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Capitulo 1 “4Qué d*monios estas haciendo aqui, Desmond?”, pregunté con mi voz seria. “zC- Como ingresaste a mi departamento?", entré en panico y mi voz comenz6 a temblar porque estaba segura de que habia cerrado la puerta con llave. éCémo d*ablos la abrid? Desmond sonrié, pero no de forma genuina y reconfortante, sino de una que me provocaba escalofrios en todo el cuerpo. “He venido a buscarte ati y a... nuestro pequefio Sander, serafin", dijo con su voz ronca mientras avanzaba hacia mi. Evité reaccionar cuando me llamé serafin, pero por dentro mi corazon se habia partido en pedazos en el momento que lo escuché decir el nombre de nuestro hijo. “zDe qué d*monios estas hablando?”, le pregunté mientras me hacia la loca. Hice de todo para ocultarlo de su padre, por lo que pensé que no habia forma de que Desmond supiera que teniamos un hijo. Se detuvo a unos metros de mi e hizo una expresién burlona. “Ya veo, zacaso pretendes jugar conmigo como antes, Serafina?". Inclind un poco su cabeza y luego siguid acercandose. Con cada paso que daba me ponia mas ansiosa. El poder que tenia como el Alfa me hacia temblar a pesar de que alguna vez fui la Luna de la manada en Ja que reinaba Desmond. “jNo te me acerques, Desmond!", grité mientras cerraba las manos y retrocedia un poco. Ya que él habia bloqueado la puerta, solo debia esperar el momento perfecto para escapar por la ventana. Una vez que estuviera fuera de peligro, iria a Niscia para llevarme a Sander y evitar que Desmond diera con él. iSimplemente no podian encontrarse! Oe otro modo, Desmond haria todo lo que estuviera a su alcance como marqués de Blackmont para quitarme a mi hijo. Yo sabia cuanto poder tenia, por eso preferia evitar cualquier discusi6n con él. “Vuelve a mi, Serafina”. Me ofrecié su mano a pesar de estar tan cerca de mi. Tenia una expresién tan calmada que hizo que se me acelere el corazon. “Vuelve a mi y empecemos de nuevo... con nuestro hijo”. No podia creer que lo habia dicho. gEmpezar de nuevo? ZY luego qué? ;Debia esperar a que me traicione otra vez? ;De ninguna manera! “iYa quisieras!". Le di la espalda y corri hacia la ventana. Estaba a punto de saltar cuando me tomé de la cintura. Luego, en un abrir y cerrar de ojos, senti que mi espalda chocaba contra la pared que estaba al lado de la ventana por la que planeaba escapar. Grité del dolor antes de lanzarle una mirada a ese b*stardo que sonreia descaradamente. Entonces, me di cuenta de que él tenia mis manos contra la pared. La parte inferior de su cuerpo estaba bloqueando mi cintura para que no pudiera moverme. “iDesmond! jLibérame en este instante!", grité e intenté liberarme. “:De verdad creiste que dejaria que mi Luna se escapara de mi otra vez?”. Intenté provocarme con su sonrisa mientras acercaba su rostro al mio. Logré distinguir su aroma, con lo que pude rememorar los tiempos en los que soliamos ser pareja. Olia a una combinacion de citricos, naranja y cedro. Era tan cautivador que hizo que mi lobo y yo nos obsesionaramos con él. Desmond sabia muy bien que una de mis debilidades era su olor masculino. El sabia perfectamente lo que estaba haciendo y su tonta sonrisa empezaba a molestarme. M‘idito sea este hombre... Lo m*ldigo por saber !o que esta haciendo. Me estremeci cuando su nariz roz6 mi piel. “Asi es... Aun adoras mi olor, serafin", susurré en mi oido. “Y todavia me encanta tu aroma floral de iris blanco y peonias frescas”. “Suéltame”, dije en un intento por ignorar sus palabras, las cuales me estaban haciendo perder la cabeza. Desmond me miré y una sonrisa picara se dibujé en su rostro. "Ni lo suefies. No permitiré que vuelvas a engafiarme, Serafina, Te has escapado de mi una vez, pero esto no volvera a ocurrir. Te prometo en el nombre de la Diosa de la Luna que nunca te dejaré ir, incluso si ruegas y lloras". “iComo si fuera a rogarte!", grufii. Mis ojos se abrieron de par en par y jadeé cuando sus labios rozaron mi oreja. “No te preocupes, mi querida Luna. Solo hay una forma en la que puedo hacer que me ruegues”. Mi coraz6n se detuvo ante sus palabras, pues su susurro prometia algo tan oscuro y familiar. *“Sigue sofando, c*bron...", le dije. Mi cuerpo se estremecia y no podia evitar sentirme exc*tada en ese momento mientras me besaba una y otra vez en el cuello. «Querida Diosa de la Luna... gPor qué estoy disfrutando esto?» "Quizas ahora estés diciendo eso, pero sé que pronto estaras rogandome que te f*lle hasta que no puedas moverte mas. Esa es una promesa, Serafina Beryl-Verlice, mi Luna y Capitulo 2 “Serafina, permiteme explicarte, por favor...", suplicéd Desmond mientras camindbamos tranquilamente hacia nuestra habitacion después de que él regresara de asistir a la despedida de soltero del conde Jacob Urba. “No es lo que piensas...”. Silencié de una bofetada a mi pareja, quien a la vez era mi esposo. “De verdad quieres explicarme qué pasé después de haberte atrapado?", pregunté dulcemente. Desmond se puso palido al ver lo frio que me estaba comportando mientras sonreia alegremente. Yo podia sentir las emociones que él sentia en este momento debido a que nos habiamos marcado el uno al otro, por lo que sabia que él se sentia perdido y asustado por la forma en la que yo estaba actuando, mientras que él sabia que yo me sentia herida. “Asi es, mejor cierra la boca”, dije con una sonrisa falsa. Cuando llegué a nuestra habitacioén, me sorprendi cuando Desmond me abrazo por detras y su rostro se enterré en mi cabello. Eso hizo que me doliera el corazon y que mis lagrimas comenzaran a brotar. Mi lobo y yo estdbamos aullando de dolor. "Serafin... sé que te he lastimado... Por favor... Por favor, perdéname...”. Sonrei amargamente al escucharlo. Serafin... Esa era la forma en la que él me llamaba con carifio porque pensaba que Seraphina venia de serafin, un tipo de ser celestial. Mientras que yo solia llamarlo... Canela, porque era esencial en mi vida. A pesar de qué era conocido como un gobernante despiadado, siempre se veia encantador cuando le hablaba y solia actuar como un gatito cada vez que lo llamaba por su apodo. Pero en este momento, tan solo recordar esos apodos que teniamos el uno para el otro, me hacia sentir dolor. Desmond entendia lo que yo estaba sintiendo, ya que su abrazo se hizo mas fuerte y me estrujé el corazon. "Serafin... Seraphina... Por favor, perdéname... No me dejes... No puedo darme el lujo de no estar contigo”. Su voz se quebro. Yo podia sentir que él también estaba sufriendo, pero no podia pasar por alto el hecho de que lo habia encontrado durmiendo con una... cortesana. Eso era lo que ocurria cuando bebia con ellas. De haber sabido que eso ibaa suceder, no le hubiera permitido ir ala despedida de soltero del conde Urba. “zTe acostaste con ella porque hasta ahora no he podido tener un hijo?”, pregunté en agonia. En ese momento, me di cuenta de que habian pasado cinco afios desde que nos Casamos y no habia logrado quedar embarazada. Aun asi, Desmond nunca me traté mal por ello y me aseguraba que, en lugar de preocuparnos, debiamos disfrutar de nuestra vida juntos, lo cual me hacia sentir que habia encontrado a alguien que me comprendia. Sin embargo, esa debia ser la razon por la cual se acosté con una pr*stituta. Desmond me dio la vuelta y pude ver sus ojos llorosos antes de que me respondiera horrorizado, “jclaro que no! Eso no es cierto... Alguien us6 un afrodisiaco que me hizo creer que esa mujer eras tu. En ese momento solo podia pensar en ti, debes creerme”. Entonces se arrodillé, me abrazo de la cintura y continuo. “Por favor, no me dejes. No puedo vivir sin ti, Serafina. Te lo ruego...”. Lo miré fijamente sin moverme ni un centimetro. Solo mirarlo en este momento hacia que se me revolviera el estmago. Podia sentir que el! odio puro comenzaba a florecer en mi corazon. Incluso mi lobo se sintié abatido cuando nos enteramos de lo que pasd. Nos rompio el corazon a ambos... éPodria volver a confiar en él? éPodria? éPodria perdonarlo? Volvi a la realidad cuando Desmond se encontraba sollozando mientras me rogaba con sus ojos completamente rojos. “Una oportunidad, serafin... Por favor, solo dame una oportunidad, Seraphina. Te demostraré que...”. “Desmond, no me iré a ningun lado”, le dije mientras acariciaba su cabello. “;Acaso no recuerdas que uno de mis votos era que seria capaz de perdonar?”. El asintid. “Pero solo lo haré una vez. Si esto vuelve a suceder, me divorciaré de ti y nada de lo que digas me hara cambiar de parecer. gQued6 claro, canela?", dije de forma dulce pero amenazante. Desmond tragé saliva y asintid. Su mirada se ilumindé cuando tomdé mis manos y las llevd a sus labios para adorarme como una diosa. ‘Si! jGracias, serafin!". Se puso de pie y me abrazo tan fuerte como pudo. Hice mi mejor esfuerzo para olvidar lo que habia visto en ese momento, realmente lo hice. Pero hubo momentos en que no queria que se acercara a mi porque cada vez que veia sus grandes manos callosas, solo podia recordar cémo acariciaba a otra mujer que claramente no era yo. Desmond se dio cuenta de que estaba empezando a distanciarme de él en las ultimas semanas, Ni siquiera podia permitir que me besara en los labios porque solo recordaria que beso y pasd la lengua por el cuerpo de esa cortesana. Hice todo lo posible para evitar cualquier clase de contacto fisico con él. Incluso pensar en hacer el amor... simplemente ya no me podia podia sentir exc*tada cuando él me tocaba. Fue por eso que terminamos durmiendo sin mirarnos. O mas probablemente, era yo quien no estaba de humor para hacer el amor con él. “No puedo... Lo siento...”, dije e inmediatamente le di la espalda mientras cubria mi cuerpo desnudo bajo las sabanas. Lo escuché suspirar. Desmond sabia que todavia estaba molesta por lo que habia sucedido y él no podia decirme que simplemente debia olvidarlo, pero no habia forma de que pudiera hacerlo “;A-Al menos puedo abrazarte?”, me preguntd. Podia escuchar cémo su voz se quebraba del dolor y ya no sentia aquel entusiasmo con el que solia hablarme antes de irnos a dormir. “Estoy muy cansada, as/ que mejor duérmete de una vez.", le dije con frialdad. Su pregunta me habia hecho sentir muy incémoda. “Serafina...”. “iEstoy cansada!", dije enojada y volteé para mirarlo. “jgAcaso no puedes notarlo, Desmond?!". Qued6 boquiabierto ante mi repentino arrebato. Se recompuso, aparté la mirada de mi y me dijo, “E-entiendo. Perdéname por hacerte sentir incémoda...”. Exhalé bruscamente y le di la espalda, pero me sentia culpable por la forma en que actué. Simplemente no pude evitar estallar porque mi lobo y yo no podiamos seguir adelante con lo que paso. Ya no podia contarle mis trastornados pensamientos a Desmond porque sentia que... él no seria capaz de entender mis sentimientos. Desde ese entonces, él y yo comenzamos a distanciarnos el uno del otro. El empezaba a perder la paciencia rapidamente y los miembros de mi manada tuvieron que rogarme que lo detuviera de castigar severamente a algunos de ellos. “Luna, por favor... Alfa es incontrolable”, dijo una de las esposas mientras se arrodillaba ante mi. Otra de ellas se puso a llorar y me dijo, “Luna... Mi esposo no hizo nada como para que lo castiquen. El solo hizo su trabajo como siempre lo habia hecho, pero el Alfa... El Alfa Desmond por alguna razon ordend a sus guardias que lo llevaran a prision...”. “Luna... Por favor, haz algo. Tengo miedo de que el Alfa mate a mi pareja... jPor favor!". Me pellizqué la nariz mientras suspiraba antes de asentir. “Vamos", dije para poder calmarlas. Necesitaba resolver este problema lo antes posible. Fuimos a la prisién y cuando llegamos noté un fuerte olor a metal oxidado, Poco después, me di cuenta de que en realidad olia a sangre fresca... Desmond parecia estar sorprendido cuando me vio y noté que sus manos estaban manchadas con sangre. Escuché como las mujeres se horrorizaban detras de mi. “sQué d*monios le estas haciendo a los miembros de tu manada, Desmond?", pregunté seriamente. Su expresién se suaviz6 por un momento antes de cambiar a una mas firme. “Educandolos". Levanté una ceja y dije, “zCdamo los estas educando? ;No puedes ver que estas mujeres estan preocupadas por ellos?”. Desmond miré detras de mi y su rostro se ascurecid. Podia sentir que ellas estaban asustadas. “;Detente!", Levanté la voz para que se volteara averme. Lo miré con los ojos entrecerrados e inmediatamente di un paso hacia adelante de forma desafiante antes de tomarlo del cuello. "Hazlo otra vez", amenacé a mi esposo. “Hazlo otra vez, Desmond. Te reto”. Entrecerré sus ojos color ambar hacia mi. Me di cuenta de que estaba molesto conmigo basandome en las emociones que senti cuando nos marcamos. Desmond me conocia muy bien y sabia que yo no me echaria hacia atras tan facilmente mientras él actuaba como un Alfa irracional. El exhalé bruscamente. “Déjenlos ir”, ordend con frialdad mientras miraba directamente a mis ojos azules. Solté su cuello e inmediatamente sefialé hacia afuera. “Ahora vete de aqui", le dije. Grufié suavemente. “No me digas qué hacer, Seraphina...”. “Te digo qué hacer cuando yo quiera. Sal de esta prisién antes de que haya mas derramamiento de sangre. Ahora”, respondi, sefialando la salida. Desmond intent6 abrir la boca para replicarme, pero se detuvo y me dio la espalda. Me quedé viéndolo por un momento antes de mirar a los guardias, quienes rapidamente se enderezaron cuando los vi. “Inférmenme si Desmond comienza a actuar como un lunatico otra vez, gentendido?", pregunté con firmeza. Los miembros de la manada Rising Diamond sabian que a quien debian temerle no era al Alfa, sino a la Luna, quien era muy escalofriante cuando se enfadaba. Incluso Desmond sabia que debia dejar de comportarse como un lunatico cuando ella aparecia. Era por eso que los miembros de mi manada me tenian un gran respeto como su Luna, porque podia domar a su Alfa a pesar de que era una rebelde antes de conocer a Desmond. Ellos inclinaron sus cabezas y dijeron al unisono, “Si, Luna. Como usted ordene”. Asenti y fui a la celda donde las mujeres estaban atendiendo a sus esposos. Me relajé y suspiré antes de acercarme a ellos. “Ya convoqué a Anderson para que viniera aqui”. Refiriéndome al médico de nuestra manada. “Descuiden, una vez que tengan el antidoto, solo necesitaran reposar en cama", dije en voz baja. “Gracias, Luna”, respondieron las esposas mientras asentian. Antes de salir de la prisidn, decidi esperar la llegada de Anderson para asegurarme de que se les proporcionaria suficiente antidoto para el acénito. "¢Sigue afuera?", le pregunté a Anderson después de despedirme de las parejas. El no estaba seguro si responderme, pero luego asintié con la cabeza. “Si, Luna”, respondio. *Estaba hablando con Beta Harvey y Beta Oakley antes de que viniera aqui”. “Ya veo. Entonces, procedo a retirarme”. Anderson incliné su cabeza ante mi. “Si, Luna”. Sabia que Desmond no se iria tan facilmente, sino que me esperaria hasta que saliera. incluso le pidié a sus dos Betas que vinieran solo para poder esperarme. Si, Desmond tiene dos Betas. Cuando el Alfa rey Azarius qued6 impresionado con la contribucién de Desmond en la guerra rebelde hacia diez afios, le otorgé un titulo nobiliario y una propiedad donde podia empezar su propia manada. Nos conocimos durante la guerra cuando uno de los lideres rebeldes me habia capturado. Desmond me ayud6 y me salvo. Ese fue el momento en que nos dimos cuenta de que éramos el uno para el otro. Ademas, yo era la Unica que podia domarlo cada vez que actuaba de manera despiadada. Nuestro vinculo de pareja pas6 por altibajos antes de que finalmente nos casaramos y me convirtiera en la Luna de la manada Rising Diamond. En ese momento, Desmond decidié tener dos Betas y tres Gammas que lo ayudarian a manejar los asuntos de la manada. Pude ver a los tres en el momento en que sali de la prisién. Desmond inmediatamente mird hacia mi direccidn y los dos betas agacharon sus cabezas ante mi. Aunque seguia molesta por lo que paso hace semanas, no podia negar el hecho de que Desmond era el Unico que podia hacer que mi corazon se acelerara, pero inmediatamente desvié mi mirada cuando la imagen de él durmiendo con esa cortesana aparecié en mi mente. De repente quise llorar mientras mi lobo intentaba consolarme. “Serafina...”. Me mordi el labio cuando senti que me seguia por detras. “Ahora no, Desmond”. No pude evitar toser, lo que me aclard la garganta inmediatamente. “Vamos a hablar sobre lo que hiciste hoy”, le dije, sin voltear a mirarlo. Lo nico que escuché como respuesta fue un suspiro. Ya sabia que nuestra conversacion terminaria en un desastre, pero esperaba que no fuera asi. Capitulo 3 Mientras estabamos en su sala de estudio, me senté en su valiosa silla y le insisti que me explicara por qué se estaba comportado como un lunatico. Desmond arrug6 la frente y me dijo: “Serafin, grealmente tenemos que discutir sobre esto? No es nada mas que un asunto trivial”. Luego, se encogié de hombros y aparto la mirada para buscar un libro en las estanterias. Aquello me hizo hervir la sangre y le exclame: “zAsunto trivial? {Qué cosa para mas absurda! j~Cémo puedes volver a actuar de esa forma?! jgQué di*blos te esta pasando?!”. Intenté golpear el escritorio para intimidario, pero no funcions. Desmond se acercé a mi y estuvo a punto de tomar mi rostro, pero me alejé de él y temblé de asco al recordar lo que pas6 semanas atras. Pude notar el dolor en sus ojos mientras bajaba la mano. Suspirdé y sefiald: “Me evitas cada vez que intento tocarte o abrazarte". Aparté la mirada sintiendome culpable en ese momento. Hice mi mejor esfuerzo para no evitarlo, pero mi cuerpo me obligaba a alejarme de él. Yo supuse que era la voluntad de mi lobo. Después de todo, todavia no podia perdonar lo que vi en la finca del conde Urba. No podia culpar ni a mi lobo ni a mi. Suspiré, aclaré mi garganta y le dije: “En cualquier caso, espero no volver a escuchar que sigues haciendo esas cosas, Desmond. No deseo que te comportes como lo hacias en el pasado”. La historia era que él solia ser demasiado cruel con los miembros de su manada, pues los enlistaba al servicio militar desde los diez afios de edad y sin prestarle atencidn al género. Eso solo dejé de existir cuando le dije que no estaba de acuerdo con ello. Desmond me escuché y la edad que debian tener los miembros de su manada para enlistarse paso a ser dieciséis afios. Pero seguia siendo obligatorio. No queria quedarme en el mismo lugar que él, asi que le dije: “Me iré ahora, tengo algo que hacer”. Mi lobo se estaba enfureciendo y no se olvidaria de que encontré a Desmond durmiendo con una cortesana en el sofa, lo cual se habia convertido en un recuerdo desagradable. Me detuve cuando senti un par de brazos envolviendo mi cintura y me sorprendi al notar que Desmond habia aprovechado para tomarme por sorpresa. “Serafina... Dijiste que me perdonabas, pero si en verdad lo hiciste, zentonces por qué te alejas de mi?”. Cuando escuché que su voz se quebraba, mi corazon se partio.en mil pedazos. “Desmond...”. Intenté de liberarme de él! para mirarlo, pero no me lo permitid. De repente, mi hombro se sintié extraflamente humedo y fue entonces que me di cuenta de que Desmond estaba llorando. igMi esposo estaba llorando?! “Mi serafin... gAcaso me odias? {Me tienes asco? Es esa la raz6n por la que ya no quieres que te toque? gNo confias en mi? Por favor... Solo dime lo que realmente sientes". Apreté los dientes cuando senti que me picaban los ojos, mi coraz6n se contrajo y le dije décilmente: “Canela, por favor, libérame ahora”. Pero eso solo provoc6 que su agarre se hiciera mas fuerte, frunciera el cefio y que comenzara a hablar como un nifio berrinchudo: “No... Yo quiero que me digas lo que piensas. No quiero sentir tus sentimientos, solo quiero tu honestidad". Estaba confundida, pero podia sentir que lo estaba lastimando al ocultarle lo que realmente pensaba. Yo sabia que Desmond era esencial en mi vida y por eso le dije en voz baja: “Canela... Déjame verte”. El disminuy6 la fuerza de su agarre lo suficiente como para que me diera la vuelta y lo vea llorando, lo cual me hizo sentir horrible. Nunca le habia mostrado ese lado vulnerable a nadie excepto a mi, ya que era su pareja. Fue por eso que antes habia dicho que detras de esa actitud fria, se escondian unas emociones melancédlicas y solitarias. Levanté mi mano para tomar su mejilla y lo llamé. El reaccioné sollozando y me mird con ojos llorosos. Se arrodillé, abraz6 mi cintura y me pregunto: “zDeseas que me quede en la habitacién de invitados? Lo haré... Me quedaré alli. Solo no te alejes de mi porque mi lobo y yo sufrimos cuando no estas. Sé que te sientes incomoda, ya que yo puedo sentir lo que sientes y tu puedes hacer lo mismo conmigo. Entonces dime, ~qué puedo hacer para que vuelvas a confiar en mi, serafin?". Las l4grimas se acumulaban en mis ojos y no sabia qué decirle. En lugar de poder... confiar en mi pareja, sentia que estaba siendo arrojada a un abismo y que no habia nadie que pudiera salvarme. Desmond enterré su rostro en mi vientre mientras lloraba y dijo: “No puedo justificar mis acciones. Fue mi culpa haber caido en esa trampa. Yo... mataré al conde Urba por hacerme sufrir asi y manchar mi vinculo contigo”. Suspiré de la melancolia porque sabia que é! intentaria recurrir a |a violencia otra vez. Desmond miré hacia arriba para encontrarse con mi mirada. Me sorprendi cuando pude ver cémo esos ojos color Ambar brillaban de dolor y sequé sus lagrimas. Luego, limpié mis lagrimas con las mangas de mi vestido y le dije con una gran sonrisa: “Canela... déjame pensarlo. Es cierto que no encuentro agradable que me toques y no puedes hacer que me olvide de lo que pas6, pero... estoy haciendo mi mejor esfuerzo. Tu serafin hard todo lo posible para olvidarlo”. Desmond se puso de pie, tomd mi rostro entre sus manos y dijo: “Te he lastimado... Debi haber... Soy tan idiota como para siquiera...”. Suspiré y le dije: “No recurras a la violencia, solo déjame ver qué puedo hacer. Supongo que... daré lo mejor de mi*. Después de eso, aparté la mirada. zEn qué estaba pensando? zOlvidarlo? ¢Seria capaz de olvidar a esa r*mera que se acost6 con mi esposo y durmié con él? El llamdé mi atencién y suplicé: “Seraphina, si me odias, solo dimelo. Puedes contarme todo lo que sientas. Si te estoy haciendo sufrir tanto, por favor dimelo. Solo no te alejes de mi porque... me duele". Pude notar en sus ojos que este hombre me adoraba, apreciaba y, sobre todo... me amaba muchisimo. ~Realmente tenia que distanciarme de él? «Mi diosa de la luna, qué deberia hacer?». Respiré profundamente, entrelacé mis manos con las de él y le dije entre lagrimas: “Canela... Odio sentirme asi. Cada vez que te veo, veoa esa...". Intenté continuar, pero no me salian las palabras. Desmond dijo suavemente: “Si, serafin? Adelante, cuéntame todas tus preocupaciones”. Lo miré a los ojos mientras sollozaba y respondi: “Mi lobo y yo estamos lastimados por tus acciones. No sabes cuanto quiero olvidar esa imagen en la que estas desnudo junto con ella y... Ese recuerdo me esta atormentando". Me arrodillé en el suelo cuando no pude soportar mas el dolor, me cubri la cara con las manos y segui: “Me siento tan mal que desearia poder huir de aqui. Desmond... Ocultarte esto me ha estado consumiendo por dentro”. Rompi en llanto y segui explicandole: “Yo... ni siquiera sabia como contarte estos pensamientos que siguen repitiéndose en mi cabeza. Siento que me estoy volviendo loca y no quiero volver a confiar en tinunca mas”. En ese momento, senti el abrazo de Desmond, quien exclamé: "jSerafina! jTus razones son validas! Ahora te entiendo, mi serafin”. Lloré hasta que dejé salir todo lo que tenia dentro. Desmond se qued6 ahi... Mi esposo estaba ahi conmigo escuchando todas mis inseguridades y los pensamientos que me estaban consumiendo. Nunca se fue y no dejé de escucharme. Aunque sabia que mis palabras lo estaban lastimando, Desmond se qued6 a mi lado. No pude evitar abrazarlo y besarlo apasionadamente. Pude descargar todos los sentimientos que estaban destinados solo a él. Mi canela... En ese momento, Desmond y yo empezamos a arreglar las cosas. Volvimos al principio y tratamos de entendernos hasta que finalmente llegamos a la conclusién de que debiamos perdonar y olvidar. Di mi mejor esfuerzo. Realmente hice todo lo posible por olvidar esos recuerdos que seguian apareciendo en mi cabeza. Si me veia preocupada, Desmond siempre estaba ahi para aliviar mis pensamientos. Estaba tarareando mientras tralia conmigo una bandeja de té de hibisco recién hecho y algunas galletas. Sonrei al pensar en la cara que pondria Desmond cuando me viera llegar con su té favorito. No tenia sirvientes conmigo porque queria ser la Unica que le sirviera esto a mi querido Desmond. Cuando llegué a la entrada, estaba a punto de tocar y vincularme mentalmente con mi esposo cuando de repente se abrid la puerta. Frunci el cefio cuando me encontré con Hazel, la hermana de Harvey. Ella parecia sorprendida de verme, pero igual sonrié dulcemente, hizo una reverencia ante mi y me saludé con su dulce tono: “Saludos, Luna Serafina". Asenti y le dije con indiferencia: “Hazel, hace mucho que no te veo. No sabia que habias regresado a la manada”. Ella se rio suavemente y respondid: “Acabo de llegar. Tenemos un receso académico de dos semanas y decidi regresar a la manada para saludar al Alfa Desmond tan pronto como fuera posible”. Secretamente me enojé al ver sus redondos ojos marrones mirandome de forma ridicula, pero fingi desinterés. Estaba a punto de decirle que se apartara de mi camino cuando Desmond salid. Su rostro se iluminé al verme y se dirigié a mi: “Serafin...”. Incliné la cabeza, sonrei y le dije: “Te he traido algunos bocadillos, canela. Pensé que estarias hambriento”. Desmond se relajé y dijo: “Ven aqui, mi Luna”. Miré a Hazel con arrogancia cuando vi el enorme cefio fruncido en su rostro antes de sonreirle dulcemente a mi esposo y aprovechar para burlarme de ella cuando Desmond no estaba mirando: “Si, mi Alfa". La atrapé poniendo los ojos en blanco antes de que se fuera. Desmond cerré la puerta y yo logré sentir el dulce sabor de la victoria. Cuando volvi a ver a mi esposo, él tenia una sonrisa traviesa en su rostro y dijo mientras reia: “Si las miradas pudieran matar, Hazel ya estaria muerta”. Capitulo 4 El sabia... Desmond sabia que la presencia de Hazel me irritaba desde el dia que llequé a su manada y me hacia infeliz verlos juntos, incluso si en ese entonces aun no lo habia aceptado como mi pareja. Mientras le servia un poco de té, le pregunté: "ZQué estaba haciendo ella aqui, canela?”. Aunque ya sabia que ella solo habia venido a saludarlo, queria saber qué era lo que Desmond tenia que decir al respecto. Después entregarle su taza, él hizo que me sentara en su regazo y me envolvid con sus brazos, lo que me permitio oler su seductor aroma a citricos, naranja y cedro, haciendo que mi corazon se acelerara rapidamente. El olia como algo exdtico y yo encontraba eso muy atractivo. Me beso suavemente antes de responderme un tanto inseguro: “Vino a saludarme y me informé que se quedaria en la mansién de Harvey por dos semanas. También me parecié haberla escuchado decir que estaba ansiosa por verme”. Se alarmé cuando me vio mirandolo con los ojos entrecerrados, levantd las manos y dijo: “jS- Serafin, estoy siendo honesto! Eso fue todo lo que me dijo”. Como no bloque6 sus sentimientos, pude notar que se estaba preocupado porque atin no habia logrado convencerme de que estaba diciendo la verdad. Le volvi a insistir: “gEstas seguro?". El asintid y aclaré: “Lo juro en nombre de la Diosa de la Luna”. Me quedé mirandolo en silencio mientras él comenzaba a molestarse, pero no conmigo, sino con Hazel, a quien parecia querer invocar para castigarla por generar un nuevo malentendido entre nosotros, ya que no era la primera vez que su presencia nos ocasionaba problemas. El intentd hablar: “Yo...". Pero lo interrumpi antes de que dijera algo que podria arruinar nuestro dia: “Estas perdonado”. Desmond inmediatamente fruncid el cefio, pero se relajé en el momento en que enterré mi cara en su cuello. Senti que sus manos frotaban mi espalda mientras yo ronroneaba por sus caricias. Le di un beso en el cuello y dije: “Canela, si ella alguna vez te vuelve a tocar, quiero que sepas que tu Luna la asesinara. Debes ser consciente de eso como el Alfa de nuestra manada”. El se rio y respondié mientras sus labios tocaban mi oido: “Mmm... Desde cuando eres tan aterradora, Luna Serafina?". Lo abracé del cuello, acaricié su robusto pecho y le susurré seductoramente: “Lo aprendi de mi esposo”. Escuché que su respiracién se entrecortaba cuando sus labios comenzaron a trazar una linea en mi cuello. Luego, susurré en voz baja: “Mi esposa si que aprende rapido y me encanta cuando ella es tan posesiva como yo”. Me incliné hacia adelante para besar el borde de sus labios y le susurré sensualmente mientras sonreia: “gPor qué no me muestras lo posesivo que eres, canela?”". Desmond grufiéd seductoramente mientras me devolvia la sonrisa antes de pellizcarme: “gQuieres que te lo demuestre siendo rudo 0 gentil?”. Mordi mi labio inferior de la excitacioén para evitar gemir y le contesté: “;Qué te parece... si usas UN poco de fuerza?". Levanto una ceja antes de rozar su nariz contra mi mandibula y volvid a preguntarme. “zSegura que quieres que sea algo rudo?", me aclaré la garganta y asenti. Pero antes de que Desmond y yo pudiéramos besarnos, alguien tocé la puerta. Inicialmente, eso no detuvo a Desmond, quien bajé la cabeza y estaba a punto de tocar mis labios. Sin embargo, quien estaba tocando la puerta comenzo a hacerlo con mas intensidad. Alguien dijo desde afuera: “Alfa, soy Oakley. Tengo un asunto muy urgente que tengo que discutir contigo". Me rei cuando su expresién se oscurecié y gruné: “M*idita sea... Ese hijo de p*ta... Y eso que tu te estabas divirtiendo tanto, serafin”. Se quejé cuando me levanté de su regazo antes de besar su mejilla. Coloqué un dedo en su barbilla, le guifié y lo obligué a escucharme: “Podemos divertirnos mas tarde. Por ahora, cumple con tus deberes como el Alfa de nuestra manada”. Desmond fruncié el cefio, suspird y dijo antes de que me fuera: “Seras toda mia mas tarde y no aceptaré un "no" por respuesta, serafin”. Volteé a mirarlo, sonre/ y le respondi de forma amenazante: “Tendras que obligarme”. El grufid y yo abri la puerta mientras reia. Oakley me saludé con una reverencia antes de que le diera un golpecito en el hombro. Provoqué a Desmond antes de despedirme de él y mandarle un beso volador que lo hizo enojar aun mas: "Calmalo por mi, Oakley”. Desmond exclamo: “jSerafina!". No dejaba de reir mientras caminaba por el pasillo. Cuando regresé a mi oficina personal, ya habia terminado con todos mis deberes como Luna. Al principio, Desmond queria que tuviéramos una sola oficina para ambos, pero yo deseaba que cada uno tuviera su propio espacio. A pesar de que él no estaba de acuerdo, eventualmente acepto. Luego, decidi salir y via mi esposo divirtiéndose con los nifios de nuestra manada, a lo que sonrei gentilmente mientras lo vela reir y correr detras de ellos. A él no le gustaban los nifios hasta que nos conocimos. El era cruel y solia enlistarlos en el ejercito hasta que le dije que no lo aceptaria como mi pareja si no cambiaba su forma de gobernar. El inmediatamente decidié cambiar por mi y lentamente empezo a gustarle jugar con los pequefios desde el momento en que nos casamos. Podia imaginar a Desmond siendo un buen padre para nuestros futuros hijos, lo que provoco que colocara la mano sobre mi vientre y no pude evitar suspirar. Por un momento crei que estaba embarazada... Desmond noté lo que estaba haciendo y me pregunté preocupado: “;Cudntas tiempo Ilevas suspirando, serafin? gHay algun problema?”. Volvi a la realidad y jadeé cuando Desmond dejé caer sus manos sobre mis hombros y vi su reflejo en el espejo de la casa tan pronto como terminamos de cenar. Posteriormente, nos fuimos a nuestra habitacidn. Dejé de peinarme cuando comencé a sentirme mal. Entonces, suspiré y forcé una sonrisa mientras le hacia una pregunta a Desmond: “Vi que disfrutabas jugando con esos nifios. gNo sientes envidia de sus padres por el hecho de que no he podido quedar embarazada?". Desmond tom6 mi rostro entre sus manos y me miré preocupado. Senti que mis ojos se llenaban de lagrimas y segui cuestionandolo: “Llevamos cinco afos casados, Desmond. {Es mi culpa que hasta ahora no haya podido quedar embarazada? Aunque no me lo digas, sé que tu también quieres que tengamos un hijo...”. El me abrazo y me dijo suavemente: “Serafin, sabes que no me molesta que no tengamos un bebé, ;verdad? Tu puedes sentir que estoy siendo honesto". El tenia razén, no senti ningtin problema con él y Parecia no tener ningun inconveniente con que todavia no tuviéramos un hijo. Le pregunté cuando se senté en la cama y me abraz6: “;No te sientes mal de que no seamos una familia?”. Desmond sonrid, apoy6 su frente en la mia y respondié: “Mientras tu y yo estemos juntos, siempre seremos una familia, Serafina”. Enterré mi rostro en su cuello, suspiré y le dije: “Pero solo somos esposos y tu sabes que una familia se forma una vez que se tiene a un hijo". Me obligo a mirar su rostro, el cual se se veia mucho mas relajado que antes, y refutd: “Serafin, seguimos siendo una familia sin importar que seamos solo nosotros dos, Quizas simplemente este no es el momento apropiado para que nos concedan un bebé". Le pregunté confundida: “;Y qué pasa si ese momento nunca llega? ;Qué haremos si la Diosa de la Luna no nos permite tener un hijo?". Me pellizcé suavemente y respondid: “No hay ningun problema, siempre podemos entrenar a mi sobrino Daniel para que él sea el préximo Alfa. Recuerda que te prometi que tendriamos una vida muy feliz, Serafina". Queria llorar tras escuchar sus palabras. Me alegré de que a Desmond no le molestara que no tuviéramos un hijo y le agradeci a la Diosa de la Luna por haberme juntado con este hombre hombre tan cruel pero comprensivo. Lo abracé fuertemente y le dije: “Desmond...”. Pensaba que ya no seria capaz de confiar en él, pero estaba equivocada. Lo habia acusado de acostarse con esa mujer porque pensaba que

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