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La Historia de Mariano Aycinena y Piñol-14
La Historia de Mariano Aycinena y Piñol-14
Fue uno de los firmantes del Acta de la Independencia de Centro América; sin embargo,
este sería solo el inicio de una carrera política, donde tuvo que librar grandes batallas.
Librando batallas
Mariano de Aycinena y Piñol fue designado el 1 de marzo de 1827, y se convirtió así en el
quinto jefe supremo de Guatemala. En ese tiempo, el país no contaba con ejército y era
amenazado por los mercenarios franceses. Ante esto, el jefe supremo reclutó 200
voluntarios para poder repeler el sitio.
Mas no sería la única amenaza que debería librar: en 1829, el general Morazán quería las
armas que tenía Guatemala, por lo que decidió invadir. Mariano de Aycinena jamás
imaginó que el enemigo lo tendría en casa, ya que Antigua Guatemala se organizó contra el
gobierno conservador de Aycinena y lo puso bajo la protección de Morazán. Ante esto,
ordenó el 18 de marzo de 1829 que se aplicara la pena de muerte a todo aquel que ayudara
al enemigo, algo que duró solo unos días, puesto que Mariano tuvo que exiliarse en México
durante varios años.
Regresó a Guatemala en el gobierno de Rafael Carrera y Turcios, donde continuó su carrera
política: fue diputado, consejero de Estado y directivo del Consulado de Comercio. Falleció
en la ciudad de Guatemala, el 22 de enero de 1855.
Biografía[editar]
Aycinena fue designado el 1°. de marzo de 1827 como Gobernador del estado de
Guatemala por el presidente de la Federación de las Provincias Unidas del Centro de
América, Manuel José Arce y Fagoaga.4
Cuando Aycinena se hizo cargo del estado guatemalteco, la ciudad de Guatemala estaba en
peligro de ser tomada por los mercenarios franceses Isidoro Saget y Raoul, que servían a los
liberales centroamericanos.6 Guatemala no tenía ejército, pero el jefe de estado logró reclutar
a doscientos voluntarios y así repeler el sitio; la gobernatura de Aycinena entonces tuvo que
ser de índole dictatorial; prohibió la libertad de prensa y el ingreso de libros de tipo liberal a
Guatemala. También decretó la pena de muerte con efecto retroactivo y formó el decreto
«fatal» de 1827 para juicios sumarios. Como miembro del partido conservador, restituyó los
diezmos obligatorios para la clero secular de la Iglesia Católica.1
Tras su victoria contra las fuerzas salvadoreñas, Arce y Fagoaga emprendió una ofensiva
contra El Salvador, llegando a sitiar la capital salvadoreña en marzo de 1828 con un ejércitos
al mandos del general Manuel de Arzú y del coronel Montufar,7 quienes no pudieron avanzar y
se quedaron en el poblado de Mejicanos en las afueras de San Salvador.6 Como el sitio se
prolongaba, hubo quejas en Guatemala sobre la situación y el gobierno nombró a Manuel
Francisco Pavón Aycinena como comisionado del gobierno para negociara la paz con José
Matías Delgado, comisionado salvadoreño, en la casa de un ciudadano de apellido Esquibel;
Pavón y Aycinena llegó a Mejicanos en mayo e inició las pláticas en junio de 1828.6 Las
pláticas de paz no fructificaron, y he aquí la nota que dirigiera Pavón y Aycinena a los jefes del
ejército guatemalteco al momento de retornar a Guatemala:
«El gobierno de San Salvador procediendo como acostumbra, no ha ratificado el tratado de paz firmado en la casa de Esquibel el d
que tuve el honor de acompañar a Ud. copia: se han pasado dos días más del término prefijado para que se ratificase, y hasta desp
varias contestaciones que me han dado a conocer la mala fe y ninguna franqueza con que obra, he podido obtener de él una conte
decisiva. En consecuencia de mis comunicaciones al mismo gobierno, las hostilidades por esta y aquella parte deben entenderse ro
las 6 horas de esta tarde, sin que yo tenga más que hacer en este negocio, de que voy a dar cuenta al supremo gobierno».
Mientras tanto en Honduras, Francisco Morazán aceptó el desafío propuesto por los
salvadoreños; le entregó el mando a Diego Vigil como nuevo jefe de Estado de Honduras y se
fue a Texiguat, donde se preparó y organizó sus tropas con miras a la campaña militar
salvadoreña.4 Ya con el apoyo de Francisco Morazán que llegaba desde Honduras, el
gobierno salvadoreño dirigido por Doroteo Vasconcelos y Mariano Prado logró no solo resistir
el asedio guatemalteco, sino que eventualmente contraatacó a las tropas invasoras
obligándolas a capitular el 18 de septiembre de 1828.9
Aycinena, al ver que no conseguía una solución pacífica, escribió a sus conciudadanos:
COMPATRIOTAS:
«Con el mayor sentimiento, me veo en la necesidad de anunciaros: que todos los esfuerzos del supremo gobierno nacional, y de la
autoridades del Estado, por el restablecimiento de la paz, han sido inútiles: los que llevan la voz y se han apoderado del mando en
Salvador, tienen interés en prolongar la guerra; porque ella sirve á sus miras personales, y les importa muy poco la suerte de los pu
Aspirando á la dominación de toda la república, y al aumento de su propia fortuna, quieren teñir de sangre éste suelo privilegiado, y
todas las fuentes de la riqueza de la nación y del propietario particular.
Si no fuesen estos los principios de su conducta, ya habrían vuelto a la patria la tranquilidad de que antes gozara: ya habrían conve
alguno de tantos tratados de paz que se les han propuesto, casi todos ventajosos para ellos mismos; pero los rehúsan, porque de n
cuidan menos que del bien general.»
—Mariano de Aycin
Manifiesto del Jefe de Estado a
27 de octubr
Exilio[editar]
El 26 de abril, desde su prisión, Aycinena dirigió una carta a Morazán, en la que protestaba
por la ruptura del pacto. Le señalaba, además, que no había motivo alguno para que se
quebrantara el convenio, y que, en todo caso, sólo él era el culpable14 y no el resto del Clan
Aycinena.19 Pero el general hondureño no prestó atención a las demandas de Aycinena y
expulsó a todo el clan Aycinena y a la mayoría del clero regular del territorio centroamericano,
y los despojó de todos sus bienes.20
Seis años después, Aycinena retornó a Guatemala para salir nuevamente desterrado, esta
vez a Comitán, en México, como lugar de su residencia. Después de su retorno a Guatemala,
en 1837, fue diputado de la Asamblea Constituyente y prior del Consulado de Comercio -
asociación de comerciantes conservadores de Guatemala-.14
Muerte[editar]
Regresó a Guatemala con el triunfo del general Rafael Carrera en 1840 pero se retiró de la
política, dejando el control del Clan Aycinena a Juan José de Aycinena y Piñol. Murió en 1855
en Guatemala, cuando Carrera y los conservadores estaban sólidamente en el poder, Manuel
Francisco Pavón Aycinena había logrado que se nombrara a Carrera como presidente
vitalicio, y Guatemala disfrutaba de un ambiente próspero y tranquilo por primera vez desde la
independencia.21