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Sobre El Sujeto en Sociedad
Sobre El Sujeto en Sociedad
LICENCIATURA EN PEDAGOGÍA
22 DE JULIO DE 2023
La personalidad es el conjunto de características físicas, genéticas y sociales que reúne
un individuo, y que lo hacen diferente y único respecto del resto de los individuos. Está
compuesta por dos elementos: temperamento y carácter.
El carácter comprende un conjunto de rasgos que una persona adquiere a través del
aprendizaje. El temperamento es una tendencia constitutiva del individuo. El carácter se
origina en la interacción del individuo con su entorno. El temperamento tiene su origen en
la herencia biológica y es innato. Por lo que podemos decir que, gracias a la sociedad y
nuestras relaciones afectivas, somos lo que externamos y lo que queremos mostrar, ya
que gracias a la interacción social aprendemos ciertas herramientas para controlar o
regular nuestro temperamento, en caso de que este sea errático.
Es bien sabido por la mayoría de la población que la sociedad no sólo influye de manera
externa en nosotros, sino también interna, respecto a lo que creemos, a lo que pensamos
y a como nos percibimos. Es decir, nuestra autoimagen, la forma en la que nos tratan las
personas, en la que nos hablan y el tipo de relación que tenemos con los más cercanos,
determinan la imagen mental que tendremos de nosotros a lo largo de la vida. Si a un niño
pequeño se le dice que no es bueno en lo que hace, que sólo es una molestia y que
físicamente no es agraciado, la imagen que tendrá de él, será de alguien que no merece
todo lo bueno que le pasa, que no es suficiente para nadie, afectando severamente su
autoestima y la forma en la que se relaciona con la sociedad.
Sin embargo, si aun niño se le ánima y se le dan cumplidos, crecerá siendo alguien
seguro y con mucha confianza en sí mismo, ayudándolo a obtener éxito en las actividades
futuras e incluso si fracasa, el sujeto sabrá que hizo lo mejor que pudo y seguirá
intentando. Tendrá una relación sana con la sociedad y aún más importante, consigo
mismo.
Según Nathaniel Branden (2010) “Las personas que gozan de una alta autoestima están
lejos de gustar siempre a los otros, aunque la calidad de sus relaciones sea claramente
superior a la de personas de baja autoestima. Como son más independientes que la
mayoría de la gente, son también más francas, más abiertas con respecto a sus
pensamientos y sentimientos. Si están felices y entusiasmadas, no tienen miedo de
mostrarlo. Si sufre, no se sienten obligadas a “disimular”. Si sostienen opiniones
impopulares, las expresan de todos modos. Son saludablemente autoafirmativas”.
En la autoestima encontramos tres componentes interrelacionados de tal modo que una
modificación en uno de ellos lleva consigo una alteración en los otros: cognitivo, afectivo y
conductual.
Las distorsiones en la percepción del yo social son las maneras erróneas que
tenemos de procesar la información, analizamos la información de nuestro alrededor
generando consecuencias negativas, afectando nuestro estado de ánimo,
comportamiento y relaciones.
Una persona con una relación sana consigo misma, hará lo que la mayoría, desviar el
tema de conversación hacia situaciones externas que no nos involucran directamente con
la situación, dejándolo en manos de un “fue un mal día, me distrajo tal cosa”. Alguien con
una mala relación con el mismo, también desviará el tema, pero en lugar de culpar algo
externo, se culpará a sí mismo, poniéndose en el centro de los problemas y, por lo tanto,
alimentar su relación insana con su yo interior.
Los roles sociales, esas actitudes, comportamientos y maneras de pensar que se espera
que adopte una persona en base a la situación en la que se encuentra y sus
características personales. Ser una persona estricta y rigurosa implica desempeñar
ciertas clases de rol, adoptar valores, actitudes y sentimientos, siempre se espera que
actúe acorde a y no como en realidad se siente y es esa persona. En el momento en el
que demuestra diferentes reacciones, la sociedad suele juzgar y reprimir para que vuelva
a la postura que están acostumbrados, a esa que los hace sentir cómodos y cero
amenazados.
Claro que los roles sociales no siempre representan algo negativo, es un elemento para
regular las interacciones entre los distintos miembros de un grupo o cultura, y podría
servir para mantener cierto orden.
El grupo constituye la forma más habitual de convivencia del ser humano. El ser humano
es un ser social que, necesita de otros individuos para desarrollarse y sobrevivir. Los
distintos grupos de los que va a formar parte, voluntaria o involuntariamente, le van a
proporcionar un conjunto de estímulos y refuerzos necesarios para su desarrollo y su
supervivencia, pero a su vez, de forma implícita o explicita, el grupo va a requerir de sus
integrantes la aceptación de una serie de normas, influyendo en su yo social.
Bibliografía