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Generalidades sobre los trastornos de la personalidad

Los trastornos de la personalidad en general son patrones de pensamiento, percepción, reacción y


relación generalizados y duraderos que causan malestar significativo o deterioro funcional. Los
trastornos de la personalidad y sus manifestaciones varían significativamente, pero todos ellos
parecen ser consecuencia de una combinación de factores genéticos y ambientales. Muchos se
vuelven gradualmente menos graves con la edad, pero ciertos rasgos pueden persistir en cierto
grado después de la desaparición de los síntomas agudos que motivaron el diagnóstico. El
diagnóstico es clínico. En el tratamiento se utilizan terapias psicosociales y a veces fármacos

Los rasgos de personalidad representan patrones de pensamiento, percepción, reacción y relación


que se manifiestan relativamente estables a lo largo del tiempo.

Hay un trastorno de la personalidad cuando estos rasgos son tan prominentes, rígidos e
inadaptados que deterioran el funcionamiento laboral y/o interpersonal. Estas inadaptaciones
sociales pueden causar malestar significativo en las personas con trastornos de la personalidad y
en aquellos que los rodean. Para las personas con trastornos de la personalidad (a diferencia de
muchos otros que buscan asesoramiento psicológico), la angustia causada por las consecuencias
de sus comportamientos socialmente inadaptados suele ser la razón por la que buscan
tratamiento, más que por malestar con sus propios pensamientos y sentimientos. Por lo tanto, los
profesionales inicialmente deben apuntar a que los pacientes vean que sus rasgos de personalidad
son la raíz del problema.

Los trastornos de personalidad por lo general comienzan a hacerse evidente durante la


adolescencia tardía o adultez temprana, aunque a veces los signos se evidencian más adelante
(durante la infancia). Los rasgos y los síntomas varían considerablemente de acuerdo a su duración
en el tiempo; muchos se resuelven con el tiempo.

Los Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, quinta edición (DSM-5) enumeran 10
tipos de trastornos de la personalidad, aunque la mayoría de los pacientes que cumplen con los
criterios de un tipo también cumplen con los criterios de uno o más. Algunos tipos (p. ej.,
antisocial, límítrofe) tienden a disminuir o resolver con la edad; otros (p. ej., trastorno obsesivo-
compulsivo, esquizotípico) son menos propensos a hacerlo.

Alrededor del 10% de la población general y hasta la mitad de los pacientes psiquiátricos en las
unidades hospitalarias y clínicas tienen un trastorno de la personalidad. En general, no hay
diferencias claras en términos de sexo, clase socioeconómica y raza. No obstante, en el trastorno
de la personalidad antisocial los varones superan a las mujeres en una relación 6:1. En el trastorno
límite de la personalidad, las mujeres superan a los hombres 3:1 (pero sólo en el ámbito clínico, no
en la población general).
Para la mayoría de los trastornos de la personalidad, el grado de heredabilidad es alrededor del
50%, que es similar o superior a la de muchos otros trastornos psiquiátricos principales. Este grado
de heredabilidad argumenta en contra del supuesto de que los trastornos de personalidad son
defectos del carácter generados principalmente por un entorno adverso.

Los costos directos de la atención de la salud y los costos indirectos asociados con el lucro cesante
asociados con trastornos de la personalidad, en particular el trastorno de personalidad limítrofe y
el trastorno obsesivo-compulsivo, son significativamente mayores que los costos similares
asociados con el trastorno depresivo mayor o el trastorno de ansiedad generalizada.

Tipos de trastornos de personalidad

El DSM-5 agrupa a los 10 tipos de trastornos de la personalidad en 3 grupos (A, B, y C), sobre la
base de características similares. Sin embargo, no se comprobó la utilidad de estos grupos.

El grupo A se caracteriza por parecer raro o excéntrico. Incluye los siguientes trastornos de la
personalidad con sus características distintivas:

Paranoide: desconfianza y sospecha

Esquizoide: falta de interés en los demás

Esquizotípico: ideas y comportamiento excéntrico

La categoría B se caracteriza por apariencia dramática, emocional o errática. Incluye los siguientes
trastornos de la personalidad con sus características distintivas:

Antisocial: irresponsabilidad social, desprecio por los demás, engaño, y manipulación de los demás
para su beneficio personal

Limítrofe: vacío interior, relaciones inestables y desregulación emocional

Histriónico: búsqueda de atención y excesiva emocionalidad

Narcisista: auto-grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía

La categoría C se caracteriza por la aparición de ansiedad o miedo. Incluye los siguientes trastornos
de la personalidad con sus características distintivas:

De evitación: Se evita el contacto interpersonal debido a la sensibilidad al rechazo


Dependiente: sumisión y necesidad de ser atendidos

Obsesivo-compulsivo: perfeccionismo, rigidez y obstinación

Signos y síntomas de los trastornos de personalidad

Según el DSM-5, los trastornos de la personalidad son principalmente problemas con

La identidad propia

Funcionamiento interpersonal

Los problemas con la propia identidad pueden manifestarse como una imagen propia inestable (p.
ej., las personas fluctúan entre verse a sí mismas amables o crueles) o como inconsistencias en los
valores, las metas y la apariencia (p. ej., las personas son profundamente religiosas en la iglesia,
pero profanas e irrespetuosas en otras partes).

Los problemas de funcionamiento interpersonal normalmente se manifiestan como incapacidad


para desarrollar o mantener relaciones estrechas y/o insensibilidad hacia otros (p. ej., incapacidad
de sentir empatía).

Las personas que tienen trastornos de la personalidad suelen ser incongruentes y confunden y
frustran a los que las rodean (incluidos los profesionales). Estas personas pueden tener dificultades
para reconocer los límites entre ellos y los demás. Su autoestima puede ser inapropiadamente alta
o baja. Pueden tener estilos de vida inconsistentes, desprendidos, demasiado emocionales,
abusivos o irresponsables cuando actúan como padres, lo cual puede provocar problemas físicos y
mentales en su cóyuge y/o sus hijos.

Las personas con trastornos de la personalidad pueden no reconocer que tienen problemas.

Diagnóstico de los trastornos de personalidad

Criterios clínicos (DSM-5)

Los trastornos de la personalidad están subdiagnosticados. Cuando las personas con trastornos de
la personalidad buscan tratamiento, sus principales quejas a menudo son depresión o ansiedad
más que de las manifestaciones de su trastorno de la personalidad. Cuando los médicos sospechan
un trastorno de la personalidad, evalúan las tendencias cognitivas, afectivas, interpersonales y
conductuales utilizando criterios diagnósticos específicos. Se dispone de herramientas de
diagnóstico más sofisticadas y empíricamente rigurosas para los médicos más especializados y
académicos.
El diagnóstico de un trastorno de personalidad requiere lo siguiente:

Patrón de rasgos de mala aadaptación inflexibles, persistentes y generalizados, que abarcan ≥ 2 de


los siguientes: cognición (formas de percibirse e interpretarse a uno mismo, a los demás y los
eventos), afectividad, funcionamiento interpersonal y control de los impulsos

Malestar significativo o deterioro del funcionamiento generado por el patrón maladaptativo

Estabilidad relativa y patrón de comienzo temprano (se rastrea al menos hasta la adolescencia o la
adultez temprana)

Además, deben excluirse otras posibles causas de los síntomas (p. ej., otros trastornos de salud
mental, por consumo de sustancias, traumatismo enceálico).

Para un trastorno de la personalidad que se diagnostica en pacientes < 18 años, el patrón debe
haber estado presente durante ≥ 1 año, a excepción de los trastornos de personalidad antisocial,
que no pueden ser diagnosticadas en pacientes < 18 años.

Debido a que muchos pacientes con un trastorno de personalidad desconocen su enfermedad, los
médicos pueden tener que obtener la anamnesis de los médicos que han tratado a estos pacientes
previamente, otros profesionales, miembros de la familia, amigos u otras personas que tienen
contacto con ellos.

Tratamiento de los trastornos de personalidad

Psicoterapia

El patrón de referencia para el tratamiento de los trastornos de la personalidad es la psicoterapia.


Tanto la psicoterapia individual como la grupal son eficaces para muchos de estos trastornos si el
paciente está buscando tratamiento y está motivado a cambiar.

Por lo general, los trastornos de personalidad no son muy sensibles a los medicamentos, aunque
algunos medicamentos pueden atacar eficazmente los síntomas específicos (p. ej., depresión,
ansiedad).

Las enfermedades que a menudo coexisten con los trastornos de personalidad (p. ej., trastornos
depresivos, ansiedad, trastornos relacionados con sustancias, trastornos con síntomas somáticos y
trastornos de la alimentación) pueden complicar el tratamiento, prolongar el tiempo hasta la
remisión, lo que aumenta el riesgo de recaída, y disminuir la respuesta al tratamiento, que en
general es elevada. Para obtener recomendaciones sobre el tratamiento de cada trastorno, véase
tabla Tratamiento de los trastornos de personalidad.

TABLA

Tratamiento de los trastornos de personalidad

Principios generales del tratamiento

En general, el tratamiento de los trastornos de la personalidad tiene como objetivo

Reducir el malestar subjetivo

Ayudar a los pacientes a entender que sus problemas son internos

Disminuir significativamente las conductas inadaptadas y socialmente indeseables

Modificar los rasgos de personalidad problemáticos

Disminuir el malestar subjetivo (p. ej., ansiedad, depresión) es el primer objetivo. Estos síntomas
suelen responder a un mayor apoyo psicosocial, que a menudo implica alejar al paciente de
situaciones o relaciones muy estresantes. La farmacoterapia tambíen puede ser útil para aliviar el
estrés. Controlar el estrés facilita el tratamiento del trastorno de la personalidad subyacente.

Un esfuerzo para que los pacientes puedan ver que sus problemas son internos debe hacerse en
forma temprana. Los pacientes necesitan comprender que sus dificultades laborales o
interpersonales son causadas por sus formas problemáticas de relacionarse con el mundo (p. ej.,
con las tareas, la autoridad o las relaciones íntimas). Para lograr esa percepción se requiere mucho
tiempo, paciencia y compromiso por parte del profesional. Los profesionales también necesitan
comprender las áreas de sensibilidad emocional y las formas de adaptación que operan en el
paciente. Los familiares y amigos pueden ayudar a identificar los problemas que los pacientes y los
profesionales no reconocen de no ser por ellos.

Los comportamientos inadaptados e indeseables (p. ej., la imprudencia, el aislamiento social, la


falta de seguridad en sí mismo, los arrebatos de mal genio) deberían tratarse inmediatamente a fin
de minimizar el daño continuo al trabajo y las relaciones. El cambio conductual es más importante
en los pacientes con los siguientes trastornos de personalidad:

Limítrofe

Antisocial
Con evitación

El comportamiento normalmente puede mejorar a los pocos meses mediante la terapia de grupo y
la modificación de conductas; a menudo se deben establecer límites en la conducta y lograr su
cumplimiento. A veces los pacientes son tratados en un hospital de día o un ámbito residencial. Los
grupos de autoayuda o terapia familiar también puede ayudar a cambiar comportamientos
socialmente indeseables. Dado que la familia y los amigos pueden actuar de maneras que
refuercen o disminuyan el comportamiento o los pensamientos problemáticos del paciente, su
intervención es útil; con instrucción, pueden ser aliados en el tratamiento.

La modificación de los rasgos de personalidad problemáticos (p. ej., la dependencia, la


desconfianza, la arrogancia, la manipulación) lleva mucho tiempo, normalmente > 1 año. El pilar
para efectuar dicho cambio es

Psicoterapia individual

Durante el tratamiento, los profesionales tratan de identificar los problemas interpersonales a


medida que se presentan en la vida del paciente. Los profesionales así ayudan a los pacientes a
entender cómo estos problemas están relacionados con sus rasgos de personalidad y los instruyen
para que desarrollen nuevas y mejores formas de interactuar. En general, los profesionales deben
señalar reiteradamente los comportamientos indeseables y sus consecuencias antes de que los
pacientes tomen consciencia de ellos. Esta estrategia puede ayudar a los pacientes a cambiar sus
conductas maladaptativas y sus creencias erróneas. Si bien los profesionaes deben actuar con
sensibilidad, deben ser conscientes de que la bondad y los consejos sensatos por sí mismos no
cambian los trastornos de la personalidad.

Conceptos clave

Los trastornos de personalidad implican rasgos de personalidad rígidos, inadaptados que están lo
suficientemente acentuados como para causar un malestar significativo o para deteriorar el
funcionamiento laboral y/o interpersonal.

Los tratamientos se tornan eficaces sólo cuando los pacientes logran ver que sus problemas son
internos, no sólo a causa de factores externos.

Las terapias psicosociales son el principal tratamiento.

Los fármacos ayudan a controlar síntomas específicos solo en ciertos casos, p. ej., para controlar la
ansiedad significativa, los arranques de ira y la depresión.

Los trastornos de la personalidad suelen resistir el cambio, pero muchos se tornan menos graves
gradualmente con el tiempo.

Más información
https://www.msdmanuals.com/es-co/professional/trastornos-psiqui%C3%A1tricos/trastornos-de-
la-personalidad/generalidades-sobre-los-trastornos-de-la-personalidad

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