Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
com
FRIEDRICH DÜRRENMATT
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 1/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
PERSONAJES
Visitantes:
• ELÍAS ILL
• SU MUJER
• SU HIJA
• SU HIJO
• EL ALCALDE
• EL PÁRROCO
• EL DOCTOR
• EL POLICÍA
• EL PRIMERO
• EL SEGUNDO
• EL TERCERO
• EL CUARTO
• EL PINTOR
• MUJER I
• MUJER II
• LUISA
Los otros:
• JEFE DE ESTACIÓN
• JEFE DEL TREN
• REVISOR
• RECAUDADOR
Los meticones:
• REPORTERO I
• REPORTERO II
• LOCUTOR
• CAMERAMAN
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 2/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
ACTO PRIMERO
bultos de mercancías
EL TERCERO y el correo de la una y trece.
.—Es la ruina.
EL CUARTO.—La fábrica Wagner, en quiebra:
EL PRIMERO.—Igual que la Bockmann.
EL SEGUNDO.—Y que la fundición.
EL TERCERO.—Todos viviendo del subsidio de paro.
EL CUARTO.—O de la cocina de caridad.
EL PRIMERO.—¿A eso llamas vivir?
EL SEGUNDO.—O vegetar.
EL TERCERO.—Consumirse de asco.
EL CUARTO.—Y
EL SEGUNDO asíera
.—Ya toda la ciudad.
hora de que (Toque
llegase de campanilla.)
la multimillonaria. Dicen que
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 3/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 4/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
PÁRROCO.—¡Después de Dios!
ALCALDE.—Claro.
MAESTRO.—Pero Dios no paga deudas.
ALCALDE.—Todo está en sus manos, don Elías. Usted era muy amigo
de Clara.
PÁRROCO.—Después que se separaron, he oído contar ciertas cosas.
¿Tiene usted algo que confesarme?
ELÍAS.—Éramos los mejores amigos del mundo. Los dos jóvenes y
fogosos. No hay que olvidar que yo, entonces, era muy apasionado.
Ya han pasado cuarenta y cinco años y aún me parece ver cómo
Clara veníaOpor
presencia. la noche
cómo corríaaldescalza
granerosobre
de Peter, alumbrando
el musgo todo con su
y las hojas
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 5/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
muertas del bosque de Weiler, con el pelo rojo suelto al aire, ágil,
esbelta, delicada y condenadamente hermosa. Luego, la vida nos
separó... como tan a menudo.
ALCALDE.—Necesito algunos detalles biográficos sobre la vida de la
señora Zajanassian para el discurso después del banquete. (Saca una
agenda y se dispone a escribir.)
MAESTRO.—He repasado las calificaciones escolares de la época.
Desgraciadamente, las notas de Clara Waescher dejaban mucho que
desear. Lo mismo puede decirse de su comportamiento. El único
aprobado, en Zoología y Botánica.
ALCALDE.—Estupendo. Un aprobado en ambas materias está pero que
muy bien.
ELÍAS.—Una cosa importante: Clarita tenía un amor muy arraigado por
la justicia. Recuerdo que una vez dos guardas llevaban detenido a un
vagabundo y Clarita, indignada, apedreó a los policías.
ALCALDE.—Perfecto. Amor a la justicia. Eso es siempre de mucho
efecto. Sin embargo, acaso fuera mejor que no mencionásemos la
anécdota del vagabundo.
ELÍAS.—También era muy caritativa. Todo lo que tenía lo repartía.
Recuerdo que robaba patatas para una pobre viuda.
ALCALDE.—Amor a la beneficencia. Esto es algo que he de resaltar sin
falta. Una cosa: ¿Recuerda alguien un edificio en la ciudad construido
por su padre? Sería un detalle conmovedor.
TODOS.—No recuerdo.
ALCALDE.—Bien. Por mi parte, tengo bastante. El resto es cosa de don
Elías.
ELÍAS.—¡Lo sé! ¡Lo sé! Clara debía soltar algunos millones.
ALCALDE.—Eso es. Millones.
MAESTRO.—Pero en metálico. Una Casa-Cuna, por ejemplo, no nos
sacaría de miserias.
ALCALDE.—Querido don Elías... Ya hace tiempo que usted es la persona
más querida de Gula. Como usted sabe, en primavera termina mi
mandato municipal. He hablado con la oposición, y todos estamos de
acuerdo en que usted sea mi sucesor en la alcaldía.
ELÍAS.—Es demasiado honor...
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 6/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
JEFE
nuestro país.—He
DE TREN no sedetira
protestar enérgicamente.
del freno Sepa
de alarma ni en usted
caso que en
de extrema
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 7/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
JEFE TREN.—¿Desea
hayaDEvisitado Gula? LalaAdministración
señora que "Laestaría
Flechaencantada.
Azul" espere hasta que
Permítame
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 8/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
ELÍAS.—¡Brujita de mi alma!
CLARA.—¿Te acuerdas? Yo te llamaba mi pantera negra.
ELÍAS.—Lo soy aún.
CLARA.—No digas tonterías. Estás lleno de canas, has echado tripa y
tienes nariz de borrachín.
ELÍAS.—Pero tú, sí, Clara. Tú estás como siempre.
CLARA.—¡Ah, bah! También yo he envejecido y engordado. Sin olvidar
la pierna izquierda, que se me quedó en un accidente de auto. Desde
entonces, solo viajo en tren. ¿A que no te habías dado cuenta? La
prótesis es magnífica. ¡Mira! (Se levanta la falda y le enseña la pierna
artificial.)
ELÍAS Funciona como
.—(Limpiándose una deNunca
el sudor.) veras.lo habría notado.
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 9/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
amante
permitidodeagasajaros
la nunca bien
con ponderada musa
una modesta de la folklórica,
canción música, séame
interpretada por nuestro coro mixto.
CLARA.—¡Vaya por la modesta canción, maestro! (El MAESTRO toma un
diapasón, da el tono y el coro comienza a cantar. En el mismo
momento se oye el atronar de un nuevo tren. El JEFE DE ESTACIÓN
saluda, el coro canta desesperadamente y a toda voz y el MAESTRO se
mesa los cabellos a punto de llorar. Cuando el ruido del tren se
pierde, la canción ha terminado.)
ALCALDE.—(Desconsolado.) ¡Esa campana! ¿Qué pasa con esa
campana?
CLARA.—¡Bravo, bravo! Muy bien cantado. Sobre todo aquel bajo con
la nuez tan grande me ha gustado mucho. (El POLICÍA se abre paso
penosamente entre la gente y se cuadra ante CLARA ZAJANASSIAN.)
POLICÍA.—Inspector Hahncke, a sus órdenes.
CLARA.—Muy agradecida, pero por ahora no quiero meter en la cárcel
a nadie. Pero acaso tenga Gula pronto necesidad de usted. Dígame,
policía: ¿Hace usted la vista gorda de cuando en cuando?
POLICÍA.—¿Qué remedio, señora? ¿Qué sería de Gula, si no?
CLARA.—Le aconsejo que cierre los dos ojos. (El POLICÍA no sabe qué
pensar.)
ELÍAS .—(Riendo complacientemente.) Esta Clarita no cambia. Sigue
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 10/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 11/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
parece .—Las
ALCALDE raro? mujeres mundialmente famosas tienen sus manías.
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 12/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
toma todos
Señores: los trabajos
¡Brindo del mundo
por el más queridopara mejorardenuestra
ciudadano situación.
Gula, por mi digno
sucesor!
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 13/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
fábrica de me
ELÍAS.—Si mi marido,
casé conpero no tengo
Matilde, demasiada
fue por tu bien. confianza.
CLARA.—Matilde tenía dinero y yo no.
ELÍAS.—Pero tú eras joven y hermosa. A ti te pertenecía el futuro y yo
no quise ser un estorbo a tu felicidad. Por eso renuncié a ti. Se
trataba de tu destino.
CLARA.—El destino ha llegado ahora.
ELÍAS.—Si te hubieses quedado en Gula, andarías tan arruinada como
yo.
CLARA.—¿Estás arruinado?
CLARA.—Un
ELÍAS tendero
.—Pero arruinado
yo tengo dinero.en una ciudad en quiebra.
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 14/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 15/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
prescrita
CLARA.—En por
el la ley. le aconsejo pronosticar ataque al corazón.
futuro
ELÍAS.—(Riendo.) ¡Esta Clara! ¡Tiene un humor delicioso! (CLARA deja
al DOCTOR y se vuelve al ATLETA en "maillot".)
CLARA.—¿Quiere repetir? (El ATLETA hace algunas figuras gimnásticas.)
¡Qué músculos más maravillosos! ¿Ha estrangulado usted ya alguien?
ATLETA.—(En flexión de rodillas.) ¿Cómo?
CLARA.—Eche los codos hacia atrás. Así. Basta. Vaya a descansar.
ELÍAS.—Esta Clara tiene un humor que hay que ver. ¿De dónde se
sacará la sal?
mí ese .—(Aún
DOCTOR no
humor me ha salido
pone de sudedesconcierto.)
la carne gallina. No sé que le diga. A
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 16/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 17/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 18/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
BOBY .—¿Por
VIEJOS qué?
.—Él nos compró. Él nos compró.
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 19/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
BOBY.—¿Por cuánto?
VIEJOS.—Por un litro de aguardiente. Por un litro de aguardiente.
CLARA.—Contad ahora lo que os he hecho.
VIEJOS.—La señora nos hizo buscar. La señora nos hizo buscar.
BOBY.—Así es. La señora os hizo buscar por todo el mundo. Jacobo
había emigrado al Canadá y Luis a Australia, pero los encontró. ¿Qué
os hizo?
VIEJOS.—Nos entregó a Toby y Roby. Nos entregó a Toby y Roby.
BOBY.—¿Y qué hicieron Toby y Roby con vosotros?
VIEJOS.—Castrarnos y cegarnos. Castrarnos y cegarnos.
BOBY.—Esta es la historia: Un juez, un acusado, dos testigos falsos,
un fallo errado, una injusticia cometida en mil novecientos diez. ¿No
es así, demandante?
CLARA.—(Levantándose.) ¡Así es!
ELÍAS.—(Dando una patada en el suelo.) ¡Prescrito! El delito ya ha
prescrito. Es una historia estúpida, ya pasada.
BOBY.—¿Qué ocurrió con el niño, demandante?
CLARA.—(Muy bajo.) Vivió un año.
BOBY.—¿Y qué fue de usted?
CLARA.—Tuve que hacerme prostituta.
BOBY.—¿Por qué?
CLARA.—El fallo del tribunal me había estigmatizado para toda la vida.
BOBY.—¿Exige la demandante una reparación?
CLARA.—¡Ahora que me lo puedo permitir, sí! Mil millones para Gula si
alguien asesina a Elías. (Silencio. La mujer de DON ELÍAS se lanza
sobre su marido y lo abraza con fuerza.)
MUJER.—¡Elías!
ELÍAS.—Pero, gatita... Tú no puedes exigir eso en serio. La vida
pasa...
CLARA.—La vida pasa, Elías, pero yo no olvido nada. Ni el bosque de
Weiler, ni el granero de Peter, ni la cama de la viuda, ni tu traición...
Ahora somos dos viejos. Tú, degenerado, y yo, despedazada por los
cirujanos. Pero yo quiero arreglar cuentas. Tú escogiste la vida que
querías y me arrojaste a la mía. Hace poco decías en el bosque que
te gustaría que el tiempo se aboliese. Está bien: ¡Ya está abolido!
Estamos en plena
ahora quiero historia
justicia. juvenil,
Justicia conmilla millones.
contra única diferencia de que
(El ALCALDE se
levanta palidísimo y digno.)
ALCALDE.—Señora Zajanassian, usted olvida que nos encontramos en
Europa y que no está tratando con salvajes. En nombre de la ciudad
de Gula, rechazo tajantemente la oferta. La rechazo en nombre de
toda la Humanidad. Antes morir de hambre que cubrirnos de sangre y
de vergüenza. (Gran ovación de los gulenses.)
CLARA.—Esperaré.
TELÓN
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 20/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
ACTO SEGUNDO
ELÍAS.—Coronas.
HIJO.—Las traen todas las mañanas de la estación.
ELÍAS.—Coronas para el ataúd vacío.
HIJO.—No impresiona a nadie con su ataúd.
ELÍAS.—Es verdad. Toda la ciudad está a mi lado. (El HIJO enciende el
cigarrillo.) ¿Baja la madre a desayunar?
HIJA.—No. Está cansada y dice que se queda arriba.
ELÍAS.—Ahí
hay pocas. tenéis
Hay quelo que se dice una
reconocerlo madre modelo.
en justicia. Una madre
Que se quede arribacomo
y
que se cuide. Desayunaremos nosotros juntos. ¿De acuerdo? Hace
mucho tiempo que no lo hacemos. Convido a huevos y a una lata de
jamón americano. ¿Hace? Comeremos como reyes, como en los
buenos tiempos, cuando la fundición aún trabajaba.
HIJO.—Lo siento, pero me tendrás que disculpar. (Apaga el cigarrillo.)
ELÍAS.—¿No quieres desayunar con nosotros?
HIJO.—Me voy a la estación. Me han dicho que hay un peón enfermo y
acaso haya trabajo.
ELÍAS.—Trabajar en la vía a pleno sol no es una ocupación digna para
un hijo mío.
HIJO.—Mejor eso que nada. (Hace mutis. La HIJA se levanta.)
HIJA.—Yo también me voy, padre.
ELÍAS.—¿También tú? ¿Y adónde, si la señorita permite la pregunta?
HIJA.—A la Oficina de Trabajo. A lo mejor sale algo. (La HIJA hace
mutis. ELÍAS se suena, emocionado.)
ELÍAS.—¡Buenos chicos tengo, buenos! (Por el balcón se oyen
compases de guitarra.)
Voz DE CLARA.—¡Dame la pierna, Boby!
Voz DE CLARA.—No
DE BOBY la
.—Mira encuentro.
detrás del ramo de novia, allí encima de la
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 21/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
servir
MUJER Ila leche.)
.—De la otra, por favor.
MUJER II.—A mí también, pero dos litros. (DON ELÍAS sirve de otro
cántaro. CLARA mira con los impertinentes.)
CLARA.—Hace un día estupendo. Un poco de niebla en las callejas y
encima un cielo azul como los que acostumbraba pintar el conde, mi
cuarto marido. Aunque era ministro del Exterior, tenía la manía de
pintar paisajes. Además hay que reconocer que su pintura era
desastrosa. (Se sienta sin muchos miramientos.) La verdad es que
todo el conde era un desastre.
MUJER III.—Un
MUJER cuarto
.—A mí, dos de kilodedepan
kilos mantequilla.
blanco.
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 22/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
ELÍAS .—¿Sabes
SEGUNDO .—Una lo
vezque
es cuesta?
una vez.No creo que la
(Atraviesa teplaza
lo puedas permitir.
una muchacha
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 23/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
¿Ustedes también?
PRIMERO.—No veo que¿Por qué tenéis
la cosa tenga todos zapatos
nada de nuevos?
particular.
SEGUNDO.—No va a ir uno con los mismos zapatos toda la vida.
ELÍAS.—Todo el mundo con zapatos nuevos. ¿De dónde habéis sacado
el dinero?
MUJERES.—Crédito, don Elías, crédito. Todo a crédito.
ELÍAS.—Ya lo veo. Igual que en mi tienda. Todo a crédito y de lo
mejor. Tabaco de primera, leche sin desnatar, coñac. ¿A cuento de
qué tenéis de repente todos crédito en los comercios?
SEGUNDO.—¿Por qué se extraña? ¿No lo tenemos en su tienda?
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 24/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 25/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
POLICÍA.—¿Qué?
ELÍAS.—Música.
POLICÍA.—(Escuchando.) ¡Ah, sí! "La viuda alegre."
ELÍAS.—Una radio.
POLICÍA.—Es la de los Mayer. Por cierto que no debían
ponerla tan
alta. (Toma nota en una agenda.)
ELÍAS.—¿Y desde cuándo se permiten los Mayer tener radio?
POLICÍA.—Eso es cosa suya.
ELÍAS.—¿Y cómo quiere usted pagar los zapatos nuevos y la cerveza
de importación?
¡Diga! .—Eso
POLICÍA es cosa mía. (Suena el teléfono. El POLICÍA contesta.)
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 26/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
segundo marido.
besamos ¡Claro! Lo
bajo la esfinge. conocí
Una tardeen El Cairo. Recuerdo que nos
inolvidable.
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 27/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
ELÍAS .—Se
ALCALDE han ofrecido
.—Diríjase mil millones
a la Policía. por mi cabeza.
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 28/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
ELÍAS.—Ya lo hice.
ALCALDE.—¿Y no le han tranquilizado?
ELÍAS.—El inspector tiene un nuevo diente de oro.
ALCALDE.—¡Por Dios, don Elías! ¿Qué tiene de extraño? Usted olvida
que vivimos en Gula, una ciudad con tradición humanista. ¡Goethe no
pernoctó aquí en balde! Recuerde que Brahms compuso un cuarteto
en Gula. Eso obliga. (El TERCERO viene por la izquierda con una
máquina de escribir nueva.)
TERCERO.—La nueva máquina, señor alcalde. Una Remington.
ALCALDE.—Llévala a la oficina. (El TERCERO hace mutis.) No merecemos
esa ingratitud de que usted da muestra. Si no confía en la ciudad, no
me queda sino lamentarlo, pero no me esperaba eso de usted. Al fin
y al cabo vivimos en un estado que respeta sus leyes.
ELÍAS.—Si es así, que detengan a la señora Zajanassian.
ALCALDE.—Curioso, muy curioso.
ELÍAS.—Lo mismo me dijeron en la Policía.
ALCALDE.—De hombre a hombre, don Elías. El comportamiento de la
vieja señora es comprensible hasta cierto punto. Usted no puede
negar haber incitado al perjurio a dos testigos y abandonado a una
muchacha en la miseria.
ELÍAS.—Su miseria se cifra en miles de millones. (Silencio.)
ALCALDE.—Hablemos sin tapujos.
ELÍAS.—Es lo que pretendo.
ALCALDE.—De hombre a hombre, como quería. Usted no tiene el
derecho moral de exigir la detención de esa señora. Otra cosa:
Después de en
sustituirme lo acaecido,
la Alcaldía.esSiento
claro que usted
tener que tampoco se prestaría para
decirlo, pero...
ELÍAS.—¿Es una comunicación oficial?
ALCALDE.—En nombre del partido.
ELÍAS.—Comprendido. (Va lentamente hacia la ventana y se queda
mirando a la calle, dando la espalda al ALCALDE.)
ALCALDE.—El hecho de que condenemos la propuesta de la señora
Zajanassian no quiere decir que nos solidaricemos con el delito que
dio lugar a la propuesta. El puesto de alcalde exige un
comportamiento moral que usted no cumple, como no podrá por
menos de reconocer
privadamente, usted
sigamos mismo. Estolanoestima
conservándole obsta ypara que todos,
amistad de antes.
Espero que me comprenda. (Por la izquierda aparecen de nuevo ROBY
y TOBY con más coronas y entran en el Hostal.) Lo mejor será que
corramos un velo sobre el asunto. He rogado al Noticiero de Gula no
mencionar nada sobre el asunto y se hará así. (ELÍAS se vuelve.)
ELÍAS.—¡Mi ataúd aguarda, alcalde! Callar me parece demasiado
peligroso.
ALCALDE.—Créame si le digo que no le comprendo. Usted debía estar
agradecido de que no se hable de esta triste historia.
ELÍAS .—Si
ALCALDE no meescallo,
.—¡Esto tengo¿Quiere
el colmo! aún unadecir
posibilidad de salvarme.
que alguien le amenaza?
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 29/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
ymismo.
los pájaros cantan, etc...,
La naturaleza pero ya hace
y los habitantes media
se dan hora que
la mano. hacen lo
Paz,
satisfacción..., pero qué falta de grandeza. ¡Nada de trágico! Falta
todo lo que define a una gran época... (El PÁRROCO aparece por la
izquierda armado de una escopeta. Extiende un paño blanco sobre la
mesa que antes sirvió de escritorio al POLICÍA y coloca una cruz
encima. Luego apoya la escopeta contra la pared del Hostal. El
SACRISTÁN le ayuda a ponerse el traje talar.)
PÁRROCO.—Pase a la sacristía, don Elías. (DON ELÍAS entra también por
la izquierda.) Está un poco oscuro, pero hace fresco.
ELÍAS .—Perdone
PÁRROCO la
.—La casa molestia,
de señor
Dios está párroco.
abierta a todos. (Se da cuenta de que
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 30/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 31/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
ALCALDE.—Buenos días.
TODOS.—Buenos días.
ELÍAS.—(Recelosamente.) Buenos días.
MAESTRO.—¿Qué, de viaje?
ELÍAS.—A la estación.
ALCALDE.—Le acompañamos.
TODOS.—Sí, le acompañaremos. (Van llegando más gulenses.)
ELÍAS.—Déjenlo. De veras que no vale la pena.
ALCALDE.—¿De viaje?
ELÍAS.—De viaje.
POLICÍA.—¿Adónde?
ELÍAS.—No lo sé. De Kalberstadt en adelante.
MAESTRO.—Sin meta fija, entonces.
ELÍAS.—Acaso a Australia. Ya me las arreglaré para encontrar dinero.
TODOS.—Se va a Australia.
ALCALDE .—¿Por
ELÍAS.—Es qué apasarse
aburrido Australia?
la vida en el mismo sitio. (Comienza a
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 32/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
TODOS.—¡Que
mirando a sushaya suerte! (DON ELÍAS no
conciudadanos.) se mueve y se queda
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 33/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
TELÓN
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 34/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
ACTO TERCERO
pie.)
CLARA.—Aquí se asa uno, pero este granero me encanta con su olor a
heno, paja y grasa. Recuerdos de otros tiempos... Aquí todo sigue
como en mi juventud.
MAESTRO.—Un lugar propicio para la meditación, no hay duda. (Se
limpia el sudor de la frente.)
CLARA.—El párroco ha predicado muy bien.
MAESTRO.—Epístola a los Corintios, versículo trece.
CLARA.—También quería felicitarle a usted, maestro. El coro se ha
portado muy bien.
MAESTRO.—Bach. Un trozo de aún
la Pasión de San
confesar que estaba y estoy nervioso. En Mateo. Peroestaba
la catedral he de toda
la crema de las finanzas y del cine.
CLARA.—Toda esa crema salió para la capital para asistir al banquete.
MAESTRO.—Señora Zajanassian. No queremos hacerle perder su
precioso tiempo. Su marido estará ya impaciente.
CLARA.—¿Hoby? Ya le he devuelto a su casa, con Porsche y todo.
DOCTOR.—(Sin comprender.) ¿A su casa?
CLARA.—Sí. Mis abogados han presentado ya la demanda de divorcio.
MAESTRO.—¿Qué dirán los invitados?
CLARA .—¡Oh!
Solo lo Están acostumbrados.
ha superado hasta ahora mi Es casicon
boda mi lord
matrimonio
Ismael. más corto.
Pero,
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 35/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 36/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 37/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
de la habitación.
PRIMERO .—Los remordimientos por su comportamiento con la señora
Zajanassian.
MATILDE.—¡Yo también sufro, no crea usted!
PRIMERO.—Empujar a una muchacha a la desgracia no es moco de
pavo. (Decidido.) Espero que no se vaya de la lengua si vienen los
periodistas.
MATILDE.—No lo hará.
PRIMERO.—Con su carácter, no se sabe.
MATILDE.—¡Dígamelo usted a mí!
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 38/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
PRIMERO.—Arriba.
MAESTRO.—Aunque no sea mi costumbre, creo que hoy necesito algo
fuerte.
MATILDE.—Ya era hora de que se acordase de nosotros. Tengo un
ajenjo estupendo.
MAESTRO.—¡Vaya por el ajenjo!
MATILDE.—(Dirigiéndose al PRIMERO.) ¿Otra para usted?
PRIMERO.—No, gracias. Tengo que salir con mi nuevo coche a la capital
para comprar unos lechones. (MATILDE sirve y el MAESTRO apura la copa
de un golpe.)
MATILDE.—Está usted temblando.
MAESTRO.—Me parece que bebo demasiado los últimos tiempos.
MATILDE.—Una copa más no tiene importancia. (El MAESTRO escucha.)
MAESTRO.—¿Se pasea?
MATILDE.—Todo el día.
PRIMERO.—Dios le pedirá cuentas. (El PINTOR llega con un cuadro bajo
el brazo. Traje nuevo, pañuelo al cuello, boina negra.)
PINTOR.—¡Cuidado! Dos periodistas acaban de preguntarme por la
tienda.
PRIMERO.—¡Me huele mal!
PINTOR.—Haced como que no sabéis nada.
PRIMERO.—Eso es.
PINTOR.—Para usted, señora. Acabo de terminarlo. La pintura está aún
fresca. (Enseña el cuadro. El MAESTRO se sirve otra copa.)
MATILDE.—¡Pero si es mi marido!
PINTOR.—El arte renace en Gula. ¿Qué le parece?
MATILDE.—Está clavado.
PINTOR.—Es óleo. Una pintura eterna.
MATILDE.—Lo colgaré en el dormitorio, encima de la cama. Elías
envejece y nunca se sabe lo que puede pasar. Siempre alegra tener
un recuerdo. (Las MUJERES I y II del segundo acto pasan
elegantemente vestidas y se detienen a curiosear las mercancías
donde se supone que está el escaparate.)
PRIMERO.—¡Esas brujas! Al cine en pleno día. Miran como si fuésemos
todos asesinos.
MATILDE.—¿Cuánto costaría?
PINTOR.—Trescientos.
MATILDE.—Ahora no podría pagarle.
PINTOR.—Esperaré. No tiene importancia.
MAESTRO.—¡Esos pasos! ¡Esos pasos!
SEGUNDO.—¡La Prensa!
PRIMERO.—¡Cuidado con la lengua! Es una cuestión de vida o muerte.
PINTOR.—Andad con ojo, no se le ocurra bajar ahora.
PRIMERO.—No tengáis miedo. (Los gulenses se colocan a la derecha. El
MAESTRO —que ya ha vaciado media botella— se queda apoyado en el
mostrador.I.—A
REPORTERO Llegan dosde
la paz REPORTEROS con cámaras.)
Dios, buenas gentes.
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 39/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
GULENSES.—Buenos días.
REPORTERO I.—Primera pregunta: ¿Cómo se sienten ustedes en este
día?
PRIMERO.—(Titubeando.) Nos sentimos muy honrados por la estancia
de la señora Zajanassian.
PINTOR.—Emocionados.
SEGUNDO.—Orgullosos.
REPORTERO I.—(Apuntando.) Orgullosos.
REPORTERO II.—Segunda pregunta, esta para la señora del mostrador:
Se dice que usted ganó la partida a la señora Zajanassian. (Silencio.
Los gulenses están asustados.)
MATILDE.—¿Quién lo dice? (Silencio. Los REPORTEROS escriben
indiferentemente en sus "blocks".)
REPORTERO I.—Los dos hombrecillos ciegos de la señora Zajanassian.
(Silencio.)
MATILDE.—(Insegura.) ¿Qué contaron?
REPORTERO II.—Todo.
PINTOR.—¡Maldita sea la...! (Silencio.)
REPORTERO II.—¿Es verdad que hace cuarenta años Clara y el
propietario de esta tienda casi se casan? (Silencio.)
MATILDE.—Es verdad.
REPORTERO I.—¿Es alguno de ustedes don Elías?
MATILDE.—No. Mi marido está de viaje.
TODOS.—Sí. Salió de viaje.
REPORTERO I.—Es igual. Podemos imaginarnos el romance. Elías y Clara
crecieron
Paseos porjuntos, fueron
el bosque, el juntos
primerabeso...,
la escuela, acaso
un beso eran vecinos...
fraternal,
naturalmente. Luego él la conoció a usted. El elemento nuevo surge,
lo desconocido y se transforma en una pasión.
MATILDE.—Eso es, pasión. Igualito que usted lo ha contado.
REPORTERO I.—¡Experiencia, señora mía! Clara comprende, renuncia a
su compañero y bendice su matrimonio de...
MATILDE.—...de amor.
GULENSES.—(Aliviados.) De amor.
REPORTERO.—(Apuntando.) Amor. (Por la derecha aparece ROBY
REPORTERO II.—Un
REPORTEROS chicarrón.
.—¿Sabe algo de las relaciones...?
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 40/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
pura
maneraverdad
de unsobre lo que(Vacila.)
arcángel. pasa enYoGula.
soyCon voz tronante,
un humanista, a la de la
amigo
antigüedad, un admirador de Platón...
ELÍAS.—¡Cállese!
MAESTRO.—¿Cómo?
ELÍAS.—¡Baje usted del barril!
MAESTRO.—Pero la Humanidad...
ELÍAS.—¡Siéntese! (Silencio.)
MAESTRO.—(Herido.) ¡Sentarse! ¡Decirle al humanismo que se siente!
Como usted quiera. ¡Si también usted está dispuesto a traicionar la
verdad...!del
colgando (Baja del barril y se sienta en el mismo, con el cuadro aún
cuello.)
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 41/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
ELÍAS .—Comprendo,
derecha.) comprendo. (La familia hace mutis por la
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 42/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 43/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
paso.
ELÍAS.—¿Qué hay? (Silencio.)
ALCALDE.—Le traigo una escopeta.
ELÍAS.—Gracias.
ALCALDE.—Está cargada.
ELÍAS.—Es igual. No la necesito. (El ALCALDE deja la escopeta sobre el
mostrador.)
ALCALDE.—Esta tarde tenemos una asamblea general en el salón de
actos del Hostal.
ELÍAS.—Iré.
ALCALDE.—Vendrán
en un buen dilema.todos y trataremos su caso. Nos ha puesto usted
ELÍAS.—Lo creo.
ALCALDE.—La propuesta de la vieja será rechazada.
ELÍAS.—Es posible.
ALCALDE.—Claro está que bien podría equivocarme.
ELÍAS.—Es posible. (Silencio.)
ALCALDE.—(Recelosamente.) Si fuese así: ¿Aceptaría usted la
sentencia? La Prensa asistirá también.
ELÍAS.—¿La Prensa?
ALCALDE .—Sí. La
Una situación radio, la televisión,
francamente losno
delicada... noticieros
solo paracinematográficos.
usted, sino para
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 44/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
ALCALDE .—¡¡Don
ELÍAS.—Mire Elías!!
usted, señor alcalde: Yo he pasado por todos los infiernos
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 45/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
Hijo.—(Alzando
MATILDE la voz.)
.—¡Qué auto másQue vuelven
chiquitín! a funcionar. (Toca la bocina.)
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 46/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
refresca.
ELÍAS.—Te has equivocado de camino. Por aquí se va a Kalberstadt.
Da la vuelta y luego a la izquierda hacia el bosque. (El auto rueda
hacia el fondo. Los CUATRO vienen con el banco de madera, pero
vestidos de frac, y repiten el juego de simular árboles.)
PRIMERO.—Volvemos a ser pinos y abetos.
SEGUNDO.—Cucos y abrojos y tímidos corzos.
TERCERO.—El bosque prehistórico tan cantado por los
poetas.
CUARTO.—Pero hoy violado por las bocinas de los autos. (El HIJO toca la
bocina.)
HIJO.—Otra vez un gamo. Estas condenadas fieras no se mueven de la
carretera. (El TERCERO salta.)
HIJA.—¡Qué mansos! Ya no temen a la gente.
ELÍAS.—Párate bajo esos árboles.
HIJO.—¡Parado!
MATILDE.—¿Qué quieres hacer?
ELÍAS.—Me daré un paseo por el bosque. (Baja del auto.) Es hermoso
oír desde aquí cómo suenan las campanas de Gula.
HIJO.—Sí, sobre todo ahora que hay cuatro.
ELÍAS .—Todo
de hojas, es amarillo.
como montonesSedeveoro.
que(Arrastra
estamoslos
en pies
otoño.
porTodo cubierto
las hojas
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 47/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
caídas.)
HIJO.—Te esperamos junto al puente.
ELÍAS.—No hace falta. Iré a la ciudad por el bosque y luego a la sesión
plenaria.
MATILDE.—¿Qué os parece si nos vamos nosotros hasta Kalberstadt y
vemos una película?
HIJO.—¡Au revoir, paterno!
HIJA.—¡So long, Dady!
MATILDE.—¡Adiós! ¡Adiós! (Desaparece el auto, mientras las mujeres
se despiden de DON ELÍAS con la mano. Éste se queda un momento
mirando en esa dirección y luego se sienta en el banco, que se
encuentra a la izquierda. Ruido del viento. Por la derecha vienen los
monstruos portando la litera en la que se halla CLARA, vestida de
novia. ROBY lleva la guitarra a la espalda. Junto a la litera, va el
MARIDO IX, premio Nobel, alto, esbelto, con pelo castaño y bigote.
(Puede ser interpretado por el mismo actor que encarnó los otros
maridos.) Detrás de todos viene BOBY.)
CLARA.—Ya estamos en el bosque. ¡Parad! (CLARA desciende de la
litera, contempla el bosque con los impertinentes y luego acaricia al
PRIMERO.) ¡ Podrido! Este árbol está comido por la polilla. (Ve a ELÍAS.)
¡Alfredo! Me alegro de verte. Vengo a visitar nuestro bosque.
ELÍAS.—¿Has comprado el bosque también?
CLARA.—¡Claro! ¿Permites que me siente?
ELÍAS.—Te lo ruego. Acabo de dejar a mi familia que se iba al cine. Mi
hijo Carlos ha comprado un auto.
CLARA.—Es el progreso. (CLARA se sienta a la derecha de DON ELÍAS.)
ELÍAS.—Otilia estudia literatura, francés, inglés... y yo qué sé más.
CLARA.—¿Lo ves como al fin les van viniendo los ideales que les
echabas en falta? (Pausa.) ¡Ven, Zoby! Saluda. Te presento a mi
noveno marido, un premio Nobel.
ELÍAS.—Mucho gusto.
CLARA.—Lo bueno de este es la cara que pone cuando no piensa. ¡No
pienses, Zoby!
MARIDO IX.—¡Pero queridita...!
CLARA.—No te hagas de rogar.
hacia.—Comenzaban
CLARA a irse
Hong-Kong a uno de lafumaderos
de mis lengua y los despaché
de opio. esta mañana
Allí podrán fumar
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 48/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
ELÍAS.—¿De qué?
CLARA.—De meningitis. A lo mejor murió de otra cosa..., no lo sé. Me
lo comunicaron las autoridades.
ELÍAS.—Entonces fue meningitis. Las autoridades son muy minuciosas
en los detalles. (Silencio.)
CLARA.—Ahora que te he contado todo lo de nuestra hija, cuéntame
algo de mí.
ELÍAS.—¿Cómo de ti?
CLARA.—Sí. Cómo era yo a los diecisiete años, cuando tú me amabas.
ELÍAS.—Recuerdo que una vez te tuve que buscar durante mucho
tiempo.
sólo con Te habías escondido
la camisa y aluna
y mordiendo fin paja.
te encontré oculta en el tílburi,
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 49/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 50/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
Gula, una sesión que, nos dicen, será histórica. Estamos en el punto
culminante de la visita de la señora Zajanassian a esta ciudad tan
simpática, tan rebosante de tradición y hospitalidad que la vio nacer.
Aunque la ilustre dama no está presente, el señor alcalde hará una
importantísima declaración en su nombre, como acabamos de saber.
Nos encontramos, señoras y señores, en el salón de actos del Hostal
de los Apóstoles, un parador, queridos oyentes, que puede jactarse
como pocos de saber qué es tradición. ¡Un Hostal en el que pernoctó
una vez ni más ni menos que el inmortal Goethe! En la escena del
salón, escena acostumbrada al brillo de los actores y al sonoro verso
de los poetas, se reúnen los hombres de Gula. Se trata de una vieja
costumbre, como el señor alcalde tiene la amabilidad de aclararme.
Las mujeres se sientan separadas de los hombres, en el patio de
butacas..., también una tradición gulense, como tantas otras. En la
sala reina una atmósfera solemne. La tensión se palpa. ¡Qué día para
Gula, señores radioyentes! Mis compañeros de la televisión, los
representantes de los noticiarios, periodistas de todo el mundo, todos
concentran hoy su atención en Gula. ¡Pero atención! El señor alcalde
toma la palabra. (El LOCUTOR va con el micrófono hacia el ALCALDE, que
está en el centro de la escena. Los gulenses se encuentran en medio
círculo a su alrededor.)
ALCALDE.—Ante todo, saludo a la comunidad de Gula y declaro abierta
la sesión. Orden del día: Un solo punto... ¡Tengo el indecible honor de
anunciar que la señora Zajanassian, la hija de nuestro querido y
llorado conciudadano, el arquitecto Gottfried Waescher, tiene la
intención
la Prensa.)deQuinientos
donar mil millones
millones para
a la ciudad de yGula!
la ciudad (Agitación
quinientos entrea
millones
repartir entre los ciudadanos. (Silencio.)
LOCUTOR.—(Con voz de circunstancias.) Queridos oyentes: ¡Una
sensación como hay pocas! Una donación extraordinaria que hace
ricos de un golpe a los ciudadanos de Gula y constituye, al mismo
tiempo, uno de los experimentos sociales más interesantes de
nuestra época. Los gulenses están como petrificados con la noticia.
En la sala puede oírse volar una mosca. Todos los rostros muestran
una felicidad y emoción indefinible...
ALCALDE.—El
el micrófonoseñor maestro
al MAESTRO .) tiene la palabra. (El Locutor se acerca con
MAESTRO.—¡Gulenses!: Antes de aceptar la donación, hemos de
considerar una cosa vital para nosotros. La señora Zajanassian
persigue un fin determinado con esta donación. ¿Qué fin?, os
preguntaréis. ¿Se trata solamente de darnos la felicidad que el dinero
puede proporcionar? ¿De inundarnos de oro, porque sí? ¿De sanear la
industria local? ¿Se trata sólo de eso? ¡Todos vosotros sabéis que no
es así! La señora Zajanassian va mucho más lejos. Lo que la señora
Zajanassian pretende con su lluvia de millones es la implantación de
la justicia.
Esta Su intención
exigencia nos hace es que Gula
vacilar se convierta¿No
y preguntarnos: en una ciudad
fuimos justa.
justos
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 51/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
hasta ahora?
PRIMERO.—¡Nunca!
SEGUNDO.—¡Toleramos un crimen!
TERCERO.—¡Una sentencia errónea!
CUARTO.—¡Un perjurio!
voz DE MUJER.—¡A un canalla!
OTRAS VOCES.—¡Muy bien! ¡Eso!
MAESTRO.—¡Ciudadanos de Gula! Esta es la triste realidad: Durante
muchos años nos acomodamos y vivimos en la injusticia. No es que
yo pase por alto, ni lo pretendo, las posibilidades materiales que esos
millones traen aparejadas. No es que quiera pasar por alto que fue la
miseria la causa de la maldad. ¡No! Pero también os digo: ¡Aquí no se
trata de dinero!... (Gran ovación.) ... no se trata del confort y
bienestar, no se trata de lujos... Aquí se trata de si estamos
dispuestos o no a realizar el ideal de la justicia. Y no solo este ideal,
sino todos aquellos que rigieron la vida de nuestros mayores y por los
que nuestros mayores supieron morir, todos los ideales que
constituyen y conforman el valor intrínseco de nuestra patria... (Se
repite la ovación.) Cuando se desprecia el amor al prójimo, cuando se
pisa el sacrosanto mandamiento divino de amparar al débil, cuando
se mancha el sacramento del matrimonio y se induce a error a la
justicia, cuando se empuja a la miseria a una madre... (Gritos de
condena.) significa que la libertad está en juego. ¡Nosotros estamos
obligados a defender nuestros ideales en nombre de Dios y a
defenderlos hasta la sangre si es preciso! (Ovación ensordecedora.)
La riquezalasolo
obtendrá tiene
gracia sentido
quien si hambre
tenga es una fuente de Gracia,
y sed de gracia. "Pero
hambresolo
y sed
de Justicia." Ahora, gulenses, yo os pregunto: ¿Tenéis vosotros estas
ansias de Gracia, esta hambre espiritual y no solo las otras
apetencias humanas, las ansias de la carne? Esta es la pregunta que
os hago en mi calidad de Director del Instituto. ¡Sólo si sois incapaces
de sufrir el mal, sólo si os es imposible vivir en un mundo viciado por
el aire de la injusticia, podéis aceptar con la conciencia tranquila los
millones y cumplir la condición que la donación lleva implícita! ¡Esto
es lo que os pido que meditéis, hombres de Gula! (Inmensa ovación
como respuesta.)
LOCUTOR .—Señoras y señores: ¡Oigan la enorme ovación con que los
gulenses contestan a tal discurso! Queridos radioyentes: Yo mismo
estoy emocionado. El Discurso del Director del Instituto estaba
impregnado de una grandeza de espíritu como hoy día,
desgraciadamente, es raro encontrar. Ha sido una magnífica lección
de condena de los pecados de todo género, una condena de esos mil
pecados también que se dan en todas partes, allí donde los hombres
viven en sociedad.
ALCALDE.—¡Elías Ill!
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 52/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
TODOS .—...para
ALCALDE que nuestras
.—...ni padezcan almas
nuestros no caros
más se pierdan...
y sagrados ideales.
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 53/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
ALCALDE .—¿Y en
CUARTO.—Vacío. el anfiteatro?
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 54/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 55/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
CORO I.
Infinito es el mal:
terribles terremotos,
volcanes desatados,
el mar enfurecido,
las guerras que devastan,
los campos
por arrasados
los tanques pesados,
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 56/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
la seta apocalíptica
de las bombas atómicas.
CORO II.
Pero nada peor que la pobreza,
la pobreza que no sabe de aventuras,
que esclaviza a los pueblos despiadada
en monótona cadena de miserias.
MUJERES.
Con las madres que ven cómo sus hijos
son presas de la muerte.
HOMBRES.
Con los hombres que ven en cada esquina
la traición acechando su existencia.
PRIMERO.
Los hombres que marchan con los pies desnudos.
TERCERO.
Con la boca reseca por la rabia.
CORO I.
Con las manos vacías
frente
que yaano
lasdan
muertas
el pan.fábricas
CORO II.
Con los trenes que pasan despreciando
la ciudad que antes fue.
TODOS.
Bienaventurados
MATILDE.
los que la pía suerte
TODOS.
liberó del horror.
MUJERES.
Dóciles telas nos ciñen la figura.
HIJO.
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 57/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
HIJA.
La pelota de tenis
rebota alegremente
sobre la roja arena.
DOCTOR.
En los blancos quirófanos
opera el cirujano.
TODOS.
Todas las chimeneas humean en las casas,
donde hombres bien calzados
ya no mascan la rabia.
MAESTRO.
Ávida aprende la juventud curiosa.
SEGUNDO.
Activos industriales coleccionan tesoros.
TODOS.
De Rembrandt a Rubens.
PINTOR.
El bienestar se amiga con las artes.
PÁRROCO.
En rebrote de fe,
las tres Pascuas del año
la población afluye a las iglesias.
TODOS.
Y los trenes que unen a los pueblos,
majestuosos y a la par veloces,
no cruzan sin parar.
REVISOR.—¡Gulaaa!
JEFE DE ESTACIÓN.—¡Rápido Gula-Roma! ¡Señores viajeros, al tren!
¡Coches cama, a la cabeza! (Por el fondo llega CLARA ZAJANASSIAN, en la
litera, inmóvil como un viejo ídolo de piedra. Acompañada de su
séquito, atraviesa entre los dos coros.)
ALCALDE.—¡Ya parte!
TODOS.—¡Se va la bienhechora!
HIJA
TODOS.—¡Ya parte
.—¡Ya aquella
parte con suque nos cubrió
séquito! (CLARAdeZAJANASSIAN
bienes! hace mutis por el
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 58/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
TODOS.
Que nos guarde los bienes terrenales,
que nos guarde la paz,
la libertad por siempre.
¡Que aleje las tinieblas
de la ciudad!
Para que los dichosos
disfruten de la dicha
recién resucitada.
TELÓN
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 59/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
EPÍLOGO
La visita de la vieja dama es una historia que transcurre en una pequeña ciudad de
Europa central y está escrita por alguien que no pretende distanciarse de sus personajes,
ya que no está seguro de que obraría de distinta forma que los gulenses en la misma
situación. Lo que la historia entrañe de más es algo que no necesita ser dicho aquí ni
resaltado en la escena, cosa esta válida también para el final de la obra. Si bien es
verdad que los gulenses hablan al final más solemnemente de lo natural y se acercan a
lo que se da en llamar poesía, ha de atribuirse solamente a que los habitantes de Gula se
han vuelto ricos y, como nuevos ricos que son, se esfuerzan por hablar de forma más
rebuscada.. En esta obra describo personas y no marionetas, una acción y no una
alegoría, un mundo y no una moral, como a veces se me achaca. No intento ni siquiera
confrontar mi obra con el mundo, ya que esto se da naturalmente de por sí, siempre que
reconozcamos y consideremos que también el público es parte y pertenece al teatro. Una
obra de teatro se limita, para mí, a las posibilidades escénicas, independientemente del
ropaje de un estilo. Cuando los cuatro gulenses miman árboles y animales en escena, no
se trata de surrealismo, sino de hacer más soportable la penosa escena de amor que se da
en el bosque, es decir, el penoso acercamiento de un viejo a una dama medio inválida,
acercamiento más soportable en una atmósfera con tinte poético. Yo escribo siempre
con una confianza inmanente en el teatro y en el actor. Este es mi impulso primario. El
material me fascina. El actor necesita poco para encarnar un personaje. Solo su
epidermis, es decir, el lenguaje que, naturalmente, ha de concordar. En otras palabras:
de la misma forma que un órgano se revela exteriormente por la piel que lo cubre, la
obra de teatro se define por su lenguaje. El autor se preocupa solo del lenguaje, que es
su último resultado. Ahora bien: el autor no puede elaborar el lenguaje en sí, sino
solamente lo que hace el lenguaje; por ejemplo, el pensamiento y la acción. Solo los
diletantes se preocupan exclusivamente del lenguaje en sí y el estilo. La labor del actor,
en mi opinión, debe ser llegar al mismo resultado, es decir, a reflejar como natural lo
que es arte. La obra ha de interpretarse así como está, sin buscar segundas intenciones,
ya que lo que la obra entraña ajeno a la misma acción se dará por añadidura. No me
tengo por un autor de la vanguardia actual. Sin embargo, tengo mi propia teoría del arte
(¡hay tantas cosas que a uno le gustan!), pero la considero como una opinión privada y
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 60/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
me guardo de decirla, ya que entonces tendría que regirme por ella, y prefiero pasar por
una naturaleza un poco desquiciada con poco sentido de las formas.
dos eunucos, los cuales no deben ser representados con desagradables voces de
castrados, sino como algo irreal, legendario, tenue y fantasmal en su dicha vegetal,
como las víctimas de una venganza absoluta, lógica como las leyes de la prehistoria.
(Para facilitar el papel, los dos eunucos pueden hablar uno cada vez, no necesitando, en
este caso, repetir cada frase.) Mientras que Clara Zajanassian es una heroína desde el
principio y lo ha sido siempre, Elías Ill, su amante, se convierte en héroe a lo largo de la
acción. En su calidad de oscuro tendero, se siente víctima al principio, sin conciencia de
lo que pasa. Culpable, reacciona aduciendo que su delito ha prescrito con el tiempo.
Elías es un hombre sencillo que lentamente, al pasar por el miedo, el horror y la
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 61/62
5/11/2018 D rrenmatt,Friedrich-Lavisitadelaviejadama-slidepdf.com
resignación, llega a hacerse grande por su muerte, reconocida ya su culpa. (Su muerte
no carece de cierta monumentalidad.) Su muerte es simbólica y sin sentido al mismo
tiempo. Hubiese sido solamente simbólica si su muerte ocurriese en el reino mítico de la
antigua Polis, pero no lo es porque su historia transcurre en Gula. Rodean a los héroes
los gulenses, hombres como cualquiera de nosotros. No han de ser representados como
malvados, ni mucho menos. Al principio están firmemente decididos a rechazar la
oferta. Luego, se meten en deudas, pero no porque se propongan asesinar a Elías Ill,
sino porque en su despreocupación piensan que todo terminará del mejor modo, sin
necesidad de dramas. Así ha de entenderse y escenificarse el segundo acto, al igual que
la escena de la estación, donde la angustia existe sólo en la cabeza de Elías, el único en
comprender su situación. En la estación, los gulenses no se excitan ni insultan. El
cambio radical se da en el granero de Peter, donde la fatalidad se hace inevitable. A
partir de este momento los gulenses se van preparando para el crimen, se escandalizan
del delito de Elías, etcétera. Solo la familia Ill se aferra hasta el final a la idea de que
todo terminará bien. La familia no es malvada, sino tan débil como los demás. Se trata
de una comunidad que va cediendo lentamente a la tentación, como le pasa al maestro.
Este proceso ha de ser comprensible. La tentación es demasiado grande y la pobreza
demasiado extrema. La visita de la vieja dama es una obra donde la maldad surge; pero,
por lo mismo, no debe hacerse resaltar, sino representarse de la forma más humana, con
compasión y no con indignación por lo que pasa, pero, ¡por favor!, también con humor,
pues nada daña tanto a esta comedia, que termina tan trágicamente, como una seriedad
exagerada.
http://slidepdf.com/reader/full/duerrenmatt-friedrich-la-visita-de-la-vieja-dama 62/62