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EN LA
METODOLOGIA
CUALITATIVA
CIENCIA Y ARTE
EN LA
METODOLOGIA
CUALITATIVA
Miguel Martínez Miguélez
EDITORIAL
TRILLAS 4
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Martínez Miguélez, Miguel
Ciencia v arte en la metodología-cualitativa. —
México : Trillas, 2004.
351 p . ; 23 cm.
Bibliografía: p. 311-336
Incluye índices
ISBN 968-24-7011-0
Derechos reservados
© 2004, Editorial Trillas. S. A. de C. V.,
Av. Río Churubusco 385, Col. Pedro María Anaya,
C.P. 03340, México, D. F
Tel. 56 88 42 33, FAX 56 04 13 64
www.trillas.com.rnx
Impreso en México
Printed in México
n i .
ndiice
de contenido
Presentación 7
La relación "ciencia y arte", 7.
PASTE I
ndamentación epistemológica de la metodología cualitativa
Introducción 17
Panorama actual de la ciencia, 17.
t’np. 1. Desconstrucción del método científico tradicional 21
Origen y auge del método científico, 21. Cuestionamiento y
oca.so del método científico tradicional, 29,
l'np. 2. Necesidad de un nuevo paradigma epistémico 36
Nueva sensibilidad a los "signos de los tiempos ”, 37,
El concepto de "paradigma", 38. Desconstrucción de
términos y su significado, 40. Presupuestos epistémicos
del nuevo paradigma emergente, 44. Implicaciones para la
investigación, 46,
Clip. 3. Actualización de la teoría del conocimiento 49
Teoría del conocimiento del positivismo lógico, 49.
Cuestionamiento del positivismo lógico, 50. Modelo
dialéctico del conocimiento, 53, El futuro de la ciencia,
ÍW. Conclusiones, 60.
PARTE II
Práctica de la metodología cualitativa
I ni i nducción 65
K1 <'ilien|itc■n iíililn liv n , f>5, |.*> csn n ‘i¡il tic inda investigación,
(>fi,
( 4, Kreolri-clón di' ln Inlnnuuclóii nt'vcjmrlu y m iíiclenle 71
< i i l i i r | ) t i ■■■ ín iitliiiiiii'lid lilt" ,, Vi M a i i tis ( i ) iu i'| itil.llc i,
/(>. f i ij i i i n ', i'iin i ] i.ii n 111 mi 11oí, JU) I I i-1 ií i >11 dii
la muestra que se va a estudiar, 83. Procedimientos e
instrumentos que se van a utilizar, 87.
Cap. 5. Métodos hermenéuticos
a) El método hermenéutico-dialéctico, 101. b) La
etnometodología, 121. c ) El interaccionismo simbólico,
125. d) Análisis del discurso, 130.
Cap. 6. Métodos feno menológicos
a) El método fenomenológico, 138. b) Feminismo, 155.
c ) L a narrativa testimonial, 163.6) Los grupos focales de
discusión, 170.
Cap. 7. Métodos etnográficos
a) El método etnográfico clásico, 181. b) "Historias de
vida” e investigación, 203. c ) La investigación endógena,
228.
Cap. 8. £1 método de investigación-acción en el aula
Introducción, 238. El método general de la investigación-
acción, 239. Epistemología de la investigación-acción,
242. La investigación-acción en el aula, 243. Validez y
confiabilidad, 254. Conclusión, 256.
PARTE III
Proceso de teorización
Visión de conjunto
Cap. 9. Categorización, estructuración, contrastaclón y teoriza
ción
a) Categorización, 265. b) Estructuración., 271. c) Con-
trastación, 276. d) Teorización, 278. e) Evaluación de las
teorías formuladas, 284.
Bibliografía general
Bibliografía específica
Ciencia y arte: fundamentos y relaciones, 327. Fundamen
tación epistemológica: naturaleza del conocimiento y de la
ciencia, 328. Obras enciclopédicas: tratan varios enfoques,
métodos, técnicas, etcétera, 328. Manuales: describen el
procedimiento completo de las investigaciones cualitativas,
329. Métodos: se concentran en un método específico, 324
índice onomástico
índice analítico
Relación de las imágenes que npiimvti cu ln ol»rn
-i.
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n Presentación
MMM
c u a lita tiv a
1
PANOR AM A ACTUAL DE LA CIENCIA
Descartes nos dice, al principio de su Discurso del método (1983,
orig. 1637), que "la razón es por naturaleza igual en todos los hombres"
(p. 28), y también se plantea la pregunta de cóm o o p or qué la misma
razón produce la “diversidad de nuestras opiniones'1. La respuesta la
ubica en el método; "N o viene de que unos seamos más razonables
que otros, sino del hecho que conducimos nuestros pensamientos por
diversas vías y no consideramos las mismas cosas’’ ( ibidem).
L a to m a de con cien cia d e estas diversas vías p o r las cuales
con d u cim os nuestros pensam ientos y el tratar de considerar, en
un m o m en to d eterm inado, las m ism as cosas es el objeto de esta
p rim e ra parte.
E l gran físico E rw in Schródinger, p rem io N o b el p o r su descu
b rim ien to de la ecu ación fundam ental de la m ecán ica cuántica
(base de la física m od ern a), con sidera que la c ien cia actual nos
ha con d u cido p o r un callejón sin salida y que la actitud cien tífica
debe ser reconstruida, que la c ien cia debe reh acerse (1967).
El m o d elo de cien cia que se o rig in ó después d el R en acim ien to
.sim ó de base para el avance c ien tífico y te c n o ló gic o de los siglos
posteriores. Sin em bargo, la explosión de los conocim ien tos, de las
disciplinas, de las especialidades y de los enfoques que se ha dado
en el s ifjo xx y l;i reflexión epistem ológica encuentran ese m od elo
11 adicion al ele cien cia no sólo insuficiente, sino, sobre todo, inhibi-
ilur <lc ln qtir podría ser un verd ad ero progreso, );uilo particular
i i iino in li'fi ,ii l<i, <Ir l.i\ i Mín ente', ,u e:r. tIr! \aliri,
E l p e rio d o h istórico que nos ha to ca d o vivir, sobre to d o en la
segunda m itad deí s iglo xx, p o d ría ser ca lific a d o con m uy variados
térm inos, todos, quizá, con gran dosis de verdad. M e p erm ito desig
n arlo c o n uno: e l d e in certidu m bre, in certidu m bre en las cosas
fundam entales que afectan al ser hum ano. N o solam ente estamos
ante una crisis de los fundam entos del con ocim ien to científico,
sino tam bién del filo s ó fic o y, en gen eral, ante una crisis de los fun
dam entos del pensam iento. Y esto, precisa y paradójicam ente, en
un m om en to en que la exp losión y el volu m en de los c o n o c im ien
tos p areciera n no ten er lím ites.
E l escrito r y presidente de la R ep ú b lica Checa, V aclav H avel,
h abla d el "d o lo ro so p arto de una nueva era". Y dice que h ay ra z o
nes p ara c re e r que la edad m od ern a ha term in ado y que muchos
signos in dican que en verd a d estam os atravesando un p e rio d o de
tran sición en el cual a lgo se está yen d o y otra cosa está n acien d o
m edian te un parto d oloroso. N o s p od em os p regu n tar qué es ese
a lgo que se está yen d o y qué es esa otra cosa que está naciendo.
"E stam os llegan d o al final de la c ien cia con ven cion a l'', seña
la P rig o g in e (1994); es decir, de la cien cia determ inista, lin ea l y
h om ogén ea, y p resen ciam os e l su rgim ien to de una con cien cia de
la discontinuidad, de la n o lin ealidad, de la d iferen cia y de la n ece
sidad del d iá lo go (p. 40).
E l cuestionam iento está d irigid o, especialm ente, h acia el “logos
cien tífico tra d icio n a l”, es decir, hacia los criterios que rigen la
“c ien tificid a d ” de un p roceso ló g ic o y los soportes de su ra cio n a li
dad, que m arcan los lím ites inclusivos y exclusivos del saber cien
tífico. Así, H eisenberg, uno de los creadores de la teoría cuántica,
d ice al respecto: "Es precisam en te lo lim ita d o y estrecho de este
ideal de cien tificid ad de un m undo objetivo, en el cual todo debe
desenvolverse en el tiem po y en el espacio según la ley de la causa
lidad, lo que está en en tredich o" (1990, p. 121).
P o r tanto, esta situación no es algo superficial, ni sólo coyun-
tural; el p ro b lem a es m u ch o más profu n d o y serio: su ra íz llega
hasta las estructuras lógicas de nuestra m ente, hasta los p rocesos
que sigue nuestra ra zón en el m odo de conceptual iza r y dar sentido
a las realidades; p o r ello, este p ro b le m a d esafía nuestro m o d o de
entender, reta nuestra ló gic a , recla m a un alerta, p ide m a yo r sensi
b ilidad intelectual, exige una actitud crítica constante, y to d o ello
b a jo la am en aza de d eja r sin ru m bó y sin sen tido nuestros c o n o c i
m ien tos considerados co m o los más seguros p o r ser "cien tíficos".
En efecto, la reflexión acerca del proceso de crear conocim iento,
de hacer ciencia, deberá exam inar críticam ente hasta qué punto se
justifican los presupuestos aceptados o si, en su lugar, no se pudieran
aceptar otros distintos que nos llevarían p or derroteros diferentes
y que, quizá, term inarían en conclusiones tam bién diferentes. Esta
reflexión deberá determ inar qué nivel de pureza y objetividad de
la observación científica, de los datos y de los hechos, es posible;
hasta qué punto éstos están determ inados p o r las teorías profesadas
y cóm o interactúan los datos y la teoría; deberá evaluar las im p li
caciones de la falta de evidencia en las relaciones causales, de la
injustificabilid ad de la inferencia inductiva, de la im posibilidad de la
"verifica ción e m p íric a " y de la ilegitim id ad de ciertas "d efiniciones"
operacionales; deberá exam inar la im portancia del contexto de des
cubrim iento y del proceso creador, los lím ites de la racionalidad de
las explicaciones estadísticas o probabilitarias, el nivel de adecuación
y h om ología de los m odelos que se basan en analogías y, a veces, sólo
en m etáforas, el uso acrítico de térm inos com o ley, co n tro l, medida,
variable, verdad, objetividad, datos, etc., en contextos muy diferentes,
y, en una palabra, deberá precisar la justificación lógica del "sistema
de reglas" del ju ego científico escogido.
Este examen crítico pondrá en evidencia muchos vicios de lógica
que se han convertido en hábito en amplios sectores de la vida acadé
mica y, sobre todo, denunciará la falta de racionalidad en que se ha
caído en muchos otros al evaluar el nivel de certeza de las conclusiones
de una investigación con base sólo en el simple correcto uso de las
reglas m etodológicas preestablecidas, sin entrar a examinar la lógica,
el significado y las implicaciones de esas mismas conclusiones.
Muy bien pudiera resultar, de estos análisis, una gran incoherencia
lógica e intelectual, una gran inconsistencia de nuestros conocimientos
considerados com o los más sólidos, y que muchos aspectos de nuestra
ciencia pudieran tener una vigencia cuyos días estén contados. Hoy
día, llama nuestra atención el hecho de que, según la prim era edición
de la Enciclopedia B ritánica, el flogisto era “un hecho demostrado";
y, según la tercera edición, 'e l flogisto no existe”. Igualmente, que, en
1903, el químico Svante Arrhenius obtuviera el Prem io N obel por su
teoría electrolítica de la disociación, y que el mismo prem io le fuera
concedido, en 1936, a Peter Debye, p or defender prácticamente lo con
trario. Asimismo, es desconcertante que, hace poco más de dos siglos,
un gran astrónomo demostrara, con la m ejor ciencia del momento,
que Dios había creado el mundo exactamente hacía 4232 años, el 15 de
septiembre, a las 9 de la mañana, cuando hoy sabemos que los dinosau
rios se extinguieron hace unos 70 millones de años, después de haber
vivido sobre la Tierra más o menos otros 70 millones de años, y las
cucarachas -para consuelo de muchas cocineras- sabemos que existen
desde hace unos 300 millones de años. Esa es la historia de nuestra
V ie n ria ".
I'.n la actividad académ ica se ha vuelto im p erioso desnudar
las i m ili adicciones, las aportas, las antinom ias, las paradojas, las
parcialidades y las insuficiencias del p aradigm a que ha dom inado,
desde el R en acim ien to, el con ocim ien to cien tífico. Desde m ediados
del siglo xx en adelante, se han replan tead o en form a crítica las
bases epistem ológicas de los m étodos y de la m ism a ciencia, y se
sostiene que, sin una base ep istem o ló gica que les dé sentido, no
pueden existir con ocim ien tos en d isciplin a alguna.
El problem a radical que nos ocupa aquí reside en el hecho de que
nuestro aparato conceptual clásico -qu e creem os riguroso, p o r su
objetividad, determ inismo, lógica form al y v erifica ció n - resulta corto,
insuficiente e inadecuado para sim bolizar o m odelar realidades que se
nos han ido imponiendo, sobre todo a lo largo del siglo xx, tanto en el
mundo subatómico de la física, com o en el de las ciencias de la vida
y las ciencias humanas. Para representarlas adecuadamente necesita
mos conceptos muy distintos a los actuales y mucho más interrelacio-
nados, capaces de darnos explicaciones globales y unificadas.
Esta nueva sensibilidad se revela también, a su manera, com o
ya señalamos, en diferentes orientaciones del pensam iento actual,
com o la teoría crítica , la condición posm odem a, la posestructuralis-
ta y la desconstruccionista, o la tendencia a la desmetaforización del
discurso, a un uso m ayor y más frecuente de la herm enéutica y de la
dialéctica, e igualmente en varias orientaciones m etodológicas, com o
las m etodologías cualitativas, la etnom etodología, el interaccionism o
sim bólico, la teoría de las representaciones sociales, etc., y vendría
a significar el estado de la cultura después de las transform aciones
que han afectado a las reglas del ju ego de la ciencia, de la literatura
y de las artes que han im perado durante la llam ada ''m odernidad",
es decir, durante los tres últimos siglos.
L o s autores de estos m ovim ien tos d ifieren en m uchos aspectos,
p ero tien en tam bién muchas cosas en com ún, com o su ruptura con
la je ra rq u ía de los con ocim ien tos y de los valores tradicionales, su
bajo ap recio p o r lo que contribuye a la form ación de un sentido
universal, su des va lo riza ció n de lo que constituye un m od elo, y su
valoración , en cam bio, del racionalism o crítico, de las diferentes
lógicas, de la "verdad lo ca l” , de lo fragm entario, y su énfasis en la
subjetividad y en la e xp erien cia estética.
P or tod o ello, antes de entrar en la p arte m e to d o ló g ic a de esta
obra, se vuelve absolutam ente necesario que exam in em os con cier
ta profu ndidad las raíces epistem ológicas en que se apoya la m eto
d o lo g ía cualitativa. C reem os con ven ien te y hasta indispensable que
to d o in vestiga d o r tom e p len a con cien cia de los con cep tos y auto
res que p ro ta g on iza ro n tanto la form a ció n com o la superación del
m étod o cien tífico trad icion al. S ó lo así podr; ld ar p len am en
te su m étodo de in vestigación . Esta será la te e tratarem os de
desniTolLir en los tres capítulos de esta prim era parle.
1
Desconstrucción
métodc científico
tradiciona
te. y* ■■„ 1 L
IU TORES CLÁSICOS
I ará a aceptar las ideas en la m edida en que con cuerden más bien
(Hi su lógica y razon am ien to, con sus argum entos de razón, y no
p or tradición o p or exigen cias dogm áticas, sean religiosas o de
o lro lipo. La m ism a reform a protestante echará p o r tierra p re c i
s a m en te una buena cantidad de ideas porqu e no con cu erd an con
',//'• lil.'Olli'S.
I.as i i>nlt iliitriim es más significativas en la construcción del
p.n ;u I ¡i111 la i I.imi n (c irn lilic o positivista) de la ciencia se deben a
l i .lili ÍN lt.it olí, ( i.ihlri i ( i.illli -i, líe lie I >esi al t e s e Isaac NeW loll.
Tanto B acon c o m o G alileo, con sus m étodos in du ctivo-experi-
m entales y de observa ción d e la naturaleza, van d esplazand o a
Aristóteles, que usó, básicam ente, el m éto d o deductivo, a través
d el silogism o.
1I*¡11.i i'ilt .iiikilhls lii 11jo*, ii’wuln lit vi'i sinn <I ’iSfi), i|ilr •i il <i ni l«i l>il
\ l.i Mmili* i |i*n iU Iji'i i IIiin * "i mlrsli .i
Pero el aspecto que querem os ilustrar aquí es el hecho de que la
obra de H e rtz sigue el m odelo axiom ático, com o hace Euclides con
la geom etría o com o ilustran Peano y Russell en el caso de la A rit
m ética o de la M atem ática en general. E n efecto, esa obra parte de
una sola ley fu n d a m en ta l y de los con cep tos de tie m p o , espacio y
masa, y form a una estructura arquitectónica perfectam en te diseña
da con los m ism os, con sus definiciones, p roposicion es y dem ostra
ciones, y con las conclusiones y corolarios que de esa ley se derivan.
Los conceptos de fuerza, energía, m ovim ien to, velocidad, aceleración
y otros tam bién se origin an p o r deducción de los prim eros, com o
todo el sistema com pleto y con ectado que crea; así, todas las leyes
de la m ecánica a las cuales se les ha recon ocid o una va lid ez general
pueden ser deducidas en form a perfectam en te ló gic a de una sola
lev fundam ental.
Ahora bien, lo más llam ativo del sistema de H ertz es que, tratándose
de una obra de física -cien cia considerada com o esencialmente em pí
rica- de las dos partes (él los llama libros) de que se compone, la p ri
mera es totalmente independiente de la experiencia (una construcción
abstracta perfectamente lógica), y la segunda se apoya en esa sola ley
fundamental. Veamos más de cerca estos dos aspectos.
Después de 40 págin as de in tro d u cció n , que dan una visión
gen eral de la p ro b lem ática que se va a tratar, la obra com ien za con
la siguiente nota in trod u ctoria , p a ra aclarar tod o su p ro ced im ien to
ep istem ológico:
F u n d a m e n ta c ió n f i l o s ó f i c a d e l
m é t o d o : e l p r im e r W i t t g e n s t e i n
(1 9 2 0 )
D if u s i ó n d e l a s id e a s d e l
p o s it iv is m o l ó g ic o : e l C ír c u l o
DE V lE N A (DÉCADA 1 9 2 0 )
D escartes y N e w to n
H e in r ic h H e r t z : 1894
E l s e g u n d o W it t g e n s t e in : 1 9 3 0 - 1 9 5 1
R o b e r t O p p e n h e im e r (1 9 5 5 )
S im p o s io I n t e r n a c i o n a l s o b r e
F il o s o f ía d e l a C i e n c i a :
U n iv e r s id a d d e C h ic a g o , 1 9 6 9
La U n ió n I n t e r n a c io n a l de
i .a M e c á n ic a T e o r é t ic a y
A plic a d a (1 9 8 6 )
T odo esto im p lica un p lan team ien to radical y una relativiza ción
de la cultura o ccid en ta l m oderna.
Quizá, lo m ás v a lio so que están aportan do estos m ovim ien tos
sean dos contribu ciones: p o r un lado, su sensibilidad cuestiona-
dora y crítica ante las gran des y más sign ificativas propuestas
no realizad as de la m odern idad, propuestas que han gen erado
el deseo de ir m ás allá de la situación actual; y, p o r el otro, el
c on cep to d e verdad p lu ra lis ta , en el sentido de que la realid ad es
in con m en su rable e in agotab lem en te ric a y su ser ú ltim o desborda
al pen sam ien to hum ano; de tal m anera, que no h ab ría te o ría o
e x p lica ció n que a gotara la realid ad , es decir, la riq u eza y la p oten
cia lid a d sign ificativa qu e puede cap tar en e lla la m en te humana,
ante la cual la actitud y la p reten sión ob jetiva d o ra y d om in a d o ra
de la razón técnica lucen c o m o una id ola tría .
EL CONCEPTO DE "PAR AD IG M A”
E l m undo en que hoy vivim os se ca ra cteriza p o r sus in te rc o n e
xiones a un n ivel glo b a l en el que los fen óm enos físicos, b io ló g i
cos, p sicológicos, sociales y am bientales son tod os recíp ro cam en te
interdependientes. P ara d escrib ir este m undo de m an era adecuada
necesitam os una p ersp ectiva m ás am plia, holista y e co ló gica , que
no nos pueden o fre c e r las con cep cion es reduccionistas del m undo
ni las d iferen tes disciplinas aisladam ente; necesitam os una nueva
visió n de la realidad, un nuevo paradigm a, es decir, una transform a
c ió n fu nd am ental de nuestro m o d o de pensar, de nuestro m o d o de
p e rc ib ir y de nuestro m o d o de valorar.
Un n u evo p ara d igm a instituye las relacion es p rim o rd ia les que
constituyen los supuestos básicos, d eterm in an los con ceptos funda
m entales y rigen los discursos y las teorías.
El térm ino paradigma, aquí, no se lim ita a cada una de las dis
tintas disciplinas científicas, sino que incluye la totalidad de la ciencia
y su racionalidad. N o están en crisis los paradigm as de las ciencias,
sino el p aradigm a de la ciencia en cuanto m od o de conocer.
U n paradigm a cie n tífico , precisa E d ga r M orin (1982), puede
d efin irse co m o un p rin cip io de d istin cion es-relacion es-op osicio
nes fundam entales entre algunas n ocion es m atrices que gen eran
y con tro la n el pensam iento, es decir, la con stitu ción de teorías y
la p ro d u cció n de los discursos de los m iem b ros de una com u n i
dad cien tífica determ inada. P o r ello, detrás de cada p a ra d igm a se
esconde una m a triz epistém ica.
Un con ocim ien to d e algo, sin referen cia y ubicación en un esta
tuto epistem ológico que le dé sentido y proyección , queda huérfano
y resulta ininteligible; es decir, que ni siquiera sería con ocim ien to.
En efecto, con ocer es siem pre aprehender un dato en una cierta fu n
ció n , b ajo una cierta relación, en tanto sign ifica algo dentro de una
determ inada estructura, Pero, a su vez, el m étod o para alcan zar ese
con ocim ien to tam bién estará siem pre liga d o a un p aradigm a espe
cífico, que le fija los rieles p o r los cuales h a de caminar, y atado a
1111:1 función id eológica que le determ ina las metas y a la cual sirve.
Una investigación neutra y aséptica es algo irreal, es una utopía.
S i el con o cim ien to se entiende co m o a rticu lación de toda
una estructura epistém ica, nadie ni nada p o d rá ser exim id o - llá
m ese alum no, profesor, p ro gra m a o in ve s tiga ció n - de a fro n ta r los
arduos problem as que presenta la ep istem o lo gía crítica. L o con tra
rio sería c o n v ertir a nuestros alum nos en sim ples autóm atas que
hablan de m e m o ria y repiten ideas y teorías o aplican m étodos y
técnicas en tontecedores y hasta cretinizantes, con los cuales cierta
m ente colapsarán y p o r los cuales p o d ría n ser arrastrados hacia el
vacío cuan do una vu elta de la historia, com o la qu e presen ciam os
hace p ocos años en los países de la E u rop a O riental, m ueva los
fundam entos epistém icos de to d o el ed ificio.
D esgraciadam en te, ése es el d estin o in exorable de to d o lo que
se im p on e co m o d ogm a, aun cuando se vista con los ropajes de la
ciencia.
L a m a triz epistém ica es, p o r tanto, el trasfon do existencial y
viven cial, el m u ndo de v id a y, a su vez, la fuente que o rig in a y
rige el m od o general de con ocer, p ro p ío d e un d eterm in a d o p e rio
do h istórico-cu ltu ral y u bicado tam b ién den tro de una ge o gra fía
específica, y, en su esencia, consiste en el m odo p ro p io y p e c u lia r
que tiene u n g ru p o h u m a n o de asignar significados a las cosas y a
los eventos, es decir, en su capacidad y fo rm a de s im b o liz a r la rea li
dad. E n el fondo, ésta es la h ab ilidad esp ecífica del h o m o sapiens,
que, en la d ialéctica y en e] p ro ceso h istórico-social de cad a grupo
étnico, c iv iliza c ió n o cultura, ha ido gen eran do o estructurando su
m a triz epistém ica.
L a m a triz epistém ica, p o r con sigu ien te, es un sistem a de c o n
d iciones del pensar, p reló gico o preconceptual, generalm ente incons
ciente, que constituye "la m ism a v id a " y “el m od o de s e r”, y que
da o rig e n a una W eltanschauung o cosm ovisión , a una m en talidad
e id eo lo g ía específicas, a un Zeitgeist o espíritu del tiem po, a un
p a ra d igm a cien tífico, a cierto gru po de teorías y, en últim o térm ino,
tam bién a un m étod o y a unas técnicas o estrategias adecuadas
p a ra in vestigar la n atu raleza de una realid ad natural o social. En
una p alabra, que la verd ad del discurso n o está en el m étod o sino
en la epistem e que lo define.
E l estilo de ab ord aje de esta ta rea im p lica algo m ás que una
in terd iscip lin a ried ad y qu e p o d ría llam arse tran sdisciplin ariedad
o m etadisciplinariedad, donde las distintas disciplinas están gestál-
ticam ente relacionadas unas con otras y trascendidas, en cuanto la
gestalt resultante es una cualidad superior a la suma de sus partes.
10
DESCONSTRUCCIÓN DE
TÉRMINOS Y SU SIGNIFICADO
Cuando G a lile o G a lile i quiso m e d ir la v e lo c id a d de la luz, utili
z ó dos velas, dos pantallas y un reloj. D io una vela y una p an talla a
cada uno de dos sujetos que c o lo c ó a una notable distancia con la
o rd en de que ocu ltaran la v ela detrás de la pantalla. L u e g o o rd en ó
al p rim e ro que sacara la vela de detrás de la pantalla, habiendo
p rev e n id o al segundo que, cuando v ie ra la luz, h iciera lo m ism o.
G alileo, arm ad o de un "c ro n ó m e tro ” de su tiem po, m ed iría el
tiem p o qu e e m p lea ría la lu z en ir hasta el segundo h om bre y el que
em p le a ría en regresa r hasta el p rim ero, donde estaba tam bién él.
E l resu ltado d el "e x p erim en to c ie n tífic o " era qu e la lu z ib a y ven ía
en un instante. G alileo había supuesto que la v elo cid a d d e la luz
sería, más o menos, co m o la del sonido, es decir, unos 350 metros
p o r segundo. Jamás pensó que p odría llegar a 300 000 kilóm etros
p o r segundo, es decir, casi un m illó n de veces m ás rápida.
Es muy pertinente señalar que este supuesto fundamental deter
m inó todo el diseño e instrumentos del experimento, así com o los
objetivos del m ism o y la explicación de su fracaso. Esta inercia mental
de supuestos e ideas se repite a lo largo de la historia de la ciencia.
H oy, después de la o b ra de D errid a (1989), se habla m u ch o de
"desconstrucción ". P e ro el con cep to e in ten ción de ''desconstruir''
el pensam iento e ideas del pasado y su in flu jo en el nuestro ha sido
un sueño p oco realizad o. D escartes d ice en su D iscu rso del m é to
do (1637): "M i intención es tratar de re fo rm a r m is p ropios pen sa
m ientos y ed ifica rlos sobre unos cim ien tos totalm en te m íos." Y se
fija c o m o p rim era re gla de su m étod o la siguiente: "N o adm itiré
jam ás nada p o r verd a d ero que no co n o zc a que es evid en tem en te
tal [...], que se presente tan clara y distintam ente a m i espíritu que
no ten ga ocasión de p o n e rlo en duda.”
Sin em bargo, según M artín H e id e g g e r (1974), este c o m ien zo
aparen tem en te nuevo del filo s o fa r de D escartes im p lica un p re ju i
c io fa ta l, y a qu e su c o g ito , ergo sum , base supuestam ente nueva y
segura de su filosofía, de su com ien zo radical, deja indeterm inado
el con cep to del térm in o central, el con cep to del "ser h u m an o" (e l
sum , el daseirí), es más, h a ce una sim ple a p licación de la o n to lo gía
m edieval. P or ello, según H eidegger, no destruye el v ie jo con cepto;
o, según D errida, n o des-construye o n o des-sedimenta ese c on cep
to, re n o v á n d o lo con otro.
Posteriormente, siglo y m edio después, Kant intenta hacer lo m is
mo que Descartes. También él quiere darle un vuelco copem ica no a la
filosofía. Y lo dice expresamente en el prefacio a la segunda edición
de su obra máxima, la C rítica de la razón pura (1787). Pero, también
según el mismo H eidegger (1974), Kant "toma dogm áticam ente
l;t posición tic Desea ríes” y deja de lado el "problem a de la destruc
ción de aquellos juicios más secretos de la razón común", es decir, los
referidos al "ser humano" o, com o lo designa el m ism o Heidegger,
“este ente que somos en cada caso nosotros mismos” (pp. 30-37).
Para H e id e g g e r - y sim p lifica n d o altam ente este p ro b le m a fun
d a m e n ta l- la com p ren sión del ser hum ano, ubicado en un espacio
y en un tiem p o d eterm inados o, c o m o d iríam os hoy, e n unas c o o r
denadas espacio-tem porales, e x ig e “la destrucción del con ten id o
trad icion al d e la o n to lo gía antigua, [...] p on er de m an ifiesto el
o rigen de los con cep tos o n to ló gico s fundam entales, es decir, la
in vestigación y la exh ib ición de su acta de n a c im ie n to " (p. 33). Y
a clara que "esta d estru cción n o qu iere sepultar el pasad o en la
nada; tien e una m ira p ositiv a : su fu n ción n egativa resulta única
m en te en fo rm a in d irecta y tácita" (ib id ,).
Ahora bien, es altamente conveniente señalar que en las últimas
décadas muchos autores han querido aplicarle a H eid egger su misma
doctrina. En efecto, el m étodo que él utiliza a lo largo de todo su
tratado es el m étodo fen om enológico en su versión más clásica, la de
Husserl, que fue su m aestro y le dirigió toda la investigación m edian
te una sólida dirección personal, según él m ism o nos dice (p. 49).
M ás con cretam en te, ten dríam os que d e c ir que el m étod o fen o
m e n o ló g ic o que u tiliza H e id e g g e r parte de un supuesto a cerca de
la teoría deí c on o cim ien to actualm ente insostenible: el que dice
que “com o sign ificación de la expresión fenóm eno hay, p o r ende,
que fija r ésta: lo que se muestra en s í m ism o, lo patente [...] ", es
decir, "e l ser de los entes, su sentido, sus m od ificacion es y d eriva
dos", que tam bién lo expresa en la m áxim a: " ¡ir a las cosas m is
mas.!“ (pp. 38, 39, 46; cursivas en el origin a l).
A h o ra bien, h oy sabem os -d e b id o , prin cip alm en te, a los con
tinuos avances que se registran en los estudios ep istem ológicos
y los de la n eu ro cie n cia - que n o es c ierto que “los entes puedan
m ostrarse p o r sí m ism os" (p. 39), que hagan patente una esencia y
un sen tido universales (igu ales p ara tod os) y que se p u ed a re a liza r
una epojé com p leta (es decir, una puesta entre paréntesis de la
p ersp ectiva p erson al), d escon ocien d o o subvalorando la p rofu nda
y c o m p le ja activid ad p o r parte d el sujeto.
¿Podemos, hoy día -se pregunta, p or ejem plo, P rigo gin e (1988)-,
considerar este tipo de elección com o el ideal del conocim iento
científico? ¿N o es, más bien, aceptar com o ideal de conocim iento el
fantasma de un saber despojado de sus propias raíces? Y precisa que
no hay “datos” sensoriales; por el contrario, hay un reto que llega del
mundo sentido y que entonces pone al cerebro, o a nosotros mismos, a
Iniliajar sobre din, a tratar tic ink'rpn'larlo [...]. Lo que la mayoría de las
personas considera un simple "dato" es de hecho el resultado de un elabo
radísimo proceso. Nada se nos “da” directamente: sólo se llega a la percep
ción tras muchos p^sos, que entrañan la interacción entre los estímulos que
llegan a los sentidos, el aparato interpretativo de los mismos y la estructura
del cerebro. Así, mientras el término “dato de los sentidos" sugiere una
primacía en el primer paso, yo (Popper) sugeriría que, antes de que pueda
darme cuenta de lo que es un dato de los sentidos para mí (antes incluso
de que me sea “dado”), hay un centenar de pasos de toma y dame que
son el resultado del reto lanzado a nuestros sentidos y a nuestro cerebro
[...]. Toda experiencia está ya interpretada por el sistema nervioso cien -o
mil- veces antes de que se haga experiencia consciente (pp. 483-484).
P o r esto, tod o con ocim ien to tiene un sujeto, pues se da siem pre
en un sujeto activo, y, p o r tanto, to d o con ocim ien to será tam bién y
siem p re “su bjetivo", “p e rs o n a l” , aun cuando ten ga com pon en tes
que vien en del objeto exterior. Estos com ponentes exteriores tie
nen m a y o r fu erza en el con o cim ien to de cosas m ateriales (ciencias
naturales), pero, si la realid ad que se va a con o cer es más bien
inm aterial (ciencias humanas), el com pon en te in terior p revalecerá
en gran m edida. E n to d o caso, e l con o cim ien to será siem p re el
resultado o fruto de una in tera cción d ia léctica , de un d iá lo g o entre
am bos com ponentes: im a gen o estím ulo físicos de la realid ad exte
rio r y con texto p erson al interior, objeto y sujeto.
Ya H e g e l (1966) había p recisad o m uy bien "este m ovim ien to
d ialéctico ", co m o lo llam a él: d on d e el "ser en sí" pasa a ser "un
ser p ara la c o n c ien c ia ” y "lo verd a d e ro es el ser pa ra ella de ese
ser en s í". Pero, entre la pura ap reh en sión de ese objeto en sí y la
reflex ió n de la c on cien cia sobre sí m ism a -d ic e é l-
PRESUPUESTOS EPISTÉMICOS
DEL NUEVO PARADIGMA
EMERGENTE
E l saber básico ad qu irid o p o r el hom bre, es decir, el cu erp o de
con ocim ien tos humanos que se apoyan en una base sólida, p o r ser
las conclusiones de una observación sistem ática y segu ir un razona
m ie n to consistente -cu a lesq u iera que sean las vías p o r las cuales se
lo g r a r o n - debieran p od erse in tegra r en un tod o coh eren te y ló gic o
y en un paradigm a universal o teoría glob al de la racion alidad. "L a
asp iración p ro p ia de un m eta físico - d ic e P o p p e r - es reu n ir todos
los asp rclos verd ad eros clcl m undo (y no solam ente los cien tíficos)
en una imagen un ¡Picadora que le ilum ine a él y a los demás y que
pueda un día convertirse en parte de una im agen aún m ás am plia,
una im a gen m ejor, m ás v erd a d era " (1985, p. 222).
Pero un p a ra d igm a d e tai n aturaleza n o p o d ría lim ita rse a los
con o cim ien tos que se lo gra n p o r d ed u cción (con clu sion es d eriva
das de prem isas, axiomas, postulados, prin cipios básicos, etc.) o p o r
in d u c c ió n (g e n e ra liza c io n e s o in feren cia s de casos p articu lares),
sino que se ap oyaría en una id ea m atriz: la coherencia ló g ica y sis-
tém ica de un tod o integrado. Esa coherencia estructural, sistém ica,
se bastaría a sí m ism a c o m o p rin cip io de in teligibilid ad .
Así, la epistem ología em ergente no postularía un punto arqui-
m édico del conocim iento sobre el cual descansar, y del cual se dedu
cirían jerárquicam ente todos los demás conocim ientos. Esto sería
sólo algo sim ilar a una revolución copem icana: pasar de un geocen
trism o a un heliocentrism o. Más bien, estaríamos aquí siguiendo el
esquema astronóm ico de Hubble, quien dem ostró que el universo
carecía de un centro. En consecuencia, cada sistema subsistiría
gracias a su coherencia interna. D e igual forma, un cuerpo de con o
cim ientos gozaría de solidez y firm eza, no p o r apoyarse en un pilar
central (m od elo axiom ático), sino porque ellos form an un entram ado
coherente y lógico que se autosustenta p o r su gran sentido o signi
ficado.
A fin de cuentas, eso es lo que som os tam bién cada uno de
n osotros m ism os: un "to d o físico -q u ím ico -b io ló gico -p sico ló gico -
social-cultural-espiritua)" que fu n cio n a m a ravillosam en te y que
constituye nuestra v id a y nuestro ser. P or esto, el ser hum ano es
la estructura d in á m ica o sistem a in te gra d o m ás c o m p le jo de tod o
cuanto existe en el universo. Y cu alqu ier área que nosotros cu ltive
m os d eb iera ten er en cuenta y ser respaldada p o r un p ara d igm a
que las in tegre a todas.
E n con sonan cia con tod o lo d ich o, necesitam os un p a ra d igm a
u n iversa l, un m etasistem a de re fe re n cia cuyo ob jetivo es gu iar la
interpretación de las interpretaciones y la ex p lic a c ió n de las explica
ciones. P o r tanto, sus postulados o p rin c ip io s básicos de apoyo
serán am plios; n o pueden ser esp ecíficos, com o cuando se trata
de un p a ra d igm a d iscip lin a r y p articu lar en un á rea esp ecífica del
saber. T od o e llo im p lic a un en foqu e básicam ente gn o seológ ico , es
decir, que trata de an a lizar y evalu ar la solid ez de las reglas que
sigue nuestro p ro p io pensam iento, aunque, en m uchos puntos,
la activid ad g n o se o ló g ica n o p u ede desligarse del análisis de la
naturaleza d e las realid ad es en cuestión.
Es de esperar que eí nuevo paradigm a emergente sea el que nos
p erm ita superar el realism o ingenuo, salir de la asfixia reduccionista
y entrar en la lógica de una coherencia integral, sistémica y e co ló
gica, es decir, entrar en una ciencia más universal e integradora, en
una cien cia verdaderam ente interdisciplinaria y transdisciplinaria.
Portanto, cada disciplina deberá hacer una revisión, u m re fo rm u la -
ción o una redefinición de sus propias estructuras lógicas individua
les, que fueron establecidas aislada e independientemente del sistema
total con que interactúan, ya que sus conclusiones, en la m edida en
que hayan cortado los lazos de interconexión con el sistema global de
que form an parte, serán parcial o totalmente inconsistentes.
Las diferentes disciplinas deberán buscar y seguir los p rin cip ios
de in teligib ilid a d que se derivan de una racionalidad más respetuosa
de los diversos aspectos del pensamiento, una racionalidad múltiple
que, a su vez, es engendrada p or un paradigma de la com plejidad.
Hasta donde conocem os, solam ente E dgar M orin en su obra C iencia
con con cien cia (1984), F ritjof Capra en la tercera edición de la obra
E l tao de la física (1992) y nuestra p ropia obra E l paradigma emer
gente (1993, 1997), han abordado la tem ática de lo que pudiéram os
llam ar "postulados" de este paradigm a de la com plejidad.
Estam os p oco habituados todavía al pensam iento "sistém ico-
e c o ló g ic o ” . E l pensar con esta catego ría básica cam bia en gran
m ed id a nuestra ap recia ción y con cep tu alización de la realidad.
N u estra m ente no sigue sólo una vía causal, lineal, u n idireccional,
sino tam bién, y a veces sobre todo, un en foqu e modular, estruc
tural, d ialéctico, gestáltico, in terd isciplin arío, donde to d o afecta e
interactú a con todo, donde cada elem en to no sólo se define p o r lo
que es o represen ta en sí m ism o, sino, y especialm ente, p o r su red
de relaciones con todos los dem ás.
Evidentemente, estos cambios en los supuestos básicos, filosóficos
y metodológicos, de las ciencias, guiarán inevitablemente hacia otros
cambios en las ciencias mismas: cambios en los diferentes problemas
dignos de investigar, en la form ulación de hipótesis de naturaleza
diferente y en la m etodología y en las técnicas que se van a utilizar.
IMPLICACIONES PARA LA
INVESTIGACIÓN
L a n atu raleza es un to d o p olisistém ico qu e se rebela cuando
es redu cid o a sus elem entos. Y se rebela, precisam ente, porque, así,
reducido, p ierd e las cualidades emergentes del "to d o " y la a cción de
éstas sobre cada una de las partes.
Este "to d o p olisistém ico", que constituye la naturaleza global,
nos obliga, incluso, a d ar un paso más en esta dirección . N o s o b li
g a a ad optar una m etod ología in terd iscip lin a ria p ara p o d e r captar
la fique/.:» de 1;» in teracción entre los diferentes subsistemas que
estudian Ins disciplinas particulares. N o se trata sim plem en te de
su m a r varias disciplinas, agrupan do sus esfuerzos p a ra la solu
ción de un d eterm in ado problem a, es decir, no se trata d e usar
una cierta m ultidiscipiinariedad, com o se hace frecuentemente. La
in terd isciplina ried ad exige respetar la in teracción entre los o b je
tos de estudio de las diferentes disciplinas y lo g ra r la in tegra ción
de sus aportes respectivos e n un tod o coh erente y ló g ic o . C om o
señalam os, esto im p lica , p ara cada disciplina, la revisión, la
re fo rm u la ció n y la red efin ición de sus propias estructuras lógicas
individuales, y a que esas con clusiones particu lares n i siqu iera
serían "v e rd a d " en sentido pleno. E jem p los de e llo los tenem os
a d iario en todas las disciplinas, p ero, quizá, una d e las que más
nos afecta p erson alm en te es nuestra m ed icin a actual, que, siendo
básicam en te b iológica, ign ora la e tio lo g ía n o -b io ló gíca de muchas
en ferm edades y su corresp on d ien te terapéutica, igu alm en te no-
b ioló gica .
Pero, p odríam os, incluso, ir más allá y a firm a r que la mente
hum ana, en su actividad n orm al y cotidiana, sigue las líneas m a tri
ces de este nuevo paradigm a. En efecto, en toda elección , la mente
estudia, analiza, com para, evalúa y p on d era los p ro y los contra,
las'ven taja s y las desventajas de cada o p ció n o alternativa, y su
d ecisión es tanto más sabia cuantos más hayan sido los ángulos y
las perspectivas bajo los cuales haya sido an alizado el p rob lem a en
cuestión. P o r consiguiente, la in vestigación cien tífica c o n el nuevo
p a ra d igm a consistiría, básicam ente, en lle va r este p roceso natural
a un m a yo r nivel de rigurosidad, de sistem aticidad y de criticidad.
Esto es p recisam en te lo que tratan de hacer las m eto d olo gía s que
adoptan un enfoqu e herm en éutico, fen o m en o ló gico , etn ográfico,
etc., es decir, un en foqu e cu a lita tiv o que es, en su esencia, estructu-
ra l-sistém ico.
Este enfoque es indispensable cuando tratamos con estructuras
dinám icas o sistemas, que no se com ponen de elem entos homogéneos
y, p o r tanto, no se le pueden aplicar las cuatro leyes que constituyen
nuestra m atem ática actual, la ley aditiva de elementos, la conm u
tativa, la asociativa y la distributiva de los mismos; las realidades
sistémicas se com pon en de elem entos o constituyentes heterogéneos,
y son lo que son p o r su p osición o p or la fu n ció n que desem peñan
en la estructura o sistema total; p o r tanto, no son aditivas, n i con
mutativas, com o tam poco asociativas o distributivas; requieren
conceptos e instrumentos adecuados a su p ropia naturaleza.
A h ora bien, los objetivos de una m eto d olo gía sistém ica n o son
posibles de lo g ra r con una ló gic a sim ple, puram ente d edu ctiva o
inductiva; requ ieren una ló g ica d ialéctica , en la cual las partes
son com pren did as desde el punto de vista del todo y viceversa. En
efecto, la ló g ic a d ialéctica supera la causación lineal, u n id ireccio
nal, exp lican d o los sistemas au tocorrectivos, de retroalim en tación
y p roalim en tación , los circuitos recurrentes y aun ciertas argu
m en tacion es que p a re cie ra n ser "circu la res” . (Para una visió n más
d etallada de la ló g ica d ialéctica , véase M a rtín ez M ., 2002a.)
P o r esto, se n ecesita una ló gic a m ás com pleta, una ló g ic a de
la tran sform ación y de la in terd ep en d en cia, una ló g ic a qu e sea
sensible a esa co m p lic a d a red d in á m ica d e sucesos qu e constituye
nuestra realidad, co m o verem os e n el capítulo siguiente.
TEORÍA DEL CONOCIMIENTO
DEL POSITIVISMO LÓGICO
La orientación tradicional del con ocim ien to es la que ha venido
a llam arse m odelo especular. Su idea central expresa que fuera de
n osotros existe una realid ad totalm en te hecha, acabada y p len a
mente externa y objetiva, y que nuestro aparato cognoscitivo es com o
un espejo que la refleja dentro de sí, o c o m o una pasiva cám ara
oscura o fo to g rá fic a (a n a lo g ía de L ock e: Ensayo sobre el intelecto
h u m a n o, 1690, vol. 1, fin a l d el cap. X I) que c o p ia pequeñas im á ge
nes de esa realid ad exterior, al estilo, p o r ejem plo, del ojo, que
fo rm a ría una pequ eñ a im a gen del objeto exterior en la retin a y
el n e rv io ó p tico se en ca rga ría de tra sm itirla al cereb ro. D e esta
form a, ser objetivo es cop iar bien esa realid ad sin d eform arla, y
la verdad con sistiría en la fidelidad o corresp on d en cia de nuestra
im a gen in te rio r con la rea lid a d que representa.
Este m odelo es el que ha sido adoptado p o r los autores de orien
tación positivista. P ara lo g ra r plena objetividad, absoluta certeza y
una verd ad incuestionable, los positivistas de los últim os tres siglos
(Lock e, Hum e, J. S. M ili, Comte, M ach y otros) se apoyaron en el
análisis de la sensación com o en p iedra segura (epi-stem e), tratando
de establecer un origen sensorial para todos nuestros con ocim ien
tos. Estos autores crearon el aforism o: nada se da en el intelecto que
antes no haya estado en los sentidos.
D e esta m anera, y sien do muy lógicos, con sideraban que sólo (
las sensaciones o experiencias sensibles eran un fen óm eno adecua
d o p ara la in vestigación científica; sólo lo veriñ cab le em píricam en - i
te sería aceptado en el cu erpo de la cien cia; la única y v erd a d e ra i
re la c ió n verífica b le sería la de causa y efecto; la exp licación de las
realidades com plejas se haría id en tifican do sus com ponentes: p ar
tículas, genes, reflejos, im pulsos, etc., según el caso; los térm in os
fun dam entales de la c ien cia debían rep resen ta r en tidades con
cretas, tangibles, m ensurables, verif¡cables, de lo contrario, serían
desech ados c o m o palabras sin sentido; las realid ad es inobserva-
bles habría que "defin irlas operacion alm en te" para p oderlas m edir;
los m odelos m atemáticos, basados en datos bien m edidos, serían los
ideales p a ra co n ceb ir y estructurar teorías científicas.
E l m o d elo esp ecu lar ha sido ap licad o prevalen tem en te y en
fo rm a exitosa en la cien cia y te c n o lo gía de los cuerpos de tam a
ño in term edio; a él se debe el avance te c n o ló g ic o de los últim os
siglos. S e ha demostrado, en cam bio, inadecuado para el estudio del
m undo su b m ícroscópico (estudio del átom o), el m undo d e la vida y
el m undo m a cro scó p ico (estudio astron óm ico).
C on vien e lla m a r la aten ción a cerca d el hech o de que el m odelo
especular se apoya, fundam entalm ente, y asume com o cierto el
supuesto de que n uestro aparato c o g n o s citivo es básicam ente p a si
vo, co m o insinúa la m etá fora de la cám a ra oscura o foto gráfica, o
la aparente m ecá n ica de la visión ocular.
Este enfoqu e constituyó el p ara d igm a con ceptu al de la cien cia
durante casi tres siglos, pero se ra d icalizó, sobre todo, durante
la segunda parte del siglo xdí y p rim era del xx con el p o s itiv is m o
ló g ic o .
Si tu viéram os que sintetizar en p oco s con cep tos este m o d elo
o paradigm a, llam ad o “n ew ton ian o-cartesian o” (con el p erd ón de
N e w to n y Descartes), señalaríam os que valora, p rivilegia y p rop u g
na la objetividad del con ocim ien to, el determ in ism o de los fen ó
m enos, la exp erien cia sensible, la cu an tificación aleatoria de las
m edidas, la ló g ic a form a l y la "v e rific a c ió n e m p íric a ”.
CUESTIONAMIENTO DEL
POSITIVISMO LÓGICO
Según el físico F ritjo f C apra (1992), la teoría cuántica dem ues
tra que las partículas de tod o átom o se com pon en dinám icam en
te unas d e otras d e m a n e ra autoconsistente, y, en ese sentido,
p u ede decirse que "contienen” la una a la otra, que se '‘definen" la
mui con la otra. En el cam po de la biología, Dobzhansky (1967) ha
señalado que el genom a, que com pren de tanto genes reguladores
to m o operantes, trabaja com o una orquesta y no com o un conjunto
de solistas. Tam bién K óh ler (1967, p a ra la p sicología) solía d ecir
que "en la estructura (sistem a ) cad a p arte co n o c e d in á m icam en te
a cad a una d e las otras" (p. 180). Y Ferdinand de Saussure (1931,
para la lingüística) afirm aba que el sign ificado y el v a lo r de cada
palabra están en las demás, que el sistem a es una totalidad o rga n i
zada, hecha de elem en to s s o lid a rio s que n o pu eden s er d efin id o s
más que los unos en re la c ió n con los otros en fu n ció n de su lu g a r
en esta totalid ad .
L a supuesta pasivid ad del sujeto c o n o c e d o r nunca fue co m p a r
tida, a lo largo de la historia, p o r los autores que estudiaron los
p rocesos cogn itivos. El m ism o Aristóteles, que d io o rigen al m o d e
lo especular, d istingu ió siem p re entre un in telecto "p a cien te" y un
in telecto "agen te", al cual asignaba una activid ad que nunca tu vie
ro n en cuenta los em piristas y los positivistas. Es más, A ristóteles
d ijo que “lo que está dado a los ojos (lo que se v e) es la in ten ción
del alm a".
Con la llegad a de C op érn ico, toda la cultura o ccid en ta l en ten
dió que el m o vim ien to que todos observaban en el S o l (qu e salía,
subía, se m ovía, bajaba y se ocu ltaba) n o estaba en el Sol, sino en
e l observador, es decir, que esa realid ad em p írica y sen sorial era
sólo aparente. Y G a lileo habla de la dificu ltad y casi im p osib ilidad
que constituía p ara ellos e l n egar una rea lid a d sensorial, em p írica
y “e v id e n te 1' p ara todos, basándose en la sola fu erza de Ja razón
ló g ic a (1968, D iá lo g o sobre los dos sistemas m á xim os del m u n d o).
Posteriorm ente, K an t -segú n él m ism o escribe en el p refacio a
la segu n da e d ic ió n de su o b ra m á xim a C rític a de la ra zón p u ra
(1 7 8 7 )- trata de hacer una revolu ción cop em ica n a en tod o el p ro ce
so cognitivo. Para Kant, la m ente hum ana es un participante activo
y form ativo de lo que ella conoce. L a m ente "construye su objeto"
in form an do la m ateria am orfa p o r m ed io de form as subjetivas o
categorías a p rio ri y com o si le inyectara sus propias leyes.
Estas ideas acerca de la actividad del sujeto conocedor se van gen e
ralizando, sobre todo hacia fines del siglo xix, p or obra de autores
com o Brentano (al hablar de la intencionalidad), Dilthey (historia y
herm enéutica), H usserl (fen om en ología ), Von Ehrenfels ( p sicolog ía ),
M ax W eber (s ociolog ía ) y W illiam James ( p s ico lo g ía ), entre otros.
P or su parte, los gestaltistas, con el estudio del fenóm eno fi, acla
ran la naturaleza del m ovim ien to aparente, base, posteriorm ente,
del cine. Y los grandes físicos del siglo xx fundam entan la revolu
ción de la física sobre la base de que la relación sujeto-objeto (en
este caso observador-átom o) cam bia la naturaleza no sólo percibida
sino nuil cIl-1 átomo. La teoría de la relatividad, por otra parte, .supe
ra las teorías newtonianas vigentes desde hacía tres siglos, y hace
ver que los fenóm enos dependen y son relativos al observador.
La revolución de los físicos im plica que las exigencias e ideales
positivistas no son sostenibles ni siquiera en la física: Einstein rela-
tivizo los conceptos de espacio y de tiem po (n o son absolutos, sino
que dependen del observador) e invierte gran parte de la física de
N ew to n ; H eisen b erg in trod u ce el p r in c ip io de in d eterm in a ción o
de incertidum bre (el observador afecta y cam bia la realidad que estu
dia) y acaba con el p rin c ip io de causalidad; Pauli form ula el p rin cip io
de exclusión (hay leyes-sistema que n o son derivables de las leyes
de sus com ponentes) que nos ayuda a com pren der la ap arición de
íenóm enos cualitativam ente nuevos y nos da conceptos explicativos
distintos, característicos de niveles superiores de organización; N iels
B ohr establece el p rin c ip io de com plem entariedad: puede h aber dos
explicacion es opuestas p ara Jos m ism os fen óm enos físicos y, p o r
extensión, quizá, para tod o fenóm eno; M ax Planck, S ch ród in ger y
otros físicos, descubren, con la m ecánica cuántica, un conjunto de rela
ciones que gobiernan el mundo subatómico, sim ilar al que N ew ton
descubrió p ara los grandes cuerpos, y afirm an que la nueva física
debe estudiar la naturaleza de un numeroso grupo de entes que son
inobservables, ya que la realidad física ha tom ado cualidades que
están bastante alejadas de la experiencia sensorial directa.
Por esto, el m ism o H eisen b erg (1958a) dice que "la realidad
o bjetiva se ha eva p ora d o" y que "lo que nosotros observam os no es
la naturaleza en sí, sino la naturaleza expuesta a nuestro m étod o
de in terro ga ció n ” (1958b, p. 58).
Estos p rin cipios se aplican a partículas y acontecim ientos m icro s
cópicos; pero estos acontecim ientos tan pequeños no son, en m odo
alguno, insignificantes. Son precisam ente el tipo de acontecim ien
tos que se producen en los nervios y en el cerebro, com o tam bién en
los genes, y, en general, son la base que constituye toda m ateria del
cosm os y todo tipo de m ovim ien to y form a de energía.
Si tod o esto es cierto para la más ob jetivab le de las ciencias, la
f ísica, con m a yor razón lo será para las cien cias humanas, que lle
van en sus entrañas la necesidad de una con tinu a au torreferen cia,
y donde el hom bre es sujeto y objeto de su investigación.
L os ataques a esta orien tación p ositivista fu eron m u y sólidos
y contundentes, y se acentuaron h acia el fin al de los años sesenta.
Pero el p rin cip al de estos ataques lo había in iciado ya el m ism o
W ittgenstein durante los años treinta y cuarenta contra su p ro p io
Tratado (d e 1921).
B a jo el punto de vista de la filo s o fía de la cien cia - c o m o ya
.señalamos en el capítulo p r im e r o - en 1969, la U n iversid ad de
C h icago orga n iza, en la ciudad de Urbana (Illin o is), un sim posio
internacional, de más de J200 personas, que p on e una p ied ra
m iliar en el desm oron a m iento de las tesis básicas del p o s itiv is m o
ló g ic o (Suppe, 1979), y con creta lo que v in o a llam arse el acta de
d efu n ción del p o s itiv is m o ló g ic o (E ch everría , 1989, p. 25).
MODELO DIALÉCTICO
DEL CONOCIMIENTO
E l espíritu hum ano no refleja el mundo: lo traduce a través de
todo un sistema neu rocerebral donde sus sentidos captan un deter
m inado n úm ero de estímulos que son transform ados en mensajes
y cód igos a través de las redes nerviosas, y es el espíritu-cerebro
el que produ ce lo que se llam a representaciones, n ociones e ideas
p o r las que p ercib e y concibe el m undo exterior. Nuestras ideas no
son reflejos de lo real, sino traducciones de lo real (M orin, 1984).
Las cám aras siem pre registran objetos, pero la percepción humana
siem pre es la p ercep ció n de papeles funcionales.
Ante esta constatación, B u nge (1972) a firm a que la física te ó ri
ca se supone que represen ta ciertos aspectos d e sus referentes, si
b ien de una m anera h ipotética, in com p leta y sim bólica; p ero ésta
y n o o tra es la ún ica form a p osib le en que la teo ría física re fie re
objetos reales de la m a n era m ás objetiva y verd ad era posible: "n in
guna teoría física pinta o retrata d irectam en te un sistem a fís ic o ” ,
p orqu e toda teoría se construye con conceptos, y no con im ágenes,
los cuales sólo refieren algunos aspectos, con siderados relevantes
p o r el perceptor, de los objetos físicos realm en te existentes. L a
física intenta represen tar la realidad, aunque tal represen tación
no puede ser sino hipotética, in directa y p a rcia l (p. 187).
El con ten ido verbal de la viven cia es el concepto, el cual, sin
em bargo, n o agota los sign ificados potenciales que están presentes
en la gran riq u eza de la viven cia . Los conceptos verbales, en cierto
m odo, cristalizan o condensan el con ten ido de la vivencia; p o r esto,
siem pre lo reducen, lo abrevian, lo lim itan. N o debem os con fu n d ir
nunca un m apa con el te rrito rio que representa.
Una palabra -señ ala B ertrand R ussell- adquiere sign ificado p o r
una relación externa, así com o un hom bre adquiere la p ropiedad
de ser tío. N in gu n a autopsia, p o r exhaustiva que sea, revelará
jam ás si el h om bre era o no tío, y ningún análisis de un conjunto
de sonidos (m ien tras se excluya todo lo extern o ) in d ica rá si este
con ju nto de sonidos tien e significado.
El p ositivism o clásico pasaba p o r alto este carácter sim bólico
y lim itante d el len gu aje cien tífico y suponía que la cien cia propor-
clon aba una dcscrijH'ithi litera l o estructural de un m undo objetivo,
que sus con ceptos eran unas réplicas exactas y com pletas de la
naturaleza. Desde fines del siglo xix, Bertrand Russell se re firió a
este m od o de v er las cosas com o a un rea lism o ingenuo.
E l en foqu e d ia lé ctico entre el sujeto c o n o c ed o r y el objeto
con o cid o es avalado h oy d ía de una m a n era contundente p o r los
estudios d e la neu rociencia.
P o r su parte, K a rl P op p er (1985) nos dice, co m o y a señalam os,
que "la epistem ología encaja bastante b ien con nuestro con ocim ien
to actual de la fisio lo gía d el cerebro, de m od o que am bos se apoyan
m utuam ente” (p. 486). Y nos invita a e n riqu ecer esta epistem ología
-c o m o lo h izo él en sus últim os añ os- inspirándonos en el c o n o c i
m iento actual sobre la n eu ro fisio lo gía y las estructuras neuropsí-
quicas d el cereb ro. E n efecto, éstas se han con vertid o en un m edio
altam ente efica z p a ra ilustrar y reso lver dificultades y p roblem as
que habían gen era d o discusiones interm inables en el área episte
m ológica.
Las investigaciones de la neurociencia (que superan el m edio
m illón p o r año) parecieran indicar que el cerebro, a) igual que
algunos sentidos com o la vista y el oído, utilizan los principios
h olográftcos para el alm acenam iento de inform ación, de m od o que,
registrando únicam ente la pauta de d ifracción de un evento (n o la
im agen, sino el cóm pu to capaz de reproducirla), conserva la in for
m ación de la totalidad, y, así, e l tod o está en cada parte y éstas en
el tod o, y el aprendizaje se reduce a la organ ización jerárq u ica de
estructuras de estructuras. En general, los datos relacionados con
la capacidad, la velocidad, la sutileza y la com plejidad del cerebro
humano son tan fuera de nuestra posible im aginación, que pare
cieran datos de fábula o, com o señala el em inente n eu rofisiólogo
Sherrington, datos que constituyen "una tram a encantada" (véase
estos datos en M artínez M., 1997a, cap. 2).
D e una im p ortan cia capital es la relación o in teracción en tre el
sistem a a fectivo o e m o tiv o y el cogn itivo, es decir, entre el sistem a
lím b ico o lóbu lo lím b ico y el n eocórtex prefron tal, unidos a través
de una gran red de canales de c irc u la c ió n en ambas direccion es.
El sistem a lím b ico da un co lo rid o e m o cio n a l cam bian do en gran
m edida las p ercepcion es conscientes y, viceversa , m edian te la c o r
teza p refro n ta l (sistem a consciente), el sujeto ejerce una influencia
de con trol sobre las em ocion es generadas p o r e l sistem a lím b ico.
Es más, hoy día se avan zan teorías que los con sideran co m o un
solo sistema, la estructura co gn itivo-em o tiva (E ccles, 1985, pp, 307-
308, 391-392). D e esta m anera, los estados afectivos adqu ieren una
im p o rta n cia extraordin aria, ya que pueden in h ib ir, distorsionar,
excita r o regular los procesos cognoscitivos.
¿Por qut\ i'Dtonccs -y esta os la gran p reg u n ta - tenem os la
im presión de captar las cosas y la rea lid a d en gen era l co m o están
ah f fuera y no interpretadas p o r nosotros con base en nuestra exp e
riencia, valores, intereses, actitudes y creen cias? ¿Por qu é ten d e
mos a caer y a afe rra m o s a ese "rea lism o ingenuo"?
L a respuesta que d a la n eu rocien cia a esta pregunta es qu e la
velocidad de interpretación es tan elevad am en te alta (d e uno a d iez
m illones de bits p o r segundo en el c ere b ro com pleto, lo que equ i
vale a más d e 300 páginas de un lib ro n orm al), que n o podem os
tener la m ás m ín im a con cien cia (ser con scien tes) de la m a y o ría de
los procesos y de los m ecanism os in volu crados en el acto p erc e p ti
vo o cogn itivo.
Estos procesos han hecho ver que disponemos de todo un hem is
ferio (el derecho) para las com prensiones estructurales, sincréticas,
configuracionales y gestálticas, y que su form a de proceder es p reci
samente holista, compleja, no lineal, tácita, simultánea y acausal, y
que este poder le viene del hecho de incorporar la capacidad analó
gica, gestáltica y estereognósica, propia de este hem isferio, en una
actividad cognoscitiva que hasta el m om ento puede haber sido exclu
sivamente lineal, secuencial y atomista (M artínez M., 1997a, cap. 2).
Todo esto nos p erm ite com pren der más fácilm ente la a firm a
ción y la constatación de tantos investigadores expertos: "N o hay
hechos sino in terp retacion es."
D e esta form a, la orien tació n pospositivista efectúa un rescate
del sujeto y de su im p orta n cia . Así, la ob serva ció n no sería pura e
in m acu lada (c o m o si fu era p erc ib id a p o r "e l o jo de D io s ”), sino
que im p lica ría una in serción de lo observado en un m arco referen -
cial o fon do, constituido p o r nuestros intereses, valores, actitudes y
creencias, que es el que le d aría el sentido que tiene para nosotros.
D e ahí, la frase de Polanyi: "Todo con ocim ien to es con ocim ien to per
s o n a l" (y así titula su obra fundamental: Personal Knowledge, 1958),
o su d e fin ic ió n de c ien c ia c o m o "un sistem a de creencias con las
cu ales estam os c o m p ro m etid o s" (ib id ., p. 171).
E l ser hum ano es superior a los anim ales, no p o r la riq u eza
d e su in fo rm a c ió n sensorial, ya qu e la m a y o ría de los anim ales
poseen una agu d eza visual, auditiva, olfativa, etc., muy su p erior a
la d el hom bre, sino p o r su capacidad de relacionar, in terp reta r y
te o riza r con esa in form ación .
E l m étod o b ásico de to d a cien cia es la observación de los datos
y de los hechos y la in terp retación de su sign ificado. L a observa
c ió n y la in terp reta ción son inseparables: resulta in con ceb ib le que
una se obtenga en total aislam iento de la otra. Toda ciencia trata de
desarrollar técnicas especiales para efectuar observaciones sistem á
ticas y ga ran tizar la in terpretación.
Pero nuestra observación no está forzada sim plem ente p or lo
que tengam os ante los ojos. A los griegos, p or ejem p lo, les im p re
sionó la coraza o cap arazón que tenían algunos anim ales, y los lla
m aron quelon ios (acorazados); los m ism os animales im presionaron
a los rom anos p o r sus patas torcidas, y, así, los llam aron tortugas
(patituertos). ¿De qué depende que nos im presionem os p o r cosas
diferentes? L a respuesta a esta pregunta hinca sus raíces nada
menos que en la m atriz epistém ica, es decir, en el trasfondo cultu
ral y existencial.
P o r otra parte, la p ercep ció n m ism a n o consiste en una sim ple
lectura d e los datos sensoriales, sino que im p lica una orga n iza ció n
activa en la que in tervien en decisiones y p rein feren cias, y que se
debe a la in flu en cia sobre la p ercep ció n com o tal del esquem atism o
de las accion es o de las operacion es, com o nos enseña Piaget.
Pero
EL FUTURO DE LA CIENCIA
Este tó p ico nos rem ite a otro, al con cep to de “c ie n c ia ” . A ristó
teles, y la tra d ició n clásica, siem pre id en tifica ron la cien cia con
su dem ostración : ¿a cie n cia valía ta n to cu a n to era capaz de probar.
Einstein, en cam bio, d ice que’ la cie n cia consiste en crear teorías.
Y K a n t había exp resado que la cie n cia es un sistem a o totalidad de
toid ciin icn los ordenados sc}‘iin p rin cip ios (17H6, cap. V ). Un aná-
-.i‘. del p roceso tic la dem ostración , del de sistem atización de los
miiH im ientos y del proceso de la creación de una teoría, nos hará
ci 11 m* oslo* tres procesos no son antagónicos, sino, más bien, com -
ili'Minutarios; es decir, que Aristóteles, Einstein y Kant ponen el
nlasis i'ii (res m o m en tos de un m ism o p roceso más am plio: el pro-
i".n <le la im a g in a ción de una teo ría que enlaza y da sentido a un
i njiti de dalos (E instein), el p ro ce so de su sistem atiza ción (K an t)
¡■I proceso p o r m edio del cual se trata de dem ostrar, a uno m ism o
;i oirá persona, que esa im a gin ación es ló g ic a y razon ab le (Aris-
Mclrs). Hs con ven ien te añ adir que estos procesos pueden darse
n c iitilíin ie r d iscip lin a , ya sea, p o r ejem p lo, física, b iolo gía , psico-
historia, filosofía, teología, etc., cada una según su p rop ia
uituraleza; p or tanto, todas serían acreedoras de una cierta "cienti-
Icidad", aunque este térm in o deba usarse en form a analógica.
I '.n el proceso cognoscitivo tendríamos, p o r consiguiente, dos
idos. Por un lado, se encuentra el polo de la com ponente "externa",
\ decir, la ten den cia que tien e una realid ad e x te rio r a im p o n e r
os una determ inada form a (tendencia al orden, a la simetría, a la
i tnoriía, a la continuidad, a la regularidad, a la proxim idad de ele-
ii-nlns, tendencia al cierre, a com pletarse, etc.: lo que los gestaltis-
is expresan con la “ley de p regn a n cia” o de "la buena form a"); p o r
I otro, preexiste el hecho de que nuestra m ente no es virgen, sino
iie va está estructurada (com ponente "interna” ) con una serie de
i rsupuestos o reglas generales aceptados tácita e inconscientemen-
■, convive con una filosofía im plícita, posee un m arco de referen-
ia, (ni lenguaje, unos esquemas perceptivos y una estructura teórica
ara muchas cosas, y alberga una gran variedad de necesidades,
üeivses, tem ores, deseos, valores, fines y propósitos que constitu-
i ii su "m undo v iv id o ” .
Pero la in teracción de estos dos polos, a través de la lógica dia-
-ciica , se fundam enta en un p ro ceso m ental d iferen te del acépta
lo tradicionalm ente, exige un nuevo m od o de v e r las cosas y ello,
sir vez, postula unas nuevas reglas del ju e g o cien tífico, es decir,
ii nuevo paradigm a epistém ico.
CONCLUSIONES
f'.n pleno rigor, la "visión d el o jo de D ios” , que lo ve todo, o la
sion "desde ningún punto de vista", es decir, la plena "neutrali-
h I” o la p len a “o bjetivid ad ", co m o se p reten d ió con la orienta-
ori tradicion al lógico-positivista, es sim plem en te im p osib le; no
itlemos "sa lim os de nosotros m ism os” o del m undo, y con d u cir
nuestras investigaciones fuera de nuestra p osición p articu lar en
él; nuestra visión d eí m undo y nuestro c o n o c im ien to d el m ism o
están basados in evita b lem en te en nuestros intereses, va lo res, d is
p o sicio n es y dem ás. P o r ello, el c on cep to d e "le y " (m ecan ícista,
determ in ista), ap licad o a las realidades humanas, d eb erá ser re v i
sado y red e finido, p a ra n o alim en tar "ilusiones". T odo esto im p lica
que m uchas realidades que ord in ariam en te se con sideraban aptas
p a ra ser estudiadas con m étodos cu a ntita tivos, son m ás com plejas
de lo que se creía y, p o r tanto, su estudio req u erirá m étodos de
m a y o r sintonía con su naturaleza, m étodos más integrales, sisté-
m icos, estructurales, es decir, de naturaleza cu a lita tiva .
L a mente humana no puede com en zar a cam inar sino desde don
de ya se halla, es decir, desde su "m undo in terior", singular y p er
sonal, tal com o lo percibe, el cual puede o no coin cidir con el "mun
do e x terio r” que le rodea, puede o no engranar con esa realidad.
De ahí, la fragilid ad de cualquier axiom a, postulado o presupuesto
en que se apoye o del cual parta. D e ahí, también, que pueda haber
otros puntos o térm inos d e arranque diferentes de los de un E u cli
des para la G eom etría, de un Russell o Peano para la A ritm ética o
Álgebra, de un H e rtz para la M ecánica, o de otros científicos para
cualquier otra cien cia o disciplina.
G eneralm ente, se ha c reíd o que los axiom as son autoevidentes
o que los postulados son totalm en te firm es, p ero nunca pod rem os
saber si los axiom as son "v e rd a d e ro s ” ; "lo más que p od rem os espe
ra r es que algunas de sus consecuencias resulten razon ab lem en te
com patibles con la evid en cia e m p íric a ” (B unge, 1975, p. 514); el
m ism o p r in c ip io de in ercia que usa H e rtz es con siderado com o un
con cep to que en realid ad está muy lejos de ser "o b vio " o "eviden te
p o r sí m is m o ” (Suppe, 1979, p, 369), y la h istoria de la cien cia
ha d em ostrado que lo que fue evid en te p ara P to lo m eo no lo fue
p a ra C op érn ico, que lo que funcionaba con p len a evid en cia para
N e w to n no funcionaba así para Einstein, etc. Éste es el gra n talón
de Aquiles p ara todos nuestros conocim ien tos, que cada v ez se con
sideran m enos absolutos y más falibles. P o r esto, la cien cia no sólo
c rece p o r acu m u lacion es de nuevas ideas y con ocim ien tos, sino
tam bién p o r revoluciones científicas, es decir, p o r cam bios de p ara
digm as ep istem ológicos, que sustituyen las reglas básicas de una
"ra c io n a lid a d ” p o r las de otra.
C om o vernos, el p ro b lem a tiene un fon d o esen cialm en te epis
te m o ló g ic o . P ero la ep istem o lo gía actual deb erá ir lo gra n d o una
serie de m etas qu e puedan fo rm a r un conjunto de postulados gen e
rales, de alto nivel, que p arezcan irrenunciables y que pudieran
presentarse com o los rieles d e la nueva ciencia. Estos postulados,
o p rin cip ios básicos, relacion á n d olos con sus autores y p ro p o n en
tes, pu dieran to m a r la form a siguiente: "E l ser no se da nunca a
nadie en su totalidad, sino sólo según ciertos aspectos y ca tego ría s”
(Aristóteles, M etaf., Lib. IV ); toda observación es relativa al punto
de vista del observador (Einstein, 1905: véase Bronowski, 1979, p.
249); toda observación se hace desde una teoría (Hanson, 1977); toda
observación afecta al fen óm eno observado (H eisenberg, 1958a); no
existen hechos, sólo interpretaciones (Nietzsche,1972); estamos con
denados al sign ifica d o (M erleau-Ponty, 1975); ningún lenguaje
consistente puede con ten er los m edios n ecesarios p a ra d e fin ir su
p ro p ia sem ántica (Tarski, 1956); ninguna cien cia está cap acitad a
p ara d em ostra r cien tífica m en te su p ro p ia base (D escartes, 1983);
ningún sistema m atem ático puede proba r los axiom as en que se basa
(G od el, en B ron ow ski, 1978, p. 85); hay tantas realidades (ap aren
tes) com o puntos de vista (O rtega y Gasset); la pregunta ¿qué es la
ciencia? no tiene una respuesta científica (M orin , 1983). Estas ideas
m atrices con fo rm an una p lata form a y una base ló gic a conceptu al
p ara asentar un p roceso de ra cio n alid ad con preten sión "c ie n tí
fic a ” d efen d ib le hoy día epistem ológicam en te, p ero colid en con
los parám etros de la ra cion alid ad cien tífica clásica trad icion al y
postulan un nuevo paradigm a epistém ico (véase este paradigm a en
M artín ez M ., 1997a).
E n tiem p o s pasados se h abía c reíd o que el p ro b le m a de la
autorreferencia era único de las ciencias humanas. A h ora sabem os
que tam bién existe en la física y en la m atem ática, es más, que
está im p lícito en tod o p roceso consciente y racion al y, p o r lo tanto,
en tod o proceso del conocim iento humano; es decir, que, en ciertos
momentos, tenem os que exam inar nuestros anteojos y que, quizá,
tengam os que lim p iarlos para no ten er que "b a rrer los monstruos
m atem áticos”, c o m o aconseja Lakatos (1975, 1981).
kQ6
r f.T"
la metodología
cualitativa^
■
i
V
S a n J u a n d e l a C r íj z
>ducción
EL ENFOQUE CUALITATIVO
E jjé rrn in o cu a litativo, ordinariam ente, se usa bajo dos acep cio
nes. La p rim cra7 co m o cu a lidad, cuando expresam os: "fulano tiene
una gran cualidad: es muy sincero". Y la segunda, más integral y
com prensiva, com o cuando nos referim os al "con trol de ca lid ad ” ,
donde la calidad representa, prim ordialm ente, la naturaleza y la
esencia com pleta, total, d e un producto.
C ualidad tien e su o rigen en la p alab ra latina (jualitas, y ésta,
a su vez, d eriva d ^ q u a lis (cuál, qué). D e m od o que a la pregunta
p o r la naturaleza o e s e n c ia U e m T s e r: ¿qué es?, ¿cóm o es?, se da
la respuesta señalando o d escribien do su conjunto de cualidades
o la calid ad del m ism o. É n sentido p ro p io , filosófico, de acuerdo
con Aristóteles,^'IasT acepciones de la cualidad pueden reducirse
a dos, de las cuales una se aplica con m a yor propiedad y rigor, en
efecto, en p rim e r lugar, cualidad es la d iferen cia o característica
que distingue una sustancia o esen cia de las otras” (M etaf., Lib. V,
cap. 14: D e la cu a lid a d ). Y en la L ó g ic a hace v er que la form a sin
tética de la cualidad no puede redu cirse a sus elem entos sino que
p erten ece esen cialm en te al in divid u o y es la que hace que éste sea
tal o cual (1973, p. 221).
D e la m ism a form a , el D ic c io n a r io de la R e a l A ca d em ia d efi
ne, en su segu n da a c e p c ió n , la cu alid ad co m o la "m anera de ser
de una p erson a o cosa". Y el d ic c io n a rio que aco m p a ñ a a la
t-’i/c ic la p c d r c i Ht ¡t á n ic a , en su p r im e r a a c e p c ió n , e n d e I I, m e n
c io n a q u e la c u a lid a d "es a q u e llo q u e h a c e a un s e r o c o s a tal
cu al es".
I_is esta acepción, en sentido p ropio, filo só fico , la que se usa en
rl con cep to de m etodología cualitativa. N o se trata, p o r con sigu ien
te, del estudio de cualidades separadas o separables; se trata, pues,
del estudio d e un todo integrado, que, fo rm a o con stituye p rim o r
d ialm en te una u nidad de análisis y que hace qu e algo sea lo que es:
lina pLTsoná, uTiíTentidad étnica, social, em presarial, un p rod u cto
determ inado, etc.; aunque tam bién cab e la p osib ilid a d de estu
diarse una cu a lid a d específica , siem p re que s e te n g a n en^cueñta
los nexos y las relaciones que tiene con el todo, los cuales c o n tri
buyen a darle su s ig n ific a e ió n p ro p ia .
De esta m anera, la investigación_cuaIitativa_tratEL de id en ti
ficar, básicam ente, la n aturaleza p rofu n d a de las realid ad es^su
estructura dinám ica, aqu ella que da ra zó n plena- de su c o m p o r
tam iento y m anifestaciones. D e aquí que lo cu a lita tiv o (qu e e’s el
todo in tegra d o) no seTópbñe d e ninguna fo rm a a lo cu a n tita tivo
(que es solam ente un aspecto), sino que lo im p lica e integra, espe
cialm en te donde sea im portante.
LO ESENCIAL DE TODA
INVESTIGACIÓN
Observación participativa
Estudio de casos
L O S OBJETIVOS
La g e n e r a l iz a c ió n
Las h ip ó t e s is
DE A N Á L IS IS
L as C A T E G O R ÍA S
MARCOS CONCEPTUALES
M a r c o e p is t e m o l ó g ic o
M arco t e ó r ic o - r e f e r e n c ia l
CRITERIOS GENERALES
PARA LA ACCIÓ N
ELECCIÓN DE LA MUESTRA
QUE SE V A A ESTUDIAR
PROCEDIMIENTOS E
INSTRUMENTOS QUE SE
V A N A UTILIZAR
L os instrum entos, al igual que los p roced im ien tos y estrategias
que se van a utilizar, los d icta el m é to d o escogido, aunque, b ásica
m ente, se centran a lred ed o r de la entrevista sem iestructurada y la
observación directa o p a rticip a tiva .
En la actualidad, el investigador con metodología cualitativa, para
facilitar el proceso de corroboración estructural, cuenta con dos técni
cas muy valiosas: la triangulación (de diferentes Cuentes de datos, de
diferentes perspectivas teóricas, de diferentes observadores, de dife
rentes procedimientos metodológicos, etc.) y las grabaciones de audio
y de video, que le perm itirán observar y analizar los hechos repetidas
veces y con la colaboración de diferentes investigadores.
S in em bargo, la m eto d olo gía cualitativa entiende el m étodo y
todo el arsenal de m edios instrum entales com o algo flexible, que
se utiliza m ientras resulta efectivo, p ero que se cam bia de acuerdo
con el dictam en, im previsto, de la m arch a de la in vestigación y de
las circunstancias.
Si nuestros procedim ientos metodológicos deben orientarse hacía
el descubrimiento de las estructuras personales o grupales, será nece
sario tener muy presentes las formas en que se revelan o expresan
dichas estructuras. Las técnicas más usadas se centran ordinariamente
en el lenguaje hablado o escrito; pero el lenguaje sirve tanto para reve
lar lo que pensamos y sentimos com o también para ocultarlo. Existe,
sin embargo, un "lenguaje natural" más universal, el lenguaje no ver
bal, que es un lenguaje de signos expresivos, com o el que se manifiesta
a través de los ojos, la mímica, la expresión facial, los movimientos,
los gestos y las posiciones del cuerpo y de sus miembros, el acento,
el timbre y el tono de la voz, etc., que depende del sistema nervioso
‘autónomo, es involuntario y casi siempre inconsciente, y contribuye
de manera muy eficaz a precisar el verdadero sentido de las palabras,
reforzándolo o, quizá, desmintiéndolo.
E l in vestiga d o r cualitativo está m uy de acuerdo con la fam osa
afirm ación de Protágoras: "E l hom bre es la m edida de todas las
cosas." E n efecto, el h om bre crea, evalúa y a rreg la los m ism os ins
trum entos que utiliza, y debe ju z g a r su buen o m al funcionam iento*
y la cred ib ilid ad de sus datos. E n el caso de las investigaciones
cualitativas, sin d espreciar la ayuda que pueden o frecerle muchos
buenos instrumentos, el observador frecuentemente se convierte en su
p rin cip a l instrum ento.
Sin em bargo, se pueden señalar cuáles son los instrum entos y
técnicas usados m ás frecuentem ente:
Ilustrarem os b revem en te las dos p rim eras técnicas, que son los
soportes fundam entales d el trabajo de cam po.
La o b s e r v a c ió n p a r t ic ip a t iv a
• E l am biente físico.
• El am biente hum ano y social.
• L a ejecu ción de un p osib le p ro g ra m a planeado.
• Las actividades y las in teraccion es estructuradas.
• Las interacciones in form ales y las actividades no planificadas.
• El len gu aje esp ecial que los p articip an tes usan en el p r o
gram a,
• Las com u n icacion es no verbales.
• O tros in dicad ores de o rig e n espontáneo.
• Los docum entos y los registros de eventos,
• Las om ision es im portantes (cosas n o ocu rridas).
La e n t r e v is t a com o
IN S T R U M E N T O DE IN V E S T IG A C IÓ N
Igu alm en te, e! m ism o autor nos o fre c e otros criterio s que seña
lan la p rep a ra ción o c a lific a c ió n que debe ten er o ad qu irir un
buen en trevistador (véase cuadro 4.4, refo rm u lad o ):
H a n s - G e o r g G a d a m e r
a) EL MÉTODO HERMENÉUTICO-
DIALÉCTICO
L a h e r m e n é u tic a e n l a h is t o r ia
La t e o r ía h e r m e n é u t ic a
t r illa r de c o m p r e n d e r a u u a u t o r m e jo r de lo q u e é l m is m o se h a b r ía
c o m p r e n d id o , ló rm u la co n la cual q u ie ro d e c ir qu e el in té rp re te
licu é qu e h a cer co n scien tes algu nas cosas qu e al au tor o rig in a l
pueden h a b e rle q u e d a d o in con scien tes.
Las ideas y los p rin cip ios de S ch lcierm ach er fueron decisivos
cu el p ro greso de la herm enéutica.
W ilhelm Dilthey fue el te ó ric o p rin cip al de las ciencias h um a
nas, el p rim ero en co n c eb ir una ep istem ología autónom a para
ellas. En su fam oso ensayo de 1900, E n tsteh u n g der H en neneu tik
(O rigen de la herm enéutica), da un paso im portante y d efin itivo
más allá de S ch leierm ach er: sostiene que no sólo los textos escri-
los, sino toda expresión de la vida hum ana es objeto n atu ra l de la
interpretación herm enéutica; señala, asimismo, que las operaciones
mentales que produ cen el con ocim ien to d el sign ificad o de los
textos -c o m o se describen en las reglas h erm en éu ticas- son las
mismas que produ cen el con o cim ien to de cu alqu ier otra realid ad
humana. P or ello, el p roceso h erm en éu tico d el c o n o c er se aplica
correctam en te a cu alqu ier o tra form a que pueda ten er algún sign i
ficado, com o el com portam ien to en general, las form as no verbales
de conducta, los sistemas culturales, las o rga n izacio n es sociales y
los sistemas conceptuales cien tíficos o filosóficos. Así, D ilth ey con
vierte a la h erm en éu tica en un m étodo general de la com pren sión.
Ya que el sign ificad o de las accion es humanas no siem pre es
tan evidente, se hacen necesarias ciertas norm as, reglas o té c
nicas que ayuden a h acerlo más patente y claro. De ese m odo,
la herm enéutica se convierte en un método de sistem atización de
procedim ientos formales, en la ciencia de la correcta interpretación
y com prensión.
El pensam iento de D ilth ey es muy am plio; trata de com pren der
e integrar toda acción hum ana a través del tiem po, de la historia;
p or eso, elabora una "crítica de la razón h istórica", com o K an t lo
había hecho con la "crítica de la razón pura” . D ilthey in tegra en
esta crítica los procedim ien tos de la herm enéutica an terior a él:
ley del encadenam iento interno del texto, ley del contexto, ley d el
m edio geo gráfico, étnico, social, etc. Los docum entos fijados p o r
la escritura son sólo una p ro vin cia de todas las realizacion es hum a
nas que requ ieren interpretación; la in terpretación es la captación
o com pren sión de una vida psíquica p o r otra vida psíquica d ife
rente de la p rim era. Con esto, D ilthey colo ca el problem a h erm e
néutico en el ám bito de la psicología: com prender es transportarse
a otra vida.
L a técn ica básica su gerida p o r D ilth ey es el c írc u lo herm enéu
tico, que es un "m ovim ien to del pen sam ien to que v a del to d o a las
partes y de las p artes a l to d o ", de m o d o que en cad a m o v im ie n to
íi. Ml',rn|Ki:l IIKKMKNKirna»,
DE LAS D IM E N S IO N E S DE L A
CONDU CTA H U M ANA
Cánones generales de la
técnica hermenéutica
según Radnitzky
[...] los efectos del sentido que descifra expresan relaciones de fuer
za. De allí proviene la ambigüedad aparente del discurso freudiano:
parece operar con nociones que pertenecen a dos planos de cohe
rencia diferentes, a dos universos de discurso, el de la fuerza y el
del sentido [...]. Ese discurso mixto no es algo equívoco por falta de
clarificación: encierra la realidad revelada por la lectura de Freud y
que podemos denominar la semántica del deseo. Todos los filósofos
que reflexionaron acerca de las relaciones entre el deseo y el sentí-
do c iilic titiu o n e! m is in o p ro b le m a , desde P lató n , que establece un
p a ran g ó n e n tre la je ra rq u ía de ki.s ideas y la je r a r q u ía del am o r, hasta
S p in o xa , que lig a los grados de a firm a c ió n y de a c c ió n d e l conatus
con los grados de c la rid a d de la id e a (p. 1 6 8 ).
Conclusión
Las cuatro dim ensiones señaladas (in ten ción , sign ificad o, fun
ción y con d icio n a m ien to ) form an un esquema de com p ren sib ilid a d
p ara las accion es humanas. En el d iá lo g o ex p lo ra to rio con la
p erson a entrevistada y, sobre todo, en el estudio sistem ático p os
te rio r de las grabacion es, estas dim ensiones serán c o m o radios de
una rueda que lleva rán el p en sam ien to continu am ente d el cen tro
(a c c ió n o con d u cta h u m an a) a cad a una de ellas y sus contextos,
y de cad a una a las otras. E viden tem en te, una buena in vestigación
requ iere m u cha p rep aración en el área esp ecífica ob jeto de estu
d io, pues ella nunca puede ser fru to de ciertas técnicas o trucos
m eto d oló gico s ( “m ito d e la m e to d o lo g ía ” de K aplan, 1979; "fe ti
chism o m e to d o ló g ic o ” de K och, 1981), que se espera resu elvan los
p roblem as c o m o p o r arte de m a gia y, p o r supuesto, con ayuda de
la com pu tadora.
b) LA ETNOMETODOLOGÍA
Durante los años sesenta y setenta com en zaron y se extendie
ron diferentes críticas a la m etod ología em pleada, sobre todo en la
so c io lo gía (C icourel, 1964; G arfinkel, 1967). Estas críticas desafia
ban varios de los presupuestos más fam iliares de esta disciplina,
con resabios más bien positivistas, y acentuaban la idea de que
la realid ad social era algo construido, produ cido y v ivid o p o r sus
m iem bros.
Para pod er com pren der a londo la naturaleza y el proceso de esle
fen óm eno, es decir, la parte activa que desem peñan los m iem bros
de un gru po social en la estructuración y constru cción de las m oda
lidades de su vida diaria, se fue creando, poco a poco, una nueva
m etod ología , llam ada etn om etodologia , p o r ser algo elab orad o p o r
el gru po hum ano que v iv e unido, un ethnos. Tam bién se d esarrolla
ron, a p a rtir de esta base, otras variedades d el construccionism o,
del análisis d el discurso y de diferentes ram as interpretativas, que,
en el fon d o, reciben gran parte de su id e o lo g ía de la fen om en ología
de Husserl (1962) y Schutz (1964).
P ero ía e tn o m eto d o lo gía ha sido la m ás radical y p ro d u ctiva
o rien tación m e to d o ló g ic a que ha esp ecifica d o los p ro ce d im ien
tos reales a través de los cuales se elab ora y construye ese orden
social: qué se realiza, bajo qué con d icion es y con qué recursos.
Esto ha constituido una p rá ctica interpretativa : una con stelación
de p rocedim ien tos, con d icion es y recursos a través de los cuales
la rea lid a d es aprehendida, entendida, organ izad a y llevada a la
vida cotidiana.
L a e tn o m eto d o lo gía n o se centra tanto en el qué de las re a lid a
des hum anas cotidianas (qué se hace o deja de hacerse), sino en el
có m o , es decir, en la m odalidad de su ejecución, d esen volvim ien to
y realización , que puede ser en gran parte un p roceso que se des
arro lla b ajo el um bral de la con cien cia, una estructura subyacente
que d eterm in a la realid ad social (H o lstein y Gubrium , 1994, y
G ubrium y H olstein, 2000).
D e aquí, que la etn o m eto d o lo gía sostenga que en las ciencias
sociales todo es interpretación y que "nada habla p o r sí m ism o"; que
to d o in vestiga d o r cu alitativo se en fren ta a un m on tón de im p re
siones, docum entos y notas de cam po que lo desafían* a buscarle el
sentido o los sentidos que puedan tener. Este "buscarle el sentido"
constituye un au téntico "arte de in terp reta ció n ”.
D e aquí, tam bién, que este sentido pueda ser bastante diferen te
de acu erdo con la p ersp ectiva étnica, de género, de cu ltu ra y dem ás
aspectos identificatorios, tanto del gru po social estudiado co m o del
investigador. E sto da p ie a que se hable de una ep istem ología euro-
céntrica, de una ep istem ología afroasiática, o de una epistem ología
fem inista; y, con ello, se fundam ente lo que en la actualidad se con
sidera una nueva sensibilidad p osm od em ista o posestructuralista.
El corazón de la etn om etodología está en la interpretación de
las p oliédricas y polifacéticas caras que puede tener una realidad
humana, ya sea individual, familiar, social o, en general, de cual
qu ier grupo humano. Ya A ristótelesh a b ía dicho, com o recordam os,
que el ser no se da nunca a nadie en su totalidad, sino sólo según
ciertos aspectos y categorías ( M e ta f, Lib. IV ). ¿Cuál o cuáles de
esos aspectos o caras, que tiene vina realid ad con creta, deberé v er
o percibir, y cuál o cuáles de las categorías, de que dispone m i m en
te co m o investigador, deberé aplicar? Aquí está la esen cia de la
in vestigación ; en esta interpretación.
Las realidades humanas, las de la vid a cotidian a -q u e son las
más ricas de con ten id o-, se m anifiestan de m uchas m aneras; a
través d el com p ortam ien to e in te ra cció n con otros m iem b ros de
su gru po, d e gestos, de m ím ica, del habla y con versación , con el
ton o y tim b re de voz, con el estilo lin gü ístico (sim p le y llano, iró
nico, agresivo, etc.) y de muchas otras form as. Todo esto necesita
una esm erada aten ción a los finos detalles del lenguaje y la inter
a c c ió n p ara lle g a r a una adecu ada in terpretación. P ara ello, hay
que c o lo c a rlo y v e rlo tod o en sus contextos específicos, de lugar,
p resen cia o n o de otras personas, intereses, creencias, valores,
actitudes y cultura de la persona-actor, que son los que le dan un
sign ificad o. N o basta a p lica r sistemas de norm as o reglas prees
tablecidas (c o m o lo son muchas tom adas de m arcos teó ricos): lo
que es vá lid o p ara un gru po puede, quizá, n o serlo p ara otro. De
acuerdo con la m a yo r o m en or in fluencia de estos factores, una
determ in ada con ducta puede re v e la r viven cias, sentim ientos o
actitudes m uy diferentes: puede re v e la r fratern idad, amor, resen
tim iento, recelo, asertividad, ven ganza, agresividad, fran co odio,
etcétera.
¿Cuál de ellas, o qué in terpretación, será la m ás adecuada y
acertada? Para logra rlo, no es suficiente pregu n tarle a la p erso
na, p o r ejem plo, p o r m ed io de una entrevista, aunque ésta sea en
profundidad, ya que el lenguaje sirve tanto para com u n icar lo que
pensam os com o tam bién para ocu ltarlo. R eco rd em o s la cantidad
de sim ulaciones, disfraces, fingim ien tos, engaños, dobleces e h ip o
cresías que suelen usar los seres hum anos en ciertas circunstan
cias. P o r todo ello, la e tn o m eto d o lo gía no con sidera el lenguaje
c o m o a lg o neutro o co m o un instrum ento sin m ás que describe la
v id a hum ana real, sino co m o un co n s titu tiv o de ese m undo hum a
no o social, que revela, a su vez, la fo rm a o la m od alid ad en que la
in te ra cció n p rodu ce ese ord en o estilo social en que se da. N o hay,
en con secuencia, un len gu aje y una interacción, sino un lenguaje-
en -in tera cción que p osee una secuencia estructurante del contexto
y su sign ificad o, lo cual d iferen cia la e tn o m eto d o lo gía del análisis
del discurso (H erita g e, 1984; Z im m erm an , 1988). E n efecto, el
análisis del discurso, en su acep ció n gen eral, ha sido b lan co de
m uchos ataques de los etn om etod ólogos que lo acusan de ign o ra r
los detalles situacionales de la v id a cotidiana, al estilo y co m o la
b io lo g ía m o lecu la r ign o ra las estructuras reales que se dan en todo
o rga n ism o b io ló gic o .
I JM l'M f lK II. I * k \ i: ií i. t ni: i. \ vil' n u , i i i i i ' i 11 u . ii'v n n
c) EL INTERACCIONISMO SIMBÓLICO
In t e r a c c io n is m o s im b ó l ic o
I n t e r a c c io n is m o in t e r p r e t a t iv o
V is ió n d e c o n j u n t o
E s t r a t e g ia s de in v e s t ig a c ió n
Aunque esta con cep ción de O sgood sería a lg o más bien ideal,
ciertam en te, el análisis p rofu n d o de un texto cam in a en esa d ire c
ción. Sin em bargo, un análisis profu n d o tam b ién nos h ará v e r que
un autor no siem pre se m anifiesta espontáneam ente "tal com o
es”, sino que tam bién p u ede utilizar, m o v id o p o r inten cion es no
expresas, la m entira y la sim ulación, al igu al que en su lengu aje
puede estar usando la iro n ía o la hipérbole u otras com plejas fo r
m as de len gu aje que exigen un p rofu n d o estudio de las relacion es
de asocia ción y la u tiliza ció n de los cánones y de las reglas de la
h erm en éu tica más refinada.
E n general, el p ro ceso de in terp retación y estructu ración que
sigue la m ente hum ana es tan altam ente c o m p le jo y v e lo z que los
estudiosos de la neu rociencia actual lo consideran com o una "tram a
L'iiL-iuilacl;»" (S lierrin g to n ). P or ello, no podam os p recisar técnicas
expresas v. m enos aún, m ecanism os precisos para re a liza r estas
alias funciones de la dotación humana. En gran parte, más que de
técnicas se trata aquí de una p ráctica que raya en el arte.
En el n ivel p ra gm á tico , el análisis del discurso sigue de cerca
la orien tación in flu ida p o r la "filo so fía del lenguaje c o rrien te" que
le dio el segundo W ittgenstein en sus Investigaciones filosó fica s
(1969) con los llam ados "ju egos d el len gu aje” . Ahí, los com p o n en
tes expresivos in dividuales juegan a p ro d u cir un efecto totalizador,
donde se teje el sentido p ragm ático de una con versa ción o de un
texto. E l análisis del discurso es n ecesariam en te el análisis del
lenguaje en su uso, y el analista del discurso deberá in vestigar para
qué es usado ese lenguaje, pues tien e y cum ple una fu n c ió n que, a
veces, es m u y esp ecífica, y se m ezcla con el m o d o de ser cultural
p ro p io de cad a gru po hum ano. E n este sentido, la com u n icación
ten dría un sentido p rim ord ialm en te instrum ental y estaría al servi
cio d el ob jetivo que busca el com unicador.
W ittgenstein afirm a que para com prender una sentencia hay que
com prender las circunstancias, pasadas y presentes, en que la sen
tencia es empleada; que hay que identificar los usos, las prácticas y
los propósitos con que son usadas las palabras y las expresiones en
la vida diaria; que "las palabras tienen su significado sólo en el flujo
de la vida". Los “juegos del lenguaje” de que nos habla Wittgenstein
(1 9 6 9 ,1, p. 23) incluyen prácticam ente todas las actividades humanas.
“N o nos damos cuenta - d ic e - de la prodigiosa diversidad de todos los
juegos del lenguaje cotidianos porque el revestimiento exterior de
nuestro lenguaje hace que parezca todo igu al” (II, 224). Su doctrina
se apoya en la idea m atriz de que las proposiciones form an sistemas,
regidos p or reglas gramaticales y sintácticas que han sido creadas
arbitrariamente y aceptadas tácita o expresamente p or la comunidad;
p or esto, son juegos. Piensa, igualmente, que un nombre o una expre
sión lingüística funcionan com o tales sólo en el contexto de un sis
tema de actividades lingüísticas y no lingüísticas; es com o decir que
sólo en el uso se puede explicar que una barra sea una palanca, o sea,
que el sentido de una oración está determ inado p o r las circunstancias
en las que es proferida y el juego del lenguaje al que pertenece.
E videntem ente, todas las expresiones del lenguaje n o verbal, de
tip o sublingüístico o paralingüístico, co m o los silencios en la con
versación , el ton o y el tim b re de v o z, las dudas y los defectos de
p ron u n cia ción , las pausas, la lon gitu d de las frases, la rep etició n
de palabras, etc., son elem entos m uy elocuentes que perm itirán re a
liz a r in feren cias y ayudarán a c o n o c e r m e jo r el estado an ím ico del
c o m u n ica d o r y, p o r consiguiente, a p rec is a r el sign ificad o de toda
su com u n icación .
Para formarnos una idea más precisa de lo que comunicamos "in
directam ente” con nuestro lenguaje, veamos la explicación que nos da
Briceño Guerrero (1966), refiriéndose a la com unicación entre lati
noam ericanos y peninsulares, o entre m iem bros de un mismo grupo:
a) EL MÉTODO FENOMENOLÓGICO
F u n d a m e n t a c ió n t e ó r ic a
E ta pas y pasos
Etapa descriptiva
R egla s positivas:
a ) Ver tod o lo dado, en cuanto sea posible: no sólo aqu ello que
nos interesa o c on firm a nuestras ideas, a q u ello que nos es
m ás im p ortan te vitalm ente, aqu ello que andam os buscando
o deseam os confirm ar, etcétera.
b) O bservar la gran va ried a d y com p lejid a d de las partes.
c ) R ep etir las observacion es cuantas veces sea n ecesario; p ara
e llo to m a r las p recau cion es que se in dicaron en el p rim e r
paso.
Etapa estructural
Q u in to paso: In te g ra c ió n de todos
los tem as cen trales en una estructura
p a rticu la r d escrip tiva
Expresión en lenguaje
Unidad temática núm. 8 Tema central científico
* Para agrupar estas partes en la misma unidad temática se tuvieron también en cuenta los
elementos no verbales que ofrece la grabación sonora.
truniento científico existente, y es capaz de p ercibir una estructura
mucho antes de poderla form ular de manera con scien te” (p. 63).
Podem os resum ir -c o n base en este m ism o autor (1968,
p. 6 4 )- el proceso de descubrir las estructuras asum iendo que toda
cien cia se basa en el recon ocim ien to de una gestalt o realidad escon
dida, percib ida borrosam ente. Esta gestalt o estructura se presenta
dando sentido a fenóm enos desconectados, y es tanto más adecua
da cuanto más libre esté de la influencia de los valores culturales
y de los valores científicos anteriores, y cuanto más se base en el
aporte de todos los sentidos, en las intuiciones inconscientes y en
la percepción y captación cognoscitivas. Esta percepción de una
estructura de relaciones es, quizá, el corazón de toda verd ad era
ciencia. Einstein señala que “este ju ego com bin atorio parece ser el
rasgo esencial del pensam iento p rodu ctivo" (H adam ard, 1945, pp.
142-143). Y, según G urwitsch (1974), "a lo largo del proceso percep-
tual, la cosa en cuestión aparece bajo una m ultiplicidad de aspectos
variables que no sólo son com patibles con ella, sino que tam bién
'encajan' entre s í” (p. 122). Ninguna percepción, com o tam poco
múltiples percepciones, agotarán jam ás las posibilidades del con o
cim ien to y de la experiencia. Nuevas percepciones tienen siem pre
la posibilidad de contribuir al con ocim ien to de cualquier objeto
(p. 335). En efecto, el sujeto perceptor siem pre cam bia su pers
pectiva, lados o ángulos de visión y, así, enriquece la captación de
lo real. D e esta form a, la experiencia intencional del sujeto es una
com bin ación de la apariencia externa del árbol y el árbol que está
en su conciencia, basado en su m em oria, im agen y significado.
A veces, el investigador, en este punto, en lugar de guiarse
p o r una reflexión estrictam ente fen om en ológica, deberá trata r de
segu ir un análisis in te n cio n a l (id en tifica ció n de la in ten ción que
anim a la acción y toda la conducta), ya que la referen cia in ten cio
nal constituye la estructura básica del fen óm en o y la cla ve para
co m p ren d erlo (véase M a rtín ez M., 1999b, cap. 11).
El m ism o Husserl concentró su atención en el referente in ten cio
nal porque lo creía la estructura básica del fenóm eno. Este estudio
consiste en poner una atención sistemática en los aspectos paralelos
del acto intencional y del referente intencional, y en qué form a se
corresponden uno a otro. L a intención es la estructura básica y, por
tanto, la clave del conocim iento de una persona, porque la intención
con que perseguimos un objetivo coordina y orienta muchas m otiva
ciones, sentimientos, deseos, recuerdos, pensamientos y conductas
hacia esa meta.
L a determ in ación de una estructura inclu ye tam bién la iden
tifica ció n de sus p rin cip ales propiedades o atributos. Esto se lle va
a cabo m edian te una o p era ció n que H usserl llam aba la lib re varia-
ciú n cu la fantasía, d im ín a n d o ciertos com ponentes o sustituyén
dolos p o r otros. Sí la om isión o sustitución no ujecía una estructu
ra posible, quiere d ecir que ese com pon en te om itid o o sustituido
n o es esencial para ella. Si la afecta fundam entalm ente (b ásicam en
te) qu iere d ec ir que es relativam ente esencial. S i no sólo afecta,
sino tam bién destruye la co n fig u ra ció n tota l hasta el punto que sus
com pon en tes están en com p leta in com p atibilid ad entre sí, el c o m
pon en te o m itid o o sustituido es de absoluta y esen cial necesidad
para esa estructura o esencia.
L a d escripción es siem p re selectiva: es im p osib le ag ota r todas
las p ropiedades, especialm en te las p ropiedades de relación, de un
o b jeto o un fen óm eno. L a selección constituye una necesidad, p ero
tam bién una virtud. N os ob liga a concentrarnos en las característi
cas centrales y d ecisivas de un fen óm en o y a dejar lo secundario
o accidental.
L a co n va lid a ció n de una estructura se rea liza relacion á n d ola
con el p ro to co lo origin al, es decir, averigu an do si hay "elem en tos"
o "aspectos" en el p ro to c o lo que no se han ten ido en cuenta en la
estructura, o si ésta p rop on e cosas que no están de algun a m ane
ra en el p ro to co lo . E n este punto puede h aber discordan cias en
una estructura o entre varias de ellas. Tam bién aquí resulta necesa
ria una cierta toleran cia a la am bigüedad, p ero con vien e p ro ced er
con la sólida con vicció n de que lo que aparece, quizá, com o inex
p lica b le de m anera lógica, puede ser real y válid o existencialm ente.
H a y que rech azar la frecuente y p ern iciosa tentación de ign ora r datos
o temas que no “encajan” o de gen erar prem aturam ente una teoría
p ara elim in ar la d iscord a n cia conceptual.
b) FEMINISMO
Im agen t r a d ic io n a l de la m ujer
N o podem os com pren der el m ovim ien to fem inista actual sin una
m irada histórica retrospectiva. Num erosas investigaciones concuer-
dan en el señ alam ien to de una a m p lia gam a de estereotipos acerca
del gén ero fem enino y masculino. Estos estereotipos caracterizan a
las mujeres com o sensibles, intuitivas, incapaces de objetivid ad y
con tro l em ocion al e inclinadas a re a liz a r y m antener relaciones
personales. A los hombres, en cam bio, se les considera superiores
en su capacidad de racion alid ad y objetividad científica, y con una
d otación natural p a ra una o rien tación adecuada en rela ció n con
los dem ás. L a m u jer es la exp lotada y el objeto de abuso, y es
in capaz de exp lotar a los dem ás d eb id o a su "natural" debilidad
y altruism o, aspectos que son, a su vez, su fu erza co m o esposa,
m adre y am a de casa. P o r el con trario, al h om b re le resulta fácil
exp lota r y ju stifica r este com p o rtam ien to en n om bre de una id e o
lo g ía p o lítica y econ óm ica.
Estas m ism as d iferen cias y características se atribuyen a
muchas m inoría s étnicas, y form an una con figuración de sumisión,
pasividad, docilidad, dependencia, falta de iniciativa, inhabilidad
para actuar, p ara d ec id ir y p ara pensar. Son, en gen eral, cu ali
dades y características más infantiles que de adultos y revelan
inm adurez, d eb ilidad e im potencia. Es más, si los subordinados
adoptan estas características son con siderados co m o seres "bien
adaptados” .
I r><¿ I’uti-; II, I‘k-Mrritni'; i..\Mi'ihiimini.h i.r\imnu
E l m o v im ie n t o f e m in is t a
U na e p is t e m o l o g ía f e m in is t a
Estas ideas las fundam enta el m ovim ien to fem inista en el análi
sis de nuestro p roceso de adqu isición de con ocim ien tos. E l c o n o
cim ien to -se con sid era - es el resultado de una interacción entre
sujeto y objeto; pero, si uno de los términos de la relación (el sujeto:
la m ujer) cam bia, cam bia tam bién el resultado de la interacción; y
m ayor será el cam bio cuando ambos térm inos de la relación cam
bian, com o es el caso frecuente de las investigaciones realizadas
p o r m ujeres acerca de problem as fem eninos. Esta línea de refle
xión sigue el enfoque crítico que han hecho público muchos otros
sectores de la vida humana: las víctim as del sida, los sob revivien
tes del cáncer, los inválidos, los ancianos, los homosexuales y muchos
otros grupos especiales siempre han protestado diciendo que los cien
tíficos "no los entienden”, que "los investigadores no los pueden com
prender m ejor de lo que ellos mismos se entienden", etcétera.
Tratando de hablar más específicam ente acerca de la mujer, pen
semos en la en orm e can tidad de variables “fem en in as” que entran
en el ju e g o de una in vestigación acerca de los tópicos relacion ados
con la gostación, la m aternidad, la atención al roción nacido, etc.
y, en gen eral, de lo que es típico de la m ujer en cuanto esposa y
m adre. Esto, en relación con la m u jer com o objeto de in vestiga
ción; p ero si le añadim os las variables que genera la p ercep ción
que se form a tam bién el in vestigador com o sujeto, que en este caso
es tam bién mujer, una investigadora, tod o el p ro ceso cogn oscitivo
puede variar considerablem ente y ofrecernos otro tip o de c o n o c i
m iento, generando otra epistem ología, que habrá que ten er tam bién
en cuenta a la h ora de pensar en m étodos, estrategias, m odelos,
etcétera.
Esta realid ad ap arecerá más claram en te d elin ead a en la m ed i
da en que considerem os ciertos aspectos clave que nos o frece hoy
día la neurociencia. H o y sabemos que no existe un sistem a cognos
citivo aparte e independiente del sistema afectivo, que am bos for
man un solo sistema, el sistema cogn itivo-a fectivo (véase M artínez
M., 1997a, cap. 2). Y la psicología cognoscitiva nos enseña que en
el hom bre, en general, más allá de los estereotipos, predom inan
ciertos procesos lógicos, más bien ‘'fríos” , m ientras que en la mujer,
en general, estos m ism os procesos van más acom pañados p or una
cierta intuición "fem enina", y p or el sentim iento y el calor de la diná
m ica afectiva. Este hecho da cabida a que, en el proceso del con o
cim iento, entre en ju ego una sensibilidad especial, p ropia del género
fem enino, que puede afinar y enriquecer notablemente el resultado
esperado de una investigación.
Frecuentem ente, al conjunto de las variables m encionadas se
le añaden otras relacionadas con ciertas etnias subvaloradas a que
p erten ece la m u jer en cuestión, con su n ivel s o c io e co n ó m ico y con
ciertos tópicos esp ecíficos de estudio, co m o puede ser la v io le n cia
fa m ilia r (m u jeres golpeadas o m altratadas) o la opresión y la explo
ta ción de que son víctim as. Este conjunto de variantes trae serias
consecuencias p ara las relaciones de pareja y para el clim a fam iliar
en que estas m ujeres deben edu car a sus hijos, clim a inadecuado
bajo todo punto de vista p ara lo g ra r los fines deseados p o r toda edu
cación respetable.
L a con clu sión natural de estas observacion es es que las re a li
dades de estudio relacion adas con el gé n ero fem en in o exigen un
m a y or n iv e l de rig o r c ie n tífic o , en cuanto a la elec ció n y al uso
de m étod os y estrategias adecuados. Este r ig o r es e xig id o p o r el
m a yo r n ú m ero de variables involu cradas, ya sea de parte d el suje
to in vestiga d o r com o d el objeto estudiado (cuando p erten ece al
área fem en in a); y este r ig o r se expresará con una m a yo r sistem a-
ticid ad y a u tocrítica en todo el proceso de investigación. Estos tres
criterios de rigor, sistem aticidad y criticidad son, en efecto, los que
definen el n ivel de cie n tificid a d de una investigación.
H it)
C o n c l u s io n e s
c) LA NARRATIVA TESTIMONIAL
F u n d a m e n t a c ió n f e n o m e n o l ó g ic a
L a V IV E N C IA C O M O F U N D A M E N T O
D E L T E S T IM O N IO
C o n c l u s ió n
F u n d a m e n t a c ió n e p is t e m o l ó g ic a
M e t o d o l o g ía d e l o s
GRUPOS FOCALES
Áreas y temas
E l grupo focal es, ante todo, un grupo de trabajo, tien e una tarea
específica qu e'cu m p lir y unos objetivos que lograr: será la naturale
za, o angustia que produ ce un tem a de salud, la actitud de rechazo
o sim patía p or un producto com ercial, el com portam ien to concreto
y las razones que avalan su rutina en la vid a social, u otro escogido
entre la gran variedad de temas de la vida privada o pública. En el
fondo, toda la investigación gira en torn o a una pregunta explícita o
im plícita, p ero que, cuanto más clara sea, más fácilm ente orientará
todo el proceso de búsqueda; la pregunta, a veces, la form ula clara
mente “el clien te” que solicita la investigación.
Los tem as que m ás sintonizan con la técnica de los grupos
focales son aquellos que, p o r su naturaleza, tienen muchas caras,
persp ectivas o puntos de vista, y, p o r ello, requ ieren el con curso de
diferentes enfoqu es o abordajes, aspectos que sólo nos los pueden
o fre c e r diferentes personas con variadas experiencias, intereses y
valores.
Objetivos de la investigación
Grupos:
Duración de la sesión
Dinámica de la sesión
Pa s c a l
Son m uchos los autores que se lam entan cada v e z más de que
el m o d o trad icion al de h a c er cien cia lle va a ig n o ra r áreas de in fo r
m ación y con ocim ien to que son de gra n sign ificad o y relevan cia
en el m anejo de p roblem as im portantes y de trascendencia. Así,
B a rk er a firm a que "la p sico log ía cien tífica no con oce nada, ni
puede co n o cer nada, a cerca de las situaciones de la v id a real en
que v iv e la gente en los ghettos y suburbios, en las pequeñas y
grandes escuelas, en regio n es de p ob reza y con cen tración h um a
na, etcétera " (en W illem s y Raush, 1969, p. 31). Se insiste en que
son necesarios otros m étod os que capten la verd a d era rea lid a d así
com o se presenta, con tod a su particu larid ad y con creción , y no
en form a abstracta e intelectualizada.
D en tro de las m etod ología s cualitativas, e l en foqu e e tn o grá fic o
es, quizá, uno de los m ás antiguos. Aunque los an tropólogos han
desarrollado, sobre tod o en el siglo xx, sus p rocedim ien tos m eto-
• r_^ '
C\l\ 7. Mr.TilhnNkTNiiiíiMHiiif; I li I
a) EL MÉTODO ETNOGRÁFICO
CLÁSICO
V is ió n g e n e r a l d e l m é t o d o
F u n d a m e n t a c ió n t e ó r ic a
Estructura y sistema
E l p ro b lem a m a yor que las realidades hum anas han plan teado
a la cien cia se d eriva de su p ro p ia naturaleza. Cuando una entidad
es una com p o sició n o ag reg a d o d e elem entos, pu ede ser, en gen e
ral, estudiada adecu adam ente b ajo la guía de los p arám etros d e la
cien cia cuantitativa tradicion al, en la que la m atem ática y las téc
nicas p ro b a b ilitad as desem peñan la fu n ción prin cip al; cuando, en
cam bio, una realid ad no es una yu xtaposición de elem entos, sino
que sus "partes constituyentes” form an una totalid ad o rga n izad a
con fu erte in teracción entre sí, es decir, constituyen un sistema,
su es tu d io y c o m p r e n s ió n re q u ie r e la c a p ta c ió n d e esa es tru ctu ra
d in á m ic a in tern a q u e la c a r a c te r iz a y, p a ra ello , r e q u ie r e u na m e to
d o lo g ía c u a lita liv o -e s tru c tu ra l.
El p rin cip io de exclusión de Pauli establece que las leyes-siste-
m a no son derivables de las leyes que rigen a sus com ponentes.
Las p ropiedades de un áto m o en cuanto un tod o se go b iern a n p o r
leyes no relacion adas con aquellas que rigen a sus "p artes" separa
das; el tod o es exp licad o p o r con ceptos característicos d e niveles
su periores de orga n ización .
S i en las cien cias físicas encon tram os realid ad es que n ecesi
tan ser abordadas con un enfoqu e estructural-sistém ico, porqu e no
son sim ples agregad os de elem entos, p o r ejem p lo, un átom o o el
sistem a sola r o un cam p o electro m a gn ético , y a que no son m eros
conceptos de cosas, sino, básicam ente, conceptos de relación, con
m u cha m a yo r ra zó n encon trarem os estas estructuras y sistemas
en las ciencias biológicas, que se guían p o r procesos irreductibles a
la sim ple relació n m atem ática o lineal-causal, c o m o la m o rfo g é n e
sis, la equ ifin alidad, la rep rod u cción , el d esarrollo y el c rec im ie n
to, la e n tro p ía n egativa, etc., y, sob re todo, d eb em os re c o n o c e r
esta situación en las cien cias del com p o rtam ien to y en las ciencias
sociales, las cuales añaden a tod o esto el estudio de los procesos
conscientes, los de in ten cion alidad, elec ció n y au todeterm inación ,
los p rocesos creadores, los de a u to rre a liza c ió n y tod a la am p lísi
m a ga m a de las actitudes y los sentim ientos humanos,
C ada uno de estos p rocesos es ya en sí de un o rd en tal de
c o m p le jid a d , d e b id o al alto n ú m e ro de v a ria b le s qu e en tran en
ju e g o , que to d o m o d e lo m atem ático o fo rm a liza c ió n resulta ser
una so b re sim p lifica ció n de lo que representa, ya que em p o b rece
gra n d em en te el con ten id o y la sign ific a c ió n de las entidades. Esta
situación se evid en ciará más aún, cuando tales procesos se entrela
zan, interactúan y form an un tod o coh erente y lógico, com o es una
person a, una fam ilia, un gru po social y hasta una cultura esp ecí
fica. L o m ás típ ic o y p ecu lia r de estos p rocesos es la in tera cción
en su sentido auténtico, es decir, que la activid ad de una parte es
a la v e z "cau sa-efecto” de la posición, la estructura y la función de
cada uno de los otros constituyentes. K ó h le r (1967) solía d ecir que
"en la estructura cada p arte con o ce dinám icam en te a cada una de
las o tra s” .
L a estructura n o es sólo una d eterm in ada con figu ración física
de elem entos; m ás bien, la estructura es la o rga n iza ció n de esos
elem entos con su dinám ica y sign ificado. Así com o la tram a de una
n o vela n o es sim plem en te un conjunto de palabras, ni la arm on ía
d e una sonata consiste en un con ju nto de notas, ni el diseño arqu i
tectó n ico de un e d ific io se redu ce a la m era suma de más o m enos
ladrillos, igualm ente, cada constituyente de una estructura se alte
ra al entrar en una con exión sistém ica: cada "parte", al form ar una
nueva realidad, tom a en sí m ism a algo de la sustancia de las otras,
ced e algo de sí m ism a y, en definitiva, queda m od ificad a. Esto es
lo que le sucede a cad a ser hum ano al en trar a fo rm a r parte de un
gru po social, ya sea un partido político, una institución, un club
social, un equipo d ep o rtivo o cualquier o tro gru po humano.
L a ciencia clásica, analítico-aditiva, ha hecho m uchos esfuer
zos, ciertam en te encom iables, p ara d esa rrolla r y ap licar refinadas
técnicas m atem áticas y com p lejos p rocesos estadísticos p ara c o m
p ren d er estas realidades. Así apareció, sobre todo, el gru po de las
técnicas m ultivariables: análisis factorial, análisis de regresión m úl
tip le, análisis de va ria n za , análisis d iscrim in an te, la c o r re la c ió n
can ón ica, el clu s te r analysis, las escalas m u ltid im en sion ales, el
análisis d e series tem porales, las estim aciones no lineales, etc. A sí
a p a rec iero n tam bién varias técnicas no p aram étricas y muchas de
las descripciones hechas a través de las ecu aciones d iferen ciales
que cubren vastas áreas de las ciencias físicas, b iológicas y e co n ó
m icas y algún cam p o de las ciencias del com portam ien to. Todas
estas técnicas han dado buenos resultados, p ero sólo cuando no
hay in teracción de las partes y su d escripción es lineal, co m o seña
larem os más adelante; es decir, cuando se trata de entes m ás está
ticos que dinám icos. E n la m edida en que ascendem os en la escala
b iológica, p sicológica y social, en la m edida en que el núm ero de las
partes constituyentes o variables y la in teracción entre ellas aum en
tan, su utilidad d ecrece rápidam ente y su in adecu ación se p on e
de m anifiesto.
A b rah am M a slow (1975), al referirse a las explicacion es m ulti-
causales en el d om in io de las cien cias humanas, com enta:
Aristóteles había form u lado en su tiem po una fam osa idea rela
cion ada con sus nociones holistas y teleológicas: "E l todo es más
que la suma de sus partes.” L a ciencia occidental no tuvo en cuenta
y, m enos aún, desarrolló el contenido profundo que en cierra esta
frase. Esta cien cia optó, más bien, p o r elegir com o idea rectora la
segunda m áxim a del D iscu rso del método de Descartes: "F ragm en
tar tod o problem a en tantos elem entos sim ples y separados com o
sea p osible.” Este enfoque dio buenos resultados en algunos cam pos
de la física y en la tecn ología d erivada de ellos, donde los hechos
observados p u eden d ivid irs e en cadenas causales aisladas, de dos
o tres variables, p ero se ha m ostrado totalm ente incapaz de explicar
adecuadam ente una estructura de alto nivel de com plejidad, com o
son los hechos humanos, donde entra en acción un alio núm ero de
variables con fuerte interacción entre ellas.
Q u izá hubiera sido m e jo r para la cien cia occiden tal no haber
segu ido la m á xim a de D escartes y haber tenido, en cam bio, muy
presente lo que él p ed ía p ara sí m ism o cuando escrib ió en su
Carta a M ersenne: "M e a legra ría m ucho que aquellos que quieran
h acerm e objecion es no se apresuraran, sino, más bien, intentaran
com p ren d er todo lo que he escrito antes de ju z g a r una parte: ya
que el tod o se m antiene y el fin sirve p ara p ro b a r el com ien zo ."
P a recería que Descartes, en lo que más le im portaba, fu era p oco
cartesiano.
L a p s ico lo g ía de la gestalt, desde fines del siglo xix, establece de
nuevo un puente con Aristóteles y se erige, de hecho, en una te o ría
ep istem ológica de la estructura. U na gestalt es un todo estructura
do com puesto de partes diferentes que d erivan sus p ropiedades de
la p osición y de la fu n ción que tienen con respecto a la totalidad.
En una totalidad o rga n izad a -e x p lic a W erth eim er (1 94 5)-, lo
que ocu rre en el tod o no se deduce de los elem entos individuales,
sino, al revés, lo que o cu rre en una p arte de este to d o lo d e te rm i
nan las leyes internas de la estructura de ese m ism o todo; es decir,
el tod o no se exp lica p o r las partes, sino que son las partes las que,
p o r su in serción en el todo, reciben sign ifica d o y exp licación . E n
efecto, una parte tiene sign ificación distinta cuando está aislada
o cuando está in tegrada a otra totalidad, ya que su p osición o su
función le con fieren p ropiedades diferentes. Aún más, un cam
b io que afecte a una de las partes m o d ific a las p ropiedades de la
estructura (c o m o una ciru gía estética en la n ariz cam bia el rostro);
p ero éstas pueden p erm an ecer idénticas cuando cam bian todas
las partes si conservan entre ellas la m ism a estructura, co m o suce
de cuando tocam os una m e lo d ía en una o ctava más alta, o cuando
am pliam os una fo to g ra fía o, incluso, en nuestra p rop ia firm a , en la
cual siem pre m o d ificam os casi todos los trazos, p e ro con servam os
la gestalt, es decir, la red de relaciones.
Un ejem p lo ilustrativo de todo lo d ich o lo tenem os frecu en
tem ente en los equipos deportivos. Un país, p o r ejem plo, puede
ten er seis u och o equipos de fútbol de p rim e ra división. Todos pue
den ser excelentes y todos pueden te n er algún ju g a d o r "estrella'’ .
Cuando se form a la "selección n a cion a l” p ara ju g a r con las selec
ciones de otros países, p o r ejem plo, en un cam p eon ato m undial,
ordin ariam en te se escogen esos ju gad ores "estrella". P ero lu ego
resulta que la selección nacional, com puesta de "puras estrellas",
p uede ju g a r p eo r que varios de los equipos de que provien en .
¿Qué exp licación tien e esto? Que el to d o (e l equ ip o ) no es igu al
a la suma de las partes (los ju gad ores estrella), porqu e éstos son
excelentes cuando actúan en la estructura d inám ica de su p ro p io
equipo, con sus com pañeros habituales, cuyas ju gad as conocen,
prevén y adivinan; p ero son “o rd in a rio s ” cuando entran en una
nueva red de relaciones, es decir, en una nueva estructura o siste
ma dinám ico.
Un procedim iento an alítico-advierte Bertalanffy (1 9 8 1 )-requiere,
para poder ser aplicado, que se den dos condiciones: la primera, que
no existan interacciones de las partes o, si existen, que sean tan
pequeñas que se puedan despreciar p or su poca significación. En
efecto, si existen fuertes interacciones de las partes, éstas no pue
den ser separadas -real, lógica y m atem áticam ente- sin destruir la
entidad superior que constituyen. La segunda condición es que las
descripciones del com portam iento de las partes sean lineales, ya que
sólo así podrán ser aditivas, al poderse utilizar una ecuación de la
misma form a para describir la conducta total y la conducta de las
partes; es decir, que los procesos parciales pueden ser superpuestos
para obtener el proceso total.
Los sistemas, las estructuras dinám icas, com o las totalidades
organizadas, no cum plen estas dos condiciones. Y este tipo de
entidades es el que encontram os, en línea ascendente de com p le
jidad, en la célula, en el tejido, en el órgano, en la persona, en la
fa m ilia y en tod o gru po social.
M e t o d o l o g ía e t n o g r á f ic a
La alternativa metodológica
L a cien cia trad icion al adoptó un enfoqu e cuya ló g ic a subyacen
te se cen tra en el m étod o em p írico-exp erim en tal y cuyo tip o ideal
es el experim ento, con énfasis en la aleatoriedad, en el aislam iento
de variables y en la com p a ración entre grupos o eventos. E l en fo
que altern o es la in vestiga ció n estru ctu ra l o sistém ica , cuyo diseño
trata de d escu brir las estructuras o sistemas d inám icos que dan
razón de los eventos observados.
Que las realidades humanas constituyen un “m undo especial"
es una con clusión a la que ha llega d o tam bién la p sic o lo g ía sovié
tica. V ygotsky y sus seguidores, p o r ejem p lo, han señalado con
frecu en cia la "esp ecificid a d de los fen óm enos hum anos". A h ora
bien, según H usserl (1962), las form as de ser, que tien en esp ecial
m en te sus m od os de darse, tienen tam bién “sus m od os en cuanto
al m étod o de c o n o c erla s ”, ya que los rasgos universales y los deta
lles particu lares de un fen óm en o no pu eden m enos que p on em o s
en las m anos tam bién norm as m etod ológicas más ricas, a las que
deberán ajustarse todos los m étod os especiales.
lin esto cam po, Polanyi sigue d e cerca las ideas de M erleau -
l’mity acerca del con cep to de estructura. En efecto, M erleau -Pon ty
(1 1)76) afirm a que las estructuras no pueden ser defin idas en té rm i
nos do realidad exterior, sino en térm in os de con ocim ien to, y a que
son objetos de la p ercep ció n y no realid ad es físicas; p o r esto, las
estructuras no pueden ser d efin id a s c o m o cosas del m undo físico,
sino c o m o conjuntos p ercib id o s y, esen cialm en te, consisten en
una red de relaciones percibidas, que, m ás que con ocida, es v ivid a
(pp. 204, 243).
Esta clase de realid ad es es la que debem os cap tar y regis
trar en el d esa rrollo de tod a in vestiga ció n etn ográfica. P o r ello,
el p roceso de análisis sería insuficiente, ya qu e la d ivisió n y la
sep aración m ental de las partes o elem entos frecu en tem ente nos
llevan a p erd e r la red de relaciones que constituyen la estructura
dinám ica, la estructura significante. E l p ro ceso d e análisis debe
ser com p lem en tad o continua y sistem áticam ente con el p roceso
de síntesis e in terpretación, ap lican d o la técnica del círcu lo h er
m en éu tico d e que nos habla D ilth ey ( véase E l m étod o herm enéuti-
co-d ialéctico, cap. 5).
El proceso de investigación
E l p rin cip io subyacente que gu ía este tip o de in vestiga cio
nes es la idea de que los individuos están form ad os p o r ciertas
estructuras de sign ificad o que determ in an y explican su conducta.
L a in vestiga ción trata de descu brir en qué consisten estas estruc
turas, cóm o se desarrollan y c ó m o influyen en la conducta; y, al
m ism o tiem po, intenta h acerlo en la form a m ás com pren siva y
"o b jetiva ". E n el exam en del p roceso de la in vestigación etn o grá fi
ca, de acuerdo con W ilson (1977), podríam os distinguir las etapas
que aparecen a continu ación:
Es razon able esp erar que todo c ien tífico que aplique este m é to
do d isciplin ado de in vestigación llegu e a reu n ir la m ism a in fo rm a
ción y a con clu ir con los m ism os resultados.
C O N F IA B IU D A D Y V A L ID E Z
Confiabilidad
Una investigación con buena confiabilidad es aquella que es esta
ble, segura, congruente, igual a sí misma en diferentes tiempos y pre
visible para el futuro. La confiabilidad tiene dos caras, una externa
y otra interna: hay confiabilidad exlema cuando investigadores inde
pendientes, al estudiar una realidad en tiempos o situaciones diferen
tes, llegan a los mismos resultados; hay confiabilidad interna cuando
varios observadores, al estudiar la misma realidad, concuerdan en
sus conclusiones.
D ada la naturaleza particu lar de la in vestigación etn o gráfica y
la co m p le jid a d de las realid ad es que estudia, n o es p osib le rep etir
o re p lic a r un estudio en sentido estricto, co m o se puede h acer en
muchas investigaciones experim entales. D ebid o a ello, la c o n fia b i
lidad de estos estudios se lo g ra usando otros p roced im ien tos rigu
rosos y sistem áticos.
P ara alcan zar un buen nivel de co n fia b ilid a d externa se acon se
ja (L e C o m p te y G oetz, 1982) recurrir, entre otras, a las siguientes
estrategias:
Validez
U n a in vestigación tien e un alto nivel de v a lid ez si al observar,
m e d ir o a p recia r una realidad, se observa, m id e o ap recia esa rea
lid ad y no otra cosa. Este hecho constituye la v a lid ez interna. H ay
tam bién o tro crite rio de validez, la v a lid e z externa, que consiste
en averigu a r hasta qué punto las con clusiones de un estudio son
aplicables a grupos sim ilares.
S i la co n fiab ilid a d ha represen tado siem p re un requ isito d ifíc il
p ara las in vestigacion es etnográficas, d eb id o a la n aturaleza p ecu
lia r de éstas, no ha o cu rrid o lo m ism o en relación con la validez.
Al con trario, la validez es la fuerza m a y or de estas investigaciones.
En efecto, la aseveración de los etn ógrafos de que sus estudios
poseen un alto n ivel de v a lid ez d eriv a d e su m od o de re c o g e r la
in fo rm a ción y de las técnicas de análisis que usan. Esos procedió
m ien tos los inducen a v iv ir entre los sujetos participantes en el
estudio, a re c o g e r los datos durante largos p eriodos, revisarlos,
com p a rarlos y an alizarlos de m anera continua, a ad ecu ar las
entrevistas a las categoría s em píricas d e los participan tes y n o a
con cep tos abstractos o extraños traídos de o tro m edio, a u tilizar
la o b serva ción p articip ativa en los m edios y contextos reales d on
de se dan los hechos y, finalm ente, a in co rp o ra r en el p ro ceso de
análisis una continua activid ad de realim en ta ción y reevalu ación.
Todo esto garan tiza un n ivel de v a lid ez que pocas m etod ología s
p u eden ofrecer. S in em bargo, tam bién la v a lid ez es p erfectib le, y
será la n ío m ayor lmi ia m edida en que se tengan en cuenta algunos
l>inhh‘iuas v d ificultad es que se pueden presentar en la investiga
ción etnográfica. Entre otros, habrá que prestar esp ecial atención
a los siguientes:
b) “HISTORIAS DE VIDA”
E INVESTIGACIÓN
A leja n d r o M oreno
I n t r o d u c c ió n
LA E S C U E L A D E C H IC A G O
El p a r a d ig m a c u a n t it a t iv o
D E S P L A Z A A L C U A L IT A T IV O
R enacer d e l p a r a d ig m a c u a l it a t iv o
L a s h is t o r ia s d e v id a e n l a
p r im e r a e s c u e l a d e C h ic a g o
L a s “ h is t o r ia s d e v i d a "
E N L A A C T U A L ID A D
A l g u n o s a s p e c to s q u e e l
IN V E S T IG A D O R T IE N E Q U E
C O N S ID E R A R
va. Incluye Unta clase tk’ textos tanto orales com o escritos de tipo
liioprál ico. E ntre eilos hay que co n ta r desde ios d iarios p erso n a
les, l a s cartas, los docum entos judiciales, etc., hasta las biografías
propiam en te dichas.
M uchas veces los docum entos b io g rá fico s han sido utilizados
para la in vestigación no sólo histórica. S irv a de ejem p lo la clásica
¡¿ 1 7
¿C óm o in v e s t ig a r con h is t o r ia s
D E V ID A E N G E N E R A L ?
E s t u d io y a n á l is is d e l a s
h is t o r ia s d e v id a
P o s ic ió n del au to r
B ib l io g r a f ía acerca de
“ h is t o r ia s d e v id a ”
Historia oral
S i b ien la "h istoria o ra l" no coin cid e con lo que h em os llam ado
"h istorias de v id a ” en general, m uchos autores con sideran am bos
térm in os casi com o sinónim os, puesto que las historias de vid a son
docum entos orales en su m ayoría y, en cu alq u ier caso, testim onios
con tem p orán eos del investigador. L o p ro p io de la historia oral es
que los docum entos se ponen al servicio de la historia y funcionan
com o fuentes h istoríográficas. Las historias de vid a pueden caer
tam bién bajo ese rubro, esp ecialm en te p a ra lo que se ha llam ad o
"la h istoria desde a b a jo ’', desde el h o m b re com ún en la v id a c o ti
diana.
Joutard, Philippe, Esas voces que nos llegan del pasado, FCE, México,
1999.
Editado por primera vez en francés, en 1983, esta obra ha conserva
do su vigencia. Esta segunda edición en castellano va acompañada
de unos apéndices en los que se actualizan los contenidos y la biblio
grafía. Tratado muy completo acerca del tema y todos sus aspectos
tanto teóricos como metodológicos.
Sitton, Thad y otros, Historia oral. Una guía para profesores {y otras per
sonas), FCE, México, 1993.
Como el subtítulo lo indica se trata de un texto didáctico que sirve
muy bien, además, como introducción para quienes quieran iniciarse
en el tema.
Torres, Alfonso y Lola Cendales, Los otros también cuentan, Dimensión
Educativa, Bogotá, 1993.
La "historia oral”, especialmente en América Latina, ha entrado a
formar parte también de los procesos de educación popular y de ele
vación cultural y social de los sectores sociales menos favorecidos. En
este texto se discuten ampliamente y se exponen en forma práctica los
fundamentos teóricos y los procedimientos propios de lo que se conoce
como "recuperación colectiva de la historia”, movimiento que tiende a
producir la “historia desde abajo” de las comunidades populares.
c) L A IN V E S T IG A C IÓ N E N D Ó G E N A
La investigación endógena (investigación generada desde aden
tro) es una investigación etn ográfica en la que los investigadores
perten ecen al grupo que investigan. Están asistidos y asesorados,
no guiados, p o r un experto externo al grupo, p ero son ellos quienes
eligen el objetivo y el foco de interés, escogen los procedim ien tos
m etodológicos, diseñan la investigación y la ubican dentro de su
m a rco d e referencia.
E n particular, la in vestigación en d ógen a se ha dem ostrado
valiosa, útil y, prácticam ente, indispensable en el estudio profu n d o
de grupos d ifíciles de estudiar y c o m p ren d er "desde afu era”, com o
encarcelados, ghettos, ciertos grupos de obreros y em pleados, tri
bus indígenas, etcétera.
Ju s t if ic a c ió n f il o s ó f ic a
P r o b l e m á t ic a y c o m p l e j id a d
E n m uchas in vestigacion es se ha usado a los sujetos estudiados
p ara re c o g e r in form ación , p ero es relativam en te nuevo e] hecho
de que éstos realicen tam bién el trabajo d e conceptualizar, e le g ir
el fo c o de interés y relevan cia, esco ger la hipótesis, estructu rar la
m eto d olo gía , diseñ ar la in vestigación , an a lizar los datos y llega r a
una teoría. Esto se d eb e a que sólo se han aceptado los trabajos p la
n ificad os de acuerdo con un form ato acad ém ico, y no los estructu
rados con un form ato endógen o. Sin em bargo, los in vestigadores
end ógen os llegan a la conclusión de que "cuanto m enos educados
o entrenados estén los in vestigadores end ógen os con c rite rio s aca
dém icos, más p rofu ndos e interesantes son los resultados de su
trab ajo" {M aru yam a, 1981a; W brth y Adair, 1972). De una m ane
ra particular, los in vestigadores end ógen os han dem ostrado ser
superiores en sus p royectos a los in vestigadores acad ém icos en
tres aspectos im portantes, adem ás de lo relacio n a d o c o n e l e n fo
que epistem ológico: filo s o fía de la com u n icación , disonancia de
intereses y dison an cia crítica. Veam os con m ás detalle estos tres
aspectos.
Filosofía de la comunicación
Disonancia de intereses
Disonancia de la “crítica”
M e t o d o l o g ía endógena
Procedimientos metodológicos
E l docum ento com p leto de los dos equipos superaba las 1200
páginas dactilografiadas a espacio sim ple. Adem ás de registra r las
18 dim ensiones o factores p ara 241 in cidentes de violen cia , los
in vestigadores en d ógen os tam bién registraron los siguientes cinco
ítem es p ara cada uno de los 42 entrevistados:
Validez y confiabilidad
E n otra de sus obras (1969), M aru yam a trata am pliam ente los
m étodos que los investigadores endógen os desarrollaron p ara con
trastar la va lid ez y la con fiab ilidad de sus resultados, y hace v e r
el n ivel de sutileza, sofisticación y h ab ilidad con que lo hacen.
Asim ism o, plantea la cuestión de si los datos obtenidos p o r estos
investigadores son diferentes de los obten idos p o r in vestigadores
sociales desde afuera. L a respuesta es afirm ativa: hay n um erosos
actos de p ersp ica cia y discernim iento, tanto en el nivel con ceptu al
com o en e l factual. D e ellos se o frec en m uchos ejem plos.
Criterios para la selección de
investigadores endógenos
E l m étodo de in vestig a ción -a cción , sin lla m a rlo así, es, sin duda
alguna, el m étodo más natural y cónsono con la actividad de la m en
te humana en todos sus ám bitos de acción, ya se trate de los más
técnicos y sofisticados o de los más corrien tes de la vida cotidiana.
Así, p o r ejem plo, los técnicos que pusieron "a pun to” el avión de
pasajeros C oncorde, n o se con ten taron con la re a liza c ió n precisa
de todos y cada uno de los m iles de planos, sino que lo probaron
por partes lenta y calculadam ente docenas de veces, corrigien d o
in fin idad de sectores, hasta que tod o estuvo p erfecto. Igu alm ente,
en la vid a diaria, probam os, corrigiendo, m odifican do y ajustando
las cosas, y yen d o h acia adelante y h acia atrás las veces que sea
necesario, hasta lo g ra r lo que deseam os.
Este capítulo no se re fie re al m étod o de in vestigación -acción
en su sentido y ap licacion es generales. P ara ello, rem itim os al
le cto r a nuestra obra C om p ortam ien to h u m a n o (2a. ed. 1996, cap.
12), d on de lo expon em os con una visión más am plia y gen eral. En
este capítulo, en cam bio, exponem os este m étodo en su aplicación
específica a la investiga ción-acción en el aula, ya que es una de las
áreas d on de ha ten ido m a yo r difusión y aplicación .
P o r tod o ello, aquí tratam os de c o la b o ra r con una con tribu ción
m e to d o ló g ic a en el estudio de la crisis edu cacion al existente en
muchos países en vías de desarrollo, y con sideram os que, entre
los m uchos factores responsables de la crisis, el trabajo del d ocen
te en el aula desem peña una fun ción determ inante. V ivim os una
crisis edu cacion al que se revela en el ausentismo, la d eserción y
en la rep etición escolares, así com o en e l b ajo nivel de la m ayoría
de los cursos y de la prueba de aptitud acad ém ica p ara el in greso
en las universidades. Que el desem peñ o del docente en el aula es
un fa cto r clave en la in terp retación de esa crisis, se hace eviden te
cuando an alizam os - y son m uchas las in vestigacion es al resp ec
t o - el bajo nivel de preparación p ed agógica y la escasa "vocación ”
con que llegan muchos docentes a esta profesión, e, igualmente,
al constatar la óp tim a respuesta de los alumnos, en igu aldad de
con d icio n es socioecon óm icas, caren cias y problem as, cuando tie
nen m aestros o p rofesores com petentes y entregados vocacion al-
m ente a su tarea educativa.
Analizando las investigaciones en educación, com o en muchas
otras áreas, se puede apreciar que una vasta m ayoría de los investi
gadores prefieren hacer investigación acerca de un problem a, antes
que investigación para s olu cion a r ese problem a. L a investigación-
acción (IA ) trata de realizar ambas cosas al m ism o tiem po. Y la
investigación-acción en el aula considera que todo docente, si se dan
ciertas condiciones, es capaz de analizar y superar sus dificultades,
lim itaciones y problem as; es más, afirm a que los buenos docentes
hacen esto en form a norm al, com o una actividad rutinaria y cotidia
na. L o que la m etod ología de la IA en el aula trata de o frecer es una
serie de estrategias, técnicas y procedim ientos para que ese proceso
sea riguroso, sistem ático y crítico, es decir, que reúna los requisitos
de una "investigación cien tífica” y, así, pueda ser presentado com o
un trabajo de grado o de ascenso en cualquiera de sus niveles, o
com o una investigación para un congreso o una revista arbitrada.
EL MÉTODO GENERAL DE LA
INVESTIGACIÓN-ACCIÓN
LA INVESTIGACIÓN-ACCIÓN EN EL A U LA
L a IA en el área educativa presenta una tendencia a reconcep-
tualizar el campo de la investigación educacional en términos más
participativos y con miras a esclarecer el origen de los problemas, los
contenidos program áticos, los métodos didácticos, los conocimientos
significativos y la com unidad de docentes, y se ha impulsado sobre
todo desde las mismas universidades y desde los centros de investiga
ción educacional, oficiales y privados. En muchas partes, se ha aplica
do con formatos m etodológicos casi idénticos, pero sin darle expresa
mente el nombre de “investigación-acción", sino otros parecidos que
hacen énfasis en la "participación” de los sujetos investigados.
Sus tóp icos de estudio se h an relacio n a d o especialm en te con
las com plejas actividades de la vida del aula, desde la persp ectiva
de quienes in tervien en en ella: elaborar, experim entar, evaluar y
red efin ir - a través de un p roceso de au tocrítica y reflexión coop era
tiva m ás que p riva d a y un en foqu e d el análisis conjunto de m edios
y fin e s - los m o d os d e in terven ción , los p ro ceso s d e enseñanza-
aprendizaje, el d esarrollo del cu rrícu lo y su p ro yección social, y
el d esa rrollo p ro fesio n al de lo s docentes; to d o esto, c o n el fin de
m e jo ra r y au m entar el n ivel de e fic ien c ia de los educadores y de
las instituciones educativas.
E n efecto, al an alizar el pensam iento p ed agó gico de los p ro feso
res en ejercicio, sus creencias y actitudes, se percibe una cierta
"esclerosis" del pensam iento y la rutina de diferentes estereotipos
p oco flex ib les y bastante resistentes al cam b io, qu e se apoyan
en una reproducción acrítica de la tradición profesional. Por ello,
una reflexión y au tocrítica serenas, pausadas y prolongadas acer
ca de su p ro p io desem peño docente, ciel ejercicio y d esarrollo de
su actuación, com o el que p ro p icia la IA en el aula, gen erará un
auténtico autodiagnóstico que, p oco a poco, muy probablem ente,
irá con solidando una actitud de m ayor autonom ía personal y p ro
fesional, y term inará tam bién en un m a yo r au toaprendizaje y en
una visión futura optim ista de un autopronóstico confiable, no sólo
en el cam p o personal sino tam bién en e l institucional. "L o s centros
educativos se transform an, así, en centros de desarrollo profesion a l
del docente donde la p ráctica se con vierte en el eje de contraste de
principios, hipótesis y teorías, en el escen ario adecuado p ara la
elab oración y experim entación del currículo, p a ra el p ro greso de la
teo ría relevante y p ara la tran sform ación asum ida de la p ráctica''
(P é re z G óm ez, en E lliott, 1990, p.18).
Esta orientación investigativa, que tuvo sus inicios en el Reino
Unido, Australia y Canadá, se extendió luego a Alemania, Austria e
Islandia, y, más recientem ente, a Estados Unidos de Am érica, España
y el resto del mundo. Todo ello indica que responde a una necesidad
muy sentida y vivida en el m undo de la educación contemporánea.
M e t o d o l o g ía
Aspectos generales
Los in icios son siem pre bastante difíciles, especialm ente cuando
el docente carece d e experien cia en investigación o, p e o r aún, cuan
d o no dom ina bien la disciplina que enseña. P or ello, antes de pod er
estructurar las líneas generales de la investigación, es necesaria una
prim era fase de acercam ien to e inserción en la problem ática inves-
tigativa. Esto ayudará a d efin ir un esquema de )u investigación, el
área de estudio, la selección y el posible requ erim ien to de m edios y
recursos. S i su deficien cia p rovien e del p oco dom inio de su propia
disciplina, debe tom ar con cien cia de sus debilidades y lim itaciones
y tratar de superar esa situación y carencia profesion al.
Au nqu e la IA en el aula puede, en teoría, u tiliza r todos los
m étod os de in vestiga ción de las cien cias humanas, las ideas bási
cas p a ra diseñ ar una in vestiga ción p a rticip a tiva en sus líneas
gen erales girarán, en la m a yo ría de los casos, en torn o a la m eto
d olog ía cu a lita tiva , con énfasis en uno d e los m étodos etn ográ fico
(sob re todo), fen om enológico y hermenéutico. P or ello, conviene que
el docente con ozca p o r lo m enos la idea cen tral de estos m étodos,
y a que le abrirán pistas o rutas p o r las cuales cam in ar en form a
más exp edita (véase estos m étodos en los capítulos an teriores).
a) Pa ten tizar la p ercep ción que se tiene del p rob lem a : E sta
b le c e r cóm o se p erc ib e y plantea, qué obstáculos locales
existen, qué aspectos o factores del ord en institucional o
social se dan que pu dieran fru strar el lo g ro de los o bjetivos
edu cativos deseados (c o m o creen cias ilusorias p rod u cto de
las estructuras sociales, que sostienen form as irracion ales y
contradictorias de la vida social), y p ara ayudar, así, a re c o
n ocer esos facto res y exp resa r c ó m o se e x p lic a y c ó m o se
entien de la situación y cuáles serían las p osibles soluciones
a la misma.
b) C uestion a m iento de ¡a representación del p ro b le m a : En este
punto se trata de d esarrolla r un p ro ceso d e análisis crítico
del con o cim ien to cotid ia n o que tien e la gen te de las cosas;
p o r esto, se an aliza críticam ente la p ropia p ercep ción y com
p ren sión d el problem a.
c ) R ep lan tea m iento del p rob lem a : E l cu estion am ien to an terior
facilitará una reform u íación del p roblem a en una form a más
realista y verídica, pues p erm itirá v e r aspectos más diferen
c ia d o s d el m ism o, id e n tific a r con tra d iccio n es, re la c io n a r
lo con otros p roblem as, señ ala r va ria b les im p orta n tes y
en cau za r la reflex ió n h acia posibles estrategias de a cción o
h ipótesis de solución.
P r e s e n t a c ió n d e l in f o r m e
VALIDEZ Y CONFIABILIDAD
U na in vestigación tiene un alto n ivel de validez si al observar,
m e d ir o ap recia r una realidad, se observa, m ide o aprecia esa rea
lidad y no otra; es decir, que la v a lid e z puede ser d efin id a p o r el
gra d o o n ivel en que los resultados de la in vestiga ción refleja n una
im agen cla ra y represen tativa de una rea lid a d o situación dada.
Las cien cia s naturales produ cen un con o cim ien to que es efica z
para tratar con el m undo físico; ellas han ten id o éxito con la p r o
ducción de un con o cim ien to instrum ental que ha sido exp lotado
p olítica y lucrativam ente en aplicacion es tecnológicas. P ero el
co n o cim ien to instrum ental es sólo una de las tres form as cogn iti-
vas que contribu yen a la v id a humana.
Las cien cia s h istérico-h erm en éu tica s (cien cias in terpretativas)
producen el conocim iento interactivo que subyace en la vid a de cada
ser h u m an o y de la com u n id a d de que fo rm a p arte; igu alm en te,
la c ie n c ia s o c ia l c r ític a p ro d u ce el c o n o c im ie n to re fle x iv o y c r íti
co que el ser hum ano necesita p ara su d esarrollo, em an cip a ción
y au torrealización .
C ada fo rm a de c o n o c im ien to tien e sus p ro p io s intereses, sus
p ro p io s usos y sus p ro p io s criterios de valid ez; p o r esto, debe ser
ju stifica d a en sus p ro p io s térm inos, com o se ha h ech o tra d icio n a l
m en te c o n la "o b jetivid ad " p ara las cien cias naturales, com o h izo
D ilth ey p ara la herm enéutica y com o h iciero n M a rx y E ngels para
la teoría crítica . En las ciencias naturales, la va lid ez está relacion a
da con su capacidad p ara con trolar el am biente físico con nuevas
in ven cion es físicas, qu ím icas y b io ló gic a s ; en las cien cias h erm e
néuticas la valid ez se ap recia de acuerdo con el nivel de su habi
lidad p ara p ro d u cir relacion es humanas con alto sentido de em p a
tia y vin cu lación ; y en la cien cia social crítica esta v a lid ez estará
relacion a d a con su capacidad de su peración de obstáculos p ara
fa v o re c e r el crecim ien to y el d esa rrollo de seres hum anos más
autosuficientes en sentido pleno.
L a v a lid ez es la fu erza m a yor de las in vestigacion es cualitati
vas. E n efecto, el m odo de re c o g e r los datos, de captar cada evento
desde sus diferentes puntos de vista, de v iv ir la realidad estudiada
y de an a lizarla e in terp retarla inm ersos en su p ro p ia dinám ica,
ayuda a superar la subjetividad y da a estas in vestigacion es un
r ig o r y una segu ridad en sus con clusiones que m uy p ocos m étodos
pueden ofrecer.
E l con cepto trad icion al de co n fia b ilid a d im plica que un estudio
se puede rep etir con el m ism o m étod o sin alterar los resultados,
es decir, es una m ed id a de la rep lica b ilid a d de los resultados de la
investigación. En las ciencias humanas es prácticam ente im posible
re p rod u cir las condiciones exactas en que un com portam ien to y su
estudio tu vieron lugar. Ya H e rá c lito d ijo en su tiem p o que "nadie
se bañaba dos veces en el m ism o río "; y C ratilo le añ adió que "no
era p osib le h acerlo ni siquiera una sola v e z ” (Aristóteles, M e ta f,
Lib. IV, cap. 5). Adem ás, la con fiab ilid a d no está den tro d el círculo
de intereses inm ediatos de la IA, y m enos de la IA en el aula, ya que
su fin es el m ejo ram ien to y la a p lica ción a su situación p articu lar
y no a otras, de la m ism a m an era que el m éd ico está interesado
en cu rar a su paciente. Si ese estudio, ese tratam iento y ese plan
de acción o patrón teó rico pueden, después, transferirse y aplicarse
en otros pacientes o a otros cam pos sim ilares, lauto m ejor: se irá
h acien d o cien cia más u n iversa l; p ero éso no es el fin p rim a rio de
la IA.
E n los estudios realizados p o r m ed io de la investigación-acción,
que, en gen eral, están gu iados p o r una o rien tación naturalista, sis-
tém íca, fen om en ológica, etn ográfica, herm en éutica y humanista,
la con fiabilidad está orientada hacia el nivel de con cordan cia in ter
p reta tiva entre diferentes observadores, evaluadores o ju eces del
m ism o fen óm en o, es decir, la con fiab ilid a d será, sobre todo, in ter
na, interjueces. S e con sidera un buen n ivel de esta con fiab ilid a d
cuando alcanza 70% , es decir, que, p o r ejem p lo, de 10 jueces, hay
consenso entre siete.
CONCLUSIÓN
El investigador com prom etid o en una auténtica investigación-
acción, en el aula o fuera de ella, al p rodu cir sus elaboraciones,
divulgaciones, publicaciones o inform es de trabajo científico, se
atiene a los procedim ientos que definen el carácter riguroso, sis
tem ático y crítico del conocim iento. Su trabajo progresa a través
de la dialéctica entre la teoría y la realidad, la recolección p o rm e
n orizada de la inform ación, la categorización y la estructuración
rigu rosa de los “datos cualitativos” , la sustentación de la veracidad
de sus argumentos y la preocupación p o r el carácter verificable de
sus conclusiones.
E n resum en, si la in vestigación se ha d esa rrolla d o sigu ien do
los señalam ientos y las indicaciones expuestos p ara cada una de las
partes, tam bién se habrán lo gra d o en fo rm a am plia los estándares
de una in vestiga ción rigurosa, sistem ática y crític a , es decir, cie n
tífica y, p o r tanto, tam bién se habrán alcan zad o los objetivos que
p ersigu e una tesis de gra d o , un trabajo de ascenso, una p on en cia
p ara un con greso o un artícu lo para una íe v is ta arbitrada.
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Visión de conjunto 'v
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coñtrastación y teorización
a) CATEGORIZACIÓN
P r o c e d im ie n t o p r á c t ic o p a r a
l a c a t e g o r iz a c ió n
b) ESTRUCTURACIÓN
F e r d in a n d d e S a ü s s ü r e
K a r l P o pper
c) CONTRASTACIÓN
Esta etapa de la in vestigación consistirá en rela cio n a r y co n
trastar sus resultados con aquellos estudios paralelos o sim ilares
que se presen taron en el m a rco te ó ric o referen cia l (véase cap. 4),
para v e r có m o aparecen desde perspectivas diferentes o sobre m ar
cos teóricos más am plios y explicar m ejo r lo que el estudio v erd a
deram ente significa.
Aunque el "m arco teó rico re fe re n cia l” sólo nos in form a de lo
que han re a liza d o otras personas, en otros lugares, en otros tiem
pos y, quizá, también con otros m étodos, sin em bargo, el com p a rar
y contrapone1!1nuestras conclusiones con las de otros in vestiga d o
res, igualm ente rigurosos, sistem áticos y críticos, no sólo nos p er
m itirá enten der m ejor las posibles diferencias, sino que hará p o si
ble una in tegración m a yor y, p o r consiguiente, un en riqu ecim ien to
del cu erpo de con ocim ien tos del área estudiada, co m o se v e rá en
el sector siguiente de la teoriza ción .
D ebid o a esto, habrá que ten er m uy presente que el p ro ceso de
categorización -an álisis-in terpretación d eberá estar gu iado fun da
m en talm en te p o r con ceptos e hipótesis que p roven gan o em erjan
de la in fo rm a ción reca b a d a y de su contexto p ro p io , que m uy bien
pudieran ser únicos, y no de teorías exógenas, las cuales sólo se uti
lizarán para com p a rar y contrastar los resultados propios. P o r todo
ello, tanto en la elecció n de los autores y de las in vestigacion es que
se presentan en el m arco teó rico re fe re n cia l com o ah ora en la con
trastación con ellos, deb erán tener p rio rid a d los más cercanos al
am biente, m ed io y contexto en que se d esarrolla nuestra in vestiga
ción (autores region ales, nacionales, ib eroa m erica n os), pues ellos
coín parten las variables locales, nuestra cultura e id iosin crasia y,
p o r consiguiente, nos ayudarán m ás en la verd a d era com pren sión
de lo que estam os estudiando.
Esta co m p a ra c ió n y con trastación p u d ieran lleva rn os h acia la
reform ulación , reestructuración, am pliación o correc c ió n de cons
truccion es teóricas previas, logra n d o con e llo un avance sign ifica
tivo en el área; es decir, que algunas teorizacion es ya existentes
cu m p lirían en gra n parte la fu n ción de p ro v e e r algunas líneas
d irectrices p a ra in terp retar los nuevos datos.
A veces, se p on e co m o m o d elo o p a ra d igm a el c o m p o rta m ie n
to de las cien cias de la naturaleza. Sin em bargo, lo que en estas
ciencias puede ser bueno, d ebido a su carácter más universal, en
las cien cias humanas puede resultar funesto. En la tarea in vestiga
tiva en esas ciencias, naturales, a m enudo se opta p o r im itar o
c o p ia r m o d elo s forá n eo s. L a im ita c ió n m uchas veces es, c o m o
y a señalamos, sumamente engañosa: al im itar se elude el esfuerzo
crea d o r de lucha con el problem a, que puede hacernos com p ren
d er el verd ad ero sentido y los lím ites o defectos de la solución que
im itam os. P or o tro lado, en él área de las ciencias humanas, la
idiosincrasia n acional o region al, las estructuras y los contextos
p rop ios e infinidad de variables in dividuales en acción hacen que
la realid ad que se va a estudiar sea muy particu lar y p ropia y, en
ocasiones, sim plem ente, única.
Si en este proceso la "fuerza estructurante” de la inform ación
recogida predom ina sobre los valores, la cultura y las rutinas men
tales preexistentes en nosotros, nos impulsará en una nueva direc
ción y generará una estructura teórica clilcienle y origina!. Por una
parte, los datos o las categorías manipuladas pueden 110 encajar en
las teorías preexistentes de otros autores o las contradicen; p or otra,
pueden sugerir o apuntar hacia una nueva red de relaciones, hacia
otra explicación y estructura teórica. N o debem os olvidar que los
grandes investigadores (sociólogos, psicólogos, pedagogos, políticos,
economistas, etc.) encontraron y form ularon las teorías que divulga
ron partiendo de sus datos y que nosotros tenemos otros datos, reco
gidos, además, en otro tiempo, en otro lugar y en otro contexto.
P or estas razones, la contrastación con las ideas de los autores
expuestos en el m arco te ó ric o referen cia l debe guiarnos ten ien do
co m o n o rm a básica la que nos sugiere A ristóteles en su M eta física
(L ib . IV, cap. 5), id ea que bien aplicada p u d iera d irim ir incontables
p roblem as graves de nuestra vid a social y política. L a exp resión de
este in signe filó so fo es la siguiente: "E l ser no se da nunca a nadie
en su plenitud, sino sólo m ediante ciertos aspectos y ca tego ría s.’'
E n efecto, tod a realid ad tien e m uchas caras y sólo p od em os p e r
cib ir algunas de ellas que, a su vez, d epen den de las categorías que
seamos capaces de manejar. El m ism o W ittgenstein nos señala algo
sem ejante cuando nos p revien e que "los lím ites de nuestro lenguaje
sign ifican los lím ites de nuestro m undo" (1973, pp. 5-6).
De aquí, se d eriva la im p orta n cia que tien e el d iá logo con los
autores que nos han p rec e d id o en nuestra área de estudio, no p a ra
segu ir ciegam en te lo que ellos d igan (m a rc o te ó ric o d ogm ático),
sino p ara corregir, m ejorar, am p lia r o refo rm u la r nuestras con clu
siones; es decir, p ara enfocarlas desde otros puntos de vista y con
el uso de otras categorías, lo cual en riqu ecerá y p rofu n d izará nues
tra com pren sión de lo que estam os estudiando.
d ) TEORIZACIÓN
La ciencia consiste en crear teorías.
E instein
K ü r t L ew im
C o m p l e j id a d de to d a e v a l u a c ió n
C r it e r io s para evalu ar t e o r ía s
N iveles
Áreas
M ín im o B ajo M edio A lto M á xim o
1. C oherencia interna
2. Consistencia externa
3. C om prehensión
--------
4. C apacidad predictiva
5. Precisión conceptual y
lingüística
6. O riginalidad
7. Capacidad unificadora
8. Sim plicidad o
parsim onia
9. Potencia heurística
11. Contrastabilidad
Totales
En relación con la va lidación de toda investigación cu ali
tativa, señalarem os dos o tres ideas fundam entales más. C om o
toda in vestigación orientada hacia la com prensión de realidades
estructuralmente complejas, la investigación cualitativa no tiene una
prueba o contrastación concluyente y definitiva. En realidad, ningu
na investigación la tiene. L o m áxim o a que podem os aspirar es a
establecer lo que Eisner (1991) llam a un buen grado de corroboración
estructural. Esto se logra utilizando todos los recursos que la mente
hum ana pueda o frec er para interpretar una situación concreta.
U na ilustración de e llo nos la da el m ism o E isn er m ediante un caso
muy con ocido de la literatura:
tadonal Át/as.tí
61 (2002), para
iones cualitativas
cual
V e r s ió n d e d e m o s t r a c ió n
M anu ales
L a versión com ercial tiene, además, otra inform ación, docum en
tos, etcétera.
L a versión 4.2, tanto la com ercial co m o la de dem ostración,
tienen, también, un tu toria l muy ilustrativo realizado p o r Thomas
Mühr, el autor del program a. Se instala y luego arranca autom áti
cam ente cuando se m arca.
C o nceptos
La unidad hermenéutica (U H ) o
proyecto de investigación
Citas ( quotations )
Son segm entos de los docum entos p rim arios que se consideran
im portantes o interesantes; pueden ser textos (una palabra, una
frase, un p á rra fo o m ás), gráficos, sonidos o audiovisuales.
Identificadores: todas las citas llevan dos números, el del docu
m ento p rim a rio a que p erten ece y o tro propio, luego los prim eros
20 caracteres y, finalm ente, otros dos núm eros que indican el núm e
ro de línea en que com ien za y aquel en que term ina. Los datos grá
ficos o sonoros llevan el nom bre del archivo, o del sector.
Memos
S on c o m o categorías o códigos am pliados (referid o s o no a
citas u otros objetos), que expresan una in tu ición d el m om ento,
p ero que puede ser m uy útil p ara la estructuración o la te o riza
c ió n posterior. L a estructura te ó ric a fin al es, a veces, la reu n ión
de m uchas intuiciones registradas en m em os a lo la rgo de la inves
tigación . Sus nom bres no deben ser m uy largos p ara p od erlos
id en tifica r y ord en ar según la necesidad.
Familias
Son un conjunto de objetos (generalm ente códigos, documentos
prim arios, etc.) que com parten una cualidad. Sin embargo, un mismo
objeto puede pertenecer a distintas familias. Las familias nos facilitan,
p o r ejemplo, la búsqueda de algo, restringiéndolo a una sola familia.
Comentarios (comments)
Los com entarios se usan para explicar o clarificar el significado
de un docum ento prim ario (D P ), un cód igo o categoría, com o aspee-
los de una persona, (echa, contexto, ele. Son muy útiles si se trabaja
en equipo para lijar reglas y entenderse. Su presencia se nota porque
aparece el signo ( ’ ) después de los números del código, así: {3 - 5 }” .
M a n e jo p r á c t ic o d e l A t l a s .t i
N otas:
Para establecer la rela ció n entre dos nodos (o entre dos cate
gorías):
Operadores semánticos
ACTITUD
Cita 2
Cita 3
Cita 4
\
Cita 5
Cita 6 C it a 7 'Cita 8
C o n c l u s ió n
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Contenido
ISBN-968-24-7011-0
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