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Compañeras y compañeros,

Hoy, mientras Martín Lema renuncia a su cargo como Ministro de Desarrollo Social,
las trabajadoras de MIDES nos encontramos, una vez más, en la calle, de pie y
denunciando las injusticias. UTMIDES y SUTIGA, dos sindicatos que compartimos
el mismo patrón. Agradecemos enormemente a las compañeras de SUTIGA por
haber tenido la iniciativa de esta movilización, y por habernos invitado, considerando
que la lucha siempre es mejor cuando es plural y que las trabajadoras siempre
somos más fuertes cuando estamos unidas.

Hoy, como aquel 10 de noviembre de 2021 en el que nos juntamos a velar las
políticas sociales, volvemos a denunciar la ineficacia de las políticas del Ministerio y
la ineficiencia de su gestión. Porque no queremos que el Ministro se despida sin que
recordemos públicamente algunas cosas.

Recordemos que el MIDES fue incapaz de garantizar la alimentación del pueblo


uruguayo en la pandemia, y que dejó que el problema lo resolvieran las ollas
populares. Y luego no solo no agradeció por la titánica tarea que la sociedad civil
llevó a cabo, sino que desplegó una persecución y una campaña de desprestigio en
la que no escatimó esfuerzos. Ojalá esos esfuerzos los hubiera aplicado en diseñar
un buen programa de alimentación, en un país en dónde más de medio millón de
personas sufren de inseguridad alimentaria. Hoy hace tres meses y siete días que
nadie puede inscribirse a un comedor. ¿Y cuál es el programa estrella del INDA? El
Plan de Alimentación Territorial, un plan que nunca llegó a cubrir ni el 2% de esta
población, una vianda por persona y por día. Un programa de un asistencialismo
atroz, que implica que para comer, las personas tienen que caminar kilómetros y
esperar todos los días a la intemperie, con 30º o con tormenta. Y nos preguntamos
¿Dónde está el desarrollo? ¿dónde la búsqueda de autonomía? ¿Dónde la caña, en
lugar del pescado? Las trabajadoras le decimos: no osen decir que el programa no
funciona porque la gente no tiene hambre, el PAT no funciona porque no fueron
capaces de diseñar un programa a la altura del desafío.

Recordemos también cómo, en estos años, el MIDES se fue replegando, cada vez
más, puertas adentro. Y no nos referimos a que abran nuevas oficinas, todo eso
está muy bien. Nos referimos a cómo, progresivamente, los programas que
trabajaban en el territorio van pasando a las oficinas y dejan los barrios; de cómo,
de forma casi imperceptible, se desarticulan una a una las redes barriales en las que
el MIDES participaba. En silencio, pues eso lo vemos nosotras, las trabajadoras, y lo
ve la gente de los propios barrios, en los que nuestros gobernantes no viven. El
golpe de gracia fue en 2021, cuando el MIDES decidió prescindir de los SOCAT. Y el
cambio, por invisible, no es menos importante. Porque acá las trabajadoras tenemos
ideas propias y opinamos, y afirmamos que el MIDES no debe ser nunca un
ministerio de puertas adentro. El MIDES debe ser proximidad, porque sabemos que
no hay desarrollo sin comunidad.

Recordemos, por otro lado, lo que la administración le hizo al Sistema de Cuidados.


Cuando velamos las políticas sociales, hacía dos años que no había ingresos al
programa de Asistentes Personales. La pandemia fue el velo perfecto para esconder
que esa paralización nada tenía que ver con la imposibilidad de hacer visitas, sino
que respondía a una voluntad política. Fue necesario que la sociedad civil
organizada llevara al MIDES a la justicia para que asumiera lo que debía hacer, si
no por convicción, al menos por obligación. Pero si les queda alguna duda,
pregúntenle al MIDES por qué bajó de 5000 a los 1000 las becas de inclusión
socioeducativas para que las niñas y niños pequeños puedan tener educación
cuando no hay un CAIF en su zona. Pregúntenle por qué esas niñas y niños no
tienen cupo desde junio del año pasado. Pregúntenle al MIDES por qué no cubre la
rehabilitación de los menores con discapacidad desde noviembre del 2023.

Y sin embargo el MIDES es un ministerio que, al contrario que otros, tuvo un


incremento presupuestal. ¿Y cómo utilizó ese dinero? Algunos de sus usos lo
sabemos. Contratando 200 cargos de confianza, nada más y nada menos que un
10% de la plantilla; una cifra que no solo suena alta, es 10 veces mayor a la que
tienen el resto de los ministerios. La mitad de estas personas, 88, no sabemos ni
siquiera si trabaja, porque no marcan. Personas a las que, por si fuera poco, les
suman compensaciones de $130.000 por encima de su salario. Y mientras tanto,
que las funcionarias trabajen gratis. No importa que las trabajadoras tengamos
razón, que lo que están haciendo se llame rebaja salarial. No importa que ni siquiera
sepan qué hacer con ese excedente de horas gratuitas; lo que importa es que al
Ministro no le gustan los sindicatos, así que no solo no se sentó nunca a la mesa
con nosotras, sino que nos pisoteó, porque podía, porque sabía que la firma era de
él. La buena noticia es que las trabajadoras estamos acostumbradas a perder
batallas, y que acá nadie se rinde.

Chau Lema, te recordaremos por la rebaja salarial y por los 200 cargos de
confianza. Chau Lema, te recordaremos, sobre todo, por desmantelar las políticas
sociales.

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