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La primera fase se desarrolló sin grandes sorpresas.

En el Grupo A, Alemania clasificó invicta junto a


Ecuador, a pesar de que previo al torneo, menos del 3% de los alemanes creía que su equipo podía ganar
el torneo e incluso el capitán Michael Ballack dijo que no sería una sorpresa ser eliminados en la primera
ronda. En el Grupo B, Inglaterra y Suecia pasaron a la fase siguiente con mediocres participaciones, al
igual que Brasil en el Grupo F, donde Australia y Croacia lucharon a muerte hasta último minuto para
alcanzar el segundo cupo que obtuvieron los Socceroos. El Grupo C, considerado como el grupo de la
muerte se definió fácilmente a favor de los experimentados combinados argentino y neerlandés. Sin
embargo, el título de grupo de la muerte cayó finalmente en el Grupo E, donde italianos, ghaneses,
checos y estadounidenses disputaron fieramente los dos cupos que recayeron finalmente en la Azurra y
los africanos. En el Grupo D, México y Portugal avanzaron a los octavos de final, al igual que Francia y
Suiza en el Grupo G España y Ucrania en el Grupo H

En los octavos de final, la supremacía europea se hizo presente con Alemania, Italia, Inglaterra, Portugal
y Ucrania, quienes clasificaron junto a los favoritos Argentina y Brasil. La primera sorpresa de la ronda
fue la eliminación de España ante Francia, que había tenido una mediocre participación en la primera
rueda.

Durante los cuartos de final, los principales favoritos fueron eliminados. Alemania clasificó a las
semifinales luego de derrotar por penales tras un intenso encuentro a la Argentina. A medida que el
combinado germano avanzaba en segunda ronda, la confianza del pueblo en el equipo comenzó a crecer
enormemente, generando un clima de patriotismo en el país pocas veces visto anteriormente lo que se
reflejaba por una enorme cantidad de banderas que flameaban en el país. Inglaterra quedó fuera del
torneo tras perder ante Portugal, mientras Francia derrotó fácilmente a una disminuida selección de
Brasil, que a pesar de todos los pronósticos, no mostró su alto nivel de juego a lo largo de todo el torneo.
El único resultado que estaba dentro de las probabilidades fue la holgada victoria italiana sobre la
debutante Ucrania.

Alemania e Italia se enfrentaron en semifinales en uno de los partidos más emocionantes del torneo.
Cuando todo indicaba que ambos equipos irían a la definición desde los doce pasos, Italia logró un gol a
los 118' que dejó agonizando a los alemanes, lo que permitió una nueva anotación un minuto antes del
final. A pesar de la eliminación, el apoyo del público alemán al equipo se mantuvo hasta la definición del
tercer lugar ante Portugal, que fue derrotado por Francia tras un penalti de Zinedine Zidane, el capitán
galo que había reaparecido en este torneo, que sería el último de su carrera. Alemania derrotó por 3:0 a
Portugal y obtuvo el tercer puesto del torneo.

La final, disputada el 9 de julio de 2006 en el Olympiastadion de Berlín, enfrentó a Italia y Francia. Los
galos se pusieron en ventaja tempranamente con un penalti de Zidane, pero Marco Materazzi igualaría el
marcador minutos después. Francia, aunque dominó gran parte del partido, no logró derrotar al arquero
Gianluigi Buffon. A los 110', en una polémica situación, Materazzi insultó a Zidane y éste regresó donde
el italiano, pegandole un cabezazo en el pecho, lo que provocaría su expulsión y posteriormente, una
investigación realizada por la FIFA. Sin su capitán, Francia se replegó y el partido terminó empatado 1:1.
En la tanda de penalties, David Trézéguet erró su tiro, lo que le costó el campeonato. Así, Italia se coronó
por cuarta vez como campeón mundial de fútbol.

El torneo se caracterizó por una supremacía absoluta de Europa: los cuatro semifinalistas provenían de
ese continente, hecho que sólo se repitió en 1934, 1966 y 1982. A pesar del inmenso favoritismo que
tenían Brasil (ganador no sólo de la Copa Mundial de 2002, sino que también de la Copa América 2004 y
Copa Confederaciones 2005) y Argentina, la tradición de que los sudamericanos no puedan alcanzar el
campeonato en tierras europeas (a excepción de 1958) no se pudo quebrar. En la Copa también quedó
demostrada la superioridad de los equipos tradicionales; a diferencia de 2002, donde equipos como
Senegal y Estados Unidos llegaron a cuartos de final, y Turquía y Corea del Sur a semifinales, en
Alemania 2006, todos los equipos de cuartos de final son equipos con larga historia de éxitos. De los
ocho equipos de octavos de final, seis equipos fueron campeones mundiales y uno obtuvo el tercer lugar;
Ucrania sería la excepción, pero fue parte de la poderosa selección de la Unión Soviética, que alcanzó
también el tercer lugar.

El alto número de amonestaciones también fue una característica del torneo: 345 tarjetas amarillas y 28
tarjetas rojas, destacando el partido Portugal vs. Países Bajos en que cuatro jugadores fueron expulsados
y se mostraron 16 tarjetas amarillas. Aunque no fueron determinantes como en 2002, los errores
referiles también fueron un punto en contra del desarrollo del torneo, como las tres tarjetas amarillas de
Josip Šimunić o el penal en el minuto 95' durante Italia vs. Australia. El torneo también presentó una
bajísima tasa de anotaciones, con solo 147 goles. Alemania 2006 promedió 2,297 goles por partido, la
segunda cifra más baja del torneo, superando únicamente los 2,212 goles de Italia 1990.

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