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Editado por:
camisetas mattie,
Universidad VU de Ámsterdam,
Países Bajos
Revisado por:
Yalda Uhls,
Universidad de California, Los Angeles,
EE.UU
Melina Uncapher,
Universidad de Stanford, Estados Unidos
* Correspondencia:
Jason M. Chein
jchein@temple.edu
Sección de especialidad:
Este artículo fue enviado a
Cognición,
una sección de la revista
Frontiers in Psychology
Recibió:19 de enero de 2017
Aceptado:03 abril 2017
Publicado:25 de abril de 2017
Citación:
Wilmer HH, Sherman LE y Chein JM
(2017) Teléfonos inteligentes y
cognición: una revisión de la investigación
Explorando los vínculos entre los dispositivos móviles
Hábitos tecnológicos y funcionamiento
cognitivo. Frente. Psicólogo. 8:605.
doi: 10.3389/fpsyg.2017.00605
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REVISAR
publicado: 25 de abril de
2017 doi: 10.3389/fpsyg.2017.00605
Teléfonos inteligentes y cognición:
Una revisión de la investigación que explora
los vínculos entre los hábitos de tecnología
móvil y el funcionamiento cognitivo
Henry H. Wilmer, Lauren E. Sherman y Jason M. Chein*
Departamento de Psicología, Universidad de Temple, Filadelfia, PA, EE. UU.
Si bien se reconoce que los teléfonos inteligentes y las tecnologías móviles conexas son herramientas
flexibles y poderosas que, cuando se usan con prudencia, pueden aumentar la cognición humana,
también existe una percepción cada vez mayor de que el uso habitual de estos dispositivos puede tener
un impacto negativo y duradero en la capacidad de pensar de los usuarios. recordar, prestar atención y
regular las emociones. La presente revisión considera un área de investigación cada vez más intensa,
aunque todavía limitada, que explora los posibles impactos cognitivos de los hábitos relacionados con los
teléfonos inteligentes, y busca determinar en qué dominios de funcionamiento hay evidencia acumulada
de una relación significativa entre la tecnología de los teléfonos inteligentes y el rendimiento cognitivo, y
en qué ámbitos la literatura científica aún no está lo suficientemente madura como para respaldar
conclusiones firmes. Centramos nuestra revisión principalmente en tres facetas de la cognición que están
claramente implicadas en el discurso público sobre los impactos de la tecnología móvil (atención,
memoria y retraso de la gratificación) y luego consideramos evidencia sobre las relaciones más amplias
entre los hábitos de los teléfonos inteligentes y el funcionamiento cognitivo cotidiano. A lo largo del
camino, destacamos hallazgos convincentes, discutimos las limitaciones con respecto a la metodología e
interpretación empírica y ofrecemos sugerencias sobre cómo el campo podría progresar hacia un área de
investigación científica más coherente y sólida.
Palabras clave: teléfonos inteligentes, tecnología móvil, multitarea mediática, atención, memoria, retraso en la gratificación y
descuento en retrasos, cognición cotidiana.
INTRODUCCIÓN
A medida que los dispositivos multimedia portátiles, como los teléfonos inteligentes, se han convertido en una parte cada
vez más omnipresente de nuestras vidas, también se han vuelto cada vez más capaces de complementar, o incluso
suplantar, diversas funciones mentales. Con la capacidad de usarse como guías telefónicas, calendarios de citas, portales
de Internet, calculadoras de propinas, mapas, dispositivos de juego y mucho más, los teléfonos inteligentes parecen
capaces de realizar una gama casi ilimitada de actividades cognitivas para nosotros y de satisfacer muchos de nuestros
impulsos afectivos. . Sin embargo, los artículos sensacionalistas con títulos como “¿Los teléfonos inteligentes nos hacen
más tontos?” (Ellison, 2012) y “¿Tu teléfono inteligente te está volviendo gordo y perezoso?” (Morín, 2013) alientan la
conclusión de que la dependencia de los teléfonos inteligentes y tecnologías relacionadas no ayuda al funcionamiento
mental, sino que tiene un impacto negativo en nuestra capacidad para pensar, recordar, prestar atención y regular las
emociones. Algunos incluso han afirmado que la conectividad moderna está “reconfigurando nuestros cerebros” para
anhelar constantemente la gratificación instantánea, y que esta amenaza a nuestra sociedad es “casi tan importante como
el cambio climático” (Campo verde, 2013). ¿Son estos simplemente ejemplos de una generación mayor que una vez más
piensa que su “descendiente es aún más corrupta”? (Horacio, 20 a. C.) ¿O hay alguna legitimidad probatoria para estos
temores?
1 Abril 2017 | Volumen 8 | Artículo 605
Wilmer et al.
A pesar de toda la atención de los medios que atrae este tema, la literatura
científica que lo respalda aún se encuentra en sus etapas incipientes. El presente
artículo tiene como objetivo consolidar e integrar algunas de las pruebas
empíricas clave que han surgido sobre la asociación entre la tecnología de los
teléfonos inteligentes y el funcionamiento cognitivo y afectivo. Examinamos el
corpus existente de estudios en términos de las afirmaciones específicas
presentadas por los investigadores que los realizaron y, cuando sea relevante,
ofrecemos una consideración de los factores que podrían calificar o limitar la
generalización de los hallazgos. A medida que avanzamos, evaluamos los
ámbitos en los que hay motivos para preocuparse por la creciente presencia de
la tecnología inteligente en nuestra cultura, los ámbitos en los que la tecnología
de los teléfonos inteligentes puede mejorar las habilidades cognitivas y los
ámbitos en los que la literatura científica no está lo suficientemente madura para
fundamentarla. tales afirmaciones. En esta discusión, examinamos la evidencia
relacionada tanto con las consecuencias agudas del uso de la tecnología de los
medios en el desempeño de tareas cognitivas en curso, como con las relaciones
más duraderas que pueden existir entre los hábitos de uso de la tecnología y las
habilidades cognitivas. Como una instantánea de la literatura actual relacionada
con este tema, también esperamos que este artículo pueda servir como un
recurso para quienes realizan más investigaciones en esta área.
Desafíos y limitaciones en el alcance
El siglo XXI ya nos ha proporcionado una amplia gama de avances
tecnológicos que moldean notablemente la forma en que interactuamos
con el mundo. En este artículo no podríamos esperar investigar cada tipo
de tecnología emergente, ni intentaríamos revisar cada implicación
psicológica de las tecnologías en cuestión. Por ejemplo, ya se ha escrito
mucho sobre el impacto de la televisión y los videojuegos violentos en los
niños (Hartmann y otros, 2014), y este es uno de los muchos temas que
quedan fuera del alcance de la presente revisión. Del mismo modo, esta
revisión no se adentrará en el creciente conjunto de investigaciones que
exploran el uso problemático de los teléfonos móviles y los síntomas del
uso excesivo, similares a los de la adicción (Bianchi y Phillips, 2005; Billieux
y otros, 2008;Kwon y otros, 2013;Lee y otros, 2014). Tampoco considerará
estudios que exploren los posibles efectos de los campos
electromagnéticos de radiofrecuencia emitidos por dispositivos celulares
sobre el cerebro humano y su funcionamiento (Zubko y otros, 2016).
También hay un creciente conjunto de trabajos que exploran cómo los
hábitos relacionados con la tecnología pueden estar afectando el
desarrollo de las competencias sociales y la lectura de emociones de los
individuos, y este es otro tema que se ha abordado en otros lugares (
Marrón, 2014;Misra y otros, 2014; Uhls y otros, 2014;George y Odgers,
2015;Molinos, 2016) y al que prestamos poca atención.
Para darle un poco de enfoque a la presente revisión, comenzamos con la premisa
de que los teléfonos inteligentes son un desarrollo tecnológico especialmente
impactante, debido a su flexibilidad de función, portabilidad y creciente proliferación.
En consecuencia, limitamos el alcance de nuestro examen al trabajo que sea
directamente relevante a los impactos relacionados con los teléfonos inteligentes.
Además, en lugar de concentrarse en el comportamiento “problemático” relacionado
con la tecnología de los teléfonos inteligentes (ver, por ejemplo,Bianchi y Phillips, 2005;
Hadlington, 2015), exploramos principalmente evidencia sobre las consecuencias del
uso diario típico de un teléfono inteligente. Por último, si bien una amplia gama de
funciones mentales podrían verse influenciadas por los hábitos relacionados con los
teléfonos inteligentes,
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Teléfonos inteligentes y cognición
Nos centramos en los impactos en los tres dominios que se discuten más
ampliamente en los medios no especializados y que han merecido cierta
consideración en el trabajo empírico: atención, memoria y retraso de la
gratificación (procesamiento de recompensa). Luego damos una breve
consideración a algunos trabajos emergentes que exploran los vínculos entre los
hábitos de uso de teléfonos inteligentes, el funcionamiento ejecutivo y el
rendimiento académico.
Algunos estudios representativos que exploran la relación entre los hábitos
de los teléfonos inteligentes (y relacionados) y el funcionamiento cognitivo se
resumen entabla 1. Los investigadores interesados en esta área de estudio
enfrentan muchas dificultades al desarrollar un enfoque empírico, y estos
desafíos necesariamente impregnan nuestro intento de revisar la literatura
existente. Para empezar, los teléfonos inteligentes se han vuelto tan
omnipresentes que es casi imposible emplear verdaderos métodos
experimentales con asignación aleatoria a diferentes grupos de exposición/
acceso a la tecnología. Incluso cuando es posible encontrar participantes que no
conocen la tecnología, compararlos con usuarios de tecnología experimentados
probablemente sea un enfoque confuso, debido a las disparidades en el nivel
socioeconómico, la edad, los recursos y las expectativas sociales entre grupos
que difieren en sus hábitos. Como resultado, gran parte de la literatura consiste
en estudios cuasiexperimentales y correlacionales, de los cuales no se pueden
extraer inferencias sólidas sobre la causalidad. Los pocos estudios
verdaderamente experimentales que se han realizado sobre este tema
generalmente investigan solo los efectos momentáneos del uso o la privación de
teléfonos inteligentes en la cognición, en lugar de los impactos a largo plazo.
La mayoría de los estudios en este campo también emplean cuestionarios de
autoinforme que proporcionan sólo una ventana estrecha a las conductas
relevantes y que en algunos casos pueden proporcionar índices poco fiables de
la conducta objetivo.Baumgartner y otros, 2016). De hecho, la evidencia limitada
que tenemos sobre la compatibilidad entre las medidas de uso subjetivas y
objetivas indica que las estimaciones de uso autoinformadas probablemente
sean de confiabilidad limitada y solo estén modestamente correlacionadas (si es
que lo están) con el uso real (Andrews y otros, 2015). Además, debido a que el
panorama de las oportunidades de uso de la tecnología está en constante
evolución, muchos de los cuestionarios que desarrollan los investigadores
resultan tener una “vida media” limitada, y a veces quedan anticuados (u
obsoletos) antes de que puedan aplicarse de manera más amplia en los
laboratorios de investigación. o se utiliza para establecer tendencias
longitudinales significativas en comportamientos clave (Roberts y otros, 2005;
Rideout y otros, 2010). De manera relacionada, el hecho de que los teléfonos
inteligentes sean un desarrollo relativamente reciente impide la existencia de
cualquier evidencia longitudinal ampliamente generalizable. Por lo tanto, incluso
cuando se establecen conexiones entre la tecnología y la cognición, no sabemos
hasta qué punto estos impactos son duraderos. Otro desafío crucial es que
puede resultar difícil evaluar los hábitos de uso de la tecnología sin inmiscuirse
en el comportamiento natural de los participantes. Los intentos de evaluar los
hábitos relacionados con los teléfonos inteligentes (cuestionarios, diarios, etc.)
pueden llamar la atención de los participantes sobre sus patrones de uso, lo que
podría alterar sus comportamientos naturalistas y afectar la forma en que los
participantes abordan las tareas de laboratorio destinadas a evaluar el
conocimiento cognitivo. impactos de tales hábitos. A pesar de todos estos
desafíos, se han realizado algunas investigaciones fundamentales y están
comenzando a surgir algunos patrones intrigantes. En las siguientes secciones,
analizamos investigaciones recientes en las áreas de atención, memoria y
conocimiento, retraso de la gratificación, y concluimos con una consideración de
estudios.
2 Abril 2017 | Volumen 8 | Artículo 605
Wilmer et al. Teléfonos inteligentes y cognición

TABLA 1 | Publicaciones representativas que exploran asociaciones entre el uso de la tecnología y los dominios cognitivos.

Referencia Resumen de hallazgos

Atención
Alzahabi y Becker, 2013 Los usuarios frecuentes de medios multitarea son mejores cambiando de tarea; No hay correlación con el desempeño de doble tarea

Cain y Mitroff, 2011 Leiva El efecto de la multitarea multimedia en el filtrado de distractores se debe a diferencias en el alcance de la atención más que a la capacidad de la memoria de trabajo. Las

et al., 2012 interrupciones dentro del teléfono causan un retraso de hasta 4 veces en la finalización de una tarea principal.

Lui y Wong, 2012 Los usuarios frecuentes de medios multitarea exhiben una mejor integración multisensorial

Moisala et al., 2016 En presencia de estímulos distractores durante una tarea de atención sostenida, los usuarios frecuentes de medios multitarea se desempeñan peor y exhiben más
actividad prefrontal derecha.

Ophir et al., 2009 Los usuarios frecuentes de medios multitarea obtienen peores resultados en un paradigma de cambio de tareas, debido a la capacidad reducida para filtrar interferencias.

Ralph et al., 2013 Las personas que realizan múltiples tareas frecuentemente en los medios reportan niveles más altos de fallas de atención cotidianas; No hay relación entre los hábitos de multitarea

en los medios y las fallas de memoria, los cambios de atención o la distracción

Ralph et al., 2015 No hay relación entre la multitarea mediática habitual y los procesos de atención sostenida
Stothart et al., 2015 En una tarea que exige atención, las notificaciones del teléfono móvil provocan una interrupción en el rendimiento similar en magnitud al uso activo del teléfono.

Thornton y otros, 2014 La “mera presencia” de un teléfono celular puede producir una disminución de la atención y un peor desempeño en las tareas, especialmente en tareas con altas
exigencias cognitivas.

Yap y Lim, 2013 Las personas que realizan múltiples tareas a la vez con frecuencia en los medios exhiben una atención focal visual dividida, mientras que las personas que realizan múltiples tareas a la vez con poca frecuencia exhiben una atención

focal visual unitaria.

Memoria y conocimiento
Boari et al., 2012 Obligar a los usuarios a realizar rotaciones mentales, en lugar de automatizarlas, mejora la adquisición de conocimientos espaciales. El uso del

Burnett y Lee, 2005 sistema de navegación perjudica la creación de mapas cognitivos.

Cain et al., 2016 La multitarea multimedia más frecuente se correlaciona con un peor rendimiento de la memoria de trabajo y puntuaciones más bajas en las pruebas estandarizadas. Los

Frein et al., 2013 usuarios frecuentes de Facebook muestran un peor rendimiento en una tarea de recuperación gratuita.

Henkel, 2013 Tomar una fotografía digital reduce la precisión de recordar detalles de imágenes específicas; Este efecto se mitiga haciendo zoom en el objeto.

Parush y otros, 2007 El uso de sistemas de navegación produce alteraciones del conocimiento espacial, pero éstas pueden mitigarse exigiendo a los usuarios que soliciten
su posición.

Pequeño y otros, 2009 Los adultos mayores con una experiencia significativa en Internet muestran una mayor actividad de resonancia magnética funcional durante la búsqueda en Internet en comparación con aquellos que son "ingenuos con la red"

Gorrión y otros, 2011 Cuando las personas asumen que tendrán acceso futuro a la información, exhiben tasas más bajas de recuerdo de esa información, pero
recuerdan dónde se puede acceder a esa información.

Uncapher et al., 2015 Las personas que realizan múltiples tareas a la vez con frecuencia en los medios exhiben un peor rendimiento de la memoria de trabajo y una mayor impulsividad atencional. El

Xavier et al., 2014 uso de Internet/correo electrónico predice un mejor rendimiento en una tarea de recuerdo diferido en las personas mayores.

Retraso de la gratificación y recompensa.

Hadar et al., 2015 La administración de teléfonos inteligentes a una muestra sin experiencia previa con teléfonos inteligentes da como resultado un mayor descuento por demora y una menor

capacidad de procesamiento de información

Sanbonmatsu et al., 2013 Las personas que realizan múltiples tareas a la vez con frecuencia en los medios informan una mayor impulsividad y búsqueda de sensaciones junto con un peor rendimiento de la memoria de trabajo.

Wang y Tchernev, 2012 Las necesidades cognitivas no se satisfacen con la multitarea en los medios; Las gratificaciones emocionales se obtienen a pesar de no ser buscadas.

Wilmer y Chein, 2016 Una mayor inversión en dispositivos móviles se correlaciona con una menor tendencia a retrasar la gratificación. Esta relación está mediada por el control de los
impulsos.

Zhang y Zhang, 2012 Diferentes patrones de multitarea mediática dan como resultado diferentes tipos de gratificación

Cognición cotidiana y funcionamiento ejecutivo.

Abramson et al., 2009 Alloway y Alloway, 2012
Un mayor uso de teléfonos móviles predice un rendimiento de Stroop más rápido pero menos preciso. Los usuarios

Barr et al., 2015 frecuentes de redes sociales cometen más falsos positivos en un paradigma Go/No-Go. Un mayor uso de teléfonos

inteligentes se correlaciona con un pensamiento más intuitivo y menos analítico.

Baumgartner y otros, 2014 Quienes realizan múltiples tareas frecuentemente en los medios reportan problemas con el funcionamiento ejecutivo cotidiano; No hay relación entre la multitarea mediática y el

desempeño en evaluaciones cognitivas

Beland y Murphy, 2014 Hacer cumplir la prohibición de teléfonos móviles en la escuela se asocia con un mejor rendimiento académico

Fox et al., 2009 La mensajería instantánea mientras se lee da como resultado tiempos de lectura más lentos, pero no hay diferencias en la comprensión; Tasas más altas de mensajería

instantánea se correlacionan con un menor rendimiento académico

Jacobsen y Forste, 2011 Correlación negativa entre el uso de medios electrónicos y el rendimiento académico; Correlación positiva entre el uso de los medios y la
interacción cara a cara
Junco, 2012a Los mensajes de texto y el uso de Facebook durante la clase se correlacionan negativamente con el GPA; El correo electrónico, las búsquedas en Internet y las conversaciones no se

correlacionan con el GPA

Junco, 2012b El uso de Facebook se correlaciona negativamente con el GPA; El uso para socializar (p. ej., actualizaciones de estado), en lugar de recopilar y compartir
información (ver/publicar imágenes), impulsa la correlación

(Continuado)

Fronteras en Psicología | www.frontiersin.org 3 Abril 2017 | Volumen 8 | Artículo 605

Wilmer et al. Teléfonos inteligentes y cognición

TABLA 1 | Continuado

Referencia Resumen de hallazgos

Junco y Cotten, 2012 Enviar mensajes de texto, Facebook y realizar búsquedas en Internet no relacionadas con la actividad académica simultáneamente con la finalización de las tareas se

correlacionan negativamente con el GPA.

Karpinski y otros, 2012 El uso de las redes sociales se correlaciona negativamente con el rendimiento académico; La correlación está moderada por los hábitos de multitarea en una muestra estadounidense,

pero no en una muestra europea.

Kirschner y Karpinski, 2010 El uso de Facebook se correlaciona negativamente con el GPA y las horas semanales dedicadas a estudiar

Lepp et al., 2014 Correlación positiva entre el uso de teléfonos inteligentes y la ansiedad; Correlación negativa entre el uso de teléfonos inteligentes y el rendimiento académico

Levine et al., 2007 El tiempo dedicado a la mensajería instantánea se correlaciona con mayores tasas de distracción durante las tareas académicas

Mark et al., 2012 Las personas que no pueden acceder al correo electrónico durante 5 días están menos estresadas, realizan menos tareas a la vez y mantienen una mayor concentración en las tareas en el trabajo.

Minear et al., 2013 Las personas que realizan múltiples tareas frecuentemente en los medios exhiben una mayor impulsividad y una menor inteligencia fluida; No hay relación entre la multitarea de medios y el cambio de tareas

Paul et al., 2012 El tiempo pasado en sitios de redes sociales se correlaciona negativamente con la atención diaria. El acceso a

Rosen et al., 2013 Facebook mientras se estudia se correlaciona negativamente con el GPA.

Sana et al., 2013 La multitarea en clase con una computadora portátil se correlaciona negativamente con el rendimiento académico del usuario y de todos los demás dentro del campo visual de la

pantalla.

investigar efectos más generales sobre el rendimiento académico y Tareas físicas. Puede resultar útil pensar que las interrupciones relacionadas con
otros dominios. los teléfonos inteligentes se presentan de dos formas: endógenas o exógenas.
Las interrupciones endógenas ocurren cuando los propios pensamientos del
usuario se desvían hacia una actividad relacionada con el teléfono inteligente y,
USO Y ATENCIÓN DE TECNOLOGÍA por lo tanto, evidencian un impulso no solicitado para comenzar a interactuar

MÓVIL con el dispositivo. Estos desvíos de atención impulsados endógenamente

Una preocupación anterior a la tecnología de los teléfonos inteligentes es
la creciente incidencia en el diagnóstico de dificultades de atención, más
específicamente TDAH, en niños y adolescentes (p. ej.,Visser y otros, 2014).
Considerada junto con el aumento de la prevalencia de dispositivos
multimedia, el público puede percibir esta correlación como prueba de una
relación causal. Las oportunidades y los motivos para interactuar con las
tecnologías de los medios digitales son especialmente atractivos para los
adolescentes de hoy, para quienes muchas interacciones sociales tienen
lugar en línea. Estas tendencias han estimulado el temor de que el uso
regular de estos dispositivos pueda conducir a una disminución de la
capacidad de atención, lo que produce períodos de atención más cortos y
tendencias "despistadas" entre aquellos que están más interesados en los
dispositivos (p. ej.,Egan, 2016). Una manifestación específica de esta
preocupación es que la generación actual de niños y adolescentes está
desarrollando períodos de atención cada vez más cortos debido a su mayor
contacto con la tecnología de los teléfonos inteligentes y su uso comienza a
edades más tempranas (Nikken y Schols, 2015).
Aquí consideramos la investigación empírica sobre los impactos
potenciales de las tecnologías relacionadas con los teléfonos inteligentes
en la atención dividida y la atención enfocada. La atención enfocada se
refiere a la capacidad de atender a una sola fuente de información
ignorando otros estímulos entrantes. La atención enfocada también abarca
la atención sostenida: la capacidad de mantener un foco de atención
dirigido durante un período prolongado de tiempo. Por el contrario, la
atención dividida generalmente se refiere a la capacidad de realizar dos o
más funciones simultáneamente, lo que también se conoce como
multitarea.
Quizás el impacto más reconocible y obvio de la tecnología de los teléfonos
inteligentes en nuestra vida cotidiana es la forma en que puede interferir o
interrumpir de manera aguda los procesos mentales y emocionales en curso.
pueden surgir del deseo de una gratificación más inmediata cuando las
actividades en curso dirigidas a objetivos no se perciben como gratificantes.
Melcher, 2013), punto al que volveremos a continuación. Una vez que la atención
se ha desplazado al teléfono inteligente para un propósito (por ejemplo, en
virtud de una fuente de notificación específica), los usuarios a menudo participan
en una cadena de actos posteriores no relacionados con tareas en el teléfono
inteligente, extendiendo así el período de interrupción. Los estudios que
exploran estas interrupciones "dentro del teléfono" han descubierto que la
finalización de tareas en una aplicación puede retrasarse hasta en un 400%
debido a una interrupción no intencionada desde otra aplicación (Leiva et al.,
2012). Y algunas pruebas sugieren que cuanto más “rica” (p. ej., incluyendo una
imagen visual en lugar de solo texto) sea la información encontrada durante una
interrupción, más perjudicial será la distracción con respecto a la finalización de
la tarea principal (Levy y otros, 2016).
Las interrupciones exógenas ocurren cuando alguna señal ambiental capta la
atención del usuario. Esto a menudo implica una alerta proveniente
directamente del propio teléfono inteligente, pero también puede involucrar
algún otro evento externo que desencadene el uso posterior del teléfono
inteligente, como notar que otra persona interactúa con su teléfono o que se le
recuerde durante una conversación en vivo (ya sea explícita o implícitamente). )
sobre una actividad que se puede realizar en el teléfono inteligente (correo
electrónico, búsqueda de información, etc.). Es importante destacar que los
teléfonos inteligentes son capaces de interferir con la atención concentrada
incluso cuando el usuario intenta ignorarlos. En un estudio publicado
recientemente, por ejemplo, los investigadores demostraron que la exposición a
las notificaciones de los teléfonos inteligentes disminuía significativamente el
rendimiento en una tarea concurrente basada en la atención, incluso cuando el
participante no se tomaba el tiempo para ver la notificación (Stothart y otros,
2015). Simplemente escuchar el sonido o sentir la vibración que significaba la
alerta fue suficiente para distraer a los participantes y disminuir su capacidad
para centrar la atención en el objetivo principal.

Fronteras en Psicología | www.frontiersin.org 4 Abril 2017 | Volumen 8 | Artículo 605

Wilmer et al.
tarea. Los investigadores postularon que las notificaciones provocaban
pensamientos irrelevantes para la tarea, que se manifestaban en un peor
desempeño en la tarea principal.
Más evidencia sugiere que incluso la mera conciencia de la presencia
física de un teléfono celular puede afectar el rendimiento cognitivo.
Thornton y cols. (2014)realizaron un estudio en el que se pidió a los
participantes que completaran dos tareas neuropsicológicas diseñadas
para medir la función ejecutiva y la atención, una tarea de cancelación de
dígitos y una tarea de creación de senderos. Cada tarea implicaba dos
niveles de dificultad. Al comienzo del experimento, la experimentadora
dejó "accidentalmente" su teléfono celular o una libreta en el escritorio del
participante. Los participantes en la condición de teléfono celular
obtuvieron resultados significativamente peores en las partes más difíciles
de la tarea de cancelación de dígitos y creación de rastros que los
participantes en la condición de computadora portátil, pero el rendimiento
en las partes más fáciles de las tareas fue similar. Los investigadores
replicaron estos hallazgos en un estudio de seguimiento en el que se pidió
a la mitad de los participantes que colocaran sus propios teléfonos móviles
sobre sus escritorios. Los investigadores concluyeron que la mera
presencia de un teléfono distrae lo suficiente como para afectar el
funcionamiento cognitivo, pero sólo durante tareas exigentes.
Los efectos nocivos de los teléfonos inteligentes sobre la atención son
particularmente preocupantes en situaciones en las que la atención es crucial
para la seguridad, como en el caso de la conducción distraída. Un importante
trabajo de los últimos 12 años ha considerado los efectos de los mensajes de
texto en la capacidad de conducción utilizando simuladores de conducción o
pistas cerradas.Caird et al. (2014)realizó un metanálisis de esta literatura y
concluyó que el acto de escribir mensajes de texto afecta a casi todas las
medidas estudiadas de conducción peligrosa. Informaron que enviar mensajes
de texto constantemente conducía a una menor atención a la carretera, un
tiempo de respuesta más lento a los peligros, una mayor variación lateral a
través del carril y más choques. Leer mensajes de texto sin responder resultó en
hallazgos similares, aunque con tamaños de efecto más pequeños. Estos
hallazgos son particularmente preocupantes dado que el 31% de los adultos
encuestados en 2011 y el 42% de los conductores adolescentes encuestados en
2015 informaron que habían leído o enviado mensajes de texto mientras
conducían en los últimos 30 días (Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades, 2011, 2016).
La investigación que investiga los impactos directos que las
interrupciones pueden tener en el desempeño se complementa con la
investigación sobre los “errores de reanudación”: errores que surgen en el
desempeño de una tarea que se reanuda después de una interrupción o
cambio de tarea (Monje, 2004;Cades et al., 2007;Brumby y otros, 2013). La
tendencia a cometer errores de reanudación aumenta marcadamente
cuando la duración de la interrupción excede los 15 s (Monje y otros, 2008).
Las interrupciones del teléfono inteligente superan con frecuencia este
umbral de 15 s (Leiva et al., 2012), y por lo tanto puede ser especialmente
perjudicial para la reanudación de las tareas en curso.
Las consecuencias agudas y a corto plazo de distraer la atención de las
tareas en curso son un foco obvio de preocupación en relación con los
hábitos de los teléfonos inteligentes, pero también existe un temor
creciente de que las interacciones cada vez más regulares que tenemos
con los teléfonos inteligentes también puedan tener un impacto más
duradero. sobre la capacidad básica de atención focalizada y sostenida. En
este punto, la evidencia empírica muy limitada respalda esta preocupación.
Dada la falta de investigaciones longitudinales en este ámbito, los mejores
datos disponibles se derivan de estudios correlacionales. Sin embargo,
Fronteras en Psicología | www.frontiersin.org
Teléfonos inteligentes y cognición
Los hallazgos de esos estudios son algo contradictorios con respecto a la
afirmación de que el uso de teléfonos inteligentes está relacionado con una
capacidad de atención disminuida más allá del tiempo en el que un individuo
participa activamente con el dispositivo.
Un estudio que insinúa que los hábitos de uso de teléfonos inteligentes
disminuyen las capacidades de atención sostenida fue realizado porLee y cols.
(2015). El enfoque específico de su trabajo fue la conexión entre el grado de
"adicción" de un individuo a un teléfono inteligente y la capacidad de lograr
"flujo". Un estado de flujo se relaciona con la atención sostenida en el sentido de
que es “un estado de concentración tan concentrado que equivale a una
absorción absoluta en una actividad” (Csikszentmihalyi y otros, 2014).Lee y cols.
(2015)investigó si el patrón específico de uso de teléfonos inteligentes podría
tener efectos a largo plazo sobre la capacidad de alcanzar un estado de fluidez.
Los investigadores administraron tres cuestionarios a una gran muestra de
estudiantes universitarios, midiendo el nivel de adicción a los teléfonos
inteligentes, la tendencia al aprendizaje autorregulado y la capacidad de flujo de
aprendizaje. Los resultados mostraron que los individuos que obtuvieron la
puntuación más alta en la escala de adicción a los teléfonos inteligentes
obtuvieron puntuaciones significativamente más bajas en las escalas de
aprendizaje autorregulado y flujo de aprendizaje. Los autores sugieren que la
adicción a los teléfonos inteligentescausasuna capacidad reducida para lograr el
flujo y ser estudiantes autorregulados. Por supuesto, es igualmente posible que
las personas que pueden ser estudiantes autorregulados y lograr el flujo más
fácilmente también sean más capaces de controlar sus impulsos con respecto al
uso del teléfono inteligente y, por lo tanto, obtengan puntuaciones más bajas en
el cuestionario de adicción a los teléfonos inteligentes, o que los teléfonos
inteligentes el uso y el flujo de aprendizaje ejercen influencias bidireccionales
entre sí. Dada la naturaleza correlacional de los datos, no podemos inferir
ninguna direccionalidad para la relación, pero los datos al menos insinúan que el
uso excesivo de teléfonos inteligentes podría tener un impacto negativo en la
capacidad de mantener la forma de atención enfocada sostenida evaluada por el
índice de flujo.
Investigaciones anteriores sobre la relación entre la tecnología de los
teléfonos inteligentes y las capacidades cognitivas también han explorado una
forma de atención dividida relacionada con los medios, la “multitarea mediática”,
que implica el uso simultáneo de más de una tecnología mediática, a menudo a
través de un teléfono inteligente. A pesar del vínculo obvio con el trabajo sobre la
atención dividida, los estudios que exploran la multitarea en los medios
generalmente no se centran en los impactos agudos de la participación en los
medios en las actividades cognitivas concurrentes (por ejemplo, cómo estar en
los teléfonos inteligentes puede afectar la atención a las actividades laborales).
Más bien, los estudios sobre multitarea en los medios exploran principalmente
las asociaciones que existen entre las habilidades cognitivas básicas y la
tendencia a involucrarse en hábitos simultáneos relacionados con los medios. En
un experimento fundamental sobre este comportamiento,Ofir y cols. (2009)
desarrollaron y validaron el Índice de multitarea de medios (MMI), una
calificación determinada por las respuestas a un cuestionario de autoinforme (el
Cuestionario de uso de medios) que evalúa expresamente los hábitos de
multitarea de medios de un individuo. Luego utilizaron tareas conductuales
basadas en computadora para medir el funcionamiento de la atención de los
participantes. Los datos revelaron que aquellos que informaron participar en
más tareas múltiples en los medios también eran menos capaces de filtrar las
distracciones ambientales (estímulos de la tarea que no eran esenciales para la
tarea principal). Además, los usuarios frecuentes de multitarea en los medios
exhibieron costos de cambio más altos en un paradigma de cambio de tareas, lo
que indica que eran menos capaces de suprimir la activación de
representaciones de conjuntos de tareas que ya no estaban disponibles.
5 Abril 2017 | Volumen 8 | Artículo 605
Wilmer et al.
relevante para el desempeño (Monsell, 2003). Estos datos sugieren que la
multitarea frecuente de este tipo puede estar asociada con una tendencia a
permitir que los aportes (ambientales) de abajo hacia arriba capten la
atención (y, a la inversa, una tendencia más fuerte hacia la recopilación de
información exploratoria). Algunos estudios posteriores han replicado y
ampliado aspectos de este influyente artículo. Por ejemplo, utilizando una
versión más breve del Cuestionario de uso de medios, Moisala et al. (2016)
demostró que la multitarea cotidiana en los medios se asocia con un peor
control sobre la atención. Específicamente, los participantes que tenían
puntuaciones MMI más altas cometieron significativamente más errores en
una tarea que medía su capacidad para ignorar los distractores que
interferían con la finalización de la tarea. Además,Caín y Mitroff (2011)
descubrió que el vínculo entre la distracción y los hábitos de multitarea en
los medios se asociaba específicamente con diferencias individuales en el
alcance de la atención [y no con diferencias en la memoria de trabajo; ver
tambiénYap y Lim (2013)para resultados relacionados].
Los estudios de imágenes cerebrales que exploran posibles correlatos
neuronales del comportamiento habitual de multitarea en los medios han
demostrado que el déficit de atención asociado puede manifestarse
directamente en el funcionamiento de los circuitos de control de la atención del
cerebro. Por ejemplo, al mismo tiempo que el déficit de conducta que
observaron en la realización de una tarea de atención enfocada,Moisala et al.
(2016) mostró que los individuos con puntuaciones MMI más altas también
exhibieron una actividad relativamente mayor en las áreas prefrontales
derechas. Los autores interpretaron este resultado como evidencia de que una
mayor multitarea diaria lleva a los individuos a experimentar una mayor
dificultad para reclutar recursos de control cognitivo. En relación,Loh y Kanai
(2015)encontró una reducción de la materia gris en la corteza cingulada anterior
de personas que realizan múltiples tareas frecuentemente en los medios, lo que
indica que este hábito puede tener un impacto directo en las propiedades
estructurales de un importante locus de control de la atención en el cerebro
(aunque cabe señalar que también se han atribuido otras funciones). a esta
región; Shenhav et al., 2016).
Si bien estos hallazgos conductuales y de neuroimagen son intrigantes,
algunas investigaciones que utilizan puntuaciones MMI no han logrado
reproducir las asociaciones observadas originalmente.Minear et al., 2013;
Ralph y otros, 2013, 2015). De hecho, algunas pruebas sugieren el patrón
de relación opuesto: que las puntuaciones altas del MMI se correlacionan
conmejordesempeño en ciertas tareas que exigen atención. Por ejemplo,
Lui y Wong (2012)creó una tarea que requería que los participantes
integraran la información entrante de múltiples modalidades sensoriales
(visión y audición). Sus hallazgos revelaron que los individuos que
reportaron realizar múltiples tareas a la vez más intensamente superaron a
los que realizaron tareas múltiples más ligeras en su capacidad para
integrar la información proveniente de múltiples modalidades. Hallazgos
que sugieren una atenciónbeneficioasociados con la multitarea mediática
más pesada también son compatibles con estudios que demuestran
impactos positivos y transferibles del entrenamiento, a través de la práctica
de tareas repetitivas, en tareas de atención dividida (Dux y otros, 2009;
Karbach y Kray, 2009).
Quizás porque el Media Multiuse Questionnaire fue el primer cuestionario de
este tipo empleado en un estudio publicado en una importante revista científica,
la medida ha sido ampliamente adoptada como evaluación del comportamiento
relacionado con los medios y, como tal, es la base de muchos estudios empíricos
adicionales. Tan sólo en los pocos años transcurridos desde su concepción,
decenas de estudios han utilizado puntuaciones del MMI.
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investigar los impactos cognitivos y psicológicos de la multitarea en
los medios (vertabla 1).
El uso de este cuestionario en todos los laboratorios y para explorar
diferentes dimensiones de funcionamiento ha proporcionado al campo una
base muy necesaria. Sin embargo, el Media Multiuse Questionnaire tiene
algunas limitaciones que podrían limitar la generalización de estos
estudios. Un problema potencial es que el MMI se calcula enviando las
respuestas de los sujetos a una fórmula que aplica el mismo peso a cada
una de las 132 formas potenciales de multitarea (el cruce de 12
comportamientos diferentes relacionados con los medios con cualquiera
de los 11 comportamientos restantes). Por lo tanto, la puntuación de
multitarea de uno aumenta en la misma cantidad independientemente del
tipo de multitarea indicado y de las demandas de atención relativas de
diferentes actividades mediáticas (o de combinar ciertas actividades con
otras). Por ejemplo, el cuestionario trata la tendencia a “jugar videojuegos”
y a “escuchar música” como equivalentes, a pesar de que la primera suele
requerir una atención activa y la segunda suele ser una búsqueda pasiva.
Del mismo modo, especificar una tendencia frecuente a “jugar
videojuegos” mientras “leer medios impresos” (libros) (una combinación
desafiante) aumenta la puntuación MMI en la misma magnitud que
“escuchar música” mientras que “mensajería instantánea” (una
combinación menos desafiante) (En general, esta medida puede dar
puntuaciones MMI desproporcionadamente altas a personas que escuchan
música con frecuencia). De manera relacionada, debido a que la medida
incluye diferentes listados para “mensajería instantánea” y “mensajes de
texto a teléfonos móviles”, las personas que participan con frecuencia en
estas actividades tendrán puntajes desproporcionadamente altos porque
su puntaje está doblemente ponderado por estas actividades ahora
funcionalmente equivalentes (la consecuencia de una panorama
tecnológico en constante cambio). Dar el mismo peso matemático a todas
las formas de multitarea incluidas en este índice probablemente enturbie
los resultados, haciendo difícil distinguir a aquellos multitarea mediática
que participan en tipos de emparejamientos difíciles [como los utilizados
como base de entrenamiento en estudios que muestran efectos
beneficiosos de practicar con atención dividida; p.ej,Dux et al. (2009),
Karbach y Kray (2009)] de aquellos que simplemente son propensos a
distraerse con fuentes secundarias de información (como la música). La
especificidad limitada del MMI también podría explicar la observación
reciente de que los individuos que se encuentran en algún punto
intermedio del espectro de multitarea mediática pueden desempeñarse
mejor en tareas que exigen atención que los participantes con alto o bajo
nivel de multitarea mediática.Cardoso-Leite et al., 2014).
Si bien la multitarea mediática parece, al menos bajo ciertas
circunstancias, tener una correlación negativa con la capacidad de
cambiar de tarea y filtrar distracciones, una forma de medios incluida
en el cuestionario se ha asociado conmejoras en multitarea:
videojuegos de acción. ComoCardoso-Leite et al. (2015)Tenga en
cuenta que puede parecer paradójico que la multitarea multimedia
esté relacionada con un peor rendimiento multitarea, mientras que la
única tarea de jugar un videojuego conduce a un mejor rendimiento
multitarea. No obstante, en numerosos estudios correlacionales y
experimentales se han demostrado asociaciones positivas entre los
juegos y habilidades como la atención selectiva, la atención sostenida,
el cambio de tareas y la memoria visual a corto plazo (para una
revisión, verVerde y Bavelier, 2012). Estos
6 Abril 2017 | Volumen 8 | Artículo 605
Wilmer et al.
las asociaciones parecen ser específicas del género conocido como
“videojuegos de acción” (por ejemplo, shooters en primera persona), más
que de juegos de estrategia o juegos de rol. Los juegos de acción requieren
altas cargas cognitivas y perceptuales, procesamiento visual dividido y
aprendizaje por retroalimentación con un programa de recompensas
complejo, y parecen mejorar específicamente el reconocimiento de
patrones y el proceso metacognitivo de "aprender a aprender" (Verde y
Bavelier, 2012). La especificidad de esta relación pone de relieve otra
limitación del MMI: no distingue entre distintos tipos de videojuegos. Es de
destacar que los videojuegos de acción generalmente se juegan en
computadoras o consolas de juegos, mientras que muchos juegos
populares para teléfonos inteligentes (por ejemplo, Candy Crush, Words
with Friends) son juegos de estrategia que parecen tener menos
probabilidades de conferir ventajas cognitivas similares.
Atención: Resumen
La investigación revisada anteriormente proporciona un apoyo empírico limitado
a las afirmaciones sobre el efecto de la tecnología de los teléfonos inteligentes
en nuestras capacidades de atención. Si bien existe evidencia clara de que el uso
de dispositivos inteligentes puede tener un impacto agudo en las tareas
cognitivas en curso, la evidencia sobre cualquier impacto a largo plazo de los
hábitos relacionados con los teléfonos inteligentes en el funcionamiento de la
atención es bastante escasa y algo equívoca. En general, la evidencia apunta a
una relación negativa entre el uso de teléfonos inteligentes y la atención, pero
los datos correlacionales y de autoinforme dominan la literatura. Cuando se ha
implementado una evaluación más controlada del desempeño de la atención,
como con la multitarea en los medios, los resultados son mixtos, y algunos
estudios incluso arrojan una relación positiva con la capacidad de filtrar las
distracciones. Las limitaciones de los métodos actuales utilizados para medir el
comportamiento relacionado con los medios y la amplia variación en las tareas
específicas utilizadas para evaluar el desempeño de la atención pueden explicar
algunos resultados mixtos en la literatura.
USO, MEMORIA Y CONOCIMIENTO DE LA
TECNOLOGÍA MÓVIL
Los teléfonos inteligentes brindan acceso constante a una base de datos
interminable y en constante mejora de conocimiento colectivo. Tener este acceso
permite a las personas buscar, localizar y aprender aparentemente cualquier
hecho que deseen. Antes de la llegada de la World Wide Web, la aproximación
más cercana disponible a este tipo de recurso era una enciclopedia de varios
volúmenes, cuyo costo y portabilidad limitada impedían su uso ubicuo. Los
motores de búsqueda de Internet permiten que cualquier persona que esté
conectada a un dispositivo tenga acceso a una cantidad insondable de
información, a menudo a un costo muy bajo. Además, la tecnología de los
teléfonos inteligentes permite a las personas llevar esta información a donde
quieran y acceder a ella en cuestión de segundos.
Aunque pueda parecer que el acceso constante a una base de datos ilimitada
de conocimientos debería mejorar la cognición, mucho se ha escrito sobre cómo
el panorama tecnológico que cambia rápidamente está afectando
negativamente la forma en que recordamos nuestras propias vidas, los lugares
en los que hemos estado y aquellos con quienes hemos estado. hemos
interactuado (por ejemplo,Kuhn, 2010;Humphreys y Liao, 2011;Pentzold y
Sommer, 2011;Frith y Kalin, 2015;Özkul y Humphreys, 2015). Sin embargo, al
igual que con el impacto atencional, el conjunto de estudios empíricos
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La evidencia que demuestra efectos tangibles de los dispositivos multimedia móviles
sobre la memoria y el conocimiento es limitada.
Un tema que se ha investigado es la afirmación frecuentemente citada de
que la tecnología moderna nos está llevando a depender de nuestros
dispositivos para almacenar información. En un estudio muy influyente e
informativo,Gorrión y col. (2011)Pidió a los participantes que escribieran en una
computadora una serie de datos triviales recién aprendidos. A la mitad de los
participantes se les dijo que la computadora almacenaría la información escrita y
que podrían acceder a ella más tarde, mientras que la otra mitad creía que la
información pronto se borraría. Los individuos que creían que mantendrían el
acceso a la información mecanografiada obtuvieron peores resultados en una
tarea de recuerdo posterior. Es importante destacar que una instrucción explícita
para recordar los hechos frente a no pedirles que los recuerden no tuvo ningún
impacto en las tasas de recuerdo de los participantes. Este hallazgo, denominado
por los autores como “Efecto Google”, y posteriormente denominado por otros
investigadores como “amnesia digital” (Laboratorio Kaspersky, 2015) demuestra
que la expectativa de tener acceso posterior a la información puede hacernos
menos propensos a codificar y almacenar esa información en la memoria a largo
plazo.
Gorrión y col. (2011)Sostuvo además que nos estamos volviendo
simbióticos con nuestra tecnología; recordar menos información real y, en
cambio, comprometerse con la memoriadóndese puede encontrar dicha
información. Para investigar más a fondo esta teoría, los investigadores
realizaron un experimento adicional utilizando un diseño similar al descrito
anteriormente, pero con tres condiciones dentro del sujeto. En un tercio de
las preguntas, a los participantes simplemente se les dijo que la
información que ingresaron estaba guardada. En otro tercio de las
preguntas se les dijo a los participantes que la información se guardó en
una de seis carpetas predeterminadas (llamadas HECHOS, DATOS,
INFORMACIÓN, NOMBRES, ARTÍCULOS y PUNTOS). El tercio restante de las
preguntas fue seguido por un mensaje que informaba a los participantes
que la información que escribieron se eliminó inmediatamente. Los
resultados de este experimento indicaron que los participantes eran más
capaces de recordar el nombre de la carpeta en la que se encontraba la
información relevante que la información misma. Los autores utilizan este
hallazgo para afirmar que “los procesos de la memoria humana se están
adaptando al advenimiento de nuevas tecnologías informáticas y de
comunicación” (Gorrión y otros, 2011, pag. 778).
Una posible confusión experimental que Sparrow et al. Lo que no se
discute es la cantidad de “información” representada por el dato trivial
versus el nombre de la carpeta. Los autores proporcionan un ejemplo: "El
transbordador espacial Columbia se desintegró durante su reingreso sobre
Texas en febrero de 2003". La complejidad del hecho puede hacer que sea
más difícil de memorizar que el nombre de la carpeta en la que se
almacena la información (es decir, FACTS). Las investigaciones futuras
deberían intentar crear un mayor equilibrio entre las declaraciones de
trivia y los nombres de las carpetas.
Barr et al. (2015)Recientemente se informaron resultados de una mayor
exploración del acceso a Internet a través de teléfonos inteligentes y la
representación del conocimiento. De acuerdo con la noción de que los
humanos son generalmente “avaros cognitivos” (Kahneman, 2011), estos
autores postularon que la tendencia a confiar en heurísticas simples y
atajos mentales se extiende al uso habitual de motores de búsqueda en
Internet como sustituto del análisis cognitivo profundo. En su experimento,
Barr et al. (2015)dio a los participantes una serie de preguntas
cognitivamente exigentes, incluidos silogismos, tasa base
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Wilmer et al.
problemas y una batería de “heurísticas y sesgos”. También evaluaron el
conocimiento de los participantes en diferentes dominios cognitivos mediante la
administración de una prueba de aritmética y una prueba de inteligencia verbal.
Finalmente, también se pidió a los participantes que proporcionaran una
estimación de cuánto tiempo por día pasan en sus teléfonos inteligentes en
general, así como una estimación de cuánto tiempo pasan específicamente
usando motores de búsqueda de Internet en sus teléfonos inteligentes. Los
resultados mostraron que las personas que informaron ser grandes usuarios de
teléfonos inteligentes también exhibieron "estilos cognitivos" menos analíticos y
un desempeño más pobre en las medidas de conocimiento. Además, las
personas que indicaron que pasan una gran cantidad de tiempo utilizando la
función del motor de búsqueda en sus teléfonos inteligentes obtuvieron las
peores puntuaciones en estas medidas cognitivas. Por supuesto, dado que estos
resultados se derivan de datos autoinformados, es concebible que los
participantes que dan mucha importancia a su deseo de conocimiento también
puedan inflar su memoria (y sus estimaciones) del tiempo que dedican al uso de
los motores de búsqueda. Además, dada la naturaleza correlacional de la
investigación, los resultados no pueden resolver si, como se afirma, el uso
frecuente de motores de búsqueda puede en realidad "suplantar el
pensamiento" o si los individuos que ya tienen una tendencia más débil a utilizar
estrategias de análisis cognitivo también tienden a utilizar motores de búsqueda.
más frecuentemente [ver tambiénPequeño y col. (2009) yJavier et al. (2014)para
hallazgos algo contradictorios en adultos mayores].
Interpretado bajo una luz diferente,Barr et al. (2015)Los resultados parecen
contrarios a la intuición. Después de todo, la tendencia a hacer todo lo posible para
buscar información y conocimiento [por ejemplo, Necesidad de Cognición, (Cacioppo y
otros, 1984)] se ha demostrado que está correlacionado positivamente con la
inteligencia fluida (Fleischhauer y otros, 2010). Reinterpretado de esta manera, las
personas con puntuaciones cognitivas más altas podrían tener más conocimiento
semántico a su alcance y, por lo tanto, no necesitarían recurrir al uso de sus teléfonos
inteligentes con tanta frecuencia. Además, es posible que aquellos con puntuaciones
cognitivas más altas puedan realizar búsquedas de manera más eficiente. En
consecuencia, pueden utilizar las funciones del motor de búsqueda de su teléfono
inteligente con la misma frecuencia que aquellos con puntuaciones bajas, pero cada vez
durante menos tiempo.
Otro estudio reciente proporciona evidencia empírica complementaria
sobre el impacto potencial de los medios digitales en los recuerdos de
eventos vividos personalmente (Henkel, 2013). En este estudio, a los
participantes se les entregaron cámaras digitales y se les llevó a un
recorrido por un museo de arte. Aunque la investigación se centró
específicamente en las cámaras digitales, el hecho de que casi todos los
teléfonos inteligentes modernos incluyan una función de cámara digital la
hace relevante para el presente debate. A lo largo del recorrido, se pidió a
los participantes que tomaran fotografías de objetos específicos y se les
pidió que observaran otros objetos sin tomar fotografías. Un día después,
se puso a prueba a los participantes sobre su capacidad para distinguir los
objetos que habían visto durante el recorrido de los objetos nuevos. Los
resultados mostraron que tomar fotografías disminuía la memoria de los
objetos observados. En concreto, los participantes que utilizaron la cámara
durante su recorrido mostraron una menor capacidad para reconocer
objetos vistos previamente. Otro experimento presentado en el mismo
artículo mostró que este efecto se mitigaba pidiendo a los participantes
que hicieran zoom sobre características específicas de los objetos que
estaban viendo antes de tomar la fotografía. Curiosamente, hacer zoom en
un área específica no aumentó la precisión de recordar detalles específicos
de esa área en comparación con el trabajo como conjunto.
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en su conjunto, pero mejoró la memoria general del objeto, lo que sugiere
que la mejora se debió a una interacción más rica con el objeto. El apoyo
empírico adicional para este fenómeno proviene deZauberman et al. (2015)
quienes descubrieron que, si bien la memoria visual mejora al tomar
fotografías, la memoria auditiva de los eventos fotografiados se deteriora.
La práctica de tomar fotografías y videos de sucesos triviales en la vida de
uno (y subirlas a un sitio de redes sociales) es cada vez más común debido
a la proliferación de la propiedad de teléfonos inteligentes y la popularidad
de aplicaciones sociales para compartir fotografías y videos como
Instagram y Snapchat. Si tomar fotografías puede conducir a una
codificación más débil de las representaciones en la memoria, entonces
ésta es una faceta importante del impacto cognitivo del uso ubicuo de los
teléfonos inteligentes. Investigaciones cualitativas recientes proporcionan
testimonios de primera mano de que las interacciones con los teléfonos
inteligentes y la capacidad de "registro" de algunas aplicaciones de redes
sociales, así como las fotografías tomadas con el teléfono, ayudan a
establecer una memoria topográfica que puede suplantar y aumentar la
memoria de su entorno. y experiencias (Özkul y Humphreys, 2015).
Los estudios que investigan la relación entre la fotografía digital y la memoria
han asumido que las fotografías se almacenan o comparten de forma
semipermanente. Así, si bien el acto de tomar fotografías puede cambiar la
codificación de la memoria durante un evento, las fotografías brindan la
oportunidad de revisar y recordar la experiencia en un momento posterior. Sin
embargo, las tendencias recientes en el uso de las redes sociales han priorizado
el intercambio de fotografías efímeras. Por ejemplo, Snapchat, una herramienta
que está ganando popularidad rápidamente, especialmente entre los jóvenes (
Lenhart, 2015) – permite al usuario enviar y publicar imágenes y vídeos que sólo
pueden verse un número limitado de veces o durante un período finito
(Instagram presentó recientemente una función similar). Por lo tanto, los
usuarios pueden experimentar los mismos efectos en la memoria en el
momento, sin la oportunidad adicional de consultar la fotografía o el vídeo como
fuente externa de información/memoria. Todavía se sabe poco sobre los efectos
específicos de las herramientas para compartir fotografías efímeras en la
memoria de eventos (que pueden actuar sobre la memoria de una manera
similar a los archivos que pronto se borrarán enGorrión y otros, 2011).
Otra preocupación común con respecto a la “descarga” de nuestra memoria
semántica en un dispositivo tecnológico moderno tiene que ver con el impacto
de los sistemas de mapeo GPS en nuestra capacidad para navegar por el mundo.
Elaborar una representación cognitiva precisa de nuestro entorno espacial es
crucial para que podamos ir de un lugar a otro de manera efectiva y eficiente. Se
ha postulado que la dependencia constante de los sistemas de navegación GPS,
que ahora están integrados en los dispositivos de teléfonos inteligentes,
interfiere con nuestra tendencia natural a desarrollar representaciones
espaciales cognitivas. Los titulares de los medios insisten en que estas
tecnologías automovilísticas están “creando conductores estúpidos” (Moscú,
2014) y hay muchos casos convincentes en los que un conductor siguió
ciegamente una dirección GPS inexacta y se encontró en peligro (Hansen, 2013).
Así como los dispositivos de navegación GPS preexisten a la tecnología de los
teléfonos inteligentes, también lo hace la literatura científica relacionada.
En un estudio publicado hace una década, los investigadores intentaron
identificar las consecuencias de la dependencia excesiva de los dispositivos
de navegación GPS (Burnett y Lee, 2005). Específicamente, los autores
querían saber si el uso de dispositivos de navegación GPS afectaba la
tendencia de sus participantes a crear mapas cognitivos cuando
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Wilmer et al.
maniobrar a través de un entorno novedoso. Para hacer esto, Burnett
y Lee reclutaron conductores experimentados para navegar por un
entorno virtual 3D renderizado digitalmente. El entorno virtual se
parecía a un barrio de tamaño mediano e incluía muchos edificios y
otros puntos de referencia como árboles, carteles y personas. El
diseño entre sujetos requirió que la mitad de los participantes
estudiaran un mapa del entorno durante el tiempo que quisieran
antes de salir a la carretera en un intento de llegar a su destino
utilizando la ruta más directa posible. Por el contrario, a la otra mitad
de los participantes se les permitió estudiar el mapa solo durante 20
segundos y luego comenzaron su viaje, acompañado de una guía de
voz paso a paso hasta el destino. Después de que los participantes
completaron la ruta, su conocimiento espacial del entorno se puso a
prueba de acuerdo con tres facetas de la representación espacial:
representaciones a nivel de hito, ruta y encuesta. A los participantes
se les presentaron capturas de pantalla de escenas, incluidas algunas
del entorno virtual y otras similares, pero que en realidad no estaban
en la ruta que tomaron los participantes. Se pidió a los participantes
que identificaran qué capturas de pantalla reconocían como parte de
la ruta que tomaron (Landmark) y el orden en que ocurrieron (Ruta).
Para evaluar el conocimiento del Encuesta sobre el entorno espacial,
se pidió a los participantes que dibujaran un mapa de su ruta general
lo mejor que pudieran en una hoja de papel en blanco e incluyeran
tantos puntos de referencia como pudieran recordar. Los resultados
de este estudio mostraron que los participantes en el grupo de
navegación por voz obtuvieron resultados significativamente peores
en el conocimiento del entorno sobre los hitos y las rutas. Además,
aquellos en el grupo de navegación por voz dibujaron mapas
significativamente más simples y fragmentados en la evaluación del
conocimiento de la Encuesta.
Algunas investigaciones recientes se han centrado en identificar formas en
que se puedan mitigar los perjuicios de los dispositivos de navegación en la
memoria espacial. Se ha demostrado, por ejemplo, que el conocimiento espacial
se puede mejorar permitiendo a los usuarios solicitar que se indique su posición
en cualquier momento durante el episodio de navegación (Parush y otros, 2007).
Además, el conocimiento espacial se puede mejorar si se obliga a los usuarios a
realizar rotaciones mentales de las imágenes en pantalla, en lugar de observar
rotaciones automatizadas (Boari et al., 2012). Este conocimiento se puede aplicar
alentando a los usuarios a mantener sus dispositivos de navegación
configurados de manera que el Norte esté siempre hacia arriba, en lugar de
moverse alrededor de la brújula mientras giran.
Finalmente, la investigación que amplía laOfir y cols. (2009)Los hallazgos sobre la
multitarea en los medios también implican este comportamiento en el funcionamiento
de la memoria. Más reciente,Uncapher et al. (2015)demostraron que los usuarios
frecuentes de medios multitarea se diferenciaban de los usuarios ocasionales con
respecto a su capacidad de memoria de trabajo, y también exhibían un funcionamiento
disminuido de la memoria a largo plazo. En su estudio, la frecuencia de la multitarea en
los medios predijo específicamente cómo los participantes codificaban la información,
con tasas más altas de multitarea en los medios que conducían a representaciones
menos precisas de información relevante para el objetivo y a más información
irrelevante para la tarea que llenaba el espacio. Además, la precisión reducida de la
información en la memoria de trabajo observada en personas que realizan múltiples
tareas a la vez con muchos medios se asoció con una disminución del rendimiento de la
memoria a largo plazo, según lo medido mediante una prueba de reconocimiento
sorpresa para los elementos evaluados [con una asociación significativa entre la
multitarea con muchos medios y la memoria para los elementos objetivo en la tarea
anterior de la memoria de trabajo, como
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Teléfonos inteligentes y cognición
así como una asociación a nivel de tendencia para la memoria de elementos
distractores; ver tambiénFrein et al. (2013)para hallazgos relacionados].
Memoria y conocimiento: resumen
Las investigaciones que investigan las relaciones entre los hábitos tecnológicos
de los teléfonos inteligentes y la memoria y las capacidades de conocimiento aún
son escasas, pero los hallazgos disponibles indican que, como algunos han
preocupado, los hábitos relacionados con los teléfonos inteligentes pueden en
algunos casos ser perjudiciales para el funcionamiento mnemotécnico. Aunque
existen algunas limitaciones importantes en los diseños experimentales que se
han discutido, el trabajo realizado hasta la fecha nos da motivos para ser
cautelosos acerca de cómo utilizamos las nuevas tecnologías. La evidencia
disponible sugiere que cuando recurrimos a estos dispositivos, generalmente
aprendemos y recordamos menos de nuestras experiencias. Si bien la
investigación analizada en esta sección representa un paso importante hacia la
investigación del impacto de la tecnología de los teléfonos inteligentes en la
memoria, es igualmente importante tener en cuenta que el tipo de
“externalización de la memoria” en el que se centran estos artículos no es de
ninguna manera un tema nuevo. Las mismas preocupaciones podrían
plantearse, por ejemplo, con respecto a un Rolodex. Inventado en la década de
1950, este "índice móvil" proporcionaba un sistema para organizar los contactos
en una estructura alfabética de fácil acceso. Permitió a sus usuarios recordar
dóndeSe localizó el contacto de un individuo, en lugar de tener que memorizar la
información de contacto completa. Determinar si externalizar procesos
cognitivos a través de teléfonos inteligentes es necesariamente peor que
externalizar procesos cognitivos mediante métodos más antiguos será una vía
importante para futuras investigaciones.
USO DE TECNOLOGÍA MÓVIL, RETRASO DE LA
GRATIFICACIÓN Y RECOMPENSA
PROCESANDO
Además de sus efectos sobre la memoria y la atención, los teléfonos inteligentes
y los medios relacionados a menudo están implicados como la causa de un
cambio cultural percibido hacia una necesidad de gratificación inmediata (
También, 2014). De hecho, existe la creencia común de que la generación actual
de niños y adolescentes es menos capaz de esperar recompensas, debido en
parte a la omnipresencia de varios tipos de multimedia en sus vidas (Richtel,
2010b). Al igual que en las secciones anteriores, el trabajo empírico que explora
esta afirmación aún se encuentra en sus etapas incipientes. En esta sección,
describimos algunos estudios que informan nuestra comprensión de los
impactos potenciales que los teléfonos inteligentes pueden tener en las
tendencias de las personas a elegir recompensas más pequeñas e inmediatas en
lugar de recompensas más grandes después de un retraso, y luego ofrecemos
un resumen sobre el estado del reclamo. .
Algunos trabajos en este ámbito han comenzado explorando las
motivaciones que impulsan a las personas a interactuar con los medios en
primer lugar. En uno de esos estudios,Wang y Chernev (2012)investigó la
multitarea de los medios en términos de la teoría de Usos y Gratificaciones
(Katz y otros, 1973). Con base en esta teoría, las “Necesidades” podrían
definirse como “el producto combinado de disposiciones psicológicas,
factores sociológicos y condiciones ambientales que motivan el consumo
de medios” y las “Gratificaciones” como el “cumplimiento percibido” de esas
necesidades, en este caso como un resultado del uso o exposición a los
medios (p. 495).
9 Abril 2017 | Volumen 8 | Artículo 605
Wilmer et al.
En su experimento,Wang y Chernev (2012)recopiló datos autoinformados
durante un período de 4 semanas. Se pidió a los participantes que
presentaran tres informes diarios, en los que indicaban los tipos de medios
que habían utilizado en el tiempo transcurrido desde el informe anterior, y
si realizaban alguna de estas actividades simultáneamente (es decir,
multitarea). También se pidió a los participantes que indicaran la
"motivación" específica (emocional, cognitiva, social o habitual) que los
impulsó a participar en cada interacción con los medios, y la fuerza de esa
motivación en una escala del 1 al 10. Los participantes indicaron el grado
en que cada “necesidad” fue satisfecha en una escala del 1 al 4, y estos
datos se agregaron en medidas de “gratificación” utilizadas en el análisis de
datos. Al comparar los diversos tipos y fortalezas de motivaciones y
gratificaciones en distintos momentos, los experimentadores pudieron
sacar conclusiones interesantes sobre las causas y efectos a corto plazo de
la interacción multimedia. Específicamente, los participantes informaron
con mayor frecuencia que motivaciones "cognitivas" impulsaban sus
interacciones con los dispositivos multimedia. Sin embargo, los informes
subjetivos indicaron que la interacción resultante con un dispositivo
multimedia rara vez satisfacía las necesidades cognitivas. En cambio, los
participantes experimentaron unaemocionalgratificación de que no
informaron haber perseguido en primer lugar. En última instancia, estas
gratificaciones emocionales pueden estar impulsando interacciones
mediáticas posteriores a un nivel inconsciente [para hallazgos
relacionados, consulteZhang y Zhang (2012)].
En un estudio realizado en nuestro propio laboratorio (Wilmer y Chein,
2016), utilizamos una medida del uso de tecnología móvil autoinformado
en un intento de explorar la posible relación con el retraso de la
gratificación. Observamos una correlación negativa significativa entre el
uso de tecnología móvil de los participantes y su "punto de indiferencia" y
la tasa de descuento en un paradigma de descuento por demora.
Específicamente, los individuos que usaban más tecnología móvil también
eran más propensos a aceptar una recompensa más pequeña e inmediata
que a esperar una recompensa más sustancial pero demorada. Estos
hallazgos encajan con la concepción popular de que tener acceso
constante a estos dispositivos podría generar una necesidad de
gratificación instantánea. En nuestro estudio observamos además que la
correlación entre los hábitos tecnológicos y el retraso de la gratificación
estaba mediada por diferencias individuales en la impulsividad, pero no en
la búsqueda de recompensa/sensaciones. Este hallazgo replicó
parcialmente investigaciones anteriores sobre la relación entre el uso de
los medios y la impulsividad (Minear et al., 2013;Sanbonmatsu y otros, 2013
;Shih, 2013). Dado que los resultados de todos estos estudios son
totalmente correlacionales, podrían simplemente revelar que las personas
que tienden naturalmente a una gratificación más inmediata y que ceden a
los impulsos más fácilmente también tienden a usar sus dispositivos
móviles con más frecuencia (es decir, puede que no haya una relación
causal entre el uso de los medios y el comportamiento de descuento).
Aún así, habituarse a la gratificación inmediata y constante podría tener
consecuencias cognitivas significativas y duraderas. En uno de los pocos estudios
verdaderamente experimentales en el campo, los investigadores buscaron
determinar si los no usuarios de teléfonos inteligentes mostrarían un cambio en
su capacidad de procesamiento de recompensas después de recibir un teléfono
inteligente por primera vez (Hadar et al., 2015). El objetivo del estudio fue
investigar las consecuencias cognitivas, conductuales y neuronales del uso de
teléfonos inteligentes, con especial énfasis en los descuentos por demora. Los
participantes se dividieron en tres grupos: usuarios habituales de teléfonos
inteligentes, no usuarios de teléfonos inteligentes,
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y un tercer grupo formado por no usuarios de teléfonos inteligentes a los que se les
entregó un teléfono inteligente por primera vez (los dos últimos grupos fueron
asignados al azar). Los usuarios habituales de teléfonos inteligentes mostraron
puntuaciones más altas en impulsividad e hiperactividad en un cuestionario que se les
administró al comienzo del experimento. Lo que es aún más interesante, después de
una exposición de tres meses a los teléfonos inteligentes, se descubrió que los no
usuarios a quienes se les dio un teléfono inteligente se habían vuelto más orientados a
la inmediatez en la medida de descuento por demora, mientras que la orientación de
los no usuarios no cambió. Los datos deHadar et al. (2015)sugieren que el uso intensivo
de teléfonos inteligentes puede reducir causalmente la capacidad de un individuo (o al
menos la tendencia) a retrasar la gratificación en favor de una mayor recompensa en el
futuro. Estos hallazgos se ven reforzados por el diseño experimental del estudio.
La evidencia de la investigación de neuroimagen sugiere que los circuitos
neuronales implicados en el procesamiento de recompensas también
desempeñan un papel en las actividades realizadas en teléfonos móviles,
particularmente en las redes sociales. Por ejemplo,Sherman et al. (2016)
descubrió que recibir muchos "Me gusta" en las fotografías de las redes sociales
está relacionado con una mayor activación en los circuitos de recompensa del
cerebro, incluidas áreas en el estriado dorsal y ventral y el área tegmental
ventral. El cuerpo estriado ventral también ha sido implicado en la experiencia de
compartir información sobre uno mismo con sus compañeros, una actividad
popular en las redes sociales (Tamir y Mitchell, 2012), y se ha demostrado que el
nivel de respuesta en esta región del cerebro se correlaciona con el nivel de uso
de las redes sociales (Meshi y otros, 2013).
Retraso de la gratificación y la recompensa:
resumen
Al igual que con la investigación destacada en las secciones anteriores de este
documento, los datos aún son demasiado escasos para respaldar conclusiones
firmes sobre los impactos del uso de teléfonos inteligentes en el procesamiento
de recompensas y el retraso de la gratificación. Espeluznante afirma que los
dispositivos inteligentes están "reprogramando nuestros cerebros" (Campo
verde, 2013) a ser adictos a la gratificación instantánea adolecen de una falta de
evidencia longitudinal y todavía un apoyo empírico muy limitado de cualquier
tipo. Las investigaciones futuras podrían utilizar técnicas de neuroimagen para
investigar si realmente se está produciendo algún "recableado", y actualmente
se están realizando algunos trabajos relevantes. En la actualidad, la investigación
en neuroimagen se ha limitado a estudios transversales que mapean los
correlatos neuronales de participar en actividades populares en teléfonos
móviles. Estos estudios no pueden arrojar luz sobre las formas en que los
teléfonos móviles pueden provocar cambios funcionales o estructurales en el
cerebro. Al realizar escáneres cerebrales antes y después de una exposición
intensa y prolongada a la gratificación electrónica inmediata, los neurocientíficos
pudieron analizar si se produjo algún cambio en la conectividad.
USO DE TECNOLOGÍA MÓVIL Y
FUNCIONAMIENTO COGNITIVO COTIDIANO
Dado el patrón de hallazgos en la atención, la memoria y la capacidad de
regular el procesamiento relacionado con la recompensa en el contexto del
retraso de la gratificación, se deduce que podríamos esperar ver vínculos
con medidas más generalizadas del funcionamiento cognitivo. Una forma
de estudiar dichos vínculos es explorando la relación entre los hábitos
tecnológicos y los hábitos académicos generales.
10 Abril 2017 | Volumen 8 | Artículo 605
Wilmer et al.
actuación. Los estudios en este frente generalmente apoyan la
conclusión de que el bajo rendimiento académico (generalmente
evaluado por el GPA) puede predecirse por niveles más altos de uso
de teléfonos inteligentes (Beland y Murphy, 2014;Lepp y otros, 2014),
Mensajería instantánea (Levine y otros, 2007;Fox y otros, 2009), redes
sociales (Kirschner y Karpinski, 2010;Junco, 2012b;Karpinski y otros,
2012;Pablo y otros, 2012), multitarea multimedia (Junco, 2012a;Rosen
y otros, 2013; Sana et al., 2013) y el uso general de medios
electrónicos (Jacobsen y Forste, 2011;Junco y Cotten, 2012).
Los investigadores también han investigado directamente la relación
entre los hábitos multitarea de la tecnología móvil/los medios y las
funciones ejecutivas que se consideran esenciales para el rendimiento
académico (Abramson y otros, 2009;Alloway y Alloway, 2012;Alzahabi y
Becker, 2013;Lepp y otros, 2014;Barr y otros, 2015). En un estudio relevante
(Baumgartner y otros, 2014), se pidió a los participantes que completaran
un cuestionario de autoinforme y tareas computarizadas que evaluaban las
funciones ejecutivas en tres subcategorías: memoria de trabajo, inhibición
y cambios. Los participantes que informaron ser muy multitarea, según la
puntuación del MMI, también informaron niveles más bajos de "función
ejecutiva en la vida cotidiana" en el cuestionario. La correlación fue
significativa para las tres subcategorías del cuestionario de funcionamiento
ejecutivo. Aunque los resultados de las medidas de autoinforme no fueron
corroborados por ninguna de las medidas de funcionamiento ejecutivo
basadas en el desempeño utilizadas en ese estudio, un trabajo publicado
muy recientemente realizado porCaín y otros. (2016)proporciona evidencia
de tales vínculos. Estos autores encontraron que una mayor multitarea en
los medios entre una gran muestra de adolescentes se asociaba con un
peor rendimiento en una medida de laboratorio de la función ejecutiva, la
tarea de memoria de trabajo n-back, y también con puntuaciones más
bajas en una prueba estandarizada de rendimiento académico en el aula.
En conjunto, este conjunto de trabajos sugiere que el grado en que uno
puede ejercer control ejecutivo sobre el comportamiento y mantener
representaciones relacionadas con objetivos (en la memoria de trabajo)
puede explicar las diferencias individuales en la vulnerabilidad a las
consecuencias de los hábitos de los dispositivos móviles en la “vida real”.
Curiosamente, también hay cierta evidencia que sugiere que la
susceptibilidad de una persona a la alteración cognitiva derivada del uso de la
tecnología móvil, y los consiguientes impactos en el éxito académico, podrían
depender del conjunto de habilidades cognitivas existentes del individuo;
especialmente su capacidad para ejercer un control autorregulador sobre el
comportamiento. Las investigaciones indican, por ejemplo, que la atención con la
que un individuo monitorea y planifica las interrupciones, a través del control
ejecutivo, media la relación entre las interrupciones multimedia y el estrés
resultante (Tams y otros, 2015), y que las diferencias en la capacidad de la
memoria de trabajo (que está estrechamente relacionada con el funcionamiento
ejecutivo) es un predictor de la velocidad de reanudación de la tarea después de
una interrupción (Werner y otros, 2011).
Como punto adicional, se debe reconocer que algunas de las consecuencias
cognitivas y afectivas de los hábitos de uso de teléfonos inteligentes y tecnología
pueden provenir de impactos indirectos, como influencias sobre el sueño y el
estado de ánimo. Se ha demostrado que la calidad del sueño tiene un efecto
grave sobre el rendimiento cognitivo (Lim y Dinges, 2008), y hay evidencia
considerable que implica a la tecnología de los teléfonos inteligentes como una
fuente de alteraciones del sueño (Caín y Gradisar, 2010para una revisión), con un
efecto compuesto sobre la capacidad cognitiva
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Teléfonos inteligentes y cognición
funcionamiento y compromiso laboral al día siguiente (Lanaj et al., 2014). Una
observación anterior a la aparición de la tecnología de los teléfonos inteligentes
es que el uso de dispositivos electrónicos con una pantalla muy iluminada
inmediatamente antes de acostarse, como un televisor o una computadora,
puede afectar negativamente la capacidad de conciliar el sueño. Los teléfonos
inteligentes potencialmente exacerban este problema porque las personas
frecuentemente los guardan y cargan junto a su cama, usándolos a menudo
como despertador. Según una encuesta reciente, más del 70% de los
estadounidenses siguen este patrón de comportamiento (Informe sobre
tendencias en la movilidad del consumidor, 2015). Además de la luz brillante, se
ha propuesto que actividades específicas, como las interacciones sociales y los
juegos, que se realizan a través del teléfono inteligente pueden conducir a una
excitación y estimulación psicológica que podría alterar aún más el sueño
posterior (Caín y Gradisar, 2010). Aunque la mayoría de los estudios en este
ámbito han contado con niños y adolescentes, investigaciones recientes han
afirmado que este efecto también se puede observar en adultos mayores (
Exelmans y Van den Bulck, 2016). Las investigaciones futuras deberían investigar
una relación directa entre el uso habitual de teléfonos inteligentes antes de
acostarse y las capacidades cognitivas. Además, investigaciones futuras podrían
intentar identificar si determinadas actividades de los teléfonos inteligentes (p.
ej., juegos, uso pasivo o activo de redes sociales) son especialmente perjudiciales
para la calidad del sueño, y cómo la configuración de notificaciones puede
afectar la interrupción del sueño, y también considerar cómo las aplicaciones de
seguimiento del sueño (p. ej. , la función "Hora de acostarse" recientemente
introducida en el sistema operativo del iPhone) podría mejorar la cantidad o la
consistencia del sueño.
Ampliando este trabajo al sueño,Lemola et al. (2014)utilizaron cuestionarios
de autoinforme para explorar cómo los hábitos de sueño y de uso de teléfonos
inteligentes también podrían afectar el estado de ánimo; síntomas
específicamente depresivos. Descubrieron que la dificultad para dormir era un
mediador importante en la relación entre el uso de medios electrónicos y los
síntomas depresivos. Si bien los síntomas psicopatológicos no son el tema
central de este artículo, cabe señalar que la depresión suele ser comórbida con
trastornos cognitivos.Asociación Estadounidense de Psiquiatría, 2013), y que la
calidad del sueño está inversamente relacionada con el rendimiento cognitivo (
Lim y Dinges, 2008).
Al igual que la depresión, se sabe que la ansiedad tiene efectos negativos
significativos en varios aspectos del funcionamiento cognitivo (Asociación
Estadounidense de Psiquiatría, 2013). En los primeros trabajos que vinculaban
los síntomas de ansiedad, los hábitos tecnológicos y el funcionamiento cognitivo,
Marcos y col. (2012)descubrió que limitar el acceso de las personas al correo
electrónico reducía la ansiedad y mejoraba la concentración posterior en tareas
relacionadas con el trabajo. Una afirmación comúnmente repetida respecto del
mundo digital actual es que la gente siente una "necesidad" de acceder a sus
teléfonos. Los investigadores han llegado incluso a referirse a este fenómeno
como un “miembro fantasma” (Turkle, 2011). De manera similar, el “síndrome de
vibración fantasma” describe un fenómeno comúnmente experimentado en el
que las personas perciben una vibración en su bolsillo, cuando tal vibración no
ocurrió (Rosen, 2013), e incluso cuando su teléfono no está en su bolsillo (para
una revisión, consulteDeb, 2014). Al reconocer la fuerza del apego de las
personas a sus teléfonos inteligentes, los investigadores han comenzado a
investigar el grado en que la separación del dispositivo inteligente puede causar
síntomas de ansiedad. En un estudio (Cheever y otros, 2014), los participantes
fueron asignados aleatoriamente a uno de dos grupos. Un grupo mantuvo sus
teléfonos con ellos durante todo el estudio con el timbre silenciado y la vibración
apagada, mientras que el grupo
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Wilmer et al.
Al segundo grupo se le quitaron los teléfonos durante la duración del
estudio. Luego, los participantes completaron una serie de tres
evaluaciones de ansiedad en intervalos de 20 minutos, seguidas de un
cuestionario sobre el uso de dispositivos multimedia inalámbricos. Los
investigadores postularon que el grupo al que se le quitaron los teléfonos
experimentaría significativamente más ansiedad que aquellos a quienes se
les permitió conservar sus teléfonos. Aunque este efecto principal no se
observó, los investigadores encontraron que el grupo de participantes que
no tenían sus teléfonos con ellos obtuvieron puntuaciones más altas en
cada prueba de ansiedad sucesiva, lo que demuestra que su ansiedad
aumentó en función del tiempo sin sus teléfonos. Además, el estudio
encontró que las personas que obtuvieron puntuaciones más altas en el
cuestionario de uso de dispositivos multimedia inalámbricos tenían tasas
más altas de mayor ansiedad en las pruebas posteriores,
independientemente de si les quitaron el teléfono o si lo tenían en silencio.
Estos hallazgos llevaron a los investigadores a concluir que el uso habitual
de un dispositivo móvil predice los niveles de ansiedad que resultan de
estar separado de su dispositivo. Sin embargo, también es importante
tener en cuenta que la direccionalidad del efecto sigue siendo ambigua, y
las investigaciones también sugieren que el estrés vital predice el uso de
dispositivos móviles, impulsado por el apoyo social que uno puede obtener
mediante el uso de su dispositivo (Chiu, 2014).
Clayton et al. (2015)También investigó el impacto de una breve
separación de un dispositivo móvil, pero además evaluó los impactos
potenciales en la cognición. Los investigadores se centraron
exclusivamente en los usuarios de iPhone, basándose en la facilidad con la
que se puede alternar el timbre del iPhone. A su llegada, los participantes
fueron asignados aleatoriamente a uno de dos grupos: un grupo completó
una tarea que a veces se usa para medir la atención sostenida (una tarea
de búsqueda de palabras), primero con sus teléfonos en su poder y luego
entregándoselos a los experimentadores. , mientras que estas condiciones
se revirtieron en el segundo grupo. Se utilizaron medidas fisiológicas y de
autoinforme para rastrear los niveles de ansiedad durante todo el
experimento. En este experimento, los investigadores hicieron más que
simplemente separar el teléfono de su usuario; El teléfono se colocó en un
cubículo adyacente y los experimentadores realizaron una llamada al
teléfono para que emitiera un timbre que los participantes
presumiblemente reconocieron como propio. Los resultados mostraron
que los niveles de ansiedad de los participantes eran más altos cuando
estaban separados de sus teléfonos que sonaban y más bajos cuando sus
teléfonos estaban en su poder. Además, el rendimiento de los participantes
en las sopas de letras fue significativamente peor cuando se les separó de
su teléfono que sonaba.
Los datos proporcionados por tales experimentos ofrecen evidencia de
la influencia psicológica que nuestra vida digital puede ejercer sobre
nosotros. Sin embargo, no hay nada que indique si la ansiedad resultante
es específica de la separación del teléfono inteligente o si el mismo efecto
podría surgir cuando los participantes son separados de algo más de valor
subjetivo, como una billetera o un artículo personalmente preciado.
Además, las implicaciones potenciales con respecto al funcionamiento
cognitivo todavía son limitadas en el sentido de que un vínculo entre
ansiedad y cognición se estableció sólo mediante una sopa de letras, una
tarea que es algo idiosincrásica en relación con las tareas utilizadas más
típicamente en la investigación cognitiva. El diseño tampoco permite
determinar si el efecto en el rendimiento de la búsqueda de palabras fue
causado por la ausencia de los teléfonos de los participantes o
simplemente por la distracción del timbre.
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Teléfonos inteligentes y cognición
CONCLUSIÓN
Los teléfonos inteligentes (y las tecnologías móviles relacionadas) tienen el
potencial de afectar una amplia gama de dominios cognitivos, pero la
investigación empírica sobre los impactos cognitivos de la tecnología de los
teléfonos inteligentes aún es bastante limitada. Esto es comprensible, dado que
la tecnología pertinente es todavía joven y está en constante evolución. Sin
embargo, cada año que pasa, los teléfonos inteligentes se vuelven más
omnipresentes en nuestras vidas. En lugar de aplicarse sólo a un grupo
específico de individuos, la investigación realizada en este ámbito pronto será
relevante para la mayoría de la población mundial (comercializador electrónico,
2014). Por lo tanto, es fundamental comprender cómo nos afecta la tecnología
de los teléfonos inteligentes para que podamos tomar las medidas necesarias
para mitigar las posibles consecuencias negativas.
Aunque la investigación sobre los posibles impactos cognitivos de la
tecnología de los teléfonos inteligentes está creciendo, los resultados siguen
siendo contradictorios y no concluyentes. Los hallazgos, a veces contradictorios,
sugieren que no todo el uso de teléfonos inteligentes es igual; Ciertas
aplicaciones, enfoques de multitarea o configuraciones de notificaciones pueden
moderar la relación entre el uso general de teléfonos inteligentes y diversas
habilidades cognitivas. A pesar de la naturaleza no concluyente de la literatura,
los titulares de los medios fomentan la percepción pública de que los hallazgos
son concluyentes y que los teléfonos inteligentes tienen un impacto definitivo y
negativo en el funcionamiento cognitivo. Una opinión común es que los
teléfonos inteligentes están sofocando nuestra creatividad al privar a nuestro
cerebro de tiempo de inactividad (Richtel, 2010a), incluso dio lugar a un desafío
de radio, en el que miles de personas redujeron el uso de sus teléfonos
inteligentes en un intento de aumentar su creatividad (Zomorodi, 2015). Sin
embargo, no existe ninguna investigación que valide la preocupación básica que
motivó el desafío. Investigar los impactos cognitivos de llenar los pequeños
descansos de nuestros días con aportes provenientes del uso de teléfonos
inteligentes es quizás otro esfuerzo que vale la pena emprender, pero no está
representado todavía en la literatura revisada por pares.
Como se analizó anteriormente en nuestra revisión, existen muchas
limitaciones en la literatura que forma la base de este artículo. La principal de
ellas es que hay muy poca evidencia longitudinal sobre las consecuencias a largo
plazo del uso frecuente de teléfonos inteligentes. Ahora es el momento de
comenzar a recopilar datos para dichos estudios. Un tema particularmente
importante que requiere datos longitudinales es el efecto de la propiedad de un
teléfono inteligente en los niños pequeños. A pesar de las recomendaciones
ampliamente publicitadas (Consejo de Comunicaciones y Medios de la AAP,
2016a,b), sabemos muy poco sobre la edad más apropiada para que un niño
comience a usar un teléfono inteligente, y sabemos igualmente poco sobre las
consecuencias de usarlo demasiado temprano en la vida. Se debe desarrollar un
estudio longitudinal con una muestra de gran tamaño en el que se evalúe a los
niños según una variedad de medidas de resultados cognitivos (y afectivos) en
múltiples momentos. En un estudio como este, también se podrían recopilar
datos para determinar el grado en que estos dispositivos influyen en los niños
con teléfonos inteligentes u otras fuentes portátiles de gratificación inmediata,
como los sistemas de videojuegos portátiles. El análisis de las diferencias
grupales en las tasas de madurez de ciertos procesos cognitivos también podría
proporcionar información sobre cómo la tecnología de los teléfonos inteligentes
puede afectar al cerebro durante períodos de mayor plasticidad del desarrollo.
Es posible, aunque no probado, que el uso frecuente de teléfonos inteligentes
pueda ser menos dañino para los adultos.
12 Abril 2017 | Volumen 8 | Artículo 605
Wilmer et al.
mientras que los niños pueden experimentar consecuencias más negativas como
resultado de su mayor plasticidad neuronal.
Si las investigaciones emergentes sugieren que el uso de teléfonos
inteligentes tiene consecuencias graves, debemos investigar posibles enfoques
prácticos que podrían mitigar estos efectos. Finalmente, la mayor parte de la
literatura sólo habla de manera amplia sobre el “uso de teléfonos inteligentes”.
Las investigaciones futuras deberían distinguir entre tipos específicos de uso de
teléfonos inteligentes, cada uno de los cuales probablemente tenga efectos
diferentes en el usuario. En particular, parece probable que las actividades
sociales como los mensajes de texto, el correo electrónico y el uso de las redes
sociales tengan impactos diferentes a los de los juegos o la navegación por la
web, aunque se sabe muy poco sobre las preocupaciones específicas
relacionadas con estos patrones de uso aparentemente dispares.
A medida que los teléfonos inteligentes han llegado a los bolsillos de
más del 70% de los adultos estadounidenses y de casi el 50% de los adultos
en todo el mundo, también existe una gran oportunidad para utilizarlos
como herramienta de investigación (Poushter, 2016). Los científicos ya han
comenzado a sugerir que los teléfonos inteligentes podrían presentar un
método más conveniente y más naturalista para recopilar datos empíricos
para experimentos de psicología cognitiva y social (Raento et al., 2009;
Dufau y otros, 2011;Molinero, 2012). Además, a medida que los teléfonos
inteligentes se entrelazan cada vez más con nuestro funcionamiento
cognitivo, será importante seguir recopilando métricas de uso detalladas
para comprender cómo nos afectan estas interacciones y cómo se moldean
nuestras vidas en consecuencia.
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Teléfonos inteligentes y cognición
La investigación descrita en este artículo sienta las bases sobre las cuales se
puede imaginar un número aparentemente interminable de “próximos pasos”.
Existe una inmensa oportunidad para realizar investigaciones adicionales con el
objetivo de brindar a los psicólogos y al mundo en general una mejor
comprensión de los efectos a corto y largo plazo de la tecnología de los teléfonos
inteligentes.
CONTRIBUCIONES DE AUTOR
HW y JC concibieron y desarrollaron el proyecto. HW realizó una
revisión de la literatura primaria con aportes adicionales de LS,
ambos trabajando bajo la supervisión y orientación de JC. HW
escribió el borrador inicial del manuscrito. JC proporcionó
comentarios editoriales primarios, y tanto JC como LS
contribuyeron con secciones escritas adicionales al manuscrito.
Todos los autores participaron en la preparación final del
manuscrito.
FONDOS
Las contribuciones de LS a este trabajo fueron financiadas en parte por un
premio de investigación postdoctoral SBE-IBSS de la Fundación Nacional de
Ciencias.
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Declaracion de conflicto de interes:Los autores declaran que la investigación se
realizó en ausencia de relaciones comerciales o financieras que pudieran interpretarse
como un potencial conflicto de intereses.
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dieciséis Abril 2017 | Volumen 8 | Artículo 605