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CAJAMARCA
CAJAMARCA
Toponimia[editar]
El nombre Cajamarca, hoy pronunciado en castellano [kaxa'maɾka], es uno de los
topónimos indígenas andinos más tempranamente documentados y más ampliamente
conocidos desde el mismo siglo XVI por la fama de los acontecimientos allí ocurridos
durante 1532-33. Con la excepción del Inca Garcilaso de la Vega, las fuentes coloniales
tempranas lo registran generalmente escrito como <Caxamalca> o <Caxamarca>,
correspondiente a las pronunciaciones [kaʃa'malka] y [kaʃa'maɾka], que probablemente
estaban en variación en la época. El segundo término del compuesto es sin duda el
término quechua, de probable origen aimara, marka que significa 'pueblo, región, lugar'.2
La letra ele se explica por la existencia de variedades quechuas y aimaras lamdaizantes,
es decir, que presentan el cambio de sonidos [ɾ] > [l]. Por otra parte, debe recordarse que
la letra equis representaba todavía en el siglo XVI en castellano al sonido fricativo
postalveolar sordo [ʃ] (hoy escrito con el dígrafo <sh>), como lo hacía también en <xabón>
'jabón' o <mexica> [meʃika] 'azteca, náhutal'; y que la mayoría de palabras castellanas que
presentaban ese sonido pasaron a pronunciarse con un sonido fricativo velar sordo [x]
(sonido de "jota"). El primer término del nombre aparece ya anotado en el Lexicón del
dominico fray Domingo de Santo Tomás de 1560, el primer texto impreso en quechua en la
historia, escrito igualmente como <caxa> con dos glosas castellanas: "espina" y "cosa
espinosa como zarza".3 El compuesto significaba originalmente, entonces, 'pueblo donde
existen plantas espinosas', significado que mantiene transparentemente
su cognado contemporáneo en el quechua local Kashamarka [kaʃa'maɾka], que no se vio
afectado por el cambio fónico hispánico [ʃ] > [x]. En 1976, el lingüista Rodolfo Cerrón-
Palomino propuso que tales espinas o plantas espinosas podrían haber sido los cactus de
sampedro o huachuma (nombre científico Echinopsis pachanoi),45 aunque esta hipótesis
no ha sido aceptada por los especialistas.
A inicios del siglo XVII, sin embargo, el mencionado Inca Garcilaso inició una tradición de
leer el topónimo desde un sesgo sureño y cuzqueño. En efecto, los quechuas
surandinos desconocían y desconocen el étimo kasha 'espina, planta espinosa'. El mismo
Santo Tomás anota como sinónimo el término correspondiente a ese significado en tales
quechuas: <quixca> o <quisca>.6 Debe recordarse, asimismo, que el quechua cuzqueño-
altiplánico heredó un cambio fónico por el que perdieron el sonido fricativo postalveolar
sordo *[ʃ]. Ello explica que en la mayoría de contextos en que las palabras de
las variedades centrales y norteñas tienen [ʃ] (como en shunqu 'corazón' o shuti 'nombre'),
sus cognados sureños contemporáneos tienen simplemente [s] (como en sunqu o suti);
mientras que otros tantos términos son herederos de *[s] ancestral (como q.
cuzqueño sacha vs. q. cajamaquino <sach'a> /saʈʂa/ 'bosque, arbustos') . Sin conocer el
étimo de la palabra, inexistente en el quechua cuzqueño, el Inca "corrigió" el nombre a
<Cassamarca> apelando a otro étimo que sí conocía: qasa que significa 'hielo, helada' y
reinterpretando el topónimo como «tierra o provincia o barrio de yelo».7 Que qasa no
puede ser el étimo del topónimo lo prueba que su cognado en el quechua de Cajamarca es
todavía hoy qasa (pronunciado [qasa]);8 de modo que 'pueblo de heladas' o 'pueblo de
hielo' jamás podría haber recibido el sonido [ʃ] que el topónimo tuvo originalmente y que le
permitió pasar a pronunciarse como [x]. La naturaleza templada del valle, por oposición a
la zonas cercanas de Yanacocha y Hualgayoc, ahonda por implausibilidad semántica el
error etimológico del Inca. Al respecto, anota Cerrón-Palomino lo siguiente:
Lo que ocurre es que nuestro Inca, al no encontrar en su quechua una voz semejante a *[qaʃa],
procedió a asociarla con <caça>, a pesar de que con ello incurría en falta, traicionando su celo
ortográfico, por lo demás rigurosamente observado. Hecha la asociación, podía no solo querer
enmendarle la plana al Palentino [i.e. Fernandez de Palencia] sino también ofrecer el significado del
topónimo, como en efecto lo hace. Sin embargo, en todo ello estuvo descaminado, porque, en
verdad, la palabra <caxa> tal como la recoge el Palentino como elemento constitutivo del topónimo,
propia del quechua chinchaisuyo, significaba 'espina', como hasta ahora, es decir [kaʃa], de manera
que nada más ajustado a la pronunciación local que dicho registro.
Como se ve, el desconocimiento del Inca del vocablo chinchaisuyo (equivalente a kichka del
quechua sureño) lo lleva a una falsa interpretación. Quienes, como el cronista Lizárraga habían
tenido la oportunidad de viajar por todo el territorio del antiguo imperio, podían constatar, en efecto,
que el nombre de <Caxamarca> "quiere decir tierra o provincia de espinas o cardones espinosos"
(1968 [1605], I, LXXIV, p. 56). Así también, para abundar sobre el mismo nombre, aunque referido
esta vez a otro lugar, el corregidor Luis de Monzón nos informa que el pueblo <Nombre de Jesús de
Caxamalca>, perteneciente el corregimiento de San Francisco de Atunrucana y Laramati, "se llamó
así porque hay a la redonda dél muchos cardones grandes, y a las espinas dellos en lengua de los
indios llaman caxa, y al distrito de la tierra marca, de suerte que por esta razón se llamó Caxamalca,
que quiere decir tierra de donde se crían espinas" (cf. Monzón 1965 [1586], p. 230).
Rodolfo Cerrón-Palomino9
El prestigio del Inca Garcilaso como historiador, héroe cultural y autoridad del quechua
(aunque su conocimiento se haya restringido al variedad del Cuzco) han hecho que la
etimología del Inca sea repetida por historiadores y por el diccionario de la
cuzqueña Academia Mayor de la Lengua Quechua.10
La estandarización ortográfica hispánica del siglo XIX llevó en el Perú, a diferencia
de México, a reescribir los topónimos indígenas antiguamente escritos con equis <x> que
se pronunciaban con el sonido "de jota" (fricativa velar sorda) [x]. Ese fue el caso de
Cajamarca, lo mismo que con Jauja y Aija. La memoria de la forma ortográfica antigua, sin
embargo, ha generado pronunciaciones con el grupo consonántico [ks] en nombres
comerciales y en el alias Caxas (pronunciado [kaksas]), nombre informal de la ciudad.
Historia[editar]
Época prehispánica[editar]
Hasta el momento, aún no se ha podido determinar exactamente cuándo llegaron los
primeros seres humanos a Cajamarca. Probablemente su arribo haya sido en un estado
primitivo, pero gracias a su capacidad inventiva fueron capaces de desarrollar una
gran cultura. Los restos encontrados en las cuevas del cerro Cumbe muestran la presencia
de una cultura lítica muy diferente a las coexistentes en el Antiguo Perú y demuestran que
su alimentación consistía en el consumo de venados y cuyes silvestres.
Respecto al arte rupestre en Cajamarca se destaca el sitio arqueológico de Callaq
Puma (Huayrapongo o puerta del viento), que está ubicado en la vía que une los distritos
de Baños del Inca y Llacanora. Las figuras representativas son las de animales y hombres,
dibujadas a través de precisiones geométricas. El período formativo en Cajamarca tuvo
diversas manifestaciones, las cuales engloban a la agricultura, la artesanía y una compleja
organización política, económica y social.
Por otro lado, posteriores estudios arqueológicos establecieron que Huacaloma, una
antigua ciudadela preinca, data de 1500 años a. C. y su desarrollo histórico comprende
tres fases: Huacaloma Temprano (1500 a. C. y 1000 a. C.), Huacaloma Tardío (1000 a. C.
y 500 a. C.) y Layzón (500 y 200 a. C.).
Durante la conquista incaica por Pachacútec, el valle de Cajamarca y sus alrededores
fueron anexados al Tahuantinsuyo, sin embargo, la urbe de Kaxa Marca ya había sido
fundada por otras etnias casi un siglo antes de su incorporación al imperio,
aproximadamente en el año 1320.
Conquista española y época virreinal[editar]
Véase también: Captura de Atahualpa