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Muñecos Budu
Muñecos Budu
Navegando por Internet, a menudo me encuentro con fotos de supuestos muñecos vudú que más bien parecen
simples muñecas de trapo o alfileteros. A mi me causan risa, pero supongo que mucha gente que no conoce el
verdadero vudú, palo monte y la brujería afroamericana, en general, resultan engañadas con estas imágenes
y contratan los servicios de falsos brujos y estafadores que se aprovechan del desconocimiento que existe
sobre estas prácticas mágicas. Por eso quiero dedicar este post a comentar un poco el tema, para que los
menos entendidos puedan aprender a diferenciar lo verdadero de lo falso y así evitar que sean estafados por
personas sin escrúpulos.
Lo primero que debo decir es que el uso de muñecos o fetiches para amarrar, dañar o controlar a personas a
distancia, no es algo exclusivo del Vudú, sino que aparece en todas las formas de brujería afroamericanas y
en muchas de las formas de chamanismo y magia, tanto occidentales, como asiáticas y de otras culturas.
Está comprobado que en Mesopotamia y en la antigua Grecia, Roma y Egipto, ya se utilizaban diferentes
métodos de magia negra, entre ellos el uso de figuras de arcilla a las que clavaban agujas de metal para
dañar desde lejos.
Nkuyo africano de la
cultura bantú.
De África nos viene, a los cubanos, dominicanos, puertorriqueños, venezolanos y brasileros, principalmente,
la costumbre de crear figuras tridimensionales antropomórficas para diversos usos de índole espiritual, entre
ellos el de actuar sobre una persona precisa a distancia. Pero no debemos confundir esos fetiches con los
Nkuyos, Chicherekús y Kini Kinis de la cultura bantú y yoruba africana y del Palo Monte, la Santería, el
candomblé y la Kimbanda americanos. Estas figuras representan a deidades, fuerzas y espíritus, no a
individuos vivos y suelen ser de mayor tamaño y estar realizados en madera, para que perduren y no en tela o
materiales frágiles como los fetiches del Vudú, cuyo uso y función son solo temporales.
Básicamente, el Vudú es el resultado del sincretismo que se produjo en Haití entre la magia yoruba( Ocha o
santería ), la magia bantú o conga( palo monte ) y la magia clásica europea. El resultado es muy parecido a la
Kimbanda de Brasil y al Palo Monte Kimbiza de Cuba, el cual aúna elementos del palo monte, la santería, el
espiritismo y la magia occidental. De hecho la regla Kimbiza cubana tiene cierta influencia haitiana en sus
orígenes. Lo se, no solo porque he investigado sobre el tema, sino porque lo he visto con mis propios ojos en
Cuba. En la década de los años 40 del pasado siglo, muchos haitianos emigraron a Cuba huyendo de la
situación política de su país y se asentaron en algunas zonas de la parte oriental de la isla. Todavía hoy en día
se pueden encontrar familias de descendientes de haitianos en Cuba, que practican el Vudú tal y como se
hacía en Haití a mediados del siglo XX.
Tanto en el Vudú, como en el Palo Monte Kimbiza, el uso de muñecos o fetiches para "trabajar" a personas
específicas a distancia, se basa en los principios mágicos universales que plantean que "la parte es igual al
todo" y que "la imagen de una persona es parte de la persona". Es decir, que, al igual que podemos usar el
nombre, cabellos, uñas, prendas sudadas, etc, también podemos aprovechar la imagen de una persona para
actuar mágicamente sobre esta. Y si mezclamos el nombre y/o uñas, cabellos, sangre o prendas sudadas con
la imagen de la persona, el efecto y precisión de la magia es aún mayor.
Fetiche de Vudú de New Orleans. El
Vudú haitiano emigro a Estados Unidos
a principios del siglo XIX y hechó
raíces en New Orleans.
La fabricación de estos fetiches consiste en rellenar un muñeco de trapo, plástico u otro material, con el
nombre de la persona( y si tenemos pelos, uñas, prendas, etc, también las metemos dentro ) y pequeños
trozos de palos, yerbas, fragmentos de animales o huesos humanos, tierras, semillas y otras sustancias
correspondientes a los mpungus, espíritus y demás fuerzas implicados en dicho "trabajo", según sea la
naturaleza de este( amarre, daño, control ).
Obra de Palo Monte para causar
la muerte de una mujer.
Dentro del ataúd va colocado
un fetiche con forma humana.
Los alfileres se usan para representar la acción deseada sobre determinadas zonas simbólicas del cuerpo del
muñeco. Es decir, que no solo se usan los alfileres para representar el daño; también pueden significar amor,
deseo, atracción, control mental, etc. Para ello, los kimbiza ensartamos cuentas de colores en los alfileres,
correspondientes a los mpungus y fuerzas que se ocupan del trabajo, según el carácter del mismo. Los colores
de Chola Wengue( Oshún ) suelen usarse para amarrar a un hombre; los de Siete Rayos( Shangó ) para amarrar
a una mujer o castigar a un enemigo; los de Kobayende( Babalú Ayé, San Lázaro ) se emplean para enfermar o
curar; los de Tiembla Tierra( Obbatalá ) para enloquecer, tranquilizar o dominar mentalmente; los de
Zarabanda( Oggún o Los Guerreros ) para castigar o matar; los de Centella Ndoki( Oyá ) para enloquecer,
enfermar, dañar o matar, etc. Como habrán podido apreciar, no solo se usan los muñecos en la magia para
amarrar o dañar, también pueden usarse para sanar, aunque no es lo más habitual.
Claro que estos procedimientos de montaje y consagración varían según el tipo y rama de brujería que se
emplee para realizar un fetiche. Los fetiches del vudú no son iguales a los del palo monte y dentro del palo
monte hay variaciones significativas en dependencia de la rama( Mayombe, Briyumba, Kimbiza, etc ), de la
casa( templo, familia ) y del brujo en específico que lo lleve a cabo. Pero en cualquier caso, el montaje de un
fetiche es un proceso complejo, que solo puede realizar con éxito un verdadero iniciado con experiencia y
cuyo resultado o apariencia dista mucho de un simple muñeco de trapo o de un alfiletero con forma humana,
como cree la mayoría de la gente. Espero que esta explicación sirva a los lectores a conocer un poco más este
apasionante tema y les ayude a diferenciar entre muñecos-estafa y los verdaderos fetiches de brujería.