DICCIONARIO DE POLITICA
a-j
bajo la direecién de
NORBERTO BOBBIO, NICOLA MATTEUCCI Y
GIANFRANCO PASQUINO
nueva edicion enteramente revisada y aipliada
redaciores de la edicidn en espanol
JOSE ARICO, MARTI SOLER y JORGE TULA
Ae‘GOLPE DE ESTADO
sentacién del partido socialdemécrata, o qui-
#45 a causa de ella, ha sido una integracién
linada @ quizés incluso. manipulada.
Para confirmar su pasicion, los criticos de las
experie socialdemdcratns aportan por
un lado datos relativos a la estratificacién
social, que muestran cscasos cambios en su
conjunto, con una relativa movilidad entre
estratos, y por otro lade aportan datos sobre
Ja estructura cconémica que indican que ¢l
cardcter capitalista de la economin no hacam-
biado y que los ricos propictarios privades,
a pesar del sistema fiscal, estim todavia-en
condiciones de legar a sus herederos enormes.
patrlmonios
‘Los sostenedores de las experiencias social.
demécratas, evaluando positivamente La fase
de los g. socialdemdécratas en los afios cuaren-
ta ¥ sefialando la exigencia de avanzar mis
alla, nos hacen ver la importancia de algunos
elementos generales. En primer lugar, el
carécter democratico amplio y sustancial de
las experiencias socialdemécratas, le estabi-
Ibdad politica y el crecimiento econémice. En
indo lugar, a pesar de In controversia
sobre los cambios limitades en la escala de
estratificaciGn social, no se puede negar que
ef tenor de vida de la clase trabajadora y de
las clases medic-bajas, la seguridad social, Ins
sportunidades de instruccion, son nctamen:
t¢ superiors en comparacién con otros pal
Ses con similares condiciones pero no dirigi-
dos por g. socialdemécratas.
Criticos y partidarios estin de acuerdo en
un punto, por encima de las diferencias de
fondo por las que los primeras consideran la
experiencia socialdemécrata un fracaso sus-
tan los segundos un éxito sustancial. EI
punte de acuerdo esta en sefialar la necesi-
dad de ir mas alli. Acerca de las modalida-
des concretas 0 perspectivas especificas de
auperacién de las experiencias socialdemd-
eratas, la discusidm sigue abierta y esid cn
relacién con una serie de cuestiones igual-
mente en discusién abierta: el problema de
la transicién democritica al socialismo, el de
la gestidn y transformecién de las sociedades
Industriales con instrumentos Hberales, el de
ta naturaleza politica, social y econémica de
las sociedades posindustriales, ote. Esta dis-
‘cushin involucra cl futuro de todas las siste-
‘mas politicos modernos, tanto democrdticas
come no democraticos.
m3
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liso contempordéneo (1977), México, Sigho XXI,
1980.
[CLANFRANCO PasOUING)
golpe de estado
LLARVOLUCION DEL SIGNIFICADD El significade de
In expresién g. de estado ha cambiado con el
tiempo. La actual configuracién del fendme-
nocomperada con la acepeidn que s¢ le daba
por ejemplo hace tres sigles, presenta diferen-
clas que van desde el cambio sustancial de los
actores (quién lo hace) a la forma misma del
acto (cOmo se hace). S6lo un elemento se ha
mantenide inmutable y se presenta justamen:
te come trait d'waion entre estas diferentes7a ‘COLPE DE ESTADO
configuraciones: el g. de estado es un acto lhe
vado a cabo por parte de drganos del mismo
estado. Una breve sintesis histérica aclarara
mejor tanto las diferencias menclonadas
como fa permanencia de este ultimo ele-
mento,
1 RL Caso op Los actones. La expresién comp
d'Etar ha adquirido derecho de ciudadania en
Ja literatura francesa, tanto que Gabriel Nau-
dé eseribla, ya en 1639, sus Considérations
politiques sur le Coup d’Etar. Para Naud el
g. de estado tiene las mas variadas acepcio-
nes y llega a confundirse con la “razén de
estade”. De tal manera, g. de estado es tanto
ta decisién de Catalina de Medici de eliminar
a los hugonotes la noche de San Bartolomé,
como la prohibicién del emperador Tiberio
a su cufada, que habia enviudado, de con-
traer nuevas nupcias para evitarel peligra de
que los eventuales hijos de ésta pudiesen aspi-
rara la sucesién imperial contra sus prapios
hijos. Pero los multiples ejemplos sefialados
par Naudé, bajo el nombre de g. de estado,
thenen en comune! qaic se trata de un acto the
vado. cabo por el soberano para reforzar su
propio poder. Esta decisicn es tomada, por
fo general, sorpresivamente, para evitar reac-
ciones contrarias por parte de aquellos que
deberan sufrirla (y en tal sentido ta condena
aviudez perpetua que recayé sobre la pobre
cufiada del emperader era sin duda mucho
menos g. de estado que la sangrienta deter-
minacion de Catalina de Medici)
La expresién asi acufiada se ha delimitade
cada ver mas, sobre todo con el advenimien-
to del constitucionalismo: en este punto es
necesario hacer referencia a los cambios de
gobierno operados violando Ia constimeion
legal del estado, generalmente de manera vic~
lenta, y por parte de los mismos detentores
del poder politico. El diccionario Larousse
consagra la tradicion francesa del termina
definiende al g. de estado como una violation
déliberde des formes consticutionnelles par unt
gouvernement, une assemblée on tt groupe
de personnes qui détiennent lautorité, Y en
tal sentido, el g. de estado por antonomasia
es cl concretado por Luis Bonaparte. en 1851,
cuando dio el golpe de gracia ala I Republi-
ca, de la que el mismo cra presidente, y logré
proclamarse nuevo emperador de Francia,
Tomande como objeto de investigacion
tiempos mas cercanos; nos encontramos fren:
tea una verdadera proliferacion del fenome-
na, si bien con caracteristicas un poco distin:
tas. Efectivamente; a nzos de los aiios
setenta, mas de la mitad de los paises del
mundo tiene goblernos surgidos de yp. de esta-
do exitosos y, por lo tante, el g. de estado
como método de sucesién gubernativa se ha
vuelto mas usual que las elecciones a la suce:
sién monarquica. Pero los actores del g. de
estado han cambiado, En la gran mayoria de
los casos, quienes se aduefan del poder poll-
tico a traves del g. de estado son los titulares
de uno de los sectores claves de la burocra-
cia estatal: los jefes militares, El golpe mil
taro pronunciamicnto, segin la vor acufada
par la tradicién espanol, se ha transforma-
do, de este modo, en la forma mis corriente
de g. de estade,
A través de este itinerario, desde Naude
hasta muicstras dias, el elemento decisive para
caracterizar el fenémeno se encuentra en la
respuesta a la pregunta: dquice lo hace? Bm
el primer caso, ef soberano; en el segundo el
titularo los titulares del poder politica legal:
enel tercero, un sector de funcionarios pabli-
cos, los militares (cuya tajada de poder va, de
hecho, desde una importante influencia en
algunos palses.a un papel de auténtica tutela
uw ocupaciém interna en otros}
TIE MODALIDAES DEL GOLPE DE ESTADG. ¢ Ceo ke
hace un g. de estado? A diferencia de la gue-
rrilla o de la guerra revolucionaria, cuyo pri-
mer objetivo es el debilitar hasta aniquilar o
dispersar las fwerzas armadas o de policia al
servicio del estado, el g, de estado se lleva a
cabo no séloa través de funcionarios del mis-
mo estado, como hemos visto en el pardigra-
fo anterior, sino también usando elementos
que forman parte del aparato del estado, Esta
caracteristica diferencia también al g. de esta
do del Ievantamiento, entendide come insu-
rrecvién no organizada, que tiene muy pocas
oninguna posibilidad de lograr el éxito en eb
intento de derrocar a la autoridad politica del
estado maderno. Curzio Malaparte habia des-
tacado-ya en 1931, ensu libro Técnica del gol
pe de estada, que atacar las sedes del parla-
mento ode los ministerios, hoy en dia, ne es
tds que una ingenuidad. Si esto puede llegar
user una tarea final, mas que nada simbdli-
‘ca, para coronar el éxito del g. de estado ef
GOLPE DE ESTADO 728
primer objetivo-es ocupar y controlar los cen-
tros del poder tecnolgice del estado, como:
Ia red de telecomunicaciones, fa radio, la tele-
vision, las centrales cléctricas, las estaciones
ferrovinrias y las intersecciones de caminos:
esta permitira aduefarse de los érganos del
poder politico, Justamente esta caracteristi-
ca indiscutible del g. de estado nos vuelve a
poner ante cl intenrogante de qui¢nes pueden
ser los posibles. protaponisias actuales del
fenémeno,
IV OOLPE DF ESTADO Y Corre meuitas La compleji-
dad de! aparato tecnoldgice del estado moder-
noes la fuente tante de su fuerza como de su
eventual fragilidad. Por encima de los vcr
cos encargados de asegurar el funcionamien-
to-y la custodia de esos nudos estratégions,
el estado prevé Ia continuacidn en la presta:
cidn de estes servicios aun frente a la lama:
da insurreccién o guerra interna, Esta tarea
e generalmente asighadla a lasfuercas orma-
das y alo policia. Dado que el primer objet:
vo-en la estrategia del g. de estada es justa-
mente la conguista de los centros tecnabogi-
cos del aparato cstatal, para toner éxiteen el
intento es necesario que aquellas fucrzas scan
aplastadas (lo-cual implicaria un proceso pre-
vio de desgaste de las mismas mediante una
lucha de guerrillas o de guerra revoluciona-
riaj, o que se produzca la participacién en el
g.de estade de, cuando menos, un sector deci-
sive de aquellas mismas fucreas, que logre
imponerse sobre los demas sectores. La ter-
cera posibilidad, o sea una eventual newtra-
lidad de las Fuerzas armadas freme a bos suce-
sos, iemplica en realidad un apoyo pasive al
g de estado,
En este orden de ideas, para Edward Luu
wak, autor de uno de los mis modernos tra-
tados sobre el tema, el g. de estado consisti-
ria “en la infiltracién en un sector limitado:
pero critico del aparato- estatal y en su empleo
con el fin de sustraer al gobierno el control
de Jos restantes sectores”, Esta carscteriza-
clon no deja de ser abstracta y, entre otras
cosas, no muy cierta. Aunque el mismo Lut
wak sefiale que hoy el g. de estado se efectia
fundamentalmente a través de sectores cla-
ves del sistema —empleados estatales de
carrera, fuereas armadas y palicia—, su tesis
segun la cual bastaria la infiltracién en uno
de estos sectares eriticos, incluso por parte
de un grupo pequefio no militar, no parece
confirmada por los ejemplos que vemos cada
dia. En primer lugar, no existen g. de estado
hechas sélo por la burocracia; ni siquiera por
la palicia sola (excepto en pequefisimos csta-
dos donde fa policia es Ia nica fuerza arma-
da). Resumienda: la existencia, hoy en dia, de
organizadisimos servicios informatives en
cada sector de las fuerzas armadas, el estric:
to control que éstas ejercen sobre fos oficia:
les, tanto.de la propia arma comode Ins otras,
implica que no es suficiente 1a mera infiltra-
citin de un grupo no militar que logre llegar
ainfluir wun grupode oficiales. Hoy na exis-
te g. de estado. sin la participacion activa de
por lo menos un grupo militar o la
neutralidad-complicidad de todas las fuerzas
armas.
En la gran mayoria de los caves el g. de esta-
da en nuestros dias implica, por bo tanto, la
incautacién, por parte de un grupo de mili-
tares o de los fuereas armadas cn su conjun-
to, de los rganos y las atribuciones del poder
politico, mediante una accién sorpresiva con
cierto margen de seguridad y que, normal-
mente, reduzca la violencia inherente al acto
con ¢l minima empleo posible de violencia
fisica.
¥-DISTINCIONES EXTRE GOLFE DE ESTADO Y REVOLU.
(CIO INDICADOKES EMPIRICOS DEL FENGMENO. Has:
ta aqui hemos caracterizado al g. de estado
sin menctonar la distincidn entre g. de esta-
do-y Ia revaluciin. Alredédor de'esta proble.
mitica, sin embargo, ha girado la discusin
de la mayor parte de a literatura sobre el
tema, Se parte de [a caracterizacién de la
reveluciin como proceso que instaura un nue-
vo orden politico y juridico y se la contrapo-
ne al g.de estado que provoca silo. cambios
de menor alcance, (El g. de estado es conce-
bido, de tal manera, por ciertos autores como.
una “revalucién menor’'.) Este tipo de trata-
dos ha sido heredaco por la teoria juridica,
pero en este Ambito-e! problema no tiene solu-
cian: Kelsen ya ha demostrads, en la Teoria
general del derecho y del estado, como tam-
bign el g. de estado instaura siempre un nue-
vo orden juridico, pues la violacién de la lega-
lidad del orden anterior implica también ef
cambio de su norma fundamental y, por lo
tanto, la invalidacion de todas las leyes y dis-
Pesiciones emanadas en virtud de la misma.126 GRUPOS DE PRESION
En otras palabras, el g. de estado implica la
instauracién de un nuevo poder de hecho que
iimpondra a su vex su propia legalidad, Este
poder de hecho podria también, si lo desea,
convalidar todas las leyes y disposiciones
resultantes del orden anterior, pero cl orden
juridico debera considerarse muevo puesto
que habré cambiado-el titulo de validez. ¥ son
éstas las razones por las que, segin el dere-
cho internacional, el gobierno surgido de un
g. de estado debe pedir un nuevo reconoci-
miento a los dermis estados.
Todo esto ne significa absolutamente que
el g. de estado produzca modificaciones sus-
tanciales en las relaciones politicas, econdmi-
cas o sociales (es mas, la experiencia histori-
ca demuestra lo contrario), sino tan solo que,
bajo el aspecto juridico, entre g. de estade y
revoluckén no existe diferencia, Partiendo de
esta certeza, chertos estudioses han caracte-
rizado el g. de estado como “una revolucion
en derecho, no en politica, una definicién
que no ofrece puntos de partida operatives
para ulteriores estudios.
Para evitar el callején sin salida al que con-
ducen los tratadox de tipo juridico y la polé-
mica respecto de si el g. de estado, ques tra-
dicionalmente un métodode la derecha para
aduefarse del poder politico, puede tambien
generar un proceso en sentida inverso, un sec-
torde la dectrina prefiere definirlo como poli-
ticamente neutre y sostener que, si cfg. de
estado habra de ser o no el primer paso de
un proceso revolucionario (respecto de los
fines Gltimos, sociales y econdmicos), esto ata-
he a las fururas acciones de aquéllos que con-
quistan el poder. De por si, g. de estado cons-
tituiria, pura y simplemente, un métode para
conquistar el pader, sin connotaciones poli-
ticas o sociotcondmicas. Esta definicion se
detienc en ef estudio de laestrategia del g. de
. estado sin indagar las consecuencias del mis-
mo sobre el sistema politico o sobre los demas
sistemas sociales.
Por el contraria, el g. de estado podria ser
imejor definido y mejor conocide siguienda el
rasino de los indicadores empiricos del fend-
meno segin su concreta manifestachén his-
térica.
Asi encaminados podemos encontrar indi-
cadores como tstes:
Ien la tradicion histdrica el g. de estado
extn acta Uae p cabo por Orgunee del eat
do. En su manifestacién actual, en la mayo.
ria de los casos, es efectuade por un grupo
militar o por las fuergas armadas en conjun-
to. En caso contrario la actitud de las fuer
zas armadas es de neutralidad-complicidad;
2} las conseewencias mas usuales del g, de
estadoconsisten enel simple cambio de lide:
razgo politico:
Sjel g. de estado puede ser acompaiiado o
seguido de movilizaciones politicas y socia-
les, pero éste no es un elemento ni recurren-
te ni necesario al mismo;
4] generalmente la potenciacién del apara-
to burocratico y pollicial del estado sigue al
& de estado:
S]}una de las consecuencias mis tipieas del
ferdmeno opera sobre las formas de agrega-
cién de ta demanda politica, puesto que es
caracteristica recurrente la eliminacién o
disolucién de los partidos paliticos.
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acargode CJ. Friedrich, Nueva York, Atherton,
1947,
[eantos mame)
grupos de presién
1 LA TEORIA DE LOS GRUPOS ¥ GRUPOS DF PIESION.
Comunmente se sucle empezar cualquier dis-
eusién sobre los g. de interés o de presion par-
tiendo de la Hamada teoria de los grupos en
Ja forrmulacton dada por Arthur Bentley, The
process of government (1908) ¥ continuada por
David Trusian, The governmental process
(1951), om la que muchos capitules estin dedi-
cades especificamente, y mo de manera
casual, precisamente a los g. de interés, Eni
sintesis, esta referencia obligads se puede jus:
tificar ampliamente porque Bentley se pro-
ponia con su exposicién polémica dirigir li
atencién y el interés de los politélogos de las:
instituctones juridico-formalcs alas activida-
des informales de los distintos g. que uctoan:
GRUPOS DE PRESION ira}
en una sociedad. Su afirmacién de que “la
gran tarea del estudio de cualquier forma de
vida social es el andlisis de estos grupos,
Cuando se presentan adecuadamente los gru-
Pos, todo ¢s presentado, y si digo tode entien-
do todo", s¢ puede entender precisamente
como una tentativa que proveca la destruc-
cién del predominio de las disciplinas juridi-
cas y parafiloséficas en el estudiode los fend:
menos: politicos ¥ que propone un anilisis
descriptive y empirico, aunque sélo en esta
medida restringida,
‘Otras tendencins intelectuales Hevaron aun
andlisis de Ia actividad politica en términos
de actividad de grupo, Estaba ante todo la
reaccién de tos pluralistas ingleses —prime-
ro Figgis y Maitland, y después G. D. H. Cole
y Laski—y alemanes —sobre todo Gierke—
contra la teoria monista del estado como tni-
ca organizacién autorizada a exigir obedien-
cia y obediencia absoluta (leoria propursta en
Inglaterra por Austin y, en Alemania, ejem-
plificada per la acciin de Bismarck), En
segundo lugar, acupan una parte considera:
ble lox esfuerzos de lox socidlogos curopeos
—Gumplowicz, Simmel y Ratzenhofer— por
comprender y explicar los procesos sociales
por medio de la categoria analitica de grupo,
Entre estas dos tendencias se inserta la obra
de Bentley que, bajo el influja de Dewey, ira-
ta de superar la reificacién de las categorias
juridicas, politicas y psicolégicas que preva:
lecia a principios del siglo.
La primera observaciin de la q:te hay que
partir para realizar un andlisis de In’ teoria
de los g. consiste en que Bentley no entenddia
su estudio tanto como Ia eluboraci
verdadera teoria sino come Ia tent
plasmar un instrumento analitico. Y, de
hecho, no se puede hablar proplamente de
wna teoria, desde el momento que, si se recu-
6e.a lo esencial, la teorin de bos g. no dice otra
cosa que “la politica es el proceso por medio
del cual los valores sociales se asignan de un
modo imperative; esto se lleva a cabo por
medio de decisiones; las decisiones son pro
ducidas por actividades: cada actividad nos
algo separado de Ins demas sino que masas
de actividades tienen tendencias comunes res-
pecto de Ins decisiones; estas masas de acti-
‘vidades song en esa forma In lucha entre los
g. (o intereses) determina qué decisiones se
han de tomar (Eckstein y Apter, 1963). Esta
formulaciém carece de los atributos propios
de una teoria: no especifica las relaciones
entre las variables, no sefala relaciones de
causa y efecto, no establece una correspon-
dencia entre relaciones formales y fe
reales y, finalmente, no es falsificable, En
definitiva, afirma que toda In actividad poll-
tica se reduce a una fucha entre g.. ¥ ya que
la definicin de g.es.tan vasta que es omni-
comprensiva y puede identificarse con la mis-
ma actividad, esta afirmacién resulta tauto-
légica. El g..cs una masa de actividades, un
@ politico es una masa de actividades que se
orientan en una direccién politica comin (un
§- no es un conjunte de individuos que inte-
ractian, como pretende la definicién socio-
Idgica mus difundida}, cuando se producen
ciertas actividades que tienden a satisfacer-
Jo, existe un interés, de tal modo que las ideas,
las instituciones y los individues se reducen
ag. cuyas interacciones terminan por produ-
cir las politicas gubernativas. Actuando de
este modo desaparece, sin embargo, toda dis-
tincién entre los tipos deg, existentes en una
sociedad, tanto primarios como secundarios,
formals ¢ informalcs, voluntarios o involun-
tarios, en tal forma que ne ¢s posible evaluar
ia incidencia de los distintos g. en el proceso
politico y on la distribucién de los valores
sociales y los g. mis complejos y organizados
formalmente como el gobierna, lu burocracia
y el ejército, se panen en el mismo nivel que
Jas demas grupos.
Sin embargo, Truman va mucho més lejos
cuando habla deg. potenciales'* —distincin
que Bentley habia dejado en la ascuridad al
hablar de enderlying groups y de representa:
five groups— que son actitudes compartidas,
intereses ampliamente difundidos en la sacie
dad que inciden en el procese polition aunque
sin estar organizados formalmente. Debido a
este artificio, Truman logra dar cuenta de las
reglas del juego, de los procedimientos de una
clerta sociedad, del sistema de creencias,
incluyéndolas en la categoria de g. potencia-
les. La eriticn mas fuerte a esta exposicién.es
que, por encima de su no falsificabilidad, Io
realidad politica no puede ser reducida, sin
dejwr residue, a un paralelogramo de fuerzas
constituide por g-de interés, y los individuos
no pueden ser considerades como protagonis-
tas efectivos de fos procesos politicos solo en
‘cuanto miembros de g. mds o menos organi-DICCIONARIO DE POLITICA
l-z
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NORBERTO BOBBIO, NICOLA MATTEUCCI Y
GIANFRANCO PASQUINO.
nueva edictén enteramente revisade y amplieds
redactores de la edicién en espafiol
JOSE ARICO, MARTI SOLER y JORGE TULAPARTICIPACION POLITICA
participacién politica
En la terminologia corriente de la chencia poll-
tica la expresién p, politica se utiliza general-
mente para designar toda uma serie de acti+
vidades: el acto del voto, a militancia en un
Partido politico, la panticipacién en manifes-
taciones, la contribucién dada a una cierta
‘agrupacién politica, In discusién de sucesos
politics, In participacién en un comiciooen
Una reunién sectorial, el apoyo. dado a un
determinade candidato en el curso de Ja cam-
Pafia electoral, In presién ejercida sobre un
dirigente politico, la difusién de informacion
politica, etc. Es facil ver que este uso de Ia
expresion refleja practicas, orientaciones y
‘Procesos tipioos de las democracias occiden-
tales. ¥ esto no resulta sorprendente si se
piensa que es en estos contextos donde se han
realizado las primeras investigaciones sobre
lap. politica y que hasta el presente, a pesar
de Ia ampliacién de estos estudios, nuestros
conocimicntos sobre el argumento derivan de
investigaciones realizadas en un ndmere muy
de paises occidentales, La matriz cul-
tural de estos estudios condicionn ¢! hecho de
que ne siempre el planteo conceptual ¥ sobre
el terreno de la investigacién sea transferible
acontextos diferentes. De ese mado, no siem-
prees fructifera la aplicacion a sociedades en
Wias de desarrollo, carentes de infraestructu-
ras politicas y caracterizadas por altos por:
centajes de analfabetismo, de las esquemas
Predispuestos para el estudio de la p. poll
caen sociedades desarrolladas y con una séli
da tradicion democratic. Tampoco sirve ala
elaridad conceptual asimilar, por ejemplo, a
ls participacton cn las actividades de parti.
do en un régimen pluralista las formas de
miento y de movilizacion de las
mass caracteristicas de los sistemas dicta-
Yoriales. Estas precisiones las hace indispen-
sables la comprobacién de que el sustantivo
yel adjetivo que componen la expresién poli-
tiea sc prestan a distintas interpretaciones,
Sobre todo la definicién de actividad politi-
8 ho es siempre univoca, y si para ciertas
actividades, por ejemplo al acto de votar, no
existen dudes, para otras, y nos referimos
especialmente a las esferas religiosas, de la
économia y de la cultura el problema no es
tan simple y la solucién depende con frecuen-
del color ideoldgice de los mismos parti-
cipantes. En segundo lugar el término parti-
cipacién se presta también a distintas inter-
pretaciones en cuanto se puede participar, o
tomar parte en algo, de manera muy diferen-
fc, como espectndor mas 6 menos manginal
o comg protagonista de relieve.
Hay por fo menos tres formas o niveles de
p. politica que merecen ser flustradas breve-
mente, La primera, que podemos designar-con
el términa de presencia, cs la forma menos
intensa y mas marginal de p. politica; se tra
ta de comportamientos esencialmente recep
tives @ pasives como la presencia en reunio-
nes, la exposicion voluntaria a mensajes poli-
ligos, ete, es decir situactones en fas cuales
el individuo no hace ninguna aportacién per-
sonal. La segunda forma puede indicarse con
vel término de activacidn: aqui el sujeto desa-
rrolla, dentro o fuera de una organizacién
politica, uns serie de actividades delas cua-
les es delegado permanente o de las que se
encarga vez por vez o de las cuales puede ser
él mismo el promotor. Esta figura se da cuan-
do se hace obra de proselitismo, cuando se
hacen compromisos para trabajar en la eam-
pafta electoral, cuando se difunde la prensa
del partido, cuando se participa en manifes-
taciones de protesta, etc. El 1¢rmine partici-
pactén, entendido en sentido estricte, pucde
reservarse, finolmente, a las situaciones en
Jas cuales el individuo contribuye directa o
indirectamente en una situnchén polities, Esta
centribucién se puede dar, por lo menos en
lo que se refiere a la mayor parte de los ciu-
dadanos, en forma directa sélo en contextos
politicos muy pequefios; en In mayoria de los
casos la conmribucién es indirecta y se eviden-
ciaen In eleocidn del personal dirigente, vale
decir del personal delegade por un cierto
periodo de tiempa a tomar en consideracién
alternativas y efectuar clecciaoes vinculantes
para toda la sociedad. Es evidente que Ia p.
politica en sentido restringido pueda darse
sélo para un namero limitadode personas en
aquellos sistemas politicos —o en aquellos
‘organismos politicas— que no tienen cardc-
Jer competitive y que utilizan los mecanismos
electorales, si los utilizan, para fines de cober.
tura muy distintos.
Las investigaciones realizadas en las alti-
mas décadas permiten trazar un cuadro bas-
fante completo de Ia extensién de tn p. politi-—
38 PARTICIPACION POLITICA
caen Las sociedades democraticas contempo-
raneas. Debe observarse, antes que nada, que
la entrada de grandes masas en los mecanis-
mos de la vida politica es un hecho muy
reciente: con la excepeién de Estados Unidos,
el sufragio universal y la igualdad del voto se
han logrado en general sdlo en las primeras
décadas de este siglo. En ia, desde 1861
hasta 1880, los que tenian derecho al voto
superaban por poco el 296 de la poblacién;
desde 1882 hasta 1904 el porcentaje era infe-
rior al 1096; en Jas cleociones de 1913, aun des-
pues de la ampliacién del sufragio, los elec:
tores representaban el 234% de la poblacién,
ms o menos; finalmente, las mujeres fueron
admitidas en la votacién s6lo después de la
segunda guerra mundial, y en otros paises,
aun teniendo tradiciones demacraticas, como
Suiza, las mujeres estin parcialmente exclui
das del voto. Le migmo puede decirse respec.
to de otras importantes estructuras de parti.
cipacidn como los partidos politicas: también
éstos son instituciones muy recientes y en
ciertos paises su continuidad ha sido con fre-
cuencia {nterrumpida por experiencias de
regimenes no demoacriticos.
El ideal democratico prevé una ciudadania
atenta a los desarrollos de la cosa publica,
informada sobre los acontecimientos palit
cos, al corriente de las principales cuestiones,
capaz de elegir entre las distintas alternati-
vas propuestas por las fuerzas politicas y
comprometida de manera directa o indirec-
ta en forma de participacién, Numerosas
investigaciones conducidas en las Gltimas
décadas demuestran claramente que la rea-
Hidad ¢s muy distinta. En primer lugar, el inte:
rés por la politica esta circunscrito aun gru-
po muy limitado de personas y, a pesar del
relieve dado a los acontecimientos politicos
por los medios de comunicacién de masas.
también el grado de informactén politica 5
muy bajo: los acentecimientos deportivas, el
munde del espectéculo, otros aspectos de la
erénica son mucho mejor conocidos por el
gran piblico. Vale Is pena recordar que,
‘segiin una investigacién realizadn en 1959,
casi el 40% dela poblacién italiana adulta no
era capaz de citar ni siquiera el nombre de
un lider politico y que casi el 539 era inca-
paz de recordar el nombre de un solo miem-
‘bro del gobierno, En lo que se refiere pues a
la participacién verdadera, la forma mas
comin —y para muchisimas personas inelu-
sive la dnica— es la participacién electoral.
‘Sin embargo en distintoes paises, incluidos
algunos de aquellos que tienen wna larga tra-
dicién democritica, como Estado Unidos, los
porcentajes de abstencionisme legan a gra:
sumamente clevados, En otros paises
donde el abstencionisma es reducido, como
Tealia, fa participacitm electoral no est wcom:
de ntras formas de p. politica. La mili:
tancia en los partides politicas toca una fran.
ja bastante reducida de la cludadania: segan
revelaciones bastamte recientes, los inscritos
en los partidos politicos italianos Megaban
séloa4 millones en los célculos mas optimis-
tas, Debe recordarse también que la inscrip-
clin no se traduce luego automiticamente en
verdadera participacién: los militantes acti-
vos son sélo una fraccion reducida del total
de los inscritos, y los participantes en senti-
do restringido, es decir los dirigentes de base,
intermedios y nacionales son un numero texla-
via més reducido. El cuadro no mejora mucho
si se considera la inscripcién a otras asocia-
ciones no explicitamente politicas que, sin
go, ejercen cen frecuencia un cierto
peso en la vida politica y pueden verse como
vehiculos subsiciarios de p. politica por ejem-
plo los sindicatos, asociaciones culturales,
recreativas, religiosas, ctc. Ademuis debe con:
siderarse que las distintas formas de la p.
politica tienden a acumularse y que los ins-
crites y los participantes son en gencral los
mismos. Un cierto relieve han adquirido,
Finalmente, formas nuevas y menos pacificas
de participaciém, en modo particular las
manifestaciones de protesta, concentracio-
nes, ocupaciones de edificios, etc. Segiin algi-
nos observadores estariamos en presencia de
una revitalizacién de la p. politica que, aban-
danados los viejos esquemas, se articularia
en canales nuevos. Indudablemente se trata
de fenémenos de un cierto interés y que no
deben ser minimizados; debe recordarse sin
embargo que, justamente porque estas for-
mas tienden a ser extremadamente visibles
y frecuentemente son registrados en toda su
dramaticidad y con gran resalte por los
medios de comunicacién de masa, es facil
sobrevalorar la importancia en términos de
Personas participantes. Se trata ademas de
formas esporddicas de p. politica que normal-
mente no llevan a Ia creacién de instrumen-
PARTICIPACION POLITICA, 1138
tos organizativos, es decira ta institucionali-
vacién de la p. politica.
Veamos ahora cudiles son los factores que
condicionan —positiva o negativamente— la
ip politica, La atencién debe dirigirse princi-
palmente a dos elementos de fonda. El prime:
ro lo constituye lo que podria ser Hamadas
Jas estructuras o las ocasiones de p. politica
'y que estdn ampliamente determinadas por
ef ambiente en Jos cuales el individu se muc-
ve. No se excluye naturalmente que el indivi-
duo se convierta en promotor de formas nue-
‘vas, pero éstos son casos sumamente raros,
Estas estructuras varian notablemente de sis-
tema en sisterna y luego inclusive en el Ambi-
to del mismo sistema: es suficiente pensar en
las diferencias entre regimenes con sufragio
amplio y regimenes con sufragio restringido,
en las distintas formas de organizacién de
base de los partidos, o si no en las mormas,
sobre la legitimidad de fuerzns de oposicidn,
Las estructuras de purticipacién mds impor-
tantes estan vinculadas, en los sistemas demo-
craticos, a les mecanismes de competicién
entre fuerzas politicas y generalmente estan
institucionalizadas en los procedimicntos del
sistema que afectan la renovacién de los car-
gos piiblicos. Es importante destacar ademdis
el papel de aquel conjunte de asociaciones
voluntarias que constituyen el tejido conec-
tive de una sociedad pluralista y que tienen
tres funciones principales: son fuentes de esti-
mulos politicos, sirven como mecanismos de
réchitariento y vinculan personas y grupos
primarios a las instituciones y a las distinias
fuerzas politicas. En los sistemas autoritarios
y totalitarios la p. politica en vex de ser esti-
mulada por mecanismos competitives y por
fo tanto-en lugar de ser esencialmente volun-
taria, avume {a pesar de la terminologia que
con frecuencia es Ia misma) un caracter muy
diferente, La expresién mas adecuada seria
la de movilizacion, para acentuar el hechade
que la presencia y la activacién de estratos
mas o menos amplios de In poblacién est
programada desde arriba y estd encundrada
por la actividad de las organizaciones de
masa, 2 Ins cunles se les asigna, ademis de
funciones de estimulo, también tareas de con-
trol social. Aun éstando muy difundidas, las
estructuras de participacién no bastan por si
solas donde la motivacién a Is participactén
es baja 6 limitads a un grupo pequefio, yes
en estos casos que las caracteristicas de la
‘cultura politica —o mejor atin de las distin-
tas subculturas que la componen— se hacen
sentir. Asi, en Italia ln cultura politica domi-
nante da relieve sélo o principalmente al
deber civica del vote y es una thotivacién liga-
dial temor, mAs menos justificado, de san-
ciones mas que a elementos de tipo positive.
Sustancialmente puede decirse que amplios
estratos reciben insuficientes estimulos de p.
politica y, en todo caso, estimulos contrarios
que inducen mas bien a la abstenciin.
Las Investigaciones sobre la participactia
han evidenciado ciertas caracteristicas indi-
viduales —de orden psicolégico o soctolégi-
¢co— que acompafian a la alta o baja p. politi:
ca. Algunas de estas caracteristicas parecen
ser relativamente invariables de sistema a sis-
tema, otras son por el contrario funciones de
rasgos especifices de determinados comtextos.
Hay que tener presente que se trata de ten-
dencias y no uniformidades absolutas. En
general los resultados indican que los porcen-
tajes de p. politica son miis altos entre los
varones. en las clases altas, en los niveles mas
altos de instruceion, en los centras urbanos
mas que en las zonas agricolas, entre perso-
nas educadas en familias donde la politica
ocupa un lugar predominante, entre los
miembros de organizaciones vinculadas atin-
que sea indirectamente a la politica, entre
aquellos que ticnen mas fiicilmente contactos
con personas o ambientes politizadas, y asi
por el estilo. La individualizacién de carac-
teristicas de este tipo, sin embargo, tiene por
ahora sélo un valor descriptivo; a pesar de las:
numerosas investigaciones realizadas, una
verdadera teoria de la p. politica que consi-
ga explicar la variedad de los resultadas, no
se ha conformado todavia.
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