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Texto sobre función del arte

En innumerables ocasiones, se ha discutido cuál debe ser la función del arte sobre los

acontecimientos no deseados de la sociedad con las y los individuos que la conforman. Por

un lado ,están quienes opinan que el arte no debe estar condicionado a ningún sesgo

ideológico sino que debe expresar estrictamente sus cualidades estéticas es decir movilizar

sensaciones y emociones de quienes lo consumen. Por otro lado están quienes consideran

que por el contrario, el arte debe ser un vocero de los acontecimientos históricos y reflejar

las tensiones sociales e inclusive comprometerse en la proposición de soluciones a las

problemáticas que aborda ,como ejemplo de esta dicotomía en nuestro universo cultural

valga recordar la célebre confrontación que tuvieron en su tiempo los escritores Pablo

Palacio y Joaquín Gallegos Lara ,representante el primero de una propuesta vanguardista y

experimental disruptiva en contenidos y estilos el segundo en cambio cultor del llamado

realismo social con el que cumplía el carácter doctrinario de su pensamiento político.

Es imposible abstraerse de los sucesos que discurren en un tiempo y un espacio

determinados ya que a nadie le es ajeno el clima social que está viviendo el país en general,

y algunas de sus ciudades en particular Guayaquil .Una de ellas en al menos una ocasión

deben haber aparecido entre los temas de nuestras conversaciones tópicos como:

inseguridad, delincuencia ,sicariato, desgobierno ,pobreza ,desempleo y otros tantos

adjetivos con los que intentamos calificar el momento aciago ,que vivimos ante la dificultad

de entenderlo y en espera de nuevos y mejores vientos es innegable que nuestras vidas se

transversalizan .Por lo que la sociedad nos esforza por encontrar diagnósticos y remedios en

los líderes de opinión ,en los noticieros ,en la internet en el comentario de vecindad y ante

la incertidumbre terminamos atrapados en la trama de alguna película, las páginas de un


libro la letra de alguna canción, los trazos y colores de alguna pintura los personajes de una

obra de teatro el movimiento de una pieza de danza entonces estamos pisando territorios del

arte.

¿Cuál es la función social del arte? ¿Se debe el arte a una misión social? Una actitud de

parte de la ciudadanía y sobre todo de la comunidad de artistas. Necesita de la intervención

de una persona o personas que persigan la intención de transformar sus componentes

sensibles y sus lenguajes expresivos en códigos creativos que no solo puedan ser

decodificados, por quienes los observan y aprecian, sino que modifiquen su conciencia

humana a través de la generación de emociones sensaciones entusiasmo y pensamientos.

¿De dónde toma el y la artista los motivos que van a nutrir sus creaciones artísticas? De su

entorno bien pudiendo ser un paisaje una relación, un conflicto una situación inclusive

hasta un mito es el y la artista .Quien tiene la potestad de elegir los estímulos que van a

reflejarse en su arte ,un factor gravitante que genera otra interrogante. ¿Bajo qué criterios

elige cuáles van a ser los parámetros de su visión artística? ¡Porque elegir es un acto

político! esta condición otorga al artista ,una jerarquía adicional a la que ya pertenece como

ciudadano y como ciudadana y lo asciende a la de un habitante de la polis cuyas decisiones

pueden llegar a ser determinantes en el ejercicio del poder.

En consecuencia todo artista independientemente de su inclinación ideológica resulta ser un

sujeto político, frente a esta responsabilidad. El arte actual guayaquileño debería estar

plagado de productos que nos hagan volver los sentidos a la notable cantidad de temas

álgidos y preocupantes que nos acechan día a día, en boca de más de un y una artista suele

escucharse este razonamiento: “Si la realidad es bastante dura y trágica, para qué la vamos

a mostrar en el arte que hacemos” ,penosamente ese es el sentir que se le transmite al

público cerrando así un ciclo de consumo en el que la oferta es insustancial y banal porque
la demanda es multitudinariamente evasiva y distractora que el axioma es “¡El que piensa

pierde!”.

Es curioso,pero en nuestra ciudad no se reconoce un movimiento “underground” de

creación artística. En el que la actitud mandante sea lo contestatario y en el que la

inconformidad sea el detonante para complejizarse permanentemente con la seguridad que

en el desarrollo del conflicto está escondido .El punto es que atrás de esa benevolente

intención está toda una sociedad la que el filósofo surcoreano Byung Chul-Han llama la

“sociedad paliativa” aquella que nos convence recurrentemente al positivismo, eficaz

placebo para anestesiarnos. Gracias al cual todo fluye de manera rápida y uniformemente

para impedir conflictuarse sobre la situación política , que no puedes producir rápidamente

si te detienes a pensar en qué y para qué produces, más aún si eres artista el tiempo, ya nos

tocará en años venideros mirar hacia el pasado para continuar construyendo un presente de

cuyo relato seremos absolutamente responsables.

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