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El documento describe la lucha interna de una persona que parece estar perdiendo la cordura. Menciona un grillo en su cabeza que la advierte de un peligro, y voces en su cabeza que le dan instrucciones para correr y esconderse, tratando de escapar de algo que amenaza con colonizar su mente. Al final, la persona parece haber perdido completamente la batalla por la cordura y la realidad.
El documento describe la lucha interna de una persona que parece estar perdiendo la cordura. Menciona un grillo en su cabeza que la advierte de un peligro, y voces en su cabeza que le dan instrucciones para correr y esconderse, tratando de escapar de algo que amenaza con colonizar su mente. Al final, la persona parece haber perdido completamente la batalla por la cordura y la realidad.
El documento describe la lucha interna de una persona que parece estar perdiendo la cordura. Menciona un grillo en su cabeza que la advierte de un peligro, y voces en su cabeza que le dan instrucciones para correr y esconderse, tratando de escapar de algo que amenaza con colonizar su mente. Al final, la persona parece haber perdido completamente la batalla por la cordura y la realidad.
Creí que la locura no me había embelesado por completo; el grillo en mi cabeza
auguraba una desgracia, una presencia paranormal. Las patas peludas de mi
insecto picaban cada seso cerebral como señal de advertencia. Traté de no pisar las rayas del asfalto; mis pasos se hicieron más largos y rápidos; la realidad apelmazada quería algo de mí. Seguí cada instrucción del inmigrante en mi cabeza: corrí, doblé en la esquina, tropecé, caí y me rompí tratando de escapar de su aroma a sensatez, colonizadora de cerebros. Rebeló los pensamientos; sin dudas sabía que todo lo que tocaba la razón lo empobrecía; lo que era negro yacía blanco y adiós paz. Perdí la pelea conmigo misma; ojos hinchados y morados sobresalían de mi rostro ahora desfigurado, censurado por mi propio espejo, pero a la vez tan lúcido como nuestros pecados más agudos. Percibí la socavación que los honrados le hicieron a mi cuerpo; el pequeño planeta ya no estaba, ni mi amigo el grillo; las ráfagas de imágenes sí, oscilantes esas que detesto con infinita aversión que desinflan mis pulmones, las que sacan a flote inéditos movimientos: Pensamiento, tic, pensamiento, tic, pensamiento… Expulso. El único solo de baile que haré en mi vida. Engañé en honor a la falsa verdad de mis existencias con voluntad desesperanzadora; ya nada era mío y nunca fue para mí.