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Insurgencia y Contrainsurgencia In book: Manual de Estudios


Estratégicos y Seguridad Internacional Publisher: Plaza y
Valdés

Chapter · April 2020

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1 author:

Miguel G.Guindo
University of Granada
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10 Insurgencia y
contrainsurgencia
Miguel G. Guindo

Contenido

\ Introducción al concepto de insurgencia


\ ’ ]+ #+     
insurgencia
\  !   + 
\ Estrategias de los movimientos insurgentes
\ La contrainsurgencia
\ Similitudes entre la contrainsurgencia y la reconstrucción
 # 
·
289
Introducción al concepto de insurgencia
^$ $  ++$+ $ # -

INSURGENCIA Y CONTRAINSURGENCIA
tividad mundial. Ciertamente, las revueltas en Libia, Siria o Yemen en 2011 y las guerras
de Afganistán e Irak han atraído la atención sobre este fenómeno; sin embargo, la insur-
gencia se remonta a la historia de los antiguos imperios y ha permanecido a lo largo de
los siglos. Su trascendencia estratégica ha variado en función del contexto internacional.
Mientras que en algunos casos representaba poco más que un ruido de fondo, en otros, ha
sido un componente central de las relaciones internacionales. Cuando menos relevante,
+ # $  Š +$"  
algunos países a patrocinar insurgencias como forma de guerra delegada. Si durante la
`+ ’  $ $  + #   + $+   *  
división ideológica, el colapso de las colonias europeas y el despertar político de masas de
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una serie de consideraciones preliminares que caracterizan a estos movimientos:

 Cuando se habla de insurgencia, no se hace referencia al ejercicio de un tipo de


violencia fortuita, aleatoria o sin orden, sino a una violencia que persigue un objetivo
concreto de naturaleza política.

 El apoyo popular es un elemento clave de la insurgencia y ocupa una posición


central en su estrategia. El reconocimiento y aceptación por parte de la población es
fundamental para el movimiento y determinará en gran medida las probabilidades
de su éxito o fracaso.

 La insurgencia suele caracterizarse por el desequilibrio de fuerzas; en consecuencia,


los insurgentes optan por un enfrentamiento asimétrico, normalmente prolongado,
donde la guerra psicológica y la movilización política se convierten en herramientas
centrales de su estrategia.
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MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

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nes políticas ilegales.

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Las acciones que un grupo minoritario realiza dentro de un Estado para forzar un
                
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insurgente.

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de cambiar el orden político establecido.

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insurgencias
No es sencillo iniciar una insurgencia, como tampoco lo es derrotarla una vez que
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muchos grupos fracasen en las primeras etapas. A continuación examinamos los factores
]+ #+  ]+ Ÿ$‚‚†|$ +proto-
insurgencia a una auténtica insurgencia:

a) Crear una identidad política relevante. Por lo general, un individuo posee múlti-
ples identidades (nacional, regional, política, religiosa, étnica, profesional, familiar, etc.)
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 +   !]+   ]+   +
de que se alcen en armas para defenderla. Esto supone privilegiar una identidad frente a
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otra en términos políticos (por ejemplo, en el caso de un partidario de Hizbollah, anteponer
la comunidad shií y el proyecto revolucionario iraní a la identidad libanesa) o competir
entre identidades que se enfrentan a un mismo enemigo (elegir una identidad islamista

INSURGENCIA Y CONTRAINSURGENCIA
frente a otra nacionalista laica en el caso de un joven palestino que opta por Hamas en lugar
de hacerlo por Fatah). Circunstancias excepcionales, como una ocupación extranjera, el
 $  + + + # ' "  &+-
pectos identitarios asociados a la insurgencia. Las élites políticas también pueden subrayar
la distinción entre amigos y enemigos en los procesos de movilización social.

b) Enarbolar una causa atractiva. La identidad por sí sola no basta. Los proto-in-
surgentes necesitan vincularla a algún tipo de agravio que persuada a la población a que
se una o respalde el movimiento. Todos los grupos proto-insurgentes tienen algún tipo
de causa, pero son las causas realmente atractivas (por ejemplo, el deseo de justicia, las
aspiraciones de un determinado grupo étnico, la reivindicación de una mayor equidad en
la redistribución de recursos, la lucha contra la ocupación extranjera, o la instauración de
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lo contrario, los proto-insurgentes pueden ser percibidos como un grupo de criminales que
recurren innecesariamente a la violencia.

Robert Tomes (2004: 21) sintetiza en dos puntos qué cualidades debe tener la causa
para que ésta suscite apoyos al movimiento: 1) una amplia parte de la población tiene que
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auténtica de un grupo proto-insurgente, es posible que se asocie a otras con mayor acepta-
ción social; y 2) los adversarios políticos no pueden apropiarse o adherirse esa causa.

c) Atraer un número elevado de partidarios comprometidos. Esta condición se deriva


del éxito de las dos primeras y alimenta el bucle que generaliza una insurgencia. El ensan-
chamiento de la base social (junto a la aplicación de medidas coercitivas contra aquellos
que apoyan al gobierno o a la autoridad de ocupación) es un factor determinante, ya que
un grupo reducido no puede sostener una movilización política a gran escala, ni librar una
guerra de guerrillas.

Las insurgencias se presentarán como candidatas a hacerse con el poder, siempre y


cuando exista un descontento generalizado entre la población que pueda ser utilizado y ex-
plotado (es decir, movilizado para la causa) como base para el reclutamiento. Como regla
general, el clima proclive para la insurgencia se caracteriza por bajos niveles de seguridad
y elevadas cotas de desempleo, condiciones que comportan malestar y frustración entre
segmentos sociales que pasan a ser objetivos ideales para el reclutamiento de grupos in-
+ +$"  & %$!  "   
y refugios seguros es de crucial importancia para la insurgencia, además de asegurar su
reproducción y perpetuación. Sin el respaldo de la población, una insurgencia no tendrá
lugar donde ir, echar raíces o desarrollarse.
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d) Contar con un liderazgo sólido. El liderazgo es vital para la consolidación de la
insurgencia, ya que dota de coherencia, coordinación al movimiento y otorga credibilidad
al grupo. Encabezar una insurgencia es extremadamente difícil. Los líderes deben conven-
MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

cer a la población para que asuma riesgos y penurias durante largos periodos de tiempo.
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régimen que en un principio se mostraban ajenos a los asuntos políticos.

e) Prevalecer sobre grupos rivales. Muchas veces, el principal adversario de los pro-
to-insurgentes no es tanto el enemigo declarado (la autoridad política constituida), como
otros grupos con los que mantiene disputas de carácter ideológico, partidista, personal,
etc., pero con los que comparten una causa parecida (por ejemplo, expulsar a una fuerza
extranjera), o simplemente con los que se ven obligados a colaborar (es el caso de las fac-
ciones de la insurgencia afgana contra los soviéticos y las presiones que recibían de sus
patrocinadores externos: Pakistán, Arabia Saudí y Estados Unidos), y con los que compi-
ten por la obtención de recursos y apoyos. En algunos casos, la situación se puede resolver
creando alianzas y frentes comunes, aunque no es raro que una vez terminada la lucha
surjan divisiones internas o comience un nuevo enfrentamiento armado entre los diferen-
tes grupos por el reparto del poder. Así sucedió por ejemplo en el caso de los muyahidín
afganos tras la retirada soviética en 1989, o el Frente Farabundo Martí para la Liberación
Nacional en El Salvador tras los acuerdos de paz de 1992 (Long, 2006: 16).

f) Refugio. Es otro factor crítico tanto para la proto-insurgencia como para la insur-
gencia. En un estudio realizado por la RAND Corporation (Connable & Libicki, 2010)
sobre una muestra de ochenta y nueve insurgencias entre 1945 y 2006, se observa que las
insurgencias que no disponen de refugio tienen una probabilidad de victoria de uno contra
siete en los casos donde el éxito o la derrota resultan claramente apreciables. Por el con-
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! 

La disponibilidad de refugio físico depende del tamaño y de las características geo-


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el que cuente. La insurgencia comporta una lucha por el control sobre un espacio, tanto
territorial como político.

Los proto-insurgentes pueden buscar refugio en zonas montañosas, bosques, junglas


o en áreas remotas del país, pero otra opción consiste en esconderse en entornos urbanos
que paulatinamente van escapando al control del gobierno, como sucedió en los primeros
años de la insurgencia en Irak. No obstante, las insurgencias tienen mayores probabilida-
des de éxito en contextos rurales o en una mezcla de entornos rurales y urbanos. Pocas
veces triunfan en países urbanizados y de ingresos medios (Connable & Libicki, 2010: 38).

g) Apoyo exterior. La ayuda de otros Estados resulta decisiva en el nacimiento de una


insurgencia. El apoyo suele materializarse en forma de refugio, campos de entrenamiento,
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!  "$ $  "$$    % $-
bría resultado viable el Vietcong sin la ayuda de la URSS, Hizbollah sin el apoyo de Irán y
Siria, los talibán sin la asistencia del gobierno pakistaní, o Hamas sin el respaldo de Arabia

INSURGENCIA Y CONTRAINSURGENCIA
Saudí, Irán, Siria y otros países musulmanes. En su investigación, Connable y Libicki
(2010: 62) llegan a la conclusión de que el apoyo estatal otorga una probabilidad de éxito
de dos a uno a favor de la insurgencia.

Pero el patronazgo estatal no se encuentra libre de problemas. Aunque el respaldo sea


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apoya poseen agendas distintas que con el tiempo pueden entrar en colisión. Como míni-
mo, la ayuda exterior supone una pérdida de libertad para los insurgentes y, en el peor de
los escenarios, éstos pueden acabar convirtiéndose en moneda de cambio entre su Estado
patrocinador y el gobierno al que se enfrentan. De hecho, la probabilidad de triunfo de los
insurgentes desciende a uno contra cuatro si la ayuda estatal se interrumpe repentinamente
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cada de 1940) (Connable & Libicki, 2010: 74).

h) Contexto sociopolítico y capacidad del Estado. Los factores ambientales también


resultan críticos, pues la insurgencia no nace en el vacío. A este respecto, conviene recor-
dar todo lo comentado en el capítulo 9 sobre la debilidad estatal.

i) Comportamiento erróneo de la autoridad política establecida. La reacción del go-


bierno o de las fuerzas extranjeras que apoyan al gobierno (los dos adversarios más comu-
nes de una proto-insurgencia) constituye un último factor destacado en la incubación de la
insurgencia. La autoridad política establecida puede cometer errores que allanen el camino
de la proto-insurgencia. Uno de ellos es la represión indiscriminada, que aleja al Estado de
la población y puede facilitar el apoyo a los insurgentes, aunque la relación entre represión
estatal y respaldo a la insurgencia no es automática. Para que se produzca, los insurgentes
deben ser capaces de proteger a la población de la violencia del Estado y ofrecer otro tipo
de incentivos que compensen los riesgos que entraña sumarse a la rebelión.

Otro posible error consiste en no reconocer a tiempo que se está gestando una insur-
gencia. Así sucedió en 2003 en Irak, cuando el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld,
se empeñó en considerar ataques aislados sin especial importancia lo que en realidad era
el inicio de la insurgencia (Woodward, 2007: 390). Por último, el Estado o las fuerzas
extranjeras también pueden ayudar indirectamente a los proto-insurgentes con decisiones
políticas erróneas que agraven la situación denunciada por éstos. El Irak de la posguerra
ofrece otra lección negativa. La triple decisión aplicada por Paul Bremen (y apoyada desde
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MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

insurgencias nacionales y de liberación; dos categorías que a menudo se entremezclan. En


las nacionales, la insurgencia se opone a un determinado gobierno por causas de naturaleza
ideológica, étnica, económica, etc. En las de liberación, los insurgentes se enfrentan a un
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proponemos otra basada en los tres principales objetivos que pueden perseguir los actores
insurgentes. Puede darse el caso de que algunos persigan dos de ellos de manera simul-
tánea, o que dentro de un movimiento insurgente existan facciones que priorizan unos en
lugar de otros. Los tres tipos de objetivos son los siguientes (Jordán, 2011a: 120-122):

a) Poder y proyecto político. Una primera categoría sería la de aquellas insurgencias


que tratan de hacerse con el control del Estado para implantar un nuevo régimen (por
ejemplo, de inspiración marxista o islamista radical, o simplemente una forma de gobierno
más representativa y más sensible a las desigualdades sociales). Este tipo de insurgencia
puede ser denominada en el lenguaje común como movimiento insurrecto, rebelde o revo-
lucionario.

b) Poder político y territorio. La mayoría de las insurgencias que pertenecen a esta


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extranjera (como fueron los casos de insurgencias anticoloniales tipo: Frente de Liberación
Nacional en Argelia, La Unión Nacional Africana de Zimbabue, el Viet Minh en Vietnam o
la Organización Popular de África del Sudoeste en Namibia) o con un régimen político que
los insurgentes consideran un títere al servicio de una potencia exterior (por ejemplo, Afga-
nistán bajo la ocupación soviética). Estas insurgencias son conocidas normalmente como
resistencias y, a priori, gozan de una mayor legitimidad ante la opinión pública nacional
e internacional. De hecho, las insurgencias que luchan por este segundo objetivo suelen
tener una ratio de éxito muy superior a las que tratan de establecer un régimen marxista o
islamista, aunque similar al de las insurgencias cuyo proyecto político consiste en instaurar
un gobierno más representativo.

Dentro de esta categoría también se encuadran las insurgencias secesionistas que as-
piran a crear un nuevo Estado, desgajado de otro anterior (como, por ejemplo, los Tigres
Tamiles en Sri Lanka, El Frente para la Liberación de Eritrea, o el Movimiento de Libe-
ración del Pueblo de Sudán). Sin embargo, este tipo de grupos cosechan más fracasos que
triunfos (Connable & Libicki, 2010: 172).

^ !          $ $     $   
proyecto político), pudiendo darse el caso de insurgencias que persiguen la independen-
cia de un determinado territorio para implantar su proyecto de gobierno. Así sucede, por
ejemplo, con Hamas, que en sus orígenes no sólo pretendía la destrucción del Estado de
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295
Israel sino también la instauración de un régimen islamista en Palestina. También fue el
caso de la insurgencia marxista malasia contra los británicos en la década de 1950, o la
del Vietcong comunista en su enfrentamiento contra el régimen de Vietnam del Sur en la

INSURGENCIA Y CONTRAINSURGENCIA
década de 1960 y principios de la de 1970.

c) Autonomía política local o tribal, generando o manteniendo una situación que es-
capa al control del Estado. A una categoría particular que diverge de los cánones clásicos
pertenecen las insurgencias cuyo objetivo consiste principalmente en socavar la autoridad
gubernamental, dentro de un Estado total o parcialmente fallido, antes que hacerse con
el gobierno o crear un nuevo Estado (Metz, 2007). Es el caso de las luchas promovidas
o apoyadas por líderes tribales y señores de la guerra, que obtienen ganancias de distinta
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las milicias de Abdul Rashid Dostum por el control del opio en Afganistán). Se trata de
insurgencias que forman parte de lo que Mary Kaldor (2001) denomina «nuevas guerras»,
y que ya han sido estudiadas en el capítulo anterior. La lucha de estos grupos encaja en el
concepto de insurgencia porque se oponen armadamente a la autoridad del Estado dentro
de un determinado territorio y gozan de cierto apoyo social, pero, como señala Paul Colier
(2000), en muchos casos su causa no está inspirada tanto en agravios (reales o imagina-
rios), como en la codicia y la depredación de bienes públicos y privados.

Estrategias de los movimientos insurgentes


Los actores insurgentes pueden recurrir a cinco instrumentos estratégicos para alcan-
zar sus objetivos. Se trata de los siguientes: lucha armada, propaganda, asistencia social,
activismo social y político, y relaciones exteriores (Jordán, 2011a: 126-132).

a) Lucha armada. La insurgencia se distingue de la simple subversión por el uso con-


 +    "++ # $"$
veces de naturaleza asimétrica con empleo de la guerra de guerrillas y, de manera auxiliar,
del terrorismo.

Según la teoría sobre las tres etapas de la guerrilla de Mao Tse Tung, el enfoque
asimétrico acabaría dando paso a un enfrentamiento convencional y decisivo contra el
gobierno que se pretende derrocar. En una primera fase, la insurgencia evitaría la confron-
tación abierta y limitaría su actividad a acciones de desgaste y propagandísticas. En una
segunda etapa, la guerrilla debería enfrentarse a las fuerzas enemigas tratando de alcanzar
una situación de punto muerto que provoque la evacuación de algunas poblaciones y la
«liberación» de partes del territorio. Finalmente, una vez que se dispone de una base de
operaciones adecuada, la insurgencia debería crear una fuerza militar que le permitiese
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296
pasar a la ofensiva, destruir al ejército enemigo y hacerse con el control del Estado. Pero
en muy pocos casos históricos –uno de ellos es el del Ejército de Liberación Popular chino
liderado por Mao– la insurgencia ha sido capaz de consumar las tres etapas.
MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

Es verdad que, cuando combate contra fuerzas extranjeras, a la insurgencia puede


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que las insurgencias obtengan la victoria por simple agotamiento, sobre todo cuando se en-
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que, una vez superada la fase de proto-insurgencia, la lucha alcanza una media de aproxi-
madamente una década, con muchas insurgencias que llegan a dieciséis años de duración.
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de victoria. Y ello por diversos motivos: pérdida de atractivo de la causa o desviación
ideológica de los insurgentes; empleo indiscriminado del terrorismo con los resultados ya
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y sociales.

b) Propaganda. Los insurgentes necesitan que sus potenciales bases de apoyo (dentro
y fuera de las fronteras del país) conozcan y respalden su causa. Ante el desequilibrio en
términos militares, los insurgentes se centran en las dimensiones política y psicológica,
donde pueden igualar o superar a la autoridad constituida. Un aspecto crucial tanto de la
insurgencia como de la contrainsurgencia consiste en ganar las mentes y corazones de la
población.

En materia de propaganda, los insurgentes utilizan los recursos propios del entorno
donde operan, por lo que el abanico de medios abarca desde la mera difusión de rumores
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insurgentes realizan de las tecnologías de la información y especialmente de la web 2.0
trasciende lo anecdótico por las implicaciones estratégicas que conlleva. Los avances tec-
nológicos en las comunicaciones multiplican la capacidad de los insurgentes en lo que se
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 !   % $  $+$  $  *-
dor de los actores insurgentes, haciendo aun más decisivas las esferas política y propagan-
   # 

c) Asistencia social. Las actividades de carácter social constituyen otro pilar estra-
tégico de numerosos grupos insurgentes. La ideología es un componente importante de
 + "   $+   + +!   $  *   & 
porque gran parte de ella es apolítica o tiene preocupaciones más inmediatas como la su-
pervivencia y la seguridad.

La asistencia social puede incluir servicios de diferente naturaleza: programas edu-


cativos, de sanidad y empleo, suministro de productos básicos, atención a víctimas del
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# " –$$" +    ]+ ]+ -
surgentes hayan establecido zonas liberadas del control gubernamental y que posean un
+$  !   +_+ ]+    &  

INSURGENCIA Y CONTRAINSURGENCIA
los grupos insurgentes pequeños o débiles (Wood, 2010: 603).

Las labores asistenciales ofrecen una imagen amable de la insurgencia y crean redes
clientelares. Además, si los servicios públicos no se encuentran implantados en todo el
$    +  !  &+  " +"
tiempo que refuerzan su prestigio, erosionan la legitimidad del gobierno. Por otra parte, la
asistencia social permite la transmisión de la ideología insurgente, en especial a través de
los servicios educativos, culturales o incluso lúdicos que ofrece el movimiento. Hamas y
Hizbollah son dos organizaciones con una amplia experiencia en esta materia (Ranstorp,
1994; Levitt, 2007: 15). En su momento, otros grupos insurgentes de inspiración marxista,
como el Frente Farabundo Martín de Liberación Nacional en El Salvador o el Frente Po-
pular de Liberación de Eritrea, pusieron en marcha programas similares en las zonas que
controlaban.

En algunos casos, las actividades de asistencia pueden convertirse en fuente de recur-


sos. Por un lado, permiten la recaudación de fondos utilizando como pantalla organizacio-
&'! ]+& $$ + $ & ‰ $
  ++  * ! +$    
naturaleza violenta. Por ejemplo, antes del 11-S Hamas recaudaba grandes cantidades de
dinero en Estados Unidos a través de diversas ONG que actuaban de manera pública en
centros y congresos islámicos (Katz, 2003: 162). Por otra parte, los movimientos insurgen-
tes pueden utilizar la infraestructura de servicios sociales para ofrecer empleo a los cuadros
de su organización y para facilitar que éstos se sirvan de la cobertura de las organizaciones
&'!   + 

La existencia de una infraestructura asistencial en manos de los insurgentes plantea


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culadas a la insurgencia, las situación puede volverse en su contra, generando problemas
humanitarios, radicalizando a la población y erosionando su imagen en el interior y en el
exterior. Sin embargo, si el Estado permanece pasivo y deja la iniciativa a los insurgentes,
éstos ganarán terreno y socavarán su legitimidad paulatinamente. La solución requiere una
estrategia de desplazamiento. Es decir, programas de acción que combinen la erradicación
de la actividad asistencial insurgente con la expansión y mejora de los servicios sociales
públicos y privados (Grynkewich, 2008).

d) Activismo social y político. Cuando el contexto social y político lo permite, la


  !     "    +     -
tribuye a la extensión del movimiento insurgente. Pero, al tratar de hacerlo, los insurgentes
deben vencer la resistencia del gobierno, que intentará limitar la actividad subversiva en
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298
este campo y, al mismo tiempo, deben adaptarse a la competencia con otros grupos políti-
cos y sociales que actúan de manera no violenta.
MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

En casos excepcionales, los actores insurgentes pueden jugar a estar dentro y fuera
del sistema. Así sucede también con Hizbollah y Hamas. La integración de actores insur-
gentes (o con un pasado insurgente, como es el caso de Hizbollah) en el sistema político
ofrece la oportunidad de que abandonen la violencia y opten por la vía reformista en lugar
de la revolucionaria, pero también plantea el riesgo de que los insurgentes aprovechen su
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redes clientelares.

Por otra parte, y al igual que sucede con la asistencia social, los grupos insurgentes
pueden crear estructuras de gobierno y de administración de justicia en las áreas bajo su
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aumenten y mantengan el apoyo social.

e) Relaciones exteriores. El apoyo exterior constituye un último aspecto crucial en el


desarrollo y continuidad de una insurgencia. Los insurgentes pueden establecer relaciones
exteriores con otros Estados, con diásporas, y con insurgencias o grupos terroristas que
actúan en otros países y que comparten una ideología similar.

Entre los apoyos externos destaca el prestado por otros Estados, ya que ese tipo de
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etc. Pero, como ya hemos señalado anteriormente, esa relación genera una situación de
  ]+ &  +]+" ]+! 
de manera repentina, incrementa las probabilidades de descalabro. No obstante, su impor-
tancia es indudable. En la muestra de estudio utilizada por Connable y Libicki (2010: 62),
las insurgencias que han contado con el respaldo de otro gobierno han vencido más de
$  ^]+&! + 
ganado y perdido en un proporción similar, y aquellas que no han contado con ningún tipo
de patrocinio exterior sólo han triunfado en tres de dieciocho casos.

La relación con organizaciones insurgentes en el exterior y con redes logísticas en


  $  &+ "!  "$"]+ &
uso, entrenamiento y demás recursos. Por ejemplo, Al Qaeda en Irak difícilmente habría
sido viable sin el apoyo que le prestaron decenas de células logísticas en países de Oriente
Medio, norte de África y Europa. En determinados casos, este tipo de relaciones externas
permite que las insurgencias de inspiración yihadista ataquen la retaguardia nacional de las
fuerzas extranjeras a las que se enfrentan, tal como sucedió en Madrid con los atentados
del 11 de marzo de 2004 y en Londres con los del 7 de julio de 2005, así como en numero-
sos complots desarticulados posteriormente (Cruickshank, 2009).
·
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‰< $" + +   +  $+  !%-
zar su legitimidad y erosionar la imagen de su adversario. Se trata de campañas mediáticas
que ofrecen resultados menos tangibles que el apoyo logístico, pero que desempeñan un

INSURGENCIA Y CONTRAINSURGENCIA
papel relevante desde el punto de vista del marketing político insurgente. Un ejemplo de
ello sería la campaña que llevó a cabo el Ejército Zapatista de Liberación Nacional de
Chiapas a mitad de los años noventa, y que consiguió el respaldo de numerosos intelectua-
les, artistas, políticos y otros líderes de opinión a escala global.

La contrainsurgencia
^  + X–|+%$$ $+ # $
Pero su naturaleza no convencional y la enorme complejidad que supone ha llevado a que
en muchos casos –como, por ejemplo, sucedió en Estados Unidos tras Vietnam– las fuer-
zas armadas hayan descartado y olvidado la doctrina contrainsurgente (Kilcullen, 2006: 1).

La contrainsurgencia combina operaciones ofensivas, defensivas y de estabilización.


]+ %+*# &$+  &%+* $  +_
trata de una actividad fundamentalmente política, donde el éxito no depende tanto de la
superioridad armada, como de la capacidad para inclinar a un lado u otro la balanza del
apoyo social.

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3/               


            
 

A continuación desglosamos una serie de principios generales de la contrainsurgen-


cia, que lógicamente varían en función de los casos concretos, pero que constituyen el
mínimo denominador común de las estrategias COIN contemporáneas:

a) Primacía de los objetivos políticos sobre la derrota militar de la insurgencia. No


hay soluciones puramente militares al problema insurgente. Las acciones COIN deben
·
;55
 $!< $%   $ " $&*%-
vorecer el bienestar y progreso de la población. Un obstáculo formidable en este sentido
lo constituyen los elevados niveles de corrupción e ineptitud en las instituciones locales de
MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

algunos escenarios de contrainsurgencia. Los resultados de las misiones COIN requieren


reformas políticas, económicas y sociales que acaben traduciéndose en gobiernos legíti-
mos, aceptados por la población.

b) Formular una concepción común del problema insurgente. Por su propia naturale-
za, la estrategia COIN es sumamente compleja y requiere una implementación coordinada
y coherente. Es precisa la acción concertada de los actores estatales y no estatales que
participan en ella: administración civil, policía, servicios de inteligencia, agencias huma-
nitarias internacionales, ONG, fuerzas militares de distintos países, etc. Como sostiene
un informe de la RAND Corporation que resume cincuenta años de investigación en este
$& "+   $ '   #   "
pero es indispensable en las misiones COIN (Long, 2006: 58).

Las acciones COIN necesitan de un enfoque multidimensional que combine solucio-


nes económicas, políticas y securitarias, ya que las acciones inconexas pueden anularse
$++$&  +  + _<+! &  
destinado en Irak, los norteamericanos carecían de dicho plan al comienzo de su lucha con-
tra la insurgencia en el país, de modo que fueron incapaces de vincular los éxitos tácticos
a un objetivo estratégico (Chin, 2007).

Según David Kilcullen (2006: 4), la unidad de esfuerzo no se consigue mediante un


mando único y un control jerárquico, sino a través de un diagnóstico compartido, de es-
tructuras que permitan la colaboración y el intercambio de información. Cada uno de los
actores que participa en la estrategia contrainsurgente debe entender las fortalezas, vulne-
rabilidades, capacidades y objetivos de los otros. Los equipos interagencias han de poseer
++ +# &]+ $  *+$   |  
transitar de una misión a otra de manera rápida y adecuada).
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población en Irak y Afganistán

INSURGENCIA Y CONTRAINSURGENCIA
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concepto de corazones y mentes. Una de las primeras medidas ha sido renunciar a la
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MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

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lugar de aumentar.

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c) Compromiso prolongado. La lucha contra la insurgencia requiere tiempo y una


estrategia a largo plazo, aceptando la necesidad de dividir los objetivos en fases escalona-
das. Se ha de evitar la tentación de querer cubrir todos los frentes a la vez, pues los efectos
podrían ser contraproducentes (por ejemplo, en Afganistán, iniciar campañas de erradica-
ción del opio sin ofrecer alternativas viables a la población que vivía de esos cultivos). La
literatura militar norteamericana cifra en al menos una década el tiempo necesario para
vencer en COIN (Metz & Millen, 2004; Peters, 2006).

d) Crear un entorno de seguridad. La seguridad es la primera demanda de la pobla-


ción y una condición esencial para que germinen los esfuerzos políticos, económicos y
sociales. Pero para alcanzarla es preciso utilizar medios que no enajenen el apoyo social.

e) Disponer de inteligencia de alta calidad. La inteligencia es imprescindible para


construir una estrategia COIN coherente y para combatir a un enemigo que se mezcla con
la población. Las fuentes de obtención de inteligencia que se basan en la tecnología pueden
resultar muy útiles y actuar como un multiplicador de la fuerza. Pero más necesaria aun es
la inteligencia procedente de fuentes humanas (HUMINT) para conocer la composición,
actividades, recursos, fortalezas y vulnerabilidades de los insurgentes. También se requie-
re de inteligencia cultural en forma de datos sociológicos y antropológicos que permita
comprender en profundidad el contexto de las operaciones: por ejemplo, valores y tradi-
ciones culturales (cultural awareness), dinámicas sociales locales y estructuras de poder
informales. De lo contrario, determinadas medidas pueden colisionar con los progresos
obtenidos si se aliena a la población como consecuencia de la insensibilidad cultural. Sin
buena inteligencia, las fuerzas contrainsurgentes se asemejan a un boxeador cegado que
lanza golpes a un enemigo invisible, pero si disponen de ella son como un cirujano capaz
de extirpar un cáncer, manteniendo intactos los órganos vitales (Cohen, Crane, Horvath &
Nagl, 2006: 50).
·
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Cuadro 4. Paradojas de la contrainsurgencia

INSURGENCIA Y CONTRAINSURGENCIA
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 3       ' .       . Los
contrainsurgentes obtienen la victoria protegiendo a la sociedad, no a sí
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en poblaciones comportan riesgos evidentes para las tropas, pero son esen-
ciales para aumentar las probabilidades del éxito de la estrategia.

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ganda de la insurgencia.

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reconocimiento popular de las instituciones locales.

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       "  . La insurgencia,
además de estar compuesta por un mosaico de actores, suele aprender
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adversarios.
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f) Aprender y adaptarse. Las fuerzas COIN han de desarrollar un continuo proceso de


aprendizaje, donde cada unidad pueda hacer observaciones, extraer lecciones, aplicarlas y
valorar sus resultados, compartiéndolas con el resto de la organización militar. La adapta-
ción requiere la descentralización de las operaciones –respetando la coherencia estratégica
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·
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Similitudes entre la contrainsurgencia y la reconstrucción
  
MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

Es posible que, tras examinar los principios de la contrainsurgencia, el lector haya


advertido algunas semejanzas existentes entre la contrainsurgencia y las tareas de esta-
&  *  +   #   $   * $
último epígrafe a enumerarlas y comentarlas brevemente. Las similitudes entre unas y
otras explican que países que –como España– han enviado tropas a Afganistán, desarrollen
una misión en principio no bélica en el contexto de una estrategia de contrainsurgencia. Al
mismo tiempo, los puntos en común permiten que muchas experiencias aprendidas sean
intercambiables entre un tipo y otro de misión. Se trata de las siguientes (Spear, 2008:
402-403):

 En ellas las fuerzas militares dedican más atención, energía y recursos a actividades
de apoyo a la estabilización y reconstrucción que a combatir.

 Las dos tienen por objeto sostener y reforzar gobiernos débiles, y ambas se
enfrentan al dilema y a las tensiones derivadas de que es mejor que las instituciones
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extranjeras, a que el protagonismo sea acaparado por estos últimos. A la vez, en las
dos categorías adquiere una gran relevancia la reforma del sector de la seguridad del
país donde se opera.

 Las dos requieren una importante conciencia cultural por parte de las tropas que
actúan sobre el terreno.

 Se coincide con diversidad de actores y agencias: las ONG, agencias internacionales


de cooperación, gobiernos extranjeros y autoridades locales, compañías privadas de
seguridad, empresas multinacionales, etc. Lo cual genera con frecuencia problemas
de coordinación.

 En ambos casos se trata de conseguir que los combatientes no fanatizados acepten


las oportunidades económicas y de empleo que ofrecen los programas de desarme,
desmovilización y reintegración.
·
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Para saber más:

INSURGENCIA Y CONTRAINSURGENCIA
_k  '455V(The Marketing of Rebellion: ) &  ) 
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RAND Corporation.

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Praeger Publisher.

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va York, Praeger Publisher.

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Sitios web recomendados:
MANUAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Y SEGURIDAD INTERNACIONAL

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Parameters:

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Rand Corporation:

www.rand.org

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Strategic Studies Institute:

xxx      

‡  _  H k   6J}V/

www.britains-smallwars.com

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