)
Billionaires Workplace
Mason
Forevertoofar
Frio, duro e insensible, Mason Campbell es de
los hombres mas poderosos de Inglaterra. El
viento lleva los susurros de su nombre y hace
temblar de miedo a quien los escucha; no en
vano, Campbell es conocido por ser cruel,
despiadado e implacable. Lauren Hart acaba
de ser contratada como su asistente y de
inmediato se convierte en la destinataria de
sus rabietas, su ira, su odio y su arrogancia. La
vida de Lauren seria mejor de no tenerlo como—CAalmate —dijo mi compafera de piso, Beth,
mientras me veia caminar de un lado a otro en la
sala de estar.
Llevaba treinta minutos yendo de aqui para alla,
nerviosa y agitada.
——Vas a bordar esa entrevista —-afadié con una
sonrisa de 4nimo. Le lancé una mirada inquisitiva.
Su pregunta me hizo mirarla 10 Si estuviera
loca.
Bueno, si hi di ale sie; algo loca si
estaba.
No podia saber cOmo me sentia con respecto a la
entrevista.
Habia mucho en juego.
—No, pero me va a entrevistar el hombre mas
influyentes de Inglaterra—le recordé.
Mason Campbell era uno de los hombres mas
influyentes del mundo. Y, sin lugar a dudas, el mas
influyente de Inglaterra.A nadie le gustaba admitirlo, pero tenia incluso
mas poder que la reina.
A pesar de su juventud, habia amasado una
fortuna.
Habia creado varias corporaciones en todo el
mundo que contaban con unos mil empleados.
Era temido en todo el pais porque era frio y
aterrador.
Mason Campbell se reia en la cara de la muerte.
WVivia segun sus propias reglas.
Me habian contado que sus rivales se acobardaban
ante su intensa mirada, a pesar de que eran otros
hombres c6m in gran poder.
También habia oido que podia hacer Gesaparecer a
cualquiera.y.que nunca yolviera asaberse de esa
persona.
Todo eso bastaba para que estuviera aterrorizada.
— Por qué no elegiste otro lugar para trabajar? —
pregunt6 Beth——. Hay rumores que dicen que lo
que ocurre de puertas para dentro es aterrador.
También he oido que su mirada es tan fria que
puede resquebrajar una piedra y que la tierra
tiembla con su ira.—staria bien ver si es verdad, fijate —-respondi,
tratando de aligerar la situacién en la que me habia
metido.
—Esa mirada te traicionaria, seguro —-dijo con
mucha seguridad.
Levanté la barbilla.
—-Sin embargo, resultaria intrigante.
—Si —coinc' de cabeza, y
luego preten ti ro te
sentiras de o t
Quise reirme, aSiado nerviosa
pensando F
a de dénde hal sacado Beth
3,20 > rdo en
ania acl s cr ue pudiera
La gente puede ser muy dramatica a veces.
No tenia
aquellos ruj
que sus ojo
carbonizar
—Bah —descarté la posibilidad——. Eso es s6lo un
rumor, Beth.
—Bueno... —me sostuvo la mirada—. Los
rumores a veces son ciertos.
Luché contra el impulso de retorcerme bajo su
mirada.—He oido que trata a todo el mundo como si
fuesen enemigos... incluso a sus empleados.
Aquello hizo que mis nervios se agitaran.
¢Tratar a tus empleados como a tus enemigos?
¢~Como podia ser?
No sabia si Beth me estaba diciendo la verdad o
no.
otro sitio —argumento. Me 6 las manos y
luego me solt6 para cruzar los brazos sobre el
pecho.
Mucha gente queria trabajar en Industrias
Campbell: iba a haber muchas entrevistas.
Solo uno de los candidatos conseguiria el trabajo y
dudaba que fuese a ser yo.
Algunas chicas sélo iban detrds de él, no del
empleo.
—Segura al cero por cien —rié Beth, ganandoseuna mirada feroz—. No creo que trabajar alli te
aporte nada. Es un lugar aterrador, solamente
encontraras control y oscuridad. Mason Campbell
hace que todo se vuelva frio y enrarecido.
—WNingutn lugar es asi de inhéspito —dije,
presionando la almohada contra mi pecho.
—Pues dicen que alli resuenan atin los gritos de
sus empleados. —-Beth me taladré con su mirada
esmeralda—. Me encantaria estar alli mafana para
ver como te encoges de miedo’ en su presencia.
—CAllate —-sonrei. lanzandole la almohada—. No
me voy a acobardar. No tengo miedo.
— En seri6? ——alz6 una ceja desafiante—. Nunca
has estado en su presencia. No sabes qué se siente.
Nerviosismo y Poughe ineomodidad, Py
mordiéndomeé el labio,
—Si lego a casa Il6rand6, no deberias
sorprenderte.
Tendré el pafuelo preparado.
—Perra, ya quisieras —_la fulminé con una mirada
juguetona.
Su sonrisa se desvaneci6é y me mir6é con seriedad.
—Lo vas a hacer bien en la entrevista, Lauren. Tucurriculum es estupendo. Estoy segura de que te
elegiran entre las cientas de personas que se
presentan.
——Eso espero —-sonrei débilmente.
Realmente lo esperaba, porque era un trabajo muy
bien remunerado que me permitiria pagar las
facturas médicas de mi padre y su tratamiento.
Podria hacer mucho mas con ese dinero.
Pero el tratamiento médico de papa era lo unico
que me preocupaba.
Cuando me enteré de que tenia un cancer en fase
cuatro supuse unduro golpe.
Era la unica persona que me quedaba después de
que mi madres dejara cuando yo tenia diez
anos. y
Todavia me dolia pensarien ella.
Papa habia tenido que pasar por muchas cosas
para criarme y me tocaba cuidar de él.
La mafana lleg6 antes de lo que esperaba. Llevaba
despierta desde las seis preparandome.
La entrevista era a las siete y media y queria estar
alli a las siete.
Grufii mientras me arrastraba fuera de la cama yme dirigi hacia el bafio dando tumbos, todavia
adormilada.
Me lavé la cara y los beneficios resultaron
efimeros. Igual de aturdida, me lavé los dientes
antes de ducharme.
Tardé diez minutos en arreglarme.
Me enderecé y alisé la desgastada falda gris que
me Ilegaba a las rodillas.
Me puse la blusa azul por dentro de Ia falda. Tenia
las mejillas somrosadas y se reflejaban en mis ojos
marrones.
Mis ojos estaban lageramente sesgados hacia
arriba y bordeados por densas pestafias.
Me até el pelo castafio en _una coleta sin dejar
suelta ni unaysola hebra: -
Confiaba ¢f t@€ner uf aspetto” 16 SuTiciéntemente
sofisticado para la entrevista.
No me gustaba ir maquillada, asi que segui con mi
estilo natural.
Me limité a aplicar un lapiz de labios de color
carne. Me puse los viejos zapatos de tacén negros
que habia comprado dos anos antes.
Como sabia que Beth atin estaria durmiendo, le
dejé una nota antes de coger mi bolso y salir delpiso.
En Londres hacia mucho frio, pero como todos
mis abrigos estaban muy ajados, opté por no
ponerme ninguno.
Queria ofrecer una buena imagen, no queria que
me menospreciaran.
Cogi un taxi y, cuando le indiqué mi destino, el
conductor se mostro sorprendido.
Volvié a preguntarme adénde queria que me
llevase y le dije la direccién:
—, Esta segura de que es ahi donde quiere ir,
sefora? —prégunt6, poco seguro de si mismo.
—Si —insisti, cada vez mas molesta.
Después no dijo nada) pero de yez en cuando le
pillé mirandome por el retrovisor como si no
pudiera créer que yO me Girigiera a sémejante
lugar.
Detuvo el coche al otro lado de la calle frente a la
sede de Industrias Campbell. Me extrané y decidi
preguntarle por qué no me dejaba junto a la
entrada.
—Lo siento, sefiora, pero no se permite ningtn
taxi cerca del edificio —-se adelanté6 el taxista,
justificando su actitud—. Tengo que dejarla aqui.Mi boca adopt6 una forma redondeada y movi la
cabeza con incredulidad.
Sali del vehiculo y me reajusté la blusa.
Si alguien hubiera podido observarme, habria
notado que rezumaba nerviosismo.
El edificio de Industrias Campbell se alzaba ante
mi: era enorme, tenia al menos sesenta pisos.
Me parecié grande, inabarcable ¢ intimidante.
Pasé con cuidado por delante de un guardia de
seguridad en la puerta y a€cedi edificio.
Topé con un montén de personas ajetreadas que
lucian ropas caras e impecables y me senti
cohibida p6P16)que Mevaba puesto.
Parecian estar ab limite, como si) sosttivieran el
mundo entere.sobre,sus hombros»
Me acerqué directamente a la recepcionista,
nerviosa. Era una mujer pelirroja, ataviada con un
elegante vestido azul.
Incluso su pelo parecia inmaculado.
Su rostro presentaba una cantidad minima de
madquillaje.
Sus ojos de color avellana me examinaron con unaexpresi6n de genuino desagrado.
—La cafeteria esta al final de la calle, sefiora —
dijo e insinu6é un ligero acento italiano.
—4,Qué? —pregunté, confundida.
Me mir6 fijamente como si fuera una imbécil.
— ~No es ahi donde quiere ir?
—WNo. Esto;
Arque6 su cej e ySu b rv6 hacia
Volvié am i engua antes de
busear de nuevo mi mirada.
s de u en la cara.
nt ja aq! ugar.
iCo6mo se atrevia?
Suspir6 exageradamente antes de esbozar una
sonrisa falsa.
—Vigésima planta. Gire a la izquierda y
encontrara a todos los que han venido para la
entrevista.
Me crispaba su actitud.~C6mo que qué
mujer? jEstas despedido!
La reprimenda fue expeditiva.
Aquella voz representaba la muerte stibita para mi.
—Por favor, sefior Campbell, usted me contraté
para ser su asistente. Lauren Hart, ;recuerda?
Formulé la patética pregunta con voz ahogada y
suplicante: "
El corazén me latia con fuerza! No m€sentia
capaz de movermec»s a
Mi instinto mas profundo me advertia que no
debia enfadar mas a aquel hombre.
Era como una tormenta implacable, una fuerza que
no convenia ignorar.
Mason arque6é las cejas mientras me escrutaba y
finalmente me senal6 con su boligrafo en senal de
comprension.—Lo cierto es que tiene usted un aspecto
diferente. Bueno, no tan malo como el otro dia.
Supongo que es una muestra de progreso.
——Si, sefior —-respondi, luchando por mantener un
tono ligero y humilde—. Intentaré estar a la altura
de las expectativas de esta empresa.
—En realidad... —replicé, apartando finalmente
sus ojos de mi—. No sé si eso sera posible,
senorita Hart.
Garabatesé algo en un papel.
—Tenga —dijo, tendiéndomelo.
Me movi répidamente para coger la nota. Nuestros
dedos estuvieron a punto de rozarse, pero é] solté
el papel inmediatamente antes de que sucediera.
—Son mi direécidén de ¢orreo electrénico y la
contrasefa. Conteste a todgs misS,mensajes. Ignore
los que no‘Scan relévantes, No ‘programe una
reuni6n sin consultarmelo antes. Y, sefiorita Hart,
bajo ninguna circunstancia divulgue el contenido
de mis mensajes de correo. Son absolutamente
confidenciales. Si me entero de que ha comentado
alguno con amigos o familiares, le aseguro que se
arrepentira.
Mi coraz6n comenzé6 a latir rapidamente y odié cl
hecho de que pudiera provocar aquella ansiedad en
mi. Supe que lo estaba haciendo
intencionadamente.Como no.
—tTodas las mafianas, cxactamente a las nueve, me
traera un té, no café. Me gusta negro. No debe
estar ni muy frio ni muy caliente. Todos los
documentos que requieren de mi firma deben estar
en mi escritorio antes de que llegue. No puede
usted entrar en mi despacho ni se permiten visitas
entre las doce y la una. Mi almuerzo lo preparan
en el restaurante Roscire. Esta a una hora de aqui,
arrégleselas para llegar. Debe pedir lo de siempre.
Tenga en cli@Hita’ Gite lo quiero €aliente y en mi
escritorio a las dos. Si se enfria, le descontaré el
precio de su sueldo.
¢éHablaba en serio?
~Como se podia ser tan mandén?
Alli sentado, dando.6rdenes como si_gobernara la
tierra o algo asi, }
Si aquel fulan6 llegaba a dirigir ‘ePptafieta, todos
estabamos condenados.
No habia pasado demasiado tiempo en su
presencia, pero tenia claro que el mundo sufriria
en sus manos.
—iMe esta escuchando? —-pregunt6. Parecia
indignado.
La ira emanaba de su rostro, su mirada me recorria
criticamente.Algo oscuro se reflej6 en su expresion y se me
revolvidé el est6mago.
Tragué saliva a duras penas y asenti.
—WNo haga eso —dijo, entrecerrando los ojos—.
Nada de gestos con la cabeza. Hable cuando le
hablan, ¢lo entiende?
—Si, senor —acaté. Bajé la mirada antes de
levantarla.
La expresién feroz de su rostro me Meno de terror.
Continué con su tono frio e implacable.
—Le he cofsSesuido esto coments. Me lanzé lo
que parecia un manual—. Léalo. Sigalo. Si quiere
continuar Cc jentro de una_semana.
t dentro di
—Le prometeQue¢ no Id degepcionaré “—aseguré
en voz baja_ \ i
— No me importa si me decepciona, senorita Hart.
Me encantaria que lo hiciera, eso s6lo demostraria
que lo que pienso de usted es cierto. No crea que
ha entrado oficialmente en Industrias Campbell.
Ha comenzado un proceso de prueba. Cualquier
error que cometa la pondra de patitas en la calle en
menos de lo que cuesta parpadear. Como le dije.
hay mas personas que harian cualquier cosa por
estar en su lugar. Personas con mas talento que
usted. Asi que ni se le ocurra pensar que es
especial.El muy hijo de puta.
Una respuesta se disponia a brotar de mis labios,
pero él la silencié levantando una mano.
—Eso es todo.
Me di la vuelta y sali en silencio del despacho.
Me senti como si me acabara de enterar del
fallecimiento de un conocido y estuviera de luto
por él.
Ni siquiera sal qu
Sabia que, en otras mu
Campbell oO malee
Sin estable nm visual nadie, me dirigi
a mi escrito! 0) ()
Me senté é nm de prestar
atencion al manual del empleado que me habia
dado.
Estaba a punto de empezar a hojearlo cuando oi
una tos.
Levanté la cabeza y vi a Jade, que tenia cara de
odiarme, pero sin poder hacer nada al respecto.
—zSi?Puso los ojos en blanco.
—Se supone que tengo que ser tu guia en una
maldita visita, como si no tuviera nada mejor que
hacer con mi tiempo —protest6, dandose la vuelta
sin esperar a mi respuesta.
Me quedé mirando su forma de retirarse,
preguntandome desde cuando tenia el sindrome
premenstrual 0, como alternativa, si su mala leche
era algo natural. z Todo el mundo alli era horrible?
No recordaba Ia tltima vez que me habia rodeado
de gente tan miserable. ,
Ni siquiera el imstituto habia sido tan malo y
aquello era mucho decir.
La sefiorita\@afraputa probablémente pensaba que
era una de las mejores empleadas de aquella
empresa, por eso te pisaba sin importarle nada y
creia que todo.el mundo \tenia que.obedecerla.
Bueno, yo no iba a ser la perra de nadie.
Volvi a centrarme en el manual y abri la primera
pagina.
—j iNo vienes? —-oi que Jade me gritaba.
Mirando su cara de enfado, levanté una ceja.
—Oh, no sabia que querias que fuese contigo.Deberias haberlo dicho.
Cerré el manual y me levanté para seguirla-.
Los siguientes treinta minutos fueron muy
aburridos.
Jade me mostré todas las dependencias del
edificio. Yo sabia que no iba a recordar todos los
lugares, porque no estaba prestando toda mi
atencion.
Casi bailé de ii i s le nuevo en
mi silla. ; {
Por fin habia
Estar en presencia de Jade a consumido la
poca felicidad que me quedah a:
n y cil ente me
t bell.
Hice una pausa, tratando de recordar si me habia
dicho la cantidad de aztiicar que queria.
Me arriesgué mucho y no le puse aztcar a su té.
Aquella decision podia salvarme o echarme de la
empresa.
Cuando me dio permiso para entrar en su
despacho, lo hice con mucha calma, por primera
vez sin miedo.Mantuve el té frente a él y esperé a que me pidiera
que me fuera.
El sefor Campbell se tomé su tiempo para
terminar con su portatil antes de coger el té.
Suspiré aliviada cuando no empez6 a gritar por
faltar el azucar.
—Puede retirarse —dijo, con frialdad.
Ni siquiera me habia mirado.
—De nada, sefior —dije. dandome la yuelta para
salir del despacho.
Su voz me detuvo.
—i.Qué acaba de decir? —-inquirio. Habia
incredulidad en su/tono/Unha o14 defira aterradora
que hizo que me) temblaran las*piernas—. .Esta
siendo sareastica Conmigo, senorita Hart?
Negué la cabeza, tratando de determinar el
momento exacto en que mis sentidos habian
abandonado mi cuerpo.
No estaba siendo sarcastica. gC6mo iba a serlo
cuando sabia que tenia un jefe como él?
Fue simplemente un instinto el que me habia
hecho soltar aquello.—Lo siento, senor. Ha sido sin mala intencién —
me excusé.
Habia perdido la cuenta de las veces que me habia
disculpado desde nuestro primer encuentro.
Y algo me decia que la lista seguiria creciendo.
Entrecerré los ojos, intentando doblegarme y dejar
patente que yo era débil e incapaz de soportar la
presion.
Al menos, eso €ra lo que creia que estaba
haciendo. j
—Puede irse.
Sali corriendo de alli, respirando adecuadamente
cuando esttiv€ fuera de su mirada fulminante.
Escuché una risa baja y me giré hacia su origen.
Un tipo alto y delgado me miraba fijamente con
los labios curvados en una sonrisa de satisfaccién.
Tenia el cabello pelirrojo y corto, algo mas oscuro
a los lados y un poco desordenado por arriba.
Cuando vio que le habia localizado, se acercé a mi
escritorio.
—Felicidades —dijo con voz profunda y un toque
de sorna—. Has sobrevivido a dos visitas a sudespacho. Eso merece una celebracion.
No pude evitar sonreir, y con motivo.
Por un lado, supe que probablemente estaba
diciendo la verdad. Por otro, intui que me iba a
caer bien. Parecia diferente a los demas.
— Me vas a regalar una taza que ponga
«Felicidades»? —-pregunté, tras ejecutar una
pequefia reverencia que le arrancé otra risa_
—Chica lista.
dia.
Extendi la m:
—Soy Lauren. Lauren Hart.
1 OO). cu estreché
—Encantado"@e c eTte, 15 i Aaron
Hardy. Es muy agradable ver a alguien salir de la
oficina del jefe sin lagrimas en los ojos.
El pelirrojo Sc
la mia.
——Se podria decir que soy valiente.
Asintio, inclinando la cabeza hacia un lado para
estudiarme mejor.
—O puede que estupida. Por qué aceptaste este
trabajo? —-pregunt6, y, antes de que pudiera
responder, me cort6é con una exclamacion—. j;Aja!