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Evaluacion Gestion y Riesgo para Una Cri
Evaluacion Gestion y Riesgo para Una Cri
Departamento de Psicología
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad Central de Chile
Diseño y Diagramación
Rodrigo Wielandt
Corrección de Prueba
Marcela Rivera Hutinel
raúl rodríguez freire
Gastón Molina Domingo
El gobierno de la felicidad
Iván Pincheira 225
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Pro-scriptum sobre las sociedades de control
II
Al final, tal como lo ve Seabrook, la ley del Mundo sin perfil es simple: el
criterio de Mathew Arnold de lo-mejor-que-se-ha-pensado-y-escrito ha sido
derogado hace mucho tiempo, y rige el principio del Flujo de cualquier-
cosa-que-esté-de-moda. No más “¿Es bueno?” o incluso “¿Es original?,
solo “¿Funciona en el demo?” –“demo” de demografía, no confundir con
democracia, mucho menos con demostración (Foster, 2004: 7).
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dominante como cree el “crítico y más cosas del New Yorker”, puesto
que una gran parte de la población mundial prácticamente no tiene
acceso a ella.
Con Foster (y Seabrook), no es difícil reconocer la heterogeneidad
socioeconómica que puede habitar, por ejemplo, el Palermo Soho de
Buenos Aires o incluso el mismo Soho de Manhattan. Sin embargo,
también es dable pensar que la cultura sin perfil, si bien no es el único
modelo económico cultural existente, sí es el modelo hegemónico
(en el sentido de Antonio Gramsci y Raymond Williams). De esta
manera, tenemos un modelo que no logra abarcar todo el espectro
de lo cultural y sus diversas manifestaciones, un modelo que incluso
puede afectar a un número de personas menor del que desearía, pero
es el modelo al que las personas intentan adherir o, por el contrario,
rechazar, independientemente de las razones que se tengan para ello.
Se trata del modelo cultural individualista e individualizante al que
dio lugar el modo de producción postfordista del capitalismo tardío,
un modo de producción que no afecta a todo el globo (como tampoco
lo hizo, por cierto, el fordismo), pero que genera las mayores cifras
de acumulación de capital, de la misma manera que la cultura sin
perfil logra concentrar los mayores flujos de inversiones (personales,
culturales, etc.) en la versión posmoderna de la cultura, reinventada
como política, gestión y entretención, es decir, como espectáculo
realizado por miles de emprendedores o empresarios de sí (como nos
lo indican las cifras que produce lo que hoy se ha dado en llamar
Industria creativa, que en Francia ya entrega mayores ganancias
que las empresas del lujo o las de autos). De manera que no hay una
sucesión de modos de producción, sino una reorganización de sus
dispositivos, pues las tiendas Zara nos han mostrado que el modo
esclavista todavía se mantiene a inicios del siglo XXI, y habita junto a
los otros el espacio del capital. No hay por tanto una especie de posta
que va de las sociedades de soberanía a las de seguridad, pasando por
las sociedades disciplinarias, sino una reestructuración del lugar que
ocupan en los procesos de acumulación, o, como dice Foucault (2006:
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“Ahí radica la potencia (y el poder) del capitalismo: su axiomática nunca está saturada,
siempre es capaz de añadir un nuevo axioma a los axiomas precedentes. El capitalismo define
un campo de inmanencia y no cesa de llenar ese campo. Pero ese campo desterritorializado
se halla determinado por una axiomática, al contrario que el campo territorial determinado
por los códigos primitivos. A diferencia de los códigos, la axiomática halla en sus diferentes
aspectos sus propios órganos de ejecución, de percepción, de memorización. La memoria se
ha convertido en una mala cosa. Sobre todo, ya no hay necesidad de creencia, sólo de labios
para afuera el capitalista se aflige de que hoy día ya no se crea en nada” (1998: 258).
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2
Gracias las empresas del genoma, se podrán rediseñar nuestras vidas, al transformarnos en
los “verdaderos actores” de nuestra salud; al detectarse nuestros “riesgos” patológicos, no
solo seremos los clientes potenciales de las farmacias, sino también los únicos responsables
de nuestros cuerpos.
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III
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“el principio de la libre circulación de granos puede leerse como la consecuencia de un
campo teórico, y al mismo tiempo como un episodio en la mutación de las tecnologías de
poder y en el establecimiento de la técnica de los dispositivo de seguridad que a mi parecer
es característica o es una de las características de las sociedades modernas” (51).
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IV
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marxista, sino más bien en una profunda crisis que fue revelada
[unfolded] de forma revolucionaria, y el mensaje que este arrojó
quería decir algo” (1973: 128). Adelantándose a Friedman, Crozier
apuntaba a que prácticamente “en todo occidente la libertad de elegir
de los individuos se ha incrementado tremendamente” (1975: 25), no
así las condiciones para su realización. Por ello la revuelta juvenil
representaba “un punto decisivo principal” (1975: 26). No hay que
ser un gran lector para comprender que el mensaje que portaba la
revolución no era el mismo mensaje que comprendió Crozier, que
es, de alguna manera, el que ha terminado primando, como veremos
luego. Relevante para nosotros es que este sociólogo intentaba dirigir a
la sociedad postindustrial, pues concuerda aquí con Daniel Bell, hacia
su empresarización, quería reemplazar al Estado por las empresas y
alcanzar así la tan ansiada libertad.
A inicios de los noventa, Crozier señala que lamentablemente la
sociedad seguía bloqueada, pero en Chile, una revolución silenciosa
cuajada desde los años setenta cumplía su sueño, y nos hablaba de
una emergente, aunque ingratamente desapercibida “sociedad de las
opciones”. El personero del Consejo Económico y Social de Chile
para 1988, señaló que, de mantenerse la estabilidad política, i.e. la
dictadura, Chile sería un país completamente libre y desarrollado para
el año 2000, similar a la California que cobija a Silicon Valley: “la
riqueza potencial que posee y la calidad de sus profesionales”, señaló
Joaquín Lavín, “harán de este país, una nación líder en la exportación
de uva, la incorporación de tecnología a la agricultura y la fabricación
de programas computacionales”. Pero no solo toda esta maravilla,
dado que también tendríamos veloces sistemas de transporte que
conectarían a Chile, y la descentralización habría sido casi completa,
dado que la importancia de Santiago habría disminuido de manera
considerable. Definitivamente estábamos más cerca de Australia de
que nuestros vecinos Perú y Bolivia.
Sería iluso creer que Lavín vivía en el mundo de Bilz y Pap. Lo
suyo era una retórica neoliberal exhibitista dirigida a la mantención de
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libre, dado que “todos los mercados tienen reglas y límites que acotan
la libertad de elección” (Chang, 2012: 25). Esta no es más que una
ficción que nosotros mismos mantenemos al votar por políticos que la
refuerzan. Estados Unidos es un país tremendamente proteccionista,
y que a la par que pregona desde hace más de tres décadas la libertad
de elegir, ha experimentado una expansión sin precedentes (nacional
e internacional) de su sistema penal (Harcourt, 2011) –aunque en gran
medida gracias a la privatización de las cárceles, un gran negocio
junto a la educación. En este mismo sentido, los teóricos del capital
humano no han logrado establecer una correlación significativa entre
educación y crecimiento económico (Pritchett, 2000), y eso es así
posiblemente porque desde los inicios de este dispositivo, su única
preocupación fue el crecimiento en desmedro del desarrollo (Schultz,
1956). No obstante, Becker es premio nobel de economía, así como
Theodore Schultz y Milton Friedman, todos de Chicago, por lo
que no está demás culpar de los actuales desastres económicos a la
academia sueca, pues sus herederos se han apoderado de casi todas las
organizaciones que tienen que ver con políticas económicas (desde la
OIM –que ve la migración como inversión de capital humano– hasta
nuestros ministerios de educación, que nos miden como Stock de
capital humano, pasando por la ONU, el BM, el BID), políticas que
regulan nuestras vidas sin que lo percibamos. En cuanto a sus críticas,
éstas se han dado principalmente al interior de la economía. Por
ejemplo, cuando Schultz señala que la inversión en capital humano
(en tanto inversión económica en educación, salud, etc.) contribuye
al crecimiento, más que la inversión en capital físico, el debate se
centró en señalar que, por un lado, la idea de inversión en humanos
ya estaba en Adam Smith y que, por otro, no está comprobado
que el capital humano contribuya, como se dice, al crecimiento
económico. Fuera de la economía, la crítica ha sido generalmente
moralista (Bourdieu, por ejemplo), de manera que el presente libro
tiene por objetivo contribuir a la deconstrucción de los actuales
dispositivos de gobierno. Evaluación, gestión y riesgo son conceptos
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Referencias Bibliográficas
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Políticas de Transferencia de Renta Condicionada
Racionalidades, programas y tecnologías
Mónica de Martino
Introducción
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Acerca de la gubernamentalidad
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Políticas de Transferencia de Renta Condicionada
Neo-liberalismo y gubernamentalidad
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Son las tácticas de gobierno las que permiten definir y redefinir a cada
instante lo que debe o no competer al Estado, lo que es público o privado,
lo que es o no estatal, etc.; por lo tanto, el Estado, en su sobrevivencia y
en sus límites, debe ser comprendido a partir de las tácticas generales de
la gubernamentalidad (1992: 292).
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Agrega Mauriel (2006: 50) que percibe una ruptura con la tradición
que caracterizó a las ciencias sociales a partir de la cual fenómenos
tales como la pobreza eran explicados desde el funcionamiento de
la sociedad, en su estructura o dinámica. En las últimas décadas,
prosigue, gran parte de la producción, en esta rama del saber,
celebra el triunfo del individuo sobre la sociedad, el incremento de
las libertades individuales frente al peso de lo estructural. El poder
explicativo sobre los problemas nuevos y antiguos, se asume que se
encontraría en los comportamientos individuales.
En una línea que se acerca a nuestras reflexiones sobre la
antropologización de la pobreza, Atilio Borón indica que “los
supuestos del pensamiento neoliberal que vertebran la teoría económica
neoclásica han colonizado buena parte de las ciencias sociales” (2006:
106). Es decir, considerar a las personas como actores individuales,
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El gobierno en las democracias liberales “avanzadas”:
del liberalismo al neoliberalismo
Nikolas Rose
Liberalismo
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Liberalismo avanzado
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Riesgo, poder y prevención del delito
Pat O’Malley
Este texto ha sido tomado de la revista Delito y sociedad, núm. 20 (2004): 79-102.
Originalmente fue publicado como “Risk, Power and Crime Prevention” en Economy
and Society, 21.2 (1992): 252-275. Agradecemos a Juan S. Pegoraro, director de Delito y
sociedad, su ayuda para republicar este texto.
1 François Ewald (1990) señala que la normalización no necesariamente implica el
proceso disciplinario de estandarización de individuos, sino que significa meramente el
establecimiento de una norma, en el sentido de un punto dentro de una distribución. Las
estrategias de normalización implican solamente la manipulación de distribuciones alrededor
de la norma y, por ende, se extienden a lo que en este trabajo se refiere como tecnologías
actuariales o de aseguramiento (en las cuales, ciertas categorías o aún la población entera
pueden ser manipuladas).
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poder misma.2 En el campo del delito y del control del delito, diversos
comentaristas han puesto de manifiesto el desarrollo de programas y
políticas basados en la regulación de las conductas y sus consecuencias
–en los que son puestos en juego supuestos y técnicas “actuariales”
(Cohen 1985) o “asegurativos” (Reichman, 1986; Hogg, 1989). Tal
vez, el planteo más notorio sobre estos cambios ha sido presentado
por Stanley Cohen (1985), quien observa que la concepción de una
“sociedad de control de mentes” representada en el libro “1984”
de Orwell es errada, puesto que aunque algunos elementos claves
foucaultianos como la vigilancia continúan desarrollándose, existe
poco o nada de preocupación con respecto a los individuos como
tales. Así, en la prevención situacional del delito, una de las técnicas
de control de la criminalidad de más rápido crecimiento, la atención
recae en los aspectos temporal y espacial del delito, pensados en
términos de oportunidades para su realización más que en sus orígenes
causales o biográficos:
2 El uso del término “tecnología” en este trabajo será delimitado luego en mayor detalle
pero, en términos amplios, se refiere a cualquier conjunto de prácticas sociales que está
orientado a manipular el mundo social o físico de acuerdo con rutinas identificables. Las tres
principales formas identificadas por Foucault son: soberana, disciplinaria y asegurativa.
“Técnicas” aquí se refiere a las distintas formas de aplicación o a los distintos componentes
de las tecnologías. Por ejemplo, la prisión y la escuela, el examen y la documentación de
casos, pueden ser pensados como técnicas de la tecnología disciplinaria.
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sociales (ej. Donzelot, 1979, 1991; Ewald, 1986, 1990, 1991; Simon,
1987, 1988; Castel, 1991; Defert, 1991; Miller y Rose, 1990). El
análisis de este cambio está basado en las observaciones de Foucault,
quien diferenciaba entre dos formas básicas de poder emergentes en
el siglo diecisiete –las disciplinas, en tanto “una anatomía política del
cuerpo humano” y “los controles regulatorios: una bio-política de la
población”. Los segundos estaban focalizados, no en las desviaciones
de los individuos con respecto a la norma, sino en la gestión de
poblaciones, en un nivel de agregados, fundamentalmente a través de
la regulación en términos de distribuciones estadísticas con respecto a
un promedio (Foucault 1984: 139). Ejemplos familiares de este proceso
son el desarrollo de dispositivos de seguridad social tales como el
subsidio de desempleo y el seguro público de salud como técnicas
de gobierno de las características físicas y económicas generales de
la población. De este modo, el subsidio de desempleo administra
los riesgos y efectos del desempleo y los distribuye a lo largo del
tiempo y del espacio para reducir su impacto en la seguridad pública.
Una estrategia disciplinaria, por contraste, identificaría individuos
“problemáticos” e intervendría directamente en sus vidas en un
intento por “normalizar” sus status. Uno de los primeros ejemplos de
agencia disciplinaria en este campo fue la casa de trabajo.
A pesar de identificar tempranamente en la historia moderna la
emergencia de los controles regulatorios, Foucault percibió que sólo
en el transcurso del último siglo se transformaron en predominantes
sobre otras tecnologías de poder, aunque en su análisis de este tema
en La historia de la sexualidad no deja totalmente en claro por
qué ha sido de esta forma. Una de las elaboraciones más claras y
desarrolladas dando cuenta de este cambio ha sido presentada por
Jonathan Simon (1987, 1988), Jacques Donzelot (1979) y Francois
Ewald (1986), quienes observan en general que estas técnicas basadas
en el riesgo, asegurativas o actuariales, se tornan dominantes porque
funcionan intensificando la efectividad del poder:
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Resultará evidente que existe confusión en la terminología empleada para describir esta
tecnología. Simon (1987, 1988) se refiere a ella como “actuarial”, puesto que uno de sus
fundamentos radica en el management de multiplicidades basado en el conocimiento de
las leyes de grandes cantidades. Stan Cohen (1985) también se refiere a la naturaleza
actuarial de estas técnicas, aunque en su análisis están más comúnmente definidas como
“regulación de conductas”. Sin embargo, este último término es demasiado restrictivo, ya
que omite muchos procesos estrechamente relacionados con los actuarialmente basados
tales como el seguro de la propiedad inmueble o el seguro de desempleo (por lo tanto,
refleja el campo que él revisara en Visions of Social Control). Por otro lado, la preferencia
de autores tales como Donzelot (1979) por “técnicas de seguro” o “aseguramiento” es
asimismo demasiado restrictiva, porque no abarca las prácticas analizadas por Cohen.
Sugiero que lo que todos los análisis comparten es un enfoque sobre el riesgo como concepto
central subrayando esas prácticas diversas como la modificación del ambiente físico (por
ej. la instalación de reductores de velocidad, mejoramiento de la seguridad inmobiliaria),
intervenciones basadas en la identificación de categorías de personas de alto riesgo y
diversos programas basados en el seguro. Por ende, aunque no habrá un uso inflexible en el
artículo, prefiero en términos generales “riesgo” y tecnologías “basadas en el riesgo”.
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Comparar también el párrafo de Stan Cohen sobre la filosofía contemporánea de
control del delito: “resolver problemas a través del cambio de las personas es simplemente
improductivo. Las personas no son fácilmente susceptibles de ser persuadidas, resocializadas,
aconsejadas, tratadas, reeducadas. Debemos aceptarlos tal como ellos son, modificar sus
circunstancias o accionar contra las consecuencias de su intratabilidad”.
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Por ejemplo, tratando con categorías “en riesgo” de personas jóvenes, las estrategias de
prevención del delito pueden bastante deliberadamente intervenir con respecto a escuelas
completas o aún con respecto a todas las escuelas de un área, más que con respecto a
grupos particulares de individuos. Aquí, una de las intenciones es reducir la probabilidad de
identificación (y por lo tanto el ‘”etiquetamiento”) de ofensores potenciales. (Potas et al.,
1990). Como este ejemplo también demuestra, los efectos que Simon y los otros autores
buscan para atraer la atención de ningún modo son deliberadamente o malevolentemente
provocados.
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Para Foucault, fueron las combinaciones específicas de técnicas disciplinarias y
regulatorias las que produjeron “las cuatro grandes líneas de ataque” en las modernas
políticas del sexo (1984: 146). Por ende, en el control de natalidad y la psiquiatrización de
las perversiones, “la intervención era regulatoria en su naturaleza, pero debía descansar en la
demanda de disciplinas y constreñimientos individuales”. Por otro lado, la sexualización de
los niños y la histerización de las mujeres se basaron en los requerimientos de la regulación
(por ej. la asistencia social colectiva) para obtener resultados en el nivel de la disciplina.
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Este será un objetivo primario de la segunda parte del presente artículo, donde la prevención
situacional del delito será evaluada en tales términos
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“Los problemas de la guerra, el castigo de los delincuentes y la ciudadanía continúan
atormentando al siglo veinte con el problema de la soberanía” (Simon, 1987: 81-2).
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Gordon y Ewart hasta llegan a resucitar la vieja muletilla de que el estado de bienestar
es una garantía contra la revolución (Gordon, 1991: 41).
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Sería también poco convincente argumentar como haría Garland (1990) que este es
el resultado de un crecimiento repentino de la indignación moral contra el crimen, dado
que la conexión entre los sentimientos populares y las políticas públicas es variable y muy
indirecta.
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Para evitar las dificultadas asociadas con la creación del poder como
un nuevo sujeto, motor o lógica de la historia, Donzelot ha sugerido
que éste debe ser reconceptualizado en términos de tecnologías,
programas políticos y estrategias. En esta conceptualización, las
tecnologías, de las cuales el panóptico y el seguro son sólo ejemplos,
emergen “como formas de activar y gestionar una población siempre
múltiples, locales, entretejidas, coherentes o contradictorias”
(Donzelot, 1979).11 Las tecnologías, aunque tienen su propia dinámica,
se desarrollan fundamentalmente en función de su rol con respecto a
programas políticos específicos.
Los programas políticos se focalizan en hacer algo sobre un “objeto
práctico”, por ejemplo, la reducción de los niveles de desempleo,
las tasas de delitos o de jóvenes sin hogar. Son recetas “para una
intervención transformadora... (y) una redirección”. A su vez, estos
programas son conformados en términos de estrategias más abstractas
–“fórmulas de gobierno, teorías que explican la realidad sólo en la
extensión en la que posibilitan la implementación de un programa”
(Donzelot, 1979: 77). El keynesianismo y la economía política del
laissez faire proveen ejemplos de esto último.
Apartándonos del esquema de Donzelot, puede sostenerse que las
tecnologías no nacen simplemente como resultado de una lógica de
poder, sino que son desarrolladas con propósitos específicos en mente
(Miller y Rose, 1990).12 Posteriormente pueden extenderse a otros
campos y propósitos. El planeamiento de la gestión institucional del
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Entre sus artículos de 1987 y 1988, Simon se desplazó desde una posición esencialista
en la cual el poder existía más o menos como el sujeto de la historia, hacia una posición
en la cual el actuarialismo es considerado como una técnica o tecnología. Sin embargo, en
contraste con la posición adoptada en este artículo, también aparece allí como una técnica
general, que no se encuentra dirigida o formada por ningún programa particular. Retiene
de esta forma su status como una forma de poder más eficiente. Y significativamente
en términos de mi posición previa, este último uso se refiere casi únicamente a formas
privatizadas de práctica actuarial.
12
Esto no implica que ellas sean simple e ingeniosamente construidas ex novo. Muchas
veces pueden nacer más o menos accidentalmente y luego son refinadas, otras son generadas
reuniendo elementos diversos de otras tecnologías. El proceso analizado es uno en el cual los
elementos son reunidos pragmáticamente y los que “se vuelven famosos” lo hacen porque
son funcionales a objetivos presentes y accesibles. Por lo tanto, la lógica del crecimiento no
implica eficiencia absoluta, sino adecuación pragmática.
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Así, en el caso australiano la formación de un Estado de bienestar como una “red de
seguridad” fue desarrollada en torno a condiciones tales como escasez crónica de trabajo,
vulnerabilidad de la economía a las fluctuaciones en el mercado internacional de bienes,
temprana formación de uniones, etc. (O’Malley, 1989). El resultado es bastante distinto
del que se produjo en el centro colonial en Gran Bretaña, aun cuando ésta dominó la
formación política, económica y cultural de Australia hasta bien entrado el presente siglo.
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Se debe hacer referencia aquí al análisis de Pal (1986) y Cuneo (1986) sobre el papel
de la ideología actuarial en la construcción del Canadian Unemployment Insurance
(UI) –Seguro Canadiense de Desempleo. En el debate entre estos académicos emerge
muy claramente que el concepto de individuo de la elección racional fue un componente
intrínseco de una política estatal actuarial abiertamente socializada. En otras palabras,
aun cuando una política es construida en torno a formas socializadas, al menos en una
economía capitalista las ideologías del individuo de la elección racional se encuentran
todavía activas. En este caso, se desarrolló un conflicto entre aquellos que presionaban
por un benecio universal y aquellos que usaban modelos de la elección racional para
argumentar a favor de un plan estrictamente contributivo –porque los trabajadores
(electores racionales) de otro modo “naturalmente” dejarían de trabajar para obtener
un ingreso. Este conflicto jugó un rol fundamental moldeando la naturaleza de la
política en cuestión, con el resultado de que el UI reflejaba simultáneamente, si bien de
manera irregular, el impacto de los discursos de la elección racional y de justicia social.
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Soy plenamente conciente de los peligros de atribuir un conjunto estrecho de visiones a la
Nueva Derecha, o en verdad a cualquier movimiento o colectividad política. Sin embargo, mi
propósito en este trabajo no es proveer un análisis complejo de la filosofía penal ni de la filosofía
de la asistencia social de los variados agrupamientos que pueden ser en general definidos
como la Nueva Derecha. Mi intención es indicar en términos muy amplios la importancia
de examinar las relaciones entre tecnologías sociales y programas o estrategias políticas.
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Gamble (1986: 40-41) se refiere a las visiones económicas de Friedman casi en
el mismo tono que este artículo adopta hacia las afirmaciones de la eficiencia absoluta
del management del delito. En torno a sus afirmaciones de que las soluciones del
mercado son invariablemente más eficientes que las soluciones gubernamentales,
Gamble puntualiza que la creencia de que las proposiciones económicas pueden
ser comprobadas como verdaderas es parte de una estrategia política usada para
desacreditar al Keynesianismo – antes que ser un fundamento real de tal desacreditación.
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Para una descripción fascinante sobre cómo aun otro discurso sobre la eficiencia
(nacional) generó diferentes reacciones, véase Miller y O’Leary (1987). Aun
cuando su descripción tiene muchas similitudes con el enfoque actuarial, el punto de
llegada del proceso examinado es la profundización de la comprensión del individuo y la
construcción de tal comprensión en el marco de la naturaleza del contexto organizacional.
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indulgencias no deseadas” (1991: 165). Es significativo destacar que aun el hasta aquí
dado por descontado argumento de que las prisiones no son eficientes comparadas con
las sanciones comunitarias está cuestionado. Recientemente han sido desarrolladas
posiciones económicamente racionalistas en favor del encarcelamiento como efectivo
en términos de su costo para combatir el delito (ej. Zedlewski 1985, 1987).
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Ese punto de vista, por ejemplo, recientemente ha sido promovido por el Australian
Institute of Criminology: “El enfoque tradicional con respecto a la prevención del
delito ha sido tratar de identificar las causas sociales y psicológicas del delito e intentar
remediar estas deficiencias a través del tratamiento de los individuos ofensores y/o
diseñando servicios educativos, recreativos y laborales específicamente dirigidos
a grupos considerados en riesgo. Las crecientes tasas de delitos sugieren que este
enfoque no funciona. Una alternativa es la “prevención situacional del delito”. Se
basa en dos supuestos: que el criminal es un decisor racional que sólo avanza en el
desarrollo del delito cuando los beneficios superan a los costos o riesgos; y que debe
existir la oportunidad para la comisión del delito” (Geason y Wilson, 1988: 1)
20
Tales debates son extremadamente complejos y no muestran signos de resolverse. La
posición de la izquierda ha sido confundida por la infusión de un respeto calificado por
las tasas de delitos, como es entendido por los realistas de izquierda (MacLean, 1991),
mientras los criminólogos más ortodoxos no pueden siquiera acordar si las tasas de delitos
han subido o bajado (Stffensmeier y Harer,1987) y muchos otros autores de izquierda
mantienen su postura extremadamente crítica hacia toda esta cuestión (Greenberg, 1990).
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Las dimensiones de esta postura criminológica sin dudas son familiares, aunque
por supuesto todos sus aspectos y sutilezas no pueden ser analizados aquí. Los
problemas relacionados se refieren a la justificación del castigo como respeto de
la dignidad del individuo ofensor y cuestiones más amplias como “la verdad en la
sentencia” y su relación con el cálculo de placer y dolor que se considera intrínseco
al ofensor como elector racional (véase, por ejemplo, Van den Haag, 1975).
123
Pat O`Malley
22
Un elemento adicional en las prácticas emergentes de prevención del delito, coherente
con el credo de la nueva derecha, es la focalización en la “eficiencia” y el análisis de “costo
beneficio”. Por ejemplo, el Young People and Crime (Potas et al., 1990), creado por el
Australian Institute of Criminology como parte de su serie de publicaciones referidas a la
prevención del delito recientemente inaugurada, afirma que ningún programa de prevención
del delito debería ser lanzado sin una previa evaluación rigurosa de eficiencia (para la cual
debidamente provee un modelo). En fin, para las versiones más agresivamente empresariales
de la prevención del delito “esto no significa solamente que es importante mantener los
costos de la seguridad tan bajos como sea posible (en tanto sean compatibles con una buena
seguridad), también significa que él [por ejemplo el analista de prevención del delito] debería
aplicar su conocimiento del management de riesgos de un modo tan creativo como sea
posible, buscando oportunidades para generar lucros u otros beneficios, así como también
otras formas de minimizar pérdidas” (National Crime Prevention Institute, 1986: 51).
124
Riesgo, poder y prevención del delito
costos del delito a través del incremento de los impuestos para la expansión
de las fuerzas de policía y las prisiones y a través de primas más altas en
los contratos de seguro (Geason y Wilson, 1989: 9).23
23
Por supuesto, lo que este tipo de argumento tiende a olvidar es que los modelos “el usuario
paga” generalmente perjudican a los pobres. En armonía con la tendencia a abandonar la justicia
social –a través del progresivo infradesarrollo de los servicios del sector público– la prevención
del delito tiende a dejar que los débiles se valgan por sí mismos (ver O’Malley, 1989).
24
Por supuesto, no hay nada en la prevención situacional del delito que implique la
disminución de los poderes y recursos de las fuerzas policiales. Uno de sus mayores
atractivos para la policía es que se trata una técnica complementaria, que incrementa la
actividad policial tradicional más que remplazarla. Más aún, en muchas de sus formas,
por ejemplo “neighbourhood watch” (vigilancia por parte de los residentes), la policía
ha sido extremadamente activa tanto en promoverla, como en controlar la forma de su
desarrollo y mantener el control sobre sus actividades rutinarias (véase O’Malley, 1991).
125
Pat O`Malley
25
Consideremos, por ejemplo, lo señalado por Lake (1990): “En un sentido, la mujer
ha ganado una porción de libertad. Una porción real de libertad. Sin embargo... en todas
partes estamos confinadas y, quiero decir, física, mental y psicológicamente confinadas.
Lo sabemos porque nos dicen con suficiente frecuencia que no debemos caminar en
las calles por la noche. No debemos ahora, parece, viajar en trenes. O en transporte
público. Ni debemos caminar por estacionamientos de autos escasamente iluminados.
Debemos también cada noche estar seguras encerrándonos en casa. Y todavía, por
supuesto, nuestra seguridad es ilusoria, porque los hombres ingresan por la fuerza a
través de las ventanas de nuestras casas o porque pueden ya vivir en nuestras casas...
la mayor parte de la violencia doméstica es cometida sobre mujeres conocidas por los
hombres que las atacan, esto es, es cometida sobre sus esposas, amigas, hijas, hermanas”.
126
Riesgo, poder y prevención del delito
9. Conclusiones
127
Pat O`Malley
128
Riesgo, poder y prevención del delito
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Referencias
130
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Pat O`Malley
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Riesgo, poder y prevención del delito
133
Pat O`Malley
134
La investigación científica en la criba del benchmarking
Pequeña historia de una tecnología de gobierno
Isabelle Bruno
1
Este artículo es fruto de una presentación oral, razón por la cual se conserva
su estilo. Fue presentado en una mesa redonda anual, que tuvo lugar el 31 de
mayo de 2008 y que fue organizada por la Sociedad de Historia Moderna y
Contemporánea de Francia. Agradezco, por tanto, la invitación a reflexionar sobre
la “fiebre de la evaluación”, sus orígenes y sus consecuencias para la universidad.
137
Isabelle Bruno
2
Citemos, entre otros, a Jacques Gautron 2003.
3
Ver, por ejemplo, la revista trimestral Benchmarking: an International Journal, publicada
desde 1994 por Emerald (Bingley, Reino Unido).
4
En Francia, podemos ilustrar esta vivacidad asociativa con el Benchmarking Club de
Paris, que reúne a unas sesenta grandes empresas y alimenta una base de datos sobre las
“mejores prácticas” observadas en diferentes sectores. A otra escala y en otro registro, la
asociación de los felices parangonneurs en Angers propone poner el benchmarking al
servicio de organismos preocupados por mejorar la seguridad interior, así como también la
motivación del personal (sitio Internet: <http://www.parangonneurs.org>).
5
Cfr. Pascale-Marie Deschamps, 2003: 86-88.
138
La investigación científica en la criba del benchmarking
6
Cfr. Bruno, 2006. Consultable en línea en el sitio de la Red Europea de Análisis de las
Sociedades Políticas, REASOPO: http://fasopo.org/reasopo.htm#jr.
* El Tratado de Lisboa, firmado por los representantes de todos los estados miembros de la
Unión Europea en 2007 en Lisboa, es el dispositivo que sustituyó a la fallida Constitución
europea. Este tratado le permite a la UE tener personalidad jurídica y así poder firmar
acuerdos internacionales a nivel comunitario [e.].
139
Isabelle Bruno
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La investigación científica en la criba del benchmarking
141
Isabelle Bruno
142
La investigación científica en la criba del benchmarking
7
Cfr. Imai, 1986. El año de aparición de esta obra en Estados Unidos es también el año de
la creación, por el mismo autor, de un “instituto Kaizen”, donde inscribió su marca antes de
extenderla en forma de red en los tres continentes de la Triada.
143
Isabelle Bruno
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La investigación científica en la criba del benchmarking
145
Isabelle Bruno
146
La investigación científica en la criba del benchmarking
Para comprender esta rareza, hay que tener presente dos presupuestos
subyacentes al benchmarking, y que le pueden parecer contra-intuitivos
a quienes no comparten el sentido común de los gerentes, o a quienes
no le sean familiares estos aforismos. El primero es la idea según la
cual una organización no puede ser competitiva si no está expuesta a
la competencia, y para ello debe integrarse a la competencia mundial.
El segundo puede ser presentado como un silogismo: la ciencia
económica nos enseña que el mercado competitivo es el dispositivo de
coordinación más eficiente; ahora bien, las organizaciones necesitan
una coordinación eficiente para ser competitivas en el mercado; es la
ciencia managerial entonces la que debe establecer las condiciones
de una competición interna a la organización, a través de la puesta en
marcha de un sistema de información que confronte la eficiencia de
sus miembros. El proceso del benchmarking concretiza de esta forma
un dispositivo de coordinación que vuelve operacional el principio de
competencia como principio de organización.
8
Según el título de una obra célebre en Estados Unidos, a la que la administración Clinton-
Gore se referirá para reformar la gestión pública. Cfr. Gaebler y Osborne, 1992.
147
Isabelle Bruno
9
Sobre el “decisivo rol jugado por el desarrollo del comercio, hacia fines de la edad media,
en la transformación de las formas de pensar” y de las prácticas políticas, ver Senellart,
1995. Sobre la máxima “administration is business” y los otros préstamos del NPM a “la
gestión científica”, así como a la “ideología del mercado”, ver Suleiman, 2003.
148
La investigación científica en la criba del benchmarking
10
Preparado por el grupo de trabajo “competitividad” del ERT, este seminario reunió en
Bruselas a más de 80 representantes de los Estados miembros, instituciones comunitarias y
personeros del sector industrial; Cfr. ERT, 1996.
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Isabelle Bruno
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11
Para una presentación más completa, ver Bruno, 2008.
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La investigación científica en la criba del benchmarking
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Isabelle Bruno
158
La investigación científica en la criba del benchmarking
***
159
Isabelle Bruno
12
Citemos el informe Relever le défi solicitado por la Comisión a un grupo “de alto nivel”,
presidido por Wim Kok, encargado de examinar la estrategia de Lisboa a la mitad de su
periodo. El informe fue publicado en noviembre de 2004, en él se presentaban resultados
insatisfactorios en términos de competitividad y preconizaba una reorientación hacia el
crecimiento y el empleo, asimilando las finalidades sociales y medioambientales a la
búsqueda de “ventajas competitivas”; Cfr. Commission Européenne, 2004.
13
El ratio DIRD/PIB es el indicador comúnmente utilizado para medir la intensidad de
investigación y desarrollo. La DIRD de un país incluye el conjunto de las inversiones (de
administraciones públicas y empresas) realizadas en el territorio nacional. Los datos de
Eurostat son accesible en línea en su sitio web: http ://epp.eurostat.ec.europa.eu.
160
La investigación científica en la criba del benchmarking
161
Isabelle Bruno
Referencias Bibliográficas
162
La investigación científica en la criba del benchmarking
163
Isabelle Bruno
164
La invasión de los sujetos-marca y otras aberraciones
del capitalismo neoliberal
Jaron Rowan
Introducción
167
Jaron Rowan
168
La invasión de los sujetos-marca y otras aberraciones del capitalismo neoliberal
169
Jaron Rowan
170
La invasión de los sujetos-marca y otras aberraciones del capitalismo neoliberal
1
Parte de este imaginario se concreta en las novelas de Ayn Rand, controvertido personaje
que se merece un texto a parte.
171
Jaron Rowan
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La invasión de los sujetos-marca y otras aberraciones del capitalismo neoliberal
Sujetos-Marca2
2
Partes de las crítica a la figura del emprendedor que siguen a continuación están fuertemente
influenciadas a la crítica al homo-economicus que se ha realizado desde el feminismo, de
forma más específica Strober, 1987, Folbre y Hartmann, 1999 o Ferber y Nelson,
2004.
173
Jaron Rowan
3
Las industrias culturales han sido especialmente prolíficas a la hora de forzar esta
transformación de sujetos en marcas registradas. Davies (2004) estudia este fenómeno
y desentraña algunos de los mecanismos legales que han permitido que esto ocurra.
Explica cómo en el caso del cantante Robbie Williams la patente sobre su nombre cubre
18 supuestos, entre los que destacan la producción de vídeos musicales, registros sonoros
o calendarios y pósters que contengan ese nombre. En el caso de Britney Spears su registro
cubre hasta la producción de muebles inflables.
4
Una marca llamada tú, http://www.fastcompany.com/28905/brand-called-you.
174
La invasión de los sujetos-marca y otras aberraciones del capitalismo neoliberal
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Jaron Rowan
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177
Jaron Rowan
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La invasión de los sujetos-marca y otras aberraciones del capitalismo neoliberal
5
Para una discusión más detallada en torno a la relación entre innovación e inmediatez, ver
Yproductions (2009).
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Jaron Rowan
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Jaron Rowan
7
Sobre la noción de vida en común; ver Garcés 2013.
184
La invasión de los sujetos-marca y otras aberraciones del capitalismo neoliberal
8
Para un debate más elaborado sobre este tema, ver Levi, 2012.
9
Con esto no quiero argumentar que dentro del entorno del software libre no puedan
producirse también desigualdades ya sea económicas o como formas de discriminación
por género, raza, etc. como bien ha explorado Fuster (2011). Más información sobre este
asunto http://wiki.digital-commons.net/Gender
185
Jaron Rowan
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La invasión de los sujetos-marca y otras aberraciones del capitalismo neoliberal
187
Jaron Rowan
Referencias Bibliográficas
188
La invasión de los sujetos-marca y otras aberraciones del capitalismo neoliberal
189
¡La gestión os hará deseables!
Notas sobre el gobierno de las migraciones
internacionales
No hay lugar para el temor ni para la esperanza, sólo cabe buscar nuevas armas.
Gilles Deleuze
191
Mary Luz Estupiñán Serrano
192
¡La gestión os hará deseables!
193
Mary Luz Estupiñán Serrano
194
¡La gestión os hará deseables!
II
1
Al respecto ver: Dingweth, Klaus y Pattberg, Philipp, 2006.
2
La primera crítica al interior de los estudios de gestión, apareció en 1992 con una publicación
editada por Alvesson y Willmott, denominada justamente Critical Management
Studies. Los trabajos críticos fueron teniendo cada vez más adeptos y se formó un grupo
denominado Critical Management Studies, principalmente con colaboradores británicos.
En la misma década de los noventa, esta línea de pensamiento fue desbordándose del marco
empresarial y se va introduciendo en las ciencias sociales, ya no utilizando el conocimiento
de estas áreas para ejecutar sus programas sino que la lógica de la gestión se instaló en el
centro a partir del cual se generan conocimientos. De esta manera, tanto sus dinámicas
como su jerga han permeado la vida cotidiana de los sujetos y su crítica aun está en curso.
Al respecto ver: Grey y Willmott, 2005; Geiger y Pécoud, 2012.
3
Según Gernod Gruening el NPM ha sido inspirado en las siguientes perspectivas
teóricas: “public-choice theory, management theory, classical public administration,
neoclassical public administration, policy analysis, principal-agent theory, property-
rights theory, the neo-austrian school, transaction-cost economics, and NPA [New Public
Administration] and its following approaches” (2001: 17). Lo cierto es que es un campo de
producción de saber aún en disputa que no alcanza a ser una ciencia ni un paradigma, pero
sí un modelo de administración basado en las dinámicas de la empresa privada.
195
Mary Luz Estupiñán Serrano
196
¡La gestión os hará deseables!
III
4
Bimal Ghosh es un experto en administración pública, desarrollo y cooperación
internacional. Ha sido asesor, director y coordinador de programas de desarrollo de las
Naciones Unidas, de la OIT y de la OIM; miembro ACNUR del grupo intergubernamental
de expertos sobre los derechos humanos de los migrantes y promotor del Programa sobre
Integración de Refugiados y Desarrollo de esta misma entidad. Coordinador Científico de la
Conferencia Ministerial de África Occidental en migración y desarrollo (Dakar, 2000).
197
Mary Luz Estupiñán Serrano
5
Los PCR fueron recomendados en el plan de acción de la Conferencia del Cairo, cuyo
referente es el Proceso de Budapest. Éstos surgen como foros informales y no vinculantes para
la consulta y el intercambio de las mejores prácticas entre los diversos actores encargados
de las políticas migratorias de los Estados miembros. Existen once PCRs, que cubren cinco
regiones, a saber: I. Europa y ex Unión soviética: Proceso de Budapest (1991); Proceso
de Praga (2009). II. Las Américas y el Caribe: Proceso de Puebla (1996); Conferencia
Sudamericana de Migraciones (CSM, 2000). III. Mediterráneo Occidental: Migration in
the Western Mediterranean (Diálogo 5+5, 2002); Mediterranean Transit Migration (MTM,
2003). IV. África: Intergovernmental Authority on Development (IGAD-RCP, 2008);
Migration Dialogue for Southern Africa (MIDSA, 2000); Migration Dialogue for West
Africa (MIDWA, 2001). V. Asia, Oceanía y Medio Oriente: Diálogo de Abu Dhabi (2008);
Ministerial Consultation on Overseas Employment and Contractual Labour for Countries of
Origin in Asia (Proceso de Colombo, 2003).
198
¡La gestión os hará deseables!
199
Mary Luz Estupiñán Serrano
200
¡La gestión os hará deseables!
6
Para ver las respectivas listas de países miembros ir a: http://60years.iom.int/en/welcome.
html y http://www.iom.int/cms/es/sites/iom/home/about-iom-1/members-and-observers/
governments/member-states.html.
201
Mary Luz Estupiñán Serrano
III
202
¡La gestión os hará deseables!
203
Mary Luz Estupiñán Serrano
7
Para ver la lista de centros por países se puede ir a: http://www.globaldetentionproject.org/
countries/europe/spain/map-of-detention-sites.html.
204
¡La gestión os hará deseables!
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IV
206
¡La gestión os hará deseables!
207
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¡La gestión os hará deseables!
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Mary Luz Estupiñán Serrano
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¡La gestión os hará deseables!
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Mary Luz Estupiñán Serrano
Referencias Bibliográficas
212
¡La gestión os hará deseables!
213
Mary Luz Estupiñán Serrano
214
¡La gestión os hará deseables!
215
Las Encuestas de la Felicidad y la gestión gubernamental
de las emociones en el Chile actual*
* El presente artículo forma parte del proyecto postdoctoral número 3130602, financiado
por Fondecyt-Chile.
217
Iván Pincheira Torres
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Las Encuestas de la Felicidad
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Iván Pincheira Torres
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Las Encuestas de la Felicidad
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Iván Pincheira Torres
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Las Encuestas de la Felicidad
Varios países han lanzado reflexiones para salir del marco estrictamente
económico del PIB y medir la calidad de vida, como Canadá y Francia.
El presidente francés, Nicolás Sarkozy, anunció en 2009 su intención
de utilizar el grado de bienestar de los franceses como indicador de
crecimiento. Bután ha ido, incluso, más lejos y ha ideado un “Índice
de la Felicidad Bruta” que pretende que sustituya al PIB (El Mundo,
25/11/2010).
223
Iván Pincheira Torres
224
Las Encuestas de la Felicidad
del Reino Unido están poniendo en acción los dos elementos más
importantes del informe Stiglitz/Sen: sistemáticamente medir el bienestar
subjetivo, como parte de un sistema de contabilidad nacional más amplio,
y utilizar estos datos para informar las opciones políticas” (Stratton,
14/11/2010).
Fuente: Beytía y Calvo (2011), Instituto de Políticas Públicas, Universidad Diego Portales.
225
Iván Pincheira Torres
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Las Encuestas de la Felicidad
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Las Encuestas de la Felicidad
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Iván Pincheira Torres
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Las Encuestas de la Felicidad
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Iván Pincheira Torres
1
Para acceder a los índices interactivos que muestran el desempeño de cada país en los
tópicos que han sido definidos por la OCDE para medir una “Vida Mejor” ver http://www.
oecdbetterlifeindex.org/.
232
Las Encuestas de la Felicidad
233
Iván Pincheira Torres
7.28 puntos. El tercer estudio formaba parte también parte del World
Values Study, y se realizó en el año 1996. Aplicada esta vez a una
población de 1000 personas, realizaron dos preguntas. La primera:
¿En este momento, podrías decir que estás: muy feliz - no del todo
feliz? En una escala de 1 a 10 puntos, el promedio fue 7,05 puntos. La
segunda pregunta fue: ¿cuán satisfecho o insatisfecho estás tú con tu
vida ahora? En una escala de 1 a 10 puntos el promedio fue de 6,56.
El cuarto estudio formaba parte del Latinobarómetro y se realizó en
1997, y contó con las respuestas de 1200 personas. La pregunta estaba
referida al grado de satisfacción con la vida. En una escala de 1 a 10
puntos el promedio fue de 6,85 puntos. Para el año 2000 se reiteró
este estudio del Latinobarometro. Frente a la misma pregunta referida
al nivel de satisfacción con la vida, el promedio de respuesta alcanzó
6,70 puntos.
Las apreciaciones sobre los niveles de felicidad son juicios internos
que se hacen desde el punto de vista de cada cultura. En este sentido,
según los estudios estadísticos sobre felicidad sí se puede saber en qué
sociedades la población –de acuerdo con su propio sistema valórico–
expresa un mayor nivel de bienestar subjetivo. Asumiendo que éste
ha sido el criterio utilizado, el sociólogo Eugenio Tironi (2006)
constatará que en Chile también se han implementado mediciones de
felicidad. Uno de los estudios sobre la felicidad que Tironi destaca
fue una encuesta vía telefónica realizada por la Fundación Futuro en
un estudio del año 2003, el cual se denominó: “La felicidad, el amor,
la fe y la autoestima de los chilenos”. Sus resultados indicaban que el
46% de los entrevistados se declaraba feliz. Otra encuesta considerada
por Tironi es la realizada –también en el año 2003– por la empresa de
estudios de mercado Adimark, y que llevó por título: “¿Son felices los
chilenos? En este estudio se indicaba que un 40% de los encuestados
se declaraba feliz.
Pese a no corresponderse completamente con los estándares
internacionales, para Tironi la visión que entregaron estas dos
encuestas sobre felicidad en Chile es bastante congruente con el
234
Las Encuestas de la Felicidad
235
Iván Pincheira Torres
236
Las Encuestas de la Felicidad
2
http://epi.minsal.cl/estudios-y-encuestas-poblacionales/encuestas-poblacionales/encuesta-
nacional-de-calidad-de-vida-y-salud-encavi/.
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Las Encuestas de la Felicidad
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Las Encuestas de la Felicidad
Un 84% de las personas jóvenes reconoce ser feliz, siendo las y los jóvenes
de los grupos socioeconómicos medio y alto quienes en mayor proporción
declaran ese estado. Los jóvenes pertenecientes a los grupos ABC1 y C2,
se declaran felices en 90% y 89%, respectivamente; en tanto que estos
porcentajes descienden al 84% y 80% en los grupos C3 y D, alcanzando
el 74% en el E.
Al analizar por región, se observa que la Región de Magallanes presenta
la mayor proporción de jóvenes felices, con 90%, seguida de las regiones
de Antofagasta y Valparaíso, ambas con 87% de jóvenes felices. Entre
las regiones con una menor proporción de jóvenes felices se encuentran
la Región de Tarapacá (75%) y las regiones de Aysén y Los Ríos (ambas
con 77%) (INJUV, 2013: 103-104).
241
Iván Pincheira Torres
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Las Encuestas de la Felicidad
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Referencias bibliográficas
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Iván Pincheira Torres
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“Tecnologías del yo”: entre la gubernamentalidad
y la autonomía
Vanina Papalini
Es muy básico lo que yo busco, es estar bien, todo el tiempo. O sea estar, cuando
digo estar bien es, va a sonar muy trillado, es aprender a ser feliz
(Eduardo, 42 años).
Hay veces que realmente me resulta pesada la soledad (…). No obstante me voy
familiarizando con esta situación de la soledad, pero entonces leer un libro como
este, como este que estoy terminando de leer ahora (…) de pronto me saca de
pensamientos que pueden ser un poco así girando a ciertos problemas que tengo
que solucionar y que son vitales, como ya no vivir más en una casa grande, o cómo
solucionar que mi hijo no tiene trabajo, toda una serie de cosas, las relaciones
con mis hijos, bueno un montón de cosas; para sacarme de esos problemas que
me llevan como a un solipsismo digamos, yo veo que la lectura es una gran cosa,
pongo mis neuronas a trabajar y tratar de entender bien todos estos libros
(Vicky, 73 años).
253
Vanina Papalini
254
“Tecnologías del yo”: entre la gubernamentalidad y la autonomía
Un panorama conocido
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Vanina Papalini
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“Tecnologías del yo”: entre la gubernamentalidad y la autonomía
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Vanina Papalini
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“Tecnologías del yo”: entre la gubernamentalidad y la autonomía
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Vanina Papalini
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“Tecnologías del yo”: entre la gubernamentalidad y la autonomía
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Vanina Papalini
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“Tecnologías del yo”: entre la gubernamentalidad y la autonomía
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Vanina Papalini
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“Tecnologías del yo”: entre la gubernamentalidad y la autonomía
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“Tecnologías del yo”: entre la gubernamentalidad y la autonomía
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Vanina Papalini
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“Tecnologías del yo”: entre la gubernamentalidad y la autonomía
Mirá lo que estoy leyendo, porque es una cosa inaudita lo que estoy
leyendo. (…). Es un libro que se llama La reinvención de la física en la
era de la emergencia, que es de Robert Laughlin, que es uno que ganó el
premio Nobel de física, hace… no sé si es del 2005 este premio Nobel (…)
Y nosotras tenemos con S. … un grupo que le llamamos de física cuántica,
que es un poco un aggiornamento de todo esto de la New Age, de todos
los libros de autoayuda, pero como dándole un respaldo más físico ¿no?
(…) [S.] nos congregó a toda una serie de mujeres de la zona sur [de la
ciudad] ¿no? Y nos pasó unas películas, hay una serie de películas de
esta gente (…) La primera que vimos fue ¿Qué rayos sabemos? (…) Y
bueno, ocurrió que en esta reunión había una que había sido docente (…)
que dijo: “bueno, pero nosotros hemos visto una película, todo el mundo
quedó muy impactado con esta película, pero –dice– hay que saber qué es
la física cuántica”. Mínimamente, aunque sea que te lo expliquen así en
un nivel fenomenológico más o menos ¿no cierto? Hay que saber qué es
la física cuántica (Vicky, enero de 2010).
269
Vanina Papalini
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“Tecnologías del yo”: entre la gubernamentalidad y la autonomía
271
Vanina Papalini
Bibliografía
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“Tecnologías del yo”: entre la gubernamentalidad y la autonomía
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Vanina Papalini
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“Tecnologías del yo”: entre la gubernamentalidad y la autonomía
275
Una teoría de la elección irracional
Nicole Darat G.
§I
A modo de introducción
277
Nicole Darat G.
proyectos de vida, sin que podamos hacer mucho más que tomar
conciencia de qué es lo que estas producen. Sin embargo, este malestar
dista mucho de estar generalizado y no son pocas ni pocos quienes se
sienten a gusto con la idea de ser un activo fijo de gran valor, e invierten
en ello. El malestar de quienes lo sentimos, no nos ha impedido entrar
en la carrera por valorizarnos en el mercado, afectando la relación
erótica que tenemos con nuestro propio trabajo.
Quiero volver más adelante sobre la relación erótica con nuestro
trabajo y rescatar una distinción hecha por el filósofo Antoni
Domènech entre una razón erótica y una razón inerte, identificando
con esta última, precisamente, la del homo oeconomicus, un sujeto
que se relaciona de manera acrítica con sus preferencias. Parte de
nuestra incomodidad pasa entonces porque estas asunciones se cuelan
en nuestra vida cotidiana y en nuestro quehacer, querámoslo o no,
y la amenaza para quien se resiste, parece ser la de una suerte de
extinción. La antropología neoliberal y el concepto de capital humano
que en ella se apoya, son pues, la versión postmoderna del fatum
estoico, que guía a quien se deja y arrastra a quien se resiste.
La reflexión que quiero hacer aquí, busca echar luces sobre estos
conceptos y mostrar que no pueden constituir el fatum de nuestras
prácticas, ya sea que queramos resistirnos o que nos dejemos guiar
por ellos, se trata de ideas no garantizadas, y que tras su apariencia
meramente descriptiva, dependen de una serie de presupuestos
normativos no declarados, con los cuales, una vez más, podemos
o no estar de acuerdo. Nada más lejano a la fuerza irresistible del
destino a la que los estoicos se entregaban. La tesis que sostendré
en este texto es que los supuestos de la antropología neoliberal son
falsos, la experiencia, tanto cotidiana como la de laboratorio no ha
dejado de demostrar que nos desviamos de la conducta maximizadora
que la teoría define como racional. Aún más, aunque la teoría
económica neoclásica haya intentado resolver la cuestión de los
vínculos sociales, o aquello que Elster denomina “el cemento de la
sociedad”, meramente en términos de egoísmo, la mera reciprocidad
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Una teoría de la elección irracional
§II
Ecce Homo
279
Nicole Darat G.
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Una teoría de la elección irracional
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Nicole Darat G.
282
Una teoría de la elección irracional
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Nicole Darat G.
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Un ser humano salvando a otro con quien no está relacionado y que está a
punto de ahogarse, es un acto de altruismo. Asuma que la chance de que el
hombre que se está ahogando muera, es del 50% si nadie se lanza a rescatarlo,
pero la chance de que quien lo salve, se ahogue, es mucho más pequeña,
digamos, una en 20. Asumamos que el hombre siempre se ahoga si quien lo
salva se ahoga y que se salva si su rescatador se salva. También asumamos
que el gasto energético de quien salva es trivial en comparación con las
probabilidades de supervivencia. Si fuera un hecho aislado el rescatador o
rescatadora no se molestaría en salvar al hombre que se ahoga. Pero si el
hombre que se ahoga le retribuye en algún momento futuro, y si las chances
de supervivencia, son exactamente reversas, sería para el beneficio de
cada participante haber arriesgado su vida por el otro (Trivers, 1971: 36).
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§III
La elección (no tan) racional
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1
El concepto de Jaggar (1989) de “emociones proscritas” (outlaw emotions), tematiza
este rol de las emociones. De un lado, podemos claramente identificar aquellas emociones
sostenedoras de las normas sociales, como la indignación y el rechazo, entre otras, que
sustentan el castigo a quienes infringen la norma, o la culpa y la vergüenza, en tanto que
emociones que nos advienen cuando nosotras hemos infringido una norma. Por el contrario,
las emociones proscritas son precisamente aquellas que surgen como resultado de las injus-
ticias actualmente existentes, emociones que propiamente conducidas pueden ser motores
de transformación social. Por el contrario, agentes puramente racionales, en el sentido de la
teoría de la decisión racional, carecerían finalmente de una motivación para revelarse contra
la injusticia. La rebelión solo puede ser entendida cuando la situación ha llegado a un punto
tal en que los y las oprimidas están dispuestas a llevar adelante la revolución, sin importar
el costo que esta pueda conllevar (Cfr. Lichbach, 1990). El deseo de empeorar la posi-
ción del opresor, aún a costo de empeorar la propia, puede ser absorbido también como una
maximización del bienestar mediante la venganza, sin embargo, el resentimiento y la ira, en
cuanto emociones que sustentan la venganza, no pueden, una vez más, ser calculadas.
292
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2
Uno de los aportes más interesantes del trabajo de Gary Becker es su tratamiento de la
familia como una unidad de maximización de costos y beneficios. La comprensión unita-
ria de esta llega a tal punto que se elimina cualquier posibilidad de conflicto de interés al
interior de la misma, reforzando la idea subrayada por el análisis feminista de que el hogar
ha tendido a ser idealizado por la economía como el reducto de la conducta altruista y del
compromiso. En este texto hemos intentado demostrar cuán errada es esta distinción y cómo
las pasiones y los compromisos que ellas posibilitan, forman parte de nuestra vida pública,
a la vez que el interior del hogar, aquello que para Hannah Arendt constituyera un reino
de sombras, puede ser efectivamente visto como un espacio de conflicto, donde las prefe-
rencias de una de las partes adquieren mayor valor que las de las otras, en tanto dispone del
capital para adquirir los bienes que las satisfacen.
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§ IV
La razón inerte del capital humano
3
Si, por el contrario, entendiéramos el problema de la cooperación no como un dilema del
prisionero, iterado o no, sino como un “juego de la confianza”, nuestro problema pasaría a
ser cómo asegurar las condiciones para que la confianza emerja. Me parece que este cambio
de enfoque produce resultados interesantes.
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298
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Bibliografía
300
Una teoría de la elección irracional
301
“Hablar no es inocente”
Filosofía, gestión y política en la “Escuela de Santiago”
Pablo Solari G.
1
Debo el apercibimiento del rótulo “escuela de Santiago” a mi amigo Claudio Santan-
der Martínez.
303
Pablo Solari G.
2
Cfr. (Flores, 1993: 18)
3
Según a la interpretación predominantemente fenomenológica en sentido clásico de Hu-
bert Dreyfus.
4
Cfr. (Flores, 1993: 57-58)
304
“Hablar no es inocente”
5
Flores reconoce la violencia de esta tesis sobre los “significados comunes”, de modo que
restringe su alcance provisionalmente, pues “no está del todo claro, por ejemplo, que las
percepciones en el dominio ético puedan ser incluidas bajo los términos de las interpreta-
ciones administrativas” (Flores, 1993: 68).
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6
Esto implica una distinción entre relaciones modernas y tradicionales con el leguaje. Si a
mayor “comunidad cultural” mayor es “la relativa claridad de conocimiento acerca de lo
que la gente realmente quiere decir con lo que dice” (Flores, 1993: 88); con la fractura
modera del trasfondo, “las estructuras de la comunicación están mecanizadas y se regulari-
zan para recuperar algún grado de predictibilidad” (Flores, 1993: 88).
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7
El uso del término ontología difiere entre Flores y Echeverría: mientras que el primero
lo utiliza en el estilo quineano de la tradición analítica para referirse al universo de “obje-
tos” sobre los que los usuarios ejecutan las operaciones permitidas por el programa (actos
de habla considerados como básicos: peticiones, promesas, etc.) y el conjunto de distin-
ciones que producimos con el lenguaje para operar en él, Echeverría lo toma en sentido
“continental” como la articulación interpretativa de la comprensión arrojada del sentido del
ser que constituye la ‘aperturidad’ del Dasein.
8
Este diagnóstico se encuentra expuesto en Echeverría, 1997.
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9
“Tomemos nuestra vida sexual con el otro como un dominio de diseño” (Echeverría,
2003: 238).
10
“[…] estamos participando en una transformación histórica fundamental: se está gestando
una nueva y radicalmente diferente comprensión de los seres humanos. […] los primeros
en comprender la naturaleza de este importante cambio podrán ser capaces de emprender
caminos que otros encontrarán más difíciles y de obtener ventajas que eventualmente les
permitirán convertirse en pioneros y líderes en sus respectivos campos” (Echeverría,
2003: 19).
11
“El alfabeto separó al orador, el lenguaje y la acción. […si] un texto estaba escrito, parecía
hablar por sí mismo y, para escucharlo, el orador dejaba de ser necesario” (Echeverría,
2003: 20). El discurso de Echeverría presenta al alfabeto como causa de un cambio de
mentalidad, como el quiebre del lenguaje como acción. Un problema es que la “invención”
del alfabeto requiere, ella misma, en lo que de abstracción y formalismo implica, de cierta
“mentalidad logocéntrica” ya instalada previamente. De este modo, habría que reconocer
que el alfabeto, más bien, masifica y afirma una deriva “metafísica” necesariamente ya en
marcha contemporáneamente al lenguaje del devenir. No tendría así otro sentido que el que
Echeverría atribuye a la invención de la imprenta de tipos móviles.
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12
P1. Interpretamos a los seres humanos como seres lingüísticos, seres que somos de
la forma particular que somos y que vivimos de la manea como vivimos, por disponer
de una determinada capacidad de lenguaje. P2. El lenguaje involucra al menos dos
dimensiones que juegan un papel determinante en nuestra existencia: el sentido y la
acción. P3. El lenguaje es generativo. A través de él construimos y transformamos
mundos de la misma forma como nos construimos y nos transformamos a nosotros mis-
mos. El lenguaje genera realidades. Habría que agregar una suerte de postulado cero,
sin indexar, que tiene sentido histórico: “postulamos que desarrollos importantes –muchos
de los cuales han tenido lugar en las últimas décadas– están llevando la deriva metafísica
a su término” (Echeverría, 2003: 25). La lista presentada ha sufrido modificaciones, re-
produzco la versión más reciente (cf. Echeverría, 2007: 90ss); (cfr Echeverría, 2003:
31ss).
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15
Igualmente metafísico, señala Aguirre, es el análisis del concepto de devenir como
compuesto de “ser” y “nada” que ya encontramos en Hegel. (Cfr. Aguirre 1995: 156).
16
Derrida ha tematizado minuciosamente las complejidades estratégicas del trabajo de
escritura implicado en una “estrategia general de deconstrucción” de la metafísica (Cfr.
Derrida 1977: 54ss)
17
Cfr. Echeverría 2010: 132ss.
18
Cfr. Nietzsche 1997: 122ss.
19
“En una época muy distinta de aquella en la que vivió Sócrates, Nietzsche procura sin
embargo colocarse en la misma encrucijada en la que aquel se vio enfrentado, para explorar
así el camino que Sócrates descartó” (Echeverría 2010: 86)
20
“Más allá del rigor que debe caracterizarlo (y que bajo ningún aspecto puede ser compro-
metido, a riesgo de ser sacrificio), éste es un pensamiento obligado a romper con un lengua-
je “hermético”, sólo accesible a unos pocos, de manera de extender su radio de influencia.
[…] un pensamiento que procura mantenerse fiel al lenguaje ordinario, lenguaje en el que
se expresan todos los miembros de su comunidad” (Echeverría 2007: 232).
311
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21
Recordemos que estamos librando la batalla decisiva por el sentido común, de manera que
la filosofía debe volver “a la plaza, a los espacios públicos de congregación de los ciudada-
nos, debe dejar de ser un reducto de unos pocos iniciados que hablan un lenguaje que los
demás son incapaces de entender ni menos de seguir” (Echeverría, 2007: 54).
22
Cfr. Arnold y Rodríguez, 1990: 58ss. Sigo este texto en la exposición de las ideas de
Maturana sobre el lenguaje.
23
Cfr. Echeverría, 2003: 52. Resultado esto del “acoplamiento estructural co-ontogené-
tico” originado en interacciones recurrentes entre dos organismos determinados cada uno
estructuralmente por la “clausura operacional” de sus respectivos sistemas nerviosos. Me-
diante este proceso se llega a establecer un “dominio lingüístico” o “dominio consensual”
que Echeverría entiende como un sistema de “signos” o “distinciones” que se refieren
a objetos, eventos, etc., en el medio y que es compartido por los participantes en la inte-
racción (Echeverría, 2003: 52). La organización de una sistema implica que éste tiene
clausura operacional si “su identidad entidad está especificada por una red de procesos
dinámicos cuyos efectos no salen de esa red” (Maturana y Varela, 1984: 59).
312
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24
Esto vendría a ser propiamente el lenguaje: “[…] sólo cuando esto ocurre, el dominio
semántico pasa a ser parte del medio donde los que los que operan en él conservan su adap-
tación […] existimos en nuestro operar en el lenguaje y conservamos nuestra adaptación en
el dominio de significados que esto crea: hacemos descripciones de las descripciones que
haces […] y somos observadores y existimos en un dominio semántico que nuestro operar
lingüístico crea” (Maturana & Varela, 1984: 139). La historia natural de las condicio-
nes bajo las cuales se dio este paso recursivo es, como reconocen los autores, una conjetura
basada en las formas de grupalidad cooperativa de los primeros seres humanos.
25
Este paso implica al propio observador y a los organismos: el primero puede testimoniar
su propio surgimiento junto con el surgimiento del lenguaje, mientras los segundos pasan
de ser descritos como participando en un dominio semántico a operar en él.
26
Aludo con ello al desdoblamiento del signo en virtud del cual se relaciona consigo mismo
como signo. Incluso se podría inscribir en este movimiento el rechazo a la pretensión de
comunidad del sentido y a pensar esa reflexividad como presencia, de modo que el desdo-
blamiento tiene la forma de una anti-reflexividad productiva, una suerte de repulsión del
signo respecto de sí. Los diversos tipos de predicados semánticos y operaciones anafóricas
dan cuenta empíricamente de esta reflexividad, pero ella no se agota simplemente en la
posibilidad de hablar sobre el lenguaje. En todo caso, en esta auto-remisión que supone,
a la vez, distancia de sí, el signo abisma y arriesga su presunta relación con algo otro, se
vuelve opaco. Si toda comunicación humana se significa a sí misma como tal, tiene lugar
un tipo de interacción particular: un intercambio incesante, interminable y, por lo mismo,
sin origen y en que el hablante mismo se desdobla, anticipando o interceptando, la acción
del otro. Por eso, como bien dice Echeverría, no sería posible “salir del lenguaje” para
ofrecer una explicación naturalista de la comunicación simbólica: el lenguaje es un tipo de
actividad –una forma de vida– que no tiene “finalidad” fuera de sí mismo (en esto podemos
concordar con el punto de vista de Maturana), sólo puede entenderse desde la perspectiva
del participante y, por tanto, a partir de ella misma.
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27
“Cuando describimos a las palabras como señalando objetos o situaciones en el mundo, hace-
mos como observadores una descripción de un acoplamiento estructural que no refleja el operar
del sistema nervioso, puesto que éste no opera con una representación del mundo” (Maturana
y Varela, 1984: 138).
28
Richard Rorty ha defendido esta la interpretación naturalista del giro lingüístico porque
capturaría el núcleo de la novedad que supone el giro lingüístico respecto de la filosofía moderna
de la subjetividad, al mostrar la “contingencia” del lenguaje –como parte de una argumentación
post-metafísica en favor del liberalismo. Rorty destaca especialmente, en esta familia de teo-
rías, la semántica de Donald Davidson, por cuanto socava la reificación del lenguaje del
“primer” Wittgenstein y del segundo Heidegger: “no existe cosa semejante a un lenguaje,
al menos en el sentido en que lo han supuesto los filósofos, no hay una cosa semejante que pue-
da ser enseñada o dominada. Debemos abandonar la idea de una estructura común claramente
definida que los usuarios del lenguaje dominan y luego aplican a casos” (citado en Rorty,
1996: 35). Cada individuo produce, a cada instante, un conjunto de hipótesis revisables sobre
el comportamiento futuro de sí mismo y del entorno, conjunto que Davidson llamó “teorías
momentáneas”. Estas teorías forman parte indiscernible del conocimiento general del mundo que
disponemos a cada momento. Si hay “comunicación” es porque nuestras teorías momentáneas
convergen contingentemente, de modo que siempre debemos ajustarlas para hacer predicciones
más efectivas (y no hay “lógica del descubrimiento”): “nos enfrentamos el uno al otro tal como
nos enfrentamos a mangos o a boas constrictoras: procurando que no nos cojan por sorpresa”
(Rorty, 1996: 34).
29
Cfr. Taylor, 1997: 117ss.
30
Tómese el siguiente ejemplo-argumento de Maturana: “hacemos un gesto con la mano que
nos coordina con un automovilista que se detiene. […] es una coordinación conductual simple
[…] pero si después […] hacemos otro gesto que resulta en que éste da una vuelta y se detiene
a nuestro lado orientado en la dirección contraria a la que seguía […] hay una coordinación de
coordinación […] Vista en conjunto, la primera interacción coordina el detenerse y llevar, y la
segunda, la dirección del llevar. Tal secuencia de interacciones conlleva un lenguajear mínimo.
Un observador podría decir que hubo un acuerdo. A primera vista sólo ha ocurrido una secuencia
de coordinaciones, pero se trata de una secuencia particular, porque la segunda coordinación
coordina a la primera, y no simplemente se agrega a ella” (Maturana, 1997: 65). ¿Por qué
la interacción que resulta en el cambio de dirección no puede ser autónoma, por ejemplo, como
una broma estúpida que se le juega al taxista? ¿No se estaba coordinando ya, en el primer gesto,
la dirección del llevar, sólo que eso ocurría “implícitamente”?
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31
Debe indicarse que Echeverría mismo tampoco es consistente sobre su valoración de la mo-
dernidad filosófica. En el ya citado El Buho de Minerva subraya el quiebre en el “paradigma de
base” que supone la modernidad frente al mundo medieval, así como su diferencia respecto del
pensamiento contemporáneo. Tanto en Ontología del lenguaje como en Por la senda del pensar
ontológico encontramos una opción continuista con la antigüedad, aunque se permita decir, a
propósito del giro “antropológico” en la ontología, que “en Heidegger está presente el espí-
ritu de la modernidad filosófica, obviamente lejano en la filosofía clásica” (Echeverría, 2007:
80). En su más reciente Mi Nietzsche vuelve a reconocer en la modernidad filosófica un aporte
decisivo en el desmontaje del “programa metafísico”.
32
“No sabemos cómo las cosas son. Sólo sabemos cómo las observamos o cómo las interpreta-
mos. Vivimos en mundos interpretativos” (Echeverría, 2003: 40). Echeverría argumenta que
la pretensión de verdad supone la posibilidad de conocer las cosas “en lo que realmente son,
independientemente de quien las observa” (Echeverría, 2003: 41). Acude a Humberto Ma-
turana y a las evidencias científicas sobre el condicionamiento neurobiológico de la percep-
ción externa: “no disponemos de mecanismos biológicos que nos permitan tener percepciones
que correspondan a cómo las cosas son” (Echeverría, 2003: 41). Esto no significa, advierte
Echeverría, negar la existencia de la “realidad externa”. De aquí se desprenda un desplazamiento
del conocimiento desde el “ser” de las cosas al conocimiento del “observador” (“todo lo dicho
es dicho por alguien”). Si bien, en el citado principio, Echeverría utiliza la expresión inter-
pretación, la “gramática” del argumento tiende a inscribirlo como una proposición propia de
la filosofía moderna. Sin afectar mayormente el argumento, se podría sustituir dicha expresión
por “representaciones”, si las entendemos en sentido no-naturalista, es decir, no como entidades
mentales “internas” que codifican información del mundo físico “externo”, sino como actos
de conciencia intencional que, por estar “acompañados” de conciencia, implican la distinción
“interno/externo”.
33
Para las razones por las cuales se debe ocultar lo contemporáneo, cfr. (Agamben, 2007).
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34
Esto, tiene que admitirse, ya comenzó con en la antigüedad griega, pero la opción metafísica
acentuó esta tendencia a una “filosofía enclaustrada” (Echeverría, 2007: 24).
35
Si hubiera que reconstruirlo como un juego, estableciendo su objetivo, su inquietud básica.
Cfr. Echeverría, 2003: 215ss.
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Todos los “sistemas sociales” pueden concebirse según esta matriz o institución total, es
decir, “organizaciones en que los agentes ofrecen servicios y se disponen recursos humanos”
(Abraham, 2000: 17). La empresa no es la fábrica, es decir, “un sistema de control y vigi-
lancia, con secciones, encargados, supervisores, horarios, fichas, anaqueles, la pesada visibili-
dad de la fábrica” (Abraham, 200: 20). Este modelo es muy costoso y lento para los ritmos
acelerados, la contingencia y la polifuncionalidad que rigen el capitalismo global. Lo esencial
es asegurar la conectividad, el trabajo en equipo, la participación, la sinergia y la calidad de
los recursos humanos.
37
“La empresa es el “alma” de los individuos, la llevan siempre, a veces despierta, otras dormi-
da, a veces redimida, otras perdida. […] microchip bíblico” (Abraham, 2000: 19-20).
38
“La lengua de hoy se bifurca en dos lengüetas. Una es la economía, la otra es la filosofía”
(Abraham, 2000: 11).
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Hay, en rigor, una tercera respuesta, que Richard, por supuesto, no nombra como tal (o
que nombre mediante las reflexiones de Germán Bravo sobre lo que suena como “canto
aburrido… que ya perdió el tono, carente de tono”) y que es la lengua no mediatizada, ope-
rativa y memoriosa, de los deudos y de las víctimas. (Cfr. Richard, 1998: 44-45).
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44
Al mismo tiempo, Richard observa que los años ochenta prácticas sociales y biografías
había quedado exhaustas y “agobiadas” por las “sobreeexigencias de rigor y certeza” nece-
sarias para “reinventar lenguajes y sintáxis para sobrevivir a la catástrofe […] el enfrentarse
a los códigos como si la batalla del sentido fuera asunto de vida o muerte, debido a la peli-
grosidad del nombrar” (Richard, 1998: 35-36).
45
Flores, detenido por la dictadura en 1973, pasa por Dawson, Ritoque y Tres Alamos. Es
liberado el año 1976 y ya en 1979 tenía escrita, como parte de su doctorado en la Univer-
sidad de California (Berkeley), una disertación titulada ‘Management and Communication
in the Office of the Future’ que contiene los fundamentos de su discurso. Cfr. http://www.
fernandoflores.cl/node/1.
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46
“Si queremos avanzar hacia modalidades de convivencia distintas, el tema de la confianza es
uno de los más importantes que tenemos que enfrentar. La experiencia de Chile, nuevamente,
es muy interesante en este respecto. En Chile hemos vivido un complejo e interesante proceso
de reconstrucción de confianzas” (Echeverría, 2007: 26).
47
Es el caso de la interpretación del pensamiento de Nietzsche como “filosofía del empren-
dimiento” en conexión con la crítica neoliberal a las políticas redistributivas. Cfr. (Echeve-
rría, 2010: 197ss).
48
Si lo opuesto al resentimiento es la aceptación, en tanto que “reconciliación con la facticidad
[…] con las posibilidades que nos fueron cerradas”, ella es lingüísticamente una “declaración
de cierre” (Echeverría, 2003: 318). Si los juicios que fundan el resentimiento en el daño
son fundados, podemos pasar a la aceptación mediante el recurso al reclamo, lo que implica,
a su vez, una reparación. Si, sin embargo, el daño es irreparable, se abre la posibilidad del
perdón: “declaramos que no permitiremos que nuestro resentimiento […] interfiera en nues-
tras posibilidades de convivir y seguir coordinando acciones en el futuro […] particularmente
cuando estamos obligados a compartir el mismo espacio y convivir juntos […] nos estamos
comprometiendo a cerrar una determinada conversación sobre el pasado y a no usarla en con-
tra de una determinada persona en el futuro” (Echeverría, 20003: 322).
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49
“El índice lingüístico de ese momento constitutivo del discurso que es la notificación del
estar-en afectivamente dispuesto lo hallamos en el tono de la voz, la modulación, el tempo, en
la ‘manera de hablar’”. Heidegger, 1997: 186.
50
Cfr. Derrida, 1994: 26.
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51
Prueba de esta pregnancia de la subjetividad, especialmente en Echeverría y Matura-
na, es, como dijimos, la confusión entre motivos filosóficos modernos y contemporáneos.
Ahora podemos ver que, trópicamente, la narrativa histórica del pensamiento occidental de
Echeverría se corresponde con una operación más general de abolición del sentido histórico
como confusión de lo nuevo y lo viejo en una actualidad pura, que se conjugan en el discurso
de la transición con la asepsia y la dislocación del habla respecto de la experiencia y la memo-
ria: “El presente de consenso tuvo que defender su ‘novedad’ […] silenciando lo no-nuevo (lo
heredado) […] ocultando esta perversión de los tiempos que mezcla continuidad y ruptura bajo
el disfraz del autoafirmarse incesantemente como actualidad gracias a la pose exhibicionista
de un presente trucado” (Richard, 1998: 40).
52
En una autobiografía, Echeverría califica el encuentro con el “diseño ontológico” de
Flores del siguiente modo: “pudo volver a entregarme el espíritu de conquista que durante
varios años me había faltado” (Echeverría, 2007: 84). Tomo esto como ilustración de la
multiplicidad de niveles de la operatividad de esta soberanía de la subjetividad en el texto de
Echeverría.
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cerrarse sobre sí, pues ella no puede pensarse como dejada en pie
para llevar a cabo una tarea. Esa posibilidad, nombrar esa posibilidad,
es su desarme como subjetividad. El sujeto es un energúmeno:
está en obra, poseído por su función o tarea. Debe tener sentido o
padecer su ausencia con vistas a recuperarlo.53 La “resignación” que
Echeverría denuncia como efecto del naufragio en la metafísica, no
es ausencia de subjetividad, es parte de aquella estructura oscilatoria,
“melancólica-depresiva”, que señalaba Richard, siguiendo a Alberto
Moreiras, a propósito del sujeto de la post-dictadura. La aparición
de lo humano, adversamente, no tiene obra ni se dirige a ninguna
parte, supone suspensión del sujeto. Aparición de lo humano que es,
también, develamiento del mundo. Se puede decir, siguiendo a Jean-
Luc Nancy (filósofo confesadamente profesional), que lo humano
no tiene sentido (ni puede perderlo): es el sentido (Nancy, 2003:
23). Sólo puede aparecer cuando sucede que el sujeto, sus obras,
sus funciones y sus sentidos, desmayan. ¿Es posible discernir, sino
mediante comillas, entre lo “humano” como dispositivo de gestión y
lo humano que despunta en el disiparse el sujeto?
53
Peter Sloterdijk ha argumentado la conexión esencial entre subjetividad moderna y
prácticas de “desinhibición” como el coaching. Cfr. Sloterdijk, 2007: 78ss.
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Referencias Bibliográficas
326
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327
Autores
Isabelle Bruno
Nicole Darat
329
Mónica de Martino
Pat O’Malley
330
Society (2009), Crime and Risk (2010). En español se ha publicado
Riesgo, justicia penal y neoliberalismo (2006), libro que recoge
algunos de sus principales ensayos.
Vanina Papalini
331
Subterráneas, Santiago, Lom Ediciones, 2009 (En co-autoría). Archivos
de Frontera: el gobierno de las emociones en Argentina y Chile del
presente, Santiago, Editorial Escaparate, 2012 (Coordinador). Entre
sus artículos destacan: “Encuadre de la agenda y control de la opinión
pública: el lugar de los medios de comunicación en la difusión del
sentimiento de inseguridad”, en Question, Universidad Nacional de
la Plata, Argentina, Nº 27, 2010. “La incorporación del concepto de
felicidad en el diseño de las políticas públicas en el Chile neoliberal”,
en Revista Brasileira de Sociologia da Emoção, v. 12, n. 34, 2013.
Nikolas Rose
332
la vida, biotecnologías, medicina y sociedad. Junto a otros académicos,
fundó en 1989 la red internacional de investigadores Historia del
Presente, que llevó la influencia de los trabajos de Michel Foucault
sobre las políticas de la vida y la gubernamentalidad a un plano de
trabajo fuertemente empírico. Es autor, entre otros, de los libros The
Psychological Complex (1985), Governing the Soul (1989), Inventing
Our Selves (1996) y Powers of Freedom: Reframing Political Thought
(1999) y, junto a Peter Miller, Governing the Present (2008), libro que
reúne sus principales ensayos de los últimos quince años. En español,
se encuentra Políticas de la vida. Biomedicina, poder y subjetividad
en siglo XXI (2012).
Jaron Rowan
Pablo Solari G.
333