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Seamos como Josué

Primero que todo quiero que pensemos en aquello que queremos alcanzar, las victorias que
queremos obtener, en cualquier área de la vida, pensémoslo por unos segundos.

Después de la muerte de Moisés, Dios se hizo cargo de completar la tarea de entregarles a los
israelitas la tierra prometida a través de Josué, él fue el sucesor de Moisés, y junto con Caleb era
uno de sus hombres de confianza.

Pero, claramente mientras Moisés estaba vivo Josué estaba en “segundo plano”, él fue testigo de
la relación de Dios con Moisés (hablaban cara a cara), fue uno de los que acompañó a Moisés al
monte a recibir las tablas de la ley, aunque claramente tuvo que esperar a mitad de camino
mientras Moisés hacía su deber. Entonces aunque Josué era uno de los referentes del pueblo,
pues no era el principal.

Yo imagino que él pudo haber anhelado la posición de Moisés (en el buen sentido de la palabra),
hoy en día sucede que generalmente cuando alguien es el segundo, quiere ser el primero o anhela
con serlo, es normal, supongo que tal vez en algún momento Josué anheló tener el puesto de
Moisés, y al final así sucedió.

A pesar de que Josué ya sabía que iba a ser el sucesor y que todo el tiempo que estuvo junto a
Moisés le sirvió como preparación, no es lo mismo ver como Dios le habla a otro que ser quien
recibe directamente sus palabras.

Preparativos para la conquista


1 Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que
Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo:
2
Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este
Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de
Israel.
3
Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que
pisare la planta de vuestro pie.
4
Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra
de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro
territorio.
5
Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como
estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.
6
Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por
heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.

Dios empezó a hablarle directamente a Josué, y reafirmó sobre él todas las promesas que le hizo a
Moisés. Si yo fuera Josué, creo que esas palabras me hubieran dado un impulso anímico
importante. Pero no sólo fue Dios, sino que el pueblo también se expresó (después de que Josué
les dio sus primeras instrucciones como líder en propiedad).

16
Entonces respondieron a Josué, diciendo: Nosotros haremos
todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que
nos mandes.
17
De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te
obedeceremos a ti; solamente que Jehová tu Dios esté contigo,
como estuvo con Moisés.
18
Cualquiera que fuere rebelde a tu mandamiento, y no obedeciere
a tus palabras en todas las cosas que le mandes, que muera;
solamente que te esfuerces y seas valiente.

Luego, en el capítulo 2 se narra la historia de los dos espías que fueron enviados a Jericó por Josué,
ustedes conocerán la historia, pero básicamente fue que una mujer llamada Rahab los escondió y
ayudó a guardarles la vida y a regresar con bien, y Rahab les dijo a los espías que todo Jericó les
tenía miedo a los israelitas porque habían escuchado acerca de todo lo que Dios había hecho a su
favor y ellos le contaron eso a Josué (final del capítulo 2).
23
Entonces volvieron los dos hombres; descendieron del monte,
y pasaron, y vinieron a Josué hijo de Nun, y le contaron todas las
cosas que les habían acontecido.
24
Y dijeron a Josué: Jehová ha entregado toda la tierra en
nuestras manos; y también todos los moradores del país
desmayan delante de nosotros.

Luego, en el capítulo 3 y el capítulo 4 se narra la historia de cómo se abrió el rio Jordán para que el pueblo
pudiera pasar en su caminó hacia Jericó, y en el capítulo 4:14 dice

14
En aquel día Jehová engrandeció a Josué a los ojos de todo
Israel; y le temieron, como habían temido a Moisés, todos los
días de su vida.

Si yo fuera Josué, hace mucho tiempo se hubiera engrandecido después de ver y experimentar
todo eso, y me quiero detener aquí porque creo que es ahí en donde muchos fallamos, porque
nos pasa que cuando vemos que todo anda bien, que nos respetan, que somos referentes,
empezamos a creer que es nuestro propio mérito y que todo lo que quiero conseguir lo puedo
conseguir por mí mismo. No tengo seguridad si este fue el caso de Josué, pero me gustaría que
aprendamos algo muy sabio que él hizo en el capítulo 5:13.

13
Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón
que estaba delante de él, el cual tenía una espada
desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo:
¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos?
14
El respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová
he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro
en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?
15
Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita
el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y
Josué así lo hizo.

En los versículos siguientes se narra que el ángel le dio instrucciones para invadir Jericó y sucede
la famosa historia de las 7 vueltas a la ciudad etc. Se nota que Josué se sentía confiado
(empoderado) cuando se dirigió hacia el varón (no sé si estaba inflado pero ciertamente estaba
confiado) y esto es lo que me gustaría que aprendamos el día de hoy, tengamos en cuenta que
Josué hasta ese momento no había conseguido ninguna victoria, había visto muchas señales y
recibió el apoyo de Dios y la lealtad del pueblo, pero no había ganado nada aún.
Pero Josué hizo lo correcto cuando se encontró con Dios, se postró delante de Él, se rindió delante
de él antes de conseguir su primera victoria y tal vez la más importante de su vida.

“Esta es la paradoja, la victoria llega a través de la rendición. Rendirte no te hace más débil, sino
que te esfuerza. Ríndete a Dios, no hay que temer o rendirse ante nadie más” – Rick Warren

Hemos aprendido que en el Reino de Dios todo funciona al revés, nuestra lista es:

 Menguar para que Jesús crezca


 Dar para recibir
 Ser el más pequeño para ser el mayor
 Poner la otra mejilla
 Hacernos ignorantes para ser sabios

Añadamos a nuestra lista que si queremos conseguir la victoria en algún área de nuestra vida, la que sea,
primero tenemos que rendirnos, por más capacidades que tengamos, por más talento, por más confianza
que tengamos en nosotros mismos, por más que la gente hable bien de nosotros, por más que hayamos
recibido mil promesas de parte de Dios, tal como hizo Josué antes de atacar Jericó, es necesario rendirnos,
para ganar.

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