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Cajamarca (AFI: [kaxa'maɾka]; en quechua: Kashamarka, ‘pueblo de plantas espinosas’),

conocida durante el virreinato como San Antonio de Caxamarca, es una


ciudad peruana capital del distrito, de la provincia y del departamento homónimos
localizada en el margen oriental de la cadena occidental de la cordillera de los Andes, en el
valle interandino que forman los ríos Mashcón y Chonta a 2750 m s. n. m. El valle donde
se encuentra enclavada la ciudad es uno de los más grandes de la sierra del Perú.
La zona de Cajamarca ya había sido habitada en el pasado durante el Imperio inca,
cuando ya se consideraba como un centro poblado importante. En el valle de la actual
Cajamarca se desarrolló la cultura Caxamarca, la cual pasó a ser parte integrante del
imperio Inca antes de la llegada de los españoles. En 1532 se produjo en este lugar
la captura del inca Atahualpa durante la conquista del Perú. En la época del Virreinato del
Perú mantuvo su categoría de villa hasta el 19 de diciembre de 1802, poco antes de
la independencia, cuando empezó a ser considerada ciudad y recibió su escudo de armas.
Es conocida por su celebración del carnaval, y otras fiestas de carácter religioso como
Corpus Christi y Semana Santa. Así mismo, destaca por su importante producción de
leche y derivados lácteos. También es conocida como la Flor del Cumbe, por su cercanía
al cerro y al complejo arqueológico de Cumbemayo. La ciudad está ubicada en el
extremo oeste del valle homónimo. Posee una importante producción minera debido a
diversas minas cercanas a la ciudad.
Cajamarca es la decimoquinta ciudad más poblada del Perú y albergaba en el 2020 una
Población de 245 137 habitantes, Según el INEI.1

Toponimia[editar]
El nombre Cajamarca, hoy pronunciado en castellano [kaxa'maɾka], es uno de los
topónimos indígenas andinos más tempranamente documentados y más ampliamente
conocidos desde el mismo siglo XVI por la fama de los acontecimientos allí ocurridos
durante 1532-33. Con la excepción del Inca Garcilaso de la Vega, las fuentes coloniales
tempranas lo registran generalmente escrito como <Caxamalca> o <Caxamarca>,
correspondiente a las pronunciaciones [kaʃa'malka] y [kaʃa'maɾka], que probablemente
estaban en variación en la época. El segundo término del compuesto es sin duda el
término quechua, de probable origen aimara, marka que significa 'pueblo, región, lugar'.2
La letra ele se explica por la existencia de variedades quechuas y aimaras lamdaizantes,
es decir, que presentan el cambio de sonidos [ɾ] > [l]. Por otra parte, debe recordarse que
la letra equis representaba todavía en el siglo XVI en castellano al sonido fricativo
postalveolar sordo [ʃ] (hoy escrito con el dígrafo <sh>), como lo hacía también en <xabón>
'jabón' o <mexica> [meʃika] 'azteca, náhutal'; y que la mayoría de palabras castellanas que
presentaban ese sonido pasaron a pronunciarse con un sonido fricativo velar sordo [x]
(sonido de "jota"). El primer término del nombre aparece ya anotado en el Lexicón del
dominico fray Domingo de Santo Tomás de 1560, el primer texto impreso en quechua en la
historia, escrito igualmente como <caxa> con dos glosas castellanas: "espina" y "cosa
espinosa como zarza".3 El compuesto significaba originalmente, entonces, 'pueblo donde
existen plantas espinosas', significado que mantiene transparentemente
su cognado contemporáneo en el quechua local Kashamarka [kaʃa'maɾka], que no se vio
afectado por el cambio fónico hispánico [ʃ] > [x]. En 1976, el lingüista Rodolfo Cerrón-
Palomino propuso que tales espinas o plantas espinosas podrían haber sido los cactus de
sampedro o huachuma (nombre científico Echinopsis pachanoi),45 aunque esta hipótesis
no ha sido aceptada por los especialistas.
A inicios del siglo XVII, sin embargo, el mencionado Inca Garcilaso inició una tradición de
leer el topónimo desde un sesgo sureño y cuzqueño. En efecto, los quechuas
surandinos desconocían y desconocen el étimo kasha 'espina, planta espinosa'. El mismo
Santo Tomás anota como sinónimo el término correspondiente a ese significado en tales
quechuas: <quixca> o <quisca>.6 Debe recordarse, asimismo, que el quechua cuzqueño-
altiplánico heredó un cambio fónico por el que perdieron el sonido fricativo postalveolar
sordo *[ʃ]. Ello explica que en la mayoría de contextos en que las palabras de
las variedades centrales y norteñas tienen [ʃ] (como en shunqu 'corazón' o shuti 'nombre'),
sus cognados sureños contemporáneos tienen simplemente [s] (como en sunqu o suti);
mientras que otros tantos términos son herederos de *[s] ancestral (como q.
cuzqueño sacha vs. q. cajamaquino <sach'a> /saʈʂa/ 'bosque, arbustos') . Sin conocer el
étimo de la palabra, inexistente en el quechua cuzqueño, el Inca "corrigió" el nombre a
<Cassamarca> apelando a otro étimo que sí conocía: qasa que significa 'hielo, helada' y
reinterpretando el topónimo como «tierra o provincia o barrio de yelo».7 Que qasa no
puede ser el étimo del topónimo lo prueba que su cognado en el quechua de Cajamarca es
todavía hoy qasa (pronunciado [qasa]);8 de modo que 'pueblo de heladas' o 'pueblo de
hielo' jamás podría haber recibido el sonido [ʃ] que el topónimo tuvo originalmente y que le
permitió pasar a pronunciarse como [x]. La naturaleza templada del valle, por oposición a
la zonas cercanas de Yanacocha y Hualgayoc, ahonda por implausibilidad semántica el
error etimológico del Inca. Al respecto, anota Cerrón-Palomino lo siguiente:
Lo que ocurre es que nuestro Inca, al no encontrar en su quechua una voz semejante a *[qaʃa],
procedió a asociarla con <caça>, a pesar de que con ello incurría en falta, traicionando su celo
ortográfico, por lo demás rigurosamente observado. Hecha la asociación, podía no solo querer
enmendarle la plana al Palentino [i.e. Fernandez de Palencia] sino también ofrecer el significado del
topónimo, como en efecto lo hace. Sin embargo, en todo ello estuvo descaminado, porque, en
verdad, la palabra <caxa> tal como la recoge el Palentino como elemento constitutivo del topónimo,
propia del quechua chinchaisuyo, significaba 'espina', como hasta ahora, es decir [kaʃa], de manera
que nada más ajustado a la pronunciación local que dicho registro.
Como se ve, el desconocimiento del Inca del vocablo chinchaisuyo (equivalente a kichka del
quechua sureño) lo lleva a una falsa interpretación. Quienes, como el cronista Lizárraga habían
tenido la oportunidad de viajar por todo el territorio del antiguo imperio, podían constatar, en efecto,
que el nombre de <Caxamarca> "quiere decir tierra o provincia de espinas o cardones espinosos"
(1968 [1605], I, LXXIV, p. 56). Así también, para abundar sobre el mismo nombre, aunque referido
esta vez a otro lugar, el corregidor Luis de Monzón nos informa que el pueblo <Nombre de Jesús de
Caxamalca>, perteneciente el corregimiento de San Francisco de Atunrucana y Laramati, "se llamó
así porque hay a la redonda dél muchos cardones grandes, y a las espinas dellos en lengua de los
indios llaman caxa, y al distrito de la tierra marca, de suerte que por esta razón se llamó Caxamalca,
que quiere decir tierra de donde se crían espinas" (cf. Monzón 1965 [1586], p. 230).

Rodolfo Cerrón-Palomino9

El prestigio del Inca Garcilaso como historiador, héroe cultural y autoridad del quechua
(aunque su conocimiento se haya restringido al variedad del Cuzco) han hecho que la
etimología del Inca sea repetida por historiadores y por el diccionario de la
cuzqueña Academia Mayor de la Lengua Quechua.10
La estandarización ortográfica hispánica del siglo XIX llevó en el Perú, a diferencia
de México, a reescribir los topónimos indígenas antiguamente escritos con equis <x> que
se pronunciaban con el sonido "de jota" (fricativa velar sorda) [x]. Ese fue el caso de
Cajamarca, lo mismo que con Jauja y Aija. La memoria de la forma ortográfica antigua, sin
embargo, ha generado pronunciaciones con el grupo consonántico [ks] en nombres
comerciales y en el alias Caxas (pronunciado [kaksas]), nombre informal de la ciudad.

Historia[editar]
Época prehispánica[editar]
Hasta el momento, aún no se ha podido determinar exactamente cuándo llegaron los
primeros seres humanos a Cajamarca. Probablemente su arribo haya sido en un estado
primitivo, pero gracias a su capacidad inventiva fueron capaces de desarrollar una
gran cultura. Los restos encontrados en las cuevas del cerro Cumbe muestran la presencia
de una cultura lítica muy diferente a las coexistentes en el Antiguo Perú y demuestran que
su alimentación consistía en el consumo de venados y cuyes silvestres.
Respecto al arte rupestre en Cajamarca se destaca el sitio arqueológico de Callaq
Puma (Huayrapongo o puerta del viento), que está ubicado en la vía que une los distritos
de Baños del Inca y Llacanora. Las figuras representativas son las de animales y hombres,
dibujadas a través de precisiones geométricas. El período formativo en Cajamarca tuvo
diversas manifestaciones, las cuales engloban a la agricultura, la artesanía y una compleja
organización política, económica y social.
Por otro lado, posteriores estudios arqueológicos establecieron que Huacaloma, una
antigua ciudadela preinca, data de 1500 años a. C. y su desarrollo histórico comprende
tres fases: Huacaloma Temprano (1500 a. C. y 1000 a. C.), Huacaloma Tardío (1000 a. C.
y 500 a. C.) y Layzón (500 y 200 a. C.).
Durante la conquista incaica por Pachacútec, el valle de Cajamarca y sus alrededores
fueron anexados al Tahuantinsuyo, sin embargo, la urbe de Kaxa Marca ya había sido
fundada por otras etnias casi un siglo antes de su incorporación al imperio,
aproximadamente en el año 1320.
Conquista española y época virreinal[editar]
Véase también: Captura de Atahualpa

El Cuarto del Rescate de Atahualpa, el único vestigio inca

conservado en Cajamarca. Iglesia de la Recoleta en 1920,


junto a la Alameda del Panteón (Actual Avenida de los Héroes).
Cajamarca es conocida principalmente debido a que, en 1532, el inca Atahualpa al
encontrarse en inmediaciones del Valle fue visitado por representantes de Francisco
Pizarro, mientras descansaba en los balnearios de aguas termales en Pultumarka, cerca
de la ciudad. Al día siguiente, fue capturado en la Plaza de Armas y un año después fue
ejecutado por los españoles, aún después de haber pagado una inmensurable
recompensa de oro y plata. Sus tesoros pasaron a manos de los conquistadores, los
cuales fueron enviados a España.
Dentro de la acuñación de monedas en América, Cajamarca fue la primera ciudad en el
Perú donde se dio la fabricación de monedas para su posterior envío a España, las cuales
fueron obtenidas del rescate, conocidas como Macuquinas.
En el siglo XVII la ciudad logra un importante grado de desarrollo. En 1678 había 362
familias de españoles. El 19 de diciembre de 1802, Carlos IV le dio el título de ciudad
capital de la provincia, con prerrogativas para ayuntamiento.
Existen acontecimientos importantes en la historia peruana que se llevaron a cabo en esta
ciudad, como por ejemplo, el primer matrimonio mixto en el Perú, entre la princesa
indígena Quispe Sisa de 14 años y el conquistador español Francisco Pizarro de 54 años.
Durante esta época se construyeron los principales templos y conventos de estilo barroco,
que hoy en día se pueden apreciar en el centro histórico de la ciudad, como la Catedral,
el convento de San Francisco, el conjunto monumental de Belén y el convento de La
Recoleta. Así mismo, es de resaltar el proceso de mestizaje lento pero continuo y fluido
que sufrió la población nativa con europeos españoles y portugueses que llegaron y se
asentaron en la época de la colonia y posteriormente virreinato dando origen a un
mestizaje racial y cultural que perdura notablemente hasta el presente.
Cuando el virrey Francisco de Toledo el 22 de diciembre de 1574 reorganizó
los corregimientos de indios (o de naturales), que habían sido creados por el
gobernador Lope García de Castro en 1565, dispuso que los corregimientos de
Cajamarca, Chicama y Chimo o Chiclayo, Piura y Paita, Santa, y Saña dependieran del
Corregimiento de españoles de Trujillo y los corregimientos de Cajamarquilla, Los Pacllas,
y Luya y Chillaos dependieran del de Chachapoyas. Todos en el distrito de la Real
Audiencia de Lima. En 1611 Los Pacllas fue anexado a Chachapoyas, en 1635 Chicamo o
Cliclayo fue anexado a Saña y en 1773 Luya, Chillaos y Lamas fue anexado a
Chachapoyas.
El 24 de marzo de 1614 fue establecido el Obispado de Trujillo con los corregimientos de:
Trujillo, Cajamarca, Cliclayo, Piura y Paita, Saña, Cajamarquilla, Los Pacllas, Luya y
Chillaos, y Jaén de Bracamoros. En 1759 el corregimiento de Huamachuco fue formado
del de Cajamarca.11

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