Está en la página 1de 4

Las aventuras de Fermín y Gotita

Había una vez un euglema llamado Gotita que vivía en el fondo del mar y
tenía un gran amigo llamado Fermín, que era un paramecium. Jugaban
mucho pasando del río al mar, para saborear lo dulce y lo salado del agua. Se
reían mucho ya que la sal del mar les hacía muchas cosquillas.
Cuando jugaban en el río a las escondidas era difícil encontrarse porque su
cuerpo era microscópico y muy flexible, entonces, se podían esconder en casi
cualquier lugar. Como se demoraban en encontrarse y Gotita era muy
glotona, se salía a comer algas, que eran sus favoritas y así Fermín la
encontraba fácilmente. Cuando terminaban de jugar se sentaban a respirar y
compartían algunas bacterias con forma de galletas para recuperar la
respiración.
Mientras crecían se iban convirtiendo en celenterados y decidieron quedarse
a vivir muchas aventuras en el río ya que encontraron unos grandes chorros
de agua que los impulsan y los hace divertir.
Fermín empezó a cazar y a traer nuevos alimentos a su amiga Gotita para que
probara cosas nuevas, pero a Gotita no le gustaban, aún prefería sus algas,
porque se sentía rara cuando entraba el alimento por su boca y salía por el
ano, ya que no estaba acostumbrada.
Un día jugando a la pelota, Fermín se asustó porque golpeó a Gotita en su
exoesqueleto pensando que la había lastimado, ya que esto era nuevo para
ellos.
Un día decidieron volver al mar y allí encontraron asombrados, a grandes
medusas, hidras, anémonas, y hermosos corales donde podían jugar y
divertirse.
Cada vez crecían un poco más y se iban convirtiendo en equinodermos,
compiten por quién come más moluscos, y se han ido acostumbrando a su
sistema digestivo que va desde la boca directamente al ano.
Gotita se divierte mucho viendo como la sangre se mueve dentro del cuerpo
de Fermín libremente.
Fermín está feliz porque el esqueleto de Gotita se volvió interno y juega más
tranquilo a la pelota con su amiga.
Un día Fermín no encontraba a Gotita muy preocupado sentía que su
pequeño corazón latía muy rápido y su estómago se revolvía por no
encontrar a su amiga y se llevó una gran sorpresa al ver que se estaban
convirtiendo en tunicados, y encontró a su amiga convertida en una larva
empezando su transformación.
Al pasar algunos días encontraron algunos amigos después de que
terminaron su metamorfosis, eran unos caracoles que tienen su cuerpo
blando, ovalado y viven en una concha.
Estaban rodeados por una gran familia de caracoles, pulpos y babosas,
quienes viajaban a través del mar conociendo nuevos amigos y lugares, les
contaron que algunos caracoles vivían sobre la tierra. Fermín y Gotita no lo
podían creer ya que nunca habían visto un animal terrestre.
Sus amigos caracoles les presentaron a unos anélidos llamados Sangui y
Gusa, ellas respiran por branquias y tienen varios corazones, comen mucha
carne, así como Fermín, y su cuerpo es blando.
Jugaron mucho con ellas haciendo movimientos divertidos con su cuerpo que
los hacía reír demasiado.
En este maravilloso viaje se encontraron a Don Cangre quien les contó
muchas historias que ha vivido en el agua y en la tierra, les enseñó sus patas
articuladas, sus antenas y lo rápido que se puede mover y cavar. Fermín y
Gotita hicieron una competencia con Don Cangre, pero no le pudieron ganar
ya que Don Cangre es demasiado rápido.
Mientras estaban jugando vieron un grupo de peces y quedaron asombrados
por su gorma y la facilidad con que se mueven. Se acercaron al grupo de
peces y conocieron a Pezy quien les contó que tenía escamas y aletas que le
daban estabilidad, equilibrio y les permite moverse. Algunos comen plantas y
otros peces pequeños. También les contó que pueden tener muchos hijitos y
que los huevos permanecen dentro de la madre. Y que tienen amigos que
también viven en el río.
Los hijos de Pezy estaban jugando con Rayi quien tienen una buena visión, un
oído desarrollado y pueden controlar su temperatura, los invitaron a jugar a
las escondidas, ya que Rayi es muy buena para ocultarse en el fondo del mar.
Sin darse cuenta todos quedaron encima de Rayi y esta los llevó nadando
cerca de la superficie donde se encontraron con un anfibio llamado Rani,
nunca imaginaron ver un animal fuera del agua, se asustaron un poco al ver
como respiraban y ese cuerpo tan extraño que tenían, pero se parecían a
Fermín y a Gotita, en que también realizan una metamorfosis, Rani les contó
que tenía primas que vivían en la tierra, que caminan, corren, saltan y que
tienen amigas que son reptiles que nacen de un huevo y que respiran por
pulmones y algunas tienen patas y otras no. También les contó que pueden
pasar mucho tiempo sin comer y Fermín dijo: “qué bueno que no soy un
reptil! Porque amo comer”.
Mientras hablaban con Rani, Fermín y Gotita, miraron hacia arriba y
quedaron encantados de ver tanto espacio sobre sus cabezas y de observar
algunos animales encima de ellos, entonces Rani, al verlos, les dijo: “ese es el
cielo, la luz que ven es del sol y los animales que ven sobre sus cabezas se
llaman aves, ellas vuelan y tienen su cuerpo cubierto de plumas, tienen alas,
picos, y son de sangre caliente, pueden respirar por sus pulmones y por eso
llegan a grandes alturas, los insectos se deben cuidar de ellas ya que forman
parte de su alimentación. También hay otras aves mucho más grandes como
las águilas y otros tan pequeños como un petirrojo, tienen plumas de muchos
colores y me gusta verlas volar.
“¡Increíble! No pensé ver algo más grande que el mar, el cielo es inmenso, y
ver un ave, espectacular”.
Rani les dijo: “Y aún faltan los mamíferos, que son el grupo más grande y
desarrollado de todos, miren hacia allá, esa parte seca que no toca el mar se
llama tierra, y allí habitan muchos animales, que tienen un corazón con 4
ventrículos y pueden nacer de la placenta, del marsupio o de huevos, tienen
una columna vertebral, son de sangre caliente, algunos de gran tamaño y
otros con dientes grandes y afilados que asustan, como ese animal que ven
allí que se llama elefante, que es uno de los mamíferos más grandes, pero, a
la vez es muy tierno y un gran amigo.
Y al lado de él hay un ser que lo cuida a quien llaman ser humano, quien
protege la naturaleza en muchos casos, aunque algunos no tanto.
Fermín y Gotita terminaron este maravilloso recorrido, aprendiendo,
disfrutando y conociendo nuevos amigos quienes compartieron parte de sus
vidas y de la evolución de los animales con ellos. ¡Quedaron felices, y listos
para una nueva aventura!

El fin

Autor: Mariana Alejandra Barragán Fernández

También podría gustarte