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DE LA DEMOCRACIA
EL DETERIORO
DE LA DEMOCRACIA
Consideraciones sobre el régimen
político, lo público y la
ciudadanía en México
ISBN: 978-607-479-080-1
JL 1281 D4 2012
1a edición, 2012
ISBN: 978-607-479-080-1
Introducción [9]
Epílogo [397]
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Capítulo 2
¿Qué le pasó a la democracia en México?
Alberto Aziz Nassif
Reglas y claroscuros
Una de las señales del proceso electoral del 2000 fue com-
probar que la mediatización de la política partidista generaba un
déficit estructural de recursos en el modelo de financiamiento
público, que llevaba a los partidos a buscar dinero y meterlo a
la competencia mediática por fuera de la legalidad. Los casos de
Amigos de Fox y Pemexgate fueron un signo emblemático de
este problema. Las elecciones intermedias de 2003 llegaron a
ser más costosas que las presidenciales y también con un incre-
mento en el abstencionismo. Eran señales de que la reforma de
1996 necesitaba un ajuste importante; pero fue hasta después del
conflicto postelectoral de 2006 cuando, en un raro consenso, la
clase política recuperó autonomía frente a los poderes fácticos
de la televisión, que se habían convertido en una fuerza que
marcaba tonos, modulaba el discurso de las campañas, imponía
sus precios y los partidos y candidatos quedaban siempre en
deuda con los medios, y decidió hacer la reforma política de
2007-2008.
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Un cálculo de lo que se ha gastado en elecciones entre el 2000 y 2011, sumando
el ife, el Trife y la Fepade, supera los 117 mil millones de pesos (http://www.animal-
politico.com/2011/07/10-puntos-sobre-el-gasto-electoral-en-mexico). A este gasto hay
que añadir el de los institutos estatales, más el de los tribunales locales, y es posible
que la suma suba hasta más de 160 mil millones de pesos.
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¿Qué le pasó a la democracia en México?
Ciclo conflicto-reforma-elección
fuerte y competitiva, porque hemos tenido casos de malos gobiernos que repiten en
el poder por una débil oposición.
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El deterioro de la democracia
2010). Allí señaló que hay dos lógicas desde las que se discuten
estas alianzas: una es la de democracia versus autoritarismo,
que es la que justifica la alianza entre prd y pan, y otra es la de
izquierda versus derecha. En las dos hay argumentos interesan-
tes y atendibles. En varias regiones del país hace falta una pri-
mera alternancia para construir gobiernos más responsables y
transparentes.
En la fase de la transición uno de los objetivos era desmontar
el régimen de partido de Estado. Para eso se llegaron a plantear
intentos de coalición entre actores y organizaciones que estaban
en el centro político, tanto a la izquierda como a la derecha.
Incluso, en 1999 se exploró la posibilidad de lanzar un solo
candidato de la oposición para las elecciones presidenciales del
2000. El intento fracasó por diversas razones, pero quizá la más
fuerte fue que ninguno de los dos precandidatos en ese momen-
to, Cárdenas y Fox, estaba dispuesto a ceder su lugar al otro.
En la siguiente década, después de las elecciones presidencia-
les del 2000, la idea regresó. Con la regularización de la compe-
tencia electoral y la generalización de las alternancias, se volvió
una práctica común hacer alianzas partidistas. Los partidos chicos
se beneficiaron de su alianza con alguno de los tres partidos
grandes, hasta que la reforma de 2007-2008 y, sobre todo, la
corrección que hizo la Suprema Corte de Justicia de la Nación
obligaron a que cada partido obtuviera sus votos (el 2% como
mínimo) para conservar el registro. Con esta regla han aparecido
y desaparecido múltiples partidos en el espectro político.
Después del triunfo priísta en 200912 y frente a las elecciones
locales de 2010, el pan y el prd regresaron a la idea de formar
coaliciones electorales en algunos estados para lograr condicio-
nes competitivas frente al pri. Las coaliciones entre izquierdas
y derechas, sobre todo después del conflicto electoral de 2006,
se volvieron de inmediato un tema polémico. Para algunos ac-
tores fue un tabú, pero para otros una posibilidad completamen-
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El pri logró ganar 237 diputados en 2009, y con los 21 de su aliado, el Partido
Verde, obtuvo una mayoría en San Lázaro.
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El deterioro de la democracia
pero están muy spotizadas, así que una segunda vuelta en elec-
ciones presidenciales se juntaría con las legislativas y el proceso
sería demasiado largo: precampañas, campañas, primera vuelta,
suena como una ruta interminable en un país que todo el tiempo
está en elecciones. Elevar el porcentaje para mantener el registro
partidista (hoy de 2%) depende de dos factores, financiamiento
público y los mecanismos para hacer alianzas. ¿Por qué no pen-
sar en otras formas? Como por ejemplo el financiamiento con-
dicionado al voto y no como un porcentaje que depende del
padrón electoral. La razón es que la abstención en algunas ciu-
dades del país llega a 75 por ciento, sin que se altere el financia-
miento de los partidos.
Las famosas candidaturas independientes, tan queridas por
las organizaciones de la sociedad civil, tan despreciadas por los
partidos, tan riesgosas con la actual debilidad reglamentaria de
los grandes medios, nos llevarían a repetir fenómenos televisivos
como el del Dr. Simi, pero a la n potencia. En las figuras de
participación directa se propuso iniciativa popular y referéndum,
pero no plebiscito.
Si hemos estado acostumbrados a reformas electorales en
ciclos de conflicto y reforma, ahora se propone modificar el ré-
gimen y la gobernabilidad y crear nuevos mecanismos de parti-
cipación, pero se dejan fuera otros factores que complementan
las iniciativas propuestas; sólo enumero lo que faltaría para
debatir y en su caso legislar:
Bibliografía
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El deterioro de la democracia. Consideraciones sobre el régi-
men político, lo público y la ciudadanía en México se terminó
de imprimir en diciembre de 2012 en Offset Rebosán, S. A. de
C. V., Av. Acueducto núm. 115, Col. Huipulco, 14370, Del.
Tlalpan, México, D.F. El cuidado de la edición estuvo
a cargo de la Coordinación de Publicaciones
de El Colegio de la Frontera Norte.
Se tiraron 500 ejemplares.