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Generalidades Sobre Los Trastornos de La Personalidad
Generalidades Sobre Los Trastornos de La Personalidad
Hay un trastorno de la personalidad cuando estos rasgos son tan prominentes, rígidos e
inadaptados que deterioran el funcionamiento laboral y/o interpersonal. Estas inadaptaciones
sociales pueden causar malestar significativo en las personas con trastornos de la personalidad y
en aquellos que los rodean. Para las personas con trastornos de la personalidad (a diferencia de
muchos otros que buscan asesoramiento psicológico), la angustia causada por las consecuencias
de sus comportamientos socialmente inadaptados suele ser la razón por la que buscan
tratamiento, más que por malestar con sus propios pensamientos y sentimientos. Por lo tanto, los
profesionales inicialmente deben apuntar a que los pacientes vean que sus rasgos de personalidad
son la raíz del problema.
Los Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, quinta edición (DSM-5) enumeran 10
tipos de trastornos de la personalidad, aunque la mayoría de los pacientes que cumplen con los
criterios de un tipo también cumplen con los criterios de uno o más. Algunos tipos (p. ej.,
antisocial, límítrofe) tienden a disminuir o resolver con la edad; otros (p. ej., trastorno obsesivo-
compulsivo, esquizotípico) son menos propensos a hacerlo.
Alrededor del 10% de la población general y hasta la mitad de los pacientes psiquiátricos en las
unidades hospitalarias y clínicas tienen un trastorno de la personalidad. En general, no hay
diferencias claras en términos de sexo, clase socioeconómica y raza. No obstante, en el trastorno
de la personalidad antisocial los varones superan a las mujeres en una relación 6:1. En el trastorno
límite de la personalidad, las mujeres superan a los hombres 3:1 (pero sólo en el ámbito clínico, no
en la población general).
Para la mayoría de los trastornos de la personalidad, el grado de heredabilidad es alrededor del
50%, que es similar o superior a la de muchos otros trastornos psiquiátricos principales. Este grado
de heredabilidad argumenta en contra del supuesto de que los trastornos de personalidad son
defectos del carácter generados principalmente por un entorno adverso.
Los costos directos de la atención de la salud y los costos indirectos asociados con el lucro cesante
asociados con trastornos de la personalidad, en particular el trastorno de personalidad limítrofe y
el trastorno obsesivo-compulsivo, son significativamente mayores que los costos similares
asociados con el trastorno depresivo mayor o el trastorno de ansiedad generalizada.
El DSM-5 agrupa a los 10 tipos de trastornos de la personalidad en 3 grupos (A, B, y C), sobre la
base de características similares. Sin embargo, no se comprobó la utilidad de estos grupos.
El grupo A se caracteriza por parecer raro o excéntrico. Incluye los siguientes trastornos de la
personalidad con sus características distintivas:
La categoría B se caracteriza por apariencia dramática, emocional o errática. Incluye los siguientes
trastornos de la personalidad con sus características distintivas:
Antisocial: irresponsabilidad social, desprecio por los demás, engaño, y manipulación de los demás
para su beneficio personal
La categoría C se caracteriza por la aparición de ansiedad o miedo. Incluye los siguientes trastornos
de la personalidad con sus características distintivas:
La identidad propia
Funcionamiento interpersonal
Los problemas con la propia identidad pueden manifestarse como una imagen propia inestable (p.
ej., las personas fluctúan entre verse a sí mismas amables o crueles) o como inconsistencias en los
valores, las metas y la apariencia (p. ej., las personas son profundamente religiosas en la iglesia,
pero profanas e irrespetuosas en otras partes).
Las personas que tienen trastornos de la personalidad suelen ser incongruentes y confunden y
frustran a los que las rodean (incluidos los profesionales). Estas personas pueden tener dificultades
para reconocer los límites entre ellos y los demás. Su autoestima puede ser inapropiadamente alta
o baja. Pueden tener estilos de vida inconsistentes, desprendidos, demasiado emocionales,
abusivos o irresponsables cuando actúan como padres, lo cual puede provocar problemas físicos y
mentales en su cóyuge y/o sus hijos.
Las personas con trastornos de la personalidad pueden no reconocer que tienen problemas.
Los trastornos de la personalidad están subdiagnosticados. Cuando las personas con trastornos de
la personalidad buscan tratamiento, sus principales quejas a menudo son depresión o ansiedad
más que de las manifestaciones de su trastorno de la personalidad. Cuando los médicos sospechan
un trastorno de la personalidad, evalúan las tendencias cognitivas, afectivas, interpersonales y
conductuales utilizando criterios diagnósticos específicos. Se dispone de herramientas de
diagnóstico más sofisticadas y empíricamente rigurosas para los médicos más especializados y
académicos.
El diagnóstico de un trastorno de personalidad requiere lo siguiente:
Estabilidad relativa y patrón de comienzo temprano (se rastrea al menos hasta la adolescencia o la
adultez temprana)
Además, deben excluirse otras posibles causas de los síntomas (p. ej., otros trastornos de salud
mental, por consumo de sustancias, traumatismo enceálico).
Para un trastorno de la personalidad que se diagnostica en pacientes < 18 años, el patrón debe
haber estado presente durante ≥ 1 año, a excepción de los trastornos de personalidad antisocial,
que no pueden ser diagnosticadas en pacientes < 18 años.
Debido a que muchos pacientes con un trastorno de personalidad desconocen su enfermedad, los
médicos pueden tener que obtener la anamnesis de los médicos que han tratado a estos pacientes
previamente, otros profesionales, miembros de la familia, amigos u otras personas que tienen
contacto con ellos.
Psicoterapia
Por lo general, los trastornos de personalidad no son muy sensibles a los medicamentos, aunque
algunos medicamentos pueden atacar eficazmente los síntomas específicos (p. ej., depresión,
ansiedad).
Las enfermedades que a menudo coexisten con los trastornos de personalidad (p. ej., trastornos
depresivos, ansiedad, trastornos relacionados con sustancias, trastornos con síntomas somáticos y
trastornos de la alimentación) pueden complicar el tratamiento, prolongar el tiempo hasta la
remisión, lo que aumenta el riesgo de recaída, y disminuir la respuesta al tratamiento, que en
general es elevada. Para obtener recomendaciones sobre el tratamiento de cada trastorno, véase
tabla Tratamiento de los trastornos de personalidad.
TABLA
Disminuir el malestar subjetivo (p. ej., ansiedad, depresión) es el primer objetivo. Estos síntomas
suelen responder a un mayor apoyo psicosocial, que a menudo implica alejar al paciente de
situaciones o relaciones muy estresantes. La farmacoterapia tambíen puede ser útil para aliviar el
estrés. Controlar el estrés facilita el tratamiento del trastorno de la personalidad subyacente.
Un esfuerzo para que los pacientes puedan ver que sus problemas son internos debe hacerse en
forma temprana. Los pacientes necesitan comprender que sus dificultades laborales o
interpersonales son causadas por sus formas problemáticas de relacionarse con el mundo (p. ej.,
con las tareas, la autoridad o las relaciones íntimas). Para lograr esa percepción se requiere mucho
tiempo, paciencia y compromiso por parte del profesional. Los profesionales también necesitan
comprender las áreas de sensibilidad emocional y las formas de adaptación que operan en el
paciente. Los familiares y amigos pueden ayudar a identificar los problemas que los pacientes y los
profesionales no reconocen de no ser por ellos.
Limítrofe
Antisocial
Con evitación
El comportamiento normalmente puede mejorar a los pocos meses mediante la terapia de grupo y
la modificación de conductas; a menudo se deben establecer límites en la conducta y lograr su
cumplimiento. A veces los pacientes son tratados en un hospital de día o un ámbito residencial. Los
grupos de autoayuda o terapia familiar también puede ayudar a cambiar comportamientos
socialmente indeseables. Dado que la familia y los amigos pueden actuar de maneras que
refuercen o disminuyan el comportamiento o los pensamientos problemáticos del paciente, su
intervención es útil; con instrucción, pueden ser aliados en el tratamiento.
Psicoterapia individual
Conceptos clave
Los trastornos de personalidad implican rasgos de personalidad rígidos, inadaptados que están lo
suficientemente acentuados como para causar un malestar significativo o para deteriorar el
funcionamiento laboral y/o interpersonal.
Los tratamientos se tornan eficaces sólo cuando los pacientes logran ver que sus problemas son
internos, no sólo a causa de factores externos.
Los fármacos ayudan a controlar síntomas específicos solo en ciertos casos, p. ej., para controlar la
ansiedad significativa, los arranques de ira y la depresión.
Los trastornos de la personalidad suelen resistir el cambio, pero muchos se tornan menos graves
gradualmente con el tiempo.
Más información
https://www.msdmanuals.com/es-co/professional/trastornos-psiqui%C3%A1tricos/trastornos-de-
la-personalidad/generalidades-sobre-los-trastornos-de-la-personalidad