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Poemas Compendio
Poemas Compendio
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Yo abrazaba a mi hijo, lo besaba
Así se me fue mi hijo
Así murió mi hijito
Con la frente, muy helada
Y yo sin voz ni dinero
Parado junto a mi casa.
Hundida entre las manos la cabeza Anegados los ojos por el llanto
y sumido en el mar de sus sollozos la faz ajada… hirsuta la cabeza
ante la ley brutal y los curiosos jamás he visto tan fatal tristeza,
que mofándose están de su tristeza. jamás he visto sufrimiento tanto.
El turno es del fiscal; con voz de trueno Más mienten los que dicen que con
ante la turba hostil de odio cegada saña
lanza su acusación de hiel cargada a mi madre maté, ¡miente la plebe!
cual lanza la serpiente su veneno. yo la maté sin el dolor más leve
la maté con amor, y así no daña.
¡Ahí lo tenéis señores es la bestia!
el hombre sin entrañas el ladino La maté con ternura, suavemente
el ser más despreciable ¡el asesino! … se extinguió su existencia
que priva de la vida sin molestia. tormentosa
cual leve palpitar de mariposa
¡Es un chacal! malvado y truculento, y abandonó la vida… dulcemente.
un ente sin piedad ¡un MATRICIDA!
quien con sus garras arrancó la vida Dulcemente murió, ¡cuánto la quise!
de la mujer que le brindo el sustento. difícil es medir lo que es cariño
maté a quien me arrulló cuando era
De la mujer que lo veló de niño, niño
de la mujer que lo forjó en su sangre, sin embargo es amor; porque lo hice.
de esa mujer que como toda madre
le arrulló alguna vez en su corpiño. Cuántos de los hipócritas humanos
a quien yo supliqué pidiendo ayuda
Y cómo le pagó ¡qué cruel delito! hoy me escarnecen con terrible duda
que injusticia sin par… que cobardía ¡y todavía pretenden ser cristianos!
arrancarle la vida en forma impía
señores este ser ¡es un maldito! Cómo sufrió mi madre ¡pobrecita!
con atroces dolores en el pecho
Es un chacal y al condenarlo en suerte implorándole a Dios desde su lecho
que se cumpla la ley en su persona ¡sufriendo aquella enfermedad maldita!
y si Dios su pecado le perdona
¡Que la justicia le condene a muerte! ¡Jamás he de olvidar aquella noche!
en que gritando de dolor me dijo
Calló el fiscal; la turba enardecida ¡Mátame por piedad, mátame hijo!
con rugido feroz gritó al momento y no esperes de mi alma ni un reproche.
¡Muera, muera; pero antes al tormento!
Yo bendigo tu mano hijo de mi alma,
¡Mátame ya!… y dame sepultura
El día de mi muerte, fue tan común como cualquier día de mis estudios escolares. Hubiera sido
mejor haber regresado como siempre en el autobús, pero me molestaba el tiempo que
tardaba en llegar a casa.
Recuerdo la mentira que le conté a mi mamá para que me prestara su automóvil. Entre los
muchos ruegos y súplicas, le dije que todos mis amigos manejaban y que consideraría como un
favor especial si me lo prestaba.
Cuando sonó la campana de las dos y media de la tarde, tiré los libros al pupitre porque estaría
libre hasta el otro día a las ocho cuarenta de la mañana. Corrí eufórico al estacionamiento a
recoger el auto pensando sólo en que lo habría de manejar a mi libre antojo.
¿Cómo sucedió el accidente? Esto no importa, iba corriendo con exceso de velocidad, me sentí
libre y gozoso, disfrutando el correr del auto. Lo único que recuerdo es que rebasé a una
anciana, pues me desesperó su forma tan lenta de manejar. Oí el ensordecedor ruido del
choque y sentí un tremendo sacudimiento. Volaron fierros y pedazos de vidrio por todas
partes. Sentía que mi cuerpo se volteaba al revés y escuché mi propio grito.
De repente me desperté, todo estaba muy quieto y un policía estaba parado junto a mí.
También vi a un Doctor. Mi cuerpo estaba destrozado y ensangrentado con pedazos de vidrios
encajados en todas partes, cosa rara... no sentí ningún dolor!!.
¡¡Hey¡¡ No me cubra la cabeza con esa sábana. ¡No estoy muerto! Sólo tengo 17 años, además
tengo una cita por la noche!. Todavía tengo que crecer y vivir una vida encantadora, tengo mi
futuro por delante !!! ¡ No puedo estar muerto!
Después me metieron a una gaveta, mis padres tuvieron que identificarme, lo que me
apenaba, era que me vieran así, hecho añicos. Me impresionaron los ojos de Mamá cuando
tuvo que enfrentarse a la más terrible experiencia de su vida, Papá envejeció de repente
cuando le dijo al encargado del anfiteatro: "Sí, ése es mi hijo".
El funeral fue una experiencia macabra. Vi a todos mis parientes y amigos acercarse a la caja
mortuoria, pasaron uno a uno con los ojos entristecidos, algunos de ellos llorando, otros me
tocaban las manos y sollozaban al alejarse. Por favor, alguien que me despierte. ¡Sáquenme de
aquí!, no aguanto ver inconsolables a mis padres, la aflicción de mis abuelos apenas les
permite hablar, mis hermanos y hermanas parecen muñecos de trapo. Parecería que todos
están en trance, nadie quiere creerlo, ni yo mismo. ¡¡Por favor no me pongan en la fosa!! Te
prometo Dios Mío que si me das otra oportunidad seré el más cuidadoso del mundo al
manejar, solo quiero una oportunidad más. ¡POR FAVOR DIOS MÍO, SÓLO TENGO 17 AÑOS!