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UNDAMENTO BIBLICO DEL SACRAMENTO UNCION DE LOS ENFERMOS 2.1-Los enfermos en el Antiguo Testamento (A.T.) 2.1.1-Diferentes usos del aceite en el A.T. Fijando nuestra atencién en H. Schlier, citado por Miguel Nicolau[18], encontramos que en Dt. 32, 13 y Os. 2,8 el aceite de oliva es producto de la flora palestinense, caracteristico del clima y terreno mediterréneo. Servia como cosmético para el ornato y cuidado personal (Eclo. 9,8; Rut. 3,3; Est. 2,12). En Egipto las précticas funerarias utilizaban leo en funcién de una resurreccién de los muertos y en la gnosis de los mandeos el alma de los difuntos se provee de "leo puro" como proteccién para el camino del cielo. "La uncién tiene un sentido profimdo en la Biblia. Para los hebreos, el leo penetra en el cuerpo y da vigor, agilidad, belleza. Es simbolo de alegria, signo de bendicién y de amistad"[19]. Los salmos mencionan la alegria proveniente de la uncién corporal, "perfumas mi cabeza" (Cf. 22,5) costumbre de 1a hospitalidad oriental. "Amas la justicia y odias la iniquidad, por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con dleo de fiesta". (Cf. Sal 44,8); "aceite nuevo derramas sobre mi" (Cf. Sal 92,11). Bien sabido es que, la uncién del aceite era uno de los ritos mas destacados en el Antiguo Testamento. El término Mesias 0 "Mashiéh", de significacién ungido, se aplicé al que iba reunir la triple uncién de rey, profeta, sacerdote y que vino a ser como el nombre del ungido por antonomasia, del futuro salvador de Israel. (1Sam. 2,10; 9,16; 10,1). Consta también por los libros del Antiguo Testamento, que los reyes eran ungidos: 1Sal. 9, 16; 10,1. El rey era el ungido de YHWH: 2Sam. 1,14.21. También los profetas eran ungidos. Asi Elias ungié a Eliseo como profeta (2Re. 19,16). Los sacerdotes eran ungidos. Moisés derramé la uncién sobre la cabeza de Aarén y fue consagrado con este rito (Ex. 29,7). El 6leo de la santa uncién estaba sobre él y sobre sus hijos (Lev. 8,30; 8,10; 10,7; 21,10). 2.1.1.1-Uso del aceite en la enfermedad En 2Sam. 14, 2 apreciamos que no ungirse con aceite era sefial de duelo y de tristeza: "Da muestras de duelo, vistete de luto y no te perfumes”. Ungirse, en cambio, era, en algunos casos, el término de la penitencia: "David se levanté del suelo, se lavé, se ungié y se cambié de vestido” (2Sam. 12, 20). Es importante tener en cuenta que el aceite, ademas de envolver en si la idea de fuerza y de adomo euférico, se empleaba también como medicina. Aquellas heridas que no han sido curadas ni aliviadas con aceite eran sefiales de la ira de Dios hacia el castigado: "De la planta del pie a la cabeza no hay en él parte sana: golpes, magulladuras, heridas frescas, ni cerradas, ni vendadas, ni ablandadas con aceite" (Is. 1,6). También se hablaba de un "ungirse por placer"{20] para encontrarse bien. 2.1.1.2-El uso del aceite y los enfermos Variadas son las recetas o maneras existentes en Israel de aplicar el aceite con el fin de curar enfermos. Se empleaba el aceite para curar diferentes dolencias de la piel, de la cabeza, heridas, etc. Otro uso era el de utilizar el aceite en procedimientos magicos y exorcismos. En la creencia popular es sabido que la enfermedad estaba muy relacionada con el pecado. ‘Asimismo, la uncién podia comunicar fuerza y energia sobrenatural. La visita a los enfermos se recomienda en los salmos. "Es feliz el que entiende sobre el necesitado y el pobre. El Sefior le levaré su auxilio cuando esté en el lecho de su dolor" (Sal. 40, 4). Asi también afirma que en la enfermedad se debe juntar la oracién: "Hijo mio, no te impacientes con un enfermo, sino que ruega a Dios para que él se cure" (Eclo. 38,9). 2.2-La visién que la Biblia tiene de la salud El contexto Biblico es el marco situacional que todo creyente debe analizar. La Sagrada Escritura es el marco de confrontacién con la misién que la Iglesia asume para con los enfermos. La Iglesia se nutre y crea su normatividad sobre todo a luz de los evangelios y es necesario que se confronte permanentemente, sdlo asi se conjugard, lo ideal, las realizaciones y por supuesto la vital interpretacién. "La salud es el bienestar somitico y psiquico, la paz consigo mismo, con los demas y con Dios" [21]. En nuestra revisién bibliogréfica encontramos un texto muy apropiado acerca del tema que desarrolla Carlos Mester[22] y es el autor del cual hemos sintetizado estas ideas. Partiendo de dicho material encontramos que la salud tiene que ver con la vida. Por eso esta envuelta del mismo respeto cuasi-sagrado con el que el pueblo de la Biblia cubria el origen de la propia vida (Sal.138, 13-16; Job, 10, 8-12; Sab. 7,1-6). La conviccién més profunda de la fe del pueblo de la Biblia es que por la liberacién de Egipto, Dios adquirié un titulo de propiedad sobre ellos (Ex. 19, 4-6). Dios es el Sefior del pueblo, el autor de la vida. Todo esta en sus manos, también la salud. Es YHWH, el Dios del Pueblo, quien decide sobre la vida y la muerte y él manda la salud y la enfermedad (Dt. 32,39); (1Salm. 2,6; 2Re. 5,7).De esto resulta una actitud de entrega de la vida en las manos de Dios que no debe interpretarse sin mas como fatalista. Para la salud, tanto mental como corporal, puede ser de gran importancia. No conviene olvidar que la palabra salud viene de salus, "SALUD" es una palabra latina que significa, al mismo tiempo, salud y salvacién. Incluye alma y cuerpo, espiritu y materia; no separa las cosas. Por eso, cuando la Biblia habla de salvacién (salus) conviene recordar el origen bien material de esta palabra, a saber, la salud. La palabra hebrea para indicar la salud viene de la raiz shalam que significa "estar entero". De ahi proviene la palabra shalom, esto es, paz. Como hoy, los proverbios populares de la Biblia encaran la salud como la cosa mas importante que se puede imaginar: "No existe riqueza mayor que un cuerpo sano, ni mayor satisfaccién que la alegria del corazén" (Eclo. 30,16) "La salud y una buena constitucién valen mas que todo el oro; un cuerpo vigoroso es mejor que una enorme fortuna" (Eclo. 30,15). 2.3-Enfermedad y curacién en la literatura biblica La enfermedad y la salud en la Biblia no son casos clinicos, sino aspectos de la vida que originan muchos interrogantes y que atafien profundamente a cada persona y a la conciencia humana universal. La defensa de la salud conforma un tercio de las leyes en la Biblia, como también varias informaciones acerca de la enfermedad y la salud. "Estan también en otros géneros de su literatura, en la historia y en la profecia, en la sabiduria y en Ia lirica, testigo de la voz del enfermo y del curador"{23] Estableciendo un andlisis acerca de la riqueza y exactitud lingtiistica en la descripcin de la enfermedad, encontramos que Israel no ha desarrollado una terminologia técnica. Sélo hay una vaga e imprecisa referencia en lo concemniente a las enfermedades. De ahi el motivo por el cual el nombre de las enfermedades son bastante primitivos, poco variados y muy genéricos. Dicha falta de conocimiento impidié el progreso de la medicina en tiempos del pueblo de la Biblia y dificulté saber cudles son exactamente las enfermedades indicadas por las designaciones onomésticas muy amplias y a veces inexactas. Algunas enfermedades de ese contexto histérico también la podemos encontrar en nuestros dias, como ser: malaria, tifus, disenteria y la tuberculosis (Lev. 26, 16; Cr. 21,15). 1$am. alude a males circulatorios como angina de pecho, apoplejia, pardlisis y la gota. La lepra también es bien citada en este contexto, asi como otras enfermedades, (Lev. 13,3; Job. 2,7; Dt. 28,34; 2Re. 1,2; 4,19; Sir. 12,1.5). Encontramos enfermedades que no pueden ser distinguidas facilmente por ser agrupadas en categorias afecciosas similares, como por ejemplo la sarna, considerada como una dolencia cuténea de naturaleza parecida a la lepra. En el léxico biblico la palabra curar (rafal) no era muy utilizada, se la empleaba mds bien en sentido figurado y en el Ambito religioso (Jr. 6.14; 8,22; Is. 1,6). "Curar” era la expresién empleada para designar el tratamiento que se daba a los enfermos (2Re. 20,7; 5,10; IRe. 17; 21; 2Re. 8,29; Sb. 7; 20). "La curacién afirma el triunfo del bien y la esperanza de la vida plena y perfecta" [24] Los textos biblicos transparentan la manera en que pasaba el pueblo de Israel de unos niveles a otros en lo referente a la salud de una persona y cémo armonizaban sus multiples niveles. "El estado de salud tenia sus ojos transparencia, poseia connotaciones de juicio denunciador 0 hacia gustar la plenitud de la vida anhelada (Ex. 23,25; Sal. 39,11 y ss; 38, 4; 91,10 y ss)[25] Por lo tanto, si la salud es uno de los tesoros mas apreciados, diremos por consiguiente que la enfermedad es el peor de todos los males. Eclo. 30,17 nos dice que es mejor morir que vivir con una larga enfermedad. Podemos apreciar en 2Cr. 26, 16-20; 1Sam. 5,6 la negacién de Ia enfermedad como castigo de Dios por el pecado. Asi también como Lev. 26,25; Dt. 28,21-22.27-29 son dolencias producidas a causa de la desobediencia de los mandamientos de la Ley de Dios. Pero sabiendo que no pueda considerarse simplemente como una consecuencia del pecado (Jn 9,2-3), aquellos y otros textos nos hacen entrever que en la conciencia del pueblo de Israel existe una estrecha y real ligazén entre la culpa humana y la falta de salud, entre el estado fisico de cada individuo y el estado moral del mismo. La enfermedad guarda alguna relacién con él. La suma de todos estos episodios nos dan a entender que para el pueblo de Israel la adquisicién de la salud s6lo era asequible si en primer lugar fuese colocada la oracién Ej.,:2Sam. 12,15-23; Sal. 6; 38 (37); 41 (40); 88 (87). Sabiendo que la salud y el perdén de los pecados Ilegan al hombre sélo por la benevolencia de Dios y a través de la oracién, podemos percibir que ambos (salud y perdén) parecen dos lados de la misma moneda: ambos vienen de Dios (Sal. 32 (31), 1-5). Son la observancia de la Ley de Dios y la moderacién (Eclo. 31,20) las que permiten la permanencia en la salud (y no tanto la curacién de las enfermedades) Se trata, por tanto, de medicinas preventivas y no tanto de medicinas curativas. La medicina es mas bien de carécter casero y popular y los médicos (Eclo. 38, 1-15) no tenfan una importancia muy relevante, ya que YHWH era el médico por excelencia, Los profetas también parecen reforzar la idea de que la oracién es el mejor remedio y de que la enfermedad forma parte de Ia salud como Ja muerte forma parte de la vida. Leer més: http://www.monografias.com/trabajos64/pastoral-salud/pastoral- salud2.shtml#ixzz2wL02F7Sj 2.5-La accién de los profetas y la salud del pueblo en el A.T. El pueblo de Israel, por una concepcién religiosa y cuasi-magica buscaba al profeta para que rezara por sus enfermos y asi obtener la curacién. Elias reza por el hijo de la viuda de Sarepta (IRe. 17,17-24); Eliseo reza por el hijo de la mujer de Sunam (2Re. 4, 8-37); Es conocido como alguien que supo mejorar las aguas de una ciudad hasta tal punto que devolvié la fecundidad de sus habitantes (2Re. 2,19-22) y como alguien que curaba la lepra a través de Bafios (Naamén, el sirio, 2Re. 5, 1-14); Is intercede por el rey Esequias que est enfermo (Is. 38, 1-6); Un profeta andnimo de Juda intercede por la mano seca del rey Jeroboam (1Re. 13,6). Pero éste tocaba el problema de la salud del pueblo solamente cuanto estaba ligado al equilibrio de la justicia, de la fraternidad y del compartir exigido por la observancia de la alianza. O sea, la defensa de la salud del pueblo no era un problema especifico que preocupaba al profeta. Y por ello el A.T. no ofrece muchas pistas sobre la dimensin profética del trabajo en favor de la salud del pueblo. Pero expondremos algunos puntos importantes. "La mayor preocupacién de los profetas esté en la linea de la medicina preventiva, pues defienden la vida y la alianza y denuncian claramente las causas de la marginacién y del empobrecimiento del pueblo. El trabajo en favor de los enfermos esté mds en la linea de la solidaridad Pero ia solidaridad no puede estar desvinculada de la estructura y de la conciencia. (O sea el trabajo en los hospitales no puede ser separado del trabajo preventivo en las comunidades y del trabajo de evangelizacién y de la denuncia de los errores de la sociedad). Compromiso con la salud del pueblo y con Dios son como los dos lados de la misma medalla. O sea, tenemos que "re-aprender” de los profetas la "re-ligién", esto es, aprender de ellos cémo "re-ligar" nuevamente la observancia de las leyes de salud con nuestro compromiso de fe con Dios y con los hermanos. No es una linea moralizante, individualista y alienante, sino en una linea muy realista y evangélica que identifica amor a Dios con amor al projimo."[27] 2.6-Origen del sacramento de los enfermos en el Nuevo Testamento wr) No es de impresionar la existencia de puntos congruentes del A.T. con el N.T. ya que en ambos el pueblo sigue opinando que el origen de las enfermedades son malos espiritus 0 demonios (Me. 1,23; Le. 13,11.16; Mt. 9,32; 12,22; 17,14-18). Asi como también se sigue pensando que la enfermedad es un castigo de Dios por los pecados (Jn. 9,2). La biisqueda de la curacién muchas veces se hace en forma magica: "Basta que toque el vestido para quedar curada" (Me. 5,28). Pero lo que cambia sustancialmente con relacién al A.T., es la presencia masiva y constante de los enfermos en la vida y en Ia actividad de Jesis. Parece que, los enfermos, olvidados y marginados hasta aquel momento, son traidos a la luz del dia por la actividad profética de Jesis. Lo que cambia es el lugar que los enfermos ocupan en la actividad de Jestis. Ocupan el mismo lugar que los "huérfanos", las "viudas", los “pobres" y los "extranjeros" ocupaban en la accién de los profetas del A.T. Por eso, junto con los otros marginados, los enfermos estan en el centro de la actividad y de la misin tanto de Jestis -personificacin misma del enfermo: Mt. 25, 36; Mt. 8, 16, 17; Luc. 4, 18; Me. 1, 32-34- como de los apéstoles (Mt. 10, 1.8; Luc. 9,1). 2.6.1-Jesiis ante el enfermo y la enfermedad El dolor, las flaquezas fisicas y morales, inclusive la muerte, no se encuentran fuera de la perspectiva del Evangelio, de la ensefianza y de la conducta de Jestis y de sus apéstoles. En Mt. 4,24 encontramos numerosas curaciones de dolientes de toda clase, pero urge precisar que estas curaciones no se reducen a un profesionalismo médico (caracteristico de nuestra época), ni son prueba de la sabiduria o habilidad humana de Jesus; sino, son la manifestacién de su condicién de enviado de Dios como Salvador de los hombres[28] y signo maravilloso de que Dios ha visitado a su pueblo (Le. 7, 16). "El sacramento de los enfermos es un signo de la presencia y salvacién que Cristo ofrece a los que sufren, como un don del Espiritu, por medio de la comunidad"[29] "El Siervo es la figura del A.T. que mejor explica el sufrimiento, la enfermedad y el dolor (Cf, Is. 53) manifestando su valor redentivo. El sufrimiento no es absurdo, tiene sentido. Porque sufre cargando con los pecados de los demds y por el bien de los demds. Porqué el dolor se convierte asi en oblacién y servicio."[30] Por su lado Davanzo[31], dice que Jesiis no se siente ajeno al dolor, la enfermedad y la muerte, al contrario, siente compasién, y se identifica con los enfermos: "Estuve enfermo y me visitasteis" (Mt. 25,36); y hace suyas las miserias: "El tomé nuestras flaquezas y cargé con nuestras enfermedades" (Mt. 8,17; Is. 53,4). Esta actitud no es movida s6lo por pena y compasién y mucho menos como una limosna divina; sino por compromiso serio (Le. 4, 18) y llamada a la conversién. Cristo no ha venido a nosotros para damos una panacea magica, contra todos los males, ni tampoco por ello la uncién debe ser entendida como una medicina eficaz y eficiente en el mismo nivel de los medicamentos. Jestis cura apelando a la fe del enfermo. Es decir, que Jestis siempre apela a la participacién del propio enfermo a través de la fe. Es ella la que permite transformar la enfermedad en instrumento que libera, reintegra y trae alegria. Asi como la cruz es una sefial de muerte; pero por la resurrecci6n se transform6 en sefial de vida. Para entender la dindmica de su actuar es preciso analizar mas de cerca cémo se da esta relacién entre Jestis - enfermo. La justicia en sentido biblico, y como la ha comprendido perfectamente Jestis, es la que nos dara a entender esta dindmica. La "justicia" - para la Biblia y para Jestis - es aquella "correcta respuesta a una exigencia de relacién". En esta exigencia de relacién el enfermo debe creer que es posible curarse y su participacién es activa, ya que la misma curacién revela la fe de la persona: "Que se haga segiin tu fe" (Mt. 9, 29) O también "Vete en paz, tu fe te ha salvado" (Mt. 5, 34). La falta de fe, en cambio, impide la realizacién de algin milagro (Mc. 6, 5-6). Tomando como ejemplo a Bartimeo, vemos que este ciego pide a Jestis que le sane de su ceguera; y, Jestis dando una respuesta adecuada a una exigencia de relacién, le devuelve la vista; Asi también Jesus pidiendo al ciego que creyera, el ciego se volvié creyente. Por otro lado vemos que la profecia del Siervo suftiente, libre de cualquier interpretacién fatalista, fue claramente realizada en Jess segin nos constata Mt. 12, 15-21. Juan, en la misma linea de Mateo dice también: "Jesiis es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo (In. 1, 29 e Is. 53, 7, 12). No se puede por tiltimo olvidar que: "La raiz iiltima de la actitud de Jestis para con los enfermos esté en el Padre. El Padre, que es invisible, se hace visible exactamente en la curacién de los enfermos, que hace Jestis. Es en la curacién, en el cuidado a los enfermos donde el rostro invisible del Padre llega al propio enfermo. La presencia de Dios se hace conereta para el enfermo en la actitud de Jesiis que lo acoge, lo cuida y lo cura. Aqui esté también la raiz iiltima de todo el trabajo con los enfermos: revelarles el rostro del Padre y descubrirles, en esta relacién de amor, la raiz mayor de su vida humana."[32] 2.6.2-Alusién explicita del rito de Uncién de enfermos 6.2.1-El rito de la Uncién en Me. 6,13; 16,18 En un contexto de misién y de predicacién en orden a la penitencia y de expulsién de demonios, Encontramos en Mc. 6,13, que los Apéstoles ungian a muchos enfermos. No se trata de una mera practica medicinal o curativa, sin relacién con lo religioso. Es mas bien un rito que se relaciona con lo religioso y en concreto con la metanoia o penitencia. "Evan multiples y diversas las actividades que se desarrollaban en las Iglesias Apostélica y que han quedado registradas en los documentos neotestamentarios. Pero, entre ellas se encuentran, de una manera dispersas vestigios mds 0 menos desarrollado, segiin los casos, de las celebraciones cultuales que actualmente se agrupan con el nombre de sacramentos" [33] En un pequefio sondeo bibliogrdfico encontramos a Nicolau[34] citando a M. J. Lagrange, diciéndonos que Marcos es el ‘inico evangelista que menciona unciones de éleo practicadas por los Apéstoles durante la vida misma de Jesiis Los apéstoles actuaban no tanto como médicos cuanto como taumaturgos, inspirados por el Espiritu de Dios, porque obtenian la curacién de muchos enfermos, Por ello "Marcos pone esta accién terapéutica de los Apéstoles en relacién con un envio a misionar hecho por Jesiis (Cf. Me. 6,7; Mt. 10, 1-8; Le. 9,1-2)."/35] Es incomprensible que los apéstoles practiquen este rito de la curacién si no es porque el Maestro les ha dado un mandato "impondrén las manos sobre los enfermos y se pondrdn bien", Mc. 16,18b. El magisterio Eclesiastico ha visto en esta practica de los Apéstoles una insinuacién del rito que después Santiago recomendara y promulgara. 2.6. -El rito de la Uncién en Santiago #565 G \ A EI rito descrito por Santiago en su carta presenta los caracteres de un verdadero sacramento[36]. Nicolau[37] afirma que esta exhortacién a quien va dirigida la carta es a alguien que pertenezca a la comunidad cristiana. Se supone que es cristiano. Es un enfermo que no padece meramente de una debilidad 0 asthenia (significa enfermedad de importancia) y que él mismo haga lamar a los presbiteros en forma voluntaria para someterse a este rito. Los presbiteros de la Iglesia a que hace alusidn la Carta de Santiago, son un grado propio de los colaboradores de los Apéstoles mencionados en diferentes libros del Nuevo Testamento. (Hch. 8,11; 11,29 y ss; 14, 23; 15,2; Tto. 1,5; 1 Tim. 5,17-19; etc.) No se refiere a individuos carismaticos que tuvieran el don de las curaciones, sino de llamar a quienes tienen cargo y misin oficial y jerdrquica en la Iglesia. El término se us6 desde el tiempo de los Apéstoles, para designar al sacerdote consagrado por el obispo como jefe de la comunidad. "Los presbiteros no son cristianos con un carisma de curacién, como existian en las primeras comunidades cristianas (Cf. 1Co. 12,7,28,30) sino miembros de la jerarquia."[38] En los primeros siete siglos del 1 mo, la Uncién de los enfermos no era exclusiva del sacerdote, podia hacerla cualquier bautizado[39], ;Pero quienes eran estos bautizados? Siguiendo la linea de pensamiento de Orteman podemos afirmar que se trataba de un grupo peculiar de miembros de la comunidad: los ancianos. Se podrfa equiparar aqui ancianos con presbiteros por tener una funcién especifica o responsabilidad en la comunidad y remitiéndonos a que estos ejercen la funcién de continuadores del ministerio de Cristo. "Se trata de los "ancianos", que tenia en la comunidad cristiana una funcién colegial de direccién 0 gobierno, en parte similar a la que ejercian "zequenim" en las comunidades judias"[40] Pero es la oracién de fe de los presbiteros no del enfermo, la que designa el rito sacramental basado en la fe. La oracién de los presbiteros es, una suplicacién ante Dios a favor del enfermo,[41] y que constituye la parte esencial de su intervencién. El enfermo recibe de este modo la mejor ayuda que puede prestarle la Iglesia. "El texto de la carta de Santiago sobre la uncién de enfermos es extraordinariamente rico y expresivo por lo que se refiere a indicar que los presbiteros o responsables de la comunidad cristiana tienen una funcién en relacién con los enfermos; la importancia de esta funcién se desprende del hecho de que el enfermo puede esperar de ella la "salvacin", la "recuperacion" y el "perdén de los pecados” [42] Y esta alusién al perdén de los pecados, hecha en la Carta de Santiago, contribuyé a que sobre todo en Oriente, la uncién de los enfermos se vinculara inmediatamente a la institucién de la penitencia. Esto resulta claro en el testimonio més antiguo que cita el pasaje de Santiago en Origenes[43]. Asi, la uncién Ievada a cabo por los presbiteros de la comunidad con la imposicién de mano y el uso del aceite en el nombre del Sefior, hizo que la uncidn con el aceite penetrara "definitivamente" en el sacramento de la penitencia; sin querer con esto descartar que en la practica se deba hablar de un sacramento propiamente dicho. "Paralelamente a esto tanto en Oriente como en Occidente, y en Occidente para siempre, se conservé el sacramento de la uncién de los enfermos conforme al texto de Santiago"[44] Coneluyendo este apartado notamos que la eficacia de la intervencién de los presbiteros no es atribuida a la uncién con éleo en si misma, sino a la oracién de la fe que acompafia o sigue a la uncién. El efecto saludable de la accién de los presbiteros, sin excluir la salud fisica, consiste mas que nada en la fuerza dada por el Sefor para que asuma espiritualmente. el sufrimiento, La finalidad fundamental de este sacramento es la salvacién offecida por Cristo, que no es meramente "espiritual". Dios ofrece la salvacién a la persona en su realidad humana concreta, considerando todas las exigencias que experimenta y las dificultades que sufre. Este fin primario es comin a todos los sacramentos. CAPITULO 3 3-FUNDAMENTO HISTORICO-DOGMATICO DE LA UNCION DE LOS ENFERMOS 3.1-La enfermedad y la salud segiin el magisterio eclesi: A modo de proemio en este apartado no es dificil adivinar que también el Magisterio Eclesial de todos los tiempos tuvo que afrontarse con la realidad humana de la enfermedad, Pero este afrontamiento no se dio por una simple solidaridad eclesial hacia el enfermo, sino que echa sus profundas raices en la actitud misma de Jesiis ante los enfermos y es la primigenia fuente de inspiracién de toda la reflexién teolégica y accién pastoral de la Iglesia a lo largo de los siglos. Es menester informar que la Iglesia primitiva (en época de la persecucién) no podria realizar una publica atencién sanitaria y mucho menos una institucién hospitalaria, por encontrarse en situacién de ilegalidad. "Sus intereses y preocupaciones eran muy diversos del nuestro. Afirmar primero su identidad y la fidelidad al compromiso con Cristo, hasta el martirio, eran los dos polos de su dinamismo"[45] Por esto se colige que la atencién se realizaba de modo particular y sin facetas de mucha publicacién. Sélo a partir del siglo III, con la presencia de San Lorenzo, archidiécono de la Iglesia de Roma, aparece un hospital con asistencia a los enfermos de la comunidad. "Se da una fundamental unidad de ritos caracterizada por la simplicidad y sobriedad de los mismos, al mismo tiempo que se concede en los formularios una gran libertad a la improvisacién y espontaneidad del celebrante. Sin embargo, se inicia una primera tendencia a la unidad de ritos y de formulas"[46] Una antigua expresién de la patristica afirmaba: "Nonam qua Eclesia sin episcopo" y por ello el Obispo era el primer responsable de la atencién de los pobres 'y enfermos en cada comunidad. Empero, éste no se encontraba sélo en tal servicio, sino que poseia la ayuda constante de los didconos, que mds adelante serdn reemplazados por las virgenes cristianas. "Santificado por la bendicién del Obispo durante la Eucaristia, el dleo recibe el poder de producir los efectos esperados de la curacién. Es utilizado bien como bebida, bien en forma de aplicaciones externas. Los efectos que se esperan de él son de orden corporal: sanitatem et confortationem"[47] Sin embargo, no debe pensarse que todas las responsabilidades que atafie el cuidado de los enfermos recafan slo y exclusivamente en el obispo y sus colaboradores cercanos, sino que el cuidado de los enfermos era plenamente entendido como una "misién" de toda la comunidad y todas las comunidades. Todos los cristianos debian de _responsabilizarse personalmente de los pobres y enfermos. Todo esto no nos debe llevar a pensar que en los primeros tiempos de la Iglesia ya se procedia a la celebracién de la uncién de enfermos. La bendicién y consagracién de éleo era la practica mas difundida. Pero no asi la uncién propiamente dicha debido a que el texto de Santiago que hemos tomado anteriormente poseia escasa influencia por carecer atin de canonicidad. Pueden enumerarse algunos motivos por los cuales la uncién de enfermos posefa escasos testimonios en la Iglesia primitiva. Primeramente debe tenerse en cuenta que los Santos Padres no exponian la doctrina de manera sistematica como actualmente la exponemos; sdlo lo hacian en predicaciones ocasionales. Otro motivo se debe a que la uncién de enfermos era considerado sélo como un rito completivo de la penitencia. Pero sin confundirlo. Tampoco en la didaché, en La Traditio apostélica de Hipélito de Roma, en San Atanasio, en San Juan Criséstomo, en San Cirilo, por citar algunos, encontramos una clara definicién de si ese rito practicado es propiamente un sacramento de la uncién de los enfermos o es meramente un sacramental. Decia Nicolau[48], asi mismo notamos la ausencia de comentarios exegéticos y pastorales respecto al texto de Santiago. Sélo a partir del siglo V en la Iglesia griega encontramos, con Victor de Antioquia, "escritor oscuro", algunos comentarios a los evangelios de Mt y Me. Victor inspirandose en la praxis de ungir de los Apéstoles, segiin Mc 6, 13 y relacionandola con el consejo de Santiago, reconoce ya asi al sacramento de la Uncién de los enfermos con materia y forma. En cambio, en la Iglesia de Oriente encontramos a San Ireneo quien parece aludir someramente en su obra Hadversus haereses al sacramento de la uncién de los enfermos. Ademds, conoce la imposicién de manos como medio de curacién[49]. Otro autor significative que Nicolau menciona es Origenes en el que consta abiertamente la existencia y uso del rito de uncién para los enfermos. Notamos cémo Origenes recomienda la imposicién de las manos en lugar de "oren sobre él" (sobre el enfermo); es decir, que los presbiteros le impongan las manos. "No sera rara esa manera de nombrar la uncién de los enfermos como una imposicién de manos sobre los enfermos" [50]. 3.1.1-Pastoral de la salud en la Patristica Sabiendo que el dleo fue utilizado en diversas facetas de la vida cotidiana en pueblos precristianos y paganos, se hace imperioso mencionar cémo la Iglesia fue relacionando el dleo con la gracia de Jesucristo y su correspondiente vinculo con el tema de la salud. 3.1.1.1-En la Iglesia de Occidente La uncién de reyes, sacerdotes y profetas, como también la salud en la tradicién eclesial, sdlo era posible a través de la bendicién del dleo que fue primeramente formulada por la Tradicién Apostélica de Hipélito de Roma. ‘Asi también, y por citar algunos bendicionales, entre otros podemos destacar el rito ambrosiano e hispano-mozarabe. Una formula bendicional que ha Ilegado en parte hasta nuestros dias, reza de la siguiente manera: "Envia (Emitte), Sefior, desde el cielo tu Espiritu Santo Pardclito sobre esta jugocidad de aceite, que para vigorizar el cuerpo te has dignado producir del verde drbol, a fin de que, enriquecido con tu bendicién, se convierta para todo el que se unja con él, lo guste o lo toque, en proteccién del cuerpo, de la mente y del espiritu; (este aceite con el que ungiste a sacerdotes, reyes, profetas y mdrtires, sea, Seftor, uncién tuya perfecta, bendecida por ti a favor nuestro permanente en nuestras entrafias, en nombre de nuestro Seftor Jesucristo."{51] 3.1.1,2-En la Iglesia de Oriente: Serapién, obispo de Thmuis, insiste en los efectos de la salud somético- pneumatico por la que se trata de conseguir "Ia salud perfecta": "Te invocamos a ti, que tienes todo poder y fuerza, Salvador de todos los hombres, Padre de nuestro Seftor y Salvador Jesucristo, y te rogamos que envies la fuerza sanante desde los cielos del Unigénito sobre este aceite, para que aquellos que son ungidos con estas tus criaturas 0 que participan de ellas les sirva para expulsar toda debilidad y toda enfermedad, para remedio contra todo demonio, para echar todo espiritu inmundo, para apartar todo espiritu malo, para extirpar toda fiebre y frio y toda debilidad, para gracia buena y remision de los pecados, para remedio de vida y salud, para salud e integridad del alma, cuerpo y espiritu en orden a conseguir una salud perfecta"[S2] Sin la intencién de una exposicién exhaustiva acerca de uncién en la Iglesia, tanto de Oriente como de Occidente, notamos primeramente que no existia una distincién en el uso entre el dleo de los enfermos y el 6leo usado para la crismacién, Asi también la Iglesia latina reserva esta bendicién sélo al obispo. Sin embargo en las iglesias orientales, es el presbitero quien bendice el éleo y unge al enfermo. Es importante destacar que el rito de la uncién de los enfermos tiene dos pilares: la oracién litargica a favor del enfermo (forma) y el uso del dleo bendecido 0 consagrado (materia). Por eso puede decirse que ambas tradiciones no son contrapuestas, sino que se complementan y es menester nuestro destacar su importancia: "la virtud de la uncién esta en el dleo bendecido por la Iglesia".[53] 3.1.2-El sacramento de la uncidn, propuesto claramente como tal Son varios los testimonios que aceptaban y practicaban como ito sacramental la uncién de los enfermos. "El primer testimonio que menciona que menciona en forma clara y explicita con respecto al sacramento de la uncién para los fieles que estén enfermos, con aceite consagrado por un obispo, fue el Papa Inocencio I. Es en respuesta a un Decencio, obispo eugubino, alrededor del aiio 416[54]. La respuesta-instruccién fue admitida en diversas colecciones canénicas demostrando con ello que su uso era extendido por toda la Iglesia romana, galicana, hispana y africana. 3.2-La uncién de los enfermos segin el Concilio de Trento En este apartado no por haber dedicado poca atencién al tema que nos tafe, el Concilio de Trento dio poca importancia al sacramento. Es evidente que el centro de interés de este concilio no estaba puesto especificamente con respecto al sacramento de la uncién de los enfermos. Inclusive comparando con el sacramento de la penitencia. Pero gracias al concilio de Trento se afirma su reiterabilidad, su institucién por Cristo, y por sobre todo a més de ser "insinuado por Marcos y promulgado por el Apéstol Santiago" nos oftece el efecto, es decir, la gracia del Espiritu Santo. El tedlogo italiano del $. XII, Pedro de Lombardo incluyé el rito entre los siete sacramento; Esta lista fue declarada oficial por el concilio de Trento (1545-1563)[55] "Trento se ocupé ya de la uncién en la sesién VII, marzo de 1547, al tratar de los sacramentos "in genere" e incluir la uncién en el septenario"[56]. Pero es en la sesién 14 de 1551, cuando se traté la uncién de los enfermos conjuntamente con la penitencia, entendiéndola como: "consumativum poenitenciae et totius vitae christianae", consumacién de la penitencia. (D 907 - DS 1694 - NR 696). Uncién y reconciliacién ad morten acabaran por ser asimiladas, la uncién pasar a ser sustitutivo de la penitencia o acabara siendo un elemento consumativo de ella. Pareciera ser que Trento subyugaba el sacramento de la uncién al de la penitencia, "aun cuando sea un sacramento auténomo, "verdadero" y propio, instituido por Cristo” (D 908, 926 - DS 1695; 1716; NR 697, 700). Referente a los puntos mencionados Bravo[57] dice, frente a la interpretacidn reformista del siglo XVI que negaba la sacramentalidad de la uncién de enfermos, excuséndose en la falta de institucién expresa por parte de Cristo en la Sagrada Escritura e incluso negando Ia canonicidad del texto de Santiago; el Concilio de Trento, siguiendo la Tradicién de la Iglesia en la interpretacién del texto de Santiago, viene a definir expresamente la sacramentalidad de la uncién de enfermos en contra de la opinién reformista. La problematica giraba en tomo a la afirmacién de Lutero, ya que ponia en duda la autenticidad de Ia carta de Santiago[58] fundamentandose en que dicho texto fue s6lo una carta incorporada tardfamente al canon biblico. "Trento afirma solemnemente que la extrema uncién es un sacramento instituido por Cristo, insinuado por Marcos y promulgado por el Apéstol Santiago, y sefiala el efecto o res del sacramento: una gracia del Espiritu Santo, con que el enfermo se purifica de sus pecados, aumenta su confianza en la misericordia divina, puede obtener la salud corporal si conviene a su salvacién encuentra fuerza para llevar la carga de su enfermedad y resiste las tentaciones del enemigo."[59] De esto se colige las caracteristicas del Concilio de Trento[60] 1-Evita los extremos medievales. 2-Prescinde de opiniones 3-Se muestra més abierto y positive tanto en expresiones como en contenido, La inspiracién que ha dejado el Concilio de Trento a los tedlogos latinos Mega hasta nuestros dias, en donde las discusiones, a partir de alli hasta la segunda guerra mundial, se centraron mas bien en aspectos superfluos. Como fueron: Validez del sacramento, nimero de unciones, validez de la uncién administrada por un didcono, edad para recibir y reiterabilidad. 3.3-La uncidn de enfermos en el Concilio Vaticano IT Al sacramento de la uncién de los enfermos siempre le ha tocado el papel de "cenicienta", "pariente pobre" o "furgén de cola" por ocupar el tiltimo lugar en los tratados de sacramentos y lastimosamente ubicada en una subcategoria en la practica pastoral de la Iglesia, tanto a lo que se refiere a su importancia objetiva como al caracter celebrativo. Hasta tiempos bien recientes (1955), el nombre més usual era el de extremauncién, dando a entender con ello que se trataba de un sacramento para los que iban a morir. A partir de la reforma carolingia del s. IX la uncién de los enfermos se destiné para el enfermo en peligro de muerte. "El nombre de extremauncién procede de esta época"[61]. "Esta situacién se generaliza a partir del s. XI. La espiritualizacién y penitencializacién del sacramento, unidas a la preocupacién medieval por el "ars bene moriendi", explican el extremo. El sujeto pasa a ser de simple enfermo, a enfermo grave, ya moribundo". [62] A lo largo de la historia, hasta antes del Concilio Vaticano II, también se ha visto al sacramento de la uncién de los enfermos como una sombra opacada del sacramento de la penitencia ya que no es infrecuente que el tratado de Ia uncién de los enfermos vaya unido al del sacramento de la penitencia y el vidtico de enfermo.[63] Se Ileg6 incluso a la "penitencializacién del sacramento de la uncién". Cuando se inicié el Concilio Vaticano II la praxis pastoral seguia como en los siglos precedentes. Los tedlogos, principalmente la escuela alemana, consideraban atin al sacramento de uncién de enfermos como “ultimo sacramento"; como “exeuntium" (de los que salen de este mundo); como sacramento del final de vida. Dicho sacramento era administrado a personas que a veces no estaban en condiciones de pedirlo o de rechazarlo (moribundos). Esto explica el por qué de la practica pastoral en situaciones a veces de extrema gravedad de las que sélo milagrosamente, "magicamente", puede esperarse la curacién corporal. No es de negarse por ello que el pueblo cristiano acabé dandose practicamente una identificacién entre este sacramento y la muerte; y que naturalmente eso trajo consigo una resistencia y poca simpatia de la feligresia en general tratando de retrasar lo més posiblemente su recepcién. "Ya Simon de Tesalénica (4€ 1430) reprochaba a la Iglesia Occidental el haber hecho del sacramento de los enfermos un "sacramento de muerte", {falseando su sentido" [64] En la generalidad de los casos se hacia Ilamar a los sacerdotes cuando el enfermo estaba inconciente e incluso cuando ya acababa de morir.[65] Sobre la uncién de los enfermos ha hablado el Vaticano TI en la Constitucién de sagrada liturgia (n.73-75) y en la Lumen Gentium (n. 11),[66] Por ello el Vaticano II “exigié" llamarlo expresamente la Uncién de los enfermos y no extrema uncién (SC 74). Esta postura ya tenia sus claros precendentes en el Concilio de Florencia (DS 1324s.) y, sobre todo, en el Concilio de Trento (DS 1696) aunque quedé un poco oscurecida en la practica eclesial. "La dimensién antropolégica de la Uncién lleva a situar el sacramento en un contexto de acompafiamiento, apoyo y alivio del enfermo considerado en su totalidad. También esta perspectiva ayudard a superar la mentalidad de quienes ven en la Uncién "el anuncio de una muerte ya cercana" en lugar de un remedio, a veces incluso sanitario, para los dolores del enfermo."[67] EI Concilio Vaticano I trajo consigo una profunda renovacién litirgica y devolvié el sentido real al sacramento de la uncién de enfermos. Citamos: el cardcter social, y eclesial, "aunque realizado frecuentemente en domicilio particular y con asistencia de muy pocos fieles, no deja de participar del cardcter eclesial y social de todos los sacramentos", Amén de la finalidad didactica y psicolégica. EI Coneilio Vaticano II intenté recuperar todas las dimensiones de la Uneién de los enfermos. "En él, el sacramento de la uncién recibié un nuevo acento en cuanto se ha resaltado alli tanto la dimensién eclesiolégica como la realizacién personal de ese sacramento"[68]. Por eso declaré: "Por la sagrada Uncién de los enfermos y por la oracién de los presbiteros, toda la Iglesia recomienda los enfermos al Sefior, que padecié y fue glorificado, para que los salve y reanime (Cf. St. 5, 14-16) y ante todo los exhorta a unirse de coraz6n a la pasién y muerte de Cristo (Cf. Rm. 8, 17; Col. 1, 24; 2 Tm. 2, 11-12; IPe. 4, 13) para el bien del Pueblo de Dios" (S.C. N° 73). Por ello mismo, el Concilio ordené que "se adapte a las circunstancias el numero de las unciones, y que se revisen las oraciones que integran el rito de la Uncién de los enfermos, de tal modo que correspondan a las condiciones distintas de los enfermos que reciben el sacramento" (id. N° 74). Es menester resaltar que hasta antes del Concilio Vaticano II se destacaba tnicamente uno de los efectos de la Uncién de los enfermos: su aspecto penitencial. La nueva forma que vino a posteriori del Vaticano II tiene su inspiracién en las palabras de la Carta de Santiago y en el Concilio de Trento, y es mucho més rica en su significado. Consiste en las siguientes palabras, conforme a la traduccién oficialmente aprobada: "Por esta santa Uncién y por su infinita misericordia, te auxilie el Seftor con la gracia del Espiritu Santo (R/Amén)". "Para que, libre ya de tus pecados, le salve por su bondad y alivie tus sufrimientos, (R/Amén)". Este texto pone de relieve que la gracia conferida por el sacramento de la Uncién de los enfermos es obra del Espiritu Santo y que la santa Uncién constituye un remedio tanto para el alma como para el cuerpo. En la medida de Io posible, la primera parte debe recitarse mientras se hace la Uncién en la frente, y la segunda, mientras se ungen las manos. Acogiendo las aspiraciones del Concilio, 1a Constitucién apostélica de Pablo VI, "Sacram unctionem infirmorum", del 30 de noviembre de 1972 (AAS 65, 1973, pp. 5-9). definié los puntos fundamentales de la reforma del rito. Fruto de dicha reforma es el nuevo "Rito de la Uncién de los enfermos y su asistencia pastoral", promulgado por decreto de la Sagrada Congregacién para el Culto Divino, del 7 de diciembre de 1972. Asi también la doctrina cristiana acerca del suftimiento y la enfermedad aparece ampliamente expuesta en la Exhortacién apostélica de Juan Pablo Il, "Salvifici doloris", del 11 de febrero de 1984, como fruto y resultado de esta renovacién eclesial. Finalmente, el nuevo Cédigo de Derecho Canénico declara que, por la Uncién de los enfermos, "la Iglesia encomienda a los fieles gravemente enfermos al Sefior doliente y glorificado, para que los alivie y salve" (can. 998). De lo hasta ahora expuesto, se deducen las tres finalidades del sacramento de la Uncién de los enfermos: a) Que el paciente, uniéndose libremente a la Pasién de Cristo, participe también de su Resurreccién, contribuyendo de esta manera al bien de todo el Pueblo de Dios; b) Que sea salvado de sus pecados y reciba la fuerza del Espiritu Santo para luchar contra las tentaciones -en especial la del desdnimo- que en la enfermedad, a causa del debilitamiento de las fuerzas humanas, puede presentarse con mayor violencia; ©) Que, al recuperar la salud corporal, pueda reincorporarse a sus tareas normales y a la convivencia en la comunién eclesial. 3.4-El ministro del sacramento de la Uncién de los enfermos. La Uncién s6lo es valida cuando es llevada a cabo por el sacerdote y sélo él, como lo expresa claramente el Cédigo de Derecho Canénico, (C.D.C. 1003 § 1): "Todo sacerdote, y sdlo él, administra validamente la uncién de los enfermos". No se debe olvidar que "sacerdote" en el derecho canénico, significa tanto el presbitero como el obispo. Sin embargo en los diversos sacerdotes, constituye un deber y un derecho especiales de administrar este sacramento de quienes tienen cura pastoral ordinaria de los fieles enfermos, como son los parrocos, los capellanes de casas religiosas, de institutos laicales 0 de otras instituciones piadosas, los superiores de los institutos religiosos clericales, etc. Los demas sacerdotes confieren siempre validamente la Uncién de los enfermos y también licitamente actian cuando "por una causa razonable administran este sacramento, con el consentimiento al menos presunto del sacerdote al que antes se hace referencia" (can. 1003, § 2). No obstante, dada la responsabilidad particular que incumbe a quienes tienen cura ordinaria de almas, los demas sacerdotes que, de acuerdo con lo que ha sido indicado, vayan a administrar la Uncién de los enfermos, deben enterarlos del hecho. Cuando varios sacerdotes estén presentes en la celebracién, pueden distribuirse entre si las diversas partes del rito (liturgia de la palabra, invocaciones, etc.). Pero, en conformidad con lo expuesto cuando nos referimos a los sacramentos en general, es necesario que aquel que realiza la uncién sea el mismo que pronuncia la formula[69]. "La administracién de la uncién de los enfermos por un laico o Ia autouncién no puede ser sacramento, sino sélo sacramental" (cf. D 910, 929 - DS 1697, 1719){70] 3.5-El simbolo y su significado Para el desarrollo de este tépico seguimos el espiritu del texto del Instituto Internacional de Teologia a Distancia[71]. En una apretada is encontramos que: El Antiguo Testamento nos testifica el uso del aceite como balsamo para las heridas. Isaias dice: «Desde la planta de los pies hasta la cabeza, no hay en él nada sano. Heridas, hinchazones, llagas pitridas, ni curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite» (Is. 1, 6). El aceite significa en este caso alivio a la enfermedad. También el Nuevo Testamento nos habla de este uso del aceite. En la parabola del buen samaritano, éste «vendé sus heridas, echando en ellas aceite y vino» (Le. 10, 34). Los apéstoles «ungian con aceite a muchos enfermos y los curaban» (Me. 6, 13). La uncién de los enfermos quiere expresar, por parte de quien la recibe, que su fe est viva hasta el punto de entender Ja circunstancia dolorosa de Ia enfermedad o de la muerte como algo que no contradice al amor de Dios por sus hijos. El ungido manifiesta que Dios tiene el sentido del dolor humano y que su fe en Jesis es capaz de soportar esta purificacién con los mismos sentimientos que el maestro lo hizo: "Padre, si es posible, pase de mi este céliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Le. 22, 42). Por otra parte, la uncién es un acto de la comunidad cristiana que quiere prolongar los gestos de Jesiis solidario con los enfermos, con la finalidad de garantizarles el amor liberador de Dios y la solidaridad de la comunidad cristiana en esta circunstancia dolorosa. Se trata de reanimar la fe, aliviar el dolor en la medida de lo posible y alegrar al enfermo con una compaiiia carifiosa, A través de todo ello, Dios acttia, recibe y apoya esta fe. También en este caso el aceite simboliza el Espiritu de Jesis necesario para enfrentarse a un acontecimiento concreto: la enfermedad o la muerte. Para la recepcién valida de la Uncién de los enfermos, se requiere que el sujeto sea bautizado, haya Iegado al uso de razén, tenga la debida intencién "comience a estar en peligro por enfermedad o vejez" (Cf. C.D.C. 1004, § 1). Expliquemos cada uno de estos requisitos: Persona bautizada. Todos los sacramentos suponen ya en el sujeto la insercién en Cristo, la cual serd fortalecida o restaurada por la accién sacramental. Los sacramentos son, en efecto, medios para alimentar esta vida que fluye de Cristo-Cabeza hacia sus miembros. Para la licitud de la Uncién se exige, como norma general, que el fiel que va a ser ungido, sea miembro de la Iglesia catélica, Sin embargo, en los tratados de los sacramentos en general, hay casos en los cuales (urgencias) es licito administrar este sacramento a cristianos pertenecientes a otra Iglesia o comunidad eclesial. Persona que haya Ilegado al uso de razén. La tradicién de la Iglesia reconocié siempre, en la Uncién de los enfermos, un cierto cardcter penitencial, hasta el punto de que el perdén de los pecados fue resaltado como el efecto mas propio e inmediato de este sacramento. Actualmente, conforme hemos dicho, se destaca més el efecto de lograr que el enfermo, confortado por la virtud del Espiritu Santo, se asocie libremente a la Pasi6n de Cristo; en esta forma, recibe también una ayuda especial para resistir las tentaciones del demonio, en un momento en el que la naturaleza experimenta un debilitamiento. Ahora bien, las personas que no han Hegado al uso de raz6n, no son capaces ni del arrepentimiento propio de un acto penitencial, ni del ofrecimiento consciente de sus dolores o de su vida, y ni siquiera de ser tentadas para-cometer pecados. Por esto, la Iglesia no les administra el sacramento de la Uncién de los enfermos. Este sacramento puede constituir igualmente un alivio para el cuerpo. Por ello mismo, creemos que la disciplina actual de la Iglesia puede modificarse, en el sentido de poder también administrar la Uncién de los enfermos a los nifios que no han Ilegado atin al uso de la raz6n. Sin embargo, esto en el momento actual es apenas un deseo, pues la actual legislacién es suficientemente clara, como acabamos de exponerlo. En relacién con los dementes, es evidente que, si nunca han Ilegado al uso de raz6n, se equiparan completamente a los nifios. Pero si alguna vez fueron capaces de raciocinar y querer libremente, deben ser ungidos, al menos condicionalmente. En caso de duda, administrese el sacramento (Cf. C.D.C. 1005). Persona que tenga la intencién debida. Como sucede con todos los sacramentos que han de ser recibidos por quienes son capaces de un acto propio de voluntad, también la Uncién de los enfermos exige, al menos, la intencién habitual implicita. Esta intencién se halla, normalmente, implicada en el deseo de vivir cristianamente, 0 en el hecho de pedir asistencia espiritual, en el momento de la muerte. Sin embargo, es evidente que el rechazo formal de los auxilios de la Iglesia excluye la intencién minima necesaria. Cuando el enfermo ha perdido el conocimiento y se abrigan dudas positivas acerca de su intencién, a causa de algunos hechos objetivos, la Uncién debe administrarse condicionalmente, pero no debe ser omitida (Cf.C.D.C. 1005,1006). Persona que comience a encontrarse en peligro de muerte por enfermedad o vejez. El sacramento de la Uncién de los enfermos no es primordialmente, un sacramento de moribundos. Para auxiliar a quienes se preparan a emprender el viaje supremo, la Iglesia posee otro sacramento: 1a Eucaristia administrada como viatico, prenda de la resurreccién (Cf. Jn. 6, 54). El C.D.C. 1104, § 1, ateniéndose a lo dicho por la Constitucién conciliar "Sacrosanctum concilium", al hablar de comenzar a estat en peligro (de muerte). No se trata, por tanto, del llamado “articulus mortis", es decir, de los instantes que preceden inmediatamente a la muerte, sino de cualquier estado de salud que demande cuidados, poniendo en riesgo la vida, por mas que tal riesgo pueda preverse como algo lejano. La constitucién apostélica de Pablo VI "Sacram unctione infirmorum", del 30 de noviembre de 1972 y el nuevo "Rito de la Uncién de los Enfermos" emplean una formula un poco distinta, ya que hablan sencillamente de los "periculose aegrotantes", formula, por lo demas, procedente del ritual de 1614. "En la duda sobre si... sufre una enfermedad grave... administresele este sacramento " (Cf. C.D.C. 1005). Por otra parte, el diagnéstico del médico ofrece el mas seguro indicio acerca de la gravedad o no de la enfermedad, o del debilitamiento de las fuerzas por razén de la vejez. La Uncién de los enfermos puede conferirse antes de una intervencién quirirgica necesaria, que implica riesgo de vida, aunque el estado pre-operatorio no inspire cuidados. Leer més: http://www.monografias.com/trabajos64/pastoral-salud/pastoral- salud2.shtml#ixzz2wLOXJpCk

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