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ENSAYO

Responsabilidad Social en las universidades, un desafío pendiente para la educación superior


universitaria

Wilmer Fernández Ramírez

Programa: Doctorado en Educación


Universidad Nacional de Cajamarca

Diseño y Evaluación de Políticas Educativas Políticas Educativas


Dra. Leticia Noemí Zavaleta Gonzáles

30 de octubre del 2020


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RESPONSABILIDAD SOCIAL EN LAS UNIVERSIDADES, UN DESAFÍO PENDIENTE


PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR UNIVERSITARIA

Introducción.

Ser profesional es “ser alguien”. Estas son parte de las palabras de una madre de familia
indígena awajún cuando se le preguntó qué es lo que ella deseaba para sus hijos e hijas: “quiero
que mis hijos “sean alguien”, que estudien una carrera y tenga un sueldo.” Estas mismas palabras
las podemos escuchar en un padre o madre de familia de cualquier caserío de nuestra Cajamarca
rural. Hace poco más de 15 años ir a la universidad para un joven de la zona rural, era una cosa
deseable pero muy lejana. Primero que la oferta de estudios universitarios era escasa, apenas existía
una universidad en la capital del departamento; en segundo lugar, los horarios de estudio eran
rígidamente diurnos de modo que, para cualquier joven de escasos recursos que quisiera estudiar
la universidad, era imposible hacerlo a la vez trabajando para poder sostenerse. Podemos decir que
la universidad en esos años era sólo para una élite cuyos recursos económicos eran altos. Aquellos
jóvenes cuyas familias no tenían dinero, simplemente, o se quedaron a trabajar la tierra, o migraron
a las grandes ciudades a buscar otro tipo de trabajos.

Esta realidad cambió en la primera década del tercer milenio. A partir del 2008 la oferta
universitaria se incrementó enormemente con la expansión de las universidades privadas y
nacionales a las ciudades provincianas de todo el territorio nacional. Se dio una suerte de
desregularización de la educación superior que, si bien amplió la oferta a nivel de cobertura, los
resultados de la calidad educativa fueron de lo peor. Las universidades en su afán por captar
estudiantes que trabajaban en el día ofrecieron horarios nocturnos. En algunas universidades se
podía encontrar horarios desde las 7.00 am hasta las 12.00 de la medianoche. Con este proceso en
marcha, ciudades en crecimiento poblacional como Jaén pronto se convirtieron en “centro
universitarios” con la presencia de varias universidades, tanto para estudios de pregrado como
posgrado: Universidad Privada de Chiclayo, Universidad Privada Alas Peruanas, Universidad
Nacional de Cajamarca, Universidad Nacional de Jaén, Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, y
universidades con sede en otros departamentos del país, sin contar los institutos superiores de
formación pedagógica y docente.
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En pocos años muchos/as jóvenes se profesionalizaron en distintas carreras como


profesores, docentes, ingenieros civiles, ingenieros forestales, ingenieros ambientales, enfermería,
obstetricia, administración, contabilidad, etc. No obstante, esta realidad, la pregunta por la calidad
de formación superior siguió siendo un problema para la sociedad peruana, pues la sobreoferta de
formación superior no necesariamente tuvo como consecuencia la democratización de la educación
superior ni la formación de profesionales de calidad, investigadores, innovadores y, por tanto,
transformadores en y para la sociedad. La apertura y desregulación del mercado de la educación
superior no mejoró la formación de mejores profesionales, más bien “afectó la calidad de la
universidad debido al surgimiento de una oferta universitaria que ofrecían propuestas educativas
de baja calidad…” (Ramos, 2018, p. 10). Ramos afirma:

“…la expansión de la educación superior no democratizó el acceso, dado que el origen


social y socio económico seguía siendo uno de los principales determinantes para el
ingreso. Así, un estudiante que proviene de un entorno con alto capital social y cultural
tendría 10 veces más oportunidades de acceder a la educación superior que sus pares de
contextos menos favorecidos. De manera similar, el origen social y económico también
determina el tipo de institución a la cual acceden y la carrera que eligen estudiar.” (Ramos,
2018, p.4)

La desigualdad de acceso a una educación superior de calidad no fue asegurada por la


liberación de la oferta universitaria, más bien incremento el número de profesionales con título
desempleados (Romero, 2018), muchos de los cuales terminaron ocupando plazas de docentes en
escuelas y colegios de educación básica regular. Así es como se evidenció un problema más de
fondo, estructural, que es la desarticulación de la universidad con la sociedad. La educación
superior universitaria descuidó la articulación con la comunidad y los problemas de que planteaba
su realidad circundante. Con el apuro económico, muchas carreras fueron ofertadas sin contar con
estudios sociales, tampoco se impulsó la generación de conocimientos útiles para la comunidad.
En pocas palabras, tuvimos una educación universitaria con un enfoque de titularidad
desvinculada de la comunidad, es decir, sin responsabilidad social.
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En el 2016 y 2019 se da un nuevo giro para la educación superior universitaria en el Perú.


En el 2014 se aprobó la nueva Ley universitaria 30220 que busca detener el descontrol de la
educación universitaria que ha estado generando miles de profesionales titulados, pero sin
capacidades para ejercer su profesión. Esta nueva Ley universitaria plantea que las universidades
deben contar con adecuada infraestructura, con programas curriculares, cursos y profesionales
acreditados, mallas curriculares transversalizadas por la responsabilidad social y, por tanto,
articuladas a los problemas de la comunidad y del entorno. No obstante, a pesar de que la nueva
ley universitaria plantea que la responsabilidad social, debe ser un elemento fundamental en todas
las dimensiones de la educación universitaria para una buena calidad educativa, su implementación
y sus implicancias en el desarrollo de la labor universitaria en todos sus aspectos, en su verdadera
magnitud conceptual sigue siendo poco comprendida en las comunidades universitarias.

En este contexto nos planteamos la pregunta ¿cuál es la importancia de la responsabilidad


social universitaria (RSU) y cuáles son sus implicancias para la integral formación de calidad de
profesionales de calidad en la ley universitaria 30220? En efecto, asumimos como hipótesis de
trabajo que la RSU, según ley 30220, es revalorada y se explicita su rol fundamental en el proceso
de la gestión de la calidad educación superior universitaria. Veremos en el desarrollo del texto que
las implicancias para las universidades son enormes, puesto que sobre este eje se cimienta el
sentido la formación profesional. Para el proceso de argumentación nos apoyamos en el modelo
de responsabilidad social universitaria URSULA (Unión de Responsabilidad Social Universitaria
Latinoamericana) una asociación sin fines de lucro que hace 20 años viene haciendo
investigaciones sobre el tema.

2. Definición de la responsabilidad social universitaria según la ley 30220.

Empecemos por preguntarnos primero ¿qué no es la responsabilidad Social Universitaria?


de manera que permita identificar aquellas definiciones parciales o erróneas del concepto. En
primer lugar, la RSU no es extensión solidaria extracurricular (Vallaeys, 2019). Esta primera
confusión se debe a que cuando se alude a RSU se “piensa en generosidad social, ayuda social,
acciones benéficas para los más necesitados, desde el voluntariado o el servicio social, algo así
como un conglomerado barroco de “buenas” acciones para el prójimo y el medioambiente”
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(Vallaeys, 2019, p. 24). Esta primera clarificación de qué no es la RSU expresa ya una ruptura
conceptual con una definición errónea de esta categoría, puesto que tantas veces la RSU fue y es
aún por muchos comprendida como una simple extensión solidaria de la universidad hacia la
sociedad, sin estar integrada pedagógicamente al proceso de profesionalización del estudiante
universitario y al desarrollo de cambio en la comunidad. En efecto, muchos docentes se limitaron
a realizar con los y las estudiantes actividades de ayuda en alguna población sin mayor
preocupación de que esa acción esté engarzada en la intencionalidad pedagógica global:

Al confundir su responsabilidad social con la Extensión solidaria, crean proyectos


extracurriculares de voluntariado estudiantil para ayudar a las poblaciones desfavorecidas,
sin mirar los contenidos de los programas curriculares de las respectivas carreras que
enseñan, ni su manera de administrar la institución y las líneas de investigación. (Vallaeys,
2019, p. 24)

Asimismo, Vallaeys (2019) afirma que la RSU no es contribución, tampoco “mero


compromiso” (p.24); es decir, confundir la RSU con la buena acción generosa emprendida al
margen de la actividad central de la organización universitaria que es la transformación hacia el
bienestar de la sociedad. Esta confusión conceptual se debe a que muchas universidades asumen
una comprensión empresarial del concepto de RSU que puede ser catalogado como acción
filantrópica que, al igual que su comprensión como extensión, son estrategias de evitamiento de la
verdadera responsabilidad con la sociedad (Vallaeys, 2019). Al respecto afirma Vallaeys: “es muy
común que una empresa que incentiva el cambio climático a través de sus negocios tenga aparte
una generosa iniciativa de cuidado del medioambiente. La acción filantrópica es buena pero la
empresa es irresponsable: no asume sus impactos (p. 24).” La RSU no es qué se hace con los
beneficios, sino que mira que la acción sea ética desde su principio, medio y fin: “¡No me digas
qué haces con los beneficios, dime cómo los obtienes!” (Buyolo, 2017)” (Vallaeys, 2019, 25).

La RSU es una política educativa de estado explicitada en la nueva ley universitaria 30220
en los artículos 124 y 125 con la finalidad de mejorar la calidad de la educación superior
universitaria en el Perú. En dicha ley se la define como “la gestión ética y eficaz del impacto
generado por la universidad en la sociedad en el ejercicio de sus funciones: académicas, de
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investigación y de servicios de extensión y participación…” (Ley 30220 art. 124) en la sociedad


nacional. Asimismo, la ley afirma que “la responsabilidad social universitaria es fundamento de la
vida universitaria, contribuye al desarrollo sostenible y al bienestar de la sociedad. Compromete a
toda la comunidad universitaria.” (Ley 30220, art. 124). Esta definición establece coherentemente
las categorías para la articulación entre universidad y sociedad; deja en claro que el rol de la
universidad no es dar títulos a los profesionales, sino de transformar, cambiar, generar impacto en
la sociedad.

La RSU es “gestión ética” en el sentido de que alude a la responsabilidad que tiene la


Universidad frente a la transformación social de la Comunidad en su sentido humano. La ética se
constituye en la preocupación por el bienestar del otro en términos de responsabilidad y de cuidado,
y adquiere su forma cuando aceptamos la legitimidad del otro como un ser con el cual
configuramos un mundo social; nos remite siempre a la humanidad, nos señala que, si bien toda
acción tiene como causa la conciencia, la libertad y la voluntad personal, su término o finalidad
siempre será la otredad. Toda acción calificada cómo ética nos remite siempre al otro, no como
algo cosificable o como cosa que se usa como un medio para un fin propio de aquel que hace la
acción, sino como sujeto de libertad. Aquí el otro es la comunidad constituida por sujetos de
libertad, de derechos, que tienen su propia expectativa de desarrollo y buena vida o vida feliz. De
esta manera la ética da sentido a la responsabilidad social de la acción universitaria que muchas
veces fue concebida como un procedimiento puramente administrativo institucional; da sentido a
la institucionalidad, a la cual se le demanda que sus comportamientos y acciones estén orientados
a una finalidad práctica que beneficia a los demás.

La RSU no solamente es gestión ética, sino debe ser también eficaz, es decir, una acción
cuyos resultados deben ser tangibles, medibles. La acción universitaria debe estar orientada a
rendir frutos, resultados en la comunidad. La universidad debe buscar que sus procesos de
formación de los y las estudiantes estén encaminadas a la transformación de la comunidad a través
de la incorporación de proyectos que articulan las mallas curriculares y los cursos con la
comunidad mediante acciones, ya sea de investigación o mejoramiento de la calidad de vida de las
familias del entorno universitario. Esta articulación universidad-comunidad ocurre gracias a la
concepción de la responsabilidad social como dimensión integradora de actividad universitaria.
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Aquí cobra sentido que la RSU sea el fundamento de la vida universitaria, puesto que ésta debe
contribuir al desarrollo sostenible y al bienestar de la toda la sociedad. La universidad no es sólo
un centro para la transferencia de conocimientos y tecnologías (como fue concebido antes de la
ley), sino una entidad que coopera y transforma su entorno. La Universidad tiene una gran
responsabilidad con el desarrollo social, económico, tecnológico, cultural y político de la sociedad.

Finalmente, los elementos de RSU mencionados en la Ley 30220 los podemos sintetizar
con la definición planteada con claridad por Vallaeys (2019): RSU “es la gestión integral y
transversal de todos los impactos sociales y ambientales de las IES [instituciones de educación
superior], desde todos los procesos de formación, investigación, extensión y gestión
organizacional, en miras a alcanzar los ODS en su ámbito social de incidencia.” (p. 13). Esta
definición establece las funciones que tiene la RSU: Formación, investigación, extensión y gestión
de organización.

3. Procesos de la Responsabilidad Social Universitaria y sus implicancias para la vida


universitaria.

El objetivo que se tiene en manos es transformar la universidad en un laboratorio de


innovación para la responsabilidad social. Para responder a este desafío, tomemos aquí como
referencia el modelo de RSU URSULA, cuya propuesta es realizar una gestión integral
universitaria con metas claras que tiene como visión tener una universidad saludable, solidaria y
sostenible, que promueve una comunidad interna de aprendizaje mutuo, una institución laboratorio
permanente de innovación social (Vallaeys, 2019). En esta visión de la universidad, la RSU es una
de las dimensiones más importantes, la fundamental, para lograr calidad educativa universitaria.
Según Vallaeys, la RSU debe ser: un sistema inmunitario transversal que vela por los impactos
sociales y ambientales de toda la institución, de la universidad.

Es decir, la RSU organizada e implementada adecuadamente debe ser la garantía de que la


Universidad va a cumplir su rol fundamental de transformación social, no sólo formando
profesionales éticos y transformadores, sino generando impacto en la sociedad. Desde su
organización interna hasta su más alto nivel de relacionamiento con las instituciones,
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organizaciones sociales y con toda la sociedad, la responsabilidad social se convierte en eje


articulador de la gestión de la calidad de educación superior.

En este marco del modelo URSULA se plantean cuatro procesos o ejes de gestión para las
universidades que son gestión organizacional, la formación, la construcción de conocimientos y la
participación social, los mismos que deben realizarse de manera integral articulada en el marco de
una ética tridimensional: “la virtud como ética personal, la justicia social como ética pública y la
sostenibilidad como ética global (Vallaeys, 2019, p. 59). Con esta modelo, se hace una
revaloración interesante de la RSU, puesto que nos permite tener herramientas y una ruta para la
planificación y evaluación permanente de la RSU en las universidades. La ruta tiene 12 metas con
sus respectivos indicadores de medición, de modo que ya se puede medir la tangibilidad de la
eficacia de la RSU concretando así la implementación de los artículos 124 y 125 de la ley 30220:

Tabla 1
Procesos y metas de la Responsabilidad social universitaria según el Modelo URSULA.
PROCESOS METAS
Gestión organizacional 1. Buen clima laboral y equidad
2. Campus sostenible
3. Ética, transparencia e inclusión
Formación 4. Aprendizaje servicio
5. Inclusión curricular de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS)
6. Mallas diseñadas con actores externos
Cognición 7. Inter y transdisciplinariedad
8. Investigación en y con la comunidad
9. Producción y difusión de conocimientos útiles
Participación social 10. Integración de la proyección social con formación e investigación
11. Proyectos cocreados, duraderos, de impacto
12. Participación en la agenda de desarrollo local nacional e internacional
Nota. Datos tomados de Vallaeys, 2019, pp. 61-65.

Como vamos viendo, la RSU ya no tiene por qué ser esa dimensión de la universidad
desconocida o, en todo caso, mal comprendida; no tiene que ser más una extensión solidaria hacia
la población, menos un plan de acciones desarticuladas para cumplir un requisito.
La RSU es el eje articulador de la vida universitaria que involucra a toda la comunidad
universitaria. Las 12 metas y sus indicadores planteados en el modelo de Responsabilidad Social
Universitaria (RSU) por URSULA, nos permite tener con claridad los criterios de planificación de
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la gestión universitaria con enfoque de RSU. Estas metas permiten abarcar todas las acciones que
las Universidades realizan para cumplir con su Responsabilidad Social:

Esto obliga a pensar la RSU no como una acción específica de generosidad social hacia
grupos desfavorecidos aparte del trabajo interno de formación, investigación y gestión, sino
como una política transversal e integral que obliga al actuar ético en todas las dimensiones
del quehacer institucional. Es la razón por la cual la herramienta de autodiagnóstico RSU
de URSULA aborda todos los procesos del actuar de las IES. (IESALC, 2018. P. 52)

Se quiere una Universidad contextualizada, articulada a la realidad social; cuya malla


curricular responde a las necesidades sociales, donde los y las profesionales egresados de las
universidades serán la verdadera extensión transformadora e innovadora de las universidades.
Respecto a la población, las universidades tienen la enorme tarea de garantizar sus derechos civiles,
políticos, económicos, sociales y culturales y los de tercera generación como el derecho al medio
ambiente sano y el derecho a la paz. Esto implica que, como lo establece el artículo 125 de la ley
30220, se le asignar mayores recursos en un mínimo de 2% del presupuesto, se establezca
estándares de acreditación en las dimensiones académicas, de investigación, de participación el
desarrollo social y servicios de extensión, ambiental e institucional, respectivamente.

4. Conclusión.

En conclusión, la RSU en la ley 30220 es un eje fundamental de la gestión de la calidad de


la formación universitaria. La ley mencionada explicita una revaloración importante
dimensionando las categorías clave para una mejor planificación, implementación y evaluación de
la RSU. En este sentido, en el proceso de reforma universitaria, la RSU debe ser uno de los ejes a
fortalecer en primera fila. Esto para nosotros sigue siendo es un desafío porque aún se arrastra
comprensiones parciales y/o erróneas de la RSU, las mismas que deben pasar por un proceso crítico
de evaluación y reformulación permanente. Para ello existen ya modelos de gestión de la RSU que
clarifican muy bien las metas, indicadores para realizar una mejor gestión de la RSU. En este
sentido, URSULA, una asociación dedicada específicamente a la investigación sobre la RSU,
ofrece un modelo de ayuda para la planificación y gestión adecuada del RSU. Solamente queda
que las universidades se tomen en serio esta dimensión de la gestión educativa superior.
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5. Referencias

Eco, U. (Octubre de 2002). ¿Deben los intelectuales meterse en politíca? Recuperado el 28 de


Octubre de 2020, de Bloghemia: https://www.bloghemia.com/2020/06/deben-los-
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Recuperado el 22 de Octubre de 2020, de
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Ramos, W. (2018). Estado del arte: inserción laboral y empleabilidad. Documento de trabajo n°
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http://cdn02.pucp.education/academico/2018/12/10194528/insercion_laboral_empleabilid
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responsabilidad social universitaria (RSU) en Amérrica Latina 2019. Obtenido de
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https://app.powerbi.com/view?r=eyJrIjoiM2Q1ZTEyNGMtZDI5OS00N2Q2LWI2YTQt
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Vallaeys, F. (2019). Responsabilidad Social Universitaria. El modelo URSULA: estrategias,
herramientas e indicadores. Lima. Recuperado el 30 de octubre de 2020, de
https://www.academia.edu/41449820/Responsabilidad_Social_Universitaria_El_Modelo
_URSULA_estrategias_herramientas_indicadores.

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