estúpido por no saberlo. Ahora que lo
pensaba, el animal tenía todas las características de un lobo. ¿Cómo no lo había visto de
inmediato? “Pero aun así habría ayudado. No soporto ver sufrir a los animales”.

Sin embargo, dejaría escapar a un asesino.

Triff le cerró la tapa a ese pensamiento. No había estado en Willow Point el tiempo
suficiente para saber si los policías estaban corruptos o no, y no quería que un asesino lo
persiguiera por ir con ellos.

Mientras fingiese que no había visto nada, debería estar a salvo. Todo lo que Triff
quería hacer era mantener un perfil bajo. Ni siquiera le había dicho a su madre la
verdadera razón por la que se había mudado. No es que ella hubiera preguntado.
Acababa de decir que necesitaba un cambio de aires.

Cuanto menos supiera, mejor. Por eso se había ido. Para mantenerla a ella y a él
mismo a salvo.

Incluso si ella nunca lo había apoyado tanto y básicamente se trataba de sí misma.

Aún así, ella era su madre, y él estaría devastado si algo le sucediera.

"Ya que lo encontré en mi patio trasero, ¿eso significa que tengo que quedármelo?"
preguntó Triff. “Ni siquiera sé cómo voy a pagar esta cuenta”.

Triff no tenía ahorros. El diputado James Stewart se había asegurado de eso. Triff
había dejado su ciudad natal en la ruina, con apenas dinero suficiente para gasolina y
un motel. Había dormido en su coche la primera semana en Willow Point y acababa de
alquilarlo una casa hacía unos días. Gracias a Dios que había venido amueblada.

Y el propietario había estado dispuesto a trabajar con él en el alquiler. Triff había

encontrado trabajo limpiando mesas en el bar local, el segundo día que había estado en

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la ciudad. Las cosas finalmente estaban mejorando para él, pero ahora debía una factura
que no podía pagar.

“No se te cobrará por esto”. El Dr. Freeman se apoyó contra el mostrador. “El lobo
es un callejero”.

Triff frunció el ceño cuando el doctor sonrió. ¿Qué fue eso?

“Y, no, no tienes que llevarlo a casa. Estoy seguro de que el pobre chico se
levantará y andará por ahí en poco tiempo. No querrías un animal salvaje en tu casa”.

Eso era cierto. "¿Realmente no tengo que pagar por esto?"

El Dr. Freeman cruzó la habitación y se sentó a su lado. “No, no lo haces. Fue una
gran cosa lo que hiciste al traerlo. Te felicito. Como dije, la mayoría de la gente no
habría hecho eso por un animal salvaje. Me ocuparé de él hasta que esté listo para ser
liberado”.

"Gracias." ¿Por qué demonios Triff tenía ganas de llorar? ¿Alivio? ¿Culpa por no
haber ayudado a ese pobre tipo en el callejón, pero se había apresurado a salvar a un
lobo? Fuese lo que fuese, Triff se aclaró la garganta y apartó la mirada.

"Oye, ¿por qué no me das tu número de teléfono y te mantendré al tanto de la

recuperación del lobo?"

Triff sonrió débilmente. "Me gustaría eso. Él puede ser salvaje, pero todavía estoy
preocupado. Alguien debe haberlo visto en su propio patio y le disparó. Sin embargo,
eso no lo hace correcto. Podrían haberlo ignorado o haber llamado a la policía”.

"Estoy de acuerdo." El Dr. Freeman sonrió. "Estoy seguro de que Cisco descubrirá
quién le disparó".

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 "¿Qué?" Triff estaba completamente confundido. “¿Nombraste al lobo? ¿Cómo va a
averiguar quién le hizo esto?”

Las cejas del doctor se dispararon antes de componer sus rasgos. “Todavía debo
tener sueño. Dame tu número de teléfono y luego vete a casa y descansa. Yo lo tomaré
desde aquí.”

Con el ceño fruncido cada vez más, Triff le dio al doctor su número de teléfono y
luego se fue. Volvió a mirar a la clínica cuando llegó a su auto, preguntándose qué
diablos estaba pasando en este pequeño pueblo dormido.

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 Capitulo dos

Cisco no tenía idea de lo que le iba a decir a la persona que lo había llevado al
veterinario. Cierto, habría estado bien si lo hubieran dejado solo, era capaz de curarse
por sí mismo. Pero aún quería agradecer al tipo que había arrastrado a un lobo de
sesenta y ocho kilos a su auto.

No mucha gente habría hecho eso.

El Dr. Reese Freeman, uno de los miembros de la manada, le había dado a Cisco la
información sobre el humano. De hecho, a Reese le pareció divertido que Cisco se
hubiera convertido en un "rescate".

Cisco se detuvo frente a la casa de Triff Cardea y estacionó en la acera. Ni siquiera

estaba seguro de por qué se detenía. Había estado en su forma de lobo cuando Triff lo
encontró, pensó que era un animal salvaje. Cisco podría simplemente irse y terminar
con esto.

Pero desde que se había despertado, algo se había agitado dentro de su pecho, la
urgencia de ver a su salvador para agradecerle.

Era una idea estúpida, una que Cisco debería borrar de su mente, pero caminó por
la pasarela, en dirección al pequeño porche. Tan pronto como lo pisó, la puerta
principal se abrió de golpe.

“¡Gracias a Dios que estás aquí! El desorden está en la cocina. Por favor, date prisa
antes de que tenga un problema peor que una tubería rota”.

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 El humano corrió desde la puerta principal. Con el ceño fruncido, Cisco entró y lo
siguió. Efectivamente, salía agua de debajo del fregadero de la cocina.

Sin corregir a Triff sobre quién era, Cisco se metió debajo del fregadero y cerró el
grifo. Fue entonces cuando vio de dónde venía el agua.

"¡Gracias!" Triff dijo desde algún lugar de la cocina. "No estaba seguro de lo que iba
a hacer si no hubieras llegado aquí tan rápido".

Cisco salió de debajo del fregadero y se puso de pie, con la camisa ahora
empapada. “Parece que el conector de la manguera trenzada se rompió. Más
precisamente, la tuerca del conector hembra tiene una grieta”.

"¿Una mujer se rompió algo en mi qué?" Triff negó con la cabeza. “No tengo idea
de plomería o drogas. Solo espero que puedas arreglarlo mientras yo limpio toda esta
agua”.

Un pug estaba sentado cerca de la mesa, con la cabeza ladeada, observándolo.

Entonces la pequeña cosa dejó escapar un pequeño gruñido. Probablemente olió el lobo
de Cisco.

Cisco desvió su atención del perro y miró fijamente... Casi se tambaleó hacia atrás
cuando se dio cuenta de que estaba mirando directamente a su compañero.

Cisco sintió el tirón, lo sintió con fuerza en su pecho, y el aroma de las fresas llenó
sus fosas nasales. El tipo era delgado, bajo, con cabello rubio arena y ojos verdes
asombrosos. Cisco tuvo que contenerse para no tirar de Triff a sus brazos.

En cambio, extendió su mano mojada. "Soy Cisco".

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 El humano ladeó la cabeza hacia un lado. "Extraño, el Dr. Freeman, el veterinario
de la ciudad, le dio a un lobo callejero el mismo nombre".

Cisco maldijo a Reese por siquiera mencionar su nombre. “Es un nombre popular”.

En realidad no, pero esa era la excusa que se le había ocurrido a Cisco.

"Supongo. Soy Triff”. El humano sonrió mientras estrechaba la mano de Cisco.

“Gracias de nuevo por llegar aquí tan rápido. La gente suele esperar horas a que llegue
el fontanero”.

Cisco necesitaba hablar con Triff. Quería saber si el humano había visto algo
además de un lobo caído en su patio trasero.

El disparo había salido de la nada y Cisco no había visto quién lo había hecho.
Quería respuestas, y las obtendría, pero en este momento no le importaba ayudar a su
pareja a arreglar su fregadero.

Era lo menos que podía hacer después de que Triff llevara el trasero de Cisco al
veterinario. En verdad, mientras miraba a Triff, Cisco no estaba seguro de cómo su
compañero había logrado esa hazaña.

“Iré a la ferretería. Debería estar de vuelta en unos pocos minutos”. También

necesitaba llamar a Rowan Moore, un oso cambiaformas y amigo, propietario de la casa,
para informarle que Cisco se ocuparía del problema.

El perro volvió a gruñirle mientras Cisco caminaba hacia la puerta principal.

"Lo siento. Ella normalmente no es así”. Triff se volvió hacia su perra. “Silencio,
Waffles. Así no es como tratamos a la compañía”.

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 Cisco quería decirle a Triff que no era culpa de Waffles, que ella solo estaba
reaccionando a su lobo, pero hasta que conociera a su pareja y pudiera confesar ese
secreto, no estaba explicando la verdadera razón detrás del comportamiento del perro.

"Soy un extraño". Cisco le guiñó un ojo. “Ella solo está siendo protectora”.

Triff lo miró. “¿Necesito protección de ti? Dicen que los perros tienen un sexto
sentido. ¿Debería estar preocupado?"

Como si Cisco le diera una respuesta honesta si realmente fuera un mal tipo. Por
suerte, no lo era, y todo lo que quería hacer era proteger a su pareja. "Sin
preocupaciones. Voy a arreglar tu fregadero. Eso es todo."

Los ojos verdes de Triff se iluminaron. "Okey."

¿Era su pareja tan confiada? Si era así, ¿cómo había llegado tan lejos en la vida?
Cisco no estaba seguro, pero de aquí en adelante, era su trabajo mantener a los locos
alejados de su sexy compañero. Ahora todo lo que tenía que hacer era averiguar quién
le disparó y por qué.

Si no lo averiguaba, Triff no estaría a salvo. No si la persona sabía quién era Triff

para él. Por otra parte, Cisco no tenía idea de por qué fue atacado, por lo que su
compañero podría estar a salvo, pero no quería correr ningún riesgo.

Tan pronto como subió a su automóvil, Cisco llamó a Rowan para informarle que
se encargaría del problema sin costo alguno. Después de eso, llamó a su alfa.

"¿Qué diablos está pasando?" exigió Grey. "Escuché que te dispararon, ¿y no me

llamas ni vuelves a casa?"

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 "Te estoy llamando ahora, y tenía algo de lo que tenía que ocuparme". Cisco miró
alrededor de la calle para ver si alguien lo estaba mirando. No sintió esa vibra
espeluznante, pero no estaba de más ser cauteloso considerando lo que acababa de
pasar. “No tengo idea de quién apretó el gatillo, pero voy a averiguarlo”.

Y cuando lo hiciera, Cisco iba a derramar las entrañas del bastardo. La manada
tenía muchos enemigos. No había forma de precisar a una sola persona. Cisco ni
siquiera estaba seguro de cómo había terminado en el patio trasero de Triff. ¿El
perpetrador lo había arrojado por encima de la cerca? Había estado en su forma
humana la noche anterior, lo que significaba que quienquiera que fuera lo había hecho
personal. No le habían disparado a una bestia salvaje, sino a un humano.

No es que Cisco fuera humano, pero había estado en su forma humana.

“Mantén tu cabeza alerta”, dijo Grey. “Y mantén a salvo a tu salvador también”.

Definitivamente había humor en la voz de Grey. "Veo que has hablado con Reese".

“Hablé con Reese”, dijo Grey. "Estamos perplejos en cuanto a cómo tu pequeño
humano te llevó allí en primer lugar".

Cisco también. Triff no podía pesar más de cincuenta y nueve kilos en un buen día.
¿Cómo había levantado a un lobo pesado y conseguido ayuda?

“Pasará un tiempo antes de que llegue a casa. Tengo cosas de las que debo
ocuparme”.

“Si necesitas refuerzos, llámame”, dijo Grey. “Mientras tanto, seguiré investigando
quién podría haberte disparado”.

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 "Gracias." Cisco colgó y miró hacia la casa, ocultando su sonrisa cuando vio a Triff
asomándose por las persianas. Su pareja también sintió el tirón. Tan pronto como vio
que Cisco miraba en su dirección, Triff soltó la persiana.

Con una suave risa, Cisco encendió su auto y se alejó.

****

“Creo que tuvimos un momento”. Triff se asomó por la ventana mientras el

fontanero sexy se alejaba, dirigiéndose a la ciudad en busca de la pieza que necesitaba.
"¿Crees que tuvimos un momento?"

Waffles ladró.

“No tú y yo”. Triff puso los ojos en blanco. “Me refiero al bombón que está
arreglando mis cañerías”.

¿No se suponía que los fontaneros eran corpulentos con pantalones que no le
quedaban bien y que constantemente mostraban su raja del culo? No Cisco. Dios mío, el
tipo estaba muy bueno con rasgos rudos que se complementaban. Parecía más un
mercenario o un luchador que alguien que arregla cosas en casa alquiladas.

Como si debería estar trabajando en autos en lugar de en la manguera de Triff.

Como si debería estar trabajando en una plataforma petrolera en lugar de

deslizarse en el gabinete húmedo de Triff.

Si no detenía ese tren de pensamientos, Cisco regresaría y encontraría a Triff con

una erección.

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 “¿Y te importaría decirme por qué le estabas gruñendo al Sr. Fontanero, hmm?”
Triff dobló las rodillas y acarició a Waffles. “Por eso no podemos tener amigos. Los
asustas con tu ferocidad. Sé cortés cuando regrese. No más gruñidos o te haré usar la
puerta para perros cada vez que tengas que tintinear”.

Con un profundo suspiro por lo hermoso que era Cisco, Triff se alejó de la ventana
de la sala y regresó a la cocina. “Necesito limpiar esto antes de que regrese. No quiero
que vuelva a deslizarse con la humedad”.

Un resoplido de risa se escapó cuando Triff fue a buscar algunas toallas. No tenía
tantos y tuvo que estrujarlos en un balde para sacar toda el agua del piso y del gabinete,
pero finalmente lo logró cuando Cisco regresó.

La arrogancia del tipo debería haber sido ilegal. Sí, Triff había corrido hacia la
ventana cuando escuchó el auto de Cisco detenerse. Sí, había babeado viendo al Sr.
Fontanero caminar hacia la puerta principal. Sí, Triff se había convertido en un
pervertido total al oler discretamente al tipo cuando entró.

Cualquiera con una sola célula cerebral y un par de ojos habría hecho todo eso.
Podría haber sido el hecho de que Triff tenía miedo, en una ciudad extraña, y quería
una sola persona a la que pudiera llamar amigo. Un amigo muy guapo.

Triff se moría por pasar los dedos por la barba del Sr. Fontanero para ver lo suave
que era. ¿Y esos labios? Dios, estaban hechos para besarse. Lástima que Triff no pudiera
averiguarlo. Alguien como Cisco pulverizaría a cualquier tipo que coqueteara con él. El
Sr. Fontanero rezumaba masculinidad y probablemente lo tomaría como un insulto
personal si un chico gay se le insinuara.

Pero habían tenido un momento, ¿verdad?

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 "Conseguí tu pieza". Cisco le sonrió cuando entraron a la cocina. "No debería
llevarme más de un segundo instalarlo". Él miró a su alrededor. "Limpiaste el agua".

"Era lo menos que podía hacer desde que llegaste". La cara de Triff y las puntas de
sus orejas se incendiaron mientras golpeaba con sus pestañas a Cisco. Iba a morir si no
se detenía. Triff se aclaró la garganta y señaló el gabinete. "Lo siento. Te dejaré llegar a
eso. ¿Quieres un café? Puedo hacer una jarra nueva”.

"Gracias. Eso sería genial." Cisco se agachó en el suelo, se puso de espaldas y luego
se deslizó dentro del gabinete. Triff estaba hipnotizado y, como Cisco no podía verlo,
miró la entrepierna del tipo con los ojos.

Hasta que Waffles corrió y metió su nariz en dicha entrepierna.

“¡Waffles!” Triff la agarró y abrió la puerta trasera, colocándola en el suelo. "Solo

por eso, puedes salir fuera", dijo lo suficientemente alto para que Cisco lo escuchara y
luego susurró: "Deja de intentar robar mi interés lujurioso".

Waffles ladró cuando Triff cerró la puerta. La dejaría entrar cuando Cisco se fuera.
Desafortunadamente, ella no estaba siendo disuadida. Waffles entró por la puerta para
perros y corrió de regreso a Cisco. Solo que esta vez ella simplemente gruñera.

“No tengo idea de qué le pasa”, dijo Triff. "Te juro que ella normalmente no actúa
de esta manera". Ignorando a su perra, Triff fue a la cafetera y la puso en marcha. Ni
siquiera había bebido una taza desde que se despertó para encontrar el desorden y
llamó a su casero de inmediato.

Normalmente, Triff ni siquiera se levantaba tan temprano. Era media hora pasada
la madrugada. Le sorprendió que la ferretería hubiera estado abierta tan temprano. Por

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otra parte, este era un pueblo pequeño, y Cisco probablemente conocía al dueño de la
tienda y lo había llamado.

Triff sabía muy bien cómo funcionaban los pueblos pequeños. Había crecido en
uno y había huido de él. Todos conocían a todos. Todos estaban metidos en su negocio,
pero también eran amistosos. Hasta cierto punto, y no en el caso de Triff.

Maldito diputado Stewart. Triff rechinó los dientes solo de pensar en el policía
corrupto y sus amigos. Rezó para que Willow Point no fuera lo mismo. Triff no quería
empacar y mudarse de nuevo. Hasta ahora, por lo que había visto de Willow Point,
excepto por el asesinato en el callejón y el hallazgo de un lobo herido en su patio
trasero, le gustaba este pueblo y no quería irse.

Triff se volvió hacia la cafetera para evitar mirar a Cisco debajo del fregadero. Ni
siquiera estaba seguro de por qué se sentía tan embelesado con el chico. Claro, Cisco era
hermoso, pero Triff sintió una extraña sensación de conexión. ¿Cómo podría haber uno
cuando se acababan de conocer? Eso fue una locura.

Culpó de su enamoramiento a la falta de sueño. Triff ni siquiera estaba seguro de

por qué se había despertado tan temprano, pero se alegró de haberlo hecho, o no habría
visto el agua en la cocina. Habría sido diez veces peor si se hubiera levantado más
tarde.

Mientras Cisco solucionaba el problema, Triff encendió el horno y luego fue al

refrigerador a buscar la lata de rollos de canela. Ahora que estaba despierto, se moría de
hambre. Parecía que los eventos de la noche anterior no habían disminuido su apetito.

O su libido.

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 Colocó la delicia de la masa en la bandeja para hornear galletas y luego la metió en
el horno antes de servir dos tazas de café. "¿Tomas algo con tu café de la mañana?"

"Crema", dijo Cisco desde debajo del fregadero. "Y gracias."

Cisco se deslizó fuera del gabinete con la manguera en la mano. Le mostró a Triff
dónde estaba la grieta. La grieta se había hecho con la tuerca de la manguera. "¿Cómo
sucedió eso?"

“Es una casa antigua. Estoy dispuesto a apostar que esta manguera no se ha
cambiado desde que se construyó el lugar”. Cisco arrojó la manguera a la papelera.
“Después de unos sorbos de café, instalaré una nueva”.

"También estoy haciendo rollos de canela". ¿Por qué demonios Triff estaba tratando
de impresionarlo?

“Ahora eso suena como un ganador”. Cisco guiñó un ojo. “Si realmente quieres un
dulce, podría ir corriendo a la cafetería. Gem hace los mejores pasteles de la ciudad”.

¿Quién diablos era Gem y por qué Triff estaba tan celoso del tipo? Triff necesitaba
sacar la cabeza del culo de Cisco y olvidarse del sexy fontanero. Tenía problemas más
apremiantes, como que el asesino lo viera en ese callejón.

Ningún asesino que se precie iba a dejar pasar eso. El tipo vendría por Triff, y Triff
tenía que decidir qué hacer. Permaneció perdido en sus pensamientos durante algún
tiempo, diciéndose a sí mismo que incluso si no decía una palabra, el asesino no dejaría
pasar que Triff lo había visto. Tarde o temprano le haría una visita a Triff, y entonces,
¿qué iba a hacer Triff?

No era como si Waffles lo protegería. Se escondería debajo del sofá mientras Triff
moría. No es que la culpara. Triff también se habría escondido si fuera un perro.

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 Cuando se dio cuenta de que Cisco lo estaba mirando, Triff se aclaró la garganta y
recordó su conversación.

"Tendré que revisar el lugar en algún momento". Triff se obligó a apartar la mirada
de Cisco mientras revisaba los rollos. Cuando terminaron, los sacó del horno y los puso
a enfriar. "Hasta entonces, tendremos que conformarnos con mis panecillos enlatados".

"Se ven deliciosos." Cisco agarró uno de la bandeja para hornear galletas y se lo
tragó de dos bocados. “Sabrosos, también.”

El corazón de Triff se aceleró y sus palmas comenzaron a sudar mientras observaba

a Cisco masticar. ¿Cómo podía ser tan malditamente sensual comer? La forma en que su
nuez de Adán se balanceaba. La forma en que su lengua se deslizó para atrapar el
glaseado en su labio inferior. La mirada de pura satisfacción en su rostro.

Triff iba a ir directo al infierno por sus pensamientos indecentes que lo tenían
palpitando de necesidad. Mordió un rollo de canela, haciendo todo lo posible por
pensar en otra cosa.

"Tienes glaseado en el labio". Cisco usó la yema de su pulgar para tocar la boca de
Triff. Triff observó, con los labios entreabiertos, mientras Cisco se metía el pulgar en la
boca y lamía el glaseado para limpiarlo.

Santa. Mierda.

Ningún hombre heterosexual habría hecho eso.

“Será mejor que me ocupe de tu manguera”. Cisco dio un paso atrás, pero Triff aún
no podía respirar. Su respiración salió entrecortada y superficial cuando el Sr.
Fontanero volvió a meterse debajo del fregadero. La camisa del tipo se subió,
mostrando una parte bronceada de su estómago formado.

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 Triff gimió.

Waffles gruñó.

“Vete”, le susurró a su perra. “Ve a buscar tu propio hueso para enterrarlo y déjalo
en paz”. Triff miró hacia el gabinete cuando escuchó un golpe. "¿Estás bien?"

"Solo me golpeé en la cabeza", gritó Cisco. "No te preocupes por mí".

La mirada de Triff ascendió lentamente al Sr. Fontanero desde sus pies calzados
con botas, firmemente plantados en el suelo, hasta esos muslos envueltos en jeans, hasta
ese magnífico parche de piel justo por encima de su cintura, hasta esa manga tatuada en
el brazo izquierdo del tipo.

Definitivamente rudo.

Definitivamente rudo sexy.

A Triff no le importaría balancearse desde esos bíceps. Desnudo, por supuesto. Si

Cisco exigía que se quitara toda la ropa, Triff lo haría en un santiamén. Si tan solo los
deseos realmente se hicieran realidad.

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 Capítulo tres

Cada pocos minutos, Triff examinaba la habitación en busca del asesino mientras
servía las bebidas. No debería haber venido a trabajar, pero necesitaba el dinero. Aun
así, sintió que tenía una diana en la espalda cuando llevó una bandeja de bebidas a una
de las mesas.

No haría falta ser un genio para averiguar dónde trabajaba. Triff había salido por la
puerta trasera para tirar la basura cuando se estaba cometiendo el asesinato. El asesino
lo sabría y vendría a buscarlo.

Era sólo cuestión de tiempo.

Triff no estaba seguro de qué era peor: un policía corrupto que había hecho de su
vida un infierno o un asesino a sangre fría tras él.

Triff resopló. Necesitaba dejar de preocuparse por lo que podría pasar. Estaba
arruinando su velada y dándole un sólido dolor de cabeza. Haría lo que siempre hacía.
Ignora el problema hasta que no pudiera hacerlo.

“No sirve de nada entrar en pánico”, se dijo a sí mismo. "Por lo que sabes, el
asesino ya se fue de la ciudad".

Desafortunadamente su suerte nunca fue tan buena. De hecho, fue francamente

una mierda la mayor parte del tiempo. Parecía que Triff nunca podía tomar las
decisiones correctas, era impulsivo y, la mayoría de las veces, carecía de sentido común.

Él estaba trabajando en eso.

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 Y ahora su suerte una vez más se estaba cagando en él.

“Deja de pensar en eso”, dijo. “Empujen ese recuerdo y sigue con tu vida”.

Pero la persona asesinada no tendría una vida con la que continuar. Triff debió
decirle a la policía lo que había visto. Eso era lo correcto que hacer.

¿Lo correcto era involucrarse en una investigación por asesinato? Eres el único testigo, y el
asesino definitivamente te perseguirá si abres la boca.

En verdad, Triff no era una persona valiente. Ahora sabía por qué mucha gente
nunca se involucraba cuando se trataba de delitos. No querían ser perseguidos por el
perpetrador.

Triff seguro como el infierno que no.

Miró a su jefe detrás de la barra, charlando con algunos clientes. ¿Qué haría
Merrick si Triff le contara al tipo lo que había visto? ¿Ayudaría a Triff o perdería el
respeto porque se había involucrado?

Mira, ese era el problema. Triff no sabía en quién podía confiar. ¡Gracias, diputado
Stewart! Fue culpa del policía por la hastiada visión de la vida de Triff. Antes de que
todo eso pasara, a Triff no le importaba nada en el mundo. No había tenido motivos
para desconfiar de nadie, y mucho menos de los policías.

Había una persona a la que podía confiar. Triff pensó en Cisco. Su muy caliente
fontanero. ¡Dios mío, detente! Solo crees que puedes confiar en él porque es hermoso y fue
amable contigo.

Realmente necesitaba dejar de tener conversaciones consigo mismo.

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 Triff se giró para regresar a la barra y estuvo a punto de tropezar. ¿Era realmente
Cisco sentado con otras personas? ¿Cuándo había llegado allí y por qué Triff no lo había
visto entrar? No era como si el lugar estuviera ocupado.

No un martes por la noche.

Sus miradas se encontraron, y Cisco asintió levemente y guiñó un ojo. Triff sintió
que la cara y las puntas de las orejas se le calentaban a niveles nucleares cuando estuvo
a punto de romperse el cuello para volver a la barra.

"¿Estás bien?" preguntó Merrick. “Pareces sonrojado. ¿Has pillado algo?"

“Creo que podría estar contagiándome de un caso de pollo-itis” gruñó Triff. ¿Por
qué había corrido así solo porque Cisco le había guiñado un ojo? ¿No había pensado
Triff en eso esta mañana cuando el fontanero estaba en su casa? ¿Cuánto no le
importaría desnudarse para el chico?

Ahora corría como un conejo asustado.

Merrick apoyó la espalda contra el mostrador. “Escuché que eso es realmente

contagioso”.

Eso era algo que a Triff le encantaba de su trabajo. Su jefe tenía un gran sentido del
humor. “Debo haberme contagiado de alguien en la ciudad”.

"Mejor ve a un médico". Merrick sonrió. “Ve a servir tu pedido. Espero que te

sientas mejor pronto."

Esta vez Triff se rió. Era justo lo que necesitaba para romper la tensión dentro de él,
además de reírse cada vez que pensaba en el nombre del bar. ¿Quién diablos llamaría a

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su negocio Loose Lips? Por otra parte, muchas personas borrachas tendían a revelar sus
secretos.

También hizo que Triff pensara en soltar los labios si iba a la policía por el crimen
que había presenciado.

Apartando esos pensamientos, agarró la bandeja y se acercó a la mesa junto a la de

Cisco.

De nada servía detenerse. No era como si Triff pudiera enviar a otra persona a la
mesa considerando que esta era su sección. Bueno, podría enviar a alguien, pero
¿realmente quería que Alisha coqueteara con Cisco? Podría suceder, ¿y por qué Triff se
sentía tan malditamente celoso? ¿Como cuando Cisco mencionó a alguien llamado
Gem?

Se metió la bandeja bajo el brazo y se acercó a la mesa de Cisco. Había otros dos
tipos con él, y los tres miraron en dirección a Triff cuando se quedó allí mirando a Cisco
como si el tipo tuviera todas las respuestas del universo.

“Veo que los fontaneros también son personas normales”. Triff no tenía idea de por
qué había dicho eso y deseó poder retractarse. Habla acerca de una línea de recogida
cursi.

"¿Fontanero?" Uno de los hombres con Cisco arqueó una ceja.

"Ocúpate de tus propios asuntos, Nixon", dijo Cisco con la mandíbula apretada.

“Tomaremos tres cervezas”, dijo el otro tipo.

Asintiendo y con el ceño fruncido, Triff se alejó. ¿Qué diablos había sido eso? ¿Por
qué parecía que su amigo no sabía a qué se dedicaba Cisco?

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 Por otra parte, Triff había asumido que Cisco era fontanero. Por lo que sabía, el tipo
podría haberle hecho un favor al casero. ¿Había preguntado? Triff no recordaba si le
había preguntado a Cisco sobre su trabajo. Había estado demasiado ocupado babeando
por el chico sexy.

Había llegado al final del mostrador cuando por casualidad miró hacia el rincón
oscuro. A Triff casi le dio un vuelco el corazón cuando vio al asesino sentado allí
mirándolo.

Triff se dio la vuelta, agarrándose al borde de la barra, con los ojos muy abiertos,
haciendo todo lo posible por controlar su respiración. Cuando miró por encima del
hombro, la esquina estaba vacía.

Realmente estaba perdiendo su mente siempre amorosa.

Después de respirar hondo, Triff miró una vez más, pero la esquina seguía vacía.
¿Se había imaginado al tipo? Si lo hubiera hecho, habría sido tan vívido como el
infierno. Tal vez su cerebro se estaba rompiendo después de lo que había pasado con el
diputado Stewart y ahora con el asesino.

“Hola, Triff. ¿Estás bien?"

Triff miró hacia arriba para encontrar a Cisco a su lado. Había una profunda
preocupación en sus ojos mientras estaba allí, bloqueando a todos de la vista de Triff.

“Sí, eh. Estoy bien." Su mano temblorosa desmintió sus palabras. Triff sacó las
manos del mostrador y las metió debajo de los brazos. “Solo pensé que vi…”

¿Realmente había estado a punto de decirle a Cisco por qué se veía tan
conmocionado? Antes había pensado que Cisco sería la persona perfecta para
contárselo, pero ahora que tenía la oportunidad, Triff se acobardó.

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 “Oye, Merrick”, llamó Cisco al propietario. “Tráeme un vaso de agua”.

Triff se sintió ridículo con tanta atención. Su mente le había jugado una mala
pasada. El estaba bien. No necesitaba que Cisco se preocupara tanto por él.

"De verdad. Gracias, pero estoy bien”. Después de que Cisco se fue esta mañana,
Triff había pensado en formas creativas en las que podría encontrarse con el tipo
"accidentalmente". Estar cagado de miedo no había sido uno de esos escenarios.

Aun así, tomó el vaso cuando su jefe se lo entregó. "No se veía bien antes", dijo
Merrick. “Ahora estoy empezando a pensar que realmente se está enfermando de algo”.

“Dije que estoy bien” dijo Triff, más alto de lo que pretendía. Sus nervios estaban
disparados, y todo lo que quería hacer era ir a casa y meterse debajo de su manta.
Quería olvidar lo que había presenciado, olvidar que un tipo había sido asesinado y
olvidar por completo que el diputado Stewart existía.

¿Por qué no podía tener una vida normal y aburrida? No parecía estar en las cartas
para él. Triff parecía correr de una mala situación a otra, y estaba cansado de eso.

“Vamos lentos esta noche” dijo Merrick como si Triff no acabara de hablar. "¿Por
qué no lo llevas a casa, Cisco?"

Triff quería discutir. Necesitaba el dinero, pero en este momento todo lo que
necesitaba era su cordura. No dijo una palabra mientras Cisco lo guiaba afuera. Triff
inhaló el aire fresco, con la esperanza de que eso ayudara a calmar sus nervios.

"Ahora que estamos solos, ¿te importaría decirme de qué se trató eso realmente?"
preguntó Cisco.

"Nada." Triff se dirigió hacia su auto, pero Cisco lo agarró del brazo con delicadeza.

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 "No estás bien". Cisco lo soltó. “Parece que estás al borde de un ataque de nervios.
Confía en mí. Conozco esa mirada”.

“Simplemente tengo muchas cosas que hacer”, confesó Triff. "Aprecio tu

preocupación, pero puedo llegar a casa por mi cuenta".

La idea de estar solo en su casa no le sentaba bien a Triff, pero no quería meter a
Cisco en su lío. ¿Y si el asesino pensó que Triff le dijo algo a Cisco? ¿Iría tras el
simpático fontanero?

El pensamiento lo horrorizó.

“Al menos déjame asegurarme de que llegues a casa a salvo”, insistió Cisco.
"Prometo dejarte en paz una vez que cruces tu puerta".

Triff realmente quería discutir, pero ver al asesino en la esquina lo había asustado
hasta el punto de que sintió frío por dentro. ¿Estaba viendo a Triff y Cisco en este
momento? ¿Por qué Triff estaba siquiera considerando esto cuando había pensado que
quería mantener a Cisco fuera de su lío?

“No acepto un no por respuesta”, dijo Cisco. "O me dejas seguirte a casa en mi
camión o te seguiré a casa de todos modos".

“Eres muy insistente” dijo Triff. Cuando Cisco le dedicó una sonrisa gallarda, la
resolución de Triff se derritió. “Solo a mi puerta. Sin copas nocturnas”.

Cisco era demasiado encantador para su propio bien. Tenía a Triff en contra de su
buen juicio cuando subió a su auto y salió del estacionamiento de Loose Lips. Esta vez
se aseguró de revisar sus espejos mientras conducía, asegurándose de que nadie más
que Cisco lo siguiera.

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 “Nadie puede desaparecer tan rápido. Simplemente imaginaste al asesino porque
tienes mucho miedo” se regañó Triff. “Lo siguiente que sabes es que verás al diputado
Stewart en Willow Point”.

Ese pensamiento hizo que el corazón de Triff latiera más rápido.

Se detuvo en su camino de entrada y salió, en dirección a su puerta. Le daría las

buenas noches a Cisco y entraría. No estaba invitando al fontanero a entrar.

****

Después de que Cisco se acercó a la acera y saliera, Triff dijo desde su porche:
"Mira, llegué a casa a salvo".

Aun así, Cisco tenía el presentimiento de que algo más estaba pasando con su
pareja. Nunca había visto a nadie tan asustado antes. Bueno, lo hizo. Los dos humanos
en casa habían pasado por su propia prueba, pero no eran la pareja de Cisco.

Triff lo estaba, y Cisco estaba llegando al fondo de lo que fuera que le estaba
pasando.

Cruzó el césped y salió al porche.

“Amigo, tienes problemas de límites”, dijo Triff. "¿No te dije que no había copas?"

"Pensé que era una noche agradable y que podíamos sentarnos en el porche". El
miro su reloj. “Solo son más de las once.”

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 Triff todavía parecía visiblemente conmocionado, y Cisco no se iría hasta que
supiera que su compañero estaba bien. Además, Triff era un completo misterio y Cisco
quería conocerlo mejor.

"Es una noche agradable". Triff se acercó a los escalones. "Pacífica y tranquila."

Justo como le gustaban las cosas a Cisco. No fue hace mucho tiempo cuando
Willow Point fue invadido por vampiros rebeldes. Era agradable no tener que cuidar su
espalda.

Por otra parte, alguien le había disparado, y hasta que descubriera quién era, no
bajaría la guardia.

“Sentarme aquí contigo evitará que busque animales heridos en mi patio trasero”.

Triff estaba hablando de él. Esta era la oportunidad que necesitaba Cisco. Tomó
asiento en el escalón superior y preguntó: "¿De qué estás hablando?"

Después de un momento de vacilación, Triff se sentó a su lado. “Anoche encontré

un lobo en mi patio trasero”, dijo. “El pobre había recibido un disparo”.

"¿En serio?" Cisco odiaba mentir, pero no podía decirle a Triff que él era ese lobo.
No hasta que se hubieran conocido mejor.

Trif asintió. “Estaba revisando la casa en busca del coco y escuché un ruido en el
patio trasero. Cuando miré, vi al lobo acostado allí”.

"¿Qué clase de ruido?" preguntó Cisco.

“Como un golpe”, dijo Triff. “Como si un animal pesado estuviera siendo arrojado
sobre mi cerca. No había pensado en eso hasta ahora. Me preguntaba cómo había
llegado allí ya que mi cerca es tan alta, pero sí, eso es exactamente a lo que sonaba”.

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 "¿Y no viste a nadie?"

"No." Triff metió las manos entre las rodillas. “Fue un infierno meter a ese lobo en
mi coche. La cosa pesaba miles de millones de kilos. Pensé que me iba a quebrar la
espalda, pero lo llevé al veterinario y el veterinario se encargó de eso”. Triff frunció el
ceño. “De hecho, se suponía que el Dr. Freeman me llamaría para darme cualquier
actualización sobre el lobo. Tal vez lo llame por la mañana”.

Cisco tendría que asegurarse de que Reese diera una historia plausible.

"¿Conoces al veterinario?" preguntó Triff.

"Lo hago. ¿Por qué?"

Triff se encogió de hombros. “Bueno, como te dije antes, el Dr. Freeman llamó al
lobo Cisco. Pensé que era extraño que nombrara un animal salvaje, pero debe haber
sido una broma interna”.

Cisco se rió entre dientes. "Reese tiene un sentido del humor retorcido".

Triff se inclinó hacia Cisco y susurró: “Me pareció un poco raro. Dijo que el lobo
averiguaría quién le disparó. ¿Quién dice ese tipo de cosas?”

Cisco estaba demasiado ocupado inhalando el olor de su compañero para

responder. Le gustaba estar tan cerca de Triff, disfrutando de su compañía. Tuvo que
reprimir el impulso de poner su brazo alrededor de los hombros de Triff. "No tengo ni
idea."

“Yo vigilaría a tu amigo”. Triff se inclinó y habló con voz normal. “Si me
preguntas, no está disparando a toda máquina”.

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 Cisco iba a sentir pura alegría al contarle a Reese lo que dijo Triff. Al bastardo le
había gustado que Triff lo "rescatara", por lo que era justo que Cisco le devolviera el
favor.

“Supongo que cuando trabajas con animales, comienzas a tratarlos como si fueran
humanos”, dijo Triff. “No veo nada malo en eso. A veces pienso que Waffles es más
inteligente de lo que deja ver”.

Cisco no había olido a cambiaformas en ella. Dudaba que Waffles fuera otra cosa
que un perro.

“Vivo con un grupo de tipos con un comportamiento lobuno”, dijo Cisco. “Pueden
ser verdaderos dolores en el culo a veces”.

"¿Tienes compañeros de cuarto?"

Más bien, Cisco pertenecía a una manada. "Unos pocos."

La mayoría de los miembros de la manada vivían en la ciudad. Seis todavía vivían

con Grey, siendo Cisco uno de ellos. Simplemente le gustaba vivir en manada y no
deseaba estar solo.

Había sido él y el camino durante muchos, muchos años. Cuando se unió a la

manada de Grey, Cisco se sintió como si finalmente tuviera un hogar. Tenía amigos
para cuidar su espalda, amigos a los que podía llamar en caso de emergencia, y daría su
vida por cualquiera de ellos.

No había nada como echar raíces. Cisco había odiado estar solo. No era la vida de
un lobo. Les fue mejor en número, y las peleas en las que Cisco se había metido cuando
estaba solo lo demostraban.

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 Casi había perdido la vida más de una vez y había ganado muchos enemigos. Ese
era el quid de su problema. Cisco no pudo precisar a ninguna persona que vendría tras
él y trataría de acabar con él.

La lista era demasiado larga.

Con suerte, Grey tuvo más suerte al descubrir quién era el perpetrador, pero Cisco
lo dudaba.

"Está bien, una copa". Triff se levantó. "Necesito ver cómo está Waffles y me lo
estoy pasando bien hablando contigo, así que no quiero que termine tan pronto".

Cisco se levantó y sonrió. "¿Qué tal si hacemos una taza de café y encontramos una
mala película para ver?"

Trif se rió entre dientes. "¿Sabes qué? Eso suena perfecto."

Tenía que ganarse la confianza de Triff si iba a averiguar qué estaba pasando con el
tipo. Si Triff estaba en problemas, sería su problema. Su pareja ya no enfrentaría las
cosas por su cuenta.

No si Cisco tenía algo que decir al respecto.

"¿Por qué no enciendes la cafetera mientras dejo que Waffles tintinee?" Triff usó su
llave para abrir la puerta.

"¿No vi una puerta para perros en la cocina?"

“La asusta”, dijo Triff. “No preguntes. Todavía estoy tratando de descifrar eso”.

Tan pronto como entraron, Cisco arrojó a Triff detrás de él. La sala de estar parecía
como si un huracán hubiera aterrizado y dejado una destrucción completa a su paso.

03/2022
 Capítulo cuatro

“¡Waffles!” Triff trató de sortear a Cisco para poder encontrar a su perra, pero el
tipo era como un muro viviente, inamovible. "Déjame rodearte".

"No hasta que me asegure de que no haya nadie aquí".

Triff no había pensado en eso. Había estado demasiado preocupado por su perra.
Ahora se quedó allí con una extraña sensación mientras Cisco se movía por la
habitación y se dirigía por el pasillo.

Triff miró la destrucción. ¿Había estado aquí el asesino? ¿Era esto obra suya? Triff
sintió que iba a vomitar.

No había dicho una palabra y, sin embargo, el extraño había ido tras él. Esa era la
única persona en la que Triff podía pensar que le haría esto a su casa.

Su sofá estaba volcado, los libros tirados de los estantes, las chucherías destrozadas
en el suelo y los papeles esparcidos por todas partes. Triff se sintió completamente
violado.

“Llamé al sheriff”, dijo Cisco cuando regresó. “El resto de la casa también está
destrozado. ¿Conoces a alguien que haría esto?”.

Triff salió corriendo de la habitación y se dirigió a la puerta trasera. Lo abrió y

gritó: "¡Waffles!"

Un gemido le respondió.

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 Sin tener en cuenta su propia seguridad, Triff corrió hacia el sonido. Waffles yacía
debajo de un gran árbol, hecha un ovillo. Estaba temblando como loca cuando Triff la
alcanzó.

"Ven aquí, niña". Triff la hizo rodar y ella gritó.

“Maldita sea, Triff”. Cisco salió.” ¿Por qué no me pediste que la buscara en lugar
de salir corriendo aquí?”

“Creo que está herida”. Triff tocó cada una de sus piernas, y ella volvió a gritar
cuando él le tocó la pata delantera derecha. "El bastardo le hizo esto". El miró por
encima de su hombro. "Tengo que llevarla al veterinario".

“Le haré saber al sheriff Weston que nos dirigimos a casa de Reese”. Cisco sacó su
teléfono mientras Triff miraba a su perra.

“No te preocupes, preciosa. Papá te tendrá como nueva en poco tiempo”. La rabia
lo llenó. Una cosa era aterrorizarlo, pero otra meterse con su perra. Waffles era inocente
y no merecía ser lastimada.

Solo tendría que trabajar turnos extra para poder pagar la cuenta del veterinario,
pero Waffles valía la pena.

Con todo el cuidado que pudo, Triff la levantó del suelo y la llevó adentro. Cisco
estaba tras su rastro, entrando en la casa justo detrás de él.

Triff no se detuvo. No quería mirar el daño hecho. Ahora tendría que llamar a su
casero y contarle lo que había pasado. Rowan no iba a estar feliz, pero no había sido
obra de Triff.

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 Tendría un informe policial para respaldar su historia, pero la idea de hablar con la
policía hizo que se le formaran carámbanos en el estómago.

“Tomaremos mi auto”, dijo Cisco mientras Triff salía de la casa.

Triff no se molestó en discutir. Estaba demasiado preocupado por Waffles. Se había

acurrucado contra su pecho y todavía estaba temblando. En ese momento, a Triff no le
importaba lo aterrador que fuera el asesino. Se había metido con la perra de Triff, y por
eso, Triff haría pagar a ese bastardo.

De alguna manera.

Una hora después, Waffles estaba medicada y tenía una pierna enyesada.

“Va a estar bien”, aseguró el Dr. Freeman a Triff. “Te sorprendería lo resistentes
que son los animales. Volverá a ser la misma de siempre en poco tiempo”.

Eso podría ser cierto, pero el corazón de Triff se rompió cuando miró a su bebé
tendida allí con una escayola en su pequeña pierna.

“Pensé en encerrarla de cuatro a ocho semanas, pero estoy bastante seguro de que
se volvería loca en una jaula”. El Dr. Freeman frotó su mano sobre su pelaje mientras
explicaba los síntomas a los que prestar atención y cuándo traerla de regreso si
experimentaba alguno de ellos.

Podía decir que el Dr. Freeman realmente se preocupaba por los animales. Triff
también. Waffles había llegado a significar el mundo para él, y estaría devastado si algo
le pasara a ella.

Como una pierna fracturada.

03/2022
 “Mientras mantenga su peso fuera de la pierna y parezca estar bien, puede
reanudar sus actividades diarias. Con límites, por supuesto”.

No abandonaría la vista de Triff.

“Tenemos que hablar”, dijo Cisco cuando el Dr. Freeman salió de la habitación.
“Creo que deberías quedarte conmigo hasta que sepamos quién hizo esto y por qué”.

Triff sabía quién había hecho esto. Estaba noventa por ciento seguro de que era el
asesino. Pero, ¿qué había estado buscando? Destrozar la casa de Triff no tenía sentido.

“No puedo imponerme”. No quería que el perpetrador apuntara a Cisco. Este era
problema de Triff, y no estaba arrastrando a nadie más a su lío.

“Tú tampoco puedes irte a casa”, dijo Cisco. “Tu casa es la escena de un crimen,
Triff. La policía no te dejará volver a entrar”.

Lágrimas calientes picaron en los ojos de Triff, pero las contuvo, negándose a llorar
frente a este guerrero fuerte y sexy. Eso fue lo que Cisco le recordó a Triff. Un guerrero
curtido que había visto muchas batallas, aunque dudaba que eso fuera realmente cierto.

Sin embargo, todavía se veía como un rudo sexy.

Tal vez fue la barba o la mirada atenta que siempre tenía en sus ojos o los tatuajes o
tal vez incluso la forma en que se comportaba de esa manera tranquila suya.

Cualquiera que sea la razón, Triff sintió que podía confiar en Cisco. “Solo una
noche,” finalmente estuvo de acuerdo. “Pero me quedo en el sofá. No te molestaré más
de lo necesario”.

“No hace falta el sofá”. Cisco levantó suavemente a Waffles de la mesa de examen
y la acunó cerca de su pecho. Oh La vista de este hombre muy alto y llamativo

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sosteniendo a un perro tan indefenso derritió el corazón de Triff. "Tengo un dormitorio
libre que puedes usar".

"¿Eres amigo de la policía?" preguntó Triff. "Necesito algunas de mis cosas, y como
no puedo volver a entrar en mi casa, pensé que si eras amigo de ellos, podrían dejarte
recoger algunas de mis cosas".

Cisco asintió. “Hablaré con el sheriff Weston. Estoy bastante seguro de que me
dejará coger algo de ropa y otras cosas”.

Eso significaba que Triff no tenía que hablar con la policía, lo cual fue un alivio.
Probablemente tendría que hacerlo en algún momento, ya que fue su casa la que fue
destruida, pero en este momento, estaba contento de no tener que hacerlo.

“Te acomodaré y tú me harás una lista de las cosas que quieres”. Cisco salió de la
habitación y Triff lo siguió. No estaba seguro de lo que habría hecho si Cisco no hubiera
estado allí.

El pensamiento le dio ganas de vomitar. Si se hubiera quedado en el trabajo y

hubiera regresado solo a casa, Triff probablemente habría empacado su auto y se habría
ido de la ciudad.

Aunque no estaba seguro de adónde iría. No era como si pudiera ir a la casa de su

madre. No con el diputado Stewart todavía en la fuerza. Triff tampoco tenía dinero.

"Gracias", dijo cuando Cisco se detuvo en la recepción. "Gracias por estar ahí para
mí."

Triff no estaba seguro de qué documentos estaba firmando Cisco, pero su mente
estaba en un torbellino y no pensó mucho en ello. Todo lo que Triff quería hacer era
acostarse y olvidar que esta noche había sucedido.

03/2022
 Condujeron en silencio hasta la casa de Cisco. A Triff le sorprendió que estuviera
tan lejos de la ciudad. Acarició el pelaje de Waffles para calmarla y tranquilizar sus
propios nervios.

¿Qué sabía él realmente sobre Cisco? Acababa de conocer al chico ayer, y aunque
parecía agradable, eso no impidió que Triff se preguntara si estaba tomando la decisión
correcta al ir a la casa del hombre.

“Primero arrojaron a ese lobo herido a mi patio trasero, y luego hirieron a Waffles.
Estoy empezando a pensar que no tengo suerte cuando se trata de animales”.

Era la historia de su vida.

“Ninguno de los incidentes fue culpa tuya”, dijo Cisco. "Waffles va a estar bien, y
estoy seguro de que el lobo también está bien".

"¿Como sabes eso?" preguntó Triff. “Estaba tan angustiado por Waffles que olvidé
preguntarle al Dr. Freeman sobre el lobo. Por lo que sabemos, está de vuelta en la
naturaleza, cojeando, presa fácil para que cualquiera lo elimine”.

Cisco hizo un ruido en la parte posterior de su garganta. ¿Estaba tratando de

sofocar una risa? Así había sonado.

“Me alegro de que mi preocupación te divierta”.

"Oye. No me divierte que ningún animal salga lastimado”, se defendió Cisco.

“Simplemente no creo que debas preocuparte por ese lobo. Te sorprendería lo
resistentes que son”.

03/2022
 Resistentes. La misma palabra que había usado el Dr. Freeman. Lástima que Triff
no se sintiera resistente. De hecho, se sintió a segundos de desmoronarse. Solo quería
que esta pesadilla continua terminara.

Cisco se metió en un camino sinuoso que iba cuesta arriba. Triff esperaba una casa
modesta con el salario de un fontanero, pero lo que vio lo dejó boquiabierto.

Era la casa más hermosa que jamás había visto. La casa tenía un porche envolvente
con mecedoras, hermosos arbustos y maldición, ¿cómo podía Cisco permitirse un lugar
como este?

¿No había dicho que vivía con compañeros de cuarto? Tenía que ser así como
podía permitirse vivir en una casa de aspecto tan lujoso sino.

Cisco estacionó entre otros vehículos y salió. Triff, cuidadoso con el preciado bulto
que tenía en el regazo, también salió. Se quedó allí mirando la casa, preguntándose
cuánto costaría alquilar el lugar.

Cisco tuvo que haberla alquilado. Él había dicho que tenía compañeros de cuarto.
De ninguna manera un fontanero podría permitirse comprar una casa como esta. Pero,
¿qué sabía Triff? Su madre había alquilado toda su vida, al igual que Triff cuando tuvo
la edad suficiente para vivir solo.

No sabía nada sobre la propiedad de una vivienda o lo que se necesitaba para

comprar una propiedad impresionante como esta.

Cuando entraron, Triff quedó aún más impresionado. Tenía miedo de bajar a
Waffles o tocar algo él mismo. Los pisos de madera y las alfombras se veían muy caras.
También lo hizo todo lo demás.

03/2022
 Había una chimenea junto a la puerta principal, pero en lugar de madera, había
una gárgola de piedra. ¿Quién diablos tenía columnas dentro de su casa?

El vestíbulo conducía a una sala de estar de área abierta con otra chimenea,
alfombras, muebles de aspecto suave y obras de arte en las paredes.

“Tu casa es muy hermosa”, dijo Triff.

"Gracias." Cisco lo llevó por un tramo de escaleras. “Te daré un recorrido más
tarde. Estoy bastante seguro de que quieres descansar ahora mismo. Veré lo que
tenemos en la cocina para que Waffles coma”.

A la mitad del pasillo, un chico bajito con cabello rubio y ojos azules salió de una
habitación. Miró en su dirección y luego su mirada se posó en Waffles.

"Ay Dios mío. ¡Él es tan lindo!" Se apresuró y luego jadeó. "¿Por qué tiene un yeso?"

“Gem, aquí Triff Cardea”, dijo Cisco. “Y Waffles es una niña”.

¿Gem? ¿No era ese el nombre que Cisco mencionó cuando habló de los mejores
pasteles de la ciudad? ¿El tipo vivía con Cisco? Ahora Triff no estaba seguro de qué
pensar. Gem era claramente uno de los compañeros de habitación, pero Triff no estaba
seguro de cómo se sentía al respecto.

¿Y por qué diablos estaba tan celoso? No conocía a Cisco. No había nada entre
ellos. Entonces, ¿por qué quería sacarle los ojos a Gem?

Gem se mordió el labio inferior, sus ojos azules brillando. "¿Puedo abrazarla, por
favor?"

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 Triff apretó su agarre sobre Waffles hasta el punto de que ella gimió. Rápidamente
aflojó su agarre, pasando una mano por su espalda. "Preferiría que no lo hicieras", dijo
en tono de disculpa. “Está herida y asustada y solo quiere a su papá”.

Ese no había sido el caso en la oficina del veterinario. Había ido a Cisco sin ningún
problema. Era más como si Triff la necesitara en este momento.

"Entiendo." Gem pasó los dedos por la cabeza de Waffles. “Ella es tan adorable. Fue
un placer conocerte, Triff. Espero verte por aquí”. Gem miró a Cisco. "¿Estará cerca más
a menudo?"

Cisco asintió y los ojos de Gem se iluminaron. ¿Qué diablos fue eso? Triff iba a
pasar allí una sola noche y no pensaba volver.

Gem apretó el brazo de Triff. “Vamos a ser amigos muy rápido. Vas a amar a Fynn
cuando lo conozcas”.

“Estoy completamente perdido”, dijo Triff cuando Gem se alejó.

“Gem es una persona muy entusiasta”. Cisco lo llevó a un dormitorio que era
simplemente hermoso.

Se volvió hacia Cisco. “Puedes decirme que no es de mi incumbencia, pero tengo

que saber, ¿cómo diablos te permites un lugar como este? Sé que dijiste que tenías
compañeros de cuarto, pero el alquiler tiene que ser astronómico, incluso si lo
compartes con otros chicos”.

Cisco se acercó a un diminuto sofá de dos plazas y se sentó en él. “Primero, no

alquilamos. Grey es el dueño de esta casa”.

"¿Quién es Grey?"

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 "Podrías llamarlo mi jefe". Cisco se encogió de hombros.

“Debe hacerlo muy bien con su negocio para pagar esto”. Triff dejó Waffles sobre
el edredón de la cama. Se acomodó y volvió a dormirse.

El veterinario había dicho que el efecto de los medicamentos desaparecería pronto

y Triff se alegró de que estuviera descansando lo que necesitaba.

"¿Vives con tu jefe?" preguntó Triff mientras se sentaba en el borde de la cama.

"Una manada de nosotros nos quedamos aquí".

Esa fue una forma muy extraña de decir eso. ¿Qué le importaba a Triff de todos
modos? Aparte de la curiosidad, no le importaba. Solo estaba allí por una noche, y al
día siguiente, estaría en su casa limpiando el desastre que dejó ese asesino.

La sola idea de estar allí solo con un perro herido hizo que el estómago de Triff se
revolviera. ¿Y si el tipo volvía? ¿Qué pasaría si no fuera el asesino sino alguien que
había entrado para robar cosas y era un completo imbécil y quería destrozar el lugar
solo por el gusto de hacerlo?

Había muchas posibilidades. El hecho de que Triff hubiera presenciado un

asesinato no significaba que el asesino hubiera ido a su casa. Eso era lo que iba a seguir
diciéndose a sí mismo hasta que lo creyera firmemente.

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 Capítulo cinco

Cisco se sorprendió cuando encontró a Triff sentado en el último escalón del piso
de arriba a las cuatro de la mañana. El tipo parecía como si hubiera tenido una
pesadilla. Cisco se sentó a su lado, pero mantuvo las manos quietas, aunque se moría
por poner a Triff en su regazo y consolarlo.

Le sorprendió que Waffles no estuviera en los brazos de Triff. Su compañero se

había vuelto muy protector con su perra desde que lo encontraron debajo de ese árbol.
Cisco no culpó a Triff. Se habría sentido de la misma manera si alguien hubiera
lastimado a su mascota.

"¿Quieres hablar de eso?"

“Yo solo…” Triff pasó una mano por su cabello rubio arena, haciendo que los
mechones se erizaran. "No sé qué hacer. Estoy cansado de cargar con esto, cansado de
tratar de descubrir cómo manejar esto. Parece que mantener la boca cerrada no es la
solución desde que allanaron mi casa”.

"Me lo puedes decir." Cisco puso una mano sobre la rodilla de Triff, esperando que
el toque consolara a su compañero.

Triff lo miró con ojos verdes llenos de sentimiento. "Siento que puedo confiar en ti".

Había muchas cosas que Triff no sabía sobre Cisco, y Cisco le contaría todo a su
compañero, pero primero quería llegar al fondo de lo que estaba pasando. "Puedes."

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 Después de dejar escapar un profundo suspiro, Triff cruzó los brazos sobre los
muslos. “Hace unas noches estaba sacando la basura y vi a dos tipos en el callejón
afuera del bar. El grande tenía sus manos envueltas alrededor del cuello del tipo más
pequeño. Él lo mató, Cisco. Me vio antes de que volviera a entrar corriendo”.

Cisco había oído hablar del homicidio. Los policías no tenían pistas, ni testigos, y
no estaban más cerca de atrapar al sospechoso que la noche en que sucedió. Cisco solo
sabía esto porque había hablado con un diputado, que también era miembro de la
manada, al día siguiente.

Por lo que le había dicho el diputado Rey Foster, no había sido sólo un
atragantamiento. El autor había roto el cuello de la víctima. “¿Por qué no le dijiste a la
policía lo que viste?”

Triff parecía del tipo cariñoso. Había llevado a un lobo a la clínica veterinaria
cuando encontró a Cisco en su patio trasero. Estaba fuera de sí cuando Waffles resultó
herido. ¿Podría haber sido el culpable el que irrumpió en la casa de Triff?

“Soy de un pueblo llamado Cayson Bay”. Triff se secó los ojos. “Hay un policía allí,
el diputado Karson Stewart, tan corrupto como parece. Sacudió a mucha gente que
vivía en la ciudad, aterrorizó a los que consideraba un blanco fácil, y no puedo
probarlo, pero creo que estaba en contacto con algunos hombres desagradables”.

Cisco no estaba seguro de a dónde iba esto, pero tenía un mal presentimiento.

“Me detuvo para darme una multa por exceso de velocidad, aunque solo estaba
yendo cinco millas por encima del límite de velocidad. Traté de decirle eso. Se enojó
porque estaba discutiendo con él, y después de ese día me atacó. Me acosaron sin
piedad hasta que finalmente decidí irme de la ciudad, pero no antes de que él me

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'convenciera' de que le diera sobornos para que no me metiera en la cárcel por cargos
falsos”.

La ira al rojo vivo azotó a Cisco. Quería cazar al diputado Stewart y enseñarle
cómo era estar aterrorizado por alguien. Cisco odiaba que su pareja hubiera pasado por
semejante calvario.

"¿Y la peor parte?" Triff se secó los ojos. “Dejé a mi madre en Cayson Bay. Supuse
que si me iba de la ciudad, él no la acosaría. Hasta ahora no lo ha hecho. La llamé
anoche antes de ir a trabajar y ella está bien, así que supongo que mi plan funcionó”.

“Así que ahora no está seguro de poder confiar en la policía de Willow Point”,
supuso Cisco.

"Exactamente. Sólo he estado aquí un poco más de dos semanas. No sé si alguno de

ellos es corrupto, y no quería revivir esa pesadilla de nuevo”.

Cisco enroscó su brazo alrededor de los hombros de Triff. No pensó en lo bien que
se sentía abrazar a su pareja. Lo único que tenía en mente era consolar a Triff. “Te
prometo que los policías de esta ciudad son unos tipos estupendos, Triff. Sabiendo lo
que te pasó, no te diría una mentira. Son buenos hombres y puedes confiar en ellos”.

Triff negó con la cabeza. “No quiero enfrentarlos solo”. Miró a Cisco. "¿Vendrás
conmigo? Me siento horrible por no decir nada sobre lo que vi. La familia de la víctima
merece un cierre, y ese bastardo merece estar tras las rejas”.

"Iremos a la estación después de dormir un poco más". Besó la frente de Triff. “No
me iré de tu lado, y hasta que atrapen al tipo, eres más que bienvenido a quedarte aquí.
De hecho, insisto.”

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 No había manera de que Cisco dejara a Triff fuera de su vista. No tenía ninguna
duda de que era la misma persona que había destrozado la casa de Triff. El tipo
probablemente estaba enojado porque Triff no estaba en casa y decidió dejar un
mensaje.

"Vamos. Vamos a llevarte de vuelta a la cama”. Cisco se puso de pie y puso a Triff
en pie. “Si quieres, me quedaré contigo hasta que te duermas”.

Triff se rodeó el estómago con los brazos. "Me gustaría eso. Gracias por ser tan
buen amigo”.

Sí, necesitarían tener esa charla pronto. Cisco necesitaba decirle a Triff que él era el
lobo que había salvado y que eran compañeros. Pero no esta noche. En este momento,
todo lo que Cisco quería hacer era asegurarse de que Triff tuviera algunas horas de
sueño ininterrumpido.

****

A Triff no le había gustado la idea de dejar Waffles en casa de Cisco. Quería a su

bebé con él hasta que sanara, pero Cisco había hecho un buen punto. Waffles necesitaba
descansar, y ella no podría hacer recados con ellos.

Finalmente había conocido a Grey, un hombre grande e imponente, y el tipo había

accedido a cuidar de Waffles hasta que regresaran. Pero eso no era lo que tenía su
estómago revuelto. Entraron en el estacionamiento de la estación de policía y
estacionaron.

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 Triff miró el edificio que se avecinaba y supo que no podía hacer eso. Cerró los ojos
con fuerza y respiró rápida y superficialmente. La adrenalina se disparó a través de él, y
su corazón latía tan fuerte que le hormigueaba el pecho.

Cisco salió, rodeó el auto y abrió la puerta de Triff antes de que se agachara.
“Puedes hacer esto, cariño. Estoy contigo en cada paso del camino”.

Triff resopló y asintió. Cuando salió del auto, para su sorpresa, Cisco lo tomó de la
mano y lo condujo adentro.

Fiel a su palabra, Cisco se quedó con él todo el tiempo.

****

Cisco tenía toda la intención de levantarse e ir a la casa de Triff a recoger las cosas
que quería, pero se habían quedado dormidos en la cama de Cisco la noche anterior y él
estaba demasiado cómodo para moverse.

El pequeño cuerpo de Triff encajaba perfectamente en el hueco del cuerpo de Cisco.

Tenía un brazo colgado sobre su compañero, y estaban acurrucados. Aún no había
amanecido y allí estaba Cisco, completamente despierto. No dejaba de pensar en lo que
había dicho Triff en la comisaría.

La descripción que su compañero le había dado sonaba tan malditamente familiar,

pero Cisco no podía decir por qué. Lo que no le había dicho a su compañero era que
Cisco conocía a la víctima. Había ayudado a Alvin cuando habían estado juntos en el
reino de los demonios, aunque Alvin era humano.

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 No era raro que los humanos estuvieran en Serenity City. No había muchos, pero
suficientes, y la mayoría de los humanos que vivían allí amaban la ciudad.

Pero había llegado a conocer a Alvin, y la muerte de su amigo fue un duro golpe
para él.

Cisco se había estado devanando los sesos tratando de averiguar en qué había
quedado atrapado Alvin. ¿Por qué lo habían matado? Y Triff lo había presenciado.
Todas las piezas del rompecabezas estaban allí. Cisco simplemente no podía ponerlas
juntas.

Eso era lo que lo tenía acostado despierto, mirando la pared. Tratando de resolver
todo esto.

Hasta que Triff se agitó.

Abrió los ojos, se puso rígido y luego miró por encima del hombro a Cisco. "¿Cómo
terminamos en esta posición?"

Cisco sonrió. “Supongo que mientras dormíamos gravitábamos el uno hacia el

otro. Me habría alejado de ti, pero estoy bastante cómodo en este momento”.

"Esto es acogedor", admitió Triff. “Nunca pensé que me abrazaría con mi

fontanero”.

Cisco se rió entre dientes y luego se puso serio. "Sobre eso."

Triff se dio la vuelta hasta quedar cara a cara. "¿Qué?"

“No soy el manitas de Rowan”, dijo Cisco. “Solo le estaba haciendo un favor. Esa
no fue la razón por la que fui a tu casa esa mañana”.

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 Cisco sabía que su sesión de abrazos terminaría una vez que le dijera a Triff la
verdad. Su pareja ya había pasado por suficiente, pero merecía saber qué estaba
pasando entre ellos. Por qué Triff sintió que podía confiar en Cisco y por qué su
compañero sintió la conexión.

"¿No viniste porque Rowan te llamó?" Triff se echó hacia atrás un poco, pero Cisco
estaba decidido a mantenerlo agarrado, a tocar a Triff y tratar de brindarle consuelo
mientras lo volaba la cabeza.

"No, fui para agradecerte".

Triff frunció el ceño. "¿Por qué?"

"Salvarme."

"No te entiendo." Triff se incorporó y se apartó el pelo de los ojos. “¿Qué

necesitabas agradecerme? Yo nunca te salvé. Nos conocimos hace solo unos días”.

Cisco también se incorporó, deseando haberse quitado al menos los vaqueros.

Nunca antes había dormido vestido y no volvería a hacerlo. Los jeans eran incómodos
en la cama. “Nos conocimos antes de esa mañana. La noche anterior cuando me llevaste
al veterinario”.

La piel debajo del ojo de Triff hizo tictac. “Llevé un lobo al veterinario”.

"Yo soy ese lobo". Cisco sabía que estaba arruinando esto, pero en su defensa,
nunca tuvo que explicarle a nadie lo que era. Solo rezó para que Triff no entrara en
pánico. "Puedo probarlo."

Triff lo miró con escepticismo.

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 "No estoy tratando de asustarte". Cisco se volvió hacia su pareja. "Solo quiero que
sepas por qué te sientes tan atraído por mí".

“Porque has sido un buen amigo”, dijo Triff. "Es por eso que me siento atraído por
ti".

Cisco se levantó y comenzó a desvestirse. Los ojos de Triff se agrandaron. "¿Qué

estás haciendo?"

“A menos que quiera que mi ropa sea haga trizas, tengo que quitármela”. Cisco
guiñó un ojo. “Solo prométeme que no correrás”.

"Para que lo sepas, seguiremos siendo amigos aunque estés loco". Trif sonrió. “No
hay nada de malo en tener un amigo loco”.

"Tengo algunos amigos que no están bien de la cabeza", bromeó Cisco mientras se
quitaba lo último de su ropa. No había forma de ocultar su erección, y no lo intentó.
También notó cómo la mirada de Triff se había concentrado en su polla.

Luego cambió.

Triff se sentó allí mirándolo con la boca abierta, y sus ojos se habían agrandado aún
más. "¡Eres un lobo!"

Cisco saltó sobre la cama y acarició a su pareja. Triff se quedó congelado al

principio y luego se rió cuando Cisco le lamió la cara. "Eso es asqueroso. Ni siquiera
dejo que Waffles me lama porque he visto dónde ha estado su lengua”.

Cisco se acostó sobre las piernas de Triff y se dio la vuelta, mostrando su barriga a
su compañero.

"¡Es por eso que Waffles se estaba volviendo loco a tu alrededor!"

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 Cisco estaba contento de que su compañero no se estuviera volviendo loco. Estaba
seguro de que Triff saldría corriendo y gritando alejándose de él. En cambio, se sentó
allí acariciando a Cisco. “Realmente eres un lobo hermoso. ¿Quién diablos querría
dispararte? ¿Y sabes cuánto pesaste al llevarte a mi coche? Casi me parto la espalda”.

Cisco volvió a su forma humana, pero no se movió del regazo de Triff. "Todavía no
sé quién me disparó o por qué, pero me alegro de que me hayas encontrado".

“Esto es tan raro”, dijo Triff. "Tengo mi propio lobo que puede hablar".

"Hay algo más que necesito decirte".

Los ojos de Triff se iluminaron y el corazón de Cisco se derritió porque su pareja

estaba tan emocionada por tener su propio lobo. Su compañero era definitivamente
único. "Somos compañeros".

Triff arrugó la nariz. "No te sigo".

Cisco se movió hasta que estuvo estirado en la cama y luego empujó a Triff para
que se acostara a su lado. “Destino pensó que estaríamos bien juntos. Por eso te sientes
tan atraído hacia mí y viceversa. Fuiste elegido para mí, Triff”. Tocó el hombro de su
compañero. "Todo lo que tengo que hacer para unir nuestras almas es morderte aquí
mismo".

"¿Morderme?" Triff negó con la cabeza. "Eso suena demasiado doloroso".

"¿Por qué estás tomando esto con tanta calma?" preguntó Cisco. “¿Por qué no estás
teniendo un colapso? La mayoría de la gente lo haría si descubriera que los hombres
pueden transformarse en animales”.

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 "No sé." Triff se encogió de hombros. “Supongo que con todo lo que he pasado, me
gusta la idea de tener mi propio guardaespaldas. Pero no es solo eso. Está bien. Siento
esa conexión, y no me importa si resultaste ser un extraterrestre. Simplemente me gusta
estar cerca de ti. Eres muy protector conmigo, me respaldas y confío en ti. No confío en
mucha gente, así que eso es una ventaja”.

"Me alegro de que confíes en mí". Cisco apretó su agarre sobre Triff y besó su
cuello. “Ahora estás bajo mi protección y nadie te va a hacer daño”.

Triff se acurrucó más cerca. “Y nadie va a lastimarte de nuevo, tampoco. Si lo

intentan, les daré a Waffles”.

Cisco soltó una risa baja y suave. "Apuesto que sí."

No estaba seguro de qué suerte había tenido cuando se trataba de compañeros,

pero Triff era un tesoro que planeaba mantener a salvo.

****

La mano de Cisco se movió desde el costado de Triff hasta su cadera y luego

alrededor de su espalda, donde se demoró en su trasero. Triff no pudo detener el
escalofrío aunque quisiera. Lo que Cisco le había dicho era una locura, pero Triff lo
había visto con sus propios ojos.

Y realmente sintió la conexión. Hasta el punto de que estaba excitado por el toque
de Cisco, pero quería más. Quería sentir el peso de Cisco presionándolo contra el
colchón mientras el tipo unía sus almas. Triff se estremeció ante la idea de tener la polla

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de Cisco enterrada profundamente dentro de él, de Cisco mordiéndolo, estampando
permanentemente su propiedad sobre él.

Movió la mano por el pecho musculoso de Cisco y se detuvo en su garganta. Miró

esos bonitos ojos, asombrado de lo mucho que realmente confiaba en Cisco y lo mucho
que deseaba pertenecerle.

"Quiero que nos unas". Triff besó el pecho desnudo de Cisco.

Los párpados de Cisco se cerraron a medias cuando tiró de Triff en un abrazo más
fuerte. Triff inhaló con fuerza cuando Cisco los hizo rodar, colocando a Triff sobre su
espalda.

"Llámame tu compañero".

"Mi compañero." A Triff le gustó cómo sonaba eso.

Cisco ayudó a Triff a quitarse la camisa. Pasó la mano por el pecho de Triff y luego
lamió su pezón izquierdo. Triff siseó mientras se retorcía debajo de Cisco, amando
cómo se sentía la lengua de su compañero sobre su piel. Todo su cuerpo se sonrojó
cuando Triff agarró los bíceps de Cisco y se aferró a ellos mientras su pene se endurecía.

Una necesidad profunda y ardiente arremolinó a Triff. Su cuerpo se sentía como si

le hubieran prendido fuego. Tiró de los brazos de Cisco, gimiendo ante las sensaciones
que lo azotaban.

Cisco se movió a su lado, alcanzó la mesita de noche y sacó la botella de lubricante.

Triff yacía allí jadeando mientras Cisco se levantaba, desabrochaba los pantalones de
Triff y los deslizaba hacia afuera, junto con su ropa interior.

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 Yacía allí completamente desnudo, expuesto a la mirada de Cisco. El corazón de
Triff se aceleró cuando una vez más miró entre las piernas de Cisco para ver su larga,
gruesa y dura longitud sobresaliendo. Había pasado mucho tiempo desde que Triff
había tenido relaciones sexuales y tenía el presentimiento de que Cisco sería un gran
amante.

Cisco se arrastró hacia atrás sobre la cama y tiró de Triff a sus brazos. El cuerpo de
Cisco era sólido como una roca, cálido y acogedor cuando comenzó a besar a Triff, su
mano deslizándose sobre el trasero de Triff.

“No puedo creer la suerte que tuve cuando se trata de compañeros”.

"Yo tampoco." Triff ahuecó la mandíbula de Cisco y luego presionó sus labios
contra los de Cisco. "Hazme tuyo."

Con un gruñido profundo, Cisco lubricó sus dedos, separó las piernas de Triff y
luego hundió sus dedos profundamente en el trasero de Triff.

Triff siseó ante el agudo dolor mientras clavaba las uñas en los brazos de Cisco. La
lujuria en los ojos de Cisco mostró que apenas se aferraba a su control. Cisco lo estiró
mientras besaba su camino desde el cuello de Triff hasta su mandíbula y luego sobre su
mejilla, párpados y labios. Triff jadeó en la boca de Cisco cuando su pareja añadió otro
dedo.

La plenitud lo llevó hasta el borde mientras Triff luchaba por aguantar. Cisco ni
siquiera había entrado en él todavía, y Triff ya estaba listo para correrse. Se mordió el
labio inferior con fuerza, tratando desesperadamente de controlar la furiosa tormenta
dentro de él.

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 "No te atrevas a contenerte". La mirada de Cisco recorrió el rostro de Triff. “Dame
todo lo que tienes en ti”.

Como si su voz y su orden fueran un disparador, Triff gritó cuando su orgasmo lo

atravesó. Cisco se movió entre sus piernas y luego se metió dentro del cuerpo de Triff.
Triff jadeó mientras tiraba de los antebrazos de Cisco.

"Eso es todo, cariño". Cisco habló con los dientes apretados mientras se hundía más
profundamente en el culo de Triff.

El placer de Triff se convirtió en dolor, luego se transformó de nuevo en placer

cuando Cisco empujó, sosteniéndose por encima de Triff con los brazos extendidos.

"Envuelve tus piernas alrededor de mi cintura".

Triff hizo lo que se le ordenó, juntando los tobillos. "Ha sido un tiempo."

"Puedes manejar esto", le aseguró Cisco.

"Sé que puedo." Triff se sentía como si estuviera cayendo en caída libre con cada
embestida, con cada giro de las caderas de Cisco. La habitación se volvió más oscura,
más calurosa, o eso podría haber sido solo su imaginación. Todavía no podía creer que
estaba teniendo sexo con su fontanero. Más concretamente, con un tipo que podía
convertirse en lobo.

Eso todavía lo aturdía, pero Triff lo dejó pasar y solo sintió. Sentía cómo Cisco
sacudía todo su mundo, cuánto confiaba en él, cuánto deseaba pertenecer a su lobo.
Triff nunca se había sentido así con nadie más.

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 Sabía que debería estar enloqueciendo. Triff debería haber exigido a Cisco que lo
llevara a casa después de esa revelación alucinante. Pero por razones que no entendía
del todo, Triff no podía imaginar dejar Cisco.

De hecho, le dolía el corazón siquiera pensar en ello.

Sus pensamientos se dispersaron mientras el éxtasis lamía su camino a través de él.

Triff apretó las piernas, aferrándose a Cisco mientras maullaba de placer. Levantó su
trasero, encontrándose con los empujones de su pareja, todo su cuerpo era un nervio en
carne viva.

Lo que Cisco le estaba haciendo prendió fuego a su sangre. Triff acababa de

correrse, pero su polla se había endurecido de nuevo, el líquido preseminal goteaba a
raudales mientras rechinaba los dientes.

"¿Estás listo para unir nuestras almas?"

"¡Sí!" Tal vez debería reducir un poco su entusiasmo.

Cisco besó a lo largo del hombro de Triff antes de hundir profundamente sus
colmillos. Triff gritó cuando su semilla estalló. Los latidos de sus corazones se
sincronizaron cuando Triff sintió una profunda conexión con su compañero.

Lamiendo la herida cerrada, Cisco colocó su mano sobre el corazón de Triff. "¿Me
sientes ahí dentro?"

Trif asintió. "Se siente como si te hubiera conocido toda mi vida".

Con las fosas nasales dilatadas, Cisco retrocedió, agarró la parte posterior de la
pierna de Triff y golpeó su trasero. Triff agarró las sábanas mientras la polla de Cisco
latía dentro de él y su pareja gruñía su liberación.

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 Las manos de Cisco se deslizaron por las piernas de Triff antes de dejarlas a un
lado. Se meció lentamente, sudoroso, jadeando, deslizando su mano sobre el estómago
de Triff. "Mío."

Triff siseó cuando Cisco salió de su cuerpo. Cisco se acurrucó detrás de Triff y lo
atrajo hacia sí, llenándolo de besos en el cuello.

Triff disfrutó de la sensación de su compañero envuelto a su alrededor. Suspiró

satisfecho como si el mundo no existiera. Solo estaban él y Cisco, y Triff estaba a salvo
en los brazos de su pareja.

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 Capítulo Seis

Maldita sea, si no se sentía liberador finalmente sacar el asesinato del callejón de su

pecho. Él había hecho su parte. Le había dicho al sheriff todo lo que había visto e
incluso se había sentado con un dibujante.

Ver el rostro del asesino cobrando vida en ese papel había sacudido a Triff. Se
había sentido como si lo hubieran arrojado de vuelta a ese callejón con esos ojos fríos y
sin vida, y escuchando al otro tipo morir.

Triff debería haber hecho más para ayudar, pero no había sido rival para el asesino
y podría haber terminado tan muerto como la víctima.

Ahora era un nuevo día, y no iba a seguir viviendo con miedo. Estaba harto de
acobardarse por un policía corrupto y un chiflado que mataba gente en los callejones.
Cisco lo hizo sentir como un hombre completamente nuevo.

Triff entró en el Café Kent y miró a su alrededor. No había estado en la ciudad por
mucho tiempo y no había tenido la oportunidad de explorar. Trabajaba de noche y
dormía la mayor parte del día. Además, siempre estaba arruinado, por lo que visitar las
pintorescas tiendas de la ciudad había sido imposible.

Hasta ahora. No es que quisiera gastar el dinero de Cisco, pero en secreto, Triff
estaba encantado de que finalmente pudiera ver lo que Willow Point tenía para ofrecer.

Se movió a la fila frente al mostrador y miró el tablero del menú que estaba sobre
su cabeza mientras Cisco estaba detrás de él. Triff no pudo ocultar su sonrisa cuando

03/2022
Cisco deslizó sus manos sobre las caderas de Triff y apoyó su barbilla en la parte
superior de la cabeza de Triff.

"¿Qué se ve bien?"

Triff no estaba seguro. No era un tipo de café. No en el sentido de que había

probado diferentes sabores. Normalmente se limitaba al café tradicional. “Creo que el
dolce latte de canela suena bien”.

Triff solo esperaba que también supiera bien.

No había nada peor que pagar un café demasiado caro y descubrir que sabía a
mierda. Eso era peor que el mal sexo. Triff preferiría no tener sexo en absoluto. Pero eso
no fue un problema con Cisco. El tipo había sacudido su mundo.

Incluso ahora, haciendo cola en un café lleno de gente, Triff tuvo que contenerse
para no darse la vuelta y molestar a su compañero.

Su compañero.

Triff no se cansaba de pensar o decir eso. Parecía que su mala suerte finalmente
había terminado. Solo se necesitaba estar emparejado con alguien que ni siquiera era
humano para lograr eso. A Triff no le importaba que Cisco no fuera humano. El tipo lo
trató genial, y no cambiaría a su falso fontanero por nada del mundo.

Se sentía como un adolescente con su primer enamoramiento.

¿Qué tan loco fue eso?

Lástima que Triff no hubiera traído Waffles con él. Uno, no estaba seguro de que le
hubieran permitido entrar a la cafetería. Dos, Fynn se había enamorado de ella y le rogó
a Triff que le dejara cuidarla.

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 Además, la mente de Triff había vuelto a abrirse de par en par cuando Cisco le
había dicho que Fynn era un vampiro. Triff no estaba seguro de en qué loco mundo
había caído, pero en verdad, lo amaba.

Se sentía tan místico y misterioso.

“Tienes que probar las tartas de frambuesa de Gem. Son increíblemente buenas”.
Cisco besó el costado del cuello de Triff.

Ya no estaba celoso de Gem. No después de que Cisco le había dicho que Gem
estaba emparejada con Grey. Eso había tranquilizado a Triff, y ahora estaba deseando
hacerse amigo del panadero.

Después de recibir su pedido, Cisco acompañó a Triff fuera de la tienda. Era un día
demasiado agradable para sentarse adentro, y Triff quería explorar más antes de tener
que regresar a casa de Cisco para dormir un poco antes del trabajo.

“¿Has hablado con tu amigo sobre que vuelva a entrar en mi casa?” Triff se tragó la
tarta de frambuesa de dos bocados. Fue así de bueno.

“Ya tengo las cosas de tu lista. ¿Cuál es la prisa?" Cisco tomó un sorbo de su café
mientras caminaban por la calle.

Triff se detuvo y miró a su pareja. “La prisa es que esa es mi casa, y estoy listo para
regresar a ella. ¿Cuánto tiempo antes de que pueda hacerlo?”

Le gustaba la casa de la manada, pero era demasiado lujosa para él. Su alquiler no
era mucho, especialmente en comparación con la casa de Cisco, pero, de nuevo, era
suya y le gustaba su privacidad. No había forma de que Triff caminara con Cisco solo
en calzoncillos, y todavía estaba tratando de enseñarle a Waffles a no tener miedo de la
puerta para perros.

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 La casa era bonita y Triff quería irse. Desde que podía recordar, había sido una
persona hogareña, y quedarse en la casa de otra persona, sin importar cuán hermosa
fuera, lo hacía sentir inquieto.

"Creo que es mejor si te quedas conmigo hasta que atrapen al asesino". Habían
acordado que Triff se quedaría solo una noche, aunque se había convertido en dos
noches. ¿Cisco se estaba retractando de su palabra?

"O, ahora esto es solo un pensamiento, podrías quedarte conmigo". Triff se sintió
orgulloso de su solución. Podría estar en casa y aún bajo la protección de su lobo. Su
alquiler no era tan grande, no por el precio que estaba pagando Triff, pero era acogedor
y acomodaría perfectamente a dos personas y un perro.

Cisco parecía como si estuviera dándole vueltas a la idea. “Tienes a un asesino

detrás de ti, y todavía no sé quién me disparó, cariño. ¿De verdad crees que es seguro
para nosotros estar solos?”

Triff resopló. “Dime que no puedes protegernos. Te ves como si pudieras hacer
bench press con autos, Cisco. Eres como este rudo y sexy guerrero. Creo que estaremos
bien”.

“Oh, no estoy preocupado por mis habilidades”, dijo Cisco. “Simplemente me

gusta tener planes infalibles, y quedarme en tu casa sería como ponernos dianas en la
espalda”.

"¿Como lo estamos haciendo ahora?" argumentó Triff. "Estamos al aire libre,

podemos ser eliminados fácilmente con un rifle".

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 Cisco arqueó una ceja gruesa y marrón. “¿Estás tratando de convencerme de hacer
esto o de no hacerlo? Sigue recordándome lo que es posible con ese asesino, y es posible
que nunca más salgamos de mi habitación”.

Por mucho que a Triff le encantara tener sexo con Cisco, no iba a ceder en esto. Se
sentía como si estuviera encerrado en una jaula dorada en la casa de Cisco, aunque
todos habían sido muy amables y el alojamiento era increíble. Aun así, Triff quería
volver a su casa.

Ni siquiera estaba seguro de por qué se sentía tan inflexible al respecto, pero lo
hizo.

Cisco levantó un dedo. "Estaré de acuerdo con tu demanda con una condición".

"¿Y qué es eso?" Triff se preparó para alguna petición ridícula, algo a lo que no
pudiera acceder, que le obligaría a volver a casa de Cisco.

“Protección adicional”, dijo Cisco. "Dejaras que uno de los miembros de mi

manada vigile el perímetro".

¿Eso fue todo? Triff había estado dispuesto a discutir un poco más, pero parecía
que no tenía por qué hacerlo. No le importaba si uno de los amigos de Cisco se
quedaba. "Okey."

Triff quería lanzar el brazo al aire. Había ganado esta ronda. Eso era raro
considerando que él era un pusilánime casi todo el tiempo. No podía contar cuántas
veces había cedido porque no le gustaba la confrontación.

Como con su policía corrupto o el jefe para el que había trabajado en Cayson Bay.
O su mamá que le dijo que sabía lo que era mejor para él y que simplemente hiciera lo
que ella decía.

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 Triff realmente se defendió y ganó.

¡Vamos yo!

****

Cisco no estaba entusiasmado con la idea de ir a casa de Triff. Preferiría quedarse

en su casa donde estaban rodeados de refuerzos. Parecía que le gustaban los labios
carnosos y los ojos conmovedores de Triff, así que había cedido, en contra de su buen
juicio.

Después de su discusión, Cisco llamó al sheriff y Weston le dijo que estaba bien
volver a entrar a la casa. Ahora Cisco estaba ayudando a Triff a limpiar el desorden,
Waffles recostada en el sofá observándolos como si ella gobernara el lugar.

No podía culparla. Con ese diminuto yeso, no había mucho que ella pudiera hacer.
Y Cisco estaba desarrollando una debilidad por ella.

Cisco frunció el ceño cuando escuchó lo que sonaba como un gran rollo de cinta.
Entró en la cocina y encontró a Triff en la puerta trasera. Cuando Cisco miró hacia
abajo, vio lo que parecían ser más de una docena de largos trozos de cinta adhesiva
sobre la puerta para perros. Ni siquiera había un patrón en la locura. Las piezas tenían
diferentes longitudes en cada dirección.

"¿Qué estás haciendo?"

"Estoy asegurando la casa". Triff le sonrió con orgullo. “Nadie se está colando por
aquí”.

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 Un segundo después, Waffles entró cojeando en la cocina, su yeso hizo un pequeño
ruido sordo en el piso. Ladeó la cabeza hacia un lado mientras se sentaba junto a Cisco
con lo que parecía ser un ceño fruncido. Por otra parte, su raza siempre parecía estar
frunciendo el ceño.

"Exactamente", le dijo Cisco. "Ahora, ¿cómo se supone que vas a salir a orinar?"

Triff puso los ojos en blanco mientras dejaba el rollo de cinta adhesiva sobre el
mostrador. “No es como si ella lo hubiera usado de todos modos. Casi nunca. Por
alguna razón, la puerta para perros la asusta”.

Cisco se cruzó de brazos. “Desde una perspectiva canina, parece que la solapa nos
va a guillotinar. Con su tamaño, el miedo es probablemente más intenso”.

Los ojos de Triff se agrandaron. “¿Así que cada vez que la obligué a usarlo, sintió
que iba a la horca?”

Cisco se rió entre dientes. "Yo sólo estoy jugando contigo. No estoy seguro de por
qué le tiene tanto miedo, pero yo te tenía”.

“Eres un sinvergüenza” resopló Triff. “También me aseguré de que todas las

ventanas estuvieran cerradas”.

Cisco no tuvo valor para decirle a Triff que si el asesino no era humano, ninguna
de esas precauciones ayudaría. Su compañero parecía demasiado orgulloso de sus
logros para que Cisco lloviera en su desfile.

Pero Triff lo tenía, y Nixon estaba afuera en alguna parte. Con suerte, eso sería
suficiente para disuadir a cualquiera de irrumpir. Si no, Cisco podría acabar con el hijo
de puta.

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 “Está bien, entonces la casa está limpia y mi trabajo ha terminado para asegurar el
lugar, así que me voy a la cama. Tengo que estar en el trabajo en unas horas”.

Cisco estuvo tentado de unirse a su compañero, pero quería permanecer despierto

para vigilar las cosas. Cuando Triff fuera a trabajar, Cisco estaría allí. No estaba dejando
a su pareja fuera de su vista.

Cuando Triff fue a su habitación, Cisco salió y vio a Nixon, en su forma de lobo,
acostado debajo del mismo árbol donde Waffles había estado acostado cuando la
lastimaron.

Menos mal que el patio trasero tenía una cerca de privacidad lo suficientemente
alta. Nixon cambió, sentado allí completamente desnudo. No era nada para los no
humanos. Cambiar y estar desnudo era solo una parte de su vida.

“Estoy jodidamente aburrido”, se quejó Nixon. "¿Por qué no rastreamos a este

asesino y terminamos con esto?"

“Si fuera tan fácil, ya lo habría hecho”. Cisco se sentó en el césped junto a su amigo.
“Ese boceto me está molestando como la mierda. Conozco a ese tipo. Simplemente no
puedo ubicar de dónde lo conozco”.

"Vendrá a ti". Nixon estiró las piernas. “Deja de pensar tanto en eso y lo
recordarás”.

Ese podría ser un consejo sabio considerando que Cisco se había estado devanando
los sesos en vano. Ojalá se le ocurriera pronto porque odiaba cuando un pensamiento
estaba justo ahí, fuera de su alcance.

"Gracias por hacer esto por mí".

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 Nixon se encogió de hombros. “Eso es lo que los miembros de la manada hacen
unos por otros”.

Aun así, Cisco estaba agradecido por la ayuda de Nixon.

Se levantó y entró, no sin antes dejar salir a Waffles. Como Nixon estaba en el patio
trasero, Cisco dejó la puerta abierta para que el pug pudiera volver a entrar
considerando que la puerta para perros ahora estaba cerrada con cinta adhesiva.

Cisco se dirigió hacia el sofá, pero dio media vuelta y caminó por el pasillo para
asegurarse de que Triff se había quedado dormido.

Cuando entró en la habitación de su compañero, Cisco se sorprendió de lo oscuro

que estaba allí. Cortinas opacas. El mejor amigo de los trabajadores del tercer turno.

Cisco podía ver bien en la oscuridad y sonrió cuando vio a Triff profundamente
dormido bajo sus sábanas. Al menos uno de ellos estaba descansando un poco.

El sofá tendría que servir por ahora. No es que Cisco estuviera planeando dormir
una siesta, pero había sido cómodo, y no quería despertar a Triff o tentarse con su
pareja tan cerca si se metía en la cama.

Cisco se había dado la vuelta, listo para salir, cuando una sensación de hormigueo
recorrió su cuerpo. Miró alrededor de la habitación pero no pudo encontrar la fuente.

Entonces lo vio. Dos ojos de un rojo llameante revoloteando cerca de la cama.

Lo que significaba sólo una cosa.

Demonio.

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 Con el corazón atascado en la garganta, Cisco había cerrado la distancia, listo para
luchar hasta la muerte para defender a Triff, cuando lo agarraron del brazo. En el
siguiente segundo, sintió que estaba en caída libre.

****

Triff no tenía idea de lo que estaba pasando mientras las náuseas lo invadían.
Estaba desorientado cuando golpeó el suelo. ¿Se había caído de la cama? Su entorno
diría lo contrario. La habitación estaba oscura, pero había suficiente luz filtrándose a
través de las ventanas para mostrarle que no estaba en su propia habitación.

"¿Cisco?" Triff miró las paredes decorativas y notó que estaba acostado sobre una
alfombra trenzada que le lastimó las manos cuando las apretó para ponerse de pie.

"Ven aquí", dijo Cisco con voz salvaje.

Triff no tenía ni idea de lo que estaba pasando, pero corrió hacia donde había oído
a su compañero. Cisco yacía allí, sosteniéndose el costado, sangre en la mano, mientras
miraba a Triff.

"¿Qué diablos está pasando?" Triff se arrodilló y tocó la mano que sostenía el
costado ensangrentado de Cisco. "¿Cómo te lastimaste?"

“Me marcó con sus garras de camino aquí”. Cisco siseó mientras se sentaba. “La
herida es bastante profunda y tengo una necesidad abrumadora de cambiar para poder
sanar. No te vayas de mi lado, Triff. ¿Me entiendes?"

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 "Sí, pero dime qué está pasando". Triff nunca había estado tan asustado en su vida.
No cuando el diputado Stewart lo estaba acosando, haciendo de su vida un infierno, y
no cuando había visto ese asesinato. No tuvo tanto miedo, y tenía la sensación de que
no iban a salir de esto.

"Hezekiah", Cisco mordió. “Sabía que ese boceto me resultaba familiar”.

Los ojos de Triff se agrandaron. "¿El boceto del asesino?" Oh diablos. “Todavía no
entiendo cómo llegamos aquí”.

"No tengo tiempo para explicártelo". Cisco siseó de nuevo. “El demonio nos
transportó a alguna parte, y ahora estamos en real peligro”.

¿Demonio? ¿Cisco acababa de decir demonio? Fuera lo que fuera lo que estaba
pasando, Triff sabía que estaban en problemas.

Observó con horror cómo Cisco se desmayaba y luego cambiaba a su lobo. El

animal estaba inmóvil y ahora, ¿qué se suponía que debía hacer Triff? No tenía ni idea
de dónde estaba o de lo que era capaz un demonio.

Corrió hacia las ventanas, maldiciendo cuando vio barrotes en ellas. Afuera parecía
una ciudad de noche, pero lo extraño que notó Triff fue que no había autos en la calle.
Nada de vehículos. Ni siquiera había ninguno estacionado en la acera frente a los otros
edificios.

Un duro bulto de pavor llenó su estómago. El asesino no solo había encontrado a

Triff, sino que lo había llevado a algún lugar para hacerles Dios sabe qué a él y a Cisco.

No había forma de que Triff pudiera llevar a Cisco fuera de la habitación, y mucho
menos lo suficientemente lejos para obtener ayuda. Casi se había roto la espalda cuando
levantó al lobo y lo llevó seis metros hasta su coche.

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 Se movió al otro lado del lobo dormido y se agachó cuando escuchó fuertes pasos.
Se estaban acercando. Triff tragó saliva y miró a su alrededor, pero no vio ningún lugar
donde pudieran esconderse.

Entonces escuchó voces. Aprovechando la oportunidad, Triff se movió en silencio

hacia la puerta y apretó la oreja contra la madera. Tal vez si supiera las intenciones de
Hezekiah, no estaría tan aterrorizado, aunque Triff lo dudaba.

Ahora parecía que su mala suerte había regresado, el guardaespaldas que creía
tener se había desmayado. Triff estaba solo.

“Vigila la puerta”, dijo alguien con una voz profunda. “Si escapan, ese será tu culo.
He estado esperando mucho tiempo para poner mis manos sobre ese lobo”.

Mierda, mierda, mierda. Triff podría haber tropezado accidentalmente con

Hezekiah matando a alguien en ese callejón, pero parecía que Cisco era su verdadero
objetivo. Triff sabía que no podía derribar al gran bastardo, pero tampoco iba a dejar
que el demonio le pusiera las manos encima a Cisco.

Lástima que no tenía su teléfono con él. Lo había dejado en su mesita de noche, y
dado que Cisco era un lobo, el tipo no tenía bolsillos para guardar un teléfono. Triff no
podía pedir ayuda.

Su única esperanza era que Nixon se diera cuenta de que se habían ido y
comenzara a buscarlos. ¿Pero no había dicho Cisco que fueron "transportados" a alguna
parte? Definitivamente no fue en coche, porque Triff se habría despertado por algo así.

Y no se habría sentido como si estuviera en caída libre antes de golpear el suelo. El

demonio tuvo que haber usado algún tipo de magia vudú, y eso significaba que podían
estar en cualquier parte.

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Él y Cisco estaban completamente jodidos.

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 Capítulo Siete

Cisco se despertó con un gemido. Había pasado mucho tiempo desde que se había
quedado dormido en el suelo.

¿El suelo?

Inmediatamente, Cisco se puso en alerta. Se sentó, mirando a su alrededor mientras

todo se desbordaba. Hezekiah. Ese bastardo podrido. Cisco había tenido un
encontronazo con el demonio hace eones, y casi acabaron el uno con el otro. Hezekiah
guardó un maldito rencor para siempre. Cisco no tuvo la culpa de haber tenido que
matar al hermano de Hezekiah. El hijo de puta había estado tratando de matar a Cisco y
solo se había estado defendiendo.

Pero eso había sido hace dos décadas. ¿Por qué estaba cazando a Cisco ahora?

"¿Cisco?" La pequeña voz vino de detrás de él. Volteó la cabeza para encontrar a
Triff sentado en la esquina. "¿Estás bien?"

"Ven aquí." Cisco atrajo a su compañero a sus brazos. "Lamento haberte metido en
este lío".

“Te estaba protegiendo” dijo Triff con un grito ahogado, como si estuviera
conteniendo las lágrimas. "Iba a luchar para mantener a ese demonio alejado de ti, pero
no ha entrado en la habitación".

Cisco tomó la cara de su compañero y sonrió. “Has sido tan valiente. Nos sacaré de
esto. Lo prometo."

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 Iba a quitarle la cabeza a Hezekiah de sus hombros. Una cosa era ir tras Cisco,
¿pero meter a un humano inocente en esto? Por otra parte, ¿no había matado a Alvin en
el callejón? Hezekiah no tuvo reparos en ser un completo bastardo y no se lo ocultó a
nadie.

En opinión de Cisco, el demonio probablemente había cometido el asesinato solo

para burlarse de él o para obtener información de Alvin sobre dónde estaba Cisco.

Después de soltar a Triff, Cisco se levantó y se acercó a las ventanas. Se imaginó

que había barrotes en ellas. Si hubieran estado en la planta baja, Cisco los habría
separado lo suficiente como para atravesarlos y escapar. Pero parecían estar unos tres
pisos más arriba en algún edificio de apartamentos.

Sintió esperanza cuando miró más allá de los bares y vio que estaban en Serenity
City. Estaban en el reino de los demonios. Desafortunadamente, Cisco solo había estado
aquí dos veces, por lo que no tenía idea de en qué parte de la ciudad estaban.

¿No vivían allí los guerreros demonios? Cisco no sabía nada sobre ellos, aparte de
algunos de sus nombres, o incluso cómo ponerse en contacto con uno de ellos.

Pero había oído hablar del Río Negro. Si pudiera llevar a Triff allí, podrían salir de
este reino.

“Lo que sea que estés pensando”, dijo Triff mientras se unía a Cisco en las
ventanas, “deberías saber que hay un guardia afuera de nuestra puerta. Escuché que
alguien exigió que la persona se quedara allí para asegurarse de que no nos fuéramos”.

Tenían que salir de allí. Si Hezekiah regresaba, no se sabía qué les haría, y Cisco no
quería quedarse para averiguarlo. Hezekiah claramente todavía estaba enojado por la
muerte de su hermano, y querría devolver el favor con intereses.

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 "Tengo una idea", le dijo a Triff.

****

Triff no estaba seguro de este plan. Parecía demasiado fácil y, lo que es peor, no
podía dejar de mirar la polla expuesta de Cisco. No pudo evitarlo. Cisco estaba
completamente desnudo y deslumbrante con todo fuera. Triff no podía dejar de pensar
en cuándo habían tenido sexo.

Cuando Cisco cambió a su lobo y se tumbó de nuevo en el suelo, el corazón de Triff

martilleaba en su pecho. Tragó saliva mientras se acercaba a la puerta y tocó. “Disculpe,
pero creo que ese lobo no está respirando. Será mejor que vengas a comprobarlo antes
de que tu jefe te mate por dejarlo morir”.

Triff nunca lo lograría como actor. Incluso a sus propios oídos no sonaba
convincente. Miró a Cisco, que seguía tendido allí, inmóvil. Esto no iba a funcionar, y
ambos serían asesinados. Empezó a entrar el pánico, pero Triff respiró a través de él.
¿Por qué demonios su suerte era tan malditamente de mierda?

“¡Y tengo que orinar!” Triff volvió a golpear la puerta. Realmente tenía que irse.
"¡Si me haces quedarme en esta habitación, voy a orinar debajo de la puerta y en tus
zapatos!"

Eso era repugnante, pero se le acababa de ocurrir.

Triff retrocedió rápidamente cuando oyó que se abría la cerradura. ¿Había

funcionado realmente su artimaña? Cisco había confiado en que así sería, pero Triff
tenía todas las dudas del mundo de que no sería así.

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 Tan pronto como el guardia entró en la habitación, Triff se tiró al suelo mientras el
lobo atacaba. Triff pensó que sería sangriento y brutal, pero una vez que el lobo tuvo al
guardia en el suelo, inclinó la cabeza hacia un lado.

“Cisco, ¿qué estás haciendo?” exigió Triff presa del pánico. "¡Se supone que debes
someterlo para que podamos salir de aquí!"

En cambio, el lobo retrocedió y cambió a Cisco. "¿Zaire?"

"¿Cisco?" El guardia se puso de pie y los dos se abrazaron.

Triff estaba totalmente perdido de lo que estaba pasando. "¿Por qué estás
abrazando a nuestro guardia?" el demando. "¿Mientras estás desnudo?"

“No sabía que estabas tú aquí”, dijo Zaire mientras soltaba a Cisco. “Hezekiah
acaba de salir de la habitación, cerró la puerta y me pidió que la protegiera”.

"¿Por qué diablos estás trabajando para la escoria?" preguntó Cisco.

Zaire se encogió de hombros. “Paga bien. ¿Por qué diablos te agarró Hezekiah?

“Todavía está enojado porque maté a Azariah”. Cisco tiró de Triff a su lado. “Este
es mi compañero, Triff”.

Zaire le tendió la mano y Triff se la estrechó. "Encantado de conocerte." El tipo

miró por encima del hombro. “Hezekiah no está aquí ahora, pero si te dejo ir, me
matará”.

Triff chilló y saltó hacia atrás cuando Cisco golpeó fríamente a Zaire y lo noqueó
antes de arrastrarlo a la habitación y tenderlo en el suelo.

"Le deberé esto", dijo Cisco mientras tomaba la mano de Triff. "Eso es si sobrevive a
la ira de Hezekiah".

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 Triff observó cómo su compañero desnudaba a su amigo y se ponía la ropa y los
zapatos. Eran más o menos del mismo tamaño, pero aun así era inquietante ver a Cisco
hacer eso. Al menos había dejado a Zaire con su ropa interior. Triff no culpaba a su
compañero. Tampoco se habría puesto la ropa interior de otra persona.

"Acabas de noquear a tu amigo". Triff salió al pasillo detrás de Cisco. “Recuérdame

que nunca me interponga en tu camino”.

Cisco le dio un beso rápido, aunque Triff quería que fuera más largo de lo que
duró. “Nunca te pondría una mano encima, cariño. Si no matan al cambiaformas
bengala, me perdonará. Es el tipo de juego en el negocio en el que está”.

"¿Cambiaformas bengala?" Triff recordó las veces que había ido al zoológico. ¡Esos
gatos eran enormes! Nunca quiso que Zaire lo siguiera y lo convirtiera en un bocadillo.
Independientemente de lo que dijo Cisco, Zaire iba a querer vengarse por esto.

Cisco lo agarró de la mano y lo condujo hacia un ascensor. Pero no lo usaron. En

cambio, su compañero lo llevó a la escalera al lado del ascensor y descendieron
rápidamente. Cuando llegaron al fondo, Cisco se asomó por la puerta que Triff supuso
que conducía al vestíbulo.

Su compañero se echó hacia atrás, dejando que la puerta se cerrara en silencio.

"¿Qué ocurre?" preguntó Triff.

“Hezekiah está ahí afuera, y no está solo. Si sube las escaleras y ve que no estamos
allí, nuestro tiempo de escape se acortará”. Cisco miró a su alrededor, lo que hizo que
Triff hiciera lo mismo. No tenía ni idea de lo que estaban buscando en la escalera vacía.

"Nos dirigiremos hacia el sótano y saldremos por una puerta o ventana". Cisco
condujo a Triff por otro tramo de escaleras. Terminaron en un sótano espeluznante. Solo

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funcionaba la mitad de las luces del techo, proyectando largas sombras mientras se
abrían paso a través de hileras de almacenes, una lavandería y una sala de calderas.

Triff no vio ninguna puerta ni ventana por ninguna parte. “¿Cómo vamos a salir de
aquí?”

Si Hezekiah hubiera subido, ya sabría que Triff y Cisco habían escapado. No

podían volver a subir al vestíbulo. Seguramente ahora estaría inundado con esos
hombres que habían estado con el demonio.

Por eso Triff no había querido acudir a la policía. Mira el lío en el que estaban. Si él
hubiera mantenido la boca cerrada, es posible que no hubieran estado huyendo de los
demonios. Por otra parte, Hezekiah había destrozado la casa de Triff antes de que le
dijera nada a nadie.

"¿Vamos a morir?"

Cisco dejó de caminar y se volvió hacia Triff. “No, cariño. No vamos a morir. Al
menos no hoy. Saldremos de esta”.

¿Por qué Triff no estaba tan confiado como parecía Cisco? Todavía no habían
localizado una ventana o una puerta. Eran blancos fáciles si Hezekiah exigía que se
registrara el edificio.

"Aquí vamos." Cisco empujó a Triff alrededor de una serie de tanques de agua
caliente. Efectivamente, había una puerta en la pared del fondo. Triff nunca había
estado más feliz de ver una maldita puerta oxidada en su vida, pero no tan aliviado
como cuando la cruzaron apresuradamente y terminaron en la calle.

“Ahora todo lo que tengo que hacer es averiguar dónde está el Río Negro”. Cisco
deslizó su brazo alrededor de la cintura de Triff mientras se alejaban rápidamente del

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edificio. Cuando Triff miró hacia atrás, se le hizo un nudo en el estómago cuando vio a
Zaire mirándolos por la ventana.

Eso no iba a terminar bien si alguna vez se lo volvían a encontrar. Lo que hizo
Cisco podría ser parte del “negocio”, pero por el odio en el rostro de Zaire, no sería una
reunión amistosa.

Se abrieron paso a través de una tonelada de calles residenciales. “¿Por qué no hay
autos alrededor?”

Cisco finalmente dejó de moverse tan rápido, dándole a Triff la oportunidad de

recuperar el aliento. Sus malditos músculos le dolían por todo este ejercicio.

"Estamos en Serenity City", dijo Cisco como si eso lo explicara todo.

"Bonito nombre, pero nunca he oído hablar de él, y eso todavía no me dice por qué
no hay vehículos aquí". Si lo hubiera habido, aunque iba en contra de todo lo que Triff
creía, habría convencido a Cisco para que robara uno solo para poder alejarse lo más
posible de aquí. No quería que Hezekiah los alcanzara.

“Serenity City está en el reino de los demonios. Siempre está oscuro aquí, y no hay
autos”. Cisco se detuvo para mirar a su alrededor cuando el cerebro de Triff sufrió un
cortocircuito.

"¿Dónde diablos está el reino de los demonios?" El nombre debería haberle dicho
todo. ¿Estaban en el infierno real? Triff nunca le había dado mucha importancia a la
religión, pero maldita sea si no estaba aterrorizado en este momento.

“Está en otro reino. Un velo lo separa del mundo humano”.

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 Cuanto más hablaba Cisco, más confundido se volvía Triff, así que dejó pasar el
tema antes de que le explotara la cabeza.

“Creo que el río está por aquí”.

Triff no tuvo más remedio que seguirlo, aunque no estaba seguro de cuánto miedo
debería tener. Era de noche, pero había mucha gente en las calles. Serenity City se
parecía a cualquier otra ciudad para Triff. La gente que pasaba por allí parecía tan
humana como él.

Llegaron a un montículo cubierto de hierba, y en el centro había un río negro,

aunque parecía más un pequeño lago. Otra cosa que notó Triff fue la falta de viento. Ni
una sola brizna de hierba se movía.

Estaba tan listo para salir de allí.

“Piensa en mi casa cuando caigamos al lago”, le aconsejó Cisco. “El lago te llevará
allí”.

"Entonces, ¿es una especie de portal?" preguntó Triff.

"Es la única forma de salir de aquí además de las sombras, y como no soy un
demonio, no puedo usarlas". Cisco agarró la mano de Triff. "¿Listo?"

"Diablos, no". Triff miró el agua teñida. No sabía nadar y probablemente se

ahogaría en lo que parecía más un líquido negro que agua. Cada película de terror que
había visto le vino a la mente, y estuvo a segundos de liberar su mano. "No creo que
pueda hacer esto".

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 Había estado listo para enfrentarse a un demonio para mantener a Cisco a salvo,
pero la idea de saltar a un lago lo asustaba. Realmente necesitaba ordenar sus
prioridades.

"Seguro que puedes." Cisco guiñó un ojo antes de tirar de Triff con él y saltar. Triff
gritó cuando llegaron al agua, solo que Triff no se mojó y no se ahogó. Sin embargo,
sintió que estaba en caída libre. La misma sensación que había tenido cuando llegaron a
este reino.

Golpeó la hierba con fuerza, se quedó sin aliento mientras yacía allí. Triff gimió y
se tumbó de espaldas, mirando al sol.

El sol.

Triff miró a su alrededor y reconoció la casa de Cisco. "¡Lo hicimos!”

Se arrojó sobre Cisco, abrazando a su compañero y besándolo por toda la cara.

Cisco se rió mientras abrazaba a Triff de vuelta. “Te dije que te mantendría a salvo.
Estás bajo mi protección y no me lo tomo a la ligera”.

Aun así, Triff sintió un profundo alivio por haber regresado al reino humano.
Nunca quiso dejarlo de nuevo.

Cisco se puso en pie de un empujón, arrastró a Triff con él y se dirigió al interior de

la casa. El primer pensamiento de Triff fue ponerse en contacto con Nixon para ver
cómo estaba Waffles. Tenía que estar fuera de sí con Triff desaparecido.

Hasta que escuchó un ladrido. Waffles cojeó hacia él, ladrando mientras su cola
rechoncha se movía.

“¡Waffles!” Triff la levantó del suelo y la abrazó. "Hey niña. ¿Extrañaste a papá?”

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 “La mantuve a salvo”, dijo Nixon cuando entró en el vestíbulo. “Grey y algunos
otros miembros de la manada están ahí afuera buscándolos a ustedes dos”.

“Mejor lo llamo”. Cisco le dio a Triff un tentador beso antes de que se apresurara a
subir las escaleras. Triff se quedó allí aturdido, con los labios todavía fruncidos mientras
parpadeaba lentamente para que su cerebro volviera a estar en línea.

“Gracias por cuidarla”, le dijo a Nixon cuando finalmente pudo pensar de nuevo.

"Ella es un amor". Nixon se rascó detrás de las orejas. "Ahora dime qué diablos les
pasó a ustedes dos".

"Nos secuestro un demonio y nos llevó a un lugar llamado el reino de los

demonios". Triff le explicó a Nixon todo lo que les había sucedido mientras no estaban.

Nixon agarró su costado mientras reía. “Zaire va a matar a Cisco cuando se

vuelvan a ver”.

"¿Por qué es tan divertido?" A Triff no le pareció que nada de su calvario justificase
el humor.

“Porque son primos”.

Triff frunció el ceño. “Estás hablando de un lobo y un tigre de Bengala. ¿Cómo

diablos están relacionados? Uno es un canino y el otro es un felino aterrador”.

“La hermana de Zaire se apareó con el primo de Cisco”, explicó Nixon.

"Técnicamente son familia, y los dos han tenido este tipo de relación desde que se
conocieron".

“Los dos, como en Cisco y Zaire”.

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 "Sí." Nixon levantó a Waffles de los brazos de Triff. “Se enfrentan entre sí de vez en
cuando, pero nunca se matarían, no creo. Pero es hora de que esta pequeña dama salga
al baño. La cuidaré mientras vas a buscar a Cisco”.

Lo que Triff necesitaba era un trago fuerte, pero no discutió con Nixon. Por mucho
que Triff quisiera acurrucarse con su bebé, necesitaba un momento para sí mismo. Y
aquí había pensado que su tiempo en Cayson Bay siendo acosado por el diputado
Stewart había sido agotador y una mierda mental, eso no era nada comparado con lo
que acababa de pasar.

Triff sintió que podía dormir diez horas enteras. En cambio, subió las escaleras en
busca de su compañero.

Encontró a Cisco en su dormitorio, hablando por un teléfono fijo. Su pareja ya se

había cambiado de ropa, la ropa de Zaire yacía amontonada en el suelo.

Triff se tomó un momento para absorber la belleza masculina y robusta de Cisco.

Independientemente de la locura, Triff tuvo que admitir que Cisco era hermoso.

Especialmente en esos jeans de mezclilla y esa camiseta roja ajustada. Se pasaba un

peine por la barba mientras hablaba.

“No, Triff está bien. Salimos de allí casi ilesos”. Escuchó decirle quien sea con quien
estaba hablando. “Nos mantendré aquí hasta que persigan a Hezekiah, aunque me
muero por participar en la cacería”.

Triff no lo hacía. Estaba perfectamente bien justo donde estaba. No tenía tanto
miedo como para volver a estar encerrado en esta jaula dorada, pero pasar
desapercibido no era una mala idea.

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 Cisco colgó y arrojó el peine sobre su tocador. “Le avisé a Grey que habíamos
vuelto. Dijo que está llamando al Ultionem sobre la interferencia de Hezekiah en
nuestro apareamiento”.

“Eres aún más sexy cuando no entiendo una palabra de lo que dices”. Triff se sentó
en la cama de Cisco y apoyó la espalda sobre sus codos.

“El Ultionem es un grupo de líderes de diferentes especies”, explicó Cisco mientras

se sentaba en una silla frente a Triff. “Una de sus leyes es que nadie puede interferir en
un apareamiento. Ya que nos acabamos de encontrar, lo que hizo Hezekiah fue
exactamente eso. Tienes que amar cuando las leyes funcionan a tu favor”.

"Todavía tengo que trabajar", le recordó Triff a su compañero. “Tengo facturas que
pagar”.

Cisco se levantó y se sentó junto a Triff. “Eso es otra cosa. Dado que Merrick es un
cambiaformas lobo, sabe que tienes dos semanas libres, con goce de sueldo, durante
nuestro período de luna de miel”.

"¿En serio?" Triff se incorporó y miró a Cisco con los ojos muy abiertos. "Dijiste que
me iban a pagar por ese tiempo libre, ¿verdad?"

Cisco se rió. "Sí. Lo llamaré y le haré saber que nuestro período de luna de miel ha
comenzado”.

03/2022
 Capítulo Ocho

Cisco había cambiado de tema para dejar de pensar en lo que había hecho
Hezekiah, pero todavía estaba furioso porque el demonio los había secuestrado a él y a
Triff en primer lugar. Si no hubiera pensado rápidamente en el reino de los demonios,
Cisco no quería pensar en lo que el demonio les habría hecho.

Todo porque Hezekiah estaba enojado por su hermano mierda de culo que había
tratado de matar a Cisco, pero Cisco había salido victorioso. ¿Le importaba a Hezekiah
que su hermano hubiera sido una amenaza? ¿Que Azariah había sido un demonio
succionador de almas que necesitaba ser sacrificado como un perro rabioso? Por
supuesto que no.

"Entonces, sobre esta cosa de la luna de miel". Triff se levantó de la cama y se quitó
la camisa por la cabeza, revelando su piel cremosa y su cuerpo perfecto de pequeño
nadador. Cisco no contuvo su gruñido cuando su mirada recorrió a su compañero.

"¿Qué pasa con eso?" Cisco se quitó las botas y luego se echó hacia atrás, con la
esperanza de tener un espectáculo. "¿Tienes algo en mente, guapo?"

“Bueno, si estoy comenzando algún tipo de vacaciones, creo que debemos hacer lo
que dice la descripción. Acabamos de pasar por un infierno y necesito volver a sentirme
reclamado”.

Cisco sintió lo mismo. Quería volver a reclamar a Triff, estampar su propiedad en

él, poseer al humano, vincularlos aún más profundamente. Podría haber estado

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inclinado allí casualmente, pero su mente todavía estaba caótica por el secuestro, la
experiencia cercana a la muerte y la huida desgarradora.

Triff se dio la vuelta, dándole la espalda a Cisco mientras se quitaba los zapatos y
los calcetines, arrojándolos a un lado. Cisco sintió que sus caninos intentaban descender
mientras esperaba con anticipación a que su pareja se quitara el resto de la ropa. Su
pene estaba rígido, presionando contra su cremallera, palpitando mientras Triff le
sonreía a Cisco por encima del hombro.

Era la maldita sonrisa más sexy que Cisco había visto jamás.

Su lobo aulló de placer.

Los ojos de Cisco se volvieron pesados cuando Triff se bajó los pantalones y la ropa
interior, mostrando sus globos gemelos. Cuando se inclinó para tirar de ellos el resto del
camino hacia abajo, Cisco siseó cuando se reveló el anillo rosado de músculo de su
pareja.

¡Santa mierda! Esta fue la primera vez que pudo pensar que podría correrse en sus
pantalones solo por ver a un chico desnudarse. Triff no estaba haciendo un striptease
per se, pero solo mirarlo era lo más excitante.

Triff se giró, mostrando su pene endurecido mientras torcía su dedo hacia Cisco.
Cisco no tenía idea de lo que Triff quería, pero se levantó de la cama y se quedó allí, con
el corazón latiendo con fuerza, la polla latiendo al mismo ritmo.

Triff se puso de rodillas. Los caninos de Cisco finalmente atravesaron sus encías
mientras observaba a su pareja desabrocharse los pantalones. Erótico no era una palabra
suficientemente fuerte. Su lobo estaba cerca de la superficie, listo para liberarse. Cisco

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tuvo que hacer retroceder a su bestia y atarlo cuando Triff metió la mano en su ropa
interior y sacó su polla.

“No sabía que tenías este lado tuyo”, dijo Cisco.

"Hay muchas cosas que no sabes sobre mí". Triff guiñó un ojo. ¿Qué tan
jodidamente sexy era eso? Cisco sabía que había tenido suerte cuando se trataba de
parejas, pero ahora mismo, en este mismo momento, sentía que había ganado el premio
gordo.

Se miraron fijamente cuando Triff tomó la cabeza de la polla de Cisco en su boca,

haciendo que Cisco siseara mientras sus ojos se cerraban brevemente, una vorágine de
emociones inundándolo. Abrió los ojos, negándose a perder ni un segundo de lo que
estaba haciendo su compañero.

Triff gimió mientras azotaba su lengua, luego creó una succión con sus mejillas, sus
labios subiendo y bajando por la polla de Cisco. Las piernas de Cisco vibraron,
temblaron, se tambalearon como fideos mojados. Agarró un mechón del cabello rubio
de Triff, dando un suave tirón a los mechones mientras se mecía dentro y fuera de la
boca de Triff.

El fuego subió por la columna de Cisco, irradiando a través de su cuerpo. Inclinó la

cabeza hacia atrás, separó los labios y cerró los ojos mientras gemía de placer. Esto era
exactamente lo que ambos necesitaban después de lo que habían pasado. Para volver a
conectar y encontrar consuelo el uno en el otro.

Vadear juntos la tormenta para encontrar la orilla.

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 Triff empujó los pantalones y la ropa interior de Cisco por sus muslos y luego
palmeó las bolas de Cisco. Tiró de ellos y luego los hizo rodar en su mano, provocando
otro gemido de Cisco. La boca del tipo era pura puta magia.

Poco sabía Triff que tenía a Cisco envuelto alrededor de su dedo. No había nada
que no haría por su pareja, absolutamente nada.

Raspó sus uñas a lo largo del cuero cabelludo de Triff, bajando la cabeza para
poder mirar. Triff tomó a Cisco hasta el fondo de su garganta y luego retrocedió, solo
para repetir el movimiento sensual. Trazó su lengua a lo largo de la gruesa vena,
prodigándola, chupando fuerte y tirando del saco de Cisco.

No iba a durar mucho y quería estar enterrado dentro de su pareja cuando se

corriera. Con cada onza de fuerza de voluntad que poseía, Cisco liberó su polla,
sonriendo cuando Triff gimió y trató de perseguir la polla de Cisco con su boca.

"¿Mi pequeña tesoro está desesperada por mi polla?" bromeó Cisco.

“Devuélvemela” dijo Triff con un puchero. "No había terminado".

Después de enroscar su mano alrededor de la base, Cisco pasó la punta de su pene

por los labios de Triff, provocándolo y excitándolo aún más. Especialmente cuando vio
el rastro húmedo de pre-semen brillando en los labios de su compañero.

Triff se aferró, chupando la punta, sus manos agarrando los muslos de Cisco como
si pudiera mantener a Cisco en su lugar. Si no hubiera tenido toda una vida practicando
el control de todas las tonterías por las que había pasado, Cisco se habría rendido y se
habría ahogado en lo que estaba haciendo su compañero.

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 "No es así como quiero venirme". Cisco siseó, inseguro de tener suficiente control
para alejarse de nuevo. Triff era demasiado bueno chupando pollas. Las extremidades
de Cisco temblaron, pero logró obligarse a sí mismo a retroceder.

Los labios inferiores de Triff sobresalieron mientras se levantaba. “No me pongas

cachondo. No te gustaría cuando estoy cachondo”.

Cisco soltó una risa profunda. "Esa fue probablemente la cosa más cursi que he
escuchado".

Su compañero sonrió. “Simplemente me vino a la cabeza”.

Con un gruñido profundo, Cisco empujó a Triff hacia la cama y luego hizo que su
compañero se acostara boca arriba, con las piernas colgando a un lado. “Hablando de
cabezas. Mi turno."

Ahora fue Cisco quien se puso de rodillas, asegurándose de que sus colmillos
retrocedieran. Abrió las piernas de Triff como si su compañero fuera un buffet y lamió
su agujero, sonriendo cuando Triff se movió y gimió. Cisco comió el agujero de su
compañero, alternando entre chupar y empujar su lengua profundamente. Luego se
abrió camino hasta las bolas de Triff y las mordió, obligando a las piernas de Triff a
permanecer abiertas cuando su pareja trató de apretarlas para cerrarlas.

“Cisco” jadeó Triff—. "Oh, Dios, Cisco".

Habla acerca de acariciar su ego. Cisco insertó un dedo en el tenso anillo de

músculos mientras lamía las bolas de Triff y lamía una parte de la polla de su
compañero, tomando la cabeza en forma de hongo en su boca.

"¡Ay Dios mío!" Triff se corrió con tanta fuerza que Cisco tuvo que zambullirse para
poder beber hasta la última gota de la semilla de su compañero.

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 Cuando se echó hacia atrás, dijo: "¿Gatillo fácil?"

Triff gimió. "Claramente. Estoy tan avergonzado."

“No lo seas. Es un gran cumplido que pueda hacerte eso”. Cisco se quitó la ropa,
agarró el lubricante de su mesita de noche y lo arrojó sobre la cama mientras trepaba
por encima de Triff, cerniéndose justo encima de él.

"Sabes todas las cosas correctas que decir, mi falso fontanero". Triff le sonrió. Dios,
esa sonrisa era impresionante. En ese momento, Cisco supo que se estaba enamorando
del humano, especialmente cuando Triff lo miró con sus ojos verdes llenos de confianza
y necesidad.

Lubricando dos dedos, Cisco tomó la boca de Triff en un ardiente beso mientras
metía los dedos en el culo de su compañero. Triff se comió con avidez su boca mientras
pasaba una pierna por encima de la cadera de Cisco, moliendo su trasero en los dedos
de Cisco como si fueran su polla.

Cisco no podía tener suficiente de este pequeño humano. Sus sentidos estaban
consumidos por la necesidad de complacer a Triff en todos los sentidos, dejándolo
delirando de pies a cabeza. Su compañero dijo algo, pero Cisco no pudo oírlo por
encima del sonido de su propio latido atronador, la sangre rugiendo por sus venas.

Cisco tenía un brazo apoyado al lado de la cabeza de Triff, y usó su mano para
raspar sus uñas sobre el cuero cabelludo de Triff otra vez, sabiendo que a su compañero
le gustaba eso, sabiendo cuánto excitaba al humano. En este momento todo se trataba
de Triff, sus necesidades, la urgencia de sacar hasta el último gemido y gemido de él.

Triff besó a Cisco aún más fuerte, como si tratara de devorarlo, sus lenguas se
batieron en duelo, sus dientes chocaron, ambos gimieron mientras Cisco agregaba un

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tercer dedo, haciendo tijeras con ellos. Fue el beso más delicioso, divino y sensual que
Cisco jamás había experimentado.

Eso era decir mucho considerando la edad que tenía. Había tenido una buena
cantidad de amantes en los últimos doscientos años, se había preocupado por muchos
hombres, pero nunca se había sentido como si estuviera ahogándose en ellos, no como
si se sintiera con Triff. Cisco se derritió contra su compañero, tomando el beso más
despacio, casi fusionando a Triff con él.

Sus cuerpos desnudos se frotaron uno contra el otro, sus pollas se tocaron, rozando
perezosamente, mientras Cisco mordía el labio inferior de Triff, tiraba de él y luego
lamía el aguijón. Triff deslizó su lengua sobre la de Cisco, persiguiéndola, chupándola
en su boca codiciosa mientras Cisco emitía un gruñido bajo mientras el placer se
disparaba a través de él.

La suavidad de la piel de Triff, sus pequeños gemidos, la forma en que tiraba de

Cisco y rebotaba en la mano de Cisco era suficiente para volver loco a cualquiera.
Mordisqueó el lóbulo de la oreja de Triff mientras retiraba los dedos. Su pareja se
retorció debajo de él, agarrando sus bíceps.

"No voy a dejarte esperando", ronroneó Cisco en el oído de Triff. “No cuando estás
caliente y lista para mí”.

Agarró el lubricante y enjabonó su erección. Después de tirar la botella a un lado y

limpiarse la mano con la manta, Cisco agarró la base de su eje y alineó la punta con el
agujero de su pareja. Cisco vio estrellas candentes cuando el calor del cuerpo de su
compañero envolvió su pene.

Triff lanzó sus piernas alrededor de Cisco, hundiendo sus pies justo por encima del
trasero de Cisco. Triff estaba tratando de acercarlo más, de empujar a Cisco

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profundamente dentro de él. Cisco ya estaba metido hasta las bolas en Triff, y luego se
echó hacia atrás y empujó con fuerza.

"¡Mierda!" Triff movió la cabeza de un lado a otro, sus párpados se cerraron, una
mirada de puro éxtasis en su rostro, y a Cisco le encantó que fuera él quien le hiciera
eso.

Sus colmillos hicieron otra aparición. Su lobo había vuelto a golpear a Cisco,
exigiendo que lo dejaran libre. Todo en Cisco se estaba volviendo loco, sus emociones,
su necesidad, la urgencia de morder.

Luego, Cisco salió, volteó a Triff sobre sus manos y rodillas y luego volvió a
meterse dentro de su compañero. Apoyó una mano en el hombro de Triff,
manteniéndolo en su lugar cuando su pareja trató de arrastrarse hacia adelante, sus
gemidos se hicieron más fuertes por segundos. Si así fue como Triff se desató, Cisco
necesitaba paredes insonorizadas. Estaba seguro de que todos en la casa podían oír al
pequeño humano.

Cisco cubrió la espalda de Triff, presionando sus labios en la oreja de su

compañero. “Vas a despertar a los muertos, amor”.

“No me importa” jadeó Triff. "Simplemente no te detengas".

¿Quién era Cisco para negarle a Triff esos hermosos gemidos que escapaban de su
pareja? No le importaba una mierda si la gente del pueblo de al lado escuchaba a Triff.
Cisco se inclinó hacia atrás, separó las nalgas de Triff y observó cómo su polla se
deslizaba dentro y fuera del agujero de Triff. Joder, esa era una vista increíble. Aceleró
sus movimientos, embistiendo a Triff, luego desaceleró su ritmo, moliéndose contra él.
Siguió alternando entre rápido y lento, sonriendo mientras observaba cómo aumentaba

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la frustración de Triff. Quería que Triff perdiera el control, que lo soltara, y eso era
exactamente lo que estaba haciendo su pareja.

Triff golpeó con el puño la almohada cuando Cisco redujo la velocidad de nuevo,
girando las caderas y tirando hacia afuera hasta que solo la punta quedó adentro.

“Te estás divirtiendo demasiado torturándome” gimió Triff.

"¿No puedes soportar el calor?" bromeó Cisco.

"Por favor." La voz de Triff sonaba tensa y Cisco finalmente tuvo piedad de él.
Empujó más rápido, agarrando las caderas de su compañero, golpeando su trasero
antes de inclinarse y hundir sus colmillos en el hombro de Triff.

"¡Oh Dios!" Triff gritó cuando su agujero pulsante se cerró alrededor de la polla de
Cisco, la tensión rodeó su eje, arrancando un gruñido animal de Cisco. Sacó sus caninos
libres, lamió la herida y se enterró profundamente mientras se corría.

Cisco se derrumbó en la cama, empujando a Triff hacia abajo con él, su pene aún
dentro de su pareja mientras besaba suavemente a Triff en su hombro. “Si eso es lo que
te provoca el secuestro, tendremos que emprender más aventuras”.

Con una risa tranquila, Triff se estiró detrás de él y le dio una palmada en la cadera
a Cisco. “Voy a pasar. Una vez fue suficiente”.

Cisco envolvió sus brazos alrededor de su pareja, acercándolo aún más. "En serio,
creo que me estoy enamorando de ti".

Nunca le había dicho eso a nadie antes, pero en lugar de que la admisión lo
asustara, se sentía como si estuviera volando. Un torbellino dentro de él, una sensación
liberadora que Cisco nunca había experimentado antes.

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 Creo que yo también me estoy enamorando de ti. Triff tiró de los brazos de Cisco
con más fuerza alrededor de él. "Esto es demasiado bueno para ser verdad, y me temo
que mi racha de mala suerte se derrumbará y te perderé de alguna manera".

"No va a suceder." Cisco besó la nuca de Triff. “Los compañeros no se separan.

Estamos en esto de por vida, cariño. Cualesquiera que sean los problemas que
tengamos, los resolveremos”.

Triff se giró, obligando a la polla de Cisco a soltarse. “¿Y si pasa algo malo? Tienes
un demonio detrás de ti, Cisco. Todo tipo de escenarios horribles siguen dando vueltas
en mi cabeza. ¿Qué pasa si te pierdo no porque nos peleemos sino porque ese demonio
te ataca? No quiero sonar patético, pero antes de que aparecieras, todo lo que tenía eran
Waffles. Y antes de ella, estaba solo. Quiero decir, vivía cerca de mi madre, pero ella
nunca me ha apoyado tanto. Ella se preocupa por su propia vida, así que prácticamente
he estado solo y me gusta tener a alguien en mi rincón, alguien a quien llamar mío”.
Triff curvó los labios. “Lo siento. No fue mi intención desatar un dique de emociones
sobre ti”.

“Nene, no voy a ir a ninguna parte. Nadie, ni siquiera Hezekiah, me va a alejar de

ti”.

"Pero no puedes prometer eso".

"¿Por qué no nos preocupamos por mañana en otro momento?" Cisco mordisqueó
la barbilla de su pareja. “Podría ir a comer algo. ¿Y tú?"

“Hambriento” dijo Triff. “¿Podemos ir al pueblo a comer? ¿Sería eso seguro, o

deberíamos simplemente quedarnos aquí?”

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 “Mientras nos mantengamos alejados de las sombras, estaremos bien”. De mala
gana, Cisco liberó sus brazos y se levantó. “Primero, una ducha. Entonces nos
divertiremos un poco”.

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 Capítulo Nueve

"¿Triff?"

Triff acababa de regresar a la casa de Cisco y estaba guardando las cosas que su
compañero le había comprado cuando sonó su teléfono. Waffles estaba acostada en la
cama, moviendo la cola, mientras lo observaba.

"¿Mamá?" Tenía la intención de llamarla antes, pero con todo lo que estaba
pasando, simplemente no había encontrado el momento. En verdad, tan mal como
sonaba, en realidad se había olvidado de llamarla.

Debería haberlo hecho, sabiendo que ella estaba en la misma ciudad que el
diputado Stewart. El hecho de que su plan hubiera sido irse de Cayson Bay para
garantizar su seguridad no significaba que el diputado Stewart no la hubiera acosado.

La había llamado cuando llegó por primera vez a Willow Point para ver cómo
estaba, pero debería haber vuelto a hablar con ella solo para asegurarse de que el
diputado Stewart no la había atacado.

"¿Cómo va todo?" preguntó, preparándose para las consecuencias.

“Necesito que vuelvas a casa”. Sonaba al borde de las lágrimas. La ira de Triff se
disparó por las nubes ante la idea de que el diputado Stewart se metiera con ella.

"Dime qué está pasando." Era un viaje muy largo desde Willow Point, y si esto era
algo que podía manejar por teléfono, eso era exactamente lo que quería hacer.

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 Todo lo que escuchó fue una respiración pesada, y luego una voz profunda le
respondió. “Tu madre es muy bonita para ser humana. Sería una pena que le pasara
algo”.

El corazón de Triff tocó fondo. “¿Hezekiah?”

“No hemos sido presentados formalmente,” dijo el demonio.

“Después de nuestro primer encuentro en el callejón, nunca quise que te

presentaras. Luego me secuestraste, entonces, ¿por qué diablos querría ir a ti?”

Triff estaba enojado, pero también sabía que iría. La vida de su madre estaba en
juego, y aunque no estaban de acuerdo en muchas cosas, ella seguía siendo su madre y
la amaba.

Sonaba como si Hezekiah chasqueara la lengua. “Es una vergüenza que tu familia
haya sido arrastrada a esto. Te habría dejado ir, ya sabes. Me viste en ese callejón, no me
importó. Pero cuando te vi con Cisco... Digamos que Cisco tiene la culpa de arrastrarte a
ti y a tu madre a esto. Tomó algo mío, y ahora voy a tomar algo de él. Entonces, si no
vienes aquí, tu madre está muerta”.

Triff oyó voces en el pasillo, pero tenía demasiado miedo para moverse. Si fuera
Cisco, Hezekiah se volvería loco y Triff no quería que su madre sufriera ningún
estallido de ira.

“Tienes hasta mañana a esta hora para presentarte, Triff. Te diría que vengas solo,
pero sé que no lo harás. Pero ten cuidado, si tú o Cisco avisan a alguien más, es como si
estuviera muerta”. Hezekiah colgó, dejando a Triff en estado de pánico.

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 Se giró para sentarse en el borde de la cama, pero falló y golpeó el suelo. Triff ni
siquiera estaba seguro de que su coche hiciera el viaje. Apenas había sobrevivido
cuando dejó Cayson Bay e hizo su viaje hasta aquí.

¿Qué demonios iba a hacer? Si le decía a Cisco, Triff sabía con seguridad que su
compañero le diría a Grey. Si se escabullía y se iba solo, Triff no solo tendría que
enfrentarse al demonio solo, sino que estaría de vuelta en el territorio del diputado
Stewart.

No había forma de que pudiera enfrentarse a dos enemigos solo.

Se levantó del suelo y abrió la puerta del dormitorio. Cisco estaba en el pasillo
hablando con Gem y Fynn.

"¡Ahí estás!" Gem sonrió. “Le estaba preguntando a Cisco si estaba bien si salíamos
mañana cuando saliera del trabajo. Por supuesto, Fynn no puede venir cuando sale el
sol, pero tan pronto como se ponga, podemos agarrarlo y tener una noche de
compañeros en la ciudad”.

Triff sonrió débilmente. "Eso suena bien."

Supuso que finalmente había hecho amigos y ahora iba a morir. Esa fue la historia
de su maldita vida. Nada bueno venía sin algo malo. No para él.

Cisco debió haber visto la mirada tensa en el rostro de Triff, porque se excusó y lo
llevó de regreso a la habitación. Su compañero cerró la puerta y trató de jalar a Triff a
sus brazos, pero Triff los esquivó y se movió hacia la cama.

“Triff, ¿qué está pasando?” Las cejas de Cisco se hundieron mientras el tipo lo
estudiaba. Hezekiah había estado detrás de Cisco. El demonio ni siquiera había pensado

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en Triff después de verse en ese callejón. Incluso sabiendo eso, no había manera de que
Triff pudiera descargar su ira con su pareja.

Esto tampoco había sido culpa de Cisco. No por lo que su compañero le había
dicho. El hermano de Hezekiah se había acercado a él y Cisco simplemente se había
defendido.

Azariah había sido un imbécil, según Cisco. El tipo había sido una amenaza, y
Hezekiah no podía aceptar ese hecho o que había sido en defensa propia.

“Recibí una llamada telefónica de mi mamá”.

Cisco se acercó. "¿Se encuentra ella bien?"

"No." Triff odiaba el hecho de que lágrimas calientes llenaban sus ojos. No era un
llorón y no le gustaba el hecho de que no podía mantenerlas bajo control. “Hezekiah
está con ella”.

Tal como había pensado, Cisco gruñó mientras se dirigía a la puerta.

"¡No!" Triff corrió frente a su compañero y presionó su espalda contra la puerta,

con los brazos abiertos. “Él dijo que si le decimos a alguien, ella está muerta. No dejaré
que maten a mi madre, Cisco.”

Cisco parecía demoníaco mientras estaba allí mirando a Triff. "Dime exactamente
lo que dijo".

“Fue mi mamá quien me llamó, así que sé que él está allí”. Le contó a Cisco sobre la
conversación, todo lo que podía recordar, ya que no podía citar cada palabra exacta.

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 “Me está advirtiendo que no vaya al Ultionem”, dijo Cisco. “Y maldita sea si le dejo
tomar lo que es mío. Azariah era francamente malvado. Ese demonio succionador de
almas merecía morir”.

"¿Cómo acabas de llamarlo?"

Cisco suspiró. “Hay ciertos tipos de demonios que pueden chupar tu alma
directamente fuera de ti. Te dejan una cáscara vacía, una sombra de tu antiguo yo.
Conocí a alguien que no poseía su alma, y déjame decirte que es la peor pesadilla de
cualquiera. Ya no tienes compasión. Todo está cortado y seco, correcto e incorrecto, sin
piedad o incluso empatía. Sin zona gris. Son como jodidos robots que no tienen
conciencia”.

Eso sonó horrible. Triff no podía imaginarse siendo tan frío y preciso. Le gustaba
tener sus emociones, incluso si a veces lo cabreaban. Como ahora con sus lágrimas.

“Por eso murió Azariah”. Cisco se pasó una mano por el pelo. “Intentó robarme el
alma. No iba a detenerse, así que tuve que detenerlo por cualquier medio necesario”.

El solo hecho de pensar en su amado y cariñoso compañero convirtiéndose en un

robot le heló los huesos a Triff. Cisco estaba tan lleno de vida, risas, cariño y compasión.
Quitar eso hubiera sido trágico.

"Su hermano no es mejor". Cisco se volvió hacia Triff. “Los hombres como él
mienten como nosotros respiramos. No tengo ninguna duda de que está en casa de tu
madre, pero no está solo. Hezekiah nunca opera solo”.

“Entonces, ¿qué vamos a hacer?” Sus malditas lágrimas calientes habían regresado,
pero esta vez Triff no impidió que cayeran. "Tengo que salvar a mi madre sin que
ninguno de nosotros sea asesinado".

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 Esta vez, cuando Cisco se acercó a él, Triff no lo esquivó. Su compañero agarró la
parte superior de los brazos de Triff en un agarre suave. "¿Confías en mí?"

"Sí", dijo Triff sin dudarlo.

"¿Me dejarás manejar esto a mi manera?"

Incluso si eso significaba que a Triff no le iba a gustar el plan de Cisco. No era
como si tuviera elección ya que no tenía un plan propio. Triff no tenía ni idea y entró en
pánico. "Sí."

“Entonces vamos a ver a Grey”. Cisco agarró su mano y abrió la puerta. “No
vamos a entrar en esto a ciegas. Vamos a tener refuerzos, Triff. Cuando termine con
Hezekiah, será un recuerdo pasajero”.

Triff lo dudaba seriamente. Nunca iba a olvidar los eventos de los últimos días.
Hezekiah, vivo o muerto, lo perseguiría en los años venideros.

Cuando llegaron a la sala de estar, encontraron a Grey en el sofá, con el control

remoto en la mano, como si se estuviera quedando dormido. Triff no podía imaginar
cómo sería dirigir no solo una manada entera, sino un pueblo entero. Tenía que ser
agotador, pero esta era la primera vez desde que estaba en la casa de Cisco que había
visto a Grey quedarse dormido.

"Odio despertarlo", dijo Cisco en voz baja, pero Triff lo escuchó. “Hola, Grey.
Necesitamos hablar."

“Si no es una situación que ponga vuestra vida en peligro, puede esperar”. Grey
bostezó.

“Hezekiah tiene a la madre de Triff”.

03/2022
 Fue extraño ver a Grey pasar de estar somnoliento a completamente alerta. El tipo
parecía como si hubiera dormido horas y horas mientras miraba entre ellos. Aunque el
tipo no era completamente humano, necesitaba descansar como todos los demás, y Triff
se sentía mal por infringir su hora de la siesta.

Grey se levantó y rodeó el sofá. Parecía tan grande e imponente con su mirada
pensativa recorriéndolos a ambos. “Sabía que esto no había terminado. Los hombres
como Hezekiah no se desvanecen en la noche simplemente cuando han sido burlados”.

"¿Cómo encontró a mi madre?" preguntó Triff.

"Es un demonio", dijo Grey. “Tienen su forma de averiguar las cosas.

Probablemente tenga ojos vigilando en todas partes, conexiones que usa para averiguar
todo lo que pueda sobre su enemigo. Tú."

"¿Yo?" Triff miró a Grey con los ojos muy abiertos. “Pero Cisco es su enemigo”. Le
contó a Grey sobre la conversación telefónica. “Hezekiah me dijo que todo esto se
trataba de Cisco”.

“Pero también dijo que Cisco tomó algo de él y ahora hará lo mismo”, dijo Grey.
“Está jugando, atrayéndote”.

Triff inclinó la cabeza hacia un lado, con el estómago revuelto ante la idea de
enfrentarse a un demonio. "¿Estaba jugando cuando destrozó mi casa?"

"Más que probable." Grey asintió. “Hezekiah no tiene nada más que maldad en su
corazón. Se está burlando de Cisco, mostrándole cómo puede llegar a cualquier persona
en cualquier momento”.

“Lo habría olido si hubiera estado en la casa de Triff”, dijo Cisco. “Debe haber
usado a alguien más para hacer su trabajo sucio”.

03/2022
 "Él te quiere muerto", dijo Grey. “Pero también quiere que sufras primero.
Llevaremos tantos hombres como podamos reunir. Los enviaremos por una ruta
diferente a tu casa con anticipación. Los quiero colocados estratégicamente antes de que
vosotros dos lleguéis”.

“Pero dijo que la mataría si alguien venía con nosotros”, argumentó Triff. "No
permitiré que arriesgues su vida por esto".

Grey volvió esos ojos color avellana acerados hacia Triff, haciendo que Triff
quisiera retroceder. "¿Tienes un plan mejor?"

"Bueno no."

La mirada de Grey se suavizó. “La mantendremos a salvo, Triff. Haré que uno de
los hombres la convierta en su prioridad. Todos los demás pueden concentrarse en
quién más está con Hezekiah y sacarlos en silencio para que podamos igualar las
probabilidades”.

A Triff no le gustó esto. Ni un poco. Pero Grey tenía razón. No tenía un plan mejor.
"¿Qué pasa con el diputado Stewart?"

"¿Quién?" Las cejas de Grey se fruncieron.

“El diputado que convirtió la vida de Triff en un infierno”, respondió Cisco. "Él es
la razón por la que mi compañero se fue de Cayson Bay en primer lugar".

“Un policía corrupto”. Grey asintió. "Me encargaré de él si interfiere".

En verdad, Triff estaba aliviado de no ir solo, aunque estaba aterrorizado de que su

madre pagara el precio más alto por esto. También tenía miedo de que alguien más
sufriera también. No quería que nadie se lastimara por ayudarlo.

03/2022
 Cisco deslizó una mano por el brazo de Triff. “Hemos estado haciendo esto
durante mucho tiempo, cariño. Hezekiah no es el primer demonio al que nos
enfrentamos. Confía en que sabemos lo que estamos haciendo”.

"Pero no he estado haciendo esto tanto tiempo como vosotros". Triff sintió que le
temblaban las entrañas. “He estado lidiando con tu mundo durante una semana. No
tengo miedo de decir que estoy loco de miedo”.

“El miedo es saludable”. Cisco besó la sien de Triff. “Es lo que nos mantiene
vivos”.

Triff dudaba que ninguno de estos hombres temiera muchas. Parecían más grandes
que la vida, verdaderos guerreros listos para la batalla. Por mucho que deseara no tener
que hacer esto, Triff se alegró una vez más de no estar haciéndolo solo. Enfrentar a
Hezekiah sin un ejército de hombres que lo respaldara hubiera sido un suicidio.

"Okey." Triff dejó escapar un suspiro. “Lo haremos a tu manera”.

****

“Voy a cuidar Waffles por ti”. Fynn se sentó en la cama de Cisco mientras Triff
paseaba por la habitación. Cisco estaba abajo haciendo planes con Grey, pero Triff
estaba demasiado ansioso para sentarse allí y escuchar.

"¿Disculpa, que dijiste?" Triff dejó de pasearse y miró hacia el vampiro. Todavía le
asustaba que un vampiro real viviera allí. Fynn en serio no encajaba en el estereotipo.
Parecía más un jovencito dulce que alguien que bebía sangre de la vena.

03/2022
 Fynn se levantó de la cama, agarró la mano de Triff y tiró de él hacia la silla del
rincón. Para ser un tipo bajo y delgado, Fynn era fuerte. Obligo a sentarse a Triff y lo
señaló con el dedo. “Puede que nos estemos conociendo, pero no puedes enloquecer así.
Vas a cumplir una misión, lo que significa que debes mantener la cabeza despejada y
mantener la calma, sin importar lo asustado que estés”.

"¿Has estado en misiones antes?" Si Fynn lo hubiera hecho, tal vez podría darle a
Triff algún consejo, alguna técnica que usara para mantener la cabeza tranquila.

"Bueno no." Fynn frunció el ceño. “Supongo que no soy la persona que debe darte
consejos, pero me estaba volviendo loco verte caminar. Tenía un hermano vengativo y
padres malvados que me odiaban a muerte”.

"Eso es horrible."

“Eran personas horribles. Entonces, tal vez soy la persona que debe darte consejos,
ya que siempre tuve que planear formas de mantenerme alejado de ellos”. Fynn le dio
unas palmaditas en el hombro. “Simplemente quédate detrás de Cisco. Ese es mi mejor
consejo. No dejes que Hezekiah te atrape solo. Por lo que escuché, da miedo”.

"No sabes ni la mitad de eso". Triff suspiró.

“Mientras tanto, cuidaré Waffles por ti. Hay algo en esa pequeña escayola que hace
que mi corazón se derrita”. Fynn lo miró fijamente. “Odio ver a los animales
maltratados. Asegúrate de que Hezekiah muera por lastimarla”.

“Hizo que otra persona entrara a mi casa”.

Fynn se encogió de hombros. “Ese demonio todavía tiene la culpa, así que haz que
pague. Está bien, no tú, sino uno de los chicos que vaya contigo. Lo siento, pero eres
humano y no tienes ninguna posibilidad contra él”.

03/2022
 Triff miró a Fynn con incredulidad. "¿Se supone que esto es una charla de ánimo?"

"Diablos si lo sé". Fynn levantó los brazos. “Nunca he tenido que dar una antes.
Claramente, soy terrible con ellas. Simplemente ignora todo lo que dije”.

Triff se levantó y tomó a Waffles en sus brazos. “Si algo me pasa…”

“No te va a pasar nada” dijo Fynn con una confianza que Triff no sentía. “Pero si lo
hace, Waffles estará bien atendida”.

"Gracias." Las lágrimas brotaron de los ojos de Triff. “Ella no tenía hogar cuando la
encontré”.

"Oh". Fynn se llevó las manos al pecho. "Eso es tan triste. ¿Quién patearía a ese
pequeño lindo amor? Supongo que eres tú quien le dio ese nombre. Ella no tenía puesto
un collar en ese momento, ¿verdad?”

“Sin collar”. Triff apretó la mejilla contra Waffles. “Nuestra primera comida juntos
fue pollo y waffles. Como no quería llamarla Pollo, Waffles fue entonces”.

Fynn la arrancó de los brazos de Triff. "Seriamente. Tienes que bajar y averiguar el
plan. No querrás irte sin saber lo que está pasando”.

Fynn tenía razón. Triff besó la parte superior de la cabeza de Waffles antes de que
bajara para unirse a la reunión.

03/2022
 Capítulo diez

Aunque Cisco sabía que su manada estaba allí, no podía olerlos en la ligera brisa
mientras él y Triff salían del auto y se dirigían por el camino de piedra.

Cisco podía oler a los hombres que Hezekiah tenía vigilando el área circundante.
Había un abrumador olor a demonio, lo que significaba que había más de uno, pero
también olía a vampiros.

"No quiero hacer esto", dijo Triff en voz baja. “Siento que me estás entregando al
enemigo. Sé que no lo haces, pero así es como se siente”.

Cisco dejó de caminar e hizo que Triff lo enfrentara. “Admito que esto es peligroso,
pero nos vamos de aquí con tu madre. No dejaré que nadie te aleje de mí, Triff. Si
tuviera otra opción, estarías de vuelta en Willow Point mientras yo me ocupo de esto”.

Ahí era exactamente donde Triff necesitaba estar. A Cisco no le sentaba bien que
estuviera llevando a su compañero a una trampa obvia. No se sabía cuántos hombres
había dentro o incluso si la madre todavía estaba viva. Hezekiah no tenía honor y no lo
pensaría dos veces antes de matarla por aburrimiento o para castigarlos por hacerlo
esperar.

Lástima que Cisco no pudo detectar al menos a uno de los miembros de su

manada. Eso lo haría sentir un poco mejor acerca de esto. Se habían ido horas antes que
Cisco y Triff, así que ni siquiera estaba seguro de si lo habían logrado.

03/2022
 Cuando Cisco miró a su izquierda, vio a un extraño parado al lado de la casa de los
vecinos, observándolos. ¿No deberían haberse eliminado ya todos los guardias del
exterior?

Su lobo gruñó, listo para perseguir al extraño, pero Cisco tenía que confiar en que
Grey y los demás harían su parte, que se asegurarían de que Cisco y Triff salieran vivos
de esto.

Porque, en este momento, había llegado el momento de que Cisco y Triff se

enfrentaran a Hezekiah, y Cisco estaba empezando a dudar de todo el plan. No quería
llevar a su compañero allí. Cada instinto que poseía le decía que agarrara al pequeño
humano y corriera tan rápido y tan lejos como pudiera, aunque Hezekiah los
encontraría sin importar a dónde fueran.

No era así como había planeado pasar su período de luna de miel. Cisco preferiría
estar en la cama en este momento, mapeando cada centímetro del cuerpo de su pareja
con su lengua.

Triff no se molestó en llamar cuando llegaron a la puerta. Simplemente entró en

una casa a oscuras. "¿Mamá?" llamó.

Cisco agarró a su compañero y empujó a Triff detrás de él mientras escaneaba la

sala de estar. No había nadie allí, pero los vellos de su cuerpo se erizaron, indicándole
que estaban siendo observados.

"Quédate detrás de mí", dijo Cisco en voz baja mientras se adentraba más en la casa
inquietantemente silenciosa.

Triff curvó sus manos en la parte de atrás de la camisa de Cisco. "¿Por qué no me
responde?"

03/2022
 La madre de Triff ya debería haberle respondido, lo que hizo que Cisco pensara
que el demonio realmente la había matado. Cisco esperaba que ese no fuera el caso. Su
pareja estaría devastada si Hezekiah la hubiera matado.

No quería pensar en perder a Triff. Por eso, Cisco quería retirarse de esto, pero ya
era demasiado tarde. Estaban dentro de la casa, y maldita sea si Cisco no quería
empujar a Triff a un armario para mantenerlo fuera de la vista.

Los sentimientos dentro de él se habían vuelto jodidamente profundos en lo que a

Triff se refería. Su compañero había llegado a significar el mundo para él en tan poco
tiempo, y llevar al humano a una trampa hizo que Cisco quisiera golpearse el trasero.

"¿Triff?"

Cisco se congeló cuando escuchó la voz de una mujer.

"¡Mamá!" Triff trató de correr alrededor de Cisco, pero Cisco agarró a su

compañero y lo empujó detrás de él. “Déjame ir” argumentó Triff. "Tengo que
asegurarme de que esté bien".

“Lo sé, pero no puedo dejar que vayas. Por favor, quédate detrás de mí”.

Algo no se sentía bien. Por otra parte, nada de esta situación se sentía bien. Había
visto el sedán rojo en el camino de entrada, diciéndole que la madre de Triff estaba en
casa.

Era solo una sensación persistente en el fondo de su mente que... No estaba seguro
de qué pensar, pero demonios si estaba dejando que Triff corriera hacia su madre.

Aún no.

03/2022
 Cuando entraron en la cocina, Cisco se detuvo bruscamente y se estiró detrás de él
para colocar una mano en la cadera de Triff. Se movió hasta que una pared estuvo
detrás de su compañero, asegurándose de que nadie se les acercara sigilosamente.

Hezekiah estaba sentado a la mesa, usando un cuchillo para cortar trozos de una
manzana antes de llevárselas a la boca. "Honestamente, no puedo creer que hayas
venido".

"¿Dónde está mi mamá?" Triff preguntó enojado. “Si le has hecho algo, te clavaré
ese cuchillo en el culo”.

"¿Triff?" Hezekiah dijo con voz femenina.

La mandíbula de Cisco se apretó.

“No es difícil imitarla”, dijo Hezekiah. “Solo tenía que escuchar su contestador
automático para captar su voz. ¿Quién tiene contestadores automáticos? Me parece
anticuado”.

"¿Tú... tú la mataste?" Los dedos de Triff tiraron con más fuerza de la camisa de
Cisco.

"No." Hezekiah arrojó el corazón de la manzana al bote de basura y lo hizo. “No

tengo idea de dónde está tu madre. Vi una copia impresa en su tocador de algún
crucero. Asumo que ahí es donde ella está ahora. Vosotros dos deberían haber trabajado
en sus habilidades de comunicación, Triff. Habrías sabido sobre su viaje si lo hubieras
hecho”.

"¡Bastardo!" Triff trató de alejarse de Cisco, pero Cisco lo detuvo.

“Entonces, esto fue una trampa”, dijo Cisco.

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 "Como le tendiste una trampa a mi hermano". Hezekiah clavó el cuchillo en la
mesa, haciendo que el cuchillo se agitará. La hoja era dentada, de aspecto malvado y
larga, de al menos quince centímetros o más.

“Yo no engañé a Azariah. Vino por mí”, argumentó Cisco. “Fue en defensa
propia”.

Hezekiah se levantó de su asiento y golpeó la mesa con el puño, justo al lado del
cuchillo. “Podrías haberlo sometido. Podrías haber hecho que lo arrestaran. ¡Podrías
haber hecho cualquiera de las cien cosas además de matarlo!”

"Era un demonio chupa-almas", le recordó Cisco. “Él estaba tratando de tomar la

mía. No iba a dejar que la tuviera. No me dejó opción”.

Hezekiah se relajó visiblemente. “Siempre tenemos opciones, Cisco. Estabas en el

reino de los demonios. Podrías haber llamado a gritos a uno de los guerreros, y te
habrían ayudado. Azariah podría estar en el inframundo en este momento en lugar de
muerto, pero querías jugar a ser juez, jurado y verdugo”.

Cisco no tenía idea de cómo invocabas a un guerrero demonio. El hecho de que

fueran bien conocidos por la comunidad sobrenatural no significaba que todos supieran
todo sobre ellos.

Hezekiah echó el brazo hacia atrás y, cuando lo hizo, Triff salió volando de detrás
de Cisco y cruzó la habitación.

"¡Cisco!" Los ojos de Triff estaban muy abiertos cuando extendió la mano, como si
pudiera agarrar a Cisco desde esa distancia.

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 Con un gruñido, Cisco cambió a su lobo, arremetiendo contra Hezekiah, pero el
demonio agitó su mano y Cisco voló contra la pared. “Yo no soy mi hermano. No seré
tan fácil de derribar, chucho”.

Cuando Hezekiah arrojó a Triff de nuevo, Triff cayó de espaldas sobre la mesa,
moviéndose, pero sin poder levantarse, como si unas correas invisibles lo mantuvieran
inmovilizado.

"Voy a disfrutar matando a tu pequeño humano justo en frente de ti". Hezekiah

cerró el puño y Triff se quedó sin aliento. “Me aseguraré de que ambos sufran antes de
acabar con sus vidas”.

Cisco se puso de pie y se lanzó de nuevo, solo para ser lanzado en la dirección
opuesta esta vez. No iba a dejar de levantarse. Cisco estaba usándose como distracción,
con la esperanza de que el demonio desviara su atención de Triff para que su
compañero pudiera levantarse y escapar.

Eso era todo lo que Cisco quería en este momento. Sabía que no iba a salir vivo de
esto. Lo menos que podía hacer era asegurarse de que su compañero viviera una larga
vida.

Incluso si eso significaba vivir sin Cisco. Amaba a Triff y haría cualquier cosa por
su humano, incluso sacrificarse. La manada de Cisco se encargaría de Triff, se
aseguraría de que nunca le faltara nada.

Excepto su pareja.

Cisco se abalanzó una y otra vez, chocando contra paredes y muebles cada vez que
Hezekiah lo lanzaba. Cada hueso de su cuerpo le dolía, y Cisco no se sorprendería si
algunos estuvieran rotos.

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 "Date por vencido." Hezekiah se rió. “No vas a ganar, Cisco. Puedo hacer esto toda
la noche, rompiendo hasta el último hueso de tu cuerpo”.

Que era lo que sentía que estuviera haciendo.

Cisco miró a los ojos a Triff, que había logrado mover el brazo. Curvó los dedos
alrededor del cuchillo, asintiendo levemente. Por mucho que le doliera, Cisco se puso
de pie y gruñó.

Hezekiah había levantado a Cisco en el aire, listo para lanzarlo de nuevo, cuando
Triff se inclinó y la hoja se clavó profundamente en su costado. Hezekiah soltó a Cisco,
aullando mientras giraba y sacaba el cuchillo.

En lugar de que Triff saliera corriendo de la habitación, corrió hacia Cisco.

Cisco cambió. "No se suponía que te quedaras".

"No te estoy dejando." Triff se paró frente a Cisco, con los brazos abiertos mientras
enfrentaba al demonio. "¡Déjalo en paz!"

Hezekiah arrojó el cuchillo sobre la mesa mientras su herida se cosía sola. "Debo
decir que no esperaba que tuvieras tanto fuego". Él sonrió. "Tal vez me quede contigo
después de aniquilar al lobo".

"Realmente no pensé en esto", dijo Triff en voz baja y luego habló más fuerte.
“Primero, asqueroso. En segundo lugar, solo intentaría matarte en cada oportunidad
que tuviera”.

"Lo que haría de esta una aventura más divertida". Hezekiah en realidad parecía…
¿feliz? ¿Era eso posible? A Cisco se le heló la sangre al pensar en el demonio
esclavizando a Triff.

03/2022
 Cualquiera en su sano juicio rogaría por su muerte antes de permitir que eso
sucediera, pero Cisco fue incapaz de detenerlo. Estaba tirado en el suelo en agonía,
seguro de que al menos algunas de sus costillas estaban rotas.

Pero Hezekiah había cometido un error. Le había dicho a Cisco cómo convocar a
los guerreros. Era la única oportunidad que tenía de salvarlos.

“¡Panahasi!” Cisco gritó. Si estaba lidiando con un demonio poderoso, Cisco

necesitaba las armas grandes.

La sonrisa en el rostro de Hezekiah desapareció. Miró a Cisco mientras cruzaba la

habitación. Triff se arrojó sobre Cisco, cubriéndolo.

“Te amo”, le dijo Triff. "Pase lo que pase, necesitaba que lo supieras".

"Yo también te amo." Su brazo gritó de dolor cuando lo levantó y lo enroscó

alrededor de su compañero.

Pero Hezekiah no los alcanzó. Cisco miró hacia arriba y vio que la puerta trasera se
abrió de golpe, Grey y los demás entraron corriendo. Grey, Nixon, Renzo y Ayden
cargaron hacia Hezekiah mientras Ridge, un cambiaformas oso que vivía en la ciudad,
agarró a Cisco del suelo y lo sacó.

Triff estaba justo detrás de ellos, corriendo a través de la hierba.

“Cambia para que puedas sanar”, dijo Ridge. "Puedo ver el dolor en tus ojos".

Si Cisco cambiaba, se quedaría dormido durante el tiempo que tardara en sanar.

Incluso con la ayuda de los refuerzos, no quería dejar Triff hasta que supiera que
Hezekiah estaba muerto. "Lo haré, pero no ahora".

03/2022
 "Mierda." Ridge miró por encima del hombro. “Los vecinos debieron escuchar el
ruido y llamaron a la policía”.

Cisco miró más allá de Ridge para ver luces arremolinadas en el camino de
entrada. No había forma de que pudiera cambiar ahora. No cuando podría ser el
diputado Stewart. Cuando miró a su compañero, vio que Triff había palidecido.

“Ridge, mantén a Triff a salvo”.

Ridge lo miró. "Con mi vida, hermano".

Cisco dudaba que llegara a eso. Incluso si el diputado Stewart no fuera humano, no
sería tan tonto como para intentar algo con tantos otros alrededor.

Por mucho que trató de mantener los ojos abiertos, Cisco finalmente sucumbió a la
oscuridad cuando el sueño se hizo cargo.

****

En los pocos momentos en que Cisco había sido humano, Triff había visto los
moretones por todo el cuerpo de su compañero. Quería volver corriendo adentro y
matar a Hezekiah por lo que le había hecho a Cisco.

Incluso si sabía que no podía vencer al demonio.

Pero en este momento, su atención estaba en las luces del camino de entrada. A
Triff casi le dio un vuelco el corazón cuando vio al diputado Karson Stewart entrar al
patio trasero. Todavía tenía esa misma apariencia engreída y arrogante sobre él. Estaba
en sus facciones, en su andar, en toda su actitud. El tipo no había cambiado.

03/2022
 "¿Quién eres tú?" Triff le preguntó al chico a su lado.

"Ridge." Miró del policía a Triff. "¿Algo que deba saber?"

“Es corrupto”, dijo Triff. “Ha hecho de mi vida un infierno, y esa es la razón por la
que me mudé. Es un verdadero imbécil, enojado porque no es el sheriff”.

“Déjame hablar”, dijo Ridge.

Triff no tenía ningún problema con eso. No quería decirle una palabra al diputado,
y no quería que el diputado hablara con él. La única preocupación que tenía Triff eran
Cisco y Hezekiah.

Se había vuelto silencioso dentro de la casa, lo que hizo que Triff se preguntara qué
estaba pasando allí. Se moría por averiguarlo, pero sabía que si intentaba ir a la puerta
trasera, Ridge lo detendría.

"Tengo una queja por ruido", dijo el diputado Stewart mientras se acercaba,
bajando la mirada a la forma de lobo de Cisco. El tipo era alto, delgado, con mechones
color arena, y si no hubiera sido tan gilipollas, Triff llegaría a decir que era un tipo bien
parecido.

Todo lo que Triff vio frente a él fue un sapo viscoso.

“¿Te importaría decirme qué está pasando, Triff?” El diputado Stewart trató de
moverse alrededor de Ridge, pero Ridge también se movió, manteniéndose entre ellos.

“Una pequeña reunión que se volvió un poco demasiado entusiasta”, dijo Ridge.
"Lo mantendremos bajo".

Triff sabía en su interior que el diputado Stewart no estaría satisfecho con la

respuesta de Ridge. El tipo buscaba una razón para acosarlos.

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 “Voy a tener que poner una multa por el ruido”, dijo el diputado Stewart. “Y es
ilegal tener una mascota exótica en este condado. Voy a tener que hacer que lo recojan
los de la perrera”.

"¡Al diablos que lo harás!" Triff gruñó, lo que provocó una sonrisa en el diputado.
Maldición. Triff le había seguido el juego.

“O puedes pagar una multa y sacar al lobo de aquí”.

Y ahí estaba. La verdadera razón por la que había dicho algo sobre el lobo. Todo se
reducía a cuánto podía extorsionarles el diputado Stewart.

"¿El diputado es humano?" Triff susurró a Ridge.

Ridge simplemente asintió.

Fue un alivio, aunque a Triff no le habría sorprendido que Ridge le hubiera dicho
que el diputado era un asno. Ser un burro le habría sentado bien al policía.

Triff se alegró de que el diputado Stewart no hubiera resultado ser un demonio o

un vampiro. Tratar con un humano debería ser pan comido para Ridge. Quizás. El
policía era francamente malvado en el libro de Triff, y Triff no dejaría pasar nada por él.

"Por supuesto." Ridge se cruzó de brazos. “Escríbeme una citación por el ruido y el
lobo. Me aseguraré de que se pague”.

Respuesta incorrecta.

"Tendrás que pagar en efectivo, ahora mismo, o me llevaré al lobo y posiblemente

te arreste. ¿A quién pertenece el lobo?"

03/2022
 ¿El diputado Stewart estaba teniendo un concurso de meadas con Ridge? ¿Ahora
mismo? Todo lo que Triff quería era que se fuera para poder averiguar qué había
pasado adentro.

"Él me pertenece", dijo Grey mientras salía, luciendo igual de desgastado, aunque
Triff estaba empezando a ver bolsas debajo de los ojos del alfa. "¿Cuál es el problema,
oficial?"

Si Grey estaba afuera, ¿eso significaba que Hezekiah estaba muerto? Triff sólo
podía esperar. No le importaba si habían hecho un maldito desastre en la cocina. Triff
limpiaría la casa de su madre de pies a cabeza si eso fuera lo que hiciera falta para sacar
al demonio de su vida.

El diputado Stewart le repitió a Grey que el lobo es ilegal.

“Qué gracioso, no recuerdo haber leído nada sobre eso cuando investigué tus leyes
antes de venir aquí”, dijo Grey. "¿Puedes decirme dónde puedo encontrar eso?"

El rostro del diputado Stewart enrojeció. "Te voy a arrestar por esto, hijo de puta".

Grey estaba demasiado jodidamente tranquilo. Triff quería que cambiara y se

comiera al imbécil. Eso resolvería muchos de los problemas de los residentes y Triff no
tendría que preocuparse de que su madre viviera aquí.

“Ridge, carga a Cisco en el auto de Triff”, dijo Grey. “Todavía tengo algunas cosas
que tengo que envolver adentro, pero di mi palabra de que me encargaría de la basura
aquí”.

El policía miró entre Ridge y Grey. Debió haber llegado a la conclusión de que no
podía enfrentarse a ellos, así que tomó su micrófono de hombro. “Voy a pedir refuerzos,
arrestaré a todos los que están aquí y haré que sacrifiquen a ese lobo”.

03/2022
 Triff lo perdió. Todos los años de hostigamiento, de que el diputado Stewart le
exigiera dinero, de alejar a Triff de la única ciudad natal que había conocido, lo
enloquecieron. Gritó obscenidades mientras atacaba al policía, golpeándolo y
conectando algunos de esos golpes antes de que el diputado Stewart empujara a Triff al
suelo.

“Acabas de agredir a un oficial de policía”. Alcanzó sus puños. "Vas a pagar por
eso, pequeña mierda".

Un minuto, el diputado lo estaba mirando con furia, y al siguiente estaba en el

suelo. Grey lo había derribado en un movimiento rápido. Sus narices casi se tocaban
cuando Grey mostró sus colmillos. “Tengo otra propuesta. ¿Qué tal si dejo que mi
amigo te convenza de ser una mejor persona?”

Triff no tenía idea de qué estaba hablando Grey hasta que un extraño salió de la
casa y se unió a ellos.

“Este es mi amigo Harley. Fue lo suficientemente amable como para unirse a

nosotros, y él es quien se asegurará de que camines en línea recta de aquí en adelante”.

El recién llegado era alto y musculoso, con cabello espeso, negro, largo hasta los
hombros y ojos aún más negros. Triff habría estado aterrorizado de él, pero Harley le
guiñó un ojo, haciendo que Triff se quedara quieto en lugar de huir.

"¿Qué está sucediendo?" Triff susurró a Ridge.

“Harley es un vampiro. Va a usar sus deslumbrantes habilidades para asegurarse

de que el policía no vuelva a jugar sucio”.

"¿Él puede hacer eso?"

03/2022
 Ridge asintió.

“¿Puede Fynn hacer eso?”

"La mayoría de los vampiros pueden", dijo Ridge. Aunque dudo que Fynn lo haga
después de lo que ha pasado”.

Triff observó a Harley levantar del suelo al diputado Stewart y luego el policía se
relajó. Miró fijamente al vampiro mientras Harley hablaba.

“Vas a seguir las reglas. No más acosar a las personas o extorsionarlas. Vas a ser el
policía más limpio de esta ciudad, justo y recto. Si sus compañeros policías están sucios,
reunirá pruebas y se las entregará al FBI. ¿Lo entiendes?"

El diputado Stewart asintió. "Sí."

Triff quedó anonadado.

“¿Qué le pasó a Hezekiah?” Triff preguntó mientras miraba hacia la casa.

“Fue enviado al inframundo”, dijo Grey. “Panahasi apareció y se lo llevó, pero no

antes de transportar a Harley aquí”.

Triff recordó que Cisco gritó ese nombre. "Entonces, ¿esto realmente ha
terminado?"

“Hasta que ocurra otro desastre”. Ridge recogió a Cisco del suelo y lo llevó al auto.

"Espera." Triff se apresuró a alcanzarlos. “No creo que mi auto vuelva a hacer el
viaje. Tal vez deberíamos viajar contigo”.

"¿Qué pasa con tu coche?" Ridge cambió de rumbo y se dirigió a una camioneta
negra brillante con las letras TRX en la parte trasera.

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 Triff miró su destartalado sedán. Así que no valía la pena. "Déjalo. Llamaré a mi
mamá más tarde y le diré que lo deseche”.

Solo tendría que tomar un aventón al trabajo cuando terminara su período de luna
de miel. Triff no creía que a Cisco le importara hacer de chófer.

A mitad de camino a casa, Cisco se despertó, completamente desnudo cuando

volvió a su forma humana.

"¿Cómo te sientes?" preguntó Triff mientras Ridge conducía.

"Mucho mejor."

Triff le contó lo que pasó. “Me alegro de que te sientas mejor. Estaba seguro de que
Hezekiah te iba a matar”.

“Me alegro de que te hayas dado cuenta de lo que estaba haciendo cuando
Hezekiah me estaba dando vueltas. Sabías que te estaba ganando tiempo”. Cisco
presionó su frente contra la de Triff, y Triff inhaló su olor profundo y masculino. "Te
dije que íbamos a salir de allí".

"Lo hiciste." Trif sonrió.

Contra todo pronóstico, habían ganado. Triff podría pasar el resto de su vida
mostrándole a su falso fontanero cuánto lo amaba, ya que ahora se tenían el uno para el
otro para siempre.

FIN

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 Sobre la autora

A Lynn Hagen le encanta escribir sobre algo defectuosos, pero adorable. También
ama a un héroe que puede ver más allá de todos los bordes ásperos para encontrar el
diamante brillante de un hermoso corazón

Puedes encontrarla cualquier día acurrucada con su computadora portátil y una

taza de café caliente, dejando que el siguiente grupo de personajes cuente su historia.

Para ver todos los títulos de Lynn Hagen, visite: www.lynnhagen.com

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