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Al celebrar la Fiesta de la Anunciación, San Lucas nos regala un hermoso relato catequético.

Un diálogo que revela el infinito respeto de Dios con el ser humano y en la figura de María, la
doncella desposada con José, la imagen de una mujer que vive conscientemente su fe. Y es
así como nos olvidamos de este maravilloso milagro de vida que sucede tras la aceptación
valiente y humilde de María. El Hijo de Dios se encarna como hijo de hombre para
acompañarnos en este ínfimo lugar del universo, Aquel que toda tenia y todo podía, se hace
hombre por amor a los hombres. La celebración de este Misterio, y la meditación de este
evangelio, nos ayuda a ir afrontando también, el difícil momento de la historia que hoy nos toca
vivir. Porque en escenarios de tristeza y desesperanza, Dios nos dice, al igual que el ángel le
dijo a María, “No temas”.
NI VIVIR PUEDO EN TU AUSENCIA (BLANCA DE LOS
RÍOS)

Ni vivir puedo en tu ausencia,


ni vivo cuando te veo,
ni es del mundo este deseo
que consume mi existencia.

Nieve soy en tu presencia


y volcán lejos de ti,
y es que tienes sobre mí
tal poder, que dudé al verte
si era el amor o la muerte
lo que en el alma sentí…
¿Cómo vivir en tu ausencia,
si no merezco el infierno,
que el deseo es fuego eterno
y yo mortal existencia?
¡Si he perdido la conciencia
del tiempo y de mi razón,
si es la vida mi prisión!
¿De qué sirve el albedrío,
si yo ya no tengo el mío
ni mi propio corazón?
¡Si pienso en tu razón,
si respiro con tu aliento,
si el tuyo y mi pensamiento
fundió en uno la pasión,
si duda mi corazón
dónde su huésped anida;
si dudé en la despedida
entre quedarme o partir,
porque no sé definir
cuál es tu vida o mi vida!…

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