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Crash Todo
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TRANSPOSICION
“Crash” no es solo una novela, ni tampoco es solo una película. Son ambas cosas. Pero
cómo. ¿Que ha ocurrido aquí? La respuesta es simple, una transposición.
La transposición es un intercambio discursivo, es el cambio de soporte o lenguaje de un
texto. Esto supone al menos dos lenguajes distintos. Donde cada lenguaje tiene
posibilidades propias, potencialidades, distintas entre si.
En este paso de un lenguaje a otro, de un soporte a otro, surgen cambios, y también hay
cosas que se mantienen. Se le puede dar mas interés a la forma propia de cada discurso
que al contenido en si. Así deberíamos analizar los textos. Viendo que es lo que se
mantiene en ambos, que cambia, que surge, que es propio de cada lenguaje y que no. De
eso nos vamos a ocupar en este trabajo.
Es claro que el film y la novela no son lo mismo. En el film se le ha dado una
importancia a la forma muy evidente y se ha obtenido otra significación. Hay reflexión
de Cronenberg sobre el texto de Ballard.
LA PELICULA
Unos años mas tarde, a partir de un ralato belico donde se resalta la posible
homologación entre humano y maquina en la acción belica, Jameson decía que : “En esta
nueva maquina que ya no representa el movimiento, como la antigua maquinaria
modernista simbolizada por la locomotora o el aeroplano, sino que solo puede ser
representada en movimiento, se concentra algo del misterio del nuevo espacio
posmodernista”
De esta manera Ballard se atribuye la primera persona del relato para mostrar un mundo
donde la tecnología, encarnada en el automóvil, puede ser un elemento para explorar
“todas las verónicas de nuestras perversiones”, donde un grupo de personajes limitan sus
acciones a multiples encuentros de sexo y violencia. De esta manera el espacio se vera
limitado en gran medida al automóvil y la carretera como ese constante “en movimiento”,
el cual pondrá en evidencia la unión - causa también del despertar de las fantasias de
poder y violencia-, entre organismo y mecanismo – maquina y hombre. Como puede
verse en las exustivas descripciones del acto sexual y el vioento, los fluidos corporales y
el liquido para frenos, las cicatrices y las piezas metalicas retorcidas.
Por otra parte, el relato filtrado a través de la mirada exploradora de Ballard construirá un
sistema propio de la escritura sobre la perversión1. Se inicia el relato con la muerte de
Vaughan que: “había ensayado su propia muerte en numerosos choques”, lo cual
establece “su propia muerte” como cierre del sistema y “numerosos choques” como un
camino organizado que será seguido hasta la consumación del acto final que a su vez es
aquel que da sentido a todos los anteriores -choques, relaciones sexuales-, el cual es
relatado en el ultimo capitulo. Entre estos dos capítulos, lo que conforma el desarrollo de
la novela, podemos seguir el personaje de Ballard que a partir de un accidente
automovilístico se inserta en el mundo de la perversión surgida a partir del choque, y por
medio del cual conoce a Vaughan, quien marcara el camino de esta “nueva sexualidad”.
Crash y el posmodernismo .
Esto nos da una suma de ‘superficialidades’ representadas tanto por los personajes como
por las situaciones en las que se encuentran; que se relacionan y ubican a un mismo nivel
a pesar de no parecer, en principio, relacionables. Pertenecen a lo que Jameson define
como “un mundo convertido en mera imagen de sí mismo, así como de pseudo
acontecimientos y espectáculos, o sea, "simulacros" [la copia idéntica de la que jamás ha
1
1- Tomando como referencia el texto “Sade, fiolosofo de la perversión” de Klosowski,
Sollers, Barthes.
existido el original]”; éstas son las recreaciones de los choques por parte de Vaughan, las
sesiones masturbatorias frente a videos de choques, y mismo los encuentros sexuales, que
se van sucediendo al tiempo que se maquinizan y despojan lo humano de las relaciones,
es como si los personajes no sintieran.
Se configuran asi a las "profundas relaciones constitutivas de todo lo anterior con una
nueva tecnología" que Jameson define y que en Crash está representada por los
automóviles, erotizados mediante los choques, que dejarán en los personajes marcas, ya
sea el cinturon de seguridad, el logo del auto, su interior, o mismo forzando la necesidad
de aplicar una prótesis, maquinizando e interviniendo el cuerpo [dando lugar a esa
dualidad orgánico-tecnológica tan presente en la filmografía de Cronenberg].
“Vivimos en un mundo casi infantil donde todo deseo, cualquier posibilidad, trátese de
estilos de vida, viajes, identidades sexuales, pueden ser satisfechos enseguida” afirma
Ballard en su prólogo, y estas satisfacciónes, inscriptas en el ámbito sexual/maquínico de
los personajes de Crash, representan justamente lo que Jameson denomina ‘intensidades’
y define como "un subsuelo emocional totalmente nuevo". Y justamente lo que hacen es
buscar ese placer a base de percersiones que inscriben dentro de ellos a lo largo de cada
choque y encuentro sexual, sin importar donde, cuando o con quien, siempre que el
fetiche tecnológico este presente y a la orden en esta costrucción posmoderna, que
siempre les ofrece satisfacción.