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1 El Arte de Amar
1 El Arte de Amar
“Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el
que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios,
porque Dios es amor.” (1 Juan 4,7-8)
Una de las primeras y grandes experiencias vivida por Chiara Lubich, en los
inicios de su divina aventura, fue el día en que un sacerdote le hizo la petició n de
ofrecer una hora por él, ella respondió que por qué só lo una hora, que ofrecería
todo el día por él. El sacerdote quedó sorprendido ante tan generosa respuesta y
pidiendo que se arrodillara le dijo: “No se olvide que Dios la ama
inmensamente”. Este anuncio de que Dios la ama inmensamente desencadenó en
Chiara el anhelo de amarlo y hacer que otros lo amen.
Saber que Dios es Amor, puede ser una bonita frase, pero, muchas veces en
nuestra historia personal, no es lo que hemos vivenciado. Tuvimos grandes
pruebas, dolores, frustraciones, pecados, miserias, etc. Y frente a una afirmació n
tan grande como DIOS AMOR, me puede ser un poco difícil entender có mo un Dios
que es Amor pudo permitir todo eso en mi vida, o en la vida de otros… Y a veces
confesando todos mis pecados, pidiendo perdó n, no me siento perdonado por Dios,
porque en definitiva soy yo quien no me perdono. Infelizmente nuestro orgullo,
soberbia, impiden tener un corazó n sencillo, humilde, para experimentar lo que
dice san Pablo: “Sabemos, además, que Dios dispone todas las cosas para el bien de
los que lo aman”. (Romanos 8,28). Y san Agustín, agregará a esta frase: “Incluso el
pecado”. O sea también nuestros pecados han sido un medio por el cual yo me
puedo encontrar con Dios y descubrir con cuá nto amor Dios me ama y me acepta
así como yo soy.
Claro que en mis planes está moldearte, pero mientras eso llega, te amo tal
como eres, y deseo que tú hagas lo mismo; deseo ver que surja desde el fondo de
tu miseria el amor. Amo en ti hasta tu propia debilidad. Amo el amor de los pobres;
quiero que de la indigencia se levante continuamente este grito: “Jesú s, te amo”. Es
el canto de tu corazó n lo que me interesa. ¿Qué necesidad tengo de tu ciencia o de
tus talentos? Una sola cosa me importa, verte trabajar con amor. No son tus
virtudes que deseo, si te las diera, eres tan débil que alimentarían tu amor propio;
no te preocupes de esto.
Habría podido destinarte a grandes cosas; pero no, será s el servidor inú til,
te quitaré aú n lo poco que tienes, pues te he creado para el Amor. ¡Ama!
Cuando te toque sufrir, te daré las fuerzas; tú me diste tu amor, te daré que
ames má s de lo que tú has soñ ado.
Te he dado a mi Madre; haz pasar todo por su Corazó n tan puro. Pero
recuerda: “Á mame tal como eres”. No esperes ser un santo para entregarte al
Amor, de lo contrario tú no me amará s nunca”.
1.- ¿Cuá les son las frases o la frase que má s me llamó la atenció n y por qué?
2.- “Si esperas ser un á ngel para abandonarte al Amor, nunca me amará s. Aunque
recaigas a menudo en esas faltas que tú quisieras no haber conocido jamá s; aunque
seas un cobarde en la prá ctica de la virtud, no te permito que no me ames”. ¿Soy
una persona que le da má s importancia a mis miserias o pecados o a la gracia y el
amor de Dios en mi vida?
3.- “Amo en ti hasta tu propia debilidad”. ¿Soy una persona que ve má s lo positivo
en mi vida o paro en mis errores y caídas constantes?
4.- “Hoy estoy a la puerta de tu corazó n como un mendigo. Yo, el Señ or de los
señ ores. Llamo y espero, apú rate en abrirme. No te excuses con tu miseria. Tu
indigencia, si la conocieras plenamente, morirías de dolor. Lo ú nico que me puede
herir el corazó n sería ver que dudaras y que te faltara la confianza en Mí. ¿Cuá l es
mi respuesta para responder al Amor que Dios me tiene?