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] oliticas de educacién Razones de una pasién ‘Ana Vitar ~coordinadora- Benjamin Arciti Rosa Nidia Buenfil Burgos Emilio de fpola Rigoberto Lanz na Vitar Entrevista a Sergio Bitar Chacra Cristovam Buarque Daniel Filmus Cecilia Gallardo de Cano ‘Armando Hart Davalos Otilia Lux de Cott Alfredo Pérez Rubalcaba Q INO , DAVILS, SEL esencial, fuera | asumir que debe ‘como aqui fue earacteriza~ permanezca, jurisdicciones. Paradoji le de Michel Verret sur mai étudiant”, en La Pensée, junio de 1969, Paris. 1973 [1961 Books. Ex Londres: .ssenoX, J. C. (2003) [1964), Los herederos, revista de Ia Facultad dle Ciencias Sociales de la UBA, N° 15, tenos Aires —— 2001), Metiforas de ta politica, Rosario: Homo Sapiens. Monwst, sentada y (Bouquins). a4 Elegado y la promesa — 4 = Los limites del particularismo y la cuestién de los universales* Benjamin Arditi nas décadas la reivindicacin de la diferencia ba sportancia estratégica en la critica de enfoques y el sujeto, Esa reivindicacién has ido una, restrictivos de a pol clase, Pero una vez que se aseguré ~aungue sélo sea de manera legitimidad de esas diferencias como instrumentos, lentidad politica oeurrieron dos cosas. {Por una ide accién & {(2000:99-124, asf eomo en “The Neg 15 reciente refin hubo jento conceptual del aparato crit reciente de la fronteras entre grupos. ‘Al plantear esto, mi infencién no es euestionar la I imidad de Ia diferencia, o descariar los esfuerzos progres para afirmarla, Antes bien, se trata de explorar un conju consecuencias menos auspiciosas —lo que agui se denomi reverso de rare in sostiene que en algyin bast debemos doblar Ia madera en el sent el oré 0 nosotros excluyente y el fiand EL juego continuo entre uno y otto nos daré una clave de | para introducir la relacién entre part La tentacién de un “apartheid” progresista? EI problema se puede formular de Ia siguiente manera bien en un comienzo la politica de Ia diferencia consistié en rei la igualdad para grupos subordinados consiguient eran rasgos dist significa que toda diferencia se considere Una diferencia que socave el principio de la diferencia como tal 116 Los mites det particularsmo y la cuestion de los unversales Jerada, Por ejemplo, Jos regimenes democraticos rtidlos politicos que abogan por Ia creacion de wn 1, Aparte de ese caso evidente, ;dbnde que el problema se reduce a exclu las racistas, y apoyar las 113 insostenible, ya que presupone que ex sputable para distinguir lo bueno de Jo malo, et desplazaria un problema politico al eampo de Ins ‘Enausencia de un referente asi, cualquier especto a diferencias acepiables est abierto a discusion, * todo el mundo sabe Io dfiil que es predecrel destino de les sdicaciones de derechos tuna vez. que comienzan a rodar sucrra de interpretaciones”, sea en el Jo cor opinién ‘cosas podrian sali como queremes, pero también cexpectativas| Otra opéién podria ser insistir en a. Grupos de extrema derecha pero nos vemnos obli- mn, no 610 se conviertan en ‘derechos ayuda a impedir casos de parcial ferns, Se trata de una tolerancia por cues! porque se invoca Ia universatidad de io de cualquier limite a esa universa~ Si mno termina por 4 los riesgos .gencia de Jos resultados pol El posponer, caro est, no ¢s una solucién. En de casos refieja una incapacidad para tomar una decision, To es al mismo tiempo, una decisiin de diferi Ia decisibn, En cebir el derecho aser diferente stra el problema refiriéndose 47 ‘benjamin Arc 1 asuntos judios, s6lo los negros podrian criticar a los ' slo los homosexuales podrian cuestionar las opiniones ros homosexvales. Steel lo expresa muy bien | cn paises del Asien sub-sahararian 1c machos se opondrian ca prctica nest Suns se Goel ammo oe oe torio de de eurocéntrica y denun: “derecho a la diferencia! algo como is fatwa ~condent 14- entonces todos los que no capi , 199451), Silas diferencias se rehisan a eruzarseo comtaminarseentre | ses decir si su absesin con la pureza las leva a levantar | "que Visker (1993) llama “condones culturales” en tomo a «el mestizaje o hibridacién terminarfasiendo reemplazado ca del desarrollo separado que no es my diferent al ‘apartheid sudafticano, En vez.de un separatismo racial niesto por el Estado"se trataria de una suerte de apartheid ‘igno progresista, auto-impuesto por los part ss nuevas soberanias mencionadas por S le devendria un mosaico de fragments feferenciales, esto es, las diferencias se conver feca denomina loga, | {del respeto a la diferencia. Paraftaseando a Laclau y Mouife | equivaie a reemplazar el esencialismo de la sociedad con el ?. La idea de que toda diferencia es buena de por si puede I vara conseeuencias grotescas. Pi arte, si toda diferencia es valida por prt pio nada puede ser prohibido exch se cancelaron las r de limitar la gama de diferencias represivo. La cancelacién del poder no es mis que una expresi6n, de deseos, porque un orden -cualquier orden, incluyendo el de rmocratico— tiene que trazar fronteras para defenderse de quienes, Jo amenazan, mientras que negar los limites es peligroso, pues iguala todo ejercicio de la autoridad con distineién entre regimenes demoeriticos ‘or otra parte, si diferencias de. género, raza, ura son consideradas como valores absolutos, n= tones es razonable pensar que algunos ce estos grupos podrian concebir la permeabilidad de sus fronteras como una amenaza, xistencial. El supuest “tum mosaico de solidaridades divididas en compartimentos es. tancos., [eon lo cual) La sociedad parece tomar Ia forms de faces, cada una con su propia comunidad politica” se torna ilegitima y las articulaciones politicas transcul improbable. : ene gue las formas mis extremas dT identi ape 4 “a de la diferencia, la as a partir de de- cou tas podtan que exe tipo de agraviada de intromision. | se termina pensando que internos, De ese modo dios tendrian el derecho de ve sirven para enfrentar el sexism, ls juos tendhian el derecho de ic. también observa dos tendencias menos atractivas. Una es 119 138 Los limites cel paricularisino y fa cuestion de os unversales Benjamin Arai tondencia se refer “le que comenzars el poder de actuar autonoma se Te confiere a cualquier grupo que sea capaz de organizarse nacién hacia esos grupos, muy ;, muy pronto condujo a ung ética de Separatismo auto-impuesto. Steel menciona el caso de e sus agravias los negro, ls mujeres, les hispanos, digenas amesicanos, homosexualesylesianas se soli departamen 12 cada grupo nico’ crterios de ppoliticas de ayuda financiera preferenciales pa 120 Los limites de! parteuaris mov le cuestiin de fs universal a” Tos derechos colectivos siempre requieren el separacismo" cetario ene los derechos ds > Itrancin entre los grupos son consecvenciasno buscadas de los csferzos progresisias para defender los derechos delos grupos {yafrinar la conyeniencia de-una sociedad multicuttral. Una ‘aa politica progresista no deberia esquivar el problema por Jeacuse de respaldar una nda etnocénttica, falogocéntricao claramente conservadara, ichens lo expresa muy bien: Lo urgenteesdefenderel lie penssninto de sus fos amigos, no de sus enemigos tradicionules. Este es un caso en el que Jo Gque queda dele izquierda ain viene que encontrar To que le va aquedlondo de su v2" (998562 Con mas razén considerando que los limites cada ver mis jddos que las tendencias ideologizadas dela politica dela iden- divisions dela sexualidad, jomadismo que se espera tan celebrado namaciismo se convierte en un cliché antes que _n mode de experimentar la diversidad en Ia sociedad actual, ‘Tal vez contrariamente a sus intenciones, la nomadismo desarrollada par Deleuze y Gi 1988) pare haber incentivado la fascinacién de sus lectores por Ia figus del némada como ebeld heroico y solitaria undo bier nomada como imagen adecuada de lo que Vat jdderar el prototipo de una existencia mis ‘mundo posmodemo. Sin embargo, la realidad d uns mere denomadiamo conceptual cultural prs poblocs centralizadas y est si —T ejercicio mental que finalmente “procede a convertir al ‘apoltronado’ o viajero de sofi en un 7 fermidsbe jngndor del normal” (20005 EI peligro de ta ‘derecha retro’ y los fandamentalismos Esevidente que los argumentos presentadas aqui no suponen, Tepliegue a una perspectiva puramente pesimista, ‘Tampoco leva a suscribir el enfoque opuesto que contrapone Los limites del particuarism y ie cuestén de los universales ‘Noes una situacién maniquea en la o iplemente de la defens ima de Ta diferencia, de identidades hasta ‘e pocosilenciadas y subordinadas que ahora irrumperreiel cseenafié piblico, no debe hacemos pasar por alto el problema uel eves. - ‘La multipticacisn de “dialects locales", como Vattim 1 esas identidades periféricas que acceden a la escena p Se traduce automaticamente en una experiencia de eman- tampoco parece asegurar por si misma una mayor lerancia, solidaridad o participacién democritica. La vida ca un mundo fluido tiene un reverso potencial debido a que ta ida del sentido de pertenencia puede auspiciar la protife- Debray deseribe muy 4 denomina “el endureci res. Las referencias de Visker a “condones cult jn de Denson de que el n iurales” adismo la diversidad puede restringirse a un gusto por | comida exética son recordatorios de las posibi ‘edad mas eosmopolita, con mayor communica ferencias, es algo tan factible como una cacofonia de grupos nticulares en un espacio social fragmentado, ‘Con todo; sertx injusto y erréneo restringir el diagndstico werso a los excesos que se cometen en la afirmacion de la ismos, también admiten que Ia res, los negros, los homosexus- 'y las minorias culturales mejor6 significativamente desde benjamin Ari que empezaron a tomar la palabra en defensa de sus intereses exagerar los excesos cometid ok por os propulsores dela diferenciaconelpropditodepromover una consrvador, Stat Hall plantca el caso strié durant ners de Reagan y Thathe euyo tx royeeto par econigurar In vida pica fen control del gobierno ys ef para ganar elecciones. Pat “4 aon mente correctas por la que abogan voces mas rad de la izquierda cultural (1994:170-174), a Maier se ren ciertos estimal respecto de la pol lista que nace de: Uribales que asociacionistas; hay un mayor ei papel de los representantes politicos y escey sus declaraciones y promesas; hay una s hay una desconfianza ereciente 8 acidn de la gente como su lo de poder contar con relaciones mis predecibles, Con ia el remedio se define en términos de una defen como una demanda e lo que Debray sostenia in como una vitamina. Cuando se dan estas situacion 124 —_Loslimites dal partioularirmo y la cuestin ce ls universes (oitorio politico eircunscrit smentacién social. Aqui ef problema los excesos que se cometen en nombre de fa pion de defender ef orden plural ante sus enemigos, esto cs, asegurar la supervivencia de un tipo de orden pi ‘dad, sea cual ses la forma que pueda tomar, EI retorno del ciudadano y de los universales ay una respuesta genérica para el problema del reverso, rmullas migieas eapaces de exorcizar sus riesgos. Desde emedios' 08, star el repliegue ha el endurceimiento de las fronteras entre los dist apos. Maier sugiere que eso inclusivided civiea y tren e proteccio- “significa afitmar lx compromivos cn snosimplemente conf tnicidad evita sromerFomenter proyectos yleatades internacionales comunes vali de una afinidad denen o incluso cultaral” (199463). ‘Asimiamo se puede ye debe-recupear I idea @6Cudads | cnn ee | ean amen e ee lomeieonan a eins oe 125 Benjamin Ari 10 alguien que resiste a bar la ve coma forma pata ujccidn al poder y de resistencia a esa sujeci el eidadano deja de ser solo aque gue ¢ particular, También hay que tener presente la conch | Problema planteado aqui, pues sea como una celebra | gresista de la diferencia er un eoitexto. de mull ‘como un renaci | el problema subya | percepcidn bastant universalidad. Pero se trata de un olvido -0 mag fo aparente, pues la idea de un particu © autre es inconistns aunque ol set pre 4ispota porlos derechos de os grupos particulaes es enunciada precisamente a través del lenguaje de los derechos y, por end, invoca una relacién eon algo (eee modo, larefe se quiere pensar a formacién de un terreno para el intercamt 0 la negociacién politica entre grupos particulares. ag coc supone, por un lado, que hay una dispute que | vide a las partes y, por otro, que esa disputa no impide logr tm acuerdo respecto a sus respectivos reclamos, Esto descarta toda pretensidn de llegar a una sociedad recon 125 Los limites de! parteuiarismo y a cuestién de los universales| Seabee as itido que debe ser construido en el proceso de negociacién. Fis decir, negociar nos obliga a pensar en algo que trasciende particularidad de los participantes. El sentido y el aleance de propias reglas de juego no son externos a la negociacion. ‘te es el punta clave, pues indica que la idea de universalidad coincide con la de un referente estable para dirimir disputas, 10 que mis bien se refiere a una categ pura” por cuanto ‘u condicién como referente es configurada por Ia disputa, fercambio o la negociacién en cuestion. Por consiguiente, 1 de la derecha cribe en) el particular apela a(y -mica en tore a Ia valide2 de los propios universales ‘Veamos esto con més detenimiento, tomando como punto partca In constatacién de que el tema de Jos universales popular entre quienes propugnan el respeto por I s radieales de Jo srandesnarrativas dé la 7 condietén-pasnioderna, conitibuyé a validar teéricamente sa desconfianza. La erltca de los discursos totalizadores y la simulténea reivindicas secuencia el desprestigio de los universales. Estos se volvieron sospechosos de ser cémplices dk jones intelectuales aque subordinaban la diferencia a la unifo a Orden alo que seq. de esta eritca fue hacesnas més sensibles aa microp asi como ala int idad, la particularidad y el derecho a ser diferentes. Podemos percibir esto, por ejemplo, en el giro imaginario y Ia préctice educativa en América La- IX y hasta Ia segunda mitad del jento en Argenting ~civilizacion funcioné como una suerte de consigna general para siglo XX, la consigna de S obarbar ‘el desarrollo de sistemas educativos que, en nombre d tegracién nacional, tendieron a privilegiar Ia homogeneidad Benjamin Arc ae por sobre la diferencia. En esto, los educadores rep! rete de ingar cornine és del cuestiona un curriculum homogénco y de los esfnerzos por diver través de a incorporacién de contenidos locales (espe relacionados con historia y geografia), mas déSemipeTavon Ui papel clave en la cont rio de los nuevos movimientos sociales y de era que la ae través del surgimiento de movimientos sociales e iden eultrales daria como resultado la profundizacién del pluralism ta creencia en el potencial emancipador de del smo y la afm 0 en un imperativo programa ‘una cacofonia de grupos intransigentes en un espacio so fragmentado. Sin embargo, en el plano mis préct universes no se el descrédito de los rcibe tan claramente, especialmente cuando nacional de los partidos p jpuestos de representacién popular. Muchos partidos han adop- tado ya un sistema de cuota como mecanismo para revert cde género en su seno. primera vista, esta demand iversalismo del pensamien' vez de proponer derechos in hace algo mas, ya que quienes propanen la cuota defien= ‘validez de un derecho especial en nombre de un prineipio 's bien plantean ese derecho como mecanismo pura coneretar Ia promesa de una igualdad politica universal rocavada, o incluso negada, por la diseriminacién de género® fiscurso de los derechos, que es algo que tras- id de géneto "ian su exigencia en un espacio compartido con otros grupos. ideas, argumentos, principios, discursos y experiencias que lan en este espacio no siempre se reducen a ser meros efec- de normas y reglas puras 0 de tn decisionismo a ultranza _ constituyen el corpus de la jurisprudencia o preticas politcas aceptadas. Este corpus enmarca os inteream bios entre las partes y al mismo tiempo proporciona dispositivos jcas para que tn grupo o parte cualquiera argumente en favor de algin tipo de cambio. La equidad y el valor positive de la participacién, por ejemplo, son invocados por grupos de mujeres como medio para negociar Ia igualdad de género en posiciones de liderazgo, es decit, para institu un criteria para la igualdad part ro ejemplo, vemos una pole mica que pone a prucba hasta qué punto se da efectivamente la supuesta universalidad de la igualdad dentro del ‘nismo tiempo, fa polémica en por insttuir una figura particular conducente ala realizacin de esa universelidad. ~panieularmente aquellos jgnado cyotas a contenidos studios. Se trata poreentaje de as egeelas 0 colegio dociden acerea del tereer componente ama de cada porcentaje nacional, regional € ‘claro, objeto de dsputa, y vaio ademis de aewerdo mes de cals Benjamin Arc az Dondequiera que se es sultado contingente de conf género y los medios para coneretarla. EI “llenado” del pri de igualdad basado en cuotas es contingente, porgue pudo hab sido de otro modo y porque siempre puede ser modificado otro contenido. Como sefiala Laclau, no hay una coinciden nevesaria entre el reclamo en cuestidn y el universal, entre ncarnacién particulary el principio de universalidad como’ 996). En el caso que estamos considerando, un particular (J [rez lesdobla e intenta asumir la area de representa “universalidad (la igualdad) mediante una medida especifica * uota), Sea que se la consicere como un exceso de Io unive {, enteacién con demandas particulars, o como a insufeien de éstas para encamar por completo el princi Universal, esta falta de coineidencia entree ¥ su encamacién pat politica para otras | podemos verclaramente en muestro ejemplo: quienes propugnan las ‘deben disputar fo que se entiende como igualdad y iéna pesar~y en contra-de los discursos patriarcales ior masculinizado que excluye a Jas mujeres o les coloca lugar de la subordinacién. La presencia de resistencia ~de controversia por parte de otras grupos~ sugiere que es poco probable que el éxito del reclamo sea el resultado de una de- isién unénime. Por ello, la negociacion politica de las cuotas 72a. Por ejemp un electorado fernenino dentro del partido o en la soci general pende como una amenaza colateral para la condueci6 partidaria, y es probable que esto sea explotado para facil In aceplacidn de las cuotas. No obstan ota tiene por 230 Los limites del porticulrismo y la cusstidn de les universales| fazgo, también crea una tmueva exclusion -argos disponibles para otros grupos 0 insividuos dentro ido, Esta exclusién pone limites ala igualdad univers condiciones para todos) sin necesariamente invalidat Ia le- dad de fas cuotas como un mecanismo para avanzar en la igualdad (de género). : idad de las cuotas aparece cuando suaceptacion ya sc ha asegurado, cuando la lucha por cuotas ha hegemonizado éxito el campo politica y borrado (0 por lo menos dilti- recuerdo de la violencia excluyente involucrada en su legitimidad queda asegu- comin aceptado partido. Peto si la de género (las cuotes) ciacion de su acept ma como medio para erear (mas re-crear) las coordenadas del espacio com: ‘a pesar de las multiples fisuras propias de éste y «espacio comunitario. Universales impuros, comunidades agrictadas Elejemplo de las cuotas es instructivo, pues demuestra que el

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