La Constitución es un orden jurídico que se califica como fundamental y, siguiendo a Sánchez Agesta, puede emplearse el término en tres sentidos: 1) La Constitución se nos presenta como expresión de los valores de un orden. 2) La Constitución aparece como estructura esencial del orden. 3) La Constitución es un orden fundamental. La Constitución es una norma cualitativamente distinta de las demás y es así, la norma fundamental y fundamentadora de todo el orden jurídico. De este carácter fundamental derivan distintas consecuencias. La idea de permanencia vinculada a la Constitución, hasta el punto que esa estabilidad se ha considerado necesaria. La conveniencia de estabilidad viene exigida por una consideración de índole sociológica y ha dado “el sentimiento constitucional”. Junto a la idea de permanencia, destacamos la dinamicidad, vivacidad constitucional; ya que como dice Loewenstein, cada Constitución es un organismo vivo, siempre en movimiento, y está sometido a la dinámica de la realidad. Otro carácter es el control del ordenamiento jurídico ordinario, con lo que se pretende evitar la vulneración de la Constitución por una norma de rango inferior. En definitiva, del carácter fundamental derivan límites para los poderes públicos: formales, materiales, y otros que se desprenden de los valores. -El proceso constituyente: Es un proceso de transición política que implica el paso de un régimen autoritario a otro democrático. Podemos distinguir tres etapas diferenciadas: I. Desde el fallecimiento del General Franco (20 de noviembre de 1975) hasta la ratificación referendaria de la Ley para la Reforma Política (15 de diciembre de 1976). II. Desde la promulgación de esta Ley hasta la celebración de las elecciones generales del 15 de junio de 1977. III. La que abarca desde el punto de partida de las elecciones hasta la promulgación de la Constitución, el 27 de diciembre de 1978. El texto de la Ley para la Reforma Política sorprendió por su estil y léxico, muy diferente al de las Leyes Fundamentales del franquismo. Con esta nueva norma lo que se pretendía era llevar a cabo desde la legalidad una reforma de amplio alcance constituyente. La Ley fue aprobada el 4 de enero de 1977. Mucho se ha debatido acerca de si el proceso de reformas políticas de la Constitución de 1978 puede considerarse como constituyente o no. A este respecto podemos citar algunas opciones: a) Lucas Verdú lo define como un proceso singular y heterodoxo. Singular en cuanto se produce dentro de la legalidad formal, y heterodoxo por no ajustarse a los cánones tradicionales de la dogmática constitucional. b) Sánchez Agesta define el proceso como hecho constituyente. c) Por último, Morodo, cuya opinión es más acertada, declara su carácter constituyente claramente pues el resultado fue constituyente, es decir, hubo ruptura ideológica e institucional. Las elecciones del 15 de junio de 1977 propiciarían dos formaciones políticas muy destacadas: la UCD (Unión de Centro Democrático) liderada por don Adolfo Suárez que se convierte en el Presidente de Gobierno; y el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) que se convierte en la principal fuerza de oposición parlamentaria. El sistema parlamentario de partidos aunque pudiera parecer próximo al bipartidismo, quedaba muy alejado de este modelo ya que se incluían partidos como IU (Izquierda Unida) y partidos nacionalistas. La estabilidad de este proceso constituyente ha proclamado este período como uno de los más largos, dura hasta nuestros días, muy superior en el tiempo a cualquier proceso análogo. La Constitución quedó perfilada por el Congreso aunque la Cámara Alta llevó a cabo una tarea importante de perfeccionamiento técnico del texto. En el referéndum de ratificación de la Constitución, la participación superó el 67% y de los votos, casi el 89% se pronunció a favor. Por último, es interesante destacar que aunque se logró el consenso, existieron temas especialmente polémicos como: 1. El PSOE defendía en un principio que la jefatura del Estado estuviese en manos de una Presidencia de la República y no en manos de la Monarquía. 2. Los derechos educativos estuvieron a punto de quebrar el consenso. 3. Se dieron muchas problemáticas en referencia a la “Constitución económica”. 4. También existieron problemas en la composición del Congreso, especialmente, la del Senado. 5. Especialmente problemática fue la organización territorial y la controversia en la concepción de los términos de “nacionalidades” y “autonomías”. 6. La defensa de los derechos históricos de los territorios forales creó tanta polémica por parte de los partidos nacionalistas que finalmente el PNV se abstuvo de votar en la Constitución. -La estructura del texto constitucional: La estructura del texto constitucional, es decir, el orden de los contenidos, responde a un orden muy preciso. Nuestra Constitución consta de: 184 preceptos, de los cuales 169 son artículos, 4 Disposiciones Adicionales y 9 Disposiciones Transitorias, una Derogatoria y otra Final. La estructura del texto consta de 11 Títulos: un Título Preliminar (relativo a los principales rasgos de nuestro sistema constitucional) y diez Títulos relativos a: A. Título I: derechos y deberes fundamentales. B. Título II: la Corona. C. Título III: las Cortes Generales. D. Título IV: el Gobierno y la Administración. E. Título V: las relaciones entre el Gobierno y las Cortes Generales. F. Título VI: el Poder Judicial. G. Título VII: Economía y Hacienda. H. Título VIII: la organización territorial del Estado. I. Título IX: el Tribunal Constitucional. J. Título X: la reforma constitucional. Los Títulos van precedidos de un Preámbulo que reviste una extraordinaria importancia ya que suele expresar con mayor o menor radicalidad la idea de ruptura respecto del sistema anterior. En el Preámbulo se abandona la terminología estrictamente técnico-jurídica para emplear un lenguaje directo capaz de llegar a todos los españoles. El Preámbulo se trata de un texto sin fuerza jurídica pero con un enorme valor político- declaratorio. Para comprender la relevancia de alguno de los textos del Preámbulo basta con poner ejemplos de alguno de ellos: “Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo”. Si procedemos ahora a analizar la estructura constitucional podríamos destacar la novedad respecto a otras Constituciones anteriores que supone la regulación de ciertas materias que no se abordaban en las otras Constituciones. Tal es el caso del Tribunal Constitucional y de la organización del Estado Español. Asimismo muy significativo resulta el orden en el que se sitúan los Títulos, por ejemplo la Corona aparece en primer lugar de la parte orgánica de la Constitución a diferencia de lo que sucedió en las Constituciones del siglo pasado. Por último señalamos que hoy, cerca de tres lustros después de su promulgación, se hallan pendientes de articulación algunos importantes aspectos de obligado desarrollo constitucional, como son el caso del Reglamento de las Cortes Generales y una Ley reguladora del ejercicio del derecho a huelga. -Los valores superiores del ordenamiento jurídico: 1) La Constitución de 1978 encabeza su texto como: “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho”. Este precepto nos revela que nuestra Constitución ha evitado caer en el reduccionismo del positivismo. Es al Estado a quien se imputa el ordenamiento en el artículo 1. º.1, pero también es el propio Estado quien propugna unos valores superiores del ordenamiento. Estos valores contribuyen a la función de legitimidad que la Constitución desempeña. La última conexión entre ordenamiento y valores supone el reconocimiento de la dimensión axiológica del derecho, esos valores son esencias ideales con validez objetiva. 2) El artículo 1. º.1 conceptúa como superiores la tétrada de valores del ordenamiento que enumera, este precepto reconoce un orden de valores que no ha sido creado por la Constitución, sino que ésta se limita a reconocerlo y garantizarlo, y cuyo último fundamento de validez se encuentra en los valores de la cultura occidental. 3) Es desde la perspectiva apuntada como cobran pleno sentido todos y cada uno de los valores enunciados por el artículo 1. º.1. Peces-Barba considera que el sistema axiológico se centra en los valores de libertad e igualdad. El valor de libertad presenta una doble dimensión: organizativa y otra en relación con el status. Desde ese status la libertad presenta una triple óptica: la libertad-autonomía (creación de condiciones jurídicas para que la persona tenga un ámbito de actuación social); la libertad-participación (favorece la intervención de las personas en la organización del poder); y la libertad-prestación (requiere del Estado la obligación de realizar actuaciones para facilitar la libertad). El valor de igualdad tiene dimensión formal y material, contemplada por el artículo 14 de nuestra Lex Superior regulada por el artículo 9.º.2 que exige de los poderes públicos una tarea de promoción de condiciones necesarias para la igualdad. El valor de justicia: los valores de justicia e igualdad han conducido a que no estemos en un valor superior. La libertad e igualdad forman parte del fin de la justicia, y esta justicia tiene un sentido de medida de los valores, el valor absoluto de la justicia se encuentra vinculado a la dignidad de la persona. Entra en juego por tanto el valor pluralismo político, que acepta la existencia de diversos puntos de vista sobre la realidad. 4) La doctrina se inclina por la apreciación del carácter normativo de los valores, y ésta ha diferenciado los valores de los principios y las reglas (los principios son cláusulas que enuncian modos de ser del Derecho, y los valores son cláusulas más generales). Los valores traen causa y evocan realidades metajurídicas, pero su origen y formación pierden trascendencia para pasar a primer plano su condición de prescripciones jurídicas.