B.B: Hebreos 11:11“También por la fe Sara misma recibió
fuerza para concebir, aun pasada ya la edad propicia, pues consideró fiel a Aquél que lo había prometido”.
INTRODUCCION
Podemos ver que la fe de Sara no fue perfecta. Primero se rio
con incredulidad, vamos a leer, para entender un poco más, Génesis 18:9-15 .Y le dijeron: ¿Dónde está Sara tu mujer? Y él respondió: Aquí en la tienda. Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. Se rio, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? ¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo. Entonces Sara negó, diciendo: No me reí; porque tuvo miedo. Y él dijo: No es así, sino que te has reído. Después aprendió a reírse con fe. Génesis 21:6 Entonces dijo Sara: Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo. Tener fe se reduce a creer que Dios es fiel y capaz de cumplir sus promesas. Fue esta fe la que le permitió a Sara recibir fuerza para concebir. Dios dio la fuerza, pero Sara tuvo que recibirla por fe. Porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Y en la bíblica encontramos muchos personajes de fe: -Moisés -Noé -Abraham -Job DESARROLLO
Pero en esta noche vamos a hablar de Sara, pero antes de
hablar de ella, debemos comenzar con Dios. En Sara, Dios derramó su gracia y demostró su poder que desafía toda lógica humana. Él la escogió para ser la portadora del hijo de la promesa, Isaac Génesis. 17:19, Y respondió Dios: Ciertamente Sara, tu esposa, te dará un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi convenio con él como convenio eterno para su descendencia después de él. Dios convierte a una mujer estéril, avanzada en edad, en una mujer fértil. Una mujer a la cual Dios le cambia el nombre de Sarai que significa “Princesa”, por Sara que significa “princesa de todas las naciones”. Podemos ver a Sara de diferentes maneras: -Una mujer con tristeza La tristeza más grande de Abraham y Sara era que en todos sus tiempos juntos no habían podido tener hijos. Para una mujer hebrea la infertilidad se consideraba una señal de desaprobación divina. La tristeza de Sara puede verse en medio de su risa. Como diría el dicho, ella estaba riendo para no llorar. -Una mujer que influenció a su esposo en una mala decisión Génesis 16:3-4 “Después de diez años de habitar Abram en la tierra de Canaán, Sarai, mujer de Abram, tomó a su sierva Agar la Egipcia, y se la dio a su marido Abram por mujer. Y Abram se llegó a Agar, la cual concibió y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora. Sara asumió una responsabilidad que no le correspondía y tomó una decisión que lamentaría por el resto de su vida. Todavía seguimos viendo resultados ya que algunas de las tensiones en el Medio Oriente tienen sus raíces en que Sara le dio a su criada Agar a su esposo para que procreara un hijo. Características para resaltar - Fe en Sus promesas A pesar de que las leyes de la naturaleza hayan estado en contra de ella, ella recibió fortaleza para vencerlas. El secreto de su fuerza fue que ella creyó que era fiel quien lo había prometido. La confianza en Dios es el poder de la fe que nos hace capaces de romper a través de todas las barreras y establecer y completar lo que Dios prometió. Rompe a través de toda duda, incredulidad, desánimo, pesimismo, y todo lo demás que se encuentre como un obstáculo para la victoria. El Señor mismo dijo a Abraham: Génesis 18:14 ¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo. La fe inspira resistencia! Dios no nos dará una tarea para realizar a menos que también nos dé los medios, sabiduría y fuerza para completarla. Esto no solo se refiere a promesas exteriores, como el hijo que Dios prometió a Abraham y Sara, sino que también se refiere a permanecer en fe cuando las situaciones vienen en nuestra vida y se ven realmente imposibles de acuerdo a nuestro entendimiento humano. Necesitamos creer en Dios de todo nuestro corazón. Efesios 3:20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros. Cuando ponemos nuestra fe en Él, entonces es en Él que recibimos la gracia del Espíritu, fuerza, y poder para librarnos de nuestra propia debilidad, inclinaciones y pecados. Cuando creemos en aquel que lo prometió recibimos la fuerza para vencer sobre nuestra propia naturaleza. La fe de Sara se ha convertido en un ejemplo claro para nosotros a seguir. -Llanto en gozo Sara, que anteriormente había reído para ocultar su tristeza, cuando nació su hijo lo llamó Isaac, que significa “risa”. El gozo de Sara era sin fronteras. - Ejemplo de sumisión
El Nuevo Testamento nos deja ver que Sara se distingue
especialmente por la obediencia a su esposo, siendo modelo de sumisión a los esposos. Sara fue una mujer firme y decidida, sujeta a su esposo; una mujer sometida 1 Pedro 3:5-7. Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza. Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
- Una mujer perseverante
Abraham y Sara provenían de un entorno urbano. No eran nómadas. Pero partieron al viaje cuando Abraham estaba en la mitad de los 70 y Sara era 10 años menor que él. Sara no estaba acostumbrada a la vida errante, fue algo que debió aprender, aceptar y ser perseverante a la promesa que Dios le había dado a su esposo Génesis 12:2-3. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Como hemos visto, Sara tenía debilidades, como nosotras, pero también tenía características que fueron resaltadas en su vida y que fueron de bendición para su familia. La vida de Sara nos muestra que el carácter como cristianas incluye la fortaleza, la mansedumbre y la dulzura. Somos hijas de Sara cuando imitamos la obediencia y el respeto a nuestros esposos. Aun si tu esposo no es cristiano no debes tener temor. Cuando venga la prueba debemos conservar la calma y confiar, haciendo el bien, obedeciendo y agradando a Dios. Lo que es más, Dios obró de manera sobrenatural dándole un hijo a Sara no solo por amor a ella y Abraham, sino por amor a ti y a mí. Fue a través de la descendencia de Sara que nació el Salvador del mundo, aquel quien perdonó nuestras ofensas y nos dio una nueva vida en Él. Romanos 8:32 “El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que Lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con El todas las cosas?”, No debemos tener ningún temor.
CONCLUSIÓN
Josué 1:5 Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu
vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. 1 Corintios 10:13¿Él, quien prometió jamás tentarte más allá de lo que puedes resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que puedas soportar? Si tenemos la confianza en Dios, entonces podremos avanzar a pesar de toda clase de obstáculos, a pesar de lo “imposible.” Creer en Dios da una valiente determinación con la cual Dios siempre recompensa en victoria. A nosotros nos toca ir tras de Él, buscar lo que necesitamos para vencer en todas las circunstancias de la vida; mostrarle que realmente creemos cuando pedimos sin dudar, y que lo que pedimos lo recibiremos. Santiago 1:5-8. Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.