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Nancy Meza

Reflexión individual:

Nuestra situación actual como docentes implica estar en contacto permanente con jóvenes
inmersos en el seno de una sociedad contemporánea que presenta fuertes desafíos. La
actualidad presenta nuevos temas de trabajo que afectan a las nuevas subjetividades
adolescentes. Es importante que los docentes continuemos con nuestra formación en las
problemáticas contemporáneas para estar en sintonía con las demandas de los alumnos y
poder dar mejores respuestas. Los adolescentes enfrentan desafíos novedosos, y los docentes
necesitamos contar con las herramientas necesarias para apoyarlos, no sólo desde un punto
de vista académico, sino que también se torna necesario fortalecer los vínculos afectivos que
se tejen en el transcurso del año escolar. Los adolescentes no necesitan docentes distantes y
estrictamente preparados para dar contenidos teóricos científicos, sino que necesitan que el
cuerpo docente esté en abierta disposición para abordar sus problemáticas que surgen en el
quehacer cotidiano. Tejer vínculos afectivos y de cercanía con el conjunto de alumnos es una
condición importante para poder aplicar los saberes elaborados en estos cursos. La empatía
con los jóvenes y la memoria emocional de nuestras propias experiencias infantiles y
adolescentes es clave para conectar con ellos desde un lugar de compañerismo y
acompañamiento. Esta cercanía social promueve un terreno más adecuado para sembrar la
semilla de los valores de una convivencia armoniosa, en donde se consideren los valores de la
solidaridad, el respeto por las diferencias de las minorías y la responsabilidad sexual y afectiva.
En un marco de tanto individualismo y virtualidad, es necesario concientizar a los jóvenes
sobre la importancia de forjar apoyos colectivos y valores grupales que no dejen margen para
el surgimiento de discursos de odio y anulación de las identidades alternativas y la otredad.

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