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DOCTORADO EN EDUCACIÓN

REPORTE DE LECTURA

Asignatura: Filosofía de la Ciencia

Estudiante: John Fredy Carrillo Walteros

Profesor: Dra. Lillian Gabriela Perez Loezar

Bogotá, Colombia; 16 septiembre 2017


Introducción

Empecemos por definir que es cada una, la ciencia, es la rama del saber humano
constituida por el conjunto de conocimientos sobre una materia determinada, es
un sistema ordenado de conocimientos estructurados que estudia, investiga e
interpreta fenómenos naturales, sociales y artificiales. Mientras que la filosofía
hace referencia al estudio de la variedad de problemas fundamentales acerca de
cuestiones como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la
mente y el lenguaje

Estas dos áreas están íntimamente relacionadas y a su vez han generado puntos
de vista controversiales, así, la relación entre filosofía y ciencia generalmente se
concibe de dos maneras, en el primer caso, se supone que la filosofía debe ser
enteramente compatible con la ciencia y que la debe tomar como referencia,
siendo esta la filosofía científica y en el otro caso se supone que la filosofía ha de
tener vida propia sin responder a ninguna otra rama del conocimiento a la que
podríamos denominar filosofía especulativa.

Para entender de forma acertada el presente ensayo, es necesario iniciar por


formularnos cuestionamientos tales como, ¿Avanza la filosofía tan rápido como la
ciencia?, ¿Van de la mano? O ¿la filosofía va mucho más allá de la ciencia, por lo
que mientras más avanza la ciencia la filosofía no requiere el mismo avance?

Desarrollo temático

Desde los inicios de la historia humana documentada, se tiene por sentado la


estrecha relación que existe entre la ciencia y la filosofía cada uno en
mancomunado acuerdo invisible para lograr comprender y dar explicación a
fenómenos que no son entendibles a simple vista; sin embargo a medida que
avanza una de las dos, la otra directa o indirectamente se ve afectada.

A propósito del tema, en el año 2012 el periódico El País, producido en Colombia,


publico un artículo titulado “Donde rayan ciencia y filosofía”, el cual en aquel
tiempo cuando lo leí no causó mayor impacto en mi rutina, sin embargo hoy al
retomar el tema de filosofía y ciencia, no puedo evitar mencionarlo, dado que
aporta en sí, una óptica general del tema en análisis de filosofía y ciencia.
El autor del artículo, escribe acerca de comprender que el ser humano es química.
Moléculas, tejidos, corazón, cerebro, aun así Vive en un mundo global acelerado
donde el conocimiento del mundo subatómico rige los avances tecnológicos más
importantes de la historia, sin embargo aunque los avances tecnológicos basados
en la ciencia siempre han estado presentes en la evolución de nuestra sociedad y
vemos como día a día la ciencia nos sorprende con descubrimientos e inventos
sorprendentes, continuamos con las mismas preguntas que hemos tenido desde
los inicios de nuestra historia acerca de los fundamentos de la vida, ¿Quiénes
somos?, ¿De dónde venimos?, ¿Qué es el hombre y cuál es su singularidad?, En
eso, no hemos avanzado en nada, a pesar de todas la tecnologías que hemos
evolucionado.

Se requiere entonces, que hoy más que nunca la filosofía y la ciencia vuelvan a
ser como lo eran en la época de Aristóteles y Platón, al ojear brevemente como
era esta relación, encontramos que la ciencia y la filosofía iban de la mano, que
Aristóteles por ejemplo se caracterizó por ser un pensador que enmarco su propia
línea filosófica y esta ha perdurado a través del tiempo, sin embargo también lo
vemos como el padre de la lógica y silogismos lo cual visto en palabras más
prácticas, son la base de la misma ingeniería computacional dado que de esta
lógica se desprende toda la estructura de desarrollo de software y sistemas
inteligentes.

Entonces si la ciencia y la filosofía en sus orígenes estaban tan ligadas, ¿en qué
momento se desprendieron y dieron paso a ciencias paralelas?, son las dos caras
de una misma moneda. ¿Son los científicos los filósofos del siglo XXI? Es una
cuestión en la que no hay una opinión unánime.

Se trata entonces de entender cómo pueden interactuar la ciencia y la filosofía. “La


jerarquía está clara; la filosofía legisla y la ciencia le ayuda. Los problemas de la
filosofía son los problemas eternos del hombre, ahora la disciplina que ignora la
ciencia simplemente es ciega, se priva de los instrumentos para abordar los
problemas”, concluye el artículo del periódico El País.

En el pasado, la filosofía ha sido una fuente esencial del conocimiento. Hoy, sin
embargo, no puede haber verdadera filosofía al margen de la ciencia, de tal forma
que la ciencia ha apoyado sus cimientos en la tecnología y ha dejado de lado las
bases filosóficas de sus inicios, aun cuando los más grandes avances y
descubrimientos fueron basados sobre esta simbiótica unión de saberes.
Mucho camino han recorrido la ciencia y la filosofía desde entonces, sobre todo en
la primera mitad del s. XX, y el rápido avance de la primera continúa hoy sin
detenerse.

Puede entonces creerse que el progreso debido a la ciencia es continuo y


permanente, sin embargo, no es así, por ejemplo la arquitectura, la pintura o la
música han conocido tiempos mejores, salvo que construir edificios cada vez más
altos con la tecnología del hoy, pero si analizamos las construcciones pasadas, las
obras pasadas, con la tecnología de aquel tiempo pues se podría observar que los
avances pasadas pudieron llegar a ser más significativos en contraste con el hoy.

Azcárraga J, afirma en su escrito ciencia y filosofía que, La filosofía no puede, hoy,


vivir de espaldas al conocimiento científico, y menos aún, tratar de relativizarlo en
un intento fútil de retener un espacio privilegiado o protegido, que es lo que, en el
fondo, han intentado algunos filósofos postmodernos con sus críticas
desmesuradas a la racionalidad y objetividad de la ciencia. La filosofía debe estar,
hoy, unida a la ciencia.

El argumento más relevante de la ciencia, es el hecho de basar su actuar bajo la


premisa de la experimentación, la cual aporta herramientas de confirmación o
negación de teorías, una teoría que no es refutable tiene muy escaso valor tan
poco, que ni siquiera es falsa. En un momento dado puede haber más de una
descripción o teorías científicas compitiendo entre sí, pero, a la larga, la
experimentación decidirá a favor de alguna de ellas u otra nueva

La ciencia es universal: es compartida con independencia de la cultura, condición


e inclinaciones políticas, religiosas o filosóficas de los científicos. Esta
característica de la ciencia la hace, realmente, única dado que no da a discusión,
ni a enfrentamientos dentro de ella, no ocurriendo lo mismo con sus efectos, en
donde sí se pueden presentar debates sobre su uso, tal es el caso por ejemplo de
la clonación, en donde nadie puede refutar la rigurosidad de sus procesos y
procedimientos a nivel científico, en las formas de extracción de los cromosomas y
en el cómo los mismos pueden ser implantados en un ambiente de fecundación a
fin de procrear un ser con la misma carga genómica del inicial; pero a nivel moral,
religioso, ético y filosófico si empiezan los debates, argumentos tales como la
conveniencia de la clonación, e incluso, temas más profundos como el hecho de
poner sobre la mesa la existencia o no del alma, dado que al realizar una
clonación, el nuevo será una réplica exacta del ser inicial, entonces este nuevo ser
tendrá la misma alma del ser inicial, o tendrá un alma nueva (lo cual induciría a
que el ser humano puede crear almas), o sencillamente no tiene alma, lo cual
induciría a la no existencia de la misma; debates de este tipo son los que la
filosofía debe procurar establecer de la mano de la ciencia, de tal forma que
ninguna valla avanzando de forma independiente y único como ciencia absoluta
desconociendo a la otra.

Si bien es cierto, la ciencia es objetiva mientras que la filosofía es abstracta, La


ciencia sigue métodos de investigación, mientras que en la filosofía se hace uso
de la razón, la filosofía hace uso de argumentos lógicos y dialécticos, mientras que
la ciencia utiliza pruebas e hipótesis, así como resultados basados en
experimentaciones y pruebas, en cierta medida, el progreso de la podría medirse
basado en la no discusión filosófica ante muchos de sus avances y/o
descubrimientos, primero con el triunfo del copernicanismo (la Tierra, nuestro
planeta, no es el centro del universo) y después, también, con la teoría de la
evolución: la nuestra es una especie más, sometida a los mismos avatares
evolutivos que el resto de las especies y no el producto de hechos inexplicables al
ojo humano, ignorando algunas pretensiones del principio antrópico en cosmología
y los posibles efectos del fenómeno de convergencia evolutiva, la consecuencia
final e inevitable de la evolución.

Conclusión

En general, la relación de la ciencia con la filosofía, o con las creencias


dominantes en una época dada, no ha sido fácil. Pero al final, en caso de conflicto,
siempre ha prevalecido la ciencia, lo cual coloca a la sociedad a asumir posturas
de evolución tecnología y científica sin la mirada filosófica que se debería dar ante
cualquier acto investigativo y demás, la ciencia es uno de los mayores y
sorprendentes triunfos del intelecto humano. Por eso la cuestión fundamental es si
nuestro cerebro, grande pero limitado al fin, es potencialmente capaz de encontrar
la teoría del todo.

El siglo XX ha sido, entre otras cosas, el siglo de la ciencia, que ha probado ser
una fuente esencial de conocimiento sobre el universo y sobre nosotros mismos.
Según la definición de la R.A.E. antes citada, no cabe duda de que la ciencia es
también filosofía. Pero, paralelamente, para comprender la ciencia y su historia,
para conocer la evolución del pensamiento humano del que aquélla es una parte
esencial, para ser hombres de nuestro tiempo, es conveniente conocer la filosofía
y su historia, así como su relación e inferencia en todos los campos de la ciencia.

Como se podría imaginar un mundo actual en donde tanto ciencia como filosofía
trabajasen de la mano mancomunadamente, formando esas relaciones simbióticas
de tiempos pasados, en donde el avance de una era la victoria de la otra y
viceversa, como imaginar entonces una sociedad actual, que marque sus avance
científicos en conceptos filosóficos, orientados a los conceptos mismos de la
filosofía, el ser y su relación con su entorno.

Referencias

Azcárraga, J. A. (2003). Ciencia y Filosofía. CSIC-Univ. de valencia.

López, I. L. (30 de Octubre de 2012). Donde rayan ciencia y filosofía. El País.

Lozano, M. A. (2001). Filosofía griega y ciencia moderna. Valencia, España: ACDE.

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