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Madre India

Me lo escupió como ofensa, Para todos sí, lo admito;


y a mí, me supo a alabanza… pero no para el canalla de tu padre
Tu madre… ¿mi madre qué? que mil veces quiso de niña estrujarla
Se me tensaron las venas y poseerla cuando ya era ¡mujer casada!
como cuerdas de guitarra, Para el no, lo juro,
como cuando alguien mete la mano lo juro por tata Dios
así nomás, sin saber tocar. y Santa María del Iquique
Y tiemblan, vibran, suenan a muerte, mi virgen de la montaña.
-luego se calman- que si ella fue copo de nieve,
pero en su impulso íntimo mi madre; no le pidió nada.
late un eco de venganza. Sobre la piel su cuerpo,
Así se me templaron las venas no hay más huella
al eco de sus palabras. que las de los golpes,
que mi padre borracho
Tu madre… ¿mi madre qué? le propinaba.
tu madre era india…
India sí, pero de pura raza, Mi tata, hay! mi tata..
todo el mundo puede verlo Borracho y todo lo quise,
lo lleva escrito a claras con pasión emocionada.
sobre la tersa vitela del óvalo de su cara,
con caracteres incaicos Porque la borrachera de mi padre
sobre un fondo de oro y plata. más grande y más amarga,
no era de alcohol,
Un collar de baratijas, del que llora en el trapiche la caña.
le cuelga en su pecho y canta, Sino del zumo ensangrentado
como un nido de gorriones de un refino de mil lágrimas.
que al respirar se le espantan Borracho, para olvidar.
Dos arracadas le cuelgan Borracho de ira y de rabia.
de sus orejas con gracia; Borracho y así … borracho
como si fuesen marcando sin saberlo la ultrajaba.
poquito a poco las ansias Mamá, Mamá,
de que un día mejor que nunca como un relicario beso las huellas
llegue a despuntar el alba. que hay en tu cara,
porque son como cien años
Para rematar, que compasión te hizo mi tata.
dos trenzas le cubren pecho y espalda; con la viril iracundia
como si los Dioses Indios, de su hombría pisoteada,
hubiesen firmado el acta. sobre el trapiche cruento
de una injusticia nefasta.
India mi madre, ¡Muy india! Y no llores Mamá,
y larguísimas son sus faldas; que ya nadie de Dios ha de matarte el alma
que sólo el viento te defenderé,
o la mano de mi padre aunque sea con esta guádua,
las levantan. que aspira a ser andamio.

Tu madre… ¿mi madre qué?


sirvió de india en mi casa
y era para todos
como una bestia de carga.
EL REGALO
ABRAHAM RIVERA SANDOVAL

Muy bien jovencito, bienvenido a clases No sé qué demonios estas escondiendo


por fin encontraste el camino a la escuela. no sé qué cosa
Con tu hipocresía ahora vas llegando, en la mano aprietas,
abriendo la boca ¡bribón! ¡sinvergüenza! ¡Qué! ¿Quieres golpearme?
¡Qué gusto de verte, hacía mucho tiempo ¿O es que te has robado alguna cosilla
que aquella butaca que está a la derecha, de la casa ajena?
ha estado vacía esperando ansiosa que tu ¡Presta las manos! Enséñalas pronto,
vinieras. dime lo que escondes con tanta insistencia
En la lista diaria ya te di de baja hoy voy a golpearte por ser indeseable
y estoy seguro que el año no apruebas no vaya a ser que luego me arrepienta.
tienes reprobadas todas las asignaturas, Maestro, maestro, pido mil perdones
sólo ceros tienen tu tarjeta. si usted es maestro no debe ser malo
¿Acaso algún premio de la lotería te tocó y debe tenerme tantita paciencia.
y por eso faltas a Usted es bueno, todo el mundo lo dice,
la escuela? que se carga un alma muy noble
pues mira tarugo te juro y me encargo y muy buena, y como es humano
que vas para afuera. va a considerar a fondo mi gran tristeza.
¿Dónde están los libros? Cuando me apuntaron yo vine solito
¿Dónde los cuadernos? trayendo solamente mi anterior boleta,
¿Dónde las tareas? y ahí está la cosa que seguí faltando
¿Dónde el uniforme? por dar atenciones a mi madre enferma.
¿Dónde el distintivo que te da derecho Yo corrí haciendo mandados,
a estar en la escuela? vendiendo periódico, haciendo faenas,
Mira los zapatos, mira los cabellos, necesitaba ganar muchos quintos
esos pantalones rotos de las piernas, para medicinas de mi madre enferma.
observo tus manos, mírate las uñas, Hace unos días me dijo mi madre,
ni sierres, ni broches, tampoco agujetas, hoy no sales, ni vas a la escuela
mírate ese cuello, mírate esas fachas, ya me estoy sintiendo más mejoradita
¡Estas elegante! ¡Te miras muy guapo! hazme una tizada con menta y canela.
Y salí corriendo, tenía mucho gusto
Y como te agracian tus gestos y muecas de ver aliviada a mi madre buena,
no se como diablos hoy compre unos panes, un poco de azúcar
se te ha ocurrido venir disque a clases, y unas rajas de buena canela.
llegar a la escuela que dios responde Llegando a mi casa iba silbando
no te hagas el tonto. una tonadilla que aprendí en la iglesia
¿O acaso pensabas que era día de fiesta? y abriendo la puerta mi madre con ansia
¿Por qué no has venido? me llamó y me dijo con mucha tristeza.
acaso la feria tiene más valores Mi hijo, mi hijito, yo te quiero
y más importancia que los ejercicios más es necesario que la verdad sepas
de toda la ciencia? te vas a quedar solito en el mundo
¡Mira! No te agaches, levanta le frente, te vas a quedar solito en la tierra.
no podrás fingirme que tienes tristeza Yo me voy hijito, Dios me está llamando,
yo te conozco, eres algo grande ya miro su cara, ya siento su esencia,
y de buena gana te daba tu felpa. adiós mi cariño, que Dios te bendiga
recuerda, no olvides todos mis consejos.

Me abracé a su cuerpo llorando en silencio


le grité angustiado, mamá, mamacita,
no te mueras, no me dejes solo,
mamá, mamacita.
Mas ya su carita estaba fría y seria.
Hoy ya estoy solito, ya no tengo a nadie,
ni casa, ni ropa, ni pan, ni a mi viejecita.
Y es por eso maestro que le pido permiso
de vivir un tiempo en esta escuela,
no faltaré a clases, yo se lo prometo,
mi comportamiento será de primera
y a recuperarme y llenar de dieses toda mi boleta.
Pero mire maestro, tome lo que yo escondía
es un relicario con una cadena
me dijo mi madre que el día del maestro
yo se lo obsequiara, que yo se lo diera.
Tome usted maestro esto, es un regalo
se lo da mi madre, son las de una muerta.
Tomé aquel tesoro,
abracé a ese niño sin padre,
sin madre, sin nadie en la tierra.
Y como regalo del día del maestro lo adopté
como a mi hijo lleno, lleno de tristeza
MAESTRITO DE PUEBLO
Abraham Rivera Sandoval
Que ya te dije que no MAISTRITO DE ESCUELA… un torpe
y tus caprichos no acepto, Que nada sabe de cierto,
Aunque me dejes de hablar, Haragán, irresponsable,
aunque te sientas molesto; Vago, pobre… un majadero.
Y aunque me hagas sentimiento
no he de darte mi permiso…
MAISTRITO… sólo un don nadie
Antes, té lleno de cuero.
Un vulgar vago de pueblo,
Que va a organizar plantones,
Tanto dinero gastado, Marchas, huelgas y jaleos.
Tanto celo, tanto empeño, Un flojo que sólo quiere
La primaria, secundaria, Ganar dinero y dinero
Prepa y curso propedéutico. Sin importarle a los niños
Tanta hablada de tu parte Ni sentir el magisterio.
Con todos tus compañeros Que no venera a la patria
Diciendo… que tú serías Hombre ruin, politiquero,
Un profesionista bueno, Pues para él sólo es valioso
Que ibas para licenciado Pasarla de mitotero.
O que si no… serías médico,
Contador, militar, cura,
Explíqueme… licenciado
Político o ingeniero.
Dígame usted, ingeniero
¿Qué va a enseñarle a los niños?
Y hoy que estás como chiflado ¿ Cómo va a orientar al pueblo?
O loco te estás volviendo ¿Cómo va exponer su clase
Me sales de babosote a los niños de primero,
Con la idea de ser maestro. si usted no sabe contar,
Tanto dinero gastado… ni jugar, ni estar contento,
Tanto afán y tanto empeño ni sabe del trato amable
Tantas felicitaciones y menos contar un cuento
De amigos y compañeros, y sólo sabe vestirse
Para que hoy… con gran cinismo más o menos de… cirquero?
Tú me digas… ya no quiero
Llegar a ser burgués cursi
Muy sabihondo el hombrecito
Si no preciado maestro.
Que ni quebrados, ni enteros,
Ni decimales, ni nada,
¿Qué, no te va a dar vergüenza ¿Sabe el señor embustero?
de rebajarte tan feo? Conque… ya dije que no
¿Qué no vas a sonrojarte Y no me siga moliendo…
de bajar a tal empleo? Que normal, ni que normal…
¿MAISTRITO?… que grande cosa, No quiero que seas maestro.
que dignidad… que talento… Antes te llevo al ejido
que porvenir… que importancia, Para que seas jornalero
que prestigio… que abolengo. Pa’ que el sol te dé en el lomo
Así me dijo mi padre Y te pongas fuerte y prieto.
y yo que mucho lo quiero
baje la frente y salí
¿Cómo podría despertar
diciéndole… estoy de acuerdo
la conciencia de mi pueblo?
yo seré lo que usted diga
¿Qué les favorecería
en verdad… se lo prometo
que yo lograra alto empleo,?…
pero… ya no este enojado
pues le hace daño… y me apeno.
entonces volví a mi hogar,
todo lo tenía resuelto,
Salí a la calle, vagué
llamé a mi padre y le dije:
Por las calles y los huertos,
“Yo a usted mucho lo respeto…
Por el jardín, la placita,
comprendo sus sacrificios,
Por la iglesia y el colegio…
Sé de sus ansias y sueños.
Miré a los peones cansados
Pero hoy… quiero que me escuche,
Sudorosos, sin aliento,
Por favor… sólo un momento.
Poniendo sobre un papel
Sólo la huella del dedo.
Vi a las mujeres descalzas Si quiere que sea feliz
Cargando leña del cerro, Y desea que sirva al pueblo.
Y vi niños, muchos niños Si quiere que colabore
Hurgar en los basureros. Para mejorar a México.
Si usted quiere que mi vida
La dedique a lo que quiero
Recogí desesperado
Luchando por la igualdad,
A esa gente de mi pueblo,
Por la ciencia y el progreso…
A esas gentes sin fortuna,
Deje padre, que yo tenga
Sin rendición, ni consuelo.
La profesión con que sueño.
Los metí en mi corazón,
Deje que yo sea feliz
En mi entraña, en mi cerebro,
Con mis niños sin colegio.
Les di patria en mi conciencia,
Deje que con mi vocación
Y me confundí con ellos.
Se torne clase y recreo,
Allí frente a aquellos niños
Que sea lección de cariño,
Frente a esos niños enfermos,
Que sea canto, que sea verso,
Pensé que eran angelitos
Que pueda yo ser lucero
Despreciados por el cielo.
Con la luz del alfabeto.
Miré que no tenían alas
Los miré casi sin cuerpo,
Ángeles sin un hogar, Que pueda ser manantial
Sin virgen, sin padre nuestro. Que sacie la sed del pueblo.
Déjeme sufrir… luchar,
Déjeme vivir con ellos
Y pensé… si me aferrara
Para lograr educarlos,
A ser licenciado o médico,
Para construir un colegio.
Contador, conferencista,
Déjeme padre… que luche…
Sacerdote o ingeniero,
Deme permiso le ruego
Para sembrar esperanzas,
Sí ni justicia, ni amor, Para apuntalar anhelos.
ni palabras de consuelo Deje que forme una escuela,
podría darles y ofrecerles Escuela a los cuatro vientos,
para calmar su tormento
Escuela de libertades Sé que tendrás el consuelo
Donde haya luz y contento. De volver a esta tu casa
Deme permiso papá… De regresar a tu pueblo.
Que yo sea un maistrito de pueblo Yo sé que vendrás por verme,
Que marque programas justos, Tú vendrás por este viejo
Que trace caminos nuevos. Y querrás con toda tu alma
Deje que siembre la miel Enseñarme el alfabeto.
Deje que propicie el vuelo
De esa águila que parece Más si aquí no me encuentras
No tener alas ni aliento Ve a buscarme al cementerio
Deje que escuche mi voz Y ahí sólitos los dos
El militar, el gobierno, Envueltos en el silencio
El sacerdote, el artista, Me dirás de tus afanes,
El paria y el jornalero, De tus luchas, tus proyectos,
De tus sencillas tareas
Si ya mi hermano es doctor De tu honor y de tus éxitos.
Y el mayor ya es ingeniero, No me traigas flores, hijo,
¿Porqué no permite usted Yo sé que no las merezco,
que yo… me torne maestro… ni cruz, ni ceras, ni nada,
Sí ellos en su ingratitud sólo quiero tu recuerdo.
ya han formado un mundo nuevo
de explotación, de egoísmo, ANDA HIJO MIO… vete ya .
de lujos y de dinero. México espera tu esfuerzo,
Si de usted se han olvidado, Te espera el hombre ignorante
Si ya no vienen al pueblo, Y los niños macilentos,
Y en su situación burguesa Yo aquí me quedo esperando
Gratitud y amor han muerto. Con orgullo verdadero,
Si ellos saben que aquí, en casa, Porque sé que cumplirás
Hay pobreza y hay apremio, Ser prestigiado maestro.
Porque ni por caridad Anda hijo mío… vete ya.
Lo atienden cuando está enfermo?… Que si de momento muero
Con orgullo gritaré:
Mi padre quedó pensando
Silencio guardó un momento… MI HIJO… ES MAISTRITO DE PUEBLO.
Luego me abrazó y me dijo
Si… muchacho… te comprendo:
Vete a luchar hijo mío
Yo esperaré tu regreso,
Sabiendo que traerás cosas
Logradas con fe y empeño.
Cuando vuelvas hijo mío
Vamos a estar muy contentos
Y se llenará la casa
Con tu amor y tus pequeños.
Si aquí no me encuentras,

ROBE PAN PARA MIS HIJOS


Fidencio Escamilla Cervantes

Si señor, yo robé esos panes, también los quesos fundidos,


Los dulces, la sal, los higos. Yo robé todo eso, señor;
Lo robe para mis hijos. ¿Qué es malo robar?
¿Qué es de los peores delitos? ¿Qué se castiga con cárcel?,
¿no importa porqué se hizo? ¿Qué es traición a la patria?
¿Qué si con ese ejemplo predico?
¿Qué soy peor que criminal?
Señor; es que tenían hambre mis hijos
Y yo he estado sin trabajo; tampoco tenemos casas,
Ya no tenemos ni cinco ¿Qué porqué no busco empleo?
Desde hace seis meses, señor, y no lo encuentro.

Siempre lo mismo ¡¡lo mismo!!


Que si tengo referencias y que si gozo de créditos,
Que donde trabajaba antes y a cuanto ascendía
Mi sueldo; que si mi filiación es priísta,
Que si apoyo al buen gobierno.
Y al final: “vuelva otro día, el personal es completo”

No señor, no tuve escuela; me crié entre los basureros.


¿Mis padres? Nunca los conocí, ni conocí a mis abuelos
mi cama fue la basura y mis amigos los perros;
allí aprendí a defenderme, allí mis años crecieron.

Entre las moscas, entre miasmas, entre el polvo y basureros.


Allí me di cuenta que el hombre es aborto del infierno.
Allí me di cuenta que el mundo es un vil pleito de perros
Y crecí, crecí y crecí; y mi alma se hizo más dura
Y mi destino más negro y una palabra que a diario
Me taladraba en el cerebro: ¡Hambre! ¡Hambre! ¡Hambre!
Las cáscaras no alimentan, el agua sabe a vinagre,
Las tortillas tienen hongos muy duros están los panes,
Los frijoles quedan rancios, las frutas a orines saben.
Y así crecí: entre pus y desperdicio, entre microbios de
Entre bacterias de tifo, entre perros y entre gatos;
Entre todo esto también crecieron mis hijos:
Unos hijos esqueléticos viviendo entre desperdicios,
Jugando entre suciedades y bañándose con vicios.
Y un día quise conocer mi pueblo el pueblo que no me quiso,
El que miraba en mis noches y en mis infantiles sueños
Como algo maravilloso; algo así como un juguete nuevo.

¡Que decepción abrigué en mi alma! ¡Cuanta miseria llegó a mis ojos!


Miseria sucia, miseria humana, nido de ratas, bestias en brama
Donde él más fuerte castiga y mata, donde el más débil sufre y acata;
Nido de fieras llenas de rabia donde las normas
Ya se olvidaron, donde no existen sabias palabras:
Se veja, se viola, se tima y roba
Y por la paz ni un ser humano trabaja.

Todo esto vi con mis ojos y el corazón se volvió más negro:


Allá tenemos basura, aquí viven los despojos,
Que allá vivimos los malos; aquí transitan los buenos,
Aquí viven de caviar, allá vivimos de abrojos,
Que allá no carcome el cáncer, aquí se alimentan cuervos;
Aquí viven los decentes, allá los menesterosos;
Y me acordé de mi gente y me acorde de mis hijos,
Del hambre que aún les cuelga como microbio infeccioso,
Y robé, ¡Robé esta bolsa con higos!
No sé sí voy a llegar a un sumarísimo juicio.
Si ya conocí el pecado y mi pena es el presidio
El precio ya está pagado por esa bolsa de higos.
Por favor, señor gendarme, aplique usted el castigo,
Pero por su santa madre, lleve ese pan a mis hijos,
Que usted también es un padre; hágalo en bien de su oficio.

Hoy es domingo, señor, no se trabaja;


Ellos están con hambre porque no hubo desperdicios
Y aunque flacos y esqueléticos, con sarna, cáncer o tifo,
no dejo de ser su padre y ellos, no dejan de ser mis hijos;
Aunque duerman en basura, aunque se bañen con vicios,
Por favor, usted lléveles esos panes
¡Qué tienen hambre mis hijos
QUE ME PERDONE LA CIENCIA (Claudio Martínez paiva)

Estoy só lito en mi rancho ¡Señ or lo siento mucho!


Me he quedado solo en mi casa, Pero la senda que va a ese rancho
Ladran los perros afuera Es muy mala y me va a estropear el auto.
Como si vieran fantasmas El médico no venía… el médico no venía
Y alumbran mi pensamiento No porque fuera mala la senda que va a mi
Candiles de luces malas rancho
Á lijones de pá jaros negros Si no porque no tenía con que pagarle a la
Le ponen luto a mi alma. ciencia.
Siete leguas, siete leguas de distancia
Ahí comprendí yo, entonces
Y es tan grande el sentimiento
Que la ciencia, no es tan ciencia
Que llevo dentro de mi alma
Cuando no tiene conciencia.
Que no lo dicen las cosas,
Ni lo explican las palabras. ¡Porque en esos mismos caminos
Por donde muchos médicos no andan,
Ocho añ os tenía… ocho añ os Cruza a galopes la muerte
El pobre hijito de mi alma ¡Y va y viene la desgracia!
Que despertó una mañ ana
Con los ojos encendidos
Y el cuerpecito echando llamas. Me ordenó que le comprara
Al pasar por la botica
Me muero nana, decía Un frasco de limonada
Me muero tata, gritaba Y trajera a mi enfermo
Siento una sed de martirio Cuando la fiebre pasara
Siento un fuego que me abraza.
Yo regrese a mi rancho
Bese el cachorro en la frente
Igual que regresaría todo padre
Y lo deje sobre la cama
En iguales circunstancias
Y volé, volé en mi caballo, siete leguas,
El corazó n en los labios
Siete leguas de distancia
Y la tristeza en el alma
Siete puñ ales de punta
Metidos en mi garganta
La fiebre, duro poquito
Y el grito de mi hijo adentro,
La fiebre duró poquito
Agua nana, agua tata.
Y se me fue una mañ ana
Le expliqué al doctor el caso Entre el canto de zarzales
Y se acomodó en su butaca Y el suave aclarar del alba.
Me miro de arriba abajo
Y me dijo:

.
Yo abrazaba a mi hijo, lo besaba
Así se me fue mi hijo
Así murió mi hijito
Con la frente, muy helada
Y yo sin voz ni dinero
Parado junto a mi casa.

Así… así la tierra lo aguarda


Con las manos sobre el pecho
Acuñ ando mi desgracia
Sin vida su cuerpecito
Ya de la fiebre descansa.

Estoy, só lito en mi rancho


me he quedado solo en mi casa,
ladran los perros afuera
Como si vieran fantasmas
Y alumbran mi pensamiento
Candiles de luces malas,
Y al filo de media noche
Mi cuchillo cabo de plata
La ú nica plata del pobre
Que no le sirve pa´ nada
Y medito mi venganza
Y por eso grito al mundo
Que me perdone la ciencia,
No me culpen si mañ ana,
Me gritan que soy bandido.
O un mal hombre sin entrañ as,
Nací buey y me hacen puma
Soy cordero y me ponen garras.

¡Dios! ¡Dios! Todo poderoso


has que despunte el alba
y arranca de mi pecho
este grito, este grito que me mata:
agua nana, agua.. agua tata.
Poema: El Matricida
Efrain Alatriste Nava

¡Que muera el indeseable matricida!


Sobre el banquillo gris, del acusado,
se encuentra un hombre de mirar Habla por fin el juez desde su estrado
perdido imponiendo silencio al ruido hecho
y de ver su semblante entristecido y dice: todo ser tiene derecho
el corazón se siente apesarado. que hable sobre el asunto el acusado.

Hundida entre las manos la cabeza Anegados los ojos por el llanto
y sumido en el mar de sus sollozos la faz ajada… hirsuta la cabeza
ante la ley brutal y los curiosos jamás he visto tan fatal tristeza,
que mofándose están de su tristeza. jamás he visto sufrimiento tanto.

Grave y sereno el juez; fruncido el seño … ¡Yo soy el asesino la he matado!


impasible se encuentra en el estrado y lo juro ante Dios… ¡no me arrepiento!
sin embargo en la faz del magistrado, si por ello me aplican cruel tormento
se adivina un pesar jamás domeño. por su dicha lo doy por bien empleado.

El turno es del fiscal; con voz de trueno Más mienten los que dicen que con
ante la turba hostil de odio cegada saña
lanza su acusación de hiel cargada a mi madre maté, ¡miente la plebe!
cual lanza la serpiente su veneno. yo la maté sin el dolor más leve
la maté con amor, y así no daña.
¡Ahí lo tenéis señores es la bestia!
el hombre sin entrañas el ladino La maté con ternura, suavemente
el ser más despreciable ¡el asesino! … se extinguió su existencia
que priva de la vida sin molestia. tormentosa
cual leve palpitar de mariposa
¡Es un chacal! malvado y truculento, y abandonó la vida… dulcemente.
un ente sin piedad ¡un MATRICIDA!
quien con sus garras arrancó la vida Dulcemente murió, ¡cuánto la quise!
de la mujer que le brindo el sustento. difícil es medir lo que es cariño
maté a quien me arrulló cuando era
De la mujer que lo veló de niño, niño
de la mujer que lo forjó en su sangre, sin embargo es amor; porque lo hice.
de esa mujer que como toda madre
le arrulló alguna vez en su corpiño. Cuántos de los hipócritas humanos
a quien yo supliqué pidiendo ayuda
Y cómo le pagó ¡qué cruel delito! hoy me escarnecen con terrible duda
que injusticia sin par… que cobardía ¡y todavía pretenden ser cristianos!
arrancarle la vida en forma impía
señores este ser ¡es un maldito! Cómo sufrió mi madre ¡pobrecita!
con atroces dolores en el pecho
Es un chacal y al condenarlo en suerte implorándole a Dios desde su lecho
que se cumpla la ley en su persona ¡sufriendo aquella enfermedad maldita!
y si Dios su pecado le perdona
¡Que la justicia le condene a muerte! ¡Jamás he de olvidar aquella noche!
en que gritando de dolor me dijo
Calló el fiscal; la turba enardecida ¡Mátame por piedad, mátame hijo!
con rugido feroz gritó al momento y no esperes de mi alma ni un reproche.
¡Muera, muera; pero antes al tormento!
Yo bendigo tu mano hijo de mi alma,
¡Mátame ya!… y dame sepultura

yo bien sé que mi mal no tiene cura,


¡Mátame por piedad!… dame la calma.

Y ese grito salvaje y lastimero,


que anhelaba la muerte suplicante
taladraba mi alma a cada instante
¡Mátame hijo! ¿Dios mío por qué no muero?

Y se ofuscó la luz de mi conciencia,


y dejé de ser hijo… ¡fui verdugo!
y le arranqué del sufrimiento el yugo
yo le quité señores ¡la existencia!

Lo demás ya lo saben; qué tortura


¡ya no soporto del dolor el peso!
y aquí me encuentro ante vosotros preso
y es mi única pasión la sepultura.

Mas no es la ley quien deberá juzgarme,


aunque sí soy culpable de eutanasia
no se van a reír de mi desgracia
¡No lo harán! porque yo ¡voy a matarme!

Una daga sacó de la cintura


que en el pecho clavose con violencia
al cielo suplicó ¡Señor… clemencia!
y se borró en su rostro la amargura.

Y así termina la existencia agita


de un hombre que de amor es ¡MATRICIDA!
y deja en los annales de la vida
¡UNA HISTORIA DE AMOR CON SANGRE ESCRITA!
EL CRIMEN
María del Carmen Azpe Pico

Ahí estaba, taciturno y pensativo, ¡Escuchen por favor! Larga es la historia


la cabeza abrumada bajo el peso de este crimen espantoso que es mi muerte...
de la terrible acusación que oía: Pero no puedo contarla, que al hacerlo
¡La muerte es poca! La plebe repetía; quién sabe si mi pobre madre santa
¡Torvo asesino! ¡Bestia sin entrañas! resultara culpable, pues la causa
¡Cobarde! ¡Felón! ¡Canalla! ¡Miserable! del crimen espantoso que me mata
Y como agudas piedras laceraban su alma fue, señor juez, por ignorancia.
los más negros apóstrofes que herían. ¡No sé leer...! Mi madre se moría...
Nadie estaba con nosotros... Me decía
Alto, delgado, de facciones finas, que le diera los remedios... Tuve miedo,
la tez curtida por el sol y el viento, pero al verla retorcerse entre gemidos
el semblante marcado con el rictus solo confié en la Divina Providencia...
de la eterna resignación hecha costumbre; Tomé el frasco de aquello que creía
su vestido tan sucio y tan raído que bien podía ser su medicina,
que hace recordar al pordiosero, mi madre lo bebió desesperada...
era, en pocas palabras, ese tipo ¡Cómo iba a saber, señor juez, que por salvarla
que abunda por desgracia en nuestro pueblo; mi maldita ignorancia la mataba!
ese mísero aborto de la vida
sin porvenir, sin ambiciones, cual si fuese Calló el Juez, el Fiscal, la plebe entera.
la existencia que nace y se marchita ¡Ignorancia! Esa lepra que carcome
de pobre flor que en los pantanos crece. los pueblos, las ciudades, las naciones,
al declararla el acusado hoy se volvía
La voz del Fiscal rompió el silencio, sin saber si a aquel pobre convertía
mientras su dedo de fuego señalaba en reo o acusador de su jurado.
a aquel, que en el banquillo desfloraba ¿No se proclama tanto en el Civismo
la rosa escarlata de su pena; elemental de sentimientos patrios
como gotas de fuego las palabras saber leer y enseñar al que no sabe?
fueron abrasando al acusado, Entonces porqué ahí, cual prueba viva,
bajaron hasta el alma y ascendieron cual cuerpo palpitante de un delito
y de las tristes pupilas descendieron había una vida truncada por la infamia,
en llanto silencioso y resignado. un ser que quedó al margen de los censos
¡Miserable! Nada alega y sólo trata que balancean la cultura de la patria.
de mostrarse en silencio arrepentido, Cuando tengas en tus manos cada libro
mas decid si alcanzar puede indulgencia y tus ojos recorran esos signos
el más torvo criminal, el que ha olvidado que son surcos de la luz al intelecto...
hasta el más elemental de sus instintos: ¡Detente! Y desde el fondo del alma
el de la propia sangre. y arranque bruto bendice a tus padres y maestros
quitó la vida a quien le dio la propia... por legarte tesoro tan preciado;
¡Asesinando el sátrapa a su madre...! pero si quieres ser un digno ciudadano
en paz con tu Patria y tu conciencia
Rugido feroz estremeció la sala haz esa gratitud más positiva
seguido de un silencio pavoroso buscando siempre al miserable hermano
que es grito que se ahoga en la garganta que por la senda va sin esperanza,
cuando el odio por inmenso se agiganta y ve a tenderle con amor la diestra
y no alcanza expresión, sólo los ojos dando luz a sus ojos con la sabia
como dagas de fuego se clavaron y apostólica labor de tu enseñanza
y acusadora, implacables, exigieron que le borre el estigma... ¡Analfabeta!
que hablara, y los labios Ninguna misión más noble y santa
mustios y exangües del pobre matricida que instruir y adoctrinar, cada maestro
como pálidas guijas se entreabrieron: es otro Cristo que redime y salva;
¡La maté señor juez, maté a mi madre! La mente es cáliz, su licor escancia:
Y el silencio rompiose crudamente. cuando no haya analfabetas en la tierra
Mas, si ella desde el fondo de la tumba no habrá reos infelices de ignorancia.
pudiera defenderme, gritaría que soy,
aunque me culpen, inocente.

"Sólo tengo 17 años"

El día de mi muerte, fue tan común como cualquier día de mis estudios escolares. Hubiera sido
mejor haber regresado como siempre en el autobús, pero me molestaba el tiempo que
tardaba en llegar a casa.
Recuerdo la mentira que le conté a mi mamá para que me prestara su automóvil. Entre los
muchos ruegos y súplicas, le dije que todos mis amigos manejaban y que consideraría como un
favor especial si me lo prestaba.
Cuando sonó la campana de las dos y media de la tarde, tiré los libros al pupitre porque estaría
libre hasta el otro día a las ocho cuarenta de la mañana. Corrí eufórico al estacionamiento a
recoger el auto pensando sólo en que lo habría de manejar a mi libre antojo.

¿Cómo sucedió el accidente? Esto no importa, iba corriendo con exceso de velocidad, me sentí
libre y gozoso, disfrutando el correr del auto. Lo único que recuerdo es que rebasé a una
anciana, pues me desesperó su forma tan lenta de manejar. Oí el ensordecedor ruido del
choque y sentí un tremendo sacudimiento. Volaron fierros y pedazos de vidrio por todas
partes. Sentía que mi cuerpo se volteaba al revés y escuché mi propio grito.

De repente me desperté, todo estaba muy quieto y un policía estaba parado junto a mí.
También vi a un Doctor. Mi cuerpo estaba destrozado y ensangrentado con pedazos de vidrios
encajados en todas partes, cosa rara... no sentí ningún dolor!!.

¡¡Hey¡¡ No me cubra la cabeza con esa sábana. ¡No estoy muerto! Sólo tengo 17 años, además
tengo una cita por la noche!. Todavía tengo que crecer y vivir una vida encantadora, tengo mi
futuro por delante !!! ¡ No puedo estar muerto!
Después me metieron a una gaveta, mis padres tuvieron que identificarme, lo que me
apenaba, era que me vieran así, hecho añicos. Me impresionaron los ojos de Mamá cuando
tuvo que enfrentarse a la más terrible experiencia de su vida, Papá envejeció de repente
cuando le dijo al encargado del anfiteatro: "Sí, ése es mi hijo".

El funeral fue una experiencia macabra. Vi a todos mis parientes y amigos acercarse a la caja
mortuoria, pasaron uno a uno con los ojos entristecidos, algunos de ellos llorando, otros me
tocaban las manos y sollozaban al alejarse. Por favor, alguien que me despierte. ¡Sáquenme de
aquí!, no aguanto ver inconsolables a mis padres, la aflicción de mis abuelos apenas les
permite hablar, mis hermanos y hermanas parecen muñecos de trapo. Parecería que todos
están en trance, nadie quiere creerlo, ni yo mismo. ¡¡Por favor no me pongan en la fosa!! Te
prometo Dios Mío que si me das otra oportunidad seré el más cuidadoso del mundo al
manejar, solo quiero una oportunidad más. ¡POR FAVOR DIOS MÍO, SÓLO TENGO 17 AÑOS!

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