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Ann Irwin la farlamudez | en | + Ann Irwin La tartamudez en los ninos i f Hl i oe, PEDAGOGIA | | Naga EDICIONES MENSAJERO I CAPITULO 4 Exigirle que hable ‘A veces, la eliminacién de una, dos o tres presiones es suficiente para alejar el tartamudeo. Puede que el Paraguas y la terapia de reduc- cién de preguntas haya rebajado tanto el tartamudeo de Benjamin, que casi haya desaparecido. Si es asf, estupendo. De todas maneras, ahora procederemos a la eliminacién de otra presién especifica: la de pedirle que hable. Pero antes, tengamos una breve interrupcién. Probable- mente es mejor para Benjamin no tener demasiados cambios repenti- nos en su entorno, porque los cambios les dejan confusos e insegutos a los nifjos pequefios. Por esta raz6n, si vosotros y las demas personas de su entbmo infantil habéis introducido algunos cambios en lo referente a su Iheucién, seré mejor no introducir més cambios inmediatamente. Sugic/o que continuéis con vuestra actual terapia y esperéis una sema- na anjes de seguir adelante. (}uando haya pasado la semana podéis comenzar 2 trabajar en la Terapia Preventiva de no exigirle a Benjamin que hable . Os va a resul- tar my fécil comparado con lo que habéis hecho hasta ahora. Sé que Pido sjucho a los padres pero también sé que se sentirdn muy contentos de tex algo positivo que hacer y muy aliviados al observar los cam- bios e}i el habla de Benjamin. }lucho de lo que sugiero significa aparcar algunas de las discipli- Nas que vosotros aplicarfais, normalmente, a la educacién de Benjamin. Los p)idres se preocupan mucho de la disciplina. También yo me preo- cupo jnucho de eso, pero mucho més del tartamudeo. Cuando la disci- plina ;upone una presién sobre el habla, sugiero aparcar la disciplina 51 | Por unos meses, hasta que haya desaparecido el tartamudeo. Hay que elegir: Si prfieres la disciplina a la locuci6n fiida, es facil que tengéis tun hijo que tatamudeard de por vida. Si subordingis la locucién, digamos hasta que el nifio tenga unos seis afios, muy proba- blemente tendréis un hijo que habrd superado el tartamudeo. Puesto asi, claramente, apenas hay eleccién. La Tera posponer las disciplinas que perturben el habla. “Dime” y “cuéntame” ‘Cuando le pides que hable, no s6lo le dices a Benjamin que tiene ue hablar, sino que, con frecuencia, le dices hasta las palabras que tiene que usar. De ordinario, aunque no siempre, comienzas con las "0 “cugntame”. Por ejemplo, normalmente le dices ‘la abvela aquel cuento Cuéntale a papa qué ha pasado hoy en la guarderia Cuéntame quién te ha dado esos carameios: Cuéntale ese chiste a Juanito, etc. ete Todas esas exigencias para que B a deberfais decir a Benjamin “di is". No hace ninguna falta que di no dice espontineamente “ importa, entonces puedes ti agradecer al donante en su s bien facil. Si Benjamin esté contigo, es mas que suficiente usted le ha traido a Ben- donde te pueda oir, puedes afadir: le, mientras tenga este problema con el habl perdén por algo, en vez de exigirle que lo diga, di Sue ests enfadada con él y que no lo vuelva a hacer, pero gudrdate de exigirle que diga nada, los padres, sobre todo a las madres, les gusta exhibir a Ben- tndole que diga un verso, una poesia que ha aprendido o, como hemos dicho anteriormente, que cuente un cuento 0 un chis ‘También puede ocurrir que quedéis tan alabra larga o dificil, que exclaméis: fe ido por decir unas palabras largas o dificiles ni solicitado para que las repita. La Terapia Preven- tiva exige que nunca intentéis mostrar 0 exhil presiGn sobre el lenguaje totalmente innecesaria. Si disfrutas pidiéndole que se “exhiba”, pregiintate por qué. La respuesta puede ser muy bien, porque estés orgullosa de él y deseas mostrar a los demés lo te que es el mozo. Es natural que los, padres se sientan orgullosos de sus hijos pero, cuando uno de ellos es fartamudo, la exhibicién de sus talentos de expresidn es algo que hay ‘que evitar. Alguien dijo muy a prop herramienta, no un adoro”. Por con: © versos espontineamente, es ya muy diferente, porque es él quien ha tomado entonces la decisi6n de hablar y es él quien se escoge su propia audiencia, lo cual no es en absoluto Jo mismo que si eres ti quien te exige qué decir y a quién decirlo, Otras ocasiones en las que le exigimos que hable Fedirle que hable no es tan frecuente como el hacerle pregu Por eso es comparativamente facil acordarse de no hacer! He porque eso ocurre a menudo con sentencias que empiezan con © “cuenta”, Sin embarg i sin emplear esas dos palabras; por ejemplo: “Benjamin, hablar Fees ahuela que esté al telefono”; o euando le apremias a que se con, Fiese culpable: "Yo te vi cémo tirabas de la cola al perros iqué cosa imés fea! Tienes que decirme por qué hiciste eso y prometsene que hunca lo volveris a hacer” Rormal, ser conscientes de todas las 108 que hable. Con todo, mi fe das cuenta cada vez més de famente, Por ejemplo, més apremiante para Benjar ‘ser el primero con la respuesta correcta y quiere ser et Pr 54 cen decir a palabra, por lo que sentiré la necesidad de decirla répida- ‘nente. E] mismo problema puede tener lugar en juegos de adivinanza Naturalmente, si €s0s juegos no le producen ninguna ansiedad o tarta- ‘mudeo, entonces no es cosa de evitarlos ‘Puedes también, inconscientemente, pedirle que hable, si no has comprendido las palabras de Benjamin y le pides que repita lo que ha dicho. Es preferible no pedicle que repita, porque esto causa, frecuen- temente, tartamudeo. En vez de eso, puedes ser capaz de adivinar lo que ha dicho o incluso sonreir a mpdo de reconocimiento. Si esto no satisface a Benjamin, es cosa suya el decirlo otra vez 0 explicértelo de otra manera. Lo importante es que no le pidas que repita lo que ha dicho, si ha tartamudeado mientras lo decia si ha sido incapaz de completar Jo que querfa decir. ‘Los padres suelen decir que no solicitar que hable es, comparati- ‘de conseguirlo. Sin embargo, requiere concentracin y prictica, y significa que tienes que estar en guardia para no decir cier- tas cosas. Los padres, deseosos de que su nifio sea bien educado, auto- méticamente Je exigen que diga esas palabras de cortesfa elemental. Ha habido varias ocasiones en las que he empleado media hora con los padres insistiéndoles sobre la necesidad de abstenerse de pedir a sus hijos que digan esas palabras de educacién. Pues bien, cuando sus hijos se nos reunfan entes de salir de la clinica, al salir por la puerta, la madre les decfa: “Di, adios” 0 “Di, gracias”. Lo que demuestra que los hébitos no se rompen en media hora. CAPITULO 5 Interrupciones Si el tartamudeo de Benjamin aparentemente ha desaparecido, 0 casi, puedes preguntarte: “,Necesitamos seguir con una ulterior Tera- pia Preventiva? La respuesta es: “si”; serfa prudente seguir. Puede que Benjamin haya recibido un “buen remiendo” cuando el tartamudeo casi desaparece por un perfodo de tiempo, pero no quiere decir que no vaya a sufrir episodios de tartamudeo en el futuro. Si el tartamudeo no vuel- ve durante unos meses, serd un signo esperanzador, pero esto no signi fica que no vaya a volver después de algiin tiempo. Segiin mi experien- cia, deben pasar nueve meses de fly2ncia antes de que se pueda decir confiadamente que el tartamudeo haiquedado vencido. Por consiguien- te, durante los primeros meses de fl; encia 0 casi fluencia, es importan- te que sedis conscientes de que exisjen otras presiones sobre el lengua je, de forma que poddis suprimirla} y, por lo mismo, crear una mejor oportunidad para que el tartamudeo ho vuelva. Y hablando ahora de la presi{n que suponen las interrupciones, voy a pediros no s6lo que os al i sino también que le permitdis a él q borda la disciplina familiar, tnicamy Todos conocemos por lo men que charla con nas se para para respirar. Un débi Pirle, s6lo hace que el hablador lev; y siga adelante, prescindiendo de entrar en la conversacién. Este 6s interrumpa. No se echa por la te se la aplaza temporalmente. aun adulto que habla sin parar, tento que hacemos par te su voz para sofocar las nuestras odo intento de nuestra parte por je hablador interrumpe constante~ 55 mente, pero él no permite ser interrumpido. El cielo le ayude a Ben- tiene un pariente terruptor crdnico nos impide hablar, nos impide escuchar lo iendo y no nos deja recordar qué era lo acaban nuestras frases por nosotros, a menudo incorrectamente, se impacientan con lo que esta- jo y tratan de impedir que empecemos a hablar, de forma pueda hablar en vez de nosotros. Esta gente hace la con- desagradable a los adultos fluyentes y mucho més al nifio no-fluyente. Si sucede que ti eres una de las pocas madres 0 padres que hablan o interrumpen de esa manera, tendrés que tener 1a enorme suerte de que Benjamin sea uno de ese tres por ciento que supera su tartamudeo esponténeamente, y no del 97 por ciento que s6lo supera el tartamudeo con la debida ayuda La mayorfa de nosotros, sin embargo, participa en las conversa~ ciones de un modo mis 0 menos razonable y sabe aguardar su turn para hablar, sin causar interrupciones. Pero hay todavia una tendencia, por parte de los padres, de proceder como si ftera correcto interrumpir su hijo, a veces repetidamente, mientras consideran grosero el ser To que les cuesta a los padres el permitir que Benjamin les interrumpa, aunque de ordinario estin de acuerdo en que ellos no le interrumpiran. ero una vez que han puesto en préctica la terapia y ven qué diferencia supone para el tartamudeo de Benjamin, quedan totalmente dispuestos 2 seguir permitiéndole que les interrumpa. Efectos de la interrupcién en el habla de Benjamin Cada vez que interrumpes a Benjamin, sea 0 no tartamudo, si fica que tiene que empezar de nuevo a hablar y, como hemos anteriormente, el tartamudeo tiene lugar Jas mas de las veces a los principios de la expresién, lo que significa que procedes de un modo muy a propésito para incrementar el tartamudeo. La interrupcién es lo mejor para causarle una frustracién y hacerle sentir que lo decir no puede ser muy importante, porque tt no tienes de qué se trata. Tales sentimientos bastan para hacerle a ‘Ademés, sentird que debe necesario hablar répidamente es una de las causas més corrientes del 56 aumento del tartamudeo, y sin embargo, los padres someten incons- cientemente a su hijo tartamudo a tal presién una y otra vez, y al mismo tiempo le dicen: “Benjamin, por todos los santos, habla més espacio”. Nada extrafio que quede confuso! ificultades que podéis experimentar al poner en prictica esta terapia Aprender a dejar de interrumpir a Benjamin requiere su tiempo. En las primeras fases puede que interrumpas sin intencién de hacerlo y entonces te enfadas. Pero es que aprenderlo lleva tiempo. Como en las otras etapas de la Terapia Preventiva, los padres pueden ayudarse mutuamente en la consecucién de este fin: una sonrisa, un levanta- miento de ceja 0 cualquier mirada inteligente ayuda muchisimo. En jerta ocasién, un niiio de cuatro afios estaba presente en la clinica mientras sus padres y yo discutiamos sobre la terapia d No habfa ninguna razé6n para que el nifio no estuviera presente, pues tera consciente de su tartamudeo y no habfa ningiin secreto esp‘ sobre lo que nosotros discutfamos. El 10 jugaba feliz sobre 10 en sus juguetes y sin darse cuenta de lo que nosotro: embargo, en la siguiente visita, me dijeron sonriendo cordialmente: “Cuando le interrumpimos por error, Benjamin dice: ‘La terapeuta os dijo que no me interrumpierais"”. Aunque esto pueda parecer una sali- da listilla, muestra cudn importante es para Benjamin que no se le inte- ‘mrumpa. No creo que sea razonable esperar que unos padres dejen de inte- pero bien incapaz de lel todo. Un nifio nunca es un hablador inconteni interrumpa cuando esté hablando consigo mismo. Los nifios, con fre- cuencia, viven parte de sus tistico y hablan con- sigo mismos con fluidez total, porque representan todo lo que ests en suis mentes, En estos momentos de creatividad y fluencia estaria t ificado romper su encato. Cuando pido a los padres que permitan que Benjamin les inte~ rrumpa, presentan toda clase de legitimas razones a favor de que no deberia hacer eso: “Pero si él nos interrumpe todo el tiempo”, dicen ‘ muy duro, sobre todo si tenemos amigos en casa. ;Qué van a 37 pensar de nosotros? A mi no me importa, pero su padre no lo soporta. No cree que Benjamfu deberia salirse siempre con la suya”, A pesar de estas objeciones, creedme, ¢s necesario, Benjamin tiene un tartamudeo ¥y queremos que salga de él; por eso, cuando tiene algo que decir no {queremos que tenga que pararse a pensar: “Es oportuno habl: ra?” Lo que nosotros queremos es, precisamente, que habl . La terapia es s6lo que‘os interrumpa, temporal, y veréis que se os hard fécil perm ‘una vez. que haydis decidido permi ‘us hijos, sobre todo si ocurren con frecuencia, y en especial si marido y mujer sostienen una conversacién seria. Por lo que yo pido a los padres que reserven sus conversaciones serias para las noches cuando hablar en paz. Un tema que requiera un perfodo tiempo es mas adecuado para las horas en que Benj allt. Evidentemente, es duro para los padres el soportar interrupciones, pero puede convertirse en hébito, y eso paga dividendos. Nunca he ‘conocido hasta ahora a padres que hayan lamentado el haber permitido a su Benjamin interrumpirlos, padre podria esperarse, realmente, que permi- terrupciones, vosotros no podéis jugar a medias en la Terapia Preventiva. Los padres de Juani, una nifia de cinco afios de edad y de tartarmudeo grave, ya les habfan advertid estado procediendo 1¢ aseguraban que a ellos sense ¥ qe tablan " aceplaron. “Hagamos la prueba. Tenemos que hi para ayudar. A ver 105". Esto era suficiente para mi. ‘Tres semanas después artamudeo de Juani casi ha desa ” ca hubiéramos creido que ocas semanas habriamos considerado eso un ‘buen dia’. Ahora esta- mos seguros de que lo superaré” 58 Los padres de Juani han dejado de cynsiderar esta terapia como un breve experimento temporal. Han dec'dido seguir con la terapia todo el tiempo que sea necesario. 59

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