Estereotipos, ambiente e identidad
Al recorrer diferentes escuelas en diferentes lugares de la
tina, asombra encontrar las mismas flores d i on
A ; , res de cartulina o goma eva, los
mismos personajes extraidos de las mismas revistas, en | ;
diversos. Dice Daniel Calmels (2004: 15) que: «la identi di oe uy,
de lo idéntico». . ‘ad es enemiga
Yel entorno construye identidad. Lamentablemente, el nivel ini-
cial ha construido, alo largo de su historia, una identidad plagada de
estereotipos, tijeras de picos, nubes con cara que, en definitiva, ofrecen
una mirada de la infancia y de quienes nos ocupamos de ella, cierta-
mente superficial. Nadie espera recibir una receta, extendida por un
pediatra, adornada con florcitas y honguitos tiernos y simpaticones.
No, se trata de un profesional, y aunque se ocupe de nifios, es un adulto.
E| nivel inicial ha asumido una supuesta estética de la infancia que, sin
pedir permiso ni observar los gustos de los nifios, invade los espacios,
borra toda huella de lo particular de cada nifio y de lo que ensefian esos
maestros, tinicos y particulares.
¢Cémo construirdn los nifios su propia identidad en estos ambi-
tos tan poco genuinos? ¢Cémo podran reconocerse en ese ambiente?
Ni los productos naturales de la regién, ni las fotos de los chicos,
nilas artesanfas de cada comunidad, ni las huellas de lo experimen-
tado por los chicos y lo ensefiado por los maestros, hacen sentir su pre-
sencia singular. .
2Qué mensajes transmiten esas paredes plagadas de estereoti-
pos comerciales que se repiten de un extremo al otro de nuestro pais,
sin considerar identidades, caracteristicas de cada grupo, gustos 0
preferencias de los educadores, ni de las familias de los chicos que asis-
ten a cada institucién?
Resulta impactante e1
pocas huellas de quienes la A
para ser impregnadas por las experiencias
nntrar a una sala y descubrir que en ella hay
habitan, y no se trata de salas vacias, prontas
que alojaran, sino de lo que
la Ciudad de Buenos Aires, afio 3, N° 6. Disponible en: hitp://ieseccleston.
-/Revista%20N%BA%206_Lopez-paf
buenosaires.edu.a!
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Escaneado con CamScanner(1988) Haman sobrecarga de simbolos visuales de ea
Tonucci y Rieci
tura de masas.
m Enarbolar desde las pared
Ee 508
imaginaci6n, adormece la curi
de ee ambiente, de esas imagenes y SUS
gros. El peligro del acostumbramiento y P
oportunidad.
Por nés Dussel y Daniela Gut
«Hoy la formacién politica y ética esta intimamente vin-
culada con la cuestién de las identidades que promueven o que
encuentran los procesos pedagégicos, junto con las imagenes
como lenguaje privilegiado en Ja cultura contempordnea.»
les homogeneidad dudosa, anestesa
‘dad. Este abandonarse en negar |, <8
mensajes sdlo aumenta Sus pe
r otro lado, el descuido de
tiérrez (2006: 13) expresan que:
En los estudiantes del Profesorado se hace visible el sometimiento
que han tenido a esos modelos, la falta de reflexidn sobre estas image.
nes heredadas, Es frecuente ver en sus carpetas y en sus agendas los
mismos stickers con imagenes de Garfield y Winnie Poo, como si fuese
lo tinico a lo que han podido acceder en dieciocho o veinte afios deex-
periencia en el mundo de las imégenes.
Al reflexionar con ellos sobre el uso y la presencia de las imége-
nes en la escuela, sus mensajes, su estética, su ética, su identidad, es
asombroso como casi todos transitan las mismas reacciones: al princi-
pio le restan importancia al problema, lo niegan, algunos defienden a
muerte la estética del estereotipo infantil: «Pero si son tan tiernos..»,
«A todos los chicos les fascinan...», «Los padres esperan eso...»-
Poco a poco, van reaccionando, se indignan con su propia ceguer, |
se sorprenden de su propio sometimiento e, invariablemente, luego de! |
excesivo rechazo, llega la apertura sobre la que es posible construit
una actitud combativa.
___ Lasala de Jardin Maternal puede ser un escenario para la expe”
riencia estética. Teniendo en cuenta la vulnerabilidad de los nifios, pode
ne a mds alld: pensar en estas experiencias como un derecho que !os
locentes lemos i: i i i-
pulados, bets qué eo offecer reese estén tempranamente ma
propicie d destrvollo de i nega ‘encia concibiendo un espacio ar
iginacidn y donde sucedan otras cosas"
«La imaginacién nos ofrece imagen i
es de lo posible que
constituyen una plataforma para ver lo real, y al praia
ojos nuevos, podemos crear algo que se encuentre més all
de ello. La imaginacién, alimentada Por las caracteristicas
Escaneado con CamScannersensoriales de la experiencia se expr
de las imégencs. La imagen, ef
cidn, tiene un carécter
con el ojo de la mente (Ki
en las artes por medio
lemento central de la imagina-
ivo. Es indudable que vemos
; 2004: 20) mevemes
isner
Y si la imaginacién se alimenta de est
tante detenernos a pensar qué queremos ofrecer a los nifios y a los
bebés. Entonces, con ur nsible y critica, volvamos a mirar
edes, Atrevdmonos a tolerar un espacio vacfo, promesa, tal
Observemos nuestro espacio, y cada objeto
‘omo el escenario posible de la experiencia
es impor-
que ubiquemos en él,
estética,
Cazadores de gestos, lectores de silencios,
constructores de miradas
A veces tengo la sensacién de que todos nuestros juegos verbales,
esos en los que decimos lo que sabemos de los niftos y lo que debertamos
hacer con ellos, no son otra cosa que tentativas de protegernos del silen-
cio de los nittos, de mantenernos a una distancia confortable. No sélo
nos Henamos la boca de palabras y, algunos de nosotros, enamos infi-
nidad de paginas de ideas, sino que incluso, tenemos la pretension de
saber de qué hablamos, Los niftos callan, nos enfrentan con su silencio,
con sus gestos y con su rostro, con st mirada, Y°como ese silencio nos reta
‘y nos angustia y nos escapa, tratamos de sonorizarlo, de hacerlo hablar,
de cubrirlo con nuestras interpretaciones y nuestros significados. Nosotros
somos alérgicos al silencio, estamos marcados por una obsesion de inte-
ligibilidad, por un inperativo de sentido, Queremos comprender a los
niflos, aunque para eso lenganios que cerrar los ojos. Necesitamos que
lainfancia signifique algo, anougue para eso tengamos que renunciar a
mirarla, Puesto que la infancia no habla, hay que hhacerla hablar Como
su silencio nos oprimey nos angustia, hay que recubrirlo de cualquier
sentido que nos permita sentirnos seguros. Como los niftos callan tene-
mos que interpretar esa mudez.
isajen >
Jorce Larosa, «Niftos atravesando el paisaje»
_— = el i hy
25, Larosa, J. (2006) «Nitfos atravesando el paisnjer, En: Dusseh ly D. Guiierren,
op. cit, p, 121.
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Escaneado con CamScanner