Está en la página 1de 4

Said Guzman

ID:1096006

CRIMINOLOGÍA DEL DESARROLLO: EL ESTUDIO DE LA PERSONALIDAD

La psicología criminológica es una rama de la psicología que se ocupa del estudio de


las conductas antisociales y las causas que las impulsan. Además, evalúa la personalidad de
los sujetos antisociales, ayuda en el proceso penal y brinda asistencia a víctimas y testigos.
Sin embargo, ha sido criticada por su relación con la criminología y su colaboración con el
sistema legal, además de ser tildada de irrelevante en sus conclusiones sobre las políticas
sociales. La psicología clínica también ha sido cuestionada por su ausencia de análisis del
proceso global.

La psicología ha sido criticada por su enfoque en el estudio de la criminalidad en el


laboratorio y su ignorancia de los aspectos ambientales. Por lo tanto, la criminología debe
abrirse campo en áreas que la psicología ha dejado de lado y que el derecho penal no
comprende. La criminología del desarrollo estudia la evolución humana y los problemas que
surgen en cada etapa del desarrollo para detectar y prevenir la criminalidad. La criminología
clínica, por su parte, se encarga del diagnóstico y tratamiento de los tipos antisociales y
estudia a cada sujeto como un ser biológico, psicológico, social e individual.

La criminología es una materia sistematizada recientemente que se ocupa del estudio


de las conductas delictuosas y los estados criminógenos, como el alcoholismo, la
drogadicción y la vagancia, que pueden inducir a una predisposición a delinquir. Una
característica esencial de la personalidad antisocial es un comportamiento general de
desprecio y violación de los derechos de los demás, que suele comenzar en la infancia o
adolescencia y continuar en la edad adulta. Este tipo de personalidad también es conocido
como "psicopatía, sociopatía o trastorno antisocial de la personalidad". Diversos autores han
trabajado en el estudio de la personalidad antisocial y describen al antisocial como alguien
que agrede a la sociedad, es impulsivo, agresivo, irresponsable y carece de remordimiento.
Estas personas no logran adaptarse a las normas sociales y pueden cometer repetidamente
actos ilegales. El comportamiento antisocial incluye conductas peligrosas, como excesos de
velocidad y conducción intoxicada, accidentes múltiples y comportamientos sexuales y
consumo de sustancias con riesgo. Estas personas también descuidan o abandonan el cuidado
de los niños, y son extremadamente irresponsables con pocos remordimientos por sus
acciones. Además, suelen culpar a las víctimas y minimizar las consecuencias negativas de
sus actos, mostrando indiferencia.

El egocentrismo se refiere a la tendencia de una persona a sobrevalorar su propia


personalidad y a considerarse como el centro de atención en todas las situaciones y
momentos. Esta actitud puede presentarse en tres formas: egocentrismo intelectual, en el que
una persona exagera sus pensamientos e ideas y no acepta las de los demás; egocentrismo
afectivo, en el que una persona busca ser el objeto de atención, cariño y cuidado de los que le
rodean y se muestra disgustado y celoso si no lo logra; y egocentrismo social, en el que una
persona busca ser el centro de atención y tener el papel de líder.

Las personas con tendencias antisociales suelen carecer de empatía y ser insensibles,
desvergonzadas y menospreciar los sentimientos, derechos y sufrimientos de los demás.
Pueden tener un autoconcepto vanidoso y orgulloso, ser tercos e independientes y mostrar
labia y seducción, pero son volubles. Son incapaces de juzgar un problema desde un punto de
vista distinto al personal y justifican y racionalizan sus actos, incluso cuando dañan a otras
personas. En estos casos, suelen culpar a las víctimas de sus acciones y justificarse alegando
sufrimientos del pasado.

La agresividad es una fuerza fundamental en el ser humano que tiene aspectos


positivos y negativos. La agresividad positiva se refiere a la autoafirmación y dominación
necesarias para lograr un objetivo social aceptable, mientras que la agresividad negativa se
expresa en forma de hostilidad y es incompatible con las normas de conducta aceptadas. Las
personas antisociales tienden a ser irritables y agresivas, lo que puede llevar a peleas físicas
repetidas o actos de agresión contra cualquier persona. La violencia ha sido una expresión
humana a través del tiempo, pero en la actualidad ha evolucionado sus manifestaciones. Por
lo tanto, es importante enseñar a los jóvenes a enfrentar, tratar, combatir y, en un contexto
ideal, evitar la violencia, lo cual no es fácil debido a la diversidad de factores sociales,
económicos, políticos y familiares que nos llevan a la violencia y sus diferentes
manifestaciones.

El término "labilidad" se refiere a una falta de estabilidad o firma en el carácter de una


persona. Esta inestabilidad se puede manifestar en la frecuente fluctuación de emociones,
cambios repetidos en relaciones, trabajos o lugares de residencia, entre otros. En el contexto
de la psicología, la labilidad es una característica común en los sujetos antisociales, quienes
presentan una falta de temor a la pena y una incapacidad para visualizar el futuro con
claridad.

Además, los sujetos antisociales pueden ser impulsivos y tomar decisiones sin pensar
en las consecuencias para ellos mismos o para los demás, lo que puede resultar en cambios
repentinos de trabajo o lugar de residencia. Esto también se puede observar en
comportamientos de riesgo como la conducción temeraria o la participación en
comportamientos sexuales o consumo de sustancias perjudiciales. Además, estos individuos
pueden ser irresponsables, desempleados y carecer de remordimientos por sus acciones
dañinas.

El artículo trata sobre la indiferencia afectiva, que es la ausencia de sentimientos y la


distorsión de la expresión emocional. Esta condición suele ser común en individuos
antisociales, quienes son insensibles e indiferentes y carecen de empatía. Estos sujetos
también pueden ser irresponsables y explotadores en sus relaciones sexuales y tener una
historia de muchos acompañantes sexuales pero nunca haber tenido una relación monógama
duradera. La indiferencia afectiva también puede estar relacionada con el egocentrismo y la
falta de empatía.

Los trastornos de la personalidad afectan la cognición, la afectividad, la actividad


interpersonal y el control de los impulsos. El trastorno antisocial es uno de los más
problemáticos de todos, y puede tener características de otros trastornos, como la
desconfianza y suspicacia, el aislamiento, la dependencia, el egocentrismo y la falta de
empatía. Estas características deben ser observadas por un criminólogo clínico y se deben
profundizar en ellas para conocer sus causas y tratar de solucionarlas. En general, el artículo
se enfoca en la importancia de comprender y tratar la indiferencia afectiva y su relación con
los trastornos de la personalidad.

El tratamiento penitenciario en criminología incluye el uso de técnicas y conceptos


del psicoanálisis y del conductismo. El objetivo de estos enfoques es conocer las causas,
motivos y estímulos de la conducta antisocial para tratarla adecuadamente y prevenir o
reducir la misma. El psicoanálisis se centra en el estudio de la estructura mental y la
psicodinámica de la mente, considerando que la motivación de la conducta proviene de
procesos mentales inconscientes. El conductismo, por su parte, se enfoca en el estudio directo
de los comportamientos de los individuos en relación con su entorno, y su objetivo es
minimizar el estudio de los procesos mentales y reemplazarlos por el estudio directo de los
comportamientos. Ambas teorías han sido útiles en criminología para explicar y predecir la
conducta criminógena, y para conocer los efectos de los castigos y otros tratamientos penales
en la conducta de los individuos.

REFERENCIA:

Hikal-Carreón, W. S. (2009). Criminología del desarrollo: el estudio de la personalidad.


CIENCIA-UANL, 12(2), 124-130.

También podría gustarte