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LOS CONTEXTOS POSTERIORES A 1968 Y LA MICROHISTORIA ITALIANA “También en este campo, el 68 represent6, como es obvio, un cambio de direccién’. Carlo Ginzburg, “Introduzione” a a edicién ita- liana del libro de Peter Burke, Cultura popolare dalle, Furapa moderna, \9R0. esulta claro, a la luz de los tiltimos treinta y cinco afios transcurtidos, que lo mismo el complejo proyecto historiografico de la microhistoria italiana, que la gran mayorfa de los cambios principales que la historiografia mundial ha vivido en estos mismos siete lustros recientes, derivan todos ellos, en una gran medida, de los impactos y de los contextos culturales especificos que, en todo el mundo, ha creado Ja importante revolucién cultural planetaria de 1968. Una revo- i Carlos Antonio Aguitre Rojas luci6n de profundas consecuencias civilizatorias en todas las sociedades del planeta, que al transformar radicalmente a todo el conjunto de las estructura oul wuraks de las diversas sociedades contemporine: modificé igualmente de manera radical todo el pai- saje de lo que habfan sido y son ahora los estudios histoticos de todos los paises del mundo. Porque a tono con los cambios profundos de Ia cultura entera de las distintas sociedades nacio- nales, se transformaron también todas las histotiografias del orbe, reproduciendo entonces en su propio seno y siempre de maneras diferen- ciadas y singulates, una serie de rasgos 0 procesos generales que, con sus especificidades, también se hicieton presentes en Italia, contribuyendo asi a crear el contexto propicio para la génesis y ulterior desarrollo de la microhistoria italiana Cambios fundamentales en la historiografia mundial, que abarcan desde una modificacién fun- Sobre esta revolucién cultural de 1968, y sobre su catacteriza cin mas general, cfr. BRAUDEL, Fernand “Renacimiento, Re- forma, 1968; revoluciones de larga duraciéa”, en La Jornada Semanal, nim. 226, octubre de 1993; WALLERSTEIN, Immanuel “1968: revolucién en el sistema-mundo. Tesis e interrogantes”, cen Estudios Socolégicos, nim. 20, México, 1989, y AGUIRRE ROJAS, Carlos A. 1968: la gran ruptura” en Brever Enrayos Grits, UMSNH, Morelia, 2000, y “Repensando los movimien- tos de 1968", en 1968: Rates y Ragone, Universidad Auténoma de Ciudad Juérez, Ciudad Juarez, 1999, 12 Historia de la Microhistoria Italiana damental del modo mismo de funcionar la interrelacién entre las historiografias nacionales y de los lugares de generacién de Ja innovacién historiografica, hasta la crisis global de los modelos tedricos generales entonces vigentes, y pasando tan- to por la presencia cada vez mayor de los temas culturales dentro de la agenda cotidiana principal de los historiadores, o por una realineacién de las rela- ciones de afinidad, convergencia y distanciamiento entre la historia y las restantes ciencias sociales, hasta una clara revaloracién de los miiltiples vinculos entre la historia y el presente, y de la dimensién histérico- concreta de los procesos estudiados por los di- versos practicantes de la musa Clio, Procesos ge- nerales de transformacién historiografica’ que, adaptandose a cada historiografia continental, re- gional y nacional, darn lugar a miltiples y muy variadas respuestas intelectuales, entre las cuales se encuentra la del innovador grupo de historia- dores que, en Italia, darén origen al nacimiento de la perspectiva microanalitica y microhistorica que aqui consideramos. Sobre estos procesos generales que 1968 provoca en la historio- igrafla, cfr. AGUIRRE ROJAS, Carlos A. “Los efectos de 1968 cen la historiografia occidental” en Pensamiento bistrogrficee hi orografia del sglo XX, Peobistoria, Rosario, 2000, pp. 29-48; y DOSSE, Francois “Mayo del 68: los efectos de la Historia sobre la historia” en Socioigica, nim. 38, México, 1998, 13 Carlos Antonio Aguirre Rojas Asi, es obvio que ha sido 1968, el que al poner en crisis muchos de los esquemas de “‘centralidad” entonces vigentes, ha terminado también con el es- quema hegeménico centro/periferia que se desa- rrollé dentro de la historiografia mundial entre aproximadamente 1870 y 1968, —otorgandole pri- mero el liderazgo a la historiografia germanoparlan- te, entre aproximadamente 1870 y 1930, y luego a la historiografia francesa, entre mas o menos 1930 y 1970—, haciendo entonces posible la emergencia del policentrismo historiogréfico que hemos vivido en las Ultimas tres décadas transcurtidas. Con lo cual, yal disolver el monopolio de una sola historiografia nacional, que concentraba la abrumadora mayorfa de Ia innovacién tematica, metodoldgica, concep- tual ¢ historiografica de un cierto periodo, es que ha podido crearse Ia actual situacién que hoy domina en la historiografia mundial, y en la que compiten en pie de igualdad varios “polos fuertes” de la his- toriografia contemporiinea, —y entre ellos la pro- pia microhistoria italiana— ¢ incluso algunos “po- los emergentes” de la misma, dentro de una légica mucho mis plural, desconcentrada y equilibrada de miltiples competencias entre todas las historiogra- fias nacionales del planeta. Sobre este punto cfr. AGUIRRE ROJAS, Carlos A. “La histo- riografla occidental en el afio 2000. Elementos para un balance 14 “entonces vigent Historia de la Microhistoria Italiana Nueva situacién de policgntrismo historiogré- fico que abrié el espacio intelectual pata que pudiesen florecer, después de 1968, lo mismo la perspectiva del “wotld-system analysis” en Estados Unidos, las varias ramas de la historia marxista y socialista bri- tanica, o también la tercera y cuarta generaciones de la cortiente francesa de los Annales, que la nue- va historia social alemana, la historia regional lati- noamericana o la antropologia hist6rica rusa. Y junto a todas ellas, también este elaborado proyecto de la mictohistotia italiana que ha revigotizado tadical- mente a los estudios hist6ricos italianos, a la vez que ubica a dicha historiografia italiana en el centro de varios de los principales debates historiograficos mundiales hoy en curso. ‘Al mismo tiempo, es también claro que 1968 ha representado la definitiva “itrupcién de la di- versidad” en todos los ambitos de lo social, y con allo Ta crisis global de todos los modelos generales s dentro de las ciencias sociales, modelos que emparentados con las visiones del estructutalismo, del funcionalismo, o hasta del “marxismo vulgar” habfan terminado saciéndose de contenido real, pata representar slo versiones em- pobrecidas y empobrecedoras del siempre poten- global”, en Antimanual del mal histriador, La Vasija, México, 2002. Segunda edicién, Prohistoria, Rosario, 2003, 15 Carlos Antonio Aguirre Rojas cialmente complejo y rico andlisis de lo concreto y de bo real. Modelos generales que sdlo manejaban ca- tegorias ya reificadas y que, lejos de promover la investigacién empitica compleja, se limitaban a “ir a la realidad” para validarse y autocomprobarse un infinito mimero de veces, siempre a partir de ejemplos escogidos especialmente para cumplit este limitado fin. ) Modelos generales y abstractos que “sabfan el / resultado” anies de la investigacion, y que seran cti- ticados ya desde los afios cincuentas y sesentas por autores tan distintos como Fernand Braudel o Jean- Paul Sartre, para terminar colapsindose completa- mente después de la saludable ruptura de 1968.” Y sila crisis y decadencia de estos modelos abstractos y generales, rigidos, vacios y separados de las dimensiones conctetas y empiticas de lo real, ha dado lugar Jo mismo a la critica de Michel Sobre estas crticas pioneras y anticipatorias de 1968 a esos mo- delos abstractos y vacios eft. BRAUDEL, Fernand “Historia y Ciencias Sociales. La larga duracién”, en Eseries sobre historia, FCE, México, 1991, texto escrito en 1958 en donde Braudel llama a “‘reconectar” esos modelos con lo real-histrico y concre- to. También Jean-Paul Sartre en su Critica de la ragin dialicica, crticaré los modelos de los “‘marxistas vulgares” que quieren reducirel complejo problema de la biografia y de Ia irreductibilidad specifica de la individualidad de un personaje a su sola condi- cidn de pertenencia a una cierta clase social (efe. Critica de la razén dialitca, 2 volimenes, Losada, Buenos Aies, 1963). 16 Historia de la Microhistoria Italiana Foucault al proyecto de una “historia global”, que a las falsas y estériles salidas posmodernas, que frente a estos limites de dichos modelos generales optan simplemente por negar la posibilidad de *odo modelo o de toda “generalizacién epistemolégica” posible, también se ha expresado en la sutil e inte- resante propucsta de la microhistoria italiana, que ha propuesto entonces “cambiar la escala de ané lisis” de los problemas abordados por los histotia- dores, para hacerlos capaces, una vez mas, de re- construir de un nuevo modo, mas complejo y rico, Ia esencial dialéctica de va y viene entre las dimensiones macrobistoricas y las dimensiones microbistiicas de los procesos sociales Replanteamiento novedoso y complejo de esta vieja y muy tematizada dialéctica entre macrohis- toria y microhistoria que no s6lo alia a la micto- historia italiana de cualquier parentesco o simili- Para la critica frontal a estos modelos generales vacios, pero también a las falsas salidas posmodernas, a la ver que para la explicacién de ese nuevo modo de rescatar la dialéctica macro/ micro de los procesos sociales, eft. GINZBURG, Carlo “Micro- historia: dos o tres cosas que sé de ella” en Manuseris, nim. 12, Barcelona, 1994; LEVI, Giovanni “Sobre la microhistoria” en Formas de hacer la bistria, Aliasa, Madi, 1993 y “Un problema di scala” en Dieeinterventi sulla Stora sociale, Rosemberg & Seller, Turin, 1981 y GRENDI, Edoardo “Microanalis e Storia sociale” en Quaderni Storici, svimn. 35, 1977 y “Paradossi della storia contemporanea” en Dieciinterenti.., cit. 17 Carlos Antonio Aguirre Rojas tud con la simple historia cal o hasta regional —y por ende con la microhistoria mexicana de Luis Gonzilez y GonzAlez— sino que también ptopone una original via. de solucién a la habitual antitesis, tigida y excluyente, de dicha macrohistoria frente a 1h mictohistoria, al postular, por el contratio, partir siempre de una hipétesis dada perteneciente al ni- vel mactohistérico para luego “hacerla descendet de nivel”, cambiando su escala de observacién o de anél sis hacia un nivel microhistérico, el que habra'de servir entonces no como el objeto de estudio por sf mismo, sino sdlo y exclusivamente como “labora- torio”, como “lugar de experimentacién o de prue- ba” de dicha hipétesis macrohistorica. Asi, llevando a cabo un andlsis exchaustivo ¢ in- tensivo de ese universo microhist6rico, en funcién de la hipétesis macrohistérica que ha cambiado su escala de anilisis u observacién, cl movimiento fi- nal deberé remontar nuevamente la escala de estu- dio, para retornat al nivel macrohistérico, proponien- do, desde el expetimento microhistérico ya realiza- do, nuevas hipéteis, nuevos modelos, y nuevas explicaco- nes macrobistéricas, mucho mas sutiles, complejas, fun- dadas y elaboradas, y sobre todo mucho més capa- ces de dat cuenta efectiva de los procesos histéri- cos reales investigados por el historiador. Proponiendo entonces esta original dialect zacién de la falsa antinomia entre mactohistoria 18 Historia de la Microhistoria Italiana y microhistoria —y con ella, también las igual- mente falsas oposiciones de lo general/particu- lar, estructura/actor, excepcional/normal, nor- ma/caso, objetivo/subjetivo, contexto/indivi- duo, atipico/tipico, cultura de elite/cultura po- pular, y muchos etcéteras mas—, la microhistoria italiana no sdlo contribuye a replantear este pro- blema dentro de la historiografia mas actual, sino también dentro del conjuntg de las ciencias so- ciales més contemporéneas Otro de los efectos principales de las grandes rupturas provocadas por los movimientos socia- les emblematizados en el afio de 1968, ha sido sin duda el de colocar a todo el conjunto de proble- mas y de temas de orden eu/tural en el centro de las preocupaciones y de las reflexiones de la gran ma- yoria de las sociedades actuales. Pues al transfor- mar centralmente a esas estructuras de la produe- cién y la reproduccién cultural del mundo moder- no, Ja revolucién justamente cultural de 1968, pro- vocé un reordenamiento completo de las agendas no sélo de la historiografia sino también de todas las ciencias sociales actuales. Lo que entonces, ex- ara una explicacién mas amplia del modo en que la microhisto- ria italiana resuelve esta dialéctica maero/micro, cft. AGUIRRE, ROJAS, Carlos A. “Invitacién a ottamicrohistoria: a microhistoria, italiana” en Probitoria, IIL, nim, 3, cit; también recuperado en. BARRIERA, Datio Eniajut. cit 19 Carlos Antonio Aguitre Rojas plica el hecho de que sea también en los dltimos treinta afios cuando van a florecer todos esos di- versos y muy desiguales proyectos intelectuales que, dentro de los estudios histéricos, intentan dar cuenta de esas realidades culturales de lo social, y que se expresan lo mismo en la amorfa y nunca bien definida historia francesa de las mentalida- des, que en la psicohistoria anglosajona, pero tam- bién en la historia conceptual alemana, en la creativa revision de las tradiciones culturales lle- vada a cabo por la historia marxista britanica, 0 en la nueva historia intelectual norteamericana, E igualmente, en el modelo propues- to por la microhistoria italiana de construccién de una historia critica de la cultura de las clases subalternas, desarrollada sobre todo en los tra- bajos de Catlo Ginzburg, entre otra: Sobre este modelo de historia cultural de Carlo Ginzburg, cf. AGUIRRE ROJAS, Carlos Antonio “E/ queso y las gusanos. un modelo de historia critica para el anilisis de la cultura de las clases subalternas” en GUIZBURG, Carlo Tenfatinas, cit. Véase también de Ginzburg su “Prefacio” en E/ queso y ls gusanos, Océano, México, 1998, la “Introduzione” en Peter Burke, Culta- ra popolare della Europa moderna, Giulio Finaudi, Turin, 1980, la “Premessa giustifacativa” redactada para un niimero que fue organizado y coordinado por el mismo Ginzburg, sobre el tema ‘La religién de las clases populates’ en Quaderai Store, nin. 41, 1979, y también la convocatoria a proponer articulos para dicho vimero, “Proggeto di un fascicolo sulla ‘Religione Popolate™, cen las ‘Paginas Azules’ de Quaderni Stor, nism, 37, 1978. 20 Historia de la Microhistoria Italiana Asi, multiplicando y desplegando estas muy diferentes versiones y modelos para el andlisis de Ia historia cultural, la coyuntura historiogrifica pos- terior a 1968 ha provocado también, tal vez, el hecho de que la obra de Carlo Ginzburg, centrada justamente en torno de estos temas y problemas de la rama de la historia cultural, sea sin duda y de lejos la obra més difandida, traducida y debatida dentro de todo el conjunto de trabajos, escritos y obras producidos por todo el universo de los dis- tintos personajes y autores que incluye esta mis- ma microhistoria italiana. Resulta muy interesante observar la geoprafiadifrencal de Ia difu- si6n de las diversas “ramas” y también de los diversos autores de ‘esta microhistoria italiana Pues mientias en Francia, poro ejem- plo, la vertiente defendida y promovida por Edoardo Grendi y Giovanni Levi se encuentea ampliamente difundida, la obra de Carlo Ginzburg, también bastante traducida al francés, tropieza sin embargo con la “competencia” del proyecto de Roger Chartier de una “historia social de las priicticas culturales”. En cambio, en Alemania 0 en Espatia la obra de Ginzburg es mucho més cono- cida que la de Grendi o Levi. ¥ lo mismo sucede en Estados Unidos, en México 0 en Brasil, en donde los trabajos de Carlo Ginzburg haa sido bastante traducidos y discutidos. Ea cambio, en Argentina y en Uruguay es mucho mayor la recepeién y dif- sién de la obra de Grendi, de Levi, de Franco Ramella, 0 de Mauricio Gribaudi, que en cualquier otro pais de América Lati- na, ¢ incluso de toda América, sin ser no obstante pequefia la difusién de los libros de Carlo Ginzburg, Sobre esta desigual difusién, eft. por ejemplo, SERNA, Justo y PONS, Anaclet “El ruja: gde qué hablamos cuando hablamos de en Ayer, atim, 12, Madrid, 1993 y Cm se exribe ojo de la microhistor 24 Sah lis ete te eee eer ea etme RR a ST afl SSRI SNEED EDIE Dee Carlos Antonio Aguirre Rojas Centralidad de los temas culturales en las agen- das historiograficas y en las agendas de los temas a debate dentro de las ciencias sociales de todo el mun- do, que también explica el hecho de que todas las historiografias nacionales hayan recuperado, de muy distintas formas, sus especificos vinculos con las diversas escuelas y corrientes de la antropologia contemporanea, disciplina que tradicionalmente y desde su mismo origen se ocupé siempre también de estos mismos problemas de Jas culturas humia- nas. Lo que entonces, nos explica el hecho de que también la microhistoria italiana haya recuperado este didlogo multiple con la antropologfa, resca- tando o discutiendo lo mismo con el network analysis de Frederick Barth 0 con algunas tesis y teoremas claramente antropoldgicos de Karl Polanyi, que con la nocién de Clifford Geertz so- Ja microbittoria, Catedta, Madrid, 2000; MUIR, Edward “Introduction: Observing Teifles” en Micrabistory and the Last Peoples of Exrope, Jobns Hopkins University Press, Baltimore, 1991; los articulos incluidos en colectivo Jeze deebells. La matere analyse a Vexperienc, Gallimard-Le Seuil, Paris, 1996; todo el dossier “La microhistoria en la encrucijada” en Prohistoria, nim. 3, cit, y los tres articulos incluidos en Quaderni Strid, mien. 100, 1999: KAISER, Wolfgang “Fratelli sconosciuti ¢ una sorella lontana”; WICKHAM, Chris “Una testimonianza” y DESCIMON, Robert “Un’esperienza personale nel conteste francese”, referidos a la difusién de la mictohistoria en Alema- nia, Inglaterra y Francia respectivamente. 22 Historia de la Microhistoria Italiana bre la “deseripcién densa”, o con los desarrollos y Jas contribuciones de Claude Levi-Strauss sobre la morfologfa social y sobre las estructuras arquetipicas del comportamiento cultural. Diflogo con la antropologia, y también con otras, ciencias sociales, que le ha permitido a los mictohistoriadores italianos el desatrollar el para- digma del andlisis exhaustive ¢ intensivo del universo microhistérico elegido. Pues si como hemos dicho antes, el procedimiento microhistérico consiste en ese movimiento o dialectizacién del circulo de va y viene entre los niveles macrohistéricos y microhist6ricos, este andlisis exhaustivo ¢ intensi- vo del espacio microhistérico nos remite justamen- te, en primer lugar, al examen realmente global de absolutamente todas las dimensiones, elementos, actotes y factores de ese mismo universo “micro”, andlisis que al aplicarse a un problema cuya escala ha sido reducida, hace posible agotar la totalidad de sus elementos constitutivos, aproximandose en esta escala micro a ama de las dimensiones y sentidos del cumplimiento del paradigma de la historia global. Y también, en segundo lugar, este anilisis ex- haustivo-intensivo habré de “lees” e interpretar to- dos esos elementos, dimensiones y factores de un modo intensivo, reconstruyendo también fodeslos po- sibles “sentidos” de cada acto, situacién, proceso 0 relacién analizados, en la linea de construir tam- 23 Carlos Antonio Aguitre Rojas bien dentro de la historia, “descripciones densas” de los diferentes hechos y realidades investigados. Desarrollando entonces una verdadera “mi rada microscépica” intensiva y extensiva del nivel microhistérico elegido, los microhistoria- dotes italianos pueden entonces cumplir ese “ex- perimento microhistético” en el laboratorio de Ja prueba o fest que es esa escala reducida de andlisis, proponiendo desde sus lecciones espe- cificas, nuevos y mas complejgs modelos ma- ctohistéticos de interpretacién. Finalmente, otro de los impactos de la revolu- cién de 1968 fue el de replantear con fuerza los miltiples y diversos vinculos entre la historia y el presente, renovando el debate sobre la funcién social de la historia y sobre el compromiso social del historiador, y reivindicando una historia mas Sobre esta convergencia posible y fructifera entre historia y an- tropologia, y sobre algunas de sus lecciones principales cfr. PONI, Carlo y GINZBURG, Carlo “El nombre y el emo. Intereambia desigual y mercado historiogritico” incluido en Tentatinas, ci \Véase tambiéa GRENDI, Edoardo L‘aniropologia econdmica, Giulia Einaudi, Turin, 1972 y Polanyi. Dall’antropolegia economica alia smieroanalsistorca, Btas Libri, Milan, 1978, Sobre la “desctipeiéa densa” y la lectura miltiple de los sentidos de un fenémeno 9 realidad cft, LEVI, Giovanni “Sobre la microhistoria”, cit. y GEERTZ, Clifford “Descripeién densa” en La interpretacén de Jas eulturar, Gedisa, Barcelona, 1995; del mismo autor “Conoci- miento local: hecho y ley en la perspectiva comparativa” ea Conodimiento local, Paidos, Barcelona, 1994. 24 ye i Historia de la Microhistoria Italiana viva, més “a ras del suelo” y més conectada con las preocupaciones, las vivencias y las experien- cias de la gente “comin y corriente”. Porque en el clima de alta politizacién y de grandes expectati- vas de cambio social que antecedié y sucedié a las rupturas de 1968, surgieron de una manera casi espontinea todos esos proyectos que cobraron for- ma, lo mismo en los “History workshops” ingle- ses, y luego alemanes y espafioles, que en las dis- tintas historias de los marginados, los excluidos y las minorias que comenzaron a proliferar después de 1968 un poco en todas partes, pero también en las varias vertientes y significados de la defensa de una “historia de los de abajo”, de una historia de las clases, los grupos y hasta las naciones “sub- alternas”, igual que los reclamos de una historia més viva, més real, més de carne y hueso y mucho més concreta y especifica. ‘Trazo de Ia coyuntura post-68 que en Italia y dentro de esta corriente microhistotica italiana, va a proyectarse en el hecho de que todos sus repre- sentantes principales son gente que proviene de las tradiciones intelectuales del marxismo o de la izquierda italiana, lo que los lleva a promover siem- pre una historia social y cultural articulada de ma- nera central en torno al conflicto social y a la oposi- cién y combate entre las clases y los grupos socia- les, reivindicando también, por ejemplo, el proyecto 25 Carlos Antonio Aguirre Rojas .. Historia de la Microhistoria Italiana de una historia cultural concebida “desde el punto de vista de las victimas”. E igualmente, es esta postura critica y de izquierda la que explica la erf- tica sistemética que los mictohistoriadores haran de todas las posturas posmodernas, relativistas, idealistas 0 conservadoras, presentes lo mismo en ciertos autores y obras de la historiografia italiana © europea, que norteamericana o mundial. Y es también, muy probablemente, esta situa- cidn posterior a 1968 y esa postura de izquierda permanentemente critica —que los lleva incluso a ctiticar las versiones italianas de un “marxismo funcionalista” o las distintas variantes del “mar- xismo vulgar” o del “marxismo institucional”—, la que ha Ilevado a los microhistoriadores italia- nos a rechazar sistematicamente las explicacio- nes simples de los problemas y también los luga- Sélo por mencionar algunos ejemplos de estas claras posturas inquierda y etiticas del postmodernismo en historia, eft. GINZBURG, Carlo “Witches and Shamans”, en New Laf Review, mim, 200, Londres, 1993, “Sélo un testigo”, en Historias, nim. 32, México, 1994, “Pruebas y posibilidades. Al margen de E/ ‘relorno de Martin Guerre de Natalie Zemon Davis", en Tentatoa:, cit. y “Exphrasis ¢ citacao” en A micro-bistoria ¢ outros ensaoi, Difel, Lisboa, 1989. También LEVI, Giovanni “Sobre la microhistoria”, ct, “Los peligros del geertzismo” en Lazy conire- ‘hog de una historia antropaligiea, Biblos, Buenos Aires, 1995 y “La ‘microhistoria italiana, Entrevista con Giovanni Levi" en La Joo ‘nada Semanal, nirn. 283, noviembre de 1984. 26 res comunes tenazmente repetidos por la inmen- sa mayoria de los historiadores, buscando todo el tiempo compljizar n0 sélo los problemas abor- dados, y para ello las preguntas y las respuestas habituales del historiador, sino también los pro- pios instruments y herramientas intelecluales pata el abordaje de dichos problemas, rediscutiendo lo mismo las formas del relato y de la construccién de las narraciones hist6ricas, que los paradigmas metodol6gicos de los historiadores y de los cienti- ficos sociales, junto, naturalmente, a los modelos de explicaciéa y a los conceptos fundamentales de la practica histérica. Un esfuerzo intelectual para replantear la en- tera practica del oficio de historiador que lo mismo se proyecta en la eleccién de los “objetos de estu- dio” pertinentes pata los seguidores de Clio —a los que se incorporan de manera nueva varios te- mas ahora visibles desde 1a escala mictohistética—, que en la reevaluacién de las herramientas analiti- cas necesarias para el estudio y examen de dichos objetos de estudio, ahora enriquecidas con el pro- cedimiento microhistérico, el andlisis exhausti- vo-intensivo y la aplicacién del paradigma indiciario, entre otros. Y también y junto a todo esto, en la reproblematizacién critica y no posmoderna de la funcién de la dimensién narra- tiva de la historia, de los modelos de explicacién 27 Carlos Antonio Aguirre Rojas construidos para dar cuenta de los problemas abordados, pero también de las categorfas, con- ceptos y esquemas utilizados para esas mismas interpretaciones histéticas habituales. Algo que se hace evidente, por mencionar s6lo un ejemplo, en la propuesta del paradigma indiciarie, el que inicialmente nos invita a aprender a leet los “indicios” que, en una situacién de escaseg de pun- tos de apoyo para el acceso a ciertas realidades historicas profundas —que han sido reptimidas, ocultadas, marginalizadas o desdefiadas dentro de Ia histotia real y dentro de las fuentes histéricas—, nos permiten reconstruir, aunque sea de modo con- jetural y aproximativo, los posibles perfiles y di- mensiones de esos temas dificiles de captar y de petcibir, como por ejemplo el tema de la historia Jacques Revel ha captado este esfuerzo de los microhistoriadores italianos, de compljizar a prictica historica en todos sus niveles y elementos, haciendo popalar la idea de que su méxima seria “gpor qué hacer las cosas de manera simple cuando podemos hacerlas de manera complicada?” (eft. REVEL, Jacques “histoire ‘au ras du sol”, prefacio al libro de Giovanni Levi, Le powwoir au village, Gallimard, Pasis, 1989). Sobre las distintas expresiones de este esfuerzo de complejizacién, ademis de los ensayos citi dos en la nora 6, véase también “Entrevista a Giovanni Levi" en Estudios Sociales, am, 9, Santa Fe, 1995, “Introduzione” del mismo Levi en RAMELLA, Franco Terra ¢ tli. Sistemi di pares ela € manifttura nel Bielese del!’ ottcento, Giulio Binaudi, Turin, 1983, “Les usages de la biogeaphie” en Amales, ESC, vol. 44, nim, 6, Paris, 1989, “Il piccolo, il grande e il piccolo, Intervista 28 ._ EF _ Historia de la Microhistoria Italiana de las culturas subalternas vistas desde el propio “punto de vista de las victimas”. Paradigma de lectura de esos “indicios”, es decir de aquellos trazos aparentemente irrelevantes, pero en realidad profundamente reveladores y esen- ciales para la mirada entrenada en su lectura y des- ciframiento, que cmparenta el trabajo del historia dor con el del detective, o el del buen médico, o el del juez inteligente, todos ellos acostumbrados a establecer una verdad conjetural desde las pistas, los sintomas o los testimonios, siempre fragmen- tarios y lagunosos dejados por los respectivos cri- minales, pacientes o testigos involucrados en los diferentes casos investigados. Paradigma indiciario que entonces, nos replantea centralmente el estatuto epistemoligico mis- a Giovanni Levi", en Meridiana, nim. 10, 1990, “Retérica e verita”, Prefacio a libro de G. Starace, Le stort, a storia, Marsilio Editori, Venecia, 1989, y “Antropologin y microhistoria, Con- versacién con Giovanni Levi” en Manusrts, aim. 11, Barcelo- rna, 1993. También de Edoardo Grendi, “Del senso comune storiografica” en Quaderui Store, nim. 41, 1979, “Lo storico e la didattica incosciente (réplica a una discussione)" en Quaderni Storic, aiirn, 46, 1981 y “Una prospettiva per la storia del movimento operaio” en Quaderni Storid, iim. 20, 1972. Igual- mente, muchos de los ensayos de Carlo Ginzburg, incluidos en sus libros Mites, emblemas, indcias, Gedisa, Barcelona, 1994, A micro-bistoria ¢ outros ensaies, antes citado, Rapporti di forza, Feltrinelli, Milan, 2000, Ojagas de madera, Peninsula, Barcelona, 2000, y Tertatves, cit. 29 Carlos Antonio Aguirre Rojas ‘mo que posee Ia historia dentro de la vasta familia del sistema de los saberes modernos, estatuto que en funcién de estas verdades conjeturales y de esta aplicacién del paradigma indiciario vuelve a replan- teat, como hemos dicho, esa prictica del oficio de historiador en su totalidad.” Con lo cual, y més alla de algunas declaracio- nes puntuales al respecto, resulta claro que esta cottiente de la microhistoria italiana también ha desatrollado un intenso y muy creativo trabajo en el campo de la teorfa de la historia y de la metodo- logia histética, trabajo epistemoldgico que no s6lo ha facilitado y acrecentado la mayor difusién de sus obras y de sus contribuciones historiograficas principales, sino que también ha coadyuvado a constituirla en uno de los actuales “polos fuertes” de Ja histotiografia mundial contemporanea. Pero si estos trazos generales de la coyuntura post-68, presentes en tadas las historiografias na- Cionales del mundo, han abierto el espacio general que ha permitido afirmarse a la microhistoria ita- Sobre el patadigma indiciario cft. GINZBURG, Carlo “Huellas, Raices de un paradigma indiciario” y el articulo “Intervencién, sobre el paradigma indiciario” ambos en Tenfatvas, cit. Sobre as miento conjetural 0 abductivo y sobre el implicaciones del razon contexto epistemoligico més general de este paradigma de los indicios, puede ser sil ver el libro coordinado por Umberto Eco y Thomas Sebeok, E sgno de las es, Lumen, Barcelona, 1989, 30 Historia de la Mictohistoria Italiana liana como uno de esos “polos fuertes” de Ia ac- tual historiografia, explicando también algunos de esos perfiles esenciales suyos ya referidos, también es claro que, en las singulares aristas de esta co- rtiente historiografica italiana, han jugado igual- mente un rol decisivo los diversos contextos y las particulares raices de la historia italiana, raices y contextos que vale la pena revisar ahora con un poco més de atencién. 31

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