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Guion Via Crucis
Guion Via Crucis
Narrador: Jesús salió y fue de costumbre, al monte de los olivos; y lo siguieron también sus
discípulos. Llegado al lugar, les dijo:
Jesús: Oren para no caer en tentación.
Narrador: Después se alejó de ellos como a la distancia de un tiro de piedra y doblando las rodillas
oraba con estas palabras:
Jesús: Padre, si quieres, aparta de mi este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Narrador: Y entrando en agonía oraba con mayor intensidad. Y le vino un sudor como de gotas de
sangre que caían hasta el suelo. Cuando se levantó de la oración y llegó hasta los discípulos los
encontró dormidos abatidos por la tristeza. Y les dijo:
Jesús: ¿por qué, duermen? Levántense y oren para no caer en tentación.
Narrador: Jesús aun estaba hablando, cuando llegó un tropel de gente, y el llamado judas, uno de
los doce se acercó a Jesús para besarlo entonces Él le dijo:
Narrador: Los príncipes de los sacerdotes y todo el sanedrín buscaban un falso testimonio contra
Jesús para darle muerte; pero no lo encontraban a pesar de los muchos falsos testigos
presentados. Por último se presentaron dos que declararon.
Testigo: este hombre dijo: Yo puedo destruir el templo de Dios y edificarlo de nuevo en tres días.
Narrador: Entonces el sumo sacerdote le dijo:
Sumo Sacerdote: ¿no tienes nada que responder, qué es esto que declaran en contra tuya?
Narrador: Pero Jesús permanecía en silencio. Entonces el sumo sacerdote dijo:
Sumo sacerdote: En el nombre de Dios vivo te ordeno que nos contestes ¿eres Tú el mesías, el
hijo de Dios?
Narrador: Jesús le respondió:
Jesús: Así es, tal como tú lo has dicho. A demás les digo: “a partir de ahora ustedes contemplaran
al hijo del hombre sentado a la derecha del Dios Todopoderoso, y lo verán venir sobre las nubes
del cielo”.
Narrador: Entonces el Sumo sacerdote rasgó las vestiduras diciendo:
Sumo sacerdote: ¡Has blasfemado! ¿Para qué necesitamos más testigos? Ustedes mismos
acaban de oir estas palabras ¿qué dicen ustedes?
Narrador: Ellos contestaron
Testigos: ¡Merece la muerte!
PRIMERA ESTACIÓN
*Los soldados entregan la cruz a Jesús y lo escoltan a la Gólgota, junto con 2 ladrones, en medio
de azotes e insultos.
Jesús: (al momento que le entregan la cruz, la abraza) Padre, soy tu siervo. El hijo de tu sierva.
Gestas: ¡Por qué abrazas tu cruz, necio!
*Inician el recorrido.
TERCERA ESTACIÓN
*Mientras camina, Jesús observa a varias mujeres que lloran por su sufrimiento, él las consuela:
Jesús: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes y por sus hijos; porque va
a llegar el día en que se diga: Felices las mujeres que no dieron a luz ni amamantaron. Entonces se
dirá ¡Ojala que las lomas nos ocultaran! Porque, si así tratan al árbol verde, ¿Qué no harán con el
seco?
NOVENA ESTACIÓN
*Casi llegando a la Gólgota Jesús vuelve a tropezar, el cirineo intenta detenerlo, lo ayuda a pararse
y le habla:
Cirineo: Vamos, ya falta poco. Vamos, ya casi llegamos. Vamos, pronto acabará.
DÉCIMA ESTACIÓN
*Ya en el calvario, los soldados corren al cirineo y a Jesús le quitan la ropa a tirones.
Soldado1: (al cirineo) Vete ya, puedes irte, ¡vamos, lárgate!
Soldado2: Repartamos las prendas, pero la túnica no la rompamos, echémosla a la suerte, a ver a
quien le toca
UNDÉCIMA ESTACIÓN
*Ya estando crucificado, la gente del pueblo lo burlaba, los soldados y también uno de los bandidos
que le acompañaban:
Pueblo1: Si salvo a muchos, que se salve a sí mismo.
Pueblo2: El expulsaba a los demonios de otros y no es capaz de bajar de esa cruz. ¿No era este el
que se decía ser el Mesías?
Caifás: ¿No eras tú el que decías que destruirías el templo y lo reconstruirías en tres días? ¿Cómo
es que no puedes descender de esa cruz? Si tú eres el Mesías hazlo, baja de ahí, para que
podamos ver y creer.
Jesús: ¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen!1
Gestas: Si eres el hijo de Dios, ¿Por qué no te salvas a ti mismo? Y sálvanos a nosotros también.
¡Demuéstranos quien eres!
Dimas:(a Gestas) ¿No temes a Dios, tú que estas en el mismo suplicio? Nosotros hemos merecido
esto por lo que hemos hecho. Pero él no tiene culpa alguna. (A Jesús) Yo he pecado y mi castigo
es justo, y también si me condenaras. Solo te pido, Señor, que te acuerdes de mi cuando entres en
tu reino.
Jesús: En verdad te digo, que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso.2
*Se espera un tiempo y se acercan Juan, María y Magdalena. María abraza los pies de Jesús y lo
mira:
María: Carne de mi carne, corazón de mi corazón. Hijo mío, déjame morir contigo.
Jesús: Mujer, ahí tienes a tu hijo, hijo he ahí a tu madre.
*Se deja pasar un tiempo
Jesús: ¡Elí, Elí! ¿Lama sabactani? (¡Dios mí, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?)
* Se espera un momento
Jesús: Tengo sed.
*Le pasan una esponja con vinagre (puede ser agua, solo es para simular) y terminando de hacerlo
dice:
Jesús: ¡Todo está consumado!
Jesús: ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!
*Se produce un terremoto, que parte el templo en dos (en esta parte todos se pueden postrar en
rodillas y esperar unos segundos o un minuto) los soldados se alarma y deciden irse:
Abenader: ¡En verdad este hombre era Hijo de Dios!
Abenader: Vayámonos, rompan las piernas a todos y desháganse de los cuerpos.
*Rompen las piernas a Gestas y a Dimas, para apresurar su muerte y cuando llegan a Jesús:
Longinus: ¡Este hombre ya está muerto!
Abenader: (pasándole la lanza a Longinus) Compruébalo.
*Le perfora el costado y de ahí brota agua y sangre.
* Todos se alejan y dejan el cuerpo de Jesús acompañado de María, su madre, Magdalena y Juan.
DÉCIMOTERCERA ESTACIÓN
* Entran dos soldados a la escena del calvario, acompañados por José de Arimatea, y muestran a
Abenader un permiso firmado por Pilato para bajar el cuerpo de Jesús y sepultarlo.
Soldado3:(le entrega un pergamino) El Gobernador ha autorizado sepultar al nazareno.
Abenader: Esta bien, ayúdenles a bajarlo.
*Los soldados, junto con José de Arimatea, María, Magdalena y Juan, bajan el cuerpo de Jesús
para prepararlo y sepultarlo.
DÉCIMOCUARTA ESTACIÓN
“JESÚS EN EL SEPULCRO.”
*Con ayuda de dos soldados llevan a Jesús al sepulcro de José de Arimatea. Los soldados se
quedan cuidando la entrada del sepulcro, para que no se lleven los discípulos el cuerpo de Jesús.