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ANTONIO GRAMSCI ANTOLOGIA seleceion, traduccion. y notas de MANUEL SACRISTAN MEXICO ARGENTINA ESPANA »* siglo ventuno edioressa siglo vinta de espana ediores sa Sigloveintiuno argentina editors ca Primera edicién, 1970 Segundla edicién, 1974 © SIGLO XXI EDITORES, S. A. © SIGLO-XXI DE ESPANA EDITORES, S.A. DERECHOS RESERVADOS CONFORME A LA LEY Impreso y hecho en Espaiia Printed and made in Spain ISBN: 84:323-0130-2 Depésito legal: M. 8.099.1974 Libro compuesto en: Sucesores dle Rivadeneira, S. A. (Madrid) Impreso en: Glosas-Orcoyen, S. L. - Martinez Paje, 5 - Madrid-29 INDICE ADVERTENCIA 11910-1926 (1891-1910) ‘Tabla de datos y fechas 1. ty 19101917 ‘Tabla de datos y fechas Oprimidos y opresores (XI-1910) Neutralidad activa y operante (31-X-1914) Socialismo y cultura (29-11916) ‘Tres principlos, tres ordenes (IL-1-1917) Diseiplina y Mbertad (11-Il18}7) 1, 2: 1917-1922 ‘Tabla de datos y fechas La revolucion contra «Fl Capital» (5-1-1918) Nuestro Marx (4-V-1918) Cultura y lucha de clases (25-V-1918) Utopia. @5-VIl-1918) La obra de Lenin (14-1X-1918) LLeninisma y marxismo de Rodolfo Mondolfo (15-V-1919) Demoeracia obreva (21-Vi1919) Arles comisarios do seceién de Ios talleres Fis Gg-1x-1019) ‘El instrumento de trabajo (14-111920) Por una renovacion del Partido Socialista (6-V-i820) El consejo de fabrica (5-VI-1920) El movimiento torinés de los consejos de fabrica (ullo-1920) Los grupos comunistas (17-VIII-1820) El programa de L’Ordine Nuovo (14 y 28-VIII-1920) EI Partido Comunista (4IX y 9-X-1920) stro. parentes 922-1926 ‘Table de datos y fechas Carts @ Julia Sehueht (agosto-1922) Carta a Trotaki (B-1X-1922) Carta a Julia Schucht (1923) Carta a Julia Sehucht ((6-X11-1923) Carta a Mauro Scoceimarro (6-1-1924) ivy xu ns 125 125 3 28 130 300 Gramsci: ANTOLaGiAa, IL—1926-1937 sis puede considerarse manifestaci6n funcional y no orginica; en cualquier caso, ya sea por efecto de Ia Elastina, ya por el hecho de que durante cuatro o cineo noches he dormido un Poco, me parece que siento menos presiGn, y ciertamente han disminuide (se han atenuado) las palpitaciones y el dolor en el coraz6n; solo las manos me duelen constantemente, y no puedo sostener ningtin peso ni apretar nada con un poco de energfa. Por to que hace a mi psique, no puede decirse nada preciso; es veridad que durante muchos meses he vivido sin ninguna pers- pectiva, dado que no se me trataba y que no veia salida elguna del desgaste fisico que me consumfa. No puedo decir que haya terminado ese estado de dnimo, o sea, que me haya convencido de no estar ya en condiciones de precariedad extremada, pero creo que puedo decir que este estado de énimo no es obsesionan- te como en el pasado. Por la demds, no se puede terminar con él por un esfuerzo de Ja voluntad; tendria que estar en condi- ciones de hacerlo, 0 de esforzarme por esforzarme, o de esfor- zarme por esforzarme por enforzarme, etc. Es facil de deci ero, en la practice, todo esfuerzo consecuente se convierte en seguida en una obsesién frenética. Ahora que estoy mejor, los que se encontraban conmigo cuando tuve el punto critica de la enfermedad me han dicho que en Ios momentos de alucina- cién mis palabras tenian cierta lucidez (aunque estaban, ademds, mezcladas con largas tiradas en dialecto sardo). La licidez consistfa en esto: que yo estaba convencido de que me moria, ¢ intentaba demostrar ia inutilidad de Ia religion y su inanidad, y estaba preocupado temiendo que, aprovechindose de mi de. bilidad, ¢} cura me obligara a hacer o me hiciera ceremonias que me repugnan y de las que no sabia cémo defenderme. Pa~ Fece que durante una noche entera he hablado de la inmorta. lidad del alma en un sentido realista e historicista, o sea, como supervivencia necesaria de nuestros actos utiles y necesarios, ¥ como incorporacién de esos actos, por encima de nuestra vo. luntad, al proceso hist6rico universal, etc, Estaba escuchindo- me un obrero de Grosseto, que se caia de suefio y que me arece que creyé que yo me volvia loco, lo cual era también Ia opinign del centinela ‘de servicio. Pero el obrero recordaba a pesar de todo los puntos principales de mi discurso, porque yo los repetia continuamente, Carissima, como ves, el hecho mis. mo de que te cuente estas cosas prueba que me encuentro algo mejor. Tal vez no te molestaré mandarme un poco de Quadro Nox, que aqui no se encuentra. Te abrazo tiernamente, Antonio, II, 3: 1932-1935 ae TEXTOS DE LOS CUADERNOS POSTERIORES A 1931 Mitico. La cuestién de cudndo se ha formado an ge as cen ete Pe produce muchas discusiones y a menudo también, desgraciada- mente, una forma de orgullo que no es menos riéfeulo y peli- sgroso que el corgullo de Tas nacionesn del que habla Vieo. Ver- daderamente puede decirse que un partido no esté nunca pe fecto y formado, en el sentido de que todo desarrollo erea nue- vvas obligaciones y tareas y en el sentido de que para algunos partidos se comprueba la paradoja de que estin perfectos y formados cuando ya no existen, o sea; cuando su existencia si ha hecho historicamente instil ¥ ast, como un partido no, es sino una nomenclatura de clase, es evidente que para el partido {que se propone anular Ia divisiGn en clases su perfeceién y cum- plimiento consisten en haber dejado de existir porque no exis: {an ya clases, ni tampoco, por tanto, sus expresiones. Pero aqu se desea aludir a un particular momento de ese proceso de des: arrollo, e] momento inmediatamente posterior a aquel en el ual un hecho puede tener existencia o no tenerla, en el Een- tide de que la necesidad de su existencia no ha llegado todavia a ser «perentorian, sino que depende «en gran parted de la exis- tencia de personas de extraordinaria potencia volitiva y de ex- inaria voluntad. ‘rsetGuando ‘se hace histGricamente angcesation un partido? ‘Cuando las condiciones de st «triunfo», de su indefectible con- versién en Estado, estan al menos en vias de formacién y per- miten prever normalmente sus ulteriores desarrollos. Pero, geuando puede decirse, en condiciones tales, que un partido no podré ser destruido con medios normales? Para contestar a esa pregunta hay que desarrollar un razonamiento: para que exista tun partido es necesario que confluyan tres elementos fundamen- tales (propiamente, tres grupos de elementos). 1), Un elemento difuso, de hombres comunes, medios, cuya participacién esté posibilitada por la disciplina y a fielidad, hho por un espirtu creador y muy organizacor. Sip ellos, es ver- dad, el partido no existirid, pero también es verdad que el pai tide no existiria wsolamenten con ellos. Ellos son una fuerza 38 GRAMSCI: ANTOLOGIA, II,—1926-1937 en la medida en que hay alguien que Jos centralice, organice y discipline, pero si falta esta otra fuerza de cohesi6n, se disper- sarén y se anularén en una pulverizacién impotente. Na se trata, de negar que cada uno de estos elementos pueda conver en una de las fuerzas de cohesién, pero se habla de ellos en el momento en que no lo son ni estén en condiciones de serlo, 0, si lo son, lo son sélo en un Ambito reducido, politicamente in- eficaz y Sin consecuencias. 2) El elemento principal de cohesién, que centraliza en el 4mbito nacional, que da eficacia y potencia a un conjunto de fuerzas que, abandonadas a si mismas, contarfan cero 0 poco ms; este elemento esta dotado de una fuerza intensamente co- hesiva, centralizadora y disciplinadora, y también, o incluso tal vex. por eso, inventiva (si se entiende «inventivan en cierta orien- tacién, segiin ciertas Iineas de fuerza, ciertas perspectivas, y también ciertas premisas); también es verdad que este elemen- to solo no formaria el partido, pero to formaria, de todos modos, mas que el primer elemento considerado. Se habla de capitanes sin ejércita, pero en realidad es mAs fécil formar un ejército que formar capitanes. Tanto es asf que un ejército ya existen- te queda destruido si se queda sin capitanes, mientras que la existencia de un grupo de capitanes, coordinados, de acuerdo entre ellos, con finalidades comunes, no tarda en formar un ejéreito incluso donde no existe. 3) Un elemento medio que articule el primero con el se- gundo, los ponga en contacto no solamente «fisico», sino tam- bién moral e intelectual, En ia realidad y para cada partido existen «proporciones definidas» entre esos tres elementos, y se alcanza el méximo de eficacia cuando se realizan esas «propor- ciones definidas». Dadas esas consideraciones, se puede decir que es imposi- ble destruir un partido con medios normales cuando, por existir necesariamente el segundo elemento, cuyo nacimiento depende de la existencia de las condiciones materiales objetivas (y, si no existe este segundo elemento, todo razonamiento es vacio), aun- {que sea en un estado disperso y no fijo, no pueden sino formarse los otros dos, 0 sea, el primero, que necesariamente forma el tercero como continuacion suya y modo de expresarse. Para que eso ocurra es necesario que se haya formado la conviccién férrea de que es necesaria una determinada solucion de los problemas vitales. Sin esa conviccién no se formard al segundo clemento, cuya destruccién es la mas fécil, por su es- casez numérica; pero es necesario que este segundo elemento, cuando es destruido, deje como herencia un fermento a partit de] cual pueda reconstituirse. g¥ donde podré subsistir mejor Ti, 3: 1932-1938 9 ‘ese fermento y formarse luego, sino en los elementos primero y tercero, que, evidentemente, son los mas homogéneos con el Segundo? La actividad del segundo elemento para constituir este fermento es, por tanto, fundamental; el criterio para juzgar a este segundo elemento debe verse: 1) en lo que realmente hace; 2) en lo que prepara para la hipotesis de su propia destruccién. Es dificil decir cul de esas dos cosas es mas importante. Como en Ia lucha hay que prever siempre la derrota, la preparacién de los sucesores de uno es un elemento tan importante como Jo que se hace para vencer. ‘A propésito del worgullo» de partido, puede decirse que es peor que el «orgullo de las naciones» del que habla Vico. ¢Por qué? Porque una nacidn no puede no existir, y en el mero hecho de que existe es siempre posible, aunque sea con buena volun- tad y forzando los textos, descubrir que la existencia en cues- tin rebosa destino y significado. En cambio, un partido puede no existir por fuerza intrinseca. No hay que olvidar nunea que, fen la lucha entre las naciones, cada una de ellas tiene interés en que la otra se debilite por luchas internas, y que los partidos son precisamente los elementos de las luchas internas. Por tanto, para los partidos es siempre posible la pregunta de si existen por su fuerza propia, por auténtica necesidad, o si existen s6lo Por intereses ajenos (y efectivamente, en las polémicas esto no se olvida nunca, sino que es incluso motivo insistentemente uusado, especialmente cuando la respuesta no es dudosa, lo que quiere decir que tiene garra y deja con dudas. Est4 claro que el que se deja desgarrar por esa -duda seré un necio. Politica- mente la cuestién tiene una importancia s6lo momenténea. En Ja historia de lo que suele lamarse principio de las nacionali- dades las intervenciones extranjeras a favor de los partidos nacionales que perturban el orden interior de los Estados anta- gonistas son innumerables, hasta el punto de que cuando se habla, por ejemplo, de la «politica orientaly de Cavour lo que se pregunta es si se trataba de una «politicay, 0 sea, de una linea de accién permanente, o de una estratagema momentanea para debilitar a Austria en vista de la ocurrido en 1859 y 1866, De! mismo modo se ve en los movimientos mazzinianos de principios del 70 (ejemplo, asunto Barsanti **) la intervencién de Bismarck, el cual, en vista de la guerra con Francia y del ™ Intentos revolucionarios de Mazzini que fueron facilmente repri- ‘midos, En el titimo de ellos et propio Mazzini se decidio a pasar de Sici- ava Roma poco antes de la conquista de esta capital por ol reino de Italia Un espia faciite su detencién en Sicilia, Durante su prisién eayo Roma en ‘manos del naciente Estado Italiano 350 GRAMSCI: ANTOLOGiA. H.—1926-1937 peligro de una alianza italo-francesa, pensaba debilitar Italia mediante conflictos internos. Y analogamente ven algunos en los acontecimientos de junio de 1914 la intervencién del Estado ‘Mayor austriaco previendo Ia guerra inminente. Como se ve, 12 casuistica es numerosa, y es necesario tener ideas claras al res- pecto. Siempre que se hace algo se esta haciendo el juego de alguien: lo importante es intentar por todos los medios hacer bien el juego de uno, 0 sea, vencer claramente. En cualquier caso, hay que despreciar el worgullo» del partido y sustituirlo por hechos coneretos. Si, en cambio, se sustituyen los hechos concretos por el orgullo, o se practica la pojitica del crgulto, estard justificada sin mAs la sospecha de escasa seriedad. No es necesatio afiadir que también hay que evitar a los partidos la apariencia «justificaday de que se esta haciendo el juego a al- guien, especialmente si ese alguien es un Estado extranjero; ero sia pesar de todo se sigue especulando, hay que darse cuenta de que no se puede impedir que eso ociirra, Es dificil excluir que cualquier partido (de los grupos domi- nantes, pero también de los grupos subalternos) realice alguna funcién de policia, 0 sea, de tutela de cierto. orden politico y legal. Si la cosa se demostrara concluyentemente, habria que plantear Ja cuesti6n de otro modo, pregunténdose por las ma- netas y las orientaciones con las cuales se ejerce esa funcién. dEs su sentido represivo o difusivo, de caracter reaccionario © de carécter progresivo? Ei partido dado, gejerce su funcién de policia para conservar un orden exterior, extrinseco, tra- a de las fuerzas vivas de la historia, o Ia ejerce en el sen. tido que tiende a levar el pueblo a un nivel de civilizacién, expresién programética del cual es ese orden polftico y legal? En la prdctica, los que infringen una ley pueden encontrarse: 1) entre los elementos sociales reaccionarios desposefcos del poder por Ja ley; 2) entre los elementos progresivos comprimi- dos por fa ley; 3) entre los elementos que no han alcanzado atin el nivel de civilizacion que la ley puede representar. La funcién de policia de un partido puede, por tanto, ser progresiva o re- gresiva: es progresiva cuando tiende a mantener en la Orbita de la legalidad a las fuerzas reaccionarias despojadas del poder 2 Huelga general proclamada en toda Italia por la C. G. Ly el P. & L-el 8 de junio de 1914 en protesta por los disparos de la fuerza ppliblica contra los obreros reunidos en Ancona para oir un discarso de Errico Malatesta, Manifestacion en Turin, contra la cual tambien dispa- ‘raron les carabinierl (dos abreros muertos, ocho herldos), Deseripelon en Paolo Spriano, Torino operaria nella grande guerra, Torino, 1960, 60 y sigs. IT, 3: 1932-1935 ss y a levantar Jas masas atrasadas al nivel de Ia nueva legalidad. Es regresiva cuando tiende a comprimir las fuerzas vivas de la historia y a mantener una legalidad superada, antihist6rica, he- cha extrinseca. Por lo demés, el funcionamiento del. partido dado suministra criterios dé discriminacién: cuando el partido es progresivo, funciona «democraticamenten (en el sentido del centralismo democratico); cuando el partido es regresivo fun- ciona «burocraticamentey (en el sentido del centralismo bu» rocratico), En este segundo caso el partido es un mero ejecutor no deliberante: es entonces, técnicamente, un organo de policia, y,su nombre de «partido politico» es una pura metafora de ca- Tacter mitologico. (C. 1; M. 23-26; son dos apuntes.) * Internacionalismo y politica nacional. El escrito de Giusep- pe Ressarione™ (por el sistema de preguntas y respuestas) de septiembre de 1927 acerca de algunos puntos esenciales de cien- cia y arte politicos. El punto que me parece necesario desarro- ilar es este: que segun Ia filosofia de Ja préctica (en su mani- festaci6n politica), ya en la formulacién de su fundador, pero especialmente en las precisiones de su gran teOrico mas recien- te", la situacién internacional tiene que considerarse en su aspecto nacional, Realmente la relacion «nacional» es el resul- tado de una combinacion «original» tinica (en cierto sentido) que tiene que entenderse y concebirse en esa originalidad y uni- cidad si se quiere dominarla y dirigirla, Sin duda que el desarro- No Veva hacia el internacionalismo, pero el punto de partida es «nacional», y de este punto de partida hay que arrancar. Mas Ja perspectiva es internacional y no puede ser sino internacio- nal. Por tanto, hay que estudiar exactamente [a combinacién de fuerzas nacionales que la clase internacional tendré que di- rigit y desarrollar segiin la perspectiva y las directivas interna- conales. La clase dirigente lo es sélo si interpreta exactamente esa combinacién, componente de Ia cual es ella misma, y, en cuanto tal, puede dar al movimiento una cierta orientacién’ se- gin determinadas perspectivas. En este punto me parece estar a discrepancia fundamental entre Leone Davidovici™ y Bes- sarione como intérprete del movimiento mayoritario, Las acusa- ciones de nacionalismo son inepcias si se refieren al niicleo de ' Stalin (Jossip Visserion6vich). "= Lenin, Tota

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