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(Artículo de revisión) Ya desde el siglo pasado (1871), las ideas acerca de las ventajas
del alimento materno para el niño no difieren de nuestras convicciones actuales: "es el
tipo de alimento perfecto, constituye una nutrición análoga a su debilidad, fácil de
cambiarse en su propia sustancia". En la búsqueda de otro modo de alimentación que no
fuera el seno materno, se aconseja la alimentación directa de los animales; descartando
la posibilidad de ser amamantados por nodrizas, ya que existía el peligro de que el niño
podía tomar el carácter y las inclinaciones, así como enfermedades de la misma". En este
caso, el animal elegido fue la cabra, por su leche nutritiva, por la docilidad y afectuosidad
de que es susceptible este animal hacia la criatura que lacta. Con esta breve introducción
queríamos señalar que las inquietudes acerca de los beneficios de la lactancia materna y
la posibilidad de encontrar un sustituto acorde cuando ésta no es posible, datan de
muchos años. En la actualidad existe un gran número de profesionales dedicados a la
promoción de la lactancia materna, pero a su vez otorgando otras opciones para madres
que, por distintos motivos de índole personal o laboral, no se encuentran en condiciones
de brindar a su hijo su propia leche. Lactancia materna La lactancia materna es la mejor
forma de alimentar al bebé. La lactancia natural confiere innumerables beneficios
nutricionales, inmunológicos y relacionados con el desarrollo del niño:
Es la fuente de nutrientes específica para la especie, ideal para el niño; Determina que el
bebé tenga un menor riesgo de padecer infecciones, entre ellas otitis, diarreas,
neumonía, infecciones del aparato urinario y septicemia; Pueden reducir la incidencia de
enfermedad atópica; y Podría determinar incluso, una mayor inteligencia.
Desarrollo
Las madres que dan el pecho a sus hijos suelen recuperarse más rápidamente después
del parto, también logran alcanzar en forma más rápida el peso que tenían antes del
embarazo y encuentran una forma sencilla de espaciar los nacimientos, ya que mientras
están amamantando la ovulación está inhibida. Ellas están más tranquillas, menos
expuestas a cambios en su estado de ánimo, y desarrollan un vínculo más cercano con el
bebé. La incidencia de alimentación materna en los Estados Unidos se elevó desde el
20% en 1970, hasta alcanzar su pico en tiempos más recientes, alrededor del 62%. De
éstas, el 30% continuó amamantando a los 6 meses después del parto. Luego se observó
una disminución estable en la lactancia natural; así en 1989 solo el 52% de las madres
comenzó con la lactancia materna, y menos del 20% continuaba dando el pecho a sus
niños a los 6 meses. Son varios los factores que pudieron haber contribuido a que la
lactancia materna disminuyera:
Escaso énfasis en los medios de difusión sobre los beneficios que tiene la lactancia
natural. Una disminución relativa en la progresiva atención que tendría que recibir la
lactancia materna por parte de quienes tienen a su cargo la atención de la salud; y
Campañas de difusión destinadas a las madres, de leches preparadas infantiles, a través
de los medios de información o de correspondencia directa. En estudios realizados en
Argentina se observó que al mes de vida sólo el 26% de los niños recibían lactancia
natural parcial y un 14% lactancia artificial. Se encontró asociación estadística entre el
tipo de lactancia y el
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La madre debe aprender la mejor posición para poner al bebé el pecho, en la cual lo
pueda amamantar bien, y por otro lado, el bebé debe aprender formas efectivas para
prenderse y sostener el pezón para recibir el calostro o la leche. En los últimos 50 años,
cada vez es mayor el número de madres que dan a luz en hospitales, lejos de su familia,
(tradicionalmente, las técnicas de amamantamiento se transmiten dentro de la misma
familia, de una generación a otra), asistidas por el personal del hospital, que tiene muy
poca experiencia en brindar conocimientos sobre lactancia materna, o incluso, carecen de
ella. Recientemente, se ha adquirido la costumbre de que la madre y el niño abandonen
el hospital y sean enviados a su hogar uno o dos días después del parto, mucho antes de
que "llegue" la leche materna. Es natural, entonces, que los primeros días de la lactancia
materna representan para las madres un desafío frente al cual suelen rendirse, porque
creen que no tienen la cantidad suficiente de leche y porque algunos bebés pierden
mucho peso en la primera o segunda semana en el hogar. No obstante, existe una
evidencia de que los bebés y las madres se benefician con 6 o más meses de lactancia
materna. En 1992, la American Academy of Pediatric Comité on Nutrition dio a conocer
una nueva recomendación, por la cual habría que prolongar la lactancia natural hasta los
primeros 6 o 12 meses de vida. * El Dr. Checcacci, es editor responsable de IntraMed en
la especialidad de Pediatría.
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Con respecto a la higiene, es conveniente que la madre higienice sus mamas una vez al
día. Hay que mantener seca la zona del pezón e impedir su irritación e infección
provocada por la prolongada lactación inicial, humedad o el roce de la ropa. La dieta debe
contener calorías suficientes para compensar las secretadas por la leche y las empleadas
en su producción. La madre que está amamantando necesita una dieta variada, suficiente
para mantener su peso, y que sea rica en líquidos, vitaminas y minerales. La leche es
importante, pero no debe sustituir a otros alimentos esenciales. La idea de que algunas
sustancias como la cerveza, el té, la malta, la avena son galactogénicos es errónea. Hay
que desaconsejar la toma de medicamentos, el tabaco y el alcohol, ya que pasan a la
leche materna y tienen efectos sobre el niño. En el buen funcionamiento del equipo
madre/bebé es importante considerar que: una madre sana y bien descansada produce
leche adecuadamente; el bebé debe ser puesto en el pecho de 8 a 12 veces por día; y
que además se lo debe poner en aquella posición que resulte más efectiva para que el
niño se prenda al pezón. La mayor parte de los bebés nacidos a término, que reciben
lactancia natural, en los primeros días de vida pierden hasta el 10% de su peso. Esta
pérdida de peso se debe en parte a la pérdida de orina y de heces y al desprendimiento
de los restos del cordón umbilical. También se debe a que en los primeros 3 a 5 días de
vida sólo reciben calostro, que es relativamente poco nutritivo. Sin embargo cuando la
lactancia materna funciona bien, en la consulta a las dos semanas de vida, el niño está
muy cerca del peso que tuvo al nacer o incluso puede estar por encima de él.
¿Cuáles son los mitos sobre la lactancia materna en un niño con escaso crecimiento?
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Para el niño que está recibiendo lactancia materna, y que ha alcanzado el peso que tenía
al nacer, un incremento de 15 a 30 gr. Por día significa ganar peso en forma adecuada.
Algunos bebés aumentan hasta 60gr. Por día durante los 2 o 3 primeros meses. Si el
bebé no aumenta correctamente de peso, y se encuentra recibiendo lactancia materna
exclusiva habría de evaluar si hay:
Problemas anatómicos: labio leporino o paladar hundido Cuadros neurológicos: parálisis
cerebral o síndrome de Down Prematurez Enfermedades como sepsis
Sin embargo, la causa más frecuente suele ser un problema específico en la técnica de
amamantamiento: Mamadas muy espaciadas: si las mamadas están muy espaciadas
entre sí se está alterando el principio de oferta y demanda. El bebé no toma el pecho con
la frecuencia deseada, la leche es retenida y la hipófisis produce menos prolactina; al día
siguiente la madre tiene menos leche disponible, y aún menos en los días subsiguientes,
creándose un círculo vicioso. El bebé no se prende bien al pezón: por estar plano o
invertido y en consecuencia no sería sencillo para el bebé prenderse al pecho y mantener
el pezón en la profundidad de la boca. El resultado final es que el volumen de leche que
es liberado no es el adecuado. El reflejo de eyección está escasamente desarrollado: el
bebé puede no tener una deglución rítmica con cada succión y la salida de leche estar
disminuida. Los antecedentes maternos pueden revelar angustia por el parto, por la
atención del recién nacido, por una enfermedad o por otros episodios de su vida. El bebé
no tiene el ritmo efectivo de succión - deglución: el bebé puede haber aprendido a
prenderse mal al pezón, o estar empleando el pecho como un "pacificador", o se pudo
haber acostumbrado a un escaso reflejo de eyección.
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natural presentan una dieta completa y muy adecuada hasta los 6 meses de edad, ya que
contiene vitaminas A, C, E y Acido Nicotínico con variaciones estacionales y dietéticas
que está relacionado con el balance vitamínico de la madre. Sólo hace falta aportar
vitamina K y D para asegurar el crecimiento de un niño y una madre agradecida.
Lactancia artificial
Cuando no es posible el amamantamiento (por patología tanto de la madre como del
niño, o por factores socioculturales no modificables por profesionales de la salud) o
cuando solo es en forma parcial (cuando el bebé no aumenta de peso) existe la
posibilidad de brindarle las fórmulas para lactantes. Tales preparaciones deben ser de
óptima calidad y adaptadas a las características funcionales del niño, como lo es la leche
humana. Los sucedáneos de la leche materna deben ser ante todo completa y
balanceada, es decir, que una vez reconstituída siguiendo las instrucciones, debe aportar
proteínas, lípidos, hidratos de carbono, aminoácidos y ácidos grasos escenciales,
minerales,oligoelementos y vitaminas en proporciones similares a la leche materna
tomada como estándar internacional. A nivel industrial la leche de vaca es sometida a
procesos destinados a hacerla más adecuada a la fisiología del lactante. Estas
modificaciones tienden a disminuir el contenido de proteínas, fósforo, sodio a través de la
dilución, a sustituir la crema de leche por grasas y aceites para mejorar su absorción, a la
adición de minerales y vitaminas dentro de los márgenes establecidos, orientados a
satisfacer las ingestas recomendadas de nutrientes para niños en la primera edad de la
vida, y lograr un aporte energético similar a la de la leche materna (65-70 kcal/dl ).
Materias primas, tecnología que requiere la preparación de fórmulas Para que la calidad
de las fórmulas para bebés sea óptima, no es suficiente que el rótulo de un producto
exhiba una composición aparentemente completa, es de suma importancia saber que
empresa lo afirma, su trayectoria, sus políticas de desarrollo y comercialización, de donde
provienen las materias primas. La seriedad y experiencia de la empresa productora
abarca aspectos en apariencia , no tan trascendentes, como el arte de la saborización, el
envasado(sistema "abre fácil", tapas herméticas, materiales resistentes, cómodos para el
usuario y que minimizan la contaminación ); las instrucciones de uso y almacenamiento;
información adicional ( medidas higiénico-preventivas, advertencias y precauciones,
orientación hacia la búsqueda de consulta profesional ). Tratar con displicencia éstas
cuestiones puede ser causa de alteraciones a nivel nutricional. Aporte de ácidos grasos
esenciales, desarrollo y maduración del sistema nervioso Los fosfolípidos ( principalmente
fosfatidilcolinas, fosfatidiletanolaminas y fosfatidilserinas) constituyen aproximadamente la
cuarta parte de la materia sólida del encéfalo y forman parte del sistema vascular que lo
irriga. Debido al rápido crecimiento y la consecuente incorporación de fosfolípidos durante
la vida fetal y neonatal, la nutrición lipídica durante la gestación y los primeros 3 o 4
meses de vida puede adquirir especial relevancia para el crecimiento y mielinización del
cerebro. El crecimiento de la masa encefálica está relacionado con el aumento de la
incorporación de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga a los fosfolípidos
principalmente localizados en la corteza cerebral. Parece no haber barrera
hematoencefálica en la transferencia de ácidos grasos ya que la modificación de la
ingesta de los ácidos grasos escenciales linoleico y alfa linolénico se correlaciona con el
contenido de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga del encéfalo en desarrollo.
Por lo tanto se han publicado evidencias irrefutables de la necesidad de enrriquecer las
fórmulas de inicio con ácidos grasos poliinsaturados en proporciones similares a las de la
leche de madre. En este sentido resulta concluyente el trabajo de Gibson y col., quienes
revisaron la relación ácido linoleico/ácido alfa linolénico, llegando a la conclusión de que
una relación 10/1 o mayor es desaconsejable desde el punto de vista nutricional, debido a
que los lactantes que recibieron ésta fórmula
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presentaron índices reducidos de función visual y niveles tisulares más bajos de ácido
docosahexanoico. Según estos autores hace falta una relación 8/1 o similar a la leche
materna( 5/1) . Las diferencias a mediano y a largo plazo en el cociente intelectual de
grandes grupos de prematuros alimentados con leche humana versus fórmulas comunes
pudieron ser atribuibles en parte a la diferente composición en ácidos grasos de los
alimentos. La adición de nucleótidos por su influencia sobre la inmunidad general e
intestinal aparece como interesante e inocua. Relación caseína/lacto albúmina La
proteína soluble del suero lácteo (la parte acuosa remanente luego de separar la crema y
la coseína mediante coagulación) constituye el 60% del aporte proteico de la leche
humana, a diferencia de la leche de vaca, en la que el 80% del contenido proteico es
caseína. Esta última forma (en el estómago del lactante) un coágulo duro, difícil de digerir
y por lo tanto de absorber, mientras que la lacto albúmina forma coágulos blandos, como
copos, fáciles de digerir, que permiten una absorción más completa. En un reciente
estudio se compararon parámetros de crecimiento, concentraciones plasmáticas de
aminoácidos e índices bioquímicos del metabolismo proteico en recién nacidos
amamantados o alimentados con diversos productos durante el primer mes de vida,
poniendo en evidencia en los distintos preparados comerciales no son equivalentes en
términos de seguridad nutricional y demostrando que una combinación adecuada de
proteínas de ambas fuentes permite obtenerun perfil aminoácido cercano al que se
obtiene con la lactancia natural. Para prematuros y recién nacidos de bajo peso la mayor
concentración de cistina de las fórmulas con predominancia de suero es ventajosa, pero
no para los recién nacidos de término en crecimiento. Recientemente grupos europeos
preocupados por el desarrollo de enfermedades inmunes (incluso de la diabetes mellitus
insulino dependiente) cuestionaron la adición de la lactoalbúmina a las fórmulas lácteas
por ser la fracción más antigénica de las proteínas de la leche. La taurina no sería
necesaria adicionar en las fórmulas para los lactantes normales. Osmolaridad /Carga
renal de solutos / Relación calcio-fósforo La concentración de partículas osmóticamente
activas de la fórmula reconstituida (osmolaridad) es un factor determinante en la
tolerabilidad y de la aparición de efectos adversos, a veces graves: si la osmolaridad del
alimento supera la plasmática que es de 290 mOsm/l.( 285-295) no solo no se absorben
los nutrientes sino que se invierte el pasaje a nivel de la luz instestinal con gran pérdida
de agua y electrolitos (diarreas osmóticas con deshidratación rápidamente progresiva);
por otro lado, las soluciones hiperosmolares (leche de vaca = 400 mOsm/l) con alto
contenido proteico y de residuos, representa una sobrecarga para el sistema excretor
inmaduro del lactante = elevada carga renal de solutos. La osmolaridad de la leche
materna varía entre 100 y 200 mOsm/l. con respecto a los preparados comerciales en
nuestro país, alguno de los cuales se le acercan y otros se le alejan bastante, con una
dispersión aproximada entre 275 y más de 300. Comparada con la leche de vaca, la
leche materna posee un bajo contenido de calcio y fósforo; lo cual trae una serie de
ventajas;
menor capacidad de buffer faborece el desarrollo de flora bacteriana característica con
efecto protector sobre el tracto gastrointestinal no sobrecarga el manejo renal inmaduro
de fosfatos
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FORMULAS ESPECIALES Debe hacerse una distinción entre las fórmulas infantiles para
lactantes normales nacidos a término y las diseñadas para lactantes con necesidades
especiales, por ejemplo:
prematuros bajo de peso al nacer alergias trastornos metabólicos patologías adqiridas
(diarreas) patologías congénitas (déficit enzimático)
Fórmula elemental completa: Es una fórmula versátil, desarrollada por la moderna
tecnología industrial en respuesta a situaciones en las que el estado nutricional es crítico.
- malnutrición proteica - energética y malabsorción. - diarreas crónicas - recién nacidos de
bajo peso con alteraciones de absorción y del crecimiento - intolerancia a las proteínas,
grasas y carbohidratos - periodo de transición de la alimentación parenteral a enteral
Idealmente deben reunir las siguientes características: - Estar especialmente "adaptada"
a los requerimientos nutricionales infantiles con una "máxima capacidad de absorción (ej:
triglicéridos de cadena media, aceite de maíz, sólidos de jarabe de maíz). - Poseer baja
osmolaridad y una limitada carga renal de solutos - Ofrecer "flexibilidad de
administración" (biberón, bebida o por sonda). Fórmulas para prematuros: Las fórmulas
para prematuros tienen mayor densidad energética, mas grasas con triglicéridos de
cadena mediana y mayor cantidad de proteína; el contenido de vitaminas difiere de las
otras y en general no contienen hierro. Su proteína está basada en la relación 60/40
suero/coseína, la cual es razonable en vista de la diferencia de cistetionasa habitual en
estos niños, lo cual no les permite sintetizar suficiente cantidad de cistina y también de
taurina. Algunas tienen suplemento de carnitina. Estos agregados son coherentes con las
limitaciones fisiológicas de los prematuros. Fórmulas de inicio / maternizadas o
humanizadas: Las fórmulas de inicio (que denominaremos 60/40) destinadas a lactantes
normales en crecimiento contienen proteína enriquecida con suero de leche, en menor
concentración que las de continuación. El contenido de sodio también es menor. Los
agregados de vitaminas y minerales, incluso hierro, son adecuados para esta edad. Los
agregados de taurina y carnitina son innecesarios. Su costo es sustantivamente mayor.
Fórmulas de continuación: Las llamadas fórmulas de continuación (que denominaremos
grupo 80/20) son destinadas a ser "parte líquida de la dieta del infante" (hasta 12 meses
de vida) a partir de los 6 meses, y para niños de corta edad (hasta 3 años); éstas se
refieren al aporte energético, contenido en nutrientes, pureza, y buena calidad de las
materias primas y precauciones durante su procesamiento. Fueron los paises
industrializados los primeros en asimilar las ventajas de estas fórmulas en una etapa en
la que los lactantes requieren mayor cantidad de proteínas, minerales, vitaminas y
energía para completar su maduración fisiológica. La disminución de la prevalencia de
anemia ferropénica asociada a la difusión de fórmulas fortificadas con hierro, fue un
hecho con influencia decisiva sobre las recomendaciones de la Academia americana de
Pediatría. Las fórmulas de continuación no son completas; deben complementarse con
cereales, frutos y leguminosas. El costo de estas fórmulas es significativamente menor.
Es importante destacar que aun después del primer semestre de vida, la leche sigue
siendo el alimento más importante del niño, por lo que es razonable que su formulación
tienda a compensar o
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complementar la dieta habitual del niño. Después del segundo semestre la leche de vaca
adecuadamente fortificada puede ser un alimento satisfactorio para niños sanos que
crecen y comen normalmente. Fórmulas a base de proteínas de soja: Están
especialmente diseñadas para lactantes con diarrea causada por intolerancia a la lactosa
y/o alergia a la proteína de la leche de vaca; también es de utilidad en casos de
galactosemia, colon irritable, colitis ulcerosa y la recuperación de gastroenteropatías
severas. Las características fundamentales son: - Estar "adaptada" cumpliendo
estándares internacionales para fórmulas de inicio o continuación. - No contener fitetos
que pueden inferir la absorción de hierro y zinc. - No contener lactosa ni sacarosa debido
al déficit de lactasa y sacarasa que acompaña a los cuadros de diarrea y tener una
óptima saborización y máxima tolerabilidad. - Estar suplementada con yodo, I metionina,
y I carnitina, que faltan en la proteína de soja, y enriquecida con hierro y zinc, pues la soja
puede dificultar si absorción. Con estas fórmulas de soja se logran crecimientos idénticos
a los observados con fórmulas basadas en la leche de vaca, sin embargo la leche de soja
es tan alérgica como la leche de vaca. Por su composición aminoacídica (pobre en
cistina) las fórmulas de soja no son adecuadas para la alimentación de recién nacidos
prematuros o de bajo peso. Leche de vaca: La leche de vaca es un alimento que debe ser
modificado para hacerlo apto para la alimentación del niño pequeño. Según los procesos
industriales a que es sometida su observación y/o la dilución y ebullición doméstica que
sufre para adoptarla como alimento para los niños pequeños, resulta insuficiente en
vitaminas A, D, C y definitivamente insuficiente en ácidos grasos esenciales. Esto último
tiene relevancia especial en los más pequeños y en la recuperación de niños desnutridos.
El contenido de hierro de la leche de vaca es muy bajo, y su absorción es muy limitada.
Lo mismo puede decirse del zinc y del cobre. Más aún, la ingestión de leche pasteurizada
produce en muchos niños (en especial en el primer semestre de la vida) pérdidas
microscópicas de sangre por un fenómeno inmune a nivel de la mucosa intestinal,
agravando la precaria nutrición férrica de los niños de esta edad. Se han estudiado
lactantes alimentados con leche de vaca entera fluida en el primer año de vida, lo que
determinó un aumento significativo de sangre oculta en materia fecal en relación a niños
alimentados con pecho. Como la sangre oculta junto con un pobre aporte de hierro
determinó una anemia ferropénica, se constató retraso en la maduración neurológica y
posteriormente se verificó la correlación de ésta con deterioro en el área cognoscitiva. La
forma de dilución más popular es al 75% (una parte de agua y tres partes de leche) con el
agregado del 7% de azúcar. En este caso la leche resulta deficitaria en vitaminas A, D, C,
E, Acidos grasos esenciales, hierro, zinc, los que deberán ser suplementados. Después
del segundo año de vida, la leche de vaca es un alimento de superlativa calidad y su
consumo deberá ser estimulado. Su proteína es excelente y es la fuente de calcio (junto
con sus derivados) principal y casi única de la dieta de los niños argentinos. La leche
larga vida o UAT o uperizada es esterilizada mediante un golpe de calor de alrededor de
140º C durante dos segundos, dentro de envases herméticos. Es el método que menos
pérdida de nutrientes provoca, inclusive por el envase, que es opaco a la luz, con lo que
se evita la pérdida de vitaminas, en especial del grupo B.
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Leche humana vs Leche de vaca
http://www.intramed.net/actualidad/art_1_pag.asp?idActualidad=27226&pagina=3&nomC
at=Artículos Calostro: es la secreción de la última parte del embarazo y los 2 - 4 primeros
días postparto. Tiene un color amarillo limón fuerte, su reacción es alcalina y su densidad
es 1040-1060, a diferencia de la leche humana madura que es de 1030. La cantidad de
calostro por día es de 10 a 40 ml. El calostro contiene varias veces más proteínas que la
leche humana madura y más minerales, pero menos hidratos de carbono y grasas.
También contiene algunos factores inmunológicos exclusivos, leucocitos y anticuerpos.
Alrededor de la cuarta semana de lactación, el calostro asume las características de la
leche humana madura. iguales. Agua: las cantidades de agua y de sólidos en la leche
humana y en la de vaca son relativamente Calorías: el valor de cada leche varía
alrededor de 0.67 k cal/ml. Proteínas: la leche humana contiene 1,15 gramos por 100 de
proteínas, frente al 3.3 gramos por 100 de la leche de vaca.
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Paso 4. Ayudar a las madres a iniciar la lactancia durante la primera hora posparto. Paso
5. Mostrar a las madres cómo amamantar y cómo mantener la lactancia materna, aún si
deben ser separadas de sus bebés. Paso 6. No dar a los recién nacidos ningún otro
alimento o bebida que no sea leche materna. Paso 7. Practicar la internación conjunta,
facilitando que los bebés y sus madres estén juntos las 24 horas del día. Paso 8.
Fomentar el amamantamiento a requerimiento del bebé y de la madre. Paso 9. No
recomendar a los recién nacidos normales chupetes u otros objetos artificiales para
succión. Paso 10. Fomentar la creación de grupos de apoyo a la lactancia materna y
derivar a ellos a las embarazadas y madres en el momento del alta.
Resumen y Conclusiones
Se considera que la lactancia es la alimentación más adecuada para los niños, ya que
tiene un aporte adecuado de energía y nutrientes esenciales. El hecho de amamantar es
beneficioso tanto para el niño como para la madre. Hemos observado que el niño
presenta menor incidencia de infecciones respiratorias, enfermedad atópica, diarreas,
septicemia, infecciones en el aparato urinario, entre otras. Las madres que dan el pecho a
su hijo se recuperan más rápido después del parto, están más tranquilas, incluso
desarrollan un vínculo más estrecho con el bebé. Es necesario tener conocimiento que la
madre requiere descanso y alimentación adecuada para tener una buena producción de
leche; a su vez es conveniente que el bebé sea colocado al pecho a demanda, pero que
no pase más de tres horas entre mamada y mamada. Esto tiene por objeto mantener el
feedback hormonal en la producción de la leche. Los niños alimentados con leche
materna presentan una dieta completa hasta los seis meses de edad; requiriendo aporte
de vitamina K al nacimiento y vitamina D después del primer semestre, que se
complementará con dieta acorde. Por lo tanto serán niños realmente sanos. En caso de
no poder implementarse la lactancia materna por patología tanto de la madre como del
niño o por factores existe la posibilidad de brindarle las fórmulas para lactantes. Estas
tienen que ser completas y balanceadas, aportando proteínas, lípidos, hidratos de
carbono, aminoácidos y ácidos grasos esenciales, minerales, oligoelementos y vitaminas
en proporciones similares a la leche materna. Se ha evidenciado la necesidad de
enriquecer las fórmulas de inicio con ácidos grasos poliinsaturados en proporciones
similares a las de la leche de la madre para favorecer la mielinización y crecimiento del
encéfalo. Recientes estudios que compararon la leche humana con preparados artificiales
llegaron a la conclusión de que no son equivalentes en seguridad nutritiva pero que se
puede obtener un perfil aminoacídico cercano al que se obtiene con la lactancia natural.
Para prematuros y recién nacidos de bajo peso se observó que la adición de cisteína era
ventajosa, no así para los recién nacidos en término. La osmolaridad de la leche materna
vería entre 100 y 200 mOsm/I con respecto a preparados comerciales, alterando la
tolerabilidad digestiva y aumentando la carga renal de solutos que para el sistema
excretor inmaduro del lactante puede tener consecuencias graves. Las fórmulas lácteas
se caracterizan por estar preparadas para cada situación en especial. Por ejemplo para
lactantes con necesidades especiales (diarreas crónicas, alteraciones de
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absorción, intolerancia a proteínas, grasas e hidratos de carbono), las cuales deben ser
de fácil absorción, poseer baja osmolaridad y fácil administración. Las fórmulas para
prematuros suelen tener agregado de cisteína, taurina y carnitina. En las fórmulas de
inicio el contenido de sodio es menor, con agregados de vitaminas, minerales e incluso
hierro en proporciones adecuadas para la edad. Las fórmulas de continuación no son
completas, deben complementarse con cereales, frutos y leguminosas. Se encuentran
fortificadas con vitaminas y minerales para ayudar a completar la maduración fisiológica
del lactante de 6 meses en adelante. Las fórmulas a base de proteína de soja: están
ideadas para lactantes con diarrea o intolerancia a la lactosa y/o alergia a la leche de
vaca. Se logran crecimientos idénticos a los observados con fórmula en base de leche de
vaca. No son adecuados para prematuros ni de bajo peso, por carecer de cisteína. La
leche de vaca debe ser modificada para hacerla apta para la alimentación del niño
pequeño, ya que es deficitaria en vitamina A, D, C. E y en ácidos grasos esenciales. Esto
es de relevancia en los niños más pequeños y en los desnutridos. Carece de hierro y
produce pérdidas microscópicas en los primeros meses de vida. Conclusiones
Comprendiendo la fisiología de la lactancia materna satisfactoria y algunas estrategias
que están destinadas a tratar los problemas de amamantamiento más frecuentes,
nosotros como profesionales de la salud y la mamá podemos revertir todas las
situaciones que susciten y reciger, de este modo, los beneficios que ésta implica. Tales
beneficios se observan en el niño por tener una mayor resistencia a infecciones de todo
tipo, diarreas, enfermedades alérgicas, enter otras, incluso se cree que podría
incrementar la inteligencia en ellos. Las mamás también se ven beneficiadas por la pronta
recuperación, tras el parto, de su peso, encontrando también una forma de espaciar los
nacimientos por estar inhibida la ovulación; anímicamente se encuentran más tranquilas y
pueden de este modo estrechar el vínculo con su hijo. De todos modos, aquellas mamás
que no pueden amamantar (por los motivos que fuere) tienen la opción de ofrecerles a
sus hijos las fórmulas lácteas, que están destinadas a cubrir todas las necesidades
nutricionales del niño. No obstante, sea cual fuere el tipo de alimento que reciba el niño
(la leche materna o fórmula láctea), el mejor complemento nutritivo para su crecimiento es
el amor que una mamá pueda ofrecerle a su hijo.
Bibliografia
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