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Cómo Medir Las Métricas de Calidad
Cómo Medir Las Métricas de Calidad
Empecemos analizando el concepto de calidad emitido por Dr. Walter Shewhart, quien
entendía la calidad como “un problema de variación, el cual puede ser controlado y
prevenido mediante la eliminación a tiempo de las causas que lo provocan”. Esto
quiere decir que no podemos permitir que ocurran las cosas sino prevenirlas; por
ejemplo si observamos que el empaque de una máquina se esta desgastando, no
debemos esperar a que se termine de desgastar para cambiarlo, ya que el daño de
este empaque implicaría detener el proceso y eso además de incurrir en costos para la
empresa, también afecta la calidad de los productos, ya que los últimos productos en
ser procesados salen con defectos producidos por variaciones debido al desgaste del
empaque.
El Dr. Joseph M. Juran, nos dice que para mejorar la calidad de nuestros productos
debemos capacitar a todos los niveles de nuestra organización, con lo que respecta a
la administración de ésta. El enfoque de Juran sobre la administración de la calidad se
basa en lo que se llama la trilogía de Juran, la cual determina las necesidades del
cliente, traducirlas al lenguaje de la empresa y transformarlas en productos que
cumplan con sus requisitos y expectativas.
Por su parte, Armand Feigenbaum establece que “Para que el control de calidad sea
efectivo, debe iniciarse con el diseño del producto y terminar sólo cuando se encuentre
en manos de un consumidor satisfecho”. Uno de los puntos más importantes señala
que la calidad debe estar siempre orientada a la excelencia, y no basándose en el
enfoque tradicional de la falla. Ésta es una manera interesante de ver el concepto de
calidad, ya que rompe con todos los esquemas anteriores que hablaban de prevención
de fallas. También menciona lo importante de analizar lo siguiente: “La automatización
no es la solución a los problemas de calidad. Las actividades humanas son
fundamentales en cualquier programa de calidad total”. Expone aquí la superioridad en
nivel de importancia que tenemos los gestores sobre las herramientas (máquinas).
El Dr. Philip Crosby define la calidad en cuatro principios absolutos, coincidiendo con el
concepto de calidad emitido por Shewhart, sobre establecer un sistema de calidad
preventivo, también propone un programa de catorce pasos para la mejora de la
calidad en los que coincide con anteriores autores como Juran, con lo respectivo a la
educación del personal.
Dr. Kaoru Ishikawa es exigente a la hora de hablar de calidad: “El control de la calidad
que no muestra resultados no es control”. El proceso de control de calidad debe
llevarse a cabo con cierto tipo de parámetros si queremos obtener los resultados que
cumplan con las necesidades de nuestros clientes, es decir, si queremos obtener
resultados de calidad. Menciona que el control de calidad es responsabilidad de todos
los trabajadores y divisiones de la compañía. También nos habla de la importancia de
los métodos estadísticos en el control de la calidad, los cuales son parte fundamental
de ésta.
El Dr. Genichi Taguchi se basa en dos conceptos fundamentales que indican que
debemos ofrecer productos que sean atractivos a nuestros clientes, resaltando que
deben ser mejores que los de la competencia. Nosotros como empresa, cuando
entramos en competencia con otras debemos colocarnos la tarea de pensar como
nuestros adversarios, para así tomar medidas que nos ayuden a buscar otras maneras
y alternativas para vencer a la competencia, alternativas de calidad, aunque no
olvidando alternativas de costos, es decir, tratar de reducirlos al máximo, sin afectar la
calidad de éste, buscando la manera de ser competitivos.
Las métricas de calidad son comúnmente utilizadas por las organizaciones como una
forma de medir el rendimiento de los procesos internos, específicamente los procesos
que son difíciles de medir. El tipo más común de estas métricas se llama KPI (KPI, del
inglés key performance indicator), o indicador clave de rendimiento. Estos indicadores
se utilizan para cuantificar y medir y/o evaluar el rendimiento de las metas operativas
que están conectadas a los procesos internos. Debido a que los KPI y métricas de
calidad a menudo no están ligados a los ingresos o ganancias netas, la gestión debe
ser creativa en la determinación de formas de medir y alcanzar las metas de
desempeño
INSTRUCCIONES
Crea un diagrama de flujo de los procesos que deseas medir. Los procesos más
comunes se relacionan con el servicio al cliente, los gastos y los ingresos netos. Por
ejemplo, si deseas mejorar la calidad de servicio al cliente, crea un gráfico que
muestre el proceso del tratar con los clientes, desde el marketing y las ventas hasta la
entrega. Si deseas mejorar la calidad de las operaciones, crea un diagrama de flujo
que muestre los pasos involucrados en la adquisición de inventario para la
organización.
Define una métrica que se pueda utilizar para alcanzar tu meta. Utilizando el diagrama
de flujo, retira las palabras clave y los procesos que se puedan medir o que ya estén
medidos en la organización. Por ejemplo, para una reducción del 10% de los costos de
inventario puedes enfocarte en el número de proveedores o de ahorro de costos en el
tiempo. Para una reducción del 10% de las quejas de servicio al cliente, puedes
centrarte en el número de entregas a tiempo o la calidad de los artículos en stock.
Establece metas y plazos para cumplir los objetivos sobre una base regular. Los
objetivos pueden ser compartidos con todo el equipo de trabajo en el proceso. Alienta
a todos los miembros del equipo a participar en distintas formas para mejorar el
proceso y ofrece recompensas para el logro de los objetivos.
¿CUÁNDO APLICARLA?
La metodología Six Sigma puede ser aplicada en casi cualquier coyuntura, tanto en
procesos transaccionales (cuentas por cobrar, ventas, mercadeo, niveles y tiempos de
servicio) como en procesos de operaciones (logística y manufactura).
PROGRAMAS DE CAPACITACIÓN
Black Belt
Green Belt
Executive
Champion
LOS SEIS SOMBREROS PARA LA TOMA DE DECISIONES
Los seis sombreros para pensar es una importante y poderosa técnica para tomar una
decisión desde todos los puntos de vista. Esta técnica obliga a aquellos que la utilizan a
cambiar su estilo de pensar y de ver las cosas, ayudando de ver esa situación desde
diferentes puntos de vista.
Esta herramienta fue creada por Edward de Bono en su libro “Seis sombreros para
pensar” (en inglés Six Thinking Hats: An Essential Approach to Business Management).
Cuantas veces nos encontramos en reuniones interminables donde cada uno cree
tener la razón sobre algún punto en concreto, donde hay parte de los integrantes de la
reunión que piensan de forma positiva, mientras que hay otros que sean totalmente
pesimistas y negativos. Este es el escenario ideal para poner en práctica la técnica de
los seis sombreros, mirando al problema desde todos los puntos de vista.
Cada sombrero de color tiene un estilo para pensar y que resumo a continuación:
Ponerse el sombrero de color Rojo – es para mirar los problemas desde el punto de
vista de las emociones, lo que uno siente o reacciona ante el problema. También
intenta pensar como reaccionaran los demás e intenta entender a todos aquellos que
no entienden tu punto de vista y tu razonamiento.
Ponerse el sombrero de color Negro – es para ver todo desde el punto de vista
negativo, de manera defensiva y cautelosa. Importante ejercicio, porque se da las
razones por la que un plan no puede funcionar y saca a la luz todos los puntos débiles.
Una vez identificados todos estos problemas y riesgos hay que buscarles solución o un
plan de contingencia para contrarrestarlos
Ponerse el sombrero de color Verde – es ser creativo y encontrar todas las soluciones
posible del problema. Es importante que no se critique las posibles soluciones que se
presenten. Es un ejercicio de construcción en equipo, y no de criticar a los demás.
Fast Tracking, significa que tendremos que fijamos en las actividades que se realizan
normalmente en forma secuencial y tratar de ejecutarlas, aunque sea parcialmente, en
paralelo.
Una regla general es que las actividades secuenciales podrían ser aceleradas hasta en
un 33%. En otras palabras, si se utilizaría Fast Tracking, significa que usted puede
iniciar la segunda de las dos actividades secuenciales cuando la primera actividad esté
al 66% de avance. Esto es asumir un nivel de riesgo que normalmente se considera
como aceptable.
Es una herramienta para acelerar el cronograma, que consiste en asignar más recursos
a las tareas. Si un recurso tarda 8 horas en realizar una tarea, ¿cuanto tardarán 2
recursos? Si los proyectos fuesen como las
matemáticas la respuesta sería 4, pero no siempre es así, depende del tipo de tarea
que sea y de los recursos que estemos utilizando.
Hacer “Crashing” del cronograma significa agregar recursos adicionales a las
actividades de la ruta crítica sin necesidad siempre de obtener el máximo nivel de
eficiencia. Por ejemplo, supongamos que una persona estaba trabajando en una
actividad de diez días en la ruta crítica. Si se necesita acortar este plazo de tiempo, se
podría agregar un segundo recurso a esta actividad. De hecho, el recurso no puede
tener todos los conocimientos adecuados, pero igualmente es seguro que se podría
reducir el tiempo total, aunque sea solo dos días menos.
Con la opción anterior estamos haciendo uso de esta técnica de una manera no muy
eficiente (dos recursos y reducir sólo dos días), no obstante piense que para algunos
casos es necesario conseguir desesperadamente bajar o reducir sea como fuese el
tiempo de una actividad.
Los recursos adicionales pueden provenir de dentro del equipo del proyecto, o pueden
ser contratados temporalmente fuera del equipo. Uno de los objetivos del “crashing” es
reducir al mínimo el costo incremental. En la teoría se ven los ejemplos clásicos de
cómo acortar la duración de un cronograma haciendo crashing sobre las actividades
menos costosas del camino crítico. Sin embargo, a cambio de completar el trabajo
antes de lo previsto, el crashing conduce siempre a costos incrementales adicionales al
proyecto. Si el proyecto lo puede aceptar o puede ser trasladado al cliente, el crashing
es una opción muy viable.
Cualquier persona con cierta experiencia en manejo de proyectos sabe que existen una
variedad de factores que pueden mover la fecha límite del mismo. No es raro
encontrarnos que algunas de las actividades son más difíciles de lo que habíamos
previsto, o que es necesario poner recursos más experimentados en alguna tarea.
Muchas veces descubrimos que las tareas fueron mal estimadas. Como Project
Manager, si usted descubre que existe un retraso en el cronograma que puede poner
en riesgo la fecha límite, su primera obligación es tratar de determinar la causa. Si se
empeña en buscar “remedios” para paliar rápidamente el problema sin saber la causa,
la situación probablemente se repetirá. La segunda obligación es tratar de hacer las
correcciones necesarias para que el proyecto vuelva a su curso normal, utilizando las
técnicas más apropiadas, pero tenga en cuenta que hacia el final del proyecto, las
opciones se van reduciendo.
Un poco de historia
El efecto Halo es una desviación cognitiva por la que la percepción de una
característica de una persona está influenciada por la percepción de otras
características de esa persona. Así, una persona ordenada se percibirá también como
válida y eficiente o una persona elegante se percibirá como más educada que una peor
vestida.
Fue E.L. Thorndike quien primero estudió empíricamente este efecto y sus conclusiones
las publicó en 1920. Thorndike pidió a un grupo de mandos del ejército que evaluaran
a sus soldados en diferentes aspectos y se encontró con una relación muy fuerte entre
todas las características positivas y negativas. Los comandantes no parecían evaluar a
sus empleados bien en unos aspectos y mal en otros. Muy al contrario, cada soldado
era evaluado o muy bien o muy mal en el total de los parámetros evaluados.
Posteriormente S. Asch, en los años 50, llevó a cabo experimentos con individuos a los
que acompañaban “cómplices” del director del experimento. En ellos demostró que la
presión social sobre las personas puede inducirlas voluntariamente al error en aspectos
muy obvios y sobre los que el individuo tenía inicialmente una opinión clara y decidida.
Si el “cómplice” aparentaba saber, ser serio o reflexivo,… “el experimentado” se dejaba
llevar por su opinión. Asimismo identificó que lo “atractiva” que sea una persona era
un elemento clave en esta distorsión. De esta manera hombres o mujeres atractivas
serán percibidos como personas de nivel intelectual alto, una buena educación,
tendencia bondadosa,…
Ya a finales de los 60, Harold Kelley desarrolló su teoría de la personalidad implícita
que, en la línea de los experimentos anteriores, indicaba que las primeras
características que percibimos en una persona influyen muy sensiblemente nuestra
interpretación y percepción de las que evaluamos después. En primera instancia nos
generamos unas expectativas –positivas o negativas- sobre esa persona. Así, a las
personas atractivas se las juzga como personas con una personalidad más agradable y
con más habilidades que a aquellas que no son atractivas (pensemos en los malos –
feos – y los buenos –apuestos- de las películas de Disney…)
Por último, Karen Dion, años 70, llegó a un resultado similar. Y lo hizo preparando un
experimento en el que mostraba fotografías a diferentes personas y les pedía que
hicieran un juicio sobre la persona de la foto. Las personas con apariencia atractiva se
les suponían mejores personas, más responsables, más inteligentes,…
Aplicaciones (o distorsiones) en el terreno de lo social Este efecto, en la medida que no
lo hagamos consciente, tiene consecuencias realmente peligrosas o, al menos, injustas
ya que, por ejemplo, la mayoría de los seres humanos da por sentado,
inconscientemente, que la gente rica, vestida con traje y corbata, apuesta,… es más
inteligente, honrada (estoy pensando en los políticos corruptos…) y digna de confianza
que los individuos corrientes.
Si una persona es guapa tenderemos –inconscientemente- a pensar que es más
inteligente o más limpia o más…. Si sabemos que una persona está en tratamiento
psiquiátrico por una depresión, tenderemos a ver indicios de patologías mentales en
cualquier acto o comportamiento, aunque sea el más normal del mundo, que tenga esa
persona.
Según sea la primera impresión así se juzgará a la persona. Pensemos en un niño que
nos sonríe; automáticamente lo consideramos amigable y simpático. Pero si se enfada
pensamos que lo hace a propósito y es un malcriado. ¿Nos suena?
Este mismo autor, señalaba a los CEO, como los principales beneficiarios (o víctimas)
de este halo. “Es irresistible suponer que una empresa altamente rentable debe tener
una persona brillante al timón. El sólido historial de General Electric durante la década
de 1990 creó un halo alrededor de Jack Welch y altos ejecutivos, incluyendo a Bob
Nardelli. Pero como hemos visto recientemente, una vez que dejó la aureola mágica de
GE, Nardelli se reveló como un, digamos, brillante caballero (Shining Knight)”.
Recordando el Principio de Meter. Todo esto nos hace recordar el famoso “Principio de
Peter” de Dr. Laurence J. Peter, editado por primera vez en el año 1969, según el cual
“En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia”.
Y tiene como “Corolario de Peter”, mucho más crudo, que “Con el tiempo, todo puesto
tiende a ser ocupado por un empleado que es incompetente para desempeñar sus
obligaciones”.
En el libro pone un ejemplo muy gráfico: Un ejemplo es el vendedor que disfruta con
su trabajo y realiza un número elevado de ventas. Por ello, es ascendido a jefe de
ventas, tarea que con el tiempo realiza de forma exitosa, lo que le lleva a un nuevo
ascenso, esta vez como delegado comercial y así progresivamente hasta ser director
comercial. En ese punto, se muestra incompetente, pues debe tomar decisiones en vez
de vender, que es lo que realmente hace bien y le gusta, así pues deja de ascender y
se mantiene en dicho puesto haciendo de forma incompetente su trabajo.
Que no nos pase esto con nuestros buenos técnicos. Si son buenos técnicos, valoremos
sus aptitudes y habilidades para la gestión, no las supongamos. Y si las tiene, valores
sus conocimientos para la gestión, no los supongamos. Y si no los tienen, formémosles
en los conceptos, técnicas y herramientas en gestión de proyectos.
En un lugar muy lejano, a orillas de un mar muy frío, se levanta una ciudad muy
pequeña, construida alrededor de un puente muy viejo. En esa ciudad hay una calle
estrecha y poco transitada en la que se encuentra un pequeño taller de reparación de
calzado. En ese taller, colgado en una de las paredes, entre betunes, suelas, plantillas
y trozos de cuero, hay un pequeño cartel. Pues bien, en ese pequeño cartel se desvela
un gran misterio: el de cómo entender la esencia de las restricciones de los proyectos.
Pero ¿qué son las restricciones? ¿y qué es la “triple restricción”? ¿Para qué sirve? ¿Qué
sentido tiene ese concepto en la gestión de proyectos actual?.
En un proyecto hay muchas restricciones, pero de entre todas hay tres que se
consideran especialmente importantes, y que son comunes a todos los proyectos: el
costo, el alcance y el tiempo (plazo). Pues bien, para referirse a estas tres restricciones
y su interacción a lo largo del proyecto se utiliza el término “triple restricción”.
Pues bien, a pesar de lo que opinan estas personas, y de lo que se insinúa en el título
de este artículo, considere seriamente lo siguiente : la triple restricción no es mala.
Sólo es incomprendida. Y la clave para gestionar las espectativas de aquellos que no
aceptan las restricciones en un proyecto es, precisamente, hacer que la comprendan.
Ya sea por feriados largos o para aquellos tiempos que consideramos muertos,
compartimos algunas recomendaciones para optimizar y aprovechar mejor tu tiempo.
Invierte Tu Tiempo
Si tomas en consideración qué tanto tiempo estás invirtiendo en ciertas actividades en
el largo plazo, podrías cuestionarte a cuáles de esas actividades vale la pena dedicarle
tantos años como lo vimos previamente.
Por cada actividad nueva que empieces a realizar, piensa cuál es el resultado en el
largo plazo; por ejemplo en 50 años… o cualquiera que sea el tiempo que consideras
vivir de aquí en adelante. Luego, imagina cómo te sentirías una vez que has realizado
semejante inversión de tiempo cuando han transcurrido todos esos años.
¿Sacrificarías tanto tiempo de tu vida sentado en el sofá viendo televisión? ¿Puedes
imaginarte a ti mismo viendo televisión durante 10 años seguidos? ¿Crees que esa es
una inversión inteligente?
Tomemos por ejemplo, un amigo o familiar tuyo con el cual hablas 30 minutos por
semana. Durante los próximos 10 años, habrás invertido cerca de 33 días (de 8 horas)
en dichas conversaciones. ¿En cuáles de tus relaciones vale la pena realizar una
inversión de tiempo de tal magnitud?
Optimiza Tu Tiempo
Cuando pones en perspectiva, todas aquellas actividades diarias a las que les dedicas
algo de tiempo, quizás veas como una decisión sabia, eliminar las que obviamente no
valgan la pena. Recuerda, es tu tiempo. Al final de tu vida habrás querido haber hecho
algo mejor con el. ¿Porqué no empezar ahora?
¿Cuáles son las fuentes más grandes de desperdicio de tiempo en tu vida? ¿Puedes
adquirir el hábito de empezar a dejar de dedicarles tiempo?
¿Que programas de televisión puedes desechar?
¿Cuáles sitios web puedes dejar de visitar, que no te aporten nada valioso como para
que entregues tanto tiempo de tu vida? ¿Qué relaciones tienen que irse
definitivamente?
Prioriza Lo Valioso
Una vez que obtengas claridad sobre cuáles son las actividades que efectivamente son
un desperdicio de tiempo en tu vida, pregúntate ¿Qué actividades considero que valen
mi tiempo?
Si divides tu vida en bloques de 5 años, ¿qué actividades consideras que valen un
bloque completo?
¿Gastarías 5 años de tu vida en Facebook? ¿Es esa una inversión valiosa? ¿Obtendrás
verdaderos frutos de dicha actividad?
Algunas actividades en las cuales no me veo personalmente invirtiendo 5 años de mi
vida son: revisando el correo electrónico, viendo televisión, viendo o leyendo noticias o
trabajando como empleado.
Algunas actividades con las cuales estaría orgulloso de poder dedicarles un bloque
completo de 5 años de mi tiempo serían: viajar por el mundo, conocerme mejor a mi
mismo y crecer y desarrollarme como una mejor persona, aprender nuevas habilidades
empresariales y de gestión del dinero, ayudar a otras personas… etc.
¿Cuál sería la lista de tus actividades?
Supongamos que dedicas una gran parte de tu tiempo a los videojuegos. Quizás te
guste mucho jugar, pero no veas esta actividad como valiosa como para dedicarle gran
parte de tu vida, así que decides que algo debe cambiar. Por otro lado, dejar los
juegos no se siente bien en todo caso.
En términos prácticos, esto podría significar contar con una sesión de 3 horas y media
cada mes durante los siguientes 50 años. Y si deseas dedicar 2 años de tu vida en vez
de uno, podrías simplemente dedicar 2 sesiones mensuales para duplicar el tiempo. Si
realmente te gustan los juegos y te gusta jugarlos con personas que te agradan, esta
sería una buena inversión, y estarías mejorando una actividad poco beneficiosa y de
bajo valor. Es potencialmente una mejor inversión, que la de los videojuegos, inversión
de tiempo en la cual estarías sólo.
Crea Tu Vida
Estás a cargo de tu vida. Si no te gusta lo que haces con tu tiempo, es hora de
cambiar. Las demás personas no definen como quieres invertir tu tiempo, a menos que
les des el poder de manipularte y forzarte a hacerlo de alguna manera.
Empieza por conocer claramente cuáles de tus actividades son un completo desperdicio
de tu tiempo. Luego mejora o reemplaza dichas actividades de poco valor, por
opciones mucho más sabias.
Deja de ver televisión y empieza a leer un poco más sobre crecimiento personal o lo
que sea que te apasione. Deja de invertirle tiempo a las redes sociales, y empieza a
socializar en la vida real. Deja de enriquecer a otros con tu empleo, y crea tus propios
flujos de ingresos o tu propio negocio.
Acuérdate de vivir!
La calidad cuesta. Y aquí es donde vas a empezar a pagar. Con horas extras. Uy no.
No parece muy buena idea empezar este post parafraseando la frase de aquella serie
de los 80 que se llamaba "Fama".
Y sin embargo es cierto: la calidad tiene un coste. Pero no hay que dramatizarlo. Como
un compañero de trabajo cuyo nombre mantendremos en el anonimato me decía no
hace mucho: "Pero esto de la calidad, ¿cuántas horas extra me va a costar a la
semana?". Es curioso. Si se tratara de introducir en el proyecto una tecnología
novedosa (aun cuando fuera totalmente irrelevante para el éxito del proyecto), no le
importaría dejarse la piel en ello. Pero si se trata de aportar visiblidad, mejorar el
número de defectos, introducir buenas prácticas, obtener un repositorio de
componentes reutilizables....en ese caso, todo nos cuesta.
Esto me recuerda a cuando éramos niños pequeños: hay que ver cuánto nos costaba
lavarnos los dientes. Y sin embargo, es una tarea que supone realmente un esfuerzo y
tiempo ínfimos, y mucho más comparado con los beneficios que da. Pero claro, cuando
tenemos 4 o 5 años no pensamos en los beneficios. Nos da todo igual.
El motivo de este post ha sido mi lectura reciente de un curso ofrecido por INTECO, en
el que he aprovechado para ver si encontraba algo que o no conociera, o que al menos
hacía tiempo de lo que no me acordaba. Y me he llevado la agradable sorpresa de un
gráfico en el que se analiza el coste del proyecto. Vamos a recordar un poco estos
conceptos:
Coste de la Conformidad
Coste de la No Conformidad
1.2.1. Coste de la Conformidad
Evaluación: Son las revisiones, pruebas y auditorías que se hacen para ver que todo
está conforme planificado en cuanto a funcionalidad y calidad.
Prevención: Son las tareas adicionales de formación, documentación, toma y análisis
de datos, etc., que permiten ayudar a que todo esté conforme en cuanto a
funcionalidad y calidad.
En esta gráfica se muestran los costes totales de la calidad como la suma de los costos
de los fallos (lo que hemos llamado "Coste de la No Conformidad"), y los costes de
prevención y evaluación (lo que hemos llamado "Coste de la Conformidad"). Vemos
que existe un nivel óptimo en el que conseguimos mantener una cuota de fallos
razonablemente baja, con un coste total mínimo.
Por otro lado, hay muchos gerentes de proyecto que ven todo como proyecto:
implementar un nuevo sistema de administración de proyectos, es un proyecto;
desarrollar un nuevo producto, es un proyecto. Pero hay trabajos que están
consumiendo recursos que se deben de dedicar a proyectos reales que se utilizan en el
otro tipo de trabajo: procesos de negocio. Es importante saber distinguir cuál es cuál.
Las organizaciones realizan dos tipos de trabajo, o dicho de otra manera hay dos
maneras en que el trabajo puede llevarse a cabo: mediante procesos de trabajo o
mediante proyectos.
Ambos, los procesos y los proyectos requieren de administrarse, pero solo sabiendo la
diferencia entre ellos podremos elegir las técnicas y herramientas administrativas
necesarias para llevarlos a cabo.
Los proyectos requieren de administración de proyectos, pero los procesos requieren
de administración de procesos.
En algunos casos, como el citado en la parte superior, la diferencia puede ser obvia. La
confusión surge cuando hay procesos que realizan los mismos outputs o productos o
entregables en versiones que “se hacen a la medida”. Aunque el proceso utiliza la
misma serie de conjunto de trabajos y pasos cada vez, con las mismas personas, el
producto o entregable puede variar. Una revista es un ejemplo de un macro proceso
que se hace a la medida. Cada edición de la revista tiene generalmente el mismo
formato, pero diferente contenido, que puede hacer pensar y confundir que producir
una revista es un proyecto. Pero no lo es, es un proceso. La revista es un esfuerzo no
temporal, es decir es permanente, recurrente repetitivo por lo que debe de ser
predecible y confiable cada vez que se realice. Reproduce un output o entregable
repetititivo (la revista) cada vez que el proceso se lleva a cabo (una vez al mes). Hay
trabajos asignados definidos para las personas que trabajan en la editorial y en el
proceso de producción. Es un proceso de negocio costumizado o hecho a la medida y
se debe de administrar con las técnicas de administración de procesos, mejora
continua, ISO, etc. , con las métricas definidas, un presupuesto de proceso definido,
con descripción de trabajos definidos, diagramas de flujos, políticas de proceso
definidas, etc., etc..
Para administrar una organización como si todo fuera un proyecto es un error garrafal,
aún en empresas proyectizadas, ya que estas también contienen operaciones.
Una empresa de capacitación, aunque el cliente sea nuevo, pida un curso especial,
etc., tiene que llevar a cabo las mismas tareas: contactar al cliente, pedir
requerimientos, negociar, firmar contrato, diseñar el curso, reproducir el material, etc.,
actividades que son parte de un proceso incluso certificable en ISO, con controles y
métricas definidas.
Cuando se tiene un martillo todo parece clavo, pero no solo hay que aprender a usar el
martillo bien sino hay que tener cuidado en no hacer que todo parezca un clavo, los
tornillos y tuercas se tratan con herramientas diferentes.
EL PENSAMIENTO DIVERGENTE O LATERAL COMO BASE DE LA CREATIVIDAD
COMO RECURSOS
Cerebro
La apuesta necesaria por el cambio es una etapa obligada si no queremos perder el
tren de la innovación, aunque lo más sencillo sea aferrarnos a lo ya conocido, pues nos
resulta más cómodo. Sin embargo, estos procesos de transformación hay que
enfocarlos como una oportunidad para hacer las cosas de una forma distinta, con
iniciativa y creatividad.
Esta forma de buscar nuevas vías y respuestas difiere de lo que se conoce como
pensamiento convergente. En este caso, se trata de dar con la respuesta considerada
como “correcta” a través de preguntas bastante estandarizadas, en las que no se
requiere de manera significativa el uso de nuestra imaginación y creatividad.
¿Quiere decir esto que los desafíos que nos propone el mercado, es decir, el conjunto
de nuestros clientes presentes y futuros más sus circunstancias, han de ser
solucionados mediante pensamiento convergente? Craso error: la creatividad ha de
formar parte de los equipos de las diferentes compañías, para ser flexibles y tener una
mayor adaptación a mercados cada vez más innovadores, especializados y
competitivos.
Como decía Edward de Bono, “la creatividad exige que rompamos con los cánones
establecidos, de forma que podamos mirar alternativas de diferentes modos”.
Bob Sutton, de la Universidad de Stanford, apunta en este sentido que “a veces
gestionar implica no gestionar nada”. En otras palabras, cuando estamos al frente de
una empresa, en gran parte de las ocasiones tendemos a analizar los problemas de
manera crítica y racional, evitando dejar fluir la creatividad para encontrar respuestas.
La creatividad, continúa Sutton, implica no sólo llegar a ideas innovadoras, sino
también saberlas vender y comunicarlas de forma adecuada.
Para que fructifique la creatividad, es necesario también contar con unas condiciones
de trabajo prósperas para ello. Quizás el ejemplo más claro sea el de Google, en el que
los trabajadores cuentan con salas comunes y espacios de ocio, además de otras
ventajas en cuanto a vacaciones y disfrute de viajes, que proporcionan un ambiente
laboral realmente ameno. Esto no implica que se trabaje menos, todo lo contrario, sino
que se hace mejor, de manera más productiva.
Una idea similar a la de Steve Johnson, que plantea que las buenas ideas (que al fin y
al cabo son el abanico de posibilidades a escoger ante un desafío o problema) no
llegan tras el famoso “¡Eureka!”. Más bien estas soluciones vienen de un “ambiente
líquido”, en el que las distintas ideas “flotan”, cada una con background y condiciones
específicas. Esto nos ayuda a ser realistas y no entender la solución de problemas
como un proceso lineal, en el que “algo de repente hizo clic en nuestra mente como la
solución perfecta”.
Aceptar que puede (y debe) haber varias posibilidades y rumbos que tomar ante un
desafío es la base para mejorar nuestra capacidad de adaptación, tanto desde un
punto de vista personal como profesional. La creatividad puede ayudarnos, sin lugar a
dudas, en estos desafíos, y hacer que en cada uno de nosotros crezca un “mini Silicon
Valley” de ideas.
http://calidad.pucp.edu.pe/wiki-calidad?tag=lean#sthash.ru1LO66q.dpbs