Está en la página 1de 25
Seix Barral Los Tres Mundos Fnsayo Beatriz Sarlo La maquina cultural Maestras, traductores y vanguardistas Leer ¥ escerpin “Un hijo de un pobre labrador, habienio ido ww dia a tun pueblo, vio wna multitud de ninos que satan dela escte- la con sus libros debajo del brazo. Se puso a conversar con tuno de ello, y le rogé le ensefiase su libro y leyere un poco en Elmo ley6 um bonito cuento que hizo lorar al pobre fa- Dradorcito. Cuando Hegd a su casa, cogié una canastay se fue al ‘monte. All forms tna trampa para coger perdicesy, volvien- ddoal dia siguiente, hallé dentro dos muy hermosas. Las reco- ‘iy dirigiéndose al pueblo, se encontré al maestro acompa- ‘iado de algunos nites. Aqui traigo estas perdices para usted, le aio. ZY cust quieres por ells, pregunt el preceptor. —Setior, dijo el nifo, yo no las vendo por dinero; porque aunque lo necesito para comprarme un sombrero y un par de zapatos, hay otra cosa que me hace falta. Mi padre no puede pagarme la escuela ys usted quiere ensenarme, yo le traeré de ‘uanio en cuando perdices. Hijo mio, dijo el maestro, veo que te gusta mids saber ‘que vestirte bien y tener dinero y yo te enseflaré, sin que ten- ‘ga que pagarme. Este nif aprendi mucho y fue un sabio." La cartlla de ectura de primer grado era el nico libro ‘que habia entonces, en 1889 0 90, en mi casa. Yo era la pri- ‘mera de los hijos, entonces cuatro, que iba ala escuela; ése cera mi libro, pero también un libro que mi madre lei ala 8 noche. No sé cémo me explicaron en la escuela la historia dhol labradoxcito, ni sé si me la explicaron. Naturalmente, \einte aos despues, siyo, como maestra, hubiera tenido que ‘explicarla, les hubiera dicho los chicos que se considers- tan flices, que ellos no tenian que hacer como el pobre Ia- bradorcito, no tenfan que pagarle al maestro y salir a cazar perdices para poder aprender a ler porque en la Argentina To habfamos tenido a Sarmiento. Pero en esa cartilla donde aprendt a ler no se hablaba de Sarmiento sino del sacrifi- io del labradorcito, De algtin modo, mi madre debe haber ppensado eso cuando a la noche, con dificltad, descifro la fectura que yo habia leido en la escuela ala mafana. Mi ma- de lefa bastante bien, pero se tropezaba con algunas pala ‘bras lla era italiana, habia legado a Ta Argentina de muy chica, se habia casado a los quince aitos con mi padre, que ‘ra gallego,y desde entonces habia tenido custro de los ocho {que serfan sus hijo, Italiana rubiay fina del Norte, piamon- tesa, de ojos claros, piel transparente; hablaba sin acento, se habia olvidado completamente el italiano, no queria recor~ darlo, no queria recordar de dénde habjan Hegado los oiocchi para trabajar de jornaleros y de sirvientas. Ernes- tina Boiocchi, se lamaba mi madre; su marido Manel del Rio, mi padre le habia ensefado a leer en las primeras pla- nas del diario La Prensa, Ella, a su tims hija fa hija de la tejez, que nacié cuando ella tena treintay cinco anos, le en send @ leer, antes de mandarlaa la escuela, también en las primerasplanas de La Prensa, que mi padce trafa dea casa fe sus clientes. Pero cuando nacio esa ultima hija ya habia algunos libros mas en la casa. ‘Mi tkima hermana nacié cuando yo estaba en cuarto ano dela Escuela Normal, Mi padre me fue a buscar ala es- taci6n y me dijo: “Esta masiana nacié su bermana, después «que usted se fue para la escuela’. Yo tenla mucha rabia y no Supe qué decir. Le pregunté entonces“:Y qué nombrele van ‘a poner?” Mi padre me dijo: “Decidalo usted, ya que estan hojada’Y yo le dije enseguida, porque se ve que lo tenia stig ppensado: “Péngale Amalia’ Amalia, entonces, ue la hija de nis padres y también Fue como mi hija a vestia de mune- tra, y muchos otros, Incluso nos ensenaban francés, algo {que yo pensaba que sélo aprendian las chicas de buena fa- All aprendi a escribir composiciones,siguiendo mo- dls literarios, caigrafia, dibujo lineal, hasta cosmografla yquimica.s “Al travar la educacininteletual de las ahuranas han re- ibid conocimientos de Picolgia Experimental, que ena ac- tualida se abr carina, han estudiado el cerebro, puntos de Frenologa,aceptando el poder de osinstintoseinclnaciones rnaturalesheredades, no pare exagera el pasitivimo cayendo ‘ence faralisme yen el materialsmo, sno a contraro para ha- cer sentir doblemente el dominio del esprit sobre a materia Ja influencia de ta educacicn que perfecciona las dotesnatu- rales ycorrige casi sempre los vcios y defectos, que sn ella se transmitrian por la herencia de generac en generacion, siendo indispensable, por lo tanto, preocuparse de las causes ‘que originan estas imperfeciones para coreirlas por medios educativos de orden sco en muchos casos y de orden intelec- tual y moral en otros. [..] AL estudiar el método aprpiad a le enseianza de cada materia, se ha procurado que las alt= ras macstras se den cuenta exact de los fines dela escuela pi- ‘maria: l fin individual, prctco para la felicidad yel progre= sodel hombre; el nacional para que hagan conocer la patria y perpetuar sus glorias; la cultura esttica y el fin superior sel Dprogreso humano que eleva las tendencias del alma a Dios co- ‘mo sintesis de a verdad, la belleza ye! bien." Recuerdo que un profesor nos conté la historia de Los nnovios de Manzoni y yo me consegut ese libro. Fue la prime- ‘a novela que lei en mi vida. De todas formas nunca fui muy Tectora de novelas. Pero estaban los libros de lectura para chicos, y las eogratias y los libros de historia y las kiminas| deastronomia. En realidad, en la Escuela encontraba cosas gue jams se me habian pasado por la cabera antes, que ‘nunca habia soado que pudieran existir. Ni mi padre ni mi madre hablaban con nosottos de Europa, de los lugares de donde habian venido.Para ellos era como si esos lugares hu- eran dejado de existr. Mam nunca queria pasar por ita- na, poreso se habia olvidado del idioma y hablaba como hhubiera nacido aqui. Entonces, el mundo empez6 para mi cen las clases de a Escuela Normal, aprendiendo lo que des- ppués ibaa enseftar como maestra y aprendiendo a ensenar~ ode un modo bastante diferente de como me lo habian en- senado a mi, Yo siempre fui una maestra muy moderna y eso creo ‘que empecéa practicarlo todavia mientras estaba en la Es- ‘cuela. No me quedaba con el tnico librito que me seftala- ‘ban. Volvia a mi casa y me fijaba como eran los libros de lec- ‘ra que tenfan mis hermanos menores, ls libros de cada ao. Me parecia que esos libros eran muy importantes. Cla 19, en casa no habia otros libros, ni revista (a veces, muy de vez en cuando, mamé compraba un folletin que pasaban vendiendo casa por casa, pero creo que eso fue nvis adelan- te, cuando ya empezabaa haber un poco mis de plata, por- {que yo empezaba a trabajar), a veces algin diario, pero na- «da mis. Tampoco libros religiosos porque ni mamé ni papa ‘eran muy dei ni de mandarnos a nosotros @la iglesia. Con decir que no recuerdo si aprendi el catecismo. En fin, los Ii bros que habia eran los de a escuela y ellos eran toda la le~ ‘tra impresa que entraba en esa casa, lo cual ya es bastante i se compara con lo que pasaba en el barrio, donde ni ra estaban los libros de la escuela. Villa Mazzini el bazvio, era un andurrial en 1900. Pa _p& era miembro dela sociedad de fomento, que puso la ve- redita de picdra hasta egar ala calle Pampa donde habia al- 40 de afirmado, pero de todos modos caminar hasta la ‘estacién Belgrano era una aventura en el barro cuando llo- via, y Hovia bastante, mas que ahora, me parece. Entonces, los libros de la escuela eran lo Gnico que me sacaba del bax rio y me hacia pensar que habia otro mundo, Hablaban de cosas que yo conoct durante mucho tiempo s6lo por verlas escritas, y tambign hablaban de ideas que en casa no se ha- bian pronunciado nunca, “Desde ayer tenemos un nuevo companerito. Casino sabe hablar castellano, Hace dos meses que llegé a ia Repiblica Argentina Ha nacido en Italia Es muy bueno y yase ha hecho amigo de todos nosotros. [Nos conté que viajé durante varios dias en un gran bu- ‘que, que salié del puerto de Génova, en tala. “También ns dijo que por largo tiempo, mientras atrave~ sab el acéano Atléntico, no velan mds que agua y cielo. Al preguntarle si extrafiaba su pueblo, nos contests que sl, pero que ya queria mucho a la Repuiblica Argentina.”™ Confraternidad entre argentinos y extranjeres “Ya habéis aprendido muchas cosas que se relacionan com la patria y con la sociedad, sabéis también que alos na~ cidos en otros paises, bajo otras banderas, se les denomina cextransjeros. Ya qué vienen los extranjeros a este pais? gPrestan al guns servicios? 05 diré, amigos mios los extranjeros vienen con el ob- Jjeto de labrar la terra, ejercer industrias y tomar parte en ‘nuestro comerco, Elos son nuestros amigas y colaboradores del progreso; os servicios que prestan no son pocos:ensean al hijo del pais as industria de su patria y le ayudan a conocer ‘el provecho que puede sacarse de los productos de ta tierra.”® sto seo lien vozalta a mi padre, de pieara noms, para ver qué deca. dij: "Yo aqui vine para no morirme «en lamas, no vine enseBar nada y aqui me enseiaron este ‘oficio que tengo” Yo no sé sia mii me gustaba mucho leet [No puedo estar segura si era un impulso de 60s que no se pueden para, como fue el caso de mi segunda hermana,que se esconia para leery que no la descubrieran. No estoy se- gra de que me gustara tanto leer. Mas me gustabacosery Alibujar, creo que tenia mejor mano para esas dos cosas. Pe- rolo.que ses que ler a partir de un momento, para mi fue algo as como la television es ahora para la gente: veialo que no ves en otro lado en las paginas de los ibros.Estaban las poesias: yo nua habia escuchado una poesia hasta legar a Jnescuelay en la primaria siempre me parecieron demas do pocasy siempre las mismas. En cambio, en el Normal tenia todas las poesias que es taban en los libros a mi disposicién y como siempre tuve buena memoria las aprendia para recta, as recitaba en casa mis hermanos y hermanas. Muchas poesias pari cas, pero bastaba que fueran poesia que sonaran con elit mo yl ima, ya eso era una cosa dstinta, como un juguete se podria pensar, porque no sé cudntoentendia de esas poe- sia. Bastaba que tuvieran una rima,algo que se pegar al of ddoyala memoria que es dstnto dela forma en que seha- bla habitualmente. Una de mis hermanas menores era loca ‘por esos recitads y cuando ya hubo un poco més de plata en casa, compramos un libro de Allemany Villa que reunia B ‘una cantidael enorme de poesias para revita: "Muy cerea de ‘mi ocaso, yo te bendigo vida"; "El poeta joven de la dulce Francia que lleva sin mengua su estirpe gloriosa ha estam= pado en versos de suave fragancia come la mis bella la pi gina rasa. Yo eljo a blanca,.."; "Ven para acé me dijo dul- ‘cemente mi madse cierto dia, éa la habjamos aprendido devin libro de lecrura, no estaba en el Allemany Villa. Le en~ sei a mi hetmana a preparar su propio cuaderno de poe~ sias, como si fuera un album de los que ls seioras finas te= nian entonees; mi profesora de idioma nacional nos habia dado esa idea para cuando legitamas a maestras de grado. El euaderno de Andresito “Andresito, al llegar a su casa, lo primero que hizo fe po= ner en orden sus libros y papeles; aquellos amigos querides, con los que habla pasado tan buenos momentos. Entre ellos hallé su cuaderno predilecto, el cuaderno le verso, canciones y apuntes que habia ido coleccionardo di rante todo e aio: ycomenzé a recorrer sus piginas. En algunas habia estrofas y cuentas muy bonitos, anée- ddotashistriens y lecturas, con todo lo cual Andresit hizo un legajo especial para repasary distraerse en vacaciones evocan- do lo duleesy alegres recuerdos dela escuela.” Entonces, la lectura no fue para mi una vocacién, nada de eso, como lo es en otras personas, sino una necesidad: la radio no existia, las revistas eran demasiado lujo para noso- ‘ros, quedaban los libros de la escuela. Por eso, siempre que fui maestray directora ledi una importancia fundamental Ja lectura, Siempre crei que tenfamos que lograr, aunque s6- lo fuera eso, chicos que pudieran leer bien. Yo sé que hubo rnuchas discusiones sobrelo que a escuela debia ser para los chicos mis pobres: qué cosas teniamos que ensenar que les sievieran a quienes ni siquiera iban a terminar los siete gra- dos de la primaria, como teniamos que relacionar la educa «om con lo que 0s chicos bana ser en la vida. Esas discu- siones no ls haciamos tanto los maestros como en el Con- sejo de Educacién y yo me enteré de ells después de haber «estado al frente del grado bastantes aos. Pro, mila expe rienca me servi de sentido coma. Yo sabia que ess chicos tenfan que aprender leer bien, incluso era mais importante {que supieran Jeeta que supieran escribir. Aungue aro, tam- bin tenfan que saber eserbir uno carta. Si aprendian leet, después poslian seguir solos. Otras cosa podian ir apren- diendo fuera dela escuela, pero no a lee sisterticamente y lo més répido posible porque yo no tena ninguna garantia de que e508 chicos se quedaran todo el ano en la escuela: a gente iba mucho de un lado para oto, los pades seenfer- tmaban o se morfan, en fin, pasaba de todo en las fais y suchas veees un padre 0 una madre, quien yo iba a ver porque su cho no aparecia mis por la escuela, me deca que estaba obligado a mandarloa trabgja-¥ frente aes, punto, jo tenia qu Hamar ala policia y evar un agente a ese con- ‘entillo para haeer que se cumplieralaley? En el caso de los ‘aones a veces aprendian después ene servicio militar pe ro para las nifias dejar la escuela era el fin. Un hermano mio, empleado de ferocarriles y destinado a una estacién en el. sedi del desierto,al norte de a provincia de Cordoba, alli por 1915 0 1920, via como pensionista en la casa de un p sano, don Valentin Garcia, cerca de Cruz dl je. Bste paisa- 10 tenia varios hijos, todos analfabeto yl pci ami ‘mano gue leenseRara ler a esos muchachos ya grandes, a ‘cambio dela casa y a comida. ¥ mi hermano, ls ensen6, escribiendo sobre hojas de papel de estraza y usando el sue- lo com pizarra. Despuss uno de esos muchachos entr6 en ta Escuela de Aviacion y nunca dejé de vsitarnos. siyo me iba de vacaciones y deseubria que alguien no sabia leer en el lugar donde yo estaba all mismo arimaba una carta y da- te que dale a hacer la esculita. Para mi no habia chieo, por amis burro que fuera, que no pudiera aprender a leer. 5 A los maestros y alos padres de familia “Todos reconocen que el libro de lectura es el nico que debe darse los nos en tos primeros grades de laescuca y eb més importante siempre en ésta por razones bien conocidas. Factor principal en la instruccin del ino, debe serlo aie ms de su educacin y de su educacion moral en primer térmio, en armonia con lo que debe consttuirtambitn la accion pri- mondial de ta escuela [No me hago ilusionesrespecto de la influencia educado- ra deta sobre todo bajo el punto de vista de la formacisn de Ahabitos morales, porque el niio Mega a ela después de seis aos, cuando el hogar ya ha inypresoen su alma su seo bue- no 0 malo y continwaréinfluencidndolo sin que su accién, cuando es perjuicial, pueda ser contrarrestada de una mane. ra decisiva por el maestro, Pero ta escuela es por lo menos un factor, sino decisive, importante. A dar mayor poder a su in- ‘Aluencia debe tender el esfuerzo bien inspirado del educador. ‘Tampoco me hago ilusiones sobre el efecto dela enseftan- 2a dela mora directa dada porel maestro en forma de lecio- nes yhorarios fis. Por fortuna mucko hemos mejorado en es- te sentid; pro atin queda quien enseiaen la escuela primaia conel texto dela moral teérica. (ou) He procurado dar lo que Hamaré a nota moral, que «la dominante en este libro, en forma tal que impresione al nic, hablando con ella masa su corazin que a su intligen- cia; y aun en as eapitulos mas instructivos que educativos, he ‘aprovechado todas las ocaiones paraintercalar,siquierainci- dentalmente, una sugestién moral {...] Eneste libro se halla, de intent desizados a ca- da paso, consejos osugestiones relatives, no s6lo a mora, sino también a urbanided, a fo que podriames llamar pedagogia domiéstica yaa higiene, tan lamentablementedescuidada, +.) Noe indicado eerciciosgramaticales, convencid de que al afin de dar prematuramentenaciones de gradtca re= ‘las ortograficas etc. se debe en gran parte el hecho de que nose came ta lectira ys Tea tan mal como se Te, Tampoco he expues to secamente las nocionesinstructivas, sino que las he presenta doen forma de conversaciones, juegos, 0 como incidentalmen- 1s, en los cuentos, para no hacer dridas las lecturs. Creo ttl la précrica seguida en muchos paises mds ade- lantades, Alemania entre ellos, que consiste en hacer del texto de eetura algo asi com el centro o gj dela instruecién escolar. io] No quiero conclu sin aconsejar a mis colegas, los riaestros, que haga lo posible por dignifcar la enseRanza de 1a lectura corriente, procurando realizar con ella los tes pro- pésitos apuntadosala cabeza de este prdlogo: queal leer el ni- fo entienda, piense y sienta sies posible." Los chicos alos cuales yo iba a dar clases, cuando me recibiera, seguramente, iban a ser salajes como yo. La ver- dad, no tenia mucha mis ilosofia que ésa: lo que era bueno ppara mf y mis hermanos, podta llegar a servi alos dems. Sobre toda, que esos chicos pudieran ver si querian cortar telas como mi padre toda su vida, o hachar lena como mi ‘madre, o si querian hacer otra cosa. Nunca, desde entonces, ppensé que con las mujeres la cuestion era diferente. En mi ‘casa nos hacian trabajar ala par y ala hora del castigo y de las exigencias éramos todos iguales. Yo ya me habia hecho a la idea de que no me ba a casas, aunque patezea mentira, ya tenia esa idea y no por falta de pretendientes. Sabia que ve- nia una cola ce hermanitos detris de mi y que en esa casa todavia quedaba mucho por hacer, muchas cosas que com: prar para que eso se pareciera a una casa. Con la misma fi- losofia que pensaba para mi, pensaba que iba a hacer las co sas cuando fuera maesta Después, silas mujeres secasaban, ‘mejor, pero, por lo menos, que no llegaran burras analfabe- tas al casamiento, para que los maridos las engaiiaran con las cuentas de lo que ganaban y lo que gastaban en el bol che, De verdad, nunca me plantee que las casas fueran dife Fentes para mi y para mis hermanos varones: simplemente ‘rg hacia adelante, Al terminar la Escuela Normal consegui enseguida ua trabajo: parece una easualidad incretble pero fae en la misma escuela adonde yo habia cursado primero inferior y dela cual papa me habia sacado porque alli no se sprendia nada, Aho- ravolvia como macstra y tenfa como alumna a una de mis, hhermanas menores. ella yo le iba a ensefara leer como no ‘me habian ensefiado a mi, Una vez por semana, decal, tba- ‘mos a hacer una clase de lectura lteraria:y elegi ler capitu- los de Corazén de Edmundo de Amicis. Yo me dije: si estos chicos no aprenden a leer bien, 2 leer en voz alta, a seguir le- yetido ena casa, leerles asus hermanitas, con Corazén, no aprenden con ningtin otro libro, Asi que usaba para todos los dias el fibro de lectura con la idea de que fo que aprendieran ‘en ese libro les hiciera posible leer o escuchar leer Corazéi."! ‘A mi herman lalectura de Corazé le vais que la expulsa- +a del aula varias veces, porque no bien empeaibamos a leer, cualquier episodio, “Sangre romatiola” o “El pequefo ext biente florentino” (pero ereo que cuando pas6 por primera ver fae con “El pequeiio escribiente florentino”), se emacio= naba tanto que empezaba a lora,sllozando, “Clara, salga de la clase? ¥ ast se pasé la mitad del ano en el patio, condenada a leer s6lo del libro de lectura, aunque después, en casa ella siguieraleyendo en Corazén los episodios que se habia perdi doen la escuela, A veces la sacaba a ella y algin otro alumno ‘que estuviera atrasado en un tema de aritméticay los ponia 2 repasarlo, Recuerdo que yo me paseaba por el aul, mien- tras lefamos Corazén, y se sentian afuera las voces de las dos chicas haciendo una division: “Le est a... le esta a... Deci- me a cusinto le esto te fajoala sada’, Ena pizarra, copidbamos poesias que no estuvieran en el libro y haciamos dibujos con tizas de colores, como wa ‘marco alegorico a la poesia; copidbamos guatdas del znas que yo preparaba, y eran las tinicas laminas que los chi os habian visto en su vida. Dibyjos que conservibamos una semana. Ast tenian delante, aunque no la aprendieran de ‘memoria, una poesia por semana. Los padres de los chicos 8 eran bastante brutos, aunque tenian mucho respeto por no- ‘otras, las maestras. Una vezsen ese primer empleo en la es ‘cela de mi barrio, fui a la casa de una ce mis alumnas, que no aprendia la division por dos ciftas pero tampoco mayor- mente ninguna otra cosa. Queria hablar con la madre, una planchadora genovesa, que hablaba con la boca casi cets3- dan um castellano todo mezclado de dialecto, “Setiora’ le dlije, “vamos a ver qué podemos hacer por Ana, que no prende nada’ ¥ la madre me dice: “Vos no se preocupe, al sii tonto va a acarrear con ella e sino trabajaré conmigo” Las cosas no ean files, pero tampoco eran siempre as nia que conocer alos bueyes con los que araba, Yo pensé: si vos no te preocups por tu hija, yo me voya preocupary ese aio, cuando mi hermanita se ponia allorar con Corazsn, las sacaba alas dos al patio para que mi herman le diera un refuerzo en aritmética, Sobre todo, era muy severa con la disciplina: hay que Jmaginarse una escuela en estos andurriales,con chicos que venfan de esas casas donde no habia un libro y muchas veces los padres tampoco sabfan ler, hay que imaginarse que esos chicos estaban acostumbrados a unas palizas fenomenales y yo habia aprendido en la escuela normal que la palmeta no podia usarse, que no habia que castigar alos chicos por nada del mundo. Yo que era muy joven, veinteaios mis 6 menos, tenia que ser muy severa. Pero ya entonces, antes de la moda dela escuela activa con la que estaba totalmente de acuerdo sin saberlo, yo pensaba que para mantener la disiplina los chicos tenian que estar ocupados en cosas que no los aburrie- ran, que los hicieran pensar y ue pudieran termina, ver ter- ‘minado el trabajo, cada dis; pensaba que se podia agrupar a los chicos segin las difcultades que tuvieran y hacer que los ms nteligentes ayudaran alos otros, para que nadie estuvie- +2 mirando por la ventana, ya que, por otra parte, afvera no habia mucho que mira. No quer que mequisiran a tontas ya locas, queria hacer bien el trabajo. 29 Los maestros “Hay algunos nite ontos que no saben agradecer asus maestro lo que hacen por els. Por cualquier motivo se enojayles dicen cosas desagra- lables que los latiman y entrstecen. Otras vee, aunque se «allen la boca, salen de a escuela pensando que son vitimas de ss maestros, a quienes atribuyen el propisito de incomo- darlos por simple placer o mala indole. Es preciso que ls nits y nits no procedan ast ni abri- gem tales sentimientes. Los maestros merecen el mayor caro y espete, porque si algunas veces imponen a sus diseipulos tareas que étosre- ‘tan penoss, es por su bien, tnicamient por su bien, que lo hacen puesto que ellos no pierden nada con que los nitos sean fgnorantes 0 mal educades. ‘Quit en alguna ocasén, como sucedea os mismos pa- des, pierden la paciencia com nitios muy impertinents y se cexpresan en termi mus durasy severos que las convenien- tes y debidos. Peo eso mismo debe excusirseles, teniend en ‘cofsideracgn que sus treas son muy arduas yftigosas.Pien= ser, en fect, los ios todo el trabajo, todas as contrareda- des que soportart los maestros. Piensen que pasa su vida en= tera ldiando desde la mariana hasta la noche con toda clase dle muchachits, ropes unos, eaprichosos otros, traviesos @ ‘malcriados muchos; que temen que ensenirlsa ler, a excri= bir, contarya hacery aprender una infinidad de cosas; y que esto, ya de por ttabajoso, se hace mas dificil cuando falta el ‘orien y la debidaatencin de parte de los educandos. Piensen, adends que los maestros esti obigados a satis {faces descosy exigencias dels padres autoridadesy ques dlescosyexigncias no sempre pueden sates sin randeses- ferns quea menudo aft su salud y acaban con se vida. Conozco una joven maestra de veinte aos, cuya exister- cia constituye un verdadero martrio:y cone ella hay muchas Esa joven es el nieo amparo de sus anciawos padres, 3° Los esferzos, las vgilias que ha necesitado pasar para adquirir el titulo de maestra, y las tareas que la enseRanze le impone, han quebrado su salud a fal extremo, que, sein los ‘méiicos, no podrd vivir sino un limitado muimero de as. ‘Ast mismo, ella no fata jams asus clases. Com aashi- medos y fries, lnviosos, sale de su casa para ira la Escuela, La urmedad y el frio agravan sus males yuna fuerte tos la acosa sin cesar; pero ella inspirada por el generoso propésito de ase- igurar el pan de sus ancianos padres, nose acobarda nunc. (Con la conciencia tranquila y satisfecha, sigue imperturbable su pesada tare, y cuando regresa a su cast en lugar de des- ‘ansar, dedica su tiempo a cuidar a sus pobres vi Ta venice el cansancio, amas la inden y abaten sus males. La tinica contrariedad que algunas veces la desaienta, es la de- ‘mora en el pago de sus sueldos. iensen siempre todos los ninos de buen corazén en la historia dela joven maestra y hagan empetio por ser déciles y buenos.” ‘Ami, por supuest,ni se me pasaba por a cabeza mo- tirme tuberculosa. Todos los hijos habiamos salido fuertes Y samos y yo iba a trabajar después, durante mas de treinta alos, sin pedir una licencia, Trabajar fuera del taller de mi padre era una promesa de felicidad y no un castigo. aquiera te dria un esfuerzo. En la Escuela Normal creo que ime di cuenta de que a mi ensenar me gustaba verdadera- mente. Lo hacia en casa con todos mis hermenos menores ‘yon los vecinos. Si hasta te diria que fai responsable, aos ‘después de que dos vecinos del barrio siguieran para maes- ‘ros y uno de ellos tambin legs a director. En realidad, el ‘que lleg6a director era el hijo de laportera de la primera es- ‘uela donde yo habia asistido. Un dia pase y lo vial chico limpiando el patio, seguramente pare ayuda ala madre. En- tonces entré y busqué ala sefiora (una vasca, cuyo marido vivia mezclado con media docena de vacas por ll cerca) y Te dije que el chico podia seguir estudiando, que yo lo cono- ” cia y me daba cuenta de que la cabeza le daba y que se po- dian conseguir becas para estudiar de maestro, La Escuela Normal se habia convertido para mi en el mejor lugar que habia conocido hasta ese momento: iban chicas mis finas due las que yo trataba en el barrio, chicas de buena familia, algunas copetudas también, Pero no era tanto las companie- ras como los profesores, Yo queria ser como esa gente, Cuan- ddo empecé a trabajar como muestra, me empecé a vestir bien, elegante y sobria, como debia ser, pero a vest a la al- tra del cargo que tenla. Sinceramente, desde el principio ‘quise ocupar un cargo de direccién, porque me parecia que podia hacerlo mejor que las propias directoras que me to- aban a mi, Desde el principio también empecé a preparar mate: rial didctico para dar mis clases. A mi me guslaba mucho el dibujo y tenia bastante facilidad, La primera limina que preparé fue “El andi’ del tamano de un mapa mural, co- loreado con crayon y fijados los colores con un liquide es- ppecial; copie la figura de una fotografia en blanco y negro y le inventé los colores al paisaje de llanura. Después pinté M- ‘minas con los accidentes geogrficos y con el sistema plane- tario en cartulina negra con crayones blancos. Iba preparan= ddo material para ensenar el movimiento de los planetas: plotas de madera de distinto tamanto que usaba en el aula haciendo que cada chico sostuviera una y todos fueran dan- do wueltas alrededor del chico que hacta de sol. Arrimiba- _mos los bancos las paredes, hacfamos un gran espacio cen- ‘wal yrepresentabamos el sistema solar. Me gustaba también que la directora me encargara la preparacion de algdn mit ‘mero especial para las fiestas de fin de aio. Generalmente Poesias alegéricas que decian entre varias alumnas o cua~ «dros vivos representando alas virtudes yak patria La poe- sia interesaba mucho en aquel entonces. Recuerdo un dia que Alfonsina Storni visité mi escuela, Ella tambien era _maestra y nosotras la segufamos mucho; era una myer im= pportante, habia recibido premios y aparecta en todas las re- 2 vistas. Cuando visito mi escuela dio una conferencia sobre ef teatro infantil en la ensenanza primaria. Despues las "maestras se reunieron con ella y sus acompanantes en la di- seccidns una maestra muy joven se leacerc6 con un libeo de poemas para que Alfonsina seo firmara; otras levaban pos- tales donde, a plumin, habian copiado estrofas de sus ver- «0s. En el remolino, una de las maestras, parada frente a AL. fonsina, comenzé a rectarle: “ii me quieres blanca, té me quieres pura..." ¥ ella de pronto, la tom del brazo y le di jayen voz muy baja: “No me recite mas eso por favor... ‘Trabajando como trabajaba, los astensos no me eaye ron del cielo y asi legué a mi primera escuela como direc: tora. Una escuela humilde en un barrio pobre, la escucli- 1 dela calle Olaya, Me dijeron en el Consejo Escolar que era tuna escuela chica, y yo, quiza justamente por eso, quise 10- smarla, esa escuela [a iba a hacer comoa mi me parecia que hhabia que hacer las cosas. Llegueé el primer dia con unos pensamientos que habian salido en una revista para maes- {1os, que yo misma habia enmarcado en las vacaciones. Un marco negro, sobrio, ye texto de los pensamientos rodea- ddo de una guarda con arabescos. Se necesita wna macstra “Se necesita una maestra de verdad, que ame su profe- sin, que no sea apdtica, dormida, eutinaria; que animada del vivo ankelo de perfeecionarse sepa produci siempre mas y me- jor; que intiéndose feliz en presencia de los nis confuncda su ‘alma en la de ellos, manceniendo esa simpattica coruniént de _afectos que permit, al nic, mansifestarse como es, y al maes- tro, comocero ben. Se necesita wna muestra de verdad tan eumplidora det deber, pustual, activa, laboriosa, tan entusiasta, noble y Bon dadosa, que su vida predique con los hechos, para templar el cardcter de aquel muchacho que la patria reclama con urgen- cia una maestra que con sus autoridadesy colegas se mani » fieste siempre recta, de alma abierta y generosa jannds mar= mmuradora, o desdenosa; una miaestra que se presente ante sus superioves sin servilismo ni insolencia, que sepa conservarse digna, sin altaneria respetuosa y anaabl, sin bajeza Se necesita una maesira de verdad que no se avergitence de ser maestra; que no tema ser vista por la calle levando e i bro, elcuadernao el rollo de deberes, que son instrumentos no- bes de su noble profesiéns una maestra gue vista con decore, elegancia y seriedad; que sepa que la jayas, tos encajs sien- tan bien en la tertulia ye sarao, peo son una nota discordan- te en la escuela priblica, democratica, sencilla y pobre Senecesita una masta de verdad que sienta en su alma vibrar un ideal; una maestra que, poseida del sentido de la propia nacionalidad, sepa imprimir a su obra selloimborr= ble de argentinidad; que haga resplandecer en el corazén de aquel muchacko la sagrada lama del patrio amor, de exe pa triotismo ampli, sereno y generoso que se hermana con el ‘mor santo dela humanidad, para engendrar con inisolu- Dey errno viento de pas.” Enesa escuela empecé a hacer las cosas como las habia lefdo en los libros y como las habia visto en otras escuelas, ‘Una amiga mia, que ditigia la escuela Republica de Mexico, tenia mucho material que le aban enviada de alla, de toda Ja reforme educativa y de la educacion por el arte. Ella tam- bién habfa viajado a Europa y habia vsitado en Suiza eseue~ Jas muy diferentes de las muestras. Gerarda Scolamieri se Tl aba esta amiga que al volver del viaje habia dado varias conferencias en el Consejo Escolar. En primer lugar, habia ‘que romper con la rutina de una ensefianza donde el maes- ‘to repetiay los chicos repetian lo que decia el maestro; ha- ‘bia que convertir a la escuela en um lugar donde se trabaja- ratodo el tempo y para eso habia que ganarsea las maestras yyenseftarlesa ensenar. En mi escuelita de Olaya no ibaa ha- ber indisciplina, no porque sbamos a castigar més alos chi «os sino porque los fbamos a tener entretenidos todo el dia 4 Una ver, recuerdo, eae el inspector a mi direccién, durante Ja mafiana, y me dice: “Seftorita del Rio, los alumnos salie ron hoy todos de excursion?” Y yo le digo: “No seftor, est todlos en la escuela’ El pregunta entonees:"Z¥ cbmo consi- gue este silencio?” La respuesta la tenia que saber él antes {que yo. porque él era el inspector y yo la directora: los chi- «cos estin en silencio cuando estin entretenidos trabajando, ‘en grupos o cada uno por su lado, pero trabajando, La euti- za es la mejor amiga de una escuela indisciplinada. A los chicos yo les ensenaba que todas las cosas estaban relacio- nacias, que a la escuela no venian a aprender materias sino a aprender cosas, explicarse fenémenos de la naturaleza, procesos,tareas, hechos. Siempre quise que los temas de la semana quedaran todos relacionados entre si: no hacerle a los chicos un picadillo de datos diferentes, sino darles un centro de temas que pudieran interrelacionarse.> Hubo que ensefiarles esto a las maestras: eran todavia maestras de car- tila y de leccién repetida de memoria. “Iniciar siempre algo nuevo en la escuela, de manera que se destague la figura del Director como entidad superior” Durante el primer afto que yo fui directors, no obser- vé ninguna clase, sino al revés. Lamaba, por turno una vez por semana o por quincena, a cada una delas maestras yes pregutaba cules eran los temas del dia siguiente, Enton- ces les decta: "Muy bien, maftana la clase de historia, o de Jengua o de lectura, la voy a dar yo. Usted despreoctipese” Y Hegaba yo a la escuela con material didictico nuevo, prepa- rado por mi, que luego quedaba para el uso de todos y da- baa clase, sin carla, hecha de preguntasa losalurmnos que les permitietan razonar, sacar conclusiones, escribir esas conctusiones en los cuacernos. Las clases de cualquier tems {enian que servir para que al final dela hora escribieran sus restimenes propios en el cuaderno y para que leyeran siem- pre alguna ectura alusiva, que estuviera ene! libro delectu- 5 110 en otros libros, Las maestras observaban la clase y asi aprendian que no tenian que recitar, que no tenian que me- ‘canizar, que tenian que pensar pata cada tema tna forma de ‘exposici6n propia, que tenian que saber usar las iminas, el pizarrén, el material ddactico, reagrupat a los chicos, sen- tarlos como mejor conviniese a la clase, sacarlos al patio si all podian hacer alguna observaci6n o si necesitaba mses pacio para una actividad. Un chico entretenido es un chico que aprende y un chico entretenido que aprende esté en si- lencio, Habia que inventar el material didaéctico, usar todo lo que pudiera conseguirse. Yo me habia ido haciendo una co- leccién hermosa de postales de todo el mundo, con paisajes, edificios,costumbres y trajes tipicos, obras de arte, Repartfa las postales entre rods los chicos, que muchas veces no ha- ban visto en toda su vida una cosa igual, y haciamos clases de descripcién oral y eserita. Ast aprendian lengua, redac- cidn, expresion, geogratia, costumbres, Aprendian las capi tales de los paises mirando las fotografia o los dibujos de sus edificios mas caracteristicos. Lo mismo con la Argenti= na, Todos os chicos de esa escuela habkan ide conmigo y sus ‘maestras en excursi6n al Cabildo: allf habian aprendido la Revolucién de Mayo, y también haban ido en excursién al puerto, donde, desparramados sobre el empedrado de los locks habian visto Ios granos de trigo y de maiz que la Ar- gentina exportaba. Botinica aprendlian porque cada chico, desde primero inferior, era responsable de una plantita en ls propia escuela, latitas y macetasen los bordes del patio. Y <0 los obligaba a ser mas cuidadosos y menos salvajes en los reereos. Esos chicos aprendian las superficies midiendo Ja escuela, las aul y los pasillos y aplicanlo las formulas de _geometria de los rectingulos; hacian problemas sobre cui to podia costar reparar las baldosas del patio o la chapas del echo. Las maestras, al principio, pensaron que era una di- rectora demasiado exigente, pero después se dieron cuenta de que de este modo era mas facil trabajar y menos aburri- 36 do también para ellas, En esa escucta no se ensefiaban las fiacciones sino se tenian cubos partidos por la mitad, por ccuartos y octavos, tablitas de diferentes tamaios y colores, rompecabezas, recortes. No se ensefaba el peso sin una ba- Jancita, ni las medidas de liquidos y dridos sin las botlltas| yas bolsitas de lona Ilenas de porotos o de granos de m: No se necesitaba pensar mucho para que estas cosas pare- Exe primer dia, los chicos entraron a clase y yo sali de Inescuela, Busqué una peluqueria, me acuerdo perfectamen- tede que el duetio se llamaba don Miguel y e pedi que con todos sus utiles de trabajo me acompafiara ala escuela, que yo me hacta cargo de la mafiana que iba a perder all, Enel ‘segundo recreo, cuando los chicos estaban todos en el patio, ‘empecé a elegirlos uno por uno. Los hice formar a un cos- tado y esperé que tocara la campana y los demas entraran a las atlas, No me acuerdo qué les dije alas maestras. Era un dia radiante, Le expliqué al peluquero que queria que les cortara el pelo a todos los chicos que habian quedado en el patio, que el trabajo se hacia bajo mi responsabilidad y que seo iba a pagar yo misma. Don Miguel trajo una silla de a porter, la puso a un costado, a fa sombra, e hizo pasar all primer chico. Tenfan un susto terrible. Yo les dije entonces que esa escuela iba a ser la escuela modelo del barrio, que teniamos que cuidarla mucho, mantenerlalimpia, tanto las aulas como los corredores y los bartos. Y que, en primer s gar.todos nosotros debiomos vee limpiosyproliosa a es-

También podría gustarte