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La segunda guerra mundial

La Segunda Guerra Mundial (también escrito II Guerra Mundial) fue un conflicto


militar global que se desarrolló entre 1939 y 1945. En ella se vieron implicadas
la mayor parte de las naciones del mundo —incluidas todas las grandes potencias, así
como prácticamente todas las naciones europeas— agrupadas en dos alianzas
militares enfrentadas: los Aliados, por un lado, y las Potencias del Eje, por otro. Fue la
mayor contienda bélica en la historia de la humanidad, con más de 100 millones
de militares movilizados y un estado de guerra total en que los grandes contendientes
destinaron toda su capacidad económica, militar y científica al servicio del esfuerzo
bélico, borrando la distinción entre recursos civiles y militares. Marcada por hechos de
enorme repercusión que incluyeron la muerte masiva de civiles (el Holocausto,
los bombardeos masivos sobre ciudades y el uso, por primera vez en un conflicto
bélico, de armas nucleares), la Segunda Guerra Mundial fue la más mortífera de la
historia, con un resultado de entre 50 y 70 millones de víctimas, el 2,5 % de la
población mundial.

La Segunda Guerra Mundial alteró las relaciones políticas y la estructura social del
mundo. Tras la conflagración, se fundó la Organización de las Naciones Unidas con el
fin de fomentar la cooperación internacional y de prevenir potenciales conflictos. La
Unión Soviética y Estados Unidos se erigieron como superpotencias rivales,
estableciéndose el escenario para la Guerra Fría, que se prolongó durante los
siguientes 46 años. Al mismo tiempo, la influencia de las grandes potencias europeas
entró en decadencia, materializada en el inicio de la descolonización de Asia y África.
La mayoría de los países cuyas industrias habían sido perjudicadas abordaron la
recuperación económica con la ayuda financiera del país americano (plan Marshall),
mientras que la integración política emergía como un esfuerzo para establecer las
relaciones de posguerra.

A diferencia de la Primera Guerra Mundial, la rendición (tanto la japonesa como


la alemana) se produjo por derrota incondicional, sin pasar por ningún tipo de
negociación. Las conversaciones decisivas fueron las que plantearon la división de
Europa en zonas de influencia entre los aliados, y que se negociaron en
sucesivas cumbres (conferencia de Teherán, el 1 de diciembre de 1943; conferencia de
Yalta, en febrero de 1945; y conferencia de Potsdam, en julio de 1945).

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