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La ruralidad globalizada y el paradigma de los agronegocios en las pampas gringas Valeria A. Hernandez Introduceién - En el capitulo anterior se abord6 yofloxivamente ol imaginario social (rural y uurbano) que se construyé en torno fe Ia sojizacién de la Argentina. Observamos los argumentos presentes en el espacio piiblico (encuestas de opinién, prensa cscrita, debates televisivos, etc), en los que so iba asentando una suerte de evi- dencia compartida: si el quiebre de 2001 pudo ser superado en un tiempo rela- tivamente corto, ello se debié a la espectacular actividad de un sector en par- ticular: El sector agroindustrial es percibido como el que ha sido mAs impor- tante para la reactivacidn econémica del pais. El 43% eree que el mas importante ha sido la agroindustria, frente al 11% que sostiene que ha sido el automotor y el 10% el turismo. (Fraga, 2004) Denostada por unos, festejada por otros y salvadora de una quiebra segura para otros tantos, la soja “iconificada” ha capturado en 2008 la aten- cién publica durante el conflicto que los medios masivos de comunicacién han resumido reductoramente como “campo versus gobierno”. Este movimiento ‘del interior”, con sus cortes de ruta y sus asambleas, ha generadoun debate social sobre el asf amado “modelo sajero” que consideramos un emergente de un proceso mas profundo: aquél que sefiala el cambio de modelo socioprodue- tivo vivido por “el campo” en los tiltimos quince afios, sobre el cual nos pro- ponemos dirigir nuestro zoom en este capitulo. ‘Como hemos sefialado, el modelo de ruralidad globalizada ha cristalizado en el medio productivo y en la prensa local a través de la nocién de *para- digma de los agronegocios”, que llevé al desplazamiento de un tipo de agri- cultura familiar, ampliamente practicada por los chacareros' y los pequenos Ja nota 1 de le contribvcisn de Carla Gras 1. Pora una defiicién del término “chacerero”, vi y Valeria Hernéndee en eate volumen, p90. (39) 0 ‘Valeria A. Hernénden productores descendientes de aquellas primeras generaciones emigradas de Europa.? El modelo sojero es un sistema de produccién que va més allé de la mera adopeién de ese cultivo transgénico. Como nos encargaremos de mos- trar en lo que sigue, la expansién de ese sistema alteré la divisién social del trabajo dentro del sector y entre sectores, al tiempo que prioriz6 las necesi- dades del consumidor global respecto del locel. Sin embargo, no en vano la intuicién coleetiva asocia el cambio del patrén productivo con la soja trans- ggénica: este reduccionismo expresa la continuidad esencial que existe entre ‘uno y otro, ambos regidos por la misma légica a favor de la concentracin por ampliacién de eseala y la “managerializacién” de las explotaciones familia- res. En este sentido, adherir o resistir el proceso de sojizacién es, de alguna manera, acompafiar o rechazar el proceso de globalizacién de la agricultura pampeans, La posicién que cada actor (individual y colectivo) logré conquis- tar en el largo proceso de cambio macroestructural y microsociol6gico ini- ciado en los 90 repereutiré en su mayor o menor cercania subjetiva respecto de la figura gocial de “los sojeros”, posicién que, a su vez, se fue construyendo en funcién de los recursos materiales y simbélicos con los que contaba cada uno para elaborar la/su realidad, de la mayor o menor comprensién de las transformaciones en curso. En este capitulo estudiaremos cesde dentro y con algiin detalle conceptual el paradigma de los agronegocios, sus protagonistas, los principios tedricos a os que adhieren y la visién del sector —y de pafs~ que promueven.’ Con estos elementos esperamos precisar las caracteristicas propias del espacio econ6- mico y social cuya construccién social se inicié hacia principios de los 90 y que, én la actualidad, es ya una realidad compleja y palpable en todas sus dimensiones. Abordaremos estas cuestiones a partir de una perspectiva antropolégica, analizando, en primer lugar, Ios actores clave del nuevo para- digma, los modos de apropiacién del marco tedrico agribusiness que desarro- aron y las dindmicas socioecondmicas que en torno de él lograron crear:* En 2, Bvidentemente, junto ala agriculsura familiar coexitfan otras formas de produccién ligadas, por una parte, alos grandes eaptelesy, en Ie parte opuesta Gel arco socioproductivo, al eampe Sinadoo produosisn de aubeistenca, Por falta de eopacio no podremos entrar aqui en mayor deta Iie sobre cémo esta heterogeneidad social reaccioné frente al paquets bioteenol6gic, por lo que ‘nos concentraremios en quienes més involuerados eatuvieron en el boom sojero, 2, Bn otros textos (Herndnder, 2007, 2007b) nos hemos dedicado a snslizar los rasgos socol6- tices del nuevo empresariado innovador, estudiando en particular su relacin con la tierra y con ‘Leonoeimiento, Ia modalidad de su organizacién feseenario reeonfigurado, De modo que, en este capitulo, remitiremos al lector e esos trabajos ‘cuando las taméticaa abordadas te conccten con tales aspectos. 4, Bl andlisis que sigue se baaa en el material etnogrfico producido durante nuestro trabajo de ‘campo (2004-2006) en Entre Rios y Santa Fe, cuando eoguimos de de productores agropecuariosy la actividad de una de las entidas Sif), respectivamente. Colateralmente, haremos referencia a la investigacién iniciada en 2007 (en colaboracign con Diego Taraborrlli)scbre las maestries y los posgrados dedicados a ls for La ruralided glbelizada y el paradigma de los agronegocios en las pampas gringss a segundo lugar, focalizaremos en una de las entidades colectivas del sector agropecuario que acompanié decididamente este proceso de cambio, AAPRESID. En este caso nos interesaremos en los mecanismos de difusién y reproduccién del modelo que ella eolaboré a establecer. En las reflexiones finales, volvere- mos sobre las condicjones simbélicas y materiales del modelo de ruralidad globalizada para subrayar, en particular, una légica que hemos llamado so daridad de facto, con el fin de mostrar cémo los intereses de categorias soci les y econémicas bien distintas ~como los minirrentistas, los contratistas y los pooles de siembra- logran articularse en las redes materiales e ideol6gi- cas del paredigma agribusiness. Actores y contenidos del paradigma agribusiness Ademés del cambio en las condiciones tecnolégicas de produccién -rela- cionadas coa el paquete biotecnolégico, la siembra directa (Sb) y el nuevo eon- trato ‘club-red” con las semilleros-,° el sistema de produccién impulsado por el modelo de ruralidad globalizada supuso una nueva organizacién social del trabajo: hacia adentro de las explotaciones, redisehando la empresa familiar para convertirla en una empresa-red, y hacia afuera del espacio agropecua Tio, modificando la relacién entre los componentes de la cadena de valor de cada producto (soja, maiz, leche, ote.) en vistas de su integracién en una trama agroindustrial més extendida y globalizada, Desde esta matriz pro- ductiva, una empresa de agronegocios tipo, puede pensarse como una red que integre la produccién primaria, la elaboraci6n industrial de alimentos sobre la base de ese producto, el turismo rural en la zona de produccién, la presta- cidn de servicios de management a otras empresas menos desarrolladas, la formacién de capacidades empresariales a través de maestrias, etcétera. ‘Los productores que lideran esta transformacién material y simbélica la conceptualizan como un “cambio de paradigmas”. Se trata, segin el nuevo sentido comtin de estos ruralistas, de dar lugar al sistema de los agronego- cios, el cual rearticula laboral, jurfdica y econémicamente a los agentes invo- Tuerados en el negocio de los alimentos. En este sentido, la Argentina que quisieran para sus hijos no es tanto aquella caracterizada como “granero del mundo” -exportador de materias primas- sino més bien un pais destacado entre los grandes “supermercados del mundo”, en tanto exportador de ali- mentos. Tal reorganizacién intra e intersectorial redistribuye roles entre los, ‘macidn da os actores del mundo agropecuario (productores, administradores, ingenieros agréno- ‘0s, decisores pubis, eta), entre las que se encuentran las maestrias de agronegoeos y Ins de Aosarrollotertitorial 5. Al respecto, éase la Introduccin y, también, Heméndes (2007a, 2007). . a Valeria A. Hernéndez actores econdmicos, redefine perfiles profesionales, inaugura ramas produc- tivas, revoluciona la institucionalidad que ordenaba el espacio rural y llega, inelnso, a rejerargnizar las factores de produccién, subordinando algunos “que en el modelo de agricultura familiar eran prioritarios-, como es el caso el factor “propiedad de la tierra”, y revalorizando otros que no eran recono- cidos suficientemente, como el conocimiento (Hernandez, 2007a, 2007b). Quienes aparecen como los “lideres” de este cambio citan regularmente a ciertos expertos académicos: internacionalmente, a los que engendraron el concepto de “agronegocios”, y localmente, a los que se encargaron de disemi- narlo, Veamos sucintamente ambas fuentes de inspiracién. Genealogia de un concepto Podemos anclar los comienzos del concepto agribusiness en el trabajo pio- nero de los economistas John Davis y Ray Goldberg (1957), quienes son reco- nocidos por los especialistas como los padres de ese marco te6rico. Desde un punto de vista conceptual, la innovacién de estos autores consiste, esencial- mente, en postular como necesaria le integracién vertical y horizontal de la agricultura y la industria, tomando como punto de partida al consumidor y dando prioridad a la tarea de coordinaciéa de los diferentes eslabones de la cadena de valor. Entre 1957 y la actualidad, diferentes corrientes de pensa- miento econémico so han apropiado del concepto de agronegocios, enrique- ciéndolo y complejizéndolo. Nuestra intercién aqu{ no es proponer una sin- tesis de ese recorrido sino, més bien, focalizar en la situacién argentina, con €1 objetivo de mostrar eémo quienes motorizaron el “nuevo paradigma” se apropiaron del concepto, haciéndolo jugar en un determinado orden de rela- ciones sociales: ga quién beneficié y a quién dejé fuera del sistema produc- tivo?, gqué tipo de dinémicas productives se generaron en el sector agrope- cuario a partir de su prosencia hegem6nica desde fines de los 90°, {qué tipo de perfil profesional impuls6?, {emo se rearticularon los factores producti- vos en el paradigma agribusiness? ‘Aquella aspiracién integradora, transectorial e internacionelista que fuera postulada por los economistas norieamericanos en el contexto de la Guerra Fria encontrard une coyuntura més que favorable en el contexto macroeconémico de la globalizecién capitalista, cuando las nuevas tecnolo- gias de la informacién y 1a comunicacién permitan incrementar la conecti- vidad entre las distintas ramas productivas, acerque las geograflas més dis- lanles y ucelere los Liewpos de las transacciones. Bn el caso de la Argentina, el campo de los agronegocios despunta a mediados de los 90, momento en que se dan las transformaciones materiales y normativas inspiradas en la politica neoliberal, a las que hicimos referencia en el capitulo anterior; tam- bién se crean los primeros masters y posgrados (Universidad del CEMA en [Le ruralidad globalizada y el paradigma de los agronegocios on las pampas gringss 8 11995, FAUBA en 1998, UCA en 1999) en agronegocios. Pero seré fundamental- mente con la llegada del segundo milenio cuando esa nueva manera de ver el “negocio azropecuario” se realizaré en toda su potencialidad, afirmando su aspiracién hegemonizadora tanto respecto del 4mbito productivo como del politico. En aquel momento, los efectos de la politica econémica se con~ jugaban exitosamente con la coyuntura teenolégica y la disposicién subje- tiva de los actores rurales. Como ya sefialamos, sin lugar a duda, los facto- res objetivos (tecnologias, contexto normativo de desregulacién, ete.) consti- tuyeron un’ aspecto central del proceso de transformacién, estudiados principalmente por ingenieros agrénomos, economistas y sociélogos de la jinnovacién. Sin embargo, creemos que se ha insistido relativamente poco en los factores de orden subjetivo e ideolégico que, al interactuar junto con los primeros, contribuyeron de manera determinante para que el paradigma de Jos agronegocios pudiese arraigarse en el paisaje rural argentino de modo durable. ‘ 2 El marco te6rico agribusiness originalmente producido en la arena aca- démica fue apropiado por actores sociales en condiciones histéricas, politi- ‘cas y sociales precisas, generando sus propias précticas materiales y repre- sentacionales en la Argentina. Los rasgos intrinsecos del original sistema socioproductivo convertirén en anacrénicos los términos en que era pensada Ja relacién entre las diversas esferas de la vida econémica: asf, la tradicio- nal representacién ‘industria versus agro” se vera superada por la que actualmente define la relacién concreta de interaccién productive agroin- dustrial. A partir de esta recomposicién sectorial, se afianzaron formas de institucionalidad que conllevaron su propio vocabulario ~agroalimentos, integracién de la cadena productiva, cluster (empresas relacionadas entre sf que conforman un polo productive con ventajas competitivas), ete, sus agentes de propaganda, su modalided de cooptacién politica. En este sen- tido, decimos que el paradigma de los agronegocios es una suerte de caballo de Troya, a través del cual se hace referencia a un modelo de organizacién societal que supone mucho més que una mera opcién de negocios, Es posi- ble pensarlo como el marco ideolégico que construye sentido y legitima (social y politicamente) el nuevo modo de relacionamiento agroproductivo argentino, cuyo horizonte se ha globalizado definitivamente. Geografias conceptuales e institucionales “innovadoras” Delimitemos, en primer lugar, elgunes de log contenidos bésiens del para- digma agribusiness made in Argentina, para lo cual nos apoyaremos en la reflexién teérica del ingeniero agronomo Héctor Ordéiiez, quien fuera uno de los actores centrales del proceso de introduccién de esta teoria en el sector rural. Este profesor de la Pauza trabajé comprometidamente para crear, por 4“ Veleria A. Hernéndes ‘La ruralidad globelisada y el paradigms de los agronegecis en las pampas gringas 45 distintos medios, espacios para la difusién de la perspectiva agribusiness: en el Ambito académico, colaborando en la creacién del Programa de Agronogocios y Alimentos de I raza, donde fue docente y responsable ins- titucional; en el plano social, a través de sus artfculos en la prensa escrita, su participacién en organizaciones internacionales de agronegocios (fue vice. presidente del Capitulo Argentino de la International Food and Agribusiness ‘Management Association) y en asociaciones locales que promovieron el nuevo paradigma (AAPRESID); en la arena politica también tuvo su rol, en particular, como asesor de Felipe Sold cuando éste era secretario de Agricultura de la Naci6n (durante su gestién se produjo la liberacién del primer cultivo trans- génico en Ia Argentina, la soja BR). Bajo la denominacién “nueva economia y negocios agroalimentarios” (ena), el ingeniero Ordéiiez construy6 herramientas conceptuales que acompafaron eficazmente la necesaria transformacién del capital social y ‘cognitive agropecuario. Desde el punto de vista del contenido, se trataba de explicar a los productores c6mo debian entender, en adelante, su préctica ‘econémica, su unidad de negocios, su horizonte comercial: La aprosimacion a los negocios agroalimentarios es sistémica, deli- mita sistemas abiertos “del campo al plato” ineluyendo la industria de insumos, a los productores agropecuarios, la agroindustria y al comer- cio minorista y exterior y los demas servicios anexos, El sistema agroa- limentario aparece como un todo expresado en eadenas de valor que recorron la producci6n, la transformacién y la distribucién. (Ord6nez, 2000) De este modo se propone al productor otro tipo de territorialidad: “Del campo al plato", he aqui la nueva geografia para pensar su préctica econé- mica, la cual dista mucho del principal referente: la explotacién. Como era de esperar, al muevo espacio de negocios le correspondia su propia unidad de ané- lisis. Asi, habfa que explicar al auditorio ruralista cémo llevar adelante el sis- tema de agronegocios: El ndcleo terico esti conformado por la nueva economfa institucio- nal, a organizaci6n industrial, los costos de transaccién, los derechos de propiedad, Is econom{a de Ia informacién, la agencia, el evolueionismo, Jas convenciones y 1a regulacién. La conjuncién de la aproximacién sis- témica y el niicleo te6rico conforma el “sistema de agronegocios coasia- no” que conceptualiza al sistema agroalimentario como un “nexus de contratos" que coordina (gobernancia) Ia cadena de valor. Siendo en este cago la transaccién la unidad de anélisis de las relaciones. Es decir, el 6. Cuyas principales caractersticas pueden encontrarse en Ia bibliografia citada en el Programa dle Agronegocios y Alimentos de la PAUBA; htp:/ Juwu.agraube.ariagroneg foco es el espacio de las transacciones. La unidad de andlisis es la trans- accién, el campo de andlisis es el sistema agroalimentario: cadenas de abastacimiento, redes 0 distritos. (Oréénez, 2000) Si bien actualmente este lenguaje forma parte de cualquiera de las maes- trfas de agronegocios ofertadas a los empresarios, ingenieros, administrado- res y demés actores econémicos que quieran introducirse en este negocio, en aquellos tiempos pioneros, en cambio, se trataba de una jerga sumamente esotérica, incluso para los estudiantes universitarios de la FAUBA. En efecto, @ fines de los 90, incorporar el nuevo marco, con su complejidad conceptual y su alto grado de abstracci6n, para la mayorfa de los chacareros suponia un tra- bajo nada desdefiable sobre la propia subjetividad. Se trataba de pensar su actividad més allé de la relacién con Ja tierra, de abandonar la corresponden- cia entre necesidades-posibilidades familiares y organizacién-especializacién de la empresa, y de asimilar conocimientos experts en forma permanente. En este sentido, apropiarse del paradigma agribusiness tonfa como requisito indispensable reemplazar el manejo, digamos, artesanal o intuitive por una modalidad totalmente profesional: el “management moderno”. Ello no supo- nia, simplemente, dar el paso hacia la empresa familiar ~evoluci6n sobre la que los organismos del Estado (ol ita, a través de programas como Cambio Rural o similares) o las asociaciones técnicas del sector (como AACREA) venfan insistiendo desde hacia décadas-, sino que, segiin la nueva perspectiva, la innovacién empresarial debia ser més radical atin puesto que ella suponia “una revolucién de las mentalidades”. En este sentido, la nocién de “innovaci6n’” jugaré un doble papel funda~ mental: por un lado, moral, al instaurar la dindmica de cambio como desea- ble y hasta necesaria; por el otro, tendré un rol performativo en la medida en que el contenido de esa dinémica seré determinado por el paradigma, esto es, se innova si y sélo si se incorpora a las précticas la visiéa de los agronego- cios, y no cualquier otro tipo de cambio. Asf, tranqueras adentro, el produc- tor deberd adquirir una nueva cultura empresarial que le permita la real “managerislizacién” de los recursos humanos, naturales y materiales; ¥, tranqueras afuera, la innovacién pasar por una integracién econémica que supere los limites del subsector y, de ser posible, los del sector. Como Ord6iiez explica: Ea la definicién de ventajas competitivas est implicita la capaci ad de crear conocimiento, Ia capacidad de innovar, entendiendo la innovacién en el sentide amplio, complejo y multidimensional que atraviesa los entornos institucionales, organizacionales y tecnolégi- 08, [.] Sélo con una fuerte vocacién de cambio, innovadora en los dis tintos entornos, se logra construir competitividad genuina. (Ordonez, 2001 6 Valeria A. Hernéndes ‘La raralidad globalizada y el paradigma do loe agronegocios en las pampss gringss a Desde la teoria de los agronegocios, estos cambios internos y externos se potenciargn mutuamente, creando un “entorno” de extrema flexibilided, tanto en la estructura organizacional como en el modo de relacionamiento con las otras esferas de la vida econdmice. Como consecuencia, en el empre- sariado se instalard una nueva pauta cultaral: el gusto por la innovacién ~en el modo de gestion del capital social, en tecnologia, en constitucién juridica, etc.-, que transformaré la eldsiea ventaja comparativa de la pampa argen- tina en una ventaja competitiva de las empresas de agronegocios. Algunos casos emblematicos por haber asumida plenamente este cambio cultural, como la semillera Don Mario 0 el consorcio Los Grobo 8," son citados en casi todos los manuales, cursos e informes sobre agronegocios. Estas empresas fueron asesoradas por Ordéiler (0 estudiadas en el émbito de su cétedra uni- versitaria), y sus dirigentes forman parte del grupo de cuadros gerenciales que apliearon les innovaciones indicadas en su teorfa NeNA. En lo que sigue, nos ocuparemos de describir cada uno de los desplazamientos subjetivos que Ia adopcién del marco teérico sucintamente expuesto exigié al productor pampeano.* Perfil identitario del agribusinessma: los cinco desplazamientos suhjetivos del chacarero De la explotacién a la empresa innovadora En primer lugar, como dijimos, quien quisiera arraigarse en el continente agribusiness deb{a abandonar Ia referencia material de la “explotaciGn”, on beneficio de la “volatilidad” del capital. Sélo rompiendo “la tranguera” limite simbélico de la agriculture familiar— el nuevo hombre de negocios podria proyectarse sobre el sistema total globel, sea éste pensado en térmi- nos verticales (Ia cadena por producto), horizontales (filial, cluster) o reticu- lares (red de produccién). Aquella imagen que mostraba al productor agropecuario “mate en mano, cefio fruneido y mirada al cielo (a ver si se avecinan lluvias); bombacha bata- raza y alpargatas” pertenece al pasado. En contraste, segtin explicaba 7. El gerente general de Los Grobe SA, Gustavo Gtobocopatel, es miembro directive de AAPRESID {un referente politico dela renovacién sectoral. Su actuacién en pro del nuevo paradiema de las agronegocios es sumamente instructive respecto del tipo de perfil socal y productivo que el ‘nuevo paradigma requiore. £2 este sentido, lustraremos con sus inlervenciones medistica, wni= ‘ersitarias yen los distintos fore rurales cuando ella sea necesario a la exposicign agui presen tada. 5. El paradigma de los agronegosos, por razones que no tenemos espacio para detellar agus, fue principalmente adoptado on Ja zona agroproductiva pampeans. Ordéfiez en una nota de la Revista Nueva en 2004, el empresario rural es en Ja actualidad “el més competitivo del mundo. Se mueve con celular, con inter~ net: en los tiltimos diez afios, el campo cambié [...] Nuestros productores estan preparados a nivel internacional, usan las ultimas tecnologias y por 0 consiguen estos resultados: cada afio se logran cosechas record", El con- traste entre ambas figuras sociales una, “el hombre de campo”, hiperfolclo- rizada, y la otra, el productor moderno, ultratecnologizada— toma sentido en el marco del proceso de legitimacién del aparato ideolégico del agribusiness: je6mo no celebrar el cambio si se trata de uno que acerca “el campo” al ‘mundo moderno? En efecto, el pasaje del mundo dela agricultura familiar al de la ruralidad globalizada se presenta como una cuestién evolutiva, camino que no puede sino ser més que positivo: Ia desaparicién del “agricultor” es tuna cuestién casi tan natural como la extincién de los dinosaurios. Entonees, gen qué consiste “devenir” empresario innovador?, {cudles son las claves de este proceso evolutivo? En su articulo sobre el caso Los Grobo $4, Ordéfiez da algunas pistas, El éxito del holding Los Grobo sa radica en que su. £0, Gustavo Grobocopatel, ha sabido mangjar bien “el riesgo” empresarial. Hijo de Adolfo, el propietario de las 3.500 hectéreas que contaba la empresa familiar en 1984, el joven dirigente del holding explica a qué tipo de estrate- gia recurrié para conducir su sociedad anSnima: ‘Tenemos dos tipos de riesgo, el productive y el precio. Sobre el pri- ‘mero trabajamos con la diversifieacién geografica y la diversificacién de cultivos. La red de redes con ocupacién territorial. Con los precios ‘hemos adquirido una gran habilidad en el manejo de las coberturas de Ja volatilidad. En tiempos del Mat [mercado a término) activo, las ope- raciones eran loceles, aetualmente estamos utilizando el cBot {Chicago Board of Trade). No estemos tranquilos hasta tener cubierta nuestra produccién. Nuestros objetivos son y seguridad. Durante Tos wtiios cin ‘POFGUE ériocimos mejores herramientas. Al principio la cobertura se realizaba sélo con ventas forwards (por adelantadol, luego incorpora- ‘mos las opeiones con las estrategias sintéticas, mds adelante los spread [estrategia] de opciones y los diferenciales con Chicago o Kansas. A par- tir de nuestra visita a la Iowa State University en 1999, entendimos e! concepto de portafolio de riesgo (cartera de inversiones para manejo de riesgos] integramos més las coberturas sistémicamente. Por otra parte, la politica agricola de Estados Unidos genera distorsiones en los ‘mereados que sol{amos aprovechar vendiendo volatilidad en Chicago y comprando en Buenos Aires donde era més barata. (Citado por Ordénez y Nichol, 2008) Hagamos unos breves comentarios sobre las herramientas utilizadas por ‘Los Grobo 84, Vemos claramente que el éxito esta directamente conectado con el desplazamiento operado por el CEO, quien no nos habla de su explota- a Valeria A. Hernénder La rurslided globelizada y al paradigma de los agronegocios en las pampas gringas « cién sino de su posicionsmiento réspecto del mercado y de una relacién con la tierra mediada por “Ia red de redes”. Esta sociedad andnima es transec- torial, internacional y tiene un armado reticular, integrando productores, acopiadores, corredores, procesadores, etc., en su negocio. En la nueva 'cos- movisién, lo agropecuario ya no es el espacio de referencia principal (como Jo era en el modelo familiar) sino uno de los tantos momentos-escenarios en que el holding captura valor, pasando a ser lo maa importante la capacidad de multiplicar los escenarios de transaccién, lo que en la jerga de los agro- negocios queda plasmado, como vimos, en la nocién de “capacidad innova- dora’. En este sentido, la flexibilidad organizacional evocada anteriormente es fundamental: la forma reticular y virtual, facilitada por las nuevas tecnolo- sas de la informacién y de la comunicacién, permite una recomposicién per- manente de la organizacién en virtud de los contextos y “oportunidades de negocio”. Bllo era bastante complejo en Ias antiguas estructuras empresaria- les, con jerarquias piramidales y frecuentemente gerontocréticas, razén por Ja cual otra de las innovaciones necesarias fue desarticular la estrecha rela- cidn que en la agricultura chacarera existfa entre familia y explotacién, De la gestién familiar al management moderno Este segundo desplazamiento fue uno de los mas costosos de asumir en términos subjetivos. El espacio econémico del que nos habla el empresario exitoso que Héctor Ordéiez y John Nichols (2003) toman como ejemplar poco conserv6 de la dimensién “familiar”, lo cual supuso un cambio radical en el interior de la firma, redefiniendo los criterios de pertenencia. En otra entre- vista, Grobocopatel sintetiza el corazén de la transformacién empresarial: ‘Lo que hicimos ahora es un holding, un grupo econémico en el cual tenemos un acuerdo de accionistas, un directorio y un érea gerencial ‘De esta manera esté totalmente separado el vincuilo familiar de lo que ‘es la empresa en sf, con lo cual se alcanza un criterio mas objetivo en la toma de decisiones y se dejan en claro normas de inclusién y exclusién, (Fortune, 15 do septiembre de 2003) Esta redefinicién hacia el interior de a empresa también tuvo su corre- Jato en la divisién social del trabajo “hacia afuera” puesto que la nueva for- macién en “red de produccién” utiliza, en la mayor parte de los casos, la sub- contratacién o la tercerizacion de servicios como medio de adaptacién a los, requerimientos del mercado-consumidor. De este modo, el sistema estimuld el desarrollo de empresas prestadoras de servicio agropecuario, necesarias, para responder a la demanda de estos grandes pooles gerenciadores de miles, de hectéreas:? estos “sin tierra” son quienes arriendan las parcelas de los, productores que no pudieron seguir el ritmo de la incorporacién teenolégica © que no pudieron adaptar el modo de gestién de su explotacién a los pard- metros de “managerializacién” exigides por una economfa globalizada. ‘Ambos agentes, los autobautizados “sin tierra” ~que vimos en la cita de Grobocopatel transcripta en el capitulo anterior (p. 31)-, y los ex productores devenidos “contratistas” son partes complementarias de un mismo proceso, que se articula desde posiciones productivas diferentes y, de més esté decir, con poderes de decisién también diferentes. Esta erticulacién productiva es fandamentel para comprender la “solidaridad de facto” que ee dio en el plano ideol6gico y en la préctica de protesta entre los pequefios y medianos presta- dores de servicio y los grandes pooles de siembra,"” lo que nos lleva al pré- ximo desplazamiento: las nuevas fronteras del (agro)negocio. De lo agrario a lo transectorial: el contratismo, a red de redes, los hibridos Estas redefiniciones de eategorfas sociales y prdcticas materiales tienen profundas consecuencias en varios planos, lo que obliga a revisar algunas distinciones sociol6gicas antiguamente pertinentes ~como produccién/servi- cio, productar/prestatario, propietario/rentista— y que hasta ahora utilizéba- mos sin mayores problemas. En primer lugar, como se ha insistido en los estudios sociales rurales, se modifica la dindmica productiva; pero, ademés, on sogundo lugar, se crean nuevas solidaridades y se perimen ciertas otras, desestabilizando la identidad chacarera. Respecto del primer punto, las nue- vas inflexioaes dadas a lo rural recomponen ese espacio més allé de lo agro- pecuario, akarcando, como dijimos, todas las esferas de actividad econémica: desde la extractivo-primaria hasta las finanzas, pasando por la industria, los servicios, el comercio, eteétera. Los situaciones que conocieron los productores frente a esta evolucién del “negocio” fueron diversas. Por una parte, estan quienes pudieron dar el salto cualitativo, apropidndose de la identidad agribusinessman. Por otro, estan los productores que no lo lograron, por distintas razones (Hernéndez, 2007, 2007b). Entre estos uiltimos, algunos se transformaron en rentistas, mudéndose de su residencia rural a las ciudades y los pueblos del interior, otros, si bien arrendaron el campo, conservaron la maquinaria y comenza- 9. Se calcula que en la Argentina habs dos millones de hectéreas, ol 80% do esa superficie whi ‘eada en Ia regisn pampeana (Cristiane, 2007, 2006; Posada y Martines de Ibarreta, 1995; N 2008; Conde, 207) 10. Hato permite, en parte, comprender la copresencia de estos actores en los cortes de ruta y en Ja asambleas de “autoconvocados" que e organizaron durante al conlicto aludido al comienzo de este capitu i 50 Valeria A. Hernéndez ron a prestar servicios @ los grandes empresarios que eoncentraron la pro: duccién; una tercera opcién fue reconvertirse al sector comercial, utili- zando la renta para abrir un pequefio comercio, formando parte de la “reac- tivacion econdmica del interior”. Entre los menos afortunados se encuen- tran quienes transitaron el camino de la exclusién del sector agropecuario (empleados en algiin comereio o industria), quienes conocieron el desem- pleo o los planes sociales, e, incluso, también es prociso sefialar la realidad del suicidio (el miimero de suicidios crecié de manera Iamativa segdin lo observé Carla Gras, 2006a, en sus estudios de la dinémica social pueble- rina). De la multiplicidad de destinos evocados, s6lo dos se encuentran directa- mente imbricados en el modelo de produccién en red: “los sin tierra” que prestan servicios a esos otros “sin tierra” presentados por Grobocopatel bajo la identidad de “empresarios gerenciadores del conocimiento”. Contratista puro, administrador, “empresario innovacer”, productor-contratista, las figu- ras productivas son diversas, as{ como también les asociaciones que entre ellas se dan en la nueva trama agroindustrial, donde grandes holdings trans- nacionales o medianos pooles locales contratan un sinfin de pequefias empre- sas de servicio. Esta estructura en “cadena” leva al segundo punto que evocaremos sobre el desplazamiento hacia lo transectorial: la fundacién de una institucionali- dad que permita expresar estas solidaridades y alianzas de interés. Las aso- ciaciones por producto (1a eadena do Ia scja ~AcsOsA~, a del matz —MAIZAR- la del girasol -asacte-), las representaciones pluricategoriales (la Mesa de Enlace a la que hicimos referencia es un claro ejemplo de estas nuevas soli- daridades, pero también lo son los grupos de autoconvocados o los espacios multisectoriales), las empresas y sociedades hfbridas, publico-privadas y transectoriales (BIOIVTA, BIOCERES, INDEAR, los pooles de siembra, los fideico- misos, ete.), son algunas de las formas arganizacionales que estos actores, originarios de campos sociales y econdmicos distintos, encontraron para encauzar tal encuentro. — ‘Tomemos el caso de los/ pooles de siembra™)para ilustrar en detalle las nuevas solidaridades y aliénzas, en las que confluyen campo y ciudad, gran- U1. Para una descripeién detallads de estos nuevas perfiles productivos vésss Herndndes (20078, 20078) 12, Sogin la definicién dada por Gabriels Cristiano (2007): "El pool de siamabra es una forma par- teularde explotar la actividad agropecuari, levada a cabo por une organisacién en la cual cada integrante aporta uno de los factores de produccién recesarios (capital, terra ytrabaio). 2] ebje ‘vo es maximizar el beneficio del negocio agropecuario a partir del aumento de Is escala de pro- Guccién Ia disminucién de aquellos viesgoaintrinsteos del sector (..] Mediante el pool se inte gran contratistas rurales, empresas de agroguimiens productores y ~como novedad~ el inversor ‘que no proviene del agro. (..] para la constitucisn dal pool se aconeeja la figura legal del fidete> a ruralidad globalizada y ol paradigma de los agronegocios en lea pampas gringss 81 des y medianos productores, ademés de contar con la fundamental participa- cidn de los actores extraagrarios. En una primera fase de expansién, la orga- nizacién en pool beneficié a quienes necesitaban financiar sus deudas y pro- dueciones: El fideicomiso agrario (...] vino a subsanar la falta de crédito desde Ia pesificacida, sltuacién que atin [2007] persiste en gran medida. (...] En varios de estas emaprondimientos ee integraron propietarios de cam- pos e incluso inquilinos, capitalizando el valor de la tierra u otros bien- es. (Conde, 2007: 2) El aumento de la competitivided —propio de este tipo de organizaciones productivas- est dado por el ahorro que permite la gran escala: segin los especialistas (Posada y Martinez de Tbarreta, 1998), al comprar los insumnos agricolas sin la intermediacién de los actores locales (Ies agronomfas), por volimenes importantes y al contado, estos gerenciadores consiguen reduccio- nes que rondan el 20%. Asi, los intereses de los medianos y pequefios produe- tores se articularon con la disponibilided financiera y la capacidad “manage- rial” de grandes grapos de inversin, agrarios y extraagrarios. En esos tiem- pos pioneros, muchos de los medianos productores que estaban al borde de la quiebra lograron eancelar sus deudas gracias a la demanda de servicios que estos pooles mantenfan activa, recuperando la inversién en equipos y maqui- naria, ademés de equilibrar el balance anual. Es més, desde el punto de vista de este actor globalized, el desacople peso/délar que supuso el fin de la con- vertibilidad signifies una ganancia suplementaria, en la medida en que la deuda interior se licué con la pesificacién y sus ingresos -mayormente inter- nacionalizados- se multiplicaron siguiendo le cotizacién de le moneda esta- dounidense. ‘Después de la pesificacién, la presién crediticia se relajé un poco y quie~ nes habfan logrado resistir hasta ose momento pudieron beneficiarse de la dinamaica y se articularon, no ya solamente como contratistas, sino que algu- nos pasaron al segmento de pequefios y medianos pocles, aunque con aleance més bien local (arriendo de parcelas a vecinos 0, a lo sumo, en provincizs cer~ canas). Esto llevé a algunos actores a postular este modelo productive como basicamente democrético y, en tanto tal, superador del antiguamente predo- minante, basado en la propiedad de la tierra. ‘Sin embargo, esta “slianza” temporal entre productores pequefios, medios y grandes se verd tensionada por la tendencia concentracionista del modelo Teo de adiinistracionfinancievo ono financiero, por sus vantajas impositivas, de costs y lt Segurided juridica. .] Asi, los fdeicomisos constituyen un elemento importente de financia- Imiento para los productores agropscuarios que conforman el pool, generalmente pertenecientes al segmento de las pymes" (2), 2 Valeria A. Heméndes La roralided globelizada y el paradigma de los agronegecios en laa pampas gringes 5a de ruralidad globalizada. Como consecuencia, este escenario de convergencia se verd amenazado, lo que lleva a algunos observadores « hablar de “exter- nalidades negativas’, recordéndonos cuél es -més alld de las fenomenologias coyunturales- la dindmica profunda que gufa la historia del capitalismo. Gabriela Cristiano (2007) resume la cadena de situaciones: ‘Una de las externalidades de la aparicién de los pooles es la vertigi- rosa expansién de los mismos, lo que ha contribuido 2 aumentar la renta de la tierra a raiz del fuerte incremento de la demanda. Esto repereute de manera favorable sobre los productores propictarios que prefieren dar sus tierras en arrendamiento (con un cobro seguro, hasta incluso a veces en el momento.de la siembra, en lugar de percibirlo al ‘momento de la cosecha), en lugar de enfrentar los t{pieos vaivenes a los que esté sujeta Ia produccién agropecuaris. Sin embargo, quedan excluidos los productores arrendatarios que no pueden compelir con el pool, ya sea porque la renta de la tierra os elevada, o porque no tienen Ja suficiente capacidad financiera para efectuar el pago del arrenda- ‘miento al inicio de la actividad (lo frecuente es que éate se realice una ‘vez finalizada la eampafia). Este proceso de concentracién de la tierra también repercute sobre los productores propietarios que desean expan- ir ou produccién, viéndose obligados a pagar un mayor precio por arrendar nuevas superficies, (14-15) Asf, el recalentamiento del mercado de tierras endurecié las condiciones de ingreso y de permanencia en el sistema, Se evidenciaron entonces, como ‘ya sefialamos, distintos tipos de salida (reconversién o exelusién) para quie- nes no pudieron sostener su posicién de productor, como lo expone Ordériez en un artfculo publicado por aquellos afios en el perisdico Clarin (Buenos Aires, 15 de septiembre de 2001): ‘Lo singular es el mercado de servicios agropecuarios que ofrecen “los sin tierra”, que hacen chacring en el mercado: servicios de cosecha, de pulverizacién, siembras, labores culturales, eteétera. Sean como sean los ausentes datos confiables, es claro que este proceso es dindmico, competitive y salvaje. Un 10 0 20% de estos prestadores de servicios sale del mercado cada afi ellos ponen un techo a los precios. Bsas pymes en estadio terminal pujan los precios a la baja (sélo costos varia- bles) con tal de sobrevivir. Son reemplazadas casi autométicamente. Fl nacimiento, crecimiento, maduraci6n y muerte de pymes en este merca- do es dinémico, Esa es infelizmente y dolorosamente la clave de éxita de Ja competitividad de la agricultura: el mereado dinamico de las pymes prestadoras de servicios. Sin ambigtedades, los protagonistas del cambio explicitan las conseeuen- cias sociales de la introduccién del paradigma agribusiness en el territorio pampeano. Volveremos sobre estas figuras en las conclusiones, pero subraye- mos aquf que, de un modo general, la modelidad “pool” comparte con las otras formas surgidas al calor de ese paradigma (los holdings, las cadenas productivas, la red de redes, etc.) un rasgo que nos introduce en el cuarto desplazamiento subjetivo que abordaremos aqut: el agribusinessman tendré otra manera de relacionarse con aquel factor que fuera estructurante del modelo de agricultura familiar, la tierra."* De la propiedad familiar al territorio virtual: “os sin tierra” de la pampa La propiedad de la tierra, soporte material central en la construccién de Ja identidad chacarera, pasa a tener un estatus totalmente subordinado en la dindmica de la ruralidad globalizada en la medida en que, desde el punto de vista econdmico, el valor final del negocio se calcula sobre la base de la suma de transaccianes realizadas en cada una de las unidades del sistema (notese Ja importancia que otorga la teoria NENA al hecho de multiplicar el mimero de transacciones que se genera en una red de produccién dada). En el mareo de esta logica, que sittia la competitividad en la gestién de la tierra y no en su propiedad, edquiere plenamente sentido la expresién “los sin tierra” como emblema identitario de los empresarios “innovadores’# El cambio en el sistema productivo es retomado por los propios actores en el plano simbético a través de una prolifera reflexién sobre sf mismos como “los sin tierra”, Ordéiiez describe ese desplazamiento en términos del para- digma de los agronegocios tomando el caso de Los Grobo sa: Este conjunto de nuevos negocios lo llevé (a Grobocopstel] a madu- var una idea: la de reorganizar Los Grobo elevando a eu faznilia al érabi- to de directorio y consolidar el grupo de una manera més profesional y més formal, fortaleciendo lor negocias locales con la meta puesta en él ‘mereado global. Era una estrategia diferente 2 la que habia sostenido histérisamente Adolfo, su padre (..J La red de originamiento se afirmé antiguamente en la tierra propia y en el mercado. El crecimiento fue acompanado por la compra de tierra como forma de consolidarlo, Ese criterio fue cambiando durante los ultimos afos. (...] Andrea Grobocopatel (hermana de Gustavo] dice al respecto: “En la actualidad 1 politica de la empresa es la inversién en la buisqueda de rentabilidad 48. Bste punto, contral on el cambio de paradigm, tiene efecin sobre una serie de dimensiones materiales y simbélicas que, sin embargo, no podremos analizar en detalle pcs nos aparteria- ros del objetive central del artical. A quien estéinteresado en profundizar en el cambio de esta- tus del factor tisrra remitiznos a Hernindez (2007a), Gras y Hermdndez (2007, 2007b, 2008). 14. Para un andlisis detallado de aste rasgo véase Hernéndex (2007, 2007). 54 Valeria A. Hernéndex * para el conjunto de las operaciones no la capitalizacién en tierras” Hoy se observa que el sistema de originamiento se sostiene en la red de contratos. (Ord6nez y Nichols, 2008: ”, 22, nuestro suibrayado) El gerenciamiento al que se refiere la cita se hace a través del modelo de la red: inscripta on la légica reticular, la empresa familiar devenida sociedad anénima disuelve su materialidad territorial y tiene como horizonte al con- sumidor global. Se trata de une operacitn central, pues el establecimiento de esa distancia con respecto a la “tierra” y a “lo local” es fundamental para construir la nueva identidad social, tal como lo explica Grobocopatel: La propiedad no se est concentrando, Ia que se est concentrando es el gerenciamiento. Gracias a este s'stema de arrendamientas mucha gente pudo mantener su campo y se evitaron muchos remates. Nosotros no tenemos propiedad. Yo soy un sin tierra. El 80 por ciento de lo que siembro no es en tierra propia. Aca se destruy6 el mito del terratenien- te. Pagina 12, Buenos Aires, 25 de abril de 2004, nuestro subrayado) La distancia asf establecida respecto de 1a ctipula dominante clésica —los terratenientes— permite a estos “Ifderes” del nuevo empresariado presen- tarse en tanto renovacién paradigmatica del sector." Por un lado, respecto de quienes habfan concentrado la propieded, pero, por otro, en relacién con el perfil tradicional de productor: Bs cierto que hay cionto cincuenta mil productores menos, que se fundieron en Ia década pasada. O sea que esta competitividad de la saia ‘se hizo con sangre. No fue una fiesta. ;Y qué os la competitividad en la soja? Es la suma de innovaciones temolégicas y organizacionales que pusimos en el campo durante los timos quince atios. (Grobocopatel, en Fortune, 16 de septiembre de 2003) El nuevo estatus subordinado de le propiedad de la tierra conlleva una identidad social totalmente renovada respecto del chacarero o agricultor. En ‘efecto, el empresario del nuevo paradigma se mueve en un espacio virtuel -el de la red (cadena, cluster construido mediante contratos ad hoc, en funcién de las necesidades del sistema, ellas mismas cambiantes y flexibles por ser reflejo de los deseos de unos consumidores permanentemente estimulados por el marketing. El responsable de este tipo de empresa extendida y exten- sible es un empresario con una importante formacién-competencia en gestién empresarial, par tandra qna haeer frente a le cada vez més eompleja red de 18, Descartamos aqut toda hipétesis voluntarista por parte de los actores, Is eval supondsia imputarles una concieneis explcitarespecto de la ebtividad simbliea en cuestién, ‘ba ruralidad globelizaday el paradigma de los agronegocios on las pampas gringas produccién, si quiere permanecer competitive. Ademés, deberd ser capaz de multiplicar la cantidad de nodos que componen la red, pues ello le garanti- zaré la reproduccién mas eficaz del capital que por ella cizcula. ‘Como vemos, ala vez que se complejiza la nocién de empresa, la cuestion de Ja gestion de competencias se coloca como una condicién del éxito econd- mico: un agribusinessman dobe garantizer la flexibilidad productiva sin per- der eficacia en la organizaci6n. Para ello se hace fundamental el factor “cono- cimiento”, el cual supone un quinto desplazamiento subjetivo puesto que el capital cognitivo que necesita el agente del nuevo paradigma dista mucho del ‘que posefa el chacarero que se desempafiaba dentro del modelo de agricul- ture familiar. Del saber formal o heredado a las competencias: el empowerment En el mundo que emerge, el empresario innovador no se identifica ya con la figura del productor (y ain menos con Ia del agricultor, de donde proviene la controversia entre AAPRESID y FAA" “una agricultura sin agricultores” ver- sus “una agricultura con agricultores”, respectivamente), puesto que las com potencias necesarias para conducir exitosamente este tipo de estructura hol- ding no se reducen a su experticia agrondmica y ni siquiera a su comprensién dol mundo rural sino que, justamente, se trata de despegarse de ese estrecho territorio para orbitar en tin universo mucho més ambicioso: el de 1a economia global, las nuevas teenologias de la informacién y la comunicacién, la biotecno- Jogia, ete. En otras palabras, cuanto més largos sean los brazos de la red, cuanto mas abigarrado sea su tajido conectivo, cuantos mas nodos-contratos lo integren, més transacciones se habrén realizado, efectivizando la politica sefialada por Andrea Grobocopatel: “Le rentabilided para el conjunto de las operaciones y no la capitalizacién en tierras”. Con ello, Ia capacidad que tenga la red de convertirse en una “red de redes” es fundamental, y para ello se pre- cisa una dirigencia con una amplia gama de experticias y competencies. Desde la teorfa, se hablar de dos grupos estratégicas de agronegocios: los de commodities y los de specialities, cada uno dirigido a un tipo de eonsumi- dor final global. Dice al respecto Ordéiiez (2000): Los productos de los agronegocios de commodities son homogéneos Lu. Son productos sin mayor valor agregado y su ciclo de vida es largo. Los eereales, oleaginesos, las carnes rojas, et., son claros ejemplos. [.-.] El destino de los agronegocios de commodities es abastecer de insumos la agivisdusteia o atenster los mercades maaivos(,..}. Lag claves pare 16, Al respecto, véanse los documentos y manifiestos generados en el marco del $2" Congreso ‘Anual de la FAA "Modelo de sgricultura con agricultres", 2004 56 Valeria A. Horndndex competir son la ereciente economia cle escala y el aumento de la produc- fividad, para lo cual el énfasis debe estar puesto en el “eémo hacer” (know-how) y en las tecnologias de proceso. [...] Los productos de los agronegocios de specialities son diferenciados con identidad propia fren- to al elionte. Tienen alto valor agrogado y el ciclo de vida es corto. Los vvinos, carnes, dulces, frutas etc., con marca propia o protegidos por una indieseién geogréfica, [...] distinguen a estos productos. [..] Las claves para competir, o las claves para construir veritajas competitivas, son la reciente especializacién, una economéa de especializacién, Ia innova- cién -ligada al “qué hacer*-, entendida como una mejora continua de la calidad para el cliente, que requiere un fuerte énfasis en la tecnologia de producto. (43-44) Para el empresario innovador, lograr una buena insercién en el universo global depende dela capacidad para interpretar la demanda, lo cual requiere como novedad respecto del manejo empresarial del chacarero- un tipo de herramientas que sélo se adquiere en el Ambito académico. Nos referimos a las que ensefia la ciencia del mercado, el marketing. Se obtendré asf el pass- word para el mundo del consumidor, sus gustos, sus expectativas, sus modos de consumo, ete. Gracias a ese conacimiento, el empresario podraé orientar correctamente sus negocios, haciéndolos sobresalir como speciality en el océ- ano de las ofertas masificadas. Esta manera de plantear la ecuacién invierte la direccionalidad del pro- ceso econémico, tal como éste era analizado en el modelo anterior (filofor- dista): si en el mundo de la agricultura familiar el productor ofrecia al mer- cado (fundamentalmente el interno) una serie de alimentos en funcién de pautas objetivas (clima, tipo de suelo, etc.) y subjetivas (tradicién productiva de la regién, experiencia y proyecto familiar, etc.), en el de esta ruralidad glo- balizada ~regida por pautas de marketing elaboradas en funcién de un con- sumidor global~ se tratard de diversificar la red de produccién en virtud de las cualidades-especificidades de esos tantos consumidores, ellos mismos ubicados en los mas diversos mercados internacionales. El rol del conocimiento se advierte, entonces, en dos niveles: por un lado, ‘en su faz de “formacién” de competencias necesarias para conducir el nego- cio agroalimentario y, por el otro, en tanto factor directo de produccién, en su versién aplicada, como tecnologia de la informacién y de la comunicacién, biotecnologia, instrumentos de precisién, gestién del capital social, marke- ting, ete. Durante mucho tiempo, el saber transmitido de generacién en gene- racién fue parte de la herencia familiar del productor chacarero. Sin embargo, este tipo de conocimiento, derivado de la experiencia y del trabajo duro, ser superfluo en el sistema agribusiness. El “valor agregado” que se obtiene del conocimiento en el nuevo modelo hace jugar experticias aprendi- das en las instituciones formales de transmisién del saber, en los foros orga- nizados por el 1anta, en las redes de quienes estén en el “club” selecto del giro [ia raralidad globolizada y ol paradigma de los agronegocios en las pampas gringas 87 agribusiness. Las competencias necesarias no s6lo se ajustan a la logica tec- nocientifica sino que también derivan de un faire part social. En otras pala- bbras, el saber agronémico debe ser complementado con la eapacidad mana- gerial de un administrador de empresas, con el saber juridico-legal, el biotec- nolégico, el informético y todo aquel conocimiento novedoso que sume complejidad a la red de redes, a las “ecuaciones econémicas”, competencias que se imparten en los programas de las maestrias y los posgrados de agro- negocios, de los que nos ocuparemos en breve. ‘De todo Ic dicho, subrayemos la presencia de un proceso de fetichizacién del conocimiente, donde la nocién de empowerment serfa su expresién més aca- bada."” En este marco, Gustavo Grobocopatel llegé a equiparar el conocimiento on los otros insumos bésicos tradicionalmente valorizados por el productor: En los dltimos afios, muchos propietarios o contratistas rurales entendieron que el conocimiento es un insumo més, indispensable para obtener eultivos competitivos, y esto se ve en las ecuaciones econémicas, donde el valor de la tierra va perdiendo importancia en la misma medi dg en que se valoriza la admainistracién y conduccién del cultivo. (La Capita!, Rosario, 25 de abril de 2004) Sobre la base del contraste entre la figura productiva del “agricultor-pro- ductor” y la del “empresario innovador”, estamos ahora en condiciones de comprender por qué bautizamos con el término de ruralidad globalizeda el nuevo sistema de précticas materiales y simbélicas: desde las caracteristicas de su agents econémico hasta su destinatario-consumidor, pasando por el tipo de estructura organizacional, todos los elementos que lo componen tie- nen como horizonte lo global, con sus componentes intrinsecos de virtualidad y de Mlexibilidad, Con lo expuesto hasta aqui, parece claro que el hombre nuevo del agribu siness world no tiene como aspiracién social su integracién a la clase terra- teniente, lo cual supondria convertirse en propietario de latifundios (cuya principal consecuencia serfa “hundir” capital en la tierra, inmovilizéndolo), sino que, po: el contrario, siendo la movilidad un principio fundamental del nuevo sistema, este empresario brega para que su realidad locel entre defi nitivamente en la dinémica de lo que se conoce como “la sociedad del conoci- miento” (o, en una versién més erudita, el “capitalismo cognitivo”; ‘Hernéndez, 2006). En ia nueva economia basada en el conocimiento, los capi- tales fluyen por las redes que él construye, cada vez mas complejas y con cadencias transaccionales cada vez més aceleradas. 17, Bl conocimiento como un estado o disposicin aubjetiva que permite “cambiar ls mentalida- es?,“darse cuenta” de que el paradigma agribusiness es el modelo de desarrollo deseable para dl pats. 58 Valeria A. Hemnéndex En este capitalismo global, donde inmovilidad equivale a descapitaliza- i6n, el agribusinessman esté permanentemente fandando nuevos negocios, para lo cual su principal herramienta es su propia capacidad de innovar, dé romper Ia frontera que apenas acababe de levantar. Cadena por producto, integracién vertical, red de redes... tods institucionalidad esta destinada 2 ser superada por una més flexible atin. En efecto, el imperativo de la movili- dad esté presente en todas las dimensiones del modelo: la red, su forma, su inamica, sus recursos humanos. El capital social y cognitivo debe ser reno- vado en forma permanente, lo que no significa necesariamente cambiar de personas fisicas, pero sf que lo sean sus competencias, mediante la actuali- zacién de sus conocimientos y el ajuste de éstos a las nuevas demandas de Jos consumidores, la incorporacién de nuevas téenicas, el mejoramiento de las capacidades individuales y la transm:sién de los conocimientos derivados de la experiencia a la organizacién. Esta tiltimna también es concebida desde una matriz que induce a la movilidad: la organizacién esta en constante for- macién, ya que aprende de sus miembres, renueva sus métodos de gestién, se abre a nuevos partenaires y crea cada vez ms links, “nodos”. El ideal es Tlegar a ser, insistamos, una “red de redes” El foro académico y el movimiento asociativista como aparatos culturales del modelo agribusiness A fines del siglo pasado, el hombre d= negocios que el nuevo paradigma convocaba no existis masivamente en el territorio econ6mico nacional, aun- que el contexto neoliberal imperante habia generado las condiciones necesa- rias para su iniciacién (Azcuy Ameguino, 2004). Asf, fue necesario formar ese “capital social”, proceso en el que colaboraron, de forma diferente, tres tipos de espacios de socislizacién: el académico, el asociativo y el medidtico. En el primer caso, fue fundamental el rol desempetiado por los masters, los posgrados y las especializaciones en agronegocios en tanto espacios de forma- cién de recursos humanos comprometidos con esta visién del mundo. Desde mediados del 90, comenzaron a multiplicarse las ofertas de este tipo de forma- iones, tanto en el Ambito de la ensefianza publica como de la privada, siendo el Programa de Agronegocios y Alimentos de la FAUBA uno de los més prestigio- sos. En segundo lugar, el andamiaje institucional construido en la escena aca- démica tuvo su contrapunto en el émbito de las organizaciones rurales. Si bien con el tiempo la mayoria de las asociaciones técnicas se fueron sumando al ideario innovador, una “pionera” en el tema fue sin lugar a dudas AAPRESID,"* 18, Insripta como asociacién sin fines de lucro en 1889, tiene su sede central en Rosario; en 2007 rogistraba veintieéiscentros regionales y més de mil quinientes socios (produetores y empresas, el sector). ‘La ruralided glabalizada y el paradigma de los agronegocios en las pampes gringas 59 ala que también le dedicaremos unos parrafos. En tiltimo lugar, los promoto- res de la nueva economfa rururbana (ie., rurales y urbanos, puesto que las, sedes incluyen ambos espacios residencieles y productivos) comprendieron muy tempranamente que los cambios de orden més bien matenal, organiza- tivo y conceptual serfan mejor aceptados y elaborados por la sociedad si esta- ban insertos en un dispositivo de comunicacién que contribuyese a asentar su legitimidad social. De este modo, quienes se reconocen como lideres de la reno- ‘yacién agroindustrial con “responsabilidad social” se dieron una politica de comunicacién en la que ningtin foro de interaccién fue descartado: desde los medios masives de divulgaci6n hasta los estrados especificos del sector ~con- ‘gresos, boletines, salides a campo, ete. fueron canales formales e informales idéneos para transmitir “su visi6n” del campo. Por falta de espacio, no volvere- ‘mos sobre el escenario medistico; s6lo nos dedicaremos al foro académico y al asociativista. Formacién de competencias y naturalizacién del nuevo paradigma Las formaciones en agronegocios fueron escenarios privilegiados para asentar durablemente el nuevo paradigma. Prestigiosas universidades otor- garon el titulo de magister a varios de los dirigentes agribusinessmen, impor- tantes promotores del nuevo sistema de produccién, pero sobre todo acogie- ron a miles de productores que querfan devenir empresarios innovadores, quienes impartieron no sélo el contenido y el vocabulario correspondiente sino que acompafiaron subjetivamente en los desplazamientos que éstos debjan llevar adelante, como vimos en el apartado anterior, Una de las formaciones més reconocida es el Programa de Agronegocios ¥ Alimentos de la FAUBA, facultad nacional y publica, referente en el rol de for- macién de recursos humanos para #1 sector rural. Un profesor de ese pro- grama reconocia que, desde 1998, “pasaron mds de mil trescientos aluranos, que dentro del sector agropecuario argentino es una masa critica muy impor- tante y genera una cultura. Generar una conceptualizaciGn en todas esas per- sonas en comtin ya es importante, 3a provoea un cambio” (entrevista, marzo de 2007). Hacia 2008, existian mds de treinta formaciones en agronegocios (con distintos nombres) en el pafs (Taraborrelli, 2007), oferta que involucra tanto el espacio publico como el privado, con sedes distribuidas en distintos puntos del territorio nacional. En funcién del andlisis del proceso de cambio paradigmético, es preciso subrayar el rol que ellas tuvieron en tanto caja de resonancia. Creadas en la esfera académica -o avaladas por ella, estas formaciones tuvieron un doble efecto en la dindmica de expansién de esta visién particular del “agronegocio”: por un lado, en tanto espacio sistémico de formacién, produjeron las compe- 60 Valeria A. Homandex ‘La ruralidad ghbalizada y ol paradigms de los egronegocios en las parmpas zringas 6 tencias y el capital social necesarios para reproducir el modelo de ruralidad globalizada, aseguréndole continuidad temporal. Por el otro, legitimaron cientfficamente tal visién del espacio rural, en desmedro de otras formas de pensar él territorio y su rol en la dinémiea de desarrollo nacional. En efecto, las disputes entre los distintos proyectos de sociedad (qué es un desarrollo deseable) comenzaron a tomar vigor a partir de los efectos negativos que el nuevo modelo tuvo sobre ciertas categorias de productores, centralmente entre los pequefios y los medianos agricultores familiares que ya hemos obser- vado, a los que se sumeron quienes comenzaron a autoproclamarse “eampesi- nos”, habitantes que se vieron desplazados de sus territorios por el avance de Ja frontera agricola sobre zonas marginales: Chaco, Formosa, Santiago del Estero, Salta, etc. La tendencia concentracionista, inherente al nuevo para- digma, Ilev6 a la intensificacién de las tensiones entre los distintos proyectos politicos para el espacio rural (desarrollo econémico, desarrollo sustentable, desarrollo territorial, ete.). En ese contexto, el rol de legitimacién cientifica que la comunidad ecadémica diera a quienes impulsaban el paradigma de los, agronegocios fue clave: al construir el andamiaje tedrico de las précticas eco- némicas, al explicar el éxito que habfa tenido en otras latitudes agricolas (fun- damentalmente en Estados Unidos) y, sobre todo, al multipliear esos argu- mentos en diversos foros ptiblicos y mediticos, estos académicos efectivizaron ‘1 rol ideolégico que tiene la norma cientifics en tanto justificadora del nuevo orden sociopolitico. Este rol de legitimacién no s6lo fue ejercido en el espacio académico sino que los intelectuales orgénicos y académicos de los agronegocios mantuvie- ron una asidua presencia en los congresos agropecuarios, en las ferias rura- les, en distintos eventos ligados al sector privado (convenciones, lanzamien- tos de productos, ete.) y en las asociaciones técnicas agropecuarias. Entre estas tltimas, aAPRESID fue la més dindmica respecto de este paradigma. Si bien su existencia formal se remontaba a 1989 ~cuando obtiene su persone- rfa juridiea en tanto asociacién sin fines de lncro-, su influencia en tanto ins- titticion socialmente relevante para los actores agropecuarios comienza a ser importante hacia mediados-fines de los 90, principalmente a partir de la lle- gada de los transgénicos al pais. En un comienzo (1989-1996), la prédica de Ia Asociacién, puntualmente centrada en la promocién de la SD, no lograba convencer a los agricultores, fuertemente dependientes de los agroquimicos y la labranza. Pero, como se sefialé en el capitulo anterior, 1a soja RR cambia- ria radicalmente la percepci6n de los productores respecto de la sp, incli- nando la balanza a su favor. Asf, la matricula de socios aapresidistas se fue incrementando afio a atio y, en poco més de una década, el prestigio institu- ional de esta asociacién era reconocido por todas las entidades del sector. Pero volvamos a los tiempos en que el peso nacional competfa con un sin- niimero de las asi llamadas “monedas paralelas” y Ia soja era adoptada coo referencia de intercambio econ6mico estable por los productores.® Esos eran Jos mismos afios en que AAPREStD se posicionaba como el portavoz de la soja en tanto.“emblema” nacional y en que las reglas de la globalizacién alumbra- ban a los “empresarios innovadores”, tinicos actores capaces de “bancar(se)” (sic Hector Huergo, columnista de Clarin Rural) la exposicién directa al mer- cado internacional. Para lograr esta disposicién “hacia afuera”, los dirigentes aapresidistas colaboraron activamente en Ia croacién de espacios institucio- nales acordes con esta aspiracién integradora (como las ya sefialades, ACSOSA, MAIZAR, etc.), pero también reorientaron instituciones existentes, en las que se aggiornaron dinémicas colectivas coherentes con el cambio de paradigma (ademés de AAPRESID, sefialemos a AACREA, SRA, CRA). En muchas ocasiones, estos Iideres del agribusiness se referirén & su accionar como une cuestién de “conduceién” de lo que consideran es “Ia segunda revolucién de Jas pampas’. Esta revolucién promete, como todas, mafianas mejores, tal como transmite en esta “visiGn” del futuro Grobocopatel quien, recordemos, fue miembro fundador de asacir, integrante del directorio de AAPRESLD, sig- natario del convenio con la FAUBA que dio lugar al curso de posgrado en Alta Direceién en Agronegocios y Alimentos (certificado emitido por la PAUBA) dic- tado en Carlos Casares, localidad de residencia de Los Grobo sa El desarrollo de capital social ea clave para dinamizar este cfrculo virtuoso, para ello es necesario desarrollar una visién compartida y gonerer confianza. La agroindustria argentina la tiene. Venos una agroindustria con desarrollo de los biocombustibles, los biofiirmacos © alimentos que curen, los bioplasticos para resolver el problema de los residuos, la biorremediacién del medio ambiente, un liderazgo en el ‘mercaco mundial de las protefnas, produciendo alimentos sofisticados con infsrmacién y alimentos baratos para las regiones del mundo més pobres. Versos también el desarrollo del agroturismo y el turismo gas- tronémico y la venta de cultura envasada en alimentos. Creemos que la ‘mejor forma de enfrentar los desafios ge la globalizacién es globalizén- dose més, con mayores intercambios de bienes, servicios y recursos ¥ mayor pertenencia a las cadenas de valor global. (Grobocopatel, s/f: 3 nuestro subrayado) La articulacién de lo productivo y lo polftico es un rasgo central de la préc- tica militante que, a partir de 2000, desarrollard con fuerza la edpula aapre- sidista, Con ese espfritu, la Asociacién no sélo se encargara de organizar “sali- das a campo" para medir el rendimiento de tal cultivo o tal fertilizante, dictar cursos de formacién en su Instituto de Capacitacién y publicar regularmente 19, Titulaba por aquellos tiempos un articulo del peridico Clarin: "No ser el délar ni el peso. ‘Tampoco el patscdn oe] lecop. La smoneda» do Foriagro sera la soja" (Buenos Aires, 7 de diciem- bre de 2002), 62 Voleria A. Harminder su revista técnica, sino que ademés promoverd actividades orientadas a extender su auditorio més allé del sector agricola, proponiendo al debate publico teméticas més amplias que las meramente productivas. La pedagogia, inieialmente dedicada a la sb, superar en poco tiempo esta estricta dimen- sin técnica, integrando al abanico de cuestiones abordadas por AAPRESID temas econémicos, de politica nacional e, incluso, del 4mbito internacional. En el marco de este activismo, los congresos anuales de la Asociacién jugardin un papel relevante en tanto espacios que llaman a una participacién amplia, transectorial, en los que se discutiréni los eontenidos del nuevo paradigma. Asi, estos congresos irén transformando su vocacién: de ser eventos locales o regionales, pasardn a ser manifestaciones nacionales con proyeccién interna~ cional. A partir del siglo 204, tendréin como decorado el hotel Sheraton de Mar del Plata o similares, y acogerdn a oradores de alta envergadura académica (cientificos nacionales, internacionales y hasta un premio Nobel), empresarios exitosos y productores “inmovadores”, creando la polifonfa necesaria al tipo de sociedad que propugnan, una en Ia que le economia esté basada en el conoci- miento. Afio tras afo, el pliblico (es decir, los productores més interesados en mejorar el manejo técnico de sus producciones, asf como periodistas, intelec- tuales, politicos y funcionarios, investigadores y cientificos invitados) recibiré atentamente los nuevos conceptos impartidos por reconocidas figuras nacio- nales e internacionales, quienes disertarda sobre la nueva “agricultura de fin de siglo”, “el cambio de mentalidades” o la importancia de “innovar”. El pres- tigio cientifico de estos académicos redundaré en el proceso de irrigacién social de la nueva ideologta, tal como surge del comentario que nos hiciera un productor entrerriano ~que pasé de la ganaderfa a la soja RR en menos de cinco aflos~ a propésito de 1a afirmacién realizada por Norman Borlaug” sobre el saldo positivo del sistema sb como modo de conservar las propiedades del suelo: “Si lo dijo un premis Nobel, debe ser asi” Este modo de sembrar la semilla de los agronegocios en la cotidianidad de los productores y de los politicos, complementado oportunamente por los cur- sos de maestrfas y posgrados, tendré réditos inequtvocos en cuanto a la legi- timidad social que la identidad empresarial innovadora iré ganando entre las distintas audiencias. Ast, las voces del experto (el cientifico), de Ia expe- riencia (el empresario) y del traductor social (el periodista) colaboraron para darle densidad a la economia politica del agribusiness world. La esfera aca- démica no sélo produjo el andamiaje tedrico que legitims las nuevas précti- cas econémicas y el orden social que ellas trajeron aparejado sino que, com- 20, El doctor Norman Borlaug fue premio Nobel de la paz en 1970. Reeonoeido por sus alumna ‘como “el padre de la llamada srevolucién verdes, un conjunto de teenologias agronémicas que permitieron paliar el hambre en la India y Pakistin’ (Clarin, Buenos Aires, 21 de agosto de 1999), ‘ba ruralided globelizade y el paradigma de les agronegocios en las pampas gringas 63 binada con el dispositive medidtico, produjo argumentos “en clave popular”, de manera que ese cambio fuese asequible para todo tipo de publico, sea habitante del espacio rural o urbano, Cerraremas este capitulo con una reflexién sobre el cambio “cultural” al que invitan desde aAPRESID, y al que vemos como la contrapartida simbélica necesaria para completer el pasaje, bien materiel, de la agricultura familiar ala ruralidad globalizada. Bajo el llamado a “cambiar les mentalidades”, los, dirigentes aapresidistas explicitan, a su manera, el importante trabajo sobre si mismos, sobre la propia organizacién simbélica que supone la adopcién del modelo agribusiness. Hay que jerarquizar factores que antes eran secunda- rios y subordinar otros que antes eran primordiales, cambiar el “esfuerzo fisico” por el “esfuerzo intelectual”, valorizar el conocimiento en tanto factor directo de produccién, flexibilizar la empresa hasta transformarla en una red transectorial, abandonar la imagen del “hombre de campo” y “darse cuenta” de que la nueva empresa tiene un nuevé hombre de negocios, stis conceptos fines -como “responsabilidad social empreserial”, “sociedad del conoci- miento” o “capital social” y su propia moral, contenida en la cultura de la innovacién que legitima el orden econdmico globalizado. El proceso que hicieron los protagonists del giro agribusiness fue pro- fundo y hoy sus efectos pueden observarse en el tejido social total. Los exper- tos hablan de “pampeanizacién” y de “commoditizacién” de la produccién agropecuaria nacional para referirse a elgunos de los efectos més evidentes. Esta homogeneizacién del sistema de produccién produjo, como subrayamos, desplazamientos, exclusiones y nuevas sclidaridades. Aunque no hayan pasado tantos afios, la unidad que muestran las cuat?) entidades reunidas en la Mesa de Enlace da cuenta del arraigo que logré la nueva dinémica socioproductiva: esas mismas redes, causa del desplazamiento y la reconver- sién de muchos productores medianos y pequefis, al subordinar los intere- ses de sus componentes al funcionamiento del conjunto, creé entre quienes quedaron en pie una situacién de solidaridad de facto, més alld de las diver- gencias ideologicas de origen que esos mismos actores pueden o pudieron tener. Si bien la capacidad de captacién de la renta de un “nodo” a otro es muy disimil (pensemos en un Grobocopatel y en una de las pymes que le brinda el servicio de cosecha en una de las latitudes en las que reparte su masa productiva), todos resultan en alguna medida afectados frente a una variacién de las reglas del juego, sea de origen interno (como es el caso de la politica de las retenciones), sea derivada del mercado internacional (demands, acuerdos de comereio, etc.)."' En el extremo, aunque un gran pool 21. Incluso los minirrentistas se ven amenazados en su posicién puesto quo, en Tos casos de alqui- Jor a porcentajes de le cosecha, como ésta es comarcializada en el mercado de exportacién resul- ta sensible a los efecto del eambio en el monto de las retenciones. 64 Valeria A. Homandes que concentra la produccién de cientos de miles de hectdreas distribuidas en distintas provincias y paises y un pool mediano—gerenciado por un cha- carero que trabaja tierras propias y las arrendadas a sus vecinos (pudiendo llegar, en una zona agronémicamente regular como la de Gualeguaychii, a Jas 2,000-3.000 hectéreas)~ representen categorias econGmicas diferentes, el segundo est comprometido por la dinémica del primero en la medida en que, generalmente, para terminar de rentabilizar sus inversiones, le presta sus servicios al gran pool, en su zona de trabajo. En este escenario, donde la tendencia a la concentracién productiva es hegeménica y el interlocutor privilegiado del sistema es el consumidor glo- bal, cabe interrogarse sobre la sustentabilidad del modelo en términos no 86lo econsmicos (cuéntos pooles terminarén coexistiendo en el territorio pro- ductive argentino: {dos?, itres?, {cuatro?), sino también ambientales (inten- sificacin de agroquimicos, monocultivo o rotaciones insuficientes, defores- tacién, ete), sociales (desplazamiento y exclusién de pequeiios y medianos productores, pérdida de capital cognitive de los que abandonaron la produc- ign, despoblamiento rural, ete.) y politicos (politica alimentaria, politica de desarrollo, planificacién territorial, gestién de los recursos naturales). En este tipo de reflexién se vuelve central poner el eje en el rol del Estado en tanto regulador de la actividad econdmice, del imaginario politico colectivo y de los recursos naturales como herencia a las generaciones futures Los 90 y después Criterios de pertenencia, exclusién y diferenciacién social en tres pueblos del corredor sojero* Karina Bidaseca y Carla Gras Introduccién En los siltimos afios, y en el marco de las tesis sobre la configuracién de nue- ‘vas ruralidades, los pueblos rurales han vuelto a suscitar la atencién de las ciencias sociales. ‘Tradicionalmente ligados a la actividad agropecuaria, su dindmica tiene 1a impronta histérica que le fueron dando los hitos de los pro- esos agrarios: el tendido del ferrocarril, la instalacién de cooperativas y de plantas procesadoras, la estructura de tenencia de la tierra, enfre otros. ‘Todavia hoy quedan pueblos y localidades donde las migraciones estacio- nales sean 0 no receptores— transforman, durante algunos moses, la fisono- mfa local (Bidaseca, 2002). Es cierto que, en forma creciente, el espacio rural adquiere un caracter polisémico: lugar de trabajo de poblacién que reside en ciudades, residencia de trabajadores que no se ocupan en el sector agropecua- rio, territorios donde se producen bienes y servicios que no son sélo de origen, agropecuario (el caso paradigmatico es el turismo rural). Sin embargo, “lo agrario” sigue presenténdose, en las narrativas locales y en las percepciones de distintos actores sociales, como estructurante de la vida de los pueblos. Distintas imagenes recorren los andlisis sobre las dinémicas de los pue- blos. Por un lado, aquellas que, al considerar la privatizaci6n del ferrocarril y la crisis de los estados provinciales, plantean que los pueblos expulsan ‘Bete articulo prosonta resultados de una investigacién en curso, "Crisis de la sgricultura fami- Tar: impactos seialea, econémicss,culturalea y politicos en tres comunas rarales de Ia regién Pampeana’,financiade por la Agencia de Promocién Cientifiea y Tecnologie, y desarrollada por nvestigadores drigido por Carla Gras y Kerina Bidaseca, Colaboraron en su rea- Luciana Manildo, Facundo Millgn y Ariel Palacios, Las autoras ngradecen les equipos locales de encuastadores y encuestadoras, 2 Amalia, Erika y demis colonos de Bigand; a loe directivos de las eseuelss, a Ia cominidad mocov! y's los empleados de la Biblioteca Popular Belisario Rolddn en Aleorta, y ala familia Echaguibel en Maciel 1651

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