La Guerra Fría fue un conflicto político, económico e ideológico que se desarrolló

principalmente entre Estados Unidos y la Unión Soviética, junto con sus respectivos aliados,
desde finales de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta la disolución de la Unión Soviética
en 1991. Aunque no hubo combates directos entre las dos superpotencias, la Guerra Fría se
caracterizó por la competencia global por la influencia política y militar, así como por la carrera
armamentística y espacial.

Los principales eventos y características de la Guerra Fría incluyen:

Ideologías opuestas: Estados Unidos promovió el capitalismo y la democracia liberal, mientras

que la Unión Soviética defendió el comunismo y el sistema de partido único.

Carrera armamentística: Ambas superpotencias compitieron en la producción y acumulación

de armas nucleares, lo que llevó a una tensión constante y al concepto de la "mutua
destrucción asegurada" (MAD, por sus siglas en inglés), donde cualquier ataque nuclear
conduciría a la aniquilación mutua.

Divisiones geopolíticas: El mundo se dividió en dos bloques, con Estados Unidos liderando la
OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y la Unión Soviética liderando el Pacto de
Varsovia, creando un equilibrio de poderes conocido como "la cortina de hierro".

Conflictos regionales: La Guerra Fría se manifestó en conflictos regionales en todo el mundo,

incluidos la Guerra de Corea, la Guerra de Vietnam, la crisis de los misiles en Cuba, y las
intervenciones en América Latina, África y Asia.

Competencia espacial: Estados Unidos y la Unión Soviética compitieron en la exploración

espacial, culminando con el lanzamiento del Sputnik por parte de la Unión Soviética en 1957 y
la llegada del Apolo 11 a la Luna en 1969 por parte de Estados Unidos.

Detente y distensión: Hubo períodos de relativa calma y negociación, como la "detente" en los
años 70 y la "distensión" en los 80, marcados por acuerdos de control de armas y diálogo entre
las superpotencias.

La Guerra Fría llegó a su fin con la disolución de la Unión Soviética en 1991, aunque sus efectos
geopolíticos y socioeconómicos continúan influyendo en las relaciones internacionales hasta el
día de hoy.