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Ss Liles Meer 4 mi hermana Ji xstar ntes, cuando era chico, yo queria tener una hermana menor, para poder mandarla. Pero ahora que la tengo, me arrepiento. Es comple- tamente fatal. Porque las mujeres son fatales y también las mamas no sa- ben educarlas. Y la prueba es que desde que ten- go hermana, mis notas en el colegio son casi puros 2 0 casi todos 1. Resulla que en vez de poderla mandar, tengo que Ilevarme todo el dia haciéndola aparecer. Porque mi hermana Ji es lo mas des- aparecida que hay, y también es creida, Y cuan- do nose cree la Caperucita Roja, se cree la Bella Durmiente o sencillamente la Cenicienta, y es- trepitosamente se desaparece. Entonces a la 7 mami ni siquiera le importa que yo tal vez voy a hacer una tarea, sino que me implora que la busque. -{Mi hijito, se perdid la vital ~declama con ojos de lumbago- Buscamela, que estoy deses- perada... —Que la busque la Domi ~digo, mostrando nis cuadernos. —Nunea la encuentra... Por favor, Papelucho, que voy a enloquecet... -y pone cara de (dem, -Es que iba a hacer tareas, ~Las haces después, mi lindo ~y asoma la- gtimones. Yo piensa que para los santos mila- grosos debe ser aburrido estar en el cielo y oir puras suplicas y ver puras caras togonas, Con tal de no verlas creo que hacen cl milagro. -(D6nde la vio usted la ullima vez? -le pre- gunto. ~Dice la Domitila que estaba comiéndose el dulce de castafia en Ja despensa. ~{Qué dia? 7A qué hora y disfrazada de que? —Hay mismo, hace como dos horas'y podria estar creyéndose el ratén Mickey porque se ha- bia puesto tus pantalones en la cabeza... ~Entonces gcémo no se les ocurre que un ra- tén, cuando Jo pillan, corre a esconderse én su cueva? Me saco los zapatos y me trepo por el mon- ton de botellas y mugres que guarda el jardi- nero. Ahi estdn mis pantalones, pero ya estan, frios... —Mamia, hace rato que la Ji dejd de ser ratén le digo-. Déme otra pista. -jNo hay otra pista! ~y se retuerce las ma- nos-. Por favor, piensa un poco, lindo. Eres el unico que la encuentra, y si tu... -Nb lo diga. Ya sé que se volverd loca, pero no me amenace. Veamos qué cusas faltan... —jComo qué cosas faltan? ~Necesito una pista. ;Le falta alguna ropa? -jVaya uno a saberlo, entre tanta cosa! En ese momento aparece la Domi. ~Sefiora, compreme un cedazo. —Pero si hace apenas tres dias que te compre uno. —Pero ahora no esta en ninguna parte... -Mami, la Ji estd en la plaza -digo paulati- namente. ~jEn la plaza? yCémo lo sabes? —Falta el cedazo... -7Y qué tiene que ver eso? —Estaré colando guarisapos en la pileta de la plaza. ;Para qué otra cosa sirve un cedaza? Claro, la Ji estaba en la plaza, y ademas ya 9 na era hora de ponerse a hacer tareas. Entre los guarisapos habia ocho sapos saltones, resbalo- Sos y tan dificiles de pillar que se hizo noche y se perdieron rotundamente tres. Cuando Hegamos a la casa con los cinco sa- pos, el cedazo y la Ji, ya la mama tenfa armado 10 xstar elboche y jclarol, la deseargé conmigo. gPor qué -digo yo- la gente es tan injusta? La perdida era la Ji y el cedazo. Yo Jos encontré a os dos... zen- tonces??? —Por qué me castiga a mi? Por inconsciente, Hace dos horas que salis- te a buscar a tu hermana... -Pero Ja encontré al tiro. Hace dos horas. —zY cémo iba yo a saber que la encontraste? No se les ocurre nada a la gente grande. Cuando yo crezca, no pienso ser ast. Pero mien- tras alegdbamos me estaban palpitando los bolsillos de mi pantalén. Los sapos se habian puesto nerviosos. ~jY te vas a la cama! -ordend la mamaé con voz Aspera-. ;¥ sdécate las manos de los bolsi- los! Me las saqué, pero junto con sacarmelas, sal- taron los sapos por todos lados. La mama cayé desmayada en un sillén mientras yo con la Jinos apurdbamos en cazar los sapos antes de que la mama se desdesmayara. La Ji se morfa de risa; a ella todo le da risa porque es frivola, ¥ esto no era para reirse, por- que chitas que es dificil pillar sapos sin cedazo. Porque ellos tienen los ojos justo en esa parte en que se puede ver para atrds, para adelante y para TL xstar todos lados aun tiempo. También son a retro- impulso y cardcter aerondutico. Total, que mien- tras pillaba uno, al pillar otro se me escapaba el uno. No habja solucién. -]i, tengo una idea le dije— Tréeme una me- dia de la mama Ahi los fuimos echando con frecuencia mo- dulada, hasta enterar los cinco, y cuando la mama abrié los ojos, los sapos estaban a salvo en el closet. ~En una de éstas me van a matar del cora- z6n dijo ella sujetandoselo. ~Lo malo es que en su tiempo la gente no estudiaba ciencias le explico-. E] Sapo es un ba- tracio anfibio que no daa al hombre ni a la mujer, Es posible que no dahe, pero da asco -ale- ga. -El asco es un sentimiento anticristiano —digo-. Usted le tiene ascoa las arafias, a los ra- tones, a las cucarachas y hasta a las culebras Podria imitar a San Francisco que era intima amigo con los animales. Pero mientras conversabamos, la Ji se habia desaparecido otra vez. ~Papelucho, déjate de sermones y busca atu hermana, 12 xstar —Usted me habia mandado a la cama easti- gado-y empecé a desvestirme. ~Antes buscards a tu hermana. No puede estar muy lejos, Estaba aqui hace un momento, cuando largaste los sapos. -En primer lugar no los Jargué.., -No discutas y btiscame a la nifia. Donde dejaste los sapos? -Por ahora estan en transito. —No sé lo que llamas transito, pero ahi debe estar la Jimena. -No Jo creo. Como es mujer, no le interesan los sapos. —Di donde puede estar... Tal vez en el baleén ~y me meti a la cama, castigado, Apenitas me arropé, llegé otra vez la mama, con cara apremiada. —Dime, Papelucho, ;por qué pensaste que la nina estarfa én el baleén? —Porque antes yo habia dicho “tengo una idea”. ~zY eso qué tiene que ver con el balcén? -Ella cree que las ideas andan por e] aire, ¥ Seguramente le dieron ganas de tener también una. —Realmente tu eres para mf una gran ayuda 13 con esta criatura —dijo mamia— Te perdono el cas- ligo y puedes ir a comer, Mientras me ponia los pantalones yo tam- bién la perdoné a ella y ademas me dio pena que jamds nunca se le ocurra cémo encontrar a su hija. De caming al comedor, fui a ver tos sapos. Se sentian muy presos y acalambrados y enre- dados y Uno tenia paralisis y otro un tizne ner- vioso. Los largué en el cuarto de bano y leeché Uave con la esperanza de que nadie tuviera ne- cesjdad de entrar hasta el otro dia. ~San Francisco -recé—, ayridame a cuidar mis sapos en este triste valle de lagrimas y que na- die necesite. Amén. Apenitas me habia sentado a la mesa, cuan- do senti la puerta de caile y cret que era e] papa. A veces le da la mania de lavarse las manos, ast que wolé al bato para Jlegar antes que él y me encerré. Los sapos me miraron conten- tos. Me conacen, y a su manera me pedian agua. Eché a corver la Ilave de la tina para que se banaran. Por encima del ruido del agua se oian gritos llamandome. Entonces, con vio- lencia, meti los sapos en la pileta del cuarto de banio y coloqué la tapa. ;Ahi estaban a sal- vo! i¢ —,Estds enfermo? —pregunté la mama cuan do volvi ala mesa. No, por qué? -Saliste tan apurado.. —Noestarfas bandndote... senticorrer mucha agua -dijo el papa, : : Se le ocurre, papa! Pero mire mis manos -y se las mostré blancas y arrugadas de puro limpias ~Al fin aprendes que hay que venir ala mesa con las manos lavadas. Sdlo hace falta que le ensefies a tu hermana ~dijo la mama. —zYo? jY por qué yo? —Porque la llevas tan bien... —Traerla, querra usted decir, cuando se pierde. ~Yo no me pierdo —dijo la Ji-. Siempre sé dén- de estoy. ~Es falta de educacién —dijo la Domi sirvien- do los porotos. ~Si td supieras, Domitila, lo que cuesta edu- car a los hijos ~y la mama la mir6 con cara de Mater Dolorosa. Me dio pena. ~Si quiere yo se la educo —le ofreci-, porque Se ve que usted no tiene ni la mayor idea... -Tu puedes ser su guardién =me dijo apa- sionadamente-y mientras lo seas no dejaras que ella desaparezea. 15 Yo me senti feliz de ver que uno Puede ayu dara la madre de uno, pero a Ja Ji le dio conmi- go. Mientras comia los porotos me decia que yo efa un Ogro y que cada porate era un nifito y yo me los comia con camiseta y todo. Ella ni los probs, y entonces le trajeron un huevoa la copa. Y eso es lo que la mama ni se da cuenta, que Te da gusto en toda. Asi que yo le dije a la Ji: Si los parotos son nifitos, tu huevo es una princesa rubia ¥ ta eres la mala bruja que se Ja va a comer, -Y para que veas que no soy bruja, pongo a mi princesa en las flores y dicho y hecho, vacid el huevo en el florero del comedor., La mama se qued6 estitica y; claro, engan- ché primera contra mi. ~jPapelucho, ya dejaste a Ja nifa sin comer! —{Yo la dejé sin comer? -Y quién otro? Decirle que era bruja si se comia el huevo... ~Mami, la estoy educando. ~Dejar a un nifio sin comer es criminal. ~cAsi que yo soy tn criminal? ~No he dicho eso. Dije que dejarla sin comer es criminal. Y tampoco eres tt él llamado a edu- carla. Eres solamente su guardian Guardian. Antes me Parecia como un honor, 16 pero ahora la palabra me retumbaba en la cabe- za. Por eso me fui a acostar. Apenitas me habia dormido, senti la voz de Ja mama: -Papelucho, despierta, por favor... Pero me acordé del “guardian” y apreté mas los ojos. -Hijito, siento tener que despertarte... -me remecié suavecito, pero no desperté. Llegd el papa, encendié la luz y me tiré las ropas para atras. —Papelucho, jdespierta! -ordend. Y desper- té. -Tu hermana se ha perdido. La hemos bus- cado en todas partes y no creo que ti puedas seguir durmiendo si sabes que no se encuentra. Me senté en Ja cama tratando de abrir los ojos a la luz. Eché los pies al suelo y como un autégrafo Parti caminando por Ja senda del honor. Sentt que me seguian, y por las sombras reconoe al Papa, a la mama, ala Domi. Me daba tabia. ;Por qué tendria la mamdé tan poca confianza en el angel de la guarda de la Ji? Y obligarlo a una a ser guardian, hasta de noche... Todo eso me ten- t6 de hacerlos ver lo dificil de la cuestion. Asi que salfa la calle, Di vuelta ala manzana entera. 17 xstar Las sombras me seguian. Di otra vuelta y empe- Zaba a dar olra mas, cuando el papa me pescd de la orgja. —j Qué pretendes con esta ridiculez? Ala luz del farol lo miré perpetuo. —Estey pensando dénde debo buscarla. No tengo pista -dije. ~jCaramba! ;Y qué has pensado? Dilo. —Muchas cosas. He pensado que si la Ji tie- ne hambre, podria estar comiendo en alguna parte. Si sigue con Ja idea de que los porotos son nifitos con camiseta, se habrd Nevado el tarro de porolos muy lejos, para librarlos de la olla. Si todavia se cree bruja, andard a caballo en una escoba, y si se cree princesa de algtin cuento... -iEso! Si se cree princesa de algun cuento, idénde podria estar? -O en algun palacio de cristal o en un casti- Ilo de flores... Bueno, y ahi estaba, de Bella Durmiente, echada encima de los pensamientos. Pero al menos se dieron cuenta de que es dificil pensar. Y la mama me abraz6... -jQué hariamos sin tif Eres admirable -me dijo. —(Usted me encuentra acimirable? ~pregun- té. 18 -Si, hijo... -Ahi bene la prucba. Yo soy admirable y ine educé muy distinto a la Ji, A mi me daba cos cachos y a ella le tiene reverencia. —Una nina es diferente, es tan sensible... 51 me ensefiaras tu sistema para saber buscarla. -Es puramente cuestién que usted se crea la Ji y piense como ella. Lo que uno dice le da al tiro la idea. —Perfectamente. Hagamos un ensayo. Aho- ra soy yo la Ji y tu hablas... -Bueno... Hoy es miércoles -digo. La mamé se queda paralela casi una hora y por fin arrisca Jos hombros. No hay caso, no sabe pensar en Ji. —Has buseado lo mas dificil. No sabria como buscarla si ella oye esa frase... -Yo sf. Iria a la carniceria. El perro del car- nicero se llama Miércoles. —Hagamos otro ensayo -suplica la mama. —Que traigan pan con mantequilla —digo, ~La buscarfa en la cocina -dice Ja mamé ra- diante. -No, Habria que ira buscarla donde el Rudi que siempre tiene mermelada en el comedor. ~Pero tui dijiste mantequilla... -alega. ~jClaro! Pero lo que le gusta a la Ji es la mer- melada. ~Trato de comprender, Papelucho. Hazme otra pregunta. Puse cara de odio y dije con voz aspera: ~iTus notas estén malas, Papelucho! ~La nifia irfa en busca de tus cuadernos. 20 ~—Tode Jo contrariv, mami. Irfa a la farmacia. ~iA la farmacia? Pero zpor qué a la farma- cia? -jClaro! A comprar aspirina, Porque ella sabe que cuando el papa se siente mal siempre toma aspirina... -Noes facil dijo la mamé-. Es imposible -y me llevé a acostarme. Esta manana, cuando me fui al colegio, habia en la puerta de la casa de enfrente un camidn inmenso cargado de cajones. Los cajones tenfan letreros de cuidada, atencién, fragil y una pila de flechas, y venian desde Estados Unidos. To- dos esos cajones quedaron como metidos en mi cabeza y mi cabeza metida dentro de ellos. Todo el dia estuve sacando aparatos fantasticos y frd- giles: telescopios, cépsulas espaciales, cerebros electrénicos, ametralladoras interplanetarias... y contesté todo mal en la clase. Cuando volvi a mi casa, se habsa ido el ca- muon, pero enel sitio pelado estaban tiradas to- dos tos cajones abiertos, y habia cerros de papel Para hacer grutas. 21 xstar Me fui a ver al Jolly, mi amigo americano, decidido a formar con él la sociedad explota- dora de inventos y sorpresas cooperativas trituritarias, Pero la casa del Jolly se habia con- vertido en Ja feria de maravillas, porque entre todos estaban ordenando las cosas que trafan esos cajones. Haba desde pan de Pascua, pa- tines eléctricos, jamones, ametralladoras de hormigas, columpio con musica, jabones de ba- talla, etc., hasta televisor de balsillo. Total, que se me hizo noche probando chocolates y cues- tiones y lamamé de Jolly me dijo: “Good night!”, cuando yo ni pensaba en irme. Bueno, me voy —le dije-, pero usted nos re- gala los cajones y todo lo que tird al sitio del Jado, gno? Ella dijo: “|Ajal”, que quiere decir conforme. Mientras comiamos, le habia dado otra vez a la mamé con el “prablema” de Ja Ji y parece que hasta la Hevé al médico, y le explicaba al papa lo que él le dijo, Tu quieres convencerme que es una nifia de las siete lunas... -decia el papa. —Te digo lo que me explicé el médico. Tiene complejo de evasidn. ~El médico es un ridiculo! ~trond el papé y se ature, 22 xstar —No, es siquiatra ~dijo la mama. Pero el papa estaba tan furia y tan atorado que mientras mds tosia, mas se enojaba, y mientras mas se enojaba mds tosfa, y no entendia nada. Yo sf que enten- di. Evasién debe ser un pecado de mujer, del verbo Eva. Cuando el papa lograba respirar de- cia que lo que necesitaba Ja Ji era mano firme La mami le gritaba para que la pudiera oir y é1 te decfa a grito pelado: “jNo me grites!”. Yo vefa que se iban a divoreiar. ¢Con quién me iria yo ahora que tengo hermana? Es tremendo tener una hermana con evasion y discutida. Resulta que uno la quiere igual que su propio yo, por- que ve que al igual que a una, no la entienden y da como congoja. Y cuando uno tiene congoja tiene que tragar y por eso me tragué todos los tallarines, que me cargan por resbalosos. En fin, que el papé y la mama, en lugar de divorciarse, decidieron ponerle llave a la puerta de calle por la cuetion de la Ji, y quedaron muy amigos, Resulia que esta manana amanecié la puerta con lave, pero Ja llave se habfa perdido suma- 23 mente. Y tarnbién la Ji. Todos habiamos queda- clo en idos en la casa, menos ellas dos. Pero es que no es posible -loraba mam la- mando a la ferreterfa por teléfono-, la Nave no estaba al alcance de la nina... Mande por favor un cerrajero, El papé lamaba a su oficina y decfa que un “asunto” lo haria llegar tarde a la idem; la mama Hamaba a otra ferreteria; el papa llamaba a un amiga y le hablaba a todo escape porque la mami le estaba pidiendo e} fono para llamay al cerrajero. Pero ninguna ferreteria tenia cerraje- tO y Ningtin cerrajero tenia teléfono. Por fin, cuando legs el famoso cerrajero, habia dos colas de gente en la puerta de mi casa: una dentro y otra fuera. En la de adentro estaba primero él papd, la mam, el cartero, el basure- ro, la Domi y yo, y en la de afuera, detras del cerrajero estaba el almacenero, toda la familia del Rudi, un carabinero, siete curiosos y mas atras la Ji. Todos tos que estaban dentro salieron furibiondos y todos los que estaban fuera entra- ron hablando al mismo tiempo. Cuando la mama terminé de manosear a la Ji, ella se me acercd y me dijo: ~Toma, te traje un regalo... pa‘callao ~y me metis en la mano una cosita caliente. Era la di- 24 25 chosa Have. Sila mama me Ja veia en la mano, capaz que me echara la culpa ami... Asi que con harto disimulo la tiré a Ja calle, y volvia entrar. Y tampoco valia la pena ir al colegio porque ya era la tarde, asf que me fui a mi cuarto a escribir mi diario, Hates escrito tres paginas, cuando senti afue- ra las voces de la Domi y Ja mama que buscaban algo desconsoladamente. Por suerte no era ia Ji 'a perdida, porque en ese momento entré a mi Cuarto -¢Puedo quedarme contigo? —preguntd. Si, con las manos atras ~dije, para poder se- guir escribiendo. -Tengo Jas manos atras ~explicé-. Oye, Pa- pelucho... -{Qué? ~-Yo ni sabia que la mama tenia visitas para el té ~Yo tampoco sabia... ~seguf escribiendo. ~Yo estaba puramente mirando esos dulces que ella trajo... -iCon las manos atrds? 26 ‘Creo que si. Pero Heed ta Capertteila Koja y me empezo a sacar pica. jA que no te eon todos los alfajores! -me devfa—. Y le pa apuesla. Dejé de escribir y la miré de hipo en hipo. Ahi estaba la Ji, con su cara barnizada y pegajn- Sa, con bigote, barbas y anteojo de pedazos de merengue. —Eres una avarienta —I¢e dije-, comerte todos esos alfajores. Sola no —dijo muy seria~. La Caperucita se comié tres -En ese caso no ganaste la apuesta, Si la gané, porque yo soy la Caperucita. —Podias haberle dado uno al lobo... -El lobo tenia la guata mala. jTe traje uno a ti! -y me acerc6 sus manos. Tuve que lengiie- tearlas y mordisquear los pedazos que tenfa pe- 8ados. Lastima que debajo del merengue esas Manos tenian gusto a parafina. -gEstuviste encerando? —le pregunté. ~jNo! Puramente me habia echado crema... tid mostrando sus dientes. ~Eres una pituca, y te vas a lavar las manos. Después vienes porque le voy a castigar. Al minuto estaba de vuelta estilando agua. -Vengo limpiecita para que me castigues. 27 Vey a amarrarte un rato La amenacé. jQue rico! Nadie me amarré mas desde esa WER... —jQué vez? -pregunté mientras le hacia nu- dos en las piernas y brazos con mi cordel. ~Esa vez que me colgaron en el nacimien- to... ¢Te acuerdas que yo era la estrella? -No me acuerdo. Y lo que pasa es que ti tie- nes delirio in stremis, A ver qué te crees ahora, jah? -Ahora soy Juana de Arca dijo con cara de santa. Bueno, Juana de Arco. Te quedaras amarra- da hasta que yo quiera. —,No me vas a quemar? ~Depende -contesté-. Por ahora te quedas amarrada hasta que yo vuelva. Porque en ese momento me acordé del Jolly, de los cajones interplanetarios que nos habia regalado su papa americano y de todo lo que (bamos a hacer con ellos y me largué a bus- carlo. Con un chocolate importado en cada mano, comiendo bien apurados para no perder tiem- po, el Jolly y yo empezamos a ordenar el sitio. El cajén mds grande servia para oficina-teatro cooperativo-cdrcel y campo de concentracidn 28 para experimentos. [il largo de ta alfombra para tubo de lanzamiento de cdpsulas espaciales, el cuadrado para guarida contra ataques aéreos y cl otro para mercado persa donde pod vender todas las antigiiedades que habta bota- das en el sitio. Con la plata que fbamos a sacar de los tarros viejos, ollas sin fondo, zapatos y cantoras antiguas, podiamos comprar bujias y otras cosas para inventos. También juntamos a un lado los ladrillos rotos que podiamos vender en liquidacién, y con los papeles gruesos y bri- lantes hicimos varias rutas de ocasién. Pusimos un gran letrero clavado en un palo que decia: Gran Feria Libre. Todo queda listo porque poco a poco se fueron juntando socios y éramos ocho astronautas, contando a los cinco Ulloas ya Jua- nete, sin cantar al Clodomiro que se aturdid. Porque cuando estdbamos tirando ladrillos a la liquidacién, le cayé uno al Cloro y con su atut- dimiento se junté gente y hasta el farmacéutico ¥ se lo llevd en un taxi. En fin, que se hizo la noche y Ilegé Ja Domi a buscarme con el eterno estribo: “jVenga al tiro que la sefiora esté como loca porque se perdid la nifial”, Y como el ladrillazo del Cloro, me vine a la cabeza el recuerdo de la Ji amarrada. Volé a mi 29 cuarlo y¥ la encontré durmiendo, muy feliz. La desperte, la desaté y la Weve a la castra porque se habia tullido, La mama me recibié nupcialmente diciendo que yo era realmente admirable, peru me cayd remal que me encontrara asi porque me carga que me encuentren admirable puramente por- que me habia acordado de una cuestién que antes me habia olvidado. Y por suerte hoy no habia colegio porque era el dia del trabajo. Asi que cuando me remecio el Jolly esta mafiana para despertarme, salté de la carna yni siquiera me lavé porque me ibaa ensuciar en el trabajo. Atvavesamos la calle corriendo, pero justo en ese momento se iba una carretela Ile- vandose el disparador de cdpsulas espaciales, y aunque corrimos detras, ni lo alcanzamos por- que huasqueé los cabailos y arrancaron a todito galope. Volvimos a la feria y encontramos una hoja de cuaderno gue parecia una carta y decia: “Como esta Feria es Libre, nos llevamos unas ta- 30 blitas, [Biba la libertad!” La carta era anénima y con pésima letra. ‘Tenfamos tanto que hacer que ligerito se nos paso la rabia. Los Ulloa habian traido clavos y martillo y se largaron a instalar la oficina, mien tras el Jolly vendia las an tigiiedades. Dofia Petra, la sefora del zapatero, dijo que era mejor ven- der las cantoras con plantitas, asf que el Jolly partié con los Ulloa y en poco rato tenian todas plantadas con flores de su propio jardin. Y se vendieron ligerite. Lo malo fue cuando quisimos repartirnas la plata. Eran puras dos lucas cincuenta y éramos ocho socios, sin contar al Clodomiro, que, aun- que estaria en el hospital, todavia era socio. ~Apenitas alcanza pa‘ un helao —dijo Efrén. ~Podiamos lengiietearlo entre todos —dije yo. -Rifémosta —dijo Efrén. Na —dije— asi queda uno contento y siete lo contrario. Mandémosle un helado al Clodomiro. E] Jolly alegé que habia que capitalizar, lo que quiere decir juntar plata para los in- ventos, Lo mejor era hacer un entierro cuando fuera la noche, dijo un Ulloa. Pero Efrén le dijo al Jolly “gringo agarrao” y el Jolly se enojé y dijo que se iba de la sociedad con todos sus cajones, 31 Se armé6 la discusién, la pelea y qué sé yo, y cuan- do estdébamos en lo peor frend un camisn hir- viendo y tiritando y escupiendo. Metia tanta bulla que no pudimos seguir peleando, y el due- fo del camién se bajé a conversar. 32 xstar -A ver si me venden los cajoncitos —dijo ras- candose el cogote-. ¢Cuanto pide por ellos? -le pregunté al Jolly, como si fuera adivino que eran suyos; pero el Jolly se qued6 paralizado y no contests. —jPaga al contado? -le pregunté Efrén Ulloa. ="Cash” —dijo el camionero. -iY cuanto? —pregunté yo. ~Ustedes tienen que poner el precio. -Son importados —dijo Efrén—, madera via- jada... ~A mi me da igual —dijo el hombre escupien- do-, total los quiero para hacer un cuarto. -,Un cuarto para qué? —le pregunté. Me dio miedo que nos quisiera robar la idea de la coo- Perativa... -Pa’ vivir, puh... Me acordé de las callampas, de esos cuartas de tablas separadas que son puras rendijas... E] cajén espacial cooperativo servirfa de buen dormitorio si Je ponian ventana y puerta. Me Sustaba la idea. Pero en ese momento el camion dio un tiritén mds fuerte, un pataleo mortal y Se paré el motor. E! camionero corrid a hacerlo Partir antes de que se enfriara. ~Hay que pedir recaro -dijo un Ulloa-. Una Casa vale plata, millones... 33 Si ese luviera millones arreglaria el camion diye Vo. SI lo vendemos se acaba la feria, los inven- tos, Lodo ~dijo otro. no lo vendemos se lo van a llevar de to- dos modos -dijo el Jolly. El motor del camnian empez6 a funcionar como un terremoto y nadie oyo mas nada y cuando el duefio nos hablaba se iba poniendo colorada y colorado de gritar y nadie le entend ia. Todos chillaban, pero nada se ofa. A los Ulloa les salian ampollitas de agua en Ja nariz y al Jolly le saltaban los ojos. Entretanto el camionero desarmaba las tablas de la Oficina y las echaba al camidn. El Jolly se insolenté con los Ulloa. Se creia como dueiia; los Ulloa se enfuriaron y como nadie ofa nada, la cosa se volvié patadas y canillazos. Yo por tratar de separarlos me que- dé aténito de un solo pufiete. EF) camionero me elevé en el aire, me palmoted y me volviden mf. Acercé su inmensa boca a mi inmensa oreja y me chilld adentro: —Con usted solo me entiendo. ;Cudnto quie- re por fin? Pero yo tenfa la lengua aturdida y San- grienta, porque me la habia mordido, ast que ni podia explicarle que éramos socios. El camio- 34 nero pesce al Jolly y el Jolly creyendo que le tha a pegar le mand6 una patada. Se arni6 la gran de porque el chofer se enrabié y de un papirote mandé lejos al Jolly y el racimo de Ulloas que lo defendian. Entonces los Ulloa se treparon al camién y cuando puso primera partié de un brinco sin darse cuenta que junto con la casa se llevaba a los cinco Ulloa. Jolly Noraba en el suelo donde antes estuvo nuestra oficina. -Yo que tti me consolaba —le dije-. O se aca- bé el negocio para siempre 0 los Ulloa van a co- brar bien caro por el cajon. Jolly segufa Horanedo cuando se dio cuenta de que tenfa en la mano una cuestién. Era un carnet, pero no era de chofer sino que puramen- te un carnet de castidad de un tal Caupolican Astudille. Eso lo consolé. Y nos sentamos a es- perar que volvieran a buscarlo. Pero el tal Caupolicdn y los Ulloa no volvieron nunca ja- mas hasta que los expulsamos de la sociedad para siempre. Y cuando los expulsamos, fuimos a celebrarlo en casa del Jolly y comimos jamén importado hasta que nos dio hipo. En Ja casa del Jolly estaba la Ji, haciéndose la muneca, y mientras todos le hablaban, ella, como recién nacida, contestaba puramente 35 “leste-te-te” y mostraba sus dientes de conejo subdesarrolado. Claro que mientras tanto se iba haciendo duena de cada cosa, de los juguetes, los carame- los y hasta de la guagua de tres meses. Porque la Ji es de esa gente que cree que nadie es dueiio de nada y todo es de ella y no entiende cuando le digo que mis cuadernos son mios, y los garabatea y rompe feliz. La Ji tenia aferrada la guagua gorda y resba- losa de ojos azules y olor de membrillo, pero se le cafa de los brazos. Y la mama de Jolly tenia angustias y terrores de los zangoloteos y apre- tones que le daba la Jia su guagua importada, It is my baby -le decia con voz de ronda. ~It is my baby —contestaba la Ji furionda pe- gandole en las manos que se la querfan quitar. Yo me puse delante y le hablé con voz de honor. ~jJi, esa guagua no es tuya y tu tampoco sa- bes inglés! —What? -grité la Ji y me miré perpetua. Lue- ge hizo pucheros y uno tan inmenso que re- vents en un Ilanto bastante atroz. Me dia tanta vergtienza que esa mama americana viera llo- rar asta mi hermana chilena que decidi hipnoti- zatla. La miré con violencia y telefoto, hasta que la Ji se esterilizé y solté la guagua. Por suerte la 36 mama importada la pelotes a tiempo en sus pe- cosos brazos. Entonces aproveche para Hevar- me a ja Jia mi casa mansita y buena como una santa. Y qued6 santa ese dia porque ni se perdi ni robé dulces ni se creyé cosas, sino que archa vo todo el dia detras de mi como una esclava, -Papelucho, jquieres que te haga un man: dado? -me preguntaba a cada rato. Y yo la mane daba lejos, pero volvia. -;Te limpio los zapatos? -Si -yo estiraba la pierna y ella lustraba como verdadero lustrin ~gTe recojo los tornillos? —Yo estaba arman- do la juguera, que se habia trancado y tuve que desarmaria. -jTe recajo los vidrios? —claro, se resbalé el vaso grande de mis manos chicas, pero la Ji recogid todos los pedacitos. La Ji puede ser san- ta yo creo, y pienso amaestrarla, porque seria regio tener una santa hermana propia y que la pueden carbonizar. Y mds vale que sea santa, ya que es mujer y ella ni tiene Ja culpa. Y a mi me da congoja de que no tenga remedio por- que ella nacié asi. ¥ las mujeres siempre estan Creyéndose cosas y me parece que si la Ji no resulta como santa, al menos puede resulta como artista de teatra. Asi que le escribi una 37 comedia para que la represente. Esta es mi co- media. El entretectho Comedia en tres actos inédita Primera edician Acto unico 38 xstar El escenario representa un mar embravevice. Las olas se Jevantan iracundas y las sirenas asoman entre miles de toninas galopantes y perseguide- ras. Hay también algunos tiburones que masti- can colas de sirenas fallecidas. Una gaviola en lontananza. No se ve tierra ni drboles ni arena ni cosa alguna. Es alta mar. Muy alta. La prince- sa esta vestida de rojo y tiene una inmensa cola radiante. La princesa le dice al mendigo: -El tesoro de los mares es vuestro. El mendigo: -No hay mas tesoro para mi que vos, {Casale conmigo! Princesa: -Mi madre reina quiere un rey para mi. Pero yo os amo. j|Maldita sea mi madre y toda su descendencia! La princesa cae muerta y los tiburones la devoran a ella y al mendiga, Telén. Entrada gratis - Dos lucas por persona. Foy era el dia de la mamd y yo no le tenfa re- Balo. Asi que decidf regalarle mi comedia repre- Sentada por la Ji y el Jolly y aprovechamos que 39 xstar ella habia salido a comprar una torta para pre- parar todo. La Ji y el Jolly se aprendieron al tiro sus papeles. Lo tinico dificil era el escenario, por eso lo dejamos para e] ultimo Hicimos unos cartelones grandes pintados con el rouge de la mama y los clavamos en la puerta. ¥ decian asi: Hoy gran premiere a beneficio de Ja Sra, Jimena Sotovela, jAqui! El Jolly hizo los programas con papel con- fort, que es el Unico que hay en esta casa, y la Ji vendia las entradas en la puerta. La gente le quedaba debienda, pero le van a pagar des- pués de la funcidn. A las siete estaba todo lis- to. -Mama, muy feliz dfa. Le tenemas una gran sorpresa —Ie dije~. [Una funcidn de teatro para usted! -¢Ah, si? -dijo medio evaporada, y de repen- te se enchufd: -)Claro! Viel letrero. Tenemos que hablar -dijo con voz grave, y se fue ala cocina a preparar la entrada. Alas siete y diez lleg6 la mama del Jolly, la Veracruz, suempleada y los Rebolledo, que cui- 40 dan ahora el sitio. Los hice subir y fui a lamar a la mama. —Mamé, va a empezar la funcidn. Aqui tiene e] programa. Usted no paga —;Ah! Tu comedia... dijo con voz cansada. -No se preacupe, esta lista y la gente arriba esperandola. —jA mi? ;Arriba? ;Por qué arriba? -Ahi esta la sorpresa... Subimos. Era en el cuarto de bafio, natural- mente, y la tina estaba Ilena, porque era el mar. La cortina corrida, era el telén. Las aposen- tadurfas estaban ocupadas con los espectadores, pero le hicieron hueco a la mama en elwa.yla mamé del Jolly ocupd el bidet, Encendi las luces ¥ corri ¢! teldn. No sé lo que pass. La fi y el Jolly, que esta- ban en alta mar embravecida, parecian perros mojadas y el Jolly se equivace y dijo las pala- bras de la Ji y a la Ji le dio por estornudar y es- tornudar. Total, nadie entendié nada y ja mama me reté porque a Ja fi le dio fiebre de garganta, y lamama me ech la culpa a mi cuando ella fue la que se demoré tanto en subir. Yo pienso que esto debe ser lo que llaman desengafios de la vida. Uno quiere hacer una sorpresa feliz para otro, y ese otro Jo reta auno, 41 y Cuando uno esta en cl colegio y ademas tiene una hermana chica que aparecer, ni hay tiom- po de escribir. Apenitas las dias de fiesta, Hoy fue un domingo medio frigico. E] papa y Ja mama salieron a misa Y¥ no volvieron. A la hora del almuerzo la Domi dijo: ~Con la de accidentes que pasan todos los dias, no tiene nada de raro... -y puso en la ra- dio la onda policial. Ofmos siete choques, cua- tro incendios, dos robos, un envenenarmiento y dos pufialadas de venganza. Pero de mama nada dijo. No importa dijo la Domi-. Esos son Jos hechos de policia del amanecer. Mas tarde dan los de la mafiana. —jA qué hora? ~A Jas tres. Y mas vale almorzar y se senté a la mesa en el asiento de la mama. Pero yo ni queria comer. Tenia adentro una cuestion pare- cida a los remordimientos. iEstariamos huérfa- nos? Me dominaba y trataba de pensar como un hombre, pero lo malo es que no padia tragar. Claro que si el papa y la mamé murieron a la vuelta de misa, estarian en el cielo. No debfa preocuparme por ellos, Tampoco de mi, porque soy hombre, Pero é¥ la pobre Ji? Huérfana antes de cumplir tres afios... Y entonces me di cuenta 42 xstar de que ella no estaba en el comedor, y le peor es que nadic me decfa que la buscara. Eso me dio CONZOA, -{Donde te habias metido? -le dije cuando volvid, -Salia caballo en un caracol y me aburri. Ah! —Después monté a caballo en una abeja, pero le dio por darle vuelta a una flor y me marié. —jAh! -Entonces me trepé en un gusano y se vol- Vio Mariposa... La Ji es despistada. No tiene cachativa. No comprende lo que nos pasa. Ni se fija que yo Contesto puramente jAh! porque estoy preocu- pado. La Hevé al escritorio del papa. Tan bueno que era el pobre y tan desordenado, Mafiana le ordenaria sus papeles. Hoy no podia con el tre- mendo cototo. Lo mejor era salir a ta calle por- que en la calle no se llora, Caminamos con la Ji, dos huérfanos como todos los huérfanos. Entré a la iglesia con ella y le pedi a Dios que nos lle- vara a todos al cielo de una vez. Pero Dios esta tan ocupado los dias domingo, que no me oye. Cuando volvi a la casa le dije a la Domi: ~Me voy a acostar. No tengo hambre. 43 xstar ~ Por qué? Le tengo pollo guardaco deayer.,, ~Tu sabes por qué -le dije mirando al suelo. ~|Ni sospecho! —Por la cuestién del accidente... —y me lar- gué a llorar porque ya no podia aguantar mas. Pero lloré como un hombre, casi puros mo- cos. La Ji me abrazé las piernas carifiosa, pero nos caimos, ~éEl accidente? jAy! Pero si se me habia olvi- dado decirle que cuando estébamos almor- zando Namé la seRora para avisar que estaba invitada a almorzar con el caballero en el cam- po y llegarfa en Ja noche... Total, yo habia sufrido, envejecido, tragado cototo el dia entero y todo gratis. Me vino una cosa como de ascensor adentro y tuve que dar- me siete vueltas de carnero y después me cami todo el pollo y hasta chupé los huesos. ha mama del Jolly iba a salir por el fin de se- mana con su marido y la guagua, y le pidida la mama que me dejara ir a vivir a su casa para acompaniar al Jolly hasta su vuelta. 44 xstar -Jolly no ser invitade -dijo-, Jolly muy feliz con Papelucho y Veracruz en casa, Mientras almorzdébamos la mama le expli- 6 al papa la cuestian del convite y termind di- ciendo: —Como hay que ayudar a la alianza para el Progreso, le di permiso, —Muy mal hecho, con las notas que tiene... —dijo el papa poniendo cara de escofina. ~Papa, no se habla con la boca Ilena —dijo la Ji. El papa la mirdé desconsoladamente, tragdé su comida y no le contesté. ~Te arrepentiraés de haberle dado permiso ole dijo a mama Es lo malo del papé. Es profeta, pero profeti- Za puramente desastres. Pero acabandito el almuerzo arreglé mis maletas con todo lo que uno necesita para viajar y atravesé la calle. Jolly y yo éramos los duefios de todo! Asi que para no perder tiempo en- chufamos la television, la radio, la waflera, la heladera, el tren eléctrico, la secadora y la €nceradora. Habia un enchufe para cada cosa, y la casa entera zumbaba de ruidas, olores, luces, voces y estdticos. jEra el despipe! Cuando de Tepente, jplep! Silencio y oscuridad. Se habian 45 quemacds los tapones. Un descriteriado que hizo mal la instalacion.., Por suerte la Veracruz es de usa gente que no se confunde ni le importa mu- cho ninguna cosa. Sacé una vela, la encendis, y como se acabé luego porque era chica, nos tuvi- mos que dormir. Pero claro que dormimos a la americana, que uno suena fantastico. Cuando despertamos era un sdbado y era mediodfa en Chile, dijo la radio a pila. La Veracruz también se habia quedado dormida y se habia pasado la hora del desayuno y del cole- gio. Pero a mf me carga ayudar a cumplir las profecias del papé, ast que le dije al Jolly: ~Vamos de todos modus, aunque sea tarde -y partimos. —Muestren el justificativo —dijo el Chuleta Pardo. -No tenemos -le contesté-. Es mejor que nos castigue. Pero él se qued6 paralelo. -Al menos expliquen algo de su atraso -dijo impermeable. —Yo cambié de casa y de costumbres. Nadie nos despertd —Asi que si no los despiertan... {No tienen conciencia del deber? —-No, sefior. 46 xstar -jEn ese caso se quedardn los cos hasta las siete! -bufd, Total, si estabamos los dos, no era tan peor, Miremos salir a todos, Habfamos cambiado un sueno por una tarde entera de sdbado libre. La cara del Jolly parecfa palo de bandera. ~éQueé te pasa? —le pregunté. Como qué te pasa? :Tu eres feliz? -|Claro! Hoy lo pasamos mal, mafiana toca pasarlo bien. Siempre es asi... El Jolly ni entendid. Nos hicieron hacer tareas y mds tareas y cada hoja del cuaderno tenia cara de reloj marcan- do las siete. Hasta el lApiz me parecia un siete ¥ mis tripas se habjan retorcido en forma de sicte, Era la desesperacion. Porque cuando el ami- go de uno no entiende que mas vale fregarse al liro y gozar después, resulta casi imposible pen- sar en el mas alla. Se ve que en Estados Unidos se vive puramente en hoy y no en majiana. No tienen confianza. Estébamos perpetuamente solas en la clase; escribe que te escribe, cuando de repente apa- Tecid el propio Pardo. Y vena a buscarnos, -Haremos hoy una excepcién con ustedes Por tratarse de algo grave -dijo rastrillando su 47 xstar garganta—. Ha venido la mama de Papelucho a pedirnos que los dejemos ir para que encuentre asu hermanita perdida... -E] pobre Chuleta pa- recia emulsionado y nos dejé partir con el Jolly, uno de cada mano de la mamd, que |loraba sin poder sonarse por tener sus manos ocupadas con nosotros. ~gCudndo vio a la Ji por ultima vez? —le pre- gunte. -Habiamos ido juntas al mercado -solloz6. -jA qué mercado? Al persa o al supermer- cado? 3No iba en el carrito? -No. Lo han prohibido. Estaba a mi lado... y de pronto cesaparecié. Nadie pudo encontrarla. jUsted estaba comprando champu 6 cre- mas? -, Como lo sabes? -Entonces la Ji esté entre los helados... Y ahi estaba. Un poquito petrificada, pero chorreando cremas de helados de todas clases. No sé qué hacer para que a la maméa se le ocurra que cuando ella habla de cremas, a uno le dan jugos y tiene que comer helados de crema inme- diatamente. E Jolly es de esa gente que se le queda escrito en la memoria todo lo que uno dice, asi que en lo mejor que estabamos en la piscina de su casa, asom6 su cabeza rubia del agua y me pregunts: 49 ’ xstar -Tu, jeres feliz? -jClaro! ;No te dije ayer que hoy tocaba un dia feliz? -y le hunds la cabeza hasta el fondo. Salié medio ahagada. -2Como puedes ser feliz si mafana toca que salga todo malo? -Es que no es obligacién que sea mato, y tam- poco pienso en mafiana... -Pero ayer pensabas en hoy para ser feliz —reclamé. -Claro, y hoy pienso en pasado mafiana, que toca dia feliz. -Eres raro —me dijo-. No entiendo... ~Yo tampoco te entiendo -le contesté-. En buenas cuentas, ;quieres ser feliz, 0 no? -Naturalmente, pero todos los dias... -En ese caso, no pienses en antes, sdlo pien- $a en Ya! si tienes proyectos de felicidad, pien- sa en ellos jBahl, y me salid verso. Ni tenia la mayor idea de que yo era poeta, porque no soy vanidoso. Al Jolly le gusté mi verso y lo copié para ser feliz siempre. Pero no termind con eso, al poco rato em- pezé otra vez con la cuestidn de Ja felicidad, y hablando y hablando decidimos que uno es requete feliz cuando recibe regalos, Entonces for- mamos una sociedad que se llama Regalatis 50 xstar Gratis y nosotros las sacios somos los Recibitis Tutis, y la obligacién es darle regalos a los Recibitis Tutis todos los dias. Pensamos que mientras més Recibitis Tutis hay en la sociedad mas regalos vamos a recibir todos los dias, asi que vamos a juntar sacios. Yo le regalé hoy al Jolly las ruecas de mis patines porque ellos se perdieron y él me regalé su rifle.a postones y fuimos bien felices los dos. Aunque el Jolly es de esa gente que no sabe qué hacer con cuatro ruedas, y lo que pasa es que sin ruedas no se puede hacer nada. En fin, que si éramos tan felices con un solo regalo, como serfamos de felices con cien, asi que al otro dia empezamos a contratar socios y mas socios en el colegio y a todos les parecia una idea genial y que cémo no se Je habria ocurrido an- tes a alguien, y bla, bla, bla, y nosotros estdba- mos seguros de que éramos genios. En la tarde ya habia 151 socios Recibitis Tutis y nos sen- tfamos felices de recibir 151 regalos cada uno, cuando de repente nos dimos cuenta de que te- niamos que buscar otros 151 regalos para dar y decidimos clotiar la sociedad, Porque tener que Consépuirse 151 porquertas para recibir otras 151 Mugyres, no valia Ja pena... 51 xstar Me costé bastante el lunes acostumbrarme otra vez en micasa después de haber “casi” vivi- do en Estados Unidos dos dias enteros. Porque en la casa det Jolly se comfa distinto, se dormia distinto, se olia distinto. Y no habia que pedirle permiso a nadie, y habia piscina permanente con pasto tibio alrededor, especial para dormir. Alld todos los dias eran diferentes y en mi casa to- dos los dias son iguales y el olor de la cocina es idéntico siempre. Lo Gnico que pasaba antes de sorpresa era que se perdia la fi, pero ahora que le han puesto una pulsera con cascabeles ni si- quiera se pierde. Y el dia entero se oye la sona- jera... Con esto de que me volvi poeta, me ha dado por escribir versos, pero casi ni se me ocurren con la bullita de cascabeles. As{ que me encierro en el bafio a escribir, porque antes, cuando era chico, me venian todas las ideas alii, y me con- taba cuentos estupendos, que dejaba en suspen- 80 para el otro dia, y me daba tanta curiosidad saber lo que iba a pasar que a cada rato tenia que volver al bafio, Y hoy, apenitas me encerré, golpearon la puerta. ~jEstas ahi? —Sabes que estoy aqui, qué quieres, Jimena? 52 xstar -jLo mismo que ta! -Yo estoy escribiendo... -oigo sus pasos que se alejan y pienso que es una suerte que no sepa escribir. Pero al poquito rato esta de yuelta. —jOye, Papelucho! ;Cémo se escribe “habia una vez una Caperucita”? -|Después te ensefio! -chillo rabioso. ~Oye, necesito entrar. Le abro. Viene con mi cuaderno de aritmé- tica y mi lapicera, seguramente a escribir su cuenta. Se lo quito y le explico que es mio. -Yo te lo estoy cuidando -dice. —Lo que debfas cuidar es que no me irrumpan cuando estoy poeta. -Escribe no mas, yo cuidaré la puerta -y yo entro de nuevo. Pero mis ideas se han ido y me aburro de buscarlas. Entonces trato de sa- lir y la puerta esta con ave, Golpeo, pateo, gyi- t6, nadie abre. Es Ja hora de Ja teleserie y mientras no termine, la Domi no me cird. Mi famosa hermanita me ha encerrado, perpe- tuamente... Y pasan las horas. Me bafio en llu- via, en tina, aguanto bajo el agua como un afo, buceo mejor que nadie y hasta aprendo a dis- Parar. agua por las orejas. Me seco al aire y ti- rito. Tengo las manas y los pies albos y arruga- dos. Por fin me visto, Me afeito eléctricamente. 53 xstar Me engomino. Me tapo un diente picado, y to- davia no se termina la teleserie. Un euarto de bano da para una hora, pero ne para un dia en- tero... invpiezo a arreglar cosas y también la cha- Na de Ja uvia, para gue quede “medicinal”, como debe ser. Pero se me inunda el cuarto y también el techo. El suelo se ve brillante y boni- to, y sirve para lavarlo, pero el techo gotea y go- tea y golea, Ya no vuelvo a llamar para que abran. Prefiero esperar que se sequen las gote- ras oO que al menos se paren, porque es Hijo que me echaran la culpa, aunque sea la Ji la verda- dera culpable. “Alguien” trata de abrir... Yo ni respiro. —jQuién esta dentro? -es la voz de mama. No puedo contestar. Se me ha olvidado hablar en tanto tiempo que lleva ahi encerrado. -jAbre, nifio! Ya veo que estis escribiendy —dice, como quien dijera “ya veo que estds ase- sinando otra vez a alguien”, Menos puedo ha- blar porque me siento ofendido. ~jAbre esa puerta! —ordena. —No puedo, esté cerrada por fuera. -;Y dénde esta la llave? -Si lo supiera ya no estaria aqui. Llevo mil horas encerrado... 54 Se oye la voz de la Domi, los cascabeles de la Ji, la confusién de la mamé, las preguntas Sin fin. Yo estoy rezando porque la lave no aparezca todavia, para que el techo cese de go- tear. 55 ~-Papelucho -sopla la voz de Ia Ji por el ojo de la llave-, escribe no mds poesia. Eché la llave por el desagiie del lavaplatos. Respiré tranquilo. Alcanzarfa a secarse todo mientras la Domi iba a buscar al cerrajero. Y para no aburrirme, hice mil buquecitos de pa- pel que corrfan carreras por el agua, lacios, des- hechos, iban cayendo uno por uno desmayados. Y yo les escribi un verso: Buquecitos de papel confort Que calladitos sufriendo Van silenciosos sorbiendo Y humildes se van hundiendo Para salvar el honor. Terminé el verso y la puerta no se abrié. Entonces escrib{ otro que me sirve de com- posicién para mi clase de Historia de mafia- na: Valiente capitdén de la Esmeralda, Majestuoso es tu salto en el mar, Te elevaste glorioso y valiente, Viva el salto de Arturo Prat. Y creo que con este verso por lo menos me saco un siete y ademas se le puede poner misi- ca de marcha y lo puede cantar todo el colegio. xstar Pero pasé la noche encerrado. Por suerte uno sofiando no tiene la obligacién de saber dénde estd ni por qué, y si le duele el cogote, suena con cogoteros, pero se olvida que su cama es una tina. Resulta que anoche no Ilegé el cerrajero y la Domi se aburrié de esperarlo porque andaba en un velorio. ¥ el papd sabr4 mucho de refinar petrdleo, pero no tiene ni la mayor idea de ce- rrajero, ni tampoco de ratero ni de nada atil en una casa con puerta cerrada. Asi que me pa- saron la comida entre las rejas de la ventana. Cuando la gente hace rejas piensa en que nadie pueda entrar a robar, pero no piensa que a veces hay que salir para no vivir encerrado. Y no ca- bia ni un plato entre las rejas, sino que puramen- te un vaso, asf que com{ carne en vaso, porotes en vaso y postre en fdem. Y tampoco pasé la al- mohada, asf que hicieron unlulo con la frazada y me la metieron y tuve que hacerme la camaen la tina, asf no mds. Y cada vez que cerraba los ojos, me cafa una gota gorda en la nariz. Es in- creible que todavia gotea el techo, hoy que es mafiana. Yo recé tanto porque el cerrajero volviera temprano de su velorio que Dios me oy6 mi ora- cién y esta mafiana tempranito aparecié con la 57 xstar Domi. Y¥ dicen que metic su ganziia y la puerta se abrid, ipso flatus. -Sefor cerrajero —le dije apenas lo vi-, ¢pue- de venderme su ganztia? -Es mi capital de trabajo —dijo. —Usted se compra otra con Jo que yo le pa- gue. -Vale mucha plata... -No importa. Yo creo que al papa le conyie- ne tener su capital de trabajo —y total, alegando y alegando, me la dejé en tres lucas. Pero se le saltaron las lagrimas cuando me la entregs, por- que se ve que le tenfa carifio, aunque era unl puro fierrecito, casi un alambre, un poquito chueco. Pero era una ganzta de verdad, aunque el papa \a desprecié. Asf que yo tengo ahora mi capital de trabajo y también podré entrar a todas par- tes sin golpear. Ademas, si alguien se queda en- cerrado en el bafio, ahora no es problema. Le tocaba salida a la mamé, asi que antes de partir me llamo. ~Te prohibo que juegues con fuego y con agua -me dijo~. Tienes que cuidar a tu herma- na. Te la encargo. Y vigilards Ja casa, como un verdadero patrén que cuida de su barco... -;Usted me esta haciendo la pata? -Lo que te estoy haciendo es responsable. 58 xstar —No me gusta ser responsable de una casa que se esta viniendo abajo de puro vieja. —Me basta con que seas responsable de la Jimena del Carmen. —Bueno, pero expliqueme lo que s ser res- ponsable. —Cuidar que no le pase nada. Td respondes por ella, jentiendes? —No mucho... osea, esta noche usted me pre- gunta “;dénde esté la Ji?” y entonces yo le res- pondo “jaqui esta!”. Partié por fin y me dejé paralelo, encerra- do, desenfrenado con la famosa responsabili- dad. Pobres mamas que siempre esperan cosas tremendas... Menos mal que yo nunca seré mama... Los cascabeles de la Ji repicaban a mi lado como eco de mis pasos. Yo me lateaba cumplien- do mi encargo de responsable, pero casi querfa que la Ji se perdiera un rato para poder buscar- la. Pero nada: tilin, tilfn, y mas tilin. Obligado a pensar como si yo fuera mi pro- pia mama, por fin me vino una idea, Le arregla- ria la casa, dejéndola mas encachada, mds mo- derna, mas otra. Empecé a correr mesas, sofas, catres, sillas y cuestiones. Iba quedando como de revista. Me corria la gota, se me pegaba la 59 xstar camisa, acezaba todo entero y el tilin-tilin a mi lado de mi hermana inutil me empez6é a atacar los nervios. -jPor qué no jucgas a algo? —le dije sin mi- rarla—. Podrias ser la Bella Durmiente y dormir- te un rato... Cesé el tilin un momento y empez6 con mas furia. -Oye, Ji, me ves que estoy ocupado -em- pecé y la miré furiondo, jNo estaba! No habia nadie conmigo y el dichoso tilin seguia sonan- do. Era un misterio. ;Dénde estaba metida? i~Cémo podia sonar y ser invisible? Me rasqué la cabeza, me rasqué todo entero... {Fra bruja mi hermana? De repente senti en las piernas la cosquilla del gato. Lo miré y el Teodoro también me mird a mi. Alrededor de su cogote peludo y suave colgaba la pulsera de la Ji con todas sus campanitas... ¥ quién sabe desde qué hora... él me acompafiaba en arreglar la casa. ;Donde es- taba mi hermana? Sentf un hielito por el espinazo y un hoyo en mi apéndice. Si al menos yo supiera desde qué hora y desde qué parte se habia desapare- cide... 60 xstar Me fuia la cocina y Ja busqué con disimulo. No queria que la Domi se diera cuenta de lo que me pasaba. —jQué hay para el almuerzo? —le pregunté con desprecio -Estofado. ;¥ a usted qué le ha bajado por arrastrar los muebles? —Me dejaron de patrén. Oye, Domi, ala Ji no le gusta el estofado. -Tanto mejor, asf dura para mafiana... -;Hagamos empanadas? Yo soy ahora el patron y a la fi también le encanta hacer ma- Sas... Yo metifa a la Ji en la conversa para ver si la Domi decia algo de ella, Pero nada. Es interrum- pida y no tiene antena, Cuando uno ve lo que a otro le hace falta es sefia de quea uno no le falta, y por eso me dio la idea. Si el gato estaba ha- cienda de Ji, bien podia ser que ia Ji estuviera haciendo de gato. Y e! Teodoro tiene su ocupa- cidn en el tejado... Con desprecio sali al patio y miré arriba. Justo. Ahf estaba la Ji con su vestido enre- dado en la antena, tal como una mosca en una telarafia, Mientras mds tironeaba, mds se enre- daba. La miré con sabiduria y pensé con violen- cia. Me dije: Si el tirén cede la Ji se viene abajo. 61 xstar Si le aviso a la Domi pega un grito y... Si se que- da tranquila no hay peligro. Y entré despreciativo a la cocina. Pesqué al Teodoro, lo lrepé en la ventana y lo disparé te- jado arriba camino de la Ji. Y, tal como pensaba, ala Jise le olvidd la cuestién del enreco del ves- tido y se senté bien cémoda en el cogollo del tejado a jugar con el gato. Entonces yo me saqué apasionadamente los zapatos, trepé por el peral y también llegué arriba sin mucha novedad. Los tejados son calientes y queman en los hoyos de los calcetines y por eso uno sube tan ligero. -jQué rico se est aquil, no? —le dije a la Ji para que no se moviera, -El Teodoro me mintid dijo ja Ji-, me dijo que me tenia una sorpresa -Todos los gatos son mentirosos —contesté mientras pensaba cémo podriamos bajar sin que- marnos lo importante. -Y tampoco me gusta vivir en el tejado, es resbaloso —dijo la Ji-. Nunca podremos bajar? —De bajar, podemos -le contesté desconso- ladamente-, pero duele un poco llegar abajo. {Te importa mucho el dolor? -¢Cual dolor? -E] peor dolor -le dije de una vez. La Ji hizo pucheros y le asomaron lagrimas. 62 xstar —Oye, todavia no hemos bajado —le dije conso- léndola-. No te duele. Pero si quieres bajar, hay que ser valiente. Como los martires... -A mi me encanta ser martir —dijo ella tizndndose la cara con sus manos mugrien- 63 xstar tas que barrfan las lagrimas—. ,A ti también te gusta? Miré el tejado caliente y resbaloso; miré el suelo tan abajo, ;Qué apuro habia en bajar? Se puede pasar bastante bien en un tejado si uno se queda arriba. Hay aire, sol, se esta cerca del cielo y hasta se mira la calle como si uno volara en un avién. A mime gustaba y me habia acos- tumbrado. Y antes que fuera noche, tal vez po- drfamos hacer un paracaidas con los alambres de la antena y la pojlera de la Ji ~Tu te quedas montada sin moverte -le dije a la Ji-. Yo voy a trabajar y ta me miras... -y empecé a tironear la antena para armar el pa- racaidas. Se aflojé una cuestioncita y rodé techo abajo. A mil por minuto. Cay6 encima del carte- ro y el muy merengue se sob6 y mir6 arriba. Claro que nos vio, y como era un cartero cde esos tabiosos y mal pensados, nos mando garabatos. Y un senor que iba pasando también miré, y la Veracruz, que estaba con el lechero, también miré, y el lechero, hasta que todo se volvia ojos alld abajo. Porque hasta el carabinero que Je esté ensenando alfabetizacian a la Domi aparecid. Y se paré un auto, y otro y otro, y era como un choque o accidente, pero ligerito parecié un ver- dadero incendio porque el carabinero inventé 64 xstar llamar a los bomberos y llegé la Sexta, acezan- do, piteando, toda brillante y dorada y roja con sus inmensas escalecas que !legan hasta el ciclo. “iQue nadie se mueva! —nos ordendé un se- fior viejo de mas de veinte anos gue se creia Arturo Prat. —jSujeta firme a tu hermana mien- tras voy a buscarlos! Y yo por sujetarla obedeciendo al bombero, empujé un poco al Teodoro y rod como un chi- fle por el tejado echando chispas de cosmonau- ta. Pero al llegar abajo partié corriendo... Total, cuando nos bajaron los bomberos habia tanta gente en la calle y tantos fotégrafos que vamos a salir en los diarios y a la Domi le van a traer un dlbum de puras fotos. Lia mami del Jolly nos invité a almorzar, y para poder jugar tranquilos sin buscar a la Ji la dis- frazamos de almohada, la convencimos de que era almohada y la acostamos tapadita en una cama. Tapada con el cubrecama ni se veia casi, y se durmié y no vino a despertar sino cuando la Veracruz se acosié a dormir siesta con rascos de peluqueria y le enterrd sus rollos. 65 Cuando volvi, me encontré con que a la mama no le habia gustado nada mi arreglo dela casa. Dijo que era de sastre, aunque al papa le gusto porque era “un cambio”, y ya que no po- demos viajar, al menos podemos cambiar de es- tilo, Total que a la mama le dio contra mf y dijo que yo era un dominante igual que el papa. Al papa le cayé bastante mal y se picd y yo tam- bién, porque lo malo es nunca saber cémo se puede hacer feliz a una mujer. Si uno no hace nada, lo retan, y si uno hace algo, idem. Yo creo que lo mejor es ser marino, sin casa, sin sefiora, sin oficina. Uno llega de visita, como Javier, y aunque ¢s un puro mote en Ja Escuela Naval, lo reverencian igual que fuera almirante. Le cele- bran todo lo que dice y después la vuelven a centar. Uno no es envidioso, pero se pone raro de ver tanta injusticia. Porque él tiene uniforme nuevo, pantalén largo, gorra con visera y cha- queta con botones de oro. Y yo, mientras tanto, su Topa vieja arrugada, destenida y con olor a rotativo. Y cuando estaba asfixiado de sentir ese olor que no era e] mio resulta que ented la Ji al comedor y me paso por debajo de la mesa una cuestioncita caliente, peluda y viva. Pensé que era una arafia, o tal vez un ratén con pardlisis, y me quedé callado. La cuestioncita se movia poco 66 xstar en mi bolsillo, pero al ratito legé otra vez la Jiy me pasé otra igual. Tenia como ufilas y se en- redaba en el pantalan. “Debe ser un coledptero” pensé, y en ese mismo momento aparecié la fi y puso en mis rodillas dos cuestioncitas mas. ;De dénde las sacaria? Parecian htimedas, suaves... Eran muchas y me las met/ en la polera. Con disimulo me levanté agachado y salf. —,Dénde vas, Papelucho? -pregunté Ja mama. Pero el papa me detendia hoy. -No le hagas decir dénde va, hija. jLo esta- mos educando! ~y me guifid el ojo picarén. Saliagachado y corriendo. La curiosidad era grande por saber lo que Ilevaba y apenitas Ile- gué afuera me levanté la polera. Tres gatitos overas, flacos, peludos, mojados, con ojitos apre- tados, se enredaban en mi camiseta... —Hay muchos mds en el cajén del azticar —me dijo la Ji. —jEntonces el Teodoro era Teodora? —le pre- gunté corriendo a la despensa. Ahf, revolvién- dose en la pegajosa azucar, habia como cien mas. La Teodora los miraba y me miraba a mi, como teclamando los gatitos que tenia yo. Parecia or- gullosa y contenta -Trdele un vase de leche —le dije a la Ji-. Le- che con cerveza, mejor... 67 xstar La fi volvid ligerito y la Teodora no despre- cid cl trago y langtieted el desparramo. Apro- veché para contar su familia, Eran nueve, pero cinco no se movian ya. Estaban fallecidos, lacios, blandos, totalmente indelebles. Los otros cua- tro comian de la gata. Esos gatitos crecerian y tendrian cada uno nueve gatitas mas, y esas nueve, nueve cada una, y asi paulatinamente fos dos con la Ji podriamos tenerun supermercado de gatitos, con reparto a domicilio. Pero gqué hacer con los muertos? Cref que les convenia un electroshock, pero no los resucité nada y se quemaron los tapo- nes, Pensé: “Hay que Jlorarlos, rezarlos y ente- rrarlos”. Asi que les prendimes una vela y les cantamos “Noche de paz" y “Aleluya”. Y cuan- do estabamos en lo mejor, llegé la Domi con su mal caracter y los tird al tarro de basura. Y dijo que yo era un hereje y que los animales no tie- nen alma y cuando se mueren puramente se mueren y se acabd. Pero yo no le creo mucho, porque la Domi es lo menos sabia que hay. Por eso me fui donde mi amigo el zapatero, que es un gallo que sabe todos los secretos del mundo porque ha vivido cuarenta y ocho afios que es casi cincuenta. ¥ también ha sido de todo: caballero, marinero, ratero, carcelero, masajista, adivino, curandero, cogotero, violinista ciego, presidente de algo, chantajista y paralitico. Aho- ra vs zapatero y plomero, porque dice que a su edad mas vale estar sentado. Y arregla los zapa- 69 xstar tos de un rey o de un pobre igual, aunque no tan igual porque a los ricos les deja siempre un clavito parado para que les sirva de penitencia, o al menos les rompa el calcetin. Dice que cuan- do é] era joven, le habria gustado ser Dios, pero se convencidé de que era muy diffci) porque na- die coopera. Asi que ahora es zapatero-secreta- rio de Dios, y como zapatero también puede hacer justicia en los pies. Le conté la cuestidn de los gatitos y le que me dijo la Domi, y mirandome por encima del anteojo quebrado dijo: —Los gatos tienen siete vidas. A esos les que- dan todavia seis... —vY después que enteren las siete vidas, qué? —jTe parece poco vivir siete veces? Los hom- bres viven una sola. —Pero tenemos la otra, la eterna, y ellos no, -dice la Dorni. —Ellos se dan todos los gustos en estas siete vidas. No tienen conciencia. Tu y yo la tenemos. —jEso quiere decir que no nos damos gusto enesta vida? ;O que no nos resultan los que nos queremos dar? —Quiero decir que los gatos no van al cole- gio nia la carcel, ni trabajan tam poco. Has vis- to algiin gato zapatero? 70 xstar -No. Ahora le entiendo lo que me quicre decir, Cuando usted era tadrén vivia como los gatos. No tenia conciencia. gC6mo le salié des- pués? 7A los gatos no les sale jams? -Jamas. Y no me sigas preguntando porque tengo que trabajav Pera puede trabajar hablando... -No puedo. Para hablar tengo que pensar y trabajando... -Uno piensa con la pura cabeza. Se quedé mude y comenzé a clavar con fu- ria un zapato. -jEse zapato es de un rico? —pregunte. -Este zapato es de un cojo -dijo, parando de golpear~. De un cojo rico. Le pongo Ja mejor suela para que pise firme. Tener una sola pierna es tener menos qué un pobre... —Los gatos no son pobres ni ricos, son pura- mente gatos. {Para qué los hizo Dios? Dejé e] martilio y me miré sin anteojos. -Los hizo para comerse a los ratones —dijo. —i¥ para qué hizo los ratones? —Para entretener alos gatos, para aprovechar lag ratoneras, las cuevas y las trampas. jAhora ldrgate y no sigas preguntando! Pescd otro clavo y se largé a martillear y yo me tuve que ir con todas mis preguntas. 71 xstar Cuando llegué a mi casa ya era noche. La calle estaba llena de cosas entretenidas y ni me di cuenta cuando se acabé el dia. En una esqui- na habia un auto chocado y un gran montén de gente que alegaba a un tiempo gritando cada vez mas. El auto estaba solo. ¢Contra qué ha- bria chocado? Era todo un mistetio... Tratando de entender lo que decian, de adi- vinar c6mo puede chocar solo un auto cuando no hay otro, me abri paso entre Jos furiosos. Olian a acetona de lo puro enojados. De repente un sefior le mand6é un pufiete a otro que soné como un cohete. Fue la sefal y empezaron a zumbar las cachetadas encima de mi cabeza. Sonaban pelotazos y los hombres acezaban resoplando a compas. Era un jazz electrénico acompaniado de gritos de muje- res, De otro repente no habia nadie en la calle y mdgicamente habian desaparecido matones, gritonas y curiosos. No habia nada alii mas que el auto chocado, un carabinero y yo. —{Qué pasd aqui? -me pregunts el oficial. -Ese auto chocé -le contesté apasionada- mente, mostrandole el montén de latas arru- gadas. -Tendras que venir conmigo a declarar —dijo 72 xstar el uniformado, pescdandome de una oreja. Yo miré a todos lados, pero no habia nadie. -Asi que robando autos a tu edad... jYa aprenderds a colérico! -y de un tirén me trepd en su moto. No me gusté el carabinero, pero su moto si. ¥ resultaba rico correr a todo chifle por las calles haciendo sonar Ja sirena. Pero yo no queria ir a la carcel, asf que me solté de las manos y tas piernas y me dejé volar en una curva. Cuando uno quiere caerse, ni duele el costalazo, y cuando hay que correr, menos se siente, Yba feliz corriendo cuando una mano miste- riosa me atajé. Era un caballero que venia en un taxi, y tal como pelicula de gangster, me pescs, me elevd y me senté a su lado. ~, Qué le dijiste a ese carabinero? -pregunté resoplando. ~{Yo? Le dije: “ese auto chocé”. -iY qué mas? —Nada mas, porque é] se lo hablé todo. El caballero del auto tenia un ojo estilo cria- dilla y sangre de narices. Si su mam lo hubiera visto asi le habria puesto compresas. -Bajate, corre a tu casa y no hables con nadie hasta mafiana -me ordendé y me dejé en la ve- 73 reda paralelo.Sdlo entonces me di cuenta de que era uno de los que habia estado peleando. Se- guramente el otro habria sido asesinado, por la cara que tenia el asesino. El auto partis a cho- Tro. Llegué a la casa y estaba la Domi con el elec- tricista. El trataba de quitarle los tapones y ella los escondia en su delantal. Ya habfa luz en la casa y la Ji estaba en la cocina dandole sopita a los gatitos vivos. Los muertos los habsa sacado del tarro de basura y los tenia todos untados con Mentholatum. —Cuando Ilegue la mama los va a mejorar —me dijo-, pero yo creo que si tri trajeras una lauchita resucitarfan... La pobre Ji es inocente. No sabe nada de la muerte. Ademds, ;cGmo consolarla diciéndole que los gatos estaban en mejor vida, cuando no tienen alma? -Oye, Ji -le dije—, los gatos tienen siete vi- das, pero para nacer de nuevo tienen que motic. Aellos les encanta nacer, pero hay que dejarlos muertos para que nazcan y hay que dejar que nazcan para que mueran. ;Entiendes? -jSi! -me dijo con ojos de Rapuncel~, Ma- temos a los demds para que puedan nacer de nuevo. 74 xstar Yo creo que la Ji vaa ser siempre atrasada de noticias, porque ella nacié con los alamibres pe- lados. Resutea que la Domi salié de vacaciones y la mamiéa trajo a una tal Tila para su reemplaza. Al papa le gusté el primer dia. -Tiene buena presencia -le dijo a la mama cuando la vio— {Por qué no la dejas a firme? Pero a la hora de almuerzo ya estaba recla- mando. -{Dénde encontraste esta calamidad? Es to- talmente interrumpida. ~Papé, .qué quiere decir interrumpida? —pre- gunta la Ji. -Voy a darte un ejemplo -le contests el pap4-. Tila, tréigame vino, por favor... Entonces Ja Tila le trajo un cenicero. -;Comprendes? -le dijo el papa a la Ji. ¥ la Ji comprendid. -Tu dijiste ayer que tenfa buena presencia ~dije yo-. gHoy tiene mala ausencia? -Ta na te metas —dijo la mama, y nos que- damos mudos mientras la Tila servia los poro- 75 xstar tos. El papa se Ilevé a la boca una gran cucha- rada y puso cara tremenda. Hizo una arcada y salid del comedor a toda vela. Cuando volvid venia palida. -jstén envenenados! —y se apurdé un vaso de vino. La mama los probé con los puros la- bios pintados. -Los cocin6 con azucar en vez de sal -dijo muy amable-. Es cuestién de costumbre. Creo que en Alemania los guisan asi. -jEstamos en Chile! -bufo el papa— jQue trai- gan otra cosa! La mamé partis amable a la cocina y cuando volvid el papa dijo: —Mientras esté aqui este pajaro comeremos todo de tarro. jNo quiero envenenamientos! Era la solucion. Por fin fhamos a comer sar- dinas y duraznos al jugo. Pero la Tila trajo las sardinas hechas sopas calientes. Yo pensé: “fijo que hace empanadas con los duraznos al jugo” El papa parecia con pataleta. Tirdé su servilleta y miré al techo como si ahf fuera a encontrar jamén. La mama se levanté de nuevo, menos amable, y se demoré un buen rato en la cocina. Mientras tanto al papa le dio por tocar piano en la mesa y la Ji lo trataba de imitar. Nadie ha- blaba. 76 xstar Aparecié la mama con un inmenso montén de huevos revueltos y los comimos todos calla- ditos. Era una mesa de mudos. La Ji pregunté: —jCémo se llaman estos huevos tan ricos? —Huevos en silencio —dijo la mamd y salid a buscar el postre. Pero no volvid nunca mas. Por fin se levanté el papa y nosotros Jo se- guimos. En la cocina la mama trataba de conso- lara la Tila, que Horaba con hipo. —Me voy y me voy al tiro y nadie me puede sujetar, Son malos y me dan complejo —hipaba-. Me quieren convencer que no sé cocinar... -Es todo lo contrario —dijo el papa-. Somos nosotros los qué no sabemos comer bueno. Pero nadie la sujeta... La Tila siguid Horanda, se sacé el delanial y partié. Cuando entré la mamé al comedor con los duraznos, ya el papa se habia ido a la oficina y los dos con la Ji tuvimos que comernos toda la fuente, La mama estaba muda. Me dio pena. -Maméa, nose preocupe, yo le lavo los plates le dije. -Y te encargas de cuidara tu hermana mien- tras voy a la agencia a conseguir empleada -y parlié Asi que cuando terminamos, entre los dos 77 xstar con la Ji Jevantamos las cosas de la mesa y organizamos un lavado de platos electrénico, Pusimos todo en el suelo, y le disparamos el cho- tro de agua con la manguera del jardin. Era per- fecto. Mientras volvia la mama todo estaria seco, asi que dejé a la Ji cuidando la sequia y parti a escribir mi diario. Pero cuando volvi resulta que la Ji habia discurrido lavar toda la cocina ente- ra y ya empezaba a lavar el comedor. Era el ver- dadero diluvio y la Ji un Nog, pero empapado. Rapidamente fur a buscar el secador de pelo y la aspiradora para secar tado eso. Pero sond el timbre y por suerte era el Efrén Ulloa que venia a pedir una aspirina. ~jChitas! -dijo cuando vio el problema-. :Es- tan haciendo un tranque? Total, que se ofrecié para ayudarnos y con la escoba en un minuto baryié toda el agua. A la Ji le brillaban los ojitos. —Quiero casarme contigo ~le dijo al Efrén—. Papelucho es retonto al lado tuys. Tenia razén. A mi no se me habria ocurrido la cuestiGn de la escoba. Efrén es un gallo ad- mirable y ojald se casara con la Ji cuando sean grandes. La Ji lo tenia pescado de la mano y lo miraba como losa radiante. Efrén se habia pues- to colorado y trataba de librarse de su mano. 78 xstar -)Me vas a dar la aspirina? Fui a buscarla y me encontré con la mama que venta llegando muy cansada. -Todo el mundo tiene vacaciones menos una duefia de casa —dijo con envidia y se acos- 79 xstar td en Ja cama con ganas de Jlorar—. No en- contré empleada y tendré que hacerlo todo yO... -jTengo la absolucién! -clamé yo- Efrén Ulloa esti ahi y puede ayudarnos. Es una es- pecie de genio... —me acordé de la Ji-. |Sabe de todo! La mama salté de la cama feliz. —Efrén Ulloa —le dijo sonrisosa-, jte darian, permiso en tu casa para ayudarnos un par de semanas? Estamos sin empleada, pero agui todo es sencillo. gSabes algo de aseo? Eres tan amigo de Papelucho, y entre él y yo te ayuda- mas. La Ji se le abrazé de Jas piernas al Efrén y le dijo suplicante: -Di que si, Lucifer, di que si... ~{Por qué lo lamas Lucifer? —pregunté la mama. —Es lindo nombre... como él —dija la Ji son- rosandose. —El demonio se lama Lucifer -explics la mamiéa todavia contenta-. ;Qué me dices, Efrén? Pero Efrén tenfa los ojos clavados en un montén de salchichas que habia traido la mama. Estaba telepateado por ellas. -Mande —fue lo tinico que dijo, y la mama 80 xstar

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