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Andragogía, ciencia de la educación de adultos.

Por: Félix Adam

Separata:

ANDRAGOGÍA
EDUCACIÓN DE LOS ADULTOS

FÉLIX ADAM

Preparado por:
Ángel G. Alvarado

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Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

PRIMERA PARTE

Fundamentos Teóricos de la Andragogía

2
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

I. INTRODUCCIÓN

Nuestro propósito fundamental es diseñar un esquema conceptual y analítico de la


“Andragogía” como ciencia de la educación de los adultos, a la vez que despertar
inquietudes en el espíritu de los dirigentes, administradores, investigadores y otros
técnicos en educación, a fin de profundizar la teoría y el contenido de esta nueva
ciencia, frente a la impostergable necesidad de encontrar caminos adecuados que
faciliten el conocimiento y tratamiento científico de la educación de adultos.

Comprendemos, sin pretensión, pero con espíritu crítico, que contribuir a la creación
de una ciencia es difícil, pues se trata de ordenar, clasificar e interpretar hechos que
conduzcan al establecimiento de un cuerpo de principios básicos que orienten su
aplicación racional en el campo que es objeto de su estudio. Ahora bien, si crear
una ciencia es tarea ardua, más complejo aun es estructurarla cuando ya existe
una, a la cual se le atribuye el estudio y explicación de un fenómeno especifico. Es
el caso de la “Pedagogía”, definida concretamente como la “Ciencia de la
Educación”.

Mientras la educación ha sido interpretada como la formación de hábitos,


costumbres, destrezas, habilidades y adquisición de conocimientos durante los
primeros años de la vida del hombre era natural que se definiera como “un proceso
por el cual la sociedad forma a sus miembros a su imagen y en función de sus
intereses”. 1 O sea, que la educación como un instrumento de la sociedad adulta
servía para transmitir los bienes culturales y modelar la conducta de las nuevas
generaciones “a su imagen y semejanza”; solo la niñez, la adolescencia y la
juventud eran beneficiarios de su acción con miras a su preparación plena e idónea
para enfrentar la complejidad de la vida adulta. Bajo esta concepción, limitada y
restringida, el proceso educativo propiamente dicho finalizaba al concluir este
periodo. Lógico era circunscribirla dentro de estos límites, por cuanto desde tiempos
remotos se sostenía que la capacidad de aprender era posible únicamente durante
los primeros años de la vida del hombre.
Ahora bien, la educación como proceso concebido para la infancia, la niñez y la
adolescencia, se ha venido practicando empíricamente desde que el hombre existe.
En una u otra forma, la especie humana ha sido la única en transmitir de generación

1
Viera Pinto; Álvaro: “Fundamentos Históricos -Antropológicos de la Educación de Adultos “. Instituto
Superior del Magisterio. Jefatura de planes Extraordinarios de Educación de Adultos, Santiago Chile.
(Mimeografiado.)

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en generación sus experiencias, sus ideales de vida y sus valores espirituales,


precisamente más que la inteligencia y otras manifestaciones psicológicas. Esta
capacidad, su educabilidad, es la distinción fundamental entre el hombre y las
demás especies animales.
La pedagogía surge recientemente como ciencia (*)2 sienta sus bases y reafirma
sus conceptos en función de esa concepción educativa. Etimológicamente significa
“educación del niño”; deriva de las voces griegas “Piados” = niño y “ago” = conducir,
guiar. De ahí que hayan fracasado todos los intentos por sustituir el nombre de esta
ciencia sobre el supuesto de que no comprende en toda su extensión el proceso
completo del hecho educativo. Esto obedece, a juicio nuestro, a que los teóricos
trataron la educación en un marco restringido, sin profundizar sus alcances ni
interpretar sus perspectivas en toda su amplitud: la educación como una actividad
circunscrita a una sola etapa de la vida y no como un proceso permanente a través
de todas las edades y fases de la vida humana.

Así Planchard, nos dice:


“…nada parece más simple que definir la pedagogía. El diccionario lo hace en pocas
palabras: es el arte de instruir y educar a los niños. Tal definición resulta, sin
embargo, muy vaga, y su extensión no parece abarcar la totalidad del objeto que se
atribuye hoy a la pedagogía. En todo caso, esa definición necesita ser completada
y precisada.” (2)

Consideramos erróneo pensar, como cree Emile Planchard, que la definición de la


pedagogía pueda ser complementada y más aún precisada, pensando que ella
abarca la totalidad del objeto de su estudio. Al contrario, afirmamos que es imposible
extender su acción más allá de los límites a que da lugar su origen. La pedagogía
nace como una ciencia que estudia los procedimientos más adecuados para formar
al ser humano en un momento dado de su existencia. Todo lo que de ella deriva, su
contenido, sus principios, métodos, etc., se formulan en función de conducir un ser
en desarrollo, un ser en evolución: el niño. Por lo tanto, es imposible, si no utópico,
querer reformular una definición pretendiendo extender la acción de la pedagogía
más allá de la realidad que ella interpreta y estudia como ciencia.
En este sentido, Tirado Benedí y Hernández Ruíz expresan su preocupación sobre
el carácter restrictivo de la pedagogía. Para ellos los términos “Agología” o
“Agotecnia” adquirirán, conceptualmente, una mejor connotación del hecho
educativo. A este respecto nos dicen:

*
2 Herbart, Johan Friedrick “Pedagogía General derivada del fin de la Educación”. Traducción por Lorenzo
Luzuriaga. 3ra. Edición. Madrid. Espasa Calps S.S. 1935

(2) Planchard, Emile: “Orientaciones Actuales de la Pedagogía”. Editorial Traquel, Buenos Aires, 1960, pág. 9

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“… el análisis del hecho pedagógico; su relación con otros semejantes; su estudio,


ordenación y clasificación; la indagación sistemática de sus causas y la exacta
formulación de sus leyes es el objeto preciso y concreto de la ciencia de la
educación, de la Pedagogía. Este término, derivado del griego “paidaywyyía”, que
significa dirección o conducción del niño, no es el más adecuado para la idea que
expresa: lo conservamos, no obstante, porque es el consagrado por el uso y porque
otros términos propuestos, más precisos (agogía, Antropagogía, Agología de ago,
conducir y logos, tratado, no han tenido aceptación general. Preferimos los términos.
Agología, ciencia de la educación general, y Agotecnia, técnica o arte de la
educación.” (3)3

Tal empeño también es inaceptable mientras exista como realidad concreta el objeto
de una ciencia. El niño y el adolescente son realidades psico-biológicas objetivas
que actúan en un medio social conformado por los adultos, y son objeto de
educación sistematizada y acomodada a modelos establecidos para el logro de fines
o propósitos predeterminados. Por lo tanto, la pedagogía como ciencia, estudia esa
realidad y emplea los medios más adecuados para hacer posible que el acto
educativo imponga patrones de la vida adulta de una generación maura a una
generación en formación. Por tanto, carece de sentido práctico y hasta resulta
ociosa la intención de sustituir el nombre de una ciencia que estudia los hechos
señalados con otra denominación. Mientras haya niños y adolescentes, existirá la
pedagogía como ciencia que se ocupa de fijar las normas de su educación.

Asimismo, cuando Krieck nos habla en su “FILOSOFIA DE LA EDUCACION” de


que “el objeto de la educación es el hombre” y él remite a la Pedagogía al estudio
de las técnicas y métodos para educarlo en función de la “esencia y devenir del
hombre”, incurre en un error conceptual. La pedagogía interpreta y estudia
científicamente la educación de un periodo de la vida del hombre, pero no la
totalidad de la vida del mismo, por cuanto esta presenta notorias diferencias en cada
uno de sus periodos vitales, los cuales están claramente definidos en el ser humano
como características propias de índole psico-biológica y social.

Y en la misma forma otros pedagogos incurren en el error conceptual de aspirar a


un cambio etimológico al querer extender el campo de acción de la pedagogía, por
considerarlo reducido y limitante.

Vivimos bajo el signo del cambio. Somos testigos y agentes de una profunda
transformación en el campo de la ciencia, de la técnica y de todos los aspectos que
conforman el saber. Las leyes cambian, las verdades se relativizan, y, por tanto, los
conceptos se renuevan. La educación está inmersa en este amplio juego de la

3
Tirado Benedí, Domingo y Hernández Ruiz. Santiago: “Compendio de la Ciencia de la Educación”. Editorial
Atlanta, S.A., México D.F., 1950, pág. 15-16

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dinámica del cambio; no puede aislarse del acontecer que domina la vida humana.
Esta situación repercute, y muy hondamente, en el concepto sobre educación.

Esta variación conceptual no implica un exclusivo carácter cronológico, sino que


también se refleja en los contenidos y las proyecciones teleológicas de la educación.

A la educación ya no se le considera únicamente como “mediación” entre


generación y generación, o como transmisión de bienes de cualquier naturaleza, o
imposición de valores de diferentes órdenes, o de simple separación del niño para
la vida. La educación es la suma de eso y algo más. “Todo hombre, por su misma
condición humana, tiene como carácter inherente a su naturaleza, la educabilidad”
(4)4 como proceso integral, dinámico, que no termina nunca. Aunque es difícil
señalar un límite final a la educabilidad del individuo, “sin embargo es razonable
aceptar que ella acaba con la decrepitud, cuando ni las funciones mentales ni físicas
permiten bastarse a si… cuando hay real incapacidad para la vida individual y
social”. (5)5 El hombre jamás se detiene en su aspiración de mejorar; su interés por
perfeccionarse aumenta cada día. Existe en él, y quizás esta sea la esencia misma
de su progreso, el afán de acumular conocimientos y experiencias, algunas veces
limitadas. Tal es lo que caracteriza la condición humana del hombre: la inherente
búsqueda de conocimientos que conduzcan a su mejoramiento integral.

Hasta hoy la humanidad, como especie, ha logrado ese fin. Con esta afirmación no
desconocemos que grandes sectores de población aún sufren esclavitud
servidumbre y explotación; pero la admitimos como una realidad histórica que surge
de la actividad ascendente de una especie animal liberada de la instintividad y el
automatismo rutinario.

En nuestros días se entiende la educación como proceso global que abarca la vida
del ser humano en toda su extensión. El hombre empieza a educarse en el vientre
materno y termina su educación con la muerte, y, aun después que fallece, puede
seguir influyendo en la formación de sus semejantes. Este proceso exige una nueva
formulación científica de la educación, la estructuración de sistemas renovados y la
adopción de técnicas adecuadas en función de un rendimiento eficaz en la
realización del hombre para satisfacer sus múltiples y variadas aspiraciones.

Dentro de este concepto de educación permanente del hombre, la pedagogía limita


su campo al estudio de la acción de educar al individuo en los primeros años de su
vida y, en consecuencia, le es imposible extender su operatividad a la etapa en que
el alcanza su plenitud vital o adultez.

4
Nogales Castro, Fernando: “Educación de Adultos”. Ministerio de Educación B.A., Dirección Nacional de
Alfabetización y Educación de Adultos. La Paz, Bolivia, 1964, pág. 6 (Mimeografiada)
5
Nogales Castro, Fernando: Óp. Tít., p. 7

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Esta nueva concepción de la educación ha llevado a muchos pensadores a formular


ideas o criterios, de si existe o si se realiza una verdadera educación durante los
primeros años de la vida. Muchos creen que lo que ayer se llamó educación no es
más que adiestramiento, porque hay quien opina que la verdadera educación
comienza después “del proceso de domesticación y desarrollo de las capacidades
intelectuales que lo hace apto para vivir gregaria i independientemente como ser
humano”. (6)6

A este respecto Parker nos dice:

“… solamente el hombre puede ser educado, pero es preciso adiestrarlo primero.


El hombre debe adquirir primero aquellas habilidades requeridas para generar
conocimientos. La obtención de habilidades constituye el adiestramiento. No es
educación. En seguida, el hombre debe aprender la manera de usar estas
habilidades para generar conocimientos y poner éstos en práctica para satisfacer
sus necesidades. El uso de las habilidades es educación”. (7)7

Para Parker aprender a leer es adiestramiento, pero decidir que leer o por qué leer
es educación. Esto nos lleva a meditar sobre el proceso educativo referido en
particular a la educación de adultos, debido a que la obra antes citada está referida
a la educación de los niños y estos están imposibilitados para explicar porque
deciden o por qué leen una versión determinada a menos que sea aquello que
satisfaga su curiosidad infantil. Solamente el adulto está en capacidad de decidir
que lee y por qué lo hace. Algo más: la adopción de decisiones gracias a las
capacidades lógicas, es atributo de la adultez humana, aplicable a situaciones
variadas que conforman su vida de relación, como son la vida familiar, del trabajo,
de la política, sindical, recreativa, etc. Cuando John Dewey, dentro del concepto
tradicional, sostenía que la educación es la vida, planteaba una verdad a medias;
pero situada en el marco del concepto de la educación permanente, es una verdad
incontrovertible.

No vamos a discutir si el proceso formativo del hombre en sus primeros años de


vida, es adiestramiento o educación, posiblemente pensemos que es
adiestramiento en el sentido de condicionarle determinadas formas de conducta e
imponerle esquemas mentales a la medida de nuestro pensamiento y reactividad
emocional; indiscutiblemente los adultos aspiramos imponer a las jóvenes

6
Adam, Félix. “Hacia la Definición de una Política de Educación Adultos”. Asociación de Educación de Adultos.
Caracas, Venezuela, 1969, pág.- 13. (Mimeografiada)

7
Parker, Don H.: “La Enseñanza Multinivel”, Centro Regional de Ayuda Técnica, Agencia para el Desarrollo
Internacional, México, 1969, págs. 15-16

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generaciones, modelos de pensamiento y acción nuestros, porque sentimos le


necesidad de que sean iguales o mejores que nosotros.
Esta actitud paternalista, sin embargo, entraña una forma tácita de coartar la
educación dentro del más amplio sentido de libertad, cuyas consecuencias
negativas se presentan en el mundo actual bajo el drama de un enfrentamiento de
generaciones en el que las juventudes rechazan abiertamente los patrones y valores
que se les impuso en el hogar, en la escuela y en el seno de la sociedad entera.

Lo que ocurre parece normal y hasta lógico en el devenir del hombre. Es quizás un
proceso fatalista que se cumple a medias, precisamente cuando la nueva
generación adquiere una madurez suficiente para opinar, analizar y decidir sobre
ese proceso de adiestramiento que le impusieron sus padres y los responsables de
su formación.

Nuestro planteamiento trata no ya de una educación a imagen de una sociedad,


sino de otra que responda a los intereses del educando; de una educación del
hombre en función de su racionalidad humana.
No postulamos imponer patrones preestablecidos, ni de transmitir conocimientos, ni
de forjar ideales de vida que pertenecen a alguien, llámese familia, sociedad o
estado, sino enriquecer la conciencia del hombre en términos de su propio destino.
Es el adulto, sujeto de la educación, quien acepta o rechaza; es decir, decide, en
base a sus propias experiencias e intereses como individuo, la educación regular,
la que se le imparte. Por eso, creer que la educación regular la que se le imparte al
niño y al adolescente, prepara para la vida o representa su vida, es falso, porque es
imposible darle todo el contenido y significación que implica el transcurrir variable y
complejo del proceso vital del ser humano.
El niño, y por extensión el adolescente, es una realidad concreta y dinámica
diferente al adulto. Esta realidad se diferencia en el tiempo y el espacio. Ambos son
biológica, psicológica, ergológica y socialmente distintos en estructura y
comportamiento.

Lógicamente, al referirnos al proceso educativo como a cualquier otro, llámese


médico, asistencial, jurídico, etc., admitimos que aquel requiere un tratamiento
específico, ajustado a las características inherentes al sujeto.

Por lo tanto, y con énfasis, señalamos la obligación de estudiar la realidad del adulto
en sus diferentes fases y características, para establecer principios validos en la
acción de orientar la formación del adulto.

Por cuanto los principios pedagógicos son inaplicables en la educación del adulto,
atribuimos a la Andragogía la obligación de estudiar su realidad y determinar las
normas adecuadas para dirigir su proceso educativo.

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Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

Todo intento de negar la existencia de diferencias entre el niño y el adulto es tan


inútil como querer negar la existencia del plano y del espacio, de la lógica y la
dialéctica, de la tierra y la luna. Pretender aplicar los principios que sustentan la
Geometría plana a la problemática espacial es tan absurdo como aplicar los
conceptos, metodología y organización de la Pedagogía a la realidad de los adultos.

Razón tiene Malcolm Knowles cuando afirma que “toda educación ha sido igualada
con la pedagogía: el arte y ciencia de la enseñanza de los niños”, o cuando agrega
que aun en la literatura educativa se habla sobre “la pedagogía de la educación de
adultos”. Esta última frase, que supone una contradicción semántica,
desafortunadamente traduce la evidencia de que “la enseñanza de los adultos ha
consistido en enseñarles como si fueran niños”. (8)8

La realidad educativa nos dice que el adulto, como educando, presenta


características peculiares y diferentes a las de los niños en el ejercicio de la misa
actividad, entonces se precisa no solo una metodología sino todo un sistema
educativo que, fundamentado en principios filosóficos, psico-sociales y ergológicos,
responda al carácter andragógico del proceso enseñanza-aprendizaje y de la
formación de los adultos.

La Pedagogía y la Andragogía son excluyentes en cuanto a la aplicación de sus


técnicas de trabajo, pero ambas se complementan en el logro del fin último, que es
la educación del hombre. Si la educación del hombre se iniciara en la adultez, la
Pedagogía perdería su vigencia y su cuerpo de doctrina caería en desuso. Así como
existe una Pedagogía al servicio de la primera, segunda y tercera infancias y aun
de la adolescencia, con igual valor debe existir una Andragogía destinada al adulto
joven, al adulto medio y al adulto senil. Pero jamás existirá una Andragogía para
niños, como tampoco una Pedagogía para adultos, porque tanto la una como la otra
dirigen su acción a realidades heterogéneas.

Todo lo anterior justifica el tratamiento científico de los problemas de la educación


de los adultos como realidad diferenciada que exige interpretación y orientación
propias.

II. DEFINICION DE TERMINOS


Para precisar el campo de acción y el objeto de estudio de la Andragogía, es
conveniente definir términos y, asimismo, establecer sus relaciones con las ciencias
que la apoyan, derivan y condicionan los hechos, actos y funciones andragógicas.

8
Knowles, Malcom: “Andragogy, Not Pedagogy” Adult Education Review 1967.

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Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

1. CONCEPTO DE ADULTEZ

Nadie niega que la adultez sea un fenómeno objetivo. Pero hay que definirlo y
explicar en qué consiste.
Etimológicamente la palabra adulto, de la voz latina “adultus”, significa crecer.
El crecimiento de la especie humana, a diferencia de las demás, se manifiesta
de manera ininterrumpida y permanente desde el punto de vista psico-social y
no biológico, que finaliza en un momento dado al alcanzar el máximo desarrollo
de su fisiología y morfología orgánica. Se la podría definir como la plenitud vital
al que arriban los seres vivos en un momento dado de su existencia, (9)9 siendo
variable según las especies biológicas. En muchas, este estado aparece
temprano y, en otras, más tarde. El periodo de crecimiento y desarrollo se
prolonga considerablemente en la especie humana y, a diferencia de las demás,
se desenvuelve en etapas sucesivas, en forma prelativa, hasta alcanzar
progresivamente la adultez.

2. ¿QUÉ ES UN SER HUMANO ADULTO?

Hemos dicho que adultez es plenitud vital. Al aplicarla al ser humano debe
entenderse como su capacidad de procrear, de participar en el trabajo
productivo y de asumir responsabilidades inherentes a su vida social, para
actuar con independencia y tomar sus propias decisiones con entera libertad.
Precisamente, el tránsito de la dependencia, a la que fatalmente está sometido
el niño y el adolescente a la vida autónoma en lo económico y en lo social, que
distingue la vida el adulto del periodo anterior de su existencia.

Para la Real Academia de la Lengua una persona adulta es aquella que ha llegado
al término de su adolescencia, o que ha logrado su mayor crecimiento o desarrollo,
o que ha alcanzado su mayor grado de perfección.

Esta definición genérica no explica el proceso que conduce a la edad adulta. El


crecimiento, siendo integral no se desenvuelve uniformemente en los diferentes
aspectos de la personalidad del individuo; así, por ejemplo, su desarrollo biológico
culmina antes de finalizar su adolescencia y, aproximadamente alrededor de los 16
años, recién adquiere su adultez psicológica y ergológica.

9
El término “plenitud” aquí empleado no debe entenderse como capacidad de rendimiento sino como nivel
de funcionalidad, es decir, el mayor grado de desarrollo alcanzado.

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Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

Asimismo, pensar que el adulto alcanza el más alto grado de perfección, tampoco
precisa el concepto de adultez, por cuanto el ser humano jamás llega a ser perfecto.
Creemos más ajustado, no obstante, la vaguedad de la expresión, considerar que
adulto es aquel que ha alcanzado el mayor crecimiento y desarrollo.

Para Knowles “ser adulto significa estar dirigido por sí mismo”. (10)10 La diferencia
fundamental entre el niño y el adulto está referida al concepto de sí mismo; la
personalidad de aquel es un apéndice de este y toda la conducta del niño gira
alrededor la vida del adulto; solo cuando es capaz de tomar decisiones y auto
dirigirse alcanza la adultez.

Esa sencilla definición en incompleta; hace énfasis en el aspecto psicológico, la


autodirección, que es un factor entre otros que conforman la adultez.

Verner señala que precisar el término “adulto” obliga a ciertas consideraciones


relativas a la edad, la madurez psicológica y el rol social. Para este autor la edad
cronológica no es un criterio adecuado ni determinante; la edad como indicador de
la adultez es variable y hasta sin sentido. Considera más apropiado aceptar el
criterio de la madurez psicológica si fuese factible medirla con precisión. En su
concepto el rol social, que conlleva responsabilidades desde el punto de vista
económico y cívico, identifica mejor la adultez. Mientras el niño es un sujeto que no
contribuye inmediata y directamente a satisfacer las necesidades de la sociedad, el
adulto, en cambio, forma parte de la población económicamente activa y cumple un
rol productivo que le capacita para bastarse a sí mismo y actuar
independientemente en sus múltiples manifestaciones de vida. Dentro de esta
concepción, Verner define al adulto expresando:

“… es la persona que llega a esa etapa de la vida en la cual asume


responsabilidades propias y generalmente por otro, y quien acepta
concomitantemente un rol funcionalmente productivo en su comunidad”.
(11)11

Una definición más completa que las anteriores es la que proporciona el profesor
Fernando Nogales, basado en la concepción que Antonio Ballesteros y Usano
describe en su obra “Organización y Administración Escolar”, al considerar los
factores que determinan la adultez. Esta definición asoma la idea que sostenemos
del carácter prelativo que tiene lugar en la adultez humana, y dice:

“…un adulto es aquel individuo (hombre o mujer) que desde el punto de


vista físico ha logrado una estructura corporal definitiva, biológicamente ha

10
Knowles, Malcolm: art. Cit.
11
Jensen, Liveringht y Hallenbeck. “ Adult Education Asociation of the U.S.A, 1964, pág. 29

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Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

concluido un crecimiento, psíquicamente ha adquirido una conciencia y ha


logrado el desarrollo de su inteligencia, en lo sexual ha alcanzado la
capacidad genésica; socialmente obtiene derechos y deberes ciudadanos;
económicamente se incorpora a las actividades productivas y creadoras”.
(12)12

3. CARÁCTER PRELATIVO DE LA ADULTEZ

Se presentan tropiezos o inconvenientes al querer definir la adultez humana en igual


forma a como se define en las demás especies zoológicas y botánicas, tomando
como punto de partida la edad cronológica. Esto es un error. La adultez en el ser
humano es un proceso acumulativo y variado. En las especies botánicas y
zoológicas es fácil distinguir y precisar este hecho, porque en ellas se da solo la
adultez biológica, en cambio, en el ser humano se llega a la plenitud vital en etapas
sucesivas y en diferentes edades.

a) ADULTEZ BIOLOGICA

Así podríamos hablar de una adultez biológica caracterizada por el total desarrollo
anatómico y fisiológico de los órganos y de su capacidad de funcionamiento. Lo
más significativo, tanto en los seres humanos como en las demás especies, es su
capacidad de reproducción que, en los primeros, se hace presente entre los 11 y
15 años de edad con la aparición de manifestaciones fisiológicas, en el hombre y
en la mujer, de su capacidad genésica.

b) ADULTEZ PSICOLOGICA

La adultez psicológica se manifiesta posteriormente. Se caracteriza por el


desarrollo de la actividad psíquica en su máximo grado. Las funciones
intelectuales, emocionales y conativas adquieren mayor intensidad, amplitud y
funcionalidad. Generalmente es aceptado que, entre los 15 y 18 años de edad, el
hombre alcanza ese grado. Therman sostiene que la inteligencia, en la curva de
su desarrollo, llega a su más alto nivel entre los 15 y 16 años de edad. Wescheler
lo extiende hasta los 20, pero, si bien el desarrollo de la inteligencia como aptitud
general es fundamental en la madurez psicológica, lo importante es que el ser
humano tome conciencia de sí mismo, de su condición humana y del mundo que
le rodea, y está en condiciones de enfrentar lógicamente los problemas menores

12
Nogales Castro, Fernando: “Educación de Adultos” Ministerio de Educación y B.A, Dirección Nacional de
Alfabetización y Educación de Adultos, La Paz, Bolivia, 1964, pág. 6 (Mimeografiada)

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Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

de la vida diaria. El hombre se hace autoconsciente; percibe la existencia de su


“YO” a conciencia moral. Asimismo, su “inconsciente”, donde se refugian las
experiencias vividas en sus primeros años (inhibiciones, afectos, represiones,
etc.), se dinamiza e influye en su conducta. De esta manera, adultez psicológica
supone la comprensión del hombre como tal. A este respecto Kilpatrick nos dice:

“…la característica resultante del yo consciente es ser capaz de pensar sobre sí


mismo en forma de lo que conoce de otros y pensar de otros en forma de lo que
conoce de si… El ser adulto normal humano es un ser tal autoconsciente”. (13)13

Precisamente lo que caracteriza la adultez psicológica, es la actuación


responsable de quien sábelo que hace, por qué lo hace y los efectos que deriva
su conducta.

c) ADULTEZ SOCIOLOGICA

La adultez social se manifiesta en tres sectores: en el trabajo, en la participación


social (política y cívica) y en la responsabilidad jurídica.

Casi todas las normas legales establecen la edad de 16 años como punto de
partida para que el ser humano se incorpore a la fuerza laboral, condicionando la
jornada de trabajo a un horario de seis horas diarias, previa autorización paterna.

En este periodo, las aptitudes intelectuales y físicas han madurado suficientemente


para que las personas subsistan con independencia y capacidad. Su intervención
en los problemas laborales, políticos y ciudadanos, manifiestan su madurez
psicológica, ergológica y además su adultez sociológica propiamente dicha. La
propia sociedad, y al referirnos a ella estamos indicando a la sociedad adulta plena,
reguladora del ordenamiento de la vida comunitaria, confiere a los adultos jóvenes
el derecho a intervenir en los problemas políticos al concederle el derecho de elegir
a los poderes que representan al Estado. A la mujer se le otorga, en muchas
legislaciones, la facultad de contraer matrimonio sin la autorización de los
mayores, cumplidos los 18 años de edad. La orientación de la vida del hombre, su
organización, su desenvolvimiento y, en general, la construcción de su destino,
dependen de la responsabilidad con que ese adopte decisiones propias. Esto
significa madurez social.

13
Kilpatrick, W. H et al. “Filosofía de la Educación”. Editorial Losada S.A, Buenos Aires, Argentina; 1958, págs.
17-18

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Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

La adultez social implica también ideología política. La posesión de ciertos criterios


sobre el orden económico y social encauzan su comportamiento cívico, ajustando
su conducta a los procedimientos normativos existentes, sin que ello signifique
aceptación i resignación frente a los mismos. El adulto joven que ha alcanzado la
madurez social (adultez social) está en condiciones de promover la renovación. La
inconformidad es característica humana, que incide en el progreso. Cuando el ser
humano actúa de acuerdo a una concepción de la realidad para organizar su
conducta y resolver los variados problemas de su vida en comunidad, podemos
decir que ha alcanzado su madurez social.

Y, por último, nos referimos a la adultez jurídica, que ya no es potestativa del


hombre como individuo, sino de la sociedad, que la determina y otorga. De esta
manera la carta fundamental, en la mayoría de los países, concede al hombre
derechos y libertades, le impone deberes y le señala responsabilidades entre 20 y
21 años de edad.

Este enfoque general sobre el adulto, como objeto de estudio de la Andragogía y


los fines que ésta persigue -establecer los métodos, la organización y otros
aspectos destinados a hacer de la educación de adultos una tecnología útil al
desarrollo integral de la especie humana, no tiene un carácter absoluto sino
relativo. Para la Andragogía, desde el punto de vista de la enseñanza-aprendizaje,
el acto andragógico se caracteriza por un enriquecimiento de la experiencia
humana; los factores jurídicos, políticos y cívicos son secundarios en la formación
del hombre; en cambio, si son fundamentales los biológicos y sociales. Estos
últimos son indicadores de la toma de conciencia del hombre, de su capacidad de
producir y de sus posibilidades para decidir su destino y el de la sociedad que
integra, a la que pertenece y en la cual vive.

III. NECESIDAD DE EDUCAR AL ADULTO

La educación del hombre ha sido y es un imperativo esencial para su existencia


desde el momento mismo en que su inteligencia sustituye a su instintividad.

Cuando el instinto es insuficiente para asegurar la subsistencia de la especie


humana y la inteligencia surge en su auxilio, desde ese mismo momento el hombre
empieza a educarse y a educar. Posiblemente la educación del adulto, en un sentido
taxativo, haya tenido lugar antes que la de los niños. Cuando el hombre trata de
explicarse los fenómenos naturales, sus relaciones con sus semejantes, la

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Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

importancia de la vida, etc., entonces empieza, en el vivir cotidiano, a ser educado,


prácticamente, para luchar por su supervivencia contra la propia naturaleza, las
instituciones y hasta en contra de sus semejantes.

El hombre crea la religión frente a su incapacidad para dar una racional explicación
a los fenómenos naturales. Crea herramientas de trabajo; y en ellas está escrita la
historia de su grandeza y progreso, frente a la imposibilidad física de valerse por sí
mismo para supervivir y vencer las dificultades que el medio externo le presenta.
Crea una organización social, el liderazgo que, a diferencia de las demás especies,
le agrupa y le dirige en función de su bienestar y progreso. Crea las artes y
aprovecha los elementos naturales para transformarlos: a la piedra bruta la
convierte en piedra tallada y pulida, después descubre los metales y, gracias al
fuego, los funde para obtener de ellos sus beneficios. Más tarde, inventa la rueda.
Y así sucesivamente, este animal pensante, evoluciona hasta llegar en nuestros
días, como en sus primeros tiempos, a sentirse inconforme. E impulsado por su
inconformidad llega a la luna y sin duda, seguirá avanzando en la conquista del
espacio sideral.

Existe un proceso ascendente del hombre, cada vez más pronunciado y explicable,
que enriquece su vida intelectual y la traduce en hechos que le permiten el
reconocimiento social y propio por haber aportado algo al progreso de su especie.
Así existen razones que justifican la educación sistemática de los adultos adaptada
a una realidad que evoluciona con rapidez y que requiere cada día el aporte de sus
miembros para su evolución continua, a fin de conformar un mundo más digno del
que han tenido, a través de milenios, las viejas generaciones. Siempre ha habido
razones para educar al adulto: ya sea para aprovecharlo en la producción de bienes,
como esclavo, siervo u obrero; ya sea para la guerra, o la destrucción, o la
conquista. Esa educación ha sido impartida en función de ideales o aspiraciones o
intereses de grupos dominantes y árbitros del poder económico y político. En la
sociedad esclavista o medieval o en la actual sociedad capitalista o socialista, el
adulto ha sido, frecuentemente, objeto o sujeto de una educación al servicio del
acrecentamiento de la riqueza y del poderío de las parcialidades en que se ha
dividido la humanidad para imponer criterios que siempre conduzcan a una
transformación ascendente. La conquista del espacio no está solamente dirigida a
conquistar otros mundos, sino al hombre mismo esto es progreso. El hombre lucha
contra el hombre tanto como lucha contra sí mismo. El enfrentamiento dialectico del
hombre determina su creatividad, agudiza su inteligencia y le obliga forzosamente
a vencer la naturaleza y al hombre mismo.

Por eso, en nuestros tiempos, está más que justificada la acción educativa del
hombre en la búsqueda incesante del saber y también para conducirle

15
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

humanamente a encontrar los caminos del progreso sin destruirse a sí mismo. El


dominio de la ciencia y sus aplicaciones tecnológicas se ha desarrollado a un grado
tal que hace necesario ponerle fin a la destrucción del hombre por el hombre.
Estamos en una época en que hablar de la explotación del hombre por el hombre
es mediatizar el sentido de la existencia humana. Tenemos que luchar contra esa
tendencia.

Desde el punto de vista andragógico podríamos sentar diez razones, que


llamaremos el decálogo de la educación de adultos, aunque sabemos que son
insuficientes frente a la multitud de argumentos que pueden presentarse para
justificar la necesidad de seguir educando al hombre permanentemente, si
queremos que el progreso no destruya al propio hombre y convierta a este planeta
en algo desolado y estéril.

Hay también razones humanas que imponen la necesidad de eliminar la brecha


acentuada entre una humanidad que disfruta plenamente de la civilización y otra
que permanece marginada y que, sin ser esclava ni sierva en el estricto sentido de
la palabra, vive en condiciones infrahumanas, sin disfrutar del adelanto y progreso
que la ciencia y la técnica generan cada día y que, creemos debieran estar siempre
al servicio de la humanidad entera.

Las razones que justifican la educación de adultos podrían responder a las


condiciones del hombre como individuo, como ser social y como ser económico.
Desde el punto de vista individual: la persona siente y tiene necesidades y formula
intereses; desde el punto de vista social: no se debe ni progresa individualmente
sino con la ayuda de sus semejantes que configuran la vida social y desde el punto
de vista económico: interviene en el proceso productivo, material o espiritual, de su
especie.

Pasaremos a explicar estas razones:

1. INDIVIDUALES

1.1. El factor aptitudinal limitante de las aspiraciones individuales.

La adolescencia, como etapa posterior a la niñez, y que precede a la vida adulta,


fluctúa entre un mundo de anhelos y la realidad, o sea, entre el idealismo y el
pragmatismo. Dijimos que la adultez psicológica se caracteriza por una toma de
conciencia de la realidad y de los niveles de aspiración. Una cosa es desear o
querer algo y otra es lograr su cumplimiento. Las aspiraciones se alcanzan

16
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

gracias a las posibilidades que el medio y las circunstancias ofrecen a la propia


aptitud individual que apenas un reducido sector de la generación joven puede
lograrlas con la culminación de sus estudios universitarios dentro del sistema
regular.

Omitamos, por ahora, los factores socio-económicos manejados


demagógicamente en nuestras democracias- y concentremos nuestra atención
en el desarrollo de las capacidades que permiten adquirir conocimientos
superiores en el campo de la ciencia y de la técnica, y a los cuales tienen acceso
solo sectores privilegiados que completan sus estudios universitarios como
sujetos de la educación de adultos. En cambio, el sector mayoritario, aquel que
posee limitadas aptitudes académicas, permanece en los niveles inferiores de
la educación, marginada, y sin aprovechar eficazmente sus facultades por falta
de un programa con servicios de educación de adultos que ofrezca
oportunidades para acrecentar su conocimiento sus experiencias en función de
sus aspiraciones intelectuales, profesionales y sociales. Esta situación es propia
de nuestras sociedades donde el hombre, desde temprana edad, ha sido
desposeído de toda posibilidad de adquirir los bienes culturales que acumulo la
especie humana, ya sea por falta de expansión del sistema educativo regular o
por otras razones o simplemente porque la educación de adultos cumple su rol
en el rescate del talento humano no aprovechado.

1.2. La variable y variada gama de intereses de la vida adulta.

Los intereses de la vida adulta son variados y variables. En cada etapa de la


vida del hombre aparecen múltiples intereses. Algunos surgen de su actuación
en la vida social o en el trabajo; otros nacen como imperativos de su vida
psicológica individual. La educación de adultos debe ofrecer una amplia gama
de servicios para la satisfacción de esos intereses.

1.3. La adquisición de nuevos conocimientos y la renovación de los


adquiridos.

Generalmente los conocimientos adquiridos en los primeros años de la vida


pierden con el tiempo su valor. Muchas verdades del ayer pierden hoy su
vigencia como resultado de la investigación y experimentación científica en la
búsqueda, descubrimiento y dominio de las leyes de la naturaleza. El hombre
necesita adquirir y renovar conocimientos para no marginarse del progreso o
evitar la rutina. A este respecto Furter, Buitrón y otros, nos dicen “para evitar
que la <<obsolescencia>> provoque la estigmatización intelectual, la regresión
intelectual y la desactualización profesional, los adultos sienten cada vez más

17
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

la necesidad de renovar sus conocimientos y de <<ponerse al día>> con el fin


de evitar caer en la rutina y ser marginados”. (14)14

Si el hombre no mejora su cultura el tiempo provoca su regresión. Si no se


mejora y actualiza profesionalmente, seguirá admitiendo verdades y
practicando técnicas ya superadas en un presente dado. Por eso la educación
de adultos se hace necesaria para que el hombre despierte del pasado, viva el
presente y se proyecte al futuro.

2. SOCIALES

2.1. Explosión de los conocimientos.

Nuestra época se caracteriza, entre otros hechos, por la explosión demográfica


y por la explosión del saber. La primera es característica de los países en vías
de desarrollo y la segunda de los avanzados. Esto repercute en la educación de
adultos y particularmente en la estructuración de los contenidos programáticos
de los sistemas regulares de enseñanza. a medida que aumentan los
conocimientos, lógicamente debería aumentar el contenido de los programas y
como consecuencia el tiempo de estudio. Esto exige planear y dar un carácter
prospectivo a los programas escolares. No analizaremos las implicaciones de
este hecho, del cual podrían derivarse consideraciones importantes. Solo
destacamos que repercute en la vida y educación del adulto; pues, la deserción
escolar por causa de deficiencias aptitudinales o socio-económicas en las
primeras etapas de la vida del ser humano (niño) que habrá de convertirse en
adulto en un tiempo prudencial, plantea la urgencia de ofrecer al adulto
posibilidades de aprender lo que no pudo durante su niñez o adolescencia como
deber imperativo de la sociedad. Completamos estas opiniones con Schwartz,
que afirma: “para aportar una formación que sea metodológica y permita al
mismo tiempo adquirir una tecnicidad elevada, se impone una elección
draconiana entre las materias. Si esta condición no se realiza, incluso con
numerosos años de estudio, se recargará tanto que la información reemplazará
toda formación”.190. (15)15

14
Furter, Pierre, y Buitron, Aníbal: “La Educación Permanente dentro de las Perspectivas del Desarrollo”.
Simposio sobre Educación Permanente y Desarrollo Nacional, Documento de Trabajo, Caracas, Venezuela
1968 pág. 6
15
Shwartz, Bertrand: “Reflexiones sobre el Desarrollo de la Educación Permanente”. Centro de
Investigaciones Pedagógicas. Núcleo de Traducciones. Universidad Central de Venezuela, Facultad
de Humanidades y Educación, Caracas, 1969, pág. 6 (Mimeografiada)

18
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

2.2. La incapacidad del sistema regular para satisfacer los niveles de


aspiraciones de la población.

Si grave es que el sistema regular sacrifique la formación del individuo por la


información, como dice Schwartz, más grave es que la falta de expansión del
sistema regular no satisfaga por su insuficiencia las aspiraciones de la población
a educarse en diferentes niveles. A la deserción y repetición en la enseñanza
alimental, media y superior del sistema regular, se suma la baja calidad de esa
enseñanza. La educación de adultos tiene que enfrontar esa realidad para
rescatar al hombre de la ignorancia y orientarlo por los senderos del progreso.

2.3. La utilización conveniente del tiempo libre.

Para Hutching el tiempo libre y la rapidez del cambio son hechos esenciales en
la vida del hombre. Sostiene que el primero hace posible la constante educación
para ajustarlo al cambio acelerado de nuestra época y de la venidera. Cita a
Toynbee, al que considera optimista de la perspectiva histórica, señalar este
que “el ocio es un don” y que el uso creativo del mismo ha sido la fuente principal
de todo progreso humano más allá del nivel primitivo”. (16)16 Enseñar al hombre
a utilizar convenientemente el ocio, es función que justifica a la educación de
adultos. La jornada de trabajo, actividad esencial a la cual el hombre dedica
gran parte de su tiempo, disminuye día a día. En nuestros días el adulto dispone
de mayor tiempo que en épocas anteriores. El disponer del mayor tiempo libre
no lo libera de la necesidad de consumir su energía vital. Su naturaleza
psicológica le impulsa a laborar en su ambiente colectivo o individual. A estos
se suman los medios de comunicación (prensa, radio, cine, televisión), las
actividades culturales, las creativas, etc., en las cuales consume parte de su
tiempo. La propia sociedad se negaría a aceptar el ocio o por el ocio e impondría
la utilización conveniente del tiempo libre. Los servicios de educación de
adultos, de esta manera, se constituirán en instrumento para elevar el nivel de
vida, orientando a los adultos en el mejor empleo del tiempo libre de que
disponen.

2.4. La integración cultural de la población.

Todo cambio será social, económico o político, requiere una adaptación del
individuo y de la comunidad humana a nuevas situaciones. El cambio rompe el
equilibrio existente en una sociedad; es el tránsito de un estado a otro; la
situación de lo viejo por lo nuevo. La sociedad y el individuo son agente y objeto

16
Hutchins, Robert M: “Aprendizaje y Sociedad”. Monte Ávila Editores, C.A, 1969, pág. 145.

19
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

de tal ruptura, que muchas veces es fuente de conflictos propios de dinámica


social. El desarrollo económico, social o político, diversifica la vida del hombre
por ser un proceso que expande irregularmente en espacio y tiempo. La
educación de adultos, bien entendida y administrada, puede servir no solamente
para aminorar las tensiones del cambio social y para comprenderlo
positivamente, sino para evitar la atomización de culturas y sociedades,
mediante la formación de individuos integrados en la cultura de cada país y,
más aun, en la cultura universal.

3. ECONÓMICA

3.1. La educación es un consumo No decreciente.

La economía de la educación sostiene que esta no es solamente una inversión


sino un consumo de la que necesita y se beneficia el hombre en su desarrollo.
El adulto requiere educarse cada día más.
Como sostiene J.S. Mill:

“La educación parece ser el único ítem de consumo que no está sujeto a la ley
de utilidades decrecientes. Se puede decir ciertamente que la utilidad de un
determinado programa disminuye a medida que cambian las necesidades, pero
es muy improbable que alguien sostenga que ha adquirido ya toda la educación
que últimamente podía tener. La evidencia muestra por el contrario que la gente,
mientras más educada es, más educación desea”. (17)17

3.2. El desarrollo científico y sus aplicaciones tecnológicas.

Es casi imposible desligar el desarrollo científico y tecnológico de la vida social


del hombre, por cuanto toda su actividad es producto de ella. Pero el desarrollo
científico y tecnológico genera derivaciones sociales que recaen en la actividad
económica y ergológica del hombre. Este proceso científico se manifiesta en
forma constante, ascendente y acelerada. No se detiene. Los aspectos
informativos y formativos de la educación no siguen el ritmo de ese desarrollo,
por lo cual la permanencia del hombre en las tradicionales escuelas, liceos o
universidades está delatando el afán de un simple adiestramiento más que de
una amplia educación que haga posible afrontar la problemática complejidad de
la vida adulta. Cuando el niño llega a la vida adulta encuentra un mundo
cambiado, una sociedad diferente, en los cuales, los conocimientos que se le

17
Tomado de Informe del British National Institute of Adult Education, “Education and Retirement”, London
England

20
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

impartieron y las conductas que se le impusieron pierden significación. La


dinámica de la ciencia y la tecnología genera cambios en la estructura del
trabajo. Cada descubrimiento científico conlleva una nueva tecnología y, en
consecuencia, una redistribución profesional. Deriva tal hecho un aumento en
el número (aspecto cuantitativo) y en calidad (cualitativos) de los conocimientos
que el adulto necesita asimilar, no solamente para ajustar su forma de trabajo,
sino, para transferirlos a otra actividad profesional.

3.3. La planificación y ejecución del desarrollo requiere cada vez más la


intervención directa de los recursos humanos de un país.

El desarrollo económico y social es algo concreto que se puede planificar,


ejecutar y evaluar en condiciones determinadas. Intervienen diferentes sectores
de la sociedad: los que conciben el desarrollo (Planificadores), los que dirigen
la ejecución (técnicos medios) los que lo ejecutan prácticamente en diferentes
áreas de la actividad humana.

La acción concertada entre estos tres sectores es fundamental y decisivo en


toda política de desarrollo, a fin de informar y formar los recursos humanos que
intervienen en él. La concientización del adulto para que comprenda el
desarrollo, se identifique con el participe en su realización –no olvidemos que el
desarrollo entendido funcional e integralmente lo hace el adulto- requiere de
programas educativos destinados a este fin.

IV. NATURALEZA DE LA ANDRAGOGIA

1. Concepto de Antropogogía, Pedagogía y Andragogía

Muchos conceptos relativos a la educación han dejado de tener validez.


“Antiguamente… se consideraba que la educación era solo cuestión de niños, que
la única institución para impartirla era la escuela y que el ser humano era educable
solo en un periodo de su vida… investigaciones basadas en la experimentación han
demostrado que… la escuela no transmite toda la educación y que su parte, según
algunos autores, ni siquiera es lamas importante.(18)18 En consecuencia, se sabe

18
Nogales, Castro, Fernando: Óp. cit, pág. 7.

21
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

que el hombre a lo largo de toda su vida y no hay momento en las diversas frases
de su existencia en que… se sienta libre de la influencia del medio… se sabe que
se producen cambios aun en plena ancianidad respecto a nuestras creencias, a
nuestras opiniones, costumbres y hábitos”.(19)19

Lo anterior y otras razones, en la actualidad, obligan a revisar los criterios existentes


y a una revalorización. Consecuente con este imperativo, el comité internacional de
expertos de educación de adultos de la UNESCO, al formular el concepto de
educación permanente, en base al análisis de los problemas sociales, económico,
científico y técnico en que vive la humanidad, decía:

“Los avances científicos y tecnológicos; los cambios sociales, económicos y


políticos que aumentan con rapidez; los ciudadanos que adquieren mayores
responsabilidades sociales y cívicas; la democratización de la vida cultural y el
aumento del tiempo libre, como resultado del desarrollo científico en la industria y la
agricultura; la decadencia de las tradicionales y viejas costumbres establecidas; la
movilidad de la población de las áreas rurales a las urbanas, de región a región, de
país a país; los nuevos descubrimientos como resultado de la investigación,
imponen la necesidad urgente, hoy más que nunca, de un nuevo concepto de
educación.”(20)20

Hutchins, en una bella y sabia frase, explica las razones por las cuales hay que
educar al hombre a través de la vida:

“El mamífero conocido como Homo Sapiens tiene que sufrir un largo proceso para
poder hacerse humano. De acuerdo con el nivel corriente de los mamíferos, nace,
por lo menos un año antes de tiempo. La ballena recién nacida tiene unos siete
metros de largo y está lista para saltar las olas. El ser humano tiene que pasarse un
año o más arrastrándose y gateando, antes de que pueda adoptar una postura
propia de su especie. Debe dedicar entonces un par de décadas para crecer y
madurar. Y si ha de utilizar todas sus potencias debe aprender una y otra vez
durante toda su vida. (21)21”

“La naturaleza del hombre indica que puede continuar aprendiendo durante toda su
vida. La evidencia científica demuestra que tiene la capacidad para hacerlo.
Concediendo a los primeros años su increíble y enorme importancia en el desarrollo

19
Ibíd.
20
Informe de la Tercera Reunión del Comité Internacional de Expertos para el Avance de la
Educación de Adultos. UNESCO, 1965, pág. 7. (Traducción mimeografiada de ODEA)

21
21 Hutchins, Robert M.: “Aprendizaje y Sociedad “Editorial Arte, 1969, Caracas.

22
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

mental, los de la madurez no dejan de tener también su oportunidad. Sabemos que


el embrutecimiento y el estupor pueden experimentarse en cualquier época de la
vida. La manera de permanecer humano es continuar aprendiendo.” (22)22

Es imperativo, frente al nuevo concepto de educación y a sus derivaciones, entre


otras la inaplicabilidad de los principios pedagógicos al aprendizaje y educación del
adulto, establecer las bases de una ciencia que estudia el proceso integral de la
educación del hombre. Esta ciencia la denominamos Antropagogía. Termino que se
deriva de las voces griegas antropos = hombre y ago = guiar o conducir.

La definimos de la siguiente manera:

“la Antropagogía es la ciencia y el arte de instruir y educar permanentemente al


hombre en cualquier periodo de su desarrollo psico-biológico en función de su vida
cultural, ergológica y social.”

La Antropagogía comprende el estudio de la educación del niño, del adolescente y


del adulto. Se estructuraría sobre dos pilares: la Pedagogía (paidos = niño y ago =
guiar o conducir) y la Andragogía (Andros ¿hombre, persona mayor y ago = guiar o
conducir). La primera seria la ciencia y el arte de la educación de los niños y, por
extensión, de los adolescentes y la segunda la ciencia y el arte de la educación de
los adultos.

Esta concepción conduce a estructurar la organización del sistema educativo de la


manera más amplia, incluyendo a ambas: La Pedagogía y la Andragogía en sus
múltiples dimensiones.

2. El hecho Andragógico

El adulto es un ser biológico desarrollado en lo físico, en lo psíquico, en lo ergológico


y en lo social, capaz de actuar con autonomía en su grupo social y que en ultimo
termino decide sobre su propio destino. Su naturaleza difiere del niño y del
adolescente, por lo tanto, en lo educativo hay un hecho andragógico, tan dinámico,
real y verdadero como el hecho pedagógico.

En el hecho pedagógico intervienen factores biológicos, Históricos, antropológicos,


psicológicos y sociales; igualmente, en el hecho andragógico los mismos factores y
otros, como son lo ergológicos, económicos y jurídicos, condicionan la vida del ser
humano. Analizaremos brevemente estos factores:

22
Ibíd.

23
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

a) Desde el punto de vista bio-psicológico, el adulto, como sujeto de educación,


actúa en un ambiente físico y social determinado, sometido a la acción de
factores ecológicos diversos; tiene necesidades de vivienda, alimentación y
vestido; se protege de la acción de la naturaleza, lucha contra ella, la modifica y
la aprovecha, su organismo ha alcanzado su desarrollo antropométrico,
anatómico y fisiológico, con una morfología determinada, con fuerza física, con
rasgos psicosomáticos transmisibles y que en su conjunto conforman su
individualidad.

Además, posee inteligencia, reacciones volitivas, emociones, aptitudes,


conciencia, inconsciencia, moral, temperamento, carácter, en fin, dinamismos
psíquicos aptos para reaccionar ante estímulos intrínsecos o extrínsecos que
estimulan permanentemente su conducta. En último término sus diferencias
individuales de personalidad se manifiestan en su conducta en la vida familiar,
en el trabajo y en las relaciones con sus semejantes.

b) Desde el punto de vista histórico-antropológico ha seguido un proceso


continuo en el tiempo. Como tal está enrizado a la propia historia de la humanidad
que puede ser la historia de su educación como individuo y como especie. A
través de ella el hombre encadena de generación en generación su evolución
cultural, social y económica. La educación, y en particular la educación del adulto
por una parte tiene sentido histórico y por otra un sentido humano.

A este respecto el distinguido educador Viera Pinto explica el carácter histórico-


antropológico de la educación, de la siguiente manera:

“la educación como acontecimiento humano es historia, no solamente porque


cada hombre es educado en su determinado momento del tiempo histórico general
–aquel en el cual le cabe vivir (historicidad extrínseca)- sino porque el proceso de
su educación, comprendido como el desarrollo de su existencia es su propia historia
personal (historicidad intrínseca)”. (23)23

c) Desde el punto de vista social, actúa en la sociedad, que constituye su ambiente


natural. Individuo y sociedad son unidad indivisible. El hombre no puede
desarrollarse ni vivir aislado de los demás. La sociedad existe por la suma de sus
componentes. El comportamiento del hombre es la respuesta a estímulos del medio
en el cual vive. Si bien estos estímulos provienen del medio físico, otros se originan
en la vida de relación del individuo con sus semejantes, lo que determina su
conducta social. La vida en comunidad implica un proceso educativo. Razón tiene
Viera Pinto cuando dice:

23
Viera Pinto, Alvar: Óp. cit.

24
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

“el simple hecho de ser miembro sano de la comunidad (no un deficiente mental)
implica el estar siempre en proceso de educarse”. (24)24

d) Desde el punto de vista de la capacidad productiva del hombre, el proceso


educativo comprende lo ergológico. Toda educación conlleva fines culturales; pero
entienda en su más amplio sentido, se dinamiza en el hecho andragógico y
condiciona la capacidad de trabajo, como actividad dinámica que modifica la propia
estructura de la sociedad. El proceso ergológico y el desarrollo económico son
factores determinantes del hecho educativo. Precisamente una de las diferencias
fundamentales entre la educación de los niños y de los adultos surge del campo
ergológico. La organización del trabajo da origen a distintas ramas profesionales en
las que actúan los grupos humanos según sus aptitudes y diferencias individuales.
A la vez la organización del trabajo establece las relaciones de producción entre los
hombres.

Quizás este factor influya decisivamente en la formulación de una filosofía política


en la cual inspiran los fines de la educación del hombre en cualquier periodo de su
vida. Aunque en principio los fines de la educación, y en particular los de la
educación de adultos, deben ser enunciados con miras a promover el bienestar del
hombre, los contenidos políticos deberían servir de instrumentos para alcanzar esos
fines. (25)25 Es decir, el hecho andragógico no puede ignorar el “homo faber” que
mediante el trabajo promueve el progreso de la humanidad.

3. El proceso y funcionalidad del hecho andragógico.

El hecho andragógico es real, objetivo y concreto porque:

a) Existe el adulto como realidad bio-psicosocial y ergológica;


b) Esta realidad (adulto) es susceptible de Educabilidad durante toda su vida
(millones de adultos de diferentes edades son sujetos de educación en la
actualidad);
c) La sociedad exige para su propia supervivencia y desarrollo educar a sus
miembros.

El hecho andragógico adquiere dimensión práctica en la acción de la formación del


adulto. Es el proceso de orientación del adulto. Es el proceso de orientación
individual, social y ergológica para lograr sus capacidades de autodeterminación.

24
Viera Pinto, Alvar: Óp. cit. No compartimos el criterio relativo al deficiente mental, porque todo ser humano,
sea cual fuere el grado de desarrollo de su inteligencia, es susceptible de ser educado.
25
Adler, Martiner: Óp. cit.

25
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

Es posible que la practicidad de conducir este proceso en función de necesidades


y problemas de un ser autónomo, permita establecer las diferencias fundamentales
entre educación del niño y el adolescente y la del adulto.

A diferencia del que se realiza con los niños puede tener un carácter bi-direccional
o mono-direccional. Los fines de este proceso difieren en intencionalidad y
funcionalidad. El acto pedagógico tiene lugar en los primeros años de la vida y se
caracteriza por el propósito deliberado de moldear las estructuras psicológicas del
niño o adolescente con ideas o patrones de conducta que aquel elabora “a su
medida y antojo” para modelar o estructurar la personalidad del educando a su
capricho o semejanza. En el adulto este proceso es diferente, por cuanto el propio
proceso de maduración le permite aceptar o rechazar las ideas y experiencias del
grupo social donde ha adquirido iguales derechos y deberes y donde el adulto que
ha acumulado alguna experiencia interviene racionalmente en las decisiones sobre
su propio destino y el de la sociedad. El adulto tiene capacidades lógicas para
apreciar lo que le conviene o no y distinguir el bien del mal; tiene juicio crítico para
entender la conducta de otro adulto, competir con él, o asumir la actitud apropiada
en un momento dado de su vida; por eso, cuando busca en la educación un refugio
forzoso, ya sea como consecuencia de las presiones, necesidades y motivaciones,
para evitar la frustración del individuo que no encuentra solución a sus aspiraciones,
deseos e intereses.

Hay en el hombre preocupación constante por transcender y vivir. Estimulemos


siempre este deseo, la ansiedad de no morir. Nadie lo expresa; pero
inconscientemente, todos lo deseamos. Sócrates, Platón y Aristóteles no han
muerto; ni Rousseau, ni Herbart – creador de la pedagogía como ciencia-, ni otros
muchos, han dejado de proyectarse en la creación del pensamiento humano. El
hombre quiere estar siempre en el pasado, en el presente y en el futuro. Aunque es
imposible que todos logremos esta aspiración, la educación de adultos debe
estimularla, si queremos evitar la inconformidad del hombre y promover su progreso.
Estimular las motivaciones en el hombre es función. Aunque es imposible que todos
logremos esta aspiración, la educación de adultos debe estimularla, si queremos
evitar la inconformidad del hombre y promover su progreso. Estimular las
motivaciones en el hombre es función de la educación de adultos; es misión de la
actividad andragógica. El hombre para sobrevivir en este u otro planeta de la
extensión sideral, debe siempre sumar, no restar, ni dividir, si no multiplicar su
acervo cultural, científico y técnico.

Pero apartemos estas consideraciones que bien pudieran caer en el campo de la


filosofía andragógica para ir directamente al proceso que tiene lugar cuando el
adulto es sujeto de la educación.

26
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

El acto pedagógico que se realiza en el ambiente familiar o en las instituciones


escolares es bilateral porque el educador cumple la tarea de introducir en el espíritu
de un ser (niño), no consciente ni responsable, los propósitos que en forma
deliberada y voluntaria establece la sociedad. El mundo determina el tipo de
educación que sirva para construir en el niño una personalidad ajustada a sus
deseos e intereses. La actividad pedagógica es “una mediación” entre una
generación adulta y otra en formación; a través de sus agencias –escuela, hogar
etc.- transmite bienes culturales acumulados por la generación adulta. La educación
es albacea de lo que deja la vieja generación y hereda la nueva. Las nuevas
generaciones reciben esa herencia por intervención del adulto –el maestro- cuya
misión de enseñar en forma de vivencia representativa le confiere la sociedad. El
niño recibe el caudal hereditario en forma gráfica, numérica, técnica, etc., que
representa el trabajo intelectual y material del hombre en su afán de dominar los
elementos naturales y ponerle a su servicio. Pero esta transmisión hereditaria
requiere de técnicas apropiadas que le faciliten la comprensión fenomenológica,
descubierta por el mismo hombre y que como consecuencia de lugar a la percepción
critica de las causas y efectos da este proceso con un fin determinado.

El acto andragógico, o sea la actividad educativa en la vida adulta, es diferente del


proceso anterior. En primer término, no es una “mediación”, pues, no se trata de
que una generación adulta transmita a otra sus patrones, formas y sistemas de vida.
En segundo lugar, no existe propiamente un agente –maestro-, en el sentido estricto
de la palabra, encargado de imponer los designios de un sector de la sociedad
adulta a otro sector. Los elementos representativos a que hemos hecho referencia,
en una sociedad desarrollada, el adulto los posee y en aquellos en que el adulto
permanece marginado de la cultura (analfabetismo) estos elementos
representativos pueden ser adquiridos si surgen las necesidades como
consecuencia del desarrollo socio-económico de los grupos humanos. A estas
apreciaciones Schwartzz agrega:

“En efecto, el principio más importante en materia de <<Pedagogía>> es el de la


comunicación entre la persona a educar, la persona que educa y el conocimiento.
La educación debe tomar como punto de partida la persona a formar y adaptar el
método a sus características. La pedagogía es a menudo colectiva: se ejerce en
el anonimato, no toma en consideración cada individuo y sus características
propias.

También llega, en definitiva, a hacer trabajar a cada uno fuera de los demás y
por sí mismo (el acento es puesto sobre todo en la selección). La andrología, por

27
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

el contrario, debe ser individual, es decir, tomar en consideración a cada uno,


valorando al mismo tiempo el trabajo colectivo y la educación mutua. En cuanto
a los adultos, esto es fácil de realizar, ya que han sido, por su experiencia diaria,
preparados para el trabajo en equipos.” (26)26

La sociedad humana nació sin cultura escrita y desarrollo una cultura oral durante
muchos milenios. Ella surge ante los requerimientos del desarrollo humano.

Mientras la actividad pedagógica es forzosamente bilateral, la actividad andragógica


puede seguir esta característica en sentido bidireccional o unilateral; es decir, el
adulto puede dirigir su propia educación; el niño no, necesita orientación de otros,
requiere auxilio y conducción. El educador de adultos tiene un rol diferente en este
proceso; es un Andragogo y no un Pedagogo; su función no es adiestrar sino
educar. Se convierte más en un orientador que en un maestro propiamente dicho.

4. Condiciones del hecho andragógico

En la actividad andragógica podrían señalarse fácilmente las condiciones que la


caracterizan:

a) Confrontación de experiencias

La actividad educativa, y más concretamente la instrucción, puede estar orientada


a dar al adulto elementos culturales que no recibió en su niñez; pero,
fundamentalmente, desde el punto de vista cultural, profesional y social, es la
confrontación de las experiencias de dos adultos: del que educa y del que es
educado. La riqueza espiritual del hombre es su experiencia, es lo que sabe, lo que
ha vivido, lo que ha hecho, lo que piensa, lo que siente.

La vivencia que el hombre adquiere en un mundo real constituye el acierto de su


experiencia; esta es una especie de brújula que le orienta frente a las incidencias
de la vida que necesariamente tiene que afrontar día a día. La experiencia humana

26
Schwartz Bertrand: “Reflexiones sobre el Desarrollo de la Educación Permanente”. Centro de
Investigaciones Pedagógicas. Núcleo de traducciones, Universidad Central de Venezuela, Facultad
de Humanidades y Educación, págs. 8-9, (Mimeografiado).

28
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

es diversa y variada. Enriquecer esa experiencia para mejorar, adaptarse y resolver


satisfactoriamente la problemática vital, es también una de las motivaciones básicas
para educar permanentemente al hombre.

En la actividad andragógica, desaparece la diferencia marcada entre educador y


educando. Ambos son adultos con experiencias, igualados en el proceso dinámico
de la sociedad. El tradicional concepto de uno que enseña y otro que aprende, uno
que sabe y otro que ignora, teóricamente deja de existir en la actividad andragógica
para traducirse en una acción reciproca donde muchas veces es el alumno que
enseña y el maestro el que aprende.

La actividad andragógica es un hecho dinámico, activo y real, concreto, objetivo y


fundamentalmente práctico. El adulto concurre a una institución educativa o inicia
individualmente un aprendizaje para enriquecer el caudal de los conocimientos que
ya posee, fusionar su experiencia, mejorar sus niveles culturales y profesionales o
dar satisfacción a transitorios o permanentes intereses que aparecen debido al
devenir dialéctico de la vida adulta.

Este proceso de confrontación de sus experiencias con el educador y con los que
participan en el proceso le conducirá a una racionalización de los contenidos que
aprende.

b) La racionalidad

Este se hace presente en la actividad andragógica en cuanto el adulto posee


elementos de juicio para tenidos que se le suministraran. Esta racionalidad le
reflexionar en sus justos términos sobre los conlleva a acrecentar en él determina.
Muchas veces los contenidos no enriquecen su experiencia y la racionalización le
induce a desertar de los centros de estudio o a permanecer en los mismos, -no por
el beneficio que le presta- para alcanzar créditos que necesita, a fin de consolidar
sus posiciones o alcanzar otras.

c) La capacidad de abstracción del adulto

El pensamiento lógico, también se hace presente en la actividad andragógica. El


adulto tiene conciencia lógica y dialéctica, sabe por qué estudia y para qué estudia
y puede fácilmente apreciar en forma inductiva o deductiva las consecuencias del
acto educativo. Recordemos que la actividad educativa del adulto es un hecho
voluntario y no impuesto. Él estudia y mejora con un fin trazado por sí mismo y en
pos de metas que muchas veces ignora el propio educador. El niño no sabe por qué
se educa; las razones de su educación pertenecen al análisis del mundo adulto y,
creo, obedecen a necesidades instintivas de la especie. En cambio, el adulto
promueve su educación, la planifica y la realiza en función de necesidades e

29
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

intereses inmediatos y con vistas a consolidar su porvenir. Creemos con Fernando


Nogales que la educación tiene un carácter finalista y un sentido de futuridad; así él
nos dice: “por cuanto el hombre es el único que tiene dimensión de futuridad: sueña
con el porvenir, piensa en el mañana. De no ser así, su actuar seria simplemente
vegetativo”. (27)27

d) Integración y aplicabilidad

El proceso de racionalización en la confrontación de experiencias y las


abstracciones que deriva el adulto, le conducen al integrar a su propia vida y aplicar
a su medio social y ergológico las nuevas experiencias. Este proceso de integración
y aplicación tienen un carácter funcional que asegura, aumenta y diversifica las
motivaciones y vivencias que mueven la conducta volitiva del adulto.

El hecho de estudiar el adulto, o sea de autoeducación, auto-formarse, para lograr


ese proceso, siempre inconcluso de auto-realizarse el hombre, tiende siempre a
determinar una conducta social, ergológica, de lograr del resto de los componentes
de la comunidad social donde vive el reconocimiento de sus valores y de sus
capacidades.

Cuando el adulto integra a su vida social o la de su trabajo los nuevos conocimientos


que adquiere, establece un esfuerzo competitivo frente a su grupo. Entran en juego
las capacidades individuales de unos y de otros para imponer su liderato y
demostrar su suficiencia. Esta acción competitiva, propia de toda actividad humana
general, ha de tomarse en cuenta en la actividad andragógica para conducir la
enseñanza. La integración de las viejas experiencias con las nuevas y su aplicación
al trabajo y a la vida social deben orientarse de tal manera que el hombre, con fe
renovada en su capacidad, se esfuerce por contribuir al bienestar propio y al de los
demás.

Ahora bien, veamos las diferencias de funcionalidad entre la acción pedagógica y la


andragógica. Ellas pueden establecerse en el campo de los fines que persiguen y
en su propia ejecución.

La función pedagógica se propone estimular, ejercitar, corregir y guiar la conducta


del niño. Está destinada a despertar, mantener y profundizar su interés en el
proceso enseñanza-aprendizaje para que este tenga resultados positivos. En su
aspecto informativo le transmite conocimientos para que se instruya y en lo
formativo desarrolla sus capacidades y habilidades potenciales. También forma en

27
Nogales Castro, Fernando: Op. cit, pág. 3.

30
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

él, hábitos y actitudes deseables. Además, canaliza sus instintos, sus reacciones y
sus emociones. El papel del proceso pedagógico es formar la personalidad del niño
y del adolescente.

La función andragógica cumple una misión diferente. No tiene que provocar


precisamente interés, motivaciones o necesidades que ya el adulto posee.

La primera fase de esta función es mantener, consolidar y enriquecer esos


intereses para abrirle nuevas perspectivas de vida profesional, cultural, social y –
esto es muy importante. Política. Cuando el adulto acude a un centro educativo, lo
hace rompiendo prejuicios de diversa índole y, ante todo, movido por motivaciones
definidas que surgen del medio en que se desenvuelve, como padre de familia,
como trabajador o como ciudadano.

La segunda fase de la acción andragógica es de orientación –pues, ni aun al


analfabeto se le puede guiar como se hace con el niño- para mostrar al adulto
nuevos rumbos, de carácter prospectivo y promover en él la idea de que, en toda
colectividad humana, educarse es progresar.

Por eso compartimos el criterio de Axford, no en el sentido que lo expresa de la


orientación profesional, si no como función de ayudar al adulto a tomar decisiones
sabias y maduras y aceptar la responsabilidad de sus actos. (28)28

La tercera fase, eminentemente instructiva, es actualizar al adulto, renovar sus


conocimientos para que continúe aprendiendo, investigando, reformulando
conceptos y enriqueciendo su vida cultural, científica y tecnológica. Pero instruir
andragógicamente no es depositar conocimientos, sino desarrollar el pensamiento
y la creatividad.

Para Maslow la creatividad implicaba inventiva, novedad diferente a lo existente o


lo viejo. Él nos dice, en una fase sencilla y humorística, todo el contenido de la
creatividad.

“generalmente, cocinando, o en calidad de padre o madre o formando un hogar se


podría ser creador mientras que la poesía necesariamente no lo es…” (29)29

28
Axford, Roger “Adult Education: The Open Door International Textbook Company”, Scraton,
Pennsylvania, 1969, pág. 174

29
A. H Masllow, Toward “Psychology of Being” Van Nostrand, Priceton N.J 1962, pág. 128

31
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

La cuarta fase de la función andragógica, es la proyección humana, que consiste


en interpretar las variables de lo que fuimos, somos y seremos, entre las que se
conjuga la esencia misma del hombre. Ella se traduce en formas de conducta en la
vida social, política y económica, de tal manera que la suma de sus viejas y nuevas
experiencias, se proyecte en la colectividad y hacia el futuro. Recuerdo un caso que
ilustra esta situación y la funcionalidad del hecho andragógico: padres de posición
económica acomodada pero analfabetos, con hijos graduados universitarios y otros
estudiando en el sistema regular, después de iniciar su aprendizaje en la enseñanza
de la lectura y escritura, hoy finalizan sus estudios secundarios a la edad de 60 años
para enfrentar el reto de sus propios hijos, con el deseo de que no transiten su
propio camino. Esto demuestra que la educación de adultos se realiza en diferentes
niveles y se dirige al medio variado; y complejo en que se desenvuelve la actividad
humana.

En resumen, la actividad andragógica, escolarizada o no, conduce a que el adulto:

a) Aprecie el carácter utilitario que tiene las nuevas experiencias para su vida
b) Transformar las habilidades y destrezas, adquiridas en un momento dado de
su existencia, para extenderla o aplicarla a nuevas situaciones
c) Utilice convenientemente el proceso lógico y dialectico del pensamiento
d) Continúe su proceso de autorrealización, valorando racionalmente sus propias
vivencias y posibilidades intrínsecas.
e) Integre positivamente al medio socio-cultural en que vive su acervo cultural,
profesional y social.
f) sea consciente de su rol cívico-político y participe responsablemente en la
solución de los problemas nacionales e internacionales.

V. CARÁCTER INTERDISCIPLINARIO Y APLICACIONES DE LA


ANDRAGOGIA

1. Relaciones con las demás ciencias

La educación de adultos o mejor dicho la Andragogía, como ciencia que la estudia


y analiza, tiene un carácter interdisciplinario. No vamos a discutir que como
disciplina científica sea una ciencia de hechos, descriptiva y normativa, o sea un
arte. Es una ciencia porque tiene un objeto que se estudia y que tiene los mismos
métodos aplicables a otra ciencia. Lo que importa saber es que la Andragogía se
fundamenta en una filosofía y que las ciencias biológicas, psicológicas, sociales,
ergológicas y económicas contribuyen a robustecer su cuerpo de doctrina.

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Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

Existe una axiología y una teleología andragógica: existe una psicología


andragógica que interpreta al que orienta (educador) y al que continua o inicia su
educación (adulto); existe, aunque aún empírica, una metodología andragógica
(métodos para educar el adulto); existe una praxiología andragógica, o sea la
manera práctica de educar al adulto (áreas, instituciones, medios e intencionalidad
política, etc.)
En todos los países los adultos son objeto de educación dentro de las finalidades
que ya hemos establecido. La creación o establecimiento jurídico de un sistema de
educación de adultos, por ejemplo, en Venezuela, es un hecho andragógico que
interpreta la necesidad que tienen los pueblos, especialmente los subdesarrollados,
de continuar el proceso formativo del hombre, de rescatar su talento y de ofrecerle
oportunidades de revalorizar su condición humana en función del desarrollo integral
de la sociedad.

A este respecto, nos dice Jense, sin darle a la Andragogía un carácter de ciencia,
sino considerando a la educación de adultos como una disciplina: “que ella es de
hecho o descriptiva, normativa, a la vez que un arte, practica y constructiva” (30)30

Así la filosofía dentro del mundo social que vivimos, llámese capitalista o socialista,
nos dará los valores y fines de la educación. Un niño puede ser formado para
practicar cierto credo religioso o político, para aceptar determinada organización
social o para adquirir algunos conocimientos científicos y técnicos que al llegar a la
vida adulta puede rechazarlos o adoptarlos definitivamente, He visto niños
educados en una determinada religión frente a la cual, en la adultez, han actuado
como sus peores adversarios. Igual cosa ocurre en la política. Esto nos indica que
en la vida adulta comienza verdaderamente una educación para la vida y que las
ciencias que han sido creadas y desarrolladas por el hombre (adulto), no por los
niños, sirven para sostener el andamiaje de su propia educación, o sea las
operaciones individuales y sociales del ser humano.

La biología tiene mucho que dar a la Andragogía, como la psicología, la sociología,


ergología y la economía.

La biología aportara datos importantes sobre la naturaleza anatómica y fisiológica


del hombre. La psicología orientara sobre su comportamiento y específicamente
sobre sus formas de aprender; pues, existen diferencias entre el aprendizaje del
niño y del adulto; mientras para la psicología andragógica, psicología evolutiva es

30
Jensen, Gale: “Adult Education” Adult Education Association of the U.S.A., 1964, pág. 89

33
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

secundaria, en cambio, la psicología diferencial, la psicología social, psicología


ergológica, la psicología del aprendizaje del adulto, son fundamentales. Por eso la
metodología pedagógica que se fundamenta en la psicología de un ser en evolución
o desarrollo, no tiene cabida ni aplicabilidad en la educación de los adultos. Así
mismo la sociología aportara una extraordinaria contribución al desarrollo de la
ciencia andragógica, al igual que las ciencias económicas porque de ellas deriva la
metodología andragógica, auxiliada por la psicología. El aprendizaje del adulto es
un proceso eminentemente psicológico; pero los métodos nacen en la vida social y
ergológica. La metodología andragógica, por lo tanto, no se fundamenta solo en la
psicología, como en el caso de la metodología pedagógica, sino en la sociología, la
economía y la actividad ergológica del hombre. Es significativo que los que cumplen
tareas de capacitación de personal en la industria o agricultura no son los
pedagogos formados en institutos educativos, si no otros agentes especializados en
una actividad determinada. En nuestros días, contrariamente a lo que se pensó en
una época determinada, en el sentido de que el niño era un adulto pequeño u
“homúnculo”, no debemos pensar que los adultos son niños desarrollados. El niño
no es un adulto en miniatura ni el adulto es un niño maduro; el niño es un ser en
evolución y el adulto es un ser evolucionado.

La sociología, la ergología y otras ciencias apartaran conocimientos valiosos sobre


la actividad humana que son interpretados por la Andragogía en la orientación que
exige y reclama la acción educativa del adulto. El hombre es un ser social y la
educación es un proceso social porque se origina en el seno de la propia sociedad.
El adulto está integrado a un núcleo familiar como cabeza o miembro del mismo,
trabaja para adquirir los medios para su subsistencia y los seres que procrea,
organiza su vida laboral (sindicatos, corporaciones, gremios, federaciones, etc.), se
adscribe a una parcialidad política, adopta una religión, interviene en el desarrollo
de los conocimientos científicos y tecnológicos, participa en actividades diversas,
en fin, vive intensa y dinámicamente su existencia frente a la naturaleza y frente a
los demás hombre de manera gregaria social. Por eso su comportamiento en el
variado mundo en que actúa es objeto de la sociológica Andragogía, porque ella
dará la pauta sobre comportamiento social del hombre en su vida familiar, de
trabajo, política, científica, es decir, en lo que le atañe y le es inherente a su
condición

2. Praxiología andragógica

La Andragogía tiene una práctica que se deriva de sus fundamentos teóricos. Si el


fin de la Andragogía es educar al adulto, es lógico pensar en una Praxiología
andragógica que interprete sus principios y los aplique. La aplicación de los
principios de la Andragogía está dirigida a los problemas teleológicos de la

34
Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

educación de adultos, a la metodología del proceso educativo, a la organización del


trabajo docente, a los sistemas de evolución del aprendizaje y a otras muchas cosas
que conformarían una política andragógica al servicio del desarrollo de los recursos
humanos de la comunidad.

No vamos a particularizar ninguno de estos aspectos. Menos debatir cuales son los
valores o los fines sobre los que ha de orientarse la práctica de la educación de
adultos en una sociedad determinada. Tampoco plantearemos los métodos a
utilizarse en el proceso enseñanza-aprendizaje en que el adulto, como sujeto de la
educación, participa en forma directa o indirecta. Son problemas técnicos que se
tiene importancia no tienen nunca carácter primario en relación a la definición de
una política andragógica. Pero, en última instancia, para garantizar la efectividad de
una praxiología andragógica deben lograrse dos cuestiones fundamentales:

a) La variación conceptual de la educación que hasta hoy hemos tenido.


b) Estructurar el sistema educativo dentro de la concepción de educación
permanente sobre dos pilares: el pedagógico, destinado a la educación de
las nuevas generaciones y el andragógico a continuar ese proceso,
reafirmarlo y desarrollarlo en función humana y social del ser humano.

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Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

SEGUNDA PARTE
Temas sobre Educación de Adultos

Tema 1.
Psicología de Aprendizaje del Adulto

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Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

PSICOLOGIA DEL APRENDIZAJE DEL ADULTO

Tradicionalmente se ha creído que, una vez que el hombre traspasa cierto límite de
edad sin haberse iniciado en los estudios y logrado un entrenamiento básico para
adquirir nuevas experiencias, era imposible o desacertado intentar modificaciones
en su conducta.

Este concepto de limitar el aprendizaje-enseñanza a la niñez y adolescencia sobre


la base hipotética de que solo en este periodo de la vida el ser humano está en
condiciones para adquirir conocimientos, destreza y habilidades para el ejercicio
profesional, nace no de la investigación científica, sino de la estructura económica-
política de la sociedad. Así, desde la época más remota, la cultura se ha visto
limitada a ciertos sectores de la sociedad.

En el régimen esclavista y feudal la educación estuvo al servicio de los grupos


dominantes de la sociedad. En la sociedad griega era incompatible el estudio con el
trabajo. El primero implicaba dedicación y ocio; en cambio, el segundo, despreciado
por la naturaleza, requería de fuerza física entregada por entero a producir. Era
imposible, dentro de las exigencias de una sociedad que sustentaba su desarrollo
sobre el trabajo manual, que los hombres o su descendencia pudieran
simultáneamente trabajar y estudiar. Además de esta justificación, había otra de
orden político: mantener a las clases laborantes en la artesanía y agricultura,
ignorantes de todo conocimiento humanístico, como medio apropiado para asegurar
su pacifico sometimiento. Los filósofos griegos defensores de la esclavitud, Platón
y Aristóteles, siempre vieron con recelo que el “monstruo feroz” ---los esclavos---
desarrollara su inteligencia y cultivara su espíritu. No es extraño que a los esclavos
que tenían la noble misión, despreciada por las elites pensantes de Grecia, de
alimentarlos mediante el trabajo, les negaran la condición humana y espiritual de
todo hombre.

Junto a la negación de la cultura, las clases dominantes de la sociedad hasta


nuestra época, especialmente en los países que han superado su estado semi-
feudal, han acondicionado en el alma de los hombres despreocupación hacia el
saber y han impedido que los instrumentos básicos de la cultura sean adquiridos de
una u otra forma. Es común oír en boca del terrateniente decirle a la peonada que
para sembrar no se necesita saber leer ni escribir; igualmente en otras esferas de
la producción, donde el patrón paga un bajo salario a sus obreros y explota
inhumanamente su ignorancia, se predica contra la culturización de los
trabajadores.

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Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

El adagio popular de que “loro viejo no aprende a hablar”, tan difundido y aceptado
por las masas incultas como manera de justificar su primitividad y lo innecesario de
realizar esfuerzos tendientes a liberarse de su ignorancia, no puede considerarse
como resultado de la experiencia humana. Un análisis psicológico del citado adagio,
dentro del campo de las relaciones humanas, nos revelaría dos hechos importantes:
el primero, referente al concepto que aun predomina en los grupos poseedores de
la tierra, de los medios de producción y la riqueza, de considerar al hombre que
emplea su fuerza en la artesanía, en el cultivo de la tierra o la industria igual que a
un animal de tiro. Y el segundo hecho es la reacción inconsciente de un ser humano
que identifica su capacidad de aprender con la de un animal carente de atributos
psíquicos.

La experiencia y la investigación científica han podido demostrar que podemos


enseñar a “hablar a un loro viejo”. Las ciencias psicológicas han destruido este viejo
concepto de que el hombre adulto era incapaz de aprender nuevas experiencias y
de adquirir nuevos conocimientos en los campos básicos de la vida.

Las investigaciones realizadas por el célebre psicólogo norteamericano Edward L.


Thorndike hace 75 años, publicadas bajo título “aprendizaje del adulto”, son quizás
la mejor contribución al estudio de la psicología de la enseñanza del adulto.
Igualmente, sus obras “Intereses del Adulto” y “Habilidades del Adulto” son de gran
valor pedagógico en la compresión y conducción de las actividades educacionales
de los adultos.

1. EL APRENDIZAJE DE NIÑOS Y ADULTOS

Los principios generales del aprendizaje son iguales para niños y adultos. Pero,
como es natural, el contenido, técnicas y procedimientos para interesar y sostener
el aprendizaje varían en unos y otros.

Las leyes de la disposición: efecto y ejercicio son aplicables tanto a los niños como
a los adultos, por cuanto en ambos casos es necesario que el sujeto esté dispuesto
a emprender una tarea, sienta durante su ejecución placer en realizarla y que
mediante la ejercitación o uso fije en sus mecanismos psicomotores su
funcionalidad. Por ejemplo, el niño que no está dispuesto a aprender a leer, que no
sienta satisfacción durante el aprendizaje y que no realice ejercicios indispensables
para fijar los contenidos fónicos, difícilmente aprenderá con rapidez la lectura; pero

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Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

si siente placer en los progresos visibles que el mismo aprecia y que ejercita lo
adquirido, aprenderá con prontitud y perfección.

Además, en la enseñanza de ambos hay que tener en cuenta que el aprendizaje


debe obedecer a las normas pedagógicas modernas, las diferencias individuales;
proporcionar contenidos funcionales y significativos; valorar las experiencias vitales
y el medio ambiente y adaptar la enseñanza en general a objetos reales precisos y
claros, es decir, que responda a los intereses inmediatos y mediatos de la nación.

Estos lineamentos son comunes a la enseñanza de niños y adultos. En cambio, en


la práctica educativa la aplicación de dichos principios requiere que el educador de
adultos aprecie un grupo de factores de suma importancia en la dirección del
aprendizaje y tratamiento del adulto para alcanzar ambos objetivos concretos. Estos
factores están basados en la psicología, madurez social y responsabilidad del
adulto.

Así, podemos señalar básicamente lo siguiente:

a) El adulto trae a la escuela un cumulo de experiencias variadas de todo orden.


Tienen experiencia variadas de todo orden. Tiene experiencia en el trabajo, vida
sexual, política, social, etc. Las experiencias útiles, desechar las inútiles y se
prepara para enfrentarse a otras de manera inteligente. Por tanto, la enseñanza
del adulto debe orientarse a proporcionarle nuevos contenidos vitales a su
interior desenvolvimiento.
b) El acto de asistir el estudio adulto a la escuela nocturna es una acto voluntario
y consciente, y como tal está en capacidad de continuar o no en la misma sin
verse sometido a presiones extrañas que lo compulsen a continuar. El niño, por
el contrario, no goza de este derecho de autodeterminación, está sometido a la
autoridad paterna y bajo la acción coercitiva del hogar. De este modo, el adulto,
a diferencia del niño, si considera que la enseñanza que se suministra no
satisface sus aspiraciones y planes trazados, abandona fácilmente la
enseñanza; de ahí la importancia de presentar a los adultos experiencia de
presentar a los adultos experiencias y contenidos que mantengan su interés en
el proceso educativo.
c) La enseñanza del adulto debe basarse en su desarrollo intelectual, condiciones
sociales, de trabajo y posibles complejos psicológicos para asegurar óptimos
resultados. Los niños, aun los provenientes de las clases populares más
necesitadas, que van a la escuela en paupérrimas condiciones, no tienen que
afrontar responsabilidades y deberes en la vida social. El niño, pobre o rico, va
a la escuela a estudiar. Entre estudio y juego transcurre la vida infantil, no así la
vida del adulto proletario, que, junto a los problemas vitales que debe resolver

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Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

diariamente, busca a través de la enseñanza un medio de mejorar sus


condiciones humanas.
d) La declinación general de la capacidad para aprender, el cansancio y los
problemas personales deben tenerse presente durante la enseñanza del adulto.
No se le puede exigir a un adulto el mismo rendimiento que podría exigírsele a
un niño. El adulto necesita más tiempo para aprender, aunque está en
capacidad de aprender más rápidamente que un niño en igualdad de
condiciones. Es importante recordar que el tiempo de que dispone el adulto para
estudiar es limitado, no así el niño. Por lo tanto, se impone compresión y justo
entendimiento con el adulto para evitar que pierda la fe en sí mismo a crearle
reacciones de impaciencia que lo lleven a desertar del ambiente escolar.
e) El niño no reclama un beneficio inmediato de los que aprende en el ambiente
escolar; en cambio, el adulto si lo reclama en base de los intereses estudiados
con anterioridad. El contenido programático de la educación de adultos debe
ajustarse a las necesidades y problemas de la comunidad, los cuales le
proporcionan en el menor tiempo posible los conocimientos y experiencias que
complementen su déficit cultural o técnico.
f) El carácter informativo de la enseñanza es esencial tanto para el adulto como
para el niño, pero más para el adulto, que participa activamente en la vida social,
gremial, profesional y política. Para un adulto es más interesante saber del
desarrollo y problemas ganadores del país que estudiar el aparato digestivo de
los rumiantes. El contenido de los programas debe ajustarse a la capacidad
mental del alumno adulto, a sus intereses y necesidades, diferentes a los de los
niños que cursan la educación primaria.
g) En última instancia, el educador de adultos debe comprender que durante el
proceso educativo del adulto se halla frente a un individuo en el pleno goce de
sus derechos ciudadanos, con responsabilidades dentro de la sociedad,
incorporado a la vida productiva; muchos son padres de familia a quienes deben
tratar con tacto y delicadeza, estimulando su interés y preocupación hacia
ideales a alcanzar para su propio bienestar y el de su prole.

2. FACTORES PSICOLÓGICOS EN LA ENSEÑANZA DEL ADULTO

En la enseñanza de los adultos hemos indicado la necesidad de que el educador


adapte su clase a diversos factores psico-fisiológicos característicos en el adulto.
Estos factores a tener presente en el aprendizaje son los siguientes: reacciones
perceptivas adecuadas, destreza en el aprendizaje, intereses vitales, normalidad
intelectual, capacidad Memorativa y poder de rendimiento.

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Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

A. Reacciones perceptivas adecuadas. —Las reacciones perceptivas visuales y


auditivas son básicas en el proceso del aprendizaje. Las deficiencias visuales y
auditivas dificultan en sumo grado la comprensión y capacitación del significado
de los contenidos. Estas deficiencias con que llega el adulto a la escuela pueden
se motivadas por las condiciones del trabajo o a consecuencia de los cambios
fisiológicos que se operan con el transcurso de la vida. Así, la actividad visual
alcanza su máximo desarrollo cerca de los 18 años; a partir de esa edad
comienza un continuo declinar hasta los 45 años. Igualmente, la actividad
auditiva llega a su plenitud cerca de los 15 años, declinando lentamente más
luego. La simple ubicación de los alumnos adultos en el aula tomando en cuenta
la capacidad receptiva visual y auditiva, favorece o no el aprendizaje. Además de
las deficiencias naturales que origina la edad, es necesario apreciar los defectos
de acomodación y refracción visual (miopía, hipermetropía, astigmatismo, etc.) y
los trastornos de la audición para su oportuna corrección. Estudios realizados con
alumnos adultos del Centro de Cultura “Francisco Pimentel”, dieron resultados
alarmantes sobre defectos visuales en un elevado porcentaje de alumnos.

B. Destreza en el aprendizaje. —Las investigaciones científicas han demostrado


que la destreza o habilidad para aprender no varían a través de la vida. Pero si
varía la rapidez de ejecución con la edad. Es decir, todo individuo, por viejo que
sea, retiene o mantiene el poder o capacidad para aprender, pero gradualmente
pierde la rapidez de rendimiento de la cual va acompañada la habilidad. A partir
de los 30 años empieza a declinar el rendimiento a razón de 1% anual. No
obstante, el factor edad, en relación a la habilidad para adquirir intelectual o
manualmente experiencias, la actividad del individuo, o sea, su interés y cumulo
de experiencias, pueden compensar estas deferencias funcionales psicomotoras.
Por eso la importancia de mantener en los alumnos adultos mayores de 30 años
un constante y permanente interés mediante la utilización de un contenido
cultural variado y atractivo situado al nivel reaccional del mismo. También se ha
de mostrado que la diferencia sexual no influye en la habilidad para aprender.

C. Intereses vitales. —En líneas generales, los intereses vitales de los adultos no
tienden a variar, no así la intensidad o valor del interés. En los años de la
adolescencia los intereses vitales se manifiestan con mayor intensidad o
vehemencia. La madurez intelectual y emocional influencia la conducta del sujeto
en general y de sus interese, observándose como después de los veinte años
hay pequeña declinación en el gran total de interese vitales; pero esta declinación
no comprende el interés por aprender o superar la propia condición intelectual.
En todas las etapas de la vida el hombre trata de aprender cosas nuevas.
Indiscutiblemente, puede que aun adulto no aprenda porque factores psico-
físicos se lo impiden o porque el contenido no llene sus aspiraciones, nunca

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Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

porque no exista en el adulto el interés por aprender. Este factor está demostrado
en nuestras experiencias educativas con adultos. En los Centros de
Alfabetización o Centro de Cultura Popular existen masivamente adultos de todas
las edades, no es extraño encontrar personas mayores de 60 años interesadas
en aprender a leer y escribir.

D. Normalidad intelectual. —Desde los primeros años de la vida, el desarrollo de


la inteligencia siga aparejado al crecimiento biológico del individuo. Sobre los 15
años de edad cronológica, la inteligencia normal alcanza, su máximo desarrollo.
Es decir, que a ducha edad corresponde una edad mental de 15 años. A partir
de esta edad la inteligencia permanece constante, no hay variabilidad, si
exceptuamos a los individuos superdotados o de inteligencia superior, en los
cuales continua su crecimiento. Así, todo adulto normal posee una edad mental
de 15 años siempre que haya habido un desarrollo normal, pues muchas veces
la inteligencia sufre un estancamiento anterior y no alcanza al nivel de los 15
años. Estos adultos se encuentran por debajo de la normalidad intelectiva.,
situados por debajo de los 15 años de edad mental. Este hecho de que la
inteligencia se desarrolló hasta un límite supone que el cociente intelectual (C.I)
permanece constante toda la vida y que las posibilidades del individuo están
acondicionadas al factor intelectivo y entrenamiento vital de sus capacidades. Las
profesiones universitarias requieren de una inteligencia superior de los 15 años
de edad mental o, más concretamente, superior a un cociente intelectual (C.I) de
110. En cambio, profesiones u oficios tales como carpintería, sastrería,
mecánica, electricidad, pintura, zapatería, albañilería, etc., requieren más de 12
años de edad mental, o sea, un cociente intelectual nunca menor de 80.

Ahora bien, debemos recordar, en el caso específico de la enseñanza del adulto,


que el factor intelectivo va unido al cumulo de experiencias obtenidas en sus
adaptaciones vitales en el trabajo y vida social. Entre un adulto con edad mental de
12 años y un niño de la misma edad, frente a una situación problemática a resolver
el primer aventajara al segundo. Esto nos indica que la enseñanza del adulto, si
bien ha de tomas en cuenta la capacidad intelectiva, los contenidos deben
responder al entrenamiento de la inteligencia, experiencias e intereses inmediatos
del individuo.

E. Capacidad Memorativa. —La memoria es una actividad tan importante como la


inteligencia. Su uso es constante en todas las manifestaciones de la vida,
especialmente en el aprendizaje. Sin una capacidad Memorativa normal, que
permita al sujeto fijas los contenidos para luego evocarlos en situaciones
prácticas, es difícil lograr mayores progresos en la enseñanza. Las
investigaciones psicológicas han demostrado que los adultos aventajan a los

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Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

niños en memoria inmediata, o sea, aquella que permite reproducir o repetir un


contenido después de su primera presentación. En cambio, esta ventaja del
adulto sobre el niño es relativa si observamos que el poder de retención del último
es superior al primero, puesto que a partir de los 30 años la memoria declina muy
lentamente, además debe recordar el educador de adultos que frente a varios
estímulos o situaciones problemáticas se reacciona selectivamente por el que
interesa, de acuerdo con la fuerza o intensidad que provoca. Este proceso
selectivo guarda íntima relación con la memoria, que fija las cosas más
importantes o las que producen mayor impacto afectivo. Los contenidos que debe
aprender el estudiante adulto deben ser presentados de la manera más objetiva
posible y novedosa, para que su fuerza haga posible fundir las nuevas
experiencias a las viejas.

F. Poder de rendimiento. —El grado de rapidez con que un adulto aprende


empieza a declinar después de los 20 años, siempre y cuando no haya
entrenamiento en la actividad intelectual o manual a que se dedica. Es decir, que
el constante ejercicio de una actividad cualquiera compensa grandemente el
grado de declinación, sobre todo en las actividades manuales, debido al desgaste
físico que conlleva la edad, ya que en las actividades intelectuales es más tardío
el proceso de regresión involutiva normal como es la disminución de la agilidad
mental, capacidad de síntesis y reducción de las reacciones mnemónicas. Los
educadores de adultos no deberán forzar a sus alumnos a realizar tareas que
exijan demasiado esfuerzo, para evitar que el adulto sienta temor al fracaso,
inseguridad en sí mismo o debiliten su disposición o voluntad de aprender.

G. Otros factores psicológicos

Naturalmente, hasta ahora nos hemos referido al joven o adulto normal desde el
punto de vista de sus reacciones frente al ambiente social o del trabajo. Pero en la
práctica educativa la mayoría de los adultos que concurren a las escuelas nocturnas
asisten a ellas con reservas negativas en su conducta. Nos referimos, claro está, a
los que han llegado a la adultez con frustraciones y complejos motivados por las
condiciones de vida, las cuales no les han ofrecido las oportunidades anheladas. La
gran mayoría de los alumnos de los Centros de Alfabetización, o sea, los que se
inician en el aprendizaje de la lectura y escritura, padecen de complejos de
inferioridad, que nosotros hemos denominado “complejo cultural” este estado
anormal de la personalidad es más acentuado en los adultos de las ciudades que
en los del campo, debido al ambiente cultural y social que los rodea. Por lo regular
el analfabeto de la ciudad rehúye su asistencia a las escuelas nocturnas y trata por
todos los medios de ocultar su ignorancia, cuando no la racionaliza con argumentos
banales y pueriles. Abrir una brecha o romper el cerco psicológico en que se

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Andragogía, ciencia de la educación de adultos. Por: Félix Adam

enquista el analfabeto, es tarea primordial en toda campaña de educación de


adultos. La propaganda bien dirigida y regimentada en tal sentido da positivos
resultados. No obstante, el hecho de convencer al analfabeto de las ventajas que
conlleva su culturización, hasta lograr su asistencia voluntaria a las escuelas
nocturnas, persisten en él, características psicológicas que hay que vencer con tacto
y habilidad. Entre esas características debemos destacar la hipersensibilidad,
suspicacia, desconfianza extrema, falta de fe en sí mismo y en los demás,
resistencia a la autoridad del maestro (cuando es demasiado joven), etc., la manera
apropiada de superar todos estos factores depende, en última instancia, del éxito o
fracaso de la educación de los adultos. En la campaña de Mérida se puso de
manifiesto en los Centros destinados a experimentación que adultos mayores de 40
años protestaban la presencia en su clase de “zagaletones” de 15 años, igualmente,
durante este año de actividades educativas, la experiencia nos ha demostrado que
los maestros alfabetizadores de mayor edad dieron mejores resultados,
mantuvieron la asistencia en un elevado porcentaje y las relaciones personales
entre maestro y alumno fueron óptimas.

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